El Dragón Verde (MM B: 108933)

[Matt Blackner]

@@Hayame Snape Potter Black pareció dudar un momento, antes de revelarnos lo qeu pensaba...reabrían Azkaban. Miré a @, preocupado.

 

- Lo que nos faltaba. - gruñí con seriedad, apoyándome en el mueble a mi espalda, llevándome una mano a la barbilla, pensativo.

 

Nos encontrábamos en una calma tensa, demasiado. Muchos cambios recientes en el ministerio, en el sistema y en nuestros trabajos en general. Aquel estado de guerra, aunqeu no se dijera en voz alta, era algo más qeu evidente, y que estallaría en cualquier momento.

- Solo nos faltaba que regresaran los malditos bandos. - gruñí, apoyando ambas manos en la barra de nuevo. Dirigí una mirada sombría Helike, qeu sugería volar el ministerio.

 

- Está claro qeu es una medida de disuasión. Con el clima actual, en cualquier momento estallarán los disturbios. El enemigo ha conseguido lo qeu buscaba, derrotarnos sin la necesidad de atacar directamente. - negué con la cabeza. - En el gabinete de crisis, antes de que esto realmente comenzara, me ofrecí a acabar con esto rápido. Pero fueron demasiado cobardes.

 

Señalé el periódico.

- Eso es una advertencia. Y no, no me extrañaría que los dementores volvieran.

[Helike R V PB]

Después de la perorata que había soltado acaricié la tripa. Bajé la mano, sintiéndome un poco tonta. Había olvidado por un segundo que aún tenía a la pequeña dentro de mí, pero es que, había cogido la costumbre de acariciar la barriga para tranquilizarme. Suspiré... Di una calada al cigarrillo y eso al menos, consiguió relajarme en parte. Escuché lo que comentaba Matt...

 

- ¿tú crees? - le pregunté alzando una ceja- al revés son capaces de montar el follón para que, precisamente no se abran las cárceles... Hay que tener cuidado... con éste clima de guerra ahora vienen pocos clientes... - protesté. Sí, tenía que velar por mis propios intereses - espero que, por vuestro bien, tengáis galeones suficientes en vuestras bóvedas para mantenernos a todos -reí divertida- porque me da la sensación de que la cosa va para largo. Mientras no suframos un bloqueo continenal yo no tengo problema en traer cosas de contrabando. Costarán algo más pero...

 

- Cobardes hay en todos lados cariño - le dije, acariciándole el brazo - tienen más miedo en perder sus galeones y sus negocios que atajar el problema en cuestión. Te sugiero que protegas la mansión a cal y canto, puedo ofrecerme para redoblar la seguridad con mis propios encantamientos, no estudié esa asignatura para alardear de ella. Hay que tener en cuenta que, en el Ministerio la cosa se pone fea puede que incluso arresten a gente inocente, habrá mendigos, gente pasando hambre. No voy a consentir que nadie entre a la casa sin que sufra las consecuencias... No me importaría plantar lazo del diablo a modo de jardín como medida -dije con cierto rentintín - disuasoria... Y por los dementores, puedo daros clases del encantamiento patronus, cuando estuve en la Orden cosa que me avergüenza decirlo, aprendí a usar ese hechizo - pero miré a Matt - aunque, no me cabe duda de que tú sabes hacerlo - le dije con una sonrisa- más que nada, sería una medida de defensa muy buena para protegernos en caso de ataque.

 

- Y lo que me extraña... ¿habrá información ministerial oficial? Porque parece que El Profeta desapareció... aunque con ese periódico puede que la información ya sea algo vieja - dije con cierto temor y para aplacar esa sensación, di otro trago de mi cerveza...

 

- Vamos, vamos estaremos más cómodos en el sofá. Si llegan clientes, será algo raro...

