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Eobard Thawne

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Todo lo publicado por Eobard Thawne

  1. Post #758 Descuento por Inscripción a Habilidades Demian Luxure
  2. Saldo anterior: 1025 G Ingresos N° de posteos en Agosto 2019: 1 Ganancia por posteos: 75 G (1 * 75 G) Ingresos Totales de Agosto 2019: 75 G Total en Bóveda: 1100 G
  3. Saldo anterior: 4025 G Ingresos N° de posteos en Agosto 2019: 5 Ganancia por posteos: 375 G (5 * 100 G) Ingresos Totales de Agosto 2019: 375 G Total en Bóveda: 4400 G
  4. Saldo anterior: 1000 G Ingresos N° de posteos en Agosto 2019: 89 Ganancia por posteos: 13350 G (89 * 150 G) Ingresos Totales de Agosto 2019: 13350 G Total en Bóveda: 14350 G
  5. Saldo anterior: 250 G Ingresos N° de posteos en Agosto 2019: 8 Ganancia por posteos: 800 G (8 * 100 G) Ingresos Totales de Agosto 2019: 800 G Total en Bóveda: 1050 G
  6. Saldo anterior: 225 G Ingresos N° de posteos en Agosto 2019: 3 Ganancia por posteos: 225 G (3 * 75 G) Ingresos Totales de Agosto 2019: 225 G Total en Bóveda: 450 G
  7. Saldo anterior: 0 G Ingresos N° de posteos en Agosto 2019: 21 Ganancia por posteos: 3150 G (21 * 150 G) Ingresos Totales de Agosto 2019: 3150 G Total en Bóveda: 3150 G
  8. Post #747 Inscripción a Conocimientos - Septiembre Mr Zurin Lucrezia di Médici (#1) Lucrezia di Médici (#2) Sherlyn Stark Mackenzie Malfoy (#1) Mackenzie Malfoy (#2) Ini-herit Darla Potter Black Niko Uzumaki Patrick Colt (#1) Patrick Colt (#2) Tiberius Nerón Blackthorn Post #748 Inscripción a Habilidades - Septiembre Candela Triviani (#1) Candela Triviani (#2) Post #749 Inscripción a Libros de Hechizo - Septiembre Libro de la Fortaleza Sean di Spinneto IV
  9. Saldo anterior 49815 G Ingresos N° de posteos en Agosto 2019: 6 Ganancia por posteos: 600 G (6 * 100 G) Ingresos Totales de Agosto 2019: 600 G Total en Bóveda: 50415 G
  10. Saldo anterior 46746 G Ingresos N° de posteos en Agosto 2019: 6 Ganancia por posteos: 600 G (6 * 100 G) Ingresos Totales de Agosto 2019: 600 G Total en Bóveda: 47346 G
  11. Saldo anterior 146641 G Ingresos N° de posteos en Agosto 2019: 30 Ganancia por posteos: 4500 G (30 * 150 G) Ingresos Totales de Agosto 2019: 4500 G Total en Bóveda: 151141 G
  12. Aviso como parte del equipo de Duendes del Banco Mágico de Gringotts, que se ha efectuado el depósito de los sueldos correspondientes al mes de Agosto 2019 de los siguientes usuarios: Mackenzie Malfoy Darla Potter Black Candela Triviani Lucrezia di Médici Felicity Malfoy Mia. Alyssa Black Triviani Tiberius Nerón Blackthorn De acuerdo con el escalafón y número de posts indicados por su perfil. Atentamente: Eobard A. Black Lestrange Duende del Banco Mágico de Gringotts
  13. Lo que inició como un pequeño oasis en el amplio desierto de las dependencias ministeriales, había trascendido. Pasaron de un modesto espacio de apenas centímetros, a un local en el que lograron acomodarse mejor. Desde el exterior, los amplios ventanales dan vista de lo que uno podría encontrarse si decide hacer una visita. Enfiladas según el tipo de bebida que se prepara, se encuentran las máquinas sobre una mesita de caoba, justo detrás de la barra. De acero inoxidable, y con una palanca que permite el paso de la bebida al recipiente en el que se sirve. Para evitar confusiones, hay etiquetas a un costado, que indican lo que se obtendrá. Un encantamiento simple, les permite funcionar sin requerir que haya alguien tirando de la barra. Sobre éstas, se muestra el menú de las diversas infusiones, cafés y tés que ofrece el negocio, con forma de mapamundi indicando a qué país pertenecen. Desde un clásico arábico, un veracruzano de altura, hasta un marrakesh helado o un frappucino. En complemento con los productos que se ofertan, cuenta con un área de mesas y asientos de roble, para poder disfrutar de su infusión, o bien, simplemente sentarse para relajarse de un día largo. A manera de sugerencia de un Black Lestrange, considerando la tendencia de los magos a emplear algunos artefactos muggles en los últimos años, se instaló un sistema de Wi-Fi. Hipster Coffee ofrece a sus clientes un rato de esparcimiento en compañía de una buena bebida. Afiliados Se aceptan afiliados. Se les pagará el 50% de sus posteos en el local Criaturas: Objetos: Elfos: Los elfos no tienen costo alguno y no dan puntos al no ser considerados criaturas.
