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Sira Loveless Haughton

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Todo lo publicado por Sira Loveless Haughton

  1. Sira estaba encantada con sus pedidos, todo era perfecto, las bombas los bombones y la tarta, que deliciosa la tarta, le encantaba: - Me gusta la primera caja, todo es perfecto- Dijo con una sonrisa, estaba deseando comenzar a comer la tarta que con todo aquel chocolate parecía que la llamaba incitándola a comer: - ¿Que precio me harás? no soy muy adinerada-Le dijo al dependiente, aunque parecía que rebosaba de dinero, lo cierto y verdad es que al no trabajar no había tenido aún ingresos:- Tiene todo una pinta deliciosa- Dijo relamiéndose los labios esperando poder llevárselo ya.
  2. Sira había guiado a Aster hasta “The Arabic Place”, un lugar bastante intimo, donde lo árabe se mezclaba con lo londinense. No tenían reserva, la verdad solo esperaba encontrarse allí a su elfina con las sorpresas que había preparado. Dama avisada con anterioridad por Sira con una especie de moneda que las dos llevaban para comunicarse, debería estar allí. La pareja se encontraba fuera admirando el lugar abrazados para después fundirse de nuevo un beso antes de entrar en el lugar. La castaña abrió la puerta, al entrar un delicioso aroma a incienso de frutas la azoto gratamente. Estiro del brazo de Aster con una sonrisa de niña: - Vamos cariño- Le dijo estirando de él, ya que se había quedado parado mirando el lugar. Ella no había estado nunca allí. Todo estaba muy bien decorado, de las paredes colgaban hermosos telares, los altos techos terminaban en punta medio ovalados, había mullidos cojines de colores llamativos por todos lados. Era bastante hermoso, se alegró de estar en aquel lugar. Avanzaron un poco mas por el pasillo de entrada y Dama salió a su paso:- Señorita Sira, que bien que ha llegado, Dama obedeció sus ordenes, Dama vio la moneda que vibro en los bolsillos de Dama, Dama le trajo la foto y reservo mesa, pero Dama no sabe si hay habitaciones en este lugar- La elfina sonrió orgullosa de su trabajo, pero terminó haciendo sonrojar a la castaña con sus últimas palabras. Era cierto que le había pedido que preguntara por las habitaciones, pero en ese momento se moría de vergüenza, ¿Qué pensaría Aster de ella? Se volvió hacia el dueño de su corazón con una tímida sonrisa: - Es mi elfina Dama, me ha hecho mucha compañía desde que llegue aquí por primera vez- Aclaró tímida ante la elfina. Dama veía a Sira extraña, ella la miro con detenimiento, estaba cambiada, más feliz, rebosante de alegría y con un extraño brillo en sus ojos que nunca había visto: - Señor y señorita, sigan a Dama, ya he acordado con los elfos del lugar donde se podrán sentar- Dama un poco molesta, ya que Sira aun no le había presentado a Aster, los guio hacia uno de los salones. El lugar, decorado con el mejor gusto árabe, se encontraba vacío, era perfecto para los dos. Dama los acompañó hasta una mesa, la cual se encontraba casi en el suelo, la pareja se sentó en los mullidos cojines que la rodeaban. Sira carcajeó, eso era muy extraño, pero cómodo a la vez. Unos elfos antes de pedir aparecieron con unos tés que dejaron encima de la mesa mientras ambos se decidían que pedir: - Dama, deja de ponerte así ¿quieres?- Le dijo a su elfina:- Este es Aster, mi…esto…mi novio- Sira casi tartamudea al decirlo, no habían definido su relación, no hacía falta sus sentimientos hablaban por si solos. Sonrió a Aster con el rubor en sus mejillas a la vez que Dama se volvía hacia él sorprendida y sin palabras: - Cariño perdónale, no está acostumbrada a compartirme- Sira como una niña pequeña gateo por los cojines hasta donde se encontraba Aster y lo beso en los labios, un beso tierno y ardiente mientras acariciaba su cabello con cariño.
  3. Ante la respuesta del dependiente, Sira sonrió gratamente, era un alivio que allí existiera esa delicatessen, al mostrársela Sira torció los labios en un moín, no le gustaba aquella franja blanca que rodeaba los bombones, en su opinión, aquel bombón se comía solo, sin ningún acompañamiento, ya que por si mismo era una delicia: - La quiero entera, pero ¿puede ser sin estas franjas blancas?- Le dijo señalando con el dedo lo que quería quitarle, por lo demás la tarta era exquisita:- Ademas de la tarta, quiero una caja de solo bombones y unas bombas de nata, ¿puede ser?- A Sira le encantaba la nata, era uno de sus dulces favoritos, por no decir el único. El chocolate, los bombones...todo aquello le gustaba, pero nada como la nata, tan esponjosa, dulce en su medida, y sabrosa, se relamía solo de pensarlo.
  4. Anna había desaparecido tras su conversación, las prisas que le entraron no le dieron tiempo a explicarle a Sira el porqué de su partida. La castaña se había quedado un largo rato en aquel lugar, pero ya era hora de retirar. Antes de nada llegó hacia el mostrador: - Hola, me gustaría saber si además de Macarons, tenéis tarta de Ferrero, es un bombon muggle delicioso- Aclaró la Rambaldi, tenia antojo de aquella deliciosa tarta y si además tenia alguna caja solo de bombones, también se la llevaía. No estaba segura de que allí pudiera encontrar aquel antojo, pero no perdía nada por intentarlo, se la llevaría a la Academia para ella, aunque posiblemente si la compartiera con cierto caballero, esperó paciente a que le resolvieran la duda.
