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Syrius McGonagall

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Todo lo publicado por Syrius McGonagall

  1. Matt Ironwood. Castillo Evans Abrió los ojos. ¿Donde estaba? El castaño comenzó a recorrer con la mirada la habitación en la que se encontraba, aquellos muebles le resultaban muy familiares, al igual que el enorme ventanal con una esquina algo astillada, hasta reconoció libros de su propiedad en la conocida librería personal ¿Estaba en su habitación en el castillo Evans McGonagall? ¿Cómo es que había llegado hasta allí? Intentó incorporarse de su cama pero apenas apoyó su codo derecho sobre el colchón un latigazo de dolor le recorrió el cuerpo partiendo desde su abdomen que le hizo apretar los dientes. El Ironwood se dejó caer nuevamente y levantó las sábanas para saber qué le pasaba y entonces fue cuando vio las vendas rodeando su torso inferior y recordó todo. La caida del estatuto, su partida hacia Inglaterra, el incendio y el niño sosteniendo el arma, le habían disparado. Se llevó con cuidado la diestra a la zona de la herida y pudo sentir el calor húmedo y un ramalazo de dolor le hizo fruncir el ceño. Recordó de repente a Joe Jackson, el agente del FBI que estaba junto a él combatiendo el incendio, sin dudas él fue el responsable de llevarlo hasta allí, pero no recordaba haberle dado la dirección, tampoco es que aquella fuera una cuestión muy importante en aquel momento, tenía una misión que cumplir, el mundo era un caos y Joe debería estar de nuevo trabajando en Londres. Al recordar su misión se percató de que no llevaba el reloj de muñeca y en una frenetica busqueda con los ojos lo encontró para su alivio en su mesa ratona junto a la cama y al lado de su brillante placa dorada. Con cierta incomodidad estiró su diestra y tomó el pequeño instrumento, buscó rastro de algún nuevo mensaje del MACUSA pero no encontró más que viejas noticias por lo que volvió a dejarlo en su lugar. Tenía que levantarse, no podía seguir perdiendo el tiempo y por la luz rojiza que entraba por el amplio ventanal de su cuarto, había perdido prácticamente todo el dia, la noche se acercaba. Observó nuevamente su mesa ratona y se percató de que allí no estaba su varita, la varita, se había olvidado de la varita. El susto le hizo sentarse de golpe lo que le provocó que la cabeza comenzara a darle vueltas, trató de tranquilizarse y he inspirar profundamente. No podía continuar su misión sin su varita, no podía haberla perdido, ¿se la habían llevado sin querer junto con su ropa? El castaño simplemente lucía un pantalón de pijama debajo de las mantas,de la ropa que llevaba aquella mañana no se encontraba en el cuarto. -Accio - dijo con voz ronca, hasta hablar le costaba, sentía la boca completamente pastosa. Sintió un vidrio romperse un par de pisos más abajo y por unos segundo nada más, hasta que sintió un familiar chillido. ¡P-ko! La elfina. La puerta de caoba de su cuarto se abrió con estrépito, golpeando la pared con violencia y del otro lado, viajando como una flecha cortando el aire se acercaba su varita. Matt aliviado no pudo más que sonreír mientras alzaba la diestra y tomaba con firmeza su fiel varita. La madera se sentía cálida al tacto y ese calor se extendió por todo su cuerpo despejando un poco las dudas y preocupaciones que se arremolinaban en el pecho del americano. -P- ko - llamó a la elfina con un tono cada vez más parecido al suyo - ¿Estas ahi? - estaba seguro que el aquel chillido que había escuchado pertenecía a la elfina. Tenía que hablar con alguien, debía enterarse que estaba pasando. @@Rory Despard @@Lillian Potter Evans @ @@Scavenger Weatherwax @@Helen Evans @@Jank Dayne
  2. Matt Ironwood. Pronto la pequeña reunión con los fantasmas paso a ser una especie de evento familiar, con la aparición repentina de varios Evans McGonagall que Matt desconocía por completo. Se limitó a asentir con la cabeza a manera de una escueta presentación con el arribo de cada nuevo integrante. Guardó silenció mientras la conversación y las conjeturas por parte de los Evans se multiplicaban. Al parecer los fantasmas habían llegado por una invitación que había expirado hacia dieciocho años, invitados por un tal “Encantador Belucci” al que todos en aquella familia parecían desconocer, pero al pasar el tiempo las fantasmas comenzaron a soltar la lengua y dar mas pistas sobre el misterioso hombre y la opción que plantearon fue a recabar información. El Ironwood que había estado al margen y sintiéndose un poco fuera de lugar tomó la palabra. -¿Y a que esperamos? – comenzó diciendo el mago mientras se encaminaba hacia el castillo – Vamos por esos libros de los que habló Helen – comenzó a subir los escalones de mármol blanco veteados con negros cuando se dio cuenta de un pequeño detalle y se giró para observar al resto - ¿Alguien sabe donde queda la biblioteca? – se obligó a sonreír.
  3. Buenas yo vengo con una duda respecto a mi duelo, bien la situación es la siguiente: Al empezar mi duelo me equivoque al escribir correctamente Incarcerus, lo escribí con "C" no con "S", al lo cual mi compañera del duelo Patri decidió ignorar como si mi hechizo no hubiera salido, pero si vamos a la regla de duelos en la parte de Puntos Básico en cuanto a la escritura, la regla cuatro dice lo siguiente. Por lo tanto haber ignorado mi hechizo fue un error de parte de Patri, ya que claramente se entiende que quise poner Incarcerus, es mas si vamos mas para el lado del rol decir "ce" o "se" se escucha exactamente igual. Mi dudas que parten de esta cuestión es: 1) ¿Mi incarcerus impactó en Patri ya que no se defendió cuando era completamente valido? 2) Yo establecí en mi ataque que las cuerdas atarían las piernas y brazos de Patri, en ese caso y si se afirma mi primera pregunta, ella perdería el equilibrio y la capacidad de utilizar la varita con eficiencia, por lo cual.. ¿Podría afirmar que el incendio que ella me lanza sale completamente desviado? Muchas Gracias!
  4. Matt Ironwood. El agua fría del Pacífico bañó sus pies descalzos mientras sentía como la arena humedecida se metía en el espacio entre sus dedos. El ojiazul se dejó embriagar por el aroma a océano que envolvía aquella peculiar playa, hincho sus pulmones del vigorizante aire salino y sonrió, los Ironwood nacieron como gente del mar y era allí donde pertenecían. Dejó que la espuma blanca de la siguiente ola llegara hasta su rodilla mojando el inició de la bermuda cargo color verde musgo que había escogido para aquel importante evento al que se había unido y enfilo sus pasos nuevamente hacia la arena de la playa. Aquel lugar era muy especial y querido por el castaño, el azul verdoso del mar contrastaba con el intenso color rojo de la arena y de los barrancos que bordeaban por tres lados aquella playa. La enorme cantidad de hierro en el sedimento era el causante de aquella tonalidad, que no hacia más que intensificarse cuando se comparaba con el exuberante verde que crecía en las cimas de los acantilados, la jungla lluviosa de Maui exaltaba vida. Cuatro metros encima de su cabeza imponentes árboles Koa crecían hacia los cielos con sus nudos troncos de madera oscura compitiendo con los Olapa en altura. Matt distinguió los extensos racimos de pequeños frutos amarillos que colgaban de las palmeas Loulu que crecían junto a Alulas y por doquier se veía los brillantes colores de las diversas orquideas que crecían en aquella isla, que si no fuera por el intenso aroma del océano la dulce fragancia de aquellas flores llegaría sin duda hacia el mago. Mientras cruzaba por sobre una gruesa rama de Koa que reposaba podrida sobre la arena sintió el trinar de las distintas aves que habitaban aquellos bosques, conocía cada uno de sus sonidos y sin necesidad de verlas sabía que tipo de pájaros estarían por presenciar aquel duelo. Mas cerca, a un par de metros el desafinado vocalizar de un grupo de gaviotas que reposaba sobre un grupo de afloramientos basalticos golpeado por el embate del Pacífico llamó su atención. El duelo estaba por comenzar, su contrincante no tardaría en llegar y debía estar preparado. Se posicionó en un sector limpio de arena dejando unos cincos metros de espacio entre su izquierda y los barrancos y tres metros entre su derecha y el mar. La brisa agitó la clásica camisa hawaiiana que llevaba desprendida, que aparte de las bermudas era la única otra prenda que llevaba consigo. -Bienvenida a la playa de Kaihalulu – le sonrió a la bruja en cuanto apareció y mantenía una distancia prudencial para la realización del duelo – Matt Ironwood – se presentó, uno nunca debía olvidarse de los modales. -Incárserus – susurró el mago apuntando con la varita su rival. Tres gruesas cuerdas de cáñamo salieron despedidas de su varita y de impactar sobre le cuerpo de Patri atarían sus piernas y manos al torso.
