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El Día de la Ira


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Castillo de la Familia Ravenclaw. Ottery St. Catchpole.

 

 

Apretó los párpados con fuerza, sintiendo como las lágrimas golpeaban sus pestañas intentando ser liberadas pero las contuvo, provocando que sus ojos se inyectaran en sagre y le produciera un ligero ardor. Se limitó a asentir ante el interrogatorio de su padre; sí, Becan se había ido y aunque sintiera que el mundo se le derrumbaba al tenerlo lejos no iba a correr el riesgo de perderlo para siempre. No se perdonaría jamás el hecho de volver a perder un hijo.

 

Una sonrisa torcida se le formó en el rostro, mientras se posicionaba entre las firguras masculinas y apretaba sus hombros, en un sutil gesto de afecto. Por que aunque ninguno lo admitiera con frecuencia se querían más de la cuenta; sobretodo ella que funcionaba como mediadora cuando la relación padre-hijo se tornaba tormentosa; para nadie era un segreto que ese par no se toleraba. ¿Ocultarnos? ¡Por favor, Keaton! No pienso quedarme de brazos cruzados habiendo tanta gente que necesita de nuestra ayuda. Sobretodo los niños en Hogwats. Y tampoco había dejado ir a su hijo en vano, pero lo que primero debían hacer era asegurar el Castillo. Además, estaba a punto de desencadenarse una guerra entre magos y muggles y ella ¿no iba a formar parte de eso? Pfff aquella pregunta significaba que el patriarca no conocía a su hija realmente.

 

Volvió sus ojos hasta la de su hermano, quién no apartaba la vista del ventanal que tenía en frente. La rabia que sentía el Lovegood era casi tangible, conocía aquella mirada cargada de cólera con un deje de amargura en su interior. Acarició su brazo hasta llegar a su mano y poder tomarla dándole un ligero apretón. ¿Vendrás también? Le dedicó una sonrisa, esperando que la respuesta fuese afirmativa.

 

La sangre se le había helado cuando una nueva lechuza había hecho su aparición posándose sobre la mesa con una carta atada a la pata. No, se negaba rotundamente a abrirla y enterarse de más desgracias. Movió sus obres color plata hasta los de Keaton, esperando que él accionara. Antes de ir a dónde sea que vayamos, debemos asegurar y ocultar el Castillo.

 

 

@@Keaton Ravenclaw @

Editado por Isabella Hawthorne

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Castillo de la Familia Ravenclaw. Ottery St. Catchpole.

 

Keaton:

Las cosas en Hogwarts no están para nada bien. El colegio está colapsado, hay demasiados muertos y muchos heridos. Hay muggles rondando por los alrededores ya que el hechizo que protegía el anonimato del edificio, ha desaparecido. Debido al peso de los escombros, la Sala Común de los Slytherin se ha derrumbado dejando a muchos estudiantes de esa casa atrapados bajo los escombros, te juro que ni en la Guerra contra Potter hubo tantos destrozos, esos muggles lo van a pagar.

Por favor, en cuanto puedas, ven, necesitamos muchas varitas aquí.

Con cariño

Kaled.

P.D. No uses la aparición, el hechizo anti aparición, por muy raro que parezca, sigue activo. Usa los portales, la mayoría aquí los están empleando.

Keaton terminó de leer el pergamino y no pudo evitarlo, la sangre le subió a la cabeza. Para evitar hacer algo impropio, le pasó el pergamino a Isabella para que lo leyera. La situación era crítica, y en definitiva, los Ravenclaw no se iban a ocultar, iba a luchar (aunque para los tres triste que tenían activos era una burla), así terminaran por extinguirse.

 

—¡Salvio Hexia! ¡Protego Totallum! ¡Repelio Muggletum! ¡Fianto Duri! ¡Protego Horribilis! —Comenzó a decir el Ravenclaw sacando la varita por la ventana. El aire de pronto comenzó a alterarse y la atmósfera se sintió más pesada. El Castillo iba a estar protegido, de eso se encargaba él —Franko, Isabella, sus manos sobre las mías, activaremos el Fidelio —Ordenó el Mago Oscuro y, una vez que sus hijos le obedecieron, agitó de nuevo la varita mágica —¡Fidelio! —Bramó el vampiro y sintió cómo de su interior una gran cantidad de magia era expulsada siendo absorbida por el Castillo.

 

Ahora, después de años de ser una casa abierta a cualquiera que así lo deseara, los terrenos de la familia heredera de Rowena se ocultaba dentro de la mente de su patriarca. Anotó las coordenadas en un pergamino que pasó a sus hijos. Aquella era la ubicación, sólo el ojiverde podría deshacer el encantamiento o pasar la ubicación a alguien más, sus hijos, aunque quisieran, no podrían ni escribir en un papel la coordenadas. Ahora, el patrimonio de los Ravenclaw estaba seguro.

 

—Bien, ¿nos vamos? —Preguntó con una seguridad poco habitual en él a sus vástagos —¡Fulgura Nox! —Aquello era demasiado, después de abrir el portal, la magia del Triviani había llegado a su límite y se desvaneció —Isabella, por favor, sangre... —Añadió recargándose en uno de los muros. .

 

@ @

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Aaron Augustine Black Yaxley

& Aries Black Lestrange

 

El muchacho bajo su varita tras advertirme que el daño ya estaría hecho si él lo hubiese querido, cuestión por lo que llevé la mano que sostenía hasta mi entre ceja, en un mero acto de revertir mi frágil temperamento. ¿Cuántas amenazas habría soportado ya?, envainé la varita al segundo después de que él hubiese bajado su guardia y con un seco gesto de mi rostro le invité a seguirme para cruzar una fina estela, hacia una atmósfera más densa, resguardada y protegida.

