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๑۩♚۩๑ Mansión Black Lestrange ๑۩♚۩๑ (MM B: 78195)


Mia.
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¿Cuánto tiempo había pasado desde que salió de su habitación?

 

Solo recordaba que su madre estaba por casarse por quien decía ser su padre. Habían sido tantos los que "ostentaban" ese nombre que ya dudaba que realmente fuera hija de alguno de ellos, lo único seguro era que Mía era su madre.

 

Se desperezo en su cama y se puso de pie con parsimonia. Sonrío a su reflejo adormilado en el espejo y salió de su habitación seguida de Estrella, su loba blanca que la acompañaba a todos lados.

 

Su bata de chifón palo de rosa hacia un leve frufru al bajar las escaleras, sus pantuflas golpeaban de forma seca cada escalón mientras su mano izquierda se sostenia con fuerza para no caerse por lo dormida que seguía.

 

-No vuelvo a sumergirme en un coma inducido por magia, me agotó demasiado

 

Volviendo a bostezar llegó al último escalón trastavillando al llegar a la sala. Sonrío para sí tranquila al no ver a nadie a su alrededor.

 

Estrella se sentó a su lado esperando cual sería la siguiente acción de Jessie, está, sin ser consciente de sus acciones, rasco por enmedio de las orejas de la criatura y encaminó sus pasos a la cocina.

 

-Muero de hambre, ¿Que preparamos Estrella

 

Por toda respuesta recibió un leve gruñido de la misma. Tomo pan y unas rebanadas de queso amarillo, tomate rojo, lechuga y aderezo de almendras. Tomo un vaso y sirvió agua del grifo; tomo un sorbo, su garganta estaba muy seca. Tres sorbos bastaron para tomar toda el agua servida. Volvió a repetir la acción y se sentó frente a la encimera con su emparedado sencillo.

 

-Que callado está todo, seguro todos andan trabajando y yo en coma inducido

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El estomago le sonó de manera más implorante a la peli violeta, y el sonrojo que debió haber subido a su cara solo la avergonzaba más, escuchaba como su tío hablaba pero el crujir de sus tripas era cada vez más demandante, nunca fue una mujer que moría por la comida, pero hacia dos días que solo estaba a base de pociones re habilitantes, sonrió al escuchar a su prima dar la idea de Diagon, ella pensaba ir directo al ministerio solo para comprobar que no se hubiese filtrado ya la noticia que los Black Lestrange sufrían de un secuestro, Mia era capaz de liberarse solo para torturarlos si eso se sabia.

 

-Claro tío tienes razón, y gracias Emma por querer acompañarme, así si encontramos a alguno de los otros veras en que clase de familia te has metido- sonrió burlonamente, no porque no le gustara su familia, la amaba, pero era divertido incomodar a la castaña. Si Alegna no te molestaba no te consideraba familia

 

-Antes de salir debo hacer una parada, pero es que no eh desayunado desde, ¿Qué día es hoy?

 

Con paso presuroso, se dirigió a la cocina, encontrándose con uno de los representantes de la familia que apreciaba, después de su madre y obviamente antes que a su hermana, Jessie parecía más delgada de lo que la recordaba, su ropa y peinado daban a entender que recién se levantaba, camino la distancia que las separaba y le daba un beso en la mejilla, mientras le robaba la comida, que tenia para ella, dio un mordisco bastante grande y mastico rápidamente. Pero el sabor dejaba mucho que desear, dejo lo que estuviese comiendo y escupió el resto

 

-Iuh Tía ¿que diablos te preparaste?- tomo un sorbo de agua, esta vez se sirvió un vaso por las dudas- ¿Dónde andabas, te unes a la misión de rescate?

 

Al ver la cara de desconcierto de la mujer, supo al instante que no estaba enterada de nada de lo que pasaba en la casa, en Ottery, en el mundo mágico, tranquila le dio la espalda para prepararse ese ansiado sándwich y comenzó a hablar mientras comía, ocasionando que sus palabras quedaran amortiguadas entre bocado y bocado.

