Jump to content

Helike R V PB

Magos Expertos
  • Mensajes

    3.153
  • Ingresó

  • Última visita

  • Días ganados

    14

Todo lo publicado por Helike R V PB

  1. http://i.imgur.com/4gxgTI0.gif Misión ministerial Cafetería- Ático Después de un día tan ajetreado como había tenido, me merecía al menos cinco minutos de descanso. Estaba tomándome un café bien cargado, con unas pocas gotas de whisky (después de sobornar al camarero, ya que el personal médico no puede beber xD) para conseguir un poco de energía extra (?). Había dado el primer sorbo y estaba intentando leer el periódico El Profeta vespertino cuando alguien me había interrumpido... -¡¡Jefaaaaaaaaaaaaa!! -una de mis chicas del personal de enfermeras, casi se lleva por delante a varios clientes, resbaló al venir con demasiada prisa y casi se choca conmigo. No pude evitar mirarla con sorpresa y un poco de enfado. No estábamos en una clínica de tercera clase, contábamos con cierto prestigio y más siendo privada... -¿Se puede saber qué pasa ahora? -Pregunté enfadada, estaba por abrirle expediente, tan sólo por interrumpirme mis cinco minutos preciados para tomar la bebida con cafeína, pero la chica estaba tan asustada y fatigada, que le dejé que tomase un poco el aire... -¿No lo ha escuchado? -negué con la cabeza, sorprendida- su tío Adrián hizo un sonorus, las pociones se han roto y una de ellas está derritiendo el suelo. Creémos que es por efecto de la mezcla, y puede haber contaminación atmosférica... Solté un grito de rabia: -¡¡Estoy más que harta de ésta clínica!! ¡¡Me tendrán que pagar el doble por peligrosidad!! ¡¡Más qué harta!! -y saqué un galeón del bolsillo que, con fuerza lo puse encima del mostrador, el camarero me miró entre asustado y agradecido, suponiendo por irme de allí y no aguantar mi mala leche que se me había puesto de repente. -¿Dónde se encuentra? -pregunté, aún rechinando los dientes a la chica. -Estaba bajando al vestíbulo, en la tercera planta en el ala de psiquiatría, cerca de las escaleras, al parecer ocurrió cerca de una sala -me informó y ésta vez me guió ella para ir hacia la zona que estaba en catástrofe, empecé a dar órdenes: Bajando al encuentro con Adrián -Bien, quiero que aviséis a Sagitas de inmediato, quiero que todos los enfermos de esa ala del hospital se muevan hacia una zona segura para que no les afecte los aromas de las pociones rotas, repartid mascarillas entre todos los empleados. Quiero que se acordone la zona, hasta que podamos investigar cómo ha pasado todo ésto. Que alguien recoga muestras de esas pociones para comprobar que no puedan afectar a nadie, biológicamente hablando, que las lleven al laboratorio. Quiero boxes despejados, seguramente haya personas heridas y hay que comprobar que en la farmacia, no haya excasez de pociones, ¡¡quiero a todo el mundo en marcha!! Reunión de crisis, avísale a la Directora, quiero además, que avises a los sanadores por si acaso -la chica asintió con su cabeza- además de Adrián, que se venga al despacho de la Directora Sagitas... Íbamos a tener mucho movimiento ahí abajo, sólo esperábamos mantener el orden y que los enfermos que estuviesen en la clínica que aparentemente estuviesen tranquilos, no queríamos provocar el caos antes de tiempo. Sólo nos faltaba que hubiesen inferis... Cómo en las dichosas películas muggles que se escapaba un virus y luego todos se volvían lo que ellos llamaban "zombies". No, nos hacía falta eso ahora. Había que controlarlo todo desde el principio. Menos mal que éramos magos...
  2. Mientras esperábamos a que viniese mi tía, yo no dejaba de mirar al chico extraño que se había hechado por novio mi prima Jessie. No tenía ni la menor idea de quién era, pero era misterioso de cuidado. Seguía sin confiarme del todo... El elfo le trajo la bebida a Matt y mientras yo, fumaba tranquilamente en el sillón en el que estaba. Se me ocurría una idea peligrosa pero, no debía atreverme a tanto, básicamente, porque sabía que cabrearía a mi tía Sagitas... Quería agarrarle de la mano a mi primo Matt, pero me apetecía pasar una noche tranquila y si ningún tipo de sobresaltos... Pero algo me llamó la atención, el chico que me había presentado Jessie se había puesto a cantar una canción bastante bonita. Pero intenté desviar la mirada... -Parece que canta bien -murmuré hacia mi primo Matt - si Sagitas se entera de que está con él, creo que lo matará antes de que le proponga matrimonio -y soltó una pequeña carcajada ante la sola ocurrencia.
  3. -Bueno me apetecía venir y ayudarle, ya que no tengo nada que hacer. Los negocios van estupendamente y más con la ayuda de los elfos -le respondí a mi prima Jessie, mientras una elfina traía todo lo que le había pedido con una nota. Fui sacando los objetos y colocándolos con cuidado, a su altura, para que comprobase que estuviesen todos... -Por lo que pone aquí, son en total unos treinta galeones -le pedí mientras, volvía a colocar todos los objetos dentro de la bolsa. En esos momentos entró la tía Sagis, que parecía somnolienta... -¿Estás bien? -pregunté preocupada -pareces cansada... Aparté los libros de texto y me fijé que era de Artes Oscuras... ¿Habrían aceptado mi solicitud de profesora? No tenía ni la menor idea, pero en ese momento, una lechuza traspasó la puerta que había dejado Sagitas abierta. Parecía que llevaba una carta oficial... El animal dejó su paquete en el mostrador y con nervios la abrí, llevaba el sello de la Academia. Con algo de nervios, conseguí abrir la misiva, y estallé de alegría: -¡¡Me aceptaron como profesora!! Vaya, ahora entiendo el cambio de los nuevos libros -sonreí contenta- bueno, os invito a todas a un café, antes de atender a los clientes -dije sonriente y feliz- pensé que iban a mantener los viejos libros, pero yo recomendé unos nuevos. Lamento los inconvenientes tía -le pedí disculpas, pero aún así, sabía que los chicos tendrían que ir a su tienda a comprarlos para la asignatura. off: muchísimas gracias Sagis! *-*
