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♦..Cacao Café..♦ (MM B: 103979)


Ela Karoline
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Afirmó con la cabeza ante la duda de la joven mesera, sabía que quizás no era común preguntar, pero era bueno ¿Quién mejor para responder? Los trabajadores siempre tenían que dar su esfuerzo, aunque estuvieran cansado por lo que seguramente tomarían algo que los ayudara.

 

-Grnadiosa respuesta – le contestó con una sonrisa – por favor, joven dama, tráigame su mescla especial, estoy seguro que será perfecto – terminó de hablar con suavidad, estaba agradecido que compartiera su sabiduría con él. Apenas se retiró Alexander se relajó en la silla solo para escuchar la voz de su hermano, se levantó para recibirlo consiguiéndose con sus palabras algo burlona.

 

-Hola Travieso, también me alegro de verte – comentó con una sonrisa divertida – no, te equivocas, no parezco desvelado, lo estoy… pero si estamos por las apariencias, dime algo hermano… ¿acaso no volverás a peinarte cuando estés conmigo? – preguntó divertido, sabía porque lo hacía, pero igual era divertido molestarlo por ello.

 

-Sería más divertido para mi cuanto hago esto – y finalmente lo recibió desacomodándole el cabello, aunque ahora no estuviera todo el tiempo con su hermano, seguían manteniendo la buena relación – ven siéntate, compartamos un buen rato entre hermanos y me cuentas como te va en el trabajo – agregó con tranquilidad.

 

@@Noah Lockhart @

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  • 1 mes más tarde...

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Los días volaban como vuelan las hojas en el otoño con cada ráfaga de viento, así se le había pasado los últimos meses, claro en relación a los negocios, tal era el caso que el Cacao Café había seguido su rumbo gracias a la presencia de los trabajadores y de los comensales nuevos o viejos clientes que siempre gustaban regresar por un buen café o un exquisito chocolate, además de la fresca y aireada terraza en la que podían descansar en medio del bullicioso Callejón Diagón.

Pronto seria Halloween, una celebración más que tradicional en el mundo mágico, y para ello el establecimiento se lucia con sus decoraciones y creaciones, pero aunque fuera la propietaria una bruja y sus trabajadores con poderes mágico, las cosas no se hacían solas, había que planearlas, comprar la materia prima y pedirle a los elfos pasteleros que se abocaran a ello. Cye como propietaria debía tomar las riendas y encargarse de la planeación como primer paso. Y precisamente para ellos estaba allí a las afueras del local a punto de abordar uno de los columpios que giraban cual rueda de la fortuna, de esas que hay en los parques de diversiones, y que subían a los clientes a la terraza, única manera de ingresar al local.

--Nunca me cansare de subirme aquí, en verdad es cómodo-- susurro en cuanto abordo el asiento y este se elevo hasta dejarla en la terraza. De inmediato una fresca brisa la alcanzo, así como el aroma indiscutible del cacao recién procesado, todo parecía en orden, las mesas desocupadas perfectamente limpias y las ocupadas, con lo que los comensales habían pedido, mientras platicaban tranquilamente de sus cosas.

Ella por su parte ocupo una cerca de la barandilla, de esa forma podía mirar a los transeúntes del callejón mientras garabateaba la lista de pendientes en la libretilla perfumada que justo aparecía ante sí con el vuelaplumas celeste, no pudo evitar preguntarse si Lunita estaría por allí o de viaje como sucedía con frecuencia.
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  • 2 meses más tarde...

El callejón aquella tarde estaba completamente cubierto por una ligera capa de nieve, el frio se dejaba sentir pese a mi vestimenta puramente de invierno un abrigo negro cubría mi cuerpo de aquella fría ventisca que desordenaba mis cabellos, intente ponerlos nuevamente en su lugar mientras una nueva nevada comenzaba a caer, y el frio se volvía más insoportable, quizás debería entrar a uno de los locales y esperar a que el tiempo mejorara un poco mientras tomaba un chocolate caliente.

