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Mia Zoeh

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Mensajes publicados por Mia Zoeh

  1. La reunión se había ido llenando de gente de manera paulatina; tanto que casi no me había dado cuenta de que cada vez éramos más en aquella habitación. Sin embargo, el rostro de Darla era aun el único que me resultaba familiar. Tragué saliva. Me sentía rodeada de gente muy importante a la que no conocía realmente y ya estaba empezando a sentirme agobiada. Respiré varias veces intentando calmarme y alejar de mi mente todas esas ideas malas que habían comenzado a aparecer.

    Escuché una a una las intervenciones de los demás hasta que ya todos parecieron haber hablado. La respuesta del Ministro hacia mi preocupación había sido concisa pero acertada, y ya había tomado nota de todo para poder llevarlo al Departamento y compartirlo con los demás empleados. Guardé discretamente la libreta y la pluma en un bolsillo interno del abrigo y permanecí en mi lugar, esperando algún indicio de que la reunión estaba terminada.

    De repente varios de los presentes comenzaron a retirarse, excusándose con distintas situaciones y problemas que tenían que ir a solucionar; a fin de cuentas, estábamos en nuestro horario de trabajo. Me aclaré la garganta para romper el silencio y me excusé yo también para poder retirarme del lugar.

    Bueno, al igual que los demás, debo retirarme a mi oficina, si esta reunión se puede dar por culminada. — comencé a decir en voz normal, sin elevarla demasiado, y me dirigí hacia la puerta. —Considero que ha sido una reunión bastante prolífica, y espero oir más de estas reformas en días próximos. —agregué, inclinando la cabeza hacia adelante levemente en señal de saludo a los presentes, y saliendo por la puerta de la sala en la que me encontraba.

    Una vez afuera exhalé, dejando salir el aire que había estado guardando dentro de los pulmones de manera inconsciente. Comencé a caminar en dirección a los ascensores para dirigirme hacia el piso en el que se encontraba el Departamento de Misterios cuando no pude evitar notar una puerta entreabierta que parecía dar a otra oficina. No era el tipo de persona que escuchaba detrás de las puertas, pero al pasar cerca capté que había algún tipo de incidente con una varita perdida, por lo que decidí escuchar un poco más. Eso quizás terminaría en Misterios, sobre todo si daba pie a algunas otras situaciones más desagradables.

    No supe exactamente cuánto tiempo pasé en ese lugar, pero cuando consideré que tenía la información necesaria para reconstruir el contexto, retomé la marcha y me dirigí en estricto silencio hacia mi oficina. Una vez allí, extraje del abrigo la libreta en la que había tomado las notas de la respuesta del ministro, y comencé a redactar un afiche para dejar visible en la oficina sobre el tema, cosa de tenerlo a mano como un recurso cuando comenzaran a aparecer las preguntas internas y externas. 

    Creo que por ahora es todo lo que podremos decir...—comenté en voz alta al aire mientras me alejaba un poco del papel para leerlo una última vez. Suspiré. Tenía un inventario con el que trabajar así que no le di más importancia al asunto. Sin embargo, algo en mi interior no se quedaba quieto: parecía saber que pronto más cosas sucederían, que eso de las Reformas no se iba a quedar así tan tranquilo tan fácilmente. 

  2. *me asomo*

    Bueno, he vuelto al foro. Será esta la vez definitiva? No lo sabemos aun. De todos modos creo que es hora de que Mía emprenda nuevos rumbos así que aquí vengo a pedir unirme a la familia :3

    Cita

     

    Nombre muggle: Sara

    Link a la Ficha y Bóveda de personaje: Ficha y Bóveda

    Parentezco con la familia (sanguíneo, adoptivo, visitante): Sanguíneo (quién me adopta? vacunas al día (? )

    Inclinación de bando (Neutral/Orden del Fenix/Marca Tenebrosa): Orden del Fénix

    Mascotas o elfos (indicar para colocarlos en primer post): Micropuff cuenta? :unsure:

    Negocio en el Callejón (indicar para colocarlos en primer post) : -----

    ¿Por qué deseas ser parte de la familia?: conozco a varios de los miembros y me caen genial, así que decidí unirme ya que necesito darle un "lavado de cara" a mi personaje.

     

    Y eso sería todo, creo :unsure:

    Saludos!

    • Love 1
  3. Holi por estos lares. Espero que estén todos bien.

    Vengo a pedir la baja de la familia. Estuve mucho tiempo ausente, y ya cuando estaba casi no roleaba con la familia. Estoy muy agradecida igual por todos a los que conocí y con quienes compartí aquí, pero creo que es hora de que Mía emprenda otros rumbos. De todos modos saben que los quiero un montón y que cuentan conmigo para todo; además de que si nos cruzamos por ahí siempre podremos rolear. De verdad les agradezco el tiempo compartido.

    Un saludo!

  4. Bueno, holis

    Luego de atomizar a Martín por MP porque entré a este subforo y me sentí una recién llegada al foro, me orientó para llegar hasta acá y manifestar que quiero participar. Sé que están en medio de un campeonato, pero si no lo hago ahora luego se me pasa, así que aquí está mi voluntad de unirme a algún equipo o quedar de suplente, lo que se pueda. 

    Aprovecharé el tiempo para leerme las reglas y el modo de juego, que esto ha cambiado mucho desde la última vez que jugué Quidditch (estaba el .com aun, es todo lo que diré).

    Saludos :rolleyes:

    • Love 2
  5. Había entrado a mi oficina en el Departamento de Misterios entre una nube de murmullos que se extendía por todo el pasillo y que parecía flotar en el ambiente aun a pesar de haber cerrado la puerta detrás de mí. Suspiré, dejándome caer pesadamente sobre la silla detrás de mi escritorio. Una montaña de papeles lo cubría todo; los observé de reojo, intentando ver de qué trataban. Entre ellos pude distinguir fichas de objetos, por lo que supuse que me tocaba hacer el inventario de los objetos. —Bueno, al menos eso me mantendrá ocupada gran parte de la jornada.—dije en voz alta a nadie y me puse de pie nuevamente, tomando un trozo de pergamino en blanco y una pluma de debajo de una de las montañas de papeles.

