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Hessenordwood Crouch

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Todo lo publicado por Hessenordwood Crouch

  1. ―¿Quién?-, masculló distraído, los adormilados ojos siguen puestos aun en el animalillo que se posaba frente a él con tanto ánimo. Garry parecía contemplarlo con una calma infinita, pero sus ojos vibraban con curiosidad ante cada movimiento que hacía, por un segundo era como si fuera in capaz de reconocer la magia; “Un patronus”-, ¿hace cuánto no puede invocar uno? la idea de tan solo intentarlo una vez más parece turbarlo, sin embargo, el ánimo de ver a la criatura nuevamente de un lado a otro tras sentir los pasos de su invocadora le provocan una media sonrisa, inconsciente, pero al mismo tiempo era como un recordatorio, de por qué no ha terminado en su propia perdición. Que Bel le invocara lo reconforta. Apenas se da cuenta de que en su derecha sostiene sin mucha fuerza las memorias que Bel le ha entregado, supone Garry que ya se dará el tiempo para saber por qué es que ella le ha entregado tan peculiar regalo, no cree que debe ser él quien las tenga, y piensa que más que un regalo para él, es solo algo que Bel quiere hacer, es cómo "el significado de sus acciones” que como siempre a Garry le cuesta solo un poco más sopesarlo. Ha pensado en que quizá las guarde en un lugar junto a las memorias de sus padres que ha encontrado por accidente, aquellos cientos de frascos encajonados en un olvidado cuarto de baile, (era un alivio, para él, que Hannity se olvidara de aquel hallazgo) pero, no, aunque él recuerda cada caso importante en Baker que considere deba conservar, esas memorias necesitaban un lugar más propio. De pronto, ha sentido las ganas de preguntar a la bruja por todas esas cosas de su naturaleza que él no entiende, derrotado ya por ser incapaz anteriormente de responderle con el mismo sentimiento. “Yo… quisiera intentarlo” Cuando levanta la vista para ver nuevamente a Bel, de pie frente a él, Garry se pregunta si nuevamente se ha ido por horas, la luz plateada del encantamiento sigue merodeando por ahí y en su mano el cristal de sus recuerdos aun no es tan tibio para saber que lleva mucho tiempo. Que terrible sentimiento, de no saber en qué momento esta y cuando no. Que hable de Grelliam por supuesto que no mejora para nada las cosas, pronunciar su nombre le provoca un escalofrió que ha disimulado, aunque sabe que solo ella puede verlo, y es que es tan reciente, hacia tan solo unas horas que luchaba consigo mismo para mantenerlo a distancia que a pesar de sus esfuerzos aún puede sentirlo tan capaz de manipularlo. Que Bel quiera traerlo de regreso no hace al brujo muy feliz. Suspiró con ganas, soltando un gruñido bajo, visiblemente mal humorado, pero es que es demasiado frustrante de pronto encontrarse encerrado en sí mismo. ―Oh, mi querida Bel Evans…-, una larga y torcida sonrisa se dibujó en la mitad de su rostro, las cicatrices ahí se arrugaron con tanta fuerza que parecían partir nuevamente la piel de su cara. ―Ya deberías saberlo-, el muchacho parece contrariado, porque aunque sonríe su rostro parece más bien que se lamenta. Con pereza, aunque sin el temblor habitual que ha adoptado, su mano izquierda se levanta hasta la altura de su rostro para cubrir el ojo que brilla como una lampara. Sin el ámbar, tan parecido a los de Yanna, su semblante es aún más pálido, más gris, como una pintura vieja. ―Él siempre está aquí-, susurró. @
  2. La habitación se hacía parecer, con cada centímetro que acortaban la distancia entre ellos, que era mucho más pequeña. Por un instante todo en él se detuvo e intuye que, lo rápido que parece ir todo a su alrededor, es consecuencia de tener a Apolo nuevamente tan cerca. Que difícil era soportarlo, estar junto a él y nada más, el aroma del Granger es solo más intenso cuando le habla al oído y Garry puede sentir el tacto de su boca sobre la de él nuevamente aun cuando no existe el contacto. Se siente impresionado, conmocionado y un poco preocupado también de darse cuenta de lo sencillo que ha sido para Apolo conseguir turbar al brujo habitualmente imperturbable. Sin embargo, a pesar de lo complicado que es todo ya, al final no es solo la cercanía de Apolo lo que más puede con él, sino más bien las palabras que el mortífago le ha soltado al oído; el significado de ellas y el peso que tienen afuera de esa habitación. Es por eso que parece que todo ha dejado de funcionar, de pronto para él nada relacionado a estos grupos clandestinos tiene sentido nuevamente. La OdF habría desaparecido de la noche a la mañana y con ella muchos de sus miembros, algunos sin dejar rastro y otros... habría leído en las recientes noticias de un ataque por parte de algunos magos y brujas que no se hacían callar por el ministro tan fácilmente. Cómo en muchas otras ocasiones él había optado por tomar otras acciones al respecto, ¿estaba siendo des leal nuevamente? ¿lo hacía al estar en ese momento con Apolo?. Garry soltó un gruñido bajo ante su insistencia de volver todo tan enredoso algunas veces. Por otro lado las circunstancias con Apolo mortífago no hacían más que empeorar esas ideas sobre su propia postura actual en esta “guerra mágica” y su pertenencia en la ex OdF, claro que siempre habría creído en los ideales en los que esta estaba compuesta, aun si las acciones de sus integrantes no eran del todo honestas. Sin embargo, es la idea de cómo alguien como Apolo pudiera estar involucrado en esto lo que ha conseguido intranquilizarlo un poco más; ¿quién era este chico en realidad? ¿qué eran los mortífagos en estos días? ¿y qué cosas ha hecho el Granger por estar en filas mortífagas y con qué propósito? Por supuesto que él como ex OdF no estaba en una mejor situación que Apolo, pero ahora realmente ni siquiera podría ser él una a amenaza para el Granger. ¿Qué ha dicho él? Las manos extrañas entre las cicatrices de su rostro son demasiado para pensar en lo que dice y Garry cree que no ha caído de rodillas a sus pies solo porque se aferra sin nada de fuerza a las ropas del muchacho. “No, no lo hagas…” No evita el mal sabor que le deja el modo en el que comienza a pensar cómo es que toda esta situación podría estar siendo manipulada por el Granger. Ha comenzado a preguntarse si, la manera en el que Apolo lo trata, con tanto cuidado, es solo para que Garry sea indulgente con él. Podría pensar, inclusive, que justo ahora, por cómo es que cede ante su petición con tanta tranquilidad, él está bajo algún encantamiento hecho por Apolo, pues lo conoce bueno para ellos. Sin embargo, se cuestiona también de si por un instante podría dejar de pensar en eso, en que el mortífago solo intenta algo para mantenerlo cayado, en si puede dejar de prestar más atención en la demás gente que circula por la casa, y en si tan solo él… Que ironía si Apolo creía que era Garry quien tenía la ventaja. La pregunta de si sabe en verdad quien es “el mismo Apolo” se incrusta con firme desconfianza en él. No puede evitarlo realmente, el ser tan desconfiado, tampoco puede solo no tomar en cuenta “esa parte de él”, aunque puede ser menos enfático con ellas, cada uno tenía por encima sus propias cicatrices y cada una contaba una historia muy distinta del otro, pero finalmente eran todas esas partes las que conformaban al verdadero Apolo Granger, que con cada encuentro, ante los extraños ojos de brujo, van viendo en él su complejidad. La última oración dejada a medias por parte de Apolo lo deja extrañado, tanto como de pronto es la sensación de separarse de él, aunque aún la distancia entre ellos aun no es suficiente para dejar de sentirlo, pero al menos puede ver mejor su rostro; ¿qué es lo que trata de decirle? Por un lado, no quiere ni imaginárselo, mucho menos por el modo en el cómo cada palabra que Apolo dice a partir de ahora parece influir en sus sentidos, aun cuando Grell procura poner resistencia. Parpadeó apesadumbrado, una, dos veces antes de que pueda pensar mejor una respuesta para él, aunque no sabe con cuánta urgencia Apolo desea escucharla. ―Si eso es lo que quieres…-, pudo articular con más calma de la que hubiera esperado, pero es consciente de que Apolo puede sentir como el corazón de Garry late con cada intento nuevo que hace por querer articular. No cree que tenga que ser él quien revele a Apolo ante los demás, sin embargo tampoco significaba que dejaba las cosas hasta ahí, después de todo las actividades mortífagas no era un tema que pudiera dejar tan a la ligera. Tal parece que hoy, por él, está siendo propiamente descuidado. Finalmente, habría de reflexionar todo esto con el mismo natural cuidado imparcial con el que ha atendido al 221B de Baker todos estos años. Tal cual, como cada vez que ha tomado la decisión de llevar un caso serio, siente la necesidad de convenir con el mago, solo que esta vez, el estrechar la mano del cliente no es suficiente, solo porque no está tratando con un cliente en esta ocasión y bueno… porque se trataba de Apolo. La mano que queda libre del agarre del Granger ha comenzado a dibujar una línea por todo el mentón del muchacho, cada centímetro que avanza, él vuelve a cortar su distancia entre ellos también, tanto que la respiración del brujo rosa sus mejillas. La altura no es un problema para él, aun así, necesita inclinarse un poco para poder alcanzar mejor su boca. Pero antes de que pueda pactarlo como él quisiera, a tan solo milímetros de él, la puerta en la habitación se escucha sonar con urgencia. Una elfo es quien llama esta vez, o eso supone apenas Garry por el modo en el que habla a Apolo con tanto nerviosismo, además de que no reconoce en ese timbre de voz tan chillón y áspero al mismo tiempo, a una persona. Sus extraños ojos se detuvieron a observar tan de cerca el rostro del Granger, Garry sigue pareciendo tranquilo, como siempre, pero en el interior de su mirada puede verse lo preocupado que está por todo lo que Apolo le provoca. No se aparta inmediatamente, si no que antes desvía la mirada en dirección a la entrada, tratando de entender mejor por qué la elfina pregunta por Zahil en la habitación de Apolo. Su entrecejo se arrugó apenas ante el desconcierto, antes de finalmente tener el cuidado de siempre para soltarse del peli azul. ― ¿Zahil está desaparecida?-, parece que se lamenta de tan abrupta interrupción, aunque igualmente le dedica una mirada neutral al mago cuando pregunta por la vampiro. @@Apolo Granger
