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Kutsy Stroud Lenteric

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Todo lo publicado por Kutsy Stroud Lenteric

  1. Tic… resonaba con insistencia la alarma una vez más, maldije para mis adentros, no quería pensar en mover un solo musculo. Estaba exhausta, no sabía si de vivir o de simplemente existir, sin embargo, nuevamente estaba ahí ese infernal sonido de tic, toc. Di un manotazo cerca del móvil, un artilugio que cada vez comprendía menos pero que hasta el momento era mi único medio de entretenimiento, teniendo en cuenta que me la pasaba más divagando en mis pensamientos que estando haciendo algo productivo. Esa era mi vida desde hacía seis meses, no tenía un propósito, no experimentaba una alegría clara de continuar en esa existencia, no obstante, tampoco deseaba marcharme del todo porque absurdamente consideraba que solo en la tierra encontraría consuelo a las decisiones que me llevaron a estar semi denuda sobre las sabanas hechas girones. En mi defensa podría afirmar con vehemencia que tenía resaca, aunque para una criatura como yo era demasiada fantasía. Me levante de la cama más por inercia y porque desde luego se escuchaban voces y pasos por el castillo. Poco me importaba que alguien se percatara de mi llegada, aunque estaba segura que aquel hombre de ojos azules había percibido mi andar un tanto errático, me encogí de hombros y anduve descalza a la ducha, necesitaba un poco de agua fría para refrescarme. Sentir el agua tocar mi piel era toda una experiencia que cerré los ojos y me concentré en sólo los sonidos del exterior, el ruido de un sollozo me hizo abrir los parpados mientras mi mente nuevamente me transportaba a ese tiempo… –¡Estás loco! – le dije intentando no sonreírle, no obstante, era tan poco probable que mi cometido se cumpliera, porque definitivamente estaba sintiendo algo tan irascible y poco comprensible que solo acerté a besarle una vez más. Regrese al tiempo presente al darme cuenta que la yema de mi dedo índice recorría mi labio inferior con insistencia, recordando el toque de esos labios que no volverían más. Suspiré y dejé que un par de lagrimas migraran con el agua hasta el desagüe. Tras una hora estuve lista para afrontar aquello que esperaba fuera de mi habitación, aunque tenía que admitir que al salir al pasillo vislumbre la silueta de… negué en redondo aquel pensamiento fugaz y seguí andando, con los zapatos deportivos en la mano derecha y un pantalón guinda de algodón. No tarde mucho en ver a los demás reunidos cerca de la piscina, nuevamente estaban ahí esas visiones, me restregué los ojos intentando alejar la cabellera rubia de aquella pequeña que tanto anhelaba, –definitivamente he perdido la cordura –acerté a decir antes de agacharme para tomar una lata de cerveza, dejar mis zapatos sobre el césped y saludar a los presentes con una leve reverencia al tiempo que le daba un gran trago a mi bebida.
  2. Sonreí de lado cuando menciono la esperanza, ¿qué era la esperanza?, para alguien como yo tenía varios significados, desde luego no compartí nada de mi deliberación con ella. No quería arruinar el momento. Ambas estábamos de acuerdo en nuestros propios cambios, no añadí nada más mientras nos dirigíamos a pedir lo que degustaríamos, aunque yo ya había bebido un café bien cargado decidí que deleitarme con una rebanada de pastel sería un toque por demás adecuado para aquel día. Volvimos ambas a la mesa y miré con detenimiento los ojos a Ania –creo que aún tienes mucho que contar –especté mientras troceaba un diminuto pedazo de pastel y me lo llevaba a la boca, definitivamente era mucho mejor que la sangre, pensé degustando aquel pequeño y suculento bocado –sabes Ania, comprendí con el tiempo que el pasado solo nos ata a una sola cosa –declaré al tiempo que escribía en mi diario “la solución por si misma carece de cordura si no hay pasión” –aunque claro no debemos obviar el hecho de que el mismo dolor nos convierte en quienes en realidad estamos destinados a ser. @ Ania Evans Weasley
  3. Las sorpresas parecían cosas de todos los días en un sitio así, de hecho, por eso volvía sin esperarlo porque en definitiva disfrutada de comentar datos que si bien a todas luces eran mas que evidentes no dejaban de maravillarme. Quizá era un habito adquirido al ir perdiendo todo contacto con quienes en su momento fueron parte de mi vida por varios años. Adoraba el sonido de una franca risa y ahí estaba la de ella, una de mis inseparables y entrañables compañeras, negué con suavidad sus preguntas mientras mentalmente hacía una anotación, después de todo acallar las voces sólo lo había conseguido escribiendo, sin embargo, el que me llamará querida me desconcertó –he estado –respondí al tiempo que me sentaba a su lado –lo que es importante, a decir verdad. –No pensé encontrarte justo aquí –aunque últimamente ya no encontraba a nadie –me alegra saber que tienes apetito, somos dos –comenté dejando mi diario sobre la mesa –y con respecto a una lista de ese calibre, honestamente si matara a alguien no escribiría de ello en simple papel –me reí ante tan raro comentario –creo que definitivamente hemos cambiado, ¿no es así? @ Ania Evans Weasley
  4. Las situaciones siempre son inusuales y hasta chocantes en cierta medida. Ese había sido la última línea del diario que llevaba a mi lado todo el tiempo, se había estado convirtiendo en un pasatiempo bastante atractivo al darme cuenta que la eternidad era lo único seguro que tenía en ese momento. Estiré un poco el cuello tras estar escribiendo y fue ahí cuando la vi, no podía creer lo que mis heterocromáticas pupilas están contemplando. Lo cierto es que ahí a un par de mesas se encontraba ni más ni menos que Ania, una de mis mejores amigas y compañeras de aventuras cuando pise por primera vez todo este mundo de magia y porque no ilusión. Sonreí a medias al darme cuenta que ambas éramos tan distraídas porque ella no había notado aún mi presencia y mucho menos la de ella. Así que me levante con sigilo de mi asiento, tome mi cuadernillo de pasta azul y me encamine hasta ella –¡Hola extraña! –Exclame con una gran sonrisa en los labios. @ Ania Evans Weasley
