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Sira Loveless Haughton

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Todo lo publicado por Sira Loveless Haughton

  1. Terminó de quitar su túnica de su cuerpo, dejando ver un jean azul, una blusa blanca y un tenis igual de blancos que la blusa. Era una vestimenta relajada y cómoda, algo que no acostumbraba a llevar la demonio, pero aquel día no tenía ganas de aparentar nada que no era verdad. ¿Para qué? La bebida apareció delante de ella, tomándola en sus manos la llevo a sus labios y de un trago termino el vaso dejando los pequeños hielos solos, sin nada que enfriar:- Ponme otro y deja la botella- Su garganta ardía, pero no le importaba, aquel gusto que dejaba el líquido ámbar en su boca lo hacía más llevadero. A su lado, un misterioso joven también ataviado con una túnica muy parecida a la de ella se terminaba su bebida, haciendo un ruido sordo con el vaso sobre la barra de madera. Ella lo miró de reojo, pero su rostro quedaba cubierto por aquella capucha, pero notaba como la miraba tras las sombras que lucía alrededor: - Si, es lo que necesito, buena bebida- Dijo esbozando una sonrisa desganada, pues lo que menos le apetecía era sonreír, solo quería llorar, pero conseguía controlarse, tampoco quería darle una mala impresión a aquel misterioso joven que aun la seguía mirando. Ahora su vista se habia dirigido de mirar a la nada hacia él.
  2. Había salido del edificio del que ahora era matriarca para despejarse la mente después de tantas emociones. La primera había sido la aparición de su padre en la Loveless, lo que había llevado a su padre Cillian a mostrar bastantes celos ante su presencia, suponía que temía por su puesto como macho en la familia… Pero lo que más le traía de cabeza era otra cosa, un sentimiento guardado en el fondo de ella misma: - Les gusta pisotear las ilusiones- Sus manos empujaron la puerta de la taberna, necesitaba beber hasta quedarse inconsciente, no estaba acostumbrada a ello pero no tenía ganas de otra cosa, de eso y de llorar, sobre todo de llorar y sacar la rabia que tenia dentro. No tenía ganas de que nadie la conociera, por lo que había decidido tomar su túnica con capucha, de un color verde oscuro y cubrir su rostro, ahora triste y dolorido con ojos vidriosos e hinchados. Sus pasos apenas audibles se acercaron a la barra. Agachando su capucha dejando ver su cabello castaño, el cual caía sobre ella:- Un whisky de fuego, doble- Ordenó con voz queda mirando al cantinero, sin percatarse de su alrededor.
  3. Rick Nowak http://i.imgur.com/gnYzEo3.jpg Al parecer la castaña también disfrutaba de aquel contacto de sus labios, siguiendo un delicado movimiento entre ellos sintiendo el calor de la boca de Anne dentro de él. Al separarse esbozó una sonrisa traviesa al ver que ella aceptaba su brazo:- Un acuerdo que disfrutare a su lado señorita- La voz de Rick era melodiosa pero con seguridad, su condición le había permitido mostrarse seguro de sí mismo desde siempre, seguridad que había transmitido a su hija, aunque ella…a veces se dejaba llevar demasiado por las emociones: - Espera…antes de seguir señorita- Al tenerla agarrada del brazo, le estiró para con él y de nuevo la tubo frente a frente, haciéndola chocar contra su fornido pecho:- No darás ni un paso sin darme otro…- Acarició su rostro, pasó sus dedos sobre los finos y suaves labios de la Gaunt con una sonrisa perfecta, para comenzar a acercarse poco a poco, para terminar siendo interrumpido por un joven. Rick lo miro con el ceño fruncido, lo había dejado con las ganas de volver a besar a Anne y eso no le cayó demasiado bien:- Sí, interrumpes- Dijo arrastrando las palabras apretando los dientes mirando con detenimiento a aquel joven que se presentaba de una forma demasiado cariñosa con Anne:- Creo que pensamos de la misma manera- La voz del Nowak resonó por el pasillo, en un tono áspero y aclarando que no iban a poder llevarse bien si es que se iba a tomar esas confianzas con la licántropo: - Deberías hacer caso a tu mami- Le inquirió en tono risueño al ver como el elfo, mandado por su madre, esbozando una media sonrisa divertida. Seguía sin soltar el cuerpo de la embaraza ahora acariciando su espalda de arriba abajo:- Un momento…quisiera terminar lo que empecé e interrumpiste- La mano del Nowak había subido hacia el cabello de la Gaunt y volvió a cercar sus labios a los suyos para no olvidar su sabor mientras su mano se entrelazaba en su cabello.
  4. Rick Nowak http://i.imgur.com/gnYzEo3.jpg No le sorprendió en absoluto que Anne terminara de estrechar la distancia entre sus labios juntándolos por unos segundos disfrutando de aquel momento. Aquello hizo que flaqueara por unos segundos y Anne se desprendiera de ellos mirándolo fijamente. Rick sonrió sin dejar de ver sus perlados dientes, más bien era una mueca graciosa de medio lado, mirando los ojos grises de la licántropo: - Vaya, vaya…sabes usted muy bien señorita Gaunt- Dijo pasando su dedo sobre su labio intentando contener el sabor de la castaña en ellos. Aun sentía el hormigueo que ella le había dejado tras el beso, soltó una pequeña carcajada sonora y cruzó sus brazos sobre su pecho, imitando a la matriarca: - No tengo intención de pasar hoy a su habitación señorita Gaunt- Comunico con voz queda el demonio. Era cierto que Anne le atraía bastante, estaba embarazada pero se veía tan hermosa como una flor en plena floración, pero no tenía pensado en incomodarla ni mucho menos pensaba en de ella como se creía: - Ante todo soy un caballero señorita- Era cierto que las ganas le podían y le gustaría pasar a un lugar más intimo con ella, pero sabía que eso no era lo correcto, ante todo estaba delante de una dama:- Una copa estaría bien- De improviso Rick tomó la mano de Anne y volvió a juntar sus labios con los suyos, dejando una pequeña mordida donde antes ella pasó su lengua, la cual ahora jugueteaba con la del Nowak:- Pero de esto no me vas a privar- Sus ojos desprendían fuego al mirarla, acaricio de nuevo el rostro de la bruja con una sonrisa para despues extenderle el brazo para que lo tomara y así ir hacia el casino.
