Jump to content

Syrius McGonagall

Magos
  • Mensajes

    630
  • Ingresó

  • Última visita

  • Días ganados

    4

Todo lo publicado por Syrius McGonagall

  1. Solicito los siguientes cambios en el apartado de Historia: La historia del nacimiento de Edward tiene un trasfondo oscuro. Un grupo clandestino de magos del Reino Unido desesperados frente a la decreciente población de magos Sangre Limpia comenzaron a explorar un campo completamente desconocido por el Mundo Mágico, pero ampliamente estudiado durante décadas por muggles: La Genética. Irónicamente la solución a su "crisis" provenía de los seres que veían como la amenaza. Tras un período de tiempo lograron obtener el conocimiento necesario para iniciar su siniestro plan y lo pusieron en marcha. Secuestraron bebes de familias de sangre pura de toda Europa y las sometieron a retorcidos procesos para obtener sus óvulos y luego matarlas. Muchos de esos óvulos fueron sujetos a nuevos procesos antinaturales antes de ser distribuidos sobretodo en Gran Bretaña para generar una nueva generación de niños probeta sangre pura. Jimmy y Martha Smith eran una pareja de granjeros del estado de Minnesota, tras un par de años de intentos infructuosos el esperado hijo que buscaban no llegaba, desesperados encontraron la solución en un Hospital especializado en temas de infertilidad en la ciudad de Chicago. Dos meses de mucho sacrificio y gastos duro el tratamiento al que se sometió Martha a la cual implantaron óvulos fértiles de una muestra proveniente de Gales. Nueve meses después en el hospital comunal de Woodtown, Martha dio a luz a un pequeño niño al que nombraron igual que su abuelo paterno muerto durante la Segunda Guerra Mundial, Edward Smith. El pequeño Edward creció como cualquier niño en una zona rural en la mitad del país, sino tenemos en cuenta las extrañas habilidades que atemorizaron a sus padres. Consciente de los poderes de su hijo, dejaron que Edward experimentará con ellos protegiéndolo de ojos extraños por temor que se lo llevaran para investigarlo. Y de ese modo Edward creció como todo niño de campo pero con unas habilidades fuera de lo normal. Lo que nadie sabía era que uno de los óvulos que le fueron implantados a Martha años atrás, pertenecía a los de una bruja que fue conejillo de india de aquel grupo clandestino británico. Cuando tuvo la edad precisa su invitación para el Colegio Ylvermorny de Magia y Hechicería llegó. Un mago de MACUSA fue el encargado de hacerles llegar la noticia a la familia y explicarle la existencia de aquel mundo mágico oculto a los ojos de los nomajs. Sus padres estuvieron aliviados de conocer la razón de los poderes de su hijo y que pudieran ayudar a controlarlos mientras que el joven Edward estaba extasiado con la noticia. Edward fue llevado hasta Massachusetts por sus padres y de ahí fue acompañado por unos magos hacia el Colegio. La noche de la selección tanto la estatua del Wampus como la estatua del Ave del Trueno lo escogieron, pero Edward terminó decantándose por la ultima. Uniéndose a la casa de los aventureros Edward cursó los siete años de educación obligatoria regresando únicamente a su casa en Minnesota, durante Día de Acción de Gracias, Navidad y Año Nuevo y por supuesto durante las vacaciones de verano. Durante esos años afianzo a un más ese gusto por la magia más compleja, destacándose sobre todo en Encantamientos, Pociones y Transformaciones. Mientras que sus incontrolables energías lo llevaron a formar parte del equipo de Quodpot de las Aves de Trueno. Estando en el segundo año su hermano Adam entró a Ilvermorny, motivo de mucha felicidad para el ojiazul pues se sentía contento de tener a un familiar también allí. En su último año de educación formal decidió especializarse en la rama de la medicina mágica, una carrera llena de desafíos y grandes satisfacciones personales. Guiado por diferentes magos expertos en varias áreas recorrió el país de punta a punta ampliando sus conocimientos hasta obtener su título. Apenas terminó Ilvermorny su hermana menor Madison fue admitida en el colegio de magia. Recomendado por varios de sus tutores del último año Edward logró ingresar como practicante en el hospital mágico más grande del país: El Instituto Médico de Nueva York. El hospital mágico más grande del mundo, ubicado en el condado de Nassau en Long Island a las afueras de Queens. Fue un orgullo para su familia y sobre todo para si mismo, la carrera medica cada vez lo apasionaba más y no podía imaginar su vida trabajando de una forma no relacionada con la Medicina. Fue en un curso de Virología Mágica en la ciudad de Miami donde unos agentes del MACUSA se pusieron en contacto con Edward para realizarle diversas preguntas sobre su nacimiento, extrañado por tal cuestionario Edward preguntó a que se debía todo aquello y como respuesta obtuvo algo que no se hubiera imaginado jamás y que le dio un vuelco de 180° a su vida. El Congreso estaba investigando unos casos de óvulos de brujas proveniente de Inglaterra infiltrados en hospitales de fertilidad no mágicos por todo el país, buscaban también a aquellos niños que para aquel entonces serían jóvenes. Y uno de ellos era Edward, conmocionado en parte y curioso por la otra decidió darse un tiempo y conocer a su madre biológica. Salir de país le supuso un gran cambio y tuvo que apartarse de los que más quería como por ejemplo finalizar su relación con su novia nomaj Mary. Una vez traslado a Gran Bretaña conoció a su madre biológica, una bruja llamada Bel Evans McGonagall y en el castillo familiar se instaló. Formar parte de una nueva comunidad mágica supuso un gran reto como es normal, pero Edward es un chico que se adapta fácil y poco a poco fue encontrando su lugar. Conoció a una nueva familia, los Lenteric y allí conoció al amor de su vida, Andrómeda Lenteric. En un primer momento se encontraba reticente a empezar una nueva relación, pero ya había pasado un año desde Mary y la conexión que sintió con la italiana jamás la había sentido antes.
  2. Se dejó llevar por la explicación del profesor sobre las propiedades mágicas y su conexión con lo más elemental del mundo, sobre la armonía de sus partes y su correlación con la composición del todo, las pociones eran sin duda alguna una de las ramas de la magia más interesantes y a la vez desafiantes y por consiguiente siempre en continua evolución, como la vida misma. -Las pociones son una de las ramas de la magia más increíbles – contestó tras aquel pequeño relato. Nuevamente sonó su alarma y el pelinegro se preparó para el último paso de la pócima. Colocó el caldero de cobre sobre una de las largas mesas para trabajar y no tardó en agregar la pizca de cuerno de unicornio y empezar revolver dos veces en el sentido horario, dos gordas bayas rojas de muérdago se hundieron en la mezcla y volvió a revolver dos veces, pero esta vez en el sentido contrario a las agujas del reloj y para finalizar le dio un golpe con su varita. Listo, el antídoto para venenos estaba pronto. Justó en el preciso instante que llegaba un herido a la carpa, instintivamente quiso acercarse y colaborar, pero recordó enseguida que aquello no era lo que tenía que hacer, debía quedarse donde estaba y seguir preparando pociones. Escuchó la voz de Beltis (la estudiante de Primeros Auxilios) levantarse en un pedido para el ojiazul. – Entendido – le contestó, no había mucho tiempo que perder podía ser cuestión de vida o muerte. -Profesor ¿tenemos ya lista la poción reabastecedora de sangre? – esperaba que sí, era una poción que llevaba su tiempo de elaboración y cada segundo contaba. – ¿podemos preparar algún ungüento para quemaduras? - volvió a preguntar. Aquel era su ambiente, no por algo antes de irse para Inglaterra era practicante para Sanador en Long Island.