  3. Se meció sobre sus pies musitando un par de sílabas de ritmo inusual, los pulcros zapatos de vestir rechinan ante el peso del mago y es ese el único sonido que a Garry sobresalta de pronto al creer que finalmente la elfo volvía con una respuesta. No es Grelliam un hombre comúnmente impaciente, no la mayoría del tiempo, aunque claro, como a cualquiera, hay cosas enlistadas cuidadosamente que lo impacientan solo un poco más; esperar por Apolo Granger afuera de la mansión de los Granger se está figurando en su escasa lista. Volviendo en calma, se toma el tiempo entonces para intentar pensar mejor en las razones por las que había sido él tan insistente en atender personalmente el censo de los Granger para el ministerio de magia, y se autogestiona con la idea de que es mejor comenzar un nuevo trabajo cuando te encuentras con algún rostro familiar… ¿cierto? La vieja y larga túnica ministerial, de donde solo resalta el prendedor en negro y oro con su nombre, no deja ver el maletín de cuero que guarda debajo de uno de sus brazos, el cuello blanco de la camisa donde se ata difícilmente el nudo de una fea corbata resalta también en el conjunto que es en su mayoría oscuro, hacia tanto tiempo que no se le exigía andar uniformado que se siente ridículo vistiendo de aquel modo, aun cuando le da más gallardía al usualmente desgarbado porte del brujo. De no ser por la túnica que se enreda entre sus brazos y piernas, en realidad tampoco le molesta mucho cuál es su apariencia, o al menos es lo que cree hasta que frente a él es Apolo quien ahora atiende en la puerta. ―Tampoco esperaba saber de ti antes, pero…-, hizo una pausa, pensándose mejor lo que debe decir. ―…Tal parece que no me pude resistir-, no sostuvo su mirada. Desentendiéndose totalmente del tema (por ahora) ha comenzado a curiosear sin vergüenzas la mansión de los Granger cuando se ha adentrado. Es extraño, nuevamente, imaginar a Apolo en otro escenario distinto a los hechos por ellos mismos en Hogwarts o, por supuesto, el exótico Sahara. Garry se pregunta si será necesario soltar algún comentario de cortesía, supone que es lo normal cuando se llega sin ser invitado, aunque en sus anteriores trabajos el Ollivander nunca ha parecido interesado en cosas como esas. ―Que…bonito lugar-, la monotonía que hay en sus sílabas no lo ayuda a parecer una persona más agradable. Una vez dentro, no tiene tiempo para pensar alguna respuesta mejor ante la sugerencia de prudencia del Granger, asiente, apenas antes de que el muchacho le dé la espalda nuevamente, sospecha que de él querer sugerir otro sitio a donde ir, recibiría un rotundo no por parte del mago, aunque solo se está aventurando a predecir, quizá es algo solo para distraerse de cómo se tensa cuando Apolo le da la espalda y comienza a guiarlo hasta otro salón. Ciertamente está convencido de que cualquier otro espacio dentro o fuera de esa casa puede ser mucho mejor para quedarse con el mago que en su propia habitación, porque claro que la idea de que el Granger fuera un mortífago lo mantiene cuidadoso de sus intenciones, pero era verdad que no es precisamente eso lo que más le preocupa ahora de quedarse junto a Apolo por tanto tiempo. El camino hacia la habitación de Apolo ha sido silencioso, aunque rápido. Solo lo ha dudado apenas un segundo, el gesto que hace para con el mago, más que desconfianza, parece una venia educada de correspondencia antes de adentrarse con paso lento pero firme por la puerta que el mago abre por delante de él. Dentro, lo primero y único de lo que es capaz de identificar es el penetrante aroma del Granger en toda la habitación. Él cree que es necesario respirar cuidadosamente, para no sentirse embriagado por eso, pero solo consigue sentir que se ahoga por la falta de aire. Es…como tenerlo a él tan cerca nuevamente. ―Había quedado entre nosotros…un tema pendiente, ¿verdad?-, habló solo una vez que se cree capaz de hacerlo con naturalidad, con la mirada curiosa puesta sobre todas partes menos en Apolo, se escucha bastante tranquilo al hablar con el mago, pero la verdad es que no se siente tan sereno como se escucha. ―Cres que... ¿podría quitarme esto?-, con disimulo señaló su pecho, indicándole que le molesta demás la capa del uniforme ministerial. Una vez que asegurara que al Granger no le molesta, finalmente se desharía de ella, con un movimiento teatral ondeando la túnica por encima de su cabeza. ―Es mucho mejor así-, exhalaría con alivio, como si respirara nuevamente, el blanco de su camisa de vestir empalidece un poco más su rostro, pero él está visiblemente más cómodo. Los extraños ojos finalmente se detuvieron en el rostro de su interlocutor, destellando ansias. Se siente que es injusto con él al no revelarle su identidad como ex OdF, pero ¿conseguiría algo con eso ahora? ―Me he estado preguntando insistentemente, Apolo, ¿qué debo hacer ahora?-, de apoco su voz tiene menos intensidad, no cree que hace falta esforzarse tanto en aquella habitación que comparte solo con él. No espera tener que explicarle que se está refiriendo al tema de sus ideales mortífagos, aunque para él, cada día lejos del Granger le hacía pensar que las confesiones hechas bajo el calor del desierto, han sido solo un engaño, quizá está ahí solo para asegurarse de eso. ― Me cuestionaba a mí mismo porque no hice o hago algo al respecto…-, sus temblorosos dedos acariciaban la tela de la túnica que ahora descansa sobre uno de sus antebrazos. ― Y el por qué tampoco tú has hecho nada para evitar que intente algo en contra tuya-, concluyó, esta vez cortando un par de pasos la distancia entre ellos. Sobre el pasillo más cercano a la habitación del Granger, Garry ya puede escuchar pisadas distintas que van y vienen de un lado a otro, sin tanto apuro en realidad, pero que se acercan tentativamente a su dirección. Seguramente era cuestión de tiempo para que algún otro familiar o un elfo que sirviera a la familia viniera a buscar a Apolo.
  4. El tiempo entre ellos no parece importarle, no a Grelliam que se desplaza lentamente por el largo pasillo principal de la casa junto a Bel Evans, los cabellos que siguen húmedos sobre su cabeza se pegan en su frente, sumado al extraño suéter de estampados que Bernadette ha escogido para él lo hacen verse mucho más joven, posiblemente un par de años más de la edad que debe tener, casi hasta de menor estatura gracias al modo tan apagado en el que se traslada de una habitación a otra, pero no parece preocuparle eso ahora, junto a Bel, con las manos dentro de los bolcillos de su pantalón al caminar dándole un porte menos elegante, él sigue siendo mucho más alto que ella aun, Garry se ha acostumbrado tanto a esa diferencia de altura, que Bernadette puede asegurar que el muchacho solo se curva de aquel modo cuando camina junto a Bel. Durante el camino y aun al llegar él no habla mucho, como es su costumbre, si quiera se esfuerza por gesticular algo ante el reproche de Bel con respecto a las habitaciones cambiantes de la casona, siempre se ha hecho el desentendido cuando se trata del tema de los cuartos en la casa y sus magias, esta vez no es la excepción y parece más preocupado en asegurarse de que, luego de cerrar las puertas tras ellos, ninguna mirada curiosa los siga, sabe que Smith se ha aprendido los pasadizos de memoria, si no es que es ella la única que lo sabe todos, pero espera que al menos desconozca donde es que se encuentran ahora, por lo menos hasta que le dé el tiempo de mostrarle a Bel lo que tiene para ella. Extraño le parece algunas veces como tiene que combatir a su propia rara familia para poder mantenerse tranquilamente solo. Una vez dentro se asegura que la iluminación en el salón sea nítida, hay polvo por todas partes, a Garry le extraña que sea así pues no recuerda que ha pasado tanto tiempo desde que ha estado por última vez en el estudio, guardando un par de libros adquiridos luego de haber terminado su estudio del libro de la sangre en la universidad. No toma importancia de eso por más tiempo, tampoco de como Bel espera por alguna respuesta pronta de por que la ha llevado ahí, y lentamente se mueve por el lugar recorriéndolo con la pálida mirada, como si fuera la primera vez que estuvieran en ese lugar. Sabrá Merlín que piensa mientras se detiene a observar un cuadro viejo de una mujer que toca el arpa, esta le sonríe amablemente y comienza a tocar para él, aunque no hay sonido que llene el salón. Finalmente, recorrió lo que le queda para llegar hasta el centro del estudio, donde un juego más chico de sofás individuales y una mesa de centro descansan, estos están en la misma empolvadas circunstancias y deterioro que el resto del mobiliario ahí. ―Es esto-, el muchacho señaló con uno de sus largos dedos la mesa de centro; en ella se encontraban un par de libros que Garry no recuerda el tema solo por las portadas, una taza de té vacía, posiblemente olvidada por él, y justo en medio, una larga pero pequeña caja de madera, de tallado claramente manual, aunque pulcro, es oscura, y solo alguno detalles del metal dorado resaltan en ella. ―Esta es... nueva-, masculló con calma, mientras se inclina hacia adelante, aun con las manos dentro de los bolcillos de su pantalón y con los ojos muy abiertos, inspeccionando el objeto. ―Está hecha a tu medida-, finalmente pareció decidirse en abrir la caja, con ese par de grandes y temblorosas manos que no pierden habilidad para desarmar y armar. ―He notado que…aun conservas la suya-, cuando el seguro cedió pudo levantar la tapa y revelar el arma mágica dentro, en mucho mejor estado que todo en esa habitación. ―Pe-pero creo que puede servirte-, contempló la varita antes de retroceder un poco, solo para que ella pudiera verla mejor. En una esquina, ya puede escuchar los sollozos de madame Odette, pero no se inmuta él si quiera en buscarla, supone Garry que es solo una señal para saber que es cuestión de tiempo para dejar de estar completamente solo con Bel Evans. Por otro lado, guardó en silencio, esperando que Bel pudiera darle una descripción del arma. ―Llévala contigo en tu viaje Bel, si quieres-, apenas se encogió de hombros mientras se alejaba con pasos serenos para ocupar un lugar en una butaca, él se siente aun tan cansado. ―Ella no servirá a nadie más...-, su apagada mirada estaba puesta nuevamente sobre la pintura de aquella mujer, ahora ella ya no estaba, pero el arpa seguía canturreando por su cuenta. ―No lo hará por las buenas. @
  5. La respuesta de Bel no parece sorprender al muchacho, aunque claramente no parece igual de cómodo que antes, seguramente por lo inusual que encuentra la frescura de esta conversación. Se remueve un poco más en su lugar, como si quisiera terminar de despertar de aquel estado adormilado en el que ha estado todo este tiempo, porque parece justo poner ahora todas sus energías en resolver esto, sin embargo, resiente sobre su espalda la falta de movimiento que no ha tenido en horas y escaso en días, encerrado solo en la oscuridad de su habitación, lo que también ha provocado que del bonito color bronceado de su piel, que había obtenido luego del viaje al desierto, ahora solo quedaran grietas en algunos pliegues de su piel como en sus manos y parte de su rostro manchado. Aun no tiene la mejor apariencia, pero tampoco luce tan desmejorado como hace un par de noches atrás. Seguir el hilo de conversación de Bel en estos momentos es complicado, la criatura aún se esfuerza por mantenerle lejos de la realidad, el presente donde se encuentra, junto a ella, pero Garry sabe que lo que Evans habla ahora, es importante y debe escuchar. Así que por eso trata de mantener su atención en ella todo el tiempo, y le aparta la mirada en el momento en el que la ve servirse un trago, solo para tratar de desmembrar las palabras que ella ha dicho hasta ese momento, tratando de no imaginarse que son impulsadas por algunos tragos más de alcohol, pero cuando ella vuelve a retomar el tema de su viaje, él no es capaz de detectar algún grado de alcohol en sus silabas. Finalmente se encoge de hombros apenas a la confesión de ella, él prefiere saberlo de Yanna antes de que Bel le pida una respuesta inmediata al tema. ―No esperes que este viaje tuyo resuelva tus problemas o dudas, Bel Evans-,. masculló con mucha más fluidez, visiblemente más despierto. Con un ademán gentil aunque desganado rechazo la bebida que ella le ofrecía, en realidad su estómago aun es un caos, y en su boca el sabor a sangre es tan fuerte y malo que cree que el alcohol podría incendiarse en su boca. ―Eso podría ser lo único que tengo que advertir. Si te vas esperando encontrar algo mejor y no lo consigues, no resultará-, parpadeó un par de veces, tratando de recordar por qué razones él había abandonado Ottery en un pasado, pero nada parece seguro en su menta ahora, verdad era que sus intenciones nunca había estado el volver, ahora aun con todo el caos que rodea la continuidad de sus días, no se arrepiente de hacerlo, porque honestamente él no se esperaba nada mejor. ―Un viaje como el que necesitas es…difícil, no te vayas muy lejos, diría yo, o al menos no lo hagas