  5. Espiando sin dejar saludos señor, eso es de mala educación. 

    1. Deax Black Lestrange

      Deax Black Lestrange

      Mis disculpas xD Solo revisaba todo lo que tenía. Pero dejo mi saludo hoy: Hola, que estés muy bien. 😊

  6. —¡Todo es un desastre! —Me repetí mientras metía la mano hasta el final de una pila de zapatos. No es que fuera desordenada a propósito, sin embargo, aquel día había escogido que mi genio artístico llegará a rozar la locura y todo el calzado había quedado desparpajo por doquier en un intento de replicar la torre de Pisa. Debía admitir que tenía demasiado tiempo de sobra, aunque procuraba ya no dar rienda suelta a mis pensamientos de alguna forma terminaba creando situaciones como lo era mi habitación actualmente. Había bocetos sobre la mesa de noche, un par de pinceles regados en la cama y quizá bajo la cama estaría un par de partituras arrugadas. Suspire mientras me sentaba a la orilla de la cama para colocarme los botines negros que estaba buscando, pensaba que harían juego con el pantalón de mezclilla del mismo tono y una blusa con cuello v de color guinda. Después recogí mi cabello en una coleta con ayuda de una goma de vibrante color azul y me mire al espejo por unos segundos para después guardar mi varita en el pantalón y dar los toques finales a mi maquillaje. —Lista—me dije una vez que salí de mi habitación y me dirigí a las afueras del castillo para hacer mi aparición en lo que sabía sería idílico, después de todo los Evans poseíamos ese sello personal, o al menos eso me gustaba pensar. Finalmente llegaba al lugar y la cita concertados, sentía cierta adrenalina al tratar de imaginar como transcurrirá la reunión ya que en una ocasión había terminado dormida a un lado de un armario y aunque la experiencia no fue mala, me divertía pensar en donde acabarían todos. Justo antes de dar un par de golpes a la hermosa puerta escuché a Bel que gritaba algo sobre la ópera, una sonrisa se dibujó sobre mis labios al tiempo que finalmente daba un par de golpes a la madera. Al abrirse la puerta le un fuerte abrazo a Bel —en lo personal creo que sería bueno escuchar una arietta— me reí al ver la cara de la pelirroja.
  7. — Protección — fue lo primero que le dije a la pequeña elfina mientras le dedicaba una sonrisa y sacaba de uno de los cajones del armario un dije en forma de una delicada petunia. Seguramente P-ko se estaría preguntando el porque de mi comentario pero sentía que tal vez ella me diera la respuesta a esa incógnita que se había escapado de mi entendimiento desde hacía ya unos meses — sé que poco hemos hablado desde que llegué a la familia y te pido una disculpa — mis actos y palabras parecían no tener coherencia alguna seguramente. Acto seguido le ofrecí el dije a la elfina —espero puedas aceptar esta encomienda — en otros tiempos Dunkel habría hecho aquel trabajo, pero ya no había posibilidad de eso, suspiré recordado lo último que habíamos hablado — el dije es para alguien que consideres necesita protección — ¿tendrían sentido mis palabras para ella? Me pregunté mientras le entregaba la flor de plata y reía. —Sabes P-ko, estoy contenta de volver a mi hogar — declaré mirando con atención los ojos de mi acompañante —hace mucho que no hablo con alguien que conozca este mundo, estuve en New York — finalmente contaría parte mis andanzas el último año —me dedicaba a la pintura, pero supongo que al final rompí mi promesa...— negué con suavidad para alejar la melancolía que parecía reacia a querer hacerse presente —le dije a Ethan que nunca volvería — con nadie había compartido ese hecho —por eso me negaba a volver, pero él también se ha ido al igual que mis hijos — suspiré. @ Rory Despard