  4. -tss, tss -le pedí a Xell - que la vas a cabrear más mujer -había recordado como hacía tan sólo una hora, ella me había dicho lo mismo... Pero no pude evitarlo y estallé a carcajada limpia al ver como mi prima iba aprendiendo mis dotes (?) para meterse con nuestra tía. -Así me gusta -la felicité en cuánto llegamos al piso superior - pero luego no te quejes de que te regaña. Me senté en uno de los taburetes y esperé.. -Bueno, pues entonces un té de frambuesas, es riquísimo y sano -bueno, en comparación con otras veces que parecía que bebía más litros de whisky de fuego- hoy me apetece algo más sano la verdad... y espero que no haya más broncas con nuestra tía, sino, entonces la liaremos en la cafetería -y estallé de nuevo a risas pensando en como viniese de mal humor, nos amenazaría con cerrar la boca con un encantamiento permanente.
  5. Anabelle Isabella Rambaldi di Sforza (hermana melliza de Heliké) Los gritos eran más frecuentes y miró preocupada al fondo, porque incluso le llegaba el aroma del fuego y las cenizas. Anabelle no entendía nada de lo que estaba pasando, así que, armándose de valor (ya que tenía miedo al fuego) intentaría captar la energía para que fuese bajando de intensidad...Pero las alarmas se dispararon y el agua salió del techo para apagar el fuego, y aún así, sentía que había más y más, alguien estaba asustado, de eso era seguro. Aún así, con el pelo todo empapado y con los ropajes húmedos, traspasó el mostrador de la floristería y guiándose por el aroma y los gritos llegó a una zona en dónde había mucha flora. Alguien parecía que había provocado el fuego, escuchó la voz de Xell (ya la había conocido en el parque) y se fijó en que una chica estaba colgada boca abajo por las lianas. -Pero, ¿se puede que haces ahí mujer? -Sacó la varita, intentó hacer un diffindo, pero con el humo provocado por las llamas era casi imposible ver nada, así que, tenía que intentarlo... -Tranquila, te sacaré de ahí, ¡intenta calmarte! -le gritó, porque enseguida comprendió que la energía procedía de la chica y que ésta había provocado semejante alboroto en la tienda. Alzó las manos cómo había hecho en el parque, intentó tranquilizarse para captar la energía que había en el ambiente. Las elevó y sintió el poder. El pelo empezó a alborotársele y sintió como las llamas poco a poco parecían extinguirse. Abrió los ojos y sacó la varita. -incárcerus -bramó la joven, apuntando su arma mágica a las lianas y tres cuerdas gruesas salieron de la punta de su varita y éstas se enroscaron en la liana. Con su fuerza vampírica, consiguió bajar a la chica como pudo y deshacer las lianas que estaban aprisionando su cuerpo. Aún así, no había podido controlar el fuego que parecía que se había vuelto a descontrolar, por lo asustada que estaba la chica. -Intenta calmarte, no ves que estás elevando el poder del fuego -le regañó- ¿hay alguien más contigo? -preguntó, porque sabía que ahí había otra persona más. -No deberías usar tu poder tan a la ligera -le recomendó -será mejor que no te asustes o lo avivarás más -el fuego aún seguía aún ardiendo con ansias, había que hacer algo, pero no se le ocurría qué.
  6. elfo de la Tienda P.B; haciendo el pedido de jessie Con una inclinación de su cabeza con la lista en la mano y con un chasquido de sus dedos de la mano derecha, el elfo se desapareció de la primera planta en dónde estaba la señorita y los dos amos atendiéndola. Se dirigió a las diferentes plantas para recoger los objetos que tenía en su lista y fue anotando en ella el valor de cada una de ellas para que luego a la hora de pagar, fuese el importe correcto. Tardó un poco más de lo habitual, debido al peso de las mismas, pero en cuanto revisó que lo tenía todo se dirigió de nuevo a la primera planta, con una bolsita en dónde con un encantamiento irrompible para que no se destrozasen las cosas. -Aquí tiene señorita - y con cuidado lo puso encima de la mesa.
  7. Me quedé un poco apurada, básicamente porque no conocía el lugar como a mí me gustaría, básicamente había ido ahí a echarle una mano a mi primo Matt con los libros del colegio y poco más. Me fijé en que mi prima sacaba con un movimiento una lista... Al instante uno de elfos, que no conocía se presentó ante nosotros, justo en el momento necesario... Parecía que venía a ayudarnos por el tema de la agenda escolar de la tienda Potter Blue. Suspiré algo cansada y eso que no habíamos empezado el día. -Dame la lista -le pedí a mi prima y se la pasé al elfo: -Digamos que, yo he venido para ayudar a Matt, apenas conozco todo ésto -y me encogí de hombros. -Señorita si espera un momento, enseguida le traigo todo lo que necesite -el elfo asintió con la cabeza, mientras le susurré un "gracias" y éste se desapareció a hacer su cometido.
