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En el castillo..


Jank Dayne
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Sala de Profesores

 

Acercando el libro a su pecho condujo los pasos de su compañera fuera de la sección prohibida donde se toparon con un grupo de alumnos que habían logrado pasar desapercibidos para la bibliotecaria y tuvo que detenerse para regañarlos; no solía ser una persona ética y moral fuera del trabajo o lejos de su hija pero entonces y con la vestimenta que portaba le tocó ponerse dura y echarlos de regreso a su sala común o los Directores se enterarían de la travesura descontando puntos a cada casa competente. Todos en Hogwarts sabían que la Profesora de duelos era hija del Director por ello intentaban no hacerla enojar aunque Pik se caracterizaba por ser alguien imparcial que no se dejaba llevar por emociones o lazos familiares. Aun así se mantenía severa defendiéndose con su personalidad, muchos de sus alumnos comenzaban el curso temiéndole.

 

Luego del aislado incidente pudieron continuar con su tarea, salir de la enorme biblioteca y atravesar pasillos, subir escaleras, y dejar atrás distintas salas hasta dar con la puerta deseada, la sala de Profesores. La pelirroja observó su reloj de pulsera para corroborar que todos estarían impartiendo clase y luego apresó el pomo frío de la puerta para accionar el pestillo e ingresar. El contraste de temperatura para con su cálida palma le arrancó un escalofríos que erizó su piel e impactó en su pecho, éste se sentía pesado, no lo hubo notado hasta cerrar la puerta tras de Juv y tomar asiento cerca de un escritorio donde depositó el libro para tomar una bocanada de aire ¿qué estaba pasando?

 

—¿Te sientes bien? — Le preguntó a su compañera, quizás a éstas alturas solo estaba empezando a somatizar.

 

Frotó sus manos sintiendo como sus pulmones se llenaban de aire lentamente y luego de sintetizarlo y permitir que cada molécula de oxígeno viajase por su cuerpo lo liberase en forma de monóxido de carbono, sabiéndose tóxica para la habitación, fijando la vista en el lomo del escrito, aun no lo había abierto así que no sabía exactamente con qué se podrían encontrar. Prefería que su compañera hiciese los honores así que relajó los músculos de la espalda y desvió sus orbes esmeralda en dicha dirección, allí donde Malfoy hubo decidido descansar un poco hasta retomar el trabajo.

 

—Y bien… ¿Qué es?

 

 

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~Sala de Profesores

 

 

 