  5. Ella sonrió, aquella bruja la estaba intrigando y quería que le contara lo que le había pasado en los asuntos del amor, ella tenía poco que contar, tenía cien años que había pasado viajando por toda España investigando las enfermedades y buscando a la única familia que tenía, su primo Deiwan, el cual creía a ver encontrado: - Pues me gustaría poder encontrar a esa persona que describen en mis novelas, aunque no termine bien, pero me encantaría enamorarme, aunque lo veo difícil- Dijo con una sonrisa, aun no sabia lo que le depararía con Aster, por lo que aunque se sentía bastante atraída por él, no quería abrir su corazón: - Bueno cuéntame que es lo que pasa por tu linda cabecita roja- Dijo tras una sonrisa mirándola atentamente, esperando que pudiera contárselo, no quería presionarle, pero quería que supiera que estaba allí para lo que le hiciera falta.
  6. Hola!!, vengo yo otra vez, XD solo queria pedir un cambio en la familia, que sea mi familia sanguinea pero solo sobrina de Dei, asi tal cual, que ponga en el arbolito sobrina de Deiwan, que quedara muy bonito y me dara un pin y muchos galeones para comprarme un perrito cuando termine mi curso en la academia jajaja. pues bueno esos cambios! *desaparece*
  7. - A ver fue su idea, pero yo lo encargué porque él no podía- Aclaró ante la cara que había puesto la pelirroja. La chica miró a su alrededor con un gesto de nostalgia, cosa que intrigo a Sira que llamó su atención: - ¿Qué te pasa?, ¿Por qué miras con esa cara el local?, ¿algún recuerdo?- Dijo a modo de interrogatorio, mientras ella le aclaraba que no se volvería a enamorar, pero que Gerard podría cambiar su manera de pensar. Sira se quedó sorprendida ante los comentarios de su amiga, ¿Cómo no iba a enamorarse?: - ¿Cómo que no te vas a volver a enamora?, debe de ser hermoso ese sentimiento, claro si es correspondido, yo solo he oído hablar de ese amor y bueno lo he leído en mis novelas, pero nunca lo he sentido- Confeso con un tono melancólico. Siempre le habían atraído aquellas historias de amor que los personajes de sus novelas describían en cada página, pero nunca había buscado o simplemente no había llegado. Su búsqueda centrada en su padre no le había permitido pararse a pensar en hombres y mucho menos en el amor, más allá de sus novelas: - Bueno, peor es lo mío, nunca me he enamorado- Su voz se había vuelto algo nerviosa y describía a la vez una sonrisa de la misma manera. Ella le agradecía el pergamino con la dirección del local: - Y no había estado a solas con un hombre, hasta que quede con Aster en la Academia- Aclaró, mientras recordaba las leyendas que el joven le contaba.
  8. - Bueno el demonio que habita dentro de mi tienes sus…peculiaridades- Informó ante la pregunta de aquel destello amarillo. Su demonio de fuego a veces si aparecía tras su mirada, sin hacer nada pues la mente de Sira era más fuerte que él, a no ser que perdiera los papeles y aprovechara el momento para apoderarse de ella: - Su idea si pero sugerida por mi- Informó aclarando las dudas de la pelirroja que tomaba su licuado rápidamente, seguramente estaría aun alucinando con todo aquello, y esperaba que Gerard cumpliera como un caballero, sino se las tendría que ver con ella. Al terminar su batido, y ver la cara de su amiga ella sonrió. Se puso contra el respaldo de la silla y cruzo los brazos bajo su pecho y la miro como una madre mira a su hija: - ¿Con que no te enamorabas? - Dijo con una sonrisa y alzando una ceja, al ver como miraba las rosas que tenia al lado y que habían sido enviadas por el rubio que la tenia de cabeza:- Pareces una niña pequeña con zapatos nuevos- Descruzo los brazos y de su bolso blanco saco un trozo de pergamino y para sorpresa de Anna un bolígrafo, un artilugio muggle, pero a Sira no le gustaban para nada las plumas, y paso a la chica la dirección del restaurante.
  9. Había escuchado las palabras del elfo a lo lejos, su padre estaba herido en su habitación, fueron las últimas palabras que el elfo le dijo antes de encerrarse por horas en la biblioteca a leer sobre medicina mágica, no tenía idea de que era lo que a su padre le pasaba, ni sabría curarle, pero al menos tomaba conocimientos para su trabajo en el hospital. El elfo volvió a pasar por la biblioteca, en la cual se encontraba sola ya que Dama había ido por algo de tomar, informando a Sira que su cuarto estaba preparado en la segunda planta. Ella agradeció la información con un asentamiento de cabeza. El elfo estaba saliendo por la puerta ya que habían tocado cuando la castaña lo llamó: - Discúlpame por mi comportamiento de antes, no quería ser descortés, llevo años buscando a mi padre, y seguir sin verlo creo que me trae de cabeza- Sira había llegado a la altura del elfo que la miraba desde abajo con una sonrisa agradable. Ella se inclino y dio un delicado beso a la cabeza del elfo que rápidamente fue a abrir la puerta. Ella sonrió y comenzó a subir las escaleras. Era pasada la media noche cuando había decidido salir de aquella biblioteca, todos aquellos datos de pociones, curaciones y encantamientos, iban de un lado a otro de su cabeza, no sabía cómo podría usarlos cuando la llamaran del trabajo, pues nunca había utilizado una varita. Subía las escaleras, había llegado al segundo piso, una placa de oro lucia en una de las puertas que se encontraba a su derecha, su nombre estaba escrito en ella, pero no paso. No sabía a ciencia cierta dónde podría encontrar la habitación de su padre, pero algo la llevaba hacia una parte de la casa, tras andar unos minutos, que a ella le parecieron eternos, había llegado a una gran puerta doble, donde podía leerse, León C. Crowley, había llegado. ¿Estaba preparada para ver a su padre? Aquella pregunta hizo que su cuerpo comenzara a temblar, los nervios se habían apoderado de ella. ¿Seria capaz de verlo tan herido como el elfo le había informado?, aquello medio derrumbo a la castaña. Desde su llegada a aquel mundo mágico, había pensado en su padre como un héroe al que nadie le hace daño, y ahora…ahora le decían que estaba herido. Suspiro y soltó el aire por su boca, colocó su falda y su camisa, no quería verse mal la primera vez que viera a su padre, y tocó la puerta. Después de hacerlo, los nervios pudieron con ella y la abrió, lo que vio allí la termino por derrumbar. Su padre se encontraba encima de su cama, con la espalda ensangrentada, inconsciente, con un elfo tratando de curar las heridas. Sira se llevo las manos a la boca y comenzó a llorar silenciosamente. Las lágrimas recorrían su fino rostro mientras se acercaba a la cama de su padre, el elfo la miraba estupefacto al verla. Ella se sentó sobre sus rodillas en el suelo al lado de la cama, y vislumbro a su querido padre, aparto el cabello de la cara sudorosa del hombre que se encontraba frente a ella. El elfo le dio un paño blanco húmedo, casi seco, y ella lo paso con cuidado por la frente de León de una manera maternal. En completo silencio.