  5. ID: 119634 Nick (con link a la ficha): Syrius McGonagall Link a la Bóveda Trastero: http://www.harrylatino.org/topic/111699-boveda-trastero-de-syrius-mcgonagall/?p=5191486 Link a la Bóveda de la cual se hará el descuento: http://www.harrylatino.org/topic/106847-boveda-de-syrius-mcgonagall/?p=4857332 Link al Premio obtenido (en caso de gala/concurso): --- Fecha: 2020-04-08 Objeto: Águila de la Sabiduría Puntos: 80 puntos Precio: 4000 G Total de puntos: 80 puntos Total de Galeones: 4000 G
  6. ID: 119634 Nick: con link a la ficha: Syrius McGonagall Link a la Bóveda Trastero: http://www.harrylatino.org/topic/111699-boveda-trastero-de-syrius-mcgonagall/?p=5191486 Link a la Bóveda de la cual se hará el descuento: http://www.harrylatino.org/topic/106847-boveda-de-syrius-mcgonagall/?p=4857332 Link al Premio obtenido (en caso de gala/concurso): --- Fecha: 2020-04-08 Objeto: Águila de la Sabiduría Puntos: 80 puntos Precio: 4000 G
  7. Una pequeña correción al resumen de Aaron xD, Matt Ironwood no es un personaje que invente, bueno si, todos nuestros pjs son inventados xD pero es mi pj oficial, el que uso en todos mis roles. El que si invente para este rol es Joe Jackson otro agente del FBI al igual que Matt, y lo tuve que crear para poder mover a mi pj ya que mis compañeros rolers en esta trama no se pasa desde marzo y no queria quedarme atras jajaja. Ahora si mi pedido de soliradidad, ya que mis compañeros con los que estana roleando se dejaron de pasar y para no quedarme solo en este rol, puse que mi pj termimaba yendo a San Mungo por eso si algunos de los sanadores que vi que se han pasado, tuviera ganas de poner que que ven llegar o atienden a mi pj, les estaria muy agradecido, asi me integró con otros roleros porque la verdad quedarme roleando solo, no me provoca muchas gracia. Gracias!.
  8. Matt Ironwood. Edificio de apartamentos nomajs en Londres, mañana del 12 de Marzo. La recepción del edificio era un horno. El humo llenaba cuanto podía del pequeño espacio que servía de entrada y dificultaba la visión pero por más que buscara no había fuego y tampoco personas. Pero el castaño podía sentir el sonido de las llamas crepitando y los gritos y pedidos de auxilio de los vecinos de aquella edificación en los pisos superiores. 《Casco Burbuja》pensó el ojiazul mientras se auto apuntaba con la varita al rostro e inmediatamente pudo llenar sus pulmones de aire limpio, no corrompido por los gases de la combustión de los distintos materiales que el fuego había tocado. El resonar de corridas en el piso inmediatamente superior hizo que Matt se apresura a cruzar el reducido hall y subiera de dos en dos la estrecha escalera de material que conducía al segundo piso. -Alto, Alto… para atrás hacia la ventana - una voz de hombre rugía órdenes en cierto tono distorsionado desde el rellano, el Ironwood sintió con claridad el sonido del vidrio al quebrarse y gritos de consternación. Aferró su varita con fuerza y finalizó con celeridad el último tramo de escalera para encontrarse un grupo de aproximadamente veinte personas que se cubrían el rostro con los cuellos de sus prendas y observaban atónitos a otra figura que les hacía señas para que se fuera acercando a la ventana rota que daba a la calle. -Otro más - dejó escapar un hombre del grupo mientras señalaba a Matt que acababa de detenerse para observar la escena. Muchos rostros se giraron hacia él, incluido el del hombre de la ventana. Este también llevaba una varita enarbolada en la mano y una placa dorada que lo identificaba como del FBI, era el sujeto que había lanzado el pedido de ayuda. -Al fin - suspiró su compañero de profesión - Ayúdame a sacar estas personas de aquí - Juntos lograron hacer levitar a las personas hasta depositarlas con cuidado en la calle sin mucho más inconveniente que alguna que otra resistencia. Su compañero se llamaba Joe Jackson y era un agente de la oficina en Jackson, Mississippi que trabajaba en las fuerzas desde hacía casi 40 años. El mago había logrado apagar el fuego del primer y segundo piso y evacuar a todas las personas pero el incendio se seguía propagando en los pisos superiores y mas nomajs corrían peligro. -Parece que hay una familia en ese apartamento - le señaló Joe la puerta con un número 13 de bronce mientras se sentían los pedidos de auxilio de un grupo de personas del otro lado. Se encontraban en el tercer piso, donde el fuego quemaba todo a su paso, habían logrado evacuar a una quincena de personas pero la tarea estaba lejos de terminar. -Encargate de ellos, yo del fuego - ordenó Jackson, que al ser el agente de más edad y experiencia se convirtió en un poco como el líder de la situación. El Ironwood se anunció antes de entrar y empujó con el hombro la puerta que cedió con facilidad e ingresó a un amplio salón modernamente amueblado y muy bien iluminado. Un grupo de cuatro personas se encontraba en el otro extremo de la habitación, en el balcón que daba hacia la ciudad pidiendo ayuda, era dos adultos y dos niños que no pasarían de los once años. -Soy Matt, vine ayudarlos - se pronunció mientras avanzaba con cuidado hacia la familia - ¡Es un de ellos! - gritó el hombre, seguido por una serie de insultos y amenazas indicando que no se acercara. La mujer trató de agarrar con fuerza a sus hijos pero uno de ellos logró escapar de los brazos de su madre y corrió hacia una habitación cerrando la puerta tras de sí. El aire era tenso pero el Ironwood sabía que debía acercarse y evacuarlos aunque tuviera que dejarlos inconscientes para poder hacerlo. Enarboló la varita listo para desviar cualquier objeto que pudieran lanzar mientras hablaba explicándoles que no estaba allí para dañarlos, que únicamente venía a ayudar. La mujer llamaba a gritos a su hijo que se había refugiado en la habitación contigua y que al parecer se llamaba John, dicha habitación estaba antes que el balcón por lo que Matt se detuvo frente a ella- John - llamó al niño, tenía que sacarlo y llevarlo junto con su familia para poder evacuarlos a todos juntos. Giró el picaporte, abrió la puerta y sintió un dolor punzante que le hizo apretar los dientes, instintivamente se llevó una mano hacia el costado izquierdo de su cuerpo y percibió la humedad cálida de la sangre, levantó la vista y observó cómo el pequeño niño sostenía un arma en la mano mientras no dejaba de llorar. Todo se oscureció y Matt se desplomó. Joe Jackson Mismo edificio, mañana del 12 de Marzo Joe sintió el disparo, conocía muy bien el sonido y se le heló la sangre. Había estado pendiente de los gritos y discusiones que se estaba desarrollando en el apartamento donde había mandado al joven agente hawaiiano, pero tras el disparo todo se acalló por unos instantes. Las voces y gritos no tardaron en regresar pero entre ellas no pudo distinguir la voz de Ironwood. Abandonó su lucha contra las llamas y corrió varita en mano hacia el apartamento donde todo estaba pasando. Al entrar se encontró con la escena que no queria ver, la familia estaba en pánico en el balcón y en el lustroso piso del impecable sala se encontró con su compañero caído e inconsciente sobre un charco de sangre que no paraba de crecer. San Mungo fue lo primero que se le cruzó por la cabeza antes de avanzar con velocidad hacia su compañero caído. Se arrodilló junto al mago y comprobó sus signo vitales y para su profundo alivio corroboró que el castaño seguía con vida pero la situación era muy precaria, tenía que llevarlo al hospital y que los profesionales de la salud se ocuparan de él. Y sin más desapareció junto con su compañero herido hacia San Mungo.
