Libro del Caos

[Lyra Katara Selwyn]

Había recibido la aprobación de los directores para realizar el curso del Libro del Caos, con el guerrero Bakari. Estaba emocionada y a la vez preocupada, ya que a diferencia de los otros libros, no tendría ninguna seguridad de que los hechizos saldrían como quisiera, así que tendía que aprender de todas formas a manejar cualquier tipo de resultado que saliera de cada hechizo.

Movi la cabeza negativamente, no tenía ganas de pensar en que ropa llevar si al fin y al cabo siempre terminabamos en un sitio donde la misma no era apta para él. Me puse primero todos los colgantes y anilos, estos acomodados en cada cadena del amuleto que correspondía al libro del mismo, era más fácil llevarlos como si fueran dijes. Esta vez deje el monedero de piel de moke, llevando mi varita en la mano derecha. En esa mano llevaba también los anillos de las habilidades que ya tenía aprobadas.

Llevaba un pantalón azul de prusia y una playera de mangas cortas color ocre rojo. Encima de la misma tenía puesta una sudadera de mangas cortas del mismo color que el pantalón, igual que los tennis

Para esas clases era lo mejor utilizar ropa deportiva. Aparecí en los límites de la universidad, buscando la vivienda del guerrero. Sabia que vivía alejado de los demás, cerca del río en la zona norte de la Universidad. ¿Quién podría culparlo? A veces era mejor tomar esa decisión, al menos asi me parecía.

Las cosas que había escuchado de él me preocupaban, puesto que todo parecía indicar que tenía un carácter difícil, aunque sabia mucho sobre las artes oscuras y el conocimiento de maldiciones. Era una lástima no haber podido platicar con mi hermana Tauro y mi cuñada Leah sobre su experiencia con él guerrero, pero no iba a hecharme para atras.

Encontré su vivienda finalmente, era una sencilla carpa de tela color crema, levantada con un par de ramas. Hubiera podido entrar, pero preferí tocar.

-¿Puedo pasar, guerrero Bakari? Soy su nueva alumna.- Informé.

¿Y si no le habian avisado al guerrero que tenía una nueva alumna? Esperaría, no me gustaría llegar e interrumpir la clase. No di más datos sobre mi nombre, espere su respuesta mientras me dedicaba a observar la tienda con curiosidad.

Editado 2 de Julio del 2016 por Lyra Katara Selwyn

[Bakari]

Una mujer llamaba a la puerta del uzza con las intenciones de entrar. Suspiro profundamente entendiendo la torpeza de la mayoría de sus estudiantes, a pesar de sus sesenta años, le seguía sorprendiendo esa cualidad de los seres humanos. Como podían ignorar algo simple que podía convertirse en una tragedia, se calmó poniéndose un segundo a la posición de la mujer que al menos había tenido la decencia de llamar a la puerta.

El astro rey en esa época del año parecía resplandecer más que nunca, iluminando cada rincón del planeta con sus rayos ultravioletas, dando vida a toda la naturaleza que rodeaba la pequeña casa donde se encontraba la mujer y vivía el uzza.

Una nueva alumna, esperaba un grupo mayor, similar al que ya había tenido en recientes días. Por lo menos esto podía terminar mucho más rápido para descansar un poco más antes de que llegara más gente a molestarlo. La chica estaba vestida apropiademente para la clase, con ropa deportiva, como si fuese a hacer una carrera en la mañana.

- ¿Cuál es tu mayor temor? ¿Cuál es tu mayor deseo? - Hablo por fin.

Desde la espalda de la joven aprendiz, esperando algún sobresalto y una respuesta rápida y temerosa. Bakari creyó que podía intimidarla un poco haciendo aquella pequeña escena, tampoco esperaba que funcionara, parecía ser una chica preparada para cualquier cosa, que ya había vivido muchas cosas.

Realizo las mismas preguntas que sus anteriores pupilas intentando conocer lo más pronfundo de ella, la mayoría tenía algunos deseos superficiales que no llevarían a ninguna parte, pensó que las últimas dos encajaban en ese grupo, pero tal vez podían entender un poco más como funcionaba el mundo. Nunca lo sabría.

[Lyra Katara Selwyn]

Había tenido una visión del guerrero llegando por atrás, haciéndome una pregunta. Me alegraba ver que mi habilidad como vidente iba tomando algo de fuerza, al menos para evitarme algunos sustos, pero al ser una novata todavía, no siempre funcionaba.