  10. La miró detenidamente y Anna pudo ver un destello amarillo en los ojos de su amiga que pronto desapareció, en su lugar alrededor de los ojos negros de la chica había una delgada línea roja que bordeaba su iris, ella le propino una sonrisa irónica: - No me mosquees y no te pasara nada- Dijo seriamente para después soltar una carcajada al unísono con Anna. Ella sabía que sería imposible que la atacase o que le hiciera daño, no acostumbraba a hacerlo a la gente que apreciaba y quería: Termino su pastel y comenzó con el batido el cual tenía todo mezclado y fusionado dándole un toque mas dulce al chocolate, ella arrimo a sus labios rojos la pajita que sobresalía del vaso y comenzó a beber: - Las flores fueron idea de Gerard, según se, y yo lo se todo- Sonrió sarcástica- Tiene algo mas para ti- Dijo recordando lo que Gerard le había preguntado y hecho, pero decidió guardárselo para ella, ya que lo comprobaría cuando llegara el momento. Comenzó a pensar por un momento en las clases y las tareas que habían tenido, recordó el casto beso que había dado a Aster en la mejilla, solo fue un momento lo que basto para sonrojarse de nuevo, pronto volvió de nuevo a la cafetería con Anna y tomó otro trago de su delicioso batido: - ¡Vieja!, como que vieja, no ves lo bien que me conservo- Le dijo levantándose del asiento y mostrando su cuerpo:- No me digas vieja que como te enfermes no te curo, recuerda que soy médico- le dijo guiñándole un ojo: - Y deja de fingir que si sabes dónde queda el lugar- Dijo acabándose su batido haciendo un ruido algo molesto al acabarlo.
  11. Miraba a la pelirroja con cara de picardía, claro que ella tenía que ver en todo aquello, a decir verdad todo lo había organizado ella, quería darle una sorpresa a su amiga, y lo había conseguido, sabía que tras esa fachada de niña indomable había una dulce y tierna brujita. Carcajeo ante los comentarios de la chica, y tomo una porción de su tarta antes de continuar mientras removía lentamente su batido haciendo que la nata se mezclara con el líquido marrón: - Bueno he de decir, que soy la causante de todo- Dijo después de tragar el pequeño trozo de tarta y comenzando a partir otro. Mientras hablaba le quitaba importancia al asunto, ella estaba satisfecha con ver la cara de felicidad de la pelirroja, y con eso le bastaba: - No soy yo la única que vela los vientos por un chico, y no podía desperdiciar el momento de unirte con Gerard, ¿acaso crees que no me he dado cuenta de lo que sientes por él?, Anna te llevo más de setenta años, aunque no lo aparente- Dijo con una sonrisa y guiñándole un ojo, mostrando su juventud demoníaca, tenia cien años, pero eso Anna no lo sabía. Aunque Sira mostraba cierto interés por su compañero, iban de una manera lenta y delicada, como a ella le gustaba, sin forzar nada. Pero la joven y Gerard...era otro tema. - No me mires así, si tengo cien años pero aparento unos veintiséis, me conservo bien- Tomo otro bocado de su deliciosa tarta que se deshacía en su boca al contacto con ella. La explosión de sabor al dulce y amargo chocolate le encantaba. Anna seguía estupefacta por lo que Sira le contaba, solo dos personas más sabían de su condición: - ¿Es que no lo sabes?, soy un demonio, bueno el demonio esta dentro de mí, es un demonio de fuego, sale cuando quiere- Dijo sin darle importancia, no era cierto, solo salia cuando se enfadaba, mientras Anna leía la nota de Gerard:- Huy amiga, si sabes donde esta ese local- Le dijo con tono burlón, sabía que había estado dando vueltas por el callejón, era obvio que sabia donde quedaba.
  12. La castaña que tenia una gran sonrisa frunció el ceño e infló sus mofletes como si fuera una niña pequeña, había dado en la diana, la pelirroja sabia lo que le pasaba con Aster, pero no había querido decir nada, nunca había estado con un chico, nunca la habían besado: - Si me ponen con Aster, seria lo mejor del mundo- Le susurro acercándose hacia Anna- Pero a saber como nos pongan, y si me preocupa, porque no quiero que me manden sola- Confeso a la Crouchs pues había estado muy comoda en clase con todos ellos y no quería separarse, sobre todo de Aster. - Bueno pero no me quiero hacer ilusiones- El elfo que las había atendido les acerco lo que habían pedido justo cuando la puerta se volvió a abrir y un joven repartidor llevaba un gran ramo de rosas rojas. - Anna M Johnsson, ¿se encuentra por aquí?- Dijo gritando nada mas entrar, lo que hizo que Anna se estremeciera en la silla y algo avergonzada alzara la mano, lo que hizo que el joven se acercara y le diera el ramo. Aquellas flores desprendían un aroma embriagador y entre ellas había una nota que rezaba asi: “Te espero a las diez en el S&S Company” Gerard Simple y directa la nota la citaba en aquel lugar, Sira lo sabia, ella se había encargado de todo, y aun le quedaba por descubrir lo que le depararía al llegar allí, donde Gerard la esperaba. La Crowley sonrió: - Viste como la espera merecía la pena- Le dijo sonriendo, tras un suspiro, le gustaba organizar cenas, fiestas y ser un poco casamentera, pero debía de confesarse para si, que también le gustaría a ella.