 

@@Matt Blackner

@@Hayame Snape Potter Black

[Hayame Snape Potter Black]

La bruja asintió y siguió a los chicos hasta los sillones para que pudieran descansar un momento, no extrañándole en lo absoluto ya que obviamente la otra bruja ya estaba muy avanzada; por ende, eso significaba que debía de estarse cansando mucho más además de que su magia debía de estar limitándose por lo que le estaba pasando a su propia criatura, así que en cierta manera era un desgaste doble el que tenía que pasar la otra vampiro

Se sentó con ellos y les observó por unos momentos antes de clavar sus ojos rojos en el vientre de la Rambaldi y mover la cabeza rapidamente en su dirección

-Todo va bien con ella?

Preguntó por un momento para después, cerrar los ojos y dejar escapar un suspiro recordando justamente lo que acababan de decir momentos atrás y que tenía que ver en todo con lo que ella iba avisando a los familiares; porque sabía que tenían que ponerse a salvo y estaba seguro de que no faltaría mucho para que estuvieran en medio de ambas miras de los dos grupos que pretendían hacerse del poder... aunque uno de los lados fuese mucho más oscuro que el otro y no precisamente el de los malos que apuntaba la sociedad...

-Bueno, para noticias no tan nuevas.... te confirmo Matt, si, regresaron

Dijo y le mostró su propio brazo donde la vieja Marca, una bastante antigua comenzaba a brillar y a moverse como si fuese nueva. Aquella que había ocultado y guardado con recelo por años y que había mantenido como punto de rebeldía a un pasado que la había marcado y nunca la iba a abandonar

-Y en lo personal... los dementores no son lo que me preocupa, todo mundo puede librarse de uno de esos... lo que me preocupa en todo caso es... son del Ministro o estan actuando por su propia cuenta al detectar que la pobración mágica ha disminuido a apenas unas cuantas decenas?

Inquirió mirándo a ambos chicos

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[Helike R V PB]

- Va estupenda - dije a la Snape con una gran sonrisa - la verdad es que no nos da mucha guerra, ¿verdad? -le dije con cariño a mi marido - es muy glotona, eso sí - dije entre carcajadas - parece que quiere acabar con todas las reservas que tengo en el pecho - dije con gracia.

 

- ¿Regresaron? -miré confundida a mi tía, hasta que vi algo que... en cierto modo, sentí que palidecía. Menos mal que estaba sentada.

 

- ¿Tú, dentro? - la miré a los ojos, sorprendida. Conocía y admiraba los ideales de la pelirroja en cómo defendía a los sangre pura. Pero jamás se me ocurrió pensar el hecho de que, estuviese en la Marca Tenebrosa. Cierto sí, en la "Taberna de la Tía" si hasta lo pensaba, creía recordar que tenía un retrato del Señor Tenebroso. Pero nunca se me ocurrió que hubiese estado antes en la Orden Oscura. Tenía cierta intuición de que, Sagitas, alguna vez había estado pero nunca había hablado abiertamente de ese tema. Es más, cuando se tratataba, se cerraba en banda y se negaba hablar de ello.

 

Di otro trago más de la cerveza para aplacar los nervios que sentí en esos momentos. Pedí a uno de los elfos camareros que me la rellenara. Tampoco quería cogerme una buena cogorza pero, era lo que más me tranquilizaba. Di una calada al cigarrillo y suspiré. Quizá fuese un buen momento para... Matt en su momento lo supo, pero excepto él y mi suegra, nadie más sabía que estuve en los seguidores de Tom Riddle.

 

- Bueno, ya que de confesiones se trata - levanté la manga de la cazadora vaquera, tomé mi varita y deshice los encantamientos de ocultación que tapaban la Marca Tenebrosa y que sólo aquellos activos, podían verla. ¿Se habría dado cuenta alguna vez Hayame?