 

-No tengo un mayor temor.. No me mal entienda, no soy una engreída que no le teme a nada, pero hace poco paso lo que más temía, que era perder la familia que fundé y a la que le dedique tanto tiempo. Supongo que no me ha dado tiempo el encontrar un nuevo temor, mientras supero esta etapa.- Confesé, una vez que voltee para mirar a los ojos al guerrero Bakari.

 

El guerrero Bakari era más grande que Badru, en su cuerpo se veian las cicatrices y en su rostro las arrugas. El peinado del mismo era original, ¿o mejor decir que no estaba peinado? De todas formas, el aspecto físico no importaba en realidad, algo me decía que podía aprender bastante de él.

 

-Mi mayor deseo es poder llegar a tener todo el control sobre la magia que necesito para poder sacar a mi dragón de la reserva y llevarlo no tanto a casa, sino a otra reserva donde tenga más acceso para poder entrenar con él, mientras mi hijo Lionel nos observa.- Expliqué. -Tengo que hacer que se acostumbré a mi y otros humanos antes de llevarlo a mi castillo en Londres y pueda descontrolarle porque algún visitante lo haya molestado, no sería algo sensato, ¿no cree?

 

Sabia que a lo mejor era un deseo banal y que muchos pensarían que era tonto sacar a un dragón de una reserva para llevarlo a otra, pero no quería tenerlo en Londres todavía. Quería que estuviera en un sitio seguro, donde nadie lo provocara y no causara desastres. Quizás algún día podría tener una reserva como la de Rumania, dedicada solamente a dragones, pero ese era ya un sueño demasiado lejano.

 

Tenía ganas de hacerle las mismas preguntas al guerrero Bakari, ¿que era su mayor temor? ¿Cuál sería su mayor temor? Imaginaba que era una respuesta que jamas tendría y que posiblemente si la hacia, podría molestar al guerrero No podía evitar ser curiosa por naturaleza, pero a veces era mejor ser un poco prudente.

 

-Si soy sincera, me gustaría tener un pequeño zoológico y un criadero de dragones.- Confesé por fin.

 

No era que no me preocupara mi hijo Lionel, pero sabia que el estaba bien. De todas formas, ¿habría alguna pregunta que dejará sastifecho al guerrero Bakari? Espere su respuesta, por más que intentaba saber que era lo siguiente que tendría que esperar, no me llegaba ninguna visión todavía.

[Bakari]

Las palabras de la chica atravesaron los tímpanos de Bakari con mucha fluidez, se dejo llevar por el análisis exhaustivo que realizo dando entender porque no tenía en ese momento un mayor temor y porque deseaba obtener un mayor control de la magia, conquistar un dragón, domesticarlo, incluso tener un criadero.

Se imaginó por un momento un bello paraíso de dragones felices volando por todas partes en un vasto campo verdoso. Sonrió.

- Aún después de haber perdido a tu familia - Empezó a hablar - Ahora debes tener un temor más grande, la muerte, la soledad, algo que te haga dudar por las noches.

Espero que la chica le diera una de esas respuestas que ella sabía darle, con algún profundo análisis conciso del porque de sus pensamientos. Estaba comenzando a agradarle a diferencia de las últimas dos alumnas que había tenido, quienes sólo querían la acción. Pero también pensó, que tal vez la chica no tuviese esa maldad en su interior para despertar el caos que necesitaría.

- ¿Has matado a alguien? - Habló sin pensarlo, como sólo a pasarle algunas veces.

Bakari sólo quería investigar un poco más de la cuenta en el ser de la chica, si había algo oscuro dentro de ella, le sería muy útil más adelante cuando tuviese que invocar los poderes de Anubis para sembrar la destrucción y el caos. No lo había realizado con sus alumnas anteriores pues estas poseían un aura oscura y pesada que sin duda dejaba ver la negrura de su alma.

Se sentó cerca del lago, en el suelo, pensando un poco más sobre lo que haría en la situación de que no hubiese oscuridad en el ser de la joven, tal vez no había realizado ninguna maldad. Sin embargo, no dudo en como a esas personas le ocurrían tragedias inevitables que le provocaban una misantropía entendible.

[Lyra Katara Selwyn]

El guerero me llenaba de curiosidad, ¿porqué era tan importante tener un temor? Definitivamente tanto la muerte como la soledad no me inspiraban temor alguno, aunque seguramente debia tenerlo pero como había dicho antes, no sbia bien cual era.