  13. La campanilla de la puerta resonó dando entrada a Anna que llegaba con un portentoso vestido negro, sería ideal para lo que le tenía planeado. En su cara se dibujo una sonrisa de cómplice mientras recibía el beso de su amiga: - ¿No vas tu muy provocativa?, ¿a quien quieres impresionar?- Le dijo con una voz juguetona a la vez que alzaba la mano pidiendo al empleado que se acercara para tomarles nota. Ella había ido de compras y su vestido, no era tan provocador como el de la pelirroja pero le sentaba igual de bien. Cruzo las piernas por debajo y al llegar uno de los empleados, Sira pidió un trozo de pastel de chocolate y un batido con nata por encima con un poco de chocolate por encima: - Soy demasiado golosa con todo esto, ¿Qué pides tu?- Sira miraba para la puerta, no tardaría mucho en llegar lo que estaba esperando. Volvió a mirar a Anna que también miraba a la puerta como hacia ella, lo que le hizo soltar una carcajada: - Estoy bien, algo preocupada por las casas de la Academia, ¿nos pondrán juntas?, ¿Qué te parecería que te pusieran con Gerard?- Le dijo con gracia mientras levantaba las cejas. Sabia como Anna velaba los vientos por el joven de la Academia.
  14. Había mandado a Dama al castillo para dejar sus compras, no sin antes pasarse por la mansión Crouchs a dejarle un recado a Anna, en ese recado citaba a su amiga pelirroja a unos pasteles y un batido en el establecimiento de su tío Deiwan, bastante nuevo en el Callejón. Le había llamado la atención desde el primer momento, tenía un aspecto delicioso todo lo que mostraba, unos colores tenues, pero llamativos, un aroma embriagador, y no pudo evitar pensar en un café con su amiga. Aunque al principio no habían empezado con buen pie, se habían convertido en grandes amigas y confesoras la una de la otra de sus secretos. Sira paso a Ladré, la campanilla sonó anunciando su llegada, si el exterior era llamativo, el interior era genial. Mientras se quitaba los pequeños guantes blancos con círculos azules y tomaba asiento en una rectada silla situada en el fondo del establecimiento. Mientras se sentaba miraba con asombro las estanterías llenas de macaron, bombones y estuches de diferentes dulces para llevar. Dejo su bolso blanco sobre una silla y coloco el cuello de su vestido acomodándolo mejor sobre sus hombros. Guardo los guantes en su bolso y espero a que Anna llegara antes de pedir.
  15. El elfo quedo callado con las palabras que decía Sira, la nueva integrante Crowley, sorprendentemente muy parecida a su amo. Al no escuchar respuesta alguna, Sira tomo la determinación de ir a investigar por si misma por la casa. No entendía aquel silencio sepulcral del castillo, era todo muy extraño por lo que decidió esperar a ser atendida aunque fuera por algún miembro de la que ahora era su familia: - Deja eso en el suelo Dama, y ven- Le dijo en tono suave, arrastrando las palabras dando pequeños pasos y adentrándose en el castillo, dejando al elfo allí parado. A cada paso que daba sus zapatos resonaban en un eco por toda la construcción, era todo muy extraño. Su mirada iba de un lugar a otro, no sabía donde instalarse, tampoco tenía muchas pertenencias, procuraba viajar con pocas cosas pues no se quedaba mucho tiempo en el mismo lugar. Pensándolo bien, ¿para eso había buscado tanto?, ¿para estar de nuevo sola?, frunció el ceño, ahora caminaba de una manera más rápida, descontrolada. Sus pasos se detuvieron delante de una habitación, una enorme habitación, llena de libros. Paso sin pedir permiso, estaba algo sombría, parecía que hacía mucho que nadie pasaba en ella. Sin más dilación entro en la estancia con Dama tras de ella: - Señorita, ¿podemos estar aquí?- Dijo la elfina nerviosa mirando hacia todos los lados, estaba todo demasiado oscuro y tenía miedo:- no se puede pasar sin permiso- Le dijo con la voz temblorosa agarrando la pierna de Sira: - Dama, ¿no lo oíste?, soy la hija del patriarca, por lo que puedo estar aquí- Ella abrió las grandes cortinas dejando unos grandes ventanales a la vista, por donde la luz de la luna alumbraba el lugar, “vaya ya es de noche”, pensó para sí mientras se dirigía hacia las estanterías: - Bien, ¿Qué tenemos por aquí?- Dijo tomando un libro de medicina mágica y recostándose sobre el gran sofá de la sala y leyendo sobre pociones curativas: - Dama, siéntate y descansa, lo necesitas- Dijo a su elfina que subió como pudo en un sillón y quedo dormida al instante.
  16. Bueno vengo a pedir que no me incluyan en el arbol, pero como aun no estaba no sera mucha molestia bueno fue bonito permanecer en su familia mientras duro, gracias por su hospitalidad, y nos vemos por los rincones mas inesperados de Londres *desparece* Creo que rellene las tres lineas, bueno pues entonces me voy!!
