Metamorfomagia

[Sagitas E. Potter Blue]

La llegada de una estudiante más me hizo levantar la ceja, en un arqueo interrogativo. Pues sí era ella a la que había visto antes aunque no sabía que también se acercaba a Metamorfomagia. La saludé, cortés, cuando dijo su nombre.

 

-- ¡Hey, Juv! Qué alegría verte por aquí, no sabía que sabías cambiar partes de tu cuerpo. ¿Tienes alguna especialidad?

 

Bueno, tal vez no un saludo tan cortés, pero muy yo al fin y al cabo.

 

-- No te preocupes, has llegado unos segundos después que yo. -- Vale, eso sólo significaba que las dos llegábamos tarde; siempre metiéndome en conversaciones ajenas, puesto que eso lo debiera haber contestado la Arcana.

 

Heliké, tras su molesto reconocimiento de mi persona como teníamos costumbre, también saludó a Juv. Por supuesto, no iba a dejar pasar la oportunidad de devolvérsela.

 

-- Por supuesto que va a ser divertido estar aquí, en metamorfomagia. ¿Vas a poner la cara de puerquecito que te sale tan bien, sobrina. Yo me he esforzado por imitarte.

 

Sonreí. Mi rostro empezó a cambiar sólo con pensarlo, y hasta hubiera sido divertido si no fuera doloroso. Mi nariz, mis orejas e incluso mi pelo se modificaron para poner rasgos de un cerdito. Hasta adquirió un tono rosado muy mono. Me puse a reír cuando noté que todo había acabado.

 

-- ¡Anda, somos iguales! -- no podía saberlo ya que no había espejos cerca pero... ¡Yo no me dejo de meter con mi sobrina ni bajo el agua!

[Helike R V PB]

Sabía, sabía que estaba intentando picarme pero por supuesto, no me iba a dejar amedrantar tan fácilmente por muy tía mía que fuese.

 

- No hija, no es mi cara, esa es tu cara cuando me ves con Matt, así que, sí, ¡inmejorable! -di una palmada y estallé en carcajadas. Seguro que la Arcana no le hubiese gustado empezar a transformarnos antes de tiempo, pero me dio la sensación de que la magia del lugar y el poder de esa bruja, bien podía intentarlo yo...

 

- mira, más bien tú tienes ésta cara, cada vez que nos ves - le dije, guiñándole un ojo. Pensé en el animal y notaba cierto dolor en mi cara cada vez que tenía ciertos cambios. Si hubiese un espejo... Seguro que hasta me reiría... Lancé varias palabras, pero se escucharon con un especie de siseo...

 

- ¿Veessss? Asssí esss - di palmadas, contenta. Sí, había transformado mi cara, en una víbora, con escamas oscuras, ojos marrones con unas rendijas negras por pupilas, notaba cierta lengua bífida, además de cierta habilidad para mover mi cuello...

 

- Así eres tú en realidad el ochenta por ciennnnto de las veeesseeess...

 

Cualquiera que supiese pársel seguro que me entendería mucho mejor... Movía mi lengua fina y delgada para notar los aromas del ambiente y de todo lo que hubiese por ahí... Hasta parecía que me estaban dando ganas de comerme un ratón si estuviese por ahí cerca.

[Nate Weasley]

Su figura se materializó una vez más en las inmediaciones de la Universidad Mágica con el mismo propósito con el que siempre lo hacía: ser partícipe, de alguna manera, de la educación de la comunidad mágica. Hacía tiempo que no concurría a aquella institución en plan de docente y aquella ocasión no era la excepción: Nathan había decidido, después de unos cuantos meses de interludio, retomar las clases de habilidades mágicas. Se había pasado los últimos días revisando la oferta académica que le restaba por probar hasta que finalmente, y tras mucho pensarlo, se había decantado por la metamorfomagia.

