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Sherlyn Stark

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Todo lo publicado por Sherlyn Stark

  1. ¡Hola! *-* Me paso por acá con la esperanza de compulsear con Isy en este sábado aburrido y caluroso. u.u Ya que además hace rato no me paso por acá. Nada, estoy esperando que me emparejen un rival en un torneo de ajedrez. No sé qué película ver más tarde, si alguien tiene recomendaciones de series o películas, sería muy genial. Estos días estuve viendo Anne with an E, y ahora estoy viendo el anime que es muy bonito. En fin, espero que les esté yendo bien. *-* @
  2. El ambiente le resultaba agradable. Quizás por los muebles o la decoración elegante. No hacía falta mirar en profundidad para darse cuenta que el sitio estaba armado para recibir a muchas personas ya que tanto las sillas como las mesas eran amplias. Por un instante imaginó el lugar lleno de gente, examinando los menús, conversando y riendo. Más que nada, imaginando que el lugar les brindaba una atmosfera de magia y felicidad. Sus ojos comenzaban a picarle y por ese motivo ella comenzó a frotárselos con sus dedos con la esperanza que así se redujera el malestar. Después de revisar el lugar y de preocuparse por sus ojos, observó al niño que estaba delante de ella. Le daba curiosidad saber qué hacía un niño solo en un local que parecía estar cerrado. Era posible que la razón sea la misma que la de ella y que sólo de casualidad se encontraba allí. Sin embargo, esta persona hablaba mucho y era algo que le molestaba. Muchas preguntas y no sabía de qué manera responderlas en caso de que si decidía hacerlo. Otra alternativa era no hacer caso a Rory, ignorarlo e irse por donde había llegado pero sentía la necesidad de utilizar el baño para lavarse la cara. Además una de sus teorías principales era que el muchacho podría ser familiar del dueño del local. Sin más, se quedó pensando unos segundos mirándolo atentamente. — No estoy perdida —respondió la pequeña bruja, secándose los ojos—. Tampoco estuve llorando, ¿y tu? Instintivamente frunció el ceño. Sabía que eso último no hacía sonado como una curiosidad sino más bien con un tono desafiante, lo cual no le sería de ayuda si quería que le permitiera usar el baño. Así que, inmediatamente cambió de postura e intentó presentarse lo mejor posible. — Mi nombre es Sherlyn —se sentía avergonzada y eso podía reflejarse en sus mejillas. Sus ojos le seguían molestando y, claramente, sentirse avergonzada no le favorecía ya que el rubor hacía que ésto se intensificara. Volvió a mirar a su alrededor pero esta vez con la intención de encontrar el baño. Sin embargo, desde esa posición no podía encontrar nada. — ¿Sabes donde están los baños? Se quedó a unos metros de distancia de su nuevo amigo sin intenciones de moverse. @@Rory Despard
  3. Sentía sus ojos cansados. Era posible que exteriormente estuvieran rojos y caídos, reflejando su estado de ánimo. Creía que sería necesario lavarse la cara, preferentemente, con agua tibia. Esta idea fue reforzada cuando tocó su cara al bostezar y sintió la piel seca y aspera. Aún así, sería un acto que requería de las fuerzas e intenciones que en ese momento no tenía. Dejó pasar unos minutos y se puso de pie. Había perdido la noción del tiempo y no sabía cuántos minutos había estado sentada en el Callejón Diagón sentada y ensuciando sus rodillas. Posiblemente ésto llamaría la atención de las demás personas; aún así, era algo que carecía de importancia a su corta edad. Sacudió superficialmente su vestido blanco y de seda, y miró a su alrededor, tratando de buscar el lugar que le interesara más. — Ese puede ser —musitó-. Caminó hacía el negocio con el cartel de "Wild Pizza" y a medida que se acercaba, observaba cada uno de los detalles que lo caracterizaban. Era un heho que en el lugar se dedicaban a vender diferentes tipos de comidas, en especial pizzas. También era posible que vendieran bebidas y dulces, lo que la entusiasmó aún más. Había olvidado por completo la idea de lavarse la cara. Por lo tanto, llegó hacía la puerta del local con las rodillas sucias y su pelo desprolijo. Ni siquiera cuando observó las vidrieras se dio cuenta de su reflejo, sólo se dispuso a ver lo que había dentro. No podía distinguir la presencia personas en el local, pero sí de mesas y bandejas. Recordaba que había encontrado diez galeones de oro más los tres que había obtenido como forma de regalo, y estaba dispuesta a gastarlos en productos que ofrecían en ese lugar. De esa forma, se acercó al lugar y sin entender bien el sistema que manejaban, dijo: — ¿Hola? ¿Hola? —preguntó, sin siquiera abrir la puerta ya que desconocía si debían abrirle—. ¡Hola! Desde esa posición pudo distinguir el picaporte y sin importarle más, lo abrió. De esa manera pudo ver mucho mejor lo que había dentro del local. Lo primero que captó su atención fue un niño mirando muy asombrado hacía la barra.
  4. Las últimas semanas había permanecido lejos del mundo mágico desconociendo, por completo, lo que ocurría dentro del Ministerio de la Magia y en la Orden del Fénix. Un acto que sin dudas podía considerarse egoísta e impropio de ella, pero su necesidad por sentir la conciencia y mente tranquila fue la que impulsó a llevarlo a cabo. Además, se decía que los lugares donde la naturaleza abundaba eran los mejores para incrementar la conexión y para fortalecer las habilidades dentro de la Orden de Avalón. Sin embargo, desconocía si esto era verdad ya que hasta el momento sólo se sentía aún más cansada y con incertidumbre. — No fue una buena idea —señaló, sin poder distinguir con exactitud cuánto tiempo había pasado— Evidentemente, no lo fue —había llegado información acerca de las nuevas proclamaciones tanto del bando al que pertenecía, como del Ministerio de la Magia. Si bien, los nombramientos no eran el problema sino su falta de participación. Por otra parte, estaba lejos de saber cuáles habían sido los eventos dentro de Genetics Corporation y cuáles habían sido las conclusiones obtenidas y, claro, también habían otras noticias por conocer. Si bien, las primeras semanas en los jardines de Londres fueron sorprendentes, al correr de los días esa sensación de calma e euforia fue desvaneciéndose hasta transformarse en inquietud. Y, envuelta en ese sentimiento llegó hasta el lugar donde Ellie había dejado el portal para dirigirse a las torres de Abbadón. Se acercó hacía éste, peguntándose si era una buena idea emprender una misión de la cuál no sabía cuáles eran los objetivos y propósitos centrales; y, corriendo el riesgo de estropear absolutamente todo. Recordaba las torres de Abbadón, su altura, los colores sombríos y los pasillos, organizados de tal forma que era fácil perderse si no se conocía o se tenía un plano. Las imágenes que estaban más presentes era la de los mortífagos capturados y los eventos que le disgustaban. Si bien, el propósito de las torres fueron siempre honorables, no le producía buenos sentimientos. Se dispuso a mantenerse optimista, dejando de lado los malos recuerdos. Por otra parte, confiaba en su intuición y sabía que si sucedía algún tipo de imprevisto ella sería capaz de resolverlo, por lo tanto, caminó hacía adelante sin preguntarse más y se dejó absorber por el portal. A partir de ese momento, los sucesos fueron rápidos, Desde esa posición podía ver las torres tan imponentes y altas como las recordaba y, a unos metros, un grupo de personas.