  8. No tuve tiempo de responder a la solicitud de la elfina mas que con un simple asentimiento, inhalé profundamente mientras identificaba los efluidos que emanaban de aquel gran castillo, varios me resultaron desconocidos, internamente buscaba uno en especial pero sabía que no lo encontraría ahí nunca más. Mis pasos eran acompasados como el latir de mi fuerte corazón. Me había dado cuenta que tras cada gran dolor volvía con mayor fuerza y conocimiento, tenía manías nuevas y me agradaban aromas que antes detestaba. Coloqué mi blanca mano sobre el picaporte y lo giré, sabía que si Dunkel aún existiera seguro que habría ocultado varias fotografías de mi habitación y la contigua. Todo yacía en silencio y aunque la quietud parecía renuente a darle paso a mi vista que recorrió cada rincón en busca de un sonido, un aroma o quizá un presencia. No encontré nada, todo estaba impoluto. Tenía que admitir que todo estaba en su sitio, desde la fotografía familiar donde los cuatro sonreíamos en ese absurdo día de campo, hasta los portarretratos de color dorado donde dos pequeñas reían con sus caritas pintadas. Por supuesto la foto de mi boda fue la que más llamó mi atención, porque en cuanto mis ojos se posaron en la mujer que yacía rozagante y llena de felicidad no podía creer que realmente había cumplido a cabalidad cada uno de mis sueños al llegar a Londres. Deje la capa de viaje sobre la cama y escogí del closet un par de jeans desvaídos una blusa de manga larda de color verde y unos tenis blancos. Tomé un relajante y largo baño, rememoré a complacencia cada muerte y me quedé pensando en mis dos pequeñas hijas, en Ethan, en Demian y Annelisse. Dunkel también formaba parte de ese repertorio de recuerdos, estuve a punto de quedarme dormida en la bañera hasta que el repiqueteo de un vaso de cristal chocando con el piso me trajo de vuelta a conciencia, el olor a ginebra inundó mis fosas nasales. Finalmente estaba lista para hablar con alguien así que tomé la campanilla de plata y la agite. Había creído que los recuerdos me terminarían por aplastar pero lo cierto era que me sentía capaz de enfrentar mi nueva vida. @ Rory Despard
  9. La sorpresa inundó mi semblante al escuchar la voz de P-ko. Cuánta alegría me trasmitió ante su efusivo abrazo, me hizo sentir sumamente bienvenida, le sonreí a la pequeña criatura mientras caminaba a su lado y escuchaba sus palabras, no esperaba que aquella pregunta fuera formulada tan pronto, pero si estaba de vuelta era porque deseaba dar respuestas a aquellos que así lo solicitaran, aunque ya era bien sabido que solía desaparecer con demasiada frecuencia —es agradable volver a casa —le dije a mi acompañante —y más aún por la cálida bienvenida que me has dado P-ko —intuía que la pequeña elfina se alegraba cada vez que el castillo cobraba vida con los diferentes visitantes que habitaban en él. —Creo que subiré a mi habitación a cambiarme —no quería admitirlo pero temía volver a ver las fotografías y que los recuerdos se hicieran presentes, sin embargo, no sería una cobarde. Había llegado el momento de darle la cara a cada vestigio y enfrentar mi presente —aunque... —guardé silencio volviendo la vista a P-ko —me gustaría que tomarás el té conmigo —declaré con suavidad —así podré contarte porque he vuelto —le sonreí y añadí —siempre y cuando no interfiera con alguna actividad que tengas planeada. Secretamente deseaba que aceptara mi invitación ya que la elfina era lo más cercano que podía estar de Bel y realmente necesitaba hablar con alguien. @ Rory Despard
  10. Era extraño pensar en los sucesos que me llevarían nuevamente a Ottery. Pero ahí estaba mirando con cierta concentración la calavera que adornaba el firmamento mientras mis pasos me posicionaban frente a la entrada del que fuera mi hogar por muchas lunas. Me había jurado no volver nunca más, no quería hacer frente a una vida que sin previo aviso se había eclipsado como mi propia razón. Lo que menos deseaba es que me preguntaran ¿qué había pasado? Sólo rememoraba de vez en cuando las últimas palabras que le digiera -No puedo más, debo marcharme -por supuesto no tomó muy bien mi decisión, sin embargo, estaba decidida a terminar con la relación por mi bien. Nuestro amor parecía haber perdido el camino de regreso a casa, los malentendido continuos fueron sólo la punta del iceberg y la relación había terminado menguando ante la fragilidad de nuestra cercanía. Suspiré, cerré los ojos y disfrute del regusto del vaso de ginebra que había bebido tan sólo hacía unas horas atrás. No estaba triste, quizá sólo avergonzada. No deseaba admitirlo pero mi decisión de alejarme había sido por mi propia incapacidad de afrontar los recuerdos y ahora sólo anhelaba reconstruir mi vida una vez más. Di tres toquidos a la puerta y esperé a que alguien acudiera a mi llamado mientras acomodaba mi capa de viaje negra y los pliegues de mi vestido rosa que lleva puesto.
