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Emily Karkarov

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Todo lo publicado por Emily Karkarov

  1. ID: 89984 Nick: Emily Karkarov Link a la Bóveda Trastero: Trastero Link a la Bóveda de la cual se hará el descuento: Bóveda Link al Premio obtenido (en caso de gala/concurso): --- Fecha: 2022-03-18 Llave utilizada: Slytherin Objeto: Grimorio de Slytherin Puntos por unidad: 160 Precio: 8000 G Llave utilizada: -- Objeto: Puntos por unidad: Precio: Precio Total: 8000 Total de puntos: 160
  2. Emily Karkarov - Finalista - Eteria Se da la vuelta de mal humor abriendo un poco los ojos, irritada por haberse interrumpido su sueño a tan altas horas de la noche. Logra distinguir una luz al otro lado de la habitación y asume que un lumos, del dueño de la habitación. Del dueño de casa en realidad. No lo piensa mucho, solo se gira hacia el otro lado poniendo una almohada sobre su cabeza, evitando ver la luz que tanto está fastidiándola. -No creí que volverías, esta cama es más cómoda que la del cuarto de visitas. Solo cuando termina de hablar se da cuenta de lo descuidada que está siendo y se levanta de un brinco, aunque causa que el súbito movimiento le genere un leve mareo. Si bien está en un lugar seguro -o, al menos, cree que es un lugar seguro- y se supone nadie ajeno al grupo de confianza tiene acceso a la vivienda en Ravenrock, no puede bajar la guardia, especialmente cuando no escucha respuesta. Agarra la varita mágica y enciende las luces en una floritura poco elaborada. Se encuentra sola en la habitación y, cuando sale a inspeccionar, se da cuenta que está sola en toda la casa. Solo para despejar sus dudas, conjura un Homenum Revelio, detectando que efectivamente no hay más personas. Se frota los ojos, entre alarmada y somnolienta, aceptando con indignación que no va a poder dormir. Cuando regresa a la habitación vuelve a ver la misma luz brillante que antes había atribuido al emitido por una varita mágica. Pero esta vez puede notar que proviene de su monedero de piel de moke. Todavía tarda unos segundos en procesar donde había visto esa misma luz antes. Lentamente, recuerda su experiencia en Eteria. Recuerda atravesar un túnel, gateando, peleando contra su irracional miedo a los espacios cerrados. Y al final del camino estaba un mineral, brillando tan fuerte que podía llegar a ser enceguecedor. Recuerda claramente haber tocado el mineral y trasladada hasta Stonehenge. Y desde entonces aquella “piedra” no había tenido ningún tipo de reacción. Quizás había sido muy descuidado de su parte no haberse puesto a investigar qué era, o para qué servía. Cansada de toda esa situación había tomado el mineral y lo había dejado en su monedero, sin imaginar que podría haberse puesto en peligro. -Quizás todavía estoy soñando -se dice a sí misma, cuando un lobo que reconoce de inmediato le da le mensaje sobre una investigación. Sin pensarlo mucho, atribuyendo todavía a estar adormilada, se lava la cara y se pone una túnica encima de la bata de dormir y desaparece a las coordenadas enviadas en el patronus. Que sí hubiera estado más despierta quizás las hubiera interpretado mejor y reconocido que iba a una parte desconocida del océano Pacífico. Tal vez eso le hubiera ahorrado el susto de aparecer en un barco. Cree reconocer que alguien ha usado el anillo de salvaguarda contra oídos indiscretos, por lo que agarra fuertemente la varita mágica a medida que recorre el barco. Supone que en algún momento encontrará a alguien, pero mientras más se acerca, más brillante se torna la luz emitida por el mineral. No sabe si es parte de su imaginación o no, pero jura que siente como el mineral busca la forma de salir del monedero, navegando por la infinidad de objetos que se guardan allí gracias al hechizo de expansión. - ¿Me puedes decir qué está pasando? ¿Tu estuviste en Ravenrock hace un rato?– dice a Goderic cuando al fin lo encuentra, dejando su monedero sobre una de las mesas, como pidiéndole que se encargara del problema que tenía entre manos. Esta vez estaba completamente convencida de que el mineral estaba buscando la manera de salir.
  3. ID: 89984 Nick: Emily Karkarov Link a la Bóveda Trastero: Trastero Link a la Bóveda de la cual se hará el descuento: Bóveda Link al Premio obtenido (en caso de gala/concurso): --- Fecha: 2022-03-17 Llave utilizada: Hufflepuff Objeto: Grimorio de Hufflepuff Puntos por unidad: 160 Precio: 8000 G Llave utilizada: Ilvermorny Objeto: Grimorio de Ilvermorny Puntos por unidad: 160 Precio: 8000 G Precio Total: 16000 Total de puntos: 320
  4. Holaa, paso a pedir un baby unicornio, menos mal aclararon que son los que tienen stock saludos o/
  5. Que lindo que nos visiten 💕 sean bienvenidos, traiganse a Belosa o/ @ noe_snape sabes que a Julio y Vale siempre les pasa, pero es peor porque lo hacen on rol, que siempre ponen "Kim" y luego tengo que perseguirlos para que editen xD y siii, es lo de masterchef jajaja el lunes es la final final y nada, luego de eso tendremos que ver que hacer con nuestras vidas, yo asumo que me pondré a estudiar inglés xD
  6. Pero aquí me vas a dejar hacer spam o es que tengo que hacer las líneas? Nada, vengo a decir que @ Kaori Moody tiene la razón en decir que algo raro está pasando, Julio spammeando, Godecito roleando y persiguiéndonos para que roleemos también. No sé.... raro jaja Btw estaba viendo tiempo extra, se hizo un poquito de justicia (?)
  7. Hay que estrenar ese ranking de juegos, digo nomás (?