tan deprisa. No quiere ser él quien la detenga, porque, aunque no quiere tener meses enteros sin saberla, tiene la noción de que en verdad esto es lo que ella necesita, -“Le sentara bien”-, lo ha pensado incluso antes de su divorcio; un poco menos de él en el día a día de ella, aunque si le sorprende el cómo esta vez no parece solo tratarse de él. En realidad no tiene mucho que decirle, él no pondrá en duda su decisión, y no porque esta vez le importe menos, pero supone que ella necesita esto ahora, sin embargo, tampoco puede asegurarlo. Es tan sencillo cometer errores cuando se trataba de querer comprenderla. Estar de su lado es lo mejor que puede hacer ahora, y claro, darle su apoyo, al final de cuentas no importaba a donde fuera, de necesitarlo él le buscaría una y otra vez. Hacérselo entender es lo que encuentra más complicado ahora. Exhaló largamente, parece mucho más tranquilo, aunque diferente a antes, pues sus músculos, aunque cabizbajos, parecían tener cierta tensión que ahora no está más. Con gestos forzados consigue ponerse de pie, aprovechando para estirarse un poco, estar tan quieto por tanto tiempo lo deja rígido e igual de adolorido como en esas mañanas cuando Yanna lo convence de salir a ejercitarse. Los pálidos ojos, distraídos ahora en la ventana que queda justo frente a él, pueden ver el fantasma del viejo Ollivander merodeando con pena las tierras aledañas al círculo. Últimamente, muy a menudo, Garry se pregunta si, como recompensa, él podría hacer algo por aquel viejo espectro del cual ve en él un reflejo de sus propias equivocaciones. ―Hay algo que quiero que veas antes de que te marches, Bel-, extendió su mano a la figura de ella que sigue en el suelo, observándole con ¿desconfianza? No, él no sabe que hay ahora en sus castaños ojos que lo hacen sentirse tan mal. ―Vamos-. Al final del pasillo principal que divide la extraña casa, la puerta del despacho se comenzaba a dibujar en una pared limpia, donde antes no parecía haber nada. Nadie podía asegurarlo aún, pero se sospechaba que era el brujo quien aparecía y desaparecía las habitaciones a su gusto. @
  6. Suspiró con cansancio, ¿Por qué no podía dejar de hacer estas cosas?, en tiempos pasados había sido una cosa tan sencilla solo tomar un par de cosas de su armario y solo marcharse del Ottery, sin que le importara realmente nada. -“No te involucres, Ollivander”-, Yanna le advertía con una sonrisa burlona por las mañanas antes de ir a trabajar, -“Por supuesto que no”-, confianzudamente le había contestado él. Que descuidado había sido. Y ahora se preguntaba con más frecuencia si realmente meterse en temas rebuscados era su papel en la vida. El resoplo de risa que tiene con su propio pensamiento es suficiente respuesta para sí mismo, su vida fuera de los terrenos de la heredad era todo un caos justo en estos momentos, pero sabe bien que no puede quedarse más tiempo encerrado en aquellas tierras malditas. Hacía apenas un mes atrás, luego de la caída del Fénix, que el brujo había sido reasignado de departamento dentro del ministerio de magia, por supuesto que Garry no había renunciado y desaparecido del Ottery tan de pronto como muchos de sus compañeros de bando lo habían hecho, en realidad, los motivos por los que los aurores habían tomado tal decisión al menor de Ollivander sigue confundiendo, no quiere mal interpretar sus acciones, pero siendo honesto consigo mismo, jamás se confió de ningún AR que comandara en las filas de la OdF. Por supuesto que él no era desleal del todo, sin embargo, en todo ese tiempo sirviendo habría tenido sus propias formas de resolver las misiones o acatar las órdenes que se le eran asignadas, después de todo, a un rango bajo como lo fue él, información más compleja no era tan sencillamente revelada. Por esas mismas razones es que había aceptado sin dudarlo mucho; un cargo dentro del cuartel de inquisidores, ver en la plantilla en nombre del director en turno que maneja dicho departamento habría sido suficiente incentivo para aceptar el puesto, claro que tuvo que fingir su descontento exigiendo un aumento de sueldo que por supuesto le negaron. Habría sido casi necesario aceptar la plaza, pues un par de días antes de que toda la información de la ex OdF se perdiera, él recuerda la conversación con Elvis y Alessandra sobre la lista de miembros acusados o revelados como mortífagos. Jessie Black Lestrange figuraba entre los primeros nombres de aquella larga lista. Esa búsqueda insistente de su parte por obtener más información acerca de lo que era y fue el tema de los grupos clandestinos, es algo que parece hacer solo para cubrir sus propias dudas. No se sentía capaz de seguir ciegamente solo con palabras de aliento. Sin embargo, los motivos que ahora lo arrastraban hasta los terrenos de la Granger no tienen tanta relación al tema de buscar desenmascarar (aunque sea para él mismo) a aquellos magos o brujas oscuros que ocupan ahora los altos puestos ministeriales, sino todo lo contrario. No, la cuestión era más sencilla y al mismo tiempo complicada de explicar o mejor dicho de entender, ¿Cuál era el propósito de buscar “evidencias” dentro de las mansiones y negocios de la comunidad mágica? Garry imagina que la instrucción va de la mano con la erradicación de los grupos criminales, tanto mortífagos como aurores. ¿Realmente funcionaría? Él no lo cree y sospecha que es una desventaja para quienes alguna vez formaron filas dentro de la OdF. Aun así, es una sorpresa, casi para si mismo, que insistiera tanto en ser él quien hiciera el sondeo a los Granger y a otros apellidos que puede reconocer en la lista de sospechosos. Supone que es cuestión de tiempo para que se descubran sus verdaderas intenciones. De igual manera no parece preocuparse por ellos ahora y tras largo recorrido luego de aparecerse a las afueras de Ottery, hace llamar a la puerta principal de la mansión de los Granger, porque de ellos hay algo más que aún debe solucionar, además de solo un censo ministerial. ―Buen día-, se siente extraño hablando con tanta tranquilidad, sus pensamientos son tan rebuscados ahora y aun así, su rostro habitualmente apático puede solo mostrar un gesto semi amable a la persona que le atiende. ―Estoy buscando a Apolo Granger, dígale que…el cuartel de inquisidores necesita hablar con él-, no daría el nombre aun, dejaría al muchacho creer que finalmente Garry lo habría delatado, después de todo, algo de escarmiento se merece también el muchacho por compartirle tan peligroso secreto.
  7. ID: 118247 Nick: Garry M. Ollivander Link a la Bóveda Trastero: Tratero Link a la Bóveda de la cual se hará el descuento: Plata Link al Premio obtenido (en caso de gala/concurso): --- Fecha: 2019-02-26 Objeto: Capa Camaleón Puntos: 40P Precio: 2,000G Objeto: Capa de Invisibilidad Puntos: 160P Precio: 8,000G Total de puntos: 200P Total de Galeones: 10,000G
  8. La perspectiva de Selenne tras la respuesta del brujo cambio repentinamente, él, que no es precisamente el hombre mas perceptivo del mundo, se puede dar cuenta de que su respuesta a removido en Selenne más de lo que hubiera preferido, “siempre es complicado”, masculla la criatura en sus pensamientos, no entiende por qué, pero Garry sospecha que se ha conmovido por todas aquellas dulces palabra de la muchachita cargadas algunas de ella con más razón que otras. Con detenimiento, razono, y trato de digerir mejor lo que Luxure ahora le confesaba, pues él había cometido el primer error entre ellos; imaginar que la ambición de la demonio podía sobre ella, la habría equivocadamente subestimado. Parpadeó perezosamente, no es que este precisamente cansado, pero él no es de hacer movimientos rápidos o bruscos, no si no es necesario. La figura de Selenne alejándose de él y recargándose sobre el muro lo conmueve aún más, y es que el cuadro que la envuelve se ha llenado de una melancólica belleza que es difícil de solo ignorar. Continuo escuchando a la hechicera, sobre lo que ella decía eran sus emociones, Garry creyó quedarse sin aliento un instante, pues tratar de hacer algo por las emociones ajenas siempre se habría convertido e su problema para él. Sin embargo, cree que hoy, Selenne merece mas que el intento de Garry por entenderla. Resulta sentirse completamente identificado con ella cuando hace mención sobre como manejar emociones, y es que, no era un secreto que Grelliam no era el mejor para eso, con un gesto en su mayor tiempo hastió y severo, sin mencionar el mal habito de prolongar largos silencios, se había convertido en un sarcófago de pensamientos y emociones que no se revelaban ante los ojos de cualquiera, si quiera Evans habría podría sacarlo de aquel entierro personal en el que cada día parecía ausentarse en el muchacho, era como si hubiera perdido su alma y su mente de apoco muriera y solo quedara una carcasa maltratada por las noches de luna llena. Y sin embargo, él parece que puede vivir con eso, atendiendo día con día las tareas necesarias, ahora que Selenne ha despertado en él una empatía terrible por ella, se le puede ver de mucho mejor ánimo, al menos en la mirada habitualmente apagada. Él aún sigue creyendo que Selenne tiene una idea equivocada de quien es él en realidad, pero el hecho de que quiera tomarse la molestia de averiguarlo a Garry le arranca un gesto más suave, la muchacha había conseguido sorprenderlo nuevamente, lo había hecho desde él primer encuentro en clase, pero hoy, era distinto, por supuesto que Selenne Luxure era una bruja prometía cosas grandes, era obvio que él también quisiera decirle que puede estar para ella cuando ella necesite. Cuando ella termino de hablar finalmente el muchacho se separo del muro donde primeramente había sido arrastrado y en silencio se abrió camino hasta llegar a ocupar un lugar junto a Selenne, con cansancio en su expresión se sienta a un palmo de donde se encuentra ella y nuevamente prolonga un largo silencio, mientras su mirada heterocroma esta perdido en algún lugar de la pequeña habitación que se ha llenado rápidamente con el humo del cigarrillo de la demonio. Él parece estarse pensando cuidadosamente en lo que tiene que contestar ahora, Selenne no lo ha puesto fácil, pues él no quiere causarle infelicidad a la gente como ella, que habrían sido todo este tiempo su motivo de haber pertenecido a uno de los grupos clandestinos más perseguidos por el ministerio de magia. ―Tampoco soy el mejor para entender esto-, se explicó con calma, con una paciencia tan natural que no podría mal interpretársele. ―No soy capaz comprender su sentimiento Selenne Luxure, porque no puedo ver lo que ven sus ojos cristalinos, y aunque pudiera, creo que tampoco lo entendería-, negó solo para enfatizar su desconcierto. No le va a contar que él ve en sí mismo a un hombre que esta por perder lo ultimo que le queda por cordura, que es inestable. ― ¿Ha pensado usted en… ¿y si no le gusta lo que hay luego de descifrar el enigma?-, Garry entrecerró los ojos, aquello era como introspección también para si mismo. ―Ya lo ha dicho usted, efímeros los tiempos como la vida de los mortales-, giró para poder encontrarse con el rostro blanco de ella. ― Hay que darnos prisa si queremos ganar, sin embargo, ¿no cree que debemos ser cuidadosos? Con las palabras que se dicen, con los sentimientos que se entregan, quiere explicarle mejor, pero la verdad es que cree que nada de lo que pueda decirle la haga entender como se siente él, por que ni si quiera esta seguro de lo que es. Y es que cuando existe una confesión, siempre debía haber alguien que tiene que hacerse responsable de ella, por eso era que era se tenia que tener sumo cuidado. Una larga pausa más fue necesaria, hablar mucho a Garry cansa. ―Pero bueno, Ottery es muy pequeño, Selenne-, desvió su mirada de ella nuevamente. ―Uno se puede encontrar al otro en increíblemente menos tiempo de lo que se estima, así es como se forman las relaciones, sospecho-, asintió mientras hace un gesto físico de quererse poner de pue nuevamente. ―Estoy seguro que usted y yo somos mas cercanos de lo que cree que somo ahora-, explicó con calma poniéndose al fin de pie y acomodándose los pliegues en su ropa. ―Seguramente ya llegara el momento en el que podamos ser...descuidados-, le guiño fugazmente y extendió su mano a ella para que lo acompañara de regreso al salón. @@Selenne Luxure
