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Sajag

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Todo lo publicado por Sajag

  1. Sajag

    Videncia

    Sajag sabía a la perfección lo que ocurriría una vez que la Inquisidora saliera a la luz, derrocamientos de altos mandatarios irían de la mano con el dominio que buscaría extender esa mujer con tal de controlarlo todo. Ya lo había hecho en el pasado, ¿Qué le detendría ahora para pensarse dos veces el seguir manejando todo a su antojo?. Mael estaba en lo cierto, destruir a los que podían ver con antelación los acontecimientos que cimbrarían al mundo mágico, no era un cabo suelto que debía dejarse a la deriva — Estás listo, no porque me lo pidas. Sino porque supiste como conducir tus pasos, prestando atención a las claves que estaban escondidas a simple vista—el Vidente se quedó preso en un tiempo y espacio diferente al de su alumno. Levitando en una visión aberrante de lo que era su desenlace. El verse tendido sobre el suelo con su tercer ojo hecho añicos era el menor de los males que le aquejarían una vez que fuera encontrado por la Ministra. Las barreras mentales creadas por el Arcano, comenzaron a caer una a una, tal y como lo hacen las cartas de una casa que ha sido edificada con ellas— La fecha es exacta y dicta el final de la comunidad mágica como la conocemos, solo me resta hacer una sola cosa a tu favor—enviaba ese mensaje a donde quiera que se encontrará el Blackfyre. Las visiones de Sajag se incrementaban igual que las dudas que rondaban al aprendiz, pedir realizar la prueba era un movimiento arriesgado y sensato al mismo tiempo— Mael Blackfyre, ¿Estás seguro que tienes lo necesario para enfrentarte a la prueba?—la pregunta era directa. — Recuerda que el portal, no dará tregua y menos pasará por alto los errores que cometas. Piénsalo con calma, no te precipites al responder y tomate el tiempo que necesites—la voz del anciano era cada vez más tenue. Parecía un susurro ahogado dentro de un frasco de vidrio, capturado por el tiempo inclemente que les estaba jugando en contra. Aventurarse a ir con todo contra la pirámide, cruzando el portal para plantarle cara directamente a lo que el destino le deparará, contando con la ayuda del Arcano en medida de lo posible. Aguardaba inquieto por la respuesta, convencido de que todo estaba ocurriendo como las visiones lo tenían escrito.
  2. Sajag

    Videncia

    Sajag con Azrael Lycan — Señor Lycan, le ofrezco que marque el rumbo a seguir. Porque son sus visiones las que harán que descubra el poder que posee su tercer ojo. Se que considera todo esto una charlatanería, pero sería sensato analizar desde su perspectiva personal, cada proyección que aparezca en su cabeza—escuchaba el dialogo de su alumno. No era la primera vez que el interés por la magia Arcana y Uzza, erróneamente era mezclado por algunos magos o brujas. — No somos lo mismo y creo que sabe de la rivalidad que nos mantiene alejados desde tiempos muy antiguos—el Vidente se aclaraba la garganta— Dicha relación es inexistente, considérelo un rumor infundado que no busca más que confundir y acrecentar el odio entre ambos grupos—la existencia de manuscritos o libros con la cooperación entre Arcanos y Uzzas, realmente sonaba descabellado. — Agradezco que cada una de sus dudas tenga un conocimiento de causa, de ahí viene mi propuesta sobre su aprendizaje—asentía alejándose un poco del Egipcio. El ver invadido su espacio personal, no era algo que le permitiera a nadie y menos estando dentro de su morada. Era inquietante como cada vidente contaba con diferentes formas para expresar dicha habilidad, algunos empleaban los sueños como premoniciones y otros más veían cosas que consideraban un deja vú. Esperando una respuesta, reculaba sobre lo citado por el hombre. Trabajar codo a codo con un Guerrero Uzza, si que era una visión que jamás sería apreciada con claridad por su tercer ojo. Sajag con Mael Blackfyre Sajag escuchaba las palabras de Mael, la caída del mundo mágico actual era inminente. La cura para anular la magia en los magos que la poseían, había resultado en una trampa ideada por el llamado Inquisidor. El poco o nada conocía de dicho sujeto, pero no podría decir lo mismo de su aprendiz. Recorría con rapidez las líneas del profeta, familias enteras sucumbieron ante el dominio de aquel poderoso sujeto. — Si cree que volverá, solo debe descubrir la fecha exacta de su retorno—la voz del Arcano sonaba lejana. Ahora el estaba en otro tiempo y espacio, perdido entre las memorias y visiones del Blackfyre. Tenía dos misiones entre manos, descubrir adonde fue a parar su compañero de viaje y el sitio exacto donde aparecería el Inquisidor. Las fechas solían ser erráticas dentro de la visiones, no siempre daban las pistas de forma clara o detallada. — Ya está encaminado, solo deje que su recién adquirido aprendizaje sea su brújula—el tic tac de un reloj se escuchaba en eco. Las manecillas del reloj se movían con lentitud, posiblemente buscando darle un poco de ventaja al hombre. Reconocer su meta dentro del mundo mágico, ya estaba concretado solo restaba recopilar las piezas faltantes del puzzle y darle la forma que el deseará. Una vida libre de ataduras determinadas por una dictadura o una existencia plagada de sinsabores que le orillarían a tomar medidas drásticas.
  3. Sajag

    Videncia

    Sajag con @ Azrael Lycan Sajag navegaba libremente dentro del mundo de las visiones, fragmentos del pasado, presente y futuro de los magos. Aprendió a dilucidar con claridad que era verdad y que solamente retrataba una falacia que buscaba engatusar a los aprendices de dicha habilidad. Se les tildaba de charlatanes o falsos profetas, el nunca se sintió parte de esas referencias, porque iba a su aire y lo que dijeran de él o dejarán de decir, nunca le provocó ninguna clase de conflicto. — Cada uno posee el libre albedrio, que le da el derecho de pensar y decidir en que creer y en que no...—se mostraba reflexivo ante la presencia de Azrael. Volvía a toparse con el mago, enfocándose en está ocasión en llevar una relación amena. Si el no aceptaba la existencia de la videncia como una habilidad, no se lo pondría en tela de juicio. Era su elección el camino que andaría dentro de los dominios del Arcano— Es grato volver a verlo, recuerdo vagamente lo sucedido en nuestro último encuentro—asentía llevándose una taza de té a los labios. — Digame, ¿Por dónde desea que comencemos?—dejando las cartas sobre la mesa esperaba la respuesta del Egipcio. Sus años, ya no daban para ponerse a entablar una batalla a campal, optaría por hacer más llevadero el aprendizaje del hombre. Sajag con @ Mael Blackfyre Las palabras de Mael llegaron a Sajag como un viento fresco, ventisca que impulsaba pequeñas embarcaciones que surcaban las aguas de sus memorias. Muchas de ellas eran solo producto de una alucinación provocada por su subconsciente, arma que suele emplear la Videncia para probar las capacidades de los que la poseen. Viajaba al mismo ritmo que el mago, descubriendo que piezas del rompecabezas, ya no eran necesarias en su vida y quedarán desperdigadas por el suelo. — Lo veo con la misma claridad, creo que ha dado en el clavo. Al menos en parte, porque aún no da con la verdadera razón, busque bien en los rincones más oscuros, recuerde las luces que mencione antes—golpeaba su cien surcada por algunas arrugas. El tiempo no pasaba en vano, cada año transcurrido volvía más sabios o más inexpertos a los seres que habitaban dentro del mundo mágico. El mismo aprendía con cada nuevo alumno, adecuándose a la forma en que este era capaz de percibir sus visiones. Magos y brujas iban y venían dentro de la Comunidad Mágica Internacional, no quedaba nada del extinto Ministerio de Magia. Los escombros eran eso trozos de piedra amorfos sin vida en ellos, el holocausto alcanzó de forma inminente el organismo que era el encargado de regular a la sociedad mágica. Era poco o nada lo que serviría de referencia para obtener información valiosa, pero eso no estaba en manos del Vidente, sino del Blackfyre. — Los cambios suelen estar plagados de sorpresas, no se anticipe a lo que cita ese periódico—le aconsejaba tomando otro que estaba hecho girones en el oscuro suelo. Sus ojos se abrieron como platos, ¿Cómo demonios es que se ha prohibido la práctica de la videncia como habilidad dentro de Mahoutokoro?. Lucía exasperado y decepcionado, coartar la libertad de los videntes de esa manera, no era más que un disparate ideado por un político que seguramente les tachaba de charlatanes o farsantes para sacar unos cuantos galeones. Nunca empleo su don para obtener unas cuantas monedas, sino todo lo contrario. Buscaba cultivar en los que eran como el, la facilidad de ayudar en los momentos que se necesitará prediciendo sucesos que afectarían la estabilidad del mundo donde coexistían tanto magos como muggles. La luz que era su tercer ojo o interior— No, no cree nada para confundirlo. Todo esto es producto de su don, no del mío—aclaraba disipando la duda que levitaba en el ambiente.
  4. Sajag

    Videncia

    La mente de cada ser viviente solía ser caprichosa, pocas veces mostraba lo que ellos realmente deseaban ver o rescatar de su pasado. Era como cuando se esperan las palabras que uno anhela escuchar, pero aquellas se pierden en medio de una verborrea que no dice nada en concreto. Las pequeñas “luces” que apreciaba Mael, no eran más que vagos destellos de recuerdos que extrañamente quedaron sepultados en lo más profundo de su inconsciente. — Cada uno permanece intacto, solo se ha quedado rezagado en sus memorias del pasado—hablaba con suma tranquilidad el Arcano. Sin presión de ningún tipo, le acompañaría por el resto de su trayecto, confiando plenamente en las capacidades de su aprendiz. El ver más allá de lo evidente era la clave, analizar a conciencia cada uno de los detalles que se presentaran ante su ojo interior o tercer ojo— Pueden aparecer miles o millones de luces o destellos, pero pocos son realmente los que le guiarán por la senda correcta—el anciano se mecía sobre sus pies, amoldando su cuerpo a una forma recta por momentos. El caminar por calles plagadas de arboles silenciosos y testigos de lo que pudo ocurrir, no servían de nada sin el poder de la palabra en ellos—Diste con la primera pista, pero eso no es ni la milésima parte de lo que tienes que develar sobre parte de tu pasado. Piezas han caído al suelo tras el camino que has andado desde que naciste, no levantes ninguna de ellas—le aconsejaba moviendo su dedo índice de un lado a otro. El gesto de no era visible en su mirada, perder partes de la vida de una persona, no era tan trágico a decir verdad. — Ellos eran como usted, temerosos de experimentar la fuerza que da todo el poder que poseen. Atados de manos y pensamiento, presos de sus inseguridades y carencias, no sea del montón y sobresalga cueste lo que cueste—la malicia era una característica poco apreciada entre los Arcanos que impartían las habilidades en Mahoutokoro. Pero si Sajag debía romper un poco esos esquemas de rectitud, no le costaría nada saltarse una que otra regla en apariencia. Su edad le enseño a defenderse de las falsas visiones, proyecciones que causaban muchas veces confusión que derivaba en malas elecciones que marcaban la vida de una forma irremediable. — ¿Quién le dice que eso no es algo creado por mi?—sonreía entrecerrando sus ojos— Debe aprender a “ver”—recalcaba la última palabra con énfasis. Muchos observaban todo lo que les rodeaba, pero pocos eran capaces de ver más allá de lo evidente ante sus ojos físicos. Justamente por eso hacía hincapié a cada momento en el tercer ojo o ojo interior, abrir las puertas que el mismo mantenía cerradas era la verdadera esencia de la Videncia. Varias de ellas daban acceso a las memorias perdidas de Mael, otras tantas eran solo ficción creada por el Arcano Sajag. Atreverse a ahondar en pozos oscuros, sinuosos pantanos que eran la única vía de acceso posible. — No todo es como deseamos que sea, pero tenemos la capacidad de cambiar un poco los papeles y mover las agujas del reloj a nuestro favor—el sonido de un tic tac sonaba como un Jong dentro de la cabeza del Blackfyre, anunciando que otro puñado de puertas amenazaba con ir a su encuentro. El laberinto que era su mente era rico en potencial, solo restaba que el hombre se sacará la poca inseguridad que quedaba en el y daría el golpe certero.
  5. Sajag