    1. Rory Despard

      Rory Despard

      Secundo con toda violencia v,v

  8. Como que hace falta unos jueguitos con spam hasta la pag 10 (?)

  9. Alguien que me diga qué llaves de casas tengo T_T 

    1. Goderic Slithering

      Goderic Slithering

      para qué quieres saber si no la puedes ocupar xDDD

    2. Emily Karkarov

      Emily Karkarov

      porque por alguna razón las gané de premio en la gala pasada u_ú

    3. Mackenzie Malfoy

      Mackenzie Malfoy

      #Cuando crees que has terminado todos los pendientes y alguien te baja a la realidad 😞

      Julio tiene una lista ya *les manda a su perfil*

  10. Se sorprende un poco cuando Goderic evita que el gas del cinaede le afectase, utilizando a uno de los fantasmas que había invocado con el aura de escudo fantasmal. Ahí es que cae en cuenta que si pudieran usarse más veces, las auras serían un buen aliado. Sin embargo, sabe que no debe empezar a divagar sobre los usos o no usos de las auras, más bien debe enfocarse en la práctica que lleva. –¿Y si nos tomamos un café luego de esto? – comenta Emily medio en broma, medio en serio, mientras su rival invoca el lumos, obligado por el aura de confusión. Gode habia perdido tiempo, pero aun así, gracias a su estrategia, antes del estado de confusión en el que estaba había logrado limitarla en sus opciones de ataque. Susurra un morphos, moviendo la varita mágica con la conocida floritura para usar el hechizo. Los escombros a la derecha de Goderic se transformarían en un escorpión venenoso, que esperaba lograra picar a su tío. Aunque duda que el escorpión logre su objetivo, al menos le serviría de distracción por un momento. Honestamente, Emily no sabe en que momento su piel empezó a envolverse en una luz brillosa. No dura mucho, pero no logra descifrar qué ha cambiado. Supone que es alguna de las auras, aunque no logra reconocerla a la primera. Deja de perder tiempo preocupándose por ello y piensa qué otra cosa hacer y, sinceramente, no se le ocurre mucho, por lo que repite en voz baja el "cinaede", esperando tener éxito esta vez.
  11. Se estira lo más que puede cuando Runihura se retira un poco para dejarlos en el tablero de juego, alistándose a su modo para empezar el duelo. Por un momento se siente algo incómoda con sus palabras de inicio, no porque quisiera matar a Goderic en un sentido literal, sino que el uso de las auras aunque era obvio que debía hacerse aun me resultaba un poco limitante al tratarse de una batalla 1 contra 1. Está distraída cuando Goderic le pregunta si está lista para empezar, pregunta que no responde, aunque tampoco su rival le había dejado mucho tiempo para hacerlo. A penas reacciona cuando ve que a su alrededor aparecen nuevamente los fantasmas funcionando como escudo, aumentando la cantidad de distracciones en el tablero de ajedrez Sin pensarlo demasiado invoca el obsistens, apareciendo frente a ella un cerco luminoso de color amarillo brillante, desentonando con el lúgubre lugar en el que se encontraban. El cerco era suficiente para protegerla de las lenguas de fuego invocadas por su tío, evitando que la quemasen y requiriera curaciones, era muy pronto para ello. Hubiera querido atacar de una vez, pero recuerda que Runihura tenía interés en verlos invocando auras, por lo que invoca el aura de confusión. De la varita mágica de Emily surge la recién conocida neblina gris, suficiente para que Goderic tuviera que invocar un "lumos", cada cierto tiempo, en momentos ilógicos a decir verdad. Finalmente, susurra un cinaede, que afortunadamente no debía recorrer ninguna trayectoria ni esquivar ningún escombro para afectar a Goderic. Solo debía esperar que su ataque fuera un éxito.
  12. Sonríe abiertamente cuando Runihura les dice que les permitirá continuar con la clase, aliviada de no tener que seguir con el juego de ajedrez en el que podía haber perdido en cualquier momento, de no ser por el uso del aura del escudo fantasmal. Luego, el tono de la clase comienza a tomar un rumbo que le recuerda más a las clases tradicionales, con la Uzza explicándoles sobre el uso de las otras auras. Emily piensa que quizás no vaya a utilizarlas mucho y que probablemente debería intentar esconder esos pensamientos en lo más profundo de su mente para que no puedan ser "leídos" por Runihura. Y no es que estuviera menospreciando la magia de las auras, sino que la limitada cantidad de veces que podía utilizarlas y que su utilidad estaba orientada a batallas grupales le quitaban el encanto de otras magias que enseñaban los uzza. Mientras divagaba, Runihura continuaba con su explicación. Había escuchado un cincuenta por ciento de lo que había dicho, pero a toda costa evitaría hacer preguntas y ponerse en evidencia. Por eso, cuando todo a su alrededor empieza a dar vueltas no entiende que está siendo víctima del aura de confusión. –¿Es temblor? –pregunta a Goderic, aunque la palabra "terremoto" hubiera sido más adecuada. Sin embargo, Gode se veía estar en su propio mundo, pues lo ve conjurando un aguamenti ¿por qué haría algo como eso? Sin ocurrírsele nada mejor, invoca un obsistens para evitar que los restos de los escombros llegaran a afectarla de alguna forma. Eso la hace ganar algo de tiempo y, viendo la neblina, entiende que el aura de confusión estaba afectándola. –Si uso el aura de inmunidad ... –dice en un susurro, para sí misma, pero es su compañero quien se adelanta a invocar a la sirena y su cántico protector. Ninguna otra aura podía ser invocada, por lo que la de Runihura pierde su efecto.