    Garabateé una lista de pendientes para el día y la coloqué visible. Era un método muy muggle de hacer las cosas pero me permitía organizarme todo en tareas más sencillas o breves. La primera era poner un poco de orden en los papeles del escritorio, así que me puse manos a la obra mientras tarareaba alguna melodía clásica. Me hice la promesa de practicar con el piano cuando volviera a casa ese día, y comencé con la primera tarea de mi lista.

    Así se me fue pasando la mañana entre papeles; ordenando y clasificando fichas, separando cartas de notas y de tareas ya completadas, e intentando ignorar los rumores que sabía que se cocían por todo el Ministerio y, quizás también, por todo el mundo mágico. No era el tipo de tarea que más disfrutaba en mi departamento, pero era ideal para un inicio de semana, y más aun con todo lo que sucedía.

    Pasado el mediodía más de la mitad de las tareas de la lista estaban tachadas y algún que otro manchón de tinta adornaban el pergamino sobre el escritorio. Había logrado reducir las pilas de papeles y como cada ficha ya se encontraba en su cajón correspondiente para poder comenzar con el inventario, ya podía volver a usar el escritorio. —Pero primero, es hora de almorzar.—me dije en voz alta, mirando hacia el reloj en la pared. Había perdido la noción del tiempo y ni siquiera había notado que tenía hambre.

    Abrí la puerta de la oficina y salí al pasillo. No escuchaba más el murmullo que me había acompañado en la mañana, y esperaba que eso no fuera una mala señal. Caminé hacia los ascensores y esperé, sola, a que el mismo llegara para subir hasta el Hall. Ahora la misión de almorzar se había juntado con la de intentar averiguar un poco más de lo que estaba sucediendo esta mañana. Para estar recién al inicio de la semana, la misma no pintaba nada tranquila. 

    • Me encuerva 1
    • Realizado 1
  6. Sentí todas las miradas fijas en mí ni bien abrí la boca. Aunque había aprendido a ignorar las expresiones del público cuando exponía (después de todo, era profesora en el mundo de los muggles), esta vez no pude evitar sentir el escalofrío que me recorrió el vello de la nuca. Me sentía una recién llegada; una extraña en aquel lugar. Me sentía juzgada y no quería saber si para bien o para mal. ¿Habría metido la pata?

    Decidí luchar contra mi propia mente y escudriñé los rostros de los presentes mientras aguardaba una respuesta a mis inquietudes. El de uno de los hombres ahí presentes no parecía mostrar demasiada emoción, sino que se lo veía más bien preparado para intervenir cuando fuese su turno. Seguí con el de @ Darla Potter Black , quien me había hecho un gesto con la cabeza en señal de que me recordaba, y yo también a ella. Había sido quien había intervenido en segundo lugar. Esbocé una media sonrisa en su dirección; era la única persona que por el momento recordaba así que iba a sacar ventaja de ello cuanto pudiera.

    El joven de cabello negro comenzó saludando a los presentes, por lo que asentí con la cabeza en su dirección en señal de saludo. Escuché atentamente lo que tenía que decir. Me esforcé en realizar una nota mental de los puntos que había tocado, los que no sólo eran muy buenos sino que involucraban a mi Departamento; que al fin y al cabo era el motivo por el que yo estaba allí. Luego se dirigió hacia Darla, y noté que el ambiente se tensionó entre ellos. Di un paso hacia atrás, en dirección a la puerta, por si aquello se ponía feo.

    Una vez se hubo hecho el silencio de nuevo, me aclaré la garganta, intentando llamar la atención antes de hablar para no interrumpir. —Muy de acuerdo con lo que plantea @ Mefistófeles Evil. . Creo que, de seguir adelante con la idea de la Expiación, es necesario asegurar edificios importantes ya que necesitamos que luego de esas veinticuatro horas siga habiendo mundo mágico tal y como lo conocemos.—dije con voz firme. Mi mente había comenzado a trabajar y estaba pensando maneras de llevar eso a cabo.—Nos quedan veinte días antes de la noche de Halloween. Creo que si comenzamos a movernos desde ya, podremos tener todo protegido antes de que comience la Expiación... si es que se lleva a cabo.—miré a Darla al decir esto último; yo tampoco estaba del todo convencida al respecto de que dejar una noche para que todos los crímenes pudiesen ser cometidos sin represalias fuese la mejor solución para la seguridad mágica, pero tampoco se me ocurría otra como para proponerla en su lugar.

    Esperé en mi lugar; aun faltaba que el Ministro resolviese todas nuestras dudas. Esperaba que aquello no terminara en duelo; confiaba en que mis compañeros eran más civilizados que eso.

    • Me encuerva 2
  7. ¿Reformas?¿Qué clase de reformas?—dije en voz alta a pesar de que me encontraba sola mientras terminaba el desayuno. Me acababa de llegar una lechuza con un pergamino desde cuyo exterior sólo se alcanzaba a leer la palabra "Reformas". Suspiré y lo abrí. Es decir, entendía la necesidad de reformar ciertos aspectos en el Ministerio, y también me parecía evidente que un nuevo Ministro de Magia acarrearía reformas urgentes. Para eso es que la gente se postula, ¿no? Leí las palabras que parecían bailar en frente de mis ojos y no pude evitar abrirlos como platos al llegar al último punto.    —Necesito ir a esta reunión...— me dije y salí disparada del Castillo sin haber terminado de desayunar.

