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Ela Karoline

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Todo lo publicado por Ela Karoline

  1. Avalón estaba allí, parecía mentira y sin embargo veía a sus hermanos atravesar el portal, oía a Sagitas apremiarla para que no quedará atrás y entonces en el último segundo corrió y tomó la mano que le ofrecía, en un instante pisaba la blanca arena, escuchaba el susurro de las aguas y veía a lo lejos la gran barrera arbórea, tupida, fuerte e infranqueable, allá debía estar ese guardián que la Potter mencionaba con vívida emoción, tras éste, el templo sagrado y los misterios que su prima Cye le insinuó pero nunca le contó abiertamente. De pronto todos se habían quedado quietos, mirando hacia el mismo lugar y entre ellos y eso que miraban a la distancia, la figura de la diosa volvió hacerse visible y escucharon un nuevo mensaje, Ela tembló Soy el alfa y Omega, el principio y el fin. Al que esté sediento, le daré de beber libremente de la fuente del agua de vida pero las palabras que siguieron eran aún más importante o por lo menos representaban un compromiso una responsabilidad monumental. Todo sucedía demasiado rápido para la tranquila y analítica Karoline, un momento sus pies, a pesar de las sandalias, se ponían en contacto con los finos granos de arena y al siguiente estaba sobre el hipogrifo de Dick, sintiéndolo a él tras de sí, con una perturbadora cercanía que no recordaba haberla propiciado, pero su mente había sido tocada de forma misteriosa días atrás. Y luego solo ella y la criatura de la que descendió, algo se movía allá adelante, quería correr, alcanzarlo, comprenderlo y superarlo, ¿sola? ese era su talón de aquiles, había crecido,caminado y actuado prácticamente toda su vida sola, que la individualidad casi era parte de sí, pero Avalón era un todos, la unidad de todas las mentes, poderes y elementos, un clan. Tragó saliva, frotó con la diestra su garganta y comprendió que para continuar debía desprenderse de aquel lastre como si de un ropaje viejo e inservible se tratará, pero ¿Cómo? se preguntó y la respuesta vino a ella en un susurro como traído por la brisa fresca y renovadora, algo la calentó de pies a cabeza, de exterior a interior, tocando cada fibra, cada sentido, quemándola sin arder y consiguiendo la sanación y purificación que necesitaba y que la diosa le otorgaba a conciencia plena de que era un conocimiento que podía acompañarlos siempre, supo entonces, alguno de los que se habían embarcado en este viaje convocó un Beltane que la alcanzó. Agradecimiento fue lo que floreció en su corazón por aquella liberación, fue entonces que noto los gritos de Xell intentando mantenerlos concentrados, la respuesta de Sagitas y las órdenes de Dick, quien parecía otro, avanzaron uno tras otro, y Ela se detuvo un momento, acarició a la criatura y le pidió que esperará, que jugará hasta que se le requiriese, el animal pareció comprender y se quedó atrás. La forma en que Dick actuaba no era correcta ni cercana a lo que la pelirroja recordaba de él, pero la falta de respeto hacia la espada, las plantas y la diosa cruzaron el límite aceptable, Sagitas fue la primera en ponerlo en voz alta, y Avalón en responder al desafío del usurpador, de la nada más y más vegetación crecía por cada rama que la espada cortaba impidiendo llegar al templo, no es que no reconociera el objeto legendario, sino que no aceptaba el uso imputado por la energía tras este. --¡Miren!-- pidió la sacerdotisa, señalando en dirección al templo, una figura de hojarasca se movía sincronizada con el actuar de la espada, escudando el templo, ¿acaso los sacerdotes pasaron que lo esquovarian? pues no. En un momento avanzó hasta tocar el hombro de Dick, el contacto se mantuvo y ella le pidió --Dick vuelve, te necesito...te necesitamos-- en el gesto y en las palabras había una petición, nunca una exigencia, nacida de la humildad y cargada de amor fraternal y con aquel gesto espero a que Xell y Sagitas la ayudarán, estaban tan cerca...
  2. Buenas tardes, ammm muchísimas gracias por esta maravillosa noticia, ha valido la pena la larga espera, sé que había cosas que considerar y me disculpo por las molestias. Ahora me iré a tomar mi habilidad u u u u u u.
  3. La noche lo abrazaba todo a su paso como si de un negro manto se tratase, sin embargo eso no evitaba que Karoline se quedará hasta tarde en sus negocios desobedeciendo la restricción de circulación o el llamado toque de queda, pero no era la única, muchos como ella estaban cansados de la guerra mágica y los pocos o inexistentes avances para solucionar el conflicto. Así que pese a toda advertencia, los locales nocturnos seguían de moda, las pequeñas aglomeraciones también y ni hablar de los resultados, o de los que se aprovechaban de aquello para dejar muertos a su paso. La bruja que poca gracia le hacía el desperdicio de una vida, miraba con horror cada madrugada como algún cadáver estaba tendido en la acera a su paso, trataba de caminar rápido ante aquello pero la compasión y el ser sacerdotisa de la mano con la nigromancia, hacían que las almas clamaran atención que no podía ignorar. Una de esas tantas noches, al pasar, de camino a casa, un cuerpo tendido en el frío piso casi hace que caiga de bruces, cuando trastabilló intentando no caerse escucho un llanto y luego una presencia etérea, el alma al notar que Ela si la veía se pegó a ella suplicándole que no lo dejara allí, se quejaba del frío, la humedad y la soledad, aquello caló tan hondo en la pelirroja que pregunto en apenas un susurro “¿a dónde puedo llevarte? “ el alma rápidamente contestó que al cementerio. Fue entonces que la chica comprendió que el alma abogaba por el cuerpo que ya no podía mover, Ela recordó el cementerio local y tocando el cadáver desapareció para segundos después materializarse en el lugar de la última morada, no le tenía miedo a los muertos, pero las almas y sus clamores eran algo que todavía no lograba que no le afectará, necesitaba ayuda y dos nombres vinieron a su mente @@Sagitas Potter Blue y @@Xell Vladimir Potter Black y un simple pensamiento de “Ayuda hermanas” voló en busca de aquella conexión telepática que existía entre sus iguales.