  9. Bueno, me terminaron por hacer la cabeza y voy a intentar esto que nunca hice, paciencia para el que me toque xD. Nick: Syrius McGonagall Bando: Orden del Fénix Nivel Mágico: 4 Libros que posee: Libro del Aprendiz
  10. Joe Jackson Calles de Londres, Mañana del 12 de Marzo El siseo del inicio del fuego resonó como un bramido que le puso los pelos de punta a Joe, se preparó para la explosión pero esta no llegó, los alaridos desesperados de personas y el aterrador sonido de las llamas lamiendo cuanto se pusiera a su alcance lo sustituyeron. Aferró con fuerza su varita con la diestra y emprendió una carrera en dirección al incendio, por el camino pudo observar como el caos reinaba en las calles de Londres aquella mañana, los nomajs huyendo, los servicios de emergencia no daban a basto con todas las llamadas, camiones de bomberos, ambulancias, patrulleros todos sonaban sus alarmas en una cacofonía desagradable. De vez en cuanto cuando el agente del FBI levantaba la vista hacia el cielo sonrosado por el amanecer se cruzaba con la figura de un mago o bruja surcando montando en su escoba ¿Acaso la sociedad había perdido la cabeza? Parecía una pesadilla de la cual no se podía despertar, la realidad lo atenazaba. Al doblar una esquina lo pudo ver. Espesas columnas de humo negro ascendían en espirales desde las ventanas mientras que en los primeros pisos se podía ver el brillo letal del fuego. Los habitantes del edificio gritaban en pánico pidiendo auxilio, los que podía se acercaban hacia sus balcones para escapar del asfixiante gas de la combustión. El americano no tuvo ni que preguntarlo, aquel incendio fue iniciado por magia, lo podía sentir, carecía de pruebas pero tampoco tenía dudas y no podía perder más tiempo. Mientras avanzaba en salvaje carrera hacia el edificio de catorce pisos se llevó el índice diestro hacia la dorada placa que lo identificaba como miembro de la entidad política americana encargada de mantener el orden, si había algún compañero de las fuerzas cerca sentiria su pedido de ayuda y deseando que esto sucediera entró por la pequeña y destartalada puerta de hierro que permitía el acceso al edificio mientras aferraba con fuerza su varita. Matt Ironwood. Centro de atención de emergencia "Sangre de Cristo" Mañana del 12 de Marzo. Matt tomó un sorbo del amargo café negro que se le fue ofrecido pero no lo disfrutó, apenas había mordisqueado las tostadas y ni siquiera intentó probar algo de mayor consistencia, sentía el estómago completamente cerrado. Cada cierto tiempo bajaba una y otra vez la vista hacia su reloj esperando nuevas noticias, pero desde el mensaje del presidente antes de sentarse anunciandole que continuará con la evacuación y el enigmático final en el que afirmaba que si lo deseara tomara cartas en el asunto contra los Grindelwelistas. Aquello lo había dejado pensativo, ¿Tenían completa exoneración para actuar en territorio extranjero contra aquel grupo? ¿El MACUSA se haría responsable de cualquier falta que cometieran ante el Ministerio Británico? Pensó en el Ministro Black, el hombre que desencadenó aquel hilo de eventos que lo llevó a él y a decenas de compañeros hasta aquel país, el sujeto era un confeso fiel seguidor de los ideales de Grindelwald. Una persona como aquella con todo el prontuario que llevaba nunca debió haber sido electo Primer Ministro, tanto poder en manos de un trastornado era una bomba de tiempo y la amenaza se había cumplido. El mensaje de O'Brien se repitió nuevamente en la cabeza del castaño… el Primer Ministro Black era Grindelwelista ¿Hasta qué punto tenían libertad para actuar contra esa gente? ¿El líder de una nación tenía inmunidad? Su trabajo era proteger su nación contra cualquier amenaza, no importaba de qué o quién se tratara y posiblemente el Ministro Black había lanzado el mayor peligro de la historia reciente contra los Estados Unidos de América y el Mundo. ¿Si se lo encontraba…. Que haría? Tenían que detenerlo, llevarlo a juicio, ponerle un fin a su desatada locura y capacidad de causar más daño. Black no podía seguir en el poder. La voz de Despard lo volvió a la realidad, alejando de aquellos tormentosos pensamientos, estaba por replicar a una pregunta que no había escuchado cuando sintió arder su placa, se instintivamente su diestra a la misma para sentir el calor emanando del metal que indicaba que necesitaban su ayuda. Se incorporó bruscamente casi derribando la silla, miró a sus acompañantes - Afuera - les indicó antes de cruzar la concurrida sala del refugio a largas zancadas y abandonar el lugar. Afuera en las calles el caos reinaba, los personas corrían de un lado a otro, algunos gritando, otros llorando, otros haciendo llamadas desesperadas desde sus celulares, el sonido de cientos de sirenas resonaban por la ciudad pero ruido que se anteponía a todos era el ensordecedor crepitar de las llamas alimentándose de madera, metal y plástico. Matt lo vio, el fuego avanzaba con furia reptando por las paredes de un edificio de apartamentos consumiendo todo a su paso, los gritos y gesticulaciones de las personas en los pisos superiores rompieron su momentáneo bloqueamiento y corrió hacia las llamas. @@Rory Despard @@Adrian Wild
  11. Matt Ironwood. La mañana de la partida amaneció soleada y con una promesa de un día cálido y espectacular. Matt se encontraba pensando en aquello mientras terminaba de guardar objetos de su oficina en el maletín que aguardaba sobre su escritorio cuando sintió la puerta abrirse y la voz de Alan materializando sus pensamientos. -Linda jornada para irse a la lluviosa y fría Inglaterra - bromeó mientras ocupaba la silla para invitados en un rincón. -Pensé que no te gustaba el clima de aquí, que quizás un poco de gris,frío y humedad te recordaría un poco más a Nueva Jersey - le contestó a su tiempo el castaño mientras guardaba con sumo cuidado la libreta de anotaciones, no partiría sin ella, podria ser "old fashion" pero era su método para esclarecer su mente cuando lo necesitaba. -Me voy de una isla a otra, las islas no son lo mío - se quejó el rubio, pero en el fondo el Ironwood sabía que aquello no era cierto, después de tanto tiempo viviendo en Hawaii el neojerseíta había terminado por apreciar aquel lugar aunque jamás lo admitiría. -¿Y? ¿Viniste a corroborar que no me faltara nada? - Matt miró por sobre su hombro hacia donde su amigo se encontraba sentado jugueteando con su propia maleta. -Jacksonpoint está muy nervioso, quiere que partamos cuanto antes, al parecer mantener una red flu internacional es más complicado - se encogió de hombros Alan. -Pues no lo hagamos esperar más - cerró su maleta y el castaño encabezó la marcha hacia la oficina del director. Mientras recorrían los pasillos del edificio los dos amigos mantenía una charla trivial sobre la vida. -¿Que dice Amanda del viaje? - preguntó el ojiazul mientras saludaba distraídamente a Mia la recepcionista que volvía a su escritorio desde el comedor. -Esta encantada - contestó Alan mientras movía la cabeza de lado a lado en gesto de fingida consternación - Tuve que recordarle que era trabajo, pero ya me dio una lista de lugares que visitar y comprobar, parece que mis próximas vacaciones serán en Londres - -Al menos no serán en Atlantic City - replicó Matt y ambos magos rieron. En la oficina principal los aguardaba el director regional Jacksonpoint, después de saludarles y darles una pequeña charla de adonde irían y que tramites deberia hacer al llegar a Inglaterra, los despidió mientras el fuego verde de su chimenea se tragaba las figuras de ambos magos. -Señores Ironwood y Bay, bienvenidos al Ministerio de Magia Británico - la voz de una mujer recibió al par de magos que emergían de la elegante chimenea con hollín en los zapatos.