  14. Escuchaba la voz de la Arcana en su mente, mientras seguía a Eddie Thawne por el amplio pasillo que conducía a las cortes. Era casi un deja vu, pues parecía que nada había cambiado en los ocho años que transcurrieron desde su última visita. Mi historia es un tanto ambigua, Arcana Amara, le confesó mentalmente, aprovechando el vínculo que compartían gracias al anillo de la habilidad. Si bien he requerido de emplear otra identidad para colarme, debo limpiar mi nombre. No será la única apariencia que adopte. En cuanto a si requería usar su varita, le dio una respuesta negativa. Sólo requeriría de su ingenio, y quizá de algo de suerte. Así pues, mientras su hermanastro ingresaba a la pequeña corte, que recordaba al diseño de las que había en el Ministerio de Magia inglés, el castaño-rubio se enfocó en su siguiente transformación. Le habían prestado una elegante túnica que solían lucir los congresistas en sesiones ordinarias y extraordinarias. El característico azul cielo que evocaba el orgullo nacional. El encaje en las mangas le causó ansiedad, estando a poco de arrancar los acabados. Pero en vez de eso, se serenó. Recordó cómo lucía aquel sujeto. Tenía una foto suya con el resto de la familia Thawne, y si bien le repugnó convertirse en el hombre que lo había vendido por conservar su puesto, no quería entrar a la sala como Eobard. No en ese momento. Su cabello, de por sí desaliñado, se replegó un par de centímetros hacia su cráneo, además de adoptar una tonalidad paja, similar al forraje que comían los bovinos. La nariz se le ensanchó un poco, causándole cosquillas gracias al bigote de manillar que le había salido, de tono azabache. Ganó más peso y redujo su estatura unos siete centímetros, en un afán de dar la impresión de que su padre biológico se había tomado el retiro muy en serio, y en consecuencia, su apariencia física se había deteriorado un poco. Irónicamente, compartían gran parte de sus rasgos faciales, por lo que no tenía mucho sentido modificar su rostro. Si acaso, modificó el color de su piel, para que luciera bronceado, como si hubiese estado en la playa. Así, como un mago bonachón forzado a interrumpir sus vacaciones por un asunto trivial, ingresó al tribunal, con el andar de pavo real que había visto hacer a Hivolt. Honorables miembros del Mágico Congreso Único de la Sociedad Americana... comenzó, extendiendo ambos brazos para saludar a los aludidos que se amontonaban en las sillas frente a él. Black Lestrange hizo lo propio, para dejar reposando sus manos sobre el estómago bien alimentado. Recordando viejas épocas, me vino a la mente cuando presidí cierta sesión que acusaba a un miembro de una familia... Mi familia, de haber quebrantado el Estatuto Internacional del Secreto. Desde luego, ex congresista Thawne. Todos aquí recordamos cómo enjuició a su otro hijo por violentar la paz en la comunidad mágica norteamericana. Y peor aún, dictaminó su exilio. respondió quién presidía la sesión. Algunos presentes rieron. Eobard torció el gesto, esbozando la sonrisa tétrica que solía hacer Hivolt cuando algo le causaba gracia. Encogió los amplios hombros, con más carne que los propios, y continuó enunciando su punto. Un exilio, que ha sido monitoreado constantemente, ¿no es así, congresista Pierce? Y ya que todos sabemos que se trató de un fiasco, ¿qué caso tiene seguir con la farsa? Digo, hace años que ni siquiera pisa suelo norteamericano. No lo llamaría un héroe, pero lo que hizo en Nueva Orleans, fue evitar un que el reloj que tenemos ahí afuera, no estallara ante una revelación monumental de nuestro mundo. Hablaba con tranquilidad, pero a la vez, con el tono autoritario que el patriarca Thawne emitía cuando daba sus discursos. No todo habían sido artes oscuras y experimentos extraños, también había aprendido a memorizar ciertos gestos que hacían las personas. Los presentes pusieron los ojos como platos; nadie creería que un ex congresista se quisiera retractar. Pierce le pidió que prosiguiera. Lo que propongo es...Dado que no hay evidencia que pruebe que Eobard Thawne fue el autor intelectual del desastre en el club nocturno "El Caballero Negro", se le retiren los cargos. se levantó de la silla, como queriendo reafirmar su punto. Sus orbes lapislázuli recorrieron a cada uno de los congresistas. El responsable, fue el vampiro Henry Ducard, el cual trabajaba bajo mis órdenes. Mantenía una tregua con el rubio, y quería mantenerla así, por lo que justificó las acciones de Ducard como una