Ravenclaw ╬ » Castillo de la Familia Ravenclaw « ╬ (MM B: 101487)

[Isabella Hawthorne R.]

La miré fijamente, apretando los dientes para poder contenerme, esa muchacha necesitaba una buena jalada de pelos, ¡urgente! y si no acababa de una buena vez, yo misma le iba a sacar los pelos.

-A ver a ver, deja de hablar de mis píldoras, que yo no soy drogada como otras, me parece que el humo se te subió a la cabeza, a demás de dañarte los pulmones, la marihuana te daña el cerebro de maní que tienes, mi amor- dije mirándola con desprecio y reí al escuchar su comentario sobre mi cabello- por si no lo sabías, en nuestra familia somos rubios naturales, no como tu, que se te ve a leguas la cabeza de calabaza.

La miré con indiferencia mientra decía cosas que ni siquiera ella comprendía, me daba pena, se notaba que sus padres no estaban bien económicamente, eso justificaba su poca inteligencia y la ropa de basurera que llevaba puesta.

- Ahhh y tu sabes eso de vivir en la calle ¿no?, pero ya entiendo sirenita de pacotilla, a ti te sacaron del basurero ¿verdad? fíjate, ni tus papis te querían y por eso te abandonaron- le hice un pucherito fingido, siguiendo con una risa burlona- tranquila, no le contaré a nadie...Si siempre viví llena de regalos, halagos y gente que me atendiera y complaciera a todas horas.

[Anna M. Johnsson]

La ojimiel le sonrió de manera irónica, sabia que estaba provocando a la rubia y eso le agradaba, hasta que no se calmara era capaz de hacerla irritarse tanto como para que terminara dándose vuelta y dejando a la pelirroja ganar.

-¿Marihuana? ¿eso fumas tu? -pregunto mirándola, hacia tiempo que a Anna no le hacia mucho efecto la marihuana, - Corazón, puedo asegurarte que mi cerebro funciona mucho mejor que el tuyo- le dijo y le dedico otra sonrisa irónica.

 

 

-No te atrevas a hablar de mis padres, si vuelves a hacerlo puedo asegurarte que terminaras muy lastimada- le dijo cambiando completamente su tono de voz y mirando a la estúp*** con odio -No, ¿sabes? no me encontraron en ningún basurero, pero si sigues así tu cuerpo sin vida terminara en uno- le dijo cargada de ira, solo esperaba tener a alguien que pueda frenarla si se descontrolaba y le daba una golpiza a la rubia.

-¿sabes? ojala la vida nunca te haga madurar de golpe o te haga enfrentarte a problemas de verdad, pende** de mier**, no solo egocentrica si no que también estúp*** ¿no sabes distinguir el peligro verdad?- rodó los ojos -te lo diré de nuevo, no te metas conmigo, no sabes mi historial de antecedentes y si no quieres formar parte de el ALÉJATE-

[Isabella Hawthorne R.]

Me crucé de brazos, esta chiquilla se creía que yo me metía porquerías como ella, la miré con tanto desprecio que quería que desaparecía por completo, tenía unas ganas tremendas de meterme a mi habitación, pero no, no la iba a dejar con la ultima palabra, no la iba a dejar ganar, ella no era nadie para venir a mi casa y gritarme todas esas estupideces.

-Mira Anna Banana, yo a diferencia de vos, no me meto porquerías para tratar de evadir mis problemas, como tu haces con las drogas, seguro te acabas de escapar del reformatorio, oh pobrecita... huyo de casa y quiere refugio, como un tonto perro abandonado.-El tono de mi voz empezó a elevarse y claramente se notaba el odio que irradiaba con cada expresión sarcástica que hacía.

-Claro que me atrevo a hablar de tus padres, seguro lo drogadicta y depresiva lo sacaste de tu madre y tu padre ah de ser un vagabundo. A ver cabeza de fósforo, no sos nadie para venir a mi casa a advertirme nada ¿ok? Uhhh tranquila chica con antecedentes- dije con toda la ironía del mundo- yo no te tengo miedo.

Me estaba colmando la paciencia, pero no estaba de ánimos como para aguantar sus niñerías, la verdad es que eso es lo que ella quería que yo la atacara primero para poder defenderse y quedarse con las manos limpias, pero eso no iba a pasar, tenía que aguantarme las tremendas ganas de golpearla y hacer que se trague todas sus palabras.

-Deja de molestarme RatiANA- dije conjugando su nombre con una rata, eso era lo que era, una simple, asquerosa y ordinaria rata callejera salida de la cloaca- Cómprate un GPS y ubícate, no eres nadie para venir a insultame a mi casa bufón de circo.