    Aparecí donde siempre y comencé a caminar más rápido de lo usual. La gente se volteaba a mirarme de mala manera pero me limité a pedir disculpas a quienes fueranecesario y apreté aun más el paso. Entré al Ministerio y me dirigí sin dudarlo hacia los ascensores. No había demasiada gente esperando para subir, lo cual me pareció curioso. Me alisé la falda negra y jugué un poco con las ondas de mi pelo mientras esperaba a que se abrieran delante de mí las puertas del ascensor. Suspiré y entré, rodeada de varias personas que no terminaba de ubicar. Había retornado hacía pocos días al Ministerio y aun no me sentía del todo como en casa.

    Salí del ascensor dando una zancada larga y me dirigí con prisa hacia la sala donde se celebraría la reunión que tan en vilo me tenía. Golpeé antes de entrar pero no esperé a que me dieran la orden. Oía voces así que simplemente entré, dando los buenos días.—Buenos días a todos. Soy Mía Zoeh, empleada del Departamento de Misterios. Me disculpo por la tardanza...—me presenté e incliné levemente la cabeza en señal de respeto hacia la nueva autoridad del mundo mágico.

    Permanecí en silencio durante la lectura de la Reforma. Intenté que mi rostro no fuese reflejando mis emociones, pero cuando vi que no lo iba a poder controlar, opté por mirar al suelo. ¿Este hombre quería llevar adelante una Purga en la noche de Halloween? Miré a mi alrededor. Todos los presentes parecían estar escuchando con atención lo que se leía, pero no estaba pudiendo leer en sus rostros cómo se sentían al respecto. 

    Una vez finalizada la lectura, la primera en hablar fue una bruja que se encontraba bastante cerca del ministro. Expresó estar de acuerdo, y se la notaba realmente entusiasmada. La siguiente en hablar fue una mujer que, por el contrario, parecía no sólo preocupada sino consternada respecto a lo que acababa de escuchar. Y en verdad un poco la entendía. Expuso sus puntos, ante el silencio sepulcral de los demás, y cuando hubo acabado de hablar dejé que se desvaneciera el rastro de sus últimas palabras para dar un paso al frente y aclararme la garganta.

    Es cierto que necesito un momento para procesar todo lo que se ha leído.—comencé a decir pausadamente.—También es cierto que reconozco la importancia de las reformas en términos de seguridad, pero no podría realmente decir si estas son o no la solución a los problemas.—¿estaba intentando quedar bien con todos? Probablemente. Pero de verdad iba a necesitar más que el café de la mañana para poder evaluar a fondo la propuesta. —Me gustaría saber qué injerencia tendría el Departamento de Misterios dentro de estas Reformas, qué papel jugaríamos los empleados del mismo y cuáles pasarían a ser nuestras nuevas funciones, si es que las hay.—planteé las primeras dudas que me habían surgido. Por lo menos, con esa información, obtendría insumos para trasladar al Departamento.—Digo, para poder llevarlo a la interna del Departamento...—agregué, y volví a dar un paso hacia atrás, aguardando la respuesta.

    • Me encuerva 3
  8. Holis, vengo a gastarme los dineros, que los veo juntando polvo en la bóveda pero no me generan ningún interés :( que además quiero comprar otras cosas y necesito puntos.

    ID: 119097
    Nick (con link a la ficha): Mia Zoeh
    Link a la Bóveda Trastero: 111602
    Link a la Bóveda de la cual se hará el descuento: 105367

    Link al Premio obtenido (en caso de gala/concurso): ---
    Fecha: 2022-10-10

    Objeto: Aletiómetro
    Puntos: 160 P
    Precio: 8000 G

    Objeto: Capa de Invisibilidad
    Puntos: 160 P
    Precio: 8000 G

    Total de puntos: 320 P
    Total de Galeones: 16000 G

    • Realizado 1
  9. Mía Zoeh - Departamento de Misterios

    Suspiré, aferrándome a los lados del enorme lavamanos de mi baño. Había sido un periodo de tiempo largo sin volver al Ministerio y solucionando problemas en el mundo muggle. Hoy era mi primer día de regreso. ¿Habrían cambiado mucho las cosas?¿A quiénes reconocería por los pasillos y las oficinas? Intenté repasar en mi mente los nombres conocidos pero seguramente olvidaba a algunos. Suspiré nuevamente y salí del baño, decidida a cambiarme de ropa e irme, como si eso fuese a apagar mis pensamientos un rato.

    Opté por un atuendo formal pero cómodo al que había recurrido últimamente cuando quería arreglarme un poco más. Una camisa blanca me cubrió el torso y los brazos, junto a una falda de tweed en colores verde y crema, que llegaba hasta un par de dedos por encima de las rodillas. Medias negras y botas de tacón completaban el atuendo base. Peiné un poco mi cabello y me maquillé lo justo para tapar que hacía días que no podía dormir bien. ¿Días? Más bien meses. Un tapado color crema y mi capa de viaje me daban una capa de ropa extra para enfrentar el recién iniciado otoño inglés. Suspiré una vez más, tomé mi varita de la mesa de noche y me dirgí hacia los jardines para poder desaparecerme.

    ------------------------------

    Aparecí cerca del edificio del Ministerio de Magia; un lugar que debía conocer a la perfección pero que no podía recordar del todo. Me mezclé con la multitud con paso firme y decidido, ignorando por completo las voces en mi mente. La gente que me rodeaba parecía estar haciendo lo mismo; iban compenetrados en el camino, sin detenerse ni un segundo. Atravesé las puertas de la entrada y sentí como algunos recuerdos me invadían. Miré a mi alrededor; veía caras nuevas pero la esencia del lugar se mantenía. Esbocé una sonrisa y relajé los hombros mientras retomaba la caminata hacia el ascensor. 

    Me detuve a esperarlo junto con otras personas, y en ese momento empecé a prestar atención a lo que los demás decían. Había creído en un principio que eran conversaciones banales, sin demasiada importancia; pero por la forma en la que hablaban, como susurrando, parecía más un rumor que una charla de ascensor. Agudicé el oído, intentando mantener una expresión neutral en el rostro: lo último que quería era que me acusaran de chismosa. Comentaban algo del MACUSA y de que el Ministro británico buscaba beneficiarlo mediante tratos ilegales. Tuve que aguantar la risa, la que se me quedó trancada en la garganta y me hizo empezar a toser. La gente se volteó a mirarme mientras yo buscaba cubrirme la boca con el brazo.