  11. El estudio era espacioso y sumamente iluminado, había un gran ventanal que daba directamente a una de las más transitadas calles de New York. Jamás habría pensado terminar en tal lugar, una sonrisa plagada de excitación se plasmó en mi rostro al tiempo que caminaba hasta quedar frente al cristal. Donde al contemplar mi reflejo me cuestionaba sobre lo que por la mañana había acontecido. Di el último trago a la segunda taza, de café, de la mañana cuando de pronto, como si fuera cosa de un chiste demasiado orquestado una lechuza marrón hacia su aparición, claro que la había visto volar fuera pero jamás pensé que el mensaje iba dirigido a mí. Hacia tiempo que decidiera alejarme de todo ese mundo. Pero ahí estaba yo, leyendo con asombro y alegría que mi hogar me solicitaba una vez más. Coloqué la taza de porcelana sobre un lienzo que justo acababa de romper por la mañana. Había comenzado incursionar en la pintura, era lo único que me mantenía centrada por horas y me divertía. Además pagaba muy bien las cuentas, no tenía más que pedir. Había dejado de lamentarme por el pasado, por cada decisión, buena o mala, ya que al final, tras la muerte de Dunkel, mi fiel amigo y compañero, entendí qué sólo yo era dueña de mi destino y que lo demás sólo dependía de mi elección a como enfrentaría cada situación. Así que salí presurosa del estudio y me dirigí a mi pequeño apartamento, cogí los tenis de la mesita de noche, una blusa de tirantes de color rosa y unos jeans, además de una goma roja para atarme el cabello en una coleta. Me metí a bañar, almorcé algo ligero, tecle en la portátil la mejor manera de viajar y al final me decidí por la más tradicional. Tras unas horas de viaje y de un par de tropiezos, como que derrames tu soda en el equipaje de la persona que viaja a tu lado... Me hizo reír por unos segundos, inspire profundamente para volver a llenar mi ser entero de aquellos aromas que siempre llevaría conmigo. -P-ko -fue el primer nombre que dije al estar caminando nuevamente en los terrenos de mi familia. Ciertamente no esperaba una comitiva, pero movida por mi irrefrenable curiosidad me dirigí a la piscina para contemplar lo que tanto le molestaba a la pequeña elfina. No podría describir lo que veía, lo que hice a continuación dejo a más de un fantasma sin saber como reaccionar. Ya que había dejado la mochila que cargaba conmigo y sin mediar palabra alguna me había sumergido en la piscina, cuantos recuerdos, sonrisas, conversaciones, risas y claro peleas y llantos. Puede vislumbrar con claridad el rostro de mis tres hijas y el de mi hijo mayor. Pero sobre todo el de Emma, el agua se movía libre al rededor de mí que olvide las miradas curiosas y nade casi hasta el fondo tanto como así me lo permití, abracé a mis muertos y a los que había dejado partir a sabiendas de no verles nunca más. Salí a la superficie con los ojos cerrados y completamente empapada hasta la médula, -¡Ey! -escuche la voz de uno de esos espectros que flotaba cerca mío -que manera de cambiar el ambiente, dime ¿te uniras a nuestra causa? -pregunto al tiempo que nadaba de vuelta a la orilla de la piscina y salía del agua. -Eso depende - le contesté, exprimiendo la blusa de tirantes que me había quitado, había sido una buena idea traer el traje de baño puesto. Mas mi emoción ganó a la razón y mi ropa había quedado empapada. @ @@Syrius McGonagall @@Nicole Evans Crowley @@Fengari M. @@Rory Despard
  12. No le temía al mutismo que se presentaba cuando intentaba recordar cosas como si me había casado o tenía hijos, porque para mí era como ver la vida de alguien que definitivamente no conocía aunque existían papeles que así lo avalaban lo cierto era que no había encontrado ni una sola persona que me dijera que eso era verdad. Así que al escuchar la voz de uno de los trabajadores del lugar levanté la vista y le sonreí –muchas gracias –declare cogiendo el menú que me ofrecía –es un sitio encantador –añadí mientras miraba la lista de platillos que podría degustar –supongo que ha de ser un sueño trabajar aquí –no sabía si mi comentario le pareció gracioso o de mal gusto ya que no levanté la vista hasta elegir lo que comería. –Me gustaría probar…–mordí mi labio inferior suavemente –el Taco Árabe Faláfel –parecía un platillo divertido de probar –además del humus tradicional –pensaba que aunque nunca había probado el humus sería una buena idea comenzar aquel día –sería todo por el momento –le dije al empleado colocando el menú sobre la mesa. Era la primera vez, en mucho tiempo que me aventuraba a vivir a solas instantes como aquellos donde sólo mis pensamientos eran mis fieles compañeros @Bodrik
  13. Instantes…. Ese había sido mi único pensamiento mientras el mago que parecía alejado de toda la escena era incluido en un momento que aunque irreverente, había sido suficiente para que aquellos tres extraños, y yo, nos pusiéramos a deliberar sobre los buenos modales. Y tras lo que parecía una escena de caos finalmente terminó por ser una mala jugada de la suerte para claudicar ante lo inevitable, interacción humana. Sonreí de medio lado, me quite la chaqueta y la coloqué alrededor de mi brazo derecho. Con forme analizaba si las palabras dichas por el mago que deseaba un café eran del todo sinceras decidí sencillamente asentir y caminar detrás de la bruja, llamada Sol, y el mal educado que en definitiva había obtenido lo deseado. Inspire profundamente mientras cerraba los ojos y desataba mi cabello, guardaba la liga en una de las bolsas de mi pantalón negro y admiraba la arquitectura del lugar. Trataba de no escuchar el diálogo que la pareja de enfrente tenía pero resultaba imposible al estar sólo a un par de pasos de ellos que tras escuchar que le arrancaría el brazo, reí con suavidad y me coloqué al lado contrario de Sol, le ofrecí mi brazo al caballero y dije con tono divertido -si me lo permite yo misma lo escoltare -me sentía como esos viejos caballeros de antiguas usanzas -le aseguro que conmigo nada malo le ocurrirá -le dediqué la más cálida de mis miradas mientras le sonreía en espera de su siguiente movimiento -además acertó al declarar que me gustaría entablar una conversación-. @@Sol Lestrange Black
