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Kutsy Stroud Lenteric

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Todo lo publicado por Kutsy Stroud Lenteric

  1. También el mundo mágico era muy pequeño y lo comprobaba al escuchar de Antoni y mi hermana, recordaba ese nombramiento, sonreí al evocar mi tiempo en la casa de los dragones no sabía que Tonks hubiera estado en esa misma casa, cuantos recuerdos acudieron a mí, más de los que deseara y por un instante volví a mirar a esas dos brujas que fueron parte importante en mis primeras andanzas en el mundo mágico, luego la aparición de una nueva joven que resultaba tan dulce y enérgica como pocas personas había conocido. Correspondí la sonrisa de mi amigo, porque era así como ya le consideraba, –es grandioso que se conozcan –declaré mirando tanto a Alessandra como a él – y sí, Cillian es muy eficiente en cuanto a su trabajo, aunque no hay nada de malo en que desearas conocer la reserva de esa forma y tal vez algún día lo consigas –le aclaré –sólo que no podemos olvidar que algunas criaturas son más de cuidado que otras y… –mi voz se volvió casi un susurro –no deseo que te hagas daño, pero bueno, dedo admitir que comparto tu entusiasmo y estoy bien, gracias por preguntar. –Déjame adivinar vienes en busca de un poco de diversión –le dije a Antoni guiñandole un ojo en complicidad –llegaste al lugar indicado, no es así ¿hermana? @ @
  2. Y bueno los reencuentros eran bastante agradables sobre todo cuando se trata de gente con la que parece que el tiempo se detiene, justo como me sucedía con la rubia a la cual estaba de más decir.que le adoraba con todo el corazón, al menos el que aún poseía porque no podía olvidar que de algún modo se encontraba dividido, pero eso era tema a parte. Y de pronto apareció un mago al que yo conocía, hacía un tiempo nos habíamis visto aunque esa primeea vez yo no lo recordaba, sin embargo ahora jamás podría olvidarme -Antoni - proferidas al reconocerle -es un placer verte por acá. Qué confidencia tan agradable - me acerqué q su lado para darle un abrazo y un beso en la mejilla. -mira te presentó a mi hermana Alessandra - le dije sonriente al joven de camisa verde, -hermana el es Antoni un amigo- declare mirando a la Delacour. Para luego preguntarle -¿qué son esas motitas rosadas que andan por toda la tienda?
  3. Hola buenas tardes Hacía rato que no me pasaba por aquí, pero ya que he vuelto me agradaría hacer un par de modificaciones: El nombre del personaje modificar de Leyla Kutsy Myrddin Loveless a Nombre del personaje: Leyla Kutsy Selwyn Stroud. En cuanto al apartado de familias desearía que se retire de la ficha a las familias Myrddin y Loveless, y en su lugar se coloque a la familia Selwyn. Familia (s): *Selwyn *--- En el apartado de padres sanguíneo cambiar a Huntress por: Padre (s) Sanguíneo: Lyra Katara Selwyn Ryddleturn dejo acá también el link a la bóveda de la Familia Selwyn Link a Bóveda Familiar 1: Bóveda de la 105495 Familia Selwyn Bueno creo que eso sería todo, saludos! Y hasta la próxima, además de gracias!
  4. Cosa más divertida pasar tiempo al lado de mi hermana y de esos dos muchachos que... Sencillamente eran un misterio, no eran los primeros fantasmas que veía pero tenía que admitir que existía algo en ellos que le resultaba particularmente llamativo, mas no conseguía definir que era, pero ya habría tiempo para averiguar de que se trataba todo eso, así como para conocer a cada uno de mis sobrinos que por lo visto eran muchos, cuando menciono a la pequeña Jayden sonreí al recordar la primera vez que la tuviera entre mis brazos. –Ya veo… Me has hecho tía de muchos –reí suavemente, –lo sé, la inmortalidad es bastante inconveniente a veces –añadí abrazándola, parecía que lo necesitaba más que nunca –y eso de desliz –dije mirando por vez primera la tienda donde pequeñas motitas rosadas andaban por el aire, no era polvo de eso estaba segura –tampoco va conmigo, además para eso creo que primero debería conseguir un candidato –añadí sonriéndole – y siendo realistas tu hermana tiene de galanes como pingüinos hay en África –reí nuevamente ante esa tonta declaratoria. –Gracias por decir que me quedaría bien el papel de madre –cierto que en algún tiempo había considerado tal posibilidad, ahora lo veía como algo que no prefería pasara por un buen rato, era demasiado irresponsable además no estaba acostumbrada a permanecer anclada a un sitio por mucho tiempo y por otro lado estaba algo loca… –es bueno pasar tiempo a tu lado, he reído como hacía rato no lo hacía. @
  5. Casi había olvidado la risa de mi hermana, había pasado largo rato desde la última vez que juntas pasamos un tiempo, sin embargo si algo aprendí durante mis constante viajes era que nuestros pies podían llevarnos a donde así lo deseáramos y mi corazón anhelaba la cercanía de esa hermosa mujer, –no lo dudo mi adorada Alessandra –declaré respondiendo su risa con una sonrisa. No fue hasta escuchar su comentario que me percate de la presencia de aquellas dos figuras fantasmales que nos rodeaban, me sonroje al escuchar tan absurda declaración, realmente no estaba del todo segura que un par de desconocidos fantasmas causaran ese efecto – un momento, has dicho… Tía –añadí mirando con curiosidad a mi hermana y al muchacho que imaginaba era un rompecorazones –¿Quiénes son? –Le pregunté mientras negaba con suavidad lo que uno de esos chicos había dicho –al menos eso les divierte –le dije al que había dicho que era... ¡No! Ni siquiera pensarlo podía, pero aún así no podía negar que una sonrisa me había robado su inesperado comentario. Un discusión con su hijo…Nuevas incógnitas que me hicieron ver el rostro de la Delacour con mayor interés –sí, opino lo mismo que tú, creo que me he perdido de muchas cosas –declaré pasando mi brazo por sus hombros, la siguiente pregunta que hizo provocó que riera estrepitosamente –no, por supuesto que no –puntualicé intentando recuperar la compostura –eso si es una buena broma, sabes que tu hermana es muy joven –y de cierto modo así era y por otro lado…Yo no me veía en el papel de madre. @Alessandra G. Delacour siento la tardanza u.u