  3. Siguiendo las instrucciones de Ishaya, Edward rápidamente vertió los ingredientes que le quedaban y comenzó a revolver con cuidado esperando ver el ansiado cambio de color. – En cuanto lo que dijiste de las pociones – retomó la conversación – no me había dado cuenta de la ganancia económica de este conocimiento – rio – entonces elegí bien – La pócima tomó el preciado tono gris y el pelinegro dejó de revolver para encargarse del envasado. La segunda poción ya estaba lista. Y en el momento justo pues la alarma de su reloj de muñeca comenzó a sonar. –Pasaron los cuarenta minutos – dijo encaminándose hacia el caldero que contenía a medio hacer el antídoto para venenos comunes. Trasvasó el contenido del caldero a uno nuevo de latón y reprogramó la alarma para que volviera a sonar dentro de treinta y cuatro minutos. –Ahora a volverlo dejar a reposar – exclamó. No iban a desperdiciar tiempo, su profesor no parecía ser de aquel tipo, y más preguntas no tardaron en aparecer. Pero en esta ocasión no sabía que contestar, no recordaba haberlo visto en sus clases, pero obviamente era un tema que se daba en la primera clase. No recordaba ese tema en ningún libro, o presentaciones, o manuscrito, etc. Pero tampoco se iba a quedar en blanco y la única esperanza que le quedaba era usar la lógica. -Creo yo, que cortamos, picamos y aplastamos diversos ingredientes en una primera instancia para disminuir su área y por consiguiente volver más corto el tiempo de cocción de lo mismo y en una segunda parte básicamente para diferenciación, a veces no necesitamos todos los productos sino algunas partes, cascaras, hojas, jugo, etc. – realizó una pequeña pausa – en cuanto el calor creo que es para eliminar impurezas, residuos propios de los productos, del caldero, de los utensilios que podrían afectar el resultado final de la poción, claro también podría ser que algunos productos necesiten calor para activar esa propiedad mágica que estemos buscando, el calor afecta a nivel molecular a las cosas y lo último…. Creo que revolvemos para colaborar con la homogenización del producto, unir todos los elementos de la poción y el reposo no todo funciona tan rápido, no todo se une tan rápido, no todo se armoniza enseguida por más magia que tengamos el tiempo es el mejor aliado para resolver eso – contestó en el preciso instante que sonó su alarma y fue a transvasar el antídoto a un caldero de cobre.
  4. Los borroso terminó de tomar forma y Edward se encontró en el medio de una carpa repleta de calderos, camillas, mesas para trabajar y un enorme boticario en un rincón. No eran los únicos, un mago de ropajes antiguos y mirada preocupada se encontraba en la entrada de la tienda apenas lanzó una mirada hacia ellos cuando aparecieron, su atención se centraba totalmente en el exterior. -No puedo creer que haya viajado al siglo XV – fue inevitable que aquella expresión escapara de sus labios, pues aún no terminaba de caer que hubiera retrocedido tanto en la historia. Pero no permitiría que aquello entorpeciese su desempeño en la clase, tenía que aprobarla, quería aprobarla. Por lo que mientras Ishaya se encaminó hacia la entrada el ojiazul se dirigió hacia la zona de las pociones. Repasó las pociones que ya estaban terminadas, burbujeantes, pastosas, brillantes, con repelentes olores o de los más agradables aromas. Pero todas perfectamente preparadas. La voz del profesor lo separó de los brebajes para girarse hacia la misma, Ishaya dio las primeras instrucciones, prepararían antídoto para venenos. Siguiendo las indicaciones se agachó detrás de una de las grandes mesas para sacar un viejo volumen de Filtros y Pociones Mágicos y comenzó a pasar rápidamente las amarillentas páginas del libro hasta dar con el capítulo que le interesaba. Preparar pociones era un arte, pero a la vez necesitaban la prolijidad y limpieza de una sala quirúrgica. Por eso después de colocar con cuidado el caldero de peltre sobre la mesa, despejó la misma de cualquier cosa que no fuera lo que necesariamente iría a utilizar. El libro encantado por Edward se mantenía flotando cercano a su rosto para que pudiera seguir al pie de la letra la receta. La primera línea hablaba sobre el bezoar por lo que el pelinegro camino unos pasos hasta el boticario y tras uno segundos de rebuscar encontró aquellas piedras. -Casi no se escucha sonido alguno del exterior – era cierto, desde que llegó lo máximo que había sentido fueron algunas pisadas de pies apresurados - ¿A qué distancia nos encontramos de la batalla, profesor? – le pregunto mientras sacaba un mortero de unas de las repisas inferiores de la meza y comenzaba la trituración de un bezoar. Una vez obtenido el suave polvillo que pedía el procedimiento ayudándose con un pequeño recipiente y una cucharilla tomó cuatro medidas del polvo de bezoar y los llevó al caldero de peltre que lo aguardaba. Una nueva lectura al libro y dos medidas de ingredientes estándares flotaron suavemente del boticario y por orden del mago fueron a parar junto con el polvo de bezoar. Cinco Mississippis contó antes de apagar el fuego a temperatura media sobre el que se calentaba el caldero, para dar después un ligero golpe seco con su varita. Por el momento no debía hacer más, solo dejar descansar la mezcla por cuarenta minutos. Pero no había tiempo que perder, el francés pronto le dio nuevas órdenes al ojiazul. –Entendido – contestó inmediatamente, mientras se encaminó al boticario para conseguir los ingredientes para el Filtro de la Paz una de las dos nuevas pociones que debía preparar. La página del libro había cambiado y ahora le mostraban la receta del filtro. –Deus Maximus ratess – repetía una y otra vez mientras mezclaba con total concentración el polvo de ópalo con las dos gotas de jarabe de eléboro y ya estaba lista. Solo debían esperar unos minutos antes de que pudiera ser utilizable. Con mucho cuidado la embotelló y la dejó junto con las demás pociones listas. Las páginas del manual nuevamente habían cambiado y ahora la receta llevaba como título “Poción para heridas”, Edward estaba muy tranquilo, disfrutaba de poder hacer pociones además se sentía seguro con el profesor a su lado trabajando en lo mismo, desde que empezaron las elaboraciones observaba con mucho cuidado los movimientos del pelinegro y le daba algunas indicaciones y advertencias durante el procedimiento. Vigilaba constantemente el hielo seco que acaba de agregar al agua pura de manantial, se suponía que de un momento a otra comenzaría a emanar humo - ¿Y usted profesor cuando se interesó por las pociones? – mientras esperaban y siempre que estuviera todo bajo control no creía que hubiera problema en intercalar palabras. Apenas el humo comenzó ascender agregó rápidamente las cinco gotas de sangre de dragón que pedía el procedimiento – Tengo una duda, la segunda parte lo de la mezcla de los huesos de sapo, cenizas de druidas y sangre de dragón ¿lo debo hacer en el mismo caldero que el del agua y hielo o en otro aparte y recién cuando la mezcla se vuelva gris juntar ambas partes? – aquella parte no le había quedado claro en las instrucciones.