[Anna M. Johnsson]

Anna suspiro y rodo los ojos, ya estaba cansada por completo. Le importaba muy poco si la sancionaban en la academia de artes marciales por atacarla; se estaba controlando porque sabia que una vez que la golpeara no pararía hasta dejarle la cara desfigurada. Cuando la miro con cara de desprecio la Pelirroja se rió

-¿con esa cara te miras al espejo todos los días verdad? Admítelo Campanita, te tienes tanto asco a ti misma que tienes que andar degradando a los demás para sentirte algo bien- la pelirroja hizo un movimiento con sus dedos haciendo sonar sus huesos, estaba intentando controlar el gran impulso que tenia.

 

-¿problemas? estoy segura que tus problemas con un quinoto al lado de los míos, cuida tus palabras, pues algún día esa boca tuya te meterá en problemas y terminaras en una sanja- le advirtió -y ese día, yo estaré muy feliz de no tener que volverte a ver la cara y de que estés bajo tierra mientras los gusanos se comen tu cerebro.. Pobres gusanos se morirán buscando algo de cerebro dentro de ese cráneo vació- Naiara miro a la rubia con un odio intenso.

 

- A ver taradita que quiere llamar la atención, vuelve a hablar así de mis padres ¿y ves esa ventana? seras lanzada por ahí, capaz tenemos algo de suerte y te estampas contra el cemento- aun sin sacarle los ojos de encima iba notando como la joven aumentaba su ira - Pues si que lo soy, soy la persona que hará que esas advertencias se cumplan si sigues molestando, ¿te has quedado sin apodos Anorexica estu****? ¿o es que tu cerebro no funciona lo suficiente,? te diré disco rayado porque no sabes decir otra cosa que drogadicta- dijo fingiendo una sonrisa ladeada y la aplaudió con ironía

-Muy bien, aprendiste a conjugar nombre, que inteligente, te ganas el puesto- comento con sarcasmo -en un concurso de la mas tarada, mi vida te aseguro que ganarías- no podía terminar de creer lo niñata que podía llegar a ser esa rubia - No necesito un GPS tal vez te sirva mejor a ti, para saber cual es tu lugar aquí, ¿bufón de circo? ayy me hieres tanto- dijo con ironía -cállate rubia tarada he intenta tener algo mas de personalidad ¿quieres?-

[Etoile Black]

El castillo Ravenclaw era uno de los hogares más tranquilos de todo Ottery, los únicos escándalos que pudiesen ser eran los de los mismos familiares y se desconocía el porqué de aquello, puesto que sus gestos y comportamiento era de lo más tranquilo y amorosos, pero como bien se sabe, todo humano tenía problemas con algún otro.

 

Para la sorpresa de Fiamma, ese era un día en el que explotaría.

 

La rubia se encontraba en su habitación leyendo uno de sus libros favoritos. Su cabello caía como una suave cascada a la orilla de su cama, tenía las piernas cruzadas y los brazos elevados, sosteniendo el libro con tranquilidad entre sus manos, una de sus más cómodas poses pero hubo el momento en que un aporreón de puerta se escuchó en el pasillo de las habitaciones. La atención de la Ravenclaw se movió por unos instantes en aquello, sin embargo siguió con su lectura dejándolo pasar.

 

Los gritos de unas chicas comenzaron a escucharse con fuerza, haciendo una segunda llamada de atención e interrumpiendo completamente el momento, ya que uno de los gustos por la lectura el suave sonido que sus hojas hacían al ser pasadas de lado.

 

– Basta. – Soltó de mala gana y dejó el libro a un costado, por un momento pensó si valdría la pena levantarse y detener aquel bullicio, pero bastó para escuchar que se insultaban mutuamente como para que se levantara con prisa y saliera de su habitación enojada.

 

Caminó por aquel pasillo largo hasta donde provenían los gritos y vaya sorpresa la que se encontró. Eran dos chicas completamente desconocidas insultándose frente a Franko, aquel joven lo conocía por la academia ya que fue un Triton y ella, en ese momento, era una de las Jefas de ese lugar. Cansada y fastidiada de escuchar pura basura salir de aquellas bocas sacó su varita y con leves movimientos apuntó a las chicas. – Silencius – aquel hechizo silenciador hizo de las suyas en ambas, dejando el lugar lleno de paz.