  5. Mi voto es para Nathan A. Weasley. Mis razones ya están expuestas en mis posteos de las rondas anteriores, por lo tanto no me voy a extender mucho. Considero que Nathan posee cualidades que lo harían un excelente candidato. Podría ser la responsabilidad, si no lo creen miren como ha manejado durante años su trabajo en Gringotts, con constancia y mucho respeto. Y, además, tiene una gran capacidad para aportar ideas y crear tramas que incluyan a todos los miembros del foro.
  6. Mi voto es para Nathan A. Weasley. Quizás sonará redundante ya que expresé mis razones en la ronda anterior. Considerando su enorme compromiso y responsabilidad en Gringotts, estoy segura que tomaría este puesto de la misma manera. Teniendo en cuenta también su capacidad de aportar ideas y crear tramas que involucren a todos los usuarios del foro. Podría apostar que haría un excelente trabajo como ministro.
  7. ¡Hola! Vengo a dejar mis postulaciones. Bien, a continuación dejo sus nombres y mis motivos. Nathan A. Weasley, porque reconozco su labor dentro de Gringotts y presiento que podría hacer un trabajo excelente como ministro, con sus habilidades rolísticas y su experiencia dentro del foro. Sé que podría aportar infinidades de ideas y, además, es una persona muy responsable. Rory Despard, fue una de las personas que me ayudó mucho desde mis inicios en el foro, con sus ideas y tramas, y capacidad para incluir a todos dentro de este mundo mágico que tratamos de crear. Sin dudas, sé que haría un buen trabajo en ese puesto. Ellie Moody, en resumen: una de las mejores personas en el foro y sé que cualquier puesto lo tomaría con el cariño y la responsabilidad necesaria, y sabría cómo desarrollarlo para beneficiar a esta pequeña comunidad mágica. Sin contar la calidad de rol y su facilidad de aportar ideas. No me extiendo más.
  8. Inmediatamente después de realizar el hechizo de purificación comenzó a sentir cómo la situación se distorsionaba: había algo que estaba mal y no se trataba precisamente de algún efecto que pudiera causar un hechizo mal hecho. Se levantó del piso rápidamente y se alejó del armario retrocediendo hacía atrás, sin importar hacía dónde se dirigía. Su incertidumbre comenzaba a incrementarse y suponía que la de sus compañeros también. Sólo necesitaba unos segundos para pensar en lo que debía hacer. — ¿Qué está sucediendo? Trató de visualizar la escena sin perder de vista cada una de las acciones que realizaban sus compañeros. A través de la ventana se podía ver cómo la oscuridad se hacía presente. Desconocía exactamente la hora pero podía suponer que ya no sólo atardecía, sino que entraban en las primeras horas de la noche. Creía que el panorama exterior daba un efecto aún más tétrico a la situación, sin contar también los sonidos que podían oírse que eran similares a la de pisadas. Por otra parte, comenzaron a escucharse ruidos que provenían del armario. Suponía que podía tratarse de algo que quería salir y hacerse presente ante ellos; sin embargo, también podía ser algún mecanismo de protección. Se sentía alterada y con miedo, de tal manera que no podía conectar sus ideas. Sabía que junto con los conocimientos y habilidades de sus compañeros era posible estabilizar la situación. Todo se había vuelto oscuro y comenzaban a aparecer figuras de criaturas que intentaban atraparlos. De repente sintió cómo una especie de mano o tentáculo tocaba su tobillo proporcionando con fuerza y, paso seguido, le hizo caer al suelo. Sus otros compañeros también estaban teniendo problemas con esas criaturas y suponía que para ayudarlos tenía que librarse primero ella. — Lanza de Assal — pronunció. Una lanza mágica se materializó frente a ella dirigiéndose exclusivamente a la criatura que sostenía su tobillo izquierdo. Claramente, suponía que estaban constituidos en mayor proporción por magia oscura o maldita, por lo que el hechizo se realizaría con éxito hiriendo o matando a su enemigo. — No sé exactamente cuántos son — respondió sin detenerse a pensar que estaban encerrados. La piel de su tobillo comenzaba a tornarse roja y podía suponer que no podría ponerse de pie si no se curaba a tiempo: — Beltane. Luego se percató de los cristales. Debían realizar un plan para unirlos y obtener más pistas.
  9. Apretó su varita con los dedos de su mano izquierda, de alguna manera esa acción le hacía sentir segura y confiada ante la posibilidad de que en ese escenario podía ocurrir cualquier cosa. En un momento a otro había perdido de vista al mortífago, Matthew, pero tenía la sensación de que aún seguía dentro del establecimiento al igual que las otras personas que estaban con él. Sin dudas creía que la mayoría de los presentes tenían cierto grado de responsabilidad en el funcionamiento de ese comercio y por eso no le importaba lo que podía llegar a suceder por las consecuencias indirectas de los hechizos. Trató de mantenerse cerca de Nathan ante la complejidad de entender la situación. Intentaba articular palabras para saber cómo estaba él pero era imposible. Posiblemente estaba entrando en una especie de shock o, quizás, estaba tan ocupada pensando en otras cosas que no era posible realizar esa simple acción. La adrenalina del momento no le permitía sentir el dolor en su tobillo por la herida que le había dejado la avispa marina de Isabella. Le llegada de su compañero le había hecho sentirse afortunada y claramente más adelante creía que él merecía el reconocimiento dentro del bando por habilidades bien empleadas. De repente se materializó un ciclón que alcanzaba la altura promedio de una persona; suponía que esa acción les daría ventaja para salir de ese lugar. Sin embargo, sentía que debía hacer algo con respecto al comercio, que en principio fue el propósito por el cual estaba allí. Desconocía el propósito por el cual Nathan estaba en el comercio pero no le importaba, al menos no cuando se trataba de personas que estaban siendo comercializadas, en su mayoría, en contra de su voluntad. — Diffindo —. Mantenía su varita apuntando una de las rejas donde los muggles estaban encerrados. Sin embargo, no eran las únicas jaulas, habían más y ese lugar escondía tantos secretos dentro de sus instalaciones que le era imposible saber con precisión cuantas salas había; al menos haría el intento de liberar a los muggles dentro de esa sala, aprovechando que ésto acaparía de alguna manera la atención de los demás. — Diffindo — . Siguió, cortando otras rejas. Suponía que esa acción haría que más personas se volvieran en contra para evitar que los muggles escaparan. — Proyección Mágica —pensó. El hechizo permitiría que pudiera mover las rejas hacía un extremo del lugar apilándose una sobre la otra. Sólo hacía falta que alguien las hiciera desaparecer.