  5. Ishaya su profesor no tardó en acercarse para devolverle el saludo y llevarlo a caminar un poco por la gran mazmorra para explicarle de que iba a ir la siguiente clase. Pasaron por grandes mesadas de mármol ennegrecido por el tiempo, repisas cavadas en la misma pared cargadas de cientos de frascos desconocidos por la gran cantidad de polvo que acumulaba y no dejan leer las etiquetas o ver el interior de los mismos. Pararon a unos centímetros de unos enormes calderos del tamaño suficiente para que Edward cupiera en uno, el pelinegro prestaba atención de todo lo que el mago le estaba informando. Irían a la Batalla de Orleans ayudar a los soldados heridos, eso era algo que no se lo esperaba ni estaba seguro de alguna vez haber escuchado tal nombre, pero la ansiedad por un inminente viaje en el tiempo y la adrenalina de estar en medio de un campo de batalla iba tomando su cuerpo con una renovada energía. -No sé cuánto tiempo estaremos en la Batalla, pero por el tiempo de elaboración de más de un día pienso que tendrá ya listas la poción crece huesos, el zumo de mandrágora, la poción de ojos abiertos, la poción reabastecedora de sangre y la pócima vigorizante – recitó recordando los nombres preguntados, se rascó inconscientemente la cabeza no estaba seguro de haber dado todas las respuestas correctas. Durante su tiempo en Ilvermorny había preparado y estudiado varias de las pociones nombradas por el francés, pero habían sido tantos nombres y tan rápidos que estaba casi seguro que habría pasado por alto alguna. Después de aquel pequeño cuestionario se acercaron nuevamente a sus compañeras de clases y al visible portal violeta. La aventura estaba por comenzar y el ojiazul estaba pronto para aprender, pero antes de avanzar una nueva pregunta debía ser contestada. -Antídoto para venenos, lo curadora de forúnculos, la poción calmante, esencia de díctamo, la esencia de murtlap, la hervobitalizante, poción para heridas, filtro de paz, la pimentónica y los ungüentos – enumero rápidamente ejercitando su memoria – ah y la desinfladora – se apresuró a agregar, casi se olvida de esa. Siendo precedidos por su profesor, Edward se acercó a la puerta agachándose un poco para no golpearse con el dintel de la misma y sintió la sensación de estar caminando atreves de una montaña gigante de gelatina, hasta su visión se sentía rara no entendía todavía muy bien lo que tenía delante, pero mientras más avanzaba las difuminadas figuras comenzaban a tomar forma.
  6. Nunca antes había estado en las mazmorras de la Universidad, para ser sinceros conocía pocos lugares de la institución, pero el pergamino que releyó hasta el cansancio sobre su clase le daba claras indicaciones de cómo llegar al aula. Doblando una esquina el pelinegro llegó frente a un umbral de piedra grises que precedía a una larga escalera que descendía hacia una profunda oscuridad. Para iluminar el descenso habían antorchas en las paredes cada ciertos intervalos regulares, pero ni el fuego de las mismas era suficiente para luchar contra el aire frio que ascendía desde las profundidades y llegaba hasta Edward. El ojiazul se subió un poco más el cuello de la campera que llevaba y dando un largo suspiró se mentalizó para el frío que aquella brisa le prometía para cuando llegar al final de la escalera. Y no estaba equivocado, mientras más descendía la temperatura parecía hacer lo mismo. El fuego de las antorchas que se agitaba al pasar cerca, no ayudaba en nada parecía que con el pasar de los siglos había perdido el calor y solo se limitaba a emitir luz. No es que no hubiera vivido temperaturas aún más bajas, se había criado en Minnesota donde no era raro bajar a los -20° en invierno, el problema era que no esperaba aquel frío en la universidad. La campera que llevaba no parecía ser suficientemente abrigada. Unos minutos después y Edward pasó por el último escalón de roca resquebrajado de la interminable escalera para desembocar en el amplio pasillo de las mazmorras. El aspecto era exactamente igual, largas paredes, techos y suelos de piedra que se curvaban en varias direcciones y se perdían de vistas en sórdidas y gélidas oscuridades. Las antorchas nuevamente iluminaban el camino mientras el mago observaba las grandes puertas de hierro numeradas buscando la suya. La encontró unos metros por delante y abriendo con cuidado la misma se encontró con que tres personas ya lo estaban esperando. Un hombre y dos mujeres, sabía que el mago sería su profesor de Pociones y las brujas deberían ser sus compañeras de Primeros Auxilios, la materia con la que compartirían la clase. – Disculpen – dijo educadamente –Edward Smith, un gusto – se presentó caminando hacia el grupo. Era imposible no notar la gran puerta color violenta brillaba que levitaba a unos centímetros del suelo, ¿un portal acaso?
  7. -Si sabía que el regalo iba a ser este hubiera inventado una buena excusa para llegar a la hora del postre – comentó con picardía mientras salían de la habitación y cerraba la puerta detrás de sí. –Ahora vas hacer que termine la cena rápido – bromeó tomando la mano de la bruja mientras bajan rumbo hacia el comedor. Al llegar al salón se encontraron con una espectacular transformación del mismo, siempre había sido un lugar elegante de hecho de los lugares favoritos de Edward en el castillo, pero aquella noche lucia completamente distinto. Todo rezumaba Navidad, decoraciones en los techos, las paredes, una nueva alfombra cubría el suelo y hasta los muebles parecían haber cambiado. Revi era una maestra en las decoraciones, Andrómeda no se había equivocada no había más que hacer que ir a felicitarla por el trabajo. Una vez cruzó el umbral de la puerta notó que su altura volvía a jugarle una mala pasada cuando prácticamente toda guirnalda en el techo se ponía ante su rostro. Sonriendo corría con sus manos los largos y abrillantados flequillos mientras buscaba una zona libre de los mismos. -Espectacular decoración Revi – la felicitó cuando la pudo ver parada cerca a la larga mesa repletas de platos, cubiertos y copas prontos para ser gastados aquella cena de nochebuena. –Y las guirnaldas… ufff – bromeó mientras le daba un beso en la mejilla a la bruja. Unos pasos llegando al salón lo alertaron de la llegada de una nueva bruja y su sorpresa no fue poca cuando descubrió que aquella mujer pelirroja era su madre. –¿Mamá? – se acercó sonriendo antes de estrechar en un fuerte abrazó a la bruja –pensé que pasarías la cena de nochebuena en la Evans- estaba encantando de tenerla aquella noche. -Amor esta es mi madre, Bel Evans McGonagall – le hizo unas señas a su novia para que se acercara a saludar. No esperaba ninguna especie de drama, sabía que en eso Bel era una genia. Las presentaciones duraron lo que tenían que durar y los cuatro pronto tomaron sus lugares en la mesa. -Esta es mi primera Navidad en Europa – se alcanzó un trozó de cordero que se deshacía en la boca una vez que lo probabas –no sé qué costumbres tendrán en el viejo continente, pero quiero divertirme- dejó el cuchillo y el tenedor a un lado del plato para mirar a sus acompañantes –En América un clásico de la navidad son los deportes ¿Les gustaría un partido de Quodpot? @ @