 

La idea me atrajo de inmediato, mire a mi alrededor en busca de alguna salvación y como si me estuviera esperando un local se hizo visible a mis ojos “Cacao Café” era el lugar perfecto, acelere el paso y llegue al umbral, empujé la puerta y de inmediato sentí aquella calidez, el ambiente era mucho más cómodo que en el exterior, igual que el dulce aroma del chocolate mezclado con el del café y la canela.

 

Avance entre las mesas esquivando a podría permitir que eso ocurriera, un par de niños que corrían entre las mesas, fruncí el ceño, no imaginaba que madre podía permitir aquello, y más allá de la molestia para los demás comensales estaba la propia seguridad de los niños, ya que se trataba de un lugar especializado en bebidas calientes. Negué suavemente con la cabeza esperando que no ocurriera ninguna desgracia, alejándome lo más posible del barullo que estaban formando.

 

Tome asiento en una de las mesas del fondo, la carta reposaba sobre ella esperando para ser leída, la tome y comencé a buscar alguna de las delicias que en cuanto a chocolates se trataba. Elegí uno de tipo francés, dude y ligero justo como me gustaba, aunque dudaba mucho de que su sabor se acercara al que Haydie me preparaba desde que tenía memoria, en aquel momento podría funcionar.

Editado por Sol Lestrange Black R

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  • 2 semanas más tarde...
Hace mucho que no me pasaba por uno de los locales de Cye, antes creo que pasaba mas a menudo, no sabia por que la verdad había dejado de hacer, ya frente al ventanal de Cacao Cafe, me quedé un instante observando la variedad de chocolates que tenía, tal vez podía ser un buen regalo para mi amada para llevar a casa.
Además que al pequeño Dash y Lualu también le gustaban mucho, caminé hacía el columpio que me llevaría arriba, como estaba solo me senté en el medio de este y solo disfrute del pequeño paseo observando como el suelo se veía mas lejano.
Al llegar pise el césped húmedo, y el olor a recién cortado llego a mi nariz, lo primero que pude ver fue el pequeño lago al cual camine despacio mientras admiraba el resto del paisaje, creo que solo por eso me gustaba un poco mas la magia, lo mucho que se podía hacer en poco espacio.

 

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Sin duda alguna era afortunada por haber nacido mágica, esa parte dentro de si misma era en su opinión el tesoro más valioso que debia proteger, porque la magia le regalaba diariamente tanto que de otra forma, seguro seria infeliz. Esas valoraciones las hacia mientras que con paso lento llegaba a uno de sus negocios el Cacao Café, cuando por fin se sentó en el columpio, los copos de nieve seguían cayendo, como si la navidad no hubiera pasado, pero otro año había volado y el nuevo era un avanico de posibilidades que Cye tenia en mente aprovechar.

Una vez en la terraza, sus orbes celestes se desplazaron por el espacio, las mesas, la barra y el lago, en su recorrido se topo con una figura conocida, Seba, su buen y apreciado amigo Granger. No lo pensó dos veces y se encaminó hacia el mientras que se quitaba los bonitos guantes de las manos que la habian protegido contra el frío.

--¡Seba! Es una maravillosa sorpresa encontrarte aquí-- le dijo extendiendo ambas manos hacia el mago, con genuino placer al verle --Vaya, parece que después de todo, reyes se adelanto y me trajo regalo -- dijo risueña al tiempo que se acercaba para darle un abrazo y un beso en la mejilla.

Y es que la amistad es así, o al menos así la sentía la Lockhart como un regalo que calentaba el alma y el corazón, que hacia que quien la recibía fuera una mejor persona y que cuando se prodigaba se crecía como tal, la amistad era como comer un buen trozo de chocolate, y eso en opinión de la rubia, era mucho decir con lo fanática que era de aquel producto; como el chocolate se percibía, se mordía y se saboreaba y cuando pasaba de la boca la sensación de bienestar y alegría invadía el cuerpo a niveles que no se podía explicar. Y Seba era uno de esos amigos, que nunca deja de estar aun que no se le vea a menudo.

