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Aaron Black Yaxley

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Todo lo publicado por Aaron Black Yaxley

  1. Qué difíciles son los cambios, sean buenos o malos, dejan mucho en nuestro interior. Esperando sea un cambio de casa estable y sin mayores complicaciones, agradezco este hogar, la acogida de quienes siguen y también de los que ya no están con nosotros; quizás y solo hable por la minina, Seba o Ishaya, pues con los demás no tuve la oportunidad de compartir aunque sea un rol, sin embargo comienzo esto con respeto por quienes jugaron hasta el final. No deja de ser nostálgico todo ¿verdad?, leer viejos roles, nicks que mutaron con el tiempo, el desarrollo de nuestros personajes y su desenvoltura en el mundo digital que se fue creando para ellos, para nosotros, para el fandom de HP. Intentar respaldar sin saber por dónde comenzar (como se lee más arriba), aprendiendo a hacerlo de la manera más viable para quienes no tenemos todos los conocimientos sobre la materia (otro reto jeje). Platicar con tus amigos foriles sobre la situación, reírse de viejas actividades, y de cómo será si logramos vernos, al menos la gran mayoría, desde el otro lado (abramos todos un fulgura nox (?)xD) Solo queda agradecer a quienes dieron su trabajo para mantener esto vivo y agradecer también a quienes organizan la barca para que todo esto sea mejor, comunitario y sociable en lo máximo de sus buenas medidas. Parece ser, que luego de leer estados, fue una sorpresa que si bien esperábamos recibir en algún momento, nunca creeríamos que nos doblegaría la indiferencia (?) Leyendo nicks antiguos me siento nuevamente en generales 64, rol básico 34, Bando y Perfil 49 ... he ahí mi nostalgia y mis ganas para esperar un lugar igual o mejor ^^ le tengo fe a los encargados. He conocido muy buenas personas, simpáticas, sociales, unos más extrovertidos que otros. Recuerdo las noches del colegio, de la universidad, la pasada del .com al .org (en lo personal), con pláticas entretenidas por el tag (roles de tag!) y es aquí donde vuelvo a los platitos de leche uff... Por ellos, por nosotros e independiente de los tiempos que tengamos hoy de adultos, es que está en cada uno hacerse parte y alcanzar esa nueva meta, otra casa ^^ donde podamos seguir construyendo este lindo juego. Mis cariños para todos y para estas paredes digitales que nos vieron crecer.
  2. -¡Perfecto!- exclamó el mortífago, extendiendo su voz en un susurro escalofriante al estar de acuerdo con el pacto que la bruja le había ofrecido. Más allá de los hechizos, el hijo de Mahía siempre se había cuestionado lo mismo... ¿Quién era él?... y al parecer, por primera vez, lo estaba asimilando. ¿Quién era?, era la proyección de un culto que se había perdido con el tiempo, entre alcohol y tabacos mal encendidos. De aquellos que se habían dormido bajo los laureles creyendo tener el control de la población mágica por el simple hecho de heredar la marca del mago tenebroso más poderoso de todos los tiempos en su piel. Aaron era la vil reencarnación de la tempestiva pared contra los impuros y los egocéntricos muggles, quienes a su vez, no eran más que marionetas manipulables por sus propios patrones de conducta. Black o Yaxley, era la determinación del simbolismo tenebroso, Semper Fidelis. -¡Oh! cierto niña, no nos conocemos...- dictó en aquél tono áspero y particular de su voz al estar bajo la rústica máscara de plata. Fue entonces, un oportuno momento que la mujer parecía aprovechar para levantar su varita en contra, causa efecto de observar una luz verdosa que se concentraba en la punta de su arma mágica para que el mago tenebroso contrarrestase lo que viniese, ideando un Obsistens que se materializó desde el centro de su pecho hacia el exterior. De aquella manera, se formó una placa de luz que cubrió cada parte del cuerpo de Caelum, destellando tonos azulinos y lilas que le protegieron de aquél sectusempra que viajaba en su contra. Abrió los brazos con una que otra nota de sarcasmo para observar como el rayo parecía quebrarse al impactar con la luminosidad protectora del hechizo que había aprendido con el libro de los druidas. -Caelum...- sostuvo finalmente, con aquella pose en cruz para ironizar una venia cuan maestro de orquesta- Y lo que sé de tu hermano, es que a pesar de todo, fue un digno oponente...- se fue cruzando de brazos sin soltar su varita para idear sus próximas palabras mientras sostenía la barbilla de la máscara con la mano libre- ... y respetable, sí ¡hasta cierto punto!- vociferó expresando su frágil temperamento- si tan solo no se hubiese relacionado con aquellos ideales que no han sabido más que llevarnos a la perdición de nuestra cultura...- prosiguió refiriéndose a los fenixianos. Bajó los hombros y suspiró con desgano- le estimaba ¿sabes?, tu hermano pudo haber sido alguien aún más grande si no hubiese caminado por la senda equivocada... >>ni modo...-se encogió de hombros y llevó su mano armada hacia atrás, como si fuese a sacar una flecha de su espalda. De aquella manera, concentró sus intenciones en unas flechas de fuego, haciendo alarde de un arco imaginario mientras los filamentos disparaban uno tras otro en dirección a la melliza del auror caído- ... de seguro estás siguiendo sus mismos pasos y con ello su mismo destino...- murmuró en tanto sus ojos reflejaban el contraste del anaranjado y rojo vivo con la noche en el cielo. PV: 100 PP: 6 -1 (flechas de fuego)= 5 @@Mica Gryffindor
  3. - Si yo estoy loco, imagina tú... anciano- respondí de inmediato en medio de la nada. Al menos no lo dudo; pensé. De pie junto a Darla, nos encontrábamos en un espacio en blanco, sin principio ni fin, donde su figura y la mía contrastaban con las paredes inexistentes de quizás qué dimensión, ¡un infierno! había disimulado el arcano, pero qué era un infierno sino la propia avaricia existencial de cada uno de nosotros, incluyéndole. Podría ser un gran maestro del arte que buscábamos aprender junto con Potter Black, sí, pero quizás el mismo Baleyr había sido preso de un ego inconsecuente, propio de todo aquél que divagaba sobre la vida eterna y sus consecuencias. -Podré ser débil para ti ahora, Baleyr. Pero créeme que llegará el día en que nos encontraremos a la par, sea cuando sea, sea dónde sea...- susurré tras la apariencia mortifaga que aún determinaba mi presencia. Bufé cuando oí sobre la búsqueda del director del sanatorio. Que predecible- ¡haberlo dicho antes! - exclamé molesto mientras desenvainaba mi varita. Alrededor se fue pintando todo en lo que parecía ser un paisaje en óleo, con rasgaduras de pincel en sus distintas tonalidades. Era el mismo sanatorio, en el mismo patio céntrico con el árbol donde hacía unos minutos casi perdía la vida, pero indistintamente nos situábamos dentro de una pintura; ¿alguna puerta al infierno, tal vez? ¿alguna tela dibujada por un impío?... ¿Baleyr pintaba cuadros?. Por un momento creí que nos estaba plasmando en alguna imagen que le quedaría en el recuerdo: ¿Enviaría él al alma más poderosa de la legión, siendo el alma que capturábamos con Darla hace minutos atrás, parte de esa misma legión? -Que vengan cuando quieran...- murmuré ahí junto a la bruja. Estaba un tanto aburrido de esperar, llegando a desconocer cuánto tiempo habíamos esperado el momento, del cual anhelaba una buena recompensa, la nigromancia. Giré el rostro metálico hacia la bruja y le hablé en susurros, propio de la apariencia que me distinguía- no me moveré de acá... Siendo tal, un intolerante de frágil temperamento, me crucé de brazos pensando en cómo llamar la atención de quien por seguro buscaría evitar la captura. Podría ser posible que si íbamos tras él, el famoso director del sanatorio, nos estuviese esperando en su despacho o sorteara barreras para dificultar nuestra llegada, como también cabía la opción de que se ofuscara cuan cobarde, como había hecho hasta ahora. De tal manera, concluí que son ellos los que buscaban una vida y que nosotros más que ser la misma vida que ellos buscaban, éramos la llave para movernos entre ambos mundos, por lo que sin haber obtenido la nigromancia, ya estábamos un escalón por sobre los mismos demonios que no sabían como escapar de su propio infierno. - ¡VEN AQUÍ!- grité con un sonorus mientras las luces parpadeaban y los aires se volvían más densos. Me abrí de brazos y generé un círculo astral de protección para mí y la bruja, conocimientos tan audaces que al tratarse del mismo mundo de los muertos, ni ellos podrían abatir- ¡Ven aquí maldita legión! y ofreceré mis servicios a tu ejército de profanos cuando no esté más en el mundo de los vivos... ¡Mentiras! ¿era un villano no?, un antagonista de mi propia historia. Con el horrocrux creado más el que idearía tras matar al auror, tenía la posibilidad de mantenerme entre la vida y la muerte, más aún obteniendo la Nigromancia, comprendería el uso de aquél canal para hacerle frente a la inexistencia. Allá Tom si es que no pudo salvarse; ¡de seguro fue porque era in sangre sucia! Un rugido ensordecedor estremeció el entorno y todo lo que veíamos o al menos yo veía, comenzó a derretirse, como si sobre un cuadro de fresca pintura cayese agua. ¡Frente a nosotros emergió una sombra oscura!, oculta entre la neblina que comenzó a concentrarse mientras mil y una voces se oían por nuestro alrededor. Dos manos tan grandes como el sanatorio hicieron temblar la tierra a nuestro alrededor, aferrándose a la tierra entre lamentos que darían origen a un rostro sin rostro, pero tan grande que si hubiese un ojo allí, sería como tener la luna en frente. ¿Tenía miedo? ¡claro que lo tenía!, pero demostrarlo era otro camino. -Con que esta es la legión...- comenté a Darla sin dejar de observar como la criatura se formaba ante nosotros con quizás qué intenciones-... menudo demonio. ¿Conoces algún rezo muggle?- bromeé observando como desde el abdomen de la criatura, pues la misma no pudo salir del todo, se abría una compuerta de fuego- Ignea...- susurré enarbolando la varita sobre mi cabeza, bañándome en lirios de fuego que me protegerían al entrar en aquél sofocante calor- deberías hacer lo mismo, ¿no?- consulté a Potter Black- venga Darla, quizás dentro encontremos al famoso director, qué sería de todo sin un par de hechizos que cruzar ¿verdad?... @@Darla Potter Black @Báleyr