  13. Llegar a Juneau a través de bote había sido una decisión poco acertada. Si bien le gustaba apreciar el paisaje y aprender un poco las costumbres de los locales, útil especialmente si iban a pasar mucho tiempo en el nuevo lugar seguro, se arrepiente de no haber salido con más tiempo de anticipación. Como siempre, va tarde y ya imagina los reproches de los otros que, no sabe como, suelen estar a tiempo. Por eso, cuando baja del bote da las gracias y busca el lugar menos concurrido posible para desaparecer hasta el punto más cercano a la casa de Goderic, evitando ser vista por los no magos que la rodean, aunque toma la precaución de que su apariencia sea diferente a la de siempre, eligiendo el cabello rubio cenizo y algunas facciones levemente distintas a las normales. Y esta vez no solo va tarde, sino que desconoce a profundidad tema del que van a tratar, de hecho, la información que reconoce es por el comunicado oficial del ministro inglés «a las familias Burke, Dumbledore, Granger, Luxure, Malfoy, Moody y Ollivander» y todas las menciones al GRINCH. Sabe que los otros han estado investigado, haciéndose pasar por un grupo oficial del MACUSA, al que técnicamente pertenece aunque se rehúse todavía a hacerlo de forma oficial, con el miedo de tener que estar disponible cuando lo requieran. Cuando llega, no ve a nadie en el recibidor y automáticamente asume que se encuentran en la cocina. Cuando ve a Goderic, Madeleine y Kaori no sabe a quien están esperando a parte de a ella. Quizás Ellie y Hobbamock, aunque le sorprende que no estuvieran ya allí. De todos los presentes, solo Emily no había ido al evento de exposición donde el GRINCH había atacado en diciembre. — ¿Qué sabemos hasta ahora? —pregunta, tomando asiento en uno de los asientos libres.
  14. Emily posa su mano sobre una de las piezas y sospecha que no reconoce el material del que están hechas, para que sean tan transparentes como un cristal, pero tan fuertes como para soportar su peso si quisiese montarse y ser parte del juego de forma más personal. No obstante, esa idea la desecha cuando ve que Goderic se queda a un lado del improvisado tablero, supone con la intención de darle las órdenes a las piezas desde allí. Piensa que hubiera sido interesante poder tener la oportunidad de jugar como piezas, aunque no va a arriesgarse a ello sola, especialmente si Runihura era tan “tradicional” de hacerlos jugar como lo hacían los magos: destruyendo por completo las piezas que eran comidas. Recuerda haber visto mucha gente perdiendo el tiempo con juegos de ajedrez en la sala común de Ravenclaw, Emily no siendo una de ellas. Entonces va a jugar sin estrategia, ni conocimiento de movimientos tradicionales de ajedrez, simplemente moviendo las piezas como sabía que debían moverse y esperando que su inminente derrota no significara perder puntos con la uzza para aprobar la clase. Su primer movimiento es el obvio de alguien que realmente no sabe jugar, escogiendo un peón central y moviéndolo dos casillas adelante. Más allá de pensar en las piezas que iba perdiendo, la bruja pensaba en las auras ¿se invocarían como los señores del caos? Repara en su error de no haber preguntado antes a alguien que hubiera usado auras cómo saber si la invocación iba a ser un éxito o no. Aunque tampoco es que hubiera tenido mucha oportunidad, pues hace años que está alejada de las batallas grupales, prefiriendo el trabajo en solitario. Aun así, espera que no sea tan difícil de controlar el poder necesario para conjurar el escudo fantasmal cuando hiciera falta. Cuando pierde uno de sus caballitos brutalmente destrozado por un simple peón al que le había quitado importancia se empieza a preocupar más. Lo mismo ve en Goderic que se detiene a ver el cada vez más vacío tablero frente a ellos. No le sorprendería que él estuviera jugando con alguna estrategia, pero sí le sorprende cuando usa el aura que había mencionado Runihura. Varios fantasmas surgieron de la nada protegiendo las piezas de su tío. Emily mira con algo de aprehensión los fantasmales rostros difuminados, curiosa de saber de quienes se trataban. Y no sabe si es algo solo de su cabeza o realmente siente un leve escalofrío. No puede atacar, pues sería inútil, y tampoco puede recurrir a sus conocimientos de ajedrez, pues no existían más allá de cómo se movía cada pieza. La suerte de principiante tampoco iba a ayudarla tanto. Por descarte, solo le queda invocar el aura fantasmal también y esperar que Runihura no se aburriera mirándolos ni con la solución que había encontrado a su partida. Invocar el aura del escudo fantasmal le resulta incómodo. Y aunque como miembro de la Orden Oscura no era ajena a realizar invocaciones, especialmente de demonios, ver fantasmas surgiendo de su varita mágica era una imagen un poco perturbadora. Como no tiene ganas de revivir fantasmas de su pasado recuerda los rostros de los obituarios más recientes. Hubiera sido una mejor estrategia perturbar a su tío con fantasmas conocidos para él, pero realmente no era algo que quisiera hacer. Los fantasmas se ponen frente a las pocas piezas que le quedaban, haciendo que cualquier ataque no surtiera efecto sobre las piezas. Lo mismo que pasaban con las fichas de su contrincante. — ¿Quedamos tablas? — pregunta la bruja inocentemente, con un dejo de duda en su voz
  15. ID de usuario: 89984 Premio obtenido (Criatura/Objeto): criatura 4x en stock - concurso de postales 2do lugar Elección del usuario: kappa ID de usuario: 89984 Llave (Gryffindor, Hufflepuff, Ravenclaw, Slytherin, Ilvermorny o maestra): Hufflepuff