  6. Una amplia sonrisa se poso sobre mi rostro al escuchar su voz, y aún más al detectar la emoción que se encontraba tras la entonación que había usado al llamarme hermana, comenzó con un par de preguntas que intente hilvanar como las perlas de un collar que ha sido confeccionado con el más delicado detalle, sin embargo el sentir sus brazos alrededor mío y el recibir el amor impreso en cada uno de esos besos me aturdió un poco más haciéndome olvidar la razón de mi visita. Después del emotivo despliegue de Alessandra no puede más que mirarle sonreír estando segura que el mundo podría ponerse de cabeza pero esa mujer mantendría la energía que llevaba consigo –mas sorpresa ha sido la mía –dije acercándome al mostrador –al haberte encontrado, siempre llego sin invitación –añadí riendo suavemente ante mi mala educación. –Pero eso no interesa mucho, y yo he estado bien, ya sabes que suelo perderme por largas temporadas –le guille un ojo en complicidad –y lo que me trajo podría ser que he escuchado que la mejor manera de alegrar un poco la vida es con una pequeña broma, además deseaba verte –sujete su mano contra la mía para no olvidar la calidez de su piel –dime ¿cómo has estado tú, por favor?
  7. ¿Hacía cuanto no había ido ahí? Tal vez más tiempo del que podía contar con los dedos de mis manos, mas no tenía porque existir lamentación alguna más bien exaltación por la persona que probablemente encontraría tras esos muros y porque no hacer un par de compras que caerían más que bien y de las cuales podía sacarles el mejor provecho. Cierto era que no era mucho de hacer bromas, o así, pero estaba a favor de reír un poco y si eso conllevaba la adquisición de alguna sustancia de dudosa procedencia bien valía la pena intentar cosas nuevas, sonreí ante las ideas que rondaban mi cabeza mientras seguía mi incursión por el callejón para llegar al local que era de mi hermana Alessandra, una mujer a la que hacía rato no veía pero que esperaba se encontrara bien, mis pasos lentos me llevaron dirección hacía lo que fuera un local llamado moco de troll, entre con calma y dije –hola –quedándome ahí admirando todas las maravillas que se encontraban a mi alcance.
  8. Escuchar las palabras de mi amiga me dejaron helada por una fracción de segundos, había dicho llorar a mis muertos…mis muertos, la caprichosa frase siguió resonando en mi cabeza por un lapso que me pareció demasiado largo para ser real mientras ella limpiaba las escurridizas lágrimas que seguían cayendo por mis mejillas, sencillamente asentí en automático y seguía de forma difusa la silueta de la mujer. –Sé que eres fuerte –exclame cuando finalmente mi voz se digno a romper el silencio en el que me había sumido de pronto –y tienes razón hay que dejar que descansen –. No comprendía del todo porque aquellas simples palabras habían desencadenado tal reacción en mí, sin embargo lo mejor era sonreír así que la miré para dedicarle una de esas sonrisas, aunque fugaces sinceras. No sabía más que decir o añadir por lo que sólo volví a mi asiento y le di un trago largo de té para borrar de algún modo la frialdad de mi interior –sabes Kisy, he de admitir que has cambiado mucho desde que te conocí –declaré mirando los pergaminos esparcidos por la mesa –y eso me reconforta.
  9. El fragante aroma del jazmín hizo vibrar mis sentidos, lleno por completo mi mente y alejo todo resquicio de frió y añoranza transmutándola en la sola sensación de confort de la que hacía bastante tiempo no disfrutaba, cerré los ojos para mantener conmigo por un tiempo indefinido aquella sensación instantánea, la cual así como llego se marchó. –Gracias –exclamé para después ponerle atención a sus palabras, relaje la espalda contra el asiento y olvide por un momento que todo puede convertirse en luz u oscuridad, sonreí ante lo que me contaba, era cierto que al no ser humanos teníamos privilegios que nos hacían disfrutar de cosas tan magnificas – ¿luna de miel? –Inquirí curiosa mientras daba un sorbo de té. Tal parecía que me había perdido de varias cosas, pero no pasó desapercibido el tenue color escarlata que sus mejillas delataron al hablar de esa aventura –parece que no sólo buceaste –declaré con picardía, sí, ya no era tan inocente como tal vez mi comportamiento delataba, hacía un tiempo andando a solas recordé esa primera noche junto a quien ahora ya no tiene rostro y no existe más, bebí un poco más de la taza de porcelana blanca para alejar la frialdad de mis manos. No pensé que mi siguiente pregunta desencadenara aquellas cascada de reacciones, mi corazón se sintió oprimido al verla en aquel estado y aún más al saber que le había hecho falta mi presencia, a cuanta gente había dejado sin importar nada… más de la que podría llegar a contar con las dedos de mis manos, pensé apesadumbrada. Me levanté y me detuve frente a esa joven de orbes plateados que yacía más interesada en la trama de los azulejos que en mi presencia. Me incline a su lado –mírame por favor –dije suavemente –no vale la pena pedir perdón por mi ausencia, pero has de saber que lamento tu perdida –añadí sin poder contener un par de lágrimas que ya rodaban por mis mejillas mientras le abrazaba con toda la fuerza de la que era capaz, deseando de ese modo tomar un poco de su pesar y ayudarle con carga tan pesada.