petición propia de Hivolt. El congreso anunció que comenzaría a delibrar, pidiendo expresamente que Hivolt abandonara la sala. El muchacho decidió acatar la indicación, accediendo a la cámara contigua, dónde pronto recibiría un veredicto respecto a su petición. Es una locura lo que propone, Thawne. Si bien, la gente está de acuerdo, ¿qué hay de su imagen? En el MACUSA lo recuerdan como un líder firme, sin escrúpulos. Decidido a hacer lo correcto, aunque eso conlleve ir en contra de su propia familia. Ya vio cómo me funcionó eso. respondió Eobard, aún con la apariencia de Hivolt, con la mirada fija en la pared. A su espalda, Pierce parecía consternado. Estoy de acuerdo en que hay...ciertas cosas que deben hacerse. Pero, él fue daño colateral. Requerimos de un segundo testigo, de todas formas. Sonrió ante la traba puesta por el congresista Pierce. Levantó la cabeza, concentrándose en su siguiente transformación. No cerró los ojos esta vez: De cierta forma, se estaba habituando a cambiar de apariencia con mayor facilidad. El cabello se le iluminó casi como si estuviera hecho de masa solar. Su complexión se volvió más fornida, incluso llegando a rasgar los hombros de la túnica que llevaba puesta. Los colmillos se notaban gracias al pálido aspecto de su tez y labios. Parecía un muerto viviente, lo cual era, en cierta forma. Ahora con la apariencia de Henry Ducard, se volvió para encarar a su interlocutor. ¿Así, o prefiere que salga como la ex esposa de Hivolt? sonrió de lado, cruzado de brazos, mientras el otro perdía los estribos. No había pasado un segundo de su revelación, y ya le apuntaba con su varita. También podría traer a la pareja de Eobard, aunque dudo que Nora quiera hablar de eso. ¿Hivolt, qué demonios está haciendo? No, no... ¡Eres tú! Sabía que algo no cuadraba. Él nunca se arrepentía de sus decisiones, sin importar lo que fueran. Bien jugado, congresista Pierce. puntualizó el Black Lestrange. Retomó su enlace mental con la Arcana para pedirle que le enviase su varita. Ésta se materializó en su mano derecha justo a tiempo, pero no la empleó para atacar al otro. Lo ha sabido todo este tiempo. Al igual que él, no me arrepiento de lo hecho, pero las cosas continúan con su curso. Podemos darle fin a esto, aquí y ahora; no me gusta la idea de tener que colarme de forma ilegal en una institución así, bastante de eso he hecho antes. Eventualmente, se me agotarán las ideas. Señaló con la varita el expediente que Eddie le había mostrado momentos antes, y que Pierce ahora sujetaba bajo el brazo que no le apuntaba con el fragmento de abedul. Pierce bajó la varita, lentamente, como comenzando a juntar las piezas del rompecabezas. Depositó el manojo de documentos sobre la mesita, y se dirigió al Black Lestrange. Lo que sea que hayas querido probar con esto, te ha funcionado, Thawne. Pero, yo que tú, me iría de aquí. Van a querer explicaciones, pero de eso me encargo yo. Siéntete libre de volver a suelo norteamericano con tu apariencia habitual... Cualquiera que esa sea. Puede que regrese pronto... Quien sabe, quizá podría comenzar a colaborar con ustedes. Nunca fui de seguir reglas, pero aquí estamos. No alcanzó a decir más, pues en ese momento, algo extraño le ocurrió. Fue como mirar en retrospectiva; volvió la sensación que había experimentado al cruzar el portal de la prueba. Era mucho menos brusco que cuando conjuraba el Fulgura Nox, se sentía en calma consigo mismo. Dejando más confundido a Pierce, el Black Lestrange fue absorbido por el portal que había sido conjurado por la Arcana, bastante similar al que lo había traído ahí. Le tomó recuperar los sentidos, para darse cuenta que aún conservaba la forma de Ducard. Se puso de pie, percatándose de que era el último en regresar. ¿Cuánto tiempo se habría tardado resolviendo el asunto? De menos, su guía en esa travesía lo había esperado hasta que completara su propósito. Oh, Arcana Amara...Perdone usted mi pésimo concepto del tiempo. Me ha jugado una mala pasada. Sin embargo, he cumplido mi cometido. Volvió a la apariencia que había lucido antes de darse cuenta de que era capaz de modificarla a voluntad. La túnica le quedó un poco holgada, gracias a la expansión que había sufrido cuando se convirtió en el vampiro, pero seguía de una pieza. El cabello regresó a su estado quebradizo y con un tono más discreto que el rubio. Y en sus ojos grises, sólo había un atisbo de curiosidad. ¿Cómo me ha ido en la prueba? Es decir... ¿He logrado vincularme con la habilidad?