  16. Agradece llevar zapatos cerrados, pues odiaría la sensación de la arena entre sus dedos. El sitio donde debe llegar no es precisamente Egipto, pero es una réplica tan exacta que la temperatura y la ambientación le sorprenden cada vez que llega a una clase con los guerreros uzza, especialmente porque siempre difieren del frío londinense al que está tan acostumbrada. A lo lejos divisa una figura infantil junto a otra bastante familiar. La joven no se ve mayor que los trece años, y solo le toma unos segundos recordarla: Runihura. No recuerda exactamente hace cuánto tiempo había sido, pero a su mente llegan los recuerdos de haber jugado al “atrapa la bandera” como parte de su entrenamiento para dominar la magia del caos. Eso le recuerda también que la guerrera tenía una personalidad bastante interesante, una mezcla de la diversión infantil de alguien de la edad que aparentaba físicamente, pero también una diversión mucho más propia de guerreros más crudos como Bakari, que disfrutaban de verlos defenderse por su vida. Y aunque el juego que Runihura había hecho en su momento había sido diez veces más complicado debido a que su primera invocación de un señor del caos le había traído a Peeves, reconoce que el método de enseñanza de la guerrera había sido menos perturbador que el de otros uzzas con los que se había cruzado durante su formación. — Hola—saluda Emily casualmente, preguntándose si eso le traería problemas luego, duda mucho que Runihura los recuerde, especialmente porque ha pasado más de un año desde la clase del libro del caos —Yo soy Emily Sería redundante decirle que estaba allí para estudiar el libro de las auras, ya que era bastante obvio luego de la presentación de Goderic. Espera que la guerrera no empiece con las típicas preguntas del por qué quería aprender sobre las auras porque honestamente no sabría que responderle.
  17. Cuando el centauro les dice parte de la profecía Emily bota el aire que no había notado estaba conteniendo, producto del nerviosismo de no saber en qué momento iban a ser descubiertos. En retrospectiva se sorprende de que fuera ella quien iniciara con la improvisada exposición de conocimientos y pseudo engaños para que el centauro líder confiara en contar lo que sabía, pero más le sorprende que hubiera sido un éxito la improvisada estrategia. Emily se mantiene en silencio, seguramente los otros también estarían repasando la profecía en sus mentes, intentando darle sentido a lo que habían escuchado. Aunque no tienen mucho tiempo para repasar la profecía palabra por palabra, pues el centauro los manda nuevamente a una búsqueda. A esas alturas, Emily ya ni recordaba por qué estaba en esa misión. — Saben qué, estas profecías podrían ser más positivas, ¿qué es esto de exterminio? ¿y que se acerca una batalla? No nos haría mal algo de felicidad de vez en cuando… Empieza a quejarse luego de Kaori, algo irritada por tener que buscar al tal Berenci y por el triste futuro que estaban deparando los centauros. Las cosas en la comunidad mágica no eran color de rosa, pero tampoco esperaba que llegaran a ser tan alarmante como parecía. O quizás simplemente estaba malinterpretando y sobredimensionando la profecía escuchada y nada iba a ser tan malo como su mente divagaba. Se le ocurre que Goderic que era vidente pudiera descifrar mejor la profecía o, tal vez, debían esperar a tener la parte que faltaba antes de sacar conclusiones. —En fin, creo que tienes razón Kao, podemos ir siguiendo el camino del lago, no tenemos mejores pistas —dice pensativa —esos centauros podrían habernos ayudado más, aunque no me quejo mucho, pensé que en cualquier momento nos iban a atacar por estarlos engañando. Al grupo no le queda más opción que buscar la cueva, habían invertido mucho tiempo y esfuerzo en llegar hasta ese punto como para dejar la misión que, aunque habían avanzado mucho, sentían que tenían todavía un largo trayecto por delante.
  18. ID: 89984 Libro de Hechizos: Libro de las Auras Justificante de compra del Libro (Link a la bóveda trastero): comprobante Link a la Bóveda: http://www.harrylatino.org/index.php?showtopic=83743 Link a la Ficha: http://www.harrylatino.org/index.php?showtopic=80628
  19. ID: 89984 Nick: Emily Karkarov Link a la Bóveda Trastero: 107857 Link a la Bóveda de la cual se hará el descuento: 83743 Link a Tópic de la clase o a la prueba: Certificación Nivel Mágico: 38 Fecha: 2021-12-20 Nombre del producto: Libro de las Auras Consumible o Libro de Hechizo: Libro de Hechizo Nivel (del libro): 30 Precio: 30 000 G Precio total: 30 000 G
  20. La confusión de ver a Goderic en la sala redonda la desubican por un instante y le toma unos segundos entender que el hombre que la había acompañado durante la travesía por el lago, el bosque y parte del laberinto no había sido él. ¿Se trató de una alucinación? Aquel nivel de magia llega a asustarla y es otro motivo por el cual cree que debe decir que SÍ a la pregunta que le hace la arcana. Quizás en el futuro podría evitar caer en ilusiones como esa, quizás con la oclumancia su mente no sería tan fácil de manipular. — Sí, arcana, pasaré a la prueba. Responde con facilidad luego de que su tío desapareciera. Pone el anillo en su dedo antes de atravesar el portal y todo se oscurece. Correr la deja sin aliento. No tiene la varita mágica consigo, por lo que no puede desaparecer. No lleva amuletos ni nada que le permita escapar como la bruja que es, sino que debe intentar escabullirse sin depender de la magia. Se pierde entre los callejones tratando de que la poca iluminación del lugar tape sus facciones y aunque pudiera usar la metamorfomagia en ese momento al no ser capaz de cambiar la ropa que lleva prefiere que el secreto de su habilidad de nacimiento se mantenga. Su permanencia en el simposio de ladrones se pone en peligro y eso la asusta, pues sin “esa vida” siente que no le queda nada más. El miedo hace que el frío viento que entra por sus pulmones le quiten la respiración y que su cabeza empiece a dar vueltas, nublando su juicio y flaqueando la fuerza en sus rodillas. Ese momento de debilidad hace que la alcancen, el mago la ve directamente a los ojos y Emily intenta con todas sus fuerzas cerrar su mente. Cuando abre los