 

-Jes también me perdí muchas cosas, pero lo que se es que tenemos nuevo ministro, te alegrara saber que Aarón a tomado ese puesto- espero para ver su reacción- peeeero el infeliz levanto el secreto de magia y cada p*** muggle esta cazándonos o recurriendo para solicitar nuestros servicios- su rostro denotaba que no estaba de acuerdo con esa nueva norma

 

-Los hombres lobos aprovechando eso han decidido no solo atacar en luna llena, sino que ahora cazan a plena luz del día, afuera es una verdadera guerra- tomo agua para bajar un pedazo bastante grande que se había metido- Eobard trajo a otra bastar… chica a casa, mi nueva prima, ah y Mia fue raptada en Francia, ¿olvide algo más?

 

La chica sonaba entre pensativa y desinteresada, pero solo era la forma de ser de ella, tratando de que sus sentimientos no salieran a flote, tanto para no ilusionar a alguien como para que nadie utilizara alguna información cercana para chantajearla

 

@@Eobard Thawne@@Emma Delacour@@@Jessie Black Lestrange

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Jessie estaba muy tranquila comiendo si emparedado. No era la mayor delicatessen del mundo pero tras meses sin probar comida era mejor comenzar de a poco.

 

Comía con pocos ánimos, jugando con las verduras que llegaban a caer a su plato, haciendo caminos con su dedo en el aderezo de almendras y observando la pequeña gota que recorría su vaso.

 

Algo o mejor dicho alguien robo su emparedado de su mano. Rodó los ojos y suspiró; ahora recordaba por qué se había sumergido en ese coma inducido.

 

-Sabes perfectamente que soy rara con mi comida- suspiró y alejo el plato de su alcance para recargar su mentón en la mesa-No es de tu incumbencia dónde andaba y ¿De que misión hablas? La ma... La or... ¿Que demonios?

 

Se incorporó en su lugar con la mirada perdida... Sabía de lo que hablaba pero no podía mencionarlo. Lo recordaba todo, incluso cosas que creía perdidas. Comprendía porque quería tanto a esa persona y porque odiaba tanto a otra persona que de seguro ni la recordaba.

 

-Ese im... Olvídalo, al fin consiguió lo que tanto ansiaba- sonrío al escuchar las palabras de su sobrina. Sabía que si hermano era un idi*** pero no esperaba que a ese nivel -espero que el trabajo lo mate, al muy hijo de morsa

 

 

No comprendía cómo es que el mundo mágico ahora era una basura. Aaron siempre había querido seguir los ideales de Grindelwald, Voldemort para él era un pobre tonto con aires de grandeza pero solo un tonto que no supo encaminar su objetivo debido a su obsesión con la inmortalidad.

 

Pero Grindelwald era otro asunto, sabía mejor que mucha gente como pensaba su hermano porque ella pensaba igual. Los magos sobreponiendose a los muggles pero había formas y levantar el estatuto no era una de ellas.

 

-Es un idi***, siempre hablamos de esto pero jamás creí que lo haría y menos dejándonos desprotegidos

 

Algo en las palabras de Alegna captó su atención, pero no del todo. La mención de su madre fue lo que realmente la trajo de regreso a la realidad.

 

-Estás hablando de la matriarca, no digas esas palabras con tanta facilidad, mocosa- grupo Jessie agitando su varita y desapareciendo el caso y el plato aún llenos frente a ella -A Mía jamás podrían raptarla, aún si varita ella es capaz de hacer magia con la que tú apenas si puedes soñar. Seguramente, al igual que yo, decidió alejarse de toda esta mier**

 

Se puso de pie y se alejo de su sobrina con paso cansado. Pensaba con fuerza en enviar una carta a Aarón y sobre todo, el porque había decido salir de su coma inducido. Al menos en ese lugar estaba seguro.

 

- Sí tienes pruebas del secuestro de mi madre estoy dispuesta a ayudarte... Y ¿Prima dices? Yo no tengo hijos y tu madre es mi única hermana ¿Cómo día tres puedes tener primas? Alegna, traes nargles atorados en tu cabello de seguro

 

@@Alegna Black

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Sonreía mientras escuchaba a su tía, las palabras de Jess siempre la hacían sentir mejor, aunque como en ese caso, la estaban retando, encogió los hombros ante tales palabras y siguió masticando lo que quedaba de su comida. En cuanto la mujer dejo de hablar, aunque más parecía pensamientos en voz alta, levanto la mano pidiendo tiempo muerto porque esta vez no podría dirigirse a ella sin escupirle algo a la cara, claro sin proponérselo.