    Videncia

    — Ha tomado su decisión, no se cuestione la misma por nada del mundo—el Vidente se adentró el la visión de Mael— No sirven de nada los ojos físicos, el único que es capaz de percibir las visiones es su tercer ojo—le volvía a explicar. El pasaje detallado por el aprendiz era un camino amplio de piedra grazna color arena, pero lo que el anciano percibió a diferencia de su acompañante eran gritos que chocaban con otros que luchaban por hacerse escuchar con más fuerza y enojo. Poco o nada conocía del hombre que estaba perdido en una marea de recuerdos extraños y pasajes desconocidos, lo que si era una realidad eran sus ansias por aclarar poco a poco cada uno de esos enigmas que formaban parte de su vida. — Todo lo que perciba o aprecie, no es otra cosa que un reflejo de sus inseguridades o temores—asintió al notar que estaba frente a frente con el Blackfyre— Si me ataca se atacará usted mismo, aprenda a ver mucho más allá de lo que es evidente. La mente y sobre todo las visiones, suelen jugar malas pasadas. Yo las denomino proyecciones fantasma o errores de tiempo y espacio—la serenidad en el Arcano era semejante a un mar en calma. Ni la tormenta más estrepitosa podría agitar sus cristalinas aguas, el azul que brotaba de ellas daba la impresión de ser un vivo reflejo del cielo. — Aquella mujer puede ser su punto débil o su mayor fortaleza, elija con sabiduría. Piense bien que le conviene más tener amigos o enemigos en está que es su primera visión—observaba al par de jóvenes que custodiaban la puerta— Enemigos naturales, siempre suelen aparecer cuando no son necesariamente requeridos—la voz del anciano se transformó en un susurro. Era como si intentará tranquilizar a un par de fieras solo con el sonido de su voz, arrullando a las mismas con ese sonido que les envolvía como un cobertor que brinda calor en medio de una noche fría. — Vea más allá, viaje sin limite por su mente. Abra por completo su tercer ojo, solo el sabrá proyectar el verdadero significado de que estemos en este lugar—cruzándose de brazos se mantenía expectante en todo momento. El no tenía nada que perder, pero no diría lo mismo del hombre que era atormentado sin descanso por fragmentos de un pasado que le pertenecían sin duda, aunque extrañamente no era capaz de hilar y darles una forma coherente. El mismo experimento algo similar, al ausencia de memoria y ante todo la conciencia para reconocer que era capaz de ver sucesos que ocurrían dentro del pasado, presente y futuro. Las líneas del tiempo se desdibujaban ante los ojos inexpertos, pero cuando se adquiría la experiencia suficiente era relativamente sencillo interpretar cada una de las señales enviadas por las visiones. Ya fuera que estás estuvieran conectadas con el pasado, presente l futuro.
  6. Sajag

    Videncia

    Sajag escucha con atención el relato de Mael, aquella melancolía que brotaba de lo mas profundo de sus pensamiento. Tal y como lo había afirmado su estudiante, el podía leer la mente de las personas y del mismo modo crear barreras mentales para protegerse de cualquier ataque psíquico que desearán lanzar en su contra— Considero que es de mal gusto entrar sin permiso en los pensamientos ajenos, no soy partidario de saber las cosas sin antes preguntar—el gesto sereno del Arcano se mantuvo impasible al escuchar el mundo de dudas que rodeaban la vida del hombre. Objetos o prendas de vestir eran la primera elección para intentar entablar una conexión con el pasado, presente o futuro. Iban de la mano con los sitios que fueron habitados por las personas que eran protagonistas en algunas visiones, el podía ver miles de sucesos antes de que acontecieran y lanzar una advertencia para que se tuviera cuidado y se procediera con cautela. La vida de los Videntes era en extremo complicada, plagada de visiones que tenían que ver con quienes les rodeaban o próximamente llegarían a sus vidas. — Si posee un objeto o prenda de vestir de la persona en cuestión. Le puede ayudar a ver lo que desea saber de ella sin preguntar directamente, ya sabe meterse en esa visión sin ser detectado con facilidad—el anciano tomaba una taza de té vacía. Observando lo que su antiguo aprendiz estaba viviendo en esos momentos, sucesos que marcaron un antes y un después de su paso por la habilidad de Videncia— Aprendió a escuchar a su tercer ojo, dándole la voluntad de mostrar las cosas sin tener que pedir permiso—intentando sonreír dejaba ese gesto en el olvido. Levantándose caminaba por su hogar, viéndose rodeado por más tazas vacías que desde hace tiempo se volvieron parte de su colección. — No, no se puede huir de una visión. Porque no es algo que pueda ser controlado por el Vidente, ellas aparecen sin previo aviso y envían un mensaje que debe ser considerado como vital por el receptor y el emisor—explicaba desviando su vista hacia el exterior sintiendo como el ambiente se mantenía más apacible de lo normal— Las visiones abarcan el tiempo de manera general, no existe algo que solo las ligue directamente al presente, existen varias que están relacionadas con el pasado y muchas más con el incierto futuro—continuaba con su perorata. La desgracia siempre era un factor latente dentro de la existencia de los seres mágicos, ¿Pero que era la vida sin un poco de desgracia en ella?. Una mala novela relatada sobre un cuento de hadas que culminaba con el “felices para siempre”, negaba con la cabeza desviando su vista hacia el caballero—Su vida será lo que usted decida de ahora en adelante, pero si desea saber si la Videncia puede echarle una mano—carraspeó antes de retomar la palabra—Deje que el té haga lo suyo, no sea tan cerrado y permita que sus visiones afloren sin ponerles ataduras de por medio—le sugirió señalando la taza a medio terminar. —Confié Mael, confié aunque se la vaya la vida en ello—cerrando sus ojos intentaba hacerlo sentir confiado y dispuesto a llegar hasta las últimas consecuencias. La experiencia del Vidente era demasiada, demasiadas cosas vividas y una edad avanzada que le daba la potestad para poder enseñar sin cometer un solo error lo que el mismo aprendió y fue trasmitiendo de generación en generación— La decisión es solamente suya, puede tomar la puerta fácil o aventurarse por las grandes ligas—cruzándose de brazos lo dejaba meditar sobre su difícil elección.
  7. Sajag

    Videncia

    — La Videncia no es algo que pueda ser tangible al tacto, no es como estirar la mano y tomar un trozo de pan—Sajag miraba como Mael rehuía del té. Posiblemente se imaginaba que le envenenaría, pero era todo lo contrario. Aquel brebaje buscaba darle el impulso adecuado al tercer ojo del mago y permitirle ver lo que sus ojos físicos jamás serían capaces de apreciar con claridad— Consideré a la Videncia como algo paranormal, pero no la clase de fenómenos que están asociados con los espíritus o cosas de ese estilo, sino con los sucesos que pueden marcar de forma irremediable su vida o de quienes le rodean—explicaba en parte las inquietudes de su estudiante. — El limite como tal no existe, no ha considerado que uno mismo es capaz de imponer los limites que crea convenientes—apuntando con su dedo índice hacia una línea que apareció en el aire— Usted decida sabiamente donde la misma se detiene, ¿cree que eso impedirá que el destino que ha marcado esta, cambiará de algún modo con solo detenerla por un breve lapso de tiempo?—cuestionaba mirándole fijamente— Las visiones no son cosas que se puedan activar o desactivar, simplemente se presentan cuando menos se les espera. Véalas como una sorpresa que le obsequiará una enorme alegría o traerá con ella un dolor que no será capaz de tolerar—asentía caminando por su morada. — Ahí lo fascinante de las visiones, ¿Cuándo saber que se está soñando despierto?. Piénselo con calma, podría darle una definición sacada de un diccionario, pero eso es algo que saca de todo contexto real lo que lo ha traído hasta mi presencia—cruzándose de brazos le invitaba a cerrar los ojos— Algunos le conocen como Deja vú, pero lo más coherente es analizar con calma todo lo que ha pasado en su vida pasada y la actual. Cuenteme un poco de su persona, ¿Dónde exactamente perdió la brújula?—mirando de reojo a Mica, parecía que la joven nadaba en un mar de profundas confusiones. — Un Vidente puede predecir el futuro, ver lo que sucederá antes que los que no poseen dicho don lo hagan. Apreciar las consecuencias de hacer una mala o buena elección, aquello ocurrirá cuando el destino decida ponerlo justo en ese preciso instante que ha visto antes de que acontezca—quedando en silencio su tercer ojo veía que el destino del hombre, no estaba del todo plagado de cosas buenas— Elija con cuidado sus respuestas, no sea que la videncia que he apreciado se materialice antes de lo previsto—sonreía asomándose en sus ojos una malicia sombría. — No se trata de lanzar palos al agua, sino de saber cuando su tercer ojo intenta comunicarse con usted. Adivinar no siempre es para incautos, solamente aprenda a ver más allá de lo evidente, viaje a lo más profundo de su mente, abra cada puerta que lo invite a conocer cosas nuevas y aprecie con sumo cuidado las pistas que puedan irle dejando por el camino—cavilando con calma aquella imagen la analizaba con sumo cuidado y atención.
  8. Sajag

    Videncia

    El perder la brújula de nuestra vida, no daba la posibilidad de continuar con nuestra historia dentro del mundo. Mica era un ejemplo viviente de ello, el verse despojada de todo lo que siempre amo u odio, se semejaba a extraviarse en medio de la nada, rodeada por una neblina que la imposibilitaba de mirar con claridad todo lo que la rodeaba. Para Sajag desmadejar cada uno de los recuerdos o memorias de la bruja, sería comparable con tener una rosa que poco a poco perdía cada uno de sus pétalos — El tiempo suele ser un buen consejero, pero parece que no le ha sido de mucha ayuda. ¿Qué es lo último que recuerda de su pasado?—el anciano intentaba llegar más allá entablando una conversación con la joven. Las palabras eran piezas de rompecabezas inconclusos lo mismo que los recuerdos o memorias. El mostrarle parte de lo que perdió o creyó perder, no le resultaba del todo descabellado al Arcano. La mente era un inmenso universo, plagado de constelaciones y planetas, cuerpos celestes que flotaban en nuestro inconsciente y consciente. Lo que viéramos a través de ellos se conocían como visiones, pocos eran capaces de interpretarlas con la claridad adecuada. — Aprenderá a mirar lo que es imperceptible, para sus ojos físicos. Pero puede ser percibido por su tercer ojo—sintiendo la presencia de otro personaje dentro de sus dominios. Le invitaba a pasar sin perderlo de vista, percatándose de que el también estaba sumido en una profunda confusión. La habilidad de Videncia estaba mucho más demandada que en otros tiempos y eso lo animaba a ofrecer infinidad de métodos para ayudarlos a descubrir si eran videntes natos o solo buscaban aprender como un mero hobbie el poder ver el pasado, presente y futuro— Deje que el hable por usted, no le cierre las puertas a esa preciosa posibilidad—dejando una taza de té levitando delante de la mujer, esperaba que bebiera todo el brebaje abriendo su tercer ojo. — Sea bienvenido a mi morada, ¿Qué lo mantiene tan tribulado, Señor Blackfyre?—el Arcano iba directo al grano— Presiento que tienen que ver con las constantes imágenes que aparecen en su cabeza, aquel tren bala que le impide cerciorarse de los detalles más elementales y básicos—asintiendo le extendía la mano para ofrecerle un asiento cerca de una taza de té. No era similar al que le sirviera momentos antes a la Gryffindor, ya que no sufrían el mismo mal. Si se le podía decir de ese modo a lo que experimentaban los presentes, el perderse en medio de visiones ajenas a la vida actual, no siempre era bien recibido por quienes las experimentaban. — Beban, beban que el tiempo apremia—cruzándose de brazos quedaba a la espera de las respuestas que demandaban sus preguntas. Sajag se perdía en la inmensidad de los pasajes que iban y venían dentro de su cabeza. Escuchando los murmullos suplicantes de los seres que estaban a punto de perder la vida, dependía de Mica y Mael, impedir que un desafortunado futuro fuera por los seres realmente importantes para el par de aprendices. El destino solía ser demasiado caprichoso a veces, nunca daba pistas fidedignas de sus verdaderas intenciones o planes. La tranquilidad reinaba en el cuerpo del anciano, el no estaba en peligro de perder nada valioso, pero no podía decir lo mismo de sus alumnos. @ Mael Blackfyre @ Mica Gryffindor
  9. Sajag