  17. Había permanecido demasiado tiempo ahí parada siendo observada por aquel elfo que la mantenía aun en el umbral del castillo, ¿Quién se creía que era para mantenerla de aquella manera tan inapropiada? Por fin abrió sus finos labios para decir lo que ella mas temía desde que había llegado: - ¿Cómo que no se encuentra en condiciones?- Dijo sin alzar mucho la voz, no quería armar un revuelo en aquel lugar que no conocía y mucho menos perder la compostura. Comenzó a quitarse aquellos guantes blancos y largos que cubrían sus pequeñas manos que comenzaban a calentarse, algo que no terminaría bien: - No me pienso ir hasta ver a este señor, después de cien años de búsqueda me merezco respuestas- Se encaro a aquel elfo enseñándole aquella nota que había permanecido con ella desde que su padre adoptivo le había confesado la verdad. No estaba dispuesta a irse, a volver a dormir en lugares fríos, lúgubres, expuesta a peligros que ni ella misma podía imaginar, y ahora cuando estaba cerca, un elfo quería sacarla de aquel castillo. Estaba a punto de entrar en cólera, notaba como aquella sensación candente envolvía su cuerpo. Dama se alejo un poco de ella temiendo lo que iba a suceder, aun sin dejar de mirar a aquel elfo que seguía hablando: -No tengo que ser adivino, señorita Sira, para saber que usted es una hija del amo León. Es por eso que está acá ¿verdad? ¿Para conocer a su padre?- ¿Su padre?, aquella sensación comenzaba a mitigar, ¿había encontrado a su padre?, pero ¿Cómo un elfo sabía lo que iba buscando?, debía de conocer bastante bien a la familia. Se tranquilizo y aun respirando con dificultad la temperatura de du cuerpo había descendió hasta la normalidad: - Si, cierto, es a lo que vengo, ¿y quieres que me vaya?, ¿Dónde se encuentra?, ¿no crees que después de recorrer España entera, lo menos que quiero es irme?- Dijo dándole los guantes a su elfina que los guardo en el bolso que llevaba como maleta.
  18. Una Sira cansada, sucia y algo despeinada, apareció andando en las inmediaciones de aquel paraje al cual le habían llevado sus informadores. El paisaje se veía bastante hermoso, con un color verde intenso que reflejaba claramente las luces del sol que lucía en pleno cielo descubierto de nubes. Llevaba caminando un buen rato, a su espalda llevaba días de búsqueda, que aunque hospedada en lo más lujoso de aquellos parajes, el cansancio se notaba en aquel bello rostro, eso sí, inmaculado. En su viaje portaba un bolso de mano, un Loui vuitton, en el que llevaba sus enseres más esenciales, compraba lo que necesitaba en el mismo momento, lo llevaría ella misma, pero desde hacía unos días, al poco de llegar a Londres, una especie de criatura pequeña, con orejas puntiagudas, con pelo lacio negro enroscado en una trenza, se junto con ella y no la dejaba hacer nada, algo que Sira agradecía. Acostumbrada a no hacer nada, tan solo ocuparse de su aspecto, había dado gracias de que aquella criatura, lo que denominaban elfo, la hubiese elegido a ella. Se llamaba Dama, era hembra y decía que la serviría para siempre. Tras escuchar lo que era un elfo, Sira la acogió con ella y desde entonces se convirtió en su compañera de viaje, convirtiéndose también en su confidente y guardián de todos sus secretos. Allí estaban las dos Dama con el bolso de Sira, y la misma Sira, respirando hondo aquel aire puro, pero ella era una cosmopolita, una niña de ciudad, y no era algo que le impresionase. Volvieron a emprender la caminata, adentrándose en las calles de Ottery. Caminaban despacio, deteniéndose en cada una de las entradas de todas aquellas edificaciones que se alzaban frente a ella, unas más grandes que otras, pero conservando su riqueza y belleza, algo que fascino a Sira. En lo más alto de la calle, como resurgiendo de la tierra, un castillo blanco destelló en los ojos negros de la joven. Apresuro el paso, haciendo mover grácilmente aquella minifalda gris de pana con líneas finas en blanco describiendo cuadros, que se posaba sobre sus perfectos muslos cubiertos por unas medias tupidas en blanco. Dama la seguía de vuelta con el bolso de ella sobre su cabeza. Había estado en lo cierto, aquel castillo pertenecía a la familia Crowley, el mismo apellido que aparecía en aquella nota que llevaba apretada en su mano envuelta en unos largos guantes blancos. Llamó y las puertas se abrieron, otra criatura casi igual que Dama, apareció tras aquellas inmensas puertas con ojos grandes: - ¿Qué desea la señorita?- Pregunto con voz chillona mirando los ojos de la joven que lo miraba con altanería: - Soy Sira, el apellido no importa, no tengo, vengo en busca de León C. Crowley, espero que este aquí,- Su voz resonó por todo aquel pasillo del castillo, esperando que aquel León apareciera.
  19. Bóveda de Sira Loveless Haughton 1.- Link al tópico de su ficha de personaje: Ficha 2.- Link de las bóvedas de negocios que posea el personaje: 2.1.- Negocio Activo: -- 2.2.- Negocios cerrados: Bóveda 104076 Negocio The Crystal Serenity Bóveda 104505 Negocio Dulces Tentaciones 3.- Link del topico de registro de sus familias: Familia Nº 1: Familia Rambaldi Familia Nº 2: Familia Loveless -> Matriarca - Familia cerrada 4.- Link a las bóvedas de sus familias: Bóveda Familia Nº 1: Familia Rambaldi #101420 Bóveda Familia Nº 2: Familia Loveless #104681 - Bóveda cancelada Información Privada de Gringotts (Sólo la Dirección del Banco puede modificarla) Saldo en bóveda previo migración 2021: 42540 G
  20. Hola venia a decir que ya postee mi ficha, fue ayer pero se me paso venir por aqui a decirlo, mi maldita cabeza, pero bueno pues eso que ya la postee espero que todo este bien y enseguida me la acepten para ir a hace mi boveda y demas registros que hay que hacer, que tenga un buen dia!!!!