 

-No dudo de los poderes de la abuela, pero es raro que su pequeña hija apareciera llorando en medio de la entrada alegando tal secuestro, tía

 

Petulante fue la sonrisa, ante la perspectiva de, esta vez, saber más que la mayor. Sino conocía a su tío Eobard, no sabia de su prima, no sabría de su hermana y en ese momento Alegna se sintió superior que la mayoría solo por saber algo mas que el otro, usualmente a ella se le tenia que explicar las cosas (más de una vez)

 

-Déjame saborearlo Tía, el conocimiento es poder- la risa se le borro al ver la expresión de la mayor- jajá no te enojes, bueno veras, tienes otro hermano, Eobard, y esa seria mi nueva primita.

 

Ella tenia muy en claro que nunca se compararían sus dotes mágicas con las de Mia ni aunque tuviese todos los milenios que su abuela cargaba, así que hizo caso omiso de esas reclamaciones de parte de la mujer, pruebas, pruebas, pues la tomo del brazo guiándola hasta la sala donde aun se sentían las sollozos de la niña y con la mirada “toma tu prueba”.

 

-Aquí la pequeña de Mia, tu hermanita, tu hermano Eobard, tu sobrina Emma, espero que sean pruebas suficientes, hay que buscar los demás es importante encontrar a la abuela

 

@@Jessie Black Lestrange

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Emma veía a su padre que le tocaba el hombro izquierdo al momento de decir que en esta casa todo es así Emma le comenta a su padre debido a que veía a su padre que se desesperaba - Es enserio Papa como le hacías para tolerarme a mi ? y le sonreia a el y seguía consolando a la Pequeña.

 

Emma le decía su Papa - es que apenas de verlo con los demás de la familia Gracias Papa por aprobar Papa y veo a Alegna bueno prima vamos para buscar a los demás para empezar a buscar a la abuela.

 

Vamos Alegna hacia el Callejón Diágon y salen de la casa rumbo para allá.

 

@@Eobard Thawne

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  • 4 meses más tarde...

La mansión Black Lestrange era una edificación que había llenado de gloria y orgullo a más de uno de los miembros de aquella familia, pero tenía poco más de un año que ninguno de los patriarcas ponía un pie allí, de modo que movida por la curiosidad de saber en qué estado se encontraba su residencia principal decidió que era momento de volver a Londres, a pesar de que no se sentía totalmente segura de regresar y enterarse de todo lo que acontecía en su país natal, lo cual sino estaba mal informada por Nathan, no pintaba nada mal.

Sin embargo, el cariño que le tenía a la propiedad hizo que una bruma de color negro apareciera en los jardines frontales. Este humo, poco a poco se fue materializando y se convirtió en la figura grácil de una fémina de rubios cabellos llamada Mia Black Lestrange; estaba de vuelta. Sin dejar pasar un minuto comenzó con su andar por el camino empedrado, disfrutando de la brisa nocturna del aire y de los sonidos tranquilizantes de la noche, parte del día que más le gustaba y le permitía ser ella misma.

En cuanto llegó a la puerta principal, se encontró con su elfina doméstica quien le abrió la puerta y con una reverencia le dio la bienvenida.

—Bienvenida ama, se le ha extrañado en la mansión. —soltó Clariss, siguiéndola en su recorrido hacía su habitación— ¿Quiere un wiskey de fuego o un vodka? —añadió la pequeña criatura.

Mia no tardó demasiado en subir las escaleras que la condujeron hasta la planta superior de la casona y a su vez a su habitación, en donde sin pensarlo se quitó la capa de viaje y la dejó caer al suelo, para después encaminarse al baño. Dejando correr el agua, ignoró unos segundos la propuesta de su sirviente para relajarse y permitirse quitarse el mal humor y todos los recuerdos de lo caótico que había sido su viaje a Estados Unidos, sitio al que viajo después de su secuestro por parte de una organización rusa. Después de que terminó de ducharse, se colocó una bata de baño y salió, ahora si para responderle a la pregunta antes hecha.

—Un whiskey, ¿cuáles son las novedades? —preguntó de inmediato.

La elfina, no tardó mucho en responder la pregunta y llevar su pedido.

—Aquí tiene, y novedades su amigo Derek Jackman esta en Londres… —dejó caer sin pensarlo— Y nadie ha venido a la mansión en unos meses.

Tras decir eso, los ojos esmeralda de Mia se abrieron a manera de sorpresa pero a su vez se alegró. Era momento de devolver el favor de hacía algunos cuantos siglos, debía invitarlo a venir a la mansión y ponerse al día, así que acercándose hasta su escritorio tomó una pluma y un pedazo de pergamino.