  5. Rick Nowak http://i.imgur.com/gnYzEo3.jpg Ella se separó de él pero Rick sabía que lo único que hacía era controlar lo que verdaderamente deseaba. Aquel gesto infantil de la castaña hizo que el Nowak siguiera en contacto con ella que no le soltaba las manos, unas manos fuertes, grandes pero a la vez delicadas y expertas:- ¿De verdad quieres que pare señorita?- Preguntó de una manera sensual. Aprovechando que aun estaban cogidos de la mano, la atrajo de nuevo hacia él, pero esta vez al tenerla junto a su cuerpo la tomo de la cintura agarrándola fuerte, dejando la mano suelta con la que la había atraído hacia él, volvió a subirla hacia su rostro el cual acaricio con su dorso sintiendo el suave roce de su piel: -¿Demonios? Aquí solo veo uno, y lo tienes delante- Rick no dejaba de mirar los brillantes orbes grisáceos de la Gaunt. Estaba en un momento hermoso, con una bella mujer disfrutando del momento, de su presencia, cuando una de las molestas criaturas que allí utilizaban como sirvientes, apareció de la nada: - Sssshhh…- Rick aplacó las palabras de la joven embarazada con sus labios, aunque tan solo con el roce sin llegar a juntarlos con los de ella, saboreando el aliento de la bruja que comenzaba a agitarse por aquel contacto:- La señorita Anne está ocupada, no puede recibir a nadie- No dejaba de mirarla y el elfo ya había desaparecido, no quería que nadie le interrumpiera en aquel momento. - ¿Dónde está tu habitación? Mereces ser cuidada a todas horas- La mano que no rodeaba su cintura, paso ahora hacia la espalda de la matriarca que la comenzó a acariciar de arriba abajo, con unos delicados roces que no parecían venir de aquellas grandes manos. Él sonrió aun sin apartar sus labios de los de Anne, pero aun sin llegar a fundirlos con los suyos, Rick suspiró.
  6. Rick Nowak http://i.imgur.com/gnYzEo3.jpg Rick no dejaba de sonreír ante las palabras de la castaña, la miraba detenidamente, mirando cada gesto que hacía con su rostro, paso su lengua por su labio superior. Había cruzado sus brazos sobre su pecho escuchando, prestándole atención, las hormonas de una mujer embarazada eran un caos, sin ir más lejos, lo había sufrido con su hija cuando estaba embarazada de Scarlett, sus tremendos cambios de humor al final le hacían reír, tan pronto estaba cariñosa con él, como de repente le pedía que se fuera donde no pudiera verlo más. Anne parecía tener un gran bloque de hielo entre él y ella, pero sabía cómo manejar la situación:- ¿A hablar de qué? Su hijo señorita Anne, ha dejado a mi hija en estado y ha desaparecido, y quiero saber por qué- Comenzó a seguir a Anne que al parecer le había sentado mal su preocupación por su estado, Rick era ante todo un caballero y la siguió de cerca, sin poder evitar notar como notaba raro el comportamiento que su hija había tenido:- Es el amor de mi vida esa castaña:- Dijo señalando con la cabeza la puerta por donde Sira había desaparecido:- He pasado con ella un embarazo, pasare de nuevo otro o los que hagan falta, pero en mi cabeza no tiene sentido el por qué de los abandonos. Anne estaba a la defensiva con el moreno que lo único que intentaba era llevar aquella conversación lo más amena posible. Alzó una ceja pasando su mano por su barba, la cual era suave y espesa, pero perfectamente perfilada. Anne comenzaba a maldecir a todos los hombres, ¿lo incluiría a él en el saco?:- Si, veo su estado, y la hace estar hermosa- Ahora había pasado a poner sus manos sobre sus bolsillos, de nuevo comenzaban a subir no sabía dónde:- ¿Esta sola? No entiendo quien ha tenido el valor de dejar a una belleza así sola- Ante todo Rick era un caballero, y como Sira él no se callaba lo que pensaba y lo decía aunque le trajera consecuencias, padre e hija hablaban con la verdad. Ella lo miró de nuevo como un tempano de hielo y siguió subiendo. Rick se paró en seco y con una picara y seductora sonrisa, tomó a Anne por detrás, la giró para tenerla frente a frente mientras pasaba su mano por su cabello poniéndolo tras su oreja con delicadeza y ternura:- No debieron dejarte sola- Sabia o al menos sentía que Anne se mantenía fría para que no le hicieran daño de nuevo: - Gracias por cuidar de mi hija- Sin más Rick susurro unas palabras al oído de Anne sin dejar de sonreír acariciando con delicadeza los brazos de la castaña. Sira le había contado lo que Anne había hecho por ella, sobre todo lo que la había ayudado en Venecia.
  7. Rick Nowak http://i.imgur.com/gnYzEo3.jpg Escuchó unos pasos tras la desaparición de la elfina, a la vez que una especie de molesto fantasma se pasaba frente a él, lo miraba como si lo interrogara:- Vete al lugar de donde nunca debiste salir pedazo de gas- Su voz se escuchó alta y clara, no se había percatado que una mujer en avanzado estado de embarazo lo contemplaba con un semblante serio. Rick miró como el fantasma desaparecía de su vista y esbozó una media sonrisa clavando sus ojos negros en los grises de la futura mamá. Las mujeres embarazadas tenían un brillo especial en esos meses, él lo sabía su hija incluso lo había tenido. Sacó sus manos de los bolsillos y se acercó a ella:- Buenas tardes, soy Rick Nowak, padre de Sira, vengo a hablar de lo que supongo usted sabrá- Como todo caballero Rick tomó la mano de la castaña y la beso con delicadeza. Tras ella apareció su hija, Rick se asombró de verla y se acercó a abrazarla:- Sira cariño, ve a casa- Tras el susurro del padre, la castaña se despidió de Anne sin siquiera reclamar como a veces acostumbraba a hacer y se marchó, el amor de Sira hacia él era muy grande como para negarle nada. El moreno se giró sobre sus talones, de nuevo mirando a Anne:- Creo que estaríamos mejor sentados, no creo que te vaya bien estar de pie en ese estado- Rick sabía lo mal que lo pasaban las embarazadas estando de pie, y por nada quería que Anne lo sufriera, al menos delante de él. La tomo del brazo mientras que con el otro la rodeaba por sus hombros y avanzaron por el pasillo hacia alguna sala o al menos esperaba que lo guiara:- Verás, mi hija es mi tesoro, me ha contado que está embarazada y que el padre desapareció- Comenzó a decir con un tono serio pero relajado, no quería discutir, solo buscaba explicaciones, no entendía como un hombre podía hacerle eso a una mujer, y si esa mujer era su hija…la cosa cambiaba y a eso había llegado allí a pedir explicaciones: - Y según se la madre eres tú- Rick la paró y la miró con una sonrisa encantadora:- Solo quiero saber ¿Por qué?- Terminó diciendo el Nowak.
  8. Pasaron a las cocinas, Sira miraba cada movimiento de la que fue su profesora y además se percató de los torpes que eran los elfos, pero no solo allí, en casi todos lados los elfos parecían estar bajo hechizos que los hacían más torpes y descuidados, suspiró al saber que Dama seguía como siempre: - ¿Yo?, poco tengo que decir que no sepas Anne- Comenzó la castaña sentándose donde ella le había indicado:- Sabes que tu hijo se fue a mitad del viaje, no lo he vuelto a ver y…bueno me dejó embarazada- La noticia la dio rápidamente, suponían que aquello la pillaría de sorpresa, no habían estado más de dos noches juntos y su hijo había dado en la diana:- Pero…bueno ha desaparecido, ¿no? – Sira se encogió de hombros, evitando ponerse a llorar, lo tenía casi superado. Las dos quedaron en silencio tan solo el ruido de la elfina con los refrescos lo rompía. La puerta de entrada resonó en la cocina y la elfina de la cocina salió corriendo. Rick Nowak http://i.imgur.com/gnYzEo3.jpg Unos jeans oscuros ajustados y un jersey que parecía una talla menos de la que necesitaba, era el atuendo de aquel día de Rick, un hombre que había viajado desde Polonia para ver a su hija y su nieta. Para su sorpresa se encontró de nuevo a su ojito derecho embarazada, y de nuevo la habían dejado plantada, ¿Qué tenían en contra de su hija? Pero esta vez no se iba a quedar callado, la castaña le había explicado donde vivía el joven que se burló de ella y quería una explicación, ahora no estaba sola como aquellos años en Francia: - Busco a Anne Gaunt- La voz del hombre resonó dentro del castillo ante la mirada atónita de la pequeña elfa que le abría la puerta. Sin ser cordialmente invitado, los pasos del Nowak presurosos, se pararon en mitad del pasillo. Se llevo las manos a la cabeza y se alborotó el pelo mientras pensaba. ¿Dónde estaban sus modales? No podía entrar así porque si en casa ajena y menos buscando a una dama. Volvió a mirar a la criatura, ya se estaba acostumbrando a ellas:- Necesito hablar con ella, ¿se encuentra?- Su voz sonaba más suave pero con control y fuerza. Se pasó de nuevo las manos por el cabello acomodándolo. Se apoyó sobre el marco de una puerta y esperó.