  21. http://img2.timeinc.net/instyle/images/2009/GalxMonth/04/042709_blair2_300x400.jpg Nombre del personaje: Sira Rambaldi Loveless Sexo: Femenino Edad: Joven, 100 años, aparentando 26 Nacionalidad: Española Familia(s): Rambaldi Loveless Padre(s) Sanguíneo: Rías W. Loveless Padre(s) Adoptivos: -- Trabajo: -- Poderes Mágicos: Rango Social: Unicornios de Plata Bando: Neutral Rango dentro del Bando: -- Puntos de poder en objetos: 20 Hechizos adicionales: Puntos de poder en criaturas: 30 Criaturas controlables en asaltos y duelos: Habilidades Mágicas: -- Conocimientos Especiales: Herbologia Pociones Artes Oscuras Conocimiento de Maldiciones Perfil del Personaje: Raza: Demonio. Aspecto Físico: Sira posee una melena castaña que suele llevarla suelta rizada. En ocasiones le gusta ponerse cintas en el cabello o algún adorno. De cejas perfiladas, siempre perfecta, y ojos negros, sus labios son gruesos los suele maquillar con tonos alegres casi siempre el rojo es su preferido en ocasiones especiales. Su cuerpo es esbelto y va conforme con todo el conjunto en resumen se ve perfecta. Cuando su personalidad demoniaca se apodera de ella ante situaciones que le son imposibles controlar, sus penetrantes ojos castaños, se vuelven amarillos, cambiando a un rostro casi desfigurado pero manteniendo su indiscutible belleza. Cualidades Psicológicas: Sira tiene un carácter fuerte, dice lo que piensa es muy sarcástica y siempre le gusta que todo este perfecto. Normalmente se exige demasiado siempre quiere que todos estén de acuerdo con sus condiciones que ella misma pone. Le gusta ser el centro de atención, cuando hay alguien que intenta humillarla o ser la reina. Pone uñas y dientes por tal de salirse con la suya, que siempre lo hace. Solo ella sabe que en fondo es sensible dulce, aunque no suelo demostrarlo a muchas personas solo a sus más cercanos. Es una romántica sin remedio, pero este lado sensible contrasta fuertemente con su tendencia a ser maliciosa y controladora. Le gusta hacer de cuenta que su vida es una película y es vanidosa. Es muy inteligente y determinada. Siempre consigue lo que quiere. Su padre la crio haciéndola creer que merece tener todo lo que desee. Es demasiado vengativa. Criada con pulcros modales, no le falto de nada para su educación, refinada y ostentosa. Aunque adoptada, su padre la colmó de lujos pero sin dejar de endeñarle el mundo al cual pertenecía. Historia: Aquel castillo se encontraba en el borde de un acantilado rodeado por un frondoso bosque de altos arboles que hacían difícil el acceso sino era por el sendero que conducía a la puerta principal. En el interior, los altos techos y las grandes estancias hacían que una persona se sintiera inferior ante aquellos muros de roca maciza. Unas voces resonaron como el eco por todo el castillo, mientras una niña de cabellos castaños escuchaba tras la puerta que permanecía abierta: - No quiero a esa niña entre estas paredes, ¿entendiste?, me recuerda demasiado a ella- Una voz femenina se hacía eco ante cualquiera, era la única que se escuchaba:- Si, si a ella, a esa demonio que te prendo por una noche y mira que regalo te dejo- La pequeña Sira escuchaba atemorizada las palabras de la que creía era su madre. Siempre la había tratado bien, no como ella hubiese querido, pero nunca le había faltado el calor de aquella mujer que ahora no la quería allí, ¿Por qué? ¿a quién le recordaba? No entendía nada. Escucho unos pasos acercarse donde ella se encontraba, la pequeña se asustó y salió corriendo hasta su cuarto. Un cuarto grande, rosa y morado, repleto de libros y juguetes propios de la edad, sus casi seis años. Con el corazón en un puño la pequeña que no entendía nada se había acurrucado en su cama tapando su pequeño cuerpo con una manta. La puerta se abrió, sentía los pasos de su padre acercarse: - Sira…- Suspiro poniendo la mano sobre ella:- Sira pequeña, tenemos que hablar- La cabeza de la niña apareció tras las sabanas mirando con miedo a su padre:- Veras…tu mama no es Lana, tu mama es una demonio que conocí hace unos años en Rusia- Sira se agarro a las sabanas con fuerza mientras escuchaba:- Quede prendado de ella en uno de mis viajes, fueron unos días increíbles y fruto de ello naciste tú- Continuó:- Tus ojos, tu cabello…eres igual a ella y eso a Lana no le gusta- Comenzó a llorar y la pequeña se abrazó a su padre, era muy lista para esa edad y sabia que tendría que partir:- Te quiero pequeña, eres mi mundo pero…pero ella…- Su padre calló y la abrazó. Al cabo de unos días Sira partía hacia Francia, donde ingresaría en un internado de señoritas. Fuera del alcance de aquella mujer que no la quería bajo el mismo techo, no sabía si por celos, por miedo a perder a su esposo o…nunca entendió, se limito a seguir lo que su padre le dictaba. No sin antes prometerse a ella misma que regresaría. Los años del internado fueron rápidos, pero con la falta de cariño de un padre y una madre. Siempre veia como sus compañeras eran visitadas por sus familiares, mientras ella se quedaba sumida en los libros y en sus ansias de vengarse que crecieron cada día. No perdonaba que le hubiera separado de su padre, aunque tampoco perdonó a su padre por separarle de la mujer que la había llevado al mundo, de la cual no sabía nada, su padre nunca le había hablado de ella en las pocas cartas que le enviaba cada mes. Por fin sus años de internado habían terminado, Sira había acabado siendo medico, la mejor de su promoción. Su padre había pagado todo, pero el cariño no se demostraba solo con dinero, sino con el día a día y por culpa de aquella mujer, la castaña había crecido sola, convirtiéndose en una hermosa mujer que había aprendido a valerse por sí misma. Así salió del internado, rumbo a Polonia. Las caras de su padre y Lana