  8. http://i.imgur.com/UjoGd65.png Era la primera navidad de Edward sin su familia y tan lejos de casa por lo que había un dejo de melancolía y tristeza en él aquella noche, pero por otra parte sería la primera que compartiría con Andrómeda y su familia y eso le provocaba una felicidad y expectativa enorme suficientes para mantener aquellos sentimientos no tan felices a raya. El mago se encontraba concentrado en tratar de anudarse bien la corbata para acompañar el elegante traje oscuro que eligió para aquella noche de víspera de Navidad. Sabía que la familia de su novia había trabajado arduo y duro para dar un magnifica cena de Nochebuena y el pelinegro no podía aguardar más para ver como lucía el comedor. La imagen de su rostro que le devolvía el espejo del armario era de esfuerzo y un poco de hastío, nunca por más que se hubiera vestido así en muchas ocasiones lograba quedarle en claro como terminar de ponerse la corbata. Andrómeda se encontraba en el baño privado que tenían en su habitación, aprontándose también para la cena. De vez en cuando sentía el sonido de la canilla y de los pasos de la bruja del otro lado de la puerta. -Al fin – susurró aliviado al ver como el nudo lucía como se suponía que debía de serlo. Suspirando cerró con cuidado la puerta del armario y se sentó a los pies de la cama esperando que Andrómeda estuviera lista. Unos minutos después el sonido de la puerta del baño abriéndose le hizo levantar la cabeza y toparse con la bellísima imagen de ella. Con una sonrisa en el rostro que solo ella le provocaba caminó en su dirección y tomó las manos de la bruja – Estas preciosa cariño – la piropeó, pues así era y jamás se cansaba de decirlo. Dándole un corto beso en los labios a la castaña se separó un poco lo suficiente para decirle que debían bajar pues la cena ya estaba lista.
  9. La primera en acercarse a ellos para saludar fue Reviguelle, Edward la conocía muy bien pues fue su compañera en la locura de clase que Magia Avanzada. Por eso una autentica sonrisa se dibujó en su rostro cuando le devolvió el saludo, no tuvo tiempo de cruzar ninguna palabra con ella ya que salió rápidamente del castillo cerrando la puerta detrás de sí. -Es un placer estar en su casa, señores Lenteric – contestó educadamente el ojiazul y con una sonrisa veraz en el rostro después que la madre de su novia, Kutsy se acercaba para saludarlo. Realmente estaba contento por volver de China, los Lenteric eran su nueva familia y quería conocerlos y estaba seguro de que su novia lo ayudaría en aquel proceso. De igual manera no sabían cómo podrían reaccionar todos cuando se enterarán de la relación que había entre ellos. Solo esperaba que fuera de una manera positiva y tranquila no quería empezar con el pie izquierdo en aquel castillo. Pero no podrían tardar mucho en decirlo, se giró miró a su novia levantar en sus brazos a su pequeña hermana y por un momento todas esas tribulaciones se esfumaron de su cabeza. -Andrómeda eligió un regalo muy especial para su hermana – les contó con una risa a la familia.
  10. Buenos dias vengo a pedir estos cambios: Cualidades Psicológicas: Edward es un chico muy positivo e inquieto, adora hacer reír y reír. Trata de ver siempre el vaso medio lleno en cualquier situación y jamás deja que un percance lo amedrente, extrovertido y siempre dispuesto a dar una mano al que la necesite. Como su personalidad lo deja en claro Edward prefiere estar haciendo actividades al aire libre y desde pequeño al ser criado en una granja tuvo todas las oportunidades para formar un lazo muy importante con la naturaleza. Su vida la decidió dedicar a la preservación, a los cuidados y formar a los demás sobre la importancia de preservar nuestro planeta. Como buen Thunderbird los retos son algo que disfruta y mientras más difícil se lo pongan mucho mejor, es aventurero y muy curioso digno alumno de su casa. Criado en el seno de una familia muy unida, la idea de que la Familia es lo más importante se arraigó en el desde muy temprana edad. No adora más que compartir lo que le gusta con su familia, pasar las fiestas juntos, ayudar a su padre en la granja, hablar con su madre, competir y disfrutar con su hermano Adam y estar siempre para su pequeña hermana Madison. Historia: La historia del nacimiento de Edward tiene un trasfondo oscuro. Un grupo clandestino de magos del Reino Unido desesperados frente a la decreciente población de magos Sangre Limpia comenzaron a explorar un campo completamente desconocido por el Mundo Mágico, pero ampliamente estudiado durante décadas por muggles: La Genética. Irónicamente la solución a su "crisis" provenía de los seres que veían como la amenaza. Tras un período de tiempo lograron obtener el conocimiento necesario para iniciar su siniestro plan y lo pusieron en marcha. Secuestraron bebes de familias de sangre pura de toda Europa y las sometieron a retorcidos procesos para obtener sus óvulos y luego matarlas. Muchos de esos óvulos fueron sujetos a nuevos procesos antinaturales antes de ser distribuidos sobretodo en Gran Bretaña para generar una nueva generación de niños probeta sangre pura. Jimmy y Martha Smith eran una pareja de granjeros del estado de Minnesota, tras un par de años de intentos infructuosos el esperado hijo que buscaban no llegaba, desesperados encontraron la solución en un Hospital especializado en temas de infertilidad en la ciudad de Chicago. Dos meses de mucho sacrificio y gastos duro el tratamiento al que se sometió Martha a la cual implantaron óvulos fértiles de una muestra proveniente de Gales. Nueve meses después en el hospital comunal de Woodtown, Martha dio a luz a un pequeño niño al que nombraron igual que su abuelo paterno muerto durante la Segunda Guerra Mundial, Edward Smith. El pequeño Edward creció como cualquier niño en una zona rural en la mitad del país, sino tenemos en cuenta las extrañas habilidades que atemorizaron a sus padres. Consciente de los poderes de su hijo, dejaron que Edward experimentará con ellos protegiéndolo de ojos extraños por temor que se lo llevaran para investigarlo. Y de ese modo Edward creció como todo niño de campo pero con unas habilidades fuera de lo normal. Lo que nadie sabía era que uno de los óvulos que le fueron implantados a Martha años atrás, pertenecía a los de una bruja que fue conejillo de india de aquel grupo clandestino británico. Cuando tuvo la edad precisa su invitación para el Colegio Ylvermorny de Magia y Hechicería llegó. Un mago de MACUSA fue el encargado de hacerles llegar la noticia a la familia y explicarle la existencia de aquel mundo mágico oculto a los ojos de los nomajs. Sus padres estuvieron aliviados de conocer la razón de los poderes de su hijo y que pudieran ayudar a controlarlos mientras que el joven Edward estaba extasiado con la noticia. Edward fue llevado hasta Massachusetts por sus padres y de ahí fue acompañado por unos magos hacia el Colegio. La noche de la selección tanto la estatua del Wampus como la estatua del Ave del Trueno lo escogieron, pero Edward terminó decantándose por la ultima. Uniéndose a la casa de los aventureros Edward cursó los siete años de educación obligatoria regresando únicamente a su casa en Minnesota, durante Día de Acción de Gracias, Navidad y Año Nuevo y por supuesto durante las vacaciones de verano. Durante esos años afianzo a un más ese gusto por la naturaleza en general que desde pequeño tuvo, destacándose sobre todo en temas como la Magiozologia y la Herbologia. Y sus incontrolables energías lo llevaron a formar parte del equipo de Quodpot de las Aves de Trueno. Estando en el segundo año su hermano Adam entró a Ilvermorny, motivo de mucha felicidad para el ojiazul pues se sentía contento de tener a su hermano también allí. En su último año de educación formal decidió especializarse como era obvio en el estudio a fondo de la naturaleza mágica de los Estados Unidos. Guiado por diferentes magos expertos en varias áreas recorrió el país de punta a punta ampliando sus conocimientos hasta obtener su título. Apenas terminó Ilvermorny su hermana menor Madison fue admitida en el colegio de magia. Recomendado por varios de sus tutores del último año Edward logró ingresar en el MACUSA formando