 

-Espero no le haya mareado la caída joven Lestrange...-le dije a su tropiezo. Sí, le recordaba, ¿quién no lo haría con un Black Lestrange?. El muchacho había solicitado permisos para una feria gastronómica a principios de mi gobierno, pero la cuestión no estaba en si me acordaba de él o no, muy por el contrario...- ¿cómo sabía usted que me encontraba en el castillo de los Black?, hemos sufrido un terrible atentado por parte de los muggles...- sostuve deteniéndome en seco- no quisiera dudar de usted, pero no me es irrelevante nuestro encuentro.

 

El chico observaba todo a su alrededor mientras un par de inquisidores se acercaban a lo lejos; les detuve con un alza de mi diestra, aquella enguantada, ocultando la terrible quemadura que me había dejado uno de los dragones búlgaros. Inspiré profundamente en aroma a jazmín que provenía desde el norte y con mis manos atrás pasé caminando por su costado, instándole a seguirme nuevamente.

 

-Diría que es un mal momento si es que no dudase de usted y dejase pasar en banda nuestro caótico punto de quiebre...-mantuve la mirada fija en el mago, por sobre mi hombro, atento a cualquier movimiento que pudiese emboscar mi rutina, obviando el hecho de que si algo me pasaba él no saldría completamente cuerdo, con suerte vivo, del castillo- acompáñeme señor...-le incité a que me dijese su nombre y proseguí- ...expecto patronum...- solté con un latigazo de mi varita. Un halcón peregrino dibujó una estela a nuestro alrededor y se posó en mi hombro esperando el mensaje: "A Sybilla. Vengan a casa, el castillo es seguro...Avisa a Kalevi y a las niñas... el castillo es seguro"- mi hijo y mi ahijado sabrán sobrevivir unos cuántos minutos ¿no cree?, después de todo, uno tiene sangre de los Black y el otro es un digno Rosier, sin menospreciar su genealogía en los Macnair...

 

Fue así como llegamos hasta un salón al interior de la fortaleza para tomar asientos, yo tras mi escritorio y él del otro frente con un puesto vacío a su lado y dos guardias fuera de las puertas que se encontrarían cerradas para ese instante.

 

-Sería inconsecuente de mi parte ofrecerle un café o alguna bebida en éstos momentos, pero de todos modos cumpliré con la educación que se me ha otorgado...- le dije al tiempo que soltaba una floritura de mi varita para que una taza sobrevolara hasta el escritorio y se llenase del más exquisito café que pudiese haber probado-... sin embargo y en el caso que deba ausentarme, como ya lo había hecho hace unos pocos minutos, tenga el agrado de terminar su taza. Uno de mis hombres le acompañará hasta la salida de ser así...- me recliné en mi silla y cruzando una pierna en pose varonil, sosteniendo una fría e indiferente mirada, proseguí-... dígame, ¿en qué puedo ayudarle?...

 

 

 

*****

 

 

Kalevi. 1er Año. Hogwarts.

 

El pequeño Rosier tenía razón, su agudo sentido del olfato había reconocido al muggle que un par de Slytherin traían como rehén. Sujetó la mano de Ámbar, sin saber si era como un acto de protección para ella o uno de contención para él, ¡tenía once años!, obviamente sentiría temor, emociones encontradas entre las palabras que le inculcaba su padrino y la ingenuidad de su corta vida. Quedó casi en blanco, sin siquiera saber qué hacer tras haber sugerido irse a casa. No se percató de la llegada de los adultos, a excepción de las palabras que le animarían a una sonrisa de alivio en el rostro... su tía.

 

Olvidando las lecciones de Aaron, se aferró a las faldas de Cissy al igual que las otras dos brujas, quedándose a resguardo de su imponente presencia. Fue entonces que un fugaz cuerpo celeste revoloteó entre las columnas de humo que ocultaban gran parte del arruinado colegio de magia y hechicería, hasta surcar el cielo y caer en picada hasta un orificio lo suficientemente ancho como para que pudiese seguir su camino hasta las mazmorras. Era el patronus de Aaron Black, el mismo que dio hasta la ubicación de Sybilla: "...El castillo es seguro"... Y así, quizás ella y el resto que les acompañaba aparecerían en los jardines del Castillo Black...

 

-¿Iremos donde el tío Aaron?...- susurró Kalevi al oído de Rohana.

 

OFF: Sorry la demora, me estoy acoplando después de una ardua semana muggle. ¡Espero todos estén bien!... Aprovecho de agradecer nuevamente el resumen de Mackenzie !! <3 ! *O* sin él hubiese demorado otra semana (?) xD.

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España

La Radio, La Voz que nos conecta

 

-Señor Luxure.- comenta una reportera. –¿Qué opina de la acusación del Inquisidor de culpar a la comunidad mágica de las desapariciones en todo el mundo?- antes que el demonio le contestará le lanzo otra pregunta. -¿Acaso es posible paz entre ambas comunidades?- Baja la mirada. -¿Por qué confiarían los no mágicos en esos seres que le usaron como escudos ante lo que parecía era una guerra?- Y así continuo con las interrogantes de esa índole.