  12. Matt Ironwood. Oficina Regional del FBI:División de Asuntos Mágicos, Honolulú, Oahu. Los incidentes con aquella nueva droga se habían multiplicado las últimas semanas a lo largo del estado, la misma situación que en el resto del país. El castaño apartó la vista del décimo informe que leía aquella mañana sobre el tema, para levantarse de su escritorio y caminar hacia la pared izquierda de su cubículo, donde un mapa de las islas aguardaba con varios alfileres clavados señalando zonas donde su hubiera constatado el uso de la droga. Clavó un nuevo alfiler en la isla de Molokai, en el pueblo de Maunaloa, el segundo caso en aquella isla. Se llevó una mano al cabello mientras pensaba qué hacer a continuación, Alan ya estaba haciendo unas indagaciones sobre un cartel polinesio que parecía estar involucrado en un setenta y siete por ciento de los casos, pero no era el único y por lo que se sabía la droga ni siquiera se fabricaba en el estado y había ciertas dudas de que se produjeran en algún lugar del país, la droga venía del exterior pero aparte de una serie de casos similares en Europa no existían muchas pistas. El Ironwood volvió hasta su escritorio y tomó su bloc de notas que se encontraba junto a su placa, repasó una serie de apuntes que escribió sobre el caso tratando de dar con algo que podría haber pasado de largo, un factor no considerado, una conexión perdida, algo. Pero nada nuevo se manifestó de entre sus letras y anotaciones por lo que el ojiazul dejó nuevamente su libreta sobre el escritorio con un suspiro. Se sentía cansado, hacía una semana que no tenía una noche completa de sueño y a ese cansancio físico se le agregaba el agotamiento mental de no estaban logrando llegar a una solución al problema, todos los caminos parecían llegar a callejones sin salida y la expansión de la droga era indetenible. Estaba por salir en busca de un vaso de agua cuando alguien llamó a su puerta -¿Math, estas ahi? - la voz de Mia, la recepcionista llegó desde el otro lado. -Ya voy - dijo mientras caminaba hacia la puerta y la abría donde del otro lado la pelirroja bruja aguardaba con un mensaje en su mano. -Para ti, viene de Inglaterra - le sonrió mientras le tendía el pergamino con tranquilidad. -Mahalo Mia - le agradeció mientras tomaba el mensaje y la mujer se retiraba. Cerro la puerta tras de sí y se dirigió hacia su escritorio, se sentó en su silla y rompió el sello de cera. El mensaje era de Rory Despard, el religioso irlandés que conoció en una de las visitas el castillo Evans, no pudo más que sorprenderse de recibir una carta de aquel mago, no es que fueran amigos que mantuvieran una correspondencia continua por lo que aquel mensaje lo por lo que aquello era algo completamente nuevo. Si el mensaje lo sorprendió, esta no hizo más que aumentar al leer el contenido de la carta, tuvo que releer una vez más para calmar la explosión de ideas y pensamientos que bullían en su cabeza. Parecía casi hasta una parodia, era impensable para el mago que aquella carta enviada por un conocido suyo en Inglaterra resultara ser una pieza clave en su investigación sobre las Fantasías. Se obligó a levantarse sumido en la estupefacción generada por aquella misiva, era increíble, al fin tenían una pista y llegó de la forma que jamás hubiera imaginado.
  13. Matt Ironwood. Centro de Atención de Emergencia "Sangre de Cristo", 13 de Marzo. Escuchó perplejo las preocupaciones y dudas de Adrián, ¿intentaba decir que estaba de acuerdo con romper el estatuto? ¿Apoyaba el sinsentido del déspota que regía aquel país? Frunció el ceño mientras observa con más atención al mago, el castaño era de la opinión que magos y nomajs podían convivir, su familia era un claro ejemplo de ello desde su fundación hace más de un milenio en las frías y azotadas por el viento islas del norte de Escocia. Pero el mundo era un sistema muy complejo, capaz de entramados que se superponen unas sobre otras y ligaban a todos, uno no podía simplemente desgarrar una de esas capas y esperar que el equilibrio y funcionamiento del sistema se mantuviera, era impensable. -Creeme que defiendo la idea de un mundo donde magos y nomajs podamos convivir en paz, mi familia es testigo como tantas otras - se sinceró el ojiazul - Pero esta no es la forma, lo viste con tus propios ojos - señaló hacia la entrada del refugio - En las calles hay una guerra, mostrarnos de esta manera, a nuestro mundo con tal carta de presentación… ¿Como reaccionarias tu? Te ahorro la respuesta, con miedo, miedo por ti, por tu familia, por tus amigos, por tu rutina y todos sabemos cómo se reacciona ante el miedo - hizo una pausa mientras casi mecánicamente baja nuevamente la vista al reloj en su muñeca - o huyes… o lo enfrentas…- remarcó con una larga pausa la última palabra - el mundo está pendiendo de un hilo, todos corremos peligro y debemos actuar y enmendar cuanto podamos - El mundo mágico ya vivía una guerra, no quería un nuevo enfrentamiento. Su país se había logrado mantener al margen hasta el momento, ¿Pero podría seguir manteniéndose neutro? Estaba seguro que ahora mismo en el Woolworth Building, el Congreso encabezado por el presidente O'Brien estaría reunido analizando la situación y proponiendo respuestas y con suerte alguna de aquellas resoluciones llegaría pronto a los relojes de los agentes del FBI que fueron desplegados por todo el Reino Unido, desde Belfast hasta Norwich, de Londres a Glasgow, en Cardiff y Newcastle, en toda gran ciudad de Gran Bretaña e Irlanda del Norte se habían desplegado agentes listos para evacuar a la población y acatar cualquier acción que el MACUSA considerara pertinente. -Me vendría algo bien para el desayuno - se obligó a abtraerse nuevamente a la realidad sonriéndole al Padre Despard - Pero antes tengo que ir con mi gente - se excusó mientras dejaba ambos magos atrás enfrascados en el tema del desayuno y cruzaba la concurrida estancia hacia sus tres compatriotas. Los dos magos y la bruja aguardaban incómodos frente a la fila que conducía al Ministerio Ingles - Señores Smith y Andrew, Señora Wylleman - se detuvo frente a ellos - Saben donde queda la embajada, el Embajador Colleans los está esperando, alli tendran algo cálido para comer y podrán partir rumbo a su hogares con prontitud - les informó - Estarán bien, suerte y cuidense - les despidió con una sonrisa cálida. Mientras los observaba salir del refugio se preguntó si debía de acompañarlos, la Embajada no estaba lejos y los tres eran magos adultos y capaces pero aun así un regusto amargo se formó en su boca, solo una llamada de atención de Despard lo hizo girarse, el desayuno estaba servido - Ya voy Padre - contestó mientras emprendia la marcha hacia el par de magos. @@Rory Despard @@Adrian Wild @