  4. El Primero Sean tenía un criterio muy particular, con un discernimiento que tal vez no escapaba del mío. Intereses, había dicho. Sin embargo yo mantenía una fidelidad innata a lo que otros consideraban como, el lado oscuro de la magia ¡y sin duda tenían algo de razón!, éramos libres de nuestras acciones, sin principios moralistas y sociales que nos impidieran emerger a la grandeza, o como decía el secretario, al poder; Linmer había actuado con rapidez, bloqueando al barrote que buscaba picarle los ojos pero dejándole un hueco por el que de seguro buscaría escapar. Se oía el choque tras choque de los intentos. -...¡Claro!...- respondí con naturalidad mientras deslizaba la yema del índice por lo largo de mi arma mágica- ... pero seguirá los intereses hasta que se cumpla el favor o le paguen unos cuántos galeones. No siguen una ideología, señor Secretario... ¡usted tampoco! ¡FORTIFICUM!- exclamé con vehemencia y también algo de demencia, justo cuando el mago elevaba la varita hacia mí. Fue así, como desde mi varita emergió un escudo de concreto que se fue desarrollando hasta formar una barrera de contención que me protegería del sectusempra, bien oído, que buscaba mi posición. El hechizo que de impactarme hubiese provocado graves heridas en mi piel, impactó contra un fuerte muro de roca sólida que se extendió por lo ancho de la estancia -habrán sido unos ocho metros- hasta quince centímetros de las paredes y medio metro del techo, arrasando con las celdas y todo lo de costado. -... ¡Solo sé que es un pobre diablo que no sabe a lo que está jugando!...- le respondí desde el otro lado de la habitación- ¡y que llegado el momento, le haré correr como a usted ahora! ...- sonreí y dando un ligero toque al posterior de mi barrera de contención, susurré un vitae que logró darle vida al concreto lo suficientemente grueso como para aplastarle si le caía encima, era ese su objetivo. De su base se extendieron varios pies que le elevaron unos quince centímetros para comenzar a presionar la posición de mi rival, mientras la muralla comenzaba a avanzar, destruyendo todos los calabozos hacia él con un patrón de, derecha, izquierda, derecha, izquierda... No demoraría en llegar hasta él, pues tampoco estábamos tan alejados como de arco a arco en un campo de Quidditch. A la vista de Sean, el vería su propio rostro, tallado y en movimiento, buscando tragarle. -¡El tiempo apremia señor Linmer!... @@Sean -Ojo Loco- Linmer
  5. El primero Como pensaba, el gas del cineade había sido más que certero y no por nada tenía al secretario con una rodilla en el suelo. Fue en ese momento que el interesante personaje ministerial alzó si varita en mi contra para soltar filamentos de fuego que expidieron rápidamente desde su varita, aunque no tan veloces como la agilidad mental de concentrar un salvaguarda mágica mientras me abría de brazos y elevaba el mentón a ojos cerrados con una sonrisa en el rostro, de tal manera que al volverme intangible, aquellas flechas traspasarían mi cuerpo sin lograr dañarme. - ¿Ya puede respirar, señor Secretario?- consulté a Linmer mientras abría un solo ojo bajo una acotación sarcástica del enfrentamiento que había iniciado- ¡Oh, un vino!. Una vez, un viejo mago de Castelobruxo me dijo que en un largo y extenso país de Sudamérica existían algunas de las mejores viñas del mundo y creo que no he tenido la oportunidad...- formulé con una mueca de indiferencia- de todos modos, prefiero el clásico whisky escocés- entonces dibujé una media luna con la muñeca que extendía la varita, en dirección a uno de los barrotes de al menos dos metros de largo, que junto a otros, bordeaban el flanco derecho de la mano derecha de la ministra de magia- ¡vitae!... Bastó que pronunciara aquellas palabras, para que el barrote se soltase cuan serpiente, con dos puntas filudas en sus extremos que buscarían picar los ojos de Linmer para dejarlo sin posibilidad de precisión en sus ataques. -¡Responda señor! ¿Es acaso un mercenario?...- sostuve, elevando la voz con cierto sarcasmo mientras observaba cómo sortearía la situación. @@Sean -Ojo Loco- Linmer
  6. El Primero Sean Linmer, el Secretario Ministerial y mano derecha de la actual mandataria era un tipo de carácter incisivo. Empecinado en dejar caer el peso de la ley sobre el ex Ministro de Magia inglés, lo llevó hasta unos viejos penitenciarios. Calabozos vacíos de viejos y gruesos barrotes se enfilaban por los costados de un extenso y lúgubre, aunque pulcro pasillo. Había decidido aquella opción sin mayores miramientos ni guardias que les acompañaran y, a pesar de no estar conforme y de no querer admitirlo, Linmer había ganado aquella jugada- o al menos eso quise enseñarle cuando vinculé mi alma a la de él. No había sido difícil, simplemente habíamos estrechado las manos en un mero saludo antes de todo el enredo. Él no recordaría nada, así lo había decidido- sin percatarse cómo y cuándo habíamos aparecido allí. Vestía una ligera túnica azabache, de largas mangas que al igual que toda la tela, se ajustaban al torso sujetos por un cinto de cuero marrón que dividía dos largos pliegues de estilo victoriano hasta la mitad de la caña de unas botas que tapaban el pantalón de tela oscura. -¿Curioso no cree?- consulté sin detenerme, mientras el mago resguardaba mi retaguardia- apostaría porque estamos en Azkaban, o las celdas de Nurmengard...- murmuré lo último al girar hacia uno de los calabozos que mantenía abierta la pequeña puerta de extraña cerradura- ... ¿un orfanato tal vez?...- cuestioné, indagando en profundos recuerdos, que furtivos, se mostraban de forma aleatoria y sin especificación alguna- Dígame secretario, si no es un tipo de ideales afines a los bandos rebeldes, a quién merece su devoción. Espero no sea más que un traidor a la sangre, por lo menos ellos mantienen un escueto principio de paz y lo defienden con garras de fénix, en cambio usted...- entrecerré la mirada y sonreí- ¡No me diga que es un fiel seguidor de ese bufón que alardea con sus redentis!... - suspiré y negué con cierta ironía. Le observé luego, encogiéndome de hombros para materializar el arma mágica en mi mano. -No es nada personal...- le dije y elevé la varita en su contra- ... o tal vez sí. ¡Cineade!... Ipso facto, un gas incoloro y sin olor, se materializó alrededor del Secretario. Queriendo o no, entraría por sus vías respiratorias para comenzar a obstruirle el pecho y envenenar su sangre. @@Sean -Ojo Loco- Linmer
  7. Los Tres Aaron. El primero: Ministerio de Magia. Con el pasar de los años, la bruja que Aaron tenía en frente se había mantenido tal cual le había conocido. Un joven Black Yaxley había entrado a trabajar al Cuartel General de Aurores apenas egresó de Hogwarts, sin tiempo para celebraciones ni choques de copas que entorpecieran su camino; aunque siempre se mantuvo solitario, siempre fui así. Granger y Gryffindor le habían acogido como uno más en el equipo de trabajo, siempre dispuestos a tenderle una mano o invitarle a un café luego de los cateos a las mansiones mágicas que sus hermanos, primos y amigos, todos seguidores del famoso mago tenebroso, habían atacado en noches anteriores. Siempre guardó silencio, siempre escogió la senda que otros llamaban oscura. Él pensaba distinto, era su libertad, pero ¿Qué libertad? -Mmm...- murmuró, alcanzando el panfleto con suma indiferencia mientras seguía oyendo a quien le había salvado de una muerte segura en el Diagon hacía casi veinte años atrás- ...tienen buenos, ¿cómo es que le llaman? ah...¡paparazzi!...- sonrió y llevó ambas manos a su cabeza para quitar la gorra que le caracterizaba como miembro del alto consejo del wizengamot, dejándola entre ambos- ¿Instituciones? ¿ataque?...- cuestionó en una parsimoniosa sonrisa- No niego que incineré un podio que bien podría costear si que se volviese a utilizar, no niego que estuve allí en Suiza por invitación expresa del Canciller Von Alexandros y tampoco negaré que, como miembro del poder republicano de nuestra sociedad, tomé voz y voto en los actos que Potter Blue no fue capaz de actuar... Me detuvo el picaporte que giró para abrir la puerta que daría paso a un mago que, a la proyección del ex mandatario inglés, se le hacía conocido. El mago era más alto que Aaron, se notaba pues su desordenado cabello rozó el umbral, aunque sí se veía más joven y de aspectos que le recordaban, de alguna manera entre los matices del fragmento de alma imbuido en el muggle, un poco de la rebeldía que él tuvo de joven; quizás quinto o sexto año de Hogwarts. -¡Ah!...- dubitativo, observó al secretario ministerial un par de segundos- ¿Sean Linmer, verdad?... dígame, ¿sigue alguna doctrina revolucionaria a los dogmas del muggle?- preguntó llevando su índice al lóbulo de su oreja- el crucifijo, digo... Pero Sean no estaba allí para hacer amigos. Rápidamente y tras un escueto comentario sobre el caso, presentó una carpeta con mis últimas declaraciones. -La prensa puede ser un poder muy influyente si no se explica con el debido historial, ¿no creen?- cuestionó sin mirarles, hojeando un par de paginas para luego cerrar la carpeta y deslizarla hacia un costado. La puerta se abrió nuevamente dando paso a una estilizada figura que reconoció Black cuando se acercó hacia Darla, a quien observó con detención para luego elevar la gélida mirada gris hacia Linmer- veo que la seguridad funciona como siempre...- ironizó-...¿Dónde venden los boletos para que vengan a ver el show? La vampira quedó en silencio, o al menos eso creyó el falso Aaron mientras paseaba la mirada entre los tres hasta detenerse en los ojos de la hija de Elvis. Quizás fue el momento en que la bruja de cabellos tan rojizos como la llamarada de un colacuerno, extendió su cuello hacia su colega para susurrarle algo que no se alcanzó a distinguir, seguido de un veloz y audaz movimiento para clavar los colmillos en el dorso de la mano del reconocido seguidor de Grindelwald, quien a su vez golpeó la mesa con ambos puños y se puso de pie. -¡Quiénes creen que son!- exclamó con furia, mientras el secretario pretendía una disculpa al igual que Potter Black- ¡Si bien pretenden formalizar una investigación, una acusación y un juicio, aún no se ha resuelto nada y sigo siendo una autoridad por mucho que usted haya firmado un papel con el cual quiera disolver al Wizengamot!- concluyó Black Yaxley, apuntando al mago con el índice- Ni siquiera tiene la facultad para ello, y créame cuando le digo que hablaré con la mandataria para que recaiga una sanción administrativa en su contra, ¿o acaso pretende destruir la república mágica?. El único símil de mi cargo es Macnair o la misma ministra- cuestioné, denostando la actitud de todos mientras la hija del auror caído comentaba sus descargos- ¡Ten cuidado con tus acusaciones niña! Soy un personaje público y perfectamente puede haber gente o miembro de los bandos rebeldes que deseen mi caída para tergiversar nuestra política... Solventaba el inglés con teatralidad, aludiendo hacia ambas caras de una moneda para que no hubiese duda alguna de sus principios gubernamentales, y a su vez, formulando un laberinto que de seguro les atraparía dentro. La estrategia estaba rodando su curso y no había nada ni nadie que pudiese detenerlo. -...Y si hubiese sido yo quien asesinó a tu padre, ¿porqué no actuaste como es debido? ¡como una auror!- comentó Yaxley hacia la joven Gryffindor. Miró a los demás y sonrió con sorna- quizás así podríamos haber capturado a alguien que sí haya cometido algún crimen, ¿no?- preguntó hacia Darla- ¿qué es todo esto?-tomó la gorra del Wizengamot y se la puso nuevamente en la cabeza. Reflejó el rostro de Linmer en el gris de su mirada- ¡Siendo secretario ministerial era de su competencia haber tomado la palabra cuando la ministra no lo hizo!... pero escapó y era de mi competencia como subrogante a cargo del poder legislativo de nuestro gobierno, tomar cartas en el asunto ¡¡y así lo hice!!. No necesitamos gente débil ni con criterios frágiles, estamos bajo un conflicto internacional porque muchos, de su mayoría bajo principios fenixianos, temen mostrarse ante el muggle. Díganme qué hay de malo en ello, o acaso no saben utilizar una varita en el momento dado. @@Sean -Ojo Loco- Linmer @@Luna Gryffindor Delacour @@Darla Potter Black OFF: En la semana voy con los demás paciencia pls (inserte meme del can xDD)