al verla eran de póker, ella soltó un bufido, él la estrechó entre sus brazos con fuerza. No había cambiado, seguía igual que la última vez, hacia veinte años que no lo había visto y estaba igual, ella sin embargo estaba más vieja, encorvada y horrorosa. La castaña tan solo dijo:- Veo que los años no pasan para todos igual- Sira se había convertido en una mujer bella y Lana lo sabía, ahora todo sería diferente, estaba en su casa, de la que nunca debió salir. Pronto padre e hija se pusieron al día de todo, ella no dudo en recriminarle todo, hasta el punto de salir discutiendo dejándolo solo en la sala. Por el camino hacia su cuarto encontró a Lana que había escuchado toda la conversación, eso sacó de sus casillas a la castaña. No preguntó, no dijo nada, tan solo sintió la rabia recorrer cada poro de su piel, cada centímetro de su cuerpo. Lana la veía de una manera extraña, no era la dulce niña que había aparecido en las puertas hacia unas horas: - Me tienes harta- Sira se acercó y con una mano la tomó del cuello, la levanto unos centímetros de su cuerpo sintiendo como ella intentaba zafarse de sus manos. Su padre llegaba en aquel momento e intentó hacer entrar en razón a su hija:- Cállate- Vocifero la joven haciendo caso omiso de su padre. Apretó, apretó de tal manera que aquella mujer dejo de moverse, bajo su mano, sintió como su último suspiro llegó a ella y quedaba inerte. La soltó dejándola caer haciendo un ruido sordo sobre el suelo: - ¿Acaso creías que no sé lo que soy?- Se giró sobre sus talones y comenzó a subir hacia la que había sido su habitación:- Limpia ese destrozo- Ordenó a su padre sin mirar atrás, desapareciendo de su mirada. ¿Se creería que no sabía que era un demonio? Hacía años que lo había descubierto, cuando sin querer casi mata a una compañera suya. Los días siguientes en el castillo fueron silenciosos y placenteros. Sira no había salido del cuarto, ni había salido para dar el ultimo adiós a Lana, ella ya se lo había dado desde el momento que su mano se abrió dejándola caer. Su padre había intentado hablar con ella, pero no había tenido éxito, se negaba a hablar con el hombre que la había apartado de su lado por una simple mortal. Al cabo de una semana decidió salir dispuesta a conseguir respuestas sobre su madre, sobre su condición y sobre los extraños sucesos que sucedían a su alrededor desde hacía unos años, ya que a veces las cosas volaban a su lado sin saber porqué. Encontró a su padre en la biblioteca, tan guapo como siempre, moreno, con ojos negros como los de ella, que habían cambiado con el paso del tiempo:- ¿Padre?- Rick, su padre se sorprendió de verla allí, con una sonrisa en los labios: - Necesitamos hablar- No habían hablado desde su llegada, desde que había matado a Lana, de lo cual no se arrepentía:- Necesito que me digas donde esta mi madre- Sira necesitaba a Rick, pero también necesitaba a su madre. Rick dejó el periódico de ese día y sus ojos se centraron en aquella jovencita:- Mi Sira, mi pequeña Sira- Comenzó a decir haciéndole un gesto para que fuera con él. La castaña como si tuviera seis años, se sentó sobre las piernas de su padre y lo abrazo dejando salir las lágrimas que hacia tanto tiempo guardaba. Sentía como su cabello era acariciado por él y sus palabras de consuelo resonaron como melodía en su cabeza:- Veras pequeña, tu mama intento encontrarte, pero no sabía quién era yo, apenas si nos conocimos, nos embriago la pasión, y yo te saque de sus brazos pues quería tener algo suyo- Comenzó a decir mientras la castaña sollozaba:- Tu mama se llama Rias, la conocí en Rusia en uno de mis viajes, ella también estaba de paso, pero no sé nada mas- Rick se quedó en silencio. Sira subió su rostro en lagrimas y le dio un beso en la mejilla:- Gracias padre. Ante aquello Rick siguió con la historia, como él y su madre Rias era una demonio, además de una bruja de ahí los extraños sucesos que le sucedían a su alrededor. Decidiendo conseguir información comenzó a investigar sumiéndose en los libros que su padre tenía en la biblioteca. Todo aquello le quedaba pequeño. Hablo con su padre, quería viajar pero necesitaba de su respaldo y tampoco quería dejarlo solo:- No estaré solo, te tendré a ti por siempre- Rick la dejó marchar. Ella le prometió que volvería y estaba segura que lo haría, quería a su padre y sabía que estarían juntos siempre. Se paso los años viajando, pero aunque pasaban, ella seguía conservando la juventud de los veintiséis años. Su viaje había comenzado en Rusia, el lugar donde se habían conocido, encontró algunas respuestas sobre Rias, que la llevaron hacia Alemania, España, Italia y por último a Francia, donde cansada de tanto viajar, decidió permanecer más tiempo allí y recordar los tiempos de su niñez y descansar. Durante aquellos días Sira se había acostumbrado a salir a dar largos paseos, que le ayudaban con todo lo que estaba descubriendo. A veces subía a la Torre Eiffel, miraba Paris, sus calles, sus gentes. Se apoyaba en lo más alto y se quedaba allí por horas. Un día fue especial, allí arriba donde parecía estar sola un joven moreno la miraba poniéndola nerviosa. La castaña lo miraba de reojo, él no le quitaba la vista de encima. Por un momento ella olvidó todo y se centró en el joven: - Buenas tardes, mi nombre es Sira- La castaña sin saber cómo se había acercado al joven con una sonrisa. No entendía que es lo que le estaba pasando pero no había podido evitar acercarse a Phineas, así se había presentado él. Los días siguientes fueron un sueño, no se separaron el uno del otro en ningún momento. Ella sentía que no podía haber un hombre más perfecto que aquel moreno:- Phineas no puedo ocultar más esto que siento por ti, te amo- Estaban en el mismo lugar donde se habían conocido, mirando lo inmenso