    Lo siento...— me excusé y aproveché a meterme en el ascensor que justo se había abierto. Una vez dentro volví a intentar escuchar lo que decían quienes habían subido conmigo. Me parecía inverosímil. ¿Por qué querría el Ministro de Magia británico beneficiar al MACUSA? Sin embargo, el murmullo cobraba fuerza. 

    Salí del ascensor en el piso del Departamento de Misterios, y por allí también se escuchaba un murmullo constante que parecía flotar en el aire. Un murmullo que parecía amplificarse con cada paso que daba. Apuré el paso y me metí a la oficina, cerrando la puerta detrás de mí. ¿Sería cierto? Tendría que averiguar. —Ya veo que no va a ser una jornada tranquila...—dije en voz alta a nadie en particular y suspiré.

    • Me encuerva 2
    • Realizado 1
  10. Primero que nada, FELICIDADES @ Mica Gryffindor por el puesto. Más que merecido, que estoy segura de que harás un excelente trabajo como Líder. Todas mis esperanzas están puestas en tus manos, y estoy convencida de que estamos en buenas manos. Adhiero a lo dicho por Ludwig, hoy hemos ganado todos los que integramos este bando, y me atrevería a decir que incluso han ganado todos los usuarios del foro, que también son parte del juego aunque no integren quizás este bando. 

    Sé que ganase quien ganase habríamos estado en excelentes manos, porque tanto @ Ellie Moody  como Mica eran muy buenas opciones para el puesto. Espero seguir viéndote, Ellie, por aquí, porque sé que eres un gran pilar de lo que siempre ha sido la Orden.

    Y Mica, no me queda más que desearte todos los éxitos del mundo en esta nueva aventura (ahora con las Galas seguro los necesitas, aunque sé que puedes con todo) y nos estamos leyendo por el foro, sin dudas.

    Un saludo.

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  11. Bueno, hola.

    He estado inactiva muchísimo tiempo, más del que me gustaría, pero he vuelto y justo a tiempo para votar (aunque siento que quizás no soy la persona más adecuada ya que no he estado ni por el bando ni en el foro en este último tiempo). Debo admitir que por lo que he leído (y por lo que conozco, porque a Ellie la conozco hace muchísimo) ambas son candidatas excelentes y sé que el bando estará en muy buenas manos gane quien gane. A Mica la he visto un montón, por todos lados, ayudando, dando una mano, guiando, ofreciendo ayuda a quien la necesita, poniéndose a la orden para cualquier cosa. A Ellie la conozco y sé que tiene muchísima experiencia, que ha estado siempre por el bando y que la respalda, justamente, la experiencia que carga.

    Mi voto es para @ Mica Gryffindor , aunque confieso que fue difícil elegir, por las razones que ya mencioné arriba. Principalmente, la razón es lo activa que la he visto y lo cálida que es con los nuevos (y con los no tan nuevos como yo, pero que estamos regresando). Sé que hará un excelente trabajo y que el bando lo agradecerá muchísimo.

    Sin más, dejo mi voto (muy en el límite del tiempo, lo sé). Un saludo!

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  12. Buenas tardes por acá!

    He retornado al foro y fue una maravillosa sorpresa ver que había vuelto el Quidditch (o por lo menos un espacio sobre él). Llegué a jugar Quidditch hace muuuuuchos años, no teniendo cuenta acá sino en el .com, y la verdad es que me gustaba un montón el juego y todo lo que se movía alrededor de un partido (estamos hablando de la época del MSN, otro país, otro dólar (? ). Pero la verdad es que me gustaba mucho el juego, era una de las cosas que más disfrutaba del .com (varios años después me vine al foro y descubrí otras cosas). Así que lo que me trajo por acá fue que me gustaría volver a jugar algún día, aunque ya el poder estar por aquí me hace feliz y me trae maravilosos recuerdos :love:

    Aunque por lo que estuve leyendo ya no se juega como antes, estoy dispuesta a aprender algo nuevo. Saludos!

  13. Pude notar que el castaño intentaba quitarme de encima pero la fuerza no le daba. Tendría que disculparme luego, pero ahora lo único que quería era intentar curarlo rápido para que pudiéramos irnos de allá. Ya había tenido suficiente aventura para una temporada y me gustaría seguir viva un tiempo más (lo cuál sonaba bastante irónico dado que era, bueno, un vampiro). El castaño pareció dejar de forcejear inútilmente conmigo cuando se dio cuenta de que era inútil, y cuando le hablé pareció relajarse aún más. -Con eso deberías estar bien para que podamos salir de aquí.- le dije y me hice a un lado, ayudándolo a ponerse de pie. Me agradeció y le tendí la varita, aún iluminada.

     

    Comenzamos a caminar; yo lo seguía a él ya que parecía seguro de lo que hacía y hacia dónde iba. La niebla era tan espesa a ese punto que no podía distinguir el camino por el que habíamos entrado al parque, pero el Ironwood parecía estar dirigiéndose a la salida. Teníamos que salir de ahí lo antes posible, ambos lo sabíamos, y era lo que intentábamos hacer.

     

    Le daba vueltas a lo que el castaño había dicho. "Esa cosa está aquí con nosotros, oculto", por lo que me mantenía alerta iluminando con mi varita en todas direcciones, como si eso me fuese a permitir ver un poco más allá de la espesa niebla. No estaba resultando; la luz y la niebla no se llevan bien. De repente, una voz habló. Era una voz desconocida que parecía provenir de todos los lugares posibles a la vez; sin embargo, no había nadie a la vista. En una repentina oleada de coraje, levanté la varita y le grité -¿Quién eres y qué quieres?- pero mi valentía se esfumó casi tan rápido como había aparecido en mí. Me acerqué un poco más al castaño mientras tragaba saliva.

