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Sira Loveless Haughton

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Todo lo publicado por Sira Loveless Haughton

  1. Sus ojos iban y venían comenzando y terminando una frase, se encontraba en la biblioteca leyendo un libro, aquel libro que había dejado atrás al ser su atención llamada por el tomo que había conseguido que ella y los guardianes fueran transportados a otro mundo. Durante ese periodo de tiempo, su cuerpo no era suyo, sino que estaba controlada por un ente que gracias a Voldemort sus compañeros lo habían eliminado. Quitando aquellos pensamientos de su cabeza, centro de nuevo su atención en aquel libro muggle que tenía en sus manos, la historia que este contaba era verdaderamente hermosa. Dos chicos, un accidente y la suplica del chico para que ella volviera a su lado. Aun no sabía cómo iba a terminar aquella relación, pero tan solo el sentimiento de él por ella ya merecía la pena leerlo. No era el único libro de ese estilo que había caído en sus manos, el ultimo que había leído había calado demasiado en ella, recordaba aquella historia una y otra vez, solo que no podía llegar al triste final, siempre lo dejaba sin leer, con una vez había sido suficiente: - Señorita, un joven la espera en la puerta- Sin mucho movimiento levanto la vista del libro que cerró en un segundo:- ¿No te han enseñado a llamar Gus Gus?- Preguntó alzando una ceja levantándose del sillón para dejar el libro en su sintió en las estanterías de la biblioteca: - Perdón señorita- Se excuso agachando la cabeza, a veces su pequeño elfo se tomaba demasiadas confianzas, se acercó a el:- Tranquilo que no pasa nada- Sonrió acariciándole la cabeza, estaba verdaderamente feliz aquel día. Salió de la biblioteca para descender las escaleras y terminar frente la puerta de entrada aun con la duda de quién sería quien la buscaba: - Vladimir cariño- La mortífaga se había quedado apoyada sobre la puerta de entrada que ahora permanecía abierta, desde que aquel ente la había poseído no era ella misma, podía sentir algo extraño en su interior:- Pasa, pasa, ¿Qué te trae por aquí?- Pregunto haciéndole un lado para que pasara.
  2. Los veía llegar hacia la casa, sabía que el escoger ese cuerpo no había sido un error, no sabía porque aquellos jóvenes se acercaban por aquella bruja que ahora poseía, pero era un buen cebo para los demás. Poco a poco iría reclutando a todos los que fueran viniendo, los pequeños gusanos que llevaba dentro y dejaba penetrar en el cuerpo de los magos, haría que todos ellos quedaran transformados en seres irreconocibles, hambrientos de sangre, peor que los mismísimos vampiros, su sed sería tan grande, que no dudarían en quitársela incluso a sus familiares: - Venir pequeños venir con mama- Susurraba al verlos ya en el umbral de la puerta. Encontrarían una casa completamente abandonada, con los muebles cubiertos por sabanas. Se dirigió hacia el piano de cola que se encontraba en la sala, una perfecta melodía resonó al dar con sus largos dedos sobre las perladas teclas. Una melodía siniestra que daría la bienvenida a los magos que ahora se encontraban en la entrada: - No tengáis miedo pequeños- La música resonaba en toda la casa, se exponía, las tenía todas con ella y no iba a permitir que unas varitas pudieran contra ella. Tenía claro su objetivo y aquella mujer que luchaba contra ella la hacia reír:- Vaya, si que eres una fiera- Sacó su libro de detrás del pantalón del cuerpo de la castaña y comenzó a leer: “Los pasos resonaron bajo la fría madera de la casa, haciendo un ruido extraño que permitió que de la nada comenzaran a salir una especie de criaturas, hijos de la dueña de la casa, con ojos ensangrentados, piel blanca y un deseo enorme de sangre” A la vez que hablaba frente a los recién llegados, aquellos extraños seres aparecieron delante de ellos, caminando lentamente sin dejar de mirarlos deseosos de sus cuellos.
  3. Había entrado en aquella casa donde no había sido invitada, tan solo guiada por aquella sensación que la tenia controlada. Sentía como se enfriaba su cuerpo, su sangre iba recorriendo cada vena dejando un reguero de frialdad por donde pasaba. Aquella casa tenía algo que no podía describir pero le hacía sentir bien. Su aliento ya no era grato y templado, sino que ahora era como el propio hielo, gélido y dañino. Paso sus manos por sus cabellos ahora de un color oscuro igual que lo habían sido sus ojos que ahora sí que eran del mismo color que el rubí. Seguía sus pasos hacia la sala de aquella construcción de madera. Haciendo crujir el suelo a cada paso que daba avisando de que estaba dentro: - ¿No has podido esperar un poco mas y traerlos aquí?- La extraña figura que los miraba desde la sala se había alzado frente a la mortífaga que la miraba con el ceño fruncido:- A mi no me vas a dar órdenes- Respondió echándola a un lado agarrando a aquella mujer del brazo y casi estampándola contra el mueble de caoba: - Vendrán, claro que vendrán, no por nada elegí el cuerpo de esta mujer- La voz resonaba como el eco, ya no era la dulce voz de la Loveless sino que era profunda, ronca como procedente del inframundo:- ¿Qué tiene ese cuerpo que no tengan los demás?- Preguntó desde el suelo la mujer que comenzaba a levantarse, mirándola con intriga: Era la que más poder interior tenia, además de su curiosidad- Sacó de la espalda de la castaña aquel libro que tiró frente a la mujer sonriendo. Había sido el gancho perfecto para que la curiosa Loveless se acercara hacia aquel mundo de donde ese ente deseaba salir:- Ya me canse de tener a todos estos chupópteros bajo mi yugo, ahora quiero más- Susurro mirando como los demás se acercaban a buscar el cuerpo de la poseída Sira. Aquella especie de ente deseaba tener el poder que un día se le arrebató dejándolo encerrado en aquel mundo donde poco a poco consiguió transformar a todos los habitantes en figuras sin alma y sentimiento, como haría ahora con la castaña.