  8. Sin duda alguna la bruja era hábil. Ciega y alerta, apuntaba a Caelum en un arco de proyección que pretendía su posición, con más certeza aún, si es que no tuviese encima el polvillo que le había cegado hacía tan solo unos instantes- muy a lo lejos se oían los lamentos y murmullos sobre la muerte de su hermano- impidiendo que pudiese atacar con mayor precisión. El mortífago reflejó la daga invocada en su gélida mirada observando cómo esta era clavada en el muslo de la mujer, provocando el mismo corte en proyección hacia el fragmento del mago tenebroso. -¡Silencius!- exclamó el eco de susurros provenientes de la máscara mortífaga del mago mientras apuntaba con su varita a la hermana del auror caído. Ardido tono en consideración al escozor que el mismo corte de la daga había provocado en él. De aquella manera, previno el movimiento de su rival, que a considerar por sus tres primeras letras, de seguro era la neblina protectora. >>Det...<< Se oyó sin más. Sin perjuicio de ello y concentrado mentalmente, Caelum conjuró un hechizo de curación que aliviaría las heridas de batalla, seguido de un episkey mientras esperaba a que la bruja pudiese recuperar su visión y verle allí, sin herida alguna y atento a sus próximos movimientos. -¡Dilo!- le retó el fragmento del supremacista mágico, especulando sobre el vínculo que habían formado con la daga que ella había invocado para dañarle- ¡Yo juro...!- volvió a elevar en susurros rimbombantes y con los brazos extendidos a merced de un abrazo que jamás existiría. Entonces quebró en una carcajada sin armonía alguna mientras extendía la varita con letalidad en una seriedad que plasmó al segundo- ¡...! El poder de madame Boswell, sin duda alguna, reflejaba el fiel espíritu del ahijado de los Yaxley. Cruel, irónico e indiferente. PV: 70 -30 (corte de daga)+ curación (30PV)+ episkey (30PV)= 100PV PP: 6PP @@Mica Gryffindor
  9. La respuesta de la bruja no se hizo esperar, y aun cegada por las míticas arenas, polvillo del cuerpo óseo de algún legendario hechicero, elevó su varita contra la dúplica tenebrosa del conservador mágico más sanguinario de la historia de la magia- o al menos en eso pretendía convertirse- generando así un gas que, incoloro y sin olor, penetró las vías respiratorias a la mínima inspiración. Caelum tosió, tosió plumas negras que se difuminaron al salir por las rendijas de su máscara, asimilando el veneno del cineade. - ¡Maldición!- conjuro el mortífago, ideando el hechizo y su vez molesto por verse afectado por un cobarde veneno, antes de que cualquier otro ataque o bloqueo mágico pudiese alcanzarlo, de esa manera se anticiparía para ganar tiempo, afectando las capacidades mágicas de la bruja. Sonrió cuando aún viéndose apuntado por el arma mágica de la bruja, con aquella mirada concentrada y empecinada en dañarle, no le hubiese hecho absolutamente nada, ni siquiera contrarrestar el alivio que que pronto idealizaría para salvaguardar sus vías respiratorias. La máscara de rústico tallado se mostró nuevamente hacia la hermana del auror caído, quien tosiendo plumas negras, buscaba encender aún más el odio en su interior. - ¿Y quién eres tú ...cof cof... quién eres, para llorar a un hermano, que no... cof cof... que no ¡NO PUDISTE SALVAR! ... Anapneo, concentró al fin, empuñando la varita con más fuerza para permitirle un respiro que alivió el bloqueo de las vías respiratorias. Alerta, espero varita en alto. - ¡Debería purgarte por eso!... ¡purgar el no salvar a la sangre mágica que te corresponde! @@Mica Gryffindor PV: 100 -30 (cineade): 70PV PP: 6
  10. Pérdida de Cordura. Los demonios que cargábamos no siempre eran entes que intentasen dominarnos, a veces, era una lucha constante con las mil y un convicciones que podrían clarificar el camino, pero en ese momento ¿Cuál era el camino?. Haber perdido el amor no era un consistencia menor de lo que estaba dispuesto a utilizar una vez que haya logrado convencer al anciano y que este entregue el anillo de la Nigromancia. ¡Oh la Nigromancia!, qué desconocimientos, ¡digna paradoja!, se develarían ante mí una vez que haya logrado el poder para convencer no solo a Baleyr, sino a los mismísimos demonios enclaustrados en el propio ser. -La locura... Había sido un murmullo, comprendiendo tal vez, que debía poseerla tanto como el vacío que había quedado en mí ante la pérdida del amor. ¿Qué clase de convicciones aparejaría la una sin la otra?. Quizás habría algo más allá de una lucha constante por un derecho que el mismo arcano parecía desconocer, o tal vez, fuera de esas cuatro paredes habría una cosa más por la que pelear: El Poder. Quizás he de perder la cabeza en el momento, pero tenía muy clara una sola situación y era el mero hecho de desenvolverme ante mis propios demonios, el temperamento, la determinación, el ego y la poca compasión con la que podría azotar el mundo para mantenerlo a mis pies. De seguro Baleyr podría comprenderlo, ¡cómo no!, si llevaba vidas de ventaja. Lo cierto era, que perder algo físico era mucho menos doloroso que la capcidad humana de sentir... La bombilla que colgaba aún, comenzó a vibrar con total inestabilidad. Quizás era alguna clase de prueba impuesta por el arcano, o tal vez una pequeña muestra de su poder ¡Qué es lo que quería el famoso Nigromante!- el cristal se trizó sin darme cuenta- ¿a qué jugaba con nosotros?, ¡¿acaso quería que todos nos quedásemos tuertos como él?! ... ¡Tuerto!, esa debía de ser la respuesta a todo este laberinto. -Si un ladrón desea entrar a tu casa...- comencé a hilar aceptando, por inercia, la mano de mi compañera. Busqué su mirada y hablé en voz alta para que el arcano pudiese oírme. Aunque sabría que lo haría de todos modos- ... si un ladrón ha de entrar a tu casa ¿te darías cuenta, eh Darla?, ¿acaso él querría que siquiera lo escuchases para atentar contra ti?... parece ser que esté demente, sí, parece ser que Baleyr ha desconocido lo básico de un espíritu como el que capturamos; ya que no siempre se mostrarán como en realidad son.. Mataría a mi propia familia por defender el honor de mi sangre- otra trizadura se dibujó en la bombilla, dejando salir una nebulosa de la que aún no me percataba pero que comenzaba a envolverme- atentaría contra lo que fuese con tal de defender nuestra libertad y de la misma manera arrasaría con todo con tal de demostrar nuestra diligencia... ¡nuestro poder!... ¡mi magia!... La bombilla reventó y con ello se desenvolvió una densa neblina que aspiré con cierta excitación. No era ningún demonio lo que había absorbido, no era ningún ente el que me controlaba ¡solo yo podría controlarme! ¡solo yo podía tomar el rumbo de mis decisiones!. La determinación es algo que obtendría cuando al fin decida la muerte del auror, la determinación era una curiosa senda que solventaría mi propia tiranía, ¡sobre el muggle!.... ¡sobre todos los débiles!...El joven Black que la bruja pudo conocer no era ni una mínima copia de lo que había alcanzado hoy en día, en lo que me había convertido hoy en día. -¿Qué quieres de mí, anciano?- grité, oyendo un estruendo de mi voz por todo el recinto- ¿Quieres saber porqué deseo los conocimientos de la Nigromancia? ¿porqué me acerqué hasta ti con el verdadero rostro que me identifica?- cuestioné nuevamente, aludiendo a la máscara con la cuál era conocido entre brujas y magos tenebrosos- obtendré cada conocimiento de este mundo, adquiriré cada poder que se me presente y si en algún momento debo llegar a ti y desinhibir de tu existencia, lo haré. Como lo haré con todos algún día... me alimentaré de cada odio y resentimiento ¡venga de donde venga! y cargaré con ese peso por el bien común de lo que muchos desconocen ¡la espiritualidad de la magia! ¡NUESTRA DIFERENCIA CON EL MUGGLE! ...-denosté y proseguí buscando que me oyese- y ¡me aferraré a lo único que me ha dado vida!... ¡YO!. ¿Acaso sería ese el milagro de la existencia?, digo, la fuerza de mantenerte firme ante las adversidades. Y de pronto, desaparecí del lado de la bruja sin saber si ella lo hizo conjuntamente conmigo. Observé mis pálidas manos, mis pantalones en contraste con una pulcra y blanquecina baldosa y tras darme cuenta de todo a mi alrededor, me percaté de que había vuelto a aquella habitación. Habiendo perdido el amor, habiendo perdido la cordura... era uno solo con mi demencia. Determinante y sin un ápice de remordimiento, a nada, sentía un cierto control de mi más oculta oscuridad. Hubiera reído, pero no era como el resto de quienes allí se hospedaban; no era sicótico, ¡era libre!. Crecí sin una madre preocupada, sin un padre que conocer, sin una vida por la que buscar regocijo, cariño o sentimentalismos, comprendiendo cada vez más que lo único que necesitaba para mantenerme fuerte ante la adversidad de la vida, era yo. ¿Perdería alguna vez a mi propio yo?. No creía que fuese difícil que el anciano comprendiese mis convicciones, ni que mucho menos esperase un sacrificio físico como las rústicas costumbres de un básico muggle. No éramos afines de una tribu de humanos, ¡éramos seres de magia!, de lo desconocido, con una habilidad que iba más allá del humano común. Ni siquiera la condición de razas era un impedimento para nuestra superioridad como almas sublimes capaces de proyectarse en un mero recuerdo, en un objeto, en una plática. Perder no era perder, sino más bien un trueque para tallarse ¡como lo hace un cincel!, quitando esquirla por esquirla para descubrir el sentido de la vida o de la muerte; ya había dado dos grandes concepciones. -Quizás pierda tanto la cordura como cualquiera que busque la vida eterna... De pronto, la nebulosa que había inhalado se expulsó por mis fosas nasales, mis oídos, tal vez logrando algún cometido del que esperaba aprender luego. Por mi mente habían pasado los recuerdos del viejo arcano, su pobre familia de seno, la venta de contratos para trabajar de niños junto a sus hermanos y un mago que le dio todo lo que él es hoy en día Fjöln. -Espero que el tiempo aún esté de nuestro lado...- Darla había estado allí conmigo y yo sin darme cuenta hasta entonces. @@Darla Potter Black