parte de la división de la Vida Salvaje Mágica. Fue durante ese primer año en el MACUSA cuando fue enviado a trabajar con la población local de Sirenas de los Everglades que recibió la visita de unos aurores de Nueva York. El Congreso estaba investigando unos casos de óvulos de brujas proveniente de Inglaterra infiltrados en hospitales de fertilidad no mágicos por todo el país, buscaban también a aquellos niños que para aquel entonces serían jóvenes. Y uno de ellos era Edward, conmocionado en parte y curioso por la otra decidió darse un tiempo y conocer a su madre biológica. Salir de país le supuso un gran cambio y tuvo que apartarse de los que más quería como por ejemplo finalizar su relación con su novia nomaj Mary. Una vez traslado a Gran Bretaña conoció a su madre biológica, una bruja llamada Bel Evans McGonagall y en el castillo familiar se instaló. Formar parte de una nueva comunidad mágica supuso un gran reto como es normal, pero Edward es un chico que se adapta fácil y poco a poco fue encontrando su lugar. Conoció a una nueva familia, los Lenteric y allí conoció al amor de su vida, Andrómeda Lenteric. En un primer momento se encontraba reticente a empezar una nueva relación, pero ya había pasado un año desde Mary y la conexión que sintió con la italiana jamás la había sentido antes. ¡¡Millones de Gracias!!
  11. Partieron a China bajo una torrencial lluvia de otoño en Londres y ahora regresaban en un día de bajas temperaturas y una brisa fría en Republica Checa, preludio de que el invierno estaba a la vuelta de la esquina. El pelinegro se prendió un poco más el sobretodo oscuro que llevaba y se volteó hacia su novia para sonreírle. -Por fin de vuelta – le dijo antes de inclinarse un poco y dejarle un corto beso en la frente a la bruja. El viaje a China era sin dudas uno de los más espectaculares e imborrables viajes de su vida, no solo fortaleció la hermosa relación que comenzaba a compartir con Andrómeda, sino que ambos exploraron nuevas facetas de ellos mismos a niveles jamás imaginados. Cruzaron tomados de la mano los enormes terrenos familiares, mientras se acercaban al imponente y antiguo castillo familiar Edward recordó en qué fecha se encontraban –Amor, haz me acordar si me olvido, de llamar a mi familia hoy – le dijo girándose hacia ella – es Día de Acción de Gracias – y sería el primero que pasaría sin su familia lo que le provocaba un cierto dejo de tristeza. Igual era por la mañana donde estaban aún ni amanecía en su hogar. Trató de sacarse de la cabeza el hecho de perderse aquella festividad con su familia al abrir la puerta y encontrarse a la que a futuro sería su nueva familia, y lo logró. Con una autentica sonrisa se acercó a saludar a todos, a todos los conocía de alguna forma, por la Evans, por el trabajo, por su anterior visita al castillo de los Lenteric. Ante la mención de los obsequios el ojiazul tomó de la manija la maleta y la deslizó delante suyo, listo para entregar los presentes a la familia de su novia.
  12. Paso a darle la bienvenida a la familia al nuevo miembro, JAJAJAJA voy a tratar de ser lo mas formal porque me corresponde como patriarca ¿? Kualcaaaa jajajaja. Bienvenida andro jajaja a la familia, ya conoces a un grupo interesante de la familia y me alegra mucho verte aca ahora, asi que cuando puedas pasate por el castillo (siempre tendras diversion ahi y tu propio espacio personal ) ahora mismo recien andamos comenzando un rol todo aventuroso asi que te esperamos por ahii *se la lleva para lo oscurito* @
  13. La Comunidad del Anuro Pronto el equipo estuvo completo, apenas se encontró con Junny su novia Andrómeda apareció desde una esquina y a los pocos segundos la figura de Darian se dejó ver detrás de ella. -Al fin estamos todos – agradeció el Smith, ya con toda la familia junta sentía que no había nada que no pudiera hacer para proteger y rescatar a su compañera perdida. Otro grupo también llegó, pero parecía que aún les faltaba un miembro, al pasar al interior del local junto con su familia saludó con una inclinación de cabeza a los otros – buenas noches – dijo. El interior era pequeño, después de todo eran una agencia de viajes, pero estaba totalmente a tono con las fechas. Decoraciones de fantasmas, lobos y murciélagos adornaban cada esquina del local mientras que los colores negro, naranja y rojo eran los favoritos en aquella ocasión. Inmediatamente los ojos de Edward se enfocaron en la enorme mesa de recepción que estaba completamente vacía. Quizás era mejor que no estuviera la recepcionista, así podrían rebuscar un poco cada rincón sin tener que inventar alguna distracción. ¿Pero dónde podrían encontrar algún indicio? El local era pequeño pero las pistas podrían serlo más y por supuesto que no tan obvias. Su inquietud lo llevó directo a los estantes a rebosar de folletos – Los estantes – sugirió mirando al resto de sus compañeros – algo, un mapa, una nota, una foto, un dibujo, cualquier cosa puede encontrarse y es tan buen lugar como otro para empezar -
  14. La Comunidad del Anuro Edward había recibido el aviso de Junny de donde podrían encontrar a Revi para rescatarla, aquel juego se estaba volviendo cada vez más peligroso y oscuro. Pero no se podían retirar, aparte huir no era el estilo del pelinegro, y su participación era vital para recuperar a su amiga. Recorrió los oscuros callejones de Diagon atento a cualquier movimiento extraño, alerta de cualquier sombra o sonido que no fuera natural. El ojiazul observó el negro cielo en el preciso instante que una nube cruzaba delante de la enorme luna llena. Perder a la luna en una noche sin estrellas volvía todo más apagado, incluso para una noche tan cerrada como aquella. Por lo que apresuró el paso, no podía perderse y dejar al resto de su equipo esperando. Doblando una esquina desembocó en la calle principal de Diagon, las luces de los escaparates de las tiendas lo deslumbraron después de deambular por los callejones adyacentes. Observó una figura muy conocida observando el escaparate en motivos de Halloween, en la tienda de viajes. –Junny- la saludo contento de haber encontrado a la bruja.
  15. http://i.imgur.com/CdRlk1g.png Una nueva asignación ministerial hacia que Edward recorriera nuevamente el famoso Callejón Diagon, el día recién comenzaba y prometía ser una larga jornada de la cual la mayor parte la haría recorriendo negocios de aquel lugar. Ya no era necesario que mirara el papel con la dirección de su primer local, se lo memorizó de tanto leerlo en el viaje desde el Ministerio y aparte dicho local tenía una inconfundible ubicación, al lado de Gringotts. El pelinegro ya podía ver a unas cuadras delante la inconfundible estructura de mármol blanco del Banco Mágico, Gringotts se podía ver prácticamente desde cualquier lugar del callejón pues no había otra estructura más alta o similar en todo Diagon. Observó su reloj de muñeca, estaba con tiempo no había porque correr. El otoño ya se hacía sentir en la ciudad, ya no había esas agradables temperaturas del verano, ni los largos días soleados habían sido sustituidos por brisas frescas y días más cortos y nublados, pero Edward disfrutaba de todas las estaciones y aparte él era nacido en otoño. Cruzó frente a las enormes escalinatas blancas del Banco y se detuvo frente a lo que parecía ser la entrada de una cochera. Aquel era el lugar, y el inconfundible nombre del local aparecía grabado en la madera “Elviris Pub”, el mago se acercó hasta la grabación y tocó con ambas manos las iniciales del nombre y mágicamente una puerta apareció. Ingresó y lo primero que noto fue la Harley Davidson en la entrada y lo primero que se le vino a la cabeza fue que todo era muy americano y no pudo evitar sonreír. ¿No era que los británicos temían a una americanización de su país? Y con ese pensamiento el norteamericano cruzó las cortinas negras que lo separaba del Pub propiamente dicho. Pero no estaba solo, un mago pelirrojo y una bruja rubia estaban dentro y al parecer también esperaban algo. –Buenos días- saludó educadamente Edward - ¿saben si alguna de las propietarias se encuentra? -