  4. Su mirada no dejaba de mirar a su alrededor, de nuevo el silencio le ponía los pelos de punta. No había nada, ni niños jugando, ni siquiera unos patos en el agua que pidieran pan a los niños que jugaban con sus cometas. Frunció el ceño, todo era demasiado idílico. El primero en hablar fue Criss, se ve que las demás aun estaban en el suelo intentando saber que era lo que pasaba: - No sé donde estamos…pero es raro, ¿verdad?- Preguntó sin dejar de mirar ahora a una de las casas que rodeaban aquel parque. Se llevo instintivamente las manos a la espalda, toco el libro para cerciorarse que se encontraba allí, se relajó al sentirlo cerca, aun aquella sensación la tenía en su interior no se reconocía ni ella misma. Dejo de mirar a los demás para centrarse en aquella casa y ver como unas cortinas se movían. Había alguien allá dentro. Sin evitarlo de nuevo sus ojos se quedaron inyectados como en sangre, su rostro se desfiguro aun conservando su belleza, su demonio se combinaba con ella creando uno solo, las dos mentes se habían dejado unir y avanzo hacia la casa. - No es educado esconderse tras las cortinas- Susurró con una sonrisa de medio lado acercándose a aquella casa. Seguía con la mirada puesta en aquella casa, de madera pintada en tonos marrones claros rodeada con una valla de madera pero pintada de blanco, todas las casas eran de igual manera, como si las hubieran pintado en un lienzo y las colocaran allí. Avanzaba hasta llegar al porche de la casa, una simple puerta la separaba de aquel personaje que los miraba. Agarro el libro y sin mirar atrás desapareció tras la puerta.
  5. Mostraba el libro a Ian cuando un joven del que tenía un vago recuerdo los recibía. Arrugo la nariz pues no tenía idea de que aquel joven estuviera viviendo en el castillo:- Gracias por el recibimiento- Lo miro sin soltar aun el libro de sus manos aun al lado de Ian. Felicity en ese momento, se había dado cuenta de lo que el libro provocaba en las mortifagas que eran sus compañeras de guardia, la castaña seguía con en las manos. La varita de la mortífaga estaba por lanzar una llamarada cuando el suelo comenzó a temblar bajo ellos: - ¿Qué has hecho?- Preguntó sintiendo como todo a su alrededores tambaleaba, el suelo cedía a sus pies, la caída era inminente. No sabía dónde estaban los demás, pero ella no dejaba que el libro cayera de su mano mientras con la otra instintivamente agarraba a Ian:- Parece que esto será divertido- Soltó mirando al castaño con una sonrisa lasciva en su rostro. Aquel pozo que parecía no tener fondo llego a su fin, dejando a todos sobre un paisaje que más que bonito parecía idílico. Se levanto del suelo como si nada hubiera pasado poniendo el libro en su espalda, sujetándolo con su pantalón y cubriéndolo con su blusa roja. Rodeo con la mirada donde habían ido a parar, la verdad que era extraño lo que había pasado. Comprobó que sus compañeros estuvieran bien o al menos, enteros:- ¿Caísteis todos de pie?- Pregunto alzando la voz mirando uno por uno a los que la acompañaban. Avanzo por aquel extraño paisaje aun algo aturdida por lo que había sucedido. Estaban en una especie de parque, todo estaba en silencio, apenas si se escuchaba el cantar de algunos pájaros así como el murmullo del agua del estanque que centraba el sitio. Alrededor de él, un barrio idílico de casas de maderas blancas y marrones se alienaban. Jardines perfectos, todo limpio y demasiado…silencio: - Esto es tu culpa Amapola, tu lanzaste esa bola- Sentenció la demonio clavando sus ojos negros en ella.