  10. Los segundos después de que mi propia voz se perdiera en el silencio y el reconocimiento de sus ojos sólo fueron marcados por los latidos de mi corazón, un ente que yacía en muchas ocasiones en silencio, la sonrisa que ilumino por breves segundos su rostro me llevo de la mano a esa primera vez donde la conocí y sólo su voz me trajo de vuelta al presente. –Quizá si veas uno –declaré en un susurro cuando Isabella me saludó y deposito un suave beso sobre mi mejilla –Y a mí Kisy, como no tienes una idea –confesé mirando su rostro con detenimiento intentando detectar algo que probablemente su risa había ocultado bajo la dulce entonación de su voz, mas estaba demasiado contenta de haberle encontrado que no conseguí más que corresponder su sonrisa. Me senté junto a la joven dama, más de uno suponía que me había ido de vacaciones y era mejor que así fuera, –te diré que me he divertido mucho –declaré recordando mi salto de la cascada de aquel paradisíaco lugar que había visitado semanas atrás, –¿has buceado alguna vez? –Inquirí al evocar el maravilloso espectáculo de los pececillos de colores nadando a mí alrededor. –Por cierto ¿cómo has estado, tú?
  11. Todo tiene un comienzo bastante vertiginoso cuando el cambio se da de un momento a otro, mas de uno depende recordar hacía donde vamos y que es lo que deseamos, además claro de no perder el camino que nos llevará en dirección a nuestro objetivo –cambios –susurré con diversión mientras terminaba de atar la agujeta de los zapatos deportivos rosas que desentonaban con mi pantalón de mezclilla azul y una blusa de tirantes amarilla, sí, aquel día yo había decidido cambiar los vestido por algo mucho más informal, si es que eso pudiera ser posible. Extrañaba mucho aquellos paseos, pero ese día estaba mucho más contenta de lo usual pues finalmente podía sentir que mi propio corazón había encontrado su sitio, lo cual agradecía inmensamente así que una sonrisa se hallaba sobre mis pálidos labios conforme seguía mi incursión sobre las calles del callejón lugar que conocía de memoria, era como si cada esquina o escaparate me dieran la bienvenida a la exuberante y bulliciosa vida de Diagon. Me detuve frente a un local en el que ya había estado hacía mucho tiempo atrás, quizá más del que me agradaría declarar, sin embargo tenía buenos recuerdos del Laudurée, entré con calma y admiré el interior, podría jurar que no había cambiado ni un poco, recorrí con la vista cada mesa, una tras otra desfilaban para mí hasta que detecté una presencia que me hizo sonreír aún más. Hacía rato que no nos veíamos y esperaba que no se hubiera olvidado de mí. Después de meditarlo unos segundo dirigí mis pasos hacía la joven de cabello rubio que estaba entretenida leyendo un par de pergaminos –hola –dije con suavidad –espero no interrumpir nada importante…. –guarde silencio por breves segundos esperando verme nuevamente reflejada en esas pupilas de plata.
  12. Hola Buenos días, tardes o noches según sea el caso cuando algún moderador, que antemano le doy las gracias por la edición de mi ficha, realice las modificaciones en los apartados siguientes: Nombre del Personaje: Leyla Kutsy Myrddin Loveless Familia(s): * Myrddin *Loveless Cualidades Psicológicas: Leyla es una joven de sentimientos variables, soñadora de corazón, entusiasta, protectora de aquellos que le permiten compartir su vida, cariñosa, distante a momentos de mucha presión, puede llegar a ser indiferente cuando no tiene que decir, comprensiva, leal, cortés, prefiere mil veces evitar una confrontación aunque a últimas fechas comprende que las buenas intenciones no son suficientes siempre así que también puede ser impulsiva y habla de más cuando se siente cómoda y en confianza. Con el tiempo la joven demonio fue definiendo su propia personalidad así como su carácter conforme se fue adaptando a un mundo que en muchas ocasiones le causo confusión, no obstante, gracias a su curiosidad innata y predisposición a ayudar a los demás, además, de mostrarse amigable con los de su alrededor forjo un carácter protector por sus seres amados, así como una personalidad un tanto inestable, regida principalmente por sus estados de ánimos cambiantes, mas siempre ha llevado como código el herir a las personas lo menos posible porque consciente es de que… ¡Absolutamente nadie es perfecto! Con el pasar del tiempo su confianza en nuevas personas disminuyó por un par de meses ya que se enfrento a la tracción y la mentira, mas comprendió que eso era parte de la vida. Que era así como el mundo se manejaba y que ella no estaba exenta de ello, sin embargo debido a su idea de que nadie tiene derecho de juzgar a los demás da vuelta a la página y sigue su camino. Los cambios inesperados provocan en Kutsy cierta inestabilidad emocional que supera con ayuda de quienes la rodean y la conocen, sabiendo que no siempre puede ser la chica sonriente y positiva. Es poco usual que se llegue a enojar, es una persona bastante tranquila, disfruta enormemente de la compañía de aquellos que cree importantes lo que la hace alguien muy cariñosa con los niños y claro también con los que se lo permiten. Esta dispuesta a ayudar como sea a quien se lo solicite y lo hace con todo el gusto del mundo. Al ingresar por primera vez al mundo mágico sus nervios llegaban a traicionarla cuando se enfrentaba a nuevos lugares lo que provocaba torpes movimientos, sin embargo, al pasar el