 

-Ante todo.- hizo una larga pausa. –no condeno a quien tiene temor.- refiriéndose al Inquisidor. –mucho menos es imposible restaurar la paz, sin embargo.- los flashes lo dejaban ciego por un momento, suspiro profundo para continuar. –es necesario reconocer y pedir disculpas por todo el mal causado por el sociópata británico.- recuperaba la visión. -@ , él es responsable de que desaparezcan ciudadanos en todo el mundo.- en ese momento se veía fotografías sobre el contrabandado de trata de personas a cargos de magos y bruja. –el enriquece sus cuentas a costa del sufrimiento de muchos.- en ese momento se veía crueles imágenes de personas secuestradas y vendidas al mejor postor. –este negocio es condenado por muchos y creo que al llevar a la cárcel a ese criminal bastara para dar inicio a la paz.- El mago mostro fotografías de magos y brujas comprando a muggles en un comercio británico.

 

-Además, el auto nombrado Ministro de Magia y Hechicería británico posee una fuerza destructiva y nociva, hoy acuso públicamente al Black Lestrange de cometer delitos de grave humanidad, lo cual viola todo acuerdo internacional. Y si se pregunta quién es el responsable de los hechos ocurridos hoy.- Bajo la mirada. –es el Ministro…- Hizo larga pausa. –Aaron.- En ello comienza a ingresar fuerzas especiales de seguridad egipcia. –por ello dejo a cargo de esta estación a Cornelius Wind Haugthon, renunciado a mi cargo y dejándolo a su cuidado.- En eso se marcha.

 

-Sr. Luxure.- Le interceta otro reportero. -¿A dónde va?- En eso contesta el mago tenebroso. –Regresare asumir mi cargo en mi país natal, soy el ministro de relaciones exteriores.- Hubo un momento de silencio. -Y ante la renuncia de mi predecesor, tengo que irme de inmediato.- En ello el cuerpo de seguridad lo saca de la estación y lo acompañaba el Dr. Froid.

 

En las afueras de la estación

 

Los reporteros se abalanza con la nueva figura política, la cual dio fuerte relaciones contra Gran Bretaña, este anuncio significó para Egipto romper las relaciones de todo índole con aquel país hasta que ese criminal abandone el cargo.

 

-Sr. Luxure.- intervino Froid. -¿Qué ocurre?- En eso ambos abordaron la limosina. -¿Qué significa ahora su nuevo cargo para la sociedad?

 

-El Inquisidor tiene a Egipto de su lado y pronto sumara otros países contra los ingleses, es justo mencionar.- Bajo la mirada. –que esa cura debe producirse en gas, es hora que sobrevuele a Inglaterra y Estados Unidos.- Dado que toda información de sus aliados y suministrada de su propio país en referencia a las ubicaciones era falsa.

 

-Sin embargo.- hace pausa el Tempestad.- como entenderá nuestra conversación nunca ocurrió.- En ese momento la limosina era escolta por otras y todas lucían igual. –Espero que disfrute el viaje.- El medico no comprendió. –quizás es hora que conozca a sus aliados.- en ello llegaron a un aeropuerto privado.

 

-¿Dónde estamos?- Indago Froid.

 

-Lo bueno de tener mis recursos.- Insinuó el Luxure. –es poder desaparecer sin necesidad de magia.- Camino y subió a un helicóptero. -¿Acaso viene?

 

Pero Froid no abordo y lo vio despegar, alejándose a rumbos desconocidos, pero antes envió una carta al MACUSA.

 

___

 

Para: Wilhelm O’Brien López, ( @ )

Presidente del MACUSA

De: Demian Luxure

Archimago de la Muerte, integrante del Consejo de Archimago del Gobierno Egipcio Magico.

Ministro de Relaciones Exteriores en Egipto (gobierno de los muggles)

Representante de la Unión de Países Africanos en asuntos relacionado con los Muggles.

 

Reciba un cordial saludo, quien suscribe el Archimago de la Muerte, representante del Regente (Ministro de Magia y Hechicería Egipcio) y U.P.A, en esta oportunidad le escribimos para lamentar su perdida, sin embargo, nuestros mecanismos de contra inteligencia descubrió que esto fue orquestado por el Black Lestrange de forma indirecta, ya que en su país y bajo su aprobación se ordenó el secuestro para contra los Muggles, por ello levanto el secreto internacional de la magia. Este maquiavélico hombre pretende regresarenos a la era oscura y no podemos permitirlo, es momento de aliarnos contra un enemigo en común.

 

___

 

 

Ademas envió una copia a @ , ese ex auror que suponía guardaba relaciones con los aurores británicos, que quienes se sumarían para eliminar las fuerzas del Black Lestrange, ya que si algo aprendió era la rivalidad de los departamentos de los ingleses.

Editado por Demian Luxure

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Greenhouse Rosier,

horas antes del ataque.

 

 

El infierno está vacío y los demonios están entre nosotros, dijo Shakespeare. Recuerdo la primera vez que leí a ese dichoso autor, cómo mis intensas emociones parecieron conectar con sus amargas y trágicas palabras. Nunca fui una mujer que juzgara mal al no-maj, no les veía como seres inferiores, pero sí como personas en las cuales jamás depositaría mi confianza. Claro que, desde mi viaje entre el mundo de los vivos y el Averno, mi corazón todas las noches parece galopar violentamente, confundido con todo lo que pasa, ¿he de salvar a los míos o a los que creo míos? ¿Quién soy y cuál es mi verdadero destino en estas tierras?

 

Necesitaba respuestas, y sólo él podría dármelas. Me había prometido a mi misma buscar la forma de salvar el trono de Arya antes de que fuese demasiado tarde, más las trampas de Artemius arruinaron todos mis planes y me encontraba, actualmente, en tierra de nadie. Mi cuerpo podía sentir como la fría brisa colándose entre las rendijas recorría como caricias cada parte de mi piel, y mis manos, palmas hacia el cielo esperando que él se apareciera frente a mi y me diera consuelo. Rezos. Súplicas. Conjuros.