  6. Su hija paso tras el elfo hasta llegar donde todas se encontraban, la castaña seguía deseando tener el libro entre las manos y así se lo hacía ver a Cissy que no paraba de “revolotear” a su lado. Se ponía tras sus hombros, lo intentaba coger pero parecía que tenia que se cedido para poder tenerlo. Su deseo se hizo realidad cuando ella le dio el tomo y lo cogió entre sus manos mirándola con aquellos ojos tintados en rojo que la miraban con una sonrisa medio de lado: - ¿Morder? No aun no- Carcajeo y se llevo el libro lejos de Cissy mientras lo limpiaba con la el bajo de su camiseta roja de pico igual que sus ojos:- Lo encontré en la librería- Fueron las únicas explicaciones que le dio, no hacía falta dar más y sus manos seguían limpiando el tomo cuando las manos de Cissy querían volver a tocarlo:- Espera tu turno- Le quito de la vista el tomo sintiendo las miradas de las demás sobre ella, pero no podía evitar el sentirse así con el libro:- Si, andemos mientras leemos- Ahora que tenía en sus manos el libro de nuevo la Haughton volvía a ser como siempre, unos jeans y una camiseta roja, bastante cómoda para lo que estaba acostumbrada pues incluso llevaba unos tenis del mismo color que la camiseta. Aun así la belleza de la joven se irradiaba por todo el castillo:- Seguro que encontramos algo interesante en el- Aquellas letras seguían fascinando a la castaña, iba avanzando hasta los jardines cuando unos ojos azules la sacaron de su ensimismamiento, acompañados de una voz perfectamente reconocible para ella. Se encontraba frente a ellas, tan esbelto y hermoso que hizo que el libro se le cayera de las manos, nerviosa lo volvió a recoger de nuevo sujetándose el cabello con una mano:- Somos las guardianas de este mes- Se aventuro a decir mientras él se acercaba y una a una les besaba las manos como todo el caballero que era. Al terminar, su mirada se fue directa a la de ella, por unos segundos sus miradas se encontraron dejando una descarga en el cuerpo de la castaña. No sabía que estaba en el castillo, o posiblemente si pero no podía saberlo, no podían de momento…algo que ella ansiaba y deseaba, y ahora lo tenía en frente, sintiéndolo cerca, controlándose por no salir corriendo a sus brazos:- Encontramos este libro- Se acerco a él con el libro entre las manos para enseñárselo, si alguien sabia de magia oscura ese era él. La Loveless despedía un suave olor a vainilla que el podía apreciar al encontrarse cerca de ella mientras le enseñaba el libro y las extrañas palabras en relieve.
  7. Lucie después de permanecer en su mundo de osos amorosos, seguramente llamando al arcoíris y unicornios rosas, hablo dirigiéndose a todas las presentes, ya solo quedaba su hija Isi para estar aquel grupo de hermosas mortifagas. Sira caminaba de un lado a otro nerviosa, quería tener aquel libro en sus manos, pero de momento era Cissy quien lo sostenía, habían pasado escaso minutos desde que lo soltó y ya lo necesitaba. Una extraña atracción le hacía desearlo más. Miro a la mortífaga alzando una ceja para después desviar la mirada a aquel tomo que le parecía cada vez más hermoso y resplandeciente: - Cissy…- Se acercó a ella con una voz melosa, no parecía completamente ella, sino que aquella atracción la hacía comportarse de aquella manera y así se hacía ver no solo en su voz y comportamiento, sino en sus ojos que habían pasado a ser de un tono más rojizo:- ¿Por qué no me das el libro?- Como si ronroneara al lado de la Macnair, pedía casi en suplica aquel libro extendiendo su mano para volver a tocarlo y sobre todo leerlo: - Señorita, hay una joven en la puerta…- La voz de Gus Gus hizo que aquella mirada rojiza se desviara a la criatura, pero no solo su mirada estaba cambiada ahora, sino su rostro se había vuelto más frio y estirado, con el ceño fruncido miro a la criatura:- Pues ve a abrir so vago- Vociferó la castaña sintiendo su cabello caer sobre su cara, necesitaba aquel tomo en sus manos:- Si señorita- Una reverencia y el elfo tembloroso llego a la puerta para recibir a la joven que esperaba: - Señorita pase, pase- Tanto su voz como su mano temblaron al invitarla pasar.
  8. Rol de Guardianes Sintió a Cissy nerviosa a su saludo, la miró con las cejas alzadas, no entendía porque el nerviosismo, seguramente no esperaba que le abriera ella y no un elfo:- Hola Cissy, cuánto tiempo sin verte- La puerta quedo cerrada tras de ellas cuando entraron en el castillo, sabía que aun quedaban mas compañeras para llegar, pero no le gustaba dejar las puertas abiertas, se podría ver desde fuera lo que en la mansión se hacía y no era bueno que se viera: - No sé si sea una historia de amor- Dijo sinceramente, la verdad que le gustaría alguna buena historia de amor, aunque ella ya estaba viviendo la suya propia con el ojiazul. De nuevo volvía a sonreír como aquellos días en Rusia en los que había pasado sus mejores días de su vida junto a Ian, de nuevo se sentía completa gracias a el:- Mientras buscamos algo podemos leer- Carraspeo y abrió para comenzar a leer las primeras palabras que acariciaba sintiendo su relieve: “En un mundo, muy, muy lejano, donde todo parecía estar en perfecta armonía, donde el sol resplandecía en lo más alto, las risas de los niños se escuchaban por doquier…” Dejo de leer cuando la puerta nuevamente resonó. Le dejo el libro a Cissy para que lo sostuviera por un rato mientras la castaña se disponía a abrir la puerta con paso firme sintiendo por un momento un extraña brisa sobre ella que había desaparecido al ceder el libro: - ¿Quién es?- Pregunto inocentemente:- Amapola- Pego un pequeño grito de felicidad al encontrársela frente a ella. La rubia era una de las mejores amigas de la castaña aunque se vieran poco, no había secreto de ella que no supiera:- Llegaste, a ver, arréglate el pelo antes de que te vean- Carcajeo haciendo ver que venía de tener un momento romántico con su chico:- Pasa, pasa, mira que encontré- La hizo pasar hasta llegar donde Cissy y Lucia se reunían para ver el libro.