  15. Perdóneme, Arcana, la velocidad es un talento que va y viene. Después de todo, soy humano, es parte de la esencia de la raza. Por fin abrió los ojos. La estancia circular era sin duda majestuosa, no había visto cosa igual antes, ni siquiera durante su breve travesía para encontrar la Fuente de la Justa Fortuna. La serpiente que adornaba el suelo bajo sus pies le intrigaba, era como un ciclo infinito. Pero poco tiempo tuvo de maravillarse con la decoración, pues Amara ya lo estaba esperando. Tenía apariencia de haber buscado algo con premura, pero al final, no había logrado hallarlo. No la culpaba, a veces ni él sabía dónde tenía la cabeza. Entiendo. Sé que es un viaje de cierta forma sin retorno, al menos, si decido salirme, desaparecerá para siempre. Así que, sí, entiendo, y quiero vincularme con la habilidad de Metamorfomagia. Le emocionaba poder desarrollar más la capacidad de cambiar de forma, y emociones así rara vez las expresaba. Podía verse en sus ojos, de tonalidad grisácea, un cierto brillo celeste, como un pigmento, producto de ese anhelo. La Arcana lo notaría, no tenía duda, por lo que no se molestó en ocultar esa expectativa a obtener su primera vinculación. Así pues, tras recibir indicación para cruzar por la puerta, de siete, que correspondía a Metamorfomagia, vació su mente de todo lo que había vivido hasta el momento. Sus pasos comenzaron a hacer eco, mientras se introdujo en la aparente oscuridad al interior de la puerta. Conservaba el anillo que le había dado Amara, por lo que, al igual que en la primera etapa, lo estaría supervisando de cerca, sin tener que estar en cuerpo presente. El vapor salió de la nada, y pronto redujo su visibilidad, para después tropezarse con el costado de un cubo de basura. Maldijo por lo bajo, sosteniéndose el pie derecho. Levantó la mirada: Estaba justo dónde quería estar. Hora de terminar lo que inició hace más de diez años. Perdóname, madre, cuándo te cuente esto, seguro me matas. Emergió del sombrio callejón que servía de punto discreto para que los funcionarios aparecieran. Lo había visitado un par de veces, cuando Hivolt lo llevaba al trabajo. Pero quién salió de ahí, con dirección a uno de los primeros rascacielos de Nueva York, no fue el joven Black Lestrange, sino Mía. El muchacho había alterado su apariencia, adelgazando un poco su figura que de por sí era algo atlética; lo que más le costó, fue hacer que su cabello creciera a más de media espalda, sin mencionar la tonalidad rubia que le caracterizaba. Caminaba con cierta dificultad, debido a que tuvo que encogerse un par de centímetros, y no terminaba de acostumbrarse a la apariencia de su madre. Recordaba que Badru la había adoptado con tal facilidad, que en su momento, de verdad creyó que se trataba de la matriarca de la familia. Así pues, con la barbilla en alto y un intento de imitar la gracia con la que se movía, se coló en Woolworth Building. Vengo a ver al senador Edward Thawne. Me está esperando. El Black Lestrange no lo creía. ¡Se había colado a la institución que había girado una orden de aprehensión a su persona! Peor aún, con la seguridad que tenía el MACUSA para permitir el acceso, creyó que sería su fin. Pero no fue así, y en cuestión de minutos se encontró ascendiendo la escalinata principal con despreocupación. El reloj que indicaba la exposición mágica parecía estar en reparaciones, razón por la cual, el guardia se debatía entre darle el acceso a las oficinas. Lo siento, señorita, no podemos dejar pasar a nadie sin su varita. Identifíquese, por favor. dijo el vigilante, mientras pasaba una mano por su mejilla. Parecía llevar días sin dormir bien. Intentó una jugada arriesgada, que realmente no esperó que funcionara. Esbozó una sonrisa gentil, aprovechándose de la tonalidad rosa palo que sabía que usaba su madre. A juego con los ojos verdes y la perfecta forma ovalada del rostro, el otro no pudo resistirse a sus encantos, por lo que finalmente le permitió el acceso, con la advertencia de que no deambulara por el corredor como turista. No tardó en hallar la oficina de la persona a quien buscaba, afortunadamente, todas las puertas tenían el apellido de sus ocupantes. Apenas cruzó la