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[Sunar PBT]

Asunto Ministerial - Sunar Potter Black Tonks - Traslado de Criaturas a Honolulú (Hawaii) - Días antes del evento.

 

Bajaron los escalones de ese primer piso para encaminarse a la parte exterior de la casa. La canastilla la dejó sobre una de las mesas del vestíbulo y aprovechó la oportunidad.

 

- Por favor, cuide a estos animalitos, ya regreso para completar el traslado. - dijo a un elfo que pasaba en ese instante.

 

Salió al patio, y como ya tenía las directrices, no se fijó si el patriarca le acompañaba, seguramente debía revisar más detalles de su boda. No era una novata, sabía qué hacer. Sunar con varita en mano y bolso en el hombro, se dirigió hasta donde le comunicaron que se hallarían los jobberknolls. La joven madre y jefa de la Agencia fue acercándose a los jardines para ir buscando con su mirada a las aves.

 

El color característicos que debían tener, le ayudaría. No obstante, siempre cabía la posibilidad de que tuviera alguna seña diferente porque para cada dueño, siempre era así.

 

Sacó de su bolso una bolsa de papel con algunos insectos. Aunque sabía que no sería fácil porque son asustadizos. Tendría que bloquearle posibles huecos donde se meterían y escaparían. Se acercó lentamente, por el lado este de los jardines, mirando atentamente y tratando de percibir la presencia de los jobberknolls. Movimiento de unas ramas.

 

Una sonrisa se dibujó en los labios de la trigueña y siguió su camino, más lento para evitar que se sobresaltaran con la pelicastaña. Sacó su varita, y cuando quiso lanzarles un hechizo para paralizarlos, un ¡Crack! sonó a metros de ella, por encima de su cabeza. Una jaula apareció y cayó sobre las aves que revolotearon bastante asustadas. Fue su elfo que apareció de imprevisto.

 

- ¿Cómo sabías donde estaba? - y antes de reprenderlo, vio que señalaba el medallón que una vez le dio.

 

Tenía los animales listo, pero aún así algo le molestaba.

 

- Bien, vayamos con el patriarca y llevemos sus jobberknoll - le dijo dirigiéndose a la casa del Ravenclaw.

[Cillian Haughton]

Cillian Ryddleturn - Rol ministerial

Direccion de la Red Flu, Trasladores y Control de Calidad
Departamento de Transportes Mágicos

Después de un par de minutos de esperar por una respuesta, el Ryddleturn decidió que no podía perder más tiempo esperando a que el patriarca se apareciera por aquel lugar para firmarle aquel pergamino, que seguro terminaba en el olvido en alguno de los cajones, el importante era sin duda aquel que se debía llenar antes de la visita de campo. Sonrió a la joven que lo antendía, que se había quedado muda y desde su recibimiento no había contestado a ni uno solo de sus cuestionamientos. Era hora de irse, aún tenía que pasarse por los negocios del Ravenclaw los días siguientes así que ya se encargaría de aque firmara el pergamino de enterado en alguna de aquellas dos visitas.

 

— Bueno señorita, los servicios han sido activados y no me queda más por hacer —informó y se acerco a ella para despedirse con un abrazo— espero volver a verla pronto —era la primera vez que la veía pero sin duda le caía bien.

 

Dio media vuelta y se alejó hacia la salida, aquel día había sido bastante largo y era hora de volver a casa para poder descansar un poco. Aunque si bien lo había entendido aquel castillo debía ser algo así como un hogar para él, ya que el patriarca del mismo era uno de los suyos, un Ryddleturn con el que nunca había tenido demasiada relación. No quisó pensar demasiado en ello y se dirigió hasta las afueras de los limites para poder desaparecerse.

[Franck Lovegood R.]

Rol con Isy

 

El Lovegood estaba junto con su gemela, disfrutando de una hermosa tarde de invierno. Ambos dos se encontraban en los bosques ubicados alrededor del Castillo Ravenclaw en busca de un árbol para llevarlo a casa y decorarlo antes de navidad. Después de que ella eligiera el pino que utilizarían, que por cierto era muy alto y frondoso, comenzaron a talarlo y lo cargaron para trasladarlo. Mientras lo llevaban se podía observar en el cielo como una tormenta se avecinaba, dentro de poco empezaría a llover y a caer rayos por doquier.