-Solamente se me ocurre el miedo de perder a Lionel, mi hijo. O mis criaturas. La muerte no me afecta, he muerto muchas vecess.- Comenté, como si fuera lo más natural del mundo.

En cierta forma, en el mundo mágico lo era. Muchas veces escuchabas como a alguien cercano lo atacaron tal o cual bando, aunque gracias a Merlín eso ya no me pasaba.

-Si, hay algo que me da miedo ahora que lo recuerdo, aunque para usted como guerrero pueda parecer insignificante. Cuando perdí a mi familia, había decidido confiar en varias personas cercanas para que me ayudaran y les di el patriarcado. Esas personas me dieron la espalda cuando las necesite y por eso considero que cometer el error nuevamente de confiar en alguien, de vivir una traición una vez más seria mi nuevo temor.- Confesé.

No sabía si era lo que deseaba escuchar el guerrero, pero no podía pensar en nada más. Al pensar en esa situación no podía evitar sentir algo de odio y rencor, algo que no podría olvidar y por lo mismo, me había vuelto egoísta.

Era una clase diferente a los demas, respecto a los libros de hechizo. El profesor parecía querer tomarse su tiempo para conocer a su alumna, aunque eso en parte era algo preocupante. ¿Con una simple plática podría saber si era apta para poder aprender los secretos del caos?

-Si, he matado.- Confesé. No creía que el guerrero pudiera juzgarme, puesto que el sin duda alguna en sus batallas habría cobrado algunas vidas también.-La mayoría de las veces ha sido en defensa propia, aunque en los duelos que he tenido para aprobar los libros, reconozco que me ha gustado ver como se les escapaba la vida a mis oponentes. ¿Eso cuenta?

Me alegraba tener esa plática en privado, no me hubiera gustado que otros compañeros del curso me escucharan. No tenía nada de malo celebrar una victoria, aunque eso significara la vida de alguien. Recordé algunas de las misiones a las que había ido porque mi padre lo pidió, no eran duelos ni situacion de una batalla, pero a veces tenía que matar a quien se interpusiera en mi camino y lo hacia sin dudar. Eran ellos o yo. Definitivamente, no iba a ser yo quien fallara.

Miré de nuevo al profesor sin saber bien que pasaría, ¿seguiríamos platicando tranquilamente? Era mejor no presionar o parecer demasiado ansiosa, no quedaba más que esperar. Guarde silencio nuevamente, esperando que no hubieran más preguntas.

Editado 15 de Julio del 2016 por Lyra Katara Selwyn

[Bakari]

Cerró los ojos, pensando. Era como si hubiera entrado en una especie de trance, escuchando el suave sonido del viento golpeando en las hojas de los árboles, o moviendo el agua del lago. Pero su rostro, surcado por las arrugas y cicatrices de sus años de batallas, no mostraba paz, ni tampoco enojo. En realidad, ya nada podía llevarlo a los extremos. La voz de la chica volvió a causar la misma impresión que la primera vez que respondió, pero esta vez había algo más, más sinceridad. Para Bakari era importante conocer los miedos y ambiciones de sus… estudiantes o de cualquiera que osara pensar que podía llevarse parte de sus conocimientos

 

—Al fin

 

Dijo. Dos palabras simples que, muy probablemente, no serían suficientes para Lyra. Curvó los labios en una especie de risa, que se intensificó frenéticamente dejando ver sus amarillentos dientes luego de mucho tiempo. Volvió a abrir los ojos y encaró a Katara. Había escuchado suficiente sobre ella: traición y muerte. La misma muerte que ella de cierta forma minimiza, seguramente debido al delicado y sagrado uso de nigromancia, una de las habilidades que más usaba y respetaba.

 

Le había costado un poco que se sincerara y le dijera cosas realmente importantes y no las banalidades que escuchaba siempre, como esas tonterías de dominarlo todo. Por eso sus expectativas eran altas en ese instante ante aquella mujer. Se puso de pie perezosamente, como si de verdad le pesaran los años que llevaba encima, esperando no decepcionarse esta vez.

 

—¿Te crees capaz de enfrentar el caos? — sus ojos empezaban a tornarse verdes. color que adquiría cada vez que hacía uso de sus poderes —¿Te crees capaz de controlarlo?