tiempo supera eso y ahora se muestra más segura ante los demás por lo que se vuelve mucho más sociable. Es fiel a todos aquellos que le demuestran su cariño, además, de un poco imprudente, educada cuando la ocasión así lo amerita, producto de la educación que recibe por parte de su madre Huntress. Respetuosa así como también suele comportarse en ocasiones como una niña ya que disfruta de dar largas caminatas descalza, así como de brincar en los escalones del edificio cuando nadie la ve. Por el tiempo que intenta descifrar los fragmentos de sus memorias se muestra como una joven atada a su tristeza e insegura, pero al pasar los meses, muchos sucesos le harían recapacitar y ver las cosas de distinto modo. Finalmente, después de retirarse al inframundo por un largo tiempo y volver, decide dejar el tema atrás y dar un paso hacía delante, sabe que en esas oscuras sombras está parte de su yo, sin embargo si en algo se caracterizaba la Loveless era que no guardaba rencor aun la lastimasen terriblemente. Posee una fortaleza que se engrandece aún más cuando sabe que le necesitan por lo que para los que la requieren se mantendrá de pie sin importar nada. El defecto de sus ojos pasa a tener otro significado al comprende que sólo es el resultado de su alma rota, la cual se encuentra dividida entre la oscuridad y la luz. La tristeza es parte de si, la lleva tatuada a la piel, sin embargo ante todo mantendrá una sonrisa para todo aquel que la necesite, puesto que innegablemente es una persona entusiasta, aunque eso lo niegue con ferocidad. Sin más que agregar. ¡Gracias y hasta el próximo mes!
  13. El escuchar la risa de mi hermana me hizo sentir sumamente contenta porque eso quería decir que algo bueno había dicho y parecía un poco más relajada algo que sin lugar a duda le caería muy bien en su estado, yo también reí al ver como me sacaba la lengua, realmente ambas comenzábamos a divertíamos comportándonos como dos pequeñas, aunque bueno Alessandra lo era más que yo. Eso era algo irrefutable, a veces no me gustaba pensar en los siglos de vida que pesaban sobre mí, mas al perder la memoria sólo recordaba uno solo, aunque cierto era que yo podría ser un demonio muy antiguo o un vampiro muy joven. -Tienes toda la razón del mundo –declaré mirando su rostro, aunque no estaba tan segura de que ella supiera que no era un demonio completo, aunque eso poco interesaba, -aunque debo confesar que este don me resulta muy lindo, porque puedo ser parte del crecimiento de una nueva vida –puntualice sonriendo. Sabía que tenía otros más como el que podía hacer crecer o marchitar la vegetación a mí alrededor pero eso dependía de mis estados de humor, por eso la mayor parte del tiempo me mantenía tranquila. De pronto el sonido de una campanilla me distrajo, haciendo volver mi atención hacía la nueva chica que había llegado, la reconocí en un instante no podría olvidarle ya que era la madre de una de mis mejores amigas, mi hermana la invito a sentarse con nosotras –por supuesto que no, encantada de verte nuevamente Chaterine –exclame extendiéndole mi mano en forma de saludo –llegas justo a tiempo para comer algo de chocolate –dije alegremente, sabiendo de antemano que alguien tenía cierta debilidad por dicha golosina. -¿Cómo has estado? –Le pregunté una vez que se sentó con nosotras.
  14. La visita al Kiosko estaba resultando por demás agradable y liberadora, finalmente platicaba con uno de mis familiares por lo que podía decir –no estoy tan mal –reí internamente ante aquel pensamiento. Me gustaba pasar tiempo con ella, sencillamente adoraba a Alessandra con todo el corazón y ciertamente le había echado de menos durante mi aislamiento. Sentir la calidez de sus manos sobre la frialdad de mi piel me hizo experimentar una extraña calidez que me recorrió el cuerpo haciéndome sentir segura, hacía tiempo que no convivía con nadie que no fuera mi elfo y mis pensamientos. Le sonreí para tranquilizarla, ya vendría el tiempo en el que podría contarle la forma como mi interior había quedado en ruinas después de esa ruptura, consciente era que mi hermana era de las pocas personas que sabía que mantenía una relación amorosa. Vi como se removía inquieta, lo cual me pareció inusual ya que sólo hablábamos de la pequeña por un momento me pregunte si realmente todo estaría bien, ahora que miraba con mayor detenimiento su semblante existía algo que se me escapaba de las manos, segundos después lo adivine, aunque espere decirlo después de pedir lo que comería. Su reacción me hizo reír inesperadamente, la cual acalle con rapidez no quería que se sintiera más incomoda de lo que la había hecho sentir ya, sus mejillas se habían tornado de un tierno color rojo, el que posara sus manos sobre su vientre me hizo sonreír con ternura, así que me acerque a ella para poner mi mano sobre las suyas. -Mi querida Alessandra –le dije con tranquilidad –digamos que tu hermana posee cierto don –añadí guiñándole el ojo derecho –es algo que por mi condición logras adivinar –aclaré con naturalidad mientras detectaba los nervios en su risa, sus últimas palabras confirmaron mis sospechas de que no todo estaba bien. -Lamento haber estado tanto tiempo fuera –puntualice abrazándola suavemente –mas he vuelto y bueno estaré contigo a cada paso del camino, si me lo permites –le sonreí en un intento de tranquilizarla –además, cuando desees hablar al respecto sabes que aquí me tienes.