 

Una vez dentro del castillo su hermana fue directa a su habitación para dejar su abrigo, pero el Myrddin simplemente lo arrojó sobre uno de los sillones. Aprovechando que ella no estaba terminó de ubicar el nuevo árbol de navidad y fue a buscar los adornos, los cuales eran como seis o siete cajas enormes. Una de las cajas contenía infinidad de luces de todos los colores; otra guardaba guirnaldas de los mismos colores. La tercera caja, la más grande de todas, tenía un montón de esferas de los colores tradicionales, rojo, blanco y verde, además de dorado, azul y plateado. Las otras cuatro cajas contenían todos los adornos exteriores, para decorar el resto del castillo, aunque aquellos adornos gigantes todavía seguían guardados.

 

-Gracias geme- respondió sorprendido luego de que ella regresara a ayudarlo con los adornos y comentara aquello -, vos también te ves muy linda- comentó sonrojándose un poco mientras la observaba de pies a cabeza, la verdad es que nunca la había visto de esa forma a su hermana pero ahora que lo hacía podía darse cuenta que era muy bonita.

[Diego Malfoy]

Claudina. Elfo personal de Diego Malfoy

Claudina parecía afanada aun más que nada, se apresuro a viajar hacia el castillo ravenclaw, nunca había visto actuar a su amo tan extraño, desde san valentin parecía que su amo se había vuelto mas volátil y desenfrenado que de costumbre, no sabia a quien mas acudir, ella lo había acompañado a la boda y de un momento a otro se había perdido, como un loco, no había aparecido sino hasta después en un bosque donde ella misma lo había encontrado y arreglado, tenia que decirle eso a Kurt.

Ella sabia a lo que se enfrentaba aun asi empezó su travesia. Tomo dirección a Ottery, llego finalmente a las afueras de esta, eran unos grandes terrenos, vio unas sendas rejas de plata de dos metros de altura vigilada por Elfos Domésticos, se acerco sin tocar la veja y se dirigió a uno de los Elfos.

- Disculpe podría decirle a el Señor Kurt – es de suma urgencia dijo amablemente

[Sunar PBT]

Asunto Ministerial - Sunar Potter Black Tonks - Traslado de Criaturas a Honolulú (Hawaii) - Días antes del evento.

Acompañada de su elfo, la jefa de la Agencia, y la encargada en ese momento de realizar el traslado se acercó a la casa de la familia Ravenclaw. Si bien necesitaba terminar oficialmente, ese algo que le molestaba fue creciendo en su interior. La sensación incomoda en su pecho no se le quitaba, y asumía a eso, la tardanza en el traslado, aunque no lo era.

 

Entraron dejando la jaula con las aves, en el vestíbulo mientras la pelicastaña se aseguraba que los puffskeins estuviera tranquilos. Y más que tranquilos los pequeños, dormían cómodamente. El elfo se acercó indicando que se encontraban bien los animalitos.

 

- Gracias - agradeció la pelicastaña - Puedes avisarle al patriarca que ya se hallan listo para el viaje. Solo debe tomar con fuerza las jaulas y listo. - explicó la joven.

 

Y supo que era lo que necesitaba, su hija no se hallaba bien. Debía volver a la casa para saber cómo se encontraba. Y luego, volvería al Departamento. Desde el lío con la tercera planta, todo andaba medio caótico.

 

Salió de allí con esa opresión en el pecho.

[Isabella Hawthorne R.]

Me sonrojé al decir eso, era raro pero ¿Que me estaba pasando? ¿Desde cuando le hacía esa clase de cumplidos? jamás en la vida me había imaginado que pudiera pasarnos algo así. Estaba confundida, ¿Por qué le dije que estaba guapo? ¿Que se me pasó por la cabeza al decirle eso? jamás le había prestado atención a decir verdad nunca me fije si era guapo, mis amigas siempre me lo decían pero yo les respondía con un bufido.

Me puse de pie y di unos pasos hacía el árbolito de navidad que se encontraba en frente de nosotros y lo observé detenidamente mientras tomaba unas cuantas esferas rojas y verdes y comencé a colocarlas prolijamente en las ramas del pino. Escuché que me devolvía el cumplido, noté su voz un poco nerviosa, me giré y lo miré, estaba un poco sonrojado y su mirada me recorría de pies a cabeza.