     

    -Creo que alguien no quiere que nos vayamos... ¿Ves a alguien?- le pregunté por lo bajo mientras iluminaba desesperadamente todo a nuestro alrededor, en búsqueda de alguna sombra que nos diera una pista.

     

    @@Syrius McGonagall

  14. El carrito iba cada vez más rápido, acercándose a la primera vuelta. Me aferré fuertemente al arnés pero por algún motivo no me caí. La música horrible seguía sonando, inundando todo el ambiente, cada vez con más intensidad y taladrándome aún más los tímpanos. Intenté ver a Matt una vez salí de la vuelta, pero por algún motivo no lo veía. Podía notar el haz de luz de su varita brillando, pero no había rastros del castaño. -¿Matt?- grité, intentando hacerme oír por encima de la música y el viento, y asegurarme de que estaba bien. Llegué a escuchar un golpe sordo que no sonaba nada bien y tragué saliva. Esperaba que no hubiese sido el cuerpo de Matt el que había hecho ese sonido.

     

    No podía pensar con claridad hasta que tuve un momento de lucidez. Quizás aquél parque funcionaba con magia, y era lo que estaba sucediendo en ese momento. Dejé pasar una vuelta, que me dejó cerca de la plataforma nuevamente, y saqué rápidamente mi varita. La sostuve firmemente en la diestra y apunté a la vía delante de mí. Hice una petición silenciosa de que aquello funcionara y me aclaré la garganta. -Finite Incantatem.- pronuncié con seriedad y pude notar que de a poco el carrito se ralentizaba. Sin embargo no parecía detenerse aún. No tenía tiempo para esperar; Matt estaba en peligro. Intenté nuevamente, esta vez gritando. -FINITE INCANTATEM- grité, y el carrito se detuvo en seco.

     

    Solté el aire que había estado reteniendo y me puse de pie con cuidado, varita en mano. El arnés chirrió cuando lo levanté por encima de mi cabeza, y comencé la recorrida hasta la plataforma con sumo cuidado. No había tanto espacio como para no poder ir de tabla en tabla con un paso, y el ser tan alta me estaba facilitando la tarea. La plataforma crujió cuando puse un pie en ella, pero sabía perfectamente que podía soportar mi peso. No había ni rastro del castaño más que su varita encima de los peldaños de conducían al piso, y la niebla tan espesa no me permitía ver más allá del segundo escalón. Tomé la varita del castaño en mi mano izquierda, aún empuñando la mía en la derecha, y bajé lentamente, manteniéndome alerta e intentando no hacer mucho ruido.

     

    Finalmente lo vi, tirado en el suelo, bastante herido y lastimado. Seguramente tuviera algún hueso roto. ¿Había caído desde la parte alta de la plataforma? No podía haber sido accidental. ¿Qué era aquello que se había asomado por encima de su hombro? Y lo más importante, ¿dónde estaba esa cosa, fuera lo que fuera? Me acerqué al chico y me arrodillé a su lado.

     

    -¿Qué pasó? No te muevas, voy a intentar curarte un poco...- agradecí haber tomado ese curso de Primeros Auxilios alguna vez. Le di su varita y me dispuse a curar sus heridas, al menos las más graves, con una serie de Episkeys. -¿Llegaste a ver qué era lo que estaba contigo en la plataforma? Estos moretones no se ven nada bien... - intenté obtener respuestas de parte del castaño, quien parecía estar recuperando un poco el color en el rostro. Bueno, al menos no iba a morir en ese momento.

     

    Teníamos que averiguar qué o quién estaba con nosotros, y por qué buscaba atacarnos. ¿Serían ciertos los rumores entonces, y nosotros estábamos de intrusos en el sitio de descanso de alguien?

     

    @@Syrius McGonagall

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  15. Una voz en el interior de mi cabeza no dejaba de repetir que subirme a aquel carrito era una locura. Sin embargo, el terror que de a poco me había consumido completamente no me permitía retroceder. Sentía las piernas pesadas, como si no pudiera moverlas bajo ningún concepto, como si alguien las hubiese colocado en cemento. Volteé a ver al castaño, quien parecía intentar encontrarle una explicación razonable a todo esto. Era verdad, estábamos en Londres, donde la niebla no era extraña. También era cierto que los dos conocíamos los rumores en torno al parque, y eso era lo que nos había llevado a donde estábamos. El motivo de haber entrado allí eran esos rumores.

     

    De repente, las luces de la montaña rusa se encendieron, dejándome ciega por unos segundos hasta que logré acostumbrarme. Mezclada con la niebla, la luz no me dejaba ver demasiado. Una música que reconocí como la clásica música de los parques de diversiones pero distorsionada y metálica comenzó a sonar, aumentando mi nivel de terror a ese punto. No podía pensar con claridad, pero tampoco podía responder a mi instinto y bajarme del carrito.

     

    Miré hacia el castaño, pero noté algo extraño. Algo que no estaba ahí antes. Una sombra parecía crecer por encima de su hombro, como si alguien se estuviese acercando a él por detrás. Tragué saliva. -Matt, hay alguien...- comencé a decir cuando de golpe la montaña rusa se puso en marcha.

     

    Tuve que sostenerme del arnés de seguridad para no caer. Me apresuré a sentarme y ponérmelo; era mejor que no tener nada para cuando llegara a las vueltas que parecían desafiar a la física. Sentía el viento en la cara, despeinándome, y podía notar que cada vez íbamos más rápido. Cerré los ojos con fuerza, preparándome para el ajetreado viaje que me esperaba.

     

    Sólo esperaba que Matt estuviera bien en la plataforma.