correcta, y se halló con una estancia circular, como el interior de una torre de ajedrez, emitió una risita por lo bajo, cubriéndose con el dorso de su mano derecha. Thawne interrumpió su lectura, sentado detrás del escritorio, y de inmediato adoptó una postura de desconcierto. Señor Thawne... Buenos días. susurró con voz tranquila, pasando sin ser invitado. Respaldado por su atractiva apariencia, aprovecharía la momentánea confusión. Usted no me conoce, pero yo a usted sí. Al menos, conocí a su padre, Hivolt. Y a su primogénito, Eobard. El rubio casi se va de espaldas cuando escuchó los nombres de ambos. No sólo, porque Eobard era su medio hermano, un hijo de tantos que el fallecido Hivolt había dejado en Norteamérica, sino porque era de los principales encargados en darle seguimiento a sus actividades en el extranjero. Se pasó una mano por la frente, ahora perlada en sudor. ¿Quién es usted, y cómo sabe de Eobard? Es un individuo catalogado como no grato para el gobierno mágico de Estados Unidos... Cualquier información, nos sería benéfica. Eobard volvió a reír, camuflando su tono en el de Mía. Negó con la cabeza, cerrando los ojos por un momento. Apenas los abrió de nueva cuenta, se percató de que Eddie Thawne en serio estaba interesado por saber cómo es que alguien de la nada llegaba a su oficina, y le hablaba de dos personas que, a efectos de papeleo oficial, estaban muertas. Es simple. Digamos que sé del paradero de quién usted menciona. Pero no sólo eso, sé de su historia. De cómo él tuvo que huir del país, gracias a un fallo de su propio padre. ¿Curioso, no? Quizá, de no haber caído de la gracia del MACUSA, Eobard ocuparía este puesto. Lo encontraron culpable de poner en peligro el Estatuto Internacional del Secreto en Nueva Orleans. Creo que se justifica a la perfección. Sacó un folder mediano, de tonalidad oscura, con la leyenda de "Cancelado". No contenía muchos documentos, pues el Black Lestrange no los veía desbordarse. Alcanzó a leer un poco de su contenido; era su registro como ciudadano norteamericano, así como reportes de mal comportamiento en Ilvermorny, y fotos suyas en Rusia. ¡Su expediente! Creo que culpable es un tanto exagerado, senador Thawne. continuó con el tono de voz de su madre, tranquilo, pero a la vez, desafiante. ¿Qué tal si escuchara otra versión? Una, de un testigo en el lugar, desde luego... Ante la negativa de Thawne a responder más a alguien que no se había identificado, Eobard se levantó de golpe, echando la silla para atrás. Eddie pareció esperar un ataque, porque ya había llevado la mano a uno de los cajones de su escritorio, quizá dónde guardaba su varita. Hizo una ligera mueca de dolor al volver a recuperar su estatura habitual, así como ganar algo de peso en su figura. El cabello, si bien quiso regresarlo al corto habitual, optó por dejárselo a medio cuello, con la tonalidad castaño-rubio que había exhibido en meses recientes. Hola, hermanito. ¿Me extrañaste? ¡Eobard! ¿Qué demonios te pasa, viniendo aquí disfrazado, y con un precio por tu cabeza? el senador enloqueció, levantándose de su asiento para propinarle un golpe en el hombro. Acto seguido, le dio un abrazo fuerte que casi le quiebra las costillas. Había pasado tiempo. Perdieron el contacto después de que se marchara a Europa, pero Eobard y Eddie habían mantenido una relación cordial de hermanos, a pesar de que el Black Lestrange no era de la familia. Sabía que era senador, así como también que era responsable de su captura. Sabes a qué vine, Eddie. No puedo quedarme mucho tiempo. Vengo a testificar por ese caso de peligro al Estatuto Internacional del Secreto, pero no seré Eobard. ¿Entonces, quién? Bueno, hasta dónde recuerdo, la versión que le dieron al gobierno, fue que Hivolt se retiró a vivir una vida pacífica con su familia, ¿no? Es hora de limpiar el nombre de Eobard Aldrich Black Lestrange. Black Lestrange esbozó su característica sonrisa burlona, en cierta forma, parecida a la de Mía. Esa que hacía cada que se le ocurría un plan brillante. Pondría a prueba su capacidad de cambiar su forma en intervalos cortos de tiempo, y además, sería capaz de darle fin al ciclo que tanto lo había perseguido durante años.