―No, no me siento nada bien―jalaba aire forzando a sus pulmones con cada inspiración, para luego dejarlo ir expirando con brusquedad a su parecer. Su temperatura estaba por debajo de los O°, no le molestaba en lo más mínimo mantenerla en ese estándar, para controlar las imágenes que se proyectaban en su mente―Ese libro es la madre de toda la magia oscura, ahí encontraremos todo lo que necesitamos saber sobre la dichosa piedra y como logró controlar al desquiciado de Aaron. Aunque a mi parecer, no seria complicado adueñarse de una mente tan inestable y...―terciando una media sonrisa en sus labios acariciaba con las yemas de sus dedos aquella tapa, captando la esencia oscura que brotaba de cada uno de los grabados.
―Habla de la vida y la muerte, además del bien y el mal. Sobre todo del equilibrio que existe entre ambos mundos, creo que el ente que le ha poseído es demasiado viejo, no antiguo como tal, pero si un ser de antaño que busca saciar su aniquilada sed de poder y control sobre los que alguna vez le rodearon―explicaba abriendo el tomo con suma precaución activando sin querer un broche que lo mantenía sellado. Experimentando levemente una sensación de estar en estado de coma o algo similar a una muerte cerebral inesperada, abriendo y cerrando sus ojos retomaba el control de todo su cuerpo nuevamente.
―El color y la forma, no es importante. Pero si lo que expresa la misma―señalaba las inscripción de la primera pagina―Lenguaje rúnico, poco conocido o dominado por los magos. Sólo unos pocos sabemos como hablarlo o traducir con exactitud ese tipo de idioma, algunos lo comparan con el arameo o lenguas muertas de esa especie...―continuaba con su perorata presa por aquellas lineas. Extrañamente se sentía identificada con un pequeño garabato―Aquí, puedes verlo―simulaba ser el rostro o parte del mismo. Tal vez el que redactó ese escrito dejó dentro de el, algo más que palabras sueltas y sin sentido.
―No estamos tratando con algo pequeño o que sea considerado poca cosa. Está magia es de la clase más oscura y siniestra, yo sigo sin entender todo esto. ¿Cómo es que se ha enfrascado en un dilema de este tipo?―le cuestionaba sin separar los ojos de esas hojas, detallando en su mente lo que cada una de ellas relataba. Le era más sencillo recabar la información en su memoria que anotarla dentro de pergaminos, no confiaba para nada en ellos y de extraviarlos, entonces si. Ladeando su cabeza apoyaba está sobre su hombro izquierdo, el cansancio mental era evidente en ella, aunado a eso la exasperación causada por el abandono del Black.
Ellas se harían cargo de todo, pero por parte de Malfoy, no le salvaría el pellejo, ni de broma. En caso contrario con Arya, si algo de todo esto llegaba afectarle, si que metería las manos al fuego sin dudarlo―Podemos leerlo todo o revisar lo que creamos que puede ayudarnos un poco...―se decantaba más por la segunda opción, quizás el analizar de cabo a rabo todo el texto, si sirviera para algo más que mantenerlas dentro de ese salón de profesores. Esperando alguna reacción de Arya, volvió a sentir una quemazón en su tatuaje de la marca tenebrosa, aquello sólo sucedía si se les invocaba para atacar alguna mansión o defender algún compañero de su bando. Dejaría de prestarle atención o terminaría por arrancarse el brazo con los colmillos, no le desagradaba del todo esa opción a decir verdad.
Jul-08

@@Arya Macnair

Cuando eres tan grandiosa como yo, es difícil ser humilde

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Básicamente ya eres la mitad de una maldición

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  • 2 semanas más tarde...

Aaron Augustine Black R. Yaxley

 

Llegando a los terrenos del mítico Hogwarts, equívoco fui tras desear que nadie me viese inmiscuyendo labores que no me correspondían, debiendo firmar autorizaciones y papeletas que cuidaban celosamente la vida de cientos de estudiantes allí dentro. No era menor todo el protocolo que un funcionario externo al castillo debiese llenar, Arya y Juv no pasarían por eso puesto que formaban parte del cuerpo docente en el colegio de magia y hechicería más exitoso del mundo, sin embargo de mí hubiesen dejado mil y un antecedente de que pisé los terrenos ya que luego de la segunda guerra mágica, el nivel de la institución había aumentado en un triple si es que no era un poco más.

 

Fueron dos o tres pasos los que alcancé a dar cerca del bosque prohibido, un punto donde huía de joven para escapar junto a unos compañeros a Hogsmeade o a veces por la misma marca, o las viejas costumbres de Malfoy en querer explotar mis habilidades cuando aún cursaba mis dos últimos años. Dos o tres pasos, más no fueron y de pronto la marca se encendió en mi mano izquierda, volviéndome lento o al menos eso creía en cuanto intentaba moverme poco a poco hasta quedar completamente inmóvil, como si un petrificus totalus me hubiese impactado de lleno y sin escudos. Un destello turquesa se expidió por mis ojos, por las fauces y así habré quedado los siguientes treinta minutos que justificarían mi demora... me desdoblé.

 

Me vi allí cuan estatua al lado de un grueso tronco que formaba parte de la primera fila antes de entrar por uno de los costados del bosque prohibido de Hogwarts. ¿qué demonios estaba pasando?...me volví al castillo, allí en medio de mi cuerpo inerte y la imperante infraestructura, y salí levitando rápidamente en dirección al punto donde Nius me dijo que Arya me encontraría. El elfo fue muy cobarde como para acercarse al par de brujas, sin embargo él me había indicado donde encontrarles, dónde les había visto.