Querido Derek:

Me he enterado que estás en Londres, así que me encantaría encontrarme contigo y ponernos al día. Estás invitado a la mansión Black Lestrange, no demores en venir.

Mia Black Lestrange.

 


—Entrega esto a Derek, y avísame en cuanto este en la casona. —ordenó y comenzó a beber sorbo a sorbo el líquido ámbar que tenía el vaso con hielo que anteriormente le había entregado su elfina.

La invitación estaba hecha, esperaba que aquel vampiro testarudo aceptará su ofrecimiento y se pasara por la casona en las próximas horas. Mientras tanto, era momento de descansar y recuperar fuerzas, porque estaba segura de que se avecinaban tiempos difíciles en su estancia en aquel lugar.

 

@@Derek Jackman

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Era una cálida noche de luna llena, los seres sobre naturales y mágicos estaban sueltos a las afueras de Hogwarts. Derek era uno de ellos, se había escapado del castillo para poder saciar un poco su sed, no fue difícil salir pues la seguridad de la escuela nunca fue envidiable, con unos cuantos pasos fuera de las habitaciones ya había traspasado los cercos de seguridad. Estando afuera se dirigió a las profundidades del Bosque Prohibido en busca del unicornio que vio en su primera clase, lo quería para probar su sangre, había escuchado y leído que era una sangre excepcionalmente rara.

 

 

— Donde se habrá metido ese lindo unicornio… — Una macabra sonrisa se dibujaba en su rostro.

 

 

Sus sentidos y todo su ser estaban en alerta, quería esa sangre a como dé lugar y en su mente la cacería ya había iniciado. Con pasos tranquilos se dirigió al ultimo lugar donde lo vio y trato de seguir el rastro, las pisadas en el suelo, las ramas rotas, los indicios eran pocos, pero estaban ahí y los siguió durante un par de horas. Sin éxito y dándole poca importancia al resultado, el pelinegro decide que es hora de volver a Hogwarts.

 

 

Un escalofrío recorre su espina, su piel se eriza, su vista se vuelve algo borrosa y un temblor afecta sus extremidades, era una sensación abrumadora que no sentía desde hace siglos, miro directo a la luna que brilla con intensidad buscando una razón para que él se sintiera de esa manera. De la nada algo sobresalto sus sentidos ¿Lo habrían descubierto? Recordando su época durante la guerra en Europa reacciono violentamente, dio la media vuelta con rapidez y dando un salto hacia el frente para esquivar un posible ataque y acortar las distancias empuño su varita lista para abatir a quien se atrevió a interrumpir su caza, su mano izquierda tomo el cuello del elfo domestico que había aparecido detrás de él.

 

 

 

— ¡¿Quién eres?! ¡¿Qué haces aquí?! ¡Contesta!... — Amenazaba al mismo tiempo que tenía aprisionado el cuello contra el suelo y tenía la punta de la varita en la frente de la criatura.

 

— Soy Clariss… la… la elfa de... de Mia Black Le… Les… — Pronunciaba con voz cortada aquella criatura al mismo tiempo que entregaba el pergamino.

 

— ¿Mia Black Lestrange?... — Completó con una cara algo extrañada.

 

 

 

Soltando a la elfa y enfundando la varita el pelinegro lee el recado, Derek sonríe de nueva cuenta, una espesa neblina aparece en el lugar donde se encontraban, la tranquilidad de la noche es rota por una risa, la risa del vampiro se deja escuchar por todos lados, lobos y demás criaturas lo acompañan en su dicha con rugidos y aullidos, pues los hermanos se reunirán de nueva cuenta después de seis largos siglos. Al terminar no puede evitar pasar su lengua por los labios y soltar un pequeño jadeo animal.

 

 

— Vamos Clariss que la noche aun es joven y mi hermana espera mi regreso… — Extendió la mano mirando a la elfa con su característica sonrisa lobuna.

 

 

En cuanto esté la tomo la magia actúa y los aparece en el frente de una mansión rodeada de bosque de álamos, las rejas negras ya la fachada de ladrillos quedaban muy bien con el ambiente. La mansión tenía un estilo único y hermoso, era claro que aquella bruja vivía ahí, dejando atrás a la sumisa criatura el vampiro de ojos rojos se dirige a la puerta, y haciendo gala de sus finos modales atraviesa la puerta de la casona azotándola para dejar en claro que ya había llegado. Ya no era necesario ocultar su identidad así que en medio del escándalo que hacia su persona y sus poderes vampíricos de la transformación gritaba el nombre de su querida hermana de oscuridad.

