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Orión Yaxley

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Todo lo publicado por Orión Yaxley

  1. Aún con los ojos cerrados, sonrió. - Elvis, me da gusto que hayas podido llegar. Respiró hondo y salió de su pequeño iglú-escondite. Inspiró el aire de la estación de trentes abandonada. - ¿Sabes? La ubicación de la clase no es por espontaneidad pura. Las estaciones de trenes tienen una mística que gira en torno a ellas. En la antigüedad, el desplazamiento a velocidades más rápidas que la de un caballo era todo un acontecimiento para los muggles. De ahí que estos lugares representaban el paso hacia otro lugar. Se acercó a uno de los pilares y rozó la piedra con sus dedos. - Entonces, existe el mito que muchas de ellas pueden dar paso a otro mundo. No me pidas que sea más específico porque se me queman los papeles. Pero, lo que sí te puedo decir, es que existe una cierta solemnidad que te puede ayudar a tener una mejor perspectiva con las runas. Aclaró la garganta y le pidió que lo acompañara un poco hacia la otra pared, donde había una pequeña banca de piedra. Sacó una bolsita de piel de su bolsillo y se la dejó. - ¿Podrías hablarme un poco de este lugar utilizando las runas? Concéntrate en la pregunta y toma tres, haz la tirada. Es fácil, cada runa representa un concepto y entre ellas conforman el mensaje en general. También influye la distancia entre ellas y si una sale boca abajo, que representa lo inverso.
  2. Orión levantó la cabeza. Se le hacía raro que todavía no había salido el sol. Parecía que todo se había estacando en la misma luz azulada del alba. Se acercó a la ventana. Una luz blanca iluminó toda la estancia de repente. Relámpago. A los dos segundos se escuchó el estruendo que hizo vibrar hasta los cristales. Le parecía raro. Estaba relativamente despejado cuando se levantó. Gotas esporádicas que habían comenzado a caer se convirtieron en una lluvia torrencial. Apagó los fuegos mientras Maida iba a revisar a Aaron. Se escuchaban gritos al otro lado de la Manor. No se preocupó, sabía que ellos dos podían contener la situación. Se fijó nuevamente por la ventana. Se elevaba como un vapor extraño en el jardín. Repensó lo del libro. Había algo que no cerraba, ¿por qué un horrocrux se encontraría tan lejos de la Manor? - Be right back love –dijo, dándole un beso en la mejilla a Gatiux. Lo que había visto le daba un poco de cosa. Con la bata y las pantuflas salió por la puerta que estaba al lado de las escaleras, que daba al patio. Sintió un fuerte viento en la cara y agua que le caía. Otro relámpago se hizo presente. Entrecerró sus ojos intentando discernir lo que estaba ocurriendo. Un impulso nació de su pecho y le nació toser espontáneamente. Se llevó la mano a la boca directamente, como un acto reflejo. Aclaró la garganta y sintió un gusto metálico. Vio la mano, que se iluminó por la tormenta. Tenía sangre. Volvió a toser. Tenía más. Las gotas que caían en la palma, en vez de diluir el líquido rojo, reaccionaban, levantando la temperatura, convirtiéndola en una especie de ácido. De ahí se dio cuenta que la lluvia lo estaba quemando. Se cubrió con la bata y emprendió camino hacia la Manor. Cerró con un portazo la puerta y fue hacia el pequeño baño de la planta baja. Se lavó las manos y enjuagó la boca. Respiró como pudo. - ¿Lluvia ácida? Salió del baño secándose las manos con la bata. La revisó. El material no estaba quemado, pero sí tenía puntos rojos en el cuello, manos y cara. Volvió hacia la cocina, ignorando todo lo que sucedía en la Biblioteca. No estaba tan preocupado por Aaron y lo que podría tener entre manos. Pasó por el umbral que daba a la cocina y le tomó la mano a Gatiux. - No salgan de la casa. Hay una especie de tormenta tóxica o algo alrededor de la Manor. No creo que sea casualidad, si no ya hubiésemos tenido noticias del bando… Contó a los presentes. Faltaba su hijo Elliot y Nathaniel. Se acercó a ella. - Necesito que me revises. Creo que tengo un problema con la sangre. Efectivamente. No era un tema de la lluvia en sí. Una maldición en la sangre. Su sangre… Yaxley. Temía por los ausentes. Como siempre la Manor servía de defensa, pero, ¿qué sucedería si este ataque los tomaba por sorpresa?