 

No esperó una respuesta. Ante la chica apareció un pergamino de gran tamaño, escrito en latín con delicados trazos, marcados con el rojo de la sangre en algunas partes. Era un contrato que no tenía revocatoria y vinculaba a la persona con el mismísimo Dios Anubis. Si Lyra creía que podía seguir con su formación, que de verdad podría controlar a los señores del caos en cualquier batalla o duelo mágico, entonces, tendría que firmar y dejar que Anubis quitara una parte de su energía vital cada vez que se atreviera a usar sus poderes.

 

—Entonces invoca tu daga y sella con tu nombre escrito en sangre, coloca también una marca de sangre, usando los cinco dedos de la mano con la que sostienes la varita mágica. — indicó con un dedo el lugar exacto en el pergamino, no admitiría errores — Ahora invoca a tu primer señor del caos.

 

Era sencillo. Bakari no tenía ganas de invocar el suyo propio, mucho menos ante la posibilidad de que saliera Peeves, pues ni él mismo sabía a quién le mandaría el Dios Anubis. Además, se suponía, que cualquiera que se atreviera a molestarlo debía ir al menos leyendo el libro. Katara solo debía concentrar todo el poder y la energía en sus manos y recordar… recordar aquellas cosas oscuras que todos habían hecho alguna vez, asesinatos, mentiras, crueldades, el puro y más simple caos.

[Lyra Katara Selwyn]

1d7

Invoco mi primer señor del caos para poder hacer mi rol.

[Lyra Katara Selwyn]

No sabia cuanto tiempo duró ese silencio que me pareció tan incómodo desde que había contestado lo último que quería saber el guerrero hasta ahora. ¿Y si mi respuesta seguia sin parecerle suficiente? Estaba segura de haber dicho todos mis temores y mis deseos esta vez. Sentía que mi corazón se aceleraba e intentaba calmarlo, convencerme de no estar nerviosa.

 

Escuchar las preguntas del uzza me tranquilizaron en cierta forma, por lo que asentí. Después de todo, mi vida en el mundo mágico siemrpe había sido un caos. Sin embargo, al ver que guerrero Bakari no esperaba una respuesta, pero yo tenía que dármela.

 

-Si, soy capaz de enfrentar el caos y de controlarlo.- Pensé.

 

Ante mi apareció un pergamino que hizo que recordará a mi padre y las almas que conseguia engañando sobre todo a los porbles muggles.Estaba en latin, pero afortunadamente tenía el conocimiento de idiomas por lo que podía entenderlo, así que me tardé lo suficiente en leerlo detalladamente y ver que no hubera letras chiquitas. De todas formas, aunque las tuviera tendría que firmar o no pasaría nunca el curso.

 

Invoque mi daga del sacrificio, que apareció en mi mano izquierda y me la clave sin dudar en el antebrazo derecho. Sentí un poco de dolor pero cerré los ojos por un momento. Saque la daga de la herida y sin sacar una pluma o algo parecido, puse mi nombre con mucho cuidado con la punta daga de la sangre, firmando en el lugar indicado.

 

El libro de la sangre no había sido uno de mis preferidos, pero poco a poco encontraba bastante utilidad en sus hechizos. Todo dependía de encontrar el momento adecuado para usarlos.

 

Con hilitos de sangre saliendo de la herida todavía, puse los cinco dedos de la mano derecha en el sitio indicado, pensando en la Marca de sangre del mismo libro que la daga.

 

Toque en seguida el amuleto de la curación que llevaba en el cuello desde que llegue y aprovechando esa cadena, a su lado se encontraban los anillos correspondientes al libro de la fortaleza.

 

Solo tenía que concentrarme en el amuleto de topacio, mientras ponía mi mano izquierda en la herida que me hice con la daga, la cual había desaparecido, curándome gracias a esa simple imposición de manos. Sin embargo, todavía quedaban señales de esa herida en el brazo.

 

-Genial, eso haré.- Sonreí al recibir la autorización.

 

Me concentré mientras intentaba que mi energía se sintiera en mis manos, invocando de esa forma a uno de los señores del caos. Todo iba bien, cuando de repente, una cubetada de agua helada me congelo, aunque había limpiado por completo mis heridas.

 

-¡Oh, no! ¡Peeves!- Levante mi mirada y no pude menos que suspirar al ver a ese poltergeist que tanto había molestado en Hogwarts, excepto cuando lo engaaba ára ayudarme en una travesura.