  9. No hacía falta que ella llegara, simplemente esperaría a que sus compañeras llegaran al castillo. Salía de la biblioteca con un libro en la mano, un libro que le había resultado extraño desde el momento que lo había encontrado allí. Sería un buen artilugio para compartir con sus compañeras de guardias mientras inspeccionaban su hogar. Seguramente podría hojearlo con Ian cuando volviera. Bajaba las escaleras sin percatarse de nada mas, simplemente de aquellas letras en color escarlata que contaban una historia. Paso sus dedos por la primera hoja del libro, el relieve de las mismas describía cada palabra sobre las yemas de sus dedos. “En un país muy muy lejano”, describía aquella frase. En un país lejano, a ella le vino entonces el recuerdo del castaño y todo lo que habían pasado juntos. Sonreía sin dejar de bajar las escaleras, había escuchado voces fuera. Sus pies dieron en el suelo del pasillo que la conduciría a la entrada. Le resultaba verdaderamente extraño que ningún elfo las hubiera recibido, seguramente estaban de vagos en algún lugar, tendría una buena conversación con todos. Dama seguramente seguía con Demian en su habitación procurando que no hiciera ninguna de las suyas. Suspiró extrañándolo sintiendo aquel dije colgando de su cuello y con aquel libro en sus manos abrió las puertas del castillo: - Chicas, Que gusto verlas. Pasen, pasen, las esperaba, he encontrado algo fascinante- Les dijo a Cissy y Lucia, las guardianas que acababan de llegar y le acompañarían durante la misma:- Miren, seguro nos entretendrá durante el paseo- Le enseño la extraña tapa del libro, tenia relieve que formaba una palabra, “Paraíso”, bajo unas líneas negras sobre fondo rojo, el mismo de las palabras: - Seguro describe las historias de amor y pasión más fascinantes- Les comentó emocionada abriendo el libro mientras las invitaba a pasar.
  10. Su mente era un mar de dudas que no dejaban de acecharle y no tenían respuesta. Llevaba días pensando en todo aquello, en su aparición y el saberlo tan cerca de nuevo. Sus recuerdos al verlo habían vuelto. Cada momento pasado juntos ardía en la piel de la mortífaga, las noches en el castillo, el momento que se enteraron de aquella vida que crecía en su interior… toda clase de recuerdos habían vuelto, incluso los más dolorosos. Aquellos padres que intentaron separarlos al saber de su relación, esos mismos padres que les habían robado a su hijo y después… después llego el momento que murió en sus brazos por salvarla, aquel momento en el que una parte de ella se había ido junto con él en aquella noche. Nunca la había olvidado pero la mantenía oculta para ella, solo aquel día en la mansión Riddle todo quedo desvelado. Lo sorprendente de todo aquello era su aparición, semanas atrás un castaño de penetrantes ojos azules había aparecido en Londres dispuesto a ocupar el puesto de su madre. La Ángel Caído había salido y él estaba en su lugar. Su encuentro no había sido el más cordial del mundo, la sorpresa de ella de ver a su hermano en un cuerpo de un joven de veinte años habían trastocado a la Haughton. Durante días ambos demonios se habían pasado como niños tirándose de los pelos, hasta que de nuevo aquellos recuerdos habían invadido la mente de ambos. Su presencia la hacía temblar aun conseguía ese efecto en ella tan solo con estar a su lado. Pero lo disimulaba delante de él, comportándose como aquella niña que siempre había visto en ella. Ahora lo sentía cerca, estaba en el castillo, ella no hacía mucho mas que se encontraba en su cuarto. Se miró en el espejo, no sabía exactamente que iba hacer, pero si sabía que aquel era el momento adecuado para verlo a solas. Una falda oscura en forma de tubo, una camisa blanca don un par de botones desabrochados con su cabello suelto salió del cuarto. No le hacía falta buscarlo, se dejaba llevar por aquella atracción no solo por ser gemelos. Su aroma se encontraba en el ambiente dio unos pasos nerviosos delante de la puerta, no sabía si querría recibirla, no estaba segura de nada, si su madre la viera allí la mataría, estaba segura, pero no iba a dejarlo escapar, de nuevo otra vez no, toco tres veces la puerta y espero.