  3. - Me parece bien, ojos que no ven, corazón que no sient… Abrió los ojos. - ¡AU! Entrecerró los mismos, ahora mirando a la Uzza. Soltó algunas maldiciones a regañadientes y carraspeó. Pensó en una Curación para cerrar automáticamente la herida. Recalculó sus opciones. Tenía tantas ganas de comenzar a lanzar Fuegos Malditos por doquier, pero, si estuvo tanto tiempo razonando con Badru con el desconocimiento de hechizos mortífagos, no lo podía hacer ahora. Se decidió por un Sectusempra. Sí, era lo más seguro. Comenzó a mover la varita cuando un león saltó uno de los jardines cerrados para ponerse enfrente suyo. Bufó. Volvió a maldecir. Ahora, haciendo un corte transversal al aire, pensó en un Obsistens. Un cerco verde marino se apareció frente suyo. Absorbió el animal y desapareció tras una luz intensa que lo había cegado un poco. Gruñó cuando vio la arena golpeando sus ojos. Podría haber usado ese mismo cerco, pero no, el animal lo tenía que quitar. Tomó aire. - Cantar de Eleboro. Su varita vibró soltando el Bolero que escuchó en aquel templo en el desierto. Parpadeó varias veces recuperando la vista. - Creo que tenemos amigos… Perdona, no se tu nombre. Soy Orión, ¿y el tuyo?
  4. http://i.imgur.com/2pb0Dm2.png Una tetera comenzaba a hervir. Se escuchaba como una guitarra sonaba de lejos, punteando cada una de sus cuerdas a ritmo especial. Una flauta se sumaba tímida. Sahumerios estaban encendidos en partes estratégicas de la del pequeño iglú de piedras. Orión, con los ojos cerrados, retiraba el agua a punto de ebullición y lo colocaba en otra tetera, con hierbas preparadas dentro. El vapor entraba directamente a sus fosas nasales. De la puerta de la misma, se hallaba un tapete enorme que cubría la entrada de ojos inexpertos. Esta, daba lugar a una gran estación de tren abandonada en algún punto de México. Estaba toda construida de una piedra gris, con techo alto y ventanales angostos, pero largos. Era mágica, tipo maya-mágica. Por la estructura, corría una suave brisa. Sobre el tapete había tres runas. La primera, Dagaz, que significaba la conciencia sobre algo; Manaz, que se trataba de los productos hechos a mano y la cultura del hombre; y, por último, Inguz, que era el sentido común. Esas runas, y por lo tanto el tapete, los había puesto el mismo Nigromante para indicarle a Elvis que lo estaba esperando en ese pequeño espacio. Las runas se podían interpretar cómo, la conciencia de la búsqueda, de Orión por parte de Elvis, se encuentra en lo creado por el hombre, el tapete, y el resultado se daría con el sentido común, levantarlo buscando el a través de Dagaz. Orión, entonces, vio una sombra que caminaba por la estación y apagó todo, los inciensos y el mini reproductor de música que podía delatar su ubicación. Sabía que el diccionario de runas y el pequeño traslador le darían un fuerte empuje para Elvis, pero, no le dejaría tan fácil la clase.
  5. - Yo también te echaba de menos. Respiró profundo. Se calmó. Se sonrojó también al ver que todos los familiares lo estaban mirando. Rio por debajo. Carraspeó un poco y tomó distancia para darle aire a Gatiux. Volvió a la mesada a seguir trabajando en lo suyo. Sentía su estómago de oso rugir. Escuchó un poco más de conversación que dieron lugar al relato de Evedhiel. Cada tanto levantaba la vista, sobre todo en las partes donde ella dudaba, o tomaba un respiro mientras estaba ocupado secando todo el suelo del agua de la cacerola. Se fijó en las cafeteras, y la pava para que no se pasara el agua. Luego, con un trapo, iba limpiando las mesadas cerca del fregadero. Su vista perdida, enfocado en el relato de fondo. Se paró en seco cuando escuchó las Runas. Volteó, suspirando, cuando entendió que no se trataban de ellas. Cuando su nerviosismo dejó entrever que ya no había más nada para acomodar, se acercó un poco al grupo para chusmear el libro. Fue en el momento en que Evedhiel aclaró lo de un sacrificio que los puntos se fueron uniendo. - Si es un objeto mágico con ciertas propiedades “vivas” puede que sea un Horrocrux. Y, ese tipo que magia… la conozco. Bueno, la conocemos –se acercó a Gatiux y le tomó la mano. Visto que no era el mismo grupo que un año atrás, decidió hablar un poco sobre la situación de la Manor. - Verán, hace un tiempo considerable, una persona se apareció en el Castillo Black anunciando un ataque hacia nosotros. Este tipo de magia actúa siempre en respuesta de algo. Es decir, se activa tras un estímulo de categoría mágica. Siempre es la esperada. Creo que el mejor camino es pensar un paso delante del libro y sorprenderlo. Tragó un poco de saliva. - Y, si se trata de un Horrocrux, entonces tomen guardias entre ustedes, que no se lo quede constantemente uno. Si llegara a surgir algún problema, Gatiux y yo nos haremos cargo enseguida. ¿Si? Se acercó a ella para susurrarle. - ¿Te parece si luego de todo esto hablamos a solas? Hay cosas que quiero contarte.