  15. Hacía ya bastante tiempo desde que Ángel y yo conversábamos, por lo que agradecía mucho aquella oportunidad que la vida me daba, el estar junto a mi hermana me hacía sentir de cierto modo menos confundida y por primera vez en meses lograba entablar una conexión afectiva que sabía sería correspondida, lo cual resultaba muy gratificante después de meses sin sentir nada más que dolor, tristeza y decepción. La contemple con atención mientras me contestaba, la miré sonriente al saber que ella era la dueña, por un momento su mirada pareció ensombrecerse pero no estaba muy segura de que así hubiera sido, ya no me resultaba tan sencillo el leer las expresiones de los que me rodeaban y era algo que sin lugar a duda lamentaba… Me alegraba saber que le iba bien en su trabajo como sanadora, la Myrddin resultaba una mujer muy compasiva y por demás amorosa. –Lo sé, me desaparecí por un largo tiempo –confesé mirando sus orbes azules –necesitaba un tiempo para… -guarde silencio, realmente no deseaba hablar del tiempo que había pasado en el inframundo sellando mi corazón –despejarme de todo un poco, ya sabes que me encanta desaparecer sin decir nada –añadí en tono de broma, sabía que mi hermana se había preocupado por mí. La vi tomar el dibujo de la libélula y por vez primera parecía alegre, me gustaba oírla hablar de mi sobrina hacía que sus ojos brillaran de la forma como los recordaba, porque al menos mis recuerdos aún perduraban, -me complace escuchar eso, sabes que adoro a Jayden. Miré al elfo que estaba a la espera de mi pedido –me parece que quisiera un pastelillo de chocolate y plátano –exclame evocando una pequeña risa por ese antojo tan inusual –y té estaría bien para mí. ¿Tú me acompañaras verdad? –Le pregunte a mi hermana – te ves hermosa no cabe duda que el embarazo te ha sentado de maravilla –declare con inocencia, una de las cualidades de ser un demonio y un vampiro era poder reconocer la cercanía de una nueva vida.
  16. Grandiosa y grata sorpresa fue encontrarme a mi hermana la cual me abrazo, llenando de calidez mi cuerpo con el beso que deposito sobre mi mejilla, sonreí ante tan simple acto de amor que agradecí inmensamente –ya vez, el viento puede dar grandes sorpresas –declare mirándola atentamente mientras nos sentábamos y escuchaba su pregunta –a decir verdad me ha dado hambre –dije sin más, aunque sabía que para mi hermana eso sería normal porque no estaba al tanto que mi condición no me permitía comer más que un par de veces a la semana… En realidad nadie estaba al tanto. Al ver la libreta que traía consigo supuse sólo una cosa –no sabía que laboraras aquí y realmente es agradable el verte ¿cómo has estado? –Añadí mirando a los elfos que se movían con casi sincronía que me parecía estar observando un pequeño baile, el lugar resultaba un sitio bastante agradable para comer y conversar amenamente con alguien, algo que sin lugar a duda yo valoraría mucho, hacía mucho que no salía del edificio y a momentos sentía que ya sólo hablaba con mi sombra. -Cuéntame ¿cómo está la pequeña? –Inquirí recordando lo hermosa que se veía en la boda de su padre –hace tiempo que no la veo y la extraño a decir verdad –fue ahí cuando se me ocurrió darle uno de mis dibujos por lo que abría la mochila y saqué los pergaminos –escoge el que gustes y dáselo por favor a tu hija es un presente de mi parte.
  17. Resultaba un buen día para andar caminando a solas por el tan conocido callejón Diagon, al que me había habituado desde mis primeras andanzas en el mundo mágico, llevaba conmigo un par de pergaminos donde había estado dibujando la forma de una libélula y un pequeño pastelillo, causante de que anduviera buscando donde tomar algún refrigerio, cosa muy extraña porque yo no solía comer cosas muy dulces, así que mirando los diferentes escaparates seguí mi camino mientras guardaba con cuidado mis dibujos en la mochila , la cual hacía juego con el pantalón de mezclilla azul marino y la blusa verde que traía puesta. Era divertido el ver la algarabía de ese sitio, tenía que admitir que era uno de mis lugares favoritos, había vivido ya varías aventuras ahí y ciertamente conocer gente se había convertido en uno de mis objetivos a últimas fechas por lo que caía como anillo al dedo que vagara sin rumbo fijo, sonreí al meditar sobre las distintas posibilidades que la vida ponía frente a nosotros. Mas todo pensamiento quedo reducido a la nada cuando el atrayente olor a café llamo mi atención así que volteé a mi derecha para toparme con el –Kiosko… Una mordida rapidita. -Reí al terminar de leer el nombre de aquel sitio, algunos de los magos que pasaban a mí alrededor me vieron extraño pero poco me importo, haciéndome recordar algo que me hizo sonrojar. -Creo que será el lugar idóneo para comer algo –dije andando hacía el local donde se podía apreciar varias personas sentadas comiendo o sencillamente conversando, me acerque hasta una de las ventanas y me quede quieta mirando su interior, sabía que eso tal vez era maleducado, sin embargo de algún modo inusual eso me resultaba entretenido, -en definitiva Dunkel, tenía razón que al decir que no era recomendable que anduviera sola aún –, mas yo no podía encerrarme sólo porque estaba aprendiendo a sentir y controlar mis emociones nuevamente.