  9. La situación era extraña, había confesado que era la novia de su hijo, pero ella ya no sabía si lo eran o no, ya que llevaba días sin saber nada del moreno, incluso en su cuarto se había mostrado frio y distante, ya que ni se levantó para recibirla. A Sira todo aquello le había tomado por sorpresa, incluso el hecho de desaparecer durante el viaje a Venecia. Todo había sido muy rápido, incluso su enamoramiento, debería haber tenido más cuidado con respecto a ello. Aun así la imagen de Phineas en la cabeza de Sira siempre estaba presente, aunque por unos días había desaparecido, siempre volvía, siempre permanecía con ella, aunque no lo volviera a ver aquel rostro que tanto le gustaba se reflejaba en su mente cuando menos lo esperaba. Anne la invitó a tomar un refresco o una copa en otro lugar del castillo. La castaña la siguió en silencio viendo la cara de Anne de desconcierto, y aun no había abierto la boca con su segunda noticia:- ¿Dónde vamos?- Preguntó curiosa la castaña mientras veía como Anne apoyaba sus manos en su abultada tripa. La demonio sonrió de medio lado, ¿Cómo tomaría la noticia de que sería abuela?
  10. Hola vengo a pedir actualización de ficha, pero ya prometo no venir todos los meses (creo) Primero si pueden colocar mi foto: http://img2.timeinc.net/instyle/images/2009/GalxMonth/04/042709_blair2_300x400.jpg Dice asi: Padre(s) Sanguíneo: Rías W. Loveless Padre(s) Adoptivos: Historia de personaje, Dira asi: Aquel castillo se encontraba en el borde de un acantilado rodeado por un frondoso bosque de altos arboles que hacían difícil el acceso sino era por el sendero que conducía a la puerta principal. En el interior, los altos techos y las grandes estancias hacían que una persona se sintiera inferior ante aquellos muros de roca maciza. Unas voces resonaron como el eco por todo el castillo, mientras una niña de cabellos castaños escuchaba tras la puerta que permanecía abierta: - No quiero a esa niña entre estas paredes, ¿entendiste?, me recuerda demasiado a ella- Una voz femenina se hacía eco ante cualquiera, era la única que se escuchaba:- Si, si a ella, a esa demonio que te prendo por una noche y mira que regalo te dejo- La pequeña Sira escuchaba atemorizada las palabras de la que creía era su madre. Siempre la había tratado bien, no como ella hubiese querido, pero nunca le había faltado el calor de aquella mujer que ahora no la quería allí, ¿Por qué? ¿a quién le recordaba? No entendía nada. Escucho unos pasos acercarse donde ella se encontraba, la pequeña se asustó y salió corriendo hasta su cuarto. Un cuarto grande, rosa y morado, repleto de libros y juguetes propios de la edad, sus casi seis años. Con el corazón en un puño la pequeña que no entendía nada se había acurrucado en su cama tapando su pequeño cuerpo con una manta. La puerta se abrió, sentía los pasos de su padre acercarse: - Sira…- Suspiro poniendo la mano sobre ella:- Sira pequeña, tenemos que hablar- La cabeza de la niña apareció tras las sabanas mirando con miedo a su padre:- Veras…tu mama no es Lana, tu mama es una demonio que conocí hace unos años en Rusia- Sira se agarro a las sabanas con fuerza mientras escuchaba:- Quede prendado de ella en uno de mis viajes, fueron unos días increíbles y fruto de ello naciste tú- Continuó:- Tus ojos, tu cabello…eres igual a ella y eso a Lana no le gusta- Comenzó a llorar y la pequeña se abrazó a su padre, era muy lista para esa edad y sabia que tendría que partir:- Te quiero pequeña, eres mi mundo pero…pero ella…- Su padre calló y la abrazó. Al cabo de unos días Sira partía hacia Francia, donde ingresaría en un internado de señoritas. Fuera del alcance de aquella mujer que no la quería bajo el mismo techo, no sabía si por celos, por miedo a perder a su esposo o…nunca entendió, se limito a seguir lo que su padre le dictaba. No sin antes prometerse a ella misma que regresaría. Los años del internado fueron rápidos, pero con la falta de cariño de un padre y una madre. Siempre veia como sus compañeras eran visitadas por sus familiares, mientras ella se quedaba sumida en los libros y en sus ansias de vengarse que crecieron cada día. No perdonaba que le hubiera separado de su padre, aunque tampoco perdonó a su padre por separarle de la mujer que la había llevado al mundo, de la cual no sabía nada, su padre nunca le había hablado de ella en las pocas cartas que le enviaba cada mes. Por fin sus años de internado habían terminado, Sira había acabado siendo medico, la mejor de su promoción. Su padre había pagado todo, pero el cariño no se demostraba solo con dinero, sino con el día a día y por culpa de aquella mujer, la castaña había crecido sola, convirtiéndose en una hermosa mujer que había aprendido a valerse por sí misma. Así salió del internado, rumbo a Polonia. Las caras de su padre y Lana al verla eran de póker, ella soltó un bufido, él la estrechó entre sus brazos con fuerza. No había cambiado, seguía igual que la última vez, hacia veinte años que no lo había visto y estaba igual, ella sin embargo estaba más vieja, encorvada y horrorosa. La castaña tan solo dijo:- Veo que los años no pasan para todos igual- Sira se había convertido en una mujer bella y Lana lo sabía, ahora todo sería diferente, estaba en su casa, de la que nunca debió salir. Pronto padre e hija se pusieron al día de todo, ella no dudo en recriminarle todo, hasta el punto de salir discutiendo dejándolo solo en la sala. Por el camino hacia su cuarto encontró a Lana que había escuchado toda la conversación, eso sacó de sus casillas a la castaña. No preguntó, no dijo nada, tan solo sintió la rabia recorrer cada poro de su piel, cada centímetro de su cuerpo. Lana la veía de una manera extraña, no era la dulce niña que había aparecido en las puertas hacia unas horas: - Me tienes harta- Sira se acercó y con una mano la tomó del cuello, la levanto unos centímetros de su cuerpo sintiendo como ella intentaba zafarse de sus manos. Su padre llegaba en aquel momento e intentó hacer entrar en razón a su hija:- Cállate- Vocifero la joven haciendo caso omiso de su padre. Apretó, apretó de tal manera que aquella mujer dejo de moverse, bajo su mano, sintió como su último suspiro llegó a ella y quedaba inerte. La soltó dejándola caer haciendo un ruido sordo sobre el suelo: - ¿Acaso creías que no sé lo que soy?- Se giró sobre sus talones y comenzó a subir hacia la que había sido su habitación:- Limpia ese destrozo- Ordenó a su padre sin mirar atrás, desapareciendo de su mirada. ¿Se creería que no sabía que era un demonio? Hacía años que lo había descubierto, cuando sin querer casi mata a una compañera suya. Los días siguientes en el castillo fueron silenciosos y placenteros. Sira no había salido del cuarto, ni había salido para dar el ultimo adiós a Lana, ella ya se lo había dado desde el momento que su mano se abrió dejándola caer. Su padre había intentado hablar con ella, pero no había tenido éxito, se negaba a hablar con el hombre que la había apartado de su lado por una simple mortal. Al cabo de una semana decidió salir dispuesta a conseguir respuestas sobre su madre, sobre su condición y sobre los extraños sucesos que sucedían a su alrededor desde hacía unos años, ya que a veces las cosas volaban a su lado sin saber porqué. Encontró a su padre en la biblioteca, tan guapo como siempre, moreno, con ojos negros como los de ella, que habían cambiado con el paso del tiempo:- ¿Padre?