 

-¿Qué no les enseñaron a tener respeto por los demás? – Preguntó retadora y enarcando su ceja izquierda. Una de ellas (Anna) no podía deshacerse del hechizo, lo que imaginó que apenas comenzaba a cursar la academia. – Finite Incantatem – Soltó apuntando a la pelirroja. – En serio, ¿qué les cuesta? ¿Se imaginan que tuviésemos invitados y ustedes muy campantes andan haciendo su escandalito?. Las invito a salirse de la casa y agarrarse a golpes si tanto quieren.- Sentenció retadora. – Pero aquí… o se calman o las calmo, una de dos. Y no me importa de quien fue el mal comportamiento primero o si me agarran odio después de esto. – Soltó enojada. – Interrumpieron un momento lo bastante precioso para mí, así que se aferran a las consecuencias conmigo. – Etoile sentía como en su carácter iba saliendo a relucir Denaly, su hermana, la cual tenía un mal genio.

[Isabella Hawthorne R.]

Cuando la est****a pelirroja se rió, la verdad no me afectó para nada su infantil comentario, era patética a decir verdad, yo era mucho mas linda que ella, estaba conciente de eso. Anna sonó sus dedos haciéndose la "ruda" lo que menos me daba era miedo, sabía perfectamente que tenía tremendas ganas de golpearme, pero que no lo iba a hacer.

Podía ver como la vena de su cuello se iba hinchando mas y mas y sus ojos se saltaban como dos pelotas de tennis, no me pude aguantar las ganas de reir, se veía tan patética enojada.

- Cuando dices que harás todas estas cosas me doy cuenta que estas mas perdida en un mundo que no existe porque no tienes las agallas de enfrentar el real- me crucé de brazos mirándola, esta absurda pelea me estaba aburriendo- yo por lo menos lucho por estar aquí y a vos ya no te vale ni un ca***o. No necesito que me digas que hacer con mi vida porque al parecer ni puedes con la tuya. Ademas me das ASCO ¿como puede ser que te soportes a ti misma? en serio me das tanta pena por creer que solo fingiendo lograrías que nadie se diera cuenta.

Ella llena de ira, abrió la boca para seguir con la discusión pero no la deje hablar- Mira Mérida, esta peleita est****a que estas haciendo me aburrió, tengo cosas mas importantes que hacer que malgastar mi tiempo hablando contigo.

Apenas terminé la oración otra chica rubia se acerco enfurecida por los gritos, yo sola la miraba, se me gastaron las ganas de buscarle pelito, cuando la rubia acabó la colorada estalló en ira y comenzó a replicarle. Ambas empezaron una tremenda discusión, de la cual yo no tenía ganas de participar, me giré sobre mis pies y entré en mi habitación; para ese entonces la luz ya había regresado.

[Etoile Black]

La chica con quien estaba peleando la pelirroja se apartó del show, haciendo que Etoile pensará en que tomó la buena decisión, ahora iba a comenzar lo bueno, si la pelirroja quería buscar pleito alguno, lo iba a tener y con la persona menos indicada en ese momento.

 

-Como pude entender… tú eres Anna – Continuó hablando la pelirrubia. – Anna M. Johnsson. Tomas Generales 104 con Gerard Weasley… - Al mencionar el nombre del chico sus brazos se cruzaron sobre su pecho y sonrió tranquilamente. La reacción de la chica fue tan obvia, que los celos de la Ravenclaw comenzaban a brotar, sin embargo los ocultaba.

 

-Dime… ¿qué te parece el chico? – Preguntó tranquilamente comenzando a caminar alrededor de la chica, analizándola de pies a cabeza con un enorme desprecio. - ¿Es curioso?, ¿Perfecta presa para ti? – Ante la última pregunta Etoile comenzó a caminar, pasó a un lado de Anna y le dio un golpe a su brazo con el de ella misma.

 

- Te recomiendo que te alejes… por el bien de tu salud, tanto mental como física… ya sabes, no me gustaría tener que decirle que me atacaste o me llegaste amenazando. – Comentó con un tono lleno de seriedad y egocentrismo. - ¿A quién crees que le creería más?... ¿ A su novia o… A su compañera de generales? – Aquellas preguntas resonaron en el silencio del pasillo y aprovechando el momento, la pelirrubia prosiguió.

 

- Tu que te le acercas más a mi novio… y firmas tu sentencia de mala vida conmigo. – Finalizo quedando de frente a la chica. Sus orbes azules se mostraban completamente retadores y sin miedo, así que lo que fuese que le dijeran, no le iba a afectar en lo absoluto.

[Isabella Hawthorne R.]

La voz de la rubia que acababa de llegar resonaba por los pasillos y se escuchaban claramente las firmes palabras que le aplicaba a la sonsa de Anna, al parecer a demás de ser drogadicta, rata de dos patas, también era z****.

Sonreí ampliamente y en puntillas me acerqué a la puerta para poder escuchar con mas claridad aquellas afirmaciones, la recién llegada era mi tipo, no se porque pero que se comporte así con Ratiana me empezaba a gustar... es más podría llegar a ser mi aliada.