    Videncia

    El Arcano supo, nada más verla, que tendría que olvidar a sus otros pupilos para dedicarse a aquella jovencita de ojos marrones. Había visto la llegada de una pecosa algo despistada, de gran poder mágico en su interior. Por algún motivo, esta chiquilla (desde la mente de Sajag, todos son chiquitos ante su propia edad), tenía lagunas en su mente que él sabía que llegaría a desvelar. La Videncia le ayudaría a despertar algunos huecos y ella no lo agradecería. Tal vez, ese motivo le hizo sentir cierta empatía por la muchacha. A él le solía suceder pocas veces, era algo que los Arcanos tenían presente en todas las enseñanzas que impartían. Pero él no podía ser tan frío como Báleyr ni solía camuflarse como Rosàlia, o tal vez transformarse como Amara. Él veía a través de unas nubes infinitas, a veces le costaba no caer en el error de entender a sus pupilos. - ¿Por qué cree que la Videncia le ayudará en ello, Srta. Gryffindor? - la voz de Sajag resonó en aquella habitación, aún algo oscura. No debiera haberlo hecho, pero había leído la mente de la muchacha como si lo hubiera expresado en voz alta. - ¿No teme que la humillen como si fuera una lenguaz feriante? ¿Tiene fe en lo que cree sentir a veces? El Arcano le dio la espalda par abrir la gran ventana frontal desde la que se veía un paisaje japonés de lo más relajante para quien tuviera tiempo de meditar en aquellos jardines. Para él, la meditación era sumamente importante y nadie debería pasar por una de sus clases sin hacerlo, sin pensar en lo que sucedería cuando se vinculara a la habilidad de la Videncia. Se dedicó a preparar una suave infusión con aroma a frutos rojos, con un ligero toque de jengibre. A pesar de sus propiedades beneficiosas, el sabor era muy agradable y dulzón, algo que sabía sería de su agrado. Lo hizo manualmente, poniendo el agua en el fuego y mezclando las briznas de hierba que él mismo había seleccionado en sus múltiples paseos. La invitó a sentarse mientras ponía una sencilla bandeja de madera y dos cuencos lisos del mismo material con agua rosada en su interior, tapados por una fina hoja de higuera de dejaba escapar un leve aroma al exterior. La observó, al otro lado de la mesilla rústica y, por fin, le hizo la última pregunta. - ¿Está dispuesta a perder para ganar? La Videncia no es un don, señorita Gryffindor, casi podría decirle que es una fatalidad poseer esta habilidad. Sólo necesita saber si está preparado para desarrollarlo o prefiere vivir en la ignorancia. Mientras esperaba, la tisana se iba enriqueciendo. Saber esperar era importante, el tiempo justo también, para que no se estropeara. Todo tenía un equilibrio y Mica Gryffindor debía saber lo que quería y si estaba dispuesta a pagar el precio.
  10. Sajag

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    El Arcano sintió que su corazón se encogía un poco, lo justito, cuando el alumno Azrael Lycan le retó con sus palabras. Lamentaba que no entendiera todo lo que él intentaba hacer que comprendiera. Era un buen muchacho, había visto un gran futuro en una de sus Visiones, aunque no ahora, no aún. Le faltaba un "algo" que pronto alcanzaría. Pero ahora no. Todavía no. Le vio desaparecer tras aquella pequeña muestra de rebeldía y no dijo nada, ¿para qué decir un "adiós" si pronto le diría un "hola"? No podía hacer nada por él así que cerró los ojos y acarició la mesa de su cuarto, intentando Ver al otro alumno, quien se sumergía en el agua a pesar del miedo que sentía pues no sabía nadar del todo. Sajag mantuvo un poco más el contacto con aquella visión para verle salir vivo. Sabía que lo conseguiría. El Sr. Despard salía de aquel espejo del agua con una lección aprendida. Ahora, él decidiría si para bien o para mal. Para él, un Arcano de una religión muy diferente a la que cuidaba su pupilo, le interesaba conocer en primera mano, no en aquella visión llena de brumas, cómo lo tomaría él. -- No necesito más agua fría, Srta. Triviani -- le dijo a la muchacha que tenía un pergamino en la mano. -- Puede darme lo que ha venido a traerme. Como ve, no estoy ebrio. He sabido engañar a su mente para que lo creyera así. Dígame, muchacha, ¿sabe distinguir lo que es verdad de lo que es una ilusión? Si no sabe la diferencia, sufrirá mucho con este don que tiene, Srta. Zoella. El Arcano hizo un ademán con la mano para que viera que no había monedas, ni bebidas, ni alcohol... Sagaj hacía mucho tiempo que había abandonado vicios como el fumar, el beber, o el juego..., algo que conoció muy bien en su pasado, antes de ingresar en el Monasterio que le llevaría al aprendizaje con el que había conseguido ser uno de los siete Arcanos, Maestro entre los maestros. Pero era bueno con las Visiones, sabía crearlas además de reconocerlas, esperaba que eso lo aprendieran sus alumnos. Le causaba diversión lo fácilmente manipulables que eran aquellos magos, a pesar que algunos tuvieran Habilidades aprendidas con las que se creían seguras. -- La creo aceptablemente cercana para acceder a la prueba del Portal. A estas alturas, ya sabe a lo que se enfrenta. Sólo dígame si quiere seguir aquí, entre estas paredes, o prefiere enfrentarse a la gran pirámide. Unos salen y otros entran. En la puerta de su casa, supo que una vidente novata acudía en busca de ayuda, aunque tal vez no supiera el status que guardaba en su interior. Tras dar tres golpes decididos en la puerta, la muchacha esperó en el exterior. Sajag sonrió a Zoella y después abrió la puerta desde la distancia, dejándola a la vista de todos los presentes. -- Entre, si realmente está decidida a saborear los sueños del futuro que pueden ser decepcionantes para usted, me temo. Como invitación a entrar, tal vez no fuera la más adecuada. Pero el Arcano de Videncia nunca mentía. La habilidad no daba lo que quería; lo contrario, mostraba las cosas tan crudas que a veces volvían locos a los magos no capacitados para soportarlas. (Mica Gryffindor)
  11. Sajag

    Videncia

    Sajag suspira. El cubo había servido un propósito esperado y a la vez, inesperado. Aún cuando el arcano es capaz de ver el entretejido del futuro, Sajag es humano. Se permitía tener esperanzas, allí donde todo parecía indicar lo contrario. A pesar de todo, creía más en sus propias visiones que en una conversación. Por eso también ordenaba a sus pupilos para que pudieran encontrar las respuestas por sí mismos; por eso, había utilizado el cubo con Licaón. Lastimosamente, no había servido. Tenía que recurrir ahora a las palabras, si eso era lo que se requería. —Azrael —el hombre se encuentra ahora fuera del cubo, pues, de otro modo, habría enredado el mecanismo. Yace frente a él, tendido en el espacio cenagoso junto al que Sajag descansa, sentado sobre una piedra, esperando el retorno de sus otros pupilos—. Escucha: lo que oíste, aquello que se ha manifestado ante ti, no son visiones. Esta todo en tu cabeza, pero no tienes forma todavía de diferenciar una idea, una corazonada y el temor, de tus visiones. El arcano extrajo la pipa de su manga y se concentró en encenderla, mientras continuaba dirigiéndose al mago. —No estoy diciendo que el potencial, tu capacidad de tener visiones en un futuro, no se encuentre allí —aclaró, aunque no solía hacerlo. Lo hizo, porque parecía ser importante para Licaón entender eso—. Lo que te estoy diciendo es que tienes que entrenar tu mente para distinguirlo y mi primer ejercicio no parece haberte ayudado. De hecho, tu rechazo hacia mis enseñanzas, parecen bloquear tu capacidad de aceptar mi guía, que, en otras circunstancias, te permitiría aprender a distinguir todos esos sentimientos enseguida. Así, serías libre de desenredarlos de tus visiones y entenderías el verdadero sentido de cada cosa que evocas. Sajag alzó la vista y sus ojos se posaron en el mago por un breve instante. Su mirada delataba su indiferencia. Sabía que existía una forma de hacer que Licaón interiorizase lo que acababa de revelarse, que él había esperado que él entendiera por su cuenta. Sin embargo ¿estaba listo Licaón para ello? ¿O tendría que pedirle que volviese luego de un tiempo, luego de procesar e interiorizar eso por su cuenta, luego de unos meses quizá? —Si no te desprendes de aquello que te ata, solo por el instante en que necesitas aprender sobre las madejas del futuro, entonces, no podrás aprovechar tu poder —replicó Sajag por fin y, supo, que sus palabras contenían no solo verdad si no también una terrible admonición ¿desoiría Azrael su advertencia final? Mientras sus agrias palabras llenaban el aire, y el le daba una calada a la pipa, en el agua se desarrollaba algo totalmente distinto. Gatiux había alcanzado a liberar su mente de su plano terrenal. Su viaje, empezaba en un punto de colores y formas desdibujadas: su mente empezaba a alcanzar ese punto ciego, que normalmente estaba velado para aquellos que no reconocían todavía la capacidad de su ojo interior. El efecto narcótico permitió que la barrera creada por los temores y la natural reticencia humana hacia lo desconocido, se rompiera. Gatiux empezaba a trascender en su propio plano, en su propio tiempo, desdibujando pasado, presente y futuro. Sajag sonrió satisfecho. La bruja emergió del agua y Sajag esperó con paciencia. Ahora que Gatiux había roto esa barrera natural, su magia no fluiría hacia un solo lado, si no que sería capaz de ir y venir por su cuerpo con libertad. Eso, significaba que la propia significancia del tiempo había cobrado otro significado para Gatiux, sin importar si ella había alcanzado a notarlo o no. Su mente humana no era capaz de abarcar todavía toda la información que empezaría a fluir en ella, pues con la nueva significación del tiempo, llegaría también la reconsideración del espacio. No solo sería capaz de ver más allá de sí misma, si no que la visión podría provenir de lugares cercanos y remotos. Al fin y al cabo, ahora que Gatiux se había trascendido a sí misma, se había conectado con las madejas de las determinaciones ajenas. Ya no era más solo Gatiux, si no parte del conglomerado del mundo que era capaz de confluir en una energía universal que, por tanto, podía observar el devenir de todas las formas. Era la primera vez que le tocaba entrenar a una pupila tan despierta. Había captado el significado, ya fuera por lógica o instinto, enseguida. Así que Sajag no se preocupa por ella. En lugar de eso, abre el empaque de chocolate y, con su vara de cristal, empieza a preparar un gran fuego, esperando que Azrael no se alarme ante lo que sucede ante él, ya que no tiene forma de saber que espera por otros ¿será que la bruja tendrá algo para decirle al volver? @Gatiux @Azrael Licaón
  12. Sajag