- Rick, su padre se sorprendió de verla allí, con una sonrisa en los labios: - Necesitamos hablar- No habían hablado desde su llegada, desde que había matado a Lana, de lo cual no se arrepentía:- Necesito que me digas donde esta mi madre- Sira necesitaba a Rick, pero también necesitaba a su madre. Rick dejó el periódico de ese día y sus ojos se centraron en aquella jovencita:- Mi Sira, mi pequeña Sira- Comenzó a decir haciéndole un gesto para que fuera con él. La castaña como si tuviera seis años, se sentó sobre las piernas de su padre y lo abrazo dejando salir las lágrimas que hacia tanto tiempo guardaba. Sentía como su cabello era acariciado por él y sus palabras de consuelo resonaron como melodía en su cabeza:- Veras pequeña, tu mama intento encontrarte, pero no sabía quién era yo, apenas si nos conocimos, nos embriago la pasión, y yo te saque de sus brazos pues quería tener algo suyo- Comenzó a decir mientras la castaña sollozaba:- Tu mama se llama Rias, la conocí en Rusia en uno de mis viajes, ella también estaba de paso, pero no sé nada mas- Rick se quedó en silencio. Sira subió su rostro en lagrimas y le dio un beso en la mejilla:- Gracias padre. Ante aquello Rick siguió con la historia, como él y su madre Rias era una demonio, además de una bruja de ahí los extraños sucesos que le sucedían a su alrededor. Decidiendo conseguir información comenzó a investigar sumiéndose en los libros que su padre tenía en la biblioteca. Todo aquello le quedaba pequeño. Hablo con su padre, quería viajar pero necesitaba de su respaldo y tampoco quería dejarlo solo:- No estaré solo, te tendré a ti por siempre- Rick la dejó marchar. Ella le prometió que volvería y estaba segura que lo haría, quería a su padre y sabía que estarían juntos siempre. Se paso los años viajando, pero aunque pasaban, ella seguía conservando la juventud de los veintiséis años. Su viaje había comenzado en Rusia, el lugar donde se habían conocido, encontró algunas respuestas sobre Rias, que la llevaron hacia Alemania, España, Italia y por último a Francia, donde cansada de tanto viajar, decidió permanecer más tiempo allí y recordar los tiempos de su niñez y descansar. Durante aquellos días Sira se había acostumbrado a salir a dar largos paseos, que le ayudaban con todo lo que estaba descubriendo. A veces subía a la Torre Eiffel, miraba Paris, sus calles, sus gentes. Se apoyaba en lo más alto y se quedaba allí por horas. Un día fue especial, allí arriba donde parecía estar sola un joven moreno la miraba poniéndola nerviosa. La castaña lo miraba de reojo, él no le quitaba la vista de encima. Por un momento ella olvidó todo y se centró en el joven: - Buenas tardes, mi nombre es Sira- La castaña sin saber cómo se había acercado al joven con una sonrisa. No entendía que es lo que le estaba pasando pero no había podido evitar acercarse a Phineas, así se había presentado él. Los días siguientes fueron un sueño, no se separaron el uno del otro en ningún momento. Ella sentía que no podía haber un hombre más perfecto que aquel moreno:- Phineas no puedo ocultar más esto que siento por ti, te amo- Estaban en el mismo lugar donde se habían conocido, mirando lo inmenso que era Paris, Sira había desvelado lo que su corazón le dictaba, él la había tomado de la mano y ambos se perdieron tras las puertas del hotel donde ella se hospedaba dejándose llevar por aquel amor que sentía en su corazón. Pero tenía que seguir buscando, por mucho que amara a Phineas su vida necesitaba respuestas. Verdaderamente lo amaba, él la dejó partir, sin mirar atrás ella puso rumbo de nuevo hacia Polonia, donde su padre la recibió con los brazos abiertos. Puso al día a su padre, el cual seguía animándola a seguir con la búsqueda, pero Sira llevaba unos días demasiado cansada, por eso había vuelto con él. Pronto descubrió el porqué de su cansancio, Phineas no solo le había dejado su amor, sino que le había dejado un gran regalo. Una niña hermosa que nació a los meses de estar con su padre. Paso con ella los primeros meses de nacida, pero sus ansias de búsqueda hicieron que dejara a Scarlett con su padre y Sira volviera a marcharse en busca de Rias. De nuevo su corazón se partía. Pero Londres la esperaba, sus últimas informaciones eran que su madre se encontraba en el país en la comunidad de magos. Su padre le había prometido cuidar de Scarlett hasta que tuviera edad de mandarla con ella a Londres. Se despidió de su pequeña dejándole una cadena de plata para que se acordara siempre de ella hasta tenerla de nuevo en sus brazos. Partió hacia Londres, en su mente solo se encontraban las imágenes de Phineas y Scarlett, pero aun quedaba un asunto que atender, ponerle imagen a Rias y ella se encontraba allí. Sus pies dieron con el duro frio de Londres, por fin había llegado después de tanto tiempo de búsqueda. Su sorpresa llegó cuando vio el funcionamiento de aquel mundo mágico, demasiada información llegó a ella, se había dado cuenta que apenas si sabía algo de aquella ciudad, de sus gentes…de todo. Tenía que apuntarse a una Academia, ¿Una Academia? ¿A su edad? Su cabeza le daba vueltas. Pero las normas eran las normas, si quería pertenecer a ese mundo tenía que regirse por sus leyes. Ella comenzó con los trámites que le pedían y su primera parada fue la Academia, donde pronto la llamaron para comenzar las clases. Generales sería su primera toma de contacto con aquella institución, donde conoció a varios compañeros y a una profesora, Rias. ¿Seria aquella su madre? En la clase la miraba, cada vez estaba más convencida que aquella mujer que tantas tareas mandaba, que se burlaba de ellos era su madre. No sabía cómo abordar aquel tema, no podía acercarse y decirle, soy tu hija, ¿se acordaría de ella? ¿Se acordaría de su padre? ¿Se acordaría como ella lo hacía de Phineas y Scarlett todo el tiempo? Investigó un poco mas y encontró el lugar done ella vivía y la castaña allí se presentó, dando lugar a una larga conversación con Rias, que se sorprendió de todo lo que Sira le contaba, todo terminó con un abrazo de ambas después de tantos años de espera. Bueno ya esta :3
  11. Sira escuchó las palabras de su tía, describía un hechizo, no sabía de cual se trataba hasta que ella misma lo dijo, Obliviate, ¿estaría dispuesta a hacerlo? Era verdad que Aster la había dejado, pero lo que había sentido, lo que había vivido había sido bonito, aunque ahora muriera de dolor y sus lágrimas fueran amargas, lo vivido había sido hermoso: - Tía… no lo había pensado, pero…- Dijo dubitativa mientras jugaba con el oso sobre sus piernas y Dama se acercaba con dos trozos de pastel de chocolate y dos batidos de vainilla:- Si lo olvido, olvidare que tuve ese sentimiento de amor, nunca antes lo había sentido, volvería a quedar en mí un sentimiento vacío- Comenzó a decir dejando derramar una silenciosa lagrima. Además estaba el tema de su embarazo, si lo olvidaba todo el encontrarse embarazada le haría realizarse demasiadas preguntas que por consiguiente no tendrían respuesta sin hablarle de Aster:- Además ¿Qué pasaría con mi embarazo?- La miró con temor a los ojos, no quería olvidarse de su bebé:- Eso no se podría olvidar- Tomó un trozo de pastel que lo comió con ganas, el dulce volvía loco al bebe y a ella: - No hay nada que pueda hacer que olvide y que me cure el dolor que siento- Se tocó la panza, el bebé parecía que se movía.