Salí de la habitación y vi como Fiamma empujaba levemente el codo de Anna mientras se paraba enfrente de ella para que sepa que estaba hablando en serio. La tonta cabeza de fósforo solo la quedaba mirando, sin saber que decir, estaba boquiabierta ante todas las afirmaciones planteadas por Etoile.

-Lo veo y no lo creo....-dije en un tono divertido- al parecer, no soy la única en la familia con la que tienes pleitos- me acerqué y me paré justo al lado de Etto quien no le quitaba los ojos de encima a Anna.

Miré y le dediqué una leve sonrisa ladeada a Etoile, ella me la devolvió y ambas volvimos a mirar con desprecio a Anna, me paré en jarra y continué -¿ Asi que tienes fama de foxy querida?- Etoile y yo estábamos un paso mas adelante que ellas, ambas sonreímos con superioridad al ver que esta no hacía ni un mínimo esfuerzo por defenderse.

[Franck Lovegood R.]

La situación se había tornado un poco, o mejor dicho bastante incomoda. Primero el Lovegood que se enoja con su gemela por saludar de esa forma a su nueva hermanita, después Anna que le contesta de la misma manera. Y así fue sucesivamente, aumentando el grado de los insultos cada vez que hablaban, fue entonces que comprendió que no era la primera vez que se veían.

 

-Parece que ya se conocían de antes, qué bueno que se reúnan las viejas amigas después de tanto tiempo ¿no?- dijo con un tono sarcástico mientras era ignorado completamente por ambas.

 

Una acusaba a la otra de anoréxica y la otra le decía drogadicta. No era un lindo tema de conversación para una reunión familiar, pero bueno, era imposible de evitar. Por culpa de aquel griterío otra de sus hermanas, Etoile, apareció en escena y se unió a la discusión de parte de su gemela. Y todo esto mientras el Myrddin seguía en boxers, pero como se trataba de sus hermanas no pasaba nada.

 

-Que linda conversación de hermanos que estamos teniendo- dijo siendo ignorado nuevamente -, yo me cambio y vengo, seguramente sigan aquí charlando para cuando vuelva- comentó retirándose momentáneamente del lugar.

[Isabella Hawthorne R.]

Miré a Franko quien permanecía en completo silencio observando la situación y haciendo expresiones típicas de disgustos, conocía perfectamente las muecas y sabía que no estaba para nada feliz con la <<pequeña>> discusión que estábamos haciendo. Yo tampoco estaba muy feliz de que él apoyara a la intrusa.

Arquee una ceja ante aquella acotación irónica que había dicho, aunque estaba en lo cierto, yo conocía a Anna desde mucho antes, ella y sin lugar a dudas era la patética novia de uno de sus mejores amigos quien, días después de su cumpleaños había muerto por sobredosis. Odiaba profundamente a Anna por eso, en su funeral no se veía para nada dolida es mas parecía aliviada de haberse quitado <<un peso de encima>>.

Estaba molesta con todos esta fastidiada no quería saber mas nada con nadie, el solo pensar en la muerte de Marcus me recordaba a Scott, en ese momento solo se me antojaba llorar. Cuando Franco terminó con sus irónicas acotaciones se retiró, inhalé profundamente tratando de deshacer los nudos de mi garganta aunque era demasiado tarde, ya que mis ojos grises comenzaron a cristalizarse mas y mas.

Me volteé y di grandes zancadas hasta llegar a mi habitación, cerré la puerta con fuerza y las lagrimas comenzaron a caer por mis mejillas, me recosté por la puerta y me deslicé suavemente hasta quedar sentada, abracé mis rodillas y continué llorando en silencio.

Cerré los ojos con fuerza pero solo pensaba en él en sus ojos tan azules, que se iluminaban como dos faroles en media noche, y su sonrisa tan cálida que con solo verla te alegraba el alma, ¿Por que tenia que morir él y no yo? Era el único que me apoyaba en momentos así, lo necesitaba cada día mas.

****

Abrí los ojos, al parecer me había quedado dormida durante un par de horas, estaba un poco mareada y confundida, pestañeé varias veces para tratar de aclarar mi vista borrosa, estaba en mi cama con una manta encima, no sabía como había aparecido ahí, miré a mi lado y pude ver la gran sonrisa de Franko quien me miraba.

-¿Qué haces en mi habitación?- lo miré estaba enfurecida, lo único que quería era estar sola y sin que nadie me molestara, pero sabia perfectamente que el rubio no pensaba dejarme ni un minuto sola, se acomodó a mi lado mientras seguía mirándome.