  16. Bóvedas N° 78400 a N° 84050 Bóveda N° 78420 - Elvis F. Gryffindor - 66173 - Ficha N° 78391 Bóveda N° 78442 - Sagitas Potter Blue - 27361 - Ficha N° 78300 Bóveda N° 78480 - Ela Karoline - 73553 - Ficha N° 78437 Bóveda N° 78518 - Crazy Malfoy - 19379 - Ficha N° 78489 Bóveda N° 78580 - Sol Lestrange Black - 27289 - Ficha N° 78474 Bóveda N° 78624 - Amya An - 48443 - Ficha N° 78555 Bóveda N° 78637 - Zahil Aranel Granger - 74802 - Ficha N° 78560 Bóveda N° 78776 - Adrian Wild - 83911 - Ficha N° 78654 Bóveda N° 78794 - Keaton Ravenclaw - 71651 - Ficha N° 78670 Bóveda N° 78816 - Reena Vladimir - 71714 - Ficha N° 78790 Bóveda N° 78879 - Valeskya Granger - 73699 - Ficha N° 78783 Bóveda N° 79643 - Ada Camille Dumbledore - 53710 - Ficha N° 78253 Bóveda N° 80665 - Felias Snape Triviani - 54044 - Ficha N° 79704 Bóveda N° 81154 - Edmund Browsler - 64963 - Ficha N° 80927 Bóveda N° 81776 - Goderic Slithering - 35232 - Ficha N° 80626 Bóveda N° 82445 - Niko Uzumaki - 30329 - Ficha N° 82425 Bóveda N° 82488 - Beltis - 10978 - Ficha N° 79629 Bóveda N° 82492 - Sean -Ojo Loco- Linmer - 10239 - Ficha N° 82475 Bóveda N° 82974 - Monica Malfoy Haughton - 85845 - Ficha N° 79307 Bóveda N° 83743 - Emily Karkarov - 89984 - Ficha N° 80628 Bóveda N° 84016 - Hobbamock Graves - 102763 - Ficha N° 83264 . .
  17. Ayer se me olvidó pasar por aquí xd Pues, nada, pido baja /o No tengo tiempo para el bando, sólo para el banco. Ya ni roleo, so. Nos vemos en la Crisis de Tierras Infinitas.
  18. Hizo lo propio para poder llevarse al otro tejón, que ante el abandono de su igual, se había sentido solo. Con los brazos tan largos y delgados que tenía en ese momento, le era fácil estirarse y asir objetos o animales, a pesar de la fragilidad que conllevaba el haber mutado sus extremidades como un insecto. Así pues, volvió a la embarcación, con el animal apoyado en su raquítico hombro. La pasaron difícil en el trayecto, sin magia y sin forma sencilla de poder remar hacia el otro lado: el mítico laberinto que les conduciría a las pruebas finales. Beltis y Crazy optaron por avanzar con remos, y al Black Lestrange se le ocurrió la peculiar idea de aprovechar una de sus piernas, la derecha, para ayudar un poco con aquello. Si bien, no era tan ancha como el madero, les brindó un ligero impulso que en cuestión de tiempo, les llevó a la orilla. Y aquí, viene la triste separación. Si bien, lo que seguramente comenzó como la idea de una caminata grupal a través de la vegetación boscosa, era lo más lógico, las palabras de Amara retumbaron en su mente. Eventualmente, serían separados unos de los otros. Para él, en cierta forma, era mejor, así cada quién se podría concentrar a su manera. Apenas se hallaron en el seto que superaba su estatura, y la división no se hizo esperar. Giró sobre sus talones, aún como hombre insecto, y miró por encima de su hombro, para corroborar que en efecto, la Arcana había cumplido con su palabra. En otra circunstancia, le habría pedido a su varita que lo orientase dentro del laberinto pero, sorpresa, no la tenía. Tuvo que hacerlo a la antigua usanza, prueba y error, dando vueltas innecesarias por cada corredor. Doblaba por esquinas estrechas, y algunas de ellas en ocasiones le propinaban golpes con las ramas salientes, haciendo que casi perdiera el equilibrio en su forma insectoide. Llegó a un claro, dónde todo parecía extrañamente conveniente. Tengo un mal presentimiento sobre esto. Se aproximó a la vasija, que parecía contener agua cristalina, de esa que se originaba del deshielo de las montañas, tan pura. Por un momento, se planteó el beberla para poder recuperar fuerzas, pero recordó las instrucciones. Debía mostrar su verdadero ser, pero, ¿cuál era, realmente? Había usado máscaras en forma de alias y disfraces en el pasado, a veces, hasta el punto de olvidar realmente quién era. Concentró su mente en volver a ser el joven Black Lestrange que su familia conocía, aunque al inicio, lo consiguió a medias. No, no... Tú no eres yo. Miró el reflejo que le devolvía la expresión contrariada. El cabello le llegaba a los hombros, completamente rubio; además, sus facciones parecían haberse ensanchado, sobre todo la mandíbula cuadrada, que consideraba más bien ajena. Los orbes esmeraldinos parecían brillar por la