  18. Los sucesos más inusuales pueden ocurrir en el momento menos pensado. Y bueno, sorprendentemente él respondió y no se alejó al contrario me saludo, lo cual me hizo sonreír aún más conforme estrechaba mi mano con la suya –el gusto es mío también Seba –dije mientras contemplaba su rostro con atención. Posé mi dedo índice sobre mi boca intentando recordar si lo conocía –me temo que no –declare después de un par de segundos en silencio –pero… -me quede en silencio cuando alguien lo llamo sin más, me pareció divertido el ver como había gritado aquella desconocida, miré en dirección de una mesa que se encontraba ocupada por dos mujeres que nunca había visto antes. Fue consciente de la forma como me miraba una de ellas, era como si a través de su forma de contemplarme intentara decirme algo crucial pero desafortunadamente socialmente podía ser un peligro, en esos momentos, porque aún no lograba del todo poner en un cause correcto los sentimientos adecuados, así que sólo añadí –creo que al final a ti si te esperaban. Estaba por alejarme de su lado cuando, todo pasó tan de pronto que de no ser porque Seba estaba ahí a mi lado habría creído que era una de mis tantas pesadillas, un par de magos, cubiertos con máscaras, se adentraron en el local. Sabía lo que pasaría… mi corazón latió a mil por hora al ver a lo lejos como se acercaban a la mesa de aquella mujer que minutos antes llamaba alegremente al muchacho que aún permanecía a mi lado. -No… -exclame en un susurro. Por un instante fui incapaz de moverme, todo se complico cuando un tercer hombre apareció, sólo fui capaz de contemplar el daño que le causaban. Y así como todo inició acabo, tenía las manos completamente heladas y sabía que de un momento a otro me desplomaría. El caos en Ottery parecía volver a una velocidad alarmante y eso no era para nada bueno. El ver como el cuerpo maltrecho y sin vida de ella desaparecía, sería algo que no podría olvidar… Jamás, -¿quién era ella? –Le pregunté en tono bajo a mi acompañante mientras colocaba la mano sobre una mesa he intentaba no respirar por la nariz, la sangre aún estaba esparcida por todo el lugar.
  19. Bien podría ser una forma de llamar el como me sentía mientras estaba parada a la mitad del callejón Diagon, mirando hacía ambos lados como si estuviera extraviada, pero no era así sencillamente admiraba el ir y venir de los magos, brujas, elfos y cuanta criatura mágica se paseaba por ahí, tenía que admitir que lo estaba pasando muy bien ahí quieta como si nadie pudiera notar mi presencia… Al menos fue a si hasta que un par de chiquillos, quizás de unos nueve años, pasaron corriendo alrededor de mí y por lo que me obligaron a girar sobre mi eje. Reí ante mi suerte de quedar casi tendida sobre el piso, lo cual habría sido una lastima porque el vestido verde que llevaba puesto resultaría más afectado pues caería irremediablemente contra un charco, por fortuna una pareja me sostuvo a tiempo –gracias –les dije mientras volvía a caminar por el callejón con la esperanza de encontrar a alguien con quien conversar. Me sentía muy bien, a decir verdad bastante libre y después de casi una tormenta que había eclipsado toda felicidad en mi interior agradecía el que finalmente todo hubiera terminado. Seguí caminando y mirando los diferentes letreros que se extendían por todo el lugar, mas de pronto el sonido de música árabe atrajo mi atención, era peculiar recordar que para mi graduación había decidido usar un traje de bailarina árabe, así que dirigí mis pasos hacía The Arabic Place, un sitio que me pareció interesante. En el lugar no había mucha gente pero ahí parado estaba un muchacho que si bien no conocía, o al menos no recordaba haber visto en algún sitio, considere que sería algo agradable comenzar una conversación con él, no era la primera vez que hacía eso y realmente había obtenido buenos resultados, así que me acerque a su lado. -¡Hola! –Le dije sonriente, parecía buscar con la mirada algo, afortunadamente mis sentimientos casi habían vuelto en su totalidad así que ya no fingía las sonrisas –¿esperas a alguien? –inquirí curiosa, realmente tenía que dejar de serlo, pero finalmente el ser curiosa resultaba parte de mi naturaleza. No sabía si respondería o se alejaría sin más al ver que quizás yo había perdido la razón, sin embargo eso poco interesaba lo mejor que podría hacer era conocer gente y ampliar mi circulo de conocidos y amigos. –Perdona, mi falta de cortesía –añadí al darme cuenta que no tenía el derecho de llegar así sin más y preguntar una cosa como tal –primero creo que debí presentarme, mi nombre es Kutsy Myrddin Lovelees y tú ¿eres?