  10. Abrió sus ojos lentamente luego de asegurarse que todo estuviera en orden luego de controlar el aura de los presentes en esa habitación. Se sintió aliviada por unos segundos,pero a su vez tenía un mal presentimiento. Se enderezó y trató de recuperar su estabilidad. Aquello no fue difícil ya que la voz de Xell, su antigua compañera de trabajo, y actual "hermana" sacerdotisa, le brindaba paz y le hacía sentirse de alguna manera segura. — Buenos días —saludó, ésta vez se alejó de las escaleras para acercarse a la sala donde estaban los demás. Le habría gustado escuchar las anécdotas de Xell de niñera y a la vez le daba curiosidad a qué niños había cuidado. Sin embargo, debían asegurarse de que la situación se mantuviera controlada considerando lo sucedido en los acontecimientos anteriores. Para eso trató de recopilar mentalmente la información obtenida de los reportes porque creía que de alguna manera le serviría de pista o podía ser útil seguir el patrón de desaparecidos, si es que existía un patrón. Se detuvo a observar a los presentes. No conocía a Matt y por más que su aura estuviera limpia no confiaba en él, por lo que se acercó a su compañera sacerdotisa y se quedó cerca de ella. Sin embargo, parecía que de alguna manera sus compañeros se habían enterado sobre la aparición de un espejo roto y trozos de periódicos que se suponía que estaba dentro del refugio. No se detendría a pensar cómo habían obtenido la información, ya que tenían un tiempo límite; además, posiblemente la habían obtenido siguiendo pistas o conversando con otros miembros del bando. — Realmente no —respondió a Matt sobre si tenía información sobre esos artículos. Había estado tan inmersa en sus pensamientos que no se había percatado de la llegada de Zahil, quien a su vez traía información para acelerar la investigación. Al parecer el armario situado en la sala donde estaban contenía lo que estaban buscando. Observó el mueble analizando cada uno de sus detalles para asegurarse de que a simple vista no hubiera nada que pudiera considerarse peligroso; sin embargo, no sería completamente útil, debía emplear sus poderes. — Debemos apresurarnos —dijo la bruja, acercándose al armario—. la vida de algunas personas están a nuestra disposición. Enfatizó ésto último haciendo alusión a los desaparecidos. Se separó de Xell para acercarse hasta a un metro del armario, se arrodilló y cerró los ojos: — Purificación espiritual — . En caso de que el armario estuviera corrupto por magia oscura, el efecto haría que esto desapareciera.
  11. Leía los últimos reportes de manera cautelosa y dándole exclusiva importancia a los detalles; éstos eran los que podían brindarle información relevante para la investigación y a su vez eran los que pasaban de largo con facilidad. Repetía la lectura cada cinco minutos; el promedio de tiempo que, según sus cálculos, duraba cada una. El tiempo tenía una importancia fundamental cuando se encontraba en una situación donde se ponía en juego la vida y la integridad de personas. -— Repasemos — musitó, mirando de reojo a su alrededor. Se distrajo unos segundos al darse cuenta que ninguna de sus criaturas mágicas estaba en el lugar: hablaba sola.Y, a su vez, fue cuando volvió a su conciencia dónde se encontraba físicamente. Estaba sentada sobre uno de los incómodos y rústicos asientos dentro de una de las habitaciones del refugio de la Orden del Fénix, localizado en Ravenrock . Nuevamente, ese lugar. Suponía que tras la aparición de esa nueva presencia enemiga, los clanes debían unir sus poderes, fuerzas y conocimientos para controlar la situación. La situación. Era difícil controlarla, considerando los últimos acontecimientos, aquellos que fueron la causa de su insomnio durante las últimas semanas. Sin embargo, era uno de los riesgos que debía correr si quería cooperar en la estabilidad y bienestar de ambas sociedad, muggle y mágica. Aunque su experiencia en esa área era vasta, solía mantener su espíritu sensible y le impactaban en gran medida cuando sucedían. — Es triste — haciendo alusión a los desaparecidos. Sabía que no había nadie en la habitación. Sus compañeros llegarían eventualmente a la residencia y desconocía si ya contaba con la presencia de alguno de ellos; cuando estaba absorta en sus ideas y pensamientos solía ignorar los ruidos externos (a su vez podía ser una desventaja significativa, considerando que estaban en una situación critica). Sólo había una fuente de luz en la habitación, que era una tenue luminosidad que le brindaba los últimos rayos de sol; al mismo tiempo, le permitía percibir de manera exitosa pero con dificultad las letras impregnadas en el pergamino. Se separó unos centímetros de él y dirigió su mirada hacía la ventana. Anochecía y era la hora indicada para revisar las inmediaciones y no sólo la residencia sino también las dependencias más cercanas. — Proseguimos —murmuró. Nuevamente, tenía en cuenta que estaba sola. Se acercó hacía lo que podía llamarse un salón, con sillones y otras comodidades, y se detuvo en los pies de la escalera tras ver una figura masculina en el lugar. Era probable que sólo se tratara de un compañero de bando, pero estaba mal sacar conclusiones teniendo en cuenta el contexto en el cual vivían. Podía ser una trampa. -«Lectura de aura » pensó. El efecto le brindaría información o por lo menos le acercaría a una idea del aura de la persona. @@Syrius McGonagall
  12. Sentía ardor y y dolor en su tobillo, efecto que le había dejado el hechizo de Isabella. Fue en ese momento cuando se percató que la avispa marina le había provocado una herida y en consecuencia había inyectado veneno. Necesitaba tiempo. Mantener el control de la situación. Y suponía que la salvaguarda mágica sería de ayuda por unos minutos. Cuando recuperó parcialmente la vista, distinguió un vaso de cristal de aspecto grueso y utilizó: «Morphos». Era difícil. Sus manos le temblaban y sus ojos le dolían, aún así pudo ver como débilmente el vaso se transformaba en un bezoar. Sin dudarlo, una vez que la transformación se completara, lo sujetó con la mano que no estaba ocupada y lo ingirió con prisa. Hizo leves arcadas pero a pesar de la dificultad había sido capaz tomarlo por completo. Los desconocidos habían cambiado de posición, ya no estaban donde los había visto por última vez y eso significaba una desventaja para ella ya que no sabía desde que posición podían atacar. Debía utilizar un hechizo que le brindara protección a los posibles y futuros ataques de los mortifagos. Sin embargo, antes de que pudiera lanzar alguna invocación, Nathan hizo una aparición extraordinaria. — Nathan —musitó. Hacía años que no veía en acción el hechizo empleado por él; sólo los miembros de rango superior de la Orden del Fénix eran capaces de alcanzar la magia suficiente para emplearlo y sólo presenciarlo era una maravilla para ella. Por unos instantes se había quedado sin palabras aunque tenía muchas ideas en mente, principalmente quería saber qué hacía ahí, si era casualidad o si estaba siguiendo a esas extrañas personas. — Así es. Sólo respondió. Matthew actuaba de manera sigilosa y era rápido; eso lo beneficiaba. Había sido ingenioso utilizar la Daga de Sacrificio contra Nathan, considerando que estaban protegidos con Detritus y la niebla, de alguna manera, les perjudicaba. «Maldición» pensó. Cualquier hechizo que quisiera hacer Matthew sería invalidado. Aquello recién comenzaba. Una parte de ella quería saber hasta qué punto sería capaz de desarrollar sus habilidades mágicas. * * * @@Lady Luxure Grindelwald @@Danny Lestrange @ @Oriánthi @ @