  4. Habían pasado algunos días desde la visita de quienes buscaban a su prima Cye, obviamente ella ya no estaba y como todo, los días pasaron y las expectativas cambiaron, la vida tomo otro ritmo, distinto, si, pero propio. Ela Karoline por su parte se encontraba cada vez más cómoda en Ottery, aunque todavía no visitaba a nadie y sus relaciones sociales eran casi inexistentes. Estaba sentada al pie de la escalera, más bien en el último peldaño, veía con el entrecejo fruncido el gigantesco cuadro de marco dorado en el que habitaba el orgulloso Gilderoy Lockhart, quien seguía enfurruñado por el cambio de matriarca y se negaba a entablar platica con nadie a pesar de lo conversador y curioso que era. En ese momento vio como Jops, el elfo mayordomo iba hacia la puerta principal para abrir a quien llegaba, espero unos segundos mientras escuchaba el saludo cordial de la criatura que invitaba a seguir a alguien, espero tamborileando los dedos de sus manos sobre sus mejillas hasta que la vio, se trataba de la bruja de cabellos violeta, Sagitas se llamaba, y era precisamente la que había tenido la gentileza de reparar su varita. Entusiasmada por la visita se incorporó alisando la blusa de tela delgada y blanca pero bellamente bordada con diminutas hojas en tonos amarillo y cepia en los bordes del cuello y manga. La sonrisa invadio el rostro de la Larsson y fue al encuentro de la Potter Blue. --¡Hola Sagitas, bienvenida!-- dijo llegando hasta ella y enganchado el brazo de la visitante para conducirla ya fuera al salón, la terraza o la cocina. --¿Ya desayunaste? ojala digas que no-- hizo un puchero --Yo aún no y aquí preparan unas delicias-- confesó encantada, y muy emocionada por la perspectiva de aquella nueva relación porque al final, de un modo u otro resultaban ser familia. --Sabes que esta es tu casa, bueno a parte de la tuya que seguro debe ser hermosa-- LOCKHART La guerra mágica, la revelación de los mágicos ante los muggles y la infinidad de conflictos de intereses y poder con que tenia que lidiar cada país hacían que la estabilidad de los magos y brujas fuera difícil de sobrellevar, la vida a la que estaban acostumbrados desaparecía a cada minuto que pasaba. Por eso cuando Ela Karoline descendio del Ford águila con mecanismo de invisibilidad activado en los jardines de la Lockhart todo lucia desolado. El conducir sobre Ottery y ver las mansiones en su mayoría abandonadas le provocaba un nudo en el estomago y un gran sentimiento de culpa en cuanto a la propiedad de la cual era matriarca, apretó la mandíbula al ver los setos más altos y de formas irregulares, nada que ver con la hilera de arbustos perfectos que la había recibido meses atrás, las flores crecían esparcidas sin control ni forma y entre ellas se colaba la maleza, como los indeseables en el gobierno mágico que habían provocado todo aquel desastre. Miro a su alrededor, no parecía haber nadie a kilómetros de ella ni de la propiedad, por lo que se aventuró a sacar su varita e ir limpiando todo de la hojarazca, mala hierva e invoco a Jops, el elfo mayordomo y jardinero para que se encargará de la vegetación, las flores, la grama y por supuesto los bebederos que disimuladamente estaban dispuestos tanto en el jardín frontal como en el trasero. Karoline se sentó en los peldaños que conducían a la puerta de entrada al castillo, allí abrazando sus piernas se preguntaba cual seria el destino de la magia y el suyo propio, ¿donde estaría Cye? y ¿donde los demás Lockhart? un largo suspiro escapo de su pecho sin encontrar respuesta al esas interrogantes.
  5. Habían varios lugares seguros para los miembros de la Orden del Fénix por toda Inglaterra y también estaba el hogar de los Potter, allá en el calmado y casi escondido Valle de Godric, un lugar que Ela Karoline no había tenido la oportunidad de visitar aún. Pero aquella nota lo cambiaba todo. En vez de ir a descansar al castillo Lockhart decidió aventurarse a conocer la vieja casona inglesa, para llegar allá escogió la aparición, pese a que deseaba sentir el viento en su cara mientras volaba, pero sería en otro momento aunque llevo consigo la escoba por aquello de salir a explorar los alrededores, aunque no debía olvidar que los muggles no estaban lejos. Cuando los pies de la chica tocaron el césped del jardín no era ni muy temprano ni tampoco la media noche, por lo que todo rastro de calor, si es que lo hubo, ya había desaparecido, solo quedaba un fresco agradable, más tirando a frío junto con las luces que comenzaban a titilar en el porche y hacían notorias algunas ventanas. Desde donde estaba parada podía apreciar la sencillez de la estructura, de dos plantas, pero como en el mundo de la magia nada era lo que parecía, estaba casi segura que contaba con cuanto espacio y equipamiento pudiera necesitar la familia de la Orden que eran quienes la ocupaban en la actualidad. Con paso sereno recorrió la distancia que la separaba de la puerta principal, y antes de poner la mano en la puerta checo que su vestido de seda irlandesa en tono degradado ocre y blanco lucieron perfectos, momento en que la puerta se abrió y un elfo la dejó pasar, los tonos en las paredes o tal vez el mobiliario, las cortinas o quién sabe qué, le daba calor de hogar y se sentía acogedor. Pronto escucho voces y se las ubicó, resulta que provenían de la cocina, allá estaban cuatro brujas y un mago, una caja de madera, morrales y restos de pan jamón y olor a té. --¡Hola! ¿Cómo están? -- saludo y pregunto al tiempo que sacaba de su bolsito, pequeño solo en apariencia externa (gracias a un hechizo expansor) una cajita alargada con tres compartimentos, cada uno contentivo de café molido ya fuese: puro, con cacao o con vainilla, producido y de venta en su negocio. --Un poco de buen café para quien guste preparar-- ofreció colocando la caja sobre la mesa y centrándose en preguntar --¿Trajeron reliquias? porque a mi no se me ocurre que pueda yo...-- dejo la frase en el aire porque le pareció inútil terminarla, a esas alturas ya todos seguramente entendían lo que iba a decir. --Por cierto, soy Ela Karoline Lockhart, prima de Cye-- se encogió de hombros sintiéndose pequeña por creer que era la más nueva en la Orden.