  11. Si alexis sigue siendo mi hija Moni!, igual que Irony son mis consentidas *les deja chocos a las dos* Vladimir si es hijo mio sola es algo que ya hable con Kritz, y bueno pues eso es todo no??? no hay mas dudas??*se va tras su mami Juve* soy de la segunda generacion que guay :3 *deja vodka para su mami y caramelos para Moni*
  12. *se va bajo las faldas de su madre*ahora si que si puedo llamar totalmente oficial Mami a mi mami XD, *se ata a ella* no me vas a dejar mami XD. Gracias por aceptarme *-* Y Bueno vengo tambien a aceptar a mi pequeño Vladimir, sera mi hijo querido junto con Iro *les da chocos a los dos* y bueno Moni cuando puedas editar los demas hijos ni se les ve el pelo, por si los puedes eliminar ya si regresan...en fin pues eso es todo *desaparece con su mami*
  13. Hola Hola, soy Maite Figueroa (los españoles lo entenderan creo) Bueno pues vengo a pedir por favor pasar la familia Haughton a sanguinea, y bueno si Juve acepta pues me mire como hija sanguinea no adoptiva para ir a molestarla mas...si esque se puede *le da una botella de vodka a su mami* y bueno pues es eso pronto editare la ficha poniendola como sanguinea si me aceptan como tal XD.
  14. Su cuerpo se encontraba en el suelo, no tenía consciencia, la cabeza de la demonio caía hacia adelante, poco a poco aquellos rasgos demoniacos se iban suavizando para dejar paso de nuevo al aniñado rostro de Sira, aquel impacto contra la pared y la rotura de la piedra, además de dejar escapar la maldición había conseguido que la castaña volviera a ser como era mientras que Fyre quedaba de nuevo en un segundo plano. Aunque inconsciente, escuchaba las lejanas palabras de su hermano, ¿estaría dispuesto a dejarla morir? Podía imaginar que Fyre le había sacado de sus casillas a su hermano, pero de ahí a dejarla… No sabía cómo pero sintió como era elevada por su hermano. Aquellas palabras cerca de ella, le hicieron recobrar sus fuerzas, al menos la consciencia, pues simplemente sus ojos se movieron al sentirlo cerca, su hermano estaba allí para ella como siempre le había prometido. Su corazón palpito rápido al sentir como lo acariciaba: - Ian…- Susurro como pudo mirándolo acercando su rostro al de él, dejando que su cuerpo siguiera recobrando movimiento:- Ian…- Volvió a susurrar acomodada en el sillón. Lo tenía tan cerca, lo sentía suya, aspiraba su olor, estaba tan cerca…:- Ian…- Volvió a susurrar.
  15. Habían pasado ya los días, se encontraba a la perfección después de traer al mundo a su querido hijo. El parto no había sido sencillo pero había conseguido su objetivo. Ahora su pequeño demonio castaño descansaba en la cuna, dormido después de cenar con un hambre a voraz. En el cuarto ahora las maletas cubrían todo el lugar, sus vestidos y demás enseres se encontraban guardados, ya solo quedaba cerrarlo todo y volver al lugar de donde nunca debió de salir. Su madre, aunque tarde bien que se lo había advertido, y no negaba su parte de culpa, pero la cosa se había empeorado: - Vamos Dama, Gus Gus, dense prisa, quiero llegar antes de que el niño se despierte- Decía la mortífaga sin ganas de utilizar la magia para aquello. Ya todo estaba empacado, tomo a Demian entre sus manos:- Vamos mi amor- Le susurro acariciándole su pequeño y terso rostro: - Señora, todo está listo- Ella asintió y los elfos desaparecieron de la habitación con las cosas empacadas de la castaña, ella simplemente giro sus talones y dejo tras de sí aquel cuarto del castillo con su hijo en brazos.
  16. Los ojos fríos de la demonio se clavaron en los azules del hermano de Sira, le dedicó una media sonrisa y lo miro de arriba abajo:- Bueno…¿Quién dice que no lo sé?- Preguntó lamiéndose el labio sin dejar de mirar al demonio que tenía delante, la miraba con ira, con ganas de matarla, lo sabia pero no le importaba, le gustaba llegar al límite:- Eres un demonio, tu también tienes uno parasito dentro, como dices tú- Contestó haciendo referencia al demonio que estaba segura Ian llevaba dentro, que no se dejara controlar era una cuestión muy distinta, pero era un demonio, y no lo podía negar: - Suéltame Ian- Espetó el demonio al verse aprisionada de las muñecas para frenarla justo al entrar en el lugar donde aquella fuerza la sentía tan cerca:- ¿Serias capaz de matar a tu hermanita?- Sonreía con malicia, había dejado de intentar zafarse y lo miraba a los ojos. Podría ser un parasito, lo que quisiera, pero era Sira a fin de cuentas:- ¿Serás capaz de dañar a tu querida y adorada hermana?- Se burlo mirándolo al rostro y mordiendo su labio inferior:- Soy capaz de dañar a quien me plazca, no soy una niña débil y mimada como la infantil de Sira- Gruñó al recordar a la castaña tan dulce e inocente…pero que no era tan inocente como todos se pensaban: - ¿Artimañas? Mi atuendo es el que debería de llevar la mojigata de tu hermana, con ese cuerpo, podría tener a quien quisiera y no lo aprovecha- Seguía aprisionada por las muñecas, de nuevo volvía a intentar zafarse de el, no iba a quedarse quieta y menos aun sometiéndose a sus ordenes: No me ordenaras nada, suéltame- Era tarde, se encontraban dentro de la habitación, había descubierto el intenso poder que emanaba del objeto. Era fascinante, casi se había quedado hipnotizada por aquel objeto que resplandecía tras los libros. Como pudo viendo que el también lo miraba, se zafó de sus manos y corrió hacia el mueble para tenerla entre sus manos. Al sentir todo aquel poder aquel objeto invadió a la demonio en una especia de campo la rodeo dejándola petrificada con la mirada abierta mirando a la nada, dejó caer aquel objeto que estallo contra el suelo lanzando a la castaña contra la pared.