avaricia. Era la apariencia de Ducard, el vampiro que le había forzado a seguir un camino que no deseaba. Agitó la cabeza, apoyando ambas manos sobre el recipiente. ¿Cómo era, que le había resultado convertir su cuerpo en algo tan delgado, y ahora le resultaba imposible regresar a ser él mismo? Pensó en sus innumerables viajes causados por la sed de conocimiento. Variopintas culturas que le habían ofrecido su idioma, y de las que atesoraba experiencias únicas. Divagó hasta formar una imagen de su familia reunida, y aunque no eran lo habitual, funcionaban a su modo. El cabello volvió a su largo natural, a medio cuello, además de recuperar la tonalidad castaña que le caracterizaba; los mechones rubios, aparentemente, se habían esfumado. Sus extremidades volvieron al grueso promedio, menos tosco que el de Ducard, hecho que encontró un poco doloroso, y cuando abrió los ojos, se encontró con que su reflejo se difuminaba en aguas esmeraldinas, como las de la bolsa en la que había depositado sus pertenencias mágicas. Sus pies lo llevaron adelante, confiando en que, detrás de la pared, se encontraría Amara para llevarle a su última prueba. En su lugar, el hábitat cambió inmediatamente a un templado menos gélido. Cientos de juncos de diámetros variables se extendían a dónde mirara. Pero, a lo lejos, una máquina de varios metros de altura, se tragaba el bosque de bambú como si fuese niebla. Black Lestrange se movió con agilidad, adentrándose de lleno en el bosque de la China. Escuchaba los gritos, y los entendía, a pesar de emitirse en mandarín. Casi por inercia, se imaginó a sí mismo como uno de ellos, y los párpados adquirieron mayor volumen, cubriendo gran parte de sus ojos. Además, su piel se volvió amarillenta, como los pergaminos, tratando de emular a un habitante chino. Al parecer, era una disputa entre una empresa y los pobladores cercanos a un área de conservación del oso panda. ¡Vamos, son mejores que esto! salió de entre los bambúes, con ambas manos en alto, como si quisiera rendirse. Era lógico que todos lo mirarían raro. Esta es una reserva desde hace años. Aniquilan el bambú como si creciera cada segundo. Lo industrializan... Y pronto, el oso panda sólo será un lejano recuerdo de generaciones venideras. Por alguna razón, le había nacido esa preocupación por el porvenir del planeta. Claro, de nada servía ser un mago, si el mundo que compartían con los muggles se iba por la borda. Conocía un poco de aquella comunidad, dónde los pandas rondaban a sus anchas, pues era de los pocos lugares dónde la industria y la ciudad no habían llegado. Era un asentamiento pequeño, y los pobladores convivían de cerca con dichos animales. Podía divisar un par de crías a lo lejos, masticando juncos. Volvió en sí, plantándose justo en el espacio que quedaba entre la maquinaria y los aldeanos. Extendió sus brazos como si intentara abarcar el bosque con ellos, y sin haberlo planeado, poco a poco, los habitantes formaron una especie de barrera junto a él. No tenían la misma pose, pero daban a entender que no permitirían que talaran el bosque. No lo hagan por ustedes, háganlo por la preservación de una especie. A veces, no hay segundas oportunidades. Los recursos son finitos, así como la cantidad de especies... No pueden cambiar lo que ya han hecho, pero sí lo que harán después. El por qué la empresa decidió no hacer avanzar más su maquinaria, sería un misterio que le perseguiría por un par de meses. Él simplemente había cambiado su apariencia para mezclarse con los lugareños, como uno más de la comunidad, no como alguien que quisiera llamar la atención. Sus palabras, peculiarmente parecían haber emitido alguna sensación, como si también, al cambiar de forma, evocaran cierta sensación . Pero no tuvo tiempo de quedarse a ver el resultado, pues un tirón por debajo del ombligo lo tomó por sorpresa. El remolino causado por la aparición forzada, hizo que cayera sobre sus rodillas al llegar ante la Arcana. No abrió los ojos, debido a aguantar la sensación de vomito, pero imaginó quién estaría ahí. Cuando lo hiciera, quedaría impactando ante la imponente pirámide que le había prometido la balsa al encallar en la orilla de la isla. Oh, Arcana Amara... hemos llegado tan lejos. Parte del viaje, también es el final.