 

Atravesar paredes no era difícil, más sí intentar esconderse de los mismos fantasmas pues la demás gente parecía no verme. Mis manos, observé mi cuerpo y me vi reflejado en un viejo espejo de alguna habitación olvidada; el cabello flameaba como si se tratase de una pequeña fogata de color turquesa, mientras mi cuerpo se mantenía del mismo tono y en realidad todo lo que formaba parte de mí, desnudo, pero mi rostro no era el mío, sino de otro hombre con barba y algo más avanzado en edad. ¿Cómo era que tomaba conciencia de ello?... No podía perder el tiempo y a pesar de saber que no era yo y a su vez desconocer si las brujas podrían verme, seguí camino hasta la biblioteca, traspasando paredes que me llevaron hasta la sección prohibida. Allí les vi, buscando entre libros algo molestas. No les culpaba pues yo también era un tanto intolerante a las demoras.

 

-Arya...Juv...Macnair....Malfoy....

 

Los intentos eran en vano, pues no me oían y tampoco me veían. Comprobé todo ello una y otra vez, sintiendo como ellas traspasaban el cuerpo que consientemente dirigía. Fue que perdí la conciencia de aquella experiencia en cuanto Macnair encontraba algo sobre un ancestro...

 

>>Yaxley....Yaxley...<< susurró aquella figura humana antes de que despertase tirado en el césped dónde me había quedado inmóvil.

 

¿Cuánto rato había pasado? ¡demonios! ¡demonios!...Era lo único que iba exclamando mientras avanzaba rápidamente hasta el castillo para buscar a las brujas.

 

-Señor, ¡Señor!...-un vejete corría tras de mí con una pluma levitando tras él y un puñado de papeletas en su diestra- no puede hacer ingreso en Hogwarts sin antes... ¡hey! ...¡un intruso!...

 

Me perdía entre las esquinas mientras uno que otro alumno me habría paso y otros me observan curiosos. Fue ahí cuando observé, entre la multitud de estudiantes que hacían cambio de aulas y clases, para observar a Macnair y Malfoy caminar juntas hasta subir unas escaleras; les seguí; tardé unos minutos antes que llegase a la puerta que acababan de cerrar y llamé a la misma un par de veces.

 

-¡Ahí está! ¡deténganlo!...-el tipo no se daba por vencido. De todas formas era parte de una pseudoseguridad en la academia de magia, no le culpaba. Llamé a la puerta otra vez más y sacando mi varita apliqué la vieja escuela, un alohomora- ¡hey! -cerré la puerta.

 

-Arya, Juv...- les llamé a sus espaldas- lo siento, yo de verdad...les contaré luego pero la seguridad del Colegio viene directo hacia acá, no quiero que Inquisidores se vea perseguido por violar la seguridad del Castillo...- me apoyé con ambas manos sobre un mesón y di un extenso suspiro- siento la demora, discúlpenme ¿sí?

 

@ @@Arya Macnair

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  • 3 semanas más tarde...

El libro se cerró en sus manos ruidosamente ¿Cuántas semanas tiene ya metido en esos húmedos rincones del castillo? Ya ha perdido la cuenta de cuantos días han pasado del mes, y mucho menos sabe cuándo fue la última vez que paso por la heredad. Recuerda haber vuelto, solo después de unos días de haber comenzado el quinto curso, por aquella pócima incorpórea para ofrecerla como intercambio al poltergeist del quinto piso a cambio de información sobre los pasadizos de función mecánica que se encontraban escondidos por los pasillos del colegio. Después de eso, ni siquiera ha tenido muchas noticias de…la familia.

 

Ahora comienzo a sentirme justo como Bel dice-, sonríe divertido con sus manos puestas sobre la portada vieja de aquel libro de plantas venenosas. ―Me estoy haciendo viejo-, niega divertido, recordando las veces en las que Evans compara sus pasatiempos con las de un abuelo burócrata jubilado. Con pereza se quita los anteojos del rostro para poder tallarse la vista, con movimientos suaves, para no lastimarse aún más la cansada vista, y cansadamente se levanta del sitio donde ha estado sentado por horas leyendo sobre vegetales y hierbas.