  16. La ceremonia había dado paso a la fiesta y Edward aún no pudo saludar a los novios, tenía que aprovechar la mínima oportunidad o con el pasar del tiempo perdería a los recién casados. Caminaba por los pasillos del castillo de la Familia Lenteric rumbo nuevamente al salón principal donde la celebración se llevaba a cabo. Las risas, la música y las luces lo conducían por los silenciosos pasillos hacia el corazón de la fiesta. El pelinegro se sentía elegante con el traje que llevaba pese a no ser para nada igual a la ropa deportiva que estaba acostumbrado a usar, pero aquella noche lo amerita y además quería verse bien para cierta persona. Empujó con suavidad las puertas dobles de madera del salón y Edward se sumergió en la vorágine de la fiesta. Miró por encima del mar de gente y encontró a los lejos a los novios, pero estaba ocupados saludando a otras personas, no creía que fuera momento de ir a saludar no quería interrumpir. Pero cuando se giró hacia el otro lado la vio y se quedó sin palabras. Estaba hermosísima esa noche, con su largo cabello rubio, sus impactantes ojos café y aquel vestido muy provocativo. Estaba hablando con su hermana mientras bebían. Ni siquiera había decidido ir hacia ella cuando ya se encontraba a medio camino. -Buenas noches- las saludó tratando de no sonar muy nervioso, miró a Junny y después fue inevitable que pudiera apartar la vista de Andrómeda. @ @
  17. BOM DIAA GENTE!!!!! vine a unirme como amigo de la familia creo que mi primer rol puede llegar a ser muy divertido por las amenazas ideas que me dijeron jajaj saludos!
  18. Buenas Noches, Alegna me recomendó este lugar para pedir una firma y despues de ver las realizadas me encantó el trabajo, aca dejo el pedido cualquier cosa que este complicada osea otra imagen o que sea mas especifico en algo avisenme que lo mas pronto que pueda me pasare a buscar soluciones
  19. Buenas Noches, solicito los siguientes cambios Aspecto Físico: Edward es un joven chico del centro oeste de los Estados Unidos, con una estatura imponente (2.08m) acompañada de un cuerpo atlético podría resultar intimidante, pero lejos esta de eso... Bueno siempre y cuando no lo provoquen. De tez blanca y cabello negro como la noche, de unos ojos azules brillantes,no hay nada que denote que no es un chico rural promedio. Criado 19 años por muggles ajeno del mundo mágico oculto su vestimenta lejos esta de las modas y estilos de los magos y brujas. Viste camisas a cuadro, musculosas blancas y jeans gastados como todo muchacho del interior de Minnesota.
  20. - ¿Madre? – se giró al sentir una voz conocida que se dirigía al él, y si era Bel su madre biológica (en cierta manera). Lucia idéntica al personaje de River Song de la conocida serie británica Doctor Who y con su acento británico la semejanza era aún mayor. -Los calzoncillos rojos al parecer se ven geniales en chicos de granja del centro de los Estados Unidos – le bromeó antes de distraerse con el desfile de tan conocidos personajes que no paraban de llegar al Comic Con, si seguían a ese ritmo pronto todo La Liga de la Justicia estaría reunida sonrió. Estaba tan absortó y maravillado por la realidad que cada uno le imprimía al personaje que poco a poco se terminó por alejar del resto hasta que una voz conocida nuevamente llamó su atención. Edward se topó con Jean Grey de los X-Men – No es problema, lo siento – se disculpó mientras levitaba lentamente hacia Jean, River, Hawkeyes y Deadpool. -¿Cómo te llevaba eso de meterte en la mente de otros? – le preguntó el Hombre de Acero , miró a Deadpool que se agarraba la cabeza como con dolor (sabía que era su compañero de trabajo Darian) pero también estaba al tanto de las múltiples personalidad de su personaje así que no creyó que fuera nada serio. Mientras tanto ya el The Joker y su compañera comenzaban hacer de las suya ¿Lograría provocar a Batman? – Espero que esto no se vuelva ciudad Gótica – soltó con una leve carcajada. @@Ethan Lenteric @@Darian Mcnair @ @@Binny Evans
  21. Jamás se perdería algo como aquello, tal vez fuera porque le recordaba al mundo muggle donde pasó toda su vida o quizás porque aquel tipo de reuniones era una especie de deuda que estaba dispuesto a saldar. Se cual fuera el motivo Edward despertó esa mañana a pasar un buen momento y se encaminó a la espaciosa cabina azul que era el medio para llegar al Comic Con. Una vez el pelinegro tomó el teléfono en sus manos y se colocó el mismo en la oreja la voz clara de una mujer muy conocida le habló - ¿Es un pájaro es un avión? - a lo que el ojiazul respondió a Lois – No es ¡Superman! – contestó riendo e inmediatamente el piso bajó. Fueron pocos segundos y una campanilla le indicó que llegó. Descendió y se encontró con tremendo espectáculo, un enorme cartel con letras chillonas rezaba “Magical Comic Con” acompañado por coloridos y estridentes fuegos artificiales. Pero más sorprendente aún eran la cantidad de disfraces que había por escoger, estaban todos, no faltaba ni uno, cada superhéroe de su infancia y villano estaban para elegir. A pesar de la enorme cantidad de opciones su elección ya estaba decidida, no se lo tenía que pensar dos veces. Edward escogió el traje de su superhéroe favorito, el que le marcó parte de su vida en el que basó sus acciones antes de descubrir que lo que él llamaba poderes no era sino magia. Ambos criados en una granja, ambos con el mismo deseo de proteger a otros y porque no, hasta físicamente eran similares. Por lo que tras un par de minutos en el vestidor el que salió no era Edward, sino el más grande héroe de todos los tiempos, el primer superhéroe…. ¡Superman!
  22. -Claro como un simple paseo en escoba por el parque- dijo tras escuchar cuál sería su siguiente tarea, claro que fue con ironía, pero pese a que podría no salir jamás de una habitación estaba emocionado y con ganas de demostrar que podía hacerlo. No tenía tiempo de mentalizarse ni idear un plan ya que ni sabía que podría encontrarse del otro lado de aquella puerta y sus compañeros de Transformaciones trabajaban rápido, ya dos relucientes escobas de carrera lo esperaban para la elección. Una Saeta de Fuego y su sueño… La Nimbus 3000, era increíble que la tuviera cerca y más que podría usarla, no era una real era una transformación pero para lo que venía el caso era lo mismo, le serviría de igual manera. –No es una difícil elección- bromeó mirando a su profesor y colocando una mano sobre el lustrado mango de la Nimbus e inmediatamente notó como esta comenzaba a temblar ligeramente, quería volar tanto el como la escoba no la dejaría esperando. Pasó una pierna sobre la misma, se colocó en la forma correcta y se sujetó con la zurda –Gracias – le dijo al chico de transformaciones y dio una patada contra el duro y frío suelo de piedra y voló. Estaba a poca altura, si estiraba sus pies podría tocar el piso el ojiazul se adelantó sobre la escoba y se lanzó como una flecha hacia la puerta. Era increíble la velocidad que apenas alcanzó en esa fracción de segundo, el viento le aullaba en los oídos mientras viaja hacia el otro lado de la habitación, quería gritar de la emoción mientras la adrenalina tomaba control sobre su cuerpo, su corazón se aceleraba y sus ojos estaban fijos no solo en la puerta sino en el reto que se le avendría. La puerta se abrió a tiempo y Edward ingresó como un infierno del otro lado. Oscuridad completa por unos momentos mientras seguía avanzando como flecha y a lo lejos lo notó un punto de luz que a medida que se acercaba aumentaba en dimensiones. A escasos centímetros de la abertura la luz lo cegó y el pelinegro se detuvo. No podía creer lo que estaba viendo, debajo de él se extendía inmensa la ciudad de Nueva York. Podía verlo todo, el Central Park, la Estatua de la Libertad, Time Square, la Biblioteca Nacional, todo. Edward ya estuvo en la ciudad de visita con sus padres pero nunca la vio desde aquella perspectiva, sobre los cielos la Gran Manzana parecía pequeña. Pero no podía distraerse, tenía una misión y solo le quedaban 3 minutos, bueno.. 