  12. Sira jugueteaba con el oso sintiendo su suave tacto escuchando a su tía agradecer a Dama la atención que le daba a su ama, ella sonrió, la elfina había sido un gran apoyo desde que entro en Londres y la encontró, bueno más bien la criatura encontró a Sira el mismo día que sus pies pisaron Ottery: - Dama solo vive para servir a su ama Sira y ahora a su pequeño señorita Kutsy- Dijo Dama levantándose para ir a pedir algo dulce para Sira y su tía, sentía que su ama necesitaba comer y no debía demorarse más, tenía que cuidarse. La castaña sintió el abrazo consolador de su tía y ella le correspondió con la misma intensidad, poco a poco iba recobrando las ganas y la alegría, aunque estaba segura que aquel suceso no lo llegaría a olvidar jamás:- Fue tan horrible tía, aquel hombre era asqueroso a veces siento sus manos aun sobre mí y me repugna- Dijo en sus brazos, ahora separándose para escuchar a su tía: - ¿Enserio? Dime tía, ¿Qué es eso?- Una sonrisa de emoción se dibujo en su rostro, después de días, tenía ganas de sonreír.
  13. Sira miraba a todos lados nerviosa, no se sentía bien fuera de su habitación, pero su tía quería animarla y se lo agradecía por ellos, llevaba varios días desanimada, decaída y eso ella lo había notado. Vio como Dama se levantaba hacia la barra, lo que hizo que la demonio se horrorizase, de pronto se imagino como de la puerta entraba de nuevo aquel hombre que con paso firme se acercaba hacia ella: - Dama no, no vayas, seguro que ahora vienen a atendernos- Dama viendo la cara de horror de su ama prefirió quedarse en su silla sin dejar de mirarla. Pero no eran alucinaciones, la puerta del local se había abierto, pero en su lugar había aparecido su tía que la buscaba con la mirada: - Señorita Kutsy, aquí- Alzo la mano la pequeña elfina facilitándole el encuentro de con su sobrina. Kutsi se acerco a ellas con las manos en la espalda, su tía derrochaba cariño por cada poro de su piel. La demonio sintió el abrazo que ella le dio, Sira le correspondió como pudo, llevaba días sin demostrar cariño a nadie, le costaba aun ser como había sido: - No me atrevo a salir sola de casa- Explicó ante su tía la presencia de Dama, esperaba que su presencia no la incomodase. Sus frías manos fueron envueltas con las de su tía, aquel contacto era agradable:- Lo sé tía, y yo os lo agradezco, pero…- De repente sobre su regazo un oso de felpa la miraba con un gran moño rosa como adorno. Esbozo una pequeña sonrisa, hacia mucho que no lo hacía, aunque pronto dejo de serlo para convertirse en una mueca acompañada de unas lagrimas: - Tía enserio es hermoso, muchas gracias- Aquello le había recordado el asunto de la desaparición de Aster.
  14. Era la primera vez que la castaña salía de su casa después de llegar de Venecia, el lugar donde habían abusado de ella sin compasión. No iba sola, le daba miedo salir sola a la calle, con ella su pequeña elfina que la acompañaba a todos lados si alguien de su familia no podía. Iban sin mediar palabra, normalmente la joven era muy dicharachera y siempre mantenía una conversación con su pequeña criatura pero ahora sus ganas de hablar habían desaparecido, le costaba ahora transmitir todo lo que sentía, su alegría, y aquel brillo en su mirada que tenía había desaparecido, aquel acto la había marcado, además a eso había que añadir que Aster había desaparecido. No se hubiese aventurado a salir, si su tía Kutsi no le hubiese planteado en quedar fuera de todo y todos para intentar que la chica olvidara todo lo que había pasado. Llevaba la mano apoyada sobre su tripa, la cual había crecido desde que fue a ver a Mekare, pero no lo suficiente como para que se notara a la vista, tenías que fijar muy bien la mirada, y la Loveless ya había comenzado a llevar vestidos mas holgueros. - Señorita, ¿se encuentra bien usted y el pequeño?- Dama se había vuelto muy protectora desde que se había enterado de lo sucedido, y al ver a su ama con la mano en su tripa se horrorizo. Por suerte el bebe se encontraba bien después de lo sucedido. Llego al local de su primo Deiwan, ahí se había citado con su tía, aquel lugar era tan acogedor que le gustaba, además hacia mucho que no lo pisaba y debía de ingerir algo de azúcar, se sentía decaída, no comía bien, había perdido las ganas. Al entrar se dirigió hacia una de las mesas del fondo, no quería que nadie la viera, no quería ser reconocida y aunque sabía que su agresor estaba muerto, tenía miedo. Espero a su tía, sentada con Dama al lado.