 

El bullicio de los alumnos puede escucharse aun con las puertas selladas, Garry quiere aconsejar un encantamiento anti-sonido más potente, pero la verdad era que la bruja bibliotecaria, aun consigue intimidarlo, por lo que solo después de solicitar el préstamo de un par de volúmenes, le sonríe apenas a la mujer y se da media vuelta, guardando los libros bajo el brazo. El andar quieto de siempre lo encamina hasta la puerta que lo lleva a los pasillos llenos de adolescentes y niños ruidosos contentos de que el final del día llegara.

 

Huele bastante bien-, apenas ha cruzado la puerta y de pie a mitad del pasillo. De pronto se siente terriblemente hambriento, ¿Qué habrían cocinado los elfos hoy para los alumnos? Comúnmente él no suele comer en el gran comedor, prefiere hacerlo en el pequeño cubículo que es su oficina, un espacio improvisado, pero que le funciona bastante bien y que además queda cerca de su dormitorio. ― ¿Habrán cenado ya en casa? -, en realidad quiere preguntarse si hay alguien merodeando la heredad, a pesar del tiempo, aun no se acostumbra esas temporadas donde Bel pasa los días en el castillo de Evans, pero después de la llegada de Hann y Sam la sensación ahora es distinta.

 

Recordar a las mujeres le pinta inconscientemente una media sonrisa en el rostro. Quisiera volver ahora a casa con serte se encontraría a alguna de ellas y compartirían una cena tranquila antes de ir a descansar, pero el trabajo acumulado demanda de él, un poco más de responsabilidad, sin contar que seguramente ella también tendría sus cosas por hacer.

 

No evita, aun asi, apurarse a buscar entre las cosas que carga consigo un pedazo de pergamino y la vuela pluma. Después de solo pensarse un poco lo que quieres escribir, comienza a dictar mientras camina tranquilamente por los pasillos;

 

 

Querida Hannity;

Espero estés teniendo un buen día.

Pasa a ver a tu padrino uno de estos días al castillo de Hogwarts. Quisiera platicar.

 

Saludos,

Grelliam M. Ollivander.

 

No era solo de pocas palabras hablando. La lechuza marrón que ha llegado de pronto, después de una pequeña recompensa adelantada, emprende el vuelo hasta su destino.

 

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Había sido un día agotador, el trabajo en el ministerio era un poco pesado y ese día en particular había resultado un poco estresante.

Había mandado una nota a Darrell el elfo doméstico para que llevará a Bigo, el cachorro de tigre albino a la heredad, en aquel lugar no tendría problema de andar suelto en el bosque circundante a los terrenos, a menos que Yanna hiciera de las suyas como su madrina le había comentado alguna vez.


Sin pensarlo abrió la puerta de la casona y antes de poner un pie dentro escuchó el ulular del hermoso carabó de su padrino quien le enviaba una nota diciendo que podía visitarlo en Hogwarts, lo cual le pareció perfecto, ella también quería platicar con él.


Sin pensarlo apareció a pocos kilómetros del colegio en el que hasta hace muy poco tiempo ella estudió, caminó rápido para llegar pronto hasta allí, ya era un poco tarde y supuso que los maestros y alumnos estaban en el gran comedor para la hora de la merienda, así que para pasar desapercibida había llevado su túnica con el escudo de la casa de Slytherin.


En cuanto vislumbró a su padrino que iba a entrar al gran comedor ella lo agarro con suavidad por el brazo y le dijo -Profesor Ollivander, podría hablar con usted?- sonrió al ver a su padrino con el semblante cansado, probablemente más de lo que estaba acostumbrada a verlo, lo abrazó ya que tenía bastante tiempo de no verlo, la rubia siempre tenía la mala costumbre de no respetar el espacio personal de sus padrinos.


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Los gestos de Hannity resultan para Garry injustificablemente reconfortantes, él, aunque aún responde a ellos con torpeza, no los pasa desapercibido, sobre todo cuando Hann lo abraza y deja en él, por largos minutos, una agradable sensación de compañía, algo como lo es estar con Bel Evans, aunque al mismo tiempo es muy diferente, con algo que le indica, sin necesidad de rebuscárselo mucho, que se trata de Hannity y su sentimiento más genuino hacia él.