  17. Su cuerpo se tenso y después soltó una carcajada, su hermano sabia como dejarla sin palabras, ahora que lo tenia de vuelta con ella todo era mejor, su relación había mejorado de una manera grandiosa, eran almas gemelas, no por nada ambos llevaban la misma sangre corriendo por sus venas:- Si algo…- siseo frunciendo el ceño:- Bueno, pero tenía razón, ¿no? Hay algo extraño- Lo vio tensar su rostro y ella sonrió, pronto volvería a relajarse, lo empezaba a conocer y no podría estar con ese gesto para con ella mucho más tiempo: - ¿Ves como si hay algo?- Se cruzo de brazos. Su hermano empezó a comportarse de una manera extraña, su rostro había cambiado, parecía más tenso de lo habitual y sentía que su cuerpo no estaba del todo bien:- ¿Qué ocurre Ian?- Preguntó algo preocupada por el estado de su hermano. Aquella extraña sensación comenzó a recorrer su cuerpo, parecía que el demonio de su interior tenía una extraña reacción hacia ello, ahora Fyre salió frente a Ian, su rostro se endureció así como sus facciones que se hicieron de una manera más prominentes, sus ojos dorados aparecieron y sus manos pequeñas dejaron de serlo para tener unos dedos largos y afilados: - Y que pacto, ¿eh Ian?- Ironizó mirando a su hermano con aquellos ojos que brillaban con el reflejo de cualquier luz:- Vamos, si lo estas deseando, saca el demonio que tienes dentro Ian- Su voz era como un eco que resonaba en el pasillo, ya no era la dulce y aniñada Sira que todos conocían, su demonio había hecho acto de presencia delante de su hermano. Aquella sensación se había apoderado por completo de Sira:- Claro que no es de este mundo…Tan grandioso que eres…¿y no te has dado cuenta?- Interrogo la demonio sintiendo como él seguía debatiéndose ante todo aquello que estaba sucediendo: - Déjate controlar Ian…- Entonces Fyre comenzó a andar a paso rápido, necesitaba de aquel poder, tenerlo por un momento en su cuerpo y no parte del mismo, seguía su instinto sin detenerse desprendiéndose de su capa dejándola tirada en el piso. Paso su varita por su cuerpo quitando aquel vestido de mojigata de la castaña para enfundarse en uno rojo que se ceñía a su cuerpo dejando sus piernas a la vista así como sus hombros. Llego hasta la habitación que se encontraba escondida tras las escaleras, aquella habitación era una pequeña sala donde se encontraba una mesa un sillón y un mueble donde una piedra relucía con fuerza.
  18. Sabía que la sanadora la iba a conocer y poner el grito en el cielo, la última vez que la había visto la castaña había sufrido un aborto, advirtiéndole que guardara hasta quedarse de nuevo embarazada, la castaña había hecho caso omiso y ahí se encontraba, en medio de un parto, trayendo al mundo a un pequeño demonio que poco mas y la estaba desangrando: - Las contracciones….- Decía con la voz entrecortada, sentía sus fuerzas disminuir, las contracciones eran cada vez mas seguidas y a su alrededor tan solo su esposo le daba ayuda, al menos la que solicitaba Bodrik. Estaba sudorosa, su ropa mojada y ensangrentada, no quería ni mirarse. Vislumbraba con la vista turbia como concentraban los utensilios necesarios para el parto. Kritz le tomo la mano, ella le apretó con todas sus fuerzas, Demian estaba cerca, podía sentir esa conexión con su hijo: - Bodrik…creo que ya queda poco…- le informó bastante agitada suspirando rápido, apretando hacia fuera mirando a la sanadora con desesperación buscando que fuera rápida. No estaba segura si era por quedarse rápido embarazada o por la fuerza de Demian pero sentía que la desgarraba por dentro, estaba entumecida, sus huesos y músculos apenas si le respondían, estaba débil.