 

Artemius.

Oh, mi Artemius.

 

Hathor, su voz retumbó en mis oídos, y aunque no le vi, su presencia la sentí como llamas dentro de mi. Él estaba conmigo, podía oír y verme. Mantuve mis rodillas contra el suelo lodoso, bajando lentamente las manos hasta que con mis dedos pude sentir toda esa tierra acumulada bajo mi cuerpo, agarré un poco y sin alzar tanto mi mano derecha, dejé que los granos rocosos cayeran frente a mi. Y el tiempo se detuvo.

 

⸺ Nuestro mundo corre peligro...⸺murmuré.⸺ y no puedo evitar pensar en lo que hicimos, un grupo de personas volviendo del futuro hacia el pasado y cambiando el curso del destino, quizá si no hubiesen ido por mi, Aaron jamás se convertiría en este dictador, no hubiese levantado el velo y todos estarían a salvo.

Líneas temporales, el pasado de donde provienen no es el mismo del pasado del que proveerán ahora, mi ceño se frunció un poco y alcé ligeramente mi mirada, casi como si quisiera encontrarme con aquellos ojos vacíos pero penetrantes, el precio fue caro, todos tuvieron que sacrificar algo para volver a la normalidad que ustedes creían sería, volteé hacia un lado e hice un gesto de pura incertidumbre, Arya sacrificó sus memorias, tú sacrificaste la descendencia, Aaron quizá sacrificó la cordura, ¿verdad? Y Castalia fragmentó aún más su alma.

 

⸺ Eres un tramposo...⸺hice mis manos puño y con cierta molestia golpee el piso⸺ Entonces, dime Artemius, ¿cómo se ve el futuro? ¡Tienes que pararlo!

 

 

. . .

 

 

Castillo Black.

Día de la ira, después de los ataques.

 

 

 

Veo puro caos y muerte en su futuro, no podía quitarme aquellas palabras de la cabeza, lo ciertas que se habían vuelto en cosa de horas y aún cuando él no me hubiese dado ninguna respuesta, seguía preguntándome qué hubiese pasado con todas esas personas que murieron en los atentados si el Aaron Black que levantó el velo jamás hubiese regresado del futuro incierto. No, no es que estuviese en su contra. Comprendía sus razones y las apoyaba, más mantenía firme mis convicciones, haber juzgado al no-maj por su falta de magia realmente había sido una estupidez que hoy todos estábamos pagando.

Metí las manos en la fuente con agua helada, mojando mi rostro para despabilar y así concentrarme en la tarea que Sybilla me había encomendado. Tan pronto como el contraste de frío-calor hubo tocado mis nervios, rebusque entre los bolsillos de mi bata los implementos que solía tener a mano y salí hecho un torbellino de la salita de higiene para volver a mis deberes.

 

El Castillo de los Black era gigante, ni con todo el tiempo del mundo podrías recorrer sus pasillos y habitaciones, siempre había alguno que otro pasadizo bajo tierra que aparecía tocando un libro mal puesto y pisando una madera trastocada. En simples palabras, su hogar era tan difícil de comprender como los que portaban dicho apellido, sin embargo, parecía que esas mismas pillerías extrañamente lo volvían uno de los terrenos más seguros que iban quedando en el mundo mágico.

 

Magos entraban y salían. Ceños fruncidos, risas nerviosas y llantos descontrolados por brujas que esperaban impacientes a que alguien le diese una noticia de sus niños. Sus pequeños, inocentes e indefensos hijos. Mantenía una postura completamente seria e indiferente, pero por dentro moría cada vez que las manecillas del reloj se movían y nadie me daba noticias de Kalevi.

 

⸺ ¿Señorita Macnair?

⸺ Diga.

⸺ Hay un hombre buscándola, bueno, busca a una tal Juliette Rosier y pensé que usted...

 

Di un empujón a la enfermera que me había hablado, sin pensarlo dos veces ya imaginaba de quién se trataba, ¿realmente se atrevía a poner sus pies en esta morada? ¿Venía a intentar llevarse a Kalevi? Mis ojos se incendiaron momentáneamente, sentí como el calor subió desde mi pecho a mis pómulos y desde ahí, se extendió por toda mi cara. Era una fiera, una leona que había sido previamente enjaulada, dispuesta a encajar sus garras y colmillos a quien fuese que osara a tocar a cualquier miembro de su familia, pero particularme a su pequeño lobo.

 

Alcé mi cabeza entre la gente que poco a poco comenzaba a llegar, buscando nerviosa a que la cabellera oscura de William apareciera por ahí, con su semblante serio y sus facciones bien esculpidas. Esperé encontrarlo, realmente esperaba hacerlo, más la persona que apareció no fue ni una migaja de mi ex esposo....

 

⸺ ¿Quillan?...

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Castillo de la Familia Ravenclaw. Ottery St. Catchpole.

 

Cada palabra que dedicaba su padre pasaba atentamente por sus oídos, a pesar de ello su vista seguía puesta sobre el cielo. El castaño de pie frente a la ventana, sin inmutarse permaneció en silencio ignorando al vampiro. Una vez su hermana se presentara en escena, apenas girando levemente la cabeza, fue que desvió la mirada encontrándose con una madre dolida por tener que despedirse de su hijo.