 

 

— ¡Miaaaaa! ¡Sal de tu escondite!... ¡Vlad Tepes te ha visitado!... ¡Aparécete querida! No muerdo…—

 

 

@

Editado por Derek Jackman

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Beber sorbo a sorbo su copa de whiskey mientras estaba recostada en el sofá que con vistas al jardín, era sin duda una de sus actividades favoritas de toda la vida, aún recordaba cuando era pequeña y su padre se sentaba precisamente en ese mismo sitio a leerle cuentos y compartir historias sobre magos poderosos y batallas vividas por miembros de la familia. Sin duda, haber vuelto a ocupar esa habitación había sido un acierto y más, porque justo en ese momento de su vida necesitaba relajarse y disfrutar de la vida un poco.

 

Pensando en eso, decidió que era momento de cambiar la bata de baño por un sencillo vestido de color negro con escote en v y que le llegaba un poco más arriba de las rodillas acompañado por un juego de zapatillas. Estaba segura de que el vampiro iba a acudir a su encuentro, y así lo supo por el simple hecho de que su querida elfina doméstica no había vuelto aún a la mansión, por lo que tendría que estar preparada o sino, al menos saber que no tendría que alterarse porque si era justo como recordaba iba a causar revuelo.

 

Los gritos en los jardines, fue la señal que necesito para saber que Derek había llegado. Girando sus ojos hacia arriba y poniéndolos en blanco, negó lentamente… siempre intentando llamar la atención, al parecer las viejas costumbres no eran perdidas por aquel hombre y por muchos otros, pensó internamente mientras de sus labios salía una risotada de diversión. Alejándose de la ventana, caminó hasta la puerta de su habitación e inició el trayecto de bajada por las escaleras, lentamente y con calma, porque no tenía ninguna prisa.

 

—Cállate Derek, ya te escuché. —soltó con fastidio en cuanto abrió la puerta para indicarle al vampiro que pasará— Siempre intentando llamar la atención, ¿nunca te cansas hermanito? —completó a modo de burla.

 

Haciéndose a un lado, la Black Lestrange le permitió el ingreso al interior y observó detenidamente su imagen. Estaba igual que hacía cuatrocientos años, justo como lo había conocido y eso la hizo reír abiertamente, porque siempre pensaría que aquel bigote que se cargaba le quedaba pésimo, pero no era nadie para hacerlo entrar en razón. Mientras que él seguía igual, ella había cambiado un poco ahora tenía la apariencia de una mujer de 25-26 años, justo la edad en que el demonio se había apoderado de su cuerpo y que la metaformagia le permitía conservar.

 

— ¿Morderme? No me hagas reír. —pidió con diversión en la voz— Sino lo conseguiste hace algunos años, menos lo harás ahora a menos que me digas que te gusta la sangre de un demonio. —sonrió y se acercó a él con lentitud.

 

Si, había cambiado algo en la matriarca desde su último encuentro con el Jackman. Después de aquel viaje a sus tierras se había adentrado en otros países y experimentado demasiado con la magia atrayendo a seres mágicos y no mágicos, que no pudo controlar del todo pero que ahora mismo lograban coexistir en su interior. Pero sacando eso de su mente, le dio un beso en la mejilla y le indicó con una mano que la siguiera.

 

— ¿Puedo ofrecerte algo de tomar o comer? —se atrevió a soltar a manera de chiste, mientras lo llevo hasta el despacho que compartía con su padre— Pasa, en este sitio podremos hablar libremente y mi elfina te atenderá, por cierto ¿qué le hiciste? —soltó con fastidio al ver como la pobre Clariss estaba temblando a un costado de la puerta.

 

Sabía que la criatura en si era sumisa y asustadiza, pero nunca se había mostrado de esa manera delante de alguien más que no fuese ella así que por ese motivo le causaba un poco de curiosidad. Acercándose a la chimenea, levantó la varita mágica y con una simple chispa, consiguió que esta se prendiera y comenzará a calentar un poco la habitación.