    Videncia

    "Despierta, Licaón" Sajag se obligó a intervenir directamente ante el arranque del joven. No era que Azrael hubiese perdido el control pero estaba cerca de hacerlo. Sus emociones desbordadas habían embargado el interior del mecanismo y eso podía conducirlo a la locura. Aún con todo el autocontrol que fuera que tuviese, Azrael había conducido al cubo a un punto fútil, en donde no era capaz de ver aquello que Sajag había creído que encontraría. —Tus demonios son materiales —expresó el arcano. Su voz se oía dentro del cubo, si bien no estaba articulando palabra en el exterior, plantado frente a Yaxley y al lado de Despard—. Reacciona. A Sajag no le había pasado desapercibido que Licaón había extraído un pequeño gramo de entereza de todo eso, un trozo de verdad "El amor tocará a la puerta de quien ha lamentado mucho la pérdida de un amor perdido, esa nueva relación le hará cambiar la visión del mundo, pues por amor es capaz matar, odiar y cegarse a esa realidad efímera". Más que una profecía, se trataba de una revelación del propio Licaón sobre sí mismo: un temor que había temido encarar y poner en palabras y que ahora se revelaba desnudo ante él. ¿Cómo lidiaría él con ello? ¿Esa historia que lo mantenía anclado a un pasado que le impedía ver adecuadamente los hilos entretejidos de su futuro? "De acuerdo". Sajag suelta esas dos únicas palabras ante las declaraciones de Yaxley para despejar su mente del cubo pero también para fijar su atención en su nueva pupila. Su abultado estómago se bambolea cuando se pone de pie y sus ojos abandonan la figura de la mujer. Todavía no ha encendido la hierba de la pipa otra vez, así que se guarda el artefacto en una de sus mangas antes de proseguir. —Despard, señora, conmigo. El arcano tomó su vara de cristal y la agitó frente a un objeto que no habían detectado hasta entonces: una tableta de chocolate. El objeto brilló enseguida con un tono azulado. Antes de continuar, Sajag se aseguró de guardarse el cubo en las profundidades de su bolsillo. Luego, dijo: —A la cuenta de tres. Uno... dos... ¡Tres! Sajag tomó uno de los extremos de la tableta y el mundo empezó a girar. Cuando el traslador los dejó por fin en su destino, se encontraban en una zona llena de espejos de agua. Era como un conjunto de lagunas a campo abierto, coronada por un cielo nuboso que se reflejaba en el agua circundante generando un gracioso efecto óptico. —Tengan cuidado, el terreno es algo pantanoso —advirtió. El arcano no tardó en llevarlos a un círculo de tierra seca, en donde había algunas rocas, además de musgos y plantas de poca altura. Les ofreció asiento una vez más transfigurando algunas para que se volvieran planas, asemejando a asientos naturales. —De acuerdo a lo que ambos me han descrito —prosiguió, si bien Despard no había abierto la boca desde que le hiciera esa pregunta poco antes—, su problema, más que un despertar de los poderes o el conocimiento de los mismos, tiene que ver con el control —Sajag fijó la vista por un intante en el predicador—. Ya sea que duden de poseerlo o que teman que éste flaquee en un momento crucial, necesitan entrenarlo —aclaró— y lo harán aquí. Sajag señaló la laguna más cercana. —Su profundidad aproximada es de cuarenta y dos metros —explicó Sajag con gesto amigable, mientras volvía a extraer la pipa y encendía el extremo de ella con su varita, que había retornado a su tamaño habitual, no con su estructura de cristal si no de acebo—. Quiero que naden hasta el centro y se hundan en el agua. No tienen permitido usar cascoburbujas o magia para respirar debajo —aclaró—. Aguanten tanto como puedan. Si así lo prefieren, dejen sus varitas o algunas prendas aquí. Tienen prohibido morir. >>Comiencen —dijo entonces y solo para asegurarse de que procedían con la orden acotó—. Ahora, y recuerden: si me parece que eran capaces de aguantar más tiempo, los enviaré de vuelta, así que asegúrense de alcanzar su verdadero límite<<.
  13. Sajag

    Videncia

    Sajag observa dentro del cubo sin apuro. El pupilo allí dentro no parece alterado. De hecho, parece mantener su sosiego. Es como si todo estuviera saliendo bien. Despard parece sumido en sus pensamientos. Sajag se avoca a su pipa con expresión distraída, en apariencia. No está pensando en ambos: más bien, toma su varita una vez más y coloca un platillo y una taza adicional en la mesa. Se demora en encontrar otro tipo de hojas deshidratadas en ella, de un cajón distinto al de Despard y Licaón. Luego, alza la vista y agita la varita una vez más, para que el cerrojo ceda ante el llamado que acaba de efectuar una mujer de aspecto impecable. Sajag la invita a pasar con un gesto cuando ella ya ha podido apreciar el interior. Al mismo tiempo, chasquea los dedos, como si fuese un gesto adicional innecesario; en realidad, no es para Gatiux o Despard, si no para el tranquilo ocupante del cubo. Sus miedos, que parecen no haberlo atacado, en realidad lo consumen: se demora en la realidad falsa del cubo, lo que significa que se está perdiendo dentro de sí mismo. No es que deba salir enseguida, si no que el curso del camino que está formándose dentro de él, en ese momento, es peligroso. Tiene que apartarse de él. El chasquido de sus dedos, el sonido que es capaz de alcanzarlo dentro del cubo, es un recordatorio para Licaón. La primera señal que el arcano le ha dado de su presencia, de que está observándolo. Mientras tanto, Sajag procede a indicarle a Gatiux el lugar que puede ocupar en la mesa frente a su taza. Señala el cojín color verde y espera. A diferencia de Despard y Licaón, no saluda esta vez. Sigue perdido en su pipa. De acuerdo a lo que aprecia... es mejor dejar que ella se explaye primero. O tomar un poco de infusión. Tantas cosas parecen enredarse dentro de los hilos que conducen su proceder. Cala hondo en su pipa, deja que la ceniza caiga sobre el cuenco, coloca más hierba y vuelve sus ojos velados hacia la bruja.
  14. Sajag

    Videncia

    Sajag suspiró. Podría enfrascarse en una conversación de índole filosófica con el muchacho pelirrojo pero adivinó enseguida, apenas hubo voceado las dudas que más le preocupaban, que no conseguiría nada al hacerlo. Él, al parecer, también era el tipo de persona que requería una mayor aplicación y prueba, contrario a lo que parecía determinar su aspecto y su propia fe. —La cuestión es, Señor Despard, que no puede —el arcano clavó la vista fija en él de repente—. La videncia no es certeza, la videncia es una constante de decisiones en medio de la interacción y la deliberación —sus palabras iban intercaladas con aspiraciones de la pipa y la posterior expulsión del humo—. Es decir, que, al igual que su fe, depende de usted. Sajag no le rebeló el último elemento de ello. La elección que todos tenían, respecto a la toma de decisiones y la forma de avocar sus poderes. No le pareció necesario conducir sus pensamientos a esa realidad siniestra, cuando parecía ser alguien tan sensible ante éstos. Era mejor, pensar que solo tenía las opciones expuestas. —La pregunta es ¿está dispuesto a encararla de la misma forma que hace con su vida día a día? Mientras éste se dirigía a Despard de esa forma, su visión del alcance de las cosas se encontraba dividida entre esa habitación llena de un olor que, a diferencia de lo que parecía indicar el humo, estaba llena de un aroma sutil -nada penetrante- y tranquilizador y las imágenes que provenían a él desde el cubo. En éste, Licaón descansaba en medio de una revisión de sus grimorios, aspirando el aroma a lavanda proveniente de la chimenea encendida, en un bosque desierto de ocupantes, que él mismo había recreado ¿Estaría consciente a esas alturas que era el espacio poblado por sus propios miedos? Sajag no se hizo oír en su mente todavía. El funcionamiento del cubo era sencillo. Antes usado como arma y reinventado como espacio neutro de entrenamiento, el cubo era una herramienta que manifestaba los miedos de quien lo tocase, transportándolo dentro del cubo, tanto física como mentalmente. Sin embargo, a diferencia del espacio del mundo real, el cubo manifestaba los temores de la mente en formas físicas corpóreas para el individuo dentro del cubo. Eso, representaba tanto un desafío mental, lo mismo que una apuesta. Podía resultar peligroso si la persona se perdía dentro de sus propios miedos y elucubraciones. Despistaba a aquellas personas obsesionadas con su propia grandeza en medio de una espiral de auto-complacencia; perdía el rumbo de aquellos cargados de falsas pretensiones desnudando sus inseguridades, enloqueciéndolos de terror; escalaba la destrucción mental de aquellos que solo aspiraban al caos y la desolación. Podía adoptar formas inverosímiles de manifestación, acorde a los miedos, inseguridades, vacíos o falsedades de su huésped. Eso, era aquello que se manifestaba en esos momentos ante Licaón, tan solo oculto por la cabaña, la manifestación física de su zona de confort. Daba lo mismo si él lo había notado hasta ese momento o no. Ningún mago (y de hecho, tampoco ningún muggle) era capaz de conocer o controlar su subconsciente. Por lo tanto, las manifestaciones serían brutales y rápidas: tendría que reaccionar al verlas venir ¿qué forma adoptarían? Sajag lo veía pero era también parte de las inclinaciones de Licaón. Sonrió por lo bajo, sin decir nada al respecto con Despard ni tampoco, todavía, manifestando su voz para con Licaón. Cuando lo hiciera, éste lo oiría directo en su cabeza, no porque estuviera invadiendo su mente, ya que no tenía ganas de intentarlo y tampoco le sería útil en ese momento, si no porque era el mecanismo del cubo, para que él pudiera oírlo, así como las palabras verbalizadas de Licaón le llegaban directamente también, aún cuando éste no fuese consciente de ello (de momento). Aspiró un poco más de humo, notando las manifestaciones de su ojo interior de forma rápida, en una tercera ventana abierta de su atención, además de la que vigilaba de cerca a sus ahora pupilos. Cerró los ojos un instante, antes de volver a su presente y dejar caer otro poco de ceniza sobre el cuenco, fijando su atención en Despard una vez más.
  15. Sajag

    Videncia

    Sajag no dice nada mientras su nuevo pupilo continúa expresando su perspectiva. Se limita a seguir tomando bocanadas de la pipa, expulsando el humo de rato en rato. Con un movimiento sutil de la vara de cristal, se abre en una esquina olvidada una ventanilla para drenar un poco el humo pero no lo suficiente como para que los recién llegados puedan escapar a sus efectos relajantes mientras éste va inundando el espacio. Deseaba poder expresar de mejor manera lo que había de informarle pero no encontraba las palabras. Tal vez, porque entendía que la mente su interlocutor estaba totalmente escudada ante ellas, no en cuanto a la información que contenían o a lectura de mentes, si no a la naturaleza de cuanto intentaba explicarle. —Verá, señor Licaón —continuó entonces Sajag sin mediar ningún comentario respecto a la forma en que se había expresado respecto a "charlatanes" y demases—, no vamos a zambullirnos en definiciones en su caso —un movimiento sutil y súbito de su mano y un pequeño cúmulo de cenizas cayeron en un cuenco que segundos antes no estaba a la vista—. Creo que tomaremos un enfoque más... activo —bajó un poco su pipa y lo observó a través del humo que no parecía afectar a sus ojos, desdibujando su forma—. No se trata de lo que usted o yo podemos definir como "videncia" pero ya lo verá usted. Al arcano no le gusta gastar palabras así que, contrario a lo que hiciera en anteriores ocasiones, desliza su varita. El cubo que antes utilizara con Triviani vuela entonces hacia Licaón, hasta posarse en sus manos. Un cubo sumamente especial. Sajag no dice nada todavía, mientras la imagen del mago se difumina hasta desaparecer y el cubo cae al suelo sin hacer demasiado ruido. El arcano se vuelve entonces hacia Despard, para oír su respuesta y lo alerta de no tocar el objeto que antes prestara a Licaón. Todo lo que Licaón observaría al llegar sería el interior de una cabaña sencilla. Fuera de ésta, se extendía un bosque neblinoso y sombrío. Sajag no iba a gastarse definiendo la videncia para el mago cuando era bastante claro que éste intentaba desestimar sus conceptos ¿qué aprendería en un intercambio de palabras insulso cuando ni siquiera parecía estar dispuesto a oírlo y adjudicaba sus carencias a un pasado remoto? No, tendrían que tomar otro enfoque para ver si Licaón era capaz de absorber el concepto por cuenta propia, con la intervención indirecta del arcano. De otro modo, tendría que esperar el retorno del estudiante sin éxito y enviarlo por el portal hasta otra ocasión en la que se encontrara más susceptible de aprender de cuanto podía compartirle.
  16. Sajag