  6. Sonrió de lado a lado cuando vio el cerco del Obsistens frente suyo. Parte de sus ansias de tomar estas clases era el conocimiento. Conocimiento duro sobre una magia que nunca antes había visto. Será, porque estuvo inactivo, o las ausencias en las batallas, qué se yo. Tampoco era tan importante. Iba a toparse con hechizos del Caos, o de los Ancestros y así, en algún momento de su vida. A veces, pensaba que demandaban mucho tiempo entre libro y libro y ya estaba moviendo sus hilos para conseguir alguna poción con efecto tipo-piedra-filosofar. Si no sería polvo para el de las Auras. O muerto, si no actuaba pronto. Movió su varita al aire y pensó en la Arena de Hechicero. De la punta de su varita salió un chorro disparado hacia los ojos de Runihura. Quedaría ciega por los siguientes dos turnos. Apretó la mano que sostenía la daga. Ya la usaría. Sus pensamientos, sin embargo, se cortaron ante el punzante dolor de la picadura de una víbora. Puso los ojos en blancos y con la derecha, metió un chutazo que llevó al pobre animal hacia uno de los jardines cerrados que tenían las casas. - Bueno, espero que no me denuncies por maltrato animal. Igual, primer paso, segundo, ¿quién lleva la cuenta? Se sacó el calzado izquierdo. - Morphos. Se tragó el beozar y respiró tranquilo nuevamente.
  7. Pasar una vez más por el portal le dio una sensación de espacialidad que lo separaba de la tierra de una forma particular. El calzado que se balanceaba sobre un territorio suave como era la arena, ahora se posaba sobre la piedra dura de una calle de adoquines. Agitó la cabeza para intentar ahuyentar la confusión innata que significaba el viaje entre dos puntos. Parpadeó varias veces e intentó enfocar la vista. Estaba como en una calle pequeña de un pueblo desconocido inglés. Casas iguales estaban puestas una al lado de la otra, todas con un cartel de “For Sale” con la cara de algún tipo dueño de la inmobiliaria. Parecían estar completamente vacías, con sus buzones impolutos y sus garajes desocupados. Respiró hondo. El cambio de clima hizo que las túnicas que traía puestas fueran completamente innecesarias ya. Suspiró mientras se quitaba una por una, dejando una remera clara, unos pantalones holgados y las sandalias. Su hubiera sabido de esos cambios repentinos, habría traído una muda de ropa. Pero, cuando dejó de prestarle atención a lo suyo, se dio cuenta que había una mujer con igual atuendo delante suyo. Nunca la había visto. Entrecerró los ojos. Tendría que utilizar una estrategia diferente. En su palma izquierda concentró sus pensamientos y materializó la daga del sacrificio. De todas maneras, y aún con la celeridad que lo caracterizaba, pensó en unas Flechas de Fuego. De la punta de su varita salieron disparados un innumerable conjunto de filamentos de fuego directos hacia el cuerpo general de Runihura para arder sus ropas, y a ella, con un fuego mágico. - Lamento que nos conozcamos bajo estas circunstancias.