     

    @@Syrius McGonagall

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  16. El silencio cayó entre ambos de nuevo; un silencio incómodo y pesado que se hacía a cada paso más abrumador. Me detestaba por no saber cómo llevar adelante una conversación medianamente coherente, y mantuve baja la cabeza mirando al piso y a mis botas. La montaña rusa se acercaba a nosotros a pasos agigantados, y aunque no podía leerle la mente al castaño, estaba casi segura de que sus intenciones incluían subirse a aquella atracción que por algún motivo no había sido clausurada. ¿Qué habría sucedido allí para que todo pareciera haber sido abandonado de golpe, sin tiempo a proceder a cerrar los juegos?

     

    Matt hizo un comentario sobre Hogwarts y levanté la mirada hacia él. Era visiblemente americano, probablemente no había asistido a Hogwarts pero aún así parecía conocerlo profundamente. Le sonreí. -Sí. Fui a Hogwarts hasta los diecisiete años. Pertenecí, y considero que pertenezco, a la casa Ravenclaw. ¿Conoces Hogwarts?- pregunté. Había sido un miembro orgulloso de la casa de las águilas, y aún hoy conservaba ítems pertenecientes a mi pasaje por allí. -¿Qué hay de ti?¿Dónde estudiaste?- me sentí un poco mal por no tener mucha idea de otros colegios en el mundo.

     

    Llegamos al fin a la montaña rusa, y en efecto, no estaba clausurada. Es más, podíamos subir (si la escalera lo soportaba) y acceder a los carritos despintados. El castaño hizo un comentario sobre la extrañeza de que nada de eso hubiese sido clausurado. Yo estaba elaborando mi propia teoría. -Creo que no es de irresponsables. Creo que no tuvieron tiempo de hacerlo.- comencé a hablar, y volteé a verlo. -Todo esto parece como si hubiese sido abandonado de golpe, como si quienes estaban aquí hubiesen desaparecido en el acto, o como si hubiese sucedido algo que les dio muy poco tiempo para dejar este lugar, sin tiempo a cerrar nada...- observé los alrededores, intentando ver un poco más allá de lo que la luz de la varita me permitía.

     

    Cuando hice esto, noté que una espesa niebla nos envolvía. La noche había estado despejada y para nada fría hasta ese momento, donde no sólo la niebla no permitía ver demasiado lejos sino que un aire frío comenzaba a calarme hasta los huesos. Hice un esfuerzo por no tiritar, intentando mantener todo el calor posible, y me abracé a mí misma, intentando generar algo de calor y cubrir los espacios entre los puntos del tejido de mi suéter. -De golpe hace frío, ¿no te parece?- le comenté a Matt, quien parecía tan confundido como yo, al tiempo que el castaño indagaba sobre la niebla. Era como si una nube helada nos hubiese envuelto a ambos mientras subíamos la escalera de la montaña rusa, y ahora simplemente no podíamos salir.

     

    Bromeó un poco más con la entrada, y mientras me reía de su comentario para intentar no pensar en el frío que cada vez penetraba más a través de mi ropa, me dediqué a observar la montaña rusa. En sus años dorados tampoco debía haber sido una atracción segura; había vueltas que parecían desafiar las leyes de la física, pero estaba convencida de que aquello era lo que le había dado el atractivo para la comunidad que concurría allí. Decidí investigar más de cerca y me acerqué a uno de los carritos metálicos. Estaban despintados y sucios; el paso del tiempo y el abandono se hacían notar sin dudas. Puse un pie dentro y sentí el crujido cuando pisé. Me reí, un poco nerviosa. -Bueno, si esto sale mal, fue un placer conocerte.- dije en dirección al castaño, restándole importancia al asunto, y me subí por completo al carrito. Pareció aguantar mi peso. Probé al arnés de seguridad y, aunque chirriando, aún funcionaba. O al menos subía y bajaba; no estaba garantizado que cumpliera su función de seguridad.

     

    Un escalofrío me recorrió la nuca y pude sentir que se me erizaba la piel. Alguien nos observaba. O algo, lo que tampoco me tranquilizaba. Volteé a ver a Matt, quien parecía la única persona en el lugar además de mí, y a quien podía distinguir entre la niebla. -Alguien, o algo, nos está observando.- dije en un susurro lo suficientemente alto como para que pudiera oírlo. -¿No tienes esa sensación?- añadí, poniéndome alerta y moviendo la luz de mi varita hacia todos lados, intentando ver algo.

     

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  17. Por un momento, el aire entre el muchacho y yo podía cortarse con una navaja debido a la tensión que había. Yo incluso sentía que había dejado de respirar por un momento. Sin embargo, al comprobar los dos que ninguno planeaba atacar al otro (al menos no en ese instante), ambos parecimos relajarnos un poco. No había notado que estaba encogida de hombros hasta que los dejé caer y noté que el cuello me dolía un poco. Empuñé mi varita, la que llevaba oculta entre debajo del suéter color crema que había elegido para aquella ocasión (quizás no la más acertada decisión, observando el lugar donde me encontraba) y conjuré Lumos, haciendo que la punta de la misma brillara con la misma intensidad que la del castaño.

     

    Su nombre era Matt, y no lo conocía de nada. Probablemente tuviéramos la misma edad, o cerca. Tenía el cabello castaño y ojos azules, y un acento que reconocí de inmediato como americano. No parecía vampiro; por el contrario, se veía más humano de lo que recordaba haber visto jamás. Estaba acostumbrada a moverme entre ellos; yo misma no podría casi ser considerada un vampiro por los miembros más puros de la comunidad. Venía a comprobar si lo que se rumoreaba por el pueblo (que evidentemente había trascendido los escaparates de las tiendas) era cierto. Yo en realidad no iba por eso, pero la idea de una aventura se me hacía tentadora; sobre todo ahora que necesitaba despejar mi mente y ocuparla en otros asuntos.