 

Para usted todo el tiempo del mundo, señorita Ollivander-, sonríe largamente, cediendo solo un poco al peso que causa en su brazo el agarre de ella. Por supuesto que no mentía, y para Hann siempre habría un tiempo, sin embargo, hoy agradecía demás que ella hubiera asistido al encuentro. ― ¿Has comido ya querida? -, habla despacio, aun sonriendo a la muchacha que termina de abrazarlo, y con un leve sonrojo en las orejas, aunque seguro es por el calor que proviene desde la mesa del gran comedor. ―Vamos, siempre hay lugares libres después de los de séptimo curso-, con un movimiento de su cabeza, invitaba a Hann a que le acompañara.

 

En aquella mesa comunitaria, esta tarde, los estudiantes comen con demasiada tranquilidad, el calendario escolar pinta un puente largo de ausencia y muchos alumnos han aprovechado para ir a dar una vuelta a sus hogares, con sus familias. Aun asi, con todo ese tiempo Ollivander apenas se ha dado el tiempo para responder a los casos de C.C.U. que Alessandra le manda por lechuza.

 

¿Cómo has estado Hannity? -, él no es muy protocolar, habitualmente no lo es, pero esta vez, lejos de solo ser cordial, se siente muy interesado por saber en la muchacha. ― ¿Todo bien? ¿Has comido bien? ¿Bigo llego bien a casa? -, sabía que eran muchas preguntas quizá, él quiere escuchar todo lo que le ha pasado a Hann todo este tiempo que no ha sabido de ella, por lo que no puede evitarlo después de todo. Aun asi, hace un esfuerzo, y después de tomar un lugar frente a ella en la mesa comunitaria donde un par de platos de plata los esperan para ser servidos, hace una pausa para escuchar a la joven.

 

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Aquel día siquiera le había dado tiempo de comer algo en la oficina, había andado de un lado para otro con su jefe, que no habían tenido tiempo de pensar en comer algo, por tal motivo era aún más delicioso el aroma proveniente del gran comedor, la rubia recordaba los buenos banquetes que servían allí y sobretodo los postres, esos ricos panecillos de chocolate...


Tomó el brazo de su padrino y llegaron al final de una mesa, en realidad no puso atención en cuál estaban, lo que notó fueron las miradas curiosas de los alumnos que estaban cerca, era extraño que un profesor de sentará a comer con los alumnos, haciendo caso omiso a las miradas Hannity miró a su padrino y antes de que esta hablara él le preguntaba varias cosas a la vez.


La rubia sonrió, era agradable estar de vuelta en el castillo y con buena compañía. -He estado bien padrino, bastante ocupada, las cosas en la oficina han estado muy atareadas- dijo mientras se servía en el plato un trozo de pastel de carne y verduras al vapor -parece que los inefables andamos metidos en todas partes- sonrió, su trabajo le fascinaba -aunque a veces no nos da tiempo de comer, como hoy, pero tuvo su recompensa, volví al colegio para comer contigo.


Tomó un poco de los vegetales deliciosos que había en su plato y comió un poco antes de responder las siguientes preguntas -Bigo está feliz de salir del encierro en la mansión Rambaldi, comenzó a correr por el bosque, gracias por permitirme dejarlo en los terrenos de la heredad- sabía que al Ollivander no le gustaba que le agradeciera por esos detalles, pero era necesario para ella hacerlo, lo miró y se dió cuenta de que en realidad Garry se veía más cansado de lo que le había parecido en primer momento.


-¿Y tú? ¿Cómo has estado? ¿Cómo va tu vida sin nosotras?- bromeo la rubia refiriéndose a su madrina, a Sam, a Yanna y a ella -¿Ha sido relajante tu estancia en el castillo?


Sabía que estando trabajando el castillo podía ser todo menos relajante, aún así quería que el tiempo que pasara consu padrino fuera bueno y se relajara de verdad, a veces eso era lo que hacía que el día fuera distinto a los demás.