  9. Ha pasado un largo tiempo desde que pestañeó por última vez, aun con la mirada en el fuego, ya puede sentir como una lágrima se acumula en sus párpados inferiores. Necesita un largo pestañeo para despertar de ese estado de trance en el que suele encerrarse cuando algo ha agobiado sus pensamientos más íntimos, esos que ni siquiera permite a la criatura ser parte de ellos. Una onda respiración es la señal para saber que está de regreso, aunque su cuerpo físico continúa aparentemente inerte sobre el sofá. Es entonces que se da cuenta de que no está solo, no, él ya nunca está solo en esa oscura casa, que rechina recuerdos de su infancia cada vez que recorre por aquellos tan conocidos cuartos y pasillos. Bel no parece estar esperando algo de él, ella esta cómodamente ocupando otra butaca en la sala, con la apariencia de llevar ahí ya varios minutos, horas tal vez, haciendo el tiempo para verlo volver o quizá, solo haciendo compañía. De buenas a primeras él no está seguro, así que escudriña mejor, entre ella y sus pensamientos, para saber o hacerse una idea de por qué Bel Evans lo acompaña en casa una noche como la de hoy. No le molesta en lo absoluto, pero de pronto, algunos días como hoy, se siente tan ajeno a su presencia, que no puede predecir si quiera sus gestos amables que tanto se había esmerado en estudiar. Se había convertido ya en un fracaso el querer entender los gestos y gustos de la gente en Ottery que, recordarlo, lo ofusca aún más. ― ¿Cómo saberlo?-, habla con tranquilidad mientras se mueve un poco para poder ver mejor a la sanadora. ― ¿Cómo se sabe cuándo se debe continuar o abandonar?-, cosas como estas le causan temor, uno tan grande que quizá, por más que se esfuerce, ni siquiera sus apagados ojos son capases de disimular, y es que cosas como estas fuerzan el delgado hilo que Grelliam cree que le queda por cordura. Respiró hondamente, sus sentimientos son incomprendidos por él mismo, y se siente de pronto, que tan solo con tocarlo, todo lo que con silencio se ha esforzado en mantener ordenado, se desordena de vuelta. Quizá no era el modo, pero él no conoce uno mejor. ―El cambio de estación se viene pronto, Bel Evans, ¿estas lista para eso? ¿Cómo te preparas para que llegue?-, masculla nuevamente desviándole la mirada, pues el baile del fuego en la chimenea se anima de tanto en tanto, divirtiendo al muchacho. No espera una respuesta de ella, aun así, hace otra pausa larga. La calma de la espectralmente silenciosa casa se rompe con los gruñidos y quejidos salvajes que Yanna hace al entrar arrastrando algo por la puerta del almacén trasero de la cocina. Es casi divertido escucharla batallar de aquel modo, y luego escucharla discutir con Bernadette por cómo ha dejado de sucia su cocina. Pero Garry ni se esfuerza, cada día es, como si desaprendiera más a hacer gestos, como si se negara a mostrarse, pero realmente el brujo no parece consiente de que su rostro es rígido y pálido. De pronto es como alguien a quien se le ha arrebatado algo vital para vivir la vida, es tal cual como el fantasma de Geraint merodeando por donde las enredaderas y las bayas de goji se dan con más frescura. Sin embargo, no todo el tiempo es así. Hay otros días, cuando la criatura no le manipula tanto, que se le puede incluso ver soltar una risa más animada cuando Yanna se esfuerza por vestir a Hannity y a Bel con alguno de esos disfraces de reptil que ella misma usa. ― Ella ha dicho que te ibas-, se refirió a la morena, de quizá una conversación vaga y ajena que tiene con Smith algunas veces por la mañana o mientras nadan en el estanque. ―¿A dónde te lleva el cambio de estación, Bel Evans? @
  10. Reconocer a la muchachita no fue un verdadero problema, aun así Garry le observó como si no pudiera creer que se tratara de la misma Selenne Luxure que habría tenido por alumna en clase. No había pasado tanto tiempo en realidad desde la última vez que la entre los pasillos de Hogwarts, de hecho, no la volvió a ver luego del quinto curso y aunque eso pasaba con muchos de los estudiantes que pasaban por el aula de IM, por alguna razón el menor de Ollivander sospechaba que seguro se encontraría con Selenne en su último año, quizá ella habría terminado ya sus estudios en el extranjero, no lo sabía. No tiene un tiempo para darle explicaciones de por que él se encuentra aún fuera de los terrenos de los Luxure, cuando apenas lo intenta, el muchacho ya ha sido tomado del brazo encaminándose junto a la muchacha pelirroja, de reojo solo puede observar a aquel otro mago quedarse atrás, en el límite de propiedad. A pesar de sus intentos, Grelliam finalmente solo se deja llevar por la muchachita, ya podrá platicarle a Lady después sobre aquel individuo parado a las afueras del castillo, si era un invitado más, seguro era cuestión de tiempo para verlo entre la gente. El camino hasta el interior del castillo es rápido junto a Selenne, si quiera da tiempo de alguna platica formal, no está seguro del por qué, pero si ella no ha terminado sus estudios mágicos a Garry le interesaría saber sus motivos. En cambio es casi en un abrir y cerrar de ojos que ya están, ni si quiera en la puerta sino más bien, adentro del palacio, es un alivio no tener que esperar a los servicios por ser atendidos, en realidad él no es muy fanático de los protocolos de presentaciones y visitas, aun cuando ya los tiene más que programados en sus hábitos. Una vez llegado al salón donde las decoraciones azules y plata abundan puede distinguir sin dudar a las dos figuras femeninas que ya se encuentran ahí. Le alega encontrarse, además de a Lady, también con Alessandra aun con esos cambios tan radicales que le otorga su metamorfomagia y de los cuales no pudo acostumbrase jamás, él no la ha visto desde…hace un mes tal vez y aun así siente que no la ha visto en años. Aun cuando su sentimiento hacia ambas mujeres es nato, el solo las ha de saludar con una venia y un beso en la mejilla a cada una y un elogio sobre su apariencia, sin decir mucho, los gestos y las palabras no soy su mayor virtud, pero verdad era que a amabas la maternidad parecía sentarles bien. ―Al fin en casa, es maravilloso este lugar-, guiño con cierta complicidad a Lady antes de recordar el obsequio que ha traído para el festejado. ―Lamentaran usted y el buen Alexander mi retraso, pero ya he traído aquí algo maravilloso-, es increíble que exista tanta serenidad y entusiasmo en esa oración al mismo tiempo. Sin más se acercó a Lady para entregarle el paquete, en realidad los bebés no lo hacen sentir muy cómodo. ―Es un grimorio-, soltó con satisfacción, incluso antes de que pudiera siquiera abrir la envoltura, y es que, aunque parece bastante tranquilo, esta impacientado por que el nene pueda hacer sus primeras maldiciones, era una pena que aun tendría que aprender a hablar primero. Antes de que pueda continuar conversación con Alessandra, siente de su brazo un tirón más, esta mala manía que tiene la gente de tirar de él a su antojo le hace pensar a Garry que quizá algo de deporte no le vendría mal por las mañanas, si tan solo no fuera tan perezoso para madrugar. Pero en cambio cuando en sus pensamientos ha decidido que quizá comenzando el nuevo mes decida comenzar con eso, Selenne ya se ha encerrado con en una habitación aledaña, Garry se sorprende por el tipo de lugar aunque lo hace más la facilidad con la que la muchachita se mueve por los pasillos de aquel extraño castillo, si le preguntaran a él difícilmente podría si quiera volver al salón donde se está llevando la fiesta de Alexander. ―Ah…Selenne-, a pesar de la cercanía y el tacto que tiene la muchacha con él; no parece muy turbado, la naturaleza de Garry no es muy buena para detectar cuando esta o es privado del espacio personal, del él mismo o el de la gente. ― “Gustar” es una palabra muy genérica, ¿sabía usted?-, masculló poco preocupado, conoce a los demonios más de lo que quisiera, gustan de tentar a los humanos, empujar hasta hacerlos pecar y tenerlos a su merced, los ha visto hacer eso otras veces, ha tenido que liar con ellos y “lo que pueden hacer” antes en el consultorios, casos ajenos por supuesto, pero no dejaban de ser un caos. ―Tal vez no es lo que usted busca decir. Sin embargo, Grelliam no era un humano ordinario, él ya habría sucumbido bajo el poder y el antojo de su propio demonio interno, su límite entre la cordura y la demencia colgaba de un hilo, uno que Grelliam se encargaba de cuidar con recelo. Es por eso tal ves que lo que ahora Selenne Luxure decía, la parte simple del muchacho no podía entenderlo. Tal vez, lo que ella quería, es que Grell se convirtiera en el pasatiempo de un instante, después de todo, ella no le conoce en sus peores días, ni en sus mejores tampoco, no sabe de los malos y aburridos hábitos que tiene por detonar, quemar o ingerir sustancias extrañas, no lo ha liado antes de una luna llena ni lo ha visto luego de ella, lo difícil que se vuelve soportarlo. No, ella no conoce de lo aburrido que es pasar en silencio horas en su compañía, porque es lo que él más disfruta hacer. Garry no es un misterio o un enigma como ella dice, él es…como un hombre viejo habitando en el cuerpo del muchacho, ¿querer descubrirlo? Es solo como comer un persimo en verano, nunca sabes si en realidad te va a gustar, porque su sabor, la mayor temporada del año, es amargo y cansado. Y, para ser algo de “solo un rato”, bueno Grelliam tiene a Luxure en un pedestal algo más arriba de lo ordinario para algo como eso, por más enriquecedor que pudiera resultar ser, además de que ya había alguien más cuidándole de esas bajas costumbres que el muchacho pudiera tener. ―En cambio, usted si es una persona muy interesante-, sonríe flojamente de medio lado, no miente, pues lo ha visto en ella desde sus clases, la peculiaridad de sobresalir entre Luxure, si ella se lo propusiera claro, pero por alguna razón, la confesión de la muchacha le hace pensar en Lady, en el momento en el que se habían conocido, cuando ella era aprendiz en criaturas. Mucho había cambiado entonces tanto ella como la relación que existía entre ellos. Él cree, que a Selenne le hace falta un poco de ese algo de la vida, para poder entender con mayor cesantes todo el cumulo de cosas que ha soltado en un arrebato de emoción. ― ¿Usted qué es lo que quiere? -, preguntó, pero no espero una respuesta. ―Hay que…descifrar algunos otros misterios sobre este mundo antes, ¿no lo cree?-, el muchacho desvió la mira un segundo y luego volvió para encontrarse de nuevo con ella. Le sonrió con el encanto que ella causa y aun acorralado entre ella y el muro, ahora si esperó con la paciencia que tanto le caracterizaba, por alguna respuesta de ella. @@Selenne Luxure