     

    -En realidad entré por curiosidad. Nunca había visto este lugar, y creo que escuché los rumores mientras estaba en el Colegio pero jamás les presté demasiada atención.- me coloqué a su lado, manteniendo la varita en la diestra pero lejos de nuestros rostros. La luz blanca era lo suficientemente cegadora como para querer tenerla cerca. -Pero iba caminando, y vi la luz de tu varita, además de toda el aura de misterio que parece envolver a este lugar... Y simplemente no me pude resistir a entrar.- me sonrojé al decir lo último; me di cuenta de que podía sonar extraño así que bajé la mirada al suelo, intentando ver por dónde caminaba.

     

    El castaño parecía más relajado, y no parecía molestarle el hecho de que me hubiese sumado a su pequeña aventura. Hizo un comentario sobre la montaña rusa que se veía no tan a lo lejos y me reí. -No, no me parece sensato que esto siga abierto.- dije entre risas. La noche parecía haber tomado otro color; ya no hacía tanto frío a nuestro alrededor.

     

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  18. El Callejón Diagon era aquel lugar al que recurría cuando necesitaba tomar algo de aire y despejar la mente. Y esta era una de esas noches. No importaba la hora del día ni el momento del año; sabía que las calles del Callejón servirían para despejar un poco mi mente del murmullo constante que la atosigaba. La primavera se estaba instalando sobre Inglaterra, por lo que la noche ya no estaba tan fría como de costumbre y las calles estaban aún más abarrotadas de gente de lo usual. Los locales tenían las luces encendidas, y mirando por la ventana era sencillo distinguir que en casi ningún sitio había lugar para sentarse a beber algo o comer.

     

    La gente paseaba, y también lo hacía yo. Sentía el suave sonido de mis botas sobre las calles empedradas, mientras mantenía mi mente distraída mirando vidrieras e ignorando el mundo que me rodeaba. Caminaba en mi mundo, escuchando una especie de melodía en mi mente, sin prestar demasiada atención a la gente que me pasaba por al lado. De repente, las vidrieras se terminaron. En su lugar, un portón de hierro oxidado intentaba impedir el paso a un sitio oscuro pero cuyas formas se recortaban contra el cielo nocturno; siendo la más llamativa la de una ¿rueda gigante?

     

    ¿Hacía cuánto tiempo estaba ese lugar ahí? ¿Sería ese el parque de diversiones del que siempre había escuchado pero al que nunca había llegado, por algún motivo? Me detuve a observarlo. Transeúntes pasaban a mi lado y ni siquiera volteaban a verlo, como si no estuviera allí. ¿Estaba enloqueciendo, acaso? Comenzaba a creer que sí cuando delante de mí, a varios metros del portón, la luz en la punta de una varita se encendió. Había alguien que de a poco se adentraba en el lugar. No estaba loca, alguien más lo había visto. El sitio era real. Quizás los rumores no tanto.

     

    Me metí por encima del portón, maldiciendo haber decidido ponerme falda aquella noche y haciendo un ruido infernal. La alisé con las dos manos y levanté la vista. La figura se había volteado y me iluminaba con su varita. Era un chico que no conocía, o al menos no recordaba haberlo visto. Parpadeé, intentando acostumbrarme a la luz entre tanta oscuridad. Escuché su comentario y me sonrojé. -Yo no tenía idea de que esto estaba aquí... - comencé con mi propia excusa. -Soy Mía, por cierto. ¿Habías venido por aquí antes?- me presenté rápidamente.

     

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  19. No pasó nada de tiempo entre que la aldaba golpeó la puerta y que ésta se abrió. No pude reprimir la mirada de genuino asombro que se dibujó en mi rostro cuando vi la velocidad con la que se había respondido mi llamado. Del otro lado del umbral se encontraba alguien a quien esperaba ver: Kamra. Sin embargo, no se veía nada bien. No me enfoqué en mi equipaje ni en entrar, sino que di una zancada larga hasta colocarme a su lado. -Kam, ¿qué ha ocurrido? ¿Puedo ayudar en algo?- comencé a preguntar, asustada, intentando ser de ayuda. No recordaba haber visto a Kamra en ese estado previamente. Parecía herida.

     

    A su lado, como no podía ser de otra manera se encontraba mi madre, Alessandra, a la que había extrañado un montón. Me coloqué más cerca de ella para poder saludarla, aunque suponía que estaba más preocupada por su esposa en este momento. Y lo entendía completamente. -Hola, mamá. Te he extrañado.- hice una pausa. -¿Cómo has estado?- añadí rápidamente.

     

    Esperaba que nuestra relación pudiera recomponerse. Habíamos perdido tiempo, eso era real, pero en lo profundo de mi ser lo que más quería era recomponer las cosas con ella.

     

    @ @

  20. Nick: Mia Zoeh
    Link a la Bóveda: Bóveda
    Rol de Personaje: Empleada del Departamento de Misterios del Ministerio de Magia inglés | Directora de Cátedra y Profesora de griego en una Universidad muggle.
    Información Adicional: Apasionada por los idiomas, y sobre todo por la lengua materna de sus padres adoptivos, decide dictar las clases de Griego Antiguo y Moderno correspondientes a la cátedra de Lenguas Clásicas en una Universidad inglesa, cátedra de la que además es directora. También continúa con su empleo en el Ministerio de Magia inglés a cargo de la resolución de misterios relacionados al uso de la magia.

  21. Buenas a todos!

     

    Vengo a pedir una modificación ya que va siendo hora de actualizar un poco la ficha (cosa que hago cada vez que regreso de una ausencia injustificada al foro. Es como mi catarsis xD).

     

    Pero en fin, que en el apartado de Edad debe decir 23 años y no 20, que ya se me ha pasado el tiempo (madre santa, el tiempo vuela en este lugar). La otra modificación es el rango, el cual dice Unicornios de Oro y ya figuro como Dragones de Bronce, por lo que creo que habría que actualizar eso también.

     

    Y por ahora, nada más. La historia pienso dejarla como está, y lo demás creo que por ahora está en orden.

     

    Saludos y gracias a quien realice los cambios!