 

Rara vez había tenido contacto con algún mago que la practicase, por lo que no estaba muy interiorizado respecto de en qué consistía o cuáles eran las limitaciones de su uso. Sin embargo, no dejaría que su falta de conocimiento constituyese un obstáculo en su aprendizaje. Como era característico de él, daría su máximo esfuerzo y procuraría ganar cuanta destreza en la habilidad fuese posible. Se repetía eso una y otra vez mientras caminaba por el sendero que terminaría por dar en la vivienda de la Arcana, preguntándose además sobre la personalidad de la mujer: había tenido experiencias muy diversas con los distintos Arcanos de las habilidades que ya había conquistado, cada uno de ellos era particular a su propia forma de ser y tenían criterios de evaluación y métodos de enseñanza por demás distintos.

 

Llegó un punto en que era demasiado tarde para echarse hacia atrás y arrepentirse de tomar la clase: ya había tocado la puerta tres veces con sus nudillos, y mientras aguardaba la respuesta de su docente, trataba de acompasar su respiración a un ritmo tranquilo que fuese capaz de evaporar sus nervios. No era la primera vez que tomaba una clase de habilidades, ni tampoco sería la última, más era precisamente esa experiencia previa la que le indicaba que aquellas clases eran un verdadero desafío para su estructura psíquica, su valía física y su poder mágico.

 

Una vez más, se alistaba a sí mismo para cambiar completamente, tanto literalmente como no.

[Athena Rouvas]

—Oh... —Tendió la mano para recibir el espejo y así poder corroborar que era cierto que si había obtenido un cambio. —Es cierto ¡Mi ojo está rojo! —Rió divertida, se veía extraña, parecía que alguien le pintó los ojos con esos lápices bi-color. Acercó cada ojo al espejo para asegurarse del cambio. —Aunque no fue como lo estaba planeando ¡Lo conseguí! —Levantó los brazos con auténtica alegría y orgullo por lo que acababa de suceder.

 

>>Ahm, claro. Yo volveré a practicar mientras regresa. —Asintió. Espero ahora conseguir el color y lugar correcto... Pensó para si misma. Ya no estaba tan nerviosa como en el inicio, más bien le había dado una cuota de energía. Podía conseguir cambios, solo necesitaba concentrarse más y mejor.

 

Se quedó sola, por el momento, volvió a su postura inicial dejando el espejito delante suyo y boca abajo para evitar la tentación de querer mirarse mientras buscaba poner el otro ojo rojo. Respiró hondo y dejó las manos apoyadas con suavidad sobre los muslos, de nuevo los sonidos no estaban en el exterior sino que dentro de su cabeza; eran, por supuesto, recuerdos diferentes pero de la misma Isabella. La estaba recordando joven y morena ¿sería esa su verdadera apariencia? Que importaba. Sacudió imperceptiblemente la cabeza y puso la espalda lo más recta posible, y de nuevo se vio en blanco así misma, su propia figura al frente.

 

"¿Por qué rojo? Resalta un poco mucho... Mejor uno menos llamativo, uno que de todas maneras sea bonito... ¡Ya sé!

 

¿Estaba conversando y convenciéndose a sí misma? Pero decidió que los quería morados, un morado más bien oscuro. Y así siguió. Todo su cuerpo estaba en blanco (ojalá que no terminara en blanco en la realidad, aunque no creía tener tanto poder para conseguir algo así, todavía), y se imaginó abriendo los ojos y estos siendo de una tonalidad distinta, un morado más tirando a violeta. Respiró profundamente buscando de donde provenía la magia... ésta venía de la concentración y de su deseo de descubrir nuevos horizontes, de su voluntad, de sus logros y caídas, del aprendizaje.

 

No supo cuánto tiempo pasó, nuevamente, pero abrió los ojos. Amara al parecer aún no regresaba de su repentina salida y no sabía si debía esperarla para ver el resultado, de todas maneras tomó el espejito y se aventuró a mirarse en el. ¡Lo había conseguido, ambos ojos estaban del color esperado! Aunque también lo estaba las raíces del cabello más próximo a la frente. Ese fue un descuido de último minuto de cuando se estaba imaginando, simplemente no pudo contenerse y lo pensó solo no creyó que también lo conseguiría.