--¿Como estas?-- le pregunto mirándole a los ojos --Pensé acercarme a saludarlos a ti y a Darla, pero se me fue el tiempo y mirame, has venido tu primero-- confeso un poco apeñada, pues entre sus planes estaba colarse por el negocio que también era el hogar de la pareja, pero siendo madre de dos pequeñines, uno de brazos y el otro de cinco años, el tiempo se esfumaba sobre todo en navidad.

--Ya conocías mi local, es maravilloso, cuando dispongas de tiempo te haré el recorido encantado, aunque en pareja es mejor...-- dijo con un dejo de misterio pensando en lo bien que se la pasarían el y Darla en el paraiso del chocolate, si es que a ella le gustaba aquel aromático producto.

@@Seba Granger.
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-La sorpresa es mía, encontrarme contigo- besé su mejilla con delicadeza mientras apretaba con suavidad sus manos en las mías.


-¿Como has estado?- me sonroje un poco con eso de ser un regalo, no me consideraba eso para nadie, pero siempre era un agrado poder encontrarme con ella, era hora de retomar la amistad que habíamos tenido desde siempre.


-Yo estoy muy bien, vamos que eres bienvenida a nuestro hogar cuando quieras- aun sentía que la última vez de la visita de ella a nuestro hogar no la habíamos podido alcanzar a atenderla.


-Creo que había venido una vez, nos habíamos encontrado mas en tus otros locales- señale a Cye, recordaba mucho nuestras reuniones tomando te en uno de sus locales, o comprando mas de alguna cosa en una tienda de ropa que tenía, aunque ese parece lo había cerrado o cambiado el nombre ya no recordaba.


-Pos quería pasar a saludarte, además y aprovechar de llevarle algo rico a Darla para la noche- dije mirando con una sonrisa sincera a mi amiga.

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La sonrisa amable de Seba junto con su presencia eran un regalo que ciertamente ella agradecía, con aquel mago no tenia que guardar la compostura, sino ser ella, con sus defectos y virtudes, si es que las tenia, pero ella, con sus sonrisas y con su llanto. Eso le hacia recordar que Seba y Darla era lo más parecido a Ishaya y ella que había visto en los ultimos años, no porque fueran iguales sino porque su amor se sentía genuino, capaz de perdurar en el tiempo y de superarlo todo, a diferencia de ella, su amigo comenzaba la maravillosa aventura del amor, mientras que ella... Su corazón esta irremediablemente fragmentado, destruido para esa clase de amor, la desaparición física de Ishaya se había llevado no solo esa facultad, sino las ganas de todo, y lo unico que la mantenía viva eran sus hijos, guardo silencio por un momento, se mordió el labio y luego sacando fuerzas dijo.

--Bueno algo rico si que podrás llevarle a Darla, solo tienes que decirme ¿que le gusta? Los masapanes, los pasteles con crema, las tartas con frutas de temporada, los chocolates en forma de bombón...-- apenas entonces se atrevió a levantar la vista, creía que ya podía dominar sus sentimientos sin terminar arruinando la visita de su gran amigo.

--¡Mimala mucho! que no pase un día sin decirle lo mucho que la amas, sin demostrarselo-- hubiera agregado "porque luego ya no hay tiempo, cuando uno de los dos se vaya" pero por fortuna mordió su labio inferior de forma tan violenta que casi le sangra pero detuvo las palabras.

--Te invito una taza de chocolate o lo que quieras-- dijo colgandose del brazo del mago --Pero me cuentas como le pediste que se casaran y como van los preparativos para la boda-- aunque pareciera absurdo ver al Granger feliz era como un bálsamo y la oportunidad de habituarse a la felicidad de los demás sin sentir pena por lo que ya no seria.

@@Seba Granger
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Observé por un instante el silencio de Cye, no podía saber por lo que estaba pasando en esos momentos, hace pocos días todos nos habíamos enterado lo que había pasado con su esposo, aunque sabía que no estaban juntos en el último tiempo si sabia que el amor que ella sentía por él, era eterno y real.


Mordí mi labio por un instante, creo que no me imaginaba una vida sin Darla, sin poder verla al despertar o al dormir, sin poder oír su risa, o sus enojos cuando ellos llegaban, seguí escuchando las palabras de mi amiga, que pese a que ella no quería demostrar su dolor y pena se podía sentir.