  8. Los arquitectos de la Manor no habían escatimado en diseño. Las mesadas de la cocina estaban por debajo de un ventanal horizontal que daba todo al patio trasero. Se veía el cielo nublado y un ambiente melancólico. Se sentía protegido por esas delgadas paredes de madera. Y la gente, que consideraba familia. Saludó a su ahijado con una media sonrisa. Volvió hacia el horno del siglo pasado. Agitó su varita encendiendo un fuego, iluminando parte de la habitación. Sacó una olla de las alacenas de abajo y la llenó de agua. Por último, puso una tetera a calentarse y un jarrito. Se dio vuelta para ver por encima de la isla al grupo de personas por encima de la isla. Estaba sosteniendo la olla llena de agua para las pastas. Suspiró, se quedó fijo mirando a la nada. - ¿Preparando una fiesta nocturna en la cocina? Debería haber traído tequila. - Café irlandés, doble. Me llamo Evedhiel Levantó los ojos azules. Se estaba mordiendo una parte de los cachetes interiores. No reaccionó, seguía absorto en sus pensamientos. Recordó que alguien había hablado. Se enfocó nuevamente en el marco de la puerta. Se sorprendió, soltando la olla que llevaba. Se empujó de la mesada que tenía detrás y fue a darle un abrazo a Gatiux. Enterró su cara en su cuello y dejó escapar un par de lágrimas leves. No quería dejarla ir, diablos. Se separó un poco e inspiró por la nariz, se le habían aflojado los mocos. Tenía una sonrisa de idi***. - Contigo basta y sobra. Dime que te has cuidado bien. Deja, preparé un poco de café y me cuentas un poco más. P-puedo armar el fuego en la sala y limpiar un poco la sala y traer unas mantas y armar algo para desayunar para todos y… y… Inspiró nuevamente, pero más despacio. Se estaba agitando. - Empezaré por el… - Necesito vuestra ayuda. Se giró un segundo hacia la mesa. Había cierta cara de incertidumbre. - Supongo que otro misterio más de la casa, ¿lista para la acción querida?
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  12. - Son Zoella, la hija adoptiva de tu hermano y Evedhiel, Yaxley de sangre también. Tragó saliva. Aún no sabían el verdadero parentesco de ella y le preocupaba un poco. Orión, como patriarca, donde en realidad era el más viejo de la familia, pretendía que todos estuvieran relativamente cómodos; dentro de los límites que ofrecía la Manor, por supuesto. Cada uno tenía su propia habitación por el momento y no hacía falta ampliar el segundo piso. Por ahora. Estaba apoyado en el marco que comunicaba el salón principal con la cocina. Su cabeza casi que chocaba con el marco superior. Su camisa blanca mangas largas resaltaba a comparación de los joggins oscuros. Unas pantuflas de osos finalizaban el atuendo. Dejó la taza sobre la mesa y abrazó con decisión a su Louis. Casi que lo dejaba sin aire. - Maldito, te hacía muerto. Te vuelves a ir, te busco y te asesino yo para estar seguro la próxima vez. Se separó y posó sus grandes palmas en los hombros de las dos mientras daba un largo bostezo. - ¿No deberían estar durmiendo todos? Gracias a Merlín que mañana no trabajo. Venía un por snack. Pizza, pastas y una taza de chocolate caliente ¿Qué traman? Se dio vuelta para comenzar a preparar las cosas cuando se detuvo en seco. Una cara medio de asco se dibujó en su rostro. - ¿Dije pizza con chocolate caliente? Debe ser el oso.
  13. Un joven tiró las vestiduras de Orión. Abrió los ojos y vio que no había sucedido más nada. Estaba vivo. El hechizo del libro lo había ayudado a la perfección. El pequeño había pronunciado unas palabras que no conocía. Estaba en un país extranjero, claramente. Vio un poco más el contexto y se volteó. - No, disculpa, no hablo tu idioma. - ¿No me entiendes? Entrecerró los ojos. Extraño. Parecía que el mismo niño había adaptado su lenguaje ni bien el británico le había contestado. Soltó un gruñido de la garganta. Se encogió de hombros y siguió el juego. - Sí, perdón, es que me asusté con la tormenta. - Tienes que hablar con el Sabio, ven. Llevó su boca a un costado y asintió sin ningún pegue. Supuso que era toda una jugarreta de Badru para conseguir lo que buscaba. Dimensionó si había roto el estatuto secreto al usar magia, no sabía si eran muggles o alguna población mágica. Caminó así por las calles de tierra y entre casas de adobe. Divisó al final una estructura más particular. Sin duda era la del viejo. - Ahí, te está esperando. Cruzó la cortina que funcionaba de puerta y parpadeó varias veces hasta que sus ojos se acostumbraron a la nueva luz. Había una señora mayor con túnicas de colores y un báculo por encima de sus pies entrecruzados. Se sorprendió, capaz