  8. Lo escuché atentamente con una sonrisa de oreja a oreja, cuando me agarró de la cintura sabía lo que quería hacer pero aún así sentí cierto cosquilleo en el estómago. Me dio un beso dulce, tierno. -Vaya, rico beso -le hice una carantoña, pero enseguida nos separamos al ver que llegaba alguien con los libros que había encargado mi primo. Con un movimiento de mi varita y pensando en lo que teníamos que hacer, saqué los libros de la caja y con otro movimiento los puse encima del mostrador. No me había fijado pero alguien abrió la puerta, levanté la vista y me di cuenta de que mi prima Jessie venía algo apurada, eso me sorprendió: -¡Hey prima! -Le respondí con una sonrisa de oreja a oreja, parecía que venía un poco apurada. -¿Qué te pasa mujer? Ni que hicieras una maratón -y solté una risilla- dime, ¿qué necesitas? -pregunté a la chica, mientras esperaba su respuesta.
  9. Me había quedado un momento pensativa mientras esperaba a que Matt respondiese, que parecía ido y estresado por culpa de la preparación del karaoke, que, a decir verdad ya varios se habían animado a ir a cantar mientras otras personas hablaban y aplaudían. Bebí un sorbo de mi copa y me lo quedé mirando, porque un extraño aroma muy familiar había llegado a nosotros, levanté la vista y ahí estaba nuestra tía, parecía que bastante perdida en su negocio. -¡Tía! -saludé levantando la palma de mi mano y poniendo el bolso en un lado. -¡Estamos aquí! -le grité y esperaba que al menos no nos regañara, aunque, realmente, no estábamos haciendo nada malo. De momento (xD).
  10. Después de dejar a mi prima con ese chico tan misterioso, por fin estaba cómoda y sentada en el sillón que había ocupado anteriormente. Sorbo a sorbo estaba saboreando el whisky de fuego, mientras veía a mi primo presentar la noche del karaoke, a pesar del susto inicial con la gente en la entrada, al final se habían animado a entrar y ya varios elfos estaban repartiendo las copas entre los clientes. Estaba pensando en mis cosas cuando una voz familiar llegó a mí, levanté la cabeza y miré sonriente a Matt: -Bueno, digamos que tu hermana tiene otras cosas pendientes -y me reí por lo bajo mirando a la pareja que estaba en la barra. -Siéntate por favor, y tómate algo conmigo, creo que ya has hecho bastante, ¿no crees? Te mereces un descanso -y llamé a uno de los elfos que estaban cerca. -Tráele algo delicioso, suave y rico para el señor -éste asintió con la cabeza y desapareció enseguida, suponiendo que ya sabía lo que le gustaba a Matt. -Bueno primo, dime, ¿te animas a cantar? -le dije y le di un beso en la mejilla. -Yo hasta que no lleve dos botellas de whisky de fuego, no me atreveré -y solté una tremenda carcajada.
  11. http://i.imgur.com/4gxgTI0.gif Misión Ministerial Suspiré el trabajo estaba hecho, ahora los muggles tenían que ser trasladados a su mundo, ya habían estado en el nuestro durante mucho tiempo, y lo que más me extrañaba es que no hubiese más percance, de lo ocurrido en la mansión. Guardé la varita en el pantalón y cuando estaba dispuesta a irme Sagitas me abordó haciéndome tantas preguntas, que casi me mareó. Intenté responderle las que pude: -Al parecer Adrián tocó a Sean y por la magia que lleva transformó su nariz en esas cosas, pero ya está resuelto, Matt al parecer recibió la defensa de los objetos que había en la Mansión Rambaldi y salió herido, pero ya está curado -le tranquilicé y luego seguí- a mí me informaron las enfermeras de que estaba aquí, así que, no tengo ni la menor idea de porqué está en el ala de psiquiatría, es cierto que estamos todos locos, pero no llegado a esos extremos, y el expediente de Reversiones, se lo tendrás que preguntar a Amya. Me quedé un momento pensativa, pero escuché las palabras de mi tío Adrián, me parecían recriminatorias, es cierto que había cometido un error garrafal y más siendo novata, pero no estaba dispuesta a que me tratase como si no supiese hacer mi trabajo. Ciertamente, me había salvado el trasero delante de Sagitas y se lo agradecía, pero tampoco se lo iba a comentar. Yo era más orgullosa que eso, pero tal y cómo me había hablado le iba a poner a revisar los expedientes de desmemorizadores durante un mes entero y sin magia, por supuesto. Preguntó que había pasado en la Mansión Rambaldi, pero Sagitas habilidosa, respondió por mí, ya que no tenía gana ninguna de recordar todo lo que había pasado. Y para más se escucharon las palabras de Amya en todo el lugar, por supuesto, jugando con el micro, solté una risilla pero rogaba que ella se encargase de ellos a pesar de que Adrián después de guardar los recuerdos en sendas botellitas. Mi tío se disculpó en cuanto Sagitas se fue y puse mi sonrisa más siniestra: -Tranquilo, pero pasarás todo un mes revisando expedientes de nuestra área, y sin magia por supuesto. Es una orden -le dije mirándolo a los ojos fijamente, dando por hecho que pillaría el mensaje. -Aún soy una novata Adrián, pero te sugiero que para la próxima vez, antes de dejarme en ridícu.lo me informes de todos los procedimientos -le recriminé, no estaba cabreada, pero estaba nerviosa, y eso era un síntoma de que o salía pronto de la clínica o estallaría en minutos si no me aireaba un poco. Y dejándolo con la palabra en la boca me dirigí hasta la cafetería para tomarme un café bien cargado y rogando que no hubiese más urgencias que atender.