-Gracias- le contesté un poco tensa, no entendía porque estábamos tan cursis y no como de costumbre, me mordí el labio inferior y me giré otra vez para seguir decorando el pino. Él no me quitaba la vista de encima, eso me ponía un poco incómoda ¿Qué tanto me miraba?, se acercó y tomó unas guirnaldas de color plateado y las puso sobre unas ramas.

-¿Qué quieres para navidad? Yo quiero ropa, vi unos lindos conjuntos y vestidos de esta temporada en un catalogo de moda "Brujitas" - él río con un tono burlón al escuchar el nombre de la revista, lo miré de reojo, mi mirada se posó en su brillante y perfecta sonrisa, era lo mas lindo que tenía, esa imagen quedó dando vueltas por mi cabeza, jamás había visto una sonrisa así, jamás me fijé lo linda que era, no no era linda era difícil de explicar era...sexy. Nunca imaginé lo que su sonrisa causaba en mi, era como un suave aleteo en mi estomago.

Respiré profundamente cerrando por un instante los ojos, ¿Estaba mirando a mi hermano con otros ojos? No, eso era imposible puff era mi hermano no me podía gustar Franko era... era... una tonta idea mía. Eso era prácticamente imposible, viví junto a él toda mi vida ¿Como era posible que esto nos pasara ahora?

Se escuchó un gran relámpago seguido por un fuerte viento, giré rápidamente mi rostro hacia la ventana y pude ver como volaban varias ramas, el cielo estaba completamente cubierto con nubes negras; mi corazón se paró por una milésima de segundos, jamás vi así el cielo. Las primeras gotas empezaron a caer sonaban en el techo del castillo como grandes piedras.

Evadí la vista de la ventana lentamente, las rodillas me temblaban, estaba un poco pálida, más de lo normal sentía que mi pecho se comprimía y no me dejaba respirar bien, tenía que tranquilizarme, cerré los ojos y cuando volvía a abrirlos no podía ver nada, todo estaba completamente oscuro. Me acerqué aun mas a Franko quien me rodeó con sus brazos.

Me sentía completamente indefensa, tan vulnerable hasta que sus brazos me protegieron y su olor a jabón y menta me sobrecogió, inhalé varias veces, amaba ese olor y en parte me calmaba. No, esto no está bien. No esto no. Con Franko no. Mi mente no podía procesar ningún pensamiento lógico, los labios de Franko se movían hacia abajo, hacia mi mandíbula rosando suavemente mi mejilla con sus labios.

[Cornelius Wind Haugthon]

Recuerdo

Dos haz de luz se deslumbran en el firmamento y luchaban entre sí sin saber quién iba a ganar, pero la luz tenue impacta sobre una roca que es azotada contra las feroces olas.

-Un interesante intento…

-¿Quién eres?- comenta una mujer, quien comienza aparecer donde había impactado la luz y observa como el haz oscuro la rodea y le hace impactar un sinfín de maldiciones imperdonables solo para torturarla. Ante lo cual ella emite gritos desesperación.

-Deja de jugar…- Aparece otro haz oscuro y emite la voz, aunque para la mujer le resultaba familiar e intentaba reconocer.

-Encargarte y llévala a donde pertenece.- Le ordena y el primer haz oscuro desaparece.

--Una hora más tarde—

Dos hombres se encontraban caminando por un sendero y se detienen al escuchar un desgarrador grito. -Hoy vas a morir…- Escuchan antes de ver en el firmamento caer una enorme bola de fuego e impactar a una roca, al momento que se acercaba la esfera en llama una mujer grita con gran desesperación y se comienza a sentir un desagradable aroma como basura quemada o algo peor.

-Caballeros…

Llega a pronunciar y aparece detrás de los hombres, apuntándole con la varita a cuello y a su lado se encontraba un licántropo.

-Ahora son miembros del ejército tenebroso.

Un rayo impacta al hombre y cae al suelo, acto seguido el hombre lobo comienza a morder al segundo hombre y lo deja casi muerto.

-Aunque es una lástima, que solo quedara una plaza. Ahora asquerosa criatura, lleva al neófito con los demás.

Al pronunciarlo se desvanece y la criatura emite un gran aullido, el cual es respondido por su manada.

--En nueva Escocia, al mismo momento que comenzó el ataque.--

-- ¿Dónde estará el Black? Acaso no sabe que debes hacer esperar a quien no se debe pronunciar. – Vocifera una mujer, y toma en su mano una copa de cristal.