 

@@Derek Jackman

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Todo el bosque se enteró de la llegada del burlón vampiro, las entradas con estilo eran lo suyo, pero en esta ocasión haría una pequeña excepción, sabía que esta era la mejor manera de presentarse para el reencuentro. Si bien el pelinegro tenía que ocultar su identidad en la escuela mágica en esa casona era libre de ser él, poco a poco dejó de verse como un adolescente de dieciséis años, el tiempo pasaba rápido por su cuerpo, creció en estatura, sus facciones envejecieron unos veinticinco años y su característico vello facial salió a relucir, justo antes de ver de nuevo a Mia, el vampiro tenía su apariencia de hace cuatrocientos años.

 

En cuanto la vio su sonrisa se esfumó y sus gritos se apagaron, con una simple mirada sabía lo que estaba pasando, ella era un ser de oscuridad que se había entregado a algo que la retenía en este plano, no sabía que era y no quería saberlo en ese instante pues su amada hermanita se había transformado en algo… Como él. No quería aceptarlo, la furia, tristeza, melancolía, un torbellino de emociones paso por el en ese instante, no sabía que decir en ese momento. Lo supo desde que la elfina le entregó la carta, lo sabía en el fondo pero tenía la esperanza de que no fuera verdad, sabía que ella era igual a él. Con una voz entrecortada por el sentimiento de volverla a ver mezclado con el de la ira trato de responder a las palabras de la que alguna vez fue humana.

 

— Me conoces bien Mia… — Trato de ser más expresivo pero en su voz se notaba lo apagado que lo dejó el enterarse de la situación de Mia.

 

Su mirada baja, los músculos rígidos y sus labios algo fruncidos, no estaba feliz, era obvio, pero trato de disimular pues cuatrocientos años sin verse era demasiado y no quería iniciar algo de lo que se arrepentiría. Una vez el vampiro se encontraba en el pasillo principal le dio la espalda a su hermana para escuchar con impotencia sus palabras llenas de alegría, cada letra era una daga en el corazón de Derek, no sabía cómo manejar algo como eso, pero trato de enfrentarlo. El pelinegro giro para hacer lucir su larga cabellera negra y su capa de general así como su armadura medieval de acero por capas, imitando a las de los antiguos samuráis.

 

— ¿Demonio? Escuche bien Mia… ¿Ahora eres un demonio?… La última vez que nos vimos eras una niña indefensa que vivía en mi castillo de Valaquia… — El tono de furia y sarcasmo salto por un par de segundos de la voz del pelinegro.

 

Nunca había deseado llevar sus gafas más que ahora para ocultar su mirada, estaba furioso, triste o más bien no sabía lo que sentía en ese momento, era como tener una espada clavada en el estómago. Sin embargo, debía controlarse, tenía que hacerlo, así que siguió la conversación, se quedó en silencio por unos segundos en los que hablo la rubia. El beso en su mejilla lo calmó un poco, su furia desapareció por instantes, era como encontrarse en medio de un prado de flores, ella siempre lograba ese efecto en él, respiró lo más profundo que pudo y contestó con una sonrisa burlona en el rostro.

 

— El vino es lo único que tomó a parte de la sangre, así que una botella o dos estaría bien… — Pedía al aire sabiendo que la elfina haría cumplir sus deseos en cuestión de segundos. Al mismo tiempo, Derek admiraba la decoración del lugar y de los cuartos, en especial el del despachó, era lo único que tenía para distraerse y evitar pensar en las terribles palabras que le habían dicho.

 

— No le hice nada a la pobre… Solo digamos que me tomó por sorpresa en medio de una de mis escapadas y reaccione de mala forma y la asusté un poco… — En cuanto terminó el vampiro tomó asiento libremente y cruzó las piernas, ya no aguantaba más esa terrible sensación así que con tristeza sentenció.

 

En ese momento Derek era como un volcán apunto de hacer erupción, ya no podía ocultarlo más, quería una explicación, sus ojos querían romper en llanto, y sus cuerpo estaba a totalmente tenso, su mirada se clavo en los orbes de color verde, antes de hablar relajo los hombros y el rostro, con voz tranquila y serena hablo, como si fuese la calma antes de la tormenta.

 

— Eras más hermosa cuando te conocí. Ni siquiera se me cruzó por la mente que usarías la magia para esto…— Señaló despectivamente todo el cuerpo de la rubia. — Creí que tú no tomarás el mismo camino que yo, hermana… Pensé que estabas muerta… — Una lágrima recorrió el rostro de Derek y se perdió en su barba.