 

El Lovegood regresó su vista al punto inicial. Bronca, tristeza, impotencia, decepción, eran algunas de la sensaciones que ocultaba detrás de aquel semblante sereno. No tanto contra los muggles, sino más bien contra la propia comunidad mágica. Estaba más que claro que la reciente guerra, en la cual se vieron envueltas, utilizadas, y masacradas injustamente un gran número de muggles era una de las causas desencadenantes de todo lo que ocurría. Los acusaba de culpa y cargo a los lideres políticos mágicos de los diferentes países que permitieron e incentivaron la guerra.

 

Tampoco abalaba la respuesta por parte de la comunidad no mágica, si bien entendía el por que de sus decisiones no las compartía en absoluto. Era consiente que muchos de sus líderes políticos mundiales estaban infestados de corrupción y no reflejaban del todo la opinión y los valores de sus pueblos, pero lo mismo ocurría con la sociedad mágica y sus representantes políticos. A veces los seres humanos no dejaban de sorprenderlo, lamentablemente para mal.

 

Sin embargo su hermana, la única que lo conocía tan bien, se percató y vio a través de aquella careta de serenidad que llevaba puesta. El suave tacto de la mano de la Hawthorne lo trajo devuelta y su sonrisa le llevó un poco de tranquilidad al alma -Contigo a donde sea...- le respondió entrelazando su mano con la de ella y devolviéndole la dulce sonrisa.

 

De pronto una nueva lechuza irrumpió en la sala, otra mala noticia, esta vez directo desde Hogwarts. La respuesta del patriarca era la esperada ante tal relato. Rápidamente el castillo se vio envuelto en un manto de múltiples hechizos protectores, seguido de la activación del encantamiento Fidelio, en la que los tres allí presentes ocultaron y resguardaron en sus mentes las coordenadas exactas de su hogar. Para finalizar su padre logró abrir un portal, demandándole mucho poder a cambio.

 

-Deja de quejarte y levántate...- le reclamó el ojiazul al vampiro -, los espero del otro lado- culminó desapareciendo a través del portal.

 

@@Keaton Ravenclaw @

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—Entonces manos a la obra —dijo poniéndose de pie. Ella y Goderic irían a "negociar", mientras los demás se encargaban de todos los otros aspectos que requerían la misión como repasar los detalles del recuerdo de Valkyriay preparando los materiales para la infiltración. Si todo iba bien, se reunirían nuevamente a la brevedad posible. Por suerte, todos podían conjurar portales.

Limpió una vez más su rostro intentando borrar los rastros del maquillaje corrido y las marcas que sus lágrimas habían dejado. La apariencia no era una de sus prioridades cuando estaba trabajando, ya sea para el simposio o como parte de sus actividades en la Orden del Fénix -aunque muchas veces las misiones terminaran relacionadas- pero si se trataba de una negociación, al menos podía intentar estar presentable.

Tener un plan en mente (o al menos un bosquejo de este) le daban un propósito, aunque quedarse escondida con los brazos cruzados tampoco eran una opción para ella. Por algo había elegido el estilo de vida que tenía. Aun así, estar fuera del refugio tan pronto podía ser peligroso y por eso debían ser cuidadosos con los lugares que visitaban. Y naturalmente, la reunión con Cooper se daría en la agencia de servicios profesionales.

Tanto para ella como para Goderic no existía un lugar más seguro que la sede de los ladrones, no solo por su locación, pues el Callejón Diagon no era fácil de hallar para los muggles, sino por la confidencialidad que podían mantener. Además, sospechaba que podrían encontrar cosas útiles en el local que los ayudara a infiltrarse, una vez que accedieran a convencerlo.

Pero no todo iba siempre acorde a lo planificado. Hubiera esperado encontrarse solo con Frank, que era el sujeto de interés. La presencia de Atenea solo le causaba incomodidad a Emily y el joven que los acompañaba -que no debía pasar de los quince años- solo le causaba curiosidad. Cuando entraron al negocio, se sentaron todos alrededor de uno de los escritorios, que tiempo atrás había usado como su lugar preferido de trabajo.

Si gustan, pueden quedarse en la sala de espera dijo Emily, dudaba que la intervención de la bruja y el joven fueran necesarias.

Un «No lo creo» proveniente de Atenea zanjó el tema y, por desgracia, no estaban en posición de negociar.


—Vamos a ser directos —dijo, tomando la palabra una vez más, realmente no tenían tiempo que perder —. Necesitamos tu ayuda para conseguir acceso a una compañía. Tenemos que entrar sin levantar sospechas, entendemos que deben haber redoblado la seguridad, así que la mejor manera de hacerlo es mugglemente...

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Grimmault Place:

 

A pesar de ser muy habladora, guardé silencio. Sé cuando hay que hacerlo; otra cosa es que lo consiga. Pero en esta ocasión, era necesario saber escuchar todo lo que decían porque... ¡porque era horrible! Sentí un calor que crecía en mi interior y que se reflejaban en mis mejillas y mis orejas. Podría deberse a la poción que había tomado de un tirón sin fijarme en lo que era pero quería pensar que era la rabia al ir entendiendo las explicaciones de Elvis. Gruñí por lo bajo en un sonido muy ronco y continuado...

 

-- ¿De quiénes eran esos bebés? -- Pregunté porque debíamos saber el origen de ellos aunque el saberlo podría ser peor que la ignorancia. -- ¿El Inquisidor fue quien dio la Orden?