  12. Enseguida alguien me abrió la puerta y me fijé que era Matt, mi sonrisa se ensanchó, pero algo me decía que estaba algo nervioso. En cuánto entré al interior, le susurré al oído respondiéndole al oído: -¿Para empezar, qué tal un beso? -le dije con toda la delicadeza que podía decir en esos momentos, mirándolo con ternura. Al parecer era la única clienta que había en la tienda, algo lógico si habían abierto hacía tan sólo unos minutos. -Pues, venía a ver si necesitabas ayuda -le respondí haciéndole una carantoña en medio del local, y rogaba que no nos viese Sagitas, aunque, al parecer, todavía no había ido a la tienda. -No tengo nada que hacer, así que, si quieres te echo una mano con lo que necesites. Viene septiembre y la época escolar, así que, supongo que necesitarás varias manos con los pedidos -le comenté con otra sonrisa. -Me parece raro que aún no entrasen estudiantes a comprarte libros aquí. Así que, creo que te llegará un aluvión en el momento menos pensado -me quedé un momento pensativa y continué- luego, si quieres me puedes recompensar con lo que quieras -y poniéndole la mirada más traviesa que me salió en esos momentos, esperando la respuesta del joven.
  13. Anabelle (Hermana melliza de Heliké) -Ooh, estupendo -exclamó la bruja, mientras terminaba de atender a la chica funcionaria. -Descuide ya tendremos tiempo de presentarnos formalmente -y le lancé una sonrisa sincera. -Pues, eso es estupendo, porque, le quería preguntar -y quedé un momento pensativa- si tienen plantas para pociones o semillas para plantarlas en el invernadero de la mansión de mi hermana. Aunque me ha dicho varias especies, estoy segura que no tienen las esenciales, aunque claro, ella es la experta -se encogió de hombros, ya que era cierto lo que decía... -Disculpe Sagitas, ¿no la llama alguién? -preguntó dudosa, ya que no sabía si había escuchado un grito de auxilio- me pareció escuchar la voz de una joven -y le guiñó el ojo esperando que entendiese esa pequeña frase- creo que debería de atenderla primero, si está en serio peligro. Ahora tocaba esperar un momento y que la sacerdotisa hablase. Era bastante paciente, bastante diferente a su hermana, tenían muchos puntos en común pero al mismo tiempo eran bastante diferentes, a pesar del carácter y que siempre se acaban enfrentando, la quería mucho.
  14. -por fin -susurré al ver que al menos las aguas volvían a su cauce. Aún así yo tenía mi temperamento un poco subido y no había bajado la guardia, las pocas cosas que teníamos en común mi tía Sagitas y yo era nuestro carácter, de muy mala leche, y si ambas nos enfundábamos nuestras varitas, podríamos incluso destruir un edificio entero con la fuerza de nuestros hechizos (?)... Me rasqué la cabeza, pensativa ¿qué hacer? No tenía ni la menor idea, ni me acordaba a lo que había ido allí, pero eso no era lo raro... -¿Y qué tal si tomamos un poco de té? -y me encogí de hombros, suponiendo que nadie querría eso, o tal vez, esperando a recibir a los otros futuros clientes a la librería. -Yo sí que me aburro como una ostra -susurré. Miré a Matt y sin querer me vinieron ciertas escenas (no atp xD) que hicieron que cambiara la vista hacia el otro lado, mejor no ponerse roja, o todos allí preguntarían si tenía fiebre.
  15. http://i.imgur.com/4gxgTI0.gif Misión Ministerial; atendiendo a Adrián en el box Escuché atentamente a mi tío Adrián, la verdad es que no me esperaba que por culpa de esa magia mis familiares acabasen de ese modo. El maldito brujo había hecho un buen trabajo. Sean se transformó en un viejo verde, Matt cuasi muerto por una daga y mi tío, con esas cosas colgando en la nariz. Negué con la cabeza, frustrada como estaba, se me ocurrió una idea, quizá un tanto, pero quizá así se pudiese resolver el problema... -Estoy de acuerdo tío Adrián. Quizá Sean sea un peligro andante, por la magia que transporta en su cuerpo. Ya sabes que al estar en el sótano se transformó en un viejo y me parece raro que no esté a éstas alturas siguiendo acosando a las enfermeras -chasqueé la lenga, molesta- creo que el aviso que le dejé fue más que suficiente... -Bueno como no podemos arrancarte esa "nariz" mediante ninguna magia, lo mejor será que vuelvas a tocar a Sean para que vuelva a tu nariz, tal y cómo estaba antes de la transformación. Pero -caí en la cuenta en ese momento- ¡maldita sea! Saqué la varita y la apunté a las "cosas" esas de Adrián... -Es tan sencillo como hacer un finite, ¿porqué no nos daríamos cuenta antes? Sean se transformó mediante la magia del sótano de la mansión Rambaldi, quizá si no lo hubiésemos pensado antes... -negué de nuevo con la cabeza- es un encantamiento y cómo tal podemos acabarlo, con un hechizo tan sencillo. Si no funciona eso, habría que investigar más a fondo, cómo tu dices para investigar esa maldición protectora. Pero, primero voy a intentarlo -le dije con una sonrisa... Moví la varita en sus "narices" y pensé en esos momentos: <<¡¡finite incantatem!!>> -esperaba, rogaba que fuese lo bastante fuerte para deshacer eso. El efecto siguiente fue que, un haz de luz salió de la punta de mi arma mágica. Al cabo de un momento, cuando terminó Adrián por fin tenía su nariz, tal y cómo estaba antes de la transformación: -¡Bien! -exclamé orgullosa- ya estás curado tío Adrián. Por tu bien será mejor que no te acerques a Sean -le advertí, poniendo una mano en la boca para no intentar reírme a carcajadas. Una de las chicas, enseguida vino hacia a mí y me comentó: -Señora, hay alguien en el ala de psiquiatría -escuché atentamente y comenté: -Imagino que serán los muggles que ya estarán rellenando "los informes" -susurré, la enfermera negó con la cabeza- no, es su prima Perenela -la miré extrañada: -¿Segura? -asintió con la cabeza, afirmando- ¡maldita sea! -Bueno, enseguida voy a verla, pero ahora debo de ir ver a los muggles para borrarles la memoria... Fui lo más rapidamente que pudieron mis piernas y también a la habilidad que tenía gracias al vampirismo, con la varita en mano, subí al ala de psiquiatría, con ayuda de los ascensores... Por fin, se escuchó el murmullo de los muggles diciendo insensateces, pero giré la cabeza y vi una sala en dónde podía verlos sin interrumpirlos. Me metí y me fijé en que observaban las plumas y los pergaminos con ojos asombrados, como que no entendiendo nada mientras los iban rellenando, sin más tardanza fui al pasillo y de ahí a esa sala, luego abriendo la puerta con cuidado y poniendo la varita en una esquina, susurré: -¡obliviate máxima! -un fogonazo de luz azulada invadió la habitación por la potencia del hechizo, cerré la puerta con cuidado. Vi a una de las enfermeras y la avisé con la mano: -Bueno, los muggles ya están desmemorizados, avisa a Amya, para que vaya preparando una buena excusa y luego hay que trasladarlos rápidamente a su mundo. Suspiré, neceistaba un cigarrillo con urgencia, demasiado estrés para lo que se suponía un día tranquilo.