2:57, un reloj gigantesco marcaba con números rojos la cuenta regresiva. ¿Cómo encontraría al ave? Y como si le estuvieran leyendo la mente un reflejo dorado paso como flecha cercana a su oreja, era el Snidget y bajaba con mucha velocidad hacia las calles de la ciudad. No podía malgastar los escasos minutos que le quedaban y se lanzó tras él. El descenso era vertiginoso y a mucha velocidad y en una completa línea recta, podía hacerse puré contra el suelo si no lograba estabilizarse a tiempo, pero el Smith se sentía confiado demasiado quizás, en su mente no había cabida para lo negativo él estaba seguro de que ganaría. Pero de la nada dos sombras montadas en sendas escobas aparecieron por sus costados - ¿Qué? - maldijo Edward totalmente sorprendido. No tenían rostros, ni ropa, solo eran siluetas oscuras que estiraban sus manos hacia el Snidget, al parecer no solo sería una cacería solitaria. Se inclinó a un más sobre la Nimbus , aumentando la velocidad de su caída libre ya casí podía sentir las plumas del Snidget en sus dedos de su mano estirada pero el ave cambió el sentido de su vuelo a dos metros del suelo enderezándose. Edward se vio obligado hacer lo mismo sino quería quebrarse todo al impactar contra el suelo, se irguió y con ambas manos levantó un poco el palo de su escoba. No fue necesario mucho esfuerzo la escoba parecía responder a sus intenciones con apenas solo un roce y ya estaba fuera de peligro ahora avanzaba tras el Snidget en línea recta paralelo a la calle. Miró por sobre su hombro a las sombras que lo seguían, una no tuvo tanta suerte y se estrelló contra el suelo al estrepitoso sonido de la madera al quebrarse, pero la otra seguía en carrera y se acercaba peligrosamente a su altura. El ojiazul aceleró y comenzó a serpentear por la avenida mientras esquivaba autos, camiones y autobuses, en muchas ocasiones estuvo a punto de chocar, pero la suerte parecía estar de su lado aquel día. El dorado Snidget estaba a un par de metros de Edward pero era muy veloz e impredecible, en ese momento dobló en una esquina en el preciso momento que la luz del semáforo se ponía roja y el enrome camión de basura que tenía delante se detuvo en seco, viró tan rápido como sus reflejos se lo permitieron y apenas logró evitar el impacto deslizándose por la izquierda del vehículo. Ahora de nuevo iba tras el pájaro, pero estaba vez a un poco más de altura ya lo autos no era un problema, pero eso no quería decir que todo fuera más fácil. El Snidget además de veloz parecía ser listo, como si entendiera que algo lo estaba persiguiendo. El Smith aceleró nuevamente sobre la escoba y estiró la diestra hacia el animal – ya casi, ya casi – apretó los dientes, pero el pájaro descendió en picada nuevamente y para cuando el ojiazul levantó la vista el techo de un túnel se le acercaba a apremiante velocidad. -No- maldijo y como pudo colocó todo su peso sobre la escoba y se pegó cuando pudo al mango, rozando con los pelos de la cabeza el techo ingreso al túnel. Bajó un poco más su altura y serpenteó nuevamente entre las brillantes luces de los autos, buscando con sus ojos el Snidget que había perdido momentáneamente de su panorámica. Lo encontró nuevamente prácticamente al final del túnel cuando tanto ave como mago salieron nuevamente a la luz del día y a sus pies se extendió una complicada zona de cruces de avenidas y autopistas y al frente tras un complejo de edificios la verde extensión del Central Park les daba la bienvenida. El vuelo del ave continuaba en una sola dirección, hacia el verdor del parque y era en esos momentos que era más difícil atraparlo, en línea recta su velocidad era un infierno. Edward levantó la vista al cielo, desde cualquier parte de la ciudad solo con levantar la cabeza se podía ver los gigantescos números rojos que marcaban el paso del tiempo, 1:28 ya había gastado más de la mitad del tiempo. Atrás quedó el gris de las calles y bajo sus pies solo había verde, ahora sobrevolaban Central Park. Edward aceleró nuevamente acercándose cada vez más al Snidget, pero de la nada una sombra se cruzó en su camino y le hice perder el control. Giró sobre su escoba perdiendo altitud, pero rápidamente recordó el manual y se aferró con fuerza de la escoba y se recostó un poco hacia atrás, ya no avanzaba en ese incomodo espiral y con un poco más de fuerza todo se detuvo. Logró estabilizarse para observar como la sombra descendía de manera oblicua tras el Snidget sobre el lago central. Se había olvidado completamente de que quedaba otra sombra, estaba tan ofuscado con el ave que no notó como aquella cosa se acercaba hacia el con el único objetivo de dejaron fuera de la carrera, no podía perder y menos con la escoba más veloz del mundo y se lanzó de nuevo, seguía en competencia. Aceleró al máximo sabiendo lo peligroso que sería perder nuevamente el control a aquella velocidad, pero tenía que arriesgar sino podía dar por terminado aquel reto. Devoró lo metros que lo separaban de sombra y ave en un segundo, estaba encendido y furioso no iba a perder. Logró alcanzar a la sombra y se colocó por encima de ella, notó algo en el ave después de tanto tiempo persiguiéndola creía poder predecir su movimiento no era tan errático como pensaba estaba huyendo no moviéndose al azar. Y antes de que de que el Snidget hiciera algo el pelinegro se inclinó sobre un costado y se deslizó por la derecha de la sombra hasta quedar complemente de cabeza con el lago como cielo y el cielo como suelo. El ave descendió y Edward aceleró y estiró la mano y el suave plumaje dorado cayó sobre su palma, lo aferró con delicadeza y logró enderezarse. No había terminado pero estaba eufórico en su interior, levantó vuelo en un ascenso en vertical y se enderezó a unos metros por encima. El Snidget chillaba molesto en su mano y trataba de picarlo, pero el ojiazul solo tenía tiempo para el reloj que marcaba su tiempo, 20 segundos. Y el punto negro por el que entró parecía lejano – Veinte segundos no estoy fuera de juego todavía – se alentó a sí mismo y se lanzó como centella tras él. Miró por sobre su hombro cuando una sirena comenzó a sonar, 10, aceleró más solo estaba a 50 metros, 9, 8, 7, 20 metros, 6, 5, 4, 3, ya estaba casi, 2 e ingresó en la oscuridad del túnel. Una luz del otro lado se le apareció y al cruzarla la puerta de la habitación se cerró con fuerza, aterrizó con un poco de rudeza y se bajó de la escoba –Uff, aquí tienes el ave – le sonrió a Edmund mientras le tendía la palma y unas gotas de sudor frío le bajaban por la nuca. @@Edmund Browsler