 

- ¿La veis bien? - pregunté a ambos- yo estuve un tiempo en ella... Tuve que dejar el bando para ocuparme de mi familia - sonreí ahora a Matt - es lo que más me preocupa en éstos instantes. No tengo cabeza para nada más y... ¿Acaso no temes las represalias? -pregunté a la pelirroja - lo digo porque, como bien dices, el ministro parece que puede actuar por su propia cuenta. ¿Ha bajado? No sé, quizá se vayan a los Estados Unidos o algún lugar en dónde no haya guerra... - volví a bajar la manga del antebrazo izquierdo - Hayame - dije con cierta solemnidad- cuentas conmigo para lo que el bando necesite, ¿de acuerdo? - comenté con cariño - estamos en tiempos difíciles y los que dicen ser buenos, generalmente no lo son tanto.

 

- sé que no te gusta verla mi amor - susurré - pero aunque lo sepas Sagitas, desconfío de lo que ella puede hacer. Insisto en que habrá que redoblar la seguridad de la mansión -miré a la hermana de mi suegra- y espero que tú, nos ayudes en eso. ¿Sabe Sagitas que estás con ellos? Por mi parte, te guardaré el secreto, descuida -asentí, contenta.

 

@@Matt Blackner

@@Hayame Snape Potter Black

[Hayame Snape Potter Black]

La bruja se quedó observando a la familia que tenía delante y muy ligeramente, la boca de la Snape se curvó en una sonrisa

Justo lo que esperaba de su familia, siempre habían tenido esa pequeña peculiaridad especial y esta era, que se apoyaban entre sus miembros por encima de todas las cosas y muchas veces, independientemente de lo que creyesen; que tenían peleas? claro! todas las familias tenían sus dramas pero al menos esta en específico había demostrado con los años sus miembros sotenían algo en específico que era su firma personal: la lealtad y fidelidad contra viento y marea

-No te preocupes... si me entero algo del grupo que sienta que debes de saber o que yo requiera apoyo, me aseguraré de que lo sepas porque sé que puedo confiar en tí

Cerró los ojos y se apoyó un poco hacia atrás en el asiento, cruzando una pierna con los brazos hacia los lados

-No hay problema con Sagitas -dijo despacio -porque ella ha sabido lo que soy y lo que he seguido siendo toda mi vida -abrió los ojos despacio antes de volver a verles -y las represalias no es algo que me preocupe demasiado, en su momento logré escapar de cualquier ataque y conservarme con todo y memoria hasta este momento. Si he regresado, es porque... se lo prometí a alguien

Dijo con un murmullo lento

-Pero tampoco confío en el Ministro, parece que va siguiendo su propia agenda independientemente de lo que el grupo esta moviendo en este momento y de todas maneras, aún no hay un ambiente lo suficientemente claro como para pensar que incluso, por su historia nuestra propia familia podría estar segura

Añadió

-Así que me parece que sería estupendo si pudieramos proteger a la familia y a todas las que conforman nuestro "mini clan" en caso de -dijo -yo pienso enterrar la casa Snape bajo tierra y crearle varias salidas y accesos seguros en diferentes puntos ocultos de los terrenos para cualquier contingencia

Les confió

[Helike R V PB]

Asentí con la cabeza ante sus palabras. Me daba la confianza suficiente como para confiar en el bando nuevamente y, más aún con sus palabras confirmando lo que sospechaba desde hacía al menos, un par de meses. Había notado que, tras esa magia extraña que los había barrido... ahora, había venido con más fuerza que antes, aunque, dos meses era decir mucho. Pero no podía evitarlo, echaba de menos entrar los lugares más oscuros de la organización como la Torre Oscura o la Taberna del Basilisco Ahorcado, en dónde el tabernero siempre me miraba con mala cara...

 

- Eso está muy bien y si quieren celebrar fiestas también tienen mis locales a su disposición. Por los galeones no hay problema, puedo hacer una buena rebaja para ello - dije entre risas. Siempre era buena idea promocionar los locales para que viniera más gente... Lo que me extrañaba todavía era que El Dragón aún estuviese abierto, a pesar de que el pueblo como bien decía Hayame, hubiese reducido sus habitantes... Algo más me había inquietado a pesar de las palabras tranquilizadoras de mi tía...