 

En cuanto el vino llegó, tomó la copa y la empino de golpe, justo después de terminarla la arrojó contra la pared, los cristales volaron y se esparcieron por todo el cuarto. La mirada de Derek se había clavado en los ojos de su hermana, esperaba una respuesta, quería saber cómo fue que la mujer que conoció y amó se había convertido en eso, un demonio, una criatura de oscuridad que al igual que el rechazo su humanidad, un acto tan terrible y abominable que no se lo deseaba ni a su peor enemigo y ahora estaba sentado frente a una de las personas que más ha amado transformado en algo como él.

 

— ¡¡CONTESTA!!... ¡¿Qué fue lo que te pasó?!... — La irá que se estaba formando dentro de Derek rebasó sus límites. Al enfrentar a la bruja Derek se levantó de su lugar con brusquedad y azotó las manos en el escritorio del despacho.

 

— ¿Recuerdas cuando estábamos en el castillo?... Regresé a Londres para volver a sentir que tenía una familia… — Lágrima tras lágrima salían de los ojos que intimidaron a ejércitos completos, sin embargo, estos no dejaban de mirar el rostro de la bruja.

@Alessia BL Crowley

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—Siempre te he conocido Derek y eso no va a cambiar a pesar de que pasen mil años. —soltó ante las palabras de su hermano.

Le alegraba volver a verlo, pero tenía que reconocer que todas las actitudes que estaba tomando le sorprendían y la hacían enojar al mismo tiempo. ¿En serio era todo lo que tenía que decir después de tantos años sin verse? ¿Después de él no se había dignado a buscarla a pesar de estar en la misma Ciudad?, al parecer si. Mia siempre había sido temperamental y eso era algo que la caracterizaba así que no iba a dejar de serlo por intentar complacer a aquel vampiro testarudo que parecía querer que perdiera los estribos.

O eso era justamente lo que intentaba cuando Derek habló, claro que hacía cuatrocientos años era una est****a niña rebelde que había huido de la mansión Black Lestrange por el simple hecho de querer desafiar las ordenes de su padre… tenía a penas 17-18 años, y quería demostrar que era una poderosa bruja capaz de valerse por sí misma, sin embargo, eso no fue del todo posible y terminó viviendo con aquel ser durante aproximadamente un año, bajo su protección y cobijo.

—Tu lo has dicho, era una idi*** que creía conocer el poder y la magia que residía en su interior pero no era así. —soltó con amargura recordando todo lo que tuvo que aprender y vivir años después— Ahora soy toda una mujer que ha vivido y experimentado con la magia y las fuerzas oscuras, ¿qué tiene que parte de mi ahora pertenezca a un demonio? ¿dime eso cambia lo qué alguna vez signifiqué para ti? —preguntó con una ceja levantada.

Mirando cada una de las reacciones del hombre, supo que estaba lidiando con una marea de sentimientos y emociones que sino eran externados debidamente causarían una explosión y eso ciertamente era lo que menos deseaba. En su interior, Rusalka el demonio que en ella habitaba no tardó en comenzar a despertar, haciendo que las manos de la rubia temblaran un poco y causara un estremecimiento que afortunadamente fue invisible para su visitante. Era obvio, que lo que habitaba y unía a la vida a matriarca Black Lestrange, había notado el poder y oscuridad del vampiro y deseaba salir.

Dejando que su elfina doméstica trajera el pedido del invitado, respiró profundamente y mantuvo la calma… intentando que las emociones de enojó e indignación quedaran en segundo plano. No podía darse el lujo de perder el control, al menos no de momento porque si lo hacía perdería nuevamente la batalla con aquel ser que durante años controló su cuerpo y su vida, no podía permitirse algo así nuevamente, porque sabía que no era lo suficientemente fuerte para enfrentarse a ella y vencer nuevamente.

Controlando los temblores que tenía una de sus manos cerró los ojos, controlando su respiración y cuando creyó que estaba consiguiendo mantener a raya esa sensación de quemazón en su interior, esta se avivó y abrió de golpe los ojos. Estos ya no eran de color verde, ahora tenían un pequeño brillo de color rojo y no tardarían en volverse completamente de ese color. Motivo por el cual, soltó una risotada y negó con lentitud.