 

Ese calor creció de manera que sentí un odio por aquella persona encapuchada. No debía ceder a ese sentimiento pero era tan agradable tener una meta, aunque fuera imposible pensar en su muerte, provocada, por supuesto. No era mi naturaleza de sacerdotisa pero sí de humana furiosa, a veces esas dos naturalezas producían una dicotomía de pensamiento en la que no iba a entrar ahora. Xell hablaba con demasiada ingenuidad y supe que ella sabía aún menos que yo.

 

Asentí a la pregunta de Elvis. Me acordaba de aquella... Mathilda. Intenté no dejarme llevar por ese odio creciente y solté aire poco a poco. Así que pasé a la otra pregunta:

 

-- Pues es claro lo que hay que hacer con los bebés rehenes: recuperarlos. -- Por un momento, pensé en Ithilion y aquel recuerdo lejano de su secuestro en el Mundial de Quidditch. Elevé la barbilla un milímetro. -- Recuperarlos. Y claro que sé cómo hemos llegado a ésto, Xell: Aaron Black Lestrange. Todo su mandato ha sido un desatino pero su última acción ha sido... -- ¿Cuál sería la palabra correcta? ¿Denigrante? -- ... el espolón que ha desatado la sublevación de los muggles contra nosotros. Parece mentira que no sepamos aprender de nuestra Historia. Habría que encontrarle y hacerle pagar por lo que ha provocado.

 

Y sabía que Xell entendería, pues estábamos recogiendo testimonios de personas muertes derivadas por sus patéticas acciones como Ministro.

 

-- Tengo algo pendiente con ese hombre -- mascullé, recordando de nuevo a mi elfo. -- ¿Creéis que la Orden sabrá dónde está? También hay que buscar al Primer Ministro Muggle. No creo que lo matara, seguro que lo tiene en algún lugar para poder utilizarlo en algún momento. También es un rehén de ese mal... --no dije ese insulto en voz alta; procuraba no insultar a la madre de nadie porque, en el fondo, no eran culpables casi nunca de la evolución social e ideológica de sus hijos; por ello, corregí a tiempo. -- Maldito hombre.,..

 

Tenía una firmeza en la voz que duró poco. Las dudas de Mack me recordaron que ella había estado prisionera, supuestamente en ese hospital de Polonia donde la había encontrado Elvis.

 

-- Ay, Mack... Creo que te has perdidos muchas cosas en este tiempo... Sabes que han pasado como... meses... desde que te vi por última vez en el Palacio de Buckhinham, ¿verdad?

 

Con un leve movimiento de varita, los periódicos que habían estado en algún momento sobre la mesa y que ahora se esparcían por el suelo, volaron hacia mis manos. Ojeé varios hasta que di con un titular del día anterior:

 


"Ante los últimos ataques de la sociedad mágica perpetrados contra civiles inocentes,

las Naciones Unidas DECLARAN

la Prohibición de la Magia en todo el planeta y la persecución de cualquier ser que la practique.

Se ha dado orden de capturar y aislar a todo mago o bruja del mundo

y aquellos que se resistan serán ejecutados."

 

-- No sabemos nada de la Confederación Mágica Internacional. Creo que no se ha pronunciado sobre ésto pero, desde esta Declaración de las Naciones Unidas, los magos somos prófugos en todo el mundo y podemos ser detenidos en cualquier momento, si tienen pruebas. Y eso me lleva a otra cuestión, ¿cómo pasaste de estar prisionera en las mazmorras de Bucky por los Inquisidores de Aaron a estar malherida en ese hospital polaco? ¿Hay conexión entre Aaron y ese Inquisidor? Espero que no.

 

Yo siempre enlazando conversaciones y no dejando hablar a nadie. Pero ahora volví a callar ante la mención de un nombre nuevo que no conocía... Redentis...

 

-- ¿Redentis? -- La explicación de Mackenzie me llenó de dudas y de temor. ¿Tortura a los magos, juramento inquebrantable? -- Entonces... ¿Es Inquisidor quién demonios es? ¿Es un mago? ¿Es un squib? ¿Es un mal nacido? -- Bueno, al final se me escapó el taco. -- ¿Por qué quieren experimentar con bebés? ¡Pero en qué demonios de guerra nos hemos metido ahora!

 

La posibilidad que pensaba era demasiado horrorosa para decirla en voz alta. Experimentar con niños... Era demasiado salvaje para que fuera cierta. Y sin embargo... Una voz de hombre me interrumpió. Miré a Elvis para saber qué decía pero él seguía apoyado y con la tez muy blanca. A ver si ahora el enfermo era él. Me levanté de mi asiento y, con la confianza de una prima que no pide permiso, empecé a toquetearle el torso y los brazos, en busca de heridas. Aquella sangre era hasta demasiada para ser sólo de su rescatada. A punto de descubrir que él tenía también que ocupar la mesa para hacerle unas cuantas curaciones de emergencia, me giré con violencia hacia Xell.

 

-- ¿Tú estás loca? ¿Traes a un muggle a una reunión de la Orden en el Cuartel secreto? ¿Es que quieres que te tomen por espía?

 

Creo que le grité demasiado fuerte. Debía disculparme pero creo que el susto al ver las noticias, la precaria situación de Mackenzie, las heridas que mis manos descubrían en el pecho de Elvis y mi propio cansancio (sí, sanar cansaba; demasiado) y el saber que, de alguna manera, el espejo comunicador, un objeto tan simple y al alcance de muchos, había burlado las defensas de nuestro más emblemático Lugar Seguro, me hizo estallar.