  14. De forma intempestiva lo que parecía una tranquila mañana se convirtió en una tormenta, como cuando un día soleado se ha teñido de gris y el astro rey se ve relegado en el olvido, si bien en un primer instante no comprendí del todo el sentir del mago que parecía ofendido, ciertamente decidí mantenerme al margen de la situación después de todo cada uno tenemos el derecho de expresar nuestro malestar, sin embargo no compartía en absoluto la forma como lo estaba haciendo que mi gesto tranquilo paso a uno de fastidio reflejado por la forma como mordí mi labio inferior. Por breves minutos me quedé relegada admirando la escena entre ambos magos mientras me preguntaba si valdría la pena inmiscuirme y con ello buscarme problemas que no requería. Tras deliberar aquella discusión interna y escuchar con atención las palabras que la señorita Lestrange me dedicaba, negué con suavidad la serie de deliberaciones a las que había llegado. Tenía dos caminos, entrar en la disputa y poner en claro que esa no era la forma como aquel cliente debió tomar la situación o sencillamente dirigirme a los estantes y admirar los títulos hasta que uno llamará mi atención… ¿Qué haría? Me quedé preguntándome con una expresión de preocupación. Finalmente tras recordar a mi madrina, una mujer a la que le debía demasiado, decidí honrar su memoria y hacer lo que Bel Evans haría en una situación similar. Saque de mi chaqueta una liga y ate mi cabello en una alta coleta, para después dar un par de pasos y quedar frente a que mago que ni su nombre conocía –ciertamente no me conoce y segura estoy de que ni siquiera querrá eso después de esto – jamás me había caracterizado por una mujer violenta y no comenzaría en ese momento sin embargo a veces los buenos modos no eran suficientes –pero considero ante todo que el respeto es lo primordial cuando expresamos nuestro enfado ante algo que consideramos nos ha afectado de forma deliberada -. Mi expresión era serena que me permití esbozar una sonrisa conciliatoria –no es de sorprenderse que la señorita responda de este modo –quizá algunos pensarían que se trataba de una pelea de géneros, pero conocía tan poco de aquel mago que no me aventuraría jamás a dar un juicio sin más, –mire quizá usted no vino aquí para entablar conversación con nadie y sólo quiere un café a solas para pasar un tiempo a solas, no obstante, creo que olvida que es parte de un sistema –. Esas fueron mis últimas palabras hacia él. Gire mi cabeza un poco para mirar a la dueña y decirle –su librería es preciosa. @@Sol Lestrange Black @ @@Gabriel W Digory
  15. Estar ahí me hizo pensar en Fengari, una de mis más entrañables amigas, la cual también poseía un negocio con tales características, como la librería y el té. Era fácil de detectar el sutil aroma de las hierbas siendo despejadas de sus exquisitos aromas y sabores a base de agua caliente. Definitivamente estaba decidida a pasar un buen rato de mi mañana en aquel establecimiento, el cual parecía ser de lo más popular, ya que un mago había hecho su aparición y antes de que pudiera acercarme a él al igual que al otro joven que yacía admirando el lugar el sonido de pisadas me hizo dirigir mi mirada hacia donde provenía aquel sonido. Ni tarde ni perezosa la mujer que había roto el mutismo hacia su aparición, frente al mago que solicitaba un poco de ayuda, admire la soltura con la que se manejaba que sonreí al percatarme que era la dueña, sin lugar a duda, y antes de que los otros dos magos pudieran responder decidí ser la primera en hablar – buen día señorita – replique dedicándole una amigable sonrisa –es un gusto, mi nombre es Kutsy Evans –casi nunca tenía la oportunidad de recordar cuando solía presentarme en clase cuando acudía a la académica, de eso ya bastante tiempo, que disfrute de ese instante mucho. –Agradezco mucho su ayuda – añadí mirando a los dos hombres que estaban a nuestro lado –yo está bella mañana he amanecido con ganas de leer algo de poesía –si bien había sido un deseo surgido de la nada, no contradeciría a mi interior. Después de todo era como ahora me manejaba, dejando que esa brújula marcará mis pasos mientras disfrutaba de las aventuras que eso representaba. @@Sol Lestrange Black @@david james Porter @@Gabriel W Diggory
  16. El día parecía prometedor, mis noches en vela cada vez eran menos y eso me mantenía sumamente contenta. Ciertamente si rebuscada en mi pasado no encontraría más que silencio. Pero no uno abrumador sino pacífico, era como volver a renacer con una oportunidad distinta, desconocía si entre lo que había olvidado existían personas que extrañaban quien había sido. Sin embargo, tras mi despertar en el castillo Evans. Tal parecía que de ese modo era mi vida, sin ataduras o amargos instantes. Sólo yo y mis familiares, los cuales hacían su vida de forma natural. Una vez que me coloqué las botas color caqui , cogí la chaqueta del mismos tono, que había quedado sobre puesta en el respaldo de la silla donde días atrás había estado leyendo viejos documentos, sobre quien había sido. Salí de mi habitación con tranquilidad y me dirigí a las afueras del castillo para poder hacer uso de la aparición, tras un suspiro ya estaba en el callejón. El aroma a café y pan recién hecho me recordaron que había omitido tomar algo ligero para esa mañana, pero era más mi emoción por pasar un buen rato entre libros que me prometí que una vez obtuviera una lectura que hiciera vibrar mi interior, comería un pastelillo, estaba de antojos, y un café sin azúcar. Así que recorrí con la mirada cada local que se cruzaba mientras caminaba con calma y dejaba que la frescura del día impregnara de aromas mi larga cabellera negra. Finalmente frente a mi aparecía, Soleil Noir, parecía por demás prometedor que dirigí mis pasos hacia la hermosa fachada y no tuve que caminar demasiado ya que tras cruzar el umbral, mis pupilas bicolores pudieron admirar más de un centenar de libros repartidos por doquier -estoy en el paraíso -dije en voz alta ante la sorpresa de encontrar tan exquisito lugar.