 

- Oye, y, la falta de habitantes, ¿no será que muchos de ellos se refugiaron en los bandos? -pregunté preocupada - quizás teman las represalias y ahora, andan escondidos detrás de sus mansiones. Si la Marca Tenebrosa ha vuelto, también lo pudo hacer la Orden del Fénix, ¿no? ya sabes, no hay luz sin oscuridad...

 

- Sobre el ministro, sinceramente no sé qué pensar... si ya con la apertura de las cárceles está la cosa bastante delicada... si no repone alimentos a la población al final se revelará... Ésta guerra nos está desgastando a todos, a comerciantes y a personas normales -aunque me sorprendió que la Snape tuviera una especie de búnker. ¿Habría que volver de nuevo a esconderse en los sótanos? Aunque sinceramente, yo era dada más a las batallas que a esconderme...

 

- ¿Prometido? ¿A quién? -pregunté con cierta picardía- pero, volver al pueblo, ¿o al bando? -pregunté ahora, un poco más confusa.

[Maida Black Yaxley]

A veces, con algunas personas, a Maida le resultaba bastante sencillo olvidarse de sus propios miedos. Sus compañeros de trabajo eran de ese grupo en particular, aunque no con todos había desarrollado una relación estrecha, los respetaba lo suficiente por lo que en algún momento había representado el grupo, de ahí las sonrisas con Ashura, Akiza e incluso el mismo Otto. Por eso, a la hora de escoger el equipo de trabajo para el despacho ministerial, su invitado el día de hoy estaba a la cabeza de la lista. Llegó con anticipación al restaurante y se sentó en una de las mesas para esquinadas del lugar, no iba a tratar nada tan delicado, pero era mejor prevenir miradas indiscretas antes que cualquier cosa. Hace mucho que no veía al inquisidor y lo último que supo de él era que pretendía el puesto de jefe departamental, ¿en que habría terminado eso? Justo en esos días fue que el Ministerio obtuvo de su ministro la renuncia, y en medio de la anarquía ella había perdido la ilación y el interés por permanecer en Londres.

 

— Buenas noches, ¿desea ordenar algo? —sugirió pronto una hermosa camarera, Maida le sonrió.

— De momento, quizá sólo un zumo de naranja, espero compañía.

 

Y así de suave como llegó, se fue. La bruja se apoyó en el espaldar de la silla cruzando los brazos por debajo del busto y miró por la ventana, los ciudadanos parecían haber ignorado la situación política en la que se encontraban, y los envidió. Era hermoso poder vivir sin el miedo constante de una lechuza inesperada picoteando hasta entregar las malas noticias. Maida tenía miedo, ¿era eso compatible con su naturaleza demoníaca? Mucho tiempo atrás ella pensó que no, que nada le afectaba por esa parte de su ser que se negaba a admitir y que evitaba llegara a la superficie de sí misma. Pronto las calles de Londres y quizá las des su propia ciudad, Sofía, estarían vacías y carentes de color, sumidas en el silencio que provocaban las guerras, la vida civil se vería reducida a su mínima expresión y reuniones casuales como las que tendría con Garry ese día, serían cosa del recuerdo.

 

El suave traqueteo de un vaso de jugo la sacó de sus pensamientos y le hizo tomar conciencia de las silentes lágrimas que llegaban hacia sus mejillas. Intentó musitar un agradecimiento, pero la voz la traicionó y se contentó con sonreír de lado mientras la camarera se alejaba. Se limpió las lágrimas con el dorso de su mano, carraspeó y dejó la tristeza para algún otro momento.