-No vendrá.- Sentencia el señor tenebroso y todo queda en silencio. –Ahora a lo que nos interesa ¿Cómo tomaremos el poder del ministerio en Londres?- con un haz de su varita hace ver la sorpresa que tenia para sus invitados, era sin duda algo que no se imaginaban. –No todos lo que aquí se encuentran son leales y eso es muy lamentable.- Apunta a un Potter Black y le aniquila con un rayo que sale de su varita.

--Una hora más tarde—

-Ese es el famoso Black, ahí se encuentra muerto y ya no existe el ministro de magia...- Una sonrisa se dibuja en su pálido rostro y justo en ese momento aparece Cornelius a su lado, aquel sanguinario demonio era tan miserable y macabro como su señor. –Cornelius llegas tarde y sobre todo espero que sacaras la basura, no podemos dejar que las manzanas podridas sigan existiendo.

Al momento que termino de pronunciar y violando todos los hechizos de protección, llegan la Orden del Fénix y cada miembro apunta con la varita a los miembros tenebrosos que se encontraban menos a Cornelius, el cual se desaparece al acto.

--En otra parte—

-¿Cuándo llegara?- comento una dulce voz y en eso ve llegar a Cornelius y le toma de las manos, guiándole por un pasillo. –No mires atrás, es tiempo de seguir con lo planeado.- comienzan a correr y sin saber si alguien les seguía.

-¿Cornelius pensaste que lo ibas a engañar?- Le comenta y le lanza un rayo fulminante, el cual lo detiene y le arrebata la varita. –El Señor Tenebroso seguirá con vida, o quizás no…- le comenta, pero despliega en su rostro una sonrisa. –Y tu muggle…- la petrifica y la coloca frente a Cornelius.

-Vuestro problema es con mi persona, deja a la muggle.

Deja caer de su rostro algunas lagrimas y lo cual solo solicita una risa en el seguidor del señor tenebroso. –Vaya Cornelius…- mata a la muggle y desata la oscuridad del demonio, quien toma su varita y mata al seguidor.

-No vale la pena seguir viviendo…-

Se apunto con la varita y comenzó a pronunciar un encantamiento, pero antes de terminar fue interrumpido con otro que le borro la memoria momentáneamente.

 

Fin del recuerdo.

 

Un águila revoloteaba las calles de Ottery St. Catchpole con rumbo al castillo Ravenclaw, en el camino se consigue con un mendigo y lo observa con mucho cuidado, pero no se detiene y llega a los limites del hogar de Kurt Ayrton Ravenclaw, posteriormente intenta entrar y por causa de la barrera mágica no le es posible.

 

Ahora la Criatura emite un graznido degollador y toma otra dirección. En ese mismo instante un pálido se aproxima a la morada de los Ravenclaw con vestimenta rasgada (camisa casi quemada y sucia con pantalones oscuro y lleno de sangre, aunque no poseo ningún tipo de calzado) de la cual desprendía un aroma putrefacto para cualquier mortal.

 

En su mira se escondía la pura esencia de oscuridad y luz, sin embargo no se podía observar ya que su cabellera larga le ocultaba por completo su rostro, este aspecto lo hacía ver como un demente y de igual manera es extraña su forma de caminar era irregular con ocasiones de desplomarse de bruces al suelo, para intentarse levantar y vomitar algo.

 

“Yo soy de Ravenclaw y lo digo con orgullo,
No me escondo aunque esté en el abismo.
Con entusiasmo lo digo no importa que haya un lío,
Porque yo soy de Ravenclaw y lo digo con cariño.
Estés en mar o tierra no te confundas,
Porque siempre estarás con un ave,
Hasta que acabes de recorrer tu largo camino.
Siempre estarás acompañado de un gran amigo.
En las buenas y en las malas siempre contaras conmigo,
No importa si eres muggle o mago.
Estarás siempre contado,
Para ganar la Copa de los Magos.
Siempre inteligentes seremos,
Porque nunca se nos acabarán los cerebros.
Siempre volaremos hasta la cima,
Aunque a veces nos caigamos encima.
Pero nunca nos rendimos,
Porque somos de Ravenclaw
Y siempre lo he dicho”

 

Comenzó a escuchar un himno y una melodía, aquello solo causo su ira y enojo sin saber porque el anhelo en aquellas palabras, eso era que lo irritaba y le provocaba la demencia, pero quizás dicha demencia era porque no recordaba nada en lo absoluto y no sabía que pensar al respecto.