  11. Los tres Aaron. Caelum: Fortaleza Oscura. El oleaje rompía fuertemente en el roquerío que contorneaba las bases de la Fortaleza Oscura, centro de reunión y convivencia de la extrema conservaduría mágica y legado del innombrable, la casta tenebrosa. Los navíos de madame Boswell se mecían violentamente y los aullidos de la manada que honraba a Lucan habían menguado. Ni siquiera salía humo de la chimenea donde supuestamente Cassian inciaba a sus seguidores. Las posas de agua en la azotea de una gran torre medieval, comenzaban a cristalizarse luego de un nubarrón, que había regado incesantemente, todo a su paso, seguido de ráfagas de viento tan heladas como la profundidad del mar, que avecinaban una nevada de aquellas. Las bandadas de cuervos graznaban desde sus nidos, clamando piedad de la ira que comenzaba a cernirse en el lugar. En el borde de la torre negra, posicionado entre dos almenas y observando el oleaje que bestial, buscaba no congelarse, me encontraba erguido y concentrado en la proyección de dos fragmentos de mi alma. Con los párpados cerrados, observaba todo lo que mi inconsciente no se detenía de admirar, el puente del Támesis, la fuente de los hermanos mágicos, todo estaba saliendo según lo planeado. Ellos harían lo suyo y yo lo mío. Los primeros copos de nieve comenzaron a caer con el pasar de los minutos. Pequeños y delicados, parecían ser las plumas de un almohadón recién rasgado, reposando sobre mis hombros y la capucha azabache que escondía la rústica identidad de plata que enseñaba el rostro de Caelum, mero seudónimo con el que me había autodenominado para presidir a los seguidores de Lord Voldemort y a los Sagrados Veintiocho. Sentía el movimiento de la marca tenebrosa en el pálido dorso de mi antebrazo izquierdo, su ardor, su convocatoria, el dolor que alimentaba genuinamente la venganza hacia quienes no se hacían parte de lo que yo consideraba un pacto de hermandad, un bien común, una defensa de los linajes puros que mantenían los actos doctrinarios de nuestra cultura, de la magia, de su conservaduría, ¡del poder!. Frente a aquellos que denominaba como traidores o sucios de sangre. Admiré el cielo una vez más y atendí cierta desesperanza. Seguramente habría más de algún borracho en las cantinas de la ciudadela o enfiestados en algún pub de Londres, ¡qué falta de principios!, creía. Ya era hora y de no haber otros que cumplieran con la muestra de poder, lo haría solo. Fue entonces que se oyó la aparición de un recién llegado. - ¿A mi servicio?- cuestioné sin voltearme aún, siendo mis palabras un eco de susurros rimbombantes producto de la identidad mortífaga. Mientras los pliegues de la túnica pegaban una y otra vez en el concreto de la almena- A mi servicio no, muchacho, al servicio del señor tenebroso, al servicio del bien común, al servicio de nuestra distinguida pureza mágica...- comenté hasta admirarle frente a frente. Bastó un vinculo con su alma para reconocer la esencia del hijo de Shiva, a quien había invitado a unirse a nuestras filas en el funeral de su abuelo- con que aceptaste...- sostuve mientras bajaba hacia él- dime, joven Gryffindor... ¿Cómo debo llamarte?... Con él, esperaría solo un poco más dentro de lo razonable, para finalmente iniciar el hito. -¿Sabes porqué estás acá? @@Mael Blackfyre y todos quienes quieran jugar ^^
  12. Los tres Aaron. El segundo: Tower Bridge. -Digamos que un Lunes sería muy imprudente, señor Weasley...- Aaron inspiró con dicha y sonrió con la exhalación mientras observaba lo poco y nada del Támesis- ... a nadie le gusta recibir gente un Lunes, ¿no cree?. Desde pequeño, el menor de los hijos de Mahía siempre había tenido la manía de organizar su semana, intentando alcanzar una disciplina que se había ido perdiendo con las generaciones anteriores. Su abuela, por ejemplo, siempre lo mantuvo en cualquier actividad que no fuese la de inmiscuirse en los asuntos de los mortífagos, pues y a su corta edad, no había discernimiento para comprender lo que éste defendía con tanto ímpetu en la actualidad, el derecho de libertad mágica. A diferencia de su hermana mayor, que le desordenaba su itinerario contando las hazañas de los volderistas como quién cuenta una historia de terror frente a la chimenea del salón principal en el castillo Black, cuestión que sin duda alguna, le habrían ocasionado más de una pesadilla -Aaron era un niño en esos entonces, y como todo crío de su edad, no conocía más allá de sus cuatro paredes, siendo el terror, los ideales fenixianos y la disolución de su magia. Su boggart era un fénix con una varita partida a la mitad, cada parte en una de sus garras-. Aún así y desde niño, siempre luchó contra el orden en su vida. -¿Sabe una cosa?- volvió a cuestionar el ex ministro de magia, observando hacia el infinito mientras los pliegues de una ligera túnica azulina se blandían con fuerza hacia la izquierda- tengo la certeza, aunque usted no se lo crea, que somos las dos caras de un mismo galeón. Solo he tenido esta intuición una vez en mi vida, señor Weasley, pero esa persona ya no está con nosotros... Sin pensar en él, la proyección de Aaron en el muggle que lo caracterizaba, aludía a un legendario Auror, un mago que en honorable respeto, había provocado en el mago tenebroso una gran desilusión; ¡que paradoja!. Jamás se imaginó que este hubiese pertenecido a la afamada Orden del Fénix, sino más bien, le creyó siempre como un tipo con el carácter objetivo de su cargo. Lástima que haya sido tan fiel a sus principios y Black tan fiel a los suyos. -...no por nada me ha citado aquí, fuera de oficinas aburridas y papeleos absurdos. Somos burócratas, sí, pero nos gusta esto...- extendió la mano enseñando el lugar. La niebla sobre el río había subido lo bastante como para difuminar la claridad de los pocos vehículos muggles que cruzaban el puente. Solamente se sintió una fuerte vibración, cuestión que daba a entender de que las maquinarias del mismo puente estaban dejando pasar alguna barcaza que por supuesto no lográbamos ver con claridad, a excepción de algunos mástiles y un cañón de vapor. Parados allí, en el canal que unía ambas torres y protegidos por los conocimientos mágicos, cada uno quería hacerle creer al otro, que estaban solos. De seguro él estaba haciendo lo mismo con Aaron... ¿se mentirían?, no, claramente no. Solamente parecían conocerse bajo la sapiencia que los distinguía. -Los magos y brujas de hoy en día no comprenden nuestros principios, ni el suyo, ni el mío. ¿Curioso no cree?...- prosiguió sosteniendo la gélida y gris mirada, en la del reconocido fenixiano- ... se comportan como muggles. Jamás estarán contentos con algo que no les sea servido en bandeja de plata, ¡como un concurso!... sus vidas son parte de una ruleta donde nuestras directrices van marcando la pauta. ¿Porqué cree que nos buscan?, ¡a ambos!. Usted con sus ideales, yo con los míos...¡tan!...tan distintos- suspiró con desesperanza- ¿qué es lo que quieren?, de usted, de mí ... ¿un trofeo?, ¿seremos acaso un trofeo de la vitrina sociopolítica actual, mientras tenemos un enemigo en común?... >>No pretendo aburrirle, señor Weasley- concluyó al fin- he querido reunirnos para negociar una salida de todo este embrollo. La secretaría ministerial a cargo de Sean Linmer no sabe dónde se ha metido. Nuestra intenciones, si bien son distintas, son parte del equilibrio perfecto de ésta balanza. Usted no existiría sin el valor de enfrentarse a ideales como los míos ni yo sin hacerlo contra los suyos, es esa la regla natural de todo esto. Propongo una tregua de los supremacistas para enfrentarse al Inquisidor, ya que él y solamente él, viene siendo nuestra piedra de tope. ¡Y no crea que luego no le seguiré haciendo frente!...- sostuvo sonriendo con el índice bailando en su dirección-... es nuestro destino. Siendo así, la proyección del ahijado de los Yaxley- quienes velaron en gran medida por la adolescencia de Aaron, con una Gatiux preocupada de que el joven Black se mantuviese fuerte y sano, o con un Orión atendiendo a un cariño familiar por el que el muchacho jamás pasó- invocó su daga de sacrificio e hizo un corte en la palma de su diestra. La mueca fue evidente pero prudente, y si bien, era la sangre del muggle, el vínculo de alma que sostenía era la muestra esencial de todo aquello. Ya había dicho un gran mago alguna vez: Magic blooms... only in rare souls. -...Un juramento de sangre, señor Weasley... un pacto que nos permita confiar, ¡el uno en el otro!...- infirió, elevando la voz tras el estruendo sonido del cargamento que pasaba bajo sus pies- Yo Juro, no atacarnos ni atentar contra nuestras vidas hasta que el inquisidor sea borrado de la faz de la tierra. De esta manera, podremos ganar mérito para que la sociedad mágica confíe nuevamente en nosotros, y de la misma manera cumpliré mi palabra, la de borrar sus órdenes de persecución y arresto... ¿quién arriesga más?. Ya luego podremos enfrentarnos si así lo quiere...- tendió su mano con la herida abierta y cosquilleante- ¡venga no tema!, sabemos que no estamos solos aquí. Podríamos haber ordenado un ataque masivo antes de platicar todo esto, ¿no es cierto?... @@Nate Weasley OFF: Solo me queda un post para echar a andar a los tres Aaron y ya vuelvo a retomar, sea con Darlis, el mismo Nate o quien desee sumarse, respecto de este o el rol anterior y un tercero que está dedicado, en teoría, a los mortios <3. Saludos pipol! ^^
  13. Los Tres Aaron. El primero: Ministerio de Magia. El ex mandatario de Magia había aparecido envuelto en flamantes llamas de fuego verde desde una de las chimeneas del atrio ministerial. Las alarmas habían saltado de inmediato, mientras que un viejo y desgastado telón proyectaba una fotografía que le habían tomado en quizás qué lugar. Alternando los carteles de búsqueda, se enseñaba también la imagen del reconocido fenixiano, Nate Weasley. Los guardias de Sagitas se acercaron como una manada de lobos hambrientos, apuntando sus varitas a lo que creían, era Aaron Augustine Black Yaxley. Vestido con una túnica negra y un sombrero en copa y sin ala, se detuvo frente a la estatua de los hermanos mágicos mientras algunos miembros de la prensa internacional capturaban fotografías del suceso. El rostro del reconocido Yaxley se mostraba tan sereno como parco, mientras su indiferente mirada gris era iluminada por cada destello luminoso. -¡Señor Aaron Black Yaxley, queda usted en calidad de detenido por violentar los reglamentos estatutarios!- exclamó al fin uno de los jóvenes miembros de la seguridad ministerial. Un auror un tanto más alto que él- tiene der... -Conozco mis derechos- respondió en seco. -Acompañ... -Conozco el camino. No se atreva a tocarme un pelo...- advirtió, prosiguiendo con la misma fluidez en el áspero tono de sus palabras. Entrelazando sus brazos por la lumbar para dirigirse al elevador, observó hacia los costados como quien está dispuesto a cruzar la calle. El auror quedó en silencio y luego de tragar saliva, se hizo a un lado para abrirle paso- ¡Necios!. Son solo un instrumento de la ley...- murmuró a viva voz. En seguidilla, el cuerpo de defensa gubernamental le siguió, esperando que el ahora vitalicio del Wizengamot y subrogante de la presidencia de Macnair, hiciese alguno de sus espectáculos o motivase a una revuelta en el corazón de la política inglesa de la magia. Varios gritos de apoyo y desdicha se oyeron por la estancia, seguido de preguntas protocolares por parte de los periodistas mágicos. - ¡Señor Yaxley!, ¡Señor Yaxley!...- gritaba un joven mago de lacio cabello negro y pecas que contorneaban sus pómulos y nariz- ¡Solo una pregunta por parte de Magisk Politike! Aaron se detuvo para girarse hacia el muchacho, elevando el mentón en señal de condescendencia. Enarcó una ceja en cuestión. El chico captó el momento y la libreta bailó entre sus manos antes de caer al suelo; la recogió velozmente y se disculpó en el acto. -Señor Yaxley, se comenta que la Secretaría Ministerial pretende abolir el sistema judicial para buscar su destitución en vista del carácter vitalicio en su cargo, ¿qué podría comentarnos al respecto?...- el chico era detenido por los brazos entrelazados de la seguridad mágica, quienes formaban una cadena en media luna a las puertas del ascensor. -Muchacho. Eres muy joven para comprender lo que pueda haber tras todo esto, de hecho pasé por lo mismo cuando tenía tu edad...