—Sigo siendo exactamente igual de hermosa, solo que un poco más madura. —soltó con falsa modestia— Pero si te gustaba mi aspecto de ese entonces, pues te voy a complacer querido. —añadió con una mueca de diversión, cambiando su apariencia a la de una Mia de 18 años.

Se veía mucho más joven, con una sonrisa un tanto inocente y su cuerpo, en general continuaba siendo el mismo solo que con aire de inexperiencia y ganas de vivir. Cuando terminó el cambio, supo que no era suficiente porque la copa de vino explotó contra la pared y eso terminó por despertar al ser que albergaba en su interior, quien empezó a luchar por querer salir y en cuestión de segundos comenzó a tomar el control del cuerpo de la Black Lestrange.

La anatomía de la mujer comenzó a temblar descontroladamente, mientras su mirada se perdió totalmente… cayendo de rodillas, gritó desesperada ante la situación. Sentía como el dolor atravesaba cada partícula de su cuerpo, reduciéndola para aprisionarla en el interior de su corazón, la única parte humana o semihumana que quedaba de la rubia. Después de la lucha que mantuvo la Black Lestrange, sus ojos dejaron de ser verdes para transformarse en rojos y su cabellera se oscureció un par de tonos.

—Eres un mal educado, eso no se hace. —soltó una voz totalmente diferente a la de Mia, mientras se ponía de pie— Eres un invitado y te portas mal vampiro, ¿esa educación te enseñaron? —soltó Rusalka, mientras caminaba hasta él.

Notando como este estaba molesto y quería comenzar a romper cosas, manifestar sus sentimientos de sus labios salió una risotada divertida. Toda aquella situación le parecía más que entretenida y sin duda, aprovecharía aquel punto de debilidad de la bruja para divertirse un poco y tomar control del cuerpo que por derecho le pertenecía, pero que hacía algunos años había perdido por la poderosa magia que habían empleado para mantenerla encerrada.

— ¿Quieres saber qué le pasó a la pequeña Mia? —preguntó con falsa preocupación tocando su brazo y mirándolo fijamente a los ojos— Intentó controlar magia y fuerzas oscuras para las que no estaba lista, dejando en claro que era una inútil que iba a morir pero como soy generosa acepté el trato de quedarme con su cuerpo como un pago por mantenerla con vida. —respondió con aburrimiento, mientras sentía como a poco en la piel blanca de la muñeca de Mia comenzaba a aparecer un tatuaje en forma de pentagrama.

Mientras tanto en el interior, Mia intentaba luchar y sentía como su fuerza se iba apagando con cada segundo, aquel tatuaje que Rusalka estaba grabando en su cuerpo la mantendría en lo más profundo de su ser, adormecida y adolorida, sin fuerzas suficientes para luchar. Recordando en esos momentos, porque enfadarse no era una buena idea, la demonio se burló de la humana en su interior y volvió su atención al Jackman.

—Me entregó su cuerpo y le he enseñado a vivir, disfrutar de los placeres de la vida… encontrar un motivo para seguir con vida aún después de 390 años… mostrándole que hacer aquel pacto que salvó su vida y la de su hijo le convino. —al ver la mirada del conde soltó una risa aún más profunda— Si, Mia entregó su vida y cuerpo a mi, con tal de que no muriese su bebé y ella… solo que la muy tonta hacía algunos años me mantenía encerrada en su interior, pero gracias a ti he logrado salir, eres muy generoso. —soltó con falso agradecimiento.

Al ver la lágrima que corría por los ojos del pelinegro, se acercó con falsa preocupación y lo tomó por el rostro acercándose lo más posible a él y mirándolo a los ojos.

— ¿Acaso no lo sabías querido? Ahora me tienes a mi como hermana y ¿a qué es un premio mucho mejor? —completó besando su frente y acariciando su cuello— Soy mucho mejor que Mia y puedes comprobarlo querido Derek —añadió muy cerca de su oído— Puedes tener una familia, soy tu hermana después de todo, ¿acaso no es lo que deseas y por lo que estás aquí? —completó, notando como en su interior la Black Lestranse se retorcía de dolor y gritaba negando sus palabras, pero el tatuaje que tenía en la muñeca estaba lo suficientemente marcado, como para evitar que ella volviera.

Por fin estaba libre otra vez, así que regresando a los ojos verdes de Mia y a su rubio, sonrió y moduló su tono de voz.

—Solo tienes que aceptarme querido hermano. —completó usando la voz de ella, buscando causar confusión en él.

 

@@Derek Jackman

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