 

—Creo que tengo que controlarme más, jajaja. —No pudo evitar una carcajada.

 

Se puso de pie rápidamente. ¿Y si iba en busca de la Arcana? A este paso iba a terminar como una mujer multicolor, o de esas de los cuerpos pintados con tanto cambio.

[Amara Majlis]

En cuanto escuchó la presentación de Juv, esbozó una sonrisa y le pidió que la siguiera hasta la habitación contigua en la que se encontraba Athena, quien seguía experimentando con diversos tonos de cabello, ¿era lo único que intentaría por el momento? Quizá sí, así que sería mejor dejarla tranquila, porque justamente en ese momento tres personas más comenzaban a hacer acto de presencia.

—Ponte cómoda Juv, y un placer conocerte. Espero que disfrutes un poco, meditando acerca de ¿por qué quieres vincularte con la habilidad? ¿Qué te hace ser metaforfomaga? —dejó a la bruja pensando en su respuesta y se encaminó hasta donde se encontraban dos brujas cambiando la apariencia de su rostro sin cesar.

Al pacer tendría que enseñarles que no podían usar su habilidad solamente para divertirse, sino que había algo más en ella y que podían sacarle provecho para ayudar a las personas que lo necesitaran, así que hizo notar su presencia con un carraspeó y esperando a que Heliké y Saguitas la miraran, esbozó una media sonrisa y les indicó que comenzaran a caminar hacia la habitación en la que se encontraba Athena y Juv, era lo mejor que podía hacer de momento.

Considerando que tendría una clase lo suficientemente grande, esbozó una media sonrisa y comenzó a pasar por su mente la imagen de una ONG que había pedido su ayuda altruista hacía algunas horas, quizá podría llevar a los magos hasta allí y mostrarles cómo usar correctamente su don, justo cuando tomaría la palabra, sintió como alguien más llegaba a la morada, se trataba de un mago que estaba un poco nervioso.

—Adelante, espero que no estés intentando huir. —soltó a Nathan, invitándolo a pasar.

En cuanto la siguó por su casa, llegó hasta donde estaban todos reunidos y los invitó a tomar asiento en las diversas sillas, mientras observaba como una de sus mariposas volaba hasta su mano y cambiaba de apariencia, para transformarse en peliroja, así que ese fue el tono que adoptó su cabellera en cuestión de segundos, seguido por sus ojos que se tornaron verdes y su apariencia dejo de ser le una jovenzuela para ser la de una mujer de unos 35 o 40 años.

—Quiero que se presenten todos y me cuenten, ¿qué saben de la metaformagia? Y ¿por qué quieren vincularse a la habilidad? ¿Qué les atrae de ella? —preguntó a los nuevos alumnos, para después girarse a ver a Athena.

En cuanto la observó, le indicó que tomará asiento. Sí, tenía al menos una pregunta para ella, así que no dudaría siquiera en hacerla.

—Soy Amara, para quien no me conoce y la arcana, que los guiará en esta clase. —soltó para sus alumnos y mirando fijamente a Athena añadió— ¿Cómo te sentiste al cambiar el tono de tu cabello? ¿Crees que sigues siento tu o no?

Esperó la respuesta de todos los presentes.

[Athena Rouvas]

Sus ojos seguían de color violeta pero ella no podía verlo, solo lo supuso. ¿El cambio se comenzaría a desvanecer de a poco cuando era novata? La siguiente vez probaría con otra cosa, tal un cambio físico más de piel como la forma de sus facciones o quizás hasta la estatura. Sacudió un poquito la cabeza, se estaba adelantando un poco.

 

Antes de volver a tomar asiento sobre los cojines levantó un poco la mano diestra para saludar a todos los que se iban incorporando. No los conocía mucho (salvo por Nathan con quien había jugado cierta broma en San Valentín), así que no sabía si extenderse demasiado o si Amara ya les venía explicando algo, tal cual hizo con ella. Se tardó poco en ir y volver, lo más probable es que se saltaran la sala con muchas fotografías, esa que a ella la dejó nerviosa por varios minutos con tanta mirada critica.