  20. Precisar con exactitud como es que ambos habían quedados envueltos en aquella extraña situación sería casi como intentar darle una respuesta coherente al porque había aceptado sin más, aunque al final ¿qué podía perder? Ya nada la ataba y por vez primera en mucho tiempo se sentía con toda libertad de hacer cuanto a sí deseara así que no le pareció inadecuado, de ningún modo, aceptar la invitación de aquel joven que… Dos personas con cabelleras negras se adentraron al local que anunciaba su aniversario por todo lo alto así que ni tardos ni perezosos la pareja se unió a la algarabía del momento que se llevaba dentro de Doyle´s, un sitio que inundaba los sentidos con la música que ya se escuchaba por doquier, lo primero que la joven escucho fue que la primera ronda iba por parte de la casa, algo que le resulto bastante inconveniente puesto que no acostumbraba a beber. –Veo que hemos llegado en el mejor momento –comentó su acompañante quien la llevaba tomada por el brazo. No supo que responder ante lo que dijo él, y no es que no tuviera mil preguntas para hacerle, las cuales hervían en su interior como pequeñas burbujas plateadas que luchaban por salir de su boca, hacía tan solo un par de horas se habían encontrado mientras ella divagaba y él sencillamente no dejaba de preguntarse ¿donde se encontraría? El destino siempre resultaba inusual y completamente insustancial incluso en un mundo donde criaturas como los hipogrifos o los duendes existían, pero nadie podría negar que aquel suceso estuviera más que predicho en cien mil formas de las que un simple humano podría imaginarse. –Aún te resiste a hablar conmigo –le dijo mirándola con insistencia con sus ojos de color zafiro. La joven volvió a rechazar su mirada y la dirigió hacía el bar donde las relucientes botellas, de formas y colores diferentes, intentaban distraerle de lo que no deseaba afrontar –yo… –su voz fue amortiguada por un grito de jubilo de los presentes que bailaban con alegría en la pista de baile. –Tú –le apremió ya que su tiempo era tan corto que no podía darse el lujo de detenerlo aunque así lo deseara. No podía decirle a viva voz lo que moría por revelarle, lo que había descubierto al observar el tatuaje en su hombro derecho… –Habla, sabes que necesitamos hacerlo –susurro cerca de oído. Ambos estaban muy inmersos en su propia discusión que no eran muy buenos para notar que habían atraído la atención de un par de miradas, la chica se había movido algo inquieta al sentir su cercanía.
  21. –Un día caluroso para salir ¿no crees Dunkel? – Le pregunte a mi elfo aun a sabiendas de que no contestaría o que sencillamente me miraría por un momento y seguiría con sus deberes. A veces me irritaba su silencio, mas entendía la razón por lo que correspondí su tímida sonrisa mientras me entregaba el vestido azul cielo que había elegido para esa ocasión. Resultaba agradable compartir tiempo con Isy, una chica a la que adoraba con el alma y con la que hacía tiempo no salía. Así que aprovechando el clima tan caluroso se me había ocurrido la idea de invitarle a pasar un día en el “parque acuático Witch”: un lugar que hacía rato quería visitar. Sujete los tirantes de las sandalias blancas a mis pies y mire por última vez mi habitación en el castillo antes de partir hacía lo que sería un excelente y placentero día. Dunkel, me había ofrecido llevarme hasta el sitio, sin embargo yo deseaba llegar al modo muggle, para mí era más cómodo caminar. La sensación de mi corazón palpitando dentro de mi pecho me brindaba cierto consuelo mientras mis pasos me llevaban al encuentro del parque acuático. El sol brillaba en lo alto indicándome con ello que estaba por ser medio día, sus rayos se posaban sobre la piel descubierta de mis brazos, por fortuna mi elfo había sido bastante insistente en que usara sombrero para evitar que terminara igual que una Dalia. Después de minutos más minutos menos mis ojos, bicolores, admiraban la fachada del lugar donde pasaría un agradable día, estaba al tanto de que existían juegos mecánicos por lo que me emocionaba la idea de poder subirme a la rueda de la fortuna. Decidí quedarme en la entrada a esperar la llegada de Isy.
  22. En un principio la idea que había tenido me resulto bastante acertada, mas al recordar que ella estaba embarazada me quede meditando un momento mientras Sira hablaba y notaba que mis palabras parecían haber hecho que se sintiera más animada. No perderíamos nada con intentarlo… después de todo, cuando uno intenta olvidar un momento con tanta insistencia, como mi sobrina, las consecuencias se dejan a un lado, no obstante, se tendrían que ver los pros y los contras de la idea que apareció en mi mente al momento de escuchar como su voz dejaba al descubierto su dolor. Lo único que anhelaba para esa jovencita era que volviera a tener una vida normal o al menos en la medida de lo posible. Así que suspire posando mis ojos sobre los suyos –lo que te propondré cariño –acaricie con suavidad su cabello –no es algo que se pueda tomar a la ligera porque… quizás al igual que yo, conoces los efectos de ese hechizo –añadí bajando una octava mi voz, no deseaba que los de nuestro alrededor nos escucharan. De igual forma existía una posición, pero esa me llevaría tiempo crearla, además, de que no estaba muy segura de los efectos reales que podría tener. –No has pensado que lo mejor sería un Obliviate –exclame en un susurro, sin embargo Sira lo escucharía ya que no era una simple humana. Casi nadie de mi familia lo sabía pero esa era una de las razones por las que yo no recordaba parte de mi pasado.