- comenzó a responder el ex ministro. Su acento era muy característico- Cuando las fuerzas del innombrable tomaron el poder a mediados de la década del noventa, el Wizengamot dejó de funcionar por el solo hecho de tal dictadura mágica...- respondió con un claro mensaje entre líneas. Le sostuvo la mirada y se dirigió al resto de periodistas, que atentos, tomaban nota u observaban mientras los vuelapluma sacaban humo tras la velocidad de sus escritos- ¿Acaso me creerían capaz de burlar la ley que por años nos ha servido para una sana convivencia?... -¡Qué hay del desconocimiento al Estatuto del Secreto Mágico!- gritó uno por ahí, seguido de varias afirmaciones a viva voz. -Me malentienden- volvió a responder el falso Aaron- si bien hay algunos de mis pares que pueden estar a favor o en contra, mis actitudes siempre han ido en velar por la libertad de mis hermanas y hermanos...mágicos- comentó y miró a una bruja- ¿usted tiene hermanos?- la chica asintió- ¿se ha peleado con alguno de ellos?- volvió a asentir, provocando que el mago se encogiera de hombros en una ironía propia de sus actos- Es lo propio de un pequeño grupo social que parte desde nuestros hogares. El estatuto del secreto no era un edicto que velase por la seguridad, ni mucho menos la libertad de nuestros pares... ¡esto!...-desenfundó su varita, una copia exacta de la original modificada de alguna otra de algún difunto, alertando a los aurores que también hicieron lo suyo provocando que Black Yaxley levantase la otra mano en señal de calma y espera- esto nos hace distintos. No necesitamos de políticas, acuerdos con simples humanos o pactos insensatos que nos prohíban la libre circulación de nuestra cultura, de nuestra esencia, de nuestra magia. ¡No somos muggles!- recalcó con determinación- entonces ¿porqué vivir escondidos de ellos?. - La normativa del edicto, señor Black. ¿Qué opinión tiene al respecto?...- comentó un mago de avanzada edad. De su cuello colgaba una credencial sobre la prensa ministerial. Quizás perteneciese a El Profeta. - Los hechos son prueba evidente de su resolución, mi estimado- respondió Black con plena parsimonia- ¡han atentado contra nosotros en magnitudes internacionales!- exclamó con una teatralidad innata- ¡hasta apoyan al Inquisidor! ¿qué esperaban?. El ministerio vela por la seguridad de la población, y ante los ejemplos dados, aunque vagos, implican comprender de que nunca se podrá contentar a la población en su totalidad. Solo se busca lo mejor bajo el denominado, bien común. ¿Qué es lo que tanto les pesa?, ¿a qué le temen?... Los murmullos comenzaron a tejerse mientras el gentío conglomerado menguaba su efusiva intervención, ¡estaban atentos!, pendientes de lo proyectado por el fragmento de Aaron en el muggle que lo caracterizaba. - Se otorga el derecho a defensa propia...- prosiguió entonces, el que hoy presidía de forma oculta, el círculo extremista de la supremacía mágica- ¿qué hubiese pasado si aquello no se protocolizaba? .Serían castigados como lo fue Harry Potter por protegerse de un par de dementores, jurisprudencia de nuestra historia judicial. ¿Acaso no es una similitud, ahora que la población no mágica muestra cierta hostilidad a nuestras costumbres? Digo, no es que nos vayan a quitar el alma con un beso que intimidaría al mismísimo cupido, pero han creado un suero ¡que atenta contra nuestras capacidades!... -¡Pero eso viene de una consecuencia, por las decisiones que usted tomó estando en el poder!...- los murmullos se levantaron nuevamente. Hasta los aurores habían entrado en duda. -No lo niego- determinó Black Yaxley. Su respuesta causó un silencio peculiar- pero yo les pregunto a ustedes ¿era mejor vivir escondidos, siendo castigados o presos de la ineptitud contingente del muggle, de sus enfermedades, sus guerras, su avaricia, por el simple hecho de proteger...nos?. Acaso debemos ser lacayos de su historia, una que por cierto fue severamente sangrienta con lo que ellos llaman religión, por el simple hecho de proteger...nos?- continuaba repitiendo la pregunta de tácita respuesta- o les parece más lógico dirigir nuestros lineamientos de forma autónoma, por un decreto que bien puede ser modificado por el Wizengamot como cuerpo juidical y legistalitivo de la república mágica, para orientar la solvencia de nuestro culto ¡de los nuestros!, de quienes tenemos los conocimientos para sanar, crear, moldear, y porqué no, evitar actos bélicos como los acaecidos en los últimos años, solamente porque los gobiernos hermanos no estén conformes con el derecho de libertad que se les plantea!... Lo último era un cinismo clásico y político. Aaron era un miembro más del legado del mago tenebroso más poderoso de todos los tiempos, por otro lado presidía en parte, el círculo sagrado de los veintiocho, ¿qué acto bélico no quería incitar el autodenominado Caelum, para sostener el poder en el círculo de supremacistas mágicos?. Era algo desconocido para cualquiera, menos para su círculo, uno que hasta ahora se mostraba fiel y sin ánimos de traicionarlo. -Entonces qué pasará con el Wizengamot...-preguntó nuevamente el joven de Magisk Politike, un comentario al aire que el mago captó al estar cerca de él. -El Wizengamot se mantiene firme y no se disolverá por caprichos políticos, hijo...- respondió- una cosa es el apoyo que yo, Aaron, pueda darle al gobierno de turno con la franqueza del partido conservadurista y otro muy distinto, es la relación que yo tenga con el Wizengamot y de este con la mandataria. Ahora, con su permiso debo ir a declarar... Dicho tal, el persuasivo mago tenebroso se adentró en la cajuela del elevador, seguido de dos o tres aurores insistentes de su custodia para dirigirse a la sala del piso del Wizengamot. >>Décimo nivel. Tribunales del Wizengamot<< La voz de lo que parecía ser Bábila, sonaba entre las paredes del lugar. Aaron esperó en la sala de declaraciones, con las manos en reposo sobre una mesa, en la que figuraba solamente un vaso de agua que se rellenaba solo. No se dejaría amedrentar por el hoy Secretario Ministerial, Sean Linmer; no bebió un sorbo y estaba seguro de que pisaría una celda. En la habitación le custodiaban cuatro aurores, de los cuales dos formaban parte de su partido y uno de ambos, enlistado al círculo sagrado de familias de sangre pura. No era tonto. No obstante, cuando llegó Darla, solo quedaron ellos dos. -No esperes que te invite a tomar asiento, Darla. Eres tú quien dirige dentro de estas cuatro paredes- le dijo el falso Aaron sin quitarle la vista de encima- Pregunta lo que quieras saber y yo responderé según sea lo adecuado. Luego veré si me es conveniente declarar o acogerme a la inmunidad política de mi cargo. Sabes muy bien que Sean no tiene el poder para deshacer una institución como el Wizengamot, como también sabes que no me quedaré de brazos cruzados si lo intenta nuevamente. @@Darla Potter Black @Sean Linmer
  14. Castillo Black. Día del Edicto De pie junto a mi hijo, manos entrelazadas por la lumbar y mentón altivo, oí a la gitana. Ella jamás cambiaría su manera de ser, salvo en el momento que pudimos concebir a nuestros tres hijos, ¡era temperamental e indomable!; siempre me pregunté si eso era lo que había captado mi atención en ella; sonreí, ladeé el rostro hacia Jeremy e hice una mueca aludiendo a la paciencia que éste podría tenerle tras ser el más cercano de sus hermanos. Al menos estaba de acuerdo con atentar contra la Confederación Internacional y el intento que supondría la captura y secuestro de Mackenzie Malfoy por parte del legado volderista. Yo siempre mantenía una visión macro de las dos caras políticas que enseñaba a la comunidad. Por un lado y tras la marca tenebrosa, mantenía los principios del mago tenebroso más grande de todos los tiempos, pero por otro y en defecto a la sangre sucia de Tom Riddle, sostenía de forma innata a los Grindelwalistas. Éstos últimos, magos con gran clase y elocuencia, suponían el primer círculo de supremacistas que no tenían la calavera con la serpiente enroscada, tatuada en su piel. Una proyección del círculo sagrado de los veintiocho. -Jeremy, espero que aprendas más de la política de tu padre que la de tu madre...- sostuve sin quitarle ojo a la Zíngara- No creas que apoyo a Potter Blue por el simple hecho de que su decreto nos sea útil, a la casta tenebrosa por supuesto. Los contactos políticos que tengo dentro del ministerio me han comentado que se planea una orden de detención en mi contra, pero no solamente respecto de mí, sino también de otros que bien podrían ser miembros políticos de los fenixianos, o de ustedes dos por los tráficos comerciales. El nombre de Weasley, el chico que intentó manchar mi nombre hace unos meses por cuestiones que como bien sabemos, jamás cometí, también suena por los pasillos...- Les hice una seña y sin esperarlos seguí caminando, invitándolos hasta un juego de terraza donde podríamos tomar asiento-... Las cosas están muy desordenadas últimamente: El edicto, la amenaza del MACUSA, revueltas sociales que de seguro tensarán las relaciones entre países. Debemos estar preparados- agregué mientras tomaba asiento y cruzaba una pierna por sobre la otra en una pose varonil- algo me dice que podrían querer abolir al Wizengamot, lo que sería una tontería. Ostentamos de poder autónomo e independiente, no por nada decreté un puesto vitalicio antes de mi salida como Ministro...-jamás daba puntada sin hilo-...de hecho, esto fue conversado con Macnair, ¡debíamos apoyar los decretos de la nueva Ministra!, convencerla de que los actos de los muggles han sido hostiles sin ser nosotros los que iniciamos toda esta campaña cuando desconocí el Estatuto del Secreto; en esos entonces tuve el apoyo de Japón y espero mantenerlo hoy en día... >>¡Por eso debemos ocasionar un derrumbe político en las instalaciones de la Confederación!. Ya hemos inmiscuido algunos principios que, siendo honestos, creía perdidos. Varios ancianos del culto mortífago desaparecieron y hoy no había más que envalentonados a beber una botella completa del mejor whisky escocés... ¡esos eran sus logros!... Se olvidaron de los suyos, de su sangre, de los principios supremacistas que nos mantienen sobre esa gentuza que cree poder contra nosotros con un par de pepas metálicas- dicté aludiendo a la artillería muggle- sin obviar que los sangres sucias y traidores, buscaron asilo bajo las alas del fénix... ¡mientras nuestro legado se mantenía dormido!...- solté con temperamento nato sobre la mesa que nos reunía- los antiguos exponentes estarían avergonzados de saber en lo que nos hemos convertido. Si Harry Potter estuviese vivo, nos habría cazado uno por uno con gran facilidad... -Es por ello que he comunicado al Partido del Conservadurismo Mágico, que apoye los dictámenes de la Ministra. Nuestra voz es fuerte y tiene peso en las direcciones sociopolíticas de la sociedad inglesa. En Alemania, Francia y Rusia se han adoptado medidas similares. Hasta los egipcios han bebido de nuestra agua, sin obviar a los Reinos aledaños. ¡No necesitamos más que eso! y ahora, con las declaraciones Ministeriales a nuestro favor, podemos estar seguros de que los conservadores no temerán en apoyar las señales de un Morsmordre. Con ello, esperaba comprendiesen mi postura, una que por muy enmarcada que fuese estaba a merced de una comunidad entera que tan solo buscaba el derecho de libertad, el mismo que nos antepondría como cúspide de una frase que se había perdido en el tiempo: La Magia es Poder. -Buscaré una tregua con Weasley; el Wizengamot será su única salida- concluí con lo que sería, seguramente, otra falta de criterio para Candela-... bien dice el adagio, los enemigos más cerca que tus amigos. No por nada estás sentada aquí, dentro del castillo Black, verdad cariño...