  6. Vitrina Encantada Karoline disfrutaba de su bebida caliente y de aquel rico trozo de pastel cuando vio movimiento, los elfos siguiendo sus instrucciones hicieron campo en la hermosa terraza, de modo que todo el que se bajará de los columpios (única forma de ingreso al local) viera una vitrina circular que constituía el punto focal, en ella varios objetos y tazones estaban dispuestos en las repisas de cristal, la mayoría proveniente de la trastienda y que había estado allá guardados desde la fundación del local, otros eran frescos y los más raros nadie sabía de donde provenían pero ahora eran parte de la exhibición. La vitrina giraba despacio mostrando pequeñas teteras para café, jarras para chocolate de variados modelos y materiales, tazas y platos, cucharas, coladores con los que se retenían la molienda del café para que no fueran a parar en la taza de la que se bebía, tazones con café molido puro o con aditivos como cacao, canela, vainilla, que se vendían allí, recipientes con cacao en sus diferentes etapas hasta llegar al chocolate que todos conocían y que despedía aromas delicados, un bol grande con trozos de chocolate blanco, de leche, semi amargo y amargo junto a otro repleto de bombones del que los visitantes estaban invitados tácitamente a degustar. Algunas trozos de lo que parecían piedras, metales y cristales, cuentas de perlas, piedras preciosas, pedazos de telas bellísimas, delicados bordados y telarañas de hilos de cobre, bronce, plata y oro estaban esparcidas a manera decorativa, aunque desconocían su verdadero poder y utilidad, además de otros artículos raros que pusieron en las repisas inferiores y que desplegaban encantamientos inusuales. Todo aquello con el objetivo de atraer más clientes, que aquel que visitará el lugar volviera de nuevo y sirviera de publicidad ante amigos y conocidos.
  7. La cercanía con aquellas personas le gustaba, le hacía sentir un bienestar que no imaginó posible, como tampoco imagino ver a la diosa de Avalón en persona, aunque sólo fuera por un breve instante, ahora que se había marchado, la trilogía de voces con el elocuente mensaje retumbaba en su cabeza, y cada minuto que pasaba cobraba mayor sentido e incluso cumplimiento. Xell con mucha dulzura contestaba sus preguntas mientras que una energía cual imán hacía que Karoline quisiera ir junto a la espada, Sagitas las instaba a tomarla, a tocarla, a sentirla, quizás fuese necesario para entender aún más su propia naturaleza. Dick por su parte permanecía distanciado aunque dudaba que estuviera ajeno a lo que hablaban o les rodeaba. Karoline siguió a Xell, aceptando la invitación de la portadora de la espada y la tocó, de inmediato su cuerpo se calentó, la energía de que estaba hecha la hoja parecía circular por el propio cuerpo de la pelirroja, haciéndola temblar, vibrar y abriendo su mente, comprendiendo y aceptando lo oculto y desconocido, se sentía plena y por una breve fracción de segundos recordó a las chicas que le indicaron el camino, y también las otras dos energías mucho más adelante que debían pertenecer al dueño del patronus y una semejante, ellos los intuía diferentes, poderosos en otro sentido, con otros motores, si, si, como la oscuridad abrasante de aquella noche o como el ímpetu de la tormenta que cubría los terrenos, fue entonces que lo supo, eran miembros de los otros dos clanes, hijos de la Orden del Fénix, luchadores incansables del bien aunque con diferentes esencias, armas y dones, cada cual libraba su propia batalla, cada cual seguramente debía cumplir una misión para que juntos lograrán ese bien mayor. La voz de alarma de la hermana Sagitas hizo que las orbes esmeralda buscarán entre los árboles algún rastro de enemigos, era lógico que otros seres codiciaran la espada y vinieran por ello, entonces comprendió que no era solo transportarla, había que defenderla como sacerdotes que eran hasta su morada ancestral. Admirada sintió la vibración bajo sus pies, el despertar de la naturaleza misma, como si los árboles, raíces, tallos y cualquier forma arraigada a la tierra tuviera vida, y la tenían, era Sagitas quien lo provocaba, la escucho mencionar un hechizo que no sabía que ella misma conocía y su efecto inmediato. Xell por su parte parecía tan frágil, hasta que el aire se manifestó de forma intensa y una laza que no vio salir dio en el blanco de uno de los enemigos ¡Cuanto poder! pensó viendo ahora al Dick manifestarlo a través del agua pura y cristalina que pronto se reunió elevó y luego baño aunado a una purificación, ya había entendido lo que querían decir con poder de nacimiento y también con la mención de los cuatro elementos, el camino estaba trazado y la puerta aparentemente abierta, pero la madre naturaleza no aceptaba equívocos, o nada a medias, no aceptaba menos que un todo, por eso cuando corrieron hacia el árbol cuyo grueso tronco parecía abierto, varias escamas de corteza sellaron la abertura dejando apenas los bordes libres que emanaba la brillantez del medio bloqueado portal. --¡Vamos!-- aceptó la Lockhart al tocar la mano de Sagitas, pero no sin antes dejar fluir la energía de aquel poder por todo su cuerpo, un fuego pareció consumirla, pero no la quemaba y cuando estiró sus manos hacia el suelo separadas de su cuerpo una barrera de fuego se alzó hasta tocar el viejo árbol, con lo cual el portal quedó totalmente libre, pero Ela también había invocado Beltane aquel fuego sanador que se esparció hasta alcanzar a uno de los animales del bosque que había sido pisoteado por los enemigos de Avalón, de la Orden del Fénix y del equilibrio mágico, el animalito recuperando la movilidad y la salud corrió a desaparecer entre los árboles. Los sacerdotes estaban listos, unidos, conscientes de la naturaleza externa que ahora reconocían dentro de sí mismos, Avalón los esperaba como los esperaban sus maravillosas dádivas de conocimiento y poder.