  15. Anne comenzó a dar órdenes tanto a elfos como a aquel fantasma metiche, además de cómo buena anfitriona disculparse ante las visitas. Sira saludó con la mano a Juve, su madrina, hacía mucho que no la veía pero todo había que decirlo, a veces le daba apuro acercarse a ella, para la castaña, Juve era como su ídolo, y no la quería molestar. Quedaron en el vestíbulo, la castaña volvió a mirar al fantasma y le sacó la lengua como si de una niña se tratara y volvió la mirada a Anne:- Amm…bueno eso no te puedo responder, yo solo desee aparecer junto a él y aquí llegué:- Comenzó a explicar meciéndose sobre sus tacones:- Llevamos unas noches durmiendo fuera…posiblemente por eso no lo sabías, esto… soy la novia de Aster- Sira no podía creer como Anne no se había dado cuenta aun de lo que sentía por el moreno, no se ocultaba en darle muestras del amor que sentía por él: - Pero él me dijo que no sabía qué relación había entre ustedes dos, yo le pregunté, pero me dijo que buscaría las respuestas a sus preguntas:- Sira comenzó a hablar rápido igual que ella, muchas preguntas daban respuesta, no sabía cómo podría reaccionar Aster ante todo aquello, aunque conociéndolo seguro que no se enfadaría o eso creía: - Anne, de verdad te digo que estoy plenamente enamorada de él- Sira se acercó a su profesora y la tomó de sus manos mirándola con sus ojos negros los cuales transmitían sinceridad.
  16. Sira al tiempo que miraba a Anne, un fantasma pasaba a su lado, ella lo siguió con la mirada hasta perderlo de vista. Anne estaba cruzada de brazos, mirándola a la espera de una explicación, la castaña sonrió, al menos lo intentó ya que muchas ganas no tenía: - Bueno…- Dijo avergonzada:- Vine a ver a Aster, conjuré una pluma para que me llevara hasta él y me trajo hasta aquí pero…- Quedó callada durante un momento, su rostro estaba de un tono rubí que resaltaba con su vestido blanco:- Pero...no despertó- Terminó diciendo y comenzó a andar de un lado para otro nerviosa: - O no quiso despertar o no sé qué pensar, mi cabeza va a estallar- Comenzó a decir de una manera más rápida y casi intendible. Sira tenía aquel miedo metido en el cuerpo desde que vio aquel reflejo en la fuente, la ruptura con él: - Amm…y bueno…- Bajó su cabeza avergonzada, era verdad que había irrumpido en el castillo, podría a ver tomado la pluma y volver a su mansión pero odiaba trasladarse.
  17. El reflejo de la demonio mostraba a Sira terminando de colocar una cinta blanca sobre su cabello esta vez lacio y ondulado en las puntas, dejando su flequillo reposar a un lado, dio un último retoque a sus labios esta vez rosados y se levantó rumbo a su cama la cual estaba siendo colocada por Dama: - Señorita, ¿está usted segura?- Dama piensa que podría molestar al señorito Aster tan pronto- Dama la miraba con preocupación, Sira se había levantado con ganas de ir a ver al Gaunt, no se habían visto desde aquella mágica noche y estaba al igual que Dama preocupada: - Si estoy segura Dama, quiero verlo, necesito verlo, ¿lo entiendes?- Sacó su varita y apuntó hacia una pluma que reposaba tranquila sobre su mesita:- Portus- Susurro, la pluma brillo y quedo igual que estaba, había creado un traslador hacia el cuarto de Aster en el castillo Gaunt, esperaba que funcionase, no le gustaban los trasladores. Ajustó su vestido blanco que describía pequeños surcos sobre la tela, y tocó la pluma. De nuevo aquel látigo tomo a la joven dejando todo negro a su vista, hasta que por fin todo paró y se encontró en una oscura habitación ya que las cortinas permanecían aun cerradas, pero aquel olor era inconfundible:- Aster- Susurro con cuidado de no despertarle, antes de comenzar a caminar hacia su cama, se quito los tacones y los dejo en el suelo, sigilosa se acercó al lecho donde descansaba. Sira se sentó en el lado que quedaba vacío en la cama y torció su cuerpo hacia el de él que se veía guapísimo durmiendo, ella sonrió y acaricio su rostro y su cabello:- Cariño, buenos días- Le susurro al oído, alzando sus piernas hacia la cama y poniéndose encima de él ya que no respondía: - Aster, el día comienza, ¿quieres pasarlo conmigo?- Esta vez lleno su cara de pequeños besos y una sonrisa en sus labios. Una sonrisa que poco a poco se fue convirtiendo en una mueca, ella lo miraba y suspiró, nadie le quitaba de la cabeza que al moreno le pasaba algo, estaba muy extraño y Sira temía lo peor. Se levantó de la cama y fue al lugar donde había dejado sus tacones blancos, tras ponérselos se giró de nuevo hacía el licántropo:- No hace falta ni que te levantes- Dijo saliendo tras un portazo. Caminó con paso apresurado por los pasillos del castillo y llegó hacia las escaleras las cuales bajó hasta llegar al vestíbulo, encontrándose frente a frente con Anne, su profesora de la Academia:- Esto...yo...hola- dijo nerviosa.
  18. Sira había metido completamente la pata, él se había detenido ante sus palabras, pero quería que lo supiera todo de ella, no quería mentirle y más sobre ese tema: - No me siento incomoda, muero de ganas de estar en tus brazos- Lo besó con tanta pasión que volvió a descontrolarse. Aster la tumbo de nuevo sobre los cojines, recorriendo su espalda con sus manos para terminar en un ligero masaje que hizo que la castaña quedara medio dormida:- No imaginas lo que me haces sentir mi amor- Ella se giró para quedar frente a él, mirándolo a los ojos enamorada plenamente: - No quiero esperar- Dijo en un susurro con sus labios pegados a los del moreno. Cerró los ojos sintiendo su piel en sus manos que las recorría por todo el pecho de Aster: - Te amo- Después de aquello Sira quedó dormida con su rostro sobre el pecho del joven en unos días seria un día especial y no tendrían prisa.
  19. Dama, elfina de Sira Dama había vuelto a la estancia de su ama y su amado, ella sabía que aquel joven debía ser importante para su ama ya que nunca la había visto de aquella manera, y estaba segura que lo amaba. Dama quería proteger a su ama y sabia que lo que iba a decir ahora seria crucial para la pareja. Observo preocupada la escena. Sira miraba con ternura y amor al pelinegro que aun permanecía descamisado, haciendo que la castaña siguiera excitada y sedienta del placer que él le producía. Dama sonrió ante las palabras dulces del que sería su amo se notaba que se preocupaba y la amaba y vio que Sira sonreía: - Mi amor, no es eso, no te has sobrepasado ni nada de eso:- Comenzó diciendo su ama, sintiendo las manos de Aster por su cabello, lo que le provocaron unas cosquillas que le dio un escalofrío que su piel se estremeció: - No, no quiero cenar, te quiero a ti, me quiero entregar a ti, solo que…solo que…tú sabes que…- Comenzó a balbucear:- No sé qué hacer, nunca…nunca estuve con un hombre, sabes que tú has sido el primero en todo para mí- Su ama había soltado su más profundo secreto. Ella un día le conto como se había pasado la vida viajando por España, buscando respuestas a su condición demoniaca e investigando para sus estudios de medicina algo más oscura: - Además… ¿si no te gusta? ¿si no lo hago bien? Y no quiero que pienses que soy una libertina mi amor, solo que haces que mi cuerpo se estremezca bajo tus caricias, que olvide todo a mi alrededor:- La castaña dejo de hablar después de aquella confesión ante su amado entrelazando sus manos y mirando la foto de ambos volvió a besarlo tumbándolo sobre los cojines dejando su cuerpo encima del de él. Dama volvió sobre sobre sus pasos de nuevo a las cocinas.