  19. Rol de guardianes - Claro que no, adoro tener a mi hermanito a mi lado- Le sonrió encontrando la mirada del castaño asintiendo a sus palabras. El tenerlo como guardián haría de la guardia algo más amena de lo que había comenzado, ya que no habían podido avanzar demasiado con el asunto que les había llevado hasta allí:- ¿Tú también lo has notado?- Pregunto sintiendo una extraña sensación. Al parecer era verdad lo que aquel anónimo había dicho, aquel castillo estaba cubierto por un extraño poder que hacía que se revolviera por dentro. Miro a su hermano, lo mataba tenso al igual que ella, no podía disimular delante de ella, estaban demasiado conectados como gemelos que eran. Frunció el ceño y se acercó a él:- Ian…- Le dijo clavando su mirada en el castaño con un semblante serio, hasta que volvió a sonreír a sus palabras: - Me llevare el pacto a la tumba…si algún día llega mi fin- Carcajeo y apretó la mano de su hermano, asintiendo a sus palabras, sabia como podía ser su hermano, ya en Rusia lo había visto enojado cuando ella realizaba alguna de sus travesuras. La rodeo por la cintura, su hermano volvía a ser el mismo protector que siempre había sido, era su consentida y así seria, se dejo guiar: - Ciertamente no lo sé, la información nos llego anónimamente solo dijo que había algo encantado- Tranquilizo a su hermano con la mirada, sabía que en cualquier momento saldría corriendo en busca de aquel objeto:- ¿Lo sientes?- Pregunto mirando a su alrededor sintiéndose guiada hacia el interior del castillo.
  20. Dama elfina de Sira La sanadora había aceptado la petición de la pequeña elfina y ya se encontraban frente al castillo donde su ama gritaba de dolor. El demonio de su ama parecía estar haciéndole sufrir y eso no lo podía permitir, de ahí que sus pasos fueran rápidos: - Señorita, la ama Sira se encuentra en una de las salas, no se puede mover a otro lugar- Resumió la pequeña acercándola hacia la sala donde Sira se encontraba, sudorosa, dolorida y perdiendo más sangre, así se le veía en el rostro que había perdido todo su color canela y se había convertido en un color blanco. El bebe absorbía demasiado de ella ahora que iba a nacer. ******************* Las personas se agrupaban a su alrededor, no solo se encontraban Kritz e Irony que le sugería de ir a otro lugar, cosa imposible ya que no podría moverse demasiado. Al centrarse más en la realidad evitando un segundo el dolor, a quien encontró frente a ella fue a su hija Alexis, que acababa de llegar de un largo tiempo fuera de Ottery, la miro con cara de sorpresa pero pronto cambio de nuevo a una mueca de dolor mientras empezaba a empujar como Irony le había recomendado. Demian venia rápido y sobretodo lo sentía arder dentro de ella, aquel pequeño demonio tenía muchas ganas de venir al mundo y así se lo hacía saber con aquel dolor que la envolvía cada vez mas. Ahora tenía delante a sus hijas y a su esposo que permanecía de momento sin saber qué hacer. De pronto la puerta se abrió y por ella pasó su elfina acompañada de Bodrik la jefa de maternidad del hospital, suspiró aliviada al tenerla allí.
  21. Sentía el nerviosismo de su hija a su lado, yendo de un lado a otro sin saber ciertamente que hacer, si se encontrara en otras condiciones le daría algunas indicaciones, pero Demian era demasiado ansioso y quería salir ya como para dejar que la mortífaga tuviera un momento de lucidez. No solo eso, sino que sentía que el pequeño demonio llegaba con demasiado poder al mundo. La pelirosada le daba a beber aquella poción que tantas veces les daba de tomar a sus enfermos, pero ahora era su turno. No se fijo siquiera en el sabor, cosa por lo que muchos se quejaban, simplemente se lo tomo, pero era demasiado tarde, por mucha sangre que fuera Demian estaba cerca. Su mirada se volvió hacia los pasos de su esposo que se acercaban rápidos a ella. Su grito consiguió que ella lo mirara con el ceño fruncido:- Deja de gritar- Decía rechinando los dientes, sintiendo un terrible dolor llegar a su espalda baja, lo que le hizo que apretara mas los dientes y su cara volviera a deformarse en una mueca de dolor. Ahora se encontraba en un sofá, Las miradas que le daba a su esposo eran de sorpresa, ¿de verdad le preguntaba por lo que sucedía? A veces había que hacerles un croquis a los hombros, suspiro hondo y tras darle la poción a Irony o al menos lo que quedaba de ella, su rostro cambio, parecía que había entendido que su hijo venia al mundo:- No quiero otra- Dijo apartando la poción de su boca, no necesitaba otra opción, necesitaba que la ayudaran a traer a Demian a sus brazos: - Me duele mucho- Si seo en un susurro sintiéndose desfallecer.
  22. Parpadeo dos veces creyendo que aquello era un espejismo, no tuvo más tiempo de seguir pensando pues se encontraba en volandas sobre los brazos de su hermano. Parecía una niña pequeña, como le había gustado siempre que él la tratara, carcajeo sintiendo el aire en su rostro, tras aquel pequeño instante de niñez volvía a estar bajo la cobija de su hermano: - Si, veo que cumples lo que te ha pedido, aun así no me complace que se marchara así sin más- Sintió el pequeño beso en su mejilla lo que la hizo sonreír aun como una niña:- ¿Vienes como guardián? ¡Que sorpresa Ian!- Tan galante como siempre deposito otro beso, esta vez en la palma de su mano, pero lo sentía extraño, conocía aquella mirada: - Pues comenzó que no es poco, aun no hemos avanzado más de este pasillo- Explicó de una manera rápida pues la mirada de su hermano iba de un lugar a otro, buscando lo que ambos sabían y con lo que ella tenía que lidiar mientras estuvieran allí. Tenía que contenerle, si estallaba, su hermano podía ser una autentica bomba, pero confiaba en sí misma para contenerle y hacerle entrar en razón, ahora estaban trabajando y tenía que dejar las redecillas para otra ocasión:- Si, me puedo imaginar quien te avisó, pero recuerda, hemos venido a “guardar” el castillo Ian- Advirtió seria sin dejar de mirar al ojiazul: - Me pregunto qué haría mama si se enterara de ciertas cosas…- Comentó entre susurros adentrándose por el pasillo del castillo Gaunt intentando apaciguar a Fyre. Su hermano la sacaba de sus casillas, no entendía que no iba a permitir que ninguna fémina que no fuera de su agrado se acercara a él y el castaño lo sabía.