  16. Anabelle (Hermana melliza de Heliké) Después de estar en el parque durante un tiempo, renovando las energías había decidido ir de paseo por el callejón Diagón. Había muchos negocios interesantes, pero el que más me llamó la atención fue una floristería... Se hacía llamar "Las Tres Hermanas" y gracias a la descripción de su hermana, sabía que pertenecia a la Hermana Sagitas. Anabelle pensó que sería buena idea conocer el puesto y así comprar algunas simientes además de plantas para pociones, con preguntar no se perdía nada. Comprobó su monedero de piel de moke y se dio cuenta de que al menos tenía bastantes galeones. Iba por el suelo empedrado, con la capa en los hombros y teniendo cuidado de no chocar con nadie. No había cambiado de vestimenta, ya que se sentía bastante cómoda aunque, los tacones que llevaba no eran muy apropiados porque se le metían en los agujeros y era bastante molesto. Revisó los bolsillos y comprobó que tenía la varita en ellos y menos mal, no le apetecía tener que usarla. Abrió la puerta con cuidado y entró adentro. Se dio cuenta de que Sagitas estaba dentro y con una gran sonrisa exclamó: -¡Sagitas! Vaya, nos encontramos en todas partes -comentó alegre- necesito algunas plantas, y no sé si podrías servirme -dijo dudosa, ya que se dio cuenta de que había muchas especies, sus ojos verdes otearon el lugar intentando ver las que necesita para pociones, no es que fuese muy buena pero su hermana era la especialista y esperaba que la ayudase en eso. Se fijó que había una chica y por lo visto era del Ministerio, así que esperó un momento, antes de continuar: -Veo que está ocupada, cuando termine con la joven avíseme, que no tengo prisa -le sonrió guiñándole un ojo.
  17. Refunfuñé. No me gustaba para nada levantarme me había puesto cómoda, pero ya que estábamos me levanté y me dirigí hacia la barra, en dónde estaba con un chico rarísimo a decir verdad. Mientras colocaba el bolso me quedé un momento mirándolo, no sabía si era bueno confiar en él o no... Me di cuenta que mi prima pedía vino ¿desde cuando? Si era de las que bebía sano cómo agua, zumos o en alguna que otra ocasión un té. Pero ¿vino? Me la quedé mirando un rato, tosí un poco y le pedí al elfo: -Un whisky de fuego -le puse tres monedas brillantes (eran galeones) encima de la barra, algo que el elfo esperaba que las aceptase. Enseguida llegaron las copas y yo le di un sorbo bastante grande, me ardía en la garganta y era algo que me encantaba. Mientras saqué un cigarrillo de la pitillera de plata del monedero de piel de moke y lo encendí con la varita. Asentí con la cabeza ante las presentaciones, y no pude evitar susurrarle al oído a mi prima Jessie: -Qué tipo más raro hija, desde luego menudo elemento -le respondí haciendo una mueca un tanto grotesca. -Bueeeeeno -dije alargando las "es"- cómo veo que el señor quiere ligar con mi prima, será mejor que os deje a solas, yo también tengo mi propia cita, aunque él no lo sabe -y solté una carcajada- te veo más tarde prima, espero que disfrutes -sonreí a la joven mientras giraba sobre mis talones e iba en dirección al sillón en el que anteriormente había estado sentada.
  18. http://i.imgur.com/4gxgTI0.gif Misión Ministerial; terminando de atender a Matt y atendiendo a Adrián Menos mal que no habíamos sido interrumpidos en los boxes en el momento en que estaba besando a mi primo Matt, pero ya estaba todo echo y podía decir que se encontraba perfectamente, salvo por su camisa de sanador, que no le pegaba nada. Solté una risila, pero una voz conocida entró al lugar, y me giré, comprobando que era de mi tío Adrián. Ni siquiera me dio tiempo a despedirme, que a rastras me llevó al otro box. Me quedé parada, mirándolo ¿era cierto lo que veía? Mi cara de asombro cambió rápidamente y estallé a carcajadas. Mi tío y nermano de Sagitas tenía ciertas protuberancias en lugar de la nariz, que en cuánto paré de reírme controlaba que no se me escapase otra vez la risa le hablé con calma... -¿Pero, qué te ha pasado tío Adrián? -pregunté no como su "jefa" sino como una enfermera del lugar. -Eso parece encantamientos experimentales. ¿Seguro que no hiciste nada indebido tío? -cuestioné de nuevo, para saber más e intentando no partirme delante de él. -Pues, no sé, tenemos que averiguar qué pasó para luego darle solución -comenté dando mi opinión profesional -así que, espero que me vayas diciendo tío. Era una situación bastante surrealista, jamás me había encontrado con una situación parecida, ya tenía bastante con Sean haciendo de viejo verde, acosando a las demás enfermeras y que éstas me venían con sus quejas que ahora, tendía que atender a un familiar mío. Suspiré aguardando a que me fuese contando.