 

Di una patada en el suelo y casi arranqué el espejo de las manos de mi sobrina. Cómo se enterara el Líder de la Orden de la infracción cometida. Por cierto, ¿dónde estaría él y el resto de la Orden? Tal vez debiéramos mandarles un comunicado para informar que había aparecido nuestra compañera... Pero ahora tenía otras cosas entre las manos; literalmente. Observé aquel rostro y enarqué una ceja. El leve mohín de disgusto desapareció al ver la cara de un buen mozo con alzacuello en la sotana.

 

-- Lindo traje -- Le saludé de forma irregular. Yo siempre hago las cosas de forma irregular. -- No es de buena educación escuchar conversaciones ajenas pero... ya que está aquí... ¿Cómo dice que puede ayudarnos?

 

Sí, vale, a mí me ponen un muggle delante con el que pueda hablar de trivialidades y me pierdo. Amo la cultura muggle; es tan ingeniosa...

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Grimmauld Place Nº 12

 

Aquella situación no estaba ayudando para nada. Y cuando decía para nada, era realmente para nada. A cada paso que dábamos, emergían un par de problemas que intentábamos encontrar la solución. Y cuando resolvíamos uno de ellos (como lo había sido el recuperar a Mackenzie) salían unos tantos más. Y cuando notábamos una pequeña ranura donde meternos, aparecían dudas que nos hacían quedar pasmados con la boca abierta mirando al cielo.

 

¿Qué seguía? ¿Qué hacía falta?

 

Recuperada con nuestra compañera, lo que más creía era recuperar aquellos bebés, ya que de todos los involucrados eran los más vulnerables. Pero las dudas de Mackenzie Malfoy sobre lo sucedido me desconcertaron. Sagitas le estaba mostrando en aquel instante todos los recortes de diario que yo mismo había juntado: fotos, recortes de noticias, incluso algunas anotaciones personales. Miré a Mackenzie intentando aligerar su conocimiento sobre los hechos, pero era quienes teníamos que decirle aquellas noticias.

 

Disculpa, fue iluso de mi parte no darme cuenta —aún estaba sin energía la joven Malfoy, no quería que eso la llevara al desmayo. Dejé de apoyarme en la pared para acercarme un poco más a ella—. Luego de varios días más de peleas, los italianos se retiraron del Palacio. Aprovechamos con un grupo de la Orden para buscarte, creyendo que te encontraríamos. Pero nos encontramos con ésta Mathilda, que nos interceptó y nos entregó la carta —la saqué del bolsillo y se la mostré, aunque ella vería sus propias palabras— nos dijo que la guerra había terminado. La confederación había metido mano y que ahora te tenían a salvo. No nos quedó más opción que creerle e irnos.

 

Si hubiera sabido, allí mismo sabría que era mentira lo de Mathilda —miré apenado a la ex viceministra —nos enteramos que la Confederación obligó a las naciones a un Acuerdo de la Paz. Semanas después la ONU proclamó aquellas leyes sobre el uso de la magia y la condena al uso de ellas. Y luego vino la tormenta. El Inquisidor atacó Hogwarts, MACUSA y allí aprovecho para llevarse a los bebés, con la excusa de que los magos fueron los culpables de tantas muertes y lo tomaron como una venganza.

 

Miré a la joven y volví a retroceder. Intenté evitar que Sagitas no traspasara mi espacio personal pero mis heridas acababan de ser descubiertas. Gracias a todos los cielos, algo hizo que se desconcentrara y fue contra ella. Era Xell y un espejo. No era tan grave. Pero no podía alejarme de lo que estaba pasando.

 

Hubo dos fogonazos. El primero me hizo aparecer un ejemplar de un recorte de diario. Y una carta. ¡Era de Shelle! Justo en aquel momento escuchaba la voz de aquel muggle. Luego otro fogonazo hizo aparecer una carta que me costó algunos segundos entender de qué hablaba. Era del chico Demian Luxure, hacía algunas semanas atrás habíamos realizado una especie de pacto verbal donde esperábamos poder trabajar juntos. Tenía que traer de alguna manera a ambos mensajeros.

 

Apoyé ambos papeles en la mesa y aquel ejemplar. No teníamos presente a la Orden del Fénix pero eran dos varitas más a favor. Di vuelta ambos pergaminos y moví mi varita un par de veces. Ambas decían lo mismo. No podía meter a ninguno de los dos cerca del cuartel, pero no podía alejarme mucho tampoco.

 

Shelle

Te espero en una hora en ésta plaza.

Tenemos que ponernos al corriente y

organizar un par de cosas.

Te dejo un traslador. Ven lo antes posible.

Invoca chispas rojas y estaré a tu lado pronto.

Elvis.

 

Demian Luxure

Te espero en una hora en ésta plaza.

Tenemos que ponernos al corriente y

organizar un par de cosas.

Te dejo un traslador. Ven lo antes posible.

Invoca chispas rojas y estaré a tu lado pronto.

Elvis.

 

Arranque dos botones e hice un par de florituras. Solo hice lo necesario para que cuando ellos quisieran, aparecieran en la plaza que se encontraban frente a la estructura del número 12 de Grimmauld Place. Mientras tanto tenía tiempo de organizar con Mackenzie, Sagitas y Xell. Les mostré las cartas que me enviaron y las hice desaparecer a sus destinatarios.

 

 

@ @ @@Xell Vladimir Potter Black @@Mackenzie Malfoy @@Sagitas Potter Blue

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GOLDOR ♦ DEMONIUM MERIDIANUM

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Rumbos desconocidos


-Archimago.- menciona uno de sus aurores. –Debemos cambiar de medio de transporte.- en ese momento el demonio asiente y baja del helicóptero. Al pisar suelo su vestimenta cambia, ahora parecía todo un dignatario político. –es por aquí.- y abordan un jet privado, este a los pocos minutos despega. – creo que debe descansar, el viaje será largo.