 

La últina pregunta fue para ella, como nadie más hablaba decidió responder en seguida.

 

-Pues la verdad no me he sentido diferente a como siempre. Tampoco sentí el momento en que sucedió, creo que estaba demasiado concentrada y solo pasó. -Se llevó la mano al mentón en una posición pensativa. -No creo que un cambio físico me haga cambiar de manera de ser, de ideales o de creencias.

 

Cruzó nuevamenre las piernas en posición india y se abrazó al cojí que acomodó sobre sus muslos. Eso de los cambios era como cambiar de ropa, al fin y al cabo ambos son solo apariencias que pasan. Es como actúa, entre muchas otras cosas, lo que al final queda.

 

¿Tendría que seguir intentando más cambios o estaría más cerca? Iba a esperar un poco para consultar pues aún sus nuevos compañeros debían expresar sus razones de por qué estaban allí. Así que solo aguardó por la siguiente instrucción.

[Nate Weasley]

No tuvo tiempo de pensarlo más. La puerta se abrió de par en par, inexorablemente sellando su vínculo con la habilidad, demostrando detrás de sí la figura de una mujer que, a simple vista, le sorprendió. Se abstuvo de enarcar las cejas y, casi sin emitir respuesta a su comentario (lo único que soltó fue un chasquido de asentimiento), la siguió par la casa. Se abstuvo, así mismo, de formarse una imagen mental de la mujer dado que estaba seguro de que esa no sería la única apariencia que encarnaría la mujer y que lo mejor sería darse la idea de que la vería en varias morfologías durante lo que durase su clase. Bastó cruzar un par de habitaciones y caminar por un pasillo para llegar a una habitación donde varias personas yacían reunidas.

 

Escaneó la habitación rápidamente, identificando a Sagitas y Athena como sus compañeras de bando y a Juv como su frecuente colega de Magia Avanzada en Hogwarts. Había una cuarta mujer en la habitación que no reconoció, más le dedicó un asentimiento a modo de saludo al igual que había hecho con el resto de las presentes. Tomó asiento cerca de la arcana y, tras ponerse cómodo, notó que había sospechado lo cierto: la mujer cambió sin esfuerzo la tonalidad de su cabellera, ahora rojiza, y de sus ojos, que comenzaron a reflejar un verde intenso. Siquiera puedo maravillarse por la facilidad con la que parecía modificar su imagen a su propio gusto: se vio forzado a dirigir la atención a lo que tenía para decir.

 

- Mi nombre es Nathan. - comentó, animándose a emitir palabra primero. - Weasley. - se apresuró a agregar, temeroso de que su nombre no bastase a modo de introducción. - Debo confesar que no sé demasiado sobre la metamorfomagia. Es más, creo que sólo sé lo básico y que constituye una herramienta para modificar rasgos de mi apariencia por medio de la magia; pecaría de mentiroso si le dijese que sé algo más que eso. - prefirió no pausar a tratar de dilucidar una opinión de parte de la arcana y se apresuró a contestar la última pregunta - Es una habilidad que me llama muchísimo la atención. Si bien los fines prácticos que involucra son verdaderamente atractivos, creo que lo que más me intriga es, por así decirlo, sentir como se dan estos cambios y, por qué no, ver cómo mi personalidad se modifica ante una versatilidad física tan vasta.

[Sagitas E. Potter Blue]

Era algo imposible de controlar, juntarnos las dos y empezar a meternos la una con la otra. No soporté bien que Heliké contraatacara y se riera de mí, por lo que arrugué el morro. Me crucé de brazos ante su siseo.

 

-- ¡Tú sí que eres una víbora, mala bruja! -- le espeté, algo enfadada. Su vulgar imitación de un ofidio hizo que yo también empezara a alargar la cara, amagar la nariz y que mi lengua también se hiciera viperina.