-Prometo hacer todo lo que me pides, te juro que jamás dejaré de decirle cuanto la amo, y mimarla en toda ocasión, pero ahora quiero saber de ti, quiero que uses mi hombro si decías llorar, que me golpees si necesitas golpear a alguien, ser tu apoyo- dije con sinceridad a la Lockhart que se había tomado de mi brazo.


-Te propongo algo, el chocolate puede esperar, vamos a caminar, alejémonos un poco de toda esta gente- añadí mirando a los clientes de Cye, sabía que sus elfos podían encargarse.

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  • 2 semanas más tarde...

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Cye sonrió cuando Sebe le prometió mimar y decirle a Darla siempre lo mucho que la amaba, esperaba que así fuera y que se disfrutaran mutuamente por el tiempo que el destino les tuviera reservado, pero la sonrisa desapareció al escuchar el resto de las palabras, ¿Cómo sabia que quería llorar y golpear, que quería perder la conciencia para no razonar su dolor y lo que le venía encima en un mundo sin su amado? nunca, nunca imagino que la vida, la fatalidad o lo que sea, se lo arrebatara, tan pronto, tan vital, tan él, pero hacerlo desahogarse de esa manera no la iba a redimirla del dolor, la vida continuaba y ella seguía allí.

--Gracias… por estar siempre-- dijo apoyando su cabeza un poco en el hombro del mago, se asombraba por lo sensible que Seba había resultado --En algún momento tengo que superar el dolor, lo sé, entonces estaré lista para conformarme con los recuerdos y lo que me dejo-- por supuesto estaba pensando en Eirian, su bebe y lo que todos les decían que pasaría y continuaría su vida como si nada, no les creía lo último, lo primero sabía que era así, lo había vivido con su abuelo Gilderoy, que aunque amores distinto, eran parte de ella.

--Acepto la caminata-- dijo con una sonrisa triste, trataba de animarse, de no contagiar a su amigo de aquella nostalgia y dolor, el tenia muchos motivos para estar feliz y ella quería compartir esa felicidad, porque realmente apreciaba a Darla y a él, le miro con la cabeza ladeada, ahora era tan dulce como su amiga, la madre del mago, a quien no veía desde hacía mucho tiempo.

Se dirigieron hacia los columpios al borde de la terraza, pues era la única manera de bajar a la calle, aunque claro, ella pudo haber usado la desaparición era la única que podía, sin embargo no tenía ni la fuerza ni la voluntad para invocarla y llevarla a cabo con éxito, capaz terminaba en la copa de un árbol o en el polo norte, porque así de fría sentía su alma.

--Te pido algo…-- le dijo luego de abordar los columpios mientras iban en el aire --No me dejes quedarme en el dolor, nuestra amistad te da el permiso para zarandearme si observas que no avanzo, si notas que me rindo-- pidió con genuina honestidad. Para entonces ya sus pies habían tocado piso y pregunto --¿Hacia dónde?-- mirando a un lado de la acera y a otro, sin saber qué rumbo elegiría el mago.

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@@Seba Granger
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-No me des las gracias, somos amigos hace muchos años, se que no nos vimos mucho tal vez este último, pero el cariño sabes que siempre estará- la abrace un poco despacito mientras se recomponía de nuevo.


-Se que tienes que superarlo, y se que lo harás por que eres una mujer fuerte, pero no es bueno pasarlo sola si es que puedes al menos charlar con un amigo, o con un familiar, se que no he pasado por eso, pero de solo imaginar que Darla no esté no se que haría- camine del brazo con ella por el lugar que tenía, además sería una buena ocasión para que se distrajera y me lo enseñara.


La miré de lado cuando íbamos en el columpio hacía la calle, negué con la cabeza mientras ella me hacía su petición, -Tenlo por seguro, no dejaré que caigas, me tendrás mas seguido para molestarte y que salgas de todo eso, debes pensar en la familia que te queda, tus hijos, la misma Bodrik- al llegar a la calle miré a ambos lados.


-Pues vamos a la derecha, veamos donde nos llevan los pasos- dije invitando a Cye a tomar un poco de aire.

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