  13. Sentía que el cosquilleo de sus mejillas se incrementaba a medida que los minutos transcurrían. Sabía que era una de las consecuencias a las que debía enfrentarse tras haber ingerido una poción multijugos. A su vez le dolían sus extremidades, sus dedos se estremecían y se volvían fríos, provocando que de a ratos le fuera imposible flexionarlos. Lo mismo sucedía con los dedos de sus pies, pero hasta ese momento no había tenido problemas para caminar. Previamente había actuado con precaución, revisando tener todas las cosas en orden, sobre todo la credencial que le permitiría el ingreso a Tenenbaum Futuristics. Sentía ansiedad y sólo deseaba que la misión cesara pronto; sin embargo, también le preocupaban los desaparecidos, reconocimiento que podían haber más personas en la misma posición que Violeta. Sólo esperaba que su desenlace fuera diferente; y, claramente, utilizaría todos los recursos que le fueran posible para enfrentarse a la situación. Estaba cerca. Sin embargo, el cosquilleo no cesaba y sabía que debía hacer algo para detenerlo. Si bien, podía tratarse de algún maldición por parte de Bristol, a quien había robado su identidad. En parte porque sabía el riesgo que corría en ese puesto de trabajo. Para despejar todas las dudas, cerró los ojos y pensó: — Beltane. Sentía como el fuego recorría en ella. Si alguna maldición mágica la estuviera envolviendo, aquel hechizo actuaría en su defensa haciéndolo desaparecer. Al abrir los ojos no sintió nada diferente, el cosquilleo persistía y sus dedos seguían en el mismo estado que antes. Si bien, el hechizo no actuaba como un energizante ni nada, por lo que creía que debía utilizar sus propios métodos. Respiró profundamente y siguió su camino. Al llegar hasta el edificio sintió como su deforme corazón empezaba a incrementar sus latidos. La poción multijugos dejaría de hacer efecto en cualquier momento por lo que la bruja decidió apresurarse. Caminó hacía la entrada. No conocía a la mujer por lo que desconocía sus manías más simples y su forma de actuar; por lo que sólo trataría de mantener la calma y minimizar su estado de animo. Mostró su credencial e ingresó sin inconvenientos; y luego, aceleró sus pasos. Comenzaba a sentir como su piel hacía una especie de burbujas. Pronto volvería a su apariencia normal. Caminó sin rumbo hasta uno de los pasillos sin personas y se mantuvo allí hasta que el doloroso proceso de transformación finalizara. Llevaba ropa de su talla por lo que no tendría que perder el tiempo cambiándose. Miró a su alrededor. Sabía que a partir de ese momento debía ser más cuidadosa. Le llevó unos minutos determinar el pasillo correcto que le llevaría hacía alguna escalera. Tapó su cabeza con su túnica para dificultar su reconocimiento. Sin embargo, al llegar al pasillo algo cambió. Ya no sentía que estaba sola, algo le observaba y eran los obstáculos que Tenenbaum Futuristics presentaba, en este caso eran criaturas mágicas. Sólo podía ver figuras y sombras oscuras acercándose a ella. Claramente, carecían de luz y magia blanca. — Lanza de Assal —utilizó. Recordaba que lo había utilizado previamente con Bristol, por lo que no dudó en ningún momento al pronunciar las palabras. El hechizo provocaría que las figuras se lastimaran o, por lo pronto, huyeran. Actuaría como una lanza pero tenía la ventaja de que ellos sólo percibirían sus efectos. Debía encontrar a los desaparecidos.
  14. Sus manos comenzaban a temblar de manera incensante por lo que dejó su varita sobre mesa de aquello que simulaba ser una mesa de un bar. Era un sitio viejo, sucio y oloroso, como todo lo que se practicaba allí; por lo menos así lo consideraba Sherlyn. La cantidad de gente, el fastidioso ruido y su indignación por conocer un lugar como aquel impidieron que sus ideas se conectaran. — ¿Qué hice? —susurró para sí misma. Jamás había implementado la violencia, menos en un lugar público y muggle, por lo que trataba de encontrar razones que la justificaran. Estaba claro que la reacción física tras el suceso le hacía entender que había hecho algo que pudiera considerarse moralmente mal. De todas formas, trató de relajarse, primero dejando de fruncir el ceño y luego haciendo frente a la situación. Con dificultad por la escasa luz observó, desde esa posición, las figuras que se encontraban con la persona atacada, un hombre y una mujer de apariencia arrogante. No podía oír la conversación. Fue hasta ese momento cuando se dio cuenta que la situación podía ser peligrosa y se le ocurrían diferentes desenlaces. No había dudas que había algo en ellos que le causaba inquietud. — ¡Auch! — dejó escapar sin importar que su exclamación se escuchara a unos metros de ella. Inmediatamente tomó su varita con firmeza. Aún le temblaban los dedos de la mano con la cual la sostenía; pero no permitiría que eso quedara de esa manera. Utilizando su otro pie, retiró la avispa marina a unos metros de ella dejando que desapareciera por sí sola. Claro, no asesinaría a una criatura mágica aunque fuera producto de una bruja imprudente y mahumorada. Involuntariamente frunció el ceño centrándose especialmente en esa situación de manera puntual; restando importancia a todo lo demás que ocurría a su alrededor, como al mago que había encontrado a viejos amigos muggles o aquel que se dedicaba simplemente a beber las insípidas sustancias que ofrecían. Se sorprendió al notar que era la única en preocuparse en tomar medidas, claro, arriesgadas pero que podían resultar efectivas a corto plazo. «Disparo de Flechas» pensó dirigiéndose a los tres. Al mismo tiempo todo quedó oscuro. Podía deberse al efecto de algún hechizo que habrían implementado alguno de los acompañantes. Aún así, sólo esperaba que las flechas siguieran el trayecto indicando, dejándoles heridas graves en los puntos especificos del cuerpo. Se apresuró a pensar: «Salvaguarda Mágica». Algunas de las flechas habían seguido un recorrido diferente al indicando, pudiendo hacer daño a otras personas del lugar. OFF: @ @@Eobard Thawne @Oriánthi @@Danny Lestrange @ Cualquiera que quiera unirse. @ (?)