 

Mis oídos no captaron el sonido de unos nudillos en la puerta de la vivienda de la Arcana, ni las palabras que, a lo lejos, la otra estudiante de Metamorfomagia (que resultó ser Athena pero yo ahora no lo notaba) emitía valorando sus progresos. No. En aquel instante, estaba usando mi habilidad con el Parsel para insultar a Heliké de forma bien fea con aquel sonido siseante.

 

El carraspeo lo sentí, por cierto. Me volví y palidecí un poco. ¿Habéis visto ese tono de manzana verde hermosota? Pues os puedo asegurar que no es tan bonito cuando tienes la piel verdosa y con escamas y palideces. Pareces más bien ridícula. Así me sentí y, con cierta vergüenza, retomé mi rostro y seguí a la Arcana en silencio hacia el lugar donde estaban Juve y Athena. Les saludé y mi lengua viperina soltó un "Ssssss" que me hizo enrojecer. ¡Demonios! Ahora me había puesto nerviosa y no volvía a mi lengua normal. Tragué saliva varias veces, notando la lengua partida en dos en el interior de la boca. Era muy in-có-mo-do.

 

Me sorprendió ver que Nathan se unía a la clase y pensé que cinco éramos demasiado, sobre todo porque no podía hablar aún y presentarme, con lo que pensé que era mejor esperar a que los otros se presentaran. "Cambia", repetía una y otra vez, mientras notaba como la lengua golpeaba por separado los dientes, aún dividida en dos. Mi color rojo se acentuó.

 

Athena hablaba y no le hice caso, espero que no se molestara. Yo seguí con el mantra de "cambia, cambia, ¡cambia!" y cada vez me ponía más nerviosa y menos controlaba la situación. Encima, yo no me callo ni bajo el agua, así que tenía que hacer un esfuerzo extra para no hablar.

 

Así que, en cuanto el silencio volvió a la reunión y nos miramos, noté que era mi turno. Suspiré y sonreí a Amara. Creo que era mejor mostrarse amable con ella puesto que iba a necesitar mucho su ayuda.

 

-- Yo sssssoy.... Ssssaaaa....gitasssss -- Sí, mi lengua seguía siendo viperina y con cierta tendencia a alargar las "eses". -- No ssssssé.... muxssssssho.... sssssobre.... la met...tamor.... essssso..... Puéssssss... Me paresssssió curiossssssso que a vecessssss, sssssin poder controlarlo.... partesssss de mi cuerp....po... ssssse transssssformen... Me gussssstaría sssssaber como funsssssionaaaa y no provocar rissssssa....

 

Pedí disculpas con la mirada. Mientras estuviera nerviosa, seguiría siendo una víbora de lengua viperina.

[Kahlan Blackthorn]

－Deseo experimentar cosas nuevas, puede que suene un poco trillado mi argumento－. Carraspeó desviando su vista hacia Sagitas inclinando ligeramente su cabeza, para después recordar las locuras que perpetrará junto a Helike. El par de brujas jugueteaban frente a la Arcana y los demás estudiantes, quizás era eso lo que le faltaba a Juv, soltarse un poco y dejar de lado el ese acartomamiento que se comenzaba apoderar de la Nigromante－Jamas se deja de aprender o eso es lo que me han dicho. －agregó evitando que una risita sarcástica escapará de sus labios.

 

Mostrarse de una forma diferente, no solo implicaba modificar su rostro o facciones. Ella deseaba ir mas allá, mutar su voz de un modo que nadie jamás pudiera dar con su verdadera personalidad, pasar desapercibida ante los ojos de propios y extraños. En pocas palabras dejar de ser lo que era, para convertirse en otro ser mágico, no solo en esencia, sino en todos los aspectos que rodeaban su vida personal y social.