 

@

[Hessenordwood Crouch]

Ruidoso solo era el bullicio de las personas que caminan junto a él, no son tanta gente como años atrás, pero aun hay horas donde los callejones son más concurridos por los pocos magos y brujas que aun quedan en Londres, es ahí donde él se puede mezclar fácilmente entre ellos sin llamar la atención de nadie, todos y cada uno pensando solo en ellos mismos, la vida se les va en solo imaginarse como escapar de su realidad mientras viven la realidad en automático. Es así que difícilmente alguien puede darse cuenta cuando se desvía del camino con inusual gracia hacia la vereda lejos de Diagon que lo llevan hasta su próxima reunión.

 

Sus pasos vacilan de tanto en tanto, inseguros, dudosos, reflexivos de si deben continuar a delante cada vez que se cuela en la mente del brujo una idea nueva del por qué es que debe estar ahí ahora.

 

Es extraña la invitación, lo es quizá tanto como la persona que lo ha convocado para esta tarde, lo es por que los tiempos ahora lo han vuelto casi paranoico, lo han hecho casi perder la cabeza. Sin embargo, y a pesar de lo poco convencido que aun esta de este encuentro, llega al lugar, a punto de cruzar la entrada del Dragón Verde y encontrarse finalmente cara a cara con Maida Yaxley.

 

¿Qué sabe él en realidad de ella? Es quizá demasiado tarde ya para preguntárselo; Maida, todo el tiempo junto al nuevo ministro y de ella solo esta seguro cuándo la ve susurrar de vez en tanto al oído del ministro alguna idea que parece gustarle al mago lo suficiente cómo para conseguir de él ese gesto de pretencioso orgullo con el que presume siempre de astucia frente a la prensa. Es inquietante verlos a los dos trabajar juntos, pero es por poco estimulante, de alguna manera poco normal, obrar en poder del Ministro.

 

Una vez adentro, los pálidos ojos del brujo observan apenas los rostros planos de la poca gente que hay en el lugar, buscando rápidamente no se distrae en ellos, él no lo hace a propósito, pero esta seguro de que si alguien le hace un mal gesto es más bien por su apariencia palurda, gris y áspera, tan poco agradable de ver, esa imagen que se hizo de si mismo con el tiempo y de los restos que quedan de él después de una luna llena.

 

― ¿Un día difícil?-, se ha acercado silenciosamente, no pretende asustarla mientras se acerca de pronto a ella y le tiende por un paño limpio para que seque los restos de lágrimas que hay en su rostro y en el dorso de sus manos. No dice nada más, tampoco hace más contacto visual con ella, de hecho casi parece incomodo cuando se acomoda en una de las sillas de la mesa frente a Maida. ―Agua tibia, por favor-, farfulla apenas con acento tan hastío como su rostro antes de que si quiera la bonita muchacha que atiende pueda preguntar siquiera.

 

Se ha deshecho ya también de buenos hábitos, cómo el de saludar con excesiva cortesía o el de anunciarse con tiempo antes de solo buscar donde sentarse apenas llega a un sitio, esas cosas las deja solo para cuando las encuentra convenientes. El silencio que lo rodea no hace las cosas mas cómodas, nada a su alrededor parece querer hacer mayor ruido que el de su propia respiración y Garry ha dejado ya de ser una presencia cálida (si es que algina vez lo fue) y en cambio es mas como un ente que aparece y desaparece al antojo de un mal sortilegio.

 

―La cosa esque si el día ya es difícil, siempre puede empeorar, ¿verdad?, intentó una media sonrisa para ella, pero la verdad es que él no era una persona de muchos gestos agradables.

 

@

[Maida Black Yaxley]

La voz de su ex compañero de trabajo la sobresaltaron, pero logró mantenerse en el mismo sitio, digamos que era una mejoría para sus habituales saltos al techo por cualquier cosita. Tomó el pañuelo o lo que se parecía a uno, y se limpió los restos de su momento de debilidad. Se aclaró además la garganta mientras su interlocutor tomaba asiento y ordenaba. No lo veía por lo menos en unos tres meses por lo que la lechuza con la invitación seguramente suponía una sorpresa para él.