  15. Desconocía si su intervención había sido de ayuda para tranquilizar a Violeta; pero, hasta el momento era lo único que estaba a su alcance. Había optado por mantener una postura pacifica para no abrumar a la muchacha y, a la su vez, era expectante de lo que sus compañeras de clan hacían. Hasta el momento había visto como Sagitas utilizaba sus poderes y conocimientos para tratar de sacar información, poniéndose en el lugar de la joven. — Eso puede funcionar —había susurrado para sí misma, alejándose unos metros para preservar la distancia. Si bien había confirmado el poder de la empatía era uno de los elementos que se podía emplear para superar la misión, tranquilizando a Violeta con palabras que manifestaran amor y comprensión. Lo importante era que estuviera tranquila y no sabía si era lo que estaban logrando. Aún así, mantenía su mano pegada a su varita por si debía intervenir. Después de todo, si se trataba de un obscurus, era posible diferentes e inesperadas manifestaciones. Por lo que había oído de sus compañeros, la joven había escapado de un establecimiento similar a un hospital y aún quedaban personas desaparecidas. * * * Tras el inesperado asesinato de Violeta debían encontrar más información sobre Tenenbaum Futuristics, el centro donde había estado recluida. El acontecimiento previo le había dejado una sensación de tristeza e impotencia, no habían logrado salvar a la joven. Sentía sus ojos hinchados y rojos; ella utilizaba el llanto para liberar su dolor. Había conseguido fácilmente una plantilla con los nombres de los trabajadores del centro y lo analizó atentamente. Debía encontrar la manera de adentrarse al lugar que, según fuentes externas, no era posible el acceso de personas ajenas y poseía una seguridad reforzada. Desconocía lo que había sucedido con exactitud en el lugar, pero estaba segura que ellos intentaban mantener el orden reforzando la seguridad. — Abby Bristol. Era el nombre que había escogido entre los trabajadores. Con una investigación aún más profunda había determinado que la mujer vivía sola en la zona de Truro. Una de las posibilidades era llegar a ala mujer mediante una carta, pero requería de un proceso muy largo y difícil, y otra era llegar a la casa personalmente, atacarla levemente y hacerse pasar por ella mediante una poción multijugos para infiltrarse en el centro. Eligió lo último. Al llegar a la casa sólo pudo sentir un escalofríos recorriendo su espalda. Creía que podía deberse al ambiente frío pero llevaba una túnica que la cubría de pies a cabeza ocultando de esa manera su identidad. Suponía que en otras circunstancias no se hubiera atrevido a realizar cierta acción que tenía planificada, pero se sentía enojada y de alguna forma debía vengar a Violeta. Cuando la mujer abrió la puerta, la bruja utilizó rápido: — Lanza de Assal —la invocación heriría a la mujer. Después de todo, estaba segura que le haría daño y funcionaría contra ella; cualquiera que trabajara en ese lugar carecía de luz y desconocía la paz.
  16. La expresión en su rostro y su comportamiento demostraba su preocupación y desconcierto, mantenía el ceño fruncido y caminaba de una dirección a otra dentro de la casa. En las últimas horas habían llegado noticias o, mejor dicho, rumores de las que hubiera preferido oir de una y con una diferencia de tiempo de al menos dos horas, para que al menos el intento de procesarlas puediera ser posible. Sin embargo, el resultado había sido aquel y no culpaba su elfo por precipitarse, ya que sólo trataba de ayudar desconociendo sus preferencias. — A ver... repasemos —pidió, al fin, sentándose sobre el primer asiento que estaba a la vista, el cual no era precisamente el más comódo pero no importaba. — ¿Seguro escuchaste la palabra «muelle»? —no podía confiar; su elfo sólo era un mediador de rumores del Callejón Diagón. Desconocía en qué se había transformado ese sector del mundo mágico ya que esos días había decidido dar vueltas en Londres intentando hacer su parte con las criaturas mágicas que aparecían deliberadamente e intentando mantener la seguridad dado sus ideales de la Orden del Fénix. Llevó la manga de su túnica a su boca manteniendo aún la conciencia de no morderla para no estropear la tela. Cuando el elfo asintió ella sólo se dispuso a levantarse y seguir con el recorrido sin rumbo e inconciente dentro de la casa. Quería crear un plan pero tampoco tenía la certeza que encontraría lo que buscaba y en parte prefería no encontrar nada. — Sólo quédate aquí pidió, mirando por la ventana y reconociendo que pronto oscurecería. Juntó ambos paños de las cortinas y aseguró los cerrojos, por más que los hechizos hacían su parte cuando se trataba de proteger su casa, no debía confiarse—. No salgas ni te acerques a las ventanas. Dado los acontecimientos recientes consideraba que ese mundo se estaba convirtiendo en oscuro y cruel. Podía esperar cualquier cosa y el saqueo a las casas era una de sus preocupaciones. Si bien, era una casa pequeña que pasaría desapercibida a la vista y no pertenecía a un apellido importante, pero estaba en una de las calles más transitadas cerca del Valle de Godric. Había notado que en los últimos días las calles se mostraban desiertas y sin movimiento, por lo que no se había sorprendido al encontrarla de esa manera en ese momento. Tras pensarlo por unos minutos decidió el método más espontaneo y menos peligroso de viajar hasta Londres, mediante polvos flú; aunque a la vez era el que más tiempo se requería. Recordaba que el refugio ofrecía ese servicio. Aunque tenía la sensación de que no ocurriría nada si decidía cruzar ese trayecto en escoba, resultaba peligroso y aún tenía la necesidad de ocultarse para mantener su seguridad. Creía que los muggles podían ser aún más peligrosos. Tenía sus razones para pensar así dado que había convivido con ellos toda su infancia, estaba pendiente de las noticias diarias y bastaba con sólo escuchar la historia mundial y general para conocer lo que eran capaces de hacer. La maldad no la determinaba las habilidades mágicas. * * * Al llegar al muelle lo vio. Un cartel visible, en esa ocasión, iluminado por la luz de la luna. Se podía leer las palabras «Comercio de muggles». Subió la capucha de su túnica para que cubriera gran parte de su cabeza y su rostro, y se dispuso a entrar, preteniendo que su identidad no fuera reconocida. Al hacerlo lo primero que vio fue una subasta y le llamaba la atención los rostros de algunos muggles que parecían disfrutar estar en ese lugar. Desconocía bajo qué maldiciones se encontraban, pero también aseguraba que a veces la mente y los pensamientos de las personas podían ser modificados con simples promesas. Visualizó unos de los asientos que ofrecían a los visitantes y lo utilizó. Era consiente que su presencia en ese lugar estaba favoreciendo el comercio, pero necesitaba tiempo para pensar en cómo podía hacer para que las cosas fueran diferentes. Podía hacer que desapareciera gran parte de la escenografía pero no servía de nada los hechizos pasivos. Atacaría indirectamente a las personas que estaban ahí y lo haría sin que los demás lo notaran, vio a una mujer a unos metros de ella y pensó: «Embrujo Punzante». Su rostro se desfiguraría. @@Danny Lestrange @ @@Eobard Thawne (Si se quiere unir o/).
  17. Sonrió levemente al ser aceptada en el grupo . De alguna manera le hacía sentir bien pertenecer a algo, le brindaba confianza y seguridad, además de que sería de utilidad para ayudar a Violeta. Creía que utilizando los diferentes poderes y conocimientos del clan podían obtener información o, en cualquier caso, elaborar una estrategia para obtenerla. Por un lado, recordó cómo había sido su experiencia anterior, cuando utilizaba la purificación espiritual en la joven y a pesar que había logrado efectuarlo con éxito, temía que ocurriera lo mismo otra vez. Comenzaba a sentirse nerviosa y ésto podía evidenciarse en sus manos frías y temblorosas; aunque también podía ser una señal de niveles bajos de azúcar. Aún así siguió sonriendo tratando que esto no se notara. En ocasiones creía que ella misma tenía poderes más allá de los mágicos o que el universo estaba en su favor, y la llegada de Ela con sus fresas le había hecho cuestionar aquello. — Muchas gracias. Su agradecimiento fue sincero y la secuencia por la que siguió la escena no le había permitido saludarla como correspondía. Era más bien porque debían actuar rápido y con cautela; y suponía que fue por esa razón que entraron a la casa sin decir nada más. Una vez adentro pudo divisar la figura de la joven. No podía saber con exactitud cómo se encontraba emocionalmente, pero sí imaginarse que podía ser una mezcla de ansiedad, miedo y desconcierto; no sólo porque los acontecimientos previos no eran fáciles de digerir sino también porque había sido visitada por diferentes personas desconocidas. Aún a unos metros de ella, pudo ver como sus compañeras habían sido las primeras en dar los primeros pasos de socialización. Le agradaba la forma en la que manejaban la situación y compartía la idea de que necesitaban generar un ambiente que inspirara confianza. Con una de las fresas aún en la mano, se la llevó a su boca pudiendo sentir su sabor dulce y fresco, que reconfortaba aún más que cualquier otra sustancia. Observaba como Ela le ofrecía bombones y Sagitas le brindaba palabras cálidas que demostraban su comprensión. Por el momento era eso lo que necesitaba, aún así dado su comportamiento anterior debían prestar atención a cualquier signo de magia oscura e imprevista. No sabía qué podía desatar un episodio como el anterior, en la plaza, pero instintivamente revisó su túnica para verfiicar que la existencia de su varita. — Soy Sherlyn —se presentó con voz tranquila y suave, acercándose hasta mantener una distancia considerable— . Podemos ayudarte — tomó asiento en uno de los asientos próximos. — ¿Me permites? —indagó señalando una de sus manos temblorosas y preparando su varita para luego utilizar uno de los poderes que había utilizado anteriormente y sin esperar respuestas, pensó: "Purificación espiritual".