    Videncia

    Sajag levantó una ceja fina e inquisitiva hacia su nuevo alumno. No había tomado asiento, ni recibido su té pero no era algo que pudiera demandarle o exigirle. Jamás ha hecho eso con sus alumnos, pues cada uno delimitaba su propia forma de desarrollar su magia. Licaón estaba haciéndolo con cada gesto y minuto que pasaba. —Leer hojas de té y ver cristales... —Sajag se detuvo un momento para saborear su té y lanzar una mirada significativa hacia Despard antes de replicar en dirección a Licaón— no lo sé ¿es esa la idea que tiene usted sobre la videncia? ¿O se le ocurren otras alternativas? El mago no había desoído lo dicho por Despard tampoco. Sus palabras hicieron que su cerebro evocara lejanas épocas en donde los ritos establecidos con su familia habían sido pan de cada día. Hacía mucho tiempo ya de eso y muchos miembros familiares reposaban ya en el Ganges. Hacía mucho que Sajag se había alejado de toda cosmovisión ligada a una deidad, incluso cuando el mundo moderno se había olvidado de los arcanos y ellos mismos habían sido la personificación del mito. Aún así, sus ojos se posaron en Despard con curiosidad. —Si todo cuanto sale de su boca es considerado absolutamente cierto en su cabeza entonces ¿no es acaso su libre albedrío lo que decidirá el curso que sus poderes habrán de tomar? Y, de ser así, y ser usted un hombre de fe ¿no significa eso que su Dios decidirá el curso de dichos poderes y podrá usted desarrollarlos sin peligro de caer en la tentación del ego o la vanidad? —el viejo mago inclinó la cabeza ligeramente hacia la derecha— Se lo pregunto, porque si bien ha contestado a mis preguntas, no parece sentirse satisfecho en lo absoluto. De cierta forma, vivir alejado del exterior se parecía un poco a tener una fe. Solo un poco. Por otro lado, Despard parecía tener muy en claro el concepto de interpretar. Sajag se preguntaba si lo veía más desde una perspectiva de la legeremancia que la videncia ¿habría él pasado por las aulas de Rosália o era solo un reflejo de su forma de ver el mundo? Antes de continuar acribillanado al pelirrojo a preguntas, se volvió hacia Licaón. Creía entender cuál era el método que el mago requería para hacerse con el desarrollo de su propia magia, pero estaba obligado a comprobarlo antes de ponerlo en acción. —Dígame, señor Licaón ¿qué es lo que espera de mí, de esta... a falta de una mejor palabra, clase? El anciano de aspecto rejuvenecido tomó entonces una larga pipa y extrajo hierbas resecas de una bolsa que se encontraba al extremo de su largo mueble, uno de los pequeños cajones de una esquina. Ni siquiera tuvo que incorporarse, apenas estirarse antes de volver a su posición original, con ambos pies plantados en el suelo y un codo apoyado sobre una rodilla. Las hierbas fueron directo hacia la pipa, que se concentró en prender con la vara de cristal antes de darle una profunda bocanada y expulsar el aire de una densa consistencia de tono morado, en el ambiente cerrado y seco. @@AZRAEL Licaón @@Rory Despard
  17. Sajag

    Videncia

    La entrada del nuevo alumno no pilló de sorpresa a Sajag, había visto su entrada medio triunfal en la sencilla casa del Arcano hacía días. Sin embargo, verlo en persona con aquellos aires de grandeza, le provocó una sonrisa que se apresuró en esconder. - Sea bienvenido, Sr. Licaón. ¿Le apetece un té? El Sr. Despard y yo estábamos a punto de saborear uno antes de su interrupción. Puede unirse, si gusta, aunque me temo que este sabor es demasiado simple para su gusto. Sí, también había visto eso. Sajag sabía lo que pasaba por la cabeza de ambos alumnos, aunque hubieran intentado protegido su mente con cualquier hechizo terrenal. La Videncia era algo más que un título en un certificado y su uso podría dar mucha información; a veces, más de la que se necesitaba. Pasaba por encima de encierros o de cambios físicos e incluso por el Tiempo. La Videncia era espiritual y, por tanto, no servían trucos ni mañas contra ella. - Le preguntaba a su compañero por los motivos que quieren saber si son Videntes. Como todas las Habilidades, se tiene o no se tiene. Se nace con ella aunque su despertar sea más o menos tardío, según las circunstancias. Usted, Sr. Licaón, ¿cree que puede tener esta habilidad en su cabeza? Y para los dos... ¿Creen que puede ser un potencial de su forma de ser o que, por lo contrario, influirá negativamente en su conducta habitual? Sagaj se levantó para tomar una taza para el recién llegado y ponerla en la mesa. También se tomó su tiempo en arrancar unas cuantas hojas frescas de stevia y ponerlas en un sencillo cuenco de madera. Sabía que, con magia, había tenido todo en un instante ante ellos pero, a veces, hay que dejar tiempo a la reflexión; el hacer las cosas por sí mismo generaba comprensión sobre los hechos y una humildad sobre lo que somos, lo que tenemos y lo que carecemos. Además, los chicos necesitaban pensar en su pregunta y no contestar a la ligera. - La Videncia es un Don y una Maldición. ¿Saber con antelación tiene sus beneficios? ¿Ver lo que sucederá sirve para aceptarlo o para evitarlo? ¿Es lo mismo Ver que Interpretar...? El Arcano se sentó con ellos de nuevo y dejó el edulcorante de stevia por si querían endulzar la bebida. Él, con sabiduría, prefería las cosas en su justo sabor, aunque supieran amargo. Sin disfraces.
  18. Sajag

    Videncia

    Su expresión pareció tornarse sobria de repente, clavando la vista en la mujer y sus ojos revelaron otra vez ese chispazo de malicia que se había perdido momentos antes en medio de su trastabillado. No le gustaban las brujas. En esa zona en India no había muchas pero había conocido un par de brujas inglesas hacía un par de años. Mujeres con las que su padre había buscado que se codeara. Para una amistad, por supuesto, pues para cualquier tipo de vínculo matrimonial necesitaba una "buena muchacha india". Sus tratos con otros magos eran siempre adustos y tiesos. Le fue difícil recoger la información de cuanto decía mientras seguía observándola de arriba abajo intentando recavar alguna clase de información sobre ella. Estaba ebrio, sí, pero pasaba algo más que eso. Su mente era una ánfora en blanco, no le daba el flujo habitual de información, ni tampoco parecía que pudiese notar lo que iba a hacer a continuación. Era extraño, y alarmante. Él no solía hablar de ese flujo con nadie. Retrocedió enseguida cuando se dio cuenta que intentaba arrebatarle el licor. —¿Bebes siempre o solo a expensas de otros? ¿Me sales cara o tengo que sacar los galeones ahora? —sus ojos se amusgaron con crueldad, espetando la ironía mientras vaciaba sus bolsillos, tirando las pesadas monedas al aire— Piérdete, bruja. La expresión, era claramente con segundas pero las cosas no salieron como esperaba. Apenas había dado un par de pasos cuando se fue de cara al piso. La tierra desprendía un aire aromático, a tierra húmeda, mezclado con el perfume habitual del té. Sintió ganas de vomitar. Luego de llorar. Se levantó sin hacer ninguna de las dos cosas, intentando no demostrar cuánto le importaba su orgullo herido. Una cosa era lo que sucedía frente a mortales y muggles y otra mostrarse patético frente a alguien que también portaba una varita y sabía quién era. No podría borrarle la memoria fácilmente más tarde. Eso le dio otra idea. Por supuesto. Debió haberlo sabido apenas la viera ¿una muchacha en medio de los campos a esa hora? Sin duda debía haberla enviado su padre. Se volvió enseguida hacia ella. —No pienso seguir tus instrucciones ¿puedes largarte? ¿O tienes algo para decirme? Sus pupilas parecieron ensancharse en medio de la oscuridad. Sus ojos destilaban desconfianza y expectativa ¿quién era esa extraña? ¿Qué hacía allí en medio de la noche y por qué Sajag la observaba y se sentía impelido a hablarle como si ella tuviese algo importante para él? Quizá, alguna clase de información... no, eso era imposible. Simplemente, Sajag, sentía que ella tenía que decirle algo, aún si no entendía por qué o cómo demonios iba él a saber eso, si ni siquiera ella parecía entenderlo del todo. @@Zoella Triviani Sajag - presente Llegada de Rory Despard El arcano todavía revisaba con algo de nostalgia el pergamino que había conducido a Triviani a su prueba final cuando una figura pelirroja irrumpió en su estancia. Parecía observar alrededor con fruición, su expresión espaciada alegaba cosas que Sajag no había visto hacía mucho tiempo... pero no era momento de empezar a enumerarlas. —Tome asiento. Imagino que viene buscando guía. Imagino, no era en realidad la palabra precisa. Sabía que lo hacía pero parecía poco ortodoxo expresarlo de esa forma, por decirlo menos. —Primero, tome un té por favor. Sirve para liberar la mente. Luego, puede empezar a contarme qué lo condujo aquí y qué espera obtener de su visita. Le daba la impresión de que, en el caso que ahora encaraba, era una pregunta importante. Por otra parte, tenía que admitir que no era de mucha importancia para él. Más bien, era la senda a seguir para conducir a ese pupilo en particular. @@Rory Despard
  19. Sajag