  23. La bruma de la madrugada hacía mucho más atrayente el salir a dar un paseo por Ottery, realmente había logrado descansar muy poco es día. Sin explicación alguna me sentía inquieta y experimentaba la apremiante necesidad de deambular en completa soledad sin saber hacía donde mis pasos deseaban llevarme. Tras meditarlo por unos minutos más, me coloque la capa de viaje azul marino y emprendí mi marcha hacía ese lugar que me llamaba con insistencia. La brisa nocturna recorrió la piel descubierta de mi rostro conforme mi andar se volvía presuroso y mi corazón marcaba el compás de una melodía que me hacía sentir aprensiva por aquello que ignoraba conscientemente. El tiempo trascurría a intervalos desiguales y lo que pude observar a unos metros de la entrada de un castillo, en el que nunca había estado, me dejo pasmada y quieta en mi sitio. El aire había escapado de mis pulmones sin previo a viso y mi pulso se acelero al ver dos cuerpos quietos, más uno me resultaba sumamente familiar por lo que corrí tan rápido como mis piernas me lo permitieron y al llegar junto a ellos me desplome. No podía creer lo que mis pupilas bicolores contemplaban, mas no había duda, la chica que yacía sin vida sobre el piso era Isabella, la bellísima joven a la que apreciaba más que como una amiga. Levante su cuerpo con cuidado hasta colocarlo sobre mi regazo sin importarme que su cabeza sangraba –Isy, por favor abre los ojos –proferí con el rostro lleno de llanto. Los sollozos fueron mis únicos compañeros por un largo tiempo, mi cuerpo comenzó a mecerse en un intento por traerla de vuelta y volver a contemplar el brillo de sus ojos. No conocía al joven que yacía cerca de donde nos encontrábamos, quizás estaba siendo egoísta al no acercarme a él, más no podía separarme de ella. –¡Quien sea! –Comencé a decir con dificultad, debido a los sollozos que entrecortaban mi voz –¡por favor! ¡Quien sea! ¡Necesito ayuda! –grite desesperada mientras aferraba con ímpetu el cuerpo de Isy contra el mío.
  24. La vida de mi sobrina jamás había sido sencilla, sin embargo, yo estaba decidida hacer que nuevamente volviera a aparecer ese dulce y gentil brillo que poseían sus hermosos ojos. Era muy joven para dejarse vencer por la sombras y abandonar la alegría que le caracterizaba, tal vez yo no era el mejor ejemplo a seguir ya que al igual que ella mi comienzo en el mundo mágico había sido algo desastroso, mas estaría a su lado para sostener su mano y lograr que recuperara su vida y sus sueños. Inspire suavemente al oír la voz de Dama, agradecía que estuviera a su lado, al menos eso me indicaba que anhelaba compañía. –Dama, pequeña, haces un excelente trabajo cuidando de mi sobrina –le sonreí con alegría a su elfina –no te preocupes cariño me reconforta que ella esté a tu lado. Por un breve momento una fugaz sonrisa se posó sobre los labios de aquella jovencita, mas desapareció como el rocío de la mañana cuando el sol hace su aparición. Seguí sosteniendo sus mano entre las mías mientras escuchaba sus palabras y la veía derramar un par de lágrimas que hicieron que mi corazón se acongojara. La abrace tan fuerte como me fue posible, deseaba poder borrar de sus memorias ese suceso… Fue ahí cuando se me ocurrió la solución a su situación, después de todo la magia en está ocasión podría ser la solución a toda la aflicción que yacía en su interior –cielo –exclame levantando con dulzura su mentón para poder verla a los ojos –existe una manera de que puedas olvidar todo… –confesé dejando que mis palabras se perdiera entre las diferentes conversaciones que se desarrollaban a nuestro alrededor.
  25. Hay una frase que dice así: no hay enfermedad que dure cien años y enfermo que la aguante, de ahí que después de ver tan desanimada a la pequeña Sira la invitara a salir. Sabía que sería difícil para ella superar lo acontecido, sin embargo quería mostrarle que tenía el apoyo de la familia para seguir adelante con su vida y por supuesto con su embarazo. A mi de cierta forma me hacia ilusión el que un pequeño bebé llegará a casa, ya que llenaría de sonrisas y ternura aquel edificio al que le hacía falta sin duda un poco de amor. Contemple el cielo por quinta vez mientras sostenía entre mis manos el pequeño osito de felpa que había comprado para ella, esperaba que le agradara. Yo misma había conjurado el delicado listón rosa que se ceñía al oso formando un adorable moño. –Espero amiguito que logres que esa jovencita sonría –le dije al pequeño peluche mirando sus ojos cafés. Esperaba no llegar tarde a la cita con mi sobrina, no por temor a que se enojara, si no porque sabía que el estar con muchas personas podría ponerla nerviosa. Finalmente después de caminar a solas por el callejón llegaba al Ladurée, sonreí al recordar las dos ocasiones que había estado en ese establecimiento. Era un lugar muy bello y acogedor. Ingrese al local, y observe con atención cada mesa esperando descubrir a la Loveless, mas me costo trabajo encontrarle ya que se hallaba semi escondida en una mesa al fondo. Inspiré antes de dirigirme hacía donde su posición y escondía tras mi espalda el regalo que deseaba dibujara aunque fuera una pequeña sonrisa sobre su delicado rostro –¡Hola cielo! –Le dije dedicándole una sonrisa a ella y su elfina, al tiempo que le daba un cálido abrazo. –Es bueno ver que estás bien acompañada –añadí guiñándole un ojo a Dama –perdonaran la tardanza pero ya saben a veces uno tiene asuntos que atender –exclame en tono de broma para intentar que Sira lograra relajarse un poco. Me senté junto a ella y la mire con ternura mientras tomaba su mano entre las mías –pequeña yo sé que has pasado por momentos terribles –no estaba muy segura de si fuera bueno hablar al respecto –no obstante, sabes que yo estoy aquí. Al igual que tu tío, tu madre y por supuesto tus hermanas–. Finalmente saque al curioso oso y lo puse entre sus piernas –espero te guste.

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