  18. Luego de haber utilizado reiteradas veces y de manera consecutiva la purificación espiritual sobre la joven, se sintió fatigada; esto pudo evidenciarse en sus ojos rojos y el incremento de sus pulsaciones cardíacas. Tenía la sensación de que la mano con la que sostenía la varita no respondería a su siguiente movimiento.; la llevó hacía su pecho y la apretó utilizando la otra. Sintiendo la necesidad de detenerse a descansar unos instantes, así que se dejó caer de rodillas al suelo. El suelo estaba frío y hacía que la piel de sus piernas se estremeciera, aún así tenía la oportunidad de levantarse y seguir con la misión. Podía elegir qué camino tomar, pero la joven no. Ella era incapaz de controlar sus actos; eso la entristecía y sentía el impulso de ayudarla. Sin embargo, desde su posición sólo podía ver el suelo y tenía las palmas de las manos pegadas a él. Instantes atrás había escuchado a Sagitas aceptando le hechizo que había utilizado y, considerando que era uno de los miembros del clan que manejaba más cantidad de poder, le hacía sentir bien. Se preguntaba qué habría pensado ella misma al verse de brazos cruzados ante una situación critica que merecía la atención de todos. Apoyó con más fuerza la palma de sus manos sobre el suelo y se incorporó nuevamente, pudiendo tener una vista de todo lo que ocurría. Oía las conclusiones que algunos compañeros Hobbamock o Madeleine había podido sacar con respecto a lo que había estado ocurriendo a la joven. — ¿Así que un obscurial? — murmuró para sí misma, con asombro. No estaba en posición de indagar nada ya que sus conocimientos no eran tan profundos en esa rama de la magia; sin embargo, desde su posición y sus conocimientos básicos afirmaba que era posible. Al menos cubría la mayoría de las características. Del otro lado veía al resto de sus compañeros, entre ellos June, quien al igual que ella estaba practicando los conocimientos y hechizos de un novicio; o al menos eso suponía ya que era la primera vez que la veía. Habían logrado normalizar la situación. A unos metros estaban sus compañeros examinando a la joven y tratando de obtener información que pudiera ser de utilidad. Suponía que en un principio era importante saber quién era ella, cómo había llegado allí y por qué. Además era indispensable saber si tenía relación con los acontecimientos que ocurrían en el mundo mágico y muggle. Por el momento creía que era un buen indicio saber que la joven estaba bien y que además se suponía que tenía una familia. Siguió al resto del grupo, sin perder de vista a sus compañeras de clan. Sin embargo, tenía la necesidad de esta sola, recuperar energías y meditar sobre lo que había sucedido. Había sido un momento con mucho movimiento y a la vez extraño; hacía tiempo que no presenciaba algo así y le había generado malestar. Había optado por estar al aire libre, después de todo, creía que la naturaleza le hacía sentir bien. Al amanecer pudo distinguir a lo lejos a Sagitas y a June quienes a simple vista se disponían a entrar a la casa. Se acercó a ellas y le llamó la atención que June le pidiera la mano a su otra compañera. A la vez lo consideraba como un acto dulce y reconfortante; debían mantenerse unidas. — Entremos juntas —sugirió la bruja, manteniéndose detrás de ellas. Pretendía que su tono de voz mostrara la tranquilidad que sentía y esperaba no haber causado asombro, al estar detrás y llegar de repente, después de lo ocurrido no era bueno sentir tantas emociones.
  19. Luego de los acontecimientos previos y de público conocimiento era inevitable no sentir incomodidad al caminar por el Valle de Godric, donde la mayoría de las residencias pertenecían a muggles. Las observó con atención, y con dificultad, entre la escasa luz que le ofrecían algunos faros, pudo distinguir cómo iban variando en tamaño y color; por lo general el material preferido para la construcción era la madera y algunas de ellas llevaban años sin ser renovados. Se preguntaba si aún había personas residiendo en ese lugar y si las había qué pensarían sobre ella, quien en ese momento vestía una túnica larga y negra para atenuar el frío. Con esto último en mente sus manos empezaron a humedecerse, señal de que sus nervios se incrementaban y, aunque no podía ver su imagen reflejada, podía deducir que sus labios estaban, en sentido figurativo, blancos. Sabía lo que seguía después porque ya había vivido episodios similares: sus extremidades comenzarían a temblar. — No sucederá nada —murmuró, con la intención de tranquilizarse. Sin embargo, no podía evitar seguir observando las casas, precisamente las ventanas; eran pocas las que mantenían las luces encendidas y las ventanas abiertas, pero en ninguna era capaz de observar un rostro. Cuando su dedos izquierdos comenzaron a moverse en contra de su voluntad, pudo distinguir los jardines de la familia Potter, perteneciente en ese entonces a los miembros de la Orden del Fénix y catalogado como lugar seguro. Aunque había evitado por mucho tiempo participar en reuniones que involucraran muchas personas y, en cualquier caso, hasta el momento desconocidas, dado el contexto social, creía pertinente reunirse con sus compañeros para intercambiar información, aunque sea de manera informal. Caminó firmemente hacía los jardines del hogar, tratando de recordar cuándo había sido la última vez que había estado allí. La incertidumbre provocaba que su incomodidad se incrementara y percibiera todavía más, pudiendo sentir como en ese momento toda su mano izquierda no dejaba de temblar. Trataba de centrar sus pensamientos en las expectativas que tenía sobre la casa, sería confortable y estaba protegida por todos, no era capaz de encontrar nada extraño en ese lugar. Aún así, no era capaz de descartar nada hasta cruzar el umbral y hacer una inspección al edificio. Con la mano que aún no presentaba síntomas de un posible ataque de pánico, tocó su varita su firmeza para asegurarse que aún la tenía con ella. Cuando llegó a una distancia considerable pudo escuchar ruidos, conversaciones y el llanto de un bebé. Con curiosidad abrió la puerta y se dirigió a la sala, donde estaban tres mujeres y una de ellas con un niño en brazos sobre un sillón. — Hola —saludo, sintiendo una fuerte necesidad de sentarse y recuperar energías—. Soy Sherlyn. — Qué bonito bebé. Era extraño, jamás había interactuado con un niño de tan pocos meses ni sabía cómo debía hablarle y tampoco recordaba el nombre de sus compañeras—. Disculpen —se sentó en el asiento más próximo a ella—. Acabo de cruzar el valle y realmente no hay nadie. Trataba de explicar que a simple vista no había ningún peligro y que le había sorprendido el ambiente solitario.