    Videncia

    Al plazo de 30 días Sajag clasificaba pergaminos en una esquina. Los revisaba una y otra vez, buscando un detalle específico de algo que recordaba, cuando sonó la puerta. Tomó su varita y la agitó para que la puerta se abriera. En el umbral, aguardaba Triviani. El arcano recordaba con claridad la tarea que le había encargado y se preguntaba cuál era el punto de inmersión en el que la bruja se encontraba sumida. La saludó con cordialidad y la invitó a tomar asiento. Bebieron el té que ella había traído y apenas poco después de charla coloquial, Sajag clavó la mirada en ella de súbito y dijo: —Ahora que ya tiene interiorizado su destino, lo que tiene que hacer es aprender a no desvanecerse. Sus ojos, muy abiertos, aguardaron expectantes. Por un instante, pareció que sus ojos se desenfocaban pero volvieron a prestarle toda su atención casi enseguida. —Me refiero a que ¿Se acuerda que le mencioné que no puede intentar predecir las acciones si no ver el panorama completo, el tejido? Y también le señalé que su destino es tan solo la hebra de dicho tejido por lo que sus decisiones son importantes —Sajag dejó descansar la taza sobre el platillo un momento al decir aquello. Afuera, hacía una mañana radiante—. Pues bien, veo que ha practicado como le dije, así que solo queda una tarea para usted. Sajag se incorporó un momento para traer el pergamino que estuviera revisando antes. Era antiguo, podía notarse en su fabricación. En la parte superior se encontraba el dibujo de siete figuras, con las varitas alzadas, de cuyo extremo brotaba una luz que se derramaba hacia el suelo, representado por una fina línea. Las figuras estaban estáticas pero había algo inquietante respecto a ellas. Debajo, se encontraba una corta explicación sobre el destino. Al principio los caracteres eran indescifrables pero Sajag extendió su varita hasta que ésta se manifestó como una vara de cristal y tocó la superficie del pergamino para que en ésta pudiera leerse: El destino nos une seduce al sabio reduce al tonto arrastra al iluso El destino canta una historia que no siempre nos gusta pero el mantra rebusca de manera insatisfactoria ¡Cuídate insensato! De conformarte con un destino Nada está escrito Vivir, ese es el camino —Tengo que prevenirla, señorita Triviani, de que la adivinación y, con más razón aún, la videncia, no son la salida fácil. No le van a mostrar qué hacer, no van a transformar su vida de esa forma. Sajag lo había vivido siendo mucho más joven. Se había conducido por sus visiones, había viajado mucho; primero, antes de vincularse con el anillo, había buscado hacer justicia con sus manos. Después, siendo más viejo pero todavía sin esa conexión, había buscado dejarse llevar por el halo pero ninguna de esas cosas era la respuesta. Él había decidido fijar su mente en las visiones y se conducía por ellas y por ello muchos se preguntaban siempre si es que realmente vivía. —Mi conexión con mi futuro es muy estrecha pero eso no me distrae de mi presente —agregó—. Mas, mi camino, presupone todo desapego pasional, lo que significa que no guardo junto a mi pecho ningún sentimiento fuerte o débil, que me ate a posesión, lugar o ser humano alguno —el rostro de Sajag exploró el de la bruja—Eso no tiene que significar algo malo... pero es tan solo mi decisión. Usted, no necesita seguir dicho camino. >>El destino, en suma, existe y se encuentra en su camino... pero su camino, no se define por dicho destino. El destino es, simplemente, aquello que la conduce por la ruta que saca todo su potencial. Cuando usted se desvía de dicho potencial, hacia algo que la reduce o tuerce dicho camino, entonces todo lo que queda es desesperación. Eso es lo que debe evitar, mas no volverse sumisa y dejarse llevar por un destino que usted no forja. Debe ser usted, la que decida dicho destino, siempre que no se desvíe del camino que la llevará hacia su propia grandeza<<. Sajag dejó descansar el pergamino el manos de Zoella. No sonrió, si no que le dejó su último encargo. —Recuerde señorita Triviani, no tuerza su camino. Tiene treinta horas para convencerme. La veo en el pasado. El viejo Sajag se desplazó hacia la mesilla a medida que el pergamino comenzaba a brillar. Era un dispositivo muy antiguo con un único propósito y un único uso. A medida que el brillo aumentaba, la figura de Triviani se difuminaba. El pergamino realizaba su magia, llevándola con un Sajag muy joven, perdido en sus propias plantaciones, en Darjeeling. Su rostro no posee tantas arrugas, su expresión es torva y fija. Camina, ebrio como una cuba, en medio de la oscuridad a través de un sendero de tierra con arbustos de té a ambos lados. Son plantas bajas, que no dan sombra; las detesta, porque ha crecido rodeado de ellas durante toda su vida y nunca le han parecido muy útiles. De pronto, una figura parece aparecer ante él, casi brillante, sensual. Podría ser una de las sirvientas de su casa, no le importa. La muchacha tiene muy mala suerte. El mago empieza a rebuscar entre sus ropas por su varita, para poder reducirla. Le parece raro, que la muchacha no tenga cabello.
  20. Sajag

    Videncia

    Sajag, siempre atento a lo sucedía dentro del cubo, se dio cuenta de que Triviani alcanzaba alguna clase de punto álgido en sus elucubraciones. A medida que sus memorias se aquietaban -Sajag no sabía específicamente cuáles, solo percibía el panorama general- la bruja vería frente a sí su presente inmediato. Es decir, deshacerse de su carga pasada, la culpa. Fue gracias a eso que el arcano fue capaz de percibir el momento exacto en el que el cubo estaba a punto de cerrarse. Por eso, se dirigió a ella en ese instante, cuando sus pensamientos todavía eran audibles para la bruja: —Hemos conversado mucho señorita Triviani —el arcano, de alguna forma, sentía que ahora podía percibir mejor el aura de la bruja, entender mejor su esencia, quizá, que muchos que la conocían o tal vez solo aquello que proyectaba en un plano más allá del ojo físico—. Sin embargo, estas cosas no se dan de forma instantánea, necesita tiempo para procesarlas. >>Le tomará tiempo adoptar esta nueva forma de conducirse y necesita aplicarla con disciplina para entenderlo más allá del concepto, hacerlo suyo. Todos los días, al levantarse: percibir el circuito de su magia, pensar en todas las cosas que ha vivido aquí, y qué significan esos cambios para usted. Aplicar todo lo que aquí hemos conversado y repasado. Repensar como verá ahora su futuro.<<. "Regrese en un plazo de treinta días y, entonces, veré si se encuentra lista para realizar el último de los ejercicios que terminará por afianzar sus nuevas capacidades, de forma que sea capaz de enfrentarse a la prueba". Apenas acababa de decir aquello, cuando la luz del cubo empezó a retrotraerse sobre sí misma. El cubo, que en el mundo físico había estado suspendido aproximadamente a dos metros sobre el suelo, cayó a tierra y la figura de Zoella volvió a estar presente fuera de éste. Todavía se encontraba en el laberinto que recorriera antes pero ya no tenía nada que hacer allí. Mientras tanto, Sajag en sí mismo miraba a Weasley con expresión intrigada. Se preguntaba qué era lo que esperaba realmente él de la videncia; le había dicho que para él era una suerte de posibilidad para la esperanza, para insuflarse con ella y buscarla, algo a lo que aferrarse. Para Sajag, había algo intrínsecamente contradictorio en aquella afirmación: buscaba en la visualización del futuro, algo a lo que aferrarse, por lo que estaba implícito que nunca lograría tocar esa esperanza ni tan siquiera con la punta de los dedos y aún cuando lograra conducirse a esa posibilidad, no la disfrutaría pues su mente no se encontraría ya en la realidad inmediata si no ya en su siguiente proyecto en un futuro distante ¿no era eso acaso más bien desesperanzador? Vivir por algo que nunca se percibe como propio en el presente, si no tan solo como una posibilidad que nunca se llega a sentir palpable. El mago tenía el problema opuesto al de Triviani en cuanto a la videncia pues, mientras la bruja no desdoblaba el tiempo, manteniéndolo siempre desde su perspectiva de inmortal por lo que no percibía el futuro como tal, Weasley estaba encerrado en un buble de nostalgia que él mismo se había construido, siempre anhelando aquello que creía ver delante, sin ninguna esperanza para su presente o sus logros pasados. Sajag tendría que tener eso en consideración. —Efectivamente... —aseveró el arcano algo más relajado, ahora que no se encontraba comunicándose por dos extremos— el tercer ojo podría ser visto como una herramienta pero más que eso, es una capacidad, es aquello que habilita la videncia. Esta presente en todos pero no todos lo perciben —prosiguió—. Hay quienes lo tienen completamente desarrollado al nacer y a ellos se les llama videntes natos; otros cuyo estado es intermedio o de transición y aquellos para quienes es algo que no perciben con tales descripciones: lo agrupan con la intuición o el instinto y por ello desarrollan tan solo una parte de su capacidad. Sajag estaba un tanto drenado de energía. Era parte de las desventajas de usar el cubo. —Al ser una capacidad que se habilita, solo se puede desarrollar de cierta forma para cada quien, pero para dos individuos dicha forma podría ser algo distinto. Es decir —aclaró Sajag, intentando explicarse lo mejor posible—, que solo se puede desarrollar de cierta forma para usted pero esa forma difiere de la forma que han seguido todos mis anteriores pupilos ¿comprende? >>Por eso es importante encontrar la suya. Al final, todos tienen la capacidad, usted no es distinto en ese sentido<<. Sajag se cuestionaba eso mismo antes de que Weasley preguntara. Normalmente, era casi aburrido ver una y otra vez la forma en que lo realizaría, con pequeños ensayos de prueba y error. Esta vez, sospechaba que sería un poco diferente. Cada alumno terminaba emanando una esencia propia, en cierta forma, era parecido a los tés, la hierba para pipa o los perfumes, solo que se trataba de lo que proyectaban como individuos. Sajag tenía curiosidad por saber cómo sería el aura que Weasley proyectaría al final. Como poco tenía ya que hacer en Mongolia, se encaminó una vez más al borde del laberinto. Había visto como el cubo caía al suelo, por lo que sabía que estaba allí abajo. Eso significaba que Triviani había terminado con lo que hasta ese momento le había sido encargado. Sajag le indicó a Weasley que descenderían enseguida tan solo a recoger el artefacto al que el arcano tenía especial estima. Luego, volverían a Mahoutokoro. El mago estaba exhausto; solo hizo un último esfuerzo para descender suavemente a la hondonada e invocar el portal de vuelta luego de recoger el cubo. Aún cuando había encargado a Zoella volver una vez hubiese asimilado todo por su cuenta, le sorprendió no verla en donde el cubo había caído ¿la muchacha había hecho caso de sus instrucciones y había retornado a su hogar o había ido a hacer exploraciones y aplicar sus conocimientos de una forma diferente? Sajag no lo sabía pero suponía que ella le daría los detalles en cuanto hubiese cumplido con aquello que él le había encargado. Mientras tanto, una vez de vuelta a su pieza, Sajag se limitó a tomar otro poco de hierbas en una pequeña alforja, antes de salir a los jardines del exterior. Ese día no había sol, estaban bajo un pálido cielo gris. Sajag encendió la pipa larga casi de manera mecánica, sentándose sobre el césped bajo un árbol, dejando descansar sus miembros. —Entonces... —prosiguió Sajag retomando el hilo de su conversación, como si nunca se hubiesen detenido, con el cubo envuelto y guardado en uno de sus bolsillos— si todo lo que hemos afirmado antes es correcto para usted ¿Qué es para usted el destino, señor Weasley? Y si cree en él ¿Cuál es su idea sobre dicho concepto, más allá de considerarlo real o fantasioso? @ @@Zoella Triviani
  21. Sajag