ojos, los primeros rayos de sol la hacen pestañear de inmediato con su intensidad. Mira a su alrededor y se encuentra en una habitación muy familiar, aunque hay ciertos detalles que, de no ser porque se siente muy débil, hubiera notado que están “fuera de lugar”. En la mesita de noche le llama la atención una foto de ella junto a otra persona y su varita mágica, que no recordaba haberla dejado allí. De hecho, no recuerda bien que había hecho la noche anterior ni como pasó de estar acorralada en un callejón a su habitación en Hogsmeade. Cuando escucha la voz de Pavlov preguntándole si está bien Emily se sienta súbitamente, intentando agarrar la varita mágica de golpe. Se suponía que él estaba… muerto. Y que ella vivía sola, en Ravenrock, en la casa de Goderic. Sin embargo, la presencia del ruso es tan real que empieza a preguntarse si la idea de su muerte había sido también otra pesadilla. La cabeza empieza a darle vueltas y cierra fuertemente los ojos, acallando las miles de voces que empiezan a resonar en su mente. Algo no estaba bien con todas las ideas y sentimientos contradictorios amenazando con darle dolor de cabeza permanente. —Casi te descubren ayer — dice él con tranquilidad, sacándola de su estado de confusión —recuperé la moneda y les borré la memoria, pero tu pareces confundida. Sospecho que te implantaron recuerdos falsos porque en sueños repetías muchas incoherencias, entre otras, que yo estoy muerto. La última frase la dice entre risas, como desdeñando la idea de la forma más simple posible, y Emily empieza a calmarse. Que le implantaran recuerdos falsos sonaba lógico en ese momento, aunque le preocupaba que su habilidad con la oclumancia no hubiera sido suficiente para protegerse a sí misma, aunque no hubieran podido “extraerle” recuerdos o información, sí habían podido afectar su mente; sin embargo, que la moneda que servía para comunicarse con otros miembros del simposio estuviera a salvo mermaban un poco la preocupación y desconfianza que sentía. Aparentemente Pavlov se había encargado de ello, así como de llevarla hasta el lugar donde vivían, cerca de Hogwarts donde Emily trabajaba oficialmente. ¿Esa era su vida? Emily había conocido a Pavlov en Rusia, durante una misión de la Orden del Fénix. Él había sido el motivo por el cual había entrado al simposio y por el cual era tan importante en su vida. Habían vivido en ese país durante algún tiempo, aunque la nostalgia por volver a Inglaterra había superado cualquier otra cosa haciendo que se mudaran a Hogsmeade. Cuando algunas pociones curativas hicieron su efecto, Emily parece mejor anímica y físicamente, con la suficiente fuerza para pasear por la habitación con el objetivo de estirar las piernas. Pavlov le había advertido que no saliera de allí hasta asegurarse de que no había peligro. Pero Emily no era de quedarse quieta en un solo lugar cuando tantas interrogantes no la dejaban estar tranquila, aunque escondiera estas preocupaciones para sí misma. Los recuerdos implantados seguían dando vueltas en su cabeza. Ciertos adornos de casa parecían… extraños. Cosas que ella nunca compraría, ni usaría. Las pocas fotos que encontraba sobre los estantes la mostraban sonriente, pero le era imposible reconocer los momentos en que habían sido tomadas. Empezaba a preocuparle la fragilidad de su mente, seguía creyendo que el ruso estaba muerto, a pesar de que lo veía allí, hablándole y cuidándola, diciéndole que pronto sus recuerdos se estabilizarían y volvería a ser como antes. ¿Pero qué era como antes? Desconfiada, fiel a su naturaleza curiosa, Emily aprovecha la ausencia del ruso para salir y buscar respuestas. Su corazón no le permitía desconfiar de él, pero sí desconfiar de sí misma. Cuando abre la puerta, una fuerte luz la golpea, con más intensidad que un strellatus. Cuando vuelve a abrir los ojos, sin embargo, se encuentra otra vez en la cama, con el ruso a su lado, diciéndole que todo era producto de los recuerdos implantados, encontrando las excusas perfectas para que todo tuviera sentido nuevamente, Es como un ciclo del cual no es consciente, hasta que “algo” fuera de lugar -un objeto, un recuadro o cualquier cosa que Pavlov diga activara sus alarmas- la hacen desconfiar otra vez de lo que es real y lo que no. Y en cuanto el uso de la oclumancia la ayudan a discernir entre la verdad y la fantasía, su instinto la lleva a intentar escapar de la casa, pero la misma luz enceguecedora la tumba a penas abre la puerta y el ciclo continúa. Al tercer día -o lo que el portal le hacía creer que eran tres días- sus barreras mentales se fortalecían y todo le parecía particularmente sospechoso. Emily empieza a usar la oclumancia con sutileza, haciéndole creer a Pavlov que se sentía mal y que pasaría en cama todo el día, que necesitaba estar sola. El ruso era un legilimante poderoso y el estado mental de la bruja la hacían ver ante sus ojos como una oclumante débil. Pero Emily estaba lejos de serlo. Implanta en la superficie recuerdos breves, pero certeros, de la forma en que Suada le había enseñado. Cuando lo convence, aprovecha la soledad para vaciar su mente para ordenar sus ideas. Separa los recuerdos de los últimos tres días e intenta buscar en su mente más atrás de eso… «Tienes que cerrar tu mente, Emily» Su propia voz resuena en su cabeza y es como si los fragmentos volvieran a unirse para dar sentido a lo que sucede. Con su mente en blanco, Emily empieza a crear murales mentales protegiéndola de todo lo que pudiera estarla afectando. «Tienes que cerrar tu mente, incluso a tus sentimientos» Y es allí cuando se da cuenta que está en una ilusión, que Pavlov no es Pavlov, que el Pavlov verdadero está muerto y, sobre todo, que se encuentra en la prueba final para dominar la oclumancia. —Ya se que no eres real —dice Emily con firmeza mientras posa la mano en el pomo de la puerta, la misma que escondía detrás la luz que antes no la dejaba escapar —sé que no eres real y ya no tienes forma de convencerme de lo contrario, ya no puedes jugar con mis recuerdos. Cuando abre la puerta, la brillante luz vuelve a enceguecerla, pero esta vez cuando abre los ojos lo que ve es la sala circular, mostrando que sus barreras mentales habían sido lo suficientemente fuertes para no volver a caer en la ilusión creada por el portal. —Vaya, no había pensado en él en mucho tiempo —dice en un susurro para sí misma, mientras se frota los ojos del cansancio, pero a la vez contenta de volver a su vida real. Ahora solo le restaba esperar la resolución de Sauda, para saber si Goderic y ella habían hecho lo suficiente para vincularse con la habilidad.