  20. Dama, elfina de Sira. Dama, había entrado en el lugar sin percatarse de lo que sucedia, no entendía como su ama podía estar tan feliz, nunca había estado con un hombre y con el joven parecía que sabia lo que hacia, se quedo un rato observando la situación, no por curiosa sino para ver si la trataba bien y observo como, su ama, suspiró aliviada al notar que le gustaba la foto, era el recuerdo de su primera cita, Dama lo sabia, aunque fuera a través de una clase, los dos habían pasado el suficiente tiempo juntos como para descubrir lo que sentían el uno por el otro: - Bueno, espero que esta foto si la guardes- Dijo su ama con una sonrisa mientras el joven Aster miraba la imagen de ambos que sonreían completamente enamorados. La miró a los ojos, y tan pronto como dejó la foto en la mesa, se abalanzó sobre sus labios para comenzar un excitante, y placentero beso que ella recibió con ganas mientras lo abrazaba contra ella, ¿Qué hacia su ama?, Dama se llevo las manos a la boca: - No mi amor, gracias a ti- Escucho a su ama decir y se calló, sus palabras se desvanecieron para dar paso a una pasión que comenzó con los besos que hacían que la castaña se dejara llevar completamente por aquella pasión. Sira seguía besándolo dejándose guiar por sus sentimientos, las manos de él, y su deseo. Ahora sobre ella, Aster besaba su cuello haciendo que se estremeciera y encogiera bajo el potente cuerpo del rumano. Sus expertas manos la acarició sabían donde tocar a la castaña que apretaba sus fuertes brazos mientras mordía su labio envuelta por la pasión, “ama, ama, ¿Qué le pasa?” Susurro: - Aster…- Susurro con la respiración entrecortada a la vez que la colocaba sobre sus piernas. Sin dejar de besarlo, Sira temblorosa, tomó el bajo del jersey de él y lo alzó para arriba dejando el torso del moreno desnudo. Sus manos inexpertas acariciaron su suave piel. Sin dejar de mirar su pecho, la chica se acercó al cuello de Aster y comenzó a besarlo lentamente, subiendo hasta el lóbulo de su oreja que lo acarició con su lengua, Dama dio unos pasos hacia atrás torpemente ante todo aquello. Sira de pronto abrió los ojos y lentamente se separo de él, aunque sin dejar de estar sobre sus piernas. La Loveless estaba extasiada de placer sí, pero era una inexperta en aquellos tema, nunca había estado don un hombre, él lo sabía, y sin embargo sus impulsos le habían llevado a dejarlo a medio vestir. No quería que se pensara que era una libertina por hacer lo que había hecho, aun así estaba segura que no sabría seguir pero no dejaba de acariciar su ardiente piel: - Mi amor…yo…- Dijo despacio, bajando su cabeza y entrelazando sus manos con la de él, no sabía cómo decirle todo lo que pasaba por su cabeza, qué se hacía, como se hacía. Lo miró y le sonrió con ternura. Dama no quería ver más y dejó sola a la pareja.
  21. Hola vengo a pedir cambio de ficha, ha pasado un mes desde que la hice y espero se puda. Cambio de nombre Decia asi: Nombre del personaje: Sira Crowley Rambaldi Dira asi: Nombre del personaje: Sira Rambaldi Loveless Cambio de famila y padres: Decia asi: Familia(s): Crowley Rambaldi Padre(s) Sanguíneo: León C Crowley Padre(s) Adoptivos: León C Crowley Dira asi: Familia(s): Rambaldi Loveless Padre(s) Sanguíneo: Desaparecido Padre(s) Adoptivos: Rías W. Loveless Cambio en la historia, ahora dice asi: Año 1914, en España los últimos acontecimientos habían empobrecido al país, la economía iba en decadencia y solo unos pocos acaudalados sacaban la cabeza de aquellos años de hambre. Alrededor del país, una batalla comenzaba a librarse entre la triple alianza y la triple entente, batallando para conseguir más poder y territorio el cual conquistar. Nadie se imaginaba que en una calle de una ciudad española, tenia lugar un acontecimiento que pocos en aquella época lo deseaban, el nacimiento de un bebe, la mujer que daba a luz, tenia pensamiento desde el primer momento en dar a la criatura en adopción, no tenia las condiciones adecuadas para mantenerlo, era o ella o ver morir al bebe, la pobreza en la que se encontraba sumida no le permitía mantener a la niña, pues era una niña, así lo había visto cuando sin fuerzas, tras los últimos empujones, tomo a la pequeña niña y la envolvió en una manta raída, medio rota, pero era lo único que podía proporcionarle. Cuando tubo las fuerzas suficientes, la dejo sobre una cesta frente un orfanato de monjas. Llamo al timbre y salió corriendo dejando a su hija al cuidado de aquellas monjas. La niña que había nacido apareció con una nota entre sus ropas. Allí con aquel encanto que emanaba, enseguida fue adoptada con el nombre de Sira. La niña creció en un ambiente de lujos, rodeada de gente que la quería, estudio en los mejores colegios y universidades hasta convertirse en una autentica señorita, pero ella notaba algo en si misma que la hacía diferente a los demás, desde pequeña. No entendía porque sus manos se calentaban hasta temperaturas insólitas, porque sus ojos a veces se tornaban amarillos, sobre todo cuando se enfadaba. Aquello la trastornó y no tardo en contarle a su padre sobre sus extraños síntomas, a lo que él respondió con una historia acompañada de una nota que él le entregó. Aquella historia contaba como ella había sido adoptada, y que la nota que le daba explicaba como su madre al darla a luz, la entrego en adopción por no poder mantenerla. Sira escucho con atención, aquello que su padre, bueno el que había sido su padre le contaba. No tardo mucho en tomar la decisión de ir en busca de respuestas, no podía entender como una madre podía desprenderse asi de una hija. La joven castaña, dejo a su grandiosa familia y prendió el camino hacia el horfanato donde había sido adoptada. Las monjas fueron muy amables, pero lo único que pudieron decir fue que llego en una canastilla con unas ropas raidas, no sabían nada mas, solo una de ellas, la mas joven, pudo decirle que aquella noche aun de novicia, vio a una joven castaña dejarla en la puerta del lugar y que le diría donde podía encontrarla. Sira se lo agradeció con una donación al horfanato y fue en busca de su “madre”. No tardo en encontrar la choza de aquella mujer. Una mujer castaña, con ojos negros igual que ella la recibió son una extraña expresión de sorpresa, ya que la había conocido. Ella se acerco para poder abrazar a la joven que se echo para atrás. “No me toques, no me quisiste en su momento, ni te preocupaste de mi, ahora no vengas con muestras de cariño, no me valen” La voz de Sira había cambiado, ya no era la muchacha amable de siempre, sus ojos se habían vuelto amarillos, la rabia que le consumía por dentro se había apoderado de ella, con un empujon la mujer fue a parar contra la pared, dejo de moverse, ¿estaria muerta?, no le importaba, una mujer que no era capaz de cuidar a sus hijos no se merecía consideración, ¿para que se dejaba embarazar?. Pasaron los días, Sira vagaba por las calles de Madrid, había escuchado unas conversaciones de gente extraña, hablaban de un mundo paralelo, donde su mayor concentración estaba en Londres, se decía que había magia. Cada vez que escuchaba conversaciones de ese tipo, Sira se paraba, asi se paso los años, viajando por España, impregnándose de conocimientos tanto de ese Londres, como de medicina. Asi llego el dia de ir a Londres, adoptada por la familia Loveless, y acogida como prima por un italiano de apellido Rambaldi, Sira comenzo su nueva vida en aquel mundo de magia y encanto en Londres, estaba en casa. Cambio de Bovedas: Link a Bóveda Familiar 1: Boveda Rambaldi Link a Bóveda Familiar 2: Boveda Loveless Umm bueno espero que este bien asi, gracias!