  14. Matt Ironwood. Saludó a la mujer que acaba de llegar y se presentó ante ella para después intentar nuevamente regresar a su papel. Al menos en aquella ocasión los fantasmas parecían estar más dispuestos en colaborar con las inquietudes de la familia. Y hablando de incomodidades, la inspección cara a cara que los fantasmas realizaron a todos los presentes y que pareció extenderse más de lo necesario fue un claro ejemplo. Después de haber examinado a cada uno de los Evans y demás invitados, uno de ellos se dignó a contestar develando un nombre completamente ajeno para el castaño. El Ironwood se giró para observar a los demás por si alguien reconocía de quien hablaban pero no encontró más que rostros de desconcierto en el pequeño grupo. Fue P-ko la que se adelantó y habló primero explicando que ese nombre ya había sido dicho con anterioridad pero no sonaba familiar para nadie, ni para los retratos de antiguos miembros ni siquiera apareciendo en los registros familiares. Aquello desconcertó aún más al ojiazul, si p-ko la persona que más conocía aquella familia era incapaz de dar con el sujeto ¿Como podían seguir investigando? Observo a Lillians Evans la mujer que acaba de llegar y según señalaron los fantasmas tenía una nariz parecida a Encantador Belluci, la nariz de aquella mujer no era peculiar, simplemente una regular facción, otra pista que llevaba a un callejón oscuro el mago suspiró. -Este tal Encantador Belluci - comenzó diciendo cuando se decidió hablar - ¿Es posible que puedan haber entendido mal su nombre? ¿Cuando les invitó? - se aventuro a cuestionar, no se le ocurría otra cosa que seguir interrogando a los fantasmas, solo ellos tenían la respuesta a todo aquel asunto, ni los retratos, ni los registros, ni la memoria de los presentes guardaban la solución, solo la peculiar mente de un grupo de hippies. @@Lillian Potter Evans @@Rory Despard @
  15. Matt Ironwood. ¿Se había desmayado? No creía recordarlo, pero de un segundo a otro tenía una sombra cerniéndose sobre él, intentó luchar, defenderse, pero las piernas le eran inútiles y los brazos le pesaban como si los músculos fueran de plomo, pero aún así intento seguir debatiéndose en forma de inútiles movimientos. Pero la sombra le habló, y con una voz dulcemente familiar que le hizo suspirar de alivio, era Mía, ella se encontraba bien y estaba allí para ayudarlo y al saberse seguro los acontecimientos que lo habían llevado hasta ese momento se manifestaron tras la bruma que llenaba su cabeza con claridad, lo opuesto a los peligros que ocultaba la niebla a su alrededor y de esos peligros tenía que alertar a la vampiro. -Mia, eso cosa está aquí con nosotros, oculto y puede volver atacar de nuevo - aferró con dedos de acero el antebrazo de la mujer - Tenemos que salir de aquí - apretó los dientes al sentir como la mujer trataba sus heridas pero tras un feroz ardor inicial una sensación de mejoría se extendió por todo su cuerpo. -Gracias - reconoció a Mia mientras se obligaba a ponerse en pie y tomaba su varita que la mujer le tendía, solo con sentir el tacto de la cálida madera en su palma se sintió mucho más fuerte y seguro. -Tenemos que irnos ahora - volvió a repetir mientras escudriñaba los remolinos espesos de la niebla que los envolvía y agudizaba el oído frente a cualquier sonido que le diera la alarma. No estaban seguros mientras siguieran en aquel parque y los dos lo acababan de comprobar muy bien -¿Tu estas bien? - le preguntó a su compañera mientras le lanzaba un rápido vistazo crítico, no parecía estar lastima no al menos externamente lo que lo llevó a preguntarse cómo habría escapado de la montaña, no era el momento para cuestionar, no cuando estaban bajo ataque, aquella duda debía esperar. La música del juego se había apagado, pero las luces seguían encendidas creando un aura de brillante bruma frente a ellos pero el resto permanecía siendo dominio de una completa y siniestra oscuridad. Creía saber dónde estaba la salida pero moverse a ciegas con un enemigo atacando no sería sencillo. -La salida era por allí - señaló a la oscuridad con su varita mientras intentaba ponerse en movimiento cuando una voz se dejó oír - ¿Se van tan rápido? - @@Mia Zoeh
  16. Matt Ironwood. Centro de atención de emergencia "sangre de cristo", 13 de Marzo. Su charla con el Padre Despard fue interrumpida por uno de los acompañantes del irlandés, el otro mago que hasta el momento había guardado silencio. El castaño no pudo menos que sorprenderse con la pregunta que acaba de formular, ¿Cómo era posible que hubieran personas ajenas a tamaña situación? - -¿No lo sabes amigo? - inquirió el ojiazul mientras observa a al vampiro - En Londres ha sucedido una grave violación al Estatuto Internacional del Secreto, y vuestro Primer Ministro, el honorable Señor Black no ha hecho más que declarar que no solo no moverá un dedo para controlar la situación, sino que la abraza, incitando de manera inexorable a que mas locos se muestren - la situación le seguía pareciendo una pesadilla de las más retorcidas pero repetirla en voz alta volvía la amenaza muy real, tangible y no se podían quedar de brazos cruzados. -Todo el mundo habla de esta insensatez, el señor Black ha desatado una bomba sobre nuestro mundo - no podía creer que una persona como aquel mago hubiera sido elegida como líder de una nación, no es que su país tuviera las páginas de la historia libre de manchas pero escoger a un abierto seguir de los ideales de Grindelwald como cabeza de un país era una sentencia a la autodestrucción ¿Que pensaba el pueblo británico cuando fue a las urnas? El mago observó a sus tres compatriotas que aguardaban a unos metros de la fila de extranjeros. Debía llevarlos a la embajada, tenían que evacuar a todos del país, ponerlos a salvo en suelo americano. No podían perder más tiempo, la situación no haría otra cosa que agravarse y los desquiciados y monstruos no tardarían en salir. Y nuevamente se preguntó cuales serían sus próximas funciones, instintivamente dio una leve mirada al reloj en su muñeca, aquel nuevo aparato se había vuelto el comando de sus próximos pasos y una oleada de incertidumbre recorrió su cuerpo, estaba seguro de que no solo hablaría pero solo el destino y su gobierno sabía que le depararía el futuro. @@Rory Despard @@Adrian Wild @@Sherlyn Stark
  17. Matt Ironwood. La llegada de Melrose los distrajo, la bruja se acercaba a ellos con uno de los fantasmas intrusos flotando cerca de ella y con una canasta cargada con algo que desde la distancia el ojiazul no podía distinguir. Pero el misterio no tardó en desvelarse, solo bastó con que la mujer abriera la boca y les ofreciera una fresas recién recogidas de los terrenos. El Ironwood sonrió ante la invitación y se acercó hasta la bruja para saludarla - ¿Como estas Mel? - abrazó a la mujer mientras esperaba que P-ko cogiera sus fresas. -Tiene que llevarme un dia a conocer la huerta familiar - los retó guiñando un ojo mientras se alcanzaba una pequeñas, rojas y prometedoras fresas del canasto que la mujer ofrecía. Se llevó una a la boca y sintió como el dulzor estallaba en su boca y el jugo se expandía, una delicia de la estación que prometía un clima más cálido. -Deliciosas - opinó mientras se lleva la siguiente a los labios y escuchaba las tribulaciones de la pequeña elfina. Observó a los fantasmas mientras trataba de ocultar una sonrisa, pese a que sentía la angustia y enojo de p-ko la situación le causaba gracia al castaño. No parecían ser entes peligrosos o agresivos, simplemente estaban en la suya, es más ni siquiera comían o bebían no suponen ningún gasto. Pero bueno, quizás convivir con aquella veintena de hippies le haría cambiar de opinión. -Bien, empecemos - se aclaró la garganta mientras daba un aplauso para llamar la atención - Muchachada - se acercó hasta la piscina - ¿Quien los invitó al castillo? - les preguntó - Díganme su nombre, ¿quien es?, ¿está aquí? - se giró para abarcar todo el patio con la mirada mientras trataba de mantener la voz firme y con el tono como él llamaba de "FBI" y también para evitar que el rostro lo traicionara y no soltara la carcajada, la situación lo podía. @ @@Rory Despard