  8. Era un nuevo día, con nuevas expectativas, con sus propios afanes y por supuesto, con sus propias recompensas, con ese pensamiento abandonó la cama aquella mañana, la habitación principal había cambiado, no solo no era la misma, sino que cama, mobiliario, ropa y accesorios eran distintos, lo que si se mantenía era el piso y también aquel paso de aire, es decir, el balcón con la grandiosa vista de los alrededores, ahora había una mesita con un par de sillas, algunas plantas y un columpio de dos amplios puestos estilo romántico, en el que Ela se acurrucada a leer. Karoline, disfrutaba el no tener que seguir órdenes, la autonomía que le daba ser la matriarca de los Lockhart, aunque no quitaba el hecho de sentirse presionada ante sus propias expectativas y las que creía tenían los demás sobre ella. Hasta ahora todo había ido bien, sus días transcurrían entre los dos negocios y el castillo, entre adaptarse al clima, los horarios y la forma de vida de los británicos, así como el uso libre y diario de la magia. Ese era otro punto álgido fascinante, la magia, aún tenía ciertos problemas con la varita de doble núcleo, pero en general había mejorado su funcionamiento desde que la pelivioleta se la había reparado, la práctica también la convertía en alguien más diestro aunque tenía mucho que aprender y mejorar. Bajo las escaleras de a saltos a pesar de las zapatillas de taco alto, de la falda amplia por sobre las rodillas que amenazaba con abombada cual hongo ante su agitado paso, pero eso no le generaba preocupación alguna. Los elfos por su parte, estaban contentos de que el castillo no quedará abandonado como otros lugares con esto de la guerra mágica, de servir a una nueva generación de Lockhart, aunque andaban alertas y agachándose o escondiéndose tras algo cada vez que la veían empuñar la varita. Cuando Jops, el viejo elfo mayordomo abrió la puerta y vio a @@Sagitas Potter Blue se alegró y le dio paso al interior, notificándole que era un placer verla y que sería de gran ayuda si lograba hacer que Karoline fuera menos entusiasta con la magia dentro de casa. Podría usted hacerla menos peligrosa ni había terminado la palabra cuando un jarrón voló desde la mesa del vestíbulo y estalló en pedazos casi a los pies de la Potter y del elfo, la criatura miró a la visitante y con la expresión de los ojos casi dijo se fija, si esto me refiero. Karoline por su parte, apareció corriendo con la varita en mano y se detuvo en seco al ver a la mujer, --Upss, eso fue sin culpa-- dijo disculpándose y escondiendo la mano con la varita hacia la espalda como cuando se hace una travesura, a diferencia de Cye, Ela era más joven y quizás menos sensata o tranquila, con menos aplomo, al menos en casa y frente a amigos y familiares. --¡Bienvenida @Sagitas!-- le dijo encantada de tenerla por allá, luego se acercó y le enganchó el brazo para conducirla a alguna parte del castillo que aún no decidía, quizás a los jardines posteriores, quizás a la cocina ya que aunque pasaban de las 9 no había desayunado o quizás solo hasta el salón, lo cierto es que la trataba con una familiaridad que quizás sorprendería a todos, porque ignoraban que la pelirroja había encontrado varios álbumes de fotos y notas insertas dónde Cye le explicaba quiénes eran y lo que significaban para los Lockhart. --¿Ya desayunaste? yo no y aquí cocinan como los dioses, me alegra que vinieras, yo he querido ir a visitar a la familia, porque somos familia no, por Cye sino me adoptas-- agregó encogiéndose de hombros y expresando tanta curiosidad y gusto que hablaba rápido y desplegaba energía cual brisa, bueno más bien como ventarrón. --¿Tienes muchos familiares? ¿hijos tal vez? ¿hermanos? ¿es hermosa tu casa? ¿grande y con plantas raras? -- era pregunta tras pregunta como si no necesitará aire para respirar.
  9. Era un nuevo día, con nuevas expectativas, con sus propios afanes y por supuesto, con sus propias recompensas, con ese pensamiento abandono su hogar y se dirigió de manera tranquila, sin prisas, a uno de sus negocios, el "Cacao Café" donde ya sus elfos se encontraban con todo limpio y dispuesto para atender a la clientela de aquella nueva jornada. Karoline, disfrutaba siempre la única forma de ingresar al local que era desde la calle abordando el columpio que cual rueda, subía hasta la terraza y se detenía mágicamente allí esperando que los clientes abandonarán los cómodos asientos y se adentrarán en el paraíso del chocolate. Cuando sus zapatillas tocaron el césped de la terraza ya eran pasadas de las nueve de la mañana, pero la pelirroja aún no desayunaba, ni siquiera había tomado su acostumbrada taza de café, por eso lo primero que hizo fue sentarse en una de las bonitas mesas y esperar que la atendieran. Los elfos de inmediato se percataron y como de costumbre, le llevaron la humeante taza del aromático líquido acompañado de un plato con un trozo del rico budín de chocolate y cereza que pondrían en la vitrina de postres para el consumo del día. Ela lo miro y tenia buena pinta, desprendía un aroma exquisito y sin dudarlo tomo el tenedor partió un trocito y se lo llevó a la boca saboreando cada miga, luego le dio un sorbo a su café y sintió como si con ello se despertara realmente.
  10. post El caso era por el animal, la opción 1 quería ver si existía la posibilidad de que me dejaran usar el cisne que es mi patronus y también era el de Ishaya y también fue el animal escogido por el para esta habilidad. @@Niko Uzumaki
  11. Buenas noches, otra vez yo preguntando si tienen alguna respuesta a lo que ya les había planteado, es que estoy interesada en definir el asunto y sacar la habilidad, os pido disculpas por las molestias.
  12. Estaba allí a pasos de sus hermanos y sin embargo no pudo acudir a ellos, no era soberbia, altanería ni falta de humildad, sino inexperiencia, asombro y desequilibrio, si, si, porque era su primer encuentro con la diosa, cara a cara, o más bien que sus ojos físicos la recorrieron, ahora tenia algo sólido en su mente, esta feliz, se sentía tan agradecida y privilegiada y estaba tan inmersa en tantas novedades que no se dio cuenta que le habían notado, no hasta que @@Xell Vladimir Potter Black le tocó y la ayudo al incorporarse sin palabras. --¡Gracias!-- pudo articular por fin, tocando la mano de la rubia sacerdotisa al levantarse, la energía que emanaba de ella era pura y poderosa, podía sentir la armonía entre lo físico y lo espiritual de aquel ser, comprendió entonces que nuevos conocimientos, sensaciones, habilidades y descubrimientos se manifestaban ante si, tenia tanto que aprender de la diosa y su paso en aquel momento específico, del legado y la misión que dejaba y de ellos, los sacerdotes, aunque ahora solo veía a tres. --Era la diosa suprema ¿cierto?-- la miro a los ojos tan claros como los de su prima Cye, --¿Es... es la espada mágica fulgurante? ¿la de filo inquebrantable como la lealtad de su portador?-- pregunto entre incrédula y admirada, tenia tanta información que procesar y luego estaba el hecho de que se la hubieran encomendado a aquella sacerdotisa, debía ser muy especial y con gran conocimiento del clan y de la magia, también daba vueltas en su cabeza lo de la misión, si había entendido bien, debían volver a cierto lugar, osea Avalón, si era así, conocería por fin la mítica isla perdida entre brumas, era tanto... y tan maravillosas noticias que súbitamente abrazo a Xell como si la conociera de años, como si fueran grandes amigas, algo que podía llegar a suceder, pero por ahora, eran hermanas de sacerdocio y eso bastaba. --Soy Ela Karoline Larsson... Lockhart, ya nos habíamos visto ¿cierto?-- no es que los nombres o apellidos importaran mucho en aquel momento y contexto, pero sentía que debía explicar de algún modo su conexión con Londres y también con el legado sacerdotal proveniente de los Lockhart, igual cada quien estaba allí por mérito propio, por elección y porque sentían el llamado de la madre naturaleza, de esa fuerza intrínseca que los empujaba a meditar, a perfeccionarse y a canalizar una energía que debían poner al servicio del mundo mágico a través del clan y de la Orden del Fénix. --El... ¿esta herido?-- pregunto mirando hacia donde antes había estado tendido el mago, luego cobro valor y pregunto en voz alta --¿Todos estan bien?-- necesitaban estarlo para lo que seguía pues su intuición le gritaba que aquello solo era el comienzo de un camino que debían recorrer juntos y quedarse inmóviles con tanta energía circundante no era ni sabio ni práctico, no cuando había tanto en que ocuparse. --Ahora ¿que hacemos? -- preguntaba justo cuando Sagitas les decía que se acercarán, que la espada era de todos y constituía la guía o el lazo con el poder interior de cada uno. Camino hacia la pelivioleta sin soltar a Xell, le gustaba tenerla cerca, --¿Elemento natural que dominamos?-- repitió como boba, aunque más como pregunta, mientras que fruncia el entrecejo y sus orbes esmeralda iban del rostro de Sagitas al de Xell, al de Dick y finalmente volvían al de la portadora de la espada.