 

Llegando a unas sendas rejas de plata de dos metros de altura, la cual, es vigilada por extrañas criaturas con mirada penetrante, pero para jugar paso su mano por esa estructura y hace leves círculos en ella a cada paso que da, para así dase parte y llegar a la entrada donde dos Sauces Boxeadores le comienzan atacar.

 

El Sauce de la derecha arremete un ataque letal a su cuerpo y este como saltando la cuerda lo logra esquivar, el de la izquierda se abalanza contra el intruso y causa daño al otro árbol. Luego de un tiempo y casi inexplicable logra pasar, pero no por magia si no por suerte.

 

En los jardines se encontraban un diverso de sin fin de plantas o seres que se movían, esto le llamo la atención y pensó que eso era magia, pero era imposible, ya que la magia no existía y si el poder demoniaco.

 

Solo tomo el sendero que lo conducía por un césped de un verde claro, bastante repugnante para su gusto y además de arboles de cerezo, quien se suponía era uno de los favoritos de uno de los patriarcas, los cuales parecían tener propia vida, pues un suave vaivén siempre estaba presente en ellos.

 

Entra cada vez aquel territorio desconocido, ya que pasa por el vestíbulo adornado con todos motivos azules. Mesillas que se encuentran rasgas y decoradas con jarrones llenos de tulipanes azules y blancos. Además, en las dos paredes de al lado de la puerta, los amplio retratos de dos mujeres, quien supuso era las dueñas de ese enorme lugar.

 

-Bienvenido Cornelius, hace tiempo que no nos vemos- Vocifero el cuadro de Helena Ravenclaw, y le mire de reojo. –En tu tiempo de estudiante preferías estar con el profesor de pociones o escondido en la biblioteca, pero pasa y adentrarte a los misterios que prepara el castillo.

 

-¿Cornelius?- Le respondió con secante voz y profunda. -¿Dices que mi nombre es Cornelius?- dejo como interrogante al cuadro, a pesar que le pareciera extraño estar hablando con uno, pero ella parecía conocerle.

 

-Vaya sigues con el sentido del humor, eres Cornelius…- Le responde con una linda sonrisa y se desaparece del cuadro Helena.

 

-Entonces mi nombre es Cornelius…- apretó su puño y pensó que en ese lugar encontraría respuestas. Luego de un tiempo de meditar se dirigió al final del vestíbulo una puerta de cristal se comienza a deslumbrar y se abre para dar paso a la sala principal, es donde se ve dos gatos encima de un comedor de ébano el cual tiene veinte asientos y una florero con tulipanes azules y blancos en el centro. Los cuadros de varias frutas y verduras adornan las paredes, las cuales se mueven cada determinado tiempo para darle un poco de vida al sitio. Del techó cuelga una gran lámpara de araña en la cual hay varias velas que alumbran cuando hay penumbra. Una amplia ventana da a los jardines frontales del Castillo.

 

Es allí donde un elfo acoge al inesperado y sospechoso hombre, quizás su visita era imprudente, pero era una visita algo brusca, pero sin saber si era bienvenido o no, lo cual era algo que no le mortificaba en lo absoluto.

Editado 14 de Diciembre del 2013 por Cornelius Wind Haugthon

[Franck Lovegood R.]

El Lovegood estaba un poco confundido con toda aquella situación, ¿Acaso estaría viendo a su hermana con otros ojos? Eso no era posible, era su gemela después de todo. Pero el rubio no se dio cuenta hasta poco después que no le quitaba los ojos de encima mientras ella decoraba las ramas del árbol con un par de esferas. Para distraer un poco su mente de aquellos pensamientos tomó unas guirnaldas plateadas y comenzó a colocarlas alrededor del pino.

 

-Jajaja así que “Brujitas” se llama el catalogo- comentó mientras se reía al escuchar el nombre de la revista.

 

Por un momento incluso le pareció ver que su hermana la observaba de reojo, pero tal vez era imaginación suya. Sin embargo un fuerte relámpago que resonó a lo largo del castillo le llamó la atención, desde el ventanal se podía ver como el cielo estaba de negro y como las copas de los árboles se movían a causa del fuerte viento que soplaba.