  17. Hacía un tiempo que deseaba visitar ese lugar por lo que después de apagar el portátil, donde había estado investigando un par de horas la razón especifica de la pérdida de memoria, decidí dejarlo a un lado, estirar la piernas y los brazos. Me hacía falta un buen descanso, después de todo andar caminando sin rumbo alguno no resultaba una tarea por demás atractiva para mí así que tome mi chaqueta de color amarillo y salí a las afueras del que fuera mi hogar. Una Evans de corazón, sin duda. Inhale el aire, viciado a veces, del callejón y miré cada uno de los escaparates con sumo interés, era como volver a retomar mi vida desde un punto muy diferente. Aunque no era de extrañarse, yo ya no era la de antes. La enigmática, callada y por demás sufrida mujer que solía ser, había quedado en mi pasado. Ahora debía admitir que me reía más y disfrutaba más de los pequeños presentes e instantes que yo misma me regalaba. Finalmente tras andar observando y comprando un par de artilugios, llegué a mi destino –The Arabic Place –dije para mí, como un niño que ha comenzando a conocer las palabras y a interpretarlas. Al entrar al establecimiento no puede evitar sonreír y sentirme sumamente sorprendida por la decoración y la dedicación que se notaba en cada detalle. De verdad era como haber viajado al medio oriente sin necesidad de haberme aparecido. Caminé un par de pasos hasta situarme en una de las mesas, curiosas a mi gusto, pero muy hermosas. Deja las bolsas que traía conmigo a mi derecha mientras leía el menú, que estaba dispuesto en cada una de las mesas, donde varios comensales conversaban o reían. Había oído a una pareja decir que deseaban casarse pronto, yo sólo baje la cabeza un poco y el vacío se volvió palpable cuando intente recordar si me había casado, pero como siempre sólo hubo silencio y nada más. @
  18. Todo resultaba sumamente abrumados que en realidad las nauseas hacían su aparición, situación que me descolocaba por completo, ya que Bel necesitaba de mi entereza, al igual que Ethan. Sin embargo mi autocontrol comenzaba a fallar terriblemente que en realidad deseaba salir de ahí y jamás regresar. Trate de controlar los temblores que se hacían presentes sobre mi cuerpo, no me gustaba pensar lo que aquello significaba, no deseaba pensar en absolutamente nada, después de todo esa mujer era una parte fundamental en mi vida diaria. No tenía idea de cómo afrontaría la vida en Ottery tras su partida. No estaba segura de que pensar con respecto a la razón por la que ella remirará de esa forma, sin embargo algo sorpréndete ocurrió… Me quedé casi sin aliento al percibir en su mirada un punto de entendimiento que me fue dado en el instante que una voz sumamente familiar se hacía presente. El guardián de los Stroud había hecho acto de aparición y no era de esperarse, después de todo aquel ente mantenía un fuerte sentimiento por la frágil humana. Me quedé junto a Ethan al ver como Bel retrocedía y se veía sumamente confundida –creo que alguien ha decidido dar algo a cambio –le dije a mi esposo mientras tomaba su mano y veíamos materializarse a aquel errante caballero. Su mirada antes impasible al contemplar el rostro de la mujer que amaba, porque si Agul la amaba con cada parte de él, su gesto se convirtió en un eco de dolor cuando con suma delicadeza y profunda ternura posaba amabas manos sobe su pálida piel, para enmarcar su rostro y darle un calido beso, lleno de amor y gratitud. Yo parpadeé al contemplar la escena, jamás había visto de aquel modo al primer guardián de una larga familia de leones, sabía que ese beso escondía algo más, después de todo Agul intentaría protegerla a toda costa. –El habla con ella en una dimensión de Stolas.