  13. No llegaba de primera pero al menos no todos había partido, un par de brujas permanecían en el lugar, de ellas precisamente recibió información sobre el rumbo que habían tomado los demás miembros de la Orden. "Hacia el norte" repitio en su cabeza aunque percibía energías difusas en varias direcciones, como pequeños focos de luz que no podían describirse ni enfocarse con los ojos físicos, y entonces todo cambio. Varios fenómeno se desarrollaban juntos, como nunca antes los había presenciado, la oscuridad propia de aquella noche era distinta, poderosa y envolvente, capaz de perder en sus tinieblas al más luminoso ser, pero fue la tormenta eléctrica la que hizo que un escalofrío recorríera su espina dorsal, tanto poder sobre aquel camino, desde el cielo y sin embargo ningún árbol había sido derribado, nada, hasta donde sus ojos alcanzaban a ver, había sido impactado por los rayos, ¿que es esto? se preguntó mentalmente, la respuesta se encontraba más adelante, expresada en tres deidades únicas, poseedoras de gran poder, la fuente de energía inimaginable. La escoba avanzó en su vuelo hacia donde la guiaba Ela, hasta que de la nada una criatura la alcanzó y la sorpresa hizo que la bruja se tambalease y descendiera hasta ponerse de pie, era un hipogrifo pero no la estaba atacando, de hecho parecía amigable, la pelirroja que sentía un profundo respecto por todo ser viviente, hizo una pequeña venia que fue aceptada por la criatura, entonces descubrió que esperaba que la montará, se acercó y con delicadeza la acarició susurrandole --Muchas gracias, pero esto es algo que debo hacer sola, eres libre-- concluyó su platica palmeando al animal que de inmediato se alejo. Ahora que estaba en suelo podía sentir una corriente de aire que arremolinaba las hojas desprendidas a su paso, las veía rodar en una dirección como si quisiera que las siguiera, y ella que de pronto sentía que todo cobraba vida, se sentía observada como si los árboles la vigilarán, decidio seguir el camino señalado sin poner resistencia, a medida que caminaba, se sentía más conectada con el entorno y también consigo misma, con una corriente de energía que emergía de más adelante, que hacía que la tierra bajo sus pies vibrará, como si fuera lo único importante y Karoline cual alma sedienta debía ir sin demora a su encuentro, para saciarse, fortalecerse, conectarse y aprender. Los pies de la Larsson parecían tener alas debido a la urgencia que llevaba hasta que la vio, aun por entre los tres sacerdotes, una mujer, hermosa en todos los sentidos, con una plenitud que no correspondía a este plano terrenal, y un poder energético que lo arropada todo, la espada en su mano parecía estar tallada de pura energía que se desplegaba a cada segundo y entonces Ela cayó de rodillas, sumisa ante la diosa de Avalón. No había sido notada por ninguno de sus hermanos, porque todos estaban inmersos en la deidad, en el mensaje que estaba entregando y en todo cuanto la rodeaba. Las lágrimas de emoción rodaron por las niveas mejillas de la sacerdotisa agradecida por poder presenciar aquel momento, ahora entendía que su camino en el clan comenzaba y que tenían una misión que llevar a cabo, Karoline estaba más que dispuesta, no tendría la misma trayectoria y conocimientos que su prima Cye, pero si el corazón, la energía y la convicción para buscar su lugar y servir con devoción al clan, a sus hermanos, a la diosa y a la Orden del Fénix, su familia.
  14. Bueno @ era como los otros expertos en el arte de cocinar, no dejaba que la chica metiera sus manos, aunque el no le azotó los nudillos con algún utensilio, pronto a sus manos llego una humeante taza de café con ese extra que su paladar ansiaba, sorprendida luego de un par de tragos pregunto --¿Cómo supiste?-- entonces sus ojos esmeralda lo escudriñaron para ver si se delataba y confesaba que le estaba leyendo la mente, en lugar de eso, el mago le embarro una mejilla con el relleno de la crepa. --Mmmmmm ¡deliciosa!-- dijo luego de poner el índice justo en donde había sido manchado su rostro, y tomar un poco de la mezcla y llevarlo a su boca y saborearlo, río ante la ocurrencia de compararla con un pastelillo levanto el mentón y dijo --Sí esta tan rico como esto, si-- aceptó abanicando un par de veces sus largas pestañas de forma coqueta y parecio dar resultado porque al final le dejaba probar las crepas al tiempo que el limpiaba los restos en la mejilla, Ela dio un pequeño mordisco al rollo de crepas y luego puso los dedos en sus labios para hacer aquel gesto que significaba que estaban muy buenas --¿Las probaste?-- pregunto ofreciendo un bocado al habilidoso cocinero, aunque momento después le pareció tonto el ofrecimiento y esperaba un rechazo, pues que sheff no prueba antes lo que hace... El rubor que había cubierto sus mejillas momentos antes desapareció ante la respuesta al recorrido, levantó una ceja cuando el menciono las dos primeras palabra y río abiertamente cuando las recompuso por otras, --Entonces hay que irnos ya-- dejo el plato en la mesada dio un último sorbo al café y de forma despreocupada tomo al mago de la mano jalandolo suavemente hacia la salida de la cocina. --Espero que te guste tanto el chocolate como a mi-- siguieron caminando hasta situarse frente a la cascada de chocolate que sin duda alguna era uno de los grandes atractivos del lugar, tanto por su aroma como por la disposición. --Este es tu pase, ¿listo?- dijo luego de entregarle una moneda de chocolate con un grabado con el logotipo del negocio, un arte de chocolate y magia diseñado por la propietaria que se guardaba celosamente solo para uso de clientes vip. Ella colocó la moneda que había reservado para ella en la palma de la mano y la misma por la magia inmersa en ella salto del envoltorio a la fuente, lo miro esperando que la imitara.