- una curvatura de ironía se dibujaba en mi semblante y de seguro, su mirada no sería del todo complaciente- ¡Es una broma! ¿Qué, nadie acepta bromas hoy en día?- bufé. *** Días de la Circular. Decreto ministerial de Sean En cada edificio público y de connotación mágica, las figuras de Nate y Aaron se enseñaban a la comunidad. De seguro y con los días habrían otros que atravesarían la misma suerte; la estampa del secretario ministerial se ubicaba a una de las esquinas inferiores. Sean Linmer. Black Yaxley ya estaría en conocimiento, al igual que Weasley. Algunas lechuzas que no alcanzaron a ser interceptadas, se intercambiaron correos en la semana, volando de copa en copa, pasando el mensaje por varias de ellas cosa que no pudiesen ser interrumpidas. Una escritura que solo sería visible a los ojos de su receptor; y así fue. La carta le llegaría en pocos días si no era dentro del mismo. Seguí escriturando, paseando por alguna habitación escondida del castillo Black mientras hablaba al vuelapluma que tomaba nota. Eso sería lo justo y necesario. Sin más y con los mensajes a sus respectivos receptores, un mago sirviente de la noble casa defensora del Toujours Pur, llamó a la puerta. -¡Adelante!... -Señor, tengo lo que solicitó...-se presentó el tipo alto y de peinado anticuado como langüetazo de vaca, dando paso a tres muggles que habían sido capturados la noche anterior. Estaban desaliñados y con un temor latente en su mirada. Algunos mantenían los grilletes marcados en muñecas y tobillos. ¿Los habría capturado Matthew?, ¿Candela tal vez?... Jeremy los hubiese disecado... apostaba por el primero, aunque siempre mantenía la duda de si era Orianthi, mi pequeña, si me los enviaba de regalo. -Mmm...- observé a cada uno de los presentes. Estaban atónitos, débiles y apagados. Observé al hombre que les había traído- ¿Comieron algo?... -No... señor -¿Les dieron de beber?... -Tampoco...señor -Por lo visto tampoco preguntaré si se han bañado... -Ehh... señ... -¡Fuera de aquí!... ¡vete antes que te utilice a ti!- solté a viva voz, observando como los presentes. Dos tipos de edad y un joven, se estremecían de pronto-... est****o squib...- comenté cuando este cerró la puerta tras su salida. Aparecí tres sillas y con un latigazo de mi varita forcé a los muggles a sentarse en ellas-... no teman, si quisiera haberlos matado ya lo habría hecho...-murmuré con cierta queja tras estirarme sobre un estante para alcanzar una cajita forrada con piel de dragón. La tomé y la llevé hasta el escritorio donde yacía la pluma sobre el tintero-... ¿edades? -... - treinta y dos... -veintisiete... -Y tú, ¿eh muchacho?- pregunté volteándome con tres frasquitos de un líquido fluorescente y anaranjado. Le chispeé los dedos dos veces para que elevase la vista. -...veinti...veinticuatro... - Veinticuatro- repetí y le lancé la primera poción a él, quien la agarró al vuelo. Su mano le tembló- Oh no no, tranquilo muchacho. Eso te dará vigor y más energía que las bebidas que acostumbran a beber. Esa cafeína puede ser más dura que yo, te lo aseguro- le dije con ligereza y lancé las otras dos a los demás- no han comido, no han bebido, ni si quiera están limpios... si beben eso les enseñará de qué estamos hecho nosotros... beban, beban...- les invité. La poción era una combinación de otras que entre ellas, mantenía notas del felix felicis y varias que le devolverían cierta energía y confianza. ¡Los necesitaba fuertes y atentos!. -Siento que podría escapar de aquí... -Me atrevería... a golpearlo... ¡ahora!- se ensañó el de mediana edad, saltando como un felino fiero sobre mí. Más solo idee un círculo astral que me permitiría detener el tiempo a mi alrededor, observando como se suspendía en el aire, moviendo los ojos de lado a lado sin poder hacer nada. Los demás aún tragaban el líquido, ¿y yo?, yo me movía con plena fluidez. -Verás, sucio muggle...- solté entre dientes y con la nariz arrugada mientras sostenía fuertemente su mentón- si bien, lo que acabo de obsequiarte es un líquido que asegure en parte, tu suerte, no te pondrá sobre la media de un mago común y corriente. Deberías ser más agradecido de quienes ostentan el poder que tu conoces en lo que llaman...Dios...- desenvainé mi varita y puse la punta en la boca de su estómago- fuego maldito...- decreté entre dientes. Un escorpión de tamaño original comenzó a subir por su pecho, ¡estaba hecho del maleficio! y le quemaba sus prendas mientras iba recorriendo todo su torso. Fue entonces cuando quité los efectos del círculo astral. El muggle que quería escapar y el joven observan con gran sorpresa lo ocurrido. - ...O quizás ya no quiera escapar...- le comentó uno al otro mientras el tipo afectado se retorcía en el suelo. Abrí un fulgura nox para que desapareciera de mi vista, generando un anillo que enseñaba un tempestivo océano del otro lado. Le empujé hacia el con una proyección mágica de mis manos. Se cerró el portal y sacudí mis palmas entre ellas y luego en los pliegues de mi túnica. -¿Y bien? ... quién más quiere atacar...- sonreí. *** Día de la Reunión con Nate, llegada al ministerio de magia a enfrentar cargos y reunión para atentar contra la Confederación Imbuir fragmentos de mi alma en aquellos muggles no me fue difícil. ¡Es más!, con la poción que les había dado, también habían propiedades de una multijugos, una que les otorgaría mi apariencia. La maldición imperdonable de control, si bien me era útil, no sería necesaria tras los conocimientos de madame Boswell, maestra del puerto en la Fortaleza Oscura. El más viejo de los muggles y el joven asustadizo, adquirieron mi apariencia, mi determinación y mis costumbres aquella noche. Uno iría al Ministerio para entregarse y enfrentar un juicio mágico que de seguro podría salir a mi favor con la influencia y poder que ostentaba en el Wizengamot. El otro, se reuniría junto a Weasley según lo acordado. Darles un poco de mi magia a través de mi alma, era mucho más aceptable que el descubrimiento muggle del gen que nos hacía distintos. Podrían clonarnos, ¡pero jamás obtendrían nuestra dinastía!... Ese mismo día, reuniría a las brujas y magos tenebrosos para organizar el atentado a la confederación. Pero eso lo haría yo, en persona y bajo el seudónimo de Caelum, al mismo tiempo que la reunión con Nate y la llegada al Ministerio. Subí la manga de mi antebrazo izquierdo con la punta de mi varita y presioné sobre la marca tenebrosa para llamar a todos quienes quisieran participar. El ardor sería insoportable. La reunión se llevaría a cabo en la azotea de la torre negra, lugar de reunión de la noble casta tenebrosa, bajo una lluvia incesante y un ambiente marino hostil. http://pa1.narvii.com/6892/38f87b75c13f091b5d660e0edc06e3ac618d7412r1-478-200_00.gif @@Sean -Ojo Loco- Linmer @@Sagitas Potter Blue @@Nate Weasley @@Candela Triviani @ @@Darla Potter Black @@Shelle Katerina Gryffindor OFF: Sorry el tocho! intenté hilar varias cosas Que tengan buen Jueves pipol!! Ya no roleo hasta el 2022 ahya xDDD.
  15. Elevado en las manos del necrohand y con la imperante cabeza de serpiente enlistada para devorarme y llevarme lejos de los terrenos de la mansión Gryffindor, observé desde lo alto a Mica, la bruja que me había atacado en el funeral del Auror. Su pequeña figura se reflejó, junto a los tejados de la mansión y los bosques aledaños, en la gélida y parca mirada gris que me caracterizaba antes de que el gigantesco Morsmordre me hiciera desaparecer de allí. Soplé con fuerza hacia una bandada de aves que se cruzaba. Los conocimientos de Asra Boswell, la maestra del puerto a orilla de la fortaleza oscura, me permitieron imbuir un fragmento de mi alma que alcanzó un cuervo negro que sobrevolaba la estancia. Un objeto animado que rápidamente se transformó en un símil de mí, teniendo la orden de enfrentarse a la bruja... desaparecí luego de eso. El fragmento de alma, imbuido en el animal, tomó la apariencia de Caelum; tendría las mismas capacidades mágicas que su creador, la misma energía y la tenaz elocuencia de arraigo a las costumbres supremacistas. Su objetivo: Mica Gryffindor, una traidora a la sangre tal cual lo fue su hermano. Vestido con una túnica ligera sobre los pantalones y elegante calzado, se posicionó lenta y pausadamente a espaldas de la mujer. - ... Tu hermano al fin descansa de los principios que enfermaron su mente...- sostuvo en sorpresa mientras desenvainaba una varita, limpiándola como si afilase un cuchillo, sobre los pliegues que ondeaban por el costado de su cadera hasta que elevó el rostro en su dirección; una máscara de rústico tallado en plata-... hubiera sido más cauto de su parte resguardar su secreto, sobre todo ahora que la revolución de la supremacía cobra poder... el que se merece, ¡el que merecemos!- comentó entre palabras determinantes que no serían más que ecos y susurros alcanzados por la brisa en la serenidad de la noche. A la izquierda del fragmento de Caelum y derecha de la bruja, se enaltecía una de las paredes de la mansión, limpia y sin más ventanas que una en lo alto. A su borde solo crecía la yerba y algunas flores propias de la decoración, sin macetas ni piedras o adorno alguno. A la izquierda, se extendía un campo de tierno césped hasta colindar con un bosque a no más de veinte metros; lejos del funeral y la discusión sobre el funeral del legendario fenixiano. El mortífago se apoyó de costado a la pared mientras dejaba caer una y otra vez la varita sobre la palma de su mano, indiferente y despreocupado, esperando alguna respuesta que le invitase a usar su arma mágica tras el compás. Sin embargo, eso no pasó. -¡¡...!!- Caelum empuñó la mano libre y pulverizando una teatralidad, extendió su mano para soltar un vacío hacia la bruja luego de concentrar en su mente unas arenas del hechicero, polvillo mágico que en efecto e inmediatez, la cegaría. Impidiendo así, cierto alcance de ataques contra el fragmento del hijo de Mahía. Ella no tendría como percatarse si Aaron era el original o no, pues no conocía a fondo sobre los horrocruxes o el manejo del alma, mucho menos al mortífago en particular. Si el fragmento era vencido, la proyección de Caelum se desvanecería sin más, quedando un cuervo muerto a la vista. Sin embargo, sería útil para conocer a qué resistencia hacía frente. 100PV 6PP @@Mica Gryffindor
  16. Ficha para indicar que se comenzó una Mazmorra: Participantes: Nick 1: Aaron Black Yaxley Link al perfil: Aquí Nivel del Personaje: 18 Link a la ficha: Aquí Link a la bóveda: Aquí Mazmorra: Título de la Mazmorra: La Torre del Dragón Link al Topic abierto para realizar la Mazmorra: Mazmorra