  19. http://i.imgur.com/4gxgTI0.gif Misión Ministerial Negué con la cabeza. No, claro que no estaba bien, le salía sangre del abdomen y si no se curaba enseguida, podía sufrir graves pérdidas, debía de actuar rápido. Era cierto que no era una sanadora, pero era enfermera y sabía exactamente lo que tenía que hacer. A pesar de no tener el título de primeros auxilios, no era tan boba cómo para no hacer las cosas cómo debería de hacerse. Al menos me hizo caso en el tema de ir a un box. Cuando entramos, le dije con una mano que se sentase en la camilla, y luego yo, fui preparando los diversos brebajes que necesitaría para recomponerse del todo, al menos, si mi memoria no fallaba, cómo en tantas otras ocasiones, necesitaría de unas tres, porque cuando "moría" a manos de los mortífagos que ahora eran mis compañeros y resucitaba en San Mungo, siempre me daban varias pociones diferentes para recuperar las energías, además de aplicar diferentes hechizos sanadores al cuerpo malherido. Después de coger las botellitas de pociones que necesitaba, las puse en una bandeja y al girar vi el torso desnudo de mi primo, casi se me cae la bandeja por los nervios, pero pude aguantarme durante un momento y la verdad era bastante atractivo a pesar de las cicatrices que tenía. Puse las cosas encima de la camilla y me puse unos guantes. Con delicadeza le indiqué que se pusiera cómodo, mientras le iba sacando las vendas ensangrentadas. Mordí el labio, porque aparte el olor de la sangre me atraía a probarla y debía de contenerme... Para distraerme, le pregunté: -¿Puedo saber cómo te hiciste ésto? -le dije con calma, ya que no quería enfadarme, suponía que él no tenía nada que ver pero a saber cuanto tiempo había estado así, desde que habíamos salido de la Mansión Rambaldi. -Habrás perdido mucha sangre -comenté preocupada- tendrás que tomar una poción reabastecedora -le dije... Cuando saqué los apósitos hice una pequeña bola y las tiré hacia un lado, cogí mi varita mágica y le apliqué varios "episkeys" hasta que se cerraron completamente las heridas y con un encantamiento limpiador le saqué la sangre seca que tenía y por si acaso, usé díctamo para que no le quedase ninguna cicatriz. No quería evitar riesgos innecesarios. -cariño -le dije con delicadeza -debías de contarme ésto al principio cuando entraste, creo que si lo llega a saber tu madre te mata a ti por haberte hecho eso y a mí, por no curarte cómo es debido -y mordí el labio inferior para no soltar una carcajada. Le di un suave beso en los labios y cuando me aparté le comenté con ternura: -Tienes que tomarte éstas pociones, son bastante desagradables -le avisé- pero por tu bien y el mío, será mejor que lo hagas. Una es una poción restablecedora de sangre y herbovitalizante para que te devuelva la enegía -informé- tienes suerte de que conozca ésto sin ser sanadora -le dije guiñándole un ojo. No quería comentarle nada del pasado que había tenido y quizá no sabía si debía de decirle en dónde me había metido. Era mejor que de momento, no supiera nada. No quería que nada ni nadie le hiciese daño. Aún estaba con el torso desnudo y la camiseta estaba ensagrentada, pero por mucho que la limpiase seguramente tendría un agujero, así que, sin poder evitar reírme le comenté: -Ponte ésto -y le tendí una camisa de un color verde, el de los sanadores en dónde había muchas en el otro extremo de la habitación y se cambiaban cuando se manchaba del líquido vital-si te preguntan, diremos que, tuviste un accidente viniendo hacia aquí y que tuvimos que curarte -le hice una carantoña en la mejilla. - Ahora vamos, tenemos que sacar esos muggles de una vez de la clínica -comenté fastidiada, porque después tenía que hacer los informes, aunque, de vez en cuándo no podía apartar la mirada al pecho de mi familiar... Si es que estaba ¡tremendo! (jajajajaj) Definitivamente si él estaba cerca, no podría trabajar cómo era debido.
  20. -Para nada -reí divertida al ver cómo iba vestida y entonces, rectifiqué un poco: -Bueno, creo que te vestiría cómo una monja si te dejases -y solté una carcajada. -Pues estarán afuera esperando a que se abran las puertas. Pero creo que con mi risotada los he asustado un poco -dije con una sonrisa. Pero ni siquiera respondió a lo que le decía que fue directa al escenario, tomó el micro y empezó a cantar, cuando terminó aplaudí contenta, la verdad, es que lo hacía bastante bien, pero sin embargo, captó la atención de un joven mago que estaba al parecer en la barra, fruncí el ceño, disgustada. -¿Pero, y ésta qué hace? -Me pregunté poniendo los brazos en jarras. ¡Lo que había que ver! Negué con la cabeza, sonriendo de oreja a oreja. Del interior del monedero de piel de moke, saqué la pitillera, extraje un cigarrillo de su interior, y un suave chasquido se escuchó al cerrarse la cajita en dónde tenía los cigarros y lo volví a meter en el interior del monedero. Lo encendí con la varita y puse ésta encima de la mesa, mientras esperaba a que un elfo me trajese algo de beber. Me senté en uno de los sillones que estában en contra de la pared, mientras veía a la pareja. Tomé un sorbo de whisky de fuego y me llenó con una calma que no sentía hacía mucho tiempo. Muchas cosas estaban cambiando, quizá demasiado y rápidamente, pero a veces eran fundamentales para hacer lo que se creía correcto en esos momentos. Mientras, esperaba a que Matt viniese a dónde estaba yo, para al menos, charlar un rato cómodo y agradable.