  22. Había pasado ¿cuánto tiempo? Probablemente demasiado. Como siempre que algún evento sacudía mi vida en Ottery, había decidido marcharme a ver a mis padres adoptivos. Ellos estaban bien, aunque comenzaba a notar el paso del tiempo en sus rostros y su cabello. Mi padre, un hombre griego de rasgos marcados y cabello negro, de a poco peinaba cada vez más canas, y sus facciones se estaban arrugando visiblemente. Mi madre no perdía su belleza, pero podía notar que sin decirlo, todo parecía costarle un poco más. Incluso yo había cambiado; había intentado cambiar cómo me veía, darme una apariencia más de adulto, y dejar atrás lo que había sucedido. Sinceramente, en un principio no quería volver. La simple idea de cruzarlo en Londres, en el Ministerio, o incluso en Ottery no me hacía bien. Sin embargo, varios meses después, estaba lista para retomar mi vida.

     

    Me miré una última vez en el espejo de bolsillo que siempre llevaba conmigo. Mi cabello rubio, el que siempre había llevado largo, se encontraba ahora por mis hombros, enmarcando mi rostro y modificándolo bastante a como estaba acostumbrada a verlo. Mi maquillaje era suave, ya que el viaje había sido largo (cuando iba a ver a mis padres prefería no usar la magia ni la Aparición). Me detuve frente al castillo y me tomé un minuto para contemplar la silueta recortada del mismo contra el cielo. Era tal cual lo recordaba; la pregunta era si él me recordaría a mí.

     

    Atravesé la reja de entrada y cerré tras de mí, emprendiendo el camino hasta la puerta principal. Dejé mi equipaje en el piso a mi lado, y estiré la mano hasta la aldaba de hierro. Titubeé, pero finalmente la tomé con fuerza y golpeé. ¿Habría alguien en casa? No era un día particularmente frío, pero aún faltaba bastante para el verano inglés, que tampoco era extremadamente cálido.

  23. Podía sentir la mirada del ojimiel fija en mí, y no sabía si eran los efectos del alcohol en el licor o algún otro factor, pero de golpe sentí como mi cuerpo se relajaba; mis hombros caían sin tensión alguna y una sonrisa de complicidad se dibujaba en mi rostro. Estaba con un compañero de trabajo, sí, pero también lo consideraba un amigo. La conversación había girado hacia mí y mis intereses, y aunque al principio la incomodidad hizo que mis palabras no salieran con toda la seguridad que me hubiese gustado, ahora ya me sentía como entre amigos.

     

    Me terminé de un sorbo el licor que me quedaba y apoyé el vaso vacío sobre el escritorio. Reí ante el comentario del Ryvak sobre la esgrima y lancé una mirada de soslayo al Gaunt mientras en mi mente consideraba que, en realidad, apuntarlo con un florete era algo que realmente quería hacer en ese momento. Me contuve y regresé mi atención a Antoni. Nunca habíamos tenido instancias así en el trabajo donde pudiéramos charlar sobre temas no relacionados al Ministerio y lo que sucedía en el mundo, por lo que era genial poder hacerlo en aquel momento.

     

    Noté el movimiento de peliverde hacia mí y me sonrojé; sin embargo me acomodé en el asiento y crucé una pierna por sobre la otra, un poco de lado, mientras jugaba distraidamente con el pie que quedaba en el aire. -Pues los duelos no son lo que se me da mejor, pero sí, tengo buena soltura en las muñecas con la varita. Soy diestra, aunque he logrado dominarla con la mano izquierda también.- añadí al comentario, aunque en realidad nadie había preguntado. Me incliné un poco hacia Antoni, apoyando mi brazo en la rodilla que tenía elevada y la cabeza sobre la mano.

     

    Su siguiente pregunta me descolocó un poco porque no era algo que hubiese pensado. Pero quizás era el momento de cuestionarme ese tema. -No tengo nada definido...-expresé con sinceridad. -Me gusta conocer sobre todo lo que pueda. Sé sobre idiomas, maldiciones, encantamientos y primeros auxilios, tanto muggles como mágicos.- repasé en voz alta. -Ahora creo que me estoy inclinando a la historia o las leyes, ya que me parece extremadamente necesario conocer el pasado para no repetirlo, y también saber con qué leyes se cuentan.- comenté. -¿Qué hay de ti, Antoni? ¿Qué es lo que te interesa?

     

    @

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  24. El brindis propuesto me tomó por sorpresa pero intenté disimularlo lo suficiente como para unirme sin que pareciese algo forzado. No había prestado demasiada atención a lo que había dicho el Gaunt, aunque Antoni parecía no haberlo notado. Mejor así. Di otro sorbo de mi licor y lo removí un poco, más por jugar y liberar tensiones que por intentar cambiarle un poco el sabor.

     

    Sin embargo, cuando pensé que la conversación iba a seguir su rumbo entre ellos dos, y me debatía entre si había sido una buena idea o no ir a aquel lugar, el peliverde dijo mi nombre seguido de una pregunta. Tragué saliva y lo miré fijamente. No podía simplemente ignorar que me estaba preguntando directamente a mí sobre mis intereses.

     

    Puse mi mejor cara de haber entendido a la perfección todo lo que había sucedido hasta ese momento y dejé que mi mente elaborara la respuesta lo mejor posible. -Soy más aficionada a los deportes muggles. Como sabrán, crecí con muggles muchos años de mi vida. Practico natación y esgrima. Quidditch practiqué cuando estaba en el Colegio pero no se me dio muy bien jamás.- decidí ahorrarme el comentario de que los deportes con pelota y yo no nos llevábamos nada bien en general. Di un sorbo al vaso. -Últimamente mis intereses pasan más por lo académico. Saber más, conocer más. Creo que es lo que abre puertas en este mundo, y lo que realmente nos da poder.- dije con extrema sinceridad, casi hasta encogiéndome de hombros, y esperé a la reacción de los demás. ¿Había estado tan mal la respuesta?

     

    @ @Kritzai

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