  11. Su aparición resulta ser bastante peculiar, un estallido seco, breve, en medio de la nada, que envuelve en una densa nube verdosa a la figura que se materializa en un santiamén dentro de los terrenos de Grindelwald. El olor a pólvora, tabaco y herbolario rápidamente inundan también el lugar, a pesar de que va pulcramente vestido para la ocasión, el aroma ya lo lleva impregnado en su piel manchada, pues Grelliam no deja de ser un brujo de hábitos extraños. Sosegado, observó su entorno luego de dispar el humo con un ademan suave, él no es de movimientos bruscos. El sitio, no puede reconocerlo, pero la apenas perceptible mueca que hace revela que al menos es el sitio donde ha querido llegar, era una fortuna que aún no hubiera problema con los permisos de aparición, aunque, si tiene la oportunidad de hacerlo más tarde, igualmente deberá comentárselo a la matriarca del hogar, solo, por la seguridad de ella y claro, el buen Alexander. Así que con su habitual calma ha comenzado una marcha lenta para recorrer la distancia que lo debe separar del castillo. Bajo el brazo bien envuelto (gracias a la ayuda de Bernadette) lleva el regalo para el festejado, oculto por el abrigo de gabardina que lleva por encima del traje de tres piezas gris claro de cuadros, que solo consiguen darle a Garry una apariencia un más pálida de lo que acostumbra. Su cabello en cambio, la brillante melena cobriza, hace un mejor intento de verse arreglado para los Luxure. Es poco el tiempo que hace en realidad para moverse por los terrenos, no los conoce, pero no tienen problemas, pues todo se encuentra en perfecto estado, por lo que es fácil circundar con tranquilidad por las veredas de flores prematuras a su estación que llevan hasta el castillo Grindelwald. Como lo esperaba, todo resultaba de admirar, aun así, el menor de los Ollivander casi rogaba internamente que el festejo del menor se celebrara en el interior del castillo, pues las últimas noches de luna llena no lo habían tratado bien y lo que menos quería era pasar horas bajo la radiante luz del sol. ―Pero estamos aquí por ella-, auto corrigió su pensamiento negativo justo cuando está por llegar. ―Oh si, y...el niño…-, sus lentos pasos se detuvieron ante la figura que ve del otro lado, a algunos cuantos metros de distancia, un muchacho bien vestido, solo observando con la tranquilidad de un viejo hombre. Garry forzó el entrecejo un instante, solo por la extrañeza de ver aquella persona solo de pie frente al castillo de los Grindelwald. “Quizá un invitado”, se aconsejó antes de retomar sus lentos pasos en dirección a Gabriel. ―Buen día, ¿está usted bien?-, “perdido” quizá decir, pero prefiere ser solo un poco más cortes con el brujo. @@Lady Luxure Grindelwald @@Gabriel W Diggory
  12. El agua de la cascada había dejado de caer por completo, en el estanque que se encuentra justo entre ellos , el agua aún sigue turbia, como si le molestara la presencia de ambos en ese lugar, ahora que presta algo más de atención puede verlo; algunas marcas en la cueva que se asemejan a las que se encuentran en la piel del Ente, ¿Cuánto tiempo llevaba esa cosa escondida en la penumbra de la cueva?, su comportamiento era inusual, como el de alguien que ha perdido parte de su sentido común, no conseguía intimidar a Garry aun, pero su actuación lo dejaba pensando al respecto; pues no entendía con quién parecía hablar, ¿él mismo?. Apretó los labios con fuerza en una mueca de fastidio, ¿podría ser que este Ente solo fuera una distracción como el hombre afuera?, su sed de sangre, de pronto lo ha hecho acordarse nuevamente del vampiro. Aun hincado en el suelo, Garry mantiene una altura considerable, lo suficientemente buena para apuntar sin dificultad a su oponente y ver, con desanimo, como es que su hechizo no ha resultado en contra del ente, la avispa marina yace muerta bajo sus pies sin haberle causado daño alguno. Negó apenas, pensando que debe apurar y prepararse para algún contraataque de parte de su oponente, o mejor, atacar ahora que ve la oportunidad, sin embargo, antes de que pueda lanzar un hechizo más aprovechando el hueco, la cueva pareció agitarse con un sonido extraño, como si reclamara por la batalla que se estaba llevando en aquel lugar, el ruido, que parecía el gruñido de una criatura gigante, agito violentamente las estalactitas que colgaban sobre ellos y para su mala suerte, de la parte superior de la cueva, una gran roca se desprendió sobre él luego de que pensara que todo estaba en calma. ― Confringo-, Chicoteó su brazo con la intención de lanzar el rayo por encima de él para que impactara en el enorme pedazo de roca que ha caído por el ruido, la explosión conseguida, haría que el pedazo de cantera se fragmentara y solo polvo y trozos más pequeños cayeran sobre él, pero que también le daría impulso a las demás fracciones de filosa roca que impactarían al Ente, incrustándose en su cuerpo ahora cubierto solo por jeroglíficos. Ahora que una ligera niebla de polvo le cubre a su alrededor, Garry levantó su altura un poco más para distinguir mejor la figura del Ente y atacar, pero al tiempo que su cuerpo se queda momentáneamente rígido, la marca de Sangre dejada en él por Hades al comienzo del viaje, comienza a brillar y le impedía prepara un hechizo más. Eso tenía que ser, seguro el vampiro se encontraba detrás de todo esto. @@Candela Triviani
  13. Asdfg hola e_e vengo con una duda del rol o duelo. Bue es sobre el salva guardas, y es que mire lo que me lei(?): http://www.harrylatino.org/topic/102604-catalogo-de-dudas/?p=5060877 Estonces; ¿sigo luchando contra el Ente des…vestido(?) o si le dio un llegue el animal? Saldos y de antemano gracias x3
  14. Retrocedió prontamente, alejándose de aquel cuerpo que parecía de apoco perderse en el fondo del estanque, salió al fin del agua, pues se sentía cada vez más siendo arrastrado por la corriente que justo corría bajo sus pies, aun cuando la cascada sobre ellos ha perdido intensidad, afortunadamente ha dejado la capa de viaje antes de saltar al agua, por lo que el peso de ella remojada sobre sus hombros no es un problema para el poco energético Garry. El brujo apenas levantó la vista para poder ver justo del otro lado una figura más que se aproximaba, no le queda más que aferrarse con fuerza de su varita, las palabras de aquel ente lo extrañan, su presencia es incomoda y alarmante, tanto como el eco que hacen sus susurros al hablar. En su diestra, donde aún sostiene la daga de sacrificio con vestigios de su sangre y de la del hombre que se encuentra afuera con Candela, el anillo detector de enemigos le advertía sobre esa misteriosa presencia que ahora tenía frente a él. Garry intentó rodearlo, para buscar una salida, ya estando fuera del estanque era más sencillo moverse, aunque la atención de aquella persona o criatura estaba solo puestas sobre él. ― ¿No era lo que…? ¿Qué es lo que esperabas entonces?-, se impresionó de escucharse a sí mismo tan tranquilo, aun cuando puede sentir los latidos de su corazón golpeando sus oídos tras cada paso que aquel perturbador ente hace. En realidad no cree que esa cosa quiera hablar más tiempo con él, pero también supone que no lo dejará salir de ahí sin batallar, y ¿si trataba de negociar con eso?, Garry negó apenas, haciendo a un lado la idea de buscarle al ente lo que quiere. ― ¿Qué es lo que…-, no puede terminar de formular su pregunta, la herida que se abre lentamente en su pecho lo deja sin aliento y completamente descolocado. El ardor lo tumbó sobre sus rodillas, un golpe seco que quizá descostilló la tela de sus pantalones debido a las filosas rocas que conformaban la cueva, sus manos temblaron ante sucumbir al dolor, pero no fallaron al colocar sobre su pecho el amuleto de curación que ya colgaba de su cuello y aplicaron una curación más a su cuerpo. ¿Esa cosa lo había hecho? Garry pensó, mientras su cuerpo se sanaba, que en realidad no tenía mucho tiempo para atacar, así que no vacilo más, aun cuando sus temblorosas manos no parecen cooperar, el licántropo apretó tan fuerte su mandíbula como a la varita entre sus manos y pensó, una maldición , para que su primer hechizo o invocación en su contra resultar equivocado. ― ¡Morphos!-, aun sobre sus rodillas, el objetivo del hechizo era la túnica del ente, que inmediatamente se convertiría en una gran avispa marina de un tamaño considerable, ya que la túnica cubría casi por completo el cuerpo del hombre, por lo que no era un problema, para la avispa, rodear su torso y parte de sus extremidades con largos tentáculos que se aferraron con sus últimas fuerzas a él, inyectando su veneno en el torrente del ente. El agarre de la avispa no duraría mucho en realidad, no estando fuera del agua, aferrada a los brazos y piernas de ese misterioso ser, sin embargo, resultaría vivir lo suficiente para que al caer sin vida, el cuerpo del ente se encontrara ya envenenado.
  15. Pasillos del castillo. Grelliam Ollivander, instructor del quinto curso. Las clases del primer mes del año al fin habían terminado, aunque era verdad que a su curso aun le faltaban unos cuantos días para comenzar, Garry había vuelto a las instalaciones del castillo solo para los preparativos del quinto curso y si quedaba tiempo, hacer algo de reflexión, pues el tiempo parecía de pronto estancado luego de aquella terrible noticia, que ni siquiera podía sentirse seguro dentro de los terrenos de la heredad. Era extraño, por demás sospechoso todo lo que había estado pasando desde que se les pidió borrar rastro alguno de lo que habían construido por años, ¿y los demás? ¿Dónde estaban ahora? ¿Qué quedaba aun algo por hacer? Los lentos pasos del muchacho lo llevaron por los pasillos de las mazmorras hasta el piso principal del castillo de Hogwarts, al menos ahí, sintiéndose como si fuera él un fantasma más, se siente más tranquilo, la calma del sitio lo deja pensar y remover sin remordimientos sus pensamientos más turbios relacionados a la misteriosa “desaparición” de la Orden del Fénix. No ha hablado con nadie desde entonces, pareciera como si el ya de por si silencioso muchacho hubiera entrado en un mutismo permanente, pues ni si quiera los intentos de Evans le habían arrancado una palabra de la boca al respecto, ¿Por qué? La cosa era simple, aunque complicado de explicárselo. Su gesto reflejó la incomodidad que siente al salir al frio exterior, aún hay sol de la tarde, pero supone que es cuestión de unas horas para que oscurezca. En el camino no puede encontrarse a nadie, no hay más rastro de los estudiantes, Garry cree que deben estar ahora en sus casas, preparándose para volver y continuar en sus estudios mágicos, pero ¿Hogwarts estaba preparado para recibirles? Si bien el tema de la guerra mágica no parecía tener importancia dentro de las aulas de los colegios, tal como era su deber, el licántropo ya sospechaba de que, no por tratarse solo de estudiantes, estaban exentos a involucrarse en lo que al mundo mágico pasaba. Por supuesto que, en la oficina de instructores nadie habla nada, nadie hace mención de aquella noticia soltada de pronto por el Ministro de magia; que decía haber erradicado por fin la guerra mágica, aunque no sea verdad, quizá es por eso que nadie habla, y solo se siente una tensión incomoda tras las palabras de la directora anunciando cada vez una renuncia nueva. Garry solo se remueve y asegura apenas a Triviani que cuenta con él para la introducción a la magia, fingiendo (o no) no saber nada mas de aquellos que han abandonado los puestos luego de la desaparición del bando; Dj, Zhail…incluso ese DH al que poco conocía, Luka. ―Dennis Delacour-, habló con su habitual calma, no pareciendo turbado a diferencia de sus pensamientos. La figura de ella acercándose al castillo es reconfortante, y no es que él sea fijado, pero puede ver que ella no es la misma persona que algún día se encontró en algún rincón de la madriguera. ―Me alegra que pudiera usted venir, espero no haber interrumpido algo importante-, le sonrió con un gesto blando. ―Ha pasado un buen tiempo ¿no es así?-, se apuró al encuentro y le saludó con un abrazo, suave, torpe, pero de genuina estima. ― Vamos adentro, hace mucho frio aquí, y hay algo que me gustaría saber. Platiquemos. @@Dennis Delacour