  15. Ela Karoline era la prima desconocida de Cye, la nueva matriarca de los Lockhart, algunos de los pocos que la empezaban a tratar encontraban algunas similitudes entre ambas mujeres, algún rasgo físico o de carácter, pero eso no era todo, la pelirroja también era sacerdotisa, menos avanzada, segura y diestra, pero definitivamente comprometida con aquella parte de si misma que poco se había permitido explorar, ahora todo era distinto, la magia era parte activa y visible y podía ejecutarla con libertad. Cuando los rumores sobre la presencia de energías más que notables se esparció secretamente, ella se intereso, ya había contactado con los líderes de la orden, por medio de la propia Cye, pero no los conocía ni había recibido señales de que la hubieran aceptado, ya se estaba desesperando, en su interior sabia que pronto seria momento de actuar y no quería quedar fuera, por otro lado, sentía una necesidad cada vez más grande de energía, pero no cualquiera, se trataba de algo interior que la arrastraba hacia lo desconocido, al punto de hacerla ignorar cualquier compromiso pendiente, cita o tarea, tenia que salir e ir, ¿pero a donde? de pronto sus manos parecian estar prendidas en fuego, uno real que no la quemaba, esta vez no se asusto, con el tiempo había descubierto que era su propia naturaleza como sacerdotisa que se manifestaba, entonces supo que lo que sea que la estuviera atrayendo tenia que ver con ello y con el Avalon desaparecido. Parpadeo sorprendida, un patronus, el primer llamado de la orden que recibía galopada hacia ella con su luminiscencia característica, solicitando su presencia en el Valle de Godrik, entonces... habia sido aceptada, el corazón le latio a prisa, la sangre se agolpo abruptamente y un fuego parecía consumirla --¡Demonios! -- murmuró sacudiendo las manos y controlando el flujo de energía antes de provocar un accidente o de que alguien le viera. Unos minutos después, la chica usando el medio más común, la escoba, llegaba al Valle de Godrik en busca de sus ahora compañeros, la cabellera roja no se notaba a primera vista pues la capucha de su capa de viaje color negro azabache la cubría, mientras montaba la escoba otro patronus llego, distinto mensaje, misma ubicación, era de Dick, el mago que desde su llegada a Londres había conocido y que casi veia a diario, la bruja arrugó el entrecejo, entonces el también era de la Orden del Fénix, que bien lo mantenía en secreto, pero por otro lado, le alegraba no tener que mentir al respecto. Ya con su bolso de cuentas con hechizo expansor y montón de pequeño se frasco de pócimas, y demás cosas que consideraba indispensable, entre ellas, su varita, la misma que aquella mujer de cabellos violeta le había reparado. La escoba voló y voló hasta alcanzar el destinatario según los patronus, pero llegaba tarde, todos habían partido, al menos de allí, cerró los ojos y soltó la respiración sintiendo que además del aire se había quitado mucho peso muerto de encima, estaba lista para seguir el rastro energético, de al menos ocho personas, aunque había algo más poderoso... y entonces sigue volando. --¡Chicas!-- grita de pronto desde su escoba en vuelo acercándose dos mujeres a las que no conoce pero esta segura que son parte de la orden --Perdón por la demora, los demás se fueron...-- dijo no preguntando sino asegurando y esperando que fueran suficientes palabras para que le proporcionarán más información, aunque seguía sintiéndose atraída por una corriente cual imán, que estaba más allá, inmersa entre árboles, tierra y pequeños seres. @@Ellie Moody @@kaori Avery
  16. Al transcurrir los días, Ela iba sintiéndose más cómoda, menos presionadas y más segura de lo que debía o no hacer para mantener a flote el pequeño emporio comercial que su prima le había legado, claro que tenia dos factores de ganancia, el buen tino que parecía ser una cualidad hereditaria de los Lockhart y la ayuda de @, ligados por el azar y por sus familiares. No hacia tanto que se conocían pero el mago era constante en su visita al lugar y colaboraba fervientemente, sobre todo en la cocina con los platillos, la pelirroja pensó que debía ser una clase de habilidad especial aquella de cocinar, porque a ella hasta el agua se le quemaba, cosa que ya era mucho decir. --Vas a tener que enseñarme uno de estos días-- dijo de forma alegre entrando cual huracán a la cocina, con toda aquella energía que la caracterizaba, pudiendo percibir de inmediato el rico aroma de crepas recién hechas, aunque lo que le apetecía era una buena taza de café humeante con algún extra como aquella mezcla de granos de café con un dejo de chocolate y canela. --¡Hola Dick!-- noto la presencia de los Elfos cocineros que estaban inmersos en otras tareas en la amplia y bien equipada cocina --Buenos días para ustedes también-- dijo luego de colocarse al lado de Grayson y cual niña tratar de meter un dedo en el relleno de las crepas. --¿Has hecho el recorrido chocolates en este local? hay que divertirnos-- confeso luego de la pregunta, y Cye le había mostrado como servir de guía a clientes vip, hasta la parte de los bombones que era el bebe de aquel negocio, Karoline era muy responsable, pero seguía siendo joven, así que de vez en cuando se daba permiso de divertirse y de explorar, y ya que no había tenido tiempo de explorar el montón de negocios en el Callejón Diagón, tal vez debía empezar con el propio.