  21. —Deberíamos dividirnos. La voz de Gode la hace sobresaltarse. Han ido en silencio desde el encuentro con el poltergeist, Emily muy contenta por haberlo podido engañar y Goderic muy enfocado en el camino que tenían por delante. Los grandes setos eran visibles desde varios metros atrás, mostrando una única entrada, a la cual se acercaban dando grandes zancadas para aminorar el tiempo. Cuando entraron al laberinto, lógicamente, encontraron más de un camino a elegir, pero su sugerencia nunca pasó por la cabeza de Emily. Entiende que puede ser para ahorrar tiempo, pero no puede evitar sentir algo de enojo ante la sugerencia. No tenían varitas para comunicarse, ni llevaban consigo algún otro medio de comunicación. Tampoco que gritar sirviera de mucho, pues la altura de los setos y el espesor que tenían le aseguraban que tan pronto como tomaran caminos separados iban a estar cada uno por su cuenta. —Como quieras —dice alzando los hombros, quitándole importancia al asunto, mientras escoge el camino a su derecha, que se veía más iluminado y amplio que los otros. No pasa mucho tiempo cuando siente los pasos de su compañero acortando distancia. Decide seguir tomando giros alternados, esperando que en algún momento deje de encontrar callejones sin salida. Empieza a desesperarse por el poco éxito que tiene orientándose y porque la bruma sobre su cabeza le impide mirar al cielo al menos intentando usar algo de astronomía para guiarse. ¿Si hubiera llevado una brújula hubiera sido considerado trampa? Se da cuenta que Gode no ha dicho nada -ni ha escuchado sus pasos- desde la última esquina que tomaron. Regresa sobre sus pasos para buscarlo, aunque no ve nada. Reconociendo que está a nada de enojarse, vuelve a dar media vuelta, pero se detiene en seco cuando escucha una voz proviniendo de las setas. —Es una trampa, no te acerques —le dice —no sé como salir, vas a tener que avanzar Contrario a lo que le dice, Emily se acerca. Si mira detenidamente, encuentra el espacio en el que la barrera formada por plantas cambia ligeramente de color. Asume que con solo tocarla sería absorbida al igual que Goderic. Escanea visualmente sus alrededores, pero no encuentra nada que pueda ayudarlo. Entonces el hombre le insiste en que debe irse y el enojo de Emily se incrementa con cada palabra. Terca, Emily se sienta en el suelo, intentado repasar sus opciones. ¿Sauda no lo dejaría allí, no? Cuando la voz de Gode se vuelve más enérgica diciéndole que se vaya, la bruja suprime las ganas de llorar del enojo y se pone de pie. —Voy a buscara forma de sacarte de aquí —le dice, aunque no muy convencida. Se pone de pie luego de estar segura de haber memorizado el punto exacto donde estaba la trampa y avanza. No es sino avanzar algunos metros que siente que debe regresar. Su mente nublándose por las dudas, interrogantes que no la dejaban tranquila. ¿Y si no solo estaba atrapado sino que su vida corría peligro? ¿no era muy egoísta avanzar por el laberinto dejando a su compañero atrás? ¿y si olvidaba donde lo había perdido? Deja el enojo atrás y en su lugar la embarga la tristeza. Se siente culpable pues de haberse separado al inicio quizás ambos hubieran llegado al final del laberinto para encontrarse con la arcana. ¿Le diría Sauda que había fracasado? Mira hacia los lados y nota que no sabe por donde va, muy metida en sus pensamientos para poner atención alrededor. Maldice por lo bajo nuevamente deseando tener su varita mágica. Como no ve otra opción, bloquea su mente de sí misma. Intenta dejar de lado el sentimiento de culpa, intentando razonar con su voz interior que la única manera de ayudar a Goderic era encontrando la salida del laberinto y regresando por él. Usa una mezcla de las técnicas que ha aprendido para manejar la legilimancia y la oclumancia. Va a un "lugar seguro" en su mente, que le permite drenar la mezcla de emociones que lleva consigo. Le cuesta mucho, pero luego de unos minutos deja de sentir esa presión en el pecho propia de la preocupación. Vuelve a dar pasos firmes, viendo a su alrededor que los setos se vuelven menos densos, al igual que la bruma. No sabe como, si por intuición o por suerte, pero a tan solo un par de metros de distancia encuentra la salida.