  19. Hizo lo que pudo para hallar el centro del Ateneo, que no era más que el punto de partida que los llevaría al lugar de la prueba final. No llevaba mucho encima, por lo que la caminata fue tranquila y le ayudó a ordenar los pensamientos de cómo había logrado mutar su apariencia por primera vez, sin tener que estresarse de más. Era un gran avance, si lo comparaba a las veces que lo había hecho involuntariamente. Pero veremos cuánto nos dura eso, pensó, aproximándose a una conífera que era lo suficientemente amplia para cubrir a un grupo, si la lluvia decidía manifestarse. Ahí aguardó, recostado contra el tronco, ocupado con sus asuntos mentales, sin ahondar mucho en la convivencia. Y se podía entender, después de todo, cada quién parecía absorto en lograr la vinculación. Voy a extrañar esto. comentó para sí, depositando la varita de álamo temblón de su padre. También se deshizo del brazalete de titanio que invocaba los poderes de los libros; el anillo en forma de rayo que usualmente portaba, había sido destruido por Badru. Esto no, pero aún así, será interesante. Resolver los problemas sin ayuda de magia... ¡Qué envidia de los muggles! Una vez que el contenedor de terciopelo esmeralda se tragó sus pertenencias mágicas, prestó atención a las palabras de la Arcana a la par que sentía el metal enroscándose en su dedo anular. Era como si llevara un rastreador, y no estaba seguro de si eso le agradaba o no, pero lo dejó para otro momento. El antiguo ministro de Magia no había hecho esperar para iniciar la primera prueba, y ya había reducido su estatura. El Black Lestrange no externó reacciones al respecto. Hay que encontrar la forma de colocar nuestro centro de masa en el estómago, ahí es dónde mayor equilibrio hay. sugirió, aunque era como un comentario al aire. Conocía de las ciencias muggles; aquello resultaba como un problema de física. Como él dice, no tanto la estatura... Sino, el peso. Él, que era un tanto fornido, encontraba eso un verdadero reto. Si bien, su metro y ochenta centímetros compensaba la complexión, a veces le era fácil perder el equilibrio. Si redistribuía la masa de su cuerpo, podría abordar la barca sin poner en riesgo a los otros pasajeros. No era como que le importara mucho, si acaso, las vidas de los tejones, que lo llevarían a la segunda etapa. Se quedó ahí, estático. Intentó imaginarse formas de cumplir su cometido, de vez en cuando mirando hacia los lados, en busca de inspiración. La halló, justo en el momento en que un insecto palo se perdía entre la hojarasca. No era un animago, pero seguro podía adaptar su cuerpo para emular de cierta forma, la apariencia del insecto. Así pues, relajó ambos brazos, dejándolos balancearse a placer. La primera sensación, fue un tanto grotesca. Su estómago se encogió como si no hubiese comido en años. Lo palpó con las palmas de la mano, sólo para descubrir que estaban en los huesos. Era como si su piel se hubiese adherido directamente al hueso. Grasa y músculo; todo se había reducido a la par, como si se lo hubiesen extraído. Casi suelta un grito al ver que sus manos, de por sí esqueléticas, mostraban a vivo color su sistema circulatorio. La ropa ahora le quedaba holgada, pero no lo suficiente como para que se le cayera. Más que parecer un insecto palo, había adoptado la apariencia de una persona raquítica; un precio razonable, por cruzar el lago. No sería mi apariencia predilecta, pero supongo que por algo se empieza. Comenzó con pasos pequeños, alerta ante la posible fragilidad de sus extremidades. Por fortuna, aún podía apoyar sobre los zapatos deportivos sin problema, por lo que se aproximó a la barca para poder trepar en ella. Ésta se deslizó ligeramente ante el aumento de peso sobre ésta, pero se mantuvo cerca de su posición. Black Lestrange fue a parar al centro de la misma, como si fuese un mástil. Y si todos se concentran en el centro de la balsa, quizá se equilibre y no se venga de lado. susurró, indicando con una seña a los tejones, que ya podían acercarse. Aunque, no estaba seguro de qué tanto comprenderían de aquello.
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