  17. Id de usuario: 73553 Nick Actual: Cye Lockhart Nick Nuevo: Ela Karoline Premio obtenido: Post Gala Regalado por Darla Potter Black aqui Subtitulo deseado: Siempre Lockhart || Bruja Chocolatosa Premio Obtenido: Post Gala ganado por Darla Potter Black
  18. Ela Karoline El elfo mayordomo de nombre Jops era quien había abierto la puerta dando paso al visitante, aunque no espero captar la atención del mismo, al punto de ser examinado con aquella curiosidad y emoción que reflejaba el rostro de @, quizás la misma que horas antes sintiera la propia Ela Karoline la nueva matriarca Lockhart. Sin duda aquellos primeros meses estaban trayendo muchas sorpresas. Ela quien se apersonaba al lujoso vestíbulo pudo escuchar y ver al mago, mientras el se centraba en el elfo, ella lo examinaba a el, hasta que este le indico de forma nerviosa el motivo de su visita, hasta para ella, que no tenía experiencia con el género masculino, resultaba evidente que de algún modo lograba perturbarle, y por supuesto, el ego femenino provocó aquella sonrisa de satisfacción --¿Eres el hijo de Sherlock Holmes?-- pregunto con tono de sorpresa, así que al fin aparecía alguien cercano al recomendado de su prima, era decepcionante no conoce al primero en persona, después de escuchar tanto de el, pero este era su hijo, quizás fuera igual de interesante que el padre, aunque claro, ella como siempre, estaba haciendo castillos en el aire acorde a su vivida imaginación. --Soy Ela, aunque todos me dicen Karoline-- volvio a comentar sin explicar que ese era su segundo nombre --Mi prima, Cye Lockhart, es quien conoce a tu padre, pero ella no esta- explico mordiendo su labio inferior, acto seguido lo invito a pasar al salón, donde estaba la chimenea usada para la conexión de la red flu y cómodos sofás, entre obras de arte bien dispuestas --Pasa, sígueme, podremos platicar a gusto en el salón--
  19. Estaba Ela contemplando el lugar desde el barandal, en la terraza de aquel negocio que de ahora en más seria suyo y pensando que tenia suerte, mucha en realidad, pues Cye le había legado un emporio ya establecido y solo tenia que mantenerlo y potenciarlo. Justo en ese momento un mago se le acerca preguntando algo, en principio no capta pues estaba absorta en sus propias cavilaciones, pero luego al escuchar el nombre de Sherlock Holmes, el amigo de su prima y posible socio reacciona. --Yo soy Karoline-- extendio su nivea mano a modo de presentación, esperando que el la aceptará e imitara su acción --Sé que quedo algo pendiente sobre una sociedad-- quizás su respuesta sonara ambigua y lenta, pero se estaba preguntando que relación tenia aquel con el desaparecido Holmes, después de todo, nadie podía culparla por preguntar ya que no conocía a casi nadie en aquel poblado. --Pero comprenderá que es un asunto delicada que mi prima Cye me encomendo y no debería tratarlo a la ligera-- en realidad lo que intentaba decir era "con cualquiera" pero su educación le impedía ser tan directa, además no quería ganarse un enemigo en la primeras de cambio, cuando lo que necesitaba eran amigos. --Antes me gustaría saber ¿cuál es su interés en todo esto? quiero decir, ¿cuál es su relación con Sherlock?-- ojalá no le resultara grosera la pregunta y contestara sin rodeos. @
  20. La bruja no terminaba de inspeccionar su nuevo hogar cuando alguien llamo a la puerta, ella que bajaba por las escaleras alcanzo a escuchar, pero fue Jops, el elfo mayordomo quien rápidamente giro el picaporte y la hermosa puerta se abrio dando paso al visitante. La curiosidad de la pelirroja pudo más y camino directo a la entrada alcanzando a escuchar su nombre, ¿quién en aquella comunidad preguntaba por ella? pues pocos por no decir que nadie fuera de los elfos y su prima estaban enterados de su llegada. Las zapatillas de taco alto resonaron en el pulido mármol al dar un par de pasos al encuentro del visitante. --Yo soy Karoline, pero no le conozco-- dijo con su marcado acento extranjero. --Y¿como supo donde encontrarme?--[/color] pregunto intrigada, si quería su atención ya la tenia. @
  21. La rutina era la cosa más silenciosa del mundo, tenia el poder de convencer a las personas de petrificarse, de olvidar que merecian más, mucho más de la vida, que podían hacer de la existencia una verdadera y maravillosa aventura. Karoline pensaba en ello mientras caminaba por el famoso Callejón Diagón, sonreía pues si un par de semanas atrás le hubieran dicho que su vida iba a cambiar tan radicalmente, le hubiera gritado a la cara lo loco que estaba a quien lo predijera, hoy No podía fingir, estaba emocionada, hoy por primera vez el Cacao Café seria suyo, tenia la meta, el compromiso de hacerlo crecer, de multiplicar sus ganancias y su prestigio, aunque en ese preciso instante no lo tuviera claro. Sus ojos verdes parecían más brillantes que nunca cuando se detuvo ante el columpio que la subía a la terraza, tomo asiento en uno y disfruto de la vista mientras se elevaba, una vez arriba, descendió y se quedó contemplando la disposición del mobiliario, los distintos ambientes, el murmullo del agua y de la cascada de chocolate que aún no veía. En verdad que su prima se había volado la barda con aquel negocio y es que a quién no le gustaban los chocolates y el café, máxime cuando podían disfrutarlo en un lugar tan bonito y especial, dejó escapar un suspiro de satisfacción, estaba segura que todo saldría bien, aunque aún tenía por resolver aquel asunto del chocolate que proporcionaría al misterioso socio del cual le había escrito su prima, pero ya se encargaría de eso. @Sherlok Holmes.
  22. Al parecer para los Lockhart la familia era lo más importante y claro Ela Karoline Larsson, la nueva matriarca tenia que estar a la altura de aquel precepto, seguramente algunos pondrían el grito en el cielo, pero no le importaba, su prima Cye le había encomendado aquella misión y no iba a fallarle aunque se le fuera la vida en ello. Por primera vez hizo uso de sus nuevas facultades y se apareció justo en medio del hermoso vestíbulo con dos grandes baúles en los que atesoraba no sólo ropa sino parte de su pasado. La mirada de la bruja buscaba algo en concreto, y pronto lo encontró, era el retrato de tamaño natural del fundador del linaje Gilderoy Lockhart, quien no tardó en asomar su figura elegante en medio del opulento marco dorado. El choque de ambas miradas, si estuvieran en el mismo plano hubiera hecho saltar chispas, en cambio fue frio lo que se percibio, ambos se estudiaron hasta que Ela rompio el silencio con su voz suave aunque totalmente distinta a la de Cye. --Me imagino que no me daras la bienvenida abuelito-- la pelirrojo hizo especial énfasis en la última palabra de forma que tuviera el mismo efecto que una filosa daga --Tu querida Cye me puso aquí, así que vas al tener que soportarme por un tiempo-- dijo haciendo un puchero seguido de una sonrisa de triunfo. Ela no era mala, tenia mucho de la dulzura de los Lockhart, pero era caprichosa, y poco generosa con quien había lastimado al los suyos. Y se decía antes si misma que en nombre de su padre por lo menos aquellas palabras se las debía. Se giro sobre sus talones y vago con la mirada, ¿dónde estaban todos? ¿acaso era la única en el castillo? quería explorarlo todo, instalarse y hacer algunas visitas según recomendación de su prima en aquella carta donde le había legado todo. ~●~ Mucho rato después, ya de mejor animo, después de un baño de espuma y ropa acorde con Ottery bajo las escaleras despacio palpando la pulida madera del barandal.