 

－Quiero salir de la rutina, no me apetece andar por la misma senda toda mi vida y que mejor que la Metamorfomagia para darle un vuelco de 360° a la misma.－comentaba ensombreciendo sus orbes azul oscuro. Aquel par de gemas que simulaban ser un mar en calma, pero en sus profundidades albergaba las persones calamidades－Además me encantaría conocer lo que tiene para enseñarnos. Las leyendas que hablan de los Arcanos que habitan el Ateneo, no son para plasmarse en un libro y almacenarse en un librero que en poco tiempo se teñirá de polvo y sera habitado por arañas de diversas clases －acomodándose contra la pared tenia una perfecta visión de todo lo que le rodeaba.

 

La curiosidad se hizo presente en Malfoy, escapándose de sus labios una pregunta－¿La metamorfomagia nos permite cambiar de forma permanente alguna parte de nuestro físico?－cruzando sus brazos bajo su busto espero una respuesta. Sus ojos iban de un lado a otro, memorizando todo lo que se encontraba dentro del hogar de Amara. No lo consideraba información que pudiera desecharse, pero tampoco tenerla a la mano para cualquier situación inesperada que se presentará. Su cabeza era un revolú en constante cambio, acostumbrarse a sentir ese escozor en su cuello y pecho, si que no era una tarea sencilla y esperaba que la Arcana le diera un tip para poder aminorar un poco la pesada carga de la rubia.

[Helike R V PB]

Éramos bastante en clase y muchas personas conocidas. Me sorprendió que la Arcana volviese a preguntar mientras veía cómo, por el rabillo del ojo, (o rendija) Sagitas se cambiaba de nuevo pero le había quedado una lengua bífida. Negué con la cabeza y la sentí más móvil todavía. Quise hablar pero no quería cometer los mismos errores que mi tía pelivioleta. Así que, concentrándome y captando todo el poder que había ahí en esa sala, me concentré y conseguí a la primera volver a mi estado natural...

 

- Eres animaga como yo Sagitas, debería serte fácil poder cambiar tu aspecto con más facilidad. ¿Acaso no has aprendido nada de la Arcana Suluk? -le dije en tono de burla que, en cuánto tuviese oportunidad seguro que atacaba con mucha más vehemencia que las otras veces. Vi cómo los demás poco a poco se iban presentando. Volvió a formular esa pregunta y yo tenía claras mis prioridades para hacer el uso de la metamorfomagia. No dudaba en que, me sería muy provechosa de conseguir esa habilidad.

 

- Disculpe señora no pretendía ofenderla al cambiar mi aspecto -hice una inclinación en mi cabeza en señal de respeto hacia la mujer- pero quería enseñarle aquí a la presente -señalé a mi tía pelivioleta- cómo es en realidad. Bueno, además que ambas somos animagas y algo de idea tenemos jejeje -dije, riéndome con una risilla.

 

- Bien, mi nombre es es Heliké una de las descendientes de la casa Rambaldi y matriarca de la misma. Será un honor recibirla en casa si le gusta tomar té u otras bebidas. Tenemos de todo -le guiñé un ojo.

 

- Pues, verá la metamorfomagia es el hecho de poder cambiar el aspecto a voluntad, es un raro don, hay que nacen con la habilidad adquirida en sus genes otros mediante estudios. Claro que no siempre es fácil, además de que así, en mi caso podría prescindir de las pociones porque son un engorro. Además cómo dijo la señora Juve -otra inclinación con una sonrisa amable a la mujer que conocía ya, de hacía años- salir de la rutina siempre es un placer. No lo usaría para fines malvados -Mentira. Seguro que mi tía estaba atenta a mis palabras... y que la arcana detectaría algo, sólo esperaba que no me descubriese ante los demás.

 

<< Bueno por supuesto en mi casa, varios magos y brujas por alguna extraña razón tienen todas las habilidades. Yo de momento me he topado con dos, animagia y videncia. Quiero averiguar si ciertamente dentro de mi árbol genealógico también llegó a mí esa habilidad, así que éste es un momento perfecto para saberlo y algo que espero que usted en eso me ayude en éstas clases -asentí con la cabeza nuevamente.