  20. Planilla de compra: ID: 113426 Nick: Sherlyn Stark Link a la Bóveda Trastero: Nº 107552 Link a la Bóveda de la cual se hará el descuento: Nº 101718 Link a Tópic de la clase o a la prueba: -- Nivel Mágico: XIII Fecha: 2020-07-07 Nombre del producto: Libro del Equilibrio Consumible o Libro de Hechizo: Libro de hechizo Nivel (del libro): X Precio: 10000 G Precio total: 10000 G
  21. PV: 100 PP: 5 Al ver que su oponente se defendía del sectusempra utilizando efectivamente un escudo mágico, provocó que esbozara una leve sonrisa, tan sólo porque había sido una acción que sabía que podía tener lugar. Su mirada siguió fija en dirección de Adrián, tratando de escuchar o en mejor caso, leer a través de los movimientos de sus labios, lo que quería decir. A simple vista parecía que el mago no había sido trasladado a ese lugar con intención propia y quizás había llegado por equivocación, pero había aceptado el duelo y eso era lo que importaba. — No sabía que serías tu quien respondería —trató de explicar con el ceño ligeramente fruncido, aunque claro, no sabía si su voz llegaría hasta la posición donde se encontraba Wild. Se desconcertó al observar como la trayectoria de una docena de flechas se dirigía a ella, claro, al ser un hechizo que no necesitaba ser pronunciado era fácil que la tomara por sorpresa.Aún así su estado de alerta hizo que actuara rápido y trató de pensar en alguna forma con la que era posible defenderse. En tan sólo unos segundos se cruzó por su mente una gran variedad de hechizos que podía intercalar la invocación y al final se decidió por elegir por la forma más simple y menos arriesgado. Después de todo, el duelo acababa de comenzar. — Evanesco —dijo con voz fuerte y clara, el efecto provocaría que las flechas de Adrián desaparecieran. Los hechizos de defensa eran sus favoritos, fáciles de emplear y en cierta forma le hacía sentir segura. Volvió a fijar su mirada en su contrincante. La rapidez era una de las cosas que más se destacaba en los duelos mágicos y por eso tenía que tener presente ideas básicas y los hechizos que podía utilizar sin pensarlo dos veces; hasta elaborar una estrategia que le diera ventaja. Fue en ese momento cuando se percató que Adrián se había quitado los zapatos y suponía que debía ser una especie de respuesta al ver que ella no llevaba; o también podía ser como muestra de que aceptaba el desafió. Su varita siguió apuntando hacía su antiguo compañero y no despegaba su mirada ni por un segundo de él: — Seccionatus —pensó. De su varita salieron doce medialunas de diez centímetros de diámetro, con los extremos afilados y con una velocidad muy alta. Iban en dirección de Adrián. Era claro que si no se defendía a tiempo podía sufrir graves heridas, incluso algunas que le hicieran perder el conocimiento si impactaban en zonas criticas como el cuello o el pecho. Era un hechizo que podía compararse con el anterior. — También me alegro de verte, compañero —respondió, sintiéndose bien ya que siempre era mejor tener la última palabra. Sólo esperaba que Adrián se defendiera de manera correcta ya que tenía intenciones de seguir con el desafío.
  22. Su intención era centrar su atención en su amigo e intentaba cumplir su propósito con su mirada fija en él. Era consciente que tanto las palabras como el comportamiento que ella estaba teniendo, al sentarse en ese lugar y hablar solo de la copa mundial, podía reflejarse como un acto de desinterés hacía el contexto social y sus ideales de la Orden del Fénix. Aún así, sabía que cuando la conversación avanzara y disminuyera la cantidad de personas en el lugar podían hablar con más tranquilidad sobre esos temas. — También, lo mismo, por favor —ordenó, mostrándose amable y tranquila. Si bien sentía curiosidad por los tacos y otras comidas características del país, pero teniendo en cuenta el horario determinó que no era adecuado. Aún así pretendía preguntar a su amigo en algún momento si los había probado, tan sólo para ganar tiempo y desviar la atención de los presentes. Bajo su punto de vista, la conversación fluía con naturalidad, sin ningún tipo de gesto que hiciera alusión a otras cosas que no fueran propias de la jornada. Asintió cuando mencionó lo de Inglaterra y más allá de todo creía que sería interesante ver como el equipo por el cual simpatizaba llegaba a la final. — Muy bien, realmente —respondió la bruja a su pregunta, al mismo tiempo que sucedían estas dos cosas: de la gorra que acababa de comprar aparecían diferentes tipos de luces de tonalidades verdes, y Nathan mencionaba "patrullaje". Consideraba arriesgado utilizar esa palabra en un lugar público más allá que podía significar otras cosas, por lo tanto, tomó sin cuidado su gorra y con la voz asombrada dijo: — No sabía que podía hacer esto —la dejó sobre su regazo para que no estorbara la conversación y volvió a mirar a Nathan, quizás, un poco avergonzada — Lo último, ya sabes, es importante estar al tanto de lo que sucede a nuestro alrededor. Quería explicar lo importante que era estar en ese lugar dado la caída del Estatuto Secreto, el rol fundamental que cumplían como miembros de la Orden del Fénix y su opinión sobre todo ésto, pero no sabía cómo hacerle llegar la idea sin que la información fuera escuchada por alguien externo, como la de algún reportero. Antes de proseguir con su respuesta, llegó el camarero con los pedidos: — Muchas gracias. — También conoces lo complejo que puede ser trabajar en relación con las criaturas mágicas —decidió cambiar la dirección de la charla hacía el ámbito laboral. — Los medios de comunicación suelen estar al tanto de todo y no se les escapa ningún detalle, por lo que asumo que te habrás enterado de la aparición de criaturas mágicas en Londres —su propósito era que Nathan supiera que en ese lugar podía haber reporteros de periódicos o revistas; desconocía si él leía los periódicos. — ¿Y, tú cómo estás? ¿Cómo es el ambiente en Gringotts? —preguntó, tomando la taza de café con la palma de su mano, pudiendo sentir que aún estaba caliente. @
  23. Desconocía cuáles habían sido los acontecimientos previos a su llegada a Ravenrock; sólo sabía que era una misión de la Orden del Fénix, donde podría poner en practica sus habilidades de sacerdotisa. Sólo eso era: una misión. Nadie moriría o desaparecería de verdad. O al menos eso trataba de creer. Sin embargo, las conversación y la información que le había llegado desde el pub que había pasado tan sólo veinte minutos, había sido suficiente para activar su estado de alerta. Caminaba por una de las calles principales, o al menos había deducido, ya que dirigía hacía la plaza. El paisaje tétrico no ayudaba, en algunos puntos centrales las luces habían dejado de funcionar o su energía se habían reducido tanto que el único que hacían era titilar. El ritmo en que se apagaba y volvía a prender era irregular,y desincronizado en relación con los demás faros. Volvió a decirse para sí misma: — Es sólo una misión. La temperatura había disminuido un poco, lo supo con certeza cuando tomó su mano izquierda con la otra y la presionó contra su pecho. Estaba fría y a medida que aceleraba sus pasos, de manera inconsciente se incrementaba su ritmo cardíaco. Al sentir que era difícil respirar con normalidad, disminuyó los pasos. Y comenzaba a pensar que estaba cerca de las otras residencias y que nada malo podía pasar. Sin embargo, lo que vino después fue en contra de todo propósito: un grito y la aparición de figuras traslucidas en el cielo oscuro. Frunció el ceño. Estaba desconcertada y más allá de la procedencia del grito, se preguntaba si las figura tenía forma de fénix. Sin esperar un segunda más, se apresuró y se dirigió a la plaza donde creía que podía encontrar respuestas. Al llegar se encontró con una situación que no esperaba. Podía ver una mujer que lanzaba poderes mágicos en todas partes. Varios de sus compañeros se hallaban en la escena, pretendiendo hacer algo para tranquilizar a la mujer. Se apartó del resto, tratando de defenderse también, de los rayos que venían desde esa dirección. No sentía miedo, pero era una situación que no le permitía pensar con calma. Al mismo tiempo, miró a Madeleine, con un arco y flechas de cristal. Era una imagen que le trasmitía mucho poder y la impulsó a actuar en la situación. Por esa razón, se aproximó un poco más y teniendo en cuenta los hechizos que había estudiado previamente, utilizó: — Purificación espiritual . Los sacerdotes la utilizaban para limpiar lo corrupto. Deshacer de algo o alguien la magia oscura que los invadía. Cerró los ojos y volvió a utilizar el mismo efecto, con la intención de tener éxito. La falta de práctica había provocado que se sintiera débil luego de varios intentos.