  22. —Mi plan por el momento es hacer como que no nos intimida su presencia. —dice Emily en voz muy baja, intentando que solo sus compañeros la escuchen. No puede evitar mirar algo preocupada a Kaori. No porque estuvieran rodeados por centauros, sino porque aunque ya Goderic y Ben se habían encargado de recuperarla del veneno de acromántula, aun parecía algo débil y distraída. Y más le preocupaba que, de repente, la mirara y sonriera. Decide que lo mejor sería vigilarla de forma no muy notoria. Mientras tanto, tenían que pensar en como convencer a los centauros de darles la información que necesitaban. —Llegamos aquí guiados por las estrellas —dice, ahora en voz mucho más alta, dirigiéndose a los primeros centauros que salían de las sombras, intentando explicar como la astronomía los había ayudado a llegar hasta allí —no nos tomó mucho tiempo, a decir verdad, pues estábamos en una latitud y longitud que nos facilitó la tarea. Afortunados nosotros que pudimos seguir la trayectoria de dos cuerpos celestes cuya intersección nos trae a este mismo bosque... Honestamente, lo que decía no era tan inventado pues la posibilidad de que la trayectoria de que dos cuerpos celestes se entrecruzaran sobre el gran bosque era bastante alta, pero aun así espera que nadie refute lo que acaba de decir. —Luego usamos una bola de cristal —comenta, como dándole miedo que si hay mucho silencio entre ellos le empiecen a preguntar más detalles —solo para confirmar que realmente debíamos encontrarlos aquí. Yo solo pude ver algunas figuras difusas —confiesa, para no parecer muy pretenciosa frente a ellos pues la adivinación no era su fuerte —pero uno de nosotros es vidente y por ello... henos aquí. Alguna vez, alguien en Hogwarts le había dicho que los centauros eran tan orgullosos como inteligentes. Y esperaba que si podía disfrazar el encuentro del grupo de magos con ellos como algo "dictado por el destino", les revelarían la información que necesitaban para irse de allí. Era un riesgo que estaba tomando pues, así como orgullosos, también eran criaturas inteligentes y desconfiadas.
  23. El viaje por el lago le resulta agotador pero gratificante. Se baja del bote con cuidado, aprovechando el momento de descanso que toman antes de adentrarse en el bosque para poder secar los bordes del pantalón humedecidos por el agua estancada en el bote, asombrándose un poco por la cantidad de veces en ese corto tiempo en el que hubiera usado la magia para cosas tan sencilla como esa. —¿Seguimos? — pregunta, mientras reúne toda su fuerza de voluntad para levantarse del suelo y apuntar con el brazo hacia el bosque. Cuando su compañero asiente sabe que no hay vuelta atrás, ni más momentos de descanso para retrasar la tarea que tienen en frente: encontrar el camino que los llevaría al laberinto. Y atravesar el laberinto luego de eso, para pasar la fase final de la prueba. Recordar que está tan cerca de terminar le infunde energía nuevamente, ignorando el dolor en sus brazos por tanto remar para llegar hasta allí. El camino por el bosque es tranquilo y lo llevan en relativo silencio, alternándose la tarea de vigilar la espalda del otro, alertas ante cualquier ataque o peligro que los pusiera en riesgo. Emily toma la iniciativa de ir primero, aprovechando que al ser más pequeña que Goderic puede moverse con mayor facilidad, aunque le deja a él la tarea de orientarla para no recorrer el mismo camino dos veces. Parece que la estrategia les funciona, pues llegan a un claro, el que recuerda como el punto de referencia para saber que está siguiendo el sendero correcto. Lamentablemente, la tranquilidad del viaje se termina tan pronto como ponen un pie en el claro. Escucha un estruendo proveniente de debajo de sus pies, como si de un terremoto se tratara. Instintivamente cierra los ojos y cuando los abre Goderic ya no está a su lado. Maldice en voz alta sin saber qué hacer o para donde ir, aun desorientada al no saber que exactamente es lo que sucedió y por qué su tío ya no está con ella. Aunque no tiene que esperar mucho para encontrar respuestas, pues un poltergeist sale de la nada, haciéndola retroceder unos pasos por la impresión. La risita que suelta le recuerda a Peeves, aunque esta criatura es una versión mucho más sombría del poltergeist de Hogwarts. —Te devuelvo al rubio si me dices para que vienes y si me mientes me voy a enterar. Emily alza una ceja, extrañada por la cantarina vocecita con la que el poltergeist se dirige a ella. Definitivamente era una criatura que disfrutaba de crear caos. Sin su varita mágica, Emily no puede atacarlo -aunque aun teniéndola esa no hubiera sido su primera reacción- y se siente en desventaja. Primero porque no sabe en donde está Gode, segundo porque se encuentra sin varita y tercero porque, lamentablemente, se encuentra en una clara desventaja ante la criatura flotante. —¿Dónde está el rubio? —pregunta Emily, mientras escanea con la mirada sus alrededores, sopesando si tiene una opción distinta a cooperar con el poltergeist, cuando se da cuenta que solo le queda “confiar” sigue hablando —mira, lo necesito para encontrar una carpa. Es de una amiga nuestra y tiene un gran valor sentimental. Yo me pierdo fácilmente, así que si me lo devuelves me puedo ir de aquí más rápido… El poltergeist se acerca a ella a una distancia que la incomoda, posando sus grandes y desorbitados ojos justo sobre los de ella. Se siente escaneada y es allí cuando reconoce que está siendo objeto de estudio. Entonces Emily hace lo único que se le ocurre: proyecta en su mente que lo que está diciendo es verdad. »Meses atrás Goderic, Kaori y Benjamin habían ido a explorar a ese mismo bosque, les habían dicho que encontrarían a una manada de centauros importante para el MACUSA. Al inicio las cosas no habían salido tan bien, habían dado vueltas por el bosque sin éxito durante algunas horas y decidieron acampar cuando encontraron un claro y Emily proyectaba estar convencida de que se trataba del mismo claro en el que se encontraba con el poltergeist. »Kaori había dado al grupo su carpa. Era una carpa hermosísima por dentro, con un hechizo extensor de espacio que le hubiera gustado saber como lograron a tal nivel de detalle. Desafortunadamente no habían podido estrenar nada más que los muebles de la salita principal, porque fueron atacados por acromántulas. Habían escapado de allí dejando atrás la carpa, porque entre una y otra cosa Emily y Kaori habían sido víctimas de alcohol alterado y veneno de