  16. Se apartó nuevamente mientras el cerco de materia luminosa se desplegaba entre ellos y las criaturas, al cabo de un instante no había más rastro de ellas. Pero que limpio e útil encantamiento había utilizado ella, ¿le hubiera funcionado para él de usarlo con el espejo? Ahora que Candela menciona los niveles, piensa que entonces debería poder usar los encantamientos de libros de hechizos más avanzados, ¿no? quizá mejor idea era no utilizar el espejo de niebla en un buen tiempo, si en otros casos le habría sido de ayuda para realizar encantamientos más fuertes, hoy resultaba bastante complicado imaginarse su uso. ―Creí que conseguiría hacer el ataque más fuerte, solo-, contestó sin apuro aunque sospecha que ella realmente le ha dejado de prestar atención. ―Un poco de imaginación suicida supongo…-, una media sonrisa de ironía se dibujó brevemente en el pálido rostro, experimentar con la magia de los libros de hechizos no era una solución entonces… no por ahora. Que el cautivo de pronto aparezca despierto no pone al brujo de mejor ánimo, Candela se ha adelantado de nuevo, esta vez, para cuestionar al individuo. Él no pretende preocuparse de más para poder mantenerse centrado en lo que ha ido a hacer en aquel remoto lugar, pero admite que la repentina desaparición del vampiro y la aparición de aquel hombre es un hecho extraño, y casi, de no ser por la presencia de Triviani ahí, el brujo hubiera pensado que todo esto era parte del plan. Exhaló luego de escuchar a Candela, supone entonces, que no tiene más remedio que continuar con eso. ―… Bien-, asintió de nuevo, luego de la instrucción que ella le da y camina en silencio por delante para entrar a la cueva mientras ellos se quedan del otro lado. ―Uh…no me gustan para nada los vampiros… La profundidad de la cueva es demasiado oscura, como es de esperarse, él se ilumina al caminar con una luz tenue que sale de su varita, moverse en la penumbra no es un problema, aunque de vez en vez se tropieza con alguna roca que sobresale del suelo, pero él apenas se queja antes de continuar en ese lugar que entre más profundo más incómodo es. Rápidamente la humedad inunda el aire, por lo que Gary piensa que si continúa adelante pronto se encontraría con un cuerpo de agua, alguna corriente que desemboque por ahí cree, pues puede escuchar el fluido golpeando entre las rocas. En cuanto a rastros del vampiro…bueno en realidad ahí no parecía haber señas de Hades, ni siquiera puede encontrar un rastro claro de que alguien hubiera estado dentro de ese lugar, y si lo había, se aseguró de no dejar pista. Está a punto de detener sus pasos y volver con Candela, resignado a que no ha encontrado nada ahí dentro, ¿Qué tal si aquel hombre cautivo ha querido que se separaran? Quizá él era el verdadero Hades, podría resultar serlo ¿no?. Chasqueó la lengua antes de tomar una decisión, sin embargo, ya se ha adentrado varios metros y al fin es que puede verlo, un llano amplio con doble altura, una caída de agua en lo más alto, donde la cueva se abre nuevamente al exterior y la luz se filtra sin problemas. Alguna vegetación pequeña crece también ahí, aunque son arbustos bajos, extraños llenos de lazos espinosos que se enredan en estalactitas o filosas rocas que sobresalen de los muros. Justo del otro lado, puede verse una figura casi amorfa debido a la corriente de agua cayendo sobre ella, sus movimientos son extraños, como si estuviera tomando de sus aguas con gran excitación, no parece darse cuenta de la presencia del licántropo, aunque igualmente Garry no se confía mucho. Con pasos sordos comenzó a rodear la superficie cristalina, que no es onda solo por la bifurcación que lleva al agua a otras direcciones. El anillo detector de enemigos lo alertaba, pero no quería lanzar un encantamiento a esa distancia. Una maldición más salió de su boca, para que al menos, si era Hades quien se encontraba del otro lado, fallara en su primer ataque, aunque le preocupa un poco la marca de sangre que ha dejado el vampiro en él antes de comenzar con la prueba. ―Sectusempra-, el rayo salió con fuerza una vez que alcanza una mejor posición para atacar, impactando duramente en la figura, asiendo unísono al lamento de dolor que aquel que ahora ha caído al estanque, contaminándolo con su sangre, tiñéndolo rápidamente de un rojo muy oscuro. El gemido del hombre corrió como un eco a lo largo de la cueva, como si diera una alarma que, de a poco, fue silenciado por el ruido del agua cayendo. El brujo maldijo el descuido, pero continúo. De un salto, Garry salió de su “escondite” y se apresuró a buscar entre el agua el cuerpo de aquella persona, cuando al fin lo encontró la sorpresa le dejó la mente en blanco un largo segundo, aquel hombre era idéntico al que acompañaba a Candela afuera, Garry no lo había visto bien, pero…tenía que ser el mismo, incluso las mismas pocas heridas de su cuerpo ahí estaban, entonces ¿Dónde estaba Hades?¿Quién era este hombre y quién estaba con Candela?. Exhaló largamente, con los pálidos ojos observando a su alrededor, sobre todo en la dirección de donde él mismo había llegado, pero solo puede ver el oscuro túnel de donde ni siquiera la luz del exterior es visible. Sobre él el agua de la cascada caía con menos intensidad, como si algo de pronto obstruyera la corriente y bajo sus pies el agonizante hombre aún seguía desangrándose, pidiendo, entre gemidos de angustia, su ayuda. @@Candela Triviani
  17. "Si no confías en tu propia magia, ¿cómo esperas aprender verdaderamente?" ―Comprendo, En realidad hace mucho tiempo que lo tiene claro, entiende que es la confianza que se tiene a si mismo lo que mejor le ha funcionado para aprender otros tipos de magias y que también ha conseguido manipular con más habilidad con tiempo y claro la práctica, pero aprender a realizar encantamientos a la perfección a él siempre le ha costado algo más de trabajo, sin comprender muy bien todo el por qué, si él era como Evans lo describe; tan egocéntrico ¿Por qué dudaba tanto al realizar un encantamiento cuando tenía que proteger o cubrir a alguien más? Hoy no estaba resultando tan diferente, pero lejos de sentirse desconfiado, él cree que solo debe trabajar más para conseguirlo, así como lo ha hecho para conseguir sus otras habilidades mágicas. La respuesta de ella ante las dudas del brujo son claras, aunque luego de escucharlas, más preguntas se amontonan unas tras otras, quizá algunas que parecen repetitivas y otras extrañas de formular, por lo que Garry piensa en que quizá ha pasado de largo temas importantes por estudiar del libro, pues todo este tiempo había estado confundiendo las funciones de la daga como sacrificio o juramento. La aclaración que ella hace al respecto le deja para reflexionar más sobre el uso del objeto mágico. Con paso torpe la sigue nuevamente, de regreso al hombre en el poste, la verdad es que él no alcanza a hacer nada más por esa persona, porque es ella quien se encargaba de desatarlo y curar sus heridas mientras continuaba con explicaciones, por lo que solo se hace a un lado para no estorbar a la profesora, sin problemas ella ha podido con el hombre. Por otro lado, Garry se fija más en lo otro, en lo que Candela dice luego de haber levantado al maltrecho hombre; las criaturas que había hechizado al parecer habían sido derribadas por el resto de alimañas furiosas, o tal vez el encantamiento había terminado, cual fuera el caso, ahí estaban de vuelta, siguiendo el rastro del par de brujos hasta encontrarlos. Se sorprendió de verlos tan cerca de ellos, tenía escaso tiempo para pensar en algo, pero debe ser por su habitual rostro insipido el que no lo deja mostrarse turbado al respecto. Luego de escuchar la última palabra de Triviani se apartó de ellos en dirección a las criaturas, dejándose caer sobre sus rodillas a la vez que necesita apoyarse de nuevo en los bolsillos hechizados de su capa de viaje para invocar, una vez más, aquel objeto, su favorito hasta ahora, que había conseguido desde el primero de los libros de hechizos. ―Espejo de niebla-, del modo más rápido que puede debe montar, sobre el suelo, entre ellos y las criaturas, el objeto que inmediatamente comenzaría una ilusión colectiva en contra de las criaturas. No perdió más tiempo y mientras les observa disminuir su paso ante aquel estado hipnótico, Garry se ha puesto de pie empuñando nuevamente en una mano su varita y en la otra, aun, la daga. ―Avis-, la docena de avecillas que salieron disparadas de la punta de su varita hicieron el resto del trabajo, pues al entrar en la ilusión del espejo, las otras criaturas les verían con temor, como si esas doce aves se trataran de bestias inhumanas capaces de acabar con ellas sin problemas. Echó, por encima de su hombro, un vistazo hacia Candela y el cautivo, no espera que desaparezcan tal como ha pasado con el vampiro, pero no estaba por demás solo asegurarse, después de todo, espera que en cuestión de tiempo todas esas criaturas comiencen a retroceder temerosas, intimidadas ante su invocación. @@Candela Triviani
  18. Su atención estaba puesta en la lucha que hay entre las extrañas criaturas que han aparecido de pronto, como si de un espectáculo se tratara, había conseguido apenas hechizar a unas cuantas para tenerlas bajo su control, pero ¿de qué iba esto? ¿Habría algo más que hacer con ellas o solo esperar a que terminaran de matarse entre sí? Cual fuera el caso, él les observa con tanto cuidado que casi ha olvidado poner atención al resto de su entorno, es por eso que es incapaz de escuchar el sonido de alguien más apareciéndose cerca de ellos, además de que el ruido que hacen las bestias luchando no es de mucha ayuda. La vista del brujo buscó a la persona que habla a sus espaldas, antes claro de volver en dirección a Ragnarok en busca de algún signo que justificara la presencia de ella en el páramo, pero para su sorpresa, o alivio, el vampiro ya no estaba. ―Uh…bueno es que…-, el muchacho continúo buscando en su alrededor algún rastro del vampiro, de verdad que le descolocaba más de lo esperado su desaparición, sobre todo no haberlo notado siquiera, quizá alguna criatura lo había atacado sin darse cuenta, tal vez ella se habría desecho de él, su excusa con respecto a la plantilla docente es extraña, ¿era una prueba más tal vez?. Las palmadas que ella le da, le provocan un sobresalto más antes de continuar hablando. ―…No tenía muchas dudas entonces, más bien creo que no estoy consiguiendo entender como formar el vínculo con la magia de este libro-, habló distraído, más atento en observar con curiosidad a la mujer que se dirige a aquella tormenta de criaturas. ―Ah… ¿señora?... Candela Triviani siempre le pareció una mujer…extraña, siendo injusto, la verdad es que poco la conoce, aun así, la inusual presencia de ella no es motivo suficiente para no seguirla a través del camino lleno de criaturas violentas, ante la seña de ella asiente apenas antes de imitarle y siendo intangible, gracias al salvaguarda mágica, sigue sus pasos. Es necesario tenerse que asegurar de que la técnica continúe funcionando hasta encontrarse nuevamente junto a Triviani, y quizá continúe de ese modo hasta convencerse de los motivos que tienen ahí a la directora de Hogwarts. A distancia aún se puede escuchar a las criaturas batallando, un desagradable sonido que rápidamente deja de tener protagonismo en sus pensamientos al toparse frente a ellos con un poste metálico que parte en dos la vista del horizonte, ¿esto es lo que Ragnarok veía antes? Con pasos menos apurados termina de cruzar el tramo que le queda para quedar un par de pasos más por delante de la bruja, los pálidos ojos del muchacho se detienen a observar el cuerpo del hombre amarrado a el poste, reconociendo que solo se trata de una persona ajena. El brujo se remueve ante alguna seña de vida que hace