    Videncia

    Dentro del cubo... El espacio no tiene colores intensos ¿por qué hay agua en el suelo? ¿Por qué el sonido de chapoteo es tan nítido en ese lugar que no parece transmitir olores? A medida que sus ojos se adapten a la luz, su entorno será aún más visible: primero es un espacio similar a una habitación o una casa y luego, cuando sus pensamientos siguen procesando los miedos que van surgiendo, Azkaban. El espacio no solo es afín a la bruja si no que le está diciendo algo: todo lo que allí se encuentra, esta íntimamente ligado a algo significativo que Triviani tiene que asimilar para ver brotar las visiones dentro de ella. No es suficiente con dejarse influenciar por la magia del cubo; tiene que ansiarlo, buscar ese brote de poder para obtener su primera visión a como de lugar. Para ello, el propio cubo es un espacio donde el tiempo es más relativo, pasado, presente y futuro desdoblados, superpuestos unos encima de otros; donde los segundos no pasan, no cuentan. Por tanto, el fin, en sí mismo, está cerca. Sajag puede percibirlo con precisión pero la explicación a sus percepciones no tienen una consecución ordenada ni lógica. La videncia es predecir el futuro pero no porque puede ver una estructura concreta en cada situación y cada individuo. Si se desea conocer una red, no te concentras en cada hilo, si no que intentas percibir el flujo en su conjunto, el grosor de la tela, la magia como común denominador que los une. Es algo intuitivo, no se razona. Es lo que Sajag le expuso, solo que el cubo no es una explicación extra. Es, sencillamente, la herramienta que manifiesta de manera física ese recorrido intuitivo. Es el último escaño, que Zoella necesita recorrer para desembrollar su propia intuición y así desatar una fuente de información que hasta entonces ha mantenido sellada con firmeza. Sajag no percibe al cien por ciento lo que sucede en el cubo. Su magia, que funciona de manera remota, no es un aparato de transmisión que puede ver lo que Triviani sí; percibe la voz de la bruja con claridad, puede ver la construcción que encara por unos segundos antes de que la imagen se desvanezca, pero nada más. Es suficiente para grabarla en su memoria y saber a dónde llevaron a Triviani sus miedos. Por eso, las preguntas que realizara para él obtienen contestación: —El principal problema que debe enfrentar un vidente es la profecía autocumplida. Sus miedos no se irán a ninguna parte, señorita Triviani, pero deben ser tan solo una porción pequeña de su vida. No puede controlar sus miedos, así que tiene que aprender a vivir con ellos. Trabajar en ellos, y cargarlos de forma que cada vez le pesen lo menos posible. Pequeños pasos cada vez. Su voz reverbera en el vacío. Él no sabe qué es lo que ella esta viendo, en ese preciso momento pero no importa: entiende el contexto básico y será capaz de verlo cada vez que haga falta. El hecho de que su primera parada sea una prisión no es casualidad. Mientras tanto, sus ojos se vuelven hacia Weasley. El mago ha contestado de forma honesta y desenvuelta. El intercambio que Sajag tuviera con Triviani (en el cubo) ha pasado desapercibido para él. El arcano es perfectamente capaz de manejar ambas cosas a la par sin descuidar ninguna pero, mientras tanto, también tiene que poner a prueba a su nuevo pupilo a propósito de sus palabras. —En realidad, la vida de ella no estuvo en peligro en ningún momento... creer que lo estaba solo fue un ejercicio más intenso para estimular el recorrido de la magia dentro de su cuerpo, de forma que estuviese preparada para lo que venía después —refirió Sajag, con placidez, su mente distraída por un instante en el pasado—. Era él quien pasaba por una situación riesgosa para su vida y es por eso que llamamos a la videncia una herramienta intuitiva más que de observación o búsqueda de lógica, porque a veces nos cegamos por nuestro juicio o buscamos darle explicaciones a las cosas que, indefectiblemente, contendrán algún tipo de sesgo. >>La magia dentro de nosotros, la magia que nos recorre no tiene ese sesgo. Por eso, confiamos en ella más que en nuestros sentidos y hasta nuestro propio cerebro, sacando conclusiones y buscando observar lo que se avecina. Aquí tiene un ejemplo<<. Sajag adelantó su vara de cristal y realizó una pequeña floritura. Enseguida, una pila de madera seca cayó al suelo formando una pila. Sin embargo, para encenderla, Sajag no utilizó su varita, si no que chasqueó los dedos. Las flamas empezaron a lamer las ramitas que realizaban sonidos agradables al quebrarse. —Si asume que solo puede realizar magia con las varitas, la convierte en su único catalizador. Si asume que su pasado influenciará su futuro, su magia puede entender eso como una orden. Tiene que tener cuidado con aquello que realiza, que piensa. La videncia no es un aprendizaje a memorizar o que controle. Efectivamente, en eso acertó. Es percepción... para fluir con su entorno. Es ansiar el poder de observar, no de cambiar o de evitar. Eso no significa que no pueda evitarse fatalidades con la videncia. Eventualmente podría influir en su entorno, que también es posible de hacer a través de acciones día a día. La diferencia, es tan solo que primero se tiene que contar con una férrea disciplina para conducirse por la senda del tercer ojo, de forma que su concepto de sí mismo no interfiera en su aprendizaje. No es dudar de sus capacidades, si no conocer su propia imagen: un sencillo ser humano, en este gran mundo concatenado ¿sigue la línea de pensamiento en la cuál intento conducirle? Nathan Weasley, ante todo, tenía que aprender a soltar: todo eso que ataba su mente a un pasado que era una carga, en lugar de un punto de apoyo que le permitiera abrirse para atisbar su futuro. @@Zoella Triviani @
  22. Sajag

    Videncia

    —Esa es una buena idea —replicó en dirección a Weasley, refiriéndose al comentario sobre la metáfora— yo me pregunto justo lo mismo. Tan claro como un rayo en cielo pálido, Sajag percibe el momento preciso en el que la mente de Triviani queda completamente en blanco. Un momento de huida absoluta, la niebla cubriendo los pensamientos de su perseguidor. El engarce perfecto para la piedra angular, de la magia que deseaba enseñarle. Indicándole a Weasley que pensara sobre lo que iba a observar a continuación y revaluara su primera perspectiva, se volvió en redondo y, en seco, sin desperdiciar ni un solo movimiento, alzó la vara de cristal. Fue casi como si el tiempo se hubiese detenido. El mago empezó una carrera corta, su cuerpo bamboleándose y saltó hacia adelante, al vacío. El semigigante detuvo su fanática persecución. Una vez al mismo nivel en el mismo laberinto de piedras después de un suave descenso, Sajag camina con seguridad, sereno. Sus pasos parecen resonar, multiplicarse, en medio del nuevo silencio que se cierne en torno a ese espacio: fácil de rastrear, lo contrario a lo que Triviani intentaba hacer momentos antes. Cuando se encuentra frente a la figura paralizada del semigigante, el mago alza la mano, tocando la textura fría de la piel de su brazo: un toque compasivo y tranquilizador. El cuerpo de él se porta de forma contradictoria, parece temblar bajo su tacto a pesar de estar paralizado. El semblante cargado de miedo, de expectativa, de desesperanza. Alguien que ha perdido la fe. Alguien cuyo destino se ha torcido y es por ello que necesita ayuda para volver a su curso, a la luz de su propio camino. Alguien que ha llegado a creer que la muerte es mejor que la vida. —Ya está bien, no tienes que luchar más. Tinieblas: él las recuerda muy bien. Por supuesto, los padecimientos de ese muchacho de veinte años son terribles, comparadas con el desliz que tuvo el propio Sajag de su destino hacía ya tanto tiempo y, aún así, todavía reparables. Todavía... —Entonces ¿has quedado convencido? Una figura, que hasta ese momento no había sido vista ni oída, apareció de pronto en medio del domo. No había forma de "aparecer" en realidad allí dentro, así que la única explicación posible, es que el individuo estuvo allí todo el tiempo, sin revelarse a los demás. Está vestido con una kurta, unos pantalones y zapatos sencillos y sus rasgos están cubiertos del todo, a excepción de los ojos. Éstos brillan con expectativa. No dice nada, se limita a asentir. El mago toma las cadenas que el semigigante arrastrara (¿Era un detalle quizá inadvertido respecto a él? Pero era la fuente del sonido extraño que éste realizaba al moverse, propagándolo alrededor del domo). Sajag cierra los ojos un instante despidiéndose del muchacho y luego se vuelve hacia el lugar en donde sabe que se haya Triviani. La bruja, más que preocupada por sus heridas menores, luce cansada. Sajag espera que le pida explicaciones pero lo cierto es que, en realidad, no la conoce lo suficiente como para estar seguro de qué es lo que puede estar pensando al respecto. Es por eso, que ese será su siguiente paso. —Siento que tuvieras que formar parte de esto —aclaró el mago intentando no sonar aleccionador que, según le habían dicho, podía ser un defecto suyo—. Ese muchacho habría muerto, si no encontraba la forma de probar que no cometió los crímenes de los que se le acusaban —explicó—. Su tiempo se agotaba pero eso iba en contra de su destino —prosiguió—. Lo entenderás cuando tu ojo interior tenga su primera visión: él todavía tenía mucho por vivir. ¿Cuál era, se preguntaba Sajag, la perspectiva de Triviani sobre la muerte? ¿Qué vinculo tenía ésta con el futuro acorde a su perspectiva? Sajag necesita saber las respuestas a ésta y muchas más preguntas a partir de ahora. Lo del muchacho fue distinto: el pobre no solo era semigigante, si no además extranjero en tierras mongolas. Su destino se habría torcido por el prejuicio, el desdén y la manipulación. Sin embargo, lo que importaba ahora más allá del caso... era Triviani. Por ello, le entregó un artefacto que extrajo de su bolsillo: era pulcro, de lados tallados con cuidado, níveo y agradable al tacto, similar visualmente a una mezcla de hielo y chocolate blanco. Era un cubo: cada lado tenía una talla distinta, que representaba algo y eran seis caras en total. Sajag lo lanzó en dirección a su pupila para que lo atrapase, dándole las indicaciones correspondientes. —Este cubo, buscará indagar en lo más profundo de tu esencia —sus palabras, si bien cuidadosas, en realidad son apenas un esbozo de las capacidades reales del cubo. Para lo que les competía, bastaba con detallarle para qué sería utilizado en esa clase—. Gracias al anillo que porto, está directamente conectado a mi cabeza —aclaró, señalando su sien, aunque era bastante obvio—. El cubo irá indagando más y más en tu interior y yo podré hacerte preguntas y oír tus respuestas. >>Lo único que tienes que hacer para activarlo, es insuflar tu magia en él, sin tu varita. Una vez lo hagas, desaparecerás de este plano de la realidad y entrarás dentro del cubo. Una vez allí, éste puede tomar muchas formas: un cuarto de paredes y suelo blanco, un bosque, una casa, tierra eriaza, un campo abierto. Eso dependerá de ti, ese espacio también será un trozo de información de tu persona que yo tendré presente<<. Sajag sonrió de forma enigmática. —A su vez, la primera pregunta te la daré enseguida, de forma que puedas contestármela apenas entres dentro del cubo y puedas explorar en él lo primero que detiene el despertar de tu ojo interior —la sonrisa de Sajag, por alguna razón, se ensanchó— ¿dígame Señorita Triviani, cuáles son sus miedos más profundos y arraigados? >>Encuentre la respuesta<<. Se volvió entonces por donde había venido, usando algo de levitación para llegar de nuevo arriba. Dejar a Triviani sola con esa tarea era parte del trabajo, pues tenía que descubrirlo ella misma, sin su ayuda esta vez. Era más fácil que usar los artilugios mágicos usuales, tanto para volar como para dejar a Triviani explorar su propia magia y pensamientos. Mientras tanto, todavía tenía varias cosas que conversar con Weasley. Cuando volvió con él, por encima del bosque de piedras en esa hondonada, fuera del "domo" en donde funcionaba ese encierro, su rostro volvía a traslucir su habitual serenidad. Dando pasos cortos se aproximó una vez más, sacudiendo un poco del polvo que le había caído sobre la ropa con dorso de la mano. —Entonces, además de la nueva perspectiva que pueda haber adoptado, de la situación que se desarrollaba allí abajo —prosiguió, como si lo que acabase de pasar fuese de lo más habitual, aún teniendo en cuenta de que quizá todo lo sucedido no hubiera sido del todo observable desde arriba— quisiera también que me dijera qué es para usted lo más importante en este momento. En medio de este contexto que veo que usted abarca, viéndolo como difícil ¿qué significa para usted el futuro? ¿Se siente usted en control? ¿Cómo entiende usted, de acuerdo a eso, la videncia? >>Y descuide —añadió— es normal no saber y sano admitirlo<<. De alguna forma, el propio Sajag se sentía un tanto drenado. Era cansado, tener que decir tanto. Al menos, ahora con Triviani, había mucho más para ver y mostrar, además de las palabras que pudieran intercambiar o utilizar.
  23. Querida señorita @@Zoella Triviani Pierda cuidado, estas cosas suceden y me complace que venga conmigo para solventar sus dudas, siéntase libre de hacerlo cada vez que lo necesite. La tarea con el semigigante consiste en la suma de varias conclusiones a las que, de alguna forma, hemos llegado ya en clase (un trabajo conjunto entre usted y yo para percibir las verdades que se cumplen respecto a usted) y procederé a establecerlas para poder esclarecer su duda: -La videncia no es una ciencia aprendible a través de pasos, instrucciones y rutas a seguir. Es un entendimiento ulterior, que proviene de la conexión entre usted misma y la fuente de su magia. -La videncia es, por tanto, un salto de fe. -Este salto de fe no es una transgresión ni tampoco una entrega ciega hacia algo que no percibe. Es la confianza de que, aunque solo lo haya percibido un instante a través de los ejercicios practicados, usted tiene el potencial mágico y capacidad de percibir el futuro con sus propios poderes y capacidades. -Establecimos también que los ejercicios habituales no han logrado que usted logre llegar a tal estadío, necesario para explotar dicha magia. -Lo que queda por establecer, es si el ejercicio actual, al poner su vida al filo de la navaja, hará el trabajo de abrir su ojo interior de una forma en que los ejercicios de respiración y percepción de su propio cuerpo, no lograron. -Es decir, que le permita tener visiones, así sean solo fugaces, de lo que sobreviene sobre usted. Visiones que le permitan tener una ventaja sobre su oponente, antes de que la fatalidad sobrevenga sobre usted. Espero estas aclaraciones la ayuden en su camino de la videncia. Siempre puede volver a "tocar mi puerta" si vuelve a tener dudas o conflictos internos. También le recuerdo, que mis visiones no están escritas sobre piedra, puesto que se basan en las decisiones humanas. Es su magia, su poder, usted tiene incidencia sobre ello. Utilícelo como más le plazca y analice el resultado. Sajag
  24. Sajag