  19. El día había resultado más inusual, de lo normal, sin embargo el ser madre de dos pequeñas jamás dejaba de revisar los indicios del viento, el cielo o la luna que aunque no puede verse en las horas de luz, siempre está presenté. Y aquel día algo andaba realmente mal, había muchas perturbaciones que Emma, parecía estar lideando con interpretar y manejar la energía que distrpcionaba el ambiente. De ahí que dejará que pasará casi todo el día al lado de su padre, al cual había notado distraído. Pero la situación no mejoró, al anochecer la pequeña rubia se sintió aún más inquieta que sin que su padre lo notará, la hice descansar, llevándola a un punto donde nada podría tocarla. Para cuando Ethan volvió a la habitación, deje que la calma que necesitaba el llenará nuestra habitación, le sonreí y di un beso a su mejilla poco antes de que Needles hiciera su aparición y me dijera que mi esposo había sido llamado por un asuntos de trabajo. Una vez el elfo salió de la habitación, Dunkel salió de entre las sombras, me entregó una capa de color negro, cambie mi vestimenta con uso de mi varita en un vestido de color azul marino -debe darse prisa -me apremiaba -me haré cargo de las señoritas y por favor...-sus ojos saltones me miraron fijamente mientras me colocaba la capa -tenga mucho cuidado -sus palabras en mi mente mientras recorría los alrededores del castillo para pedirle a la pareja de lobos que salvaguardaran mi hogar y moradores. Parecía que siempre llegaba tarde... porque cuando aparecía en el lugar donde Ethab había estado, su presencia se difuminaba mientras un sentimiento de tristeza crecía un poco más. La reserva hizo que mi corazón diera un vuelco al percatarme que tenían en común cada destino...-Bel - sin pensarlo me dirigí al castillo Evans. Ese lugar que era más que mi refugio, pero mientras más me acercaba más acongojada me sentía, ¿qué estaba ocurriendo? Me pregunté cuando pude distinguir entre la oscuridad de la madrugada a Ethan acompañado de...Bel, pero parecía débil. Quizá acercarme a su lado en un primer momento pero un dolor agudo en el pecho me detuvo por lo que los seguí a cierta distancia. -¿De qué habla? -Fue lo único que pude articular mientras los observaba a ambos sin comprender del todo bien las emociones que me embargaban. @@Ethan Lenteric @
  20. El día era cálido y la brisa jugaba con las vaporosas cortinas de la habitación, donde Emma y Dalí realizaban un dibujo para mí. A las dos les había dicho que aquella tarde tendría que salir, en una cita con su papá. La noticia alegró a mis dos hijas que lucían un par de primorosos vestidos de organza azul y verde respectivamente. Mientras ambas disfrutaban de sus pequeñas obras de arte, yo me concentré en dar los últimos toques a mi vestimenta, ciertamente me encontraba nerviosa, quizá como la primera vez que saliera con él, la razón se debía a que tras la tormenta vivida ambos habíamos encontrado el camino de vuelta a nuestros corazones. Para aquel evento elegí un vestido de color azul el cual tenía el cierre de lado y sin mangas, mi cabello lo llevaba trenzado en un intricado diseño donde mis hijas habían colocado pequeñas perlas plateadas, unos pendientes redondos, zapatillas a juego y claro un bolso pequeño, en el que había colocado a Dragoste, no es que planeara utilizarla pero no salía de casa sin mi varita. Cuando estuve lista, me miré al espejo y tras sonreír me di cuenta que ya no era más la pequeña bruja que lucía temerosa y desmejorada en su primer día en la academia. Ahora era madre de cuatro hijos, en un tiempo pasado matriarca de dos familias, así como también jefa de oficina de un departamento en el que adoraba laborar en tiempo pasados. Sonreí al darme cuenta que sencillamente mi vida había girado en demasiadas ocasiones y que en cada una me había ofrecido la oportunidad de crecer, mejorar y continuar. Justo como lo estaba siendo ese reencuentro, esa nueva oportunidad de autodescubrimiento. Mis hijas se acercaron a mi lado justo en el instante que Dunkel hacía acto de presencia y nos tomaba una foto –luces preciosa –concedió él, a lo que asentí llena de alegría. Me entregó la foto la cual coloqué en un portarretratos de plata, ambas niñas me abrazaron y besaron mi cara cuando llegó el momento de despedirnos. Finalmente mis pasos dieron con el establecimiento que estaba buscando, la arquitectura me sorprendió y el azul de las puertas me recordó el cielo con una nitidez que me quedé un par de minutos admirando la fachada, poco me importaba que algunos me vieran extraño o lo que pensarán. Quería disfrutar de ese momento, hacerlo único, cuando estuve cerca del marco de la puerta acaricié parte del diseño con las yemas de los dedos, intentando grabarlo en mis memorias. @@Ethan Lenteric
  21. Mis labios se torcieron en una sonrisa entre divertida e irónica porque nunca imagine pisar nuevamente aquel establecimiento y sin embargo ahí estaba en medio del callejón buscando el letrero que me indicará que no había olvidado cómo llegar a Moco de Troll, y no es que lo olvidará del todo me dije internamente mientras mantenía mis manos dentro de los bolsillos de la sudadera magenta que llevaba puesta, había pospuesto los atuendos formales sólo para el trabajo, llevaba puesto un pantalón de mezclilla deslavado y unos tenis blancos, además del cabello recogido en una coleta. Finalmente mis pupilas bicolores admiraron los escaparates de la tienda, si bien recordaba vendían chucherías y por supuesto bromas, me pregunté si estaba de humor, o si tenía la edad para hacer una, mas al final negué y me adentré al establecimiento. Un par de recuerdos acudieron a mí que mordí mi labio inferior y posteriormente lo humedecí –hola –, dije primeramente para hacer constatar que no estaba durmiendo, reí internamente por mi mala broma –¿hay alguien? –pregunté mirando que había cajas por doquier. Supuse que hacía poco habían surtido la tienda, lo cual me lleno de un poco de júbilo ya que igual podría adquirir algún producto, apto para mis hijas, las cuales para ese momento seguramente habrían de estar jugando en el jardín bajo la atenta mira de Dunkel, el elfo que me cuidara durante mi niñez sin saber si quiera yo de su existencia. @@heberth portillo