En medio de vuelo recibe la correspondencia del Gryffindor, lo cual es interceptada por su fuerza de seguridad. Aunque, ante la medida de prohibición mágica los egipcios viajaban de la forma tradicional, aunque hacían escala para despistar a los posibles amenazas, siempre volando en aerolíneas locales y de transporte privado.


-¿Le despertamos?- se preguntaban los unos a los otros, en ese momento le observan descansando en un como asiento custodiado por la guardia personal del regente, magos de la elite. –Quizás sea momento que viaje un mundo que nadie le puede alcanzar.- En ello reciben un pergamino, enviado por el mismo regente.


Ante la comisión el demonio se despierta con cara de pocos amigos, observa el hecho y toma el pergamino.


Mi querido cuñado, el plan esta funcionado a la perfección. Quizás el mundo no noto, que estabas hace días en la ONU emitiendo tus comentarios de prohibición contra la magia, sin embargo, me preocupa que debas aparentar no tener magia, es posible que tus enemigos vayan en tu contra.


Al terminar de leer aquel contenido le respondió de inmediato.


Mi muy querido Regente, vuestras palabras me recuerda a vuestro hermano, aquel que le precedió en el puesto, pero no debe subestimar, quizás deba acudir a ellos para luchar con mis aliados, y con mis aliados para luchar contra mis enemigos, recuerde que ante todo soy el Archimago de la Muerte, el cual es reconocido por las artes de la guerra.


Luego se lo entrego a uno de la guardia elite y este se lo envió, pero para todos ardió en llamas, este era una forma privada que se comunicaban los egipcios.


-Curioso.- menciono al leer la carta del Gryffindor. –pero no está en mis planes estar a su lado en este momento, tengo asuntos de mayor importancia.


En consecuencia mando a uno de sus aurores que escribieran la respuesta y destruyera de inmediato el trasladador, pero los mismos dudaron en hacerlo.


Sr. Gryffindor,


Mi presencia no puede acudir en estos momentos, inclusive si fuera así de nada serviría, he renunciado a mi magia para buscar la paz ante las naciones, las emisoras asociado a mi apellido que me conoce pasaron a propiedad a otro mago, quizás debí confesar que no soy un Luxure o mi nombre no es Demian, soy Darius Licaón. En este momento sirvo más a la causa de mi país, solo le podre indicar quien esa fuente, pero le recuerdo que hace unas semanas le exprese que era un interrogante del MACUSA, quizás sea mejor que este vaya en mi lugar.


Acto seguido la carta fue enviada de inmediato.


-¿Cree que es prudente revelar la fuente?- Cuestiona un auror.


-Si.- Expresa tajantemente el cuñado del regente. –es momento que otra pieza se mueva en el tablero, y asi eliminemos a Froid de la jugada. –Y gracias por no destruir aquel objeto que cayo, es mejor enviarlo con la nueva carta que les dictare para nuestro infiltrado.


En ese instante dicta otra carta


Sr. Smith el gobierno egipcio agradece su colaboración y considera prudente reunirse con @ , le suplico ponerse en comunicación con el mismo. Aunque, le envio copia de la carta recibida, quizás a Usted le pudiera ser más útil esa reunión.


Al finalizar el auror la envió, en aquel momento comenzaba aterrizar en otro aeropuerto y cambiaban de avión. Este sistema de seguridad era algo complicado, cada escala era de vital importancia para despistar a sus enemigos.


----


Eduard Smith

Agente del MACUSA


****************

Recuerdo de Smith

*****************



-¿Por qué el Luxure quiere que me reúna con el Gryffindor?- menciona y lee nuevamente la carta.


En ese instante observa las declaraciones de su aliado dando declaraciones a la comunidad muggle de su estado como mago y su disposición a renunciar a la magia, de igual forma ese estado político que adquiría como representante de Egipto, aunque era de su conocimiento que hace unas semanas fue asignado como integrante del Consejo de Archimagos.


-En verdad no lo creo…- paso sus manos por la cara. –El que codiciaba el poder, ahora lo deja.- En ello observa a la persona que lo acompaña. Y ¿Qué hace al lado del sociópata de Froid?- Este lo recordaba por estar vinculado a una orgnanizacion de caza brujos, ademas de ser un declarado neonazi, sin contar que la nueva figura de Cornelius Wind Haugthon era un mago tenebroso buscado en Estados Unidos por crimines contra los muggles. –menuda sorpresa.


No obstante, este confiaba en el Luxure, lo conocía por salvar su vida en la guerra que acaba de ocurrir, posiblemente por ello intenta evitar lo evidente, lo cual era que su amigo y aliado era alguien perverso con fines maquiavélicos. En consecuencia le escribe al Gryffindor.


No sabe quién soy, pero tenemos un amigo en común, es momento de reunirnos y ponerle fin a los planes del Ministro de Magia y Hechicería Británico.


La cual firmo y con un leve movimiento de su varita la manda, luego toma el botón y se va aquel lugar anunciado.


******************************

Fin del recuerdo de Smith

******************************


El americano se encontraba en la plaza, teniendo fotografías de aquel mercado donde se vendía a los muggles, lo cual apoyaba las acusaciones del egipcio contra el británico. Aunque, bien era sabido que este curioso informante admiraba a la Orden del Fénix.


-Quizás deba esperar unos minutos más.


Y en ese momento en su túnica guardaba los documentos del caso.

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