  22. Ella sonrojada, sonrió ante las palabras de Aster. La Loveless cerró los ojos despacio y sintió de nuevo los labios contra los suyos y lo saboreo como si fuera el ultimo. No podía imaginar lo feliz que le hacia estar con él, sentía que podía morirse si él la dejaba: - ¿Para siempre?- Pregunto como niña la castaña mientras volvían a besarse una y otra vez disfrutando del roce tanto de sus cuerpos como de sus labios. Volvieron a ponerse rectos, se acicaló el enmarañado cabello y con una mano acaricio el rostro de Aster y lo miró a los ojos, tierna, cariñosa y enamorada: - Aster cariño…como sabes eres el primer hombre que me ha besado, el primero que me hace de sentir todo esto, creo que mi corazón solo palpita ahora por ti- Dijo sin dejar de acariciarlo, abriéndole su corazón por completo: - Porque la verdad es que estoy loca, profunda, sincera, y apasionadamente enamorado de ti- Terminó diciendo, dejándose llevar por las manos del joven hacia su cuerpo. Era verdad que tenían que comer, el amor no iba a alimentar sus estómagos, pero ella estaba tan extasiada de placer que se había olvidado de la comida, pero era mejor que pararan ya que ella no sabia que hacer en aquellos momentos de intimidad, pero como le había dicho Cye, que la naturaleza le ayudaría: - Cariño, quiero ser completamente tuya- Le dijo susurrándole al oído, mientras un elfo hacia aparición, era Dama que regresaba con una bandeja repleta de comida: - Dama trae la cena señorita, un cuscus de pollo y verduras, unas especie de croquetas rellanas y un arroz con leche- Dama había llevado lo que los elfos del lugar le habían entregado, aunque no sabia si eso a su ama le iba a gustar. Tras dejar los platillos sobre la mesa, Dama le entrego un pequeño paquete a Sira:- Gracias Dama- La elfina se retiro y Sira volvió a mirar a Aster sonrojada: - Ten mi vida, esto es para ti- En el interior, se encontraba la foto enmarcada de ellos dos el dia de su salida al callejón Diagon, su primera cita juntos, aunque fuera una clase:- Te amo- Le dijo dándole un beso casto en la mejilla.
  23. “Te quiero a ti”, las palabras de Aster resonaron en su cabeza, la cual pronto dejo de usar para dar paso a la excitación que sentía cuando él la tocaba, le acariciaba o la besaba. Sira enseguida sintió como las fuertes manos del joven la volvían a tomar por la cintura y la acomodaba sobre los cojines que hacían de asiento. Sira comenzó a sentir los frenéticos besos del joven por su cuello a la vez que dejaba exhalar pequeños suspiros de placer. Notaba como su piel se calentaba, ella se dejaba llevar por las manos de él, sus instintos hicieron que ella lo abrazara contra su cuerpo que se dejaba llevar por las emociones de aquellos besos que la volvían loca: - No…mi amor…- Entre jadeos y sin respiración, Aster se separo de Sira lo que provoco que la castaña deseara que no parase. Aquel momento de pasión de la pareja le habían parecido segundos. Nunca había experimentado todo aquello, pero estaba segura que no quería que el moreno dejara de hacerlo, seguía excitada Aster comenzó a preparar el té que les habían servido, mientras ella se colocaba el cabello que había quedado en una maraña y bajaba su falda que se había vuelto a subir unos centímetros. Ella no podía controlar lo que estaba sintiendo, Aster la había vuelto loca de amor y pasión: - Si esta rico- Dijo con una sonrisa y aun con la cara colorada y candente, Sira dejo el té en la mesa, si estaba delicioso, pero ella prefería beber el aroma de él: - Me gusta el cuscús- Comenzó a decir mientras repartía tiernos y delicados besos por el cuello de Aster,sus manos inexpertas subian y bajaban por los brazos de él, disfrutando del sabor de su cuerpo, si a ella le hacia aquel efecto, ¿Por qué a él no? Siguió besándolo y pasando su lengua por el lóbulo de la oreja del chico, no sabía si eso le llegara a gustar, no tenía nada de experiencia en ello pero en ese momento era lo que le apetecía: - Me gustan los falafel- Continuo hablándole al oído en un susurro:- Pero lo que más me gusta eres tu amor mío- Le dijo sin dudar, completamente llena de amor, sin dejar de besar su cuello. Estaba cada vez más y más enamorada.
  24. La caja de bombones la paso hacia su compañera para que la envolviese con un papel y un lazo digno del establecimiento. No estaba segura donde los comería, pero si con quien los iba a compartir. EL joven tendero comenzó a recitar su pedido, que era bastante largo, en otras circunstancias no le hubiese importado, pero desde que llego a Londres, había tenido que ajustarse el cinturón, ya que su gran fortuna, después de cien años estaba llegando a su fin, y aun no había comenzado a trabajar: - Vaya, gracias por los descuentos- Le dijo con una sonrisa mientras abría el bolso para pagar:- Aquí tienes, 16 galeones con 8 sickles- Sira pagó y tomo los paquetes con cuidado, los bombones en su bolso, la tarta envuelta con una caja color beige y un lazo marrón en su mano derecha y las bombas de nata colgaban de su dedo anular por el lazo que le habían colocado. Como pudo salió del lugar rumbo a su casa.
  25. Aster se presentó delante de Dama a lo que ella lo miró y le tendió la mano. En ese momento Sira se acordó de cuando encontró a Dama en la calle, más bien ella la encontró a ella, nada más llegar a Londres. Dama comenzó a seguirla y así se hicieron amigas: - Bueno ya se acostumbrara, porque no tengo pensamiento de dejarte nunca- Sonrió con picardía, Aster sería solo para ella. Se besaron intensamente, y el joven la tumbo sobre el fornido cuerpo del joven, sintió sus manos en su espalda mientras se acomodaba mejor sobre él: - No creo que haya mejor sitio para estar- Le dijo olvidándose por entero de la cena, el té y todo lo demás. Ella después de besarle de nuevo con fervor, se puso en horcajadas sobre Aster y lo miro desde arriba, retirándose el cabello de la cara que se había echado hacia delante y lo miró con ternura mientras sus manos se introducían por debajo del jersey de Aster, su piel era firme y suave, y sus yemas la recorrían con lentitud tocando cada centímetro de su piel: - Estaba pensando… ¿Qué quieres de cenar mi amor?- Ella se mordió el labio inferior mientras lo miraba a los ojos. Dama ya se había retirado dejándolos solos arrastrando los pies, siempre lo hacía cuando estaba enfadada, pero ahora su mente, su cuerpo estaban centrados en su corazón, y su corazón estaba centrado en Aster que se lo había ganado en pocos días y estaba feliz.

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