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Le anima bastante el apetito el banquete que tienen frente a ellos, si bien Grelliam puede resultar muy meticuloso con los alimentos, ahora él muchacho no se fija mucho, incluso, además del filete, se ha servido algunas cuantas verduras y un poco de esa crema de patatas que normalmente no la come por su fuerte aroma del naterón que se usa para cocinarlo, para su deleite la copa que tiene junto al plato se ha llenado con un concentrado de jugo de manzana tibio.

 

Ya veo, el trabajo de inefable es muy importante, Hannity-, él no hablara de eso ahora, pero sus palabras son vagas e indican que como inefable y aspirante de la orden, Hannity tiene un puesto justo en la línea que separa al ministerio de magia con los hechos de la guerra mágica, si existe un departamento capaz de conocer todos los secretos que pueda esconder el ministro, Garry esta casi convencido que ese debe ser el de misterios. ―Es bueno saber que te desenvuelves con naturalidad-, no miente, y la seriedad al decirlo es más relacionada por la inquietud del bienestar de la joven.

 

Apenas se ha llevado un primer bocado en su boca y tiene que hacer un gesto, difícilmente, para lo que la muchacha dice, ciertamente se siente como si también hubiera recibido una recompensa, asi que apenas asiente, mascando con lentitud, para no perder el hábito, su bocado. La noticia de que el tigre albino reconociera rápidamente los terrenos de su casa, mejora aún más el rumbo de la conversación.

 

Un silencio breve se instala entre los dos, es solo necesario para que Hann pueda echarle un vistazo largo al licántropo y él termine de masticar la carne, ¿es que era tan lento incluso para cosas como esas?

 

Es incomparable la rutina sin ustedes-, sonríe divertido una vez que puede hablar nuevamente sin dificultad. ―Puede ser algo aburrido solo estar por aquí algunas veces, pero bueno, conoces Hogwarts, siempre hay algo que hacer en realidad -, se encoge apenas de hombros. ―Pero la verdad es que los estudiantes de hoy en día son…bastante raros-, de algún modo es consciente de que no es él la persona más indicada para juzgar a las nuevas generaciones como “raras”, pero por ahora no se esfuerza por buscar una palabra que encaje mejor con la descripción que quiere para ellos. ―Y muy tranquilos también, me han dejado algo de tiempo libre para buscar…cosas.

 

Últimamente los pasatiempos del artesano se habían desviado bruscamente a rumbos inciertos, se ha despegado bastante del muchacho que había vuelto apenas hace un año a Ottery, y aunque sabía que no era precisamente para bien, él no retrocedía ninguno de sus pasos. Quizá eso era lo que amablemente Hann quería decirle ahora, hablarle del mal aspecto que el brujo se cargaba, y quiere decirle que él siempre se ve de ese modo, pero prefiere guardarse el comentario, y hacer un intento por aparentar físicamente, lo bien que le hace la compañía de la Rambaldi.

 

Le sonríe de nuevo, no ha comido mucho más, en realidad cree que se siente lleno de tantos deliciosos aromas que inundan el comedor, sin embargo, hace un intento más por terminar con su filete.

 

Fuera de eso, es bastante relajante-, contesta sin más rodeos, algunos estudiantes le han dicho ya muchas veces que puede ser algo aburrido escucharlo hablar, como el viejo fantasma que imparte historia de la magia, pero que además resulta confuso. ―Quizá lo es demás-, musita apenas, antes de volver la vista a la rubia. ―Espero volver a casa a fin de mes-, solo picotea su comida, sin mucho interés en continuar comiéndola. ―Pensaba que podríamos hacer una remodelación en la casa, uhm hay algo perdido por ahí que me gustaría mostrarte-, entre todo lo que dice lo último se escapa como si se tratara de algo que en realidad no es tan importante.

 

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En algunas situaciones la rubia echaba de menos estar en aquel lugar, la comida era fabulosa y ahora que regresaba disfrutaba demasiado de ello, siempre era reconfortante aquel lugar, había sido, como para muchos, inclusive antes que ella, su segundo hogar.