  17. Mazmorra: Torre del Dragón Nivel mínimo: 2 Participantes: Máximo 1 (modalidad individual) Repeticiones: Una vez por semana (los roles tienen que ser diferentes, no se admiten copias) Experiencia: Por cada vez que se realice completa da 1 punto en el apartado de Mazmorras. En 1897 Albus Dumbledore fue reconocido con el Premio Barnabus Finkley de Hechizos Excepcionales. Por entonces, era un destacado alumno de Hogwarts, íntimo amigo de Elphias Doge. Desconocemos qué hechizo inventó Albus Dumbledore que le hizo acreedor de tan notoria distinción a tan temprana edad. Lo que sí sabemos es que el antiguo Director de Hogwarts fue alguien de extraordinario poder mágico, con una mente muy brillante. Sin duda alguna, no todos los hechizos que inventó a lo largo de su vida, trascendieron a la opinión pública. Después de graduarse de Hogwarts, en junio de 1899, Dumbledore iba a realizar el tradicional "Gran Viaje" alrededor del mundo con su amigo Elphias Doge. No obstante, la muerte de su madre, Kendra Dumbledore, la víspera del viaje, por causa de una explosión de la incontrolable magia de Ariana, impidió tal propósito. Doge marchó sólo a aquel viaje, pero su rumorea que llevaba consigo un libro escrito por Albus Dumbledore, con todas sus investigaciones durante sus años en Hogwarts. Lamentablemente, Elphias perdió aquel libro en Papúa Nueva Guinea, en circunstancias muy poco claras. No hace mucho, funcionarios de MACUSA descubrieron el libro en poder de una tribu de salvajes, pero aunque lograron recuperarlo, el libro tenía muchas páginas arrancadas. Algunas de ellas, fueron descubiertas en la Torre del Dragón, un misterioso lugar en Papúa Nueva Guinea, donde habita un poderoso Opaleye de las Antípodas, modificado al parecer con los poderes del libro de Albus Dumbledore. Ayuda al MACUSA a recuperar las páginas perdidas y a controlar al Gran Drakan, el misterioso Opaleye que habita en la Torre del Dragón. A cambio recibirás importantes recompensas. Hitos de la Mazmorra: Debes hacer 5 posteos de rol (total 10 posteos) (mínimo 15 líneas cada posteo). Los objetos del Magic Mall que se piden, deben estar en la ficha de personaje al momento de comenzar esta mazmorra. No se gastan, una vez en ficha, pueden usarse todas las veces que se quiera para realizar la mazmorra. Hay que tener en cuenta las instrucciones para el manejo de dados. No nos hacemos responsables si los dados cambian de valor por no haber seguido bien las instrucciones indicadas. Te recomendamos leer bien los hitos de la mazmorra que se detallan a continuación. Primer posteo (rol): Entras en la Torre del Dragón y encontrarás un pequeño hall de pequeñas dimensiones, de donde nace una escalera de caracol que se eleva hacia arriba. La escalera lleva a varios pisos, cada uno de ellos con una puerta cerrada. En el primer posteo, entrarás a la Torre investigarás la escalera. Observarás que las puertas cerradas de cada piso tienen un mecanismo mágico y un símbolo que las identifica. Segundo posteo (dados): Lanza los dados para abrir la puerta del primer piso. Debes lanzar 1 dado de 2 caras. [roll]1d2[/roll] Si el resultado es 1, descubres el funcionamiento del mecanismo mágico a la perfección y entras en el primer piso sin problemas. Si el resultado es 2, descubres el funcionamiento del mecanismo mágico y entras en el primer piso, pero la sala está llena de doxys. Tercer posteo (rol): Entras en el primer piso. Si sacaste un 2, deberás exterminar a las doxys para poder hacerte con 1 de las páginas del libro de Albus Dumbledore. Para ello, deberás llevar contigo Doxycida (comprado en el Magic Mall). Si sacaste un 1, encontrárás la primera página del libro sin problemas. Una vez encontrada la página del libro, sal del primer piso, hacia la escalera de caracol y sube hasta el segundo piso. Cuarto posteo (dados): Lanza los dados para abrir la puerta del segundo piso. Debes lanzar 1 dado de 2 caras. [roll]1d2[/roll] Si el resultado del dado es 1, descubres el funcionamiento del mecanismo mágico a la perfección y entras en el segundo piso sin problemas. Si el resultado del dado es 2, descubres el funcionamiento del mecanismo mágico, pero en el segundo piso hay un fuego que no se apaga con nada. Quinto posteo (rol): Entras en el segundo piso. Si sacaste un 2, deberás recuperar la segunda página del libro de Dumbledore, pero el incendio que hay dentro está a punto de destruirla y no se apaga con nada. Debes introducirte en el incendio y recuperar la página antes de que se destruya. Pero al hacerlo, te quemarás y deberás usar Remedio para Quemaduras comprado en el Magic Mall. Si no lo usas, morirás antes de llegar al cuarto piso (el tercer piso, podrías hacerlo). Si sacaste un 1, encontrarás la segunda página del libro de Albus Dumbledore sin problemas. Una vez encontrada la página del libro, sal del segundo piso, hacia la escalera de caracol y sube hasta el tercer piso. Sexto posteo (dados): Lanza los dados para abrir la puerta del tercer piso. Debes lanzar 1 dado de 5 caras. [roll]1d5[/roll] Si el resultado del dado es 1 o 2, descubres el funcionamiento del mecanismo mágico a la perfección y entras en el tercer piso sin problemas. Si el resultado del dado es 3 o 4, descubres el funcionamiento del mecanismo mágico y entras en el tercer piso, pero una nube tóxica te impide respirar. Usa un hechizo que te abra las vías respiratorias y otro que te permita pasar sin respirar al piso para recoger la tercera página del libro de Albus Dumbledore. Si el reultado del dado es 5, el mecanismo explota y te deja malherido. Deberás abandonar la mazmorra. Podrás intentarlo otra vez en una semana, volviendo a repetir la mazmorra desde el principio. Sólo tendrás opción a la recompensa por las páginas encontradas en los pisos primero y segundo. Séptimo posteo (rol): Si has sacado 1, 2, 3 o 4 puedes continuar con la mazmorra. Rolea en consecuencia, en función del resultado del dado que te haya salido. Recuerda, si has obtenido un 3 o un 4 rolear los dos hechizos que se piden de forma correcta. Márcalos en rojo. Si no haces bien este paso, la mazmorra no se te contará como correcta y no obtendrás las recompensas. Una vez recuperada la tercera página del libro de Albus Dumbledore, avanza hacia el último piso. Octavo posteo (dados): Lanza los dados para abrir la puerta del cuarto piso. Debes lanzar 1 dado de 5 caras. [roll]1d5[/roll] Si el resultado del dado es 1, descubres el funcionamiento del mecanismo mágico a la perfección, entras en el último piso y encuentras al Gran Drakan, el misterioso Opaleye de la Torre del Dragón. Además, justo ante ti, nada más abrir la puerta, observas que hay una página adicional del libro de Albus Dumbledore. Si el resultado del dado es 2, descubres el funcionamiento del mecanismo mágico a la perfección, entras en el último piso y encuentras al Gran Drakan, el misterioso Opaleye de la Torre del Dragón. No encuentras ninguna página más del libro. Si el resultado del dado es 3 o 4, descubres el funcionamiento del mecanismo mágico, pero encuentras, que no hay suelo bajo tus pies y el Gran Drakan está volando. Deberás derrotarlo desde el aire y necesitarás una escoba voladora comprada en el Magic Mall (sirve cualquiera). Si el resultado del dado es 5, el mecanismo explota y te deja malherido. Deberás abandonar la mazmorra. Podrás intentarlo otra vez en una semana, volviendo a repetir la mazmorra desde el principio. Sólo tendrás opción a la recompensa por las páginas encontradas en los pisos primero, segundo y tercero. Noveno posteo (rol): Si has sacado 1, 2, 3 o 4 puedes continuar con la mazmorra. Rolea en consecuencia, en función del resultado del dado que te haya salido. Para vencer al Gran Drakan, debes usar 5 hechizos de la lista de neutrales y no se pueden repetir (márcalos en rojo y negrita). Décimo posteo (dados): Lanza los dados una última vez para determinar las recompensas otorgadas por el Gran Drakan y por el MACUSA. Lanza 1 dado de 30 caras. [roll]1d30[/roll] Si el resultado es < 6 -- 2000 G Si el resultado es 6 - 10 -- 1000 G Si el resultado es 11 -- 25 -- 500 G Si el resultado es > 25 -- 0 G Recompensas: Por cada página del libro de Albus Dumbledore: Primer piso superado y encontrada la página: 500 G. Segundo piso superado y encontrada la página: 500 G. Tercer piso superado y encontrada la página: 500 G. Cuarto piso, si sacaste un 1 y, por tanto, encontraste la página adicional: 1000 G. Por vencer al Gran Drakan: 500 G + drop según el resultado de la última tirada (posteo Décimo). Si el resultado es < 6 -- 2000 G Si el resultado es 6 - 10 -- 1000 G Si el resultado es 11 -- 25 -- 500 G Si el resultado es > 25 -- 0 G Posteo opcional: Si has completado la mazmorra, puedes hacer un posteo adicional roleando las recompensas y el reporte al MACUSA de lo que has descubierto en la Mazmorra, entregándole las páginas del libro.
  18. Ficha para indicar que se terminó la Mazmorra: Participantes: Nick 1: Aaron Black Yaxley Link al perfil: Perfil Nivel del Personaje: 18 Link a la ficha: Ficha Link a la bóveda: Bóveda Mazmorra: Título de la Mazmorra: La Torre del Dragón Link al Topic abierto para realizar la Mazmorra: Mazmorra
  19. 1 Subí nuevamente por la escalera de caracol, envainando mi varita y sacudiendo luego brazos y muslos, como también el pecho. Ya tenía una de las páginas del libro y recuperando las demás, antes que el MACUSA lo hiciese, podría descifrar qué tan importante era la información para los Norteamericanos. Con todo lo que sucedía hoy en día, el Edicto en Reino Unido, la sublevación de la Confederación Internacional de la magia y el presidente del Magicongreso contestando de forma hostil, debía recabar información para darles un golpe que de seguro no olvidarían. Llegando al nivel en cuestión, busqué una puerta por todo el lugar sin resultado. "La runa de la invisibilidad... te servirá para quienes deseen hacerte el mal, hijo". ¿Porqué tenía que oír al viejo oso en esos momentos?. "Con ella no es que los demás no te vean, sino que aprenderás que siempre tendrás críticas. Tú debes saber si tomarlas o no; crecer con ellas o unirte al desprestigio de ti mismo"..."Sabrás en quién confiar y en quién no" -Pero esa runa no tiene sello...- comenté aquella vez, repitiendo las mismas palabras en un murmullo, mientras la gris mirada que me precedía digno de los Black, buscaba lo que yo ya sabía. -Esa es la idea, Aaron... De pronto, entre todos los bloques de concreto, sucios y verdosos por el moho, se hallaba uno pulcro sin siquiera una rasgadura del tiempo. ¡Es ésta!, sonreí. No me sería difícil, pues tan solo pronuncié unas palabras al revés y tras plantar la palma en el pastelón, el resto a su alrededor crujió mientras se iban acomodando y enseñando una habitación oculta. El olor a quemado era fuerte, con algunas hileras de humo por la habitación y unos cuántos cráneos como espadas tiradas por la estancia, esqueletos de quienes habían intentado entrar por la fuerza. Sobre un escritorio apolillado, se encontraba una botella acorchada con una hoja dentro; sus letras doradas me permitieron deducir que era una de las páginas que tanto buscaba. La tomé por su cuello y la reventé sobre el borde de la madera, cuestión por la cuál se quebró la botella y cayó el mesón. Saqué la hoja con sumo cuidado y la guardé junto con la otra, acercándome hasta un hueco que parecía ser una ventanilla. Respiré aire puro y me devolví hacia la escalera de caracol.