 

Poco después se sumó el golpeteo de la lluvia, y algo de granizo también. Pero lo peor definitivamente fue el hecho de que se cortara la luz ¿Cómo probarían las luces de navidad ahora? Sin embargo el Myrddin se alarmó y se preocupó al ver que su hermana estaba temblando del miedo, se había olvidado que le tenía terror a las tormentas, por lo que rápidamente se acercó a ella para rodearla con su brazos.

 

-No te preocupes hermanita, acá está tu hermano que te va a cuidar- dijo mientras se pegaba más a su gemela.

 

De pronto un rayo iluminó la habitación durante escasos segundos, los suficientes como para mirarla a los ojos a Isy, al igual que ella hizo con él, logrando que sus miradas se cruzaran y quedaran fijas en el otro. El corazón del Ravenclaw comenzó a acelerarse, seguía sin quitarle los ojos de encima, y sin que se diera cuenta sus manos rodeaban la cadera de la Slytherin y sus rostros estaban tan cerca que incluso rosaban sus labios con la piel de su hermana; hasta que al final los dos se vieron envueltos en un apasionado beso que parecía interminable, sus labios estaban unidos y no se despegaban uno del otro hasta que en algún momento tuvieron que separarse para respirar, fue entonces que se quedaron mirándose a los ojos entre los dos sin decir ni una sola palabra.

[Isabella Hawthorne R.]

Rol de Franko y Isy

Sentí si mirada profunda clavada en mis ojos, era casi imposible evitar mirarlo estando así de cerca, sus manos bojaron lentamente y rodearon mis caderas, mi corazón dio un vuelco y sentí un apretón en mi estómago, vi sus labios acercarse tanto a los míos tanto que el rose era prácticamente inevitable. Dichos roses se fueron transformando en carias por parte de los dos, tanto hasta que se transformaron en un cálido y tímido beso que al parecer era interminable.

Al darme cuenta de lo que estábamos haciendo alcé mis manos tratando de separarnos pero él me comprimió mas contra su cuerpo, rodiee su cuello con mi brazo derecho mientras con mi mano izquierda acariciaba su mejilla delicadamente.Nos alejamos lentamente y bajé mi mirada un poco apenada.

No sabia que estaba pasando pero algo dentro de mi me atraía a el, nunca nos había pasado algo igual, el llevó una de sus manos hasta mi mentón levantando mi mirada, las palabras, en ese momento sobraban, sus ojos reclamaban mas... el deseo de lo prohibido nos envolvía de pies a cabeza.

Algo me tentaba a él, a sus suaves labios que encajaban perfectamente en los míos. Volvimos a besarnos, esta vez con mas intensidad tanto que fuimos a dar al sillón, las únicas luces eran los destellos de los rayos y truenos, por primera vez en la vida no tenia miedo a ellos. El castillo se invadió con un olor a rosas, el ambiente había cambiado de frió y húmedo a acogedor y cálido.

Editado 23 de Diciembre del 2013 por Isabella Rexdemort Xtrong

[Franck Lovegood R.]

Rol de Isy y Franko

 

El Lovegood sabía lo que estaba haciendo, sabía que se trataba de su hermana gemela, pero simplemente no podía contenerse, había algo en ella que lo atraía. Sintió como la mano de su hermana le acariciaba la mejilla, al igual que su brazo le rodeaba el cuello, mientras se besaban el uno al otro. Una vez separados la Slytherin bajó la vista un tanto apenada por lo ocurrido, pero el rubio extendió su mano para levantarle la mirada.

 

Ambos dos se miraron, y lo siguiente fue que se vieron envueltos en otro beso, mucho más apasionado que el anterior, hasta tal punto que terminaron recostados sobre el sillón del vestíbulo. Su hermana estaba encima de él, besándolo sin parar, y el Myrddin no tuvo mejor idea que quitarse la camisa para dejar su torso al descubierto. Continuando con el beso, ahora se sumaron las caricias, el rubio con sus agiles manos recorría toda la espalda de su gemela por debajo de la ropa acariciándola.

 

Ya no había vuelta atrás para lo que estaban a punto de hacer, estaban tan cegados por el deseo, la lujuria y el amor que no podían detenerse, ni tampoco tenían la intención de hacerlo. Ahora era Isabella quien se desprendía de su ropa, por lo menos de la parte superior, y luego volvió a pegarse a su hermano para continuar besándolo.