había un error de traducción entre cualquiera sea el lenguaje corriente en esa comunidad (en consiguiente con traducciones entre inglés y español). Se sentó delante, imitando la misma posición de las piernas cruzadas. Le recordó en algún punto a Suluk, pero algo en toda esa comunidad no cerraba del todo bien. - ¿Te envió Badru? - Si señora. - ¿Sabes que hay precio, verdad? - La verdad que no. No sé todavía ni qué estoy buscando. La vieja chasqueó la lengua y soltó un suspiro. Negaba con la cabeza mientras miraba hacia la derecha. - El impulsivo Uzza… Inclusive envía a su propio alumno. Orión se encogió de hombros. - Mira, hicimos un trato con él que nunca cumplió. Le habíamos dado paso a tierras sagradas, pero se aburrió y dejó el trabajo a medio hacer. Detrás de la puerta que tengo a mi lado está el desierto, pero es… otro tipo de aquél que rodea la aldea. Más adelante encontrarás un templo. Si puedes salir vivo con el pergamino, llévaselo. Nosotros estamos ya para otras cosas. - ¿Qué me encontraré? - Trampas antiguas seguramente. Ten cuidado, si bien no hemos actualizado la seguridad, es importante que te mantengas alerta. - Gracias. Atravezar las dunas con el sol de frente no fue tan complicado. Sorpresivamente las ropas le quedaban bien para esa situación. El problema fue la puerta del templo. Estaba completamente cerrada de par en par. Un par de huesos falsos estaban alrededor. Palpó el adobe esperando algún interruptor o algo que accionara algún mecanismo. Nada. Estaba quedándose sin ideas. Algo comenzó a picarle en el pecho. Al rascarse se dio cuenta. - ¡Claro! El amuleto contra defensas carcelaria te permite salir, pero, tal vez se puede usar al revés. Se mordió la lengua de las ansias. Quitó el colgante y lo llevó cerca de la puerta. Lo frotó, intentando que reaccione la magia. Un pequeño estruendo lo sacó de su eje de frustración. Las puertas comenzaron a abrirse tras un brillo particular de amuleto. Una cara de eureka se dibujó en el viejo Nigromante. Finalmente lo había conseguido. Un aire frío hizo que los vellos de la nuca se ericen. Se decidió por entrar al templo. De un momento a otro las antorchas se encendieron de golpe mostrando un largo pasillo a un pedestal donde estaba el pergamino. Entrecerró los ojos. Justo cuando parpadeó comenzó a ver todo borroso. Parpadeó nuevamente, los colores se desaturaban, todo se volvía gris y se aumentaba el brillo. Parpadeó por segunda vez. Estaba ciego. Se apoyó en una de las paredes cuando sintió un estruendo y un temblor a lo lejos. No sabía qué se le acercaba. Si hacía un detritus quedaría aplastado contra la puerta que se había cerrado su espalda. Giró para todos lados, la vibración se hacía más fuerte. Pensó en un Obsistens apuntando la varita hacia delante. Un arco de azul claro apareció frente suyo que absorbió una gran roca que estaba por aplastarlo. - Cantar de Eleboro. Su varita vibró ahora al son del Boléro de Ravel. Recuperó la vista. Suspiró. Caminó un poco más paranoico hacia el pedestal. Había una cierta suerte en todo lo sucedido, la verdad, y es que Badru le había permitido leer el libro al momento de marcharse. Fue lo único que lo mantuvo entretenido en la larga caminata por el desierto. Se sorprendió por los cuatro hechizos. Aunque, el único que veía completamente difícil era el fulgura nox. Fue cuando tomó el objeto codiciado, que se quedó sin visión nuevamente. Probó el Cantar sin éxito. Dedujo, entonces, que se trataba simplemente que las antorchas lo dejaron ciego. Bufó. Ya estaba cansado. Y, es que estar en completa oscuridad, con un pedazo de papel en la izquierda y una varita en la derecha no dejaba gran margen de acción. Lanzó hechizos, Fuegos Malditos que iluminaron el espacio por segundos, incluso rayos que atravesaron el pasillo, pero nada le daba una solución. Recordó una de las enseñanzas de Badru a otro alumno, algo que tenía que ver con la oscuridad como salida, como punto camino que conectaba dos puntos. Levantó las dos manos y se concentró. Recordó la Plaza del Árbol de Fuego. Fue fácil, el calor era el mismo. Seco y duro. Se quitó las botas y sintió la arena entre sus dedos, igual que cuando se encontró con Badru. El silencio lo aturdía, casi como los espacios que dejaba el Uzza. El aire seco se sentía en el paladar, tanto ahí, como en la tierra desconocida. Así, (se)engañó a sus sentidos. Un espacio se creó al borde de sus pies y cayó. Fue como si hubiera dado una vuelta de 180° porque cuando abrió los ojos, estaba nuevamente en la plaza. - Listo Badru, lo que me pediste. Estoy listo para la prueba, lo que sigue.