que era Paris, Sira había desvelado lo que su corazón le dictaba, él la había tomado de la mano y ambos se perdieron tras las puertas del hotel donde ella se hospedaba dejándose llevar por aquel amor que sentía en su corazón. Pero tenía que seguir buscando, por mucho que amara a Phineas su vida necesitaba respuestas. Verdaderamente lo amaba, él la dejó partir, sin mirar atrás ella puso rumbo de nuevo hacia Polonia, donde su padre la recibió con los brazos abiertos. Puso al día a su padre, el cual seguía animándola a seguir con la búsqueda, pero Sira llevaba unos días demasiado cansada, por eso había vuelto con él. Pronto descubrió el porqué de su cansancio, Phineas no solo le había dejado su amor, sino que le había dejado un gran regalo. Una niña hermosa que nació a los meses de estar con su padre. Paso con ella los primeros meses de nacida, pero sus ansias de búsqueda hicieron que dejara a Scarlett con su padre y Sira volviera a marcharse en busca de Rias. De nuevo su corazón se partía. Pero Londres la esperaba, sus últimas informaciones eran que su madre se encontraba en el país en la comunidad de magos. Su padre le había prometido cuidar de Scarlett hasta que tuviera edad de mandarla con ella a Londres. Se despidió de su pequeña dejándole una cadena de plata para que se acordara siempre de ella hasta tenerla de nuevo en sus brazos. Partió hacia Londres, en su mente solo se encontraban las imágenes de Phineas y Scarlett, pero aun quedaba un asunto que atender, ponerle imagen a Rias y ella se encontraba allí. Sus pies dieron con el duro frio de Londres, por fin había llegado después de tanto tiempo de búsqueda. Su sorpresa llegó cuando vio el funcionamiento de aquel mundo mágico, demasiada información llegó a ella, se había dado cuenta que apenas si sabía algo de aquella ciudad, de sus gentes…de todo. Tenía que apuntarse a una Academia, ¿Una Academia? ¿A su edad? Su cabeza le daba vueltas. Pero las normas eran las normas, si quería pertenecer a ese mundo tenía que regirse por sus leyes. Ella comenzó con los trámites que le pedían y su primera parada fue la Academia, donde pronto la llamaron para comenzar las clases. Generales sería su primera toma de contacto con aquella institución, donde conoció a varios compañeros y a una profesora, Rias. ¿Seria aquella su madre? En la clase la miraba, cada vez estaba más convencida que aquella mujer que tantas tareas mandaba, que se burlaba de ellos era su madre. No sabía cómo abordar aquel tema, no podía acercarse y decirle, soy tu hija, ¿se acordaría de ella? ¿Se acordaría de su padre? ¿Se acordaría como ella lo hacía de Phineas y Scarlett todo el tiempo? Investigó un poco mas y encontró el lugar done ella vivía y la castaña allí se presentó, dando lugar a una larga conversación con Rias, que se sorprendió de todo lo que Sira le contaba, todo terminó con un abrazo de ambas después de tantos años de espera. Pertenencias: Objeto Mágico Legendario: -- Objetos Mágicos: Objeto 1: Varita de 35 cm de largo, de madera de ébano, corazón de la crin de unicornio. Clasificación: AA Puntos de poder: 20 Mascotas y Criaturas: Criatura 1: Panda Macho Clasificación: X Puntos de poder: 10 Criatura 2: Yorkshire Terrier (Perro) Clasificación: X Puntos de poder: 10 Criatura 2: Gato Persa Clasificación: X Puntos de poder: 10 Criaturas en la Reserva: -- Elfos: -- Licencias, Tasas, Registros: Licencia de Aparición: Obtenida Licencia de Vuelo de Escoba: Obtenida Registro de Elfos: -Dama -Gus Gus Registrada como Demonio Registro de maternidad: Obtenido -Hijo: Demian Loveless (Registrado) -Hijo: Jan Loveless (Registrado) -Hijo: Chuck Loveless (Registrado) Otros Datos: Otros datos: Cronología de cargos: Premios y reconocimientos: Links de Interés Referentes al Personaje: Link al Perfil de Comprador MM: 225. Link a Bóveda Personal: Bóveda 102957 Link a Bóveda Trastera: Link a Bóveda de Negocio: Bóveda 104076 Negocio The Crystal Serenity (ya no es socia) || Bóveda 104505 Negocio Dulces Tentaciones Link a Bóveda Familiar 1: Boveda Rambaldi Link a Bóveda Familiar 2:
  22. Hola vengo a que me acepten, mi papa Leon me dijo Nombre:Sira Crowley Rambaldi - Ficha de personaje: (si no se tiene, crear cuanto antes) aun no tengo - Bóveda personal: (si no se tiene, crear cuanto antes) aun no tengo - ¿Qué parentesco quieres tener? ¿Con quien? Seré hija de Leon - ¿Quieres que la Rambaldi sea tu familia sanguínea o adoptiva? adoptiva - Link a una imagen del dormitorio que tendrá vuestro personaje en la mansión. http://www.mueblesbufalo.com/img_db/CRISTAL%20GRIS%20RAYAS%20NEGRAS%20SEPT%202012.jpg - Link a tu cuenta en Facebook*: no tengo Para asi agregarles al grupo de la familia que tenemos ahí. - Email*: siragranger@hotmail.com - Cumpleaños: 07-02-1987 - Edad: 26 añales - País: España Bueno pues cuando tenga todo en regla volvere!, espero me acepten y bueno como veran no se poner un link bien v.v
  23. Hola pues vengo como carne fresca!!! • Ficha para la inscripción: • Nick: Sira Crowley Rambaldi • Fecha de Nacimiento: 07-02-1987 • Bando de preferencia: mortifago • Parentesco y de quien: hija de Leon • Mascotas y/o elfos: de momento no tengo • ¿Esta será tu familia sanguínea o adoptiva? Sanguinea • Link a la ficha de personaje (Si se tiene) • Link a la bóveda personal (si se tiene) • Link a una imagen que te represente http://images2.fanpop.com/images/photos/4900000/Blair-Waldorf-Stlls-HQ-season-2-blair-waldorf-4997297-1200-1799.jpg • Link a la imagen de tu habitación o en su defecto, descripción del dicha estancia.http://www.mueblesbufalo.com/img_db/CRISTAL%20GRIS%20RAYAS%20NEGRAS%20SEPT%202012.jpg Emm bueno se que dejo muchos espacios en blanco, pero cuando lo tenga todo vendre a ponerlo todo en orden!

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