  21. Un aroma bastante familiar llegó a mí en esos momentos. Sonreí contenta al menos, no tenía intención alguna de amenazarla con la varita, cómo había hecho una vez en el Ladurée, pero en esa ocasión había sido diferente ya que la reconocí enseguida. Solté una carcajada al escuchar su comentario y me giré completamente: -Tranquila, ya sabía que eras tú -le dije guiñándole un ojo. -Ésta noche hay un karaoke, pero lo peor de todo es que está lleno de gente -dije a mi pesar, viendo la cantidad de personas que aguardaban en la entrada. -Envié un patronus a Matt para ver si me rescata, pero visto lo visto, tampoco él puede salir... -¿Qué cosa? -Le pregunté confundida, hasta que vi que sacaba su varita y tocó mi nuca. Al momento sentí esa sensación ya anteriormente conocida por mí. Le sonreí, mientras poco a poco mi cuerpo se iba camuflando cómo un camaleón hasta hacernos invisibles. O casi. Solté una gran carcajada, sin poderlo evitar en esos momentos. La gente que estaba esperando alrededor nuestra, debió de pensar que era un fantasma tenebroso o algo parecidoo, porque enseguida se apartaron todos asustados... -Bueno, al menos tenemos vía libre, ¡agárrate fuerte! -le dije a mi prima y la agarré del brazo para llevarla corriendo al interior de la Taberna de mi tía y su madre. Ya en el interior, poco a poco el hechizo fue desapareciendo, hasta que suspiré, agradecida para ser de nuevo visible. Veía que los elfos estaban colocando cosas de aquí para allá para ir preparándolo todo, el escenario estaba preparado, y las velas encendidas.
  22. http://i.imgur.com/4gxgTI0.gif Misión Ministerial Di un respingo al escuchar a mi primo Matt. La bandeja que tenía en la mano casi se me cae, y pude cogerla a tiempo. Puse en su lugar la jeringa que había usado para inyectar la poción al muggle, y respiré hondo. Con una sonrisa le dije: -Pues -pensé un momento en cuánto vi que mi primo hablaba... -Podrías decir que vamos a una sala y en dónde no nos vean, que yo pueda lanzar un obliviate a todos -me encogí de hombros -es que si no queremos que se asusten al ver varitas, por lo menos poder actuar sin que no nos vean. Ya han estado demasiado tiempo en nuestro mundo y es hora de que vuelvan al suyo, si sus familias denuncian la desaparición, con lo que, seguramente ya habrán hecho, el Ministerio nos pedirá explicaciones y Sagitas tendría que hacer un montón de informes absurdos para ellos. Así que, es mejor ir aligerando todo ésto. Toqué el lugar en dónde tenía la varita. Respiré tranquila, al menos no se había partido durante el trayecto, a pesar de ir y venir volando, en la vuelta había sido más ameno llevando Harpo el autobús mágico. -Por eso utilicé esa cosa, antes de usar la magia, no quiero que nos desprecian más de lo que seguramente lo harán -le dije susurrando al oído. Pero un aroma familiar y al mismo extraño, fue rápidamente hacia mis fosas nasales <<¿Es sangre?>> pensé en esos momentos. Aunque me fijé en cada muggle que había alí y no vi nada raro ni en sus cabezas ni en sus cuerpos. Olfateé el aire, su olor me llegaba mucho más próximo de lo que en realidad veían mis ojos, porque quería creer que se trataba de esos infelices que habían acabado en nuestro mundo, por culpa de unos monjes. Necesitaba un trago de whisky urgentemente, pero antes, debíamos de acabar con toda esa locura. Así que, con voz fuerte les hablé: -Lamento el que estén aquí, pero enseguida podrán irse, soy la jefa de enfermeras -les informé y eso pareció calmarlos del todo-Tienen que ir directamente hacia la tercera planta en el ala izquierda, acompañados por nuestros celadores, entrarán en una sala en dónde les darán folios para que vayan anotando sus nombres y así poder avisar a sus familias de que están bien -se escucharon murmullos de alivio, al menos, estaba segura de que confiaban en mí, lo notaba por sus caras y por sus sentimientos. Los auxiliares pusieron una cara de no entender nada, pero obedecieron a lo que yo había ordenado. No es que también fuese jefa de ellos, pero era mi deber que esos pobres diablos no se acordaran de nada, porque además, estaba a cargo de la oficina de desmemorizadores y los chicos que faltaban aún no habían llegado. -Podrán subir por los ascensores, pero quiero que vayan con calma, por favor -les pedí - yo iré ahora. -Tú y yo tenemos que hablar -le dije a mi primo Matt, mirándolo fijamente y con cara de mala leche, a pesar de que él no había hecho nada malo. -¿Porqué por todos los demonios del infierno, no me has dicho que estabas herido? -intenté no elevar la voz, sobre todo, para aparentar una calma de la que no sentía en esos momentos. -Vamos a un box a revisarte eso, no creo que ni hagan falta sanadores -le dije- para la próxima vez, si no quieres que te eche la bronca, es mejor que ocultes tus heridas con algo mejor que la camiseta -comenté- al parecer te has olvidado de que era vampiro ¿no? -y solté una risilla. Le di un suave beso en la mejilla y le indiqué con una mano que me siguiese.