    Videncia

    —El mismo. Sajag echaba rápidos y disimulados vistazos por encima de su hombro. No era que necesitara hacerlo pero era un hábito tan humano que a veces no se resistía a él. Al incorporarse otra vez, dejando la guía sobre la roca, su barriga se balanceó. Observó al muchacho con muda pasividad, por un buen rato. Luego, extrajo un trozo de pergamino parecido al que él había tomado para llegar allí. Poco después, le siguió una pluma con tinta incluida. —Tu nombre completo, tu fecha y hora de nacimiento. Tus ideas sobre la videncia o tus motivos para mostrar interés por esta habilidad. Se trataba más bien de exponer cuál era su perspectiva del concepto de "videncia". Era parecido a lo que le había pedido a Triviani, con la diferencia de que, exponer una idea era más fácil que validar un concepto aceptado. Sajag tenía presente en primer lugar, la mortalidad del mago que ahora le devolvía la mirada. Triviani había sido distinta en ese sentido. Lo que se iba gestando en la parte de abajo no se le escapó: escuchaba la voz y las estampidas del semigigante, mientras los sonidos del escape de Triviani no lo alcanzaban. Era un muchacho corpulento pero semigigante al fin y al cabo: era menos voluminoso que sus congéneres y... Sabía perfectamente que tenía que estar pendiente de cada paso, de cada momento, porque había señalado el preciso instante en que Triviani concluiría lo que Sajag le había asignado ¿Sería Triviani capaz de adivinarlo? ¿Cuál era la naturaleza de su tarea? Esperaba que fuese capaz de ver a través rocas e incluso de la piel misma del semigigante ¿podría? No se trataba de adivinar su conducta, como bien habían establecido antes. Era algo mucho más complejo e inadmisible: el salto de fe, para poder ver más allá con su tercer ojo, en un momento de adrenalina. Era una estocada a precisión, pero desarmada ¿era una adivinanza difícil? —Si son varios motivos, puede enumerarlos—precisó Sajag, dirigiéndose a su más reciente pupilo como si, momentos antes, no hubiera estado pensando en Triviani; a veces, para el arcano, el presente, pasado y futuro se desdoblaban, revelándose como parte de la misma textura y superficie—. También, darme su percepción de lo que sucede allí abajo y cómo se siente usted mismo ahora ¿tiene alguna idea al respecto? @@Zoella Triviani @
  25. Sajag

    Videncia

    Sajag sonrió, primero, y luego alzó las cejas con sorpresa después de girarse, dándole la espalda a los ojos inquisitivos de su ahora pupila. No era el tipo de respuesta que había esperado de parte de la muchacha pero eso sólo significaba que quizá podrían explorar más enfoques además del convencional. Volvió a sonreír para sí y habló, todavía de espaldas: —Bien dicho —la acotación no era gratuita, si no una aclaración justa, para lo que estaba a punto de explicarle—. Ahora que ha podido percibir por sí misma la complejidad del recorrido de su magia, que no es arbitraria si no que sigue un principio anatómico, podrá entender que le hice esa pregunta porque es importante que entienda que ésta no es la única fuerza en acción en su cuerpo —se volvió. Sus ojos brillaban, con el entusiasmo sereno que solo puede mostrar alguien que ha pasado demasiados años, avocado a una especialidad, a pesar de que su sonrisa ya no estaba allí—. Voluntad, inclinaciones, preferencias, apetitos, ambiciones —Sajag enumeraba todo mientras daba pasos cortos alrededor de ella, intentando centrar su atención mientras la observaba desde todos los ángulos posibles—, un solo individuo puede conducirse por todos estos motores, ser parte de ellos como en un recorrido, hacerlos propios, controlarlos o ser arrastrado por ellos. >>Las posibilidades son infinitas. Cada persona es una infinidad de caminos y posibles eventos, que se concretan en acciones —sus palabras salían ahora como un caudal porque era la esencia misma de aquello en lo que centrarían su estudio por las próximas horas y era preciso que Triviani absorbiera cada gota de información, no solo para comprenderla, si no para interiorizarla de tal forma que se convirtiera en un principio mecánico para su cuerpo, que la información brotara de su cerebro como su primera reacción automática, un acto reflejo, ante la simple mención del asunto—. Por tanto, si intenta razonarlo, se verás sobrepasada por algo que está más allá de su capacidad —aclaró sin más, pues era un punto en el que no valía la pena discutir—. Usted es una infinidad de posibilidades y yo también y si intentara mapear con su cerebro todo lo que puede surgir de ello ¿qué es lo que piensa que sucederá?<<. Sajag lo sabía. Era como ver un gran mapa lleno de líneas de luz, un conjunto que parecía no tener ni principio ni fin pero sí demasiadas bifurcaciones, una enredadera imposible de desentrañar, entrecruzándose con otra igual de caótica y difusa. Intentar abarcar todo eso, en una sola mente y encontrar patrones y señales no solo era irrazonable, si no también completamente inútil. Especialmente cuando había otro modo de abordar el asunto, que quizá podía ser más difícil en principio pero mucho más funcional como ambición última. —Entonces —recapituló— es preciso que lo interiorice y lo convierta en un instinto —dado que la bruja no parecía haberse molestado en lo más mínimo ante la señal anterior, se acercó y alargó el dedo índice hacia un punto sumamente vulnerable en su frente, justo por encima de su nariz. Algunos le decían el triángulo de la muerte pero eso no era lo que significaba para los menesteres que tenían entre manos ahora—. Aquí. Este es el ojo interior que le menciono. Tiene que despertar ese último instinto que todos poseen pero que pocos espabilan a lo largo de su vida. El verdadero talento, de entender lo que sucederá en el futuro. Por supuesto, tal y como había explicado, debido a su complejidad, existían niveles de talento, límites para la cantidad de poder que sería capaz de despertar en ella y, también, el hecho de que ella misma tendría que pasar un tiempo interiorizando y "programando" su cuerpo para manejar ese tipo de magia. El hecho de que Triviani dijera que su intervención no había hecho más que mapear la parte superior de su cuerpo y se perdía poco después era mala señal pero Sajag no juzgaba las capacidades de la bruja ante esa prueba simple y básica. Podía tratarse, simplemente, como a veces sucedía con las varitas, que no era el método adecuado para ella. —Póngase de pie y sígame—dijo entonces con voz clara, retornando a sus modales relajados, casi aletargados. Sajag la llevó al borde del risco por el lado izquierdo del mismo, que desde donde se habían encontrado no había sido muy observable. Al estar justo al borde, se entendía por qué: varios metros más abajo, en una hondonada de roca que formaba un círculo casi perfecto, había algo muy similar a un bosque de piedras, a excepción de que, por lo que podía verse a simple vista, este no parecía muy natural. Sajag fue bastante directo al explicarle las condiciones. —Bien, no sé si se encuentra al tanto de esto, pero en Mongolia, esta prohibida la pena de muerte... —comenzó, acercándose a una piedra para tomar asiento— entre los muggles. Los magos, sin embargo, ejecutan a sus criminales más peligrosos —añadió, apuntando hacia el cielo con la varita— si observa con cuidado, podrá ver la barrera mágica que rodea este espacio. Era, por supuesto, una forma de impedir las desapariciones. Fue entonces cuando fue más que claro que el espacio que Sajag señalaba, era alguna clase de prisión. No mencionó cómo había hecho tales arreglos en tan poco tiempo. Claro que, si se consideraba su tipo de magia y sus capacidades, no era difícil entenderlo. Tampoco demoró en explicarle lo que tendría que hacer a continuación. —Su siguiente tarea, es luchar con el criminal recluido allí —Sajag entonces tomó un pergamino diminuto de lo profundo de su bolsilo con su mano libre—. Está acusado de... asesinato, tortura y canivalismo —apuntaló con tono relajado— y es un semigigante. Le han prometido disminuir su pena a cadena perpetua si llega a reducirla. Tampoco mencionó cómo esa clase de arreglo era posible. Sus ojos se volvieron entonces hacia su alumna. Sajag era plenamente consciente de que los colmillos de la bruja no servirían para atacar a su oponente, lo mismo que los hechizos de aturdimiento o maldiciones convencionales. Eso no hacía ninguna diferencia si se trataba de... en fin, de todos modos, prosiguió para darle las instrucciones finales. —Dado que los ejercicios de respiración no han conseguido que pueda concretar una conexión del todo directa con su magia, quizá otro tipo de estímulos pueda hacer que empiece a despertar su poder y, quizá, incluso tener algún esbozo del futuro que le ayude a... sobrellevar el asunto. Como es obvio, tiene prohibido matarlo. Tiene una hora y —alzó la varita— prometo intervenir si parece que corre peligro de morir. Él también tiene una varita y tengo entendido que además un cuchillo de dos metros de alcance si estira bien el brazo. >>Todo suyo<<. Acto seguido, abrió una guía de viajes de Mongolia e hizo una seña impaciente con el brazo para indicarle que debía adentrarse en el domo. *** Mientras tanto, en las instalaciones de Mahoutokoro, la puerta de la habitación del arcano se abrió de par en par, a pesar de que no había nadie allí adentro. En el centro de la mesa ratona, brilló un pergamino que Triviani no había visto caer desde el bolsillo del arcano, de último momento. De hecho, no era el único pergamino de similar índole en la habitación pero eso no era importante en ese momento. Lo que sí lo era, era la figura que aguardaba en la puerta, que enseguida podría notar el brillo del pergamino que, en cuanto éste se acercara, cambiaría de tono a un azul intenso, que solo los trasladores portaban. Cuando Nathan Weasley lo tomara, se vería transportado inmediatamente a Mongolia, al lugar en que Triviani y el propio Sajag se encontraran poco antes. Apenas con echar un vistazo alrededor, el mago sería capaz de ver al arcano varios metros más allá, una figura diminuta desde esa distancia, sentado cómodamente sobre una piedra, leyendo una animada guía de trampas para turistas con expresión neutra. @@Zoella Triviani @

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