  18. Matt Ironwood. Waikiki, Honolulú. -Los ricos son siempre los peores - susurró el castaño mientras estacionaba el chevrolet camarano completamente negro y lustroso en la entrada de un conocido y topisimo club en el topisimo barrio de Waikiki. -No peores que la manera de manejar que tienes - exclamó visiblemente molesto su compañero y amigo Alan Bay, en el asiento contiguo. -¿Que pasa? Nos dijeron que teníamos que llegar rápido y aquí estamos - comentó con sorna el ojiazul mientras soltaba el volante y observaba como su acompañante ya se soltaba el cinturón y con presteza se empeñaba en abrir la puerta. -Si, dos minutos después de que nos avisaron - fue lo último que dijo el rubio que no pudo contener una carcajada mientras salía del auto. Ambos policías se acercaron a la larga fila de nomajs que aguardaban por entrar a "Happy Pineapple", jóvenes y no tan jóvenes charlaban alegremente mientras aguardaban mostrar su entrada a los guardias que celaban con miradas duras la entrada al club. Pero ambos magos tomaron otro rumbo, se alejaron de la concurrida entrada y discurrieron por un pequeño y abandonado callejón, algunos botes de basura y pancartas sucias por el pasar del tiempo con mensajes indescifrables pegadas en las paredes eran la única decoración de aquel pasaje. Pero si uno sabia ciertas cosas como decir las palabras justas frente a un graffiti negro que representaba una palmera cocotera, una entrada se abría ante el visitante. -FBI: División de Asuntos Mágicos - dijo Ironwood mientras mostraba la placa que lo identificaba como miembro de aquella institución y su compañero al lado hacía lo mismo. Una haz de luz fino cruzó la pared verticalmente en toda su extensión frente a ellos, el castaño entrecerró los ojos mientras la extensión del haz se extendía hasta alcanzar el ancho de una puerta y el sonido de la fiesta que se estaba desarrollando tras ella lo envolvió. Ingresaron rápidamente antes de que la entrada se cerrara y se sumergieron a un mundo muy distinto que el del callejon. La música y la luces llenaban el espacio, la multitud de personas que se contorneaban en la pista o se movían por las distintas barras y zonas VIP podía llegar a ser abrumadora. -¿Como vamos a encontrarlo? - preguntó el oriundo de Nueva Jersey mientras el par de magos se mantenía frente a la puerta observando la fiesta que se desarrollaba debajo. -Las zonas VIP que tienen las cortinas corridas - señaló Matt mientras las indicaba con la mano. -Eso nos deja unas… una, dos, tres…. Diez por revisar e interrumpir la intimidad - se rascó un hombro - No creo que nos reciban muy bien Matt - -No sería la primera vez - bromeó el mago mientras apartaba una de aquellas burbujas que flotaban por toda la sala con una pequeña y colorida hada en su interior. Siete situaciones incómodas después, el Ironwood creía que había visto suficiente por una noche y Alan a su lado parecía ser de la misma opinión. -No entiendo qué era lo que estaba sucediendo en la última habitación… dios - deslizó una mano por el rostro el rubio - ¿Como pueden dejar entrar gente así? - -No lo se, pero no voy a ver a las licuadoras de la misma forma nunca más - se lamentó el ojiazul mientras subían un nuevo tramos de peldaños. -Matt, allí - señaló Alan mientras sacaba su varita. El ojiazul siguió la mano de su amigo hasta el próximo rellano y encontró al motivo de su visita a aquel lugar. El contrabandista salía de una de las zonas VIP y contaba los dragots de su última venta -FBI, alto - gritó el agente Bay. Y como siempre la respuesta a la orden fue la contraria. El contrabandista emprendió un salvaje escape por el rellano y los dos magos no tuvieron otra opción que correr tras el. Un incarcerous después y ya con el contrabandista maniatado y en el suelo, el ojiazul observaba la pequeña cápsula que guardaba el hombre en uno de los bolsillos de su pantalón. Alan se encontraba ocupado manteniendo la decenas de ojos curiosos que se amontonaban en torno a la escena cuando el castaño abrió la pequeña cápsula y deslizó una de las diminutas pastillas blancas que contenía. Observó claramente sobre la palma de su mano bajo las luces del club, la letra "F" marcada en la superficie de la droga. -Son las fantasías de nuevo - levantó la vista hacia al otro policía. Alan escuchó lo que le dijo y sacudió la cabeza en negación.
  19. Matt Ironwood. El vello de su nuca se erizó al sentir la presencia detrás suyo, tenía que voltearse y rápido no podía permitirse seguir tan indefenso. Aprovechando la luz se su varita se volteó rápido y lanzó su haz de luz para enceguecer a lo que se que tuviera enfrente, pero su varita solo iluminó remolinos de espesa neblina. Sus ojos no podían ver nada pero el castaño sabía que allí había alguien o algo. Lo podía sentir, su corazón bombeaba con fuerza, gotas de sudor frío bajaba por su espalda y cada nervio de su cuerpo se encontraba tenso y sus sentidos alertas. Cada sombra era un enemigo, cada crepitar de una tabla una amenaza y la luz y la música de la montaña rusa no hacia mas que entorpecer su búsqueda. Un sonido a su izquierda lo hizo moverse varita en mano en aquella dirección, pero el golpe vino de la derecha. Sus pies tropezaron y cayó con un golpe seco sobre las maltratadas tablas de la plataforma, el sabor metálico inundó su boca y la calidez de líquido vital le provocó náuseas, se había mordido la lengua al caer. Escupió sangre y saliva mientras sentía un fuerte dolor en el costado de su torso ¿se habría roto algo? No veía a su atacante por ningún lado pero lo que más le aterró en aquel momento fue darse cuenta de que ya no tenía su varita en la mano. Desesperado buscó en todas direcciones hasta que dio con el haz de luz que aún seguía saliendo de la punta de su varita, se encontraba a dos metros de él, al borde del primer escalón de los peldaños que servían de acceso a la atracción. Tenía que alcanzarla y rápido, se encontraba desarmado y totalmente expuesto. Se incorporó con rapidez del suelo y una latigazo de dolor recorrió su cuerpo, se llevó la zurda al costado derecho y avanzó directo hacia su varita, cuando se inclinó para alcanzarla algo lo empujó y el mundo se le dio vuelta. Todo giraba rápido a su alrededor, no existían arriba ni abajo, sentía cada parte de cuerpo ser golpeada, el sabor a la sangre, el crujir de la madera y todo finalizó con un golpe seco sobre el duro suelo de tierra. El mago se obligó a levantar la cabeza del suelo, esfuerzo que le hizo ver las estrellas, cada músculo, cada hueso de su cuerpo gritaba de dolor, ya no sabía qué era lo que tenía roto. Buscó con sus ojos la cima de los peldaños y pudo ver su varita aún encendida pero de lo que lo empujo no había rastro. Trató de incorporarse pero fue demasiado esfuerza, su pierna izquierda cedió y cayó de rodillas, tenía que moverse o moriría. @@Mia Zoeh