  14. Orión tosió intentando esconder una carcajada. Era más que obvio que un miembro de los Warlocks no iba a reconocer públicamente las falencias que podían llegar a tener ellos mismos. Orión primero era mortífago a empleado ministerial y por supuesto que pensaba diferente. Creía que el consejo, como toda la estructura ministerial estaba construida sobre una farsa. La falacia del ideal libertario de una burocracia estandarizada era su objetivo a deconstruir. Lástima que le cayera un poquito bien. Capaz, como estaba dentro del mismo lugar no lo veía. Capaz. Sobre la estructura del Ministerio, sí, dijo algo coherente. Para desbalancearla, había que quitar de a poco las patas de las 14 dependencias. Con eso, todo se iba al tacho. Suspiró. - Aritmancia no es una materia con mucha acción, la verdad. Pero tiene una parte que me encanta y es el de la divinación a través de los números. Así como hiciste con los últimos dos ejercicios, necesito que te plantees un estudio aritmántico en base a tu propio nombre. Tienes que tomar el nombre y apellido, traducirlos a números, sumarlos y te queda aquel que rige tu vida. Bajo la tabla aritmántica, cada letra tenía un número, se sumaba las del nombre hasta conseguir uno solo, luego las del apellido con el mismo criterio, para quedar dos números para sumar entre sí. Las propiedades mágicas daban un punto interesante para estudiar.
  15. Confederación Internacional de Magos, Sede Británica Organismo Internacional de Normas de Instrucción Mágica y Oficina Internacional de Ley Mágica El Departamento de Cooperación Mágica certifica que Abradolf L. Niccals ha realizado el trámite por su pasaporte. http://i.imgur.com/f24F3.png Atte. Orión Yaxley Departamento de Cooperación Mágica Internacional
  16. Confederación Internacional de Magos, Sede Británica Registro de Inmigrantes El Departamento de Cooperación Mágica Internacional certifica que Guthrie ha realizado su registro de inmigración y ha sido aceptado, manteniendo constancia de que el susodicho/a es de nacionalidad estadounidense y reside actualmente en Inglaterra. http://i.imgur.com/05vIo.png Atte. Orión Yaxley Departamento de Cooperación Mágica Internacional
  17. Orión se sorprendió un poco ante la aparición de Sol. Le hizo un ademán para que la siguiera. La puerta principal estaba atestada de personas y sentía un par de gotitas caer por sus hombros, indicio que estaba por llover. Tenía que pensar sobre sus pies, ser rápido y elocuente con la dirección a tomar. Había usado un millón de veces las runas en esa situación, sin embargo, la clase era de Sol. Las respuestas de las runas siempre eran enigmáticas. Tenían que ver siempre con el contexto de la situación y la ubicación misma de las piedras. Generalmente lo llevaban a pensar por fuera de la caja. Buscar una solución innovadora. Permitirse sorprenderse por la espontaneidad y lo azaroso. Lo fortuito era una parte importante de Orión, claro. Golpeó dos veces con el hombro la puerta trasera de Koko y pudo liberar la traba. - Creo que ya sólo nos queda “divertirnos”. Bebió un poco de gin tonic, bailó y bebió nuevamente. Ya sentía que llegaba el momento de probarla a Sol. Giró la muñeca apuntando a las máquinas de humo. No les costó mucho llenarse completamente. Parecía un ataque terrorista, obvio. ¿Qué haría Sol?