acromántula. »Sintiéndose culpables, Goderic y ella habían decidido volver por la carpa por varias razones, una de ellas era comprobar si la carpa aun servía para algo y aprovechar para tomar el veneno de los cuerpos de las criaturas que seguramente encontrarían allí y que les serviría para varios experimentos relacionados con el Servicio Mágico Secreto. Luego de lo que Emily recuerda como varios minutos, el poltergeist deja de sostenerle la mirada. Sintiéndose expuesta, solo espera que la excusa inventada haya sido suficiente. Cree haberlo logrado, pues en realidad las escenas que pasan por su mente sucedieron en la realidad y justamente en un bosque muy parecido a ese. Ante la premura de pensar en algo, decidió que mezclar la realidad en lugar de solo usar la fantasía le daban cierta ventaja. Otra vez todo a su alrededor empieza a dar vueltas y la oscuridad la envuelve. Cree haber fallado y que al abrir los ojos se encontraría a Sauda mirándola decepcionada. Pero, al contrario, cuando su mirada vuelve a enfocar encuentra a Goderic en el mismo punto en el que había estado antes de que el poltergeist se lo llevara. Le sonríe aliviada al verlo; solo les queda una prueba más.
  24. Cuando el pergamino llega hasta ella y la pulsera cae sobre su regazo, reconoce que es el llamado de Sauda, incluso antes de leer las escuetas instrucciones. Ha estado esperando ese momento con algo de impaciencia, especialmente por el nerviosismo e incertidumbre de no saber si lo que había practicado iba a ser suficiente para superar la prueba. Por eso aunque podría preparase mejor y ponerse la pulsera “luego”, no duda dos veces en tomar el monedero de piel de moke -en el que llevaba todo lo que consideraba esencial- para guardarlo entre su ropa y en usar la pulsera a la brevedad posible. Y como indicaba el pergamino, exactamente tres minutos después Emily ya no se encontraba en la pequeña casita que habitaba en Ravenrock, sino que estaba a las orillas de un lago que reconocía perfectamente, pero que no había visto hacia mucho tiempo. El muelle parecía estar intacto, al igual que los botes dispuestos de forma perfecta uno al lado de otro, como esperando su turno de ser utilizados. Goderic está allí también, lo ve apareciendo en un punto cercano a donde había llegado. Cuando Sauda les pregunta si están preparados lo ve asintiendo con la cabeza, movimiento que imita pues parece no poder articular palabra, todavía. Está esperando que la arcana les pida dejar sus varitas mágicas y eso la pone nerviosa. Cuando Sauda lo hace, Emily vuelve a asentir -esta vez con menos convicción- pero se quita la capa de viaje y la deja en un montoncito junto a la varita y los amuletos mágicos ganados con los uzza. Los deja justo donde acaba el muelle, mismo movimiento que había hecho en las dos pruebas anteriores. Le parece agradable que Sauda les permita hacer la prueba juntos, hubiera imaginado que los citaría en días o momentos diferentes. Deciden tomar el mismo bote, sería más fácil remar, quizás tomando turnos. La bruma que los envuelve no les da tan buena visibilidad, pero podrían armar una estrategia que les permitiera llegar al bosque en el menor tiempo posible. Piensa en que podría usar los poderes de los oscuros, para los que no necesita varita, aunque descarta la idea por el momento, pues no quiere que Sauda piense que están haciendo “trampa”. — ¿Te parece si te encargas de orientarnos? La otra vez que estuve aquí empecé a dar vueltas en círculos —le dice a su compañero cuando ya están sentados en la barca. Como respuesta, lo ve poniendo los ojos en blanco. Emily sonríe brevemente y se enfoca. Toma los remos y avanza por lo que cree son varios minutos, contenta porque la bruma empieza a disiparse y llegarían en poco tiempo hasta la estancia siguiente. Y aunque superficialmente está contenta, internamente sabe que algo va a empezar a fallar en cualquier momento. No se equivoca. La bruma empieza a envolverlos nuevamente y de repente su ánimo decae. Se siente cansada, como si hubiera remado por horas, y no cree haber avanzado mucho. —No veo nada —se queja, dejando de remar para tomarse un respiro, frotando sus manos para apaciguar el cansancio que sienten —, deberíamos volver —añade, casi como un puchero. Extrañamente, Goderic no le reclama ni la anima a seguir. Él parece tan cansado como ella. Luego de lo que parecen horas, Emily solo piensa en regresar a Ravenrock, con la pregunta ilógica e infantil de «¿me permitiría Sauda volver otro día?» dando vueltas en su cabeza. Sabe que sería un NO rotundo, y que probablemente no le dejaría avanzar hasta la prueba final y aun así, no puede evitar ese sentimiento. —Sí, deberíamos regresar. La voz de su tío se le hace extraña diciendo esas palabras, rompiendo en silencio que se había formado entre ellos. La sacan de su momento de debate interno. Algo no estaba bien, ¿desde cuando Goderic coincidía con ella a la primera? Ve la bruma a su alrededor y cree saber el por qué se sienten tan mal. Se concentra en “cerrar su mente” a esas ideas, no sabe si es que está delirando o no, pero siente que es la bruma la que le llena la cabeza de pensamientos negativos y pesimistas, aunque no lo quiere decir en voz alta ante el temor de ser descubierta por la magia de la bruma, o tachada de loca por Goderic. Va a tener que convencer a su compañero de otra forma. —Olvídalo, Sauda no nos va a dejar ir a la prueba si nos ve de regreso al muelle— dice algo desesperada, volviendo a remar con fervor—además, ya pagamos bastante oro por estar aquí y el simposio está esperando que dominemos la oclumancia, no quiero haber perdido todo este tiempo. Y sigue remando, hasta que el bosque vuelve a hacerse visible y la bruma vuelve a disiparse.

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