  24. Stand de comida méxicana Con suavidad y utilizando sus dedos tomó la gorra que acababa de adquirir. Su textura era suave en especial en algunas zonas y podía sentir diminutos relieves en los extremos. Su color negro actuaba como hipnotizador, a pesar que éste no era su propósito principal. Le bastaba sólo con que la protegiera de los rayos de sol y que su delgada costura no dañara la piel de su frente. La dejó sobre la mesa y observó a su alrededor. Había un señor que actuaba como reportero a pocos metros de ella y llevaba tacos; sin embargo, no era lo único que había captado su atención sino el nombre del periódico "Publick Ocurrences". A pesar que esa conversación no le correspondía directamente, sintió algo. Esa extraña sensación que le indicaba que eso ya lo había vivido, además de sentir contraídos los músculos de su cuello, como si significara, a la vez, un mal presagio. —Sólo es un deja vú —trató de tranquilizarse, al tiempo que dejaba la gorra sobre el extremo de la mesa. Aún así su vista seguía clavada en él. No podía determinar si habían pasado sólo unos segundos o si había ocurrido todo en un mismo momento, pero algo hizo que saliera de su estado de análisis. Un tono de voz familiar. Ésto produjo que dejara de pensar en el caso del reportero. Y, como si no hubiera ocurrido nada instantes atrás, se permitió que la expresión de su rostro reflejara una expresión de alegría y sorpresa, esbozando una enorme sonrisa. — ¡Qué sorpresa, Nathan! —exclamó levantándose de la silla para saludar a su amigo con un fugaz pero sincero abrazo. Su presencia la trasladaba a momentos agradables; como las clases de Cuidado de Criaturas Mágicas y Herbología, que en más de una ocasión había impartido juntos. Debía admitir que era una persona que admiraba mucho y su didáctica era excelente, hasta el punto que ella misma había podido aprender acerca de nuevos conceptos de las plantas mágicas. Y, claro, también imaginaba que su destreza en otras ramas de la magia también eran buenas. — ¿Te gustaría sentarte aquí? —invitó a su amigo y miró hacía donde estaban los empleados—. Estoy esperando al camarero. Al mismo tiempo que se sentaba, dando por hecho que Nathan aceptaría su invitación, recorrió su mirada por el lugar fijándose nuevamente en el reportero. Frunció levemente el ceño e manera inconsciente. No pretendía exponer su preocupación ante su amigo; su vestimenta casual le había dado a entender que había asistido sólo para fines de entretenimiento. — ¿Sabes algo sobre los resultados? —su intención era que la atención recayera en algo más; porque desde ya, el megáfono le había informado innumerables veces sobre la victoria de Inglaterra. @
  25. Stand de comida méxicana ~ Magizoologa. Un zumbido comenzaba a incrementar su intensidad en su oído izquierdo y eso le hacía creer que había sido una mala idea asistir a un evento que involucrara tantas personas. Desde su posición podía observar como desde varios puntos del terreno surgían tiendas de diferentes tamaños y colores; todas tenían una característica en común, eran mágicas. Su contenido era un misterio y podía causar sorpresa, ya que no era acorde al tamaño que la tienda a la que correspondía. Tras unos instantes absorta en los colores y figuras, se percató que los lentes de sol empezaban a irritar su piel. Frunció el ceño en señal de desconcierto y los retiró de su rostro. Se había expuesto al sol más tiempo del que debía sin ningún tipo de químico que la protegiera. Comenzaba a sentir sus mejillas secas y levemente irritadas y, aunque no podía ver su reflejo, estaba segura que una tonalidad rojiza empezaba a aparecer. Volvió a observar a su alrededor, la multitud que se extendía camino al estadio más cercano, vestidos de túnicas o trajes característicos y oportunos para la ocasión, con colores que daban una idea de a qué equipo simpatizaban. Ante los ojos de cualquier persona, era una imagen linda. Sin embargo, su incomodidad hacía que no pudiera apreciar el acontecimiento de tal manera. Desde un principio había supuesto que un vestido blanco, aunque su diseño haya sido elaborado con una tela liviana, no era el adecuado. El altavoz volvió a sonar, esta vez con un tono entusiasta con la intención de alegrar a la concurrencia; sin embargo, causó el efecto contrario en ella. El zumbido que instantes atrás estaba por desvanecerse, apareció de la misma manera que antes; primero como una leve molestia y luego empeoraba. Debía sentarse, tomar alguna bebida para recuperar energías y tranquilizarse. Fue en ese momento cuando se percató de un puesto de comida rápida mexicana, donde había personas probando las delicias que ofrecía. Se sentó en una de las mesas más cercanas a la tienda donde se alojaría si decidía quedarse hasta la noche y se mantuvo en esa posición sin darse cuenta que en ese stand debían realizarse los pedidos desde el mostrador y no con el auxilio de un camarero. De todas maneras, le preocupaba más la piel rosada de sus mejillas. Tuvo el impulso de comprar una gorra y para su suerte las ofrecían por diferentes puntos del campo y en ese momento un hombre pasaba ofreciendo como productos de venta libre. — Señor, ¿podría venderme una? —preguntó la bruja con voz amable y señalando hacía donde estaban las gorras. —Claro, de Inglaterra, si es posible —pero la respuesta que obtuvo fue que no quedaban, así que se conformó con una que a simple vista era toda negra y sin ningún tipo de logo. —Muchas gracias. La dejó sobre la mesa. Comenzaba a preguntarse por qué nadie se acercaba a recoger su pedido. @ Nathan Weasley

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