  23. http://i.imgur.com/4gxgTI0.gif Misión Ministerial Suspiré, menos mal que Matt llevaba el tema con la más tranquilidad que podía permitirse tener unos muggles ahí dentro de la clínica. Estaban asustados, mucho, y no era para menos. Habían sido raptados para llevarlos a cabo en un ritual que por suerte se había frustrado. Admiraba su temple y sobre todo, cómo que haciendo su identificación ministerial por encanto había hecho que fuese del servicio secreto británico, algo que yo desconocía por completo, salvo que lo había escuchado en una mención anterior, cuando habíamos rescatado a Sagitas de ser diseccionada en un hospital muggle. Uno de los no mágicos intentó escapar, pero gracias a sus habilidades consiguió atraparlo. -¡celadores! -pedí a los chicos y mientras, en un susurro les comenté - traedme el carrito de las medicinas, y algo para sujetarlo, no quiero que se haga daño, la camisa de fuerzas -caí en la cuenta, porque se me trababan las palabras, sobre todo al ver a Matt y que perdía los nervios tan fácilmente. Dicho y hecho, ya estaban ahí los dos chicos... -Matt ¿quieres que le ponga el suero para calmarlo? No es nada fuerte, al contrario, dormirá cómo un bendito -mientras el muggle forcejeaba con Matt para zafarse... -Bueno, no hay más remedio... Puse la aguja en su hombro, con delicadeza, mientras que veía que los efectos de la poción hacían su efecto automáticamente... -Calma por favor, es un tranquilizante, en poco tiempo todos serán dados de alta, pero por favor, no permitiremos que nadie se escude para comprobar de que todo está correctamente -les pedí. -Cómo ven, están en un hospital común y corriente -dije para mentir y que al menos así no se asustasen más de lo que ya estaban- vamos a observar de que todos están bien y luego podrán irse -les comenté con una sonrisa. Parecía que poco a poco la cosa se iba calmando.
  24. http://i.imgur.com/4gxgTI0.gif Misión Ministerial Aunque estaba fuera de mi hora de servicio tenía que ayudar a los demás sanadores, además de coordinar también a las enfermeras, pero por suerte las chicas estaban bastante bien organizadas y eso era de agradecer... -¡guantes! -dije gritando y una de las chicas me los ofreció enseguida. Me los puse enseguida mientras escuchábamos un ruido del exterior, que nos indicaban que venía el autobús de la agencia con los muggles menos graves. -Mira ahí los tienes -les dije señalándolos con el dedo y en este caso, varios sanadores fueron corriendo hacia ellos para atenderlos enseguida. -vamos vamos -urgí a mi primo para que corriese conmigo agarrándolo suavemente con la mano. -Enfermeras, ¡quiero los boxes listos, ya! -exclamé imponiendo mi autoridad ante ellas, a pesar de que no estaba en mi día libre. Pero sabía que ellas, yo estaba ahí para ayudar. Mientras tanto, los muggles iban bajando ayudados por los sanadores y éstos comprobando que sus constantes estuviesen bien.
  25. La hora por fin había llegado, me encontraba en la habitación del ala en dónde residían los patriarcas, un poco alejada de los demás habitantes de la misma. Por lo menos desde hacía media hora, buscaba algo pero no me gustaba para nada lo que tenía. Definitivamente tenía que renovar completamente el vestuario o sino, iría con ropas anticuadas. Menos mal que la bóveda que tenía en Gringotts, estaba bastante llena de galeones y no se resintiría por hacer unas cuántas compras. Ya había trabajado bastante y además que, con el trabajo en el ministerio, había conseguido una buena cantidad. Suspiré fastidiada. Aún faltaba una hora para que empezase el karaoke, pero igualmente debía de darme prisa, porque le había pedido a mi elfina que trabajase allí a ayudar a los demás elfos que, seguramente, el local estuviese completamente abarrotado. Aún con la toalla envuelta sobre mi cuerpo, y con la varita en mano, saqué todas las prendas del amario y las dispuse encima de la cama. Quería sentirme elegante y a la vez guapa, así que, me decanté por un conjunto que tenía aún envuelto en un plástico. Lo saqué, y me lo puse. Con un poco de gomina hice que los pelos estuviesen al menos en su lugar, toda la noche. Haciendo una cola de caballo alta con varios tirabuzones y además de eso, una raya de color negra, que resaltasen mis ojos que en esos momentos eran de color miel. Coloqué el monedero de piel de moke por debajo de la camisa y coloqué en su interior, galeones, la pitillera de plata y unas cuántas pociones más por si las necesitaba. Coloqué la varita detrás del pantalón y una vez estuve lista, puse unas sandalias del mismo color que el resto de la ropa. Llamé a mi elfina e hizo un comentario: -Se ve guapa ama -asintió con la cabeza y yo le respondí con un "gracias". Tomé su mano y la elfina con su otra mano libre, hizo que nos desapareciéramos de la mansión. En cuánto llegamos, "se me cayó el alma a los pies"... Un grupo bastante grande estaba esperando a entrar, y aún faltaba media hora para que empezase todo el show. Aunque, en el resto del callejón se veía bastante tranquilo y pocos pubs estaban abierto a esas horas, algo me daba la sensación de que no estaba bien. Negué con la cabeza, y vi que había más oscuridad de lo habitual. Saqué mi varita e hice el encantamiento patronus, el murciélago vampiro plateado esperó mis órdenes <<dile a mi primo que venga al rescate, no pienso esperar aquí media hora>> y con una sonrisa, esperé pacientemente. Mientras veía que el guardián se colaba a través de la cristalera para informar a mi familiar.

Sobre nosotros:

Harrylatino.org es una comunidad de fans del mundo mágico creado por JK Rowling, amantes de la fantasía y del rol. Nuestros inicios se remontan al año 2001 y nuestros más de 40.000 usuarios pertenecen a todos los países de habla hispana.

Nos gustan los mundos de fantasía y somos apasionados del rol, por lo que, si alguna vez quisiste vivir y sentirte como un mago, éste es tu lugar.

¡Vive la Magia!

×
×
  • Crear nuevo...

Información importante

We have placed cookies on your device to help make this website better. You can adjust your cookie settings, otherwise we'll assume you're okay to continue. Al continuar navegando aceptas nuestros Términos de uso, Normas y Política de privacidad.