aquella persona amarrada al poste, es casi desagradable de ver, aun así la varita de pino empuñada junto a la daga de sacrificio que había invocado momentos antes se retuercen en su mano izquierda con fuerza. Que Triviani hable de nuevo le causa un sobre salto más, hace una nota mental antes de prestar atención a lo que ella dice; él debe dejar de ser tan paranoico cuando de Candela Triviani se trata, ¿verdad? El licántropo se acerca solo un poco masa aquella persona en el poste, ¿para qué podría servirles? ¿protegerlo? Garry entiende que es una práctica, tal como ella lo ha mencionado, pero la verdad es que poco estaba antojado de hacerse lio, mucho menos lastimarse, por aquel hombre que sinceramente ni siquiera está seguro de que es una persona real. Entonces ¿funcionaría hacer un juramento si él de verdad no tenía la intención de salvar a ese hombre? ―Esto…creo que tengo dudas ahora…-, en realidad no tiene si quiera tiempo de pensarlo más, Candela ha apuntado al hombre atado al poste y lo que Garry solo consigue hacer es hacerse a si mismo un corte rápido con la daga de sacrificio y luego lanzarla en dirección de aquella persona a la que debe proteger, con algo de suerte (para el hombre, no para él) y buena puntería, la daga también le cortaba y el juramento funcionaría . ―Immolo ad protegendum. Dos largas heridas se abrieron en la piel del brazo del licántropo, el dolor fue inesperado así que con un gemido ahogado se tambaleó sobre sí mismo hasta caer arrodillado como si el rayo de la varita de Candela le hubiera impactado a él. Mientras la sangre sale de su cuerpo, hace un esfuerzo terrible por pensar en una maldición que le impida a Candela lanzar bien algún otro encantamiento en contra de ellos. Del bolsillo de su pantalón apuró el amuleto de curación y lo colgó en su cuello antes de realizar las curaciones que fuera necesarias para cerrar las heridas. ―Yo pensé que…no funcionaría-, sentado en el suelo sigue revisando porque su brazo aún se siente adolorido cuando ya no hay más heridas abiertas en él. El efecto de la daga de sacrificio lo tiene pensativo, ya había visto un par de veces a Evans hacer uso de este objeto, pero lejos estaba de imaginarse siquiera el tipo de vínculo que se formaba entre los involucrados en el juramento. Casi renegando de sí mismo, se puso de pie nuevamente, caminó en dirección al hombre intacto y recogió del suelo la daga ensangrentada. Garry nunca ha sido un amante de los objetos cortopunzantes, pero cuando sostiene entre sus dedos el objeto mágico una mueca caprichosa remplazó el rostro hastió. ― Este hombre es muy parecido a Hades, ¿él lo ha dejado aquí?-, moviéndolo con la punta de su varita le echa un mejor vistazo a la persona, no parece estar herido, aunque si se muestra acabado, como si tuviera ya días ahí atado. Entonces recuerda lo que ella había contestado sobre la marca de sangre; ¿aprovecharse de él? ¿para qué?. Se colocó en canclillas junto al hombre en busca de alguna marca como la suya que fuera visible. ― La marca de sangre ¿Cuándo desaparece?-, preguntó a Candela distraído. ―El libro menciona que el mago de sangre que toca a una persona le coloca una marca imborrable en el lugar dónde se ha producido el contacto, pero ¿desaparece luego de la primera orden? Debe ser muy difícil en una batalla conseguir tocar nuevamente a tu oponente. Finalmente se alejó de aquella persona y volvió con Candela, ¿debían sacarlo de ahí? ¿o seguirían practicando con él? @@Candela Triviani
  19. Los ágiles pies de la criatura se movieron con rapidez por el suelo viejo de madera, ella ya no camina con torpeza, inclusive sabe dónde dar ese doble paso para no tropezar a la vuelta del pasillo con la alfombra fea de los ex amos de la casa y de la cual se pregunta por qué el actual dueño ha insistido en conservarla. En sus manos lleva una bandeja de plata gastada o simplemente mal pulida, sobre ella un frasco de esencia de díctamo se balancea de un lado a otro amenazando con derramarse en cualquier mal paso, pero la criatura no parece preocupada por ello, pues junto a la botella hay una jarra de agua caliente sobre un par de vendas, si se derramara de pronto, ella cree que pudiera recuperar gran parte del díctamo. El cuarto del menor de la casa se encuentra al final de un pasillo largo ahora limpio de puertas u ornamentación que solo aparecen cuando el muchacho está en la casa o despierto, así que Bernadette exhala de alivio al saber que puede cruzar sin esos cuadros con pinturas extrañas colgados en los muros viejos o las puertas de acabados poco agradables que aparecen de pronto. Aun así, los piececillos que se habían detenido al comienzo del pasillo van ganando de apoco algo más de velocidad, y es que, a pesar del tiempo que tiene viviendo junto a los Ollivander, siempre le ha dado miedo andar sola por esa casa vieja. Bernadette solo necesita agitar una de sus manos para librar la puerta del seguro y rápido entrar exhalando nuevamente de alivio, como si todo este tiempo algo terrible le hubiera estado persiguiendo. A pesar de la oscuridad de la habitación la criatura se siente mucho mejor dentro, la recamara del amo siempre se mantiene cálida cuando él está ahí, Bernadette sabe que no puede andar hasta que sus ojos se acostumbren a tanta oscuridad o seguro podría tropezar y caer con algo que se encuentre regado en el suelo, así que espera hasta que puede distinguir sin problema el bulto sobre la cama moverse al ritmo de la respiración del licántropo. La elfina sonríe con ternura un breve momento antes de que una mueca más divertida le remplace, con la misma agilidad que se le caracteriza atraviesa el cuarto, y al irse acercando más, puede percatarse del aroma del amo entre pomos de árnica y pócima desinfladora. ―Él está bien-, se dice a si misma luego de asomarse por encima de la cama tratando de darle forma al hombre envuelto en un montón de cobertores y mantas. Luego de dejar sobre la cómoda la bandeja, la criatura retrocedió lo suficiente para de un largo salto llegar hasta la cama del brujo. ― ¡Despiertaaa!-, llamó la elfina revolviendo la cama. ―Anda ve y date un baño rápido, llevas casi dos días aquí adentro, sé que fue una noche dura, pero hay que comer ¡He hecho verduras para la cena!-, de un lado a otro la elfina daba saltos por la cama, con una larga sonrisa mientras con un chasquido una a una va encendiendo las luces dentro de la habitación. Bajo ella, el bulto solo se remueve un poco. - - - - Un fuerte chasquido provocaron las chispas necesarias para encender la gran chimenea de la sala, la silueta delgada del muchacho se encuentra justo en medio, alto aunque visiblemente desmejorado. El rostro cansado es iluminado por el fuego al igual que es solo el reflejo de las llamas lo que le da un poco más de vida a ese par de ojos pálidos. Su cabello aun escurre agua tibia y en la piel desnuda de su torso pueden verse aun los hilos de vapor arremolinándose en lo alto de sus hombros. El brujo se mantiene absorto frente a la chimenea, como muchas otras veces, observando el fuego arder en ella. ―Que mala maña la tuya de moverte por la casa sin encender las luces-, la voz de Bernadette entrando a la sala no perturbó la tranquilidad del brujo, aunque si arrugó el puente de la nariz cuando escucha que la elfina ha encendido un par de lámparas de diésel, ella sabe que Garry prefiere la luz tenue de una llama. ―La casa no puede verse mejor si siempre esta oscura-, sus rápidos pasos la hicieron llegar pronto al lado del licántropo a quien le dedicó una larga sonrisa. ―Aunque bueno, tampoco es como si la gente disfrutara de venir aquí. Sécate pronto para que te cubras-, Bernadette agitó el feo suéter rojo de algodón que ha preparado para él. ― ¿Hay alguien en casa?-, áspera y gastada se escuchaba la voz del brujo, quizá de haberse quejado tanto el último par de días. Sin mucha energía sacudió sobre su cabello la toalla que cargaba en los hombros. ― Mmm, me pareció haber visto a la señora Evans y a Yanna el otro día-, sobre el brasero de un sillón extendió el suéter y lo alisaba con sus pequeñas manos. Bernadette se había acostumbrado ya a la inusual vida que tenía Grelliam, había aceptado a vivir con él como una compañía, como alguien más de la casa en lugar de solo servir, pero no evitaba algunas veces, desear algo aun mejor para el muchacho. Luego de terminar el matrimonio con Evans, Berni había dejado de pensar en ello, hasta hace unos días. ― ¿Juntas? ―No sabría decirlo, ambas compartían el estudio, pero cada quien parecía estar en lo suyo. ―Entiendo-, luego de ponerse el suéter, silencioso como siempre, ocupó un lugar en el sillón más cercano al fuego. Hay días en los que Bernadette prefiere al excéntrico mago corriendo dentro de la casa en busca de alguna plaga. ― ¿Té? ―No.
  20. Subtitulo deseado: - Cemento Arena - Premio obtenido: Premios individuales por juegos (regalo de Bel Evans)
  21. No paso por alto el prolongado silencio del vampiro, aunque tampoco se alarma, no sería esta la vez primera que el dueño de local se negara a darle más información al ministerial. No le sostuvo la mirada sin embargo, todo este tiempo se había mantenido traspapelando informes que no iban en relación al caso de Ollivander´s y solo de vez en tanto de soslayo dedicaba una mirada curiosa al silencioso peli azul, no conoce a Apolo Granger más allá de Hogwarts, pero nunca le pareció una persona tan silenciosa, aunque ahora que lo piensa quizá es cosa de Granger. Un desvió más de su atención se posó sobre el dueño del negocio una vez más y luego sobre los papeles sobre la mesa. “Tss”, era aún tanto trabajo que está pendiente por realizar, pero después de todo este tiempo invertido en C.C.U., el licántropo apenas se animaba a decir que comenzaban a tomar un buen camino, a pesar de las amenazas. Las puertas de la oficina nuevamente se abrieron de par en par, tomándolo con sorpresa, provocándole casi que se atragante con el agua tibia que toma del vaso. Por ella atraviesa apurado y nervioso un elfo doméstico, Garry supone que alguno de los que sirven a Granger, aunque es lo que viene persiguiendo lo que más llama la atención del brujo; La nota en forma de golondrina cayó justo frente a él, y Garry, aunque fuerza un gesto de sorpresa, consigue reconocer el medio sin problemas; esté es uno de los memo que Dorothy manda con urgencia…normalmente cuando Delacour está en llamas. No dudó en desbaratar la pieza y leer el mensaje, aunque de verdad se sorprendió al reconocer la caligrafía de Alessandra en ella. Si era posible, Garry palideció aún más tras terminar de leer la nota corta que enviaba la medimago jefe, aunque no mostró algún otro signo de alteración, arrugó el papel en sus manos y volvió nuevamente su atención al dueño del negocio de varitas. ―Una disculpa por eso-, se refirió al modo en el que recibía el mensaje. ―Entiendo entonces, señor, que es usted completamente ajeno a todo esto ¿o me equivoco?-, con ayuda de su varita el menor de Ollivander no tuvo problema para ordenar rápidamente el papeleo sobre la mesa que acomodó dentro de la carpeta con habilidad. ―Será mejor que lo analice y se asegure de que así sea-, habló aun sin parecer perturbado aunque era seguro que lo que fuera que estaba escrito en la nota, justificaba su repentino apuro. ―Hacer una revisión a su negocio, a sus empleados si lo cree adecuado. Una inspección o...introspección de ser necesario-, el muchacho le dedicó una larga sonrisa que casi deformo su rostro. ―Puede usted quedarse con esa información, ahora, si me disculpan, tengo que irme-, una vez de pie y cos habitual papeleo bajo el brazo hizo una venia, no muy pronunciada, pero tampoco despego la extraña mirada del vampiro. ―No es necesario que me indique la salida, con su permiso.