 

— Son tiempos difíciles para todos de una forma u otra, Garry —dijo entonces para contestar su pregunta—, ¿Cómo has estado? No te he visto por el Ministerio en mucho tiempo y me temo que ya no estás en la lista de Inquisidores, ¿me equivoco?

 

Podría sonar un poco directa, pero en realidad no lo era, a lo mejor sólo quería situarse bien en el momento que la llevaba a su futura solicitud. Lo cierto es que no conocía lo suficiente al joven, sin embargo, sabía que Aaron confiaba en él, y a Maida no le venía mal tener un hombre cercano que pudiera enristrar la varita de la manera en que ella lo evitaba. Lo único difícil de la posición del inquisidor era que no tenía vínculos con el bando oscuro y de momento, estaría relegado en algunas informaciones pertinentes al Ministro, que aunque se develaba como grindelwalista, jamás había expuesto su situación como mortífago. Bueno, con que no estuviera inclinado hacia los fenixianos, Maida no tenía porqué desconfiar, habían muchos civiiles que permacían neutrales a la pelea de bandos en Inglaterra por decisión propia.

 

Sonrió a la camarera mientras colocaba el pedido de Garry sobre la mesa.

 

— Las cosas están más lentas de las que esperábamos con una declaración de guerra, —comentó dirigiendo la vista hacia la calle— pero sospecho que es sólo la calma que precede a la tormenta, y por lo que se oye desde MACUSA, la tormenta amenaza al roble más enraizado. Así que intento ganarme el premio a la mejor asistente personal teniendo todo al día con los documentos de Aaron, quien te manda saludos, por cierto.

 

Lo último era un poco una mentira, él simplemente le había relegado la tarea de reunir a los viejos miembros de inquisidores para formular unas preguntas, unas que a Maida le costaba realizar, hubiera sido más sencillo contratar a un reclutador o algo, pero su jefe apreciaba que se encargara personalmente de algunos detalles. El antiguo compañero de oficina era extranjero, y aunque Grecia no suponía un peligro ahora, siempre era bueno tomarlo en consideración para futuros asuntos legales, además, su aspecto fiero recordaba las épocas en las que Greyback más parecía custodio que mortífago. Suponía bastante seguridad tener siempre a un mago así de su lado tomando el cuenta los casi cuarenta centímetros que sacaba de ventaja con Maida.

 

@

[Hayame Snape Potter Black]

Con Heliké

La bruja levantó la mirada por algunos momentos y parpadeó como si la pregunta le hubiese tomado por sorpresa, solo por haberse distraído por un minuto en sus pensamientos; entrelazó las manos en una de sus rodillas, habiendo descansado una pierna por encima de la otra y pareció meditar por unos segundos la respuesta que iba a darle a la otra chica

-Al bando

Dijo finalmente pensando en su hermano, que en cuanto la había visto en el pueblo se la había llevado y había intentado convencerla de reclutarla de vuelta, con todo lo que tenía a la mano aunque la Snape se había negado; solo recordar ese brillo de emoción y entusiasmo en sus ojos, mientras le hacía todos los ofrecimientos posibles para que regresase al mismo redil que la había visto partir, todavía le estrujaba el corazón

-Quise hacerlo por él... -dijo despacio mientras tragaba pesado e inspiraba profundo para controlar sus emociones aunque de todas maneras un ligero temblor la recorrió

Aguardó un momento y luego, volvió a hablar todavía con la mirada algo perdida en sus pensamientos

-No, no creo que se hayan refugiado en los bandos porque incluso aunque entré de vuelta a... donde tu sabes, no hay tantas personas como cuando lo dejé -frunció el ceño levemente -aunque algunos han regresado, es solo temporal y lo que más puedes ver con casas cegadas y con tablones donde nunca las había habido, lo mismo para con los negocios

Cerró los ojos

-Todo este lugar es un pueblo fantasma, aún más grande que antes y la guerra y el cambio de Ministros solamente hicieron que la gente aumentara su nivel de desconfianza, terminando por mudarse a prados más verdes -musitó por lo bajo