  18. Orión tragó saliva. - Me tendrás devuelta en la noche. Badru había sido duro con él. Le tiró las últimas indirectas. Incluso, le había abierto un portal invitándole a salir. Por eso, respiró hondo y cruzó el portal. Pasar por el Fulgura Nox se encontraba en la lista de hechizos que no lograba entender por completo. Sí, estaba dentro del Libro del Druida, donde seguramente ahora podría aprender un poco más; significaba que había mucho más por descubrir en la magia de los Uzzas. Todo ese trance filosófico terminó cuando vio la luz nuevamente. Un calor abrasador golpeó su frente de nuevo. Estaba un poco confundido, un poco por el viaje, pero principalmente porque no sabía dónde rayos estaba. Físicamente estaba en un callejón de adobe y calle de tierra. Su vestimenta había cambiado a unas túnicas de lino blancas y su cara estaba cubierta por el mismo material, excepto sus ojos. De repente, escuchó unos gritos que se acercaban a su posición. Sacó rápidamente su varita y se apoyó en el borde del callejón. Sus ojos azules se pusieron como plato cuando vio lo imaginable. Él, pensaba que generalmente en el desierto se daba una tormenta de arena. Nunca, en su vida se había imaginado que flamas vivas iban a por él, que estaba en medio de la calle. La gente del pueblo se refugió en sus casas. La campana del pueblo seguía sonando. Recordó los lirios. El hechizo del libro. - Ignea. Una lluvia de polen de lirios de fuego lo cubrió por completo. Cerró los ojos esperando lo peor. Fueron minutos. Volvió a abrirlos cuando sintió gente de vuelta.
  19. - ¿Ocho? Inspiró con cuidado mientras caminaban alrededor de la fuente. - Mira, la Aritmancia tiene su magia en la caracterización mágica de los números. Al ser ocho, marca la personalidad del grupo de Warlocks en general. El ocho cuenta con una personalidad fuerte y arrogante, un ente decidido en la forma de actuar según sus ideales. Tienden a alejar a la gente de alguna manera. Esto, de alguna manera ¿refleja el espíritu del grupo? Carraspeó un poco. Capaz se estaba metiendo un poco en problemas con lo que estaba diciendo, pero, los números hablaban por sí solos. Se detuvo frente a los ascensores y todos los pisos del Minsiterio. El lugar estaba un poco desértico. En general, el trabajo de los departamentos se llevaba más a cabo fuera del espacio laboral, que dentro. De ahí, que no se toparan con nadie en su pequeña visita turística. - Me gustaría que cuentes la cantidad de Departamentos y me des una reflexión en base a la Aritmancia. Si es un número de dos o más cifras, se suman hasta tener un número de una cifra. Si fuera 278, sumarías 2 + 7 + 8, que te da 17. Luego, sumas 1 + 7, que te da 8. Y así. Sonó el cuello. - Todas las cosas, materiales o inmateriales, como también las personas, tienen características mágticas que derivan de los números.
  20. - Buenas noches, Sol, bienvenida a Runas Antiguas. Orión le devolvió el saludo con cierto gusto. - Verás, la clase será relativamente corta. Iremos de fiesta un poco en Londres, ¿si? Pero, necesito que uses las runas para que nos guíen en la noche. Empezaremos en Koko, que toca un DJ muggle. Se rascó un poco la nuca y buscó en sus bolsillos. - Estoy un poco viejo para recordar nombres de gente que no me interesa, pero, supuestamente, promete una buena parranda. Ten, esta bolsita negra tiene un set de runas para que nos puedas ir guiando por la noche. Si no estás familiarizada con la descripción de las runas, te recomiendo que busques algún libro sobre Elder Futhark, es importante saber la diferencia entre Kenaz y Dagaz, por ejemplo. Aclaró la garganta y dejó un botón sobre el escritorio donde estaba apoyado. Movió su varita sobre el objeto para encantarlo como traslador. La idea era que Sol pudiera tomarse el tiempo para prepararse antes de optar por viajar, finalmente. - Verás, las runas pueden funcionar como abecedario, sí, pero, también cada una contiene un concepto, un significado. Para la adivinación rúnica es necesario realizar tiradas y formular supuestos según lo que las runas nos dicen. De esa forma podemos tener una idea clara de lo que nos enfrentaremos. Le señaló el traslador recién creado. - Te espero en la puerta. Usa el botón cuando estés lista. Le guiñó el ojo y se desapareció.
  21. Que un Warlock se inscribiera a clases de Aritmancia le daba igual de mala espina que un Mortífago intentando hacer Artes Oscuras. Tuvo que meditar varias veces el camino de acción como profesor con Niko. El estudio de los números y, por consiguiente, sus propiedades mágicas, estaban sumamente ligadas a varios puntos del mundo mágico. Sobre todo, en el sistema gubernamental, donde la decisión de los números de Consejos, o de la misma Planilla Ministerial no era para nada… adrede. Por eso Orión estaba sentado en la fuente del atrio, observando a los ajetreados empleados yendo y viniendo. Jugaba un doble papel, Director, por una parte. Por otro lado, profesor de conocimiento. Un poco incómodo, porque de alguna manera lo reconocían y tendían a ir a preguntarle cualquier cosa sin importancia al respecto de su departamento. Una simple mirada seria y de pocos amigos se necesitaba para espantar a desubicados en el salón. - Niko, un gusto que me hayas acompañado. Saludó cuando su alumno había llegado. Se levantó, pasando las palmas de las manos sobre las rodillas de su pantalón de vestir. Todo muy protocolar. Todo muy serio. Pulcro, de alguna manera y con cierta clase. - Nos dedicaremos a ver un poco el Ministerio según sus números. ¿Me puedes decir cuántos Warlocks hay específicamente?