  23. Después de haberse llevado terrible sorpresa con el movimiento de las paredes de aquella particular sala, uno de los dos magos ya presentes se acercó hasta Edward y se presentó como Edmund Browsler, aquel mago sería su instructor en la Maestría con Escobas. El pelinegro lo saludó educadamente y lo siguió hasta un solitario escritorio que había en aquel lugar, el profesor se sentó detrás de el mientras que Edward usó una silla solitaria que había delante. Colocó su mochila entre sus pies y se dispuso a escuchar lo que Edmund tenía que decirle, estaba seguro de que sería una primera parte teórica y después irían a la esperada sección práctica, estaba listo para ponerse aprueba en los cielos. Y tal como pensaba fue lo que paso, el Browsler dedicó un momento el repaso de la teoría, mucho de lo que dijo Edward lo leyó previamente en “El Mundo de la Escoba” pero era sorprendente la manera en la que su profesor recordaba todo aquello. Tendría que darse un paseo por el Museo de Quidditch de Londres, nunca escuchó de el pero ahora que lo sabía le parecía un lugar que no podía no visitar, vivía en Londres tenía que conocer su nueva ciudad. Y al final de un poco de recuento sobre la historia de las escobas llegó la primera pregunta. No era tan complicada como pensó que podría ser la primera evaluación, pero era la primera y si de algo estaba seguro Edward era que no sería la última. -El último modelo de escobas voladoras es la Nimbus 3000, es muy similar a la Nimbus 2000 con la diferencia que puede alcanzar velocidades de 200Km/hora en tan solo 8 segundos, es mucho más veloz que la Saeta de Fuego y básicamente la utilidad que se le da es como Escoba Voladora Deportiva – como olvidarse del mas nuevo modelo, horas podría pasarse en el escaparate del Magic Mall bebiéndose con los ojos aquella belleza. Pronto se la compraría, estaba ahorrando desde hacía un tiempo. -La Saeta de Fuego, la Saeta de Fuego Suprema, Nimbus 2001, 2000 básicamente se utilizan con un objetivo deportivo, pero por ejemplo las Cometas que pueden estar algo obsoletas en lo respectivo a lo deportivo son buenas para usos familiares, cotidianos – se explicó con seguridad el ojiazul. Luego de la parte teórica por fin dio comienzo lo práctico, o eso pensaba Edward hasta que ambos descubrieron que la puerta donde se suponía que estarían las escobas estaban vacías –No pueden desaparecer ¿o si? – lo que sabía de aquella sala lo conocía por lo que dijo Edmund – Podría estar en otra puerta – sugirió, aquel era tan confuso parecía ser una trampa no creía nada de aquello -Han desaparecido las escobas – le comentó al otro mago que estaba la sala, de seguro otro profesor para otra materia y en el preciso instante que decía aquello una puerta se abrió y otro mago ingresó, el estudiante que faltaba. Y como era lo esperado la puerta del cobertizo se cerró y comenzó a girar junto con las otras hasta detenerse de nuevo – Genial acabamos de perder la única pista que teníamos – maldijo el ojiazul. @@Edmund Browsler
  24. Por supuesto que estaba nervioso, la noche anterior apenas si pudo pegar un ojo y cuando lo lograba sueños en los que caía de una escoba lo ponían en alerta y lo volvían a despertar. Por eso no era de extrañar que Edward abandonara su habitación horas antes de los previsto e irse rumbo a la Universidad Mágica a matar el tiempo antes del que el nerviosismo que lo atenazaba terminara por consumirle. El pelinegro bajó la vista del libro que estaba leyendo (releyendo para ser sinceros) y se enfocó en su desayuno, al contrario de a lo que muchos les pasaba los nervios no le hacían perder el apetito sino todo lo contrario por eso el ojiazul se había pedido un desayuno completo en el comedor y lo disfrutaba sentando en una de los centenares de mesa que se repartían por la gigantesca habitación. Lo bueno de aquel comedor era la gran variedad de comidas que se preparaban, una mixtura entre occidente y oriente que se complementaba a la perfección, por eso el mago tenía enfrente clásicas tostadas inglesas, con un poco de café, acompañado de frutas frescas exóticas y unos pastelitos árabes que eran un manjar. No podía negar que moverse fue la mejor medicina para los nervios, estando en actividad lo obligaba a uno a pensar en otras cosas, distraerse. Miró el reloj que llevaba en la muñeca y se dio cuenta de que la clase estaba por comenzar, tragó rápido lo que tenía en la boca y guardó el libro que estaba leyendo en la mochila que estaba entre sus pies “Manual de mantenimiento de la escoba voladora” rezaba el título del ejemplar, uno de los libros que su profesor de conocimiento le recomendó enfáticamente que leyera, y como buen chico que era lo hizo, ambos y dos veces cada uno. Demasiado para el ojiazul. Dejó lo que quedaba de su desayuno sobre la mesa, se colgó la mochila al hombro y tratando de mantener la calma Edward enrumbó sus pies hacia la clase. Pese al nerviosismo estaba muy interesado en la clase que iba a tomar, desde su arribo al mundo mágico hacia dos meses uno de los aspectos mágicos que más le encantó fue el hecho de poder volar. No podía creer que estuviera 19 años de su vida sin saber lo que era una escoba voladora y haber perdido tanto tiempo de algo tan maravilloso como lo era volar. Aún no tenía escoba propia, pero había utilizado las escobas de la familia Evans McGonagall y logrado sobrevolar los terrenos de la familia llenándose de las sensaciones de felicidades más plenas, era otro en los cielos era una persona sin ninguna preocupación y con el cielo como único límite. Aparte comenzó a enamorarse del deporte mágico por excelencia: El Quidditch. No estaba seguro si a nivel de futbol americano, pero con el pasar del tiempo se estaba volviendo un apasionado más, ya conocía todas sus reglas y jugado algún que otro partido con la familia, pero el Smith quería más y probarse en algún equipo del pueblo para seguir explorando esa nueva pasión. Recorrió un tramo de los jardines y giró a la izquierda tras una gran fuente que representaba un halcón gigante con sus garras sobre el planeta y con sus alas prestas para despegar que al parecer estaba hecha completamente de oro y tras recorrer un camino de grava rodeado por parras que cubrían todo creando la sensación de un túnel llegó hasta la puerta que su nota indica sería la clase. Sin más giro el pomo y empujó la puerta de madera para encontrarse del otro lado con una habitación de forma hexagonal con paredes, suelo y techo de piedra. En cada pared del hexágono había una puerta de madera idéntica a la por la cual entró. Dos magos ya estaban adentro, uno debería de ser el profesor y el otro algún estudiante más – Buenos días, soy Edward Smith, vengo por la Maestría con Escoba – no tardó en presentarse, pero apenas dio un paso las paredes comenzaron a girar con velocidad por unos segundos hasta detenerse y quedar como si nada hubiera sucedido. ¿Dónde estaban?

Sobre nosotros:

Harrylatino.org es una comunidad de fans del mundo mágico creado por JK Rowling, amantes de la fantasía y del rol. Nuestros inicios se remontan al año 2001 y nuestros más de 40.000 usuarios pertenecen a todos los países de habla hispana.

Nos gustan los mundos de fantasía y somos apasionados del rol, por lo que, si alguna vez quisiste vivir y sentirte como un mago, éste es tu lugar.

¡Vive la Magia!

×
×
  • Crear nuevo...

Información importante

We have placed cookies on your device to help make this website better. You can adjust your cookie settings, otherwise we'll assume you're okay to continue. Al continuar navegando aceptas nuestros Términos de uso, Normas y Política de privacidad.