  20. 2 Un triángulo incompleto con una raya vertical se grababa dentro de un círculo en la puerta que tenía en frente. "Deja que tu rabia se vaya Aaron, solo así podrás tener el control rúnico de éste símbolo"... La voz de un joven Orión resonaba en mi mente mientras una postal se dibujaba con ello; él sentado sobre un tronco y una pila de leña detrás mientras el hacha picaba sola unos cuántos leños. Debí de haber tenido unos trece años en aquél recuerdo. -Nunca dejé ir la rabia, viejo Yaxley...- murmuré e inspiré profundo mientras me sentaba en posición de indio con las manos en reposo y unidas por los pulgares-... pero haré el intento en la meditación. Había visto a Juliette hacer esto alguna vez para controlar sus emociones, a Bietka y todo el tormento que traía consigo. Le había funcionado, así que ¿porqué no me funcionaría a mí?. La torre vibró, vibró desde la puerta que tenía en frente y por lo mismo intenté mantener el control de mi ser interior... pasado unos cuántos minutos abrí un ojo. Estaba un poco ansioso. Volví a cerrarlos y la torre volvió a temblar... "Las... ¡emociones!... (hachazo)... lib..éralas (hachazo)" la voz de mi padrino saltaba nuevamente en mis recuerdos; había tomado el hacha para entonces y era él quien cortaba la leña para mantener la casa cobijada en atención a Gatiux. Después de años, lo entendía. -Libéralas...- repetí y me paré sin más para soltar un fuego maldito desde la punta de mi varita; un rinoceronte adulto embistió contra la puerta, siendo absorbido por el sello rúnico y logrando que cediera el pestillo para abrirse un par de dedeos. El zumbido a continuación fue perturbador, mostrando un Doxy que enseñó sus pequeños y peligrosos dientes. Varios de ellos salieron chillando mientras subían alrededor de la escalera de caracol, para encontrarme con un enjambre de esas apestosas criaturas de alas gruesas y dos pares de brazos como también de piernas. Apenas me vieron quisieron lanzarse en mi contra, cuestión por la cuál idee un obsistens en mi mente, generando un cerco romboide que me protegió como red de pesca, absorbiendo muchísimos de ellos hasta que se percataron y sobrevolaron esperando que la magia se acabase. Aligeré la muñeca para cuando eso pasó, extendiendo mi arma mágica para soltar un basilisco de fuego maldito que comenzó a rodearme en toda su plenitud (sin tocarme) abriendo sus fauces para ir consumiendo y desintegrando a los Doxys mientras cubría mi cabeza con un casco burbuja y soltaba el Doxycida como bomba de racimo, una que generó un gas al tocar el cuerpo del basilisco, explotando y exterminando al resto de esos diablillos como también sus nidos. Consumí el fuego maldito luego de eso y hallé una cajita donde yacía un Doxy muerto y chamuscado. Lo aparté con la punta de la bota y abrí el asunto con un hechizo; dentro de ella había una especie de pergamino, página del libro con caligrafía dorada y un cinto que la enroscaba. La guardé en el bolsillo de costado a la rodilla. -Odio los Doxys...- comenté a la nada, para luego aventurarme al siguiente nivel.
  21. Mi elfo, Nius, me esperaba en las escalinatas de entrada al castillo Black. La Nimbus 3000 se apoyaba en uno de los pilares, justo al lado de un macetero con una flor que expulsaba unos dardos que harían dormir a cualquier extraño que quisiera entrar sin permiso; sus pétalos eran de un tono anaranjado intenso, con tintes amarillentos y pistilos púrpura, que en punta, se ubicaban al acecho; la madera brillaba. ¿Hace cuánto tiempo no me subía a una escoba?... -Amo Black, Nius acaba de comprar el Doxycida...- me dijo tras voltearse ante mí, extendiendo un frasquito que tomé con mesura y observé a contraluz para luego guardarlo en uno de los bolsillos- ¿Qué hace el amo Black vestido así?... Fuera de la costumbre de llevar túnicas elegantes y aparatosas, vestía una camisa arremangada a medio antebrazo, pantalones que se escondían en la caña de unos botines y la varita envainada en uno de los cintos de lo que parecían ser suspensores, cruzándose en una equis por la espalda, con un amarre que me permitiría llevar la escoba como quien carga una espada. -No iré con prendas costosas a una torre donde habite un dragón, elfo...-comenté mientras tanteaba los bolsillos del pantalón de cargo- ... por casualidad, ¿viste el remedio para quemaduras que dejé en el mesón de entrada?... -El amo Black lo lleva ahí en el cinto contrario al de la varita... -¡Oh! cierto... qué despistado- bufé y aparté al elfo con una gran mano fantasmal que proyecté con un movimiento de la mía- espérame con la cena servida, Nius. Dile a Matthew que abra una botella del escocés que tanto le gusta... cuando recupere las hojas, será una victoria para nosotros y una incógnita para el MACUSA. Tras bajar y pisar el césped, observé el cielo y me consumí entre fuego negro mientras concentraba en mi memoria una imagen de Papúa Nueva Guinea, en específico, una alta torre cubierta de moho en su base y varias enredaderas naciendo de entre los cubos de piedra que la constituían por lo alto. Lugar donde me aparecí sin mayor dificultad; el elfo me había conseguido la ubicación. Las aves se posaron en copas de árboles diversos tras el sonido de mi aparición, graznando por lo alto mientras sentía una fresca brisa en el rostro. Una neblina ligera reposaba sobre la vegetación y tras rodear la torre hallé una gran puerta de madera destruida y entre abierta. El aire marino había corroído gran parte del metal que unía los gruesos y húmedos tablones; volví a utilizar un necrohand para empujar y abrir un poco más la entrada cosa de indagar si había alguna trampa, hasta que finalmente entré. El hall era pequeño y oscuro, con antorchas que se apegaban apagadas en la pared, por soportes de hierro oxidado. Las prendí con un sutil movimiento de mi varita y el ambiente dentro se arremolinó hacia arriba, enseñando una escalera de caracol hasta perderse en lo alto con un rugido de lo que parecía ser el dragón custodio de la estancia. Tras aventurarme por los escalones, me encontré con puertas a mal traer pero de un metal sólido y pulcro, con un sello rúnico en medio. -¡Malditas runas!...- sortee recordando a mi padrino y la bolsita que nos había regalado a Maida y a mí, una para cada uno, con piedras y grabados que nunca entendí del todo- veamos... a ver si recuerdo algo...
  22. Me sentía como una estatua allí, erguido y mentón altivo, con la máscara de tallado rústico cubriendo mi semblante, mientras las manos se entrelazaban sutilmente a la altura de la lumbar; donde mi arma mágica se envainaba paralelo al cinto. Las emociones débiles, si bien las sentía, no eran afines con la careta que mostraba a diario; el hecho de haber crecido sin el amor de una madre me hacía indiferente al dolor que ellos, como hijos o hermanos, pudiesen sentir respecto del legendario auror. El grito desgarrador de Annick junto a su llanto y posterior sollozo, tendió a ocasionar siento remordimiento que oculté con un resoplido perdido en la indiferencia de mi faz. ¿Sería aquella tendencia emotiva, parte de las últimas palabras que Elvis me dedicó en el lecho de su muerte?, ¿serían sus palabras un tormento o un potente hechizo contra la oscuridad que acorazaba mis sentimientos?... ¿Qué había sido el auror para mí?... -Un exponente...- murmuré. Lástima que aquél ídolo de joven haya sido un traidor de la sangre que defendía con tanto fervor. ¡Ese era mi dolor respecto de Elvis!, una desilusión de aquél que bien podría haber luchado a mi lado, sin embargo, que necio era al pensar tal tontería. Él tan fiel a sus principios y yo tan fiel a los míos, jamás hubiésemos congeniado. Fue su última enseñanza para aquél joven, que con el pasar de los años, había optado por un camino totalmente distinto. >>Firmeza en tus convicciones<< Fue la noche, fue el momento o simplemente la indiferencia innata de oír y sentir tanto sentimentalismo, que no me percaté cuando una de las brujas que allí se encontraba, se acercó hasta posicionarse frente a mí a tan solo un par de pasos. Aspiré el particular olor de un cineade, desenvainando ágilmente la varita para idear un anapneo, y luego sentir un tibio calor sobre el pecho, producto del amuleto de curación que siempre llevaba colgado al cuello, bajo mis prendas. Aún sostenía mi arma mágica, aunque no la tenía en dirección a mi atacante, ni a ninguno de los presentes, sino que simplemente se extendía a muñeca floja. Ella si la tenía apuntando a mi pecho, pero se notaba una genuina mueca de desorientación en su rostro...¿habría sido Shelle?, ¿su hijo tal vez?... paseé la mirada por los presentes frente a mí, quienes a su vez rodeaban el ataúd del famoso Gryffindor. ¿Darla?... ¿Me salvaría de algo por tercera vez?... -...Solamente me enorgullezco de quienes saben escoger el camino, Potter Black...- me limité a comentar tras sus palabras, pero en cierta medida, tenía razón. No había sentido estar allí, sin embargo, Shiva pertenecía a la casta tenebrosa y aguardaría por ella y el muchacho por si las cosas pudiesen complicarse. De todas maneras y tras el comportamiento de quien había osado atacarme, se comprendía que no estaba allí para desvirtuar un homenaje hacia quien merecía, en cierta medida, mis respetos. Yo no era Lord Voldemort ni Gellert Grindelwald; mis hilos se tejían en la política mágica bajo carismas e hipocresías propias del contexto. No planeaba conquistar a la muerte como mis antecesores, ni mucho menos ser el amo de la misma. Yo planeaba ser un símil; frío, indolente y determinante; un símil de la muerte y un conquistador de quienes compartían la pasión de los linajes mágicos. Era el camino. Las emociones solo me harían débil y eso Darla lo había presenciado cuando asistimos a obtener los conocimientos de Baleyr. ¿Pero qué sabrían los demás de mí? -¡...!- Podría haber evocado los conocimientos de madame Boswell para ralentizar el tiempo a mi alrededor, en un rango que de seguro hubiese alcanzado a la bruja que corría lejos del gentío, volviendo sus pasos cada vez más lentos, tal como hubiese pasado con el resto de los presentes, y luego asesinarle sin más... pero no sería hoy. No tenía las intenciones. -¿Estarás bien?- dije a la hija del caído. ¡Qué pregunta era esa!, obviamente no estaría bien. De seguro habría germinado alguna semilla de odio y venganza en mi contra, pero que hasta ahora no se exteriorizaba. La cuestión había sido planteada para irme del lugar y dejar que Elvis, después de una larga vida, descansara en paz. De alguna manera sentía que se lo debía, a ella y a él. Observé luego al joven mago que estaba junto a su madre. -...Espero vernos pronto...- era una evidente invitación al círculo supremacista. La serpiente sobresaliente por las cuencas de la calavera, enroscada y al acecho, comenzaba a surcar las nubes largiruchas sobre nosotros, sombreando los rostros con la genuina tonalidad verde de su destello y sus ojos puestos en mí. Concentré en mi mente, un Necrohand para que me subiese a sus palmas, las mismas que se unían como quién junta un poco de agua, y elevarme lentamente... OFF: Lindos roles gente ^^

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