  20. Matt Ironwood. 13 de Marzo Centro de Atención de Emergencia "Sangre de Cristo", Londres. Se encontraba hablando con el pastor Bletchey, el encargado de aquel centro cuando la llegada de tres personas interrumpió su conversación. El castaño observó al trio compuesto por dos hombres y una una mujer, dos de ellos completamente desconocidos pero al tercero lo conocía. Desmond, el predicador irlandés, aquel curioso mago que conoció en una de sus visitas al castillo Evans McGonagall, ahora que lo pensaba no era tan extraño encontrarselo en aquel lugar. - Padre Desmond - saludó al mago mientras estrechaba la mano del religioso. -Me alegra encontrar una cara conocida en estos momentos - le sonrió al pelirrojo antes de proseguir presentandose ante el mago y la bruja que lo acompañaban. Escuchó la opinión del Padre sobre las desciciones que creía su gobierno estaba tomando, el Ironwood sabía que debía ir con cuidado en lo próximo que iba a decir, mientras el MACUSA no oficializará la evacución ni ninguna otra medida, todo lo que hacía el castaño se debía mantener en las sombras, despues de todo supuestamente su visita a Londres era meramente ociosa, no se encontraba como un agente activo. -La evacuación es una de las medidas que se estaran barajando en Nueva York, pero nada ha sido avisado todavía - comenzó diciendo Matt mientras acomodaba sus pies entorno a su malentin que se encontraba en el piso. -Pero soy conocido del embajador y al enterarse que acaba de llegar al pais me pidió si podia visitar unos de estos centros y encontrar ciudadanos que podrían estar en problemas, generalmente los americanos que acuden a estos lugares son los mas dificil de ubicar para nuestros diplomaticos - se aclaró la garganta mientras observaba a los tres ciudadanos que aguardaban junto a la entrada - las puertas de la embajada y los distintos consulados estan abiertas para lo que se nos ofrezca en estos momentos dificiles - recitó con naturalidad. -Siento que mi visita al país no podía haber sido en peor momento - se lamentó el hawaiano. -¿Has sabido algo de los Evans? - inquirió observando al irlandés - Estaba de camino a Ottery cuando recibí la llamada del embajador - explicó el castaño. @@Rory Despard @@Adrian Wild @@Sherlyn Stark
  21. Matt Ironwood. Lo que estaba sucediendo al castaño no le gustaba para nada, toda aquella emoción y curiosidad que lo impulsó a ingresar al parque se desvaneció en cuanto apareció la niebla. No podía dejar se voltear de un lado a otro tratando de que la luz de su varita penetrara la densa niebla pero sin buenos resultados, cada movimiento de la niebla, cada susurro del viento o el crujir de la madera se volvía en un posible peligro, el ojiazul trató de tranquilizarse lo peor que podía hacer era perder la calma, trabajaba para el FBI después de todo, se había enfrentado a situaciones mucho más peligrosas que un poco de niebla y sugestión, si hacerlo fuera tan fácil como pensarlo se lamentó internamente. Se giró hacia Mia que se había subido a uno de los carritos, una locura le había parecido en su momento pero ahora lo apremiaban otras cosas -Debe ser que estamos sugestionado por la leyenda, es Londres, las nieblas no son algo raro - trató de meter un poco de lógica a la situación y se obligó a sonreír. -No es más q… - se cortó de inmediato al ver como todas las luces en la montaña rusa se encendían, una música comenzó a llenar el ambiente, la clásica melodía se todas las ferias de diversión pero el aparato que la producía dañado y las notas musicales sonaban corrompidas y siniestras. ¿Quien había encendido todo? Se giró con un sudor frío corriendo por su cuello para observar los peldaños de ascenso pero allí no había nadie. -¿Quien anda ahí? - escupió en voz alta y firme, les estaban jugando una broma, quizás fueran los dueños del parque a manera de castigo por colarse, o los cuidadores, había entendido el mensaje. -Pido perdón por haber entrado, se que no es lo correcto - se disculpó a la oscuridad que los envolvía y como la anterior vez no obtuvo respuesta. La música no dejaba de aumentar en intensidad hasta volverse algo irritante, Matt estaba teniendo suficiente iba a volver hablar cuando un chirrido a su espalda lo hizo detenerse. Al girarse comprobó que los carrito se estaban poniendo en movimiento y Mia seguía en ellos -¡Mia! - gritó viendo como lentamente los carritos comenzaba abandonar en fila la terraza, corrió tratando de alcanzar el de su compañera pero los mismos iban aumentando en velocidad y para cuando se dio cuenta la plataforma se terminó y el castaño tuvo que hacer equilibrio en el borde para no caer. Observó impotente cómo estos se perdían en la niebla con la chica montada en ellos, estaba por apagar su varita para realizar algún otro encantamiento para atraerlos cuando percibió como la madera de la plataforma crujía a su espalda, alguien mas estaba junto a él. @@Mia Zoeh
  22. Matt Ironwood. 12 de Marzo, 23:00hs Oficina Regional del FBI: División de Asuntos Mágicos, Los Ángeles, California. -Entonces simplemente tengo que aguardar a que ustedes me informen, esperar órdenes - suspiró cansinamente el castaño mientras se observaba su nuevo reloj de muñeca, al menos tenía estilo. No le agradaba la idea de estar en una misión completamente a ciegas, estar lejos de casa sin mayor directiva que esperar una directiva era exasperante, pero sabía que no valía la pena discutir. En su cabeza ya había planeado su primer paso, en cuanto llegara a Londres iría hasta Ottery, el castillo Evans McGonagall era como su segundo hogar y los Evans no lo hostigaron a preguntas por tan imprevista visita. El agente Griwolski lanzó un puñado de polvos flú a la chimenea que tenían enfrente y las llamas se avivaron con furia mientras cambiaban a un intenso color verde esmeralda. -Te estará aguardando el embajador - le explicó antes de retirarse de la habitación. Matt se arregló un poco la corbata, tomó su maletín que descansaba sobre el sillón de cuero, avanzó hacias las llamas y todo giró. 13 de Marzo, 06:00hs Embajada de los Estados Unidos, Londres. Las llamaradas verdes que lo envolvían pronto se volvieron ascuas anaranjadas en torno a sus zapatos. Inclinando un poco la cabeza salió por la elegante chimenea a una elegante habitación, suelos alfombrados, muebles con exquisitos tallados y pinturas enmarcadas en marcos dorados le dieron la bienvenida junto con un hombre que lo aguardaba tras una enorme escritorio mientras bebía una copa de brandy. -Bienvenido a Londres, Agente Especial Ironwood - señaló el mago se unos cuarenta años, cabello oscuro prolijamente recortado que enmarcaban un rostro bonachón. -Embajador Colleans - saludó a su turno el castaño mientras cruzaba la habitación hacia el hombre. Después de estrechar manos, tomar asiento y rechazar algo para beber el embajador comenzó a explicarle la situación. -Se que tendras tu propio itinerario - comenzó diciendo el hombre - pero mi misión es velar por el bienestar de todos nuestros ciudadanos en el país, incluido ustedes, los distintos agentes encubierto que el MACUSA está enviando, aquí están tus papeles de extranjero por si alguien te los pide - dijo mientras le tendía los mismo -Se que has trabajado aquí y tienes familia en el país, pero nunca está demás estar preparados, espero que disfrutes tu estadía con la familia - aclaró sus dudas el embajador mientra mago guardaba los permisos en su maletín. -Tenemos poco tiempo, pronto más agentes llegaran y tengo que recibirlos pero te tengo un pedido, cerca de aquí se encuentra un centro de atención de emergencia para la población mágica en contexto crítico, que para estas horas debe estar muy concurrido,necesito que vayas y compruebes si hay estadounidense, si los encuentras enviarlos directamente para aquí - -¿Estamos en plan de evacuación? - preguntó el Ironwood mientras leía la dirección del centro. -No de manera oficial - fue la única respuesta que el embajador le dio.