  23. Rol Guardianes. La situación se comenzaba a poner tensa, Agatha había tenido que marcharse por motivos de suma importancia y Aaron aun seguía en su mundo interior. Iban a contrarreloj, no sabía a ciencia cierta cómo iba el asunto de la maldición, solo podía sentir que todo lo que le rodeaba en el castillo era extraño. Al entrar había sentido un escalofrió pero que había omitido a sus compañeros, prefería esperar a ver como avanzaba la situación para juntos, encontrar aquel objeto. No estaba segura a qué tipo de magia se enfrentarían. Las palabras del aviso habían sido concisas, apenas un par de ellas, maldición en la Gaunt, simple y llanamente eso, de ahí que se hubieran puesto manos a la obra para ir a destruir lo que habían implantado en aquel castillo mortifago. La puerta volvió a sonar, la castaña bufó, cuanta más gente se encontrara en el castillo peor seria, ya que estaría bajo aquella maldición que, por desgracia, ellos ya se encontraban:- ¿Y ahora quién es?- Preguntó al elfo que había acudido raudo a abrir la puerta. Lo siguió de cerca, tenía que avisar a los recién llegados de la guardia y de lo sucedido, aunque maquillaría las cosas para no causar un revuelo. Su sorpresa fue cuando se encontró con los ojos azules de su hermano Ian:- ¿Ian? ¿Eres tú?- Preguntó dudosa sin saber que decir por tenerlo allí.
  24. Los gritos del Tempestad se escuchaban en la sala, ella aun se mantenía al lado de su hija, en el suelo, arrodillada acariciando a su hija. Se sentía desfallecer, la sangre que Irony le había tomado, pasaba factura ahora en la castaña que comenzaba a quedarse de un color blanco, poco a poco sus fuerzas estaban en decadencia. Demian necesitaba de la sangre de la Loveless y ahora había compartido con su otra hija parte de ella. Kritzai no estaba e Irony se levantaba como podía delante de ella. La veía ahora entre sombras, no podía mantener sus ojos abiertos, las fuerzas la abandonaron y se dejo caer sobre el sofá con la cabeza apoyada en el sofá y sus piernas aun dobladas en el suelo. Escuchaba de lejos a su hija decir que necesitaba una poción rebastecedora de sangre, pero no había tiempo para aquello pues un fuerte dolor en su bajo vientre la hizo gritar de dolor. En aquel momento la cara de la castaña se descompuso, apretó los dientes ahora sentada en el suelo. Sus manos las llevo a la tripa que comenzaba a moverse como si Demian se estuviera haciendo un hueco a través del vientre de la castaña que ahora gritaba más fuerte si podía. Hacia un ruido extraño, intentando no apretar pues eran las ganas inundaban su cuerpo, pero no podía ser el momento, allí no, aun no era el tiempo, Irony estaba mal aun…:-¡Kritzai!- Gritó con las pocas fuerzas que le iban quedando.
  25. Los canticos de su esposo habían terminado y su hija bebía de ella despacio pero sin descanso, sentía su sangre salir de ella, y veía como aunque poco a poco, la ponzoña dejaba de avanzar, y sus fuerzas las recobraba, pero aun no estaba todo decidido. Aunque ella decidió dejar de beber de su sangre, no había sido suficiente y volvió a dejar que su sangre cayera sobre su boca dejando poco a poco a la castaña casi sin fuerzas, pero eso ahora no importaba. Aun no estaba completamente restablecida, pero no por ello dejo de pronunciar el nombre de quien le había hecho aquello. Aquellas palabras se le quedaron grabadas en la mente y estaba segura que a su esposo también. Dejo su brazo apartado y con otro movimiento de varita cerro la herida:- Lo matare- Dijo simplemente con un tono cariñoso sin dejar de acariciar su cabello que estaba de diferente color, arrugo la nariz: - Sálvala Kritzai, ve tu a por esa opción, no me importa, Mónica estará muy ocupada, ve tu y ya- Ayudó a su hija a levantarse, con cuidado pues ella también había quedado algo débil tras la extracción de sangre, la acerco hacia uno de los sofás. La tumbó y se separo de ellas unos centímetros. Seguía sin saber porque con ella era así, la conexión que sentía hacia la demonio le era extraña. Sacudió su cabeza y agarró de nuevo su varita para dejar sus ropas secas y calientes:- ¿A qué esperas cariño? Ve por esa opción, Cadmus, trae algo caliente- Se arrodilló frente a su hija:- Todo pasara, no te preocupes-

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