  22. http://i.imgur.com/2pb0Dm2.png Orión no tenía un aula específica para dar Runas. Generalmente, se decidía por cualquiera que estaba vacía en el momento que visitaba los pasillos en la mañana de la clase. Diría que era casi siempre, pero en los últimos dos meses cayó con resaca a dar clases, luego de una noche bastante movida de fiesta dura. Esta vez quería tomar el toro por las astas y… bueno, tener la fiesta en el momento que daba la clase. Por eso, citó a su alumna sobre las siete y media de la tarde. Horario ideal para comenzar a prepararse para una noche londinense de un otoño temprano. Hacía fresco ya y la noche se hacía casi presente. Podía sentir unos 15 grados con un vientito cómodo. Una campera de cuero por encima de una remera básica clara era lo que lo vestía por encima. Tenía en su escritorio de profesor la bolsita de runas para su alumna, como para él. Apoyó su trasero en el borde del mueble y quedó esperando a la puerta. Su contextura ancha se acentuaba más con la decisión de vestuario. Los hombros de la chaqueta de cuero lo hacían más imponente. Desde que se había vinculado a la animagia también notaba un cambio en el cuerpo, aunque el oso interno se iba de a poco a dormir. - Solo espero que no se tarde.
  23. Entrecerró los ojos ante el “tengo muchas dudas”. Sonrió un poco de lado y tragó casi la mitad de su bebida. Se quedó en silencio unos minutos. El tema de las dudas antes de entrar al bando era algo común, obvio. La marca tenebrosa en el brazo se llevaba con toda sus ventajas y desventajas y, para alguna mente joven, podía ser abrumante el hecho de pertenecer a algo de por vida. A él mismo le daba cierto recelo pertenecer al bando que lideraba su padre en su momento. ¿Cómo no podría tener esas dudas el joven Zen también? - Bueno, es natural. Lo importante es que hagas algo con eso. Te lo digo yo, como viejo que soy, que las expectativas son inevitables. Movió un poco la jarra que tenía y tomó más cerveza. - Te puedo estar contando toda la noche sobre qué te encontrarás en la Fortaleza –le comunicó un poco con voz baja y activando su anillo contra oídos indiscretos-. Pero, no sería divertido, ¿sabes? Sin embargo, se me ocurre que podemos hacer algo esta noche… ¿Tienes algún asunto que necesites resolver de formas no legales? @@Dahut Draganoff
  24. Hola! Hay algún problema con Badru? Ya son varias veces las que espero tanto una respuesta. Se me están complicando los tiempos y pensaba que para principios del mes ya iba a finalizar el libro. Por cierto, pediría por favor que se contesten mejor las dudas, que acá estamos hablando de jugador/jugador, es un tópic en off. ¡Gracias!
  25. Un escalofrío sacudió su cuerpo cuando Gabrielle y Dánae tomaron la iniciativa de desaparecer del lugar. Al fin y al cabo, prefería dar runas desde un espacio más privado. Pasó la vista desde el pizarrón hasta donde estaba su alumno, Elvis. Le hizo un ademán con la cabeza indicándole las preguntas que estaban al lado del nombre del alfabeto rúnico. Carraspeó un poco, así comenzaba la clase. - Bueno Elvis, esto es muy simple. Las runas son un alfabeto de 25 símbolos, contando la runa vacía. A diferencia de nuestras palabras y abecedario, existe una particularidad y es que cada runa también encierra un contexto. Esto nos sirve para la lectura de las runas. Se sentó al borde del escritorio. - ¿Me podrías decir al menos tres situaciones en las cuales te verías en la necesidad de realizar una consulta a las runas? Sacó de su bolsillo un saquito claro con piedras dentro y lo lanzó hacia Elvis. - Puedes revisarlas. Fíjate que cada piedra tiene características parecidas. No tienen relieves y nada que las resalte de las demás. Esto se necesita para mantener la pureza de la consulta.

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