  23. Matt Ironwood. Juntos siguieron avanzando hacia la montaña rusa, sumidos en un largo silencio que pronto comenzó a incomodar al castaño, no era una persona dada a aquellas pausas y la montaña cada vez parecía más lejana, se aclaró la garganta y se volvió hacia Mí. -Dijiste que este parque era un rumor en el colegio… ¿fuiste a Hogwarts?, solo fui una vez es un hermoso castillo - trató de romper el condenando silencio con una pregunta trivial que si ambos colaboraban podrían dar pie a una larga conversación. Los colegios mágicos en el mundo eran instituciones importantes que normalmente guardaban celosamente sus secretos y ubicaciones de otras naciones, pocos eran los intercambios y visitas que estudiantes y profesores de alguno de estos lugares podían realizar a sus homónimos de otros países. El Ironwood tuvo la suerte de visitar el colegio británico por el curso de formación que tuvo con los aurores ingleses y quedó maravillado por el aura y la historia que envolvía y se respiraba en aquellos terrenos. Ilvermony, el colegio estadounidense era mucho más joven que Hogwarts y se hizo a imagen y semejanza de aquella escuela, por lo cual aquella visita fue muy especial para el ojiazul. Después de unos minutos de charla llegaron frente a la precaria atracción, Matt levantó su varita hacia la punta del juego iluminando todo a su paso, lo único que daba miedo de aquello era que no lo hubiera clausurado todavía. ¿Cómo podía ser tan irresponsables las autoridades del Callejón en permitir que algo tan inestable y en mal estado siguiera abierto al público? -Me sorprende que esto no haya causado un accidente - suspiró Matt mientras recorría la enorme base de madera. Llegó hasta la entrada del juego, unos simples escalones hechos en tablas que ascendían hacia una pequeña plataforma donde los carros oxidados y unidos aguardaban por los pasajeros. La trayectoria de la montaña rusa era un atento al buen juicio, pocas veces había visto una pista con tantas vueltas, inversiones, empinadas subidas y largos descensos, sería un excelente desafió llenó de adrenalina pero el enorme armatoste estaba en tal mal mantenimiento que era casi un boleto asegurado a San Mungo. -No creo que nos digan nada por subir - le sonrió a Mia mientras emprendía el ascenso por los escalones hacia la plataforma pisando con mucho cuidado por temor a que la estructura cediera. Los escalones aguantaron y el castaño pudo llegar hasta la plataforma, allí el piso de madera se quejaba más bajo sus pies pero no parecía que fuera a ceder. Matt iluminó los carros de metal con la pintura de muchos colores estridentes descarrilada en varios lugares. -Hay que ser valiente - bromeó - Espero que la entrada sea barata - se giró hacia su compañera mientras una vaho acompañaba cada una de sus palabras, de pronto hacía más frío y hasta aquel momento no se había percatado de la espesa niebla que los envolvía, apenas podía ver más allá de un metro delante y la enorme luna y las estrellas que iluminaban la noche se escondían bajo un espeso velo nebuloso - ¿De donde salió toda esta niebla? - su cuerpo volvió a tensarse frente al repentino cambió acompañado de una siniestra sensación de que estaban siendo observados. @@Mia Zoeh
  24. Matt Ironwood. Una voz de chica fue la que la respondió, una voz que desconocía por completo. El mago apartó el haz de luz del rostro de la mujer hacia un costado donde podía verla mejor. Era una chica mas o menos de su edad, de largo cabello rubio y ojos grises, no conocía para nada aquella mujer y por su manera de hablar no parecía ser la dueña de aquel parque por lo cual el estado de alerta del ojiazul bajó. -Matt - se presentó a su turno después de escuchar la pregunta de la vampiro - No, es mi primera vez aquí, lo encontré y no pude evitar intentar probar si la habladuría que envuelven este lugar son ciertas - sonrió involuntariamente el castaño al sentir que la tensión que hasta hacía unos instantes atrás atenazaba su cuerpo se liberaba. ¿Aquella chica estaría por los mismos motivos que el? Aunque no lo admitiría en voz alta la perspectiva de tener compañía y no sumergirse solo en aquel lugar le sentaba mucho mejor que la soledad tensa en la que se encontraba antes - ¿Vienes por lo mismo? - inquirió a la mujer mientras se volteaba para alumbrar la enorme y a la vez precaria montaña rusa que se alzaba como la principal atracción del lugar. -No puedo creer que tengan este juego abierto, debería ser ilegal - bromeó. @"Mia Zoeh"
  25. Matt Ironwood. La noche se cernía sobre Londres, una luna enorme brillaba acompañada por un séquito de estrellas en un cielo despejado, mientras una suave brisa fresca recorría los callejones empedrados del Callejón Diagon. El castaño acaba de salir de un reconocido restaurante del lugar en el cual había comido excelente y como todavía no era más de las diez de la noche, decidió dar un recorrido por el callejón. Uno nunca podía aburrirse en aquel lugar, las opciones para entretenerse eran cientos y la variedad de las mismas era abrumadora. Siempre era un hervidero de gente, a cualquier hora se podía observar clientes, turistas, trabajadores moviéndose por el entramado de callejones principales y callejuelas secundarias que comprendía aquel afamado punto del Londres mágico. Matt se había vuelto un transeúnte habitual del lugar, desde que cada cierto tiempo regresaba al Reino Unido en sus momentos libres. Pero a pesar de sus incontables visitas no conocía ni una sexta parte de todo lo que el Callejón tenía para ofrecerle. Por lo cual aquella noche decidió tomar una pequeña callejuela serpenteante de pequeños negocios de fachadas sencillas y colores discretos y conocer un nuevo sector del Callejón Diagon. Bares, mercerias, licorerías y tiendas que ofrecían objetos que desconocía y con carteles escritos en lenguas totalmente ajenas al ojiazul se sucedieron mientras los pasos del Ironwood resonaban sobre los adoquines agrietados por el pasar del tiempo. Ningún lugar le atrajo y muchos otros parecía ser mejor evitarlos, estaba por volverse cuando un amplio cerco muy descuidado captó su atención, manchas de óxido y agujeros tan grandes como para que tranquilamente pudiera deslizarse al interior, dejaban vislumbrar un amplio terreno prácticamente baldío sino fuera por la montaña rusa de madera que se encontraba el en centro del predio. El ojiazul entornó los ojos, ¿Qué era aquello?, siguió recorriendo el cerco hasta toparse con la entrada donde un destartalado cartel trataba de decir: "Magic Land" y de repente recordó los rumores. Le habían contando en cierta ocasión que en el callejón existía un parque de diversiones prácticamente abandonado, generaciones de dueños de aquel lugar jamás parecieron preocuparse por el mismo y pronto fue cayendo en el olvido y a medida que crecía su descuido aumentaban los rumores del mismo. Según la palabrería de los habitantes del callejón, sucedían cosas inexplicables en aquel recinto y pronto el parque abandonado acuñó su propia leyenda. No había nadie, no tenía nada mejor que hacer y la leyenda prometía por lo que encendiendo su varita el mago se coló por uno de los agujeros en el cerco e ingresó en el prácticamente vacío predio del parque. Un escalofrío recorrió su espalda ¿Estaría refrescando?. Emprendió la marcha directamente hacia la vieja montaña rusa, la única atracción en el parque de atracciones y que aparte del oxidado puesto de panchos era la única construcción en tan enorme terreno. No había dado ni 30 pasos cuando un sonido a su espalda lo hizo voltear e iluminar el cerco, alguien acaba de entrar. -Pensé que estaba abandonado - lanzó la primera excusa que se le vino a la cabeza.

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