  23. Sintio que no se había equivocado al elegir aquel sitio, al ver el trato que recibia. La cantidad de cosas que pasaban a su alrededor y todas relacionadas con la magia, era para saltar de alegría o morirse de miedo, aunque para Ela era lo primero. Antes que pueda seguir con la conversación la puerta se abrió de forma intempestiva dándole paso a una bruja de apariencia parecida a la de su prima aunque más joven, quién dejo entrar el aire helado con la misma rapidez con que ella caminaba y hablaba. Aún así, eso no impidió que la chica escuchará las palabras de la rubia y se preguntará a que iba a referirse si la pelivioleta no la hubiera interrumpido. Rio por lo bajo ante la sugerencia de la dependienta y luego cayeron de nuevo en el tema de la varita. Las palabras de Xell confirmaron que era un negocio reputado y capaz, aunque la pregunta de cómo había llegado a ese estado de destrozo la varita hizo que la pelirroja carraspeara --Amm, cosas que pasan...-- dijo esquivando las miradas, por suerte el doble núcleo y su poderío fijo toda la atención. --Ah si, hace cosas maravillosas en verdad-- expreso con todo orgullo, ese había sido un regalo de su abuela que le habían entregado antes de cambiar de plano, de allí el desastre, aunque había estado practicando mucho, hasta hacerse la bruja que era actualmente, (no una eminencia pues tenia mucho que aprender y se seguía sorprendiendo día con día) pero si decente con cierta habilidad o talento natural para la magia. --¿Cuando estará lista? como comprenderá no puedo andar sin ella, podría recibir un ataque de esos...---- se llevó una mano a la boca, casi hablo de más y menciona los mortifagos sin saber si estaba entre ellos ahora mismo. --Quise decir sufrir un accidente-- volvió a carraspeara y pregunto observando la reacción de ambas mediante cualquier gesto en sus caras --Mi prima dice que la guerra ha recrudecido los ataques a las familias y propiedades y su castillo no ha sido la excepción. No sé cómo lo maneja-- movió la cabeza en gesto negativo y se sonrojo pues sus palabras demostraban lo nueva que era en el pueblo y con todos aquellos asuntos. @@Sagitas Potter Blue de los Potter Blue @@Xell Vladimir Potter Black
  24. El y sus bromas, lo escucho reírse sin debatir el argumento que ella acababa de esgrimir y al mismo tiempo sabia que estaba pensando como ella, "el mundo es un pañuelo" le alegraba saber que se tenían ambos, el uno al otro, así cuando ella se marchara... Allí detuvo sus pensamientos más porque hoy no queria entristecerse era una boda, un que habían esperado tanto como la de Matt y Helike, al menos ella había visto amor genuino en la pareja. --Bueno, no es que te cueste mucho romper reglas ¿verdad?-- dijo sonriendo tras verlo demostrar afecto a su hija, ahora entendía aquella conducta cuando Luna, la hija de Ariane había entrado a la churrería. De verdad no lo imaginaba ocupándose de detalles de boda, pero le había demostrado que era una cajita de sorpresas, y también le intereso saber si era la propia Dumbledore o su cuñada quien se había saltado mandar hacer el pastel en su negocio. --Yo quiero un dulce-- dijo poniendo cara de ángel y abanicando sus largas pestañas al tiempo que se mordia el labio inferior, los dulces o postres incluso un ponche azucarado podía tranquilizarla. En eso escucho un grito y giro hacia la voz femenina que la saludaba, era Xell, seguramente oficiaría la boda con Sagitas. Alzó la mano para que viera que la había escuchado y le lanzo un beso al aire, era su sobrina rubita, hermosa, que había crecido mucho en los dos últimos años, no de tamaño, no, sino internamente, un hondo suspiro se le escapo porque ella se lo había perdido. @@Xell Vladimir Potter Black @
  25. De inmediato noto el cuchicheo entre dos personas, dos damas para ser exactas, allá en la zona del mostrador, ambas desconocidas para la Larsson, entonces la que estaba detrás del mostrador le respondió afirmando que efectivamente componían y embellecian varitas, además de venderlas, claro. --Hola-- contesto y ante la cortesía de haber escuchado el nombre de la mujer que en realidad no le sonaba, ella hizo lo mismo sin dejar de ver la tonalidad violeta del cabello, al parecer ambas se examinaban, su prima Cye le había dicho en la carta que encontraría muchos cambios en este mundo, que aquí la magia no se escondía ni disfrazaba, que todos eran felices siendo quienes eran con sus similitudes y diferencias, con lo que ellos consideraban normalidades o con sus extravagancia, y que era hora de que ella ocupara el lugar que le correspondía y que a su padre se le había negado, gracias a la testarudez de su abuela y del propio Gilderoy Lockhart, ahora empezaba a comprobarlo a tan solo unas pocas horas de haber llegado. --Soy Ela, Ela Karoline-- contesto sin saber si ofrecer su mano delicadamente enguantada o dejarlo solo en palabras, ¿que era lo correcto? --He venido a ver si pueden hacer algo con esto-- dijo sacando de su bolso, una bolsita de terciopelo negra con filigranas plateadas, desató el cordón y extrajo dos trozos de madera, nogal rojo apenas unidos por algo que la bruja descubrió que era pluma de fénix. --No se si fue bien hecha, pero es mía y quisiera recuperarla-- dijo con un mohin de chiquilla, mientras que sus ojos verdes brillaron como si un par de lágrimas fuesen a salir. --Me ha dado problemas, no se si por su doble núcleo, pero la quiero exactamente igual-- estas ultimas palabras las dijo con tal firmeza que parecía que estuviera dando una orden y no encargando un reparación, a veces su temperamento Larsson salía a flote, aunque mayormente era el Lockhart el que figuraba. El caso es que el doble núcleo (pelo de centauro y pluma de fénix) junto con la madera estaban sobre la funda de terciopelo a la vista de la reparadora. --Mi prima me recomendó ir a Ollivander, pero yo he decidido que aquí es mejor, ahora usted me dirá si pueden con el encargo-- obviamente Cye conocía la tienda de Selene y había acudido allí más de una vez, pero desconocía que Sagitas hubiese incursionado con otro negocio. La miro directo a los ojos tamborileando los dedos sobre el mostrador a ambos lados de la funda y sin darse cuenta, mordía su labio inferior en un gesto que revelaba tensión, ansiedad y nerviosismo. @@Sagitas Potter Blue

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