  22. Hola, buen día. Me paso con una duda simple con respecto al rol del libro, pero que me confundió un poco a la hora de escribir la respuesta. En el rol se describió esto: Entonces yo no se muy bien de que clase de criaturas son, si son mágicas, no mágicas. pero salvajes, criaturas un poco más grandes tal vez… no lo sé y bueno no lo describí como tal en mi respuesta, pero lo interprete como si se tratara de leones o tigres xDD También me quedo la duda sobre el encantamiento que use: Obedire (marca de sangre) ya que pensaba que un Opugno podría servir (incluso creo que aún mejor) de pensar que eran leones o tigres, pero al no saber bien que criaturas eran pues decidí esta maña. En fin, si es posible editar mi rol luego de aclarar el tipo de criaturas bueno, si no hace falta que lo edite mejor(?) xDD Agradezco de antemano, Un saludo : d @@Hades Ragnarok
  23. Aunque las palabras del vampiro podrían resultar intimidantes, el brujo no se inmuto siquiera, no por que pasara de largo la advertencia que el mago le hacía, sino que el menor de los Ollivander nunca había conseguido ser muy expresivo, así que no lo es tampoco ahora, aunque de pronto la presencia del vampiro no lo tiene muy cómodo, ¿Qué sería de él a lo largo de las pruebas? Va más que consciente de que aprender de las magias de los libros de hechizos hay un coste, pero alguien como Grelliam, que en realidad vive en la equivocada idea de que no tiene mucho que perder, se aventuraba nuevamente. Siguió a Ragnarok solo cuando lo ha pasado un par de metros de distancia, lo seres noctornos (solo los vampiros en realidad) a Garry lo convierten en alguien aún más desconfiado de lo que ya se ha vuelto y aunque parece distraído al caminar, en la zurda la varita de pino salado está más que preparada para ejecutar encantamientos. Tampoco ha pasado por alto el ademan del brujo al pasar junto a él y el símbolo que aparece tras su toque el cual reconoce de las páginas del libro como la marca de sangre. El resto de las cosas que cree que necesita se guarden en los bolcillos ocultos por un encantamiento que hay en su capa, están más seguros ahí, ya que el muchacho tiene ese mal hábito de perder las cosas con gran facilidad. Los pálidos ojos del brujo se posaron nuevamente en la figura que camina algunos pasos por delante, aunque se entonaron con confusión y es que las palabras de él le descolocan un poco; ¿Dudas al respecto? ¡Claro que las tiene! ¿Cómo es que se da la vinculación con el libro de la sangre? En su último intento, había conseguido la vinculación tras mucho esfuerzo, pero Garry considera que a pesar de ello, se formó de manera natural, por supuesto que las pruebas a las que fueron sometidos ayudaron, pero el mago legendario no se lo va a dejar tan fácil esta ves ¿o sí?. No, por su puesto. ―Solo una, señor-, no ha detenido sus pasos tras el vampiro aunque claramente son mucho más lentos que los de él, como si en cualquier momento pretendiera detenerse, la mirada sigue fija en la nuca del mago de sangre. ― ¿Por qué me ha puesto la marca?-, soltó aun tranquilo aunque el par de heterocromos destellaron. No ha pasado mucho tiempo desde que han comenzado a caminar y mientras espera por la respuesta del mago puede notar que algo distrae a Ragnarok a la distancia. Él tiene que estirarse un poco más para verlo, aunque el ruido y el vibrar del suelo son cada vez más fuerte, entonces Garry se detuvo al fin con sus extraños ojos bien abiertos esperando poder distinguir lo que tras esa tormenta de tierra y polvo se aproxima. De soslayo dedicó una última mirada breve al mago de sangre, pero su tranquilidad lo previene, esta debe ser una de las pruebas. Con un ademan apuró a sus manos el Anillo de amistad con las bestias que salió tras agitar su capa con fuerza y hacerla a un lado. Pero algo más hay en esas criaturas, puede saberlo en la fiereza con la que se preparan para lanzarse sobre él: “¿Y a ti? ¿Te gustan las criaturas?” “No, pero tampoco me disgustan” “ ¿Sabes mucho de ellas?” “Supongo que se…lo necesario para mantenerme vivo cerca de ellas” Garry exhaló largamente, no había tiempo de pensar en Hannity ahora, aunque el recuerdo de su dulce ahijada consigue sosegar su calma. ―“Salvaguardas mágica”-, pensó como un reflejo, las primeras criaturas se han lanzado con un fuerte rugido sobre él, de no volver intangible al instante seguramente les tuviera ahora colgando del cuello masticándolo hasta romperlo o desangrarse. Rápidamente se giró, sabe que aún quedan la otra mitad de esas criaturas por detrás, pero el siguiente movimiento aun es para al grupo que lo ha atravesado. ―Obedire-, había dejado la marca en ellos luego de que le atravesaran. Sin pensarlo tanto un hechizo más salió de su varita. ―Engorgio-, las criaturas volvieron en dirección contraria, aunque una de ellas pesando y midiendo tres veces más de lo normal. ― ¿Pero qué es esto?-, con la mirada aun puesta en las criaturas que se arremolinan unas sobre otras para atacarles, el muchacho dio un tirón más de su capa y tras ella el amuleto de curación y la daga del sacrificio llegaron hasta sus manos del brujo. Garry sabía que tendría que hacer uso de aquel objeto tarde que temprano, aunque siendo honestos no espera tener que usarla tan pronto. Sin necesidad de dar una orden, las criaturas comenzaron a lucha entre ellas, el licántropo no perdió de vista a ninguna, de tener que hacerlo estaba preparado para hacer uso de ella.
  24. Exhaló algo parecido a un gruñido bajo que se escuchó como un sollozo de las ramillas y hojas del árbol que le rodean, como si lo hubiera provocado alguna corriente de aire. Es difícil ver desde donde está y lo es más aun teniendo que mantenerse en aquella postura curvada, quedarse quieto no cree él que sea un verdadero problema, aunque no puede evitar la molestia en su nariz cuando las ramas de arbusto rosan sus mejillas. En realidad no se queja mucho tampoco, pues considera que ha estado en lugares más incómodos antes. Por otro lado, la luz del día que se filtra apenas por los huecos en la planta lo hacen lamentarse de no haber escogido otro día menos soleado u otra hora para salir de Baker hacia el castillo de los Evans, pero es que en verdad no podía solo quedarse a esperar el regreso de la sanadora al consultorio. Un par de elfos caminaron cerca de la jardinera donde se mantiene oculto, en el momento en el que la sombra de ellos pasa ha evitado incluso parpadear para hacer el menor ruido posible, aunque está de más, la conversación tan animada de las criaturillas no dejaban escuchar otra cosa. Entonces lo pensó, que ya había sido el tiempo suficiente, bien podía volver a intentarlo, pero tendría que salir de ahí y ¿si P-ko le encontraba de nuevo? No han pasado ni veinte minutos desde que la elfina le había advertido sobre solo merodear los patios del castillo como si fuera un psicópata asechando a su presa: … … ―¿Buscas a la señora?-, ―No ―¿Entonces? ―Solo paseaba por aquí… ―…Fuera Ollivander, chuu~ … … Aunque lleva un buen rato escondido ahí, supone que P-ko también ya le conoce lo suficiente para no haber caído en su engaño de que se iba de los terrenos de los Evans por las buenas. “Tss”, seguro que si se le encontraba escondido en la jardinera o saliendo de ella a la compañera de Bel no le quedaría más que echarlo de mal modo. Que ridículo, ahora comienza a pensar que en realidad no hay más diferencia de esperar ahí escondido a esperar en la comodidad de su butaca en Baker, sin embargo, la idea de estar más cerca de su cometido termina por convencerlo de que se encuentra en el lugar correcto ahora. Son los pasos de alguien más acercándose lo que lo animan a mirar otra vez por entre las hojas de los arbustos, del otro lado, caminando en dirección a donde se oculta él, puede ver una silueta, de alguna mujer pequeña, estima, pero de la cual no puede aún distinguir un rosto inmediato, de buscarlo seguramente las ramas sobre su cabeza se removerían y delatarían su mechón blanco saliendo entre las flores más altas del arbusto. El encuentro con ella se acentúa a cada paso que avanza en su dirección, ¿le habían descubierto ya?, es posible pues hasta casi puede jurar que su mirada, aunque no la puede ver, esta puesta duramente sobre él. “Qué remedio”-, piensa mientras rebuscaba entre los bolcillos de su abrigo, ya sin importarle hacer más ruido o si ella, en el caso de que aun no le hubiera visto, le encontrara. Finalmente, casi de un salto salió de la jardinera, sacudiéndose hojas y pétalos que pudieran haberse adherido a sus ropas o cabellos. Una y otra vez los párpados cayeron pesadamente sobre sus ojos que ya se habían acostumbrado a la penumbra del escondite, y perezosamente, del modo más casual el muchacho giró lo que restaba de distancia para encontrarse con aquella persona, si le había sorprendido su repentina aparición, no podría saberlo aún. ― Wright-, ahora que puede verle directamente al rostro, reconoce a una de las hijas de Bel, de quien no sabe tanto en realidad, aunque relativamente la conoce solo un poco más que al resto de los parientes de Evans. ―Ha pasado un tiempo ¿ah? Apenas pude reconocerte sin…tu disfraz-, el muchacho desvió la mirada hacia los campos aledaños al castillo, ¿tendría tiempo de escapar?, en breve volvió los pálidos ojos sobre el rostro blanco de ella. ― Sin quererlo mi cartera se ha caído dentro de la jardinera, solo la recuperaba-, mostró a la muchacha la pieza de cuero marrón antes de volverla a meter dentro del abrigo. ―Estaba aquí para buscar un paquete que Bel debe guardar para un caso del consultorio, pero ah…estoy algo perdido en este lugar-, nuevamente le aparto la mirada aprovechando para buscar a su alrededor algún rastro de P-ko mientras aparenta estar desorientado. @@Junnyco Wright
  25. “¿Cómo se puede preparar alguien para lo que no conoce?” El pensamiento exploró su mente en busca de una respuesta mientras los lentos pasos lo llevan por un camino que no ha visto antes, se arrastran entre el medio físico sin importarle nada a su paso guiado solamente por el sonido confuso que hace la corriente del rio, aquel lugar es extraño y al susurrar el viento entre lo más alto de los árboles es como si quisieran perderlo en su naturaleza, desviarlo hasta caer en los colmillos de algo malo, lo que no se sabe es que, es posible que el destino principal del brujo, sea aún peor que lo que en lo más oscuro de aquel lugar se esconde. Su rostro, como siempre, no es capaz de expresar nada más que hastío, aunque la verdad era que lejos está de eso, se le puede ver por el modo en el que los heterocromos se han clavado en el horizonte, deseosos de saciar esa pecadora ambición de conocimiento que al brujo, en más de una ocasión, le ha robado más de lo que pudiera estar permitido. Sin embargo, y como todas esas otras veces, no está dispuesto a dar un paso en falso, no por ahora y es que, a pesar de que es consciente de sus limitaciones, está más convencido de sus habilidades, ¿sería suficiente esta vez? ¿Qué tendría que perder esta vez? La pregunta que más inquieta al muchacho ahora mismo quizá no es esa, sino más bien, que tan dispuesto estaba de entregarlo. La humedad en la orilla del rio es mucho menor y ahora puede sentirlo; el sudor en su frente apenas perlando las entradas poco marcadas de su cabello y el picor de las piernas cansadas que lo han llevado frente aquel mago oscuro ese día. No conoce a aquel brujo a ciencia cierta, más allá de solo saber que él tiene que ser en quien la universidad mágica confió la técnica de enseñar esta magia. Una mueca extraña surcó la cara joven del licántropo, como si se lo pensara demasiado antes de continuar, no ha vivido como tal todo aquello que cuentan dentro de los cuarteles de la OdF, pero cree, que ya ha vivido lo necesario para desconfiar de cualquiera. No ha despegado los pálidos ojos de aquellos filosos colmillos, pero reverencia apenas, solo por cortesía, un movimiento suave que termina en desenfundar su varita de uno de los bolsillos de su túnica negra, la que ha perdido color con el paso del tiempo y su uso, y que se encuentra remendada inclusive. ― ¿Qué puede usted mostrarme hoy, mi señor?-, arrastró sus palabras, a la vez que, como si nada pasara, si no le preocupara, retrocedía un par de pasos del vampiro. “¿Qué tendría que perder esta vez?”-, repitió en su mente. @@Hades Ragnarok

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