  22. Escuche con suma atención las palabras de mi compañera, mordí mi labio inferior con suavidad sin perder de vista lo que ocurría fuera del negocio donde nos escondíamos. De los dos hombre que nos perseguía estaba segura que uno de ellos nos encontraría, era sólo cuestión de tiempo para que detectara entre el centenar de efluidos el de Mel, chasque la lengua y medité cada una de nuestras posibilidades. Recordaba cada letra y punto en la nota que tan celosamente ella guardaba, había mencionado que necesitábamos encontrar una tienda de antigüedades y a una joven, casi me sentí como si buscará una aguja en un pajar ya que aquel callejón, al menos, había como siete tiendas en existencia. –No podemos enfrentarlos… –declaré al percatarme que el otro sujeto, al que no veía su rostro, era un demonio –tenemos serios problemas Mel, por lo que supongo ya notaste se trata de un licántropo y un demonio, de bajo rango –nadie lo sabía pero debido a un mal ajuste de cuentas con mi padre era un tanto vulnerable ante los golpes o heridas hechas por un ser de bajo astral. Mis manos se cerraron en dos puños debido a la impotencia, inspiré y la miré –¿tienes ropa limpia aquí? –le dije con premura al observar que uno de ellos entraba a un nuevo establecimiento –necesitamos una distracción, se me ha ocurrido que podemos hacer que sigan tu rastro –sabía que era una locura porque sería poner en riesgo su vida –¿qué dices? @
  23. ¿ Por qué me sentia de aquel modo? Me lo cuestione mientras dejaba que mi compañera de departamento me remolcara a su lado, no fue hasta que menciono lo de los anillos que cai en cuenta de que definitivamente a mi me habrian venido bien un par, quiza mas de una de mis intimidades maritales habría quedado resguardada. Pero no habia tiempo para pensar en situaciones sin sentido. Inspire un par de veces para reconocer los aromas y efluidos a mi alrededor, una sonrisa se dibujo en mi rostro al recordar la mirada que el pelirrojo le habia dedicado a Mel, por lo que calcule que no era una concidencia que justo entraramos en esa tienda. Asi que mis nervios disminuyron lo suficiente para hacer lo propio del lado opuesto a Mel, -sabes que pronto nos detectaran -dije al observar a aquel hombre que miraba furtivamente a cuanto bruja o mago se les acercaba. No habia mucho tiempo para pensar, relami y mordi mi labio inferior mientras continuaba mirando de refilon - creo que ... - guarde silencio cuando el hombre de la capucha parecia interesado en una joven pareja, me que tramaba - debemos hayar una distracción o enfrentarlos -dije con firmeza - tietienes ideidea de cuanto nos falta para llegar al sitio de la nota ?- @
  24. Los demonios duermen poco… me repetía mentalmente mientras jugaba con una pelota de goma, la cual lanzaba al techo y volvía a tomar con la mano. Hacía cinco horas que mis dos hijas pequeñas dormían, pero yo sencillamente me rehusaba a descansar, si es que así podía llamar ese momento de sólo quedarme quieta, cerrar los ojos y olvidarme de todo a mi alrededor por un par de horas. Toda mi vida había sido siempre así, mas debía admitir que tras ser madre mis pesadillas quedaron recluidas para mis momentos más endebles. Suspiré, dejé que la pelota de goma cayera y rodara bajo la cama. Me incorporé y observé la habitación donde, junto a Emma y Dalí, nos habíamos hospedado. Después de meditarlo por tres días había decidido que las tres pasáramos mi corta estancia estudiantil en un hotel, la razón era porque seguía sin acostumbrarme a esa nueva realidad, a ese nuevo despertar y realmente quedarme en la habitación del castillo me traía demasiados recuerdos y no deseaba que nublaran mi juicio. Así que me dirigí al baño, me desnudé, me metí a la ducha y deje que el agua resbalará por todo mi piel mientras mi mente discurría entre recuerdos y verdades que dolían pero eran sumamente necesarias. Había instantes que omitía mi monótona existencia y sólo me concentraba en mis hijas. Así que tras desayunar con ellas, darle instrucciones a Dunkel y Said sobre de no dejar solas a las niñas salí a mi clase de Idiomas. Era extraño volver a la escuela, pero una parte en mi interior lo agradecía enormemente por lo que aquel día había elegido un atuendo en tonos rojos, iniciando por una blusa ligera de color rojo, un abrigo negro, un pantalón de vestir entallado del mismo tono y unos botines que fueran a juego. Además había optado por llevar el cabello en una coleta alta, tal cual lo había usado durante mi paso en la academia. Las instalaciones indudablemente habían sido remodeladas, sin embargo, gracias a la ayuda de un grupo de magos y brujas logré dar con el salón. Dos segundos antes y habría logrado alcanzar a Dennis, a aquella bella bruja de cabello rubio mas cuando entré al salón sonreí –buen día –, tomé asiento y presté atención a lo que la maestra decía. Parecía que gustaba de vestir formal o que al menos disfrutaba de su estancia en las aulas. Después de escuchar a mis compañeras, supuse que era mi turno –el lenguaje es una forma de expresión por demás complicada –dije con sencillez –ciertamente es importante para mantener una comunicación con otro ser, sin embargo es importante remarcar que no siempre se da la interpretación adecuada –guardé silencio y esperé a que alguien más hablará.

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