Escuchó lo que Garry decía acerca de su trabajo como inefable, si había algo que la hacia sentir orgullosa era eso, trabajar en el departamento de misterios, había veces que trabajaban a ciegas, el hecho de realizar cosas que muchas veces no sabían que eran o provocarían era fascinante.


Mientras seguían comiendo hablábamos de lo que hacía en el colegio y de la rutina de estar en la heredad, definitivamente a pesar de que el tigre se hubiera mudado a aquellos terrenos Hannity extrañaba la vieja casona y a sus habitantes, incluso a los fantasmas.


Su mirada seguía clavada en el aspecto de su padrino, había comido suficiente, si bien la rubia no comía mucho, así que dejó los cubiertos y seguía mirando a su padrino cuando mencionó que ahora los alumnos eran raros y soltó a reír.


-Creo que todos los estudiantes que hemos pasado por Hogwarts hemos sido raros en algún momento, no he visto nada normal los últimos años.


El poco tiempo libre que ella poseía en el colegio durante el último curso era aprovechado para estudiar acerca de los E.X.T.A.S.I.S. así que no entiende mucho, aunque le intriga el hecho de que el Ollivander menciona que le ha dado tiempo de buscar... Cosas?


Lo mira con diversión, el hecho de hacer una remodelación a la casa le atrae bastante, aunque no tanto como el hecho de escuchar que hay algo escondido en el lugar, y cuando el Ollivander dice que le gustaría mostrarselo aparece un brillo en los ojos.


-Qué será eso que guarda la heredad padrino?


El tono de voz de Garry hace parecer que el asunto no es de interés, pero algo le hace pensar a la rubia que es todo lo contrario. -Entonces iniciaremos la búsqueda cuando llegues a casa?


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  • 1 mes más tarde...

~ Sala de Profesores

 

Captó la última pregunta, comenzaba a marearse en presencia de aquel libro y sospechaba que se trataba de su condición demoníaca. Juv manejaba la Nigromancia a la perfección pero ella únicamente poseía como fortaleza su rango dentro del La Marca Tenebrosa, nada que pudiese ayudarle cuando algo tan antiguo la vulneraba. Un minuto más y lo arrojaría por la ventana. Tenía que ser sincera con su compañera si quería que ésta le ayudase en la travesía que junto a Aaron debían transitar así que se puso de pie como pudo, aferrada con ambas manos al mesón que se encontraba en el centro de la sala de Profesores y tragó saliva humedeciendo su garganta ¿realmente podía confiar en ella? estaba por verse.

 

—Aaron pertenece a una antigua familia de guardianes— Comentó mirando de soslayo el libro —¿Allí dice algo respecto a una roca que se utilizaba para canalizar magia antiquísima?

 

Confesarle todo respecto a su raza e historia sería demasiado, creía que mejor sería ir soltando pieza por pieza, después de todo no conocía a fondo a la mujer como para saber a ciencia cierta si ésta sería capaz de comprender y aceptar que en verdad estaba hablando con un monstruo capaz de vestirse con el cuerpo de una fémina. Pero antes de que pudiese decir una palabra más la puerta se abrió y volvió a cerrarse con tanta prisa que ni siquiera parpadeando fue capaz de prever que la persona que se les unía con el rostro congestionado por una carrera repentina era nada menos que Black.

 

Con sutileza la pelirroja alzó una ceja y su rostro se transformó sin poder evitarlo. Ambas manos golpearon el mesón formando puños y apretó los dientes, estaba a pasos más de ahorcarlo. —Malfoy tú conoces el colegio tan bien como yo, busca un sitio en las mazmorras y los alcanzo enseguida... salgan por la otra puerta.

 

Fulminó al hombre con la mirada, una penetrante mirada verdosa y desapareció tras la puerta principal para calmar las aguas fuera. En el pasillo algunos prefectos y profesores se preguntaban dónde estaba el mago que hubo irrumpido en el colegio sin permiso alguno ¿qué se inventaría exactamente?

 

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