 

-Un baño para la gata, para que se limpie esa herida. ¿Cómo has venido asi a clase? Qué falta de respeto para el guerrero, una alumna sucia. - Contestó Peeves, mientras arrojaba la cubeta lejos de nosotros.

 

-La herida me la hice aqui. - Me regañe, ¿para que le explicaba? Miré al uzza.- Según lo que lei en el libro, no hay forma de hacerlo huir, ¿verdad? Mas que aguantarlo...

 

Suspire, no era raro que los demás señores del caos se espantaran al verlo, con lo latoso quera, esperaba que el martirio pasara rápido.

 

-¡Basta ya, Peeves! - Grite al ver que me estaba jalando el cabello .

 

-Anda, convierte en gata como cuando estabas en Hogwarts - Dijo Peeves, que parecía estar buscando mis bigotes de minina. Lo aparte de un manotazo.

 

-Vaya suerte, mi primer señor del caos resulta ser un fastidioso poltergeist.-Dije en voz alta.-No modo, a esperar que se vaya no podré invocar a nadie más. Guerrero Uzza, tengo entendido que solo pocas personas pueden utilizar el mismo poder dos veces en batalla, ¿le ha pasado alguna vez que un señor del caos aparezca dos veces seguida?

 

Di un paso hacia atrás nuevamente, mientras pensaba si seria válido adoptar mi forma de minina y esconderme en el tronco de algún árbol cercano. Supuse que no era buena idea hacer eso. Vigile los movimientos de Peeves, lista para susiguiente ataque.

[Bakari]

—Uhm

 

Con que la muchacha tenía determinación. Bakari no esperaba menos, le veía potencial. Un potencial que estaba siendo duro de dejarse ver, que tenía que ser encaminado. Quizás ese era el momento para empezar a ponerla a prueba de la misma manera que su familia a él. Había sido entrenado duramente desde la infancia, lo habían obligado a reconocer sus miedos y superarlos, lo habían hecho dudar tanto de sí mismo que el dolor físico no era nada comparado con la tormenta que se producía en las mentes de los estudiantes inexpertos cuando empezaban a lidiar con el poder del caos.

 

Pero Anubis era impredecible. ¡Maldita sea! Le habían enviado a Peeves. Asintió ante las interrogantes de Lyra. Ninguno podía hacer nada ante la presencia de aquel señor del caos. Apretó los puños con furia, quería que aquello representara un verdadero reto para Lyra y no simplemente probar su paciencia aguantando a un poltergeist cuyo mayor logro era hacer llorar a las niñas pequeñas de Hogwarts. Bakari fulminó con la mirada al ser invocado en cuanto éste hizo un intento por acercársele. Luego de tantos años de batallas y de muertes a su nombre, hasta Peeves le tenía cierto miedo.

 

—He vivido y visto de todo en las guerras, niña — respondió ante la interrogante de la muchacha —tu misión debería ser convertirte en una de esas pocas personas ¿no que eres capaz de controlar el caos?

 

Bakari era legilimántico, aunque no solía utilizar aquel poder a menudo, usó su habilidad para leer lo que pasaba por la mente de Lyra. Tuvo una visión de ella convirtiéndose en gata y huyendo de Peeves, que todavía la tenía como su único fuente de diversión. ¿Por qué no lo hizo? Él quería una verdadera demostración de magia, quería que usara todo lo que estuviera a su alcance, incluso si parecía una mala idea. Su oportunidad de sorprenderlo había pasado, ahora tenía que obligarla a usar su creatividad.

 

Cerró los ojos haciendo caso omiso de los gritos de Peeves y las quejas de la mujer y concentró su poder en sus manos. A unos cuantos metros de distancia, abrió un portal al inframundo. Para Bakari, hasta el más paranoico podía escuchar los lamentos de centenares de voces; o quizás solo era su demencia senil que lo hacía escuchar cosas. Con las estudiantes anteriores había invocado cientos de guerreros de nivel bajo, fácilmente derrotables, más aún cuando eran dos de ellas. Fácil.

 

Esta vez sería solo una criatura, pero lo suficientemente poderosa para mantener ocupada a su aspirante: Ammyt. La bestia demoniaca devoradora de corazones, de muertos, de vivos. Su tamaño era dos veces que el de una persona de estatura promedio. Tenía la cabeza como la de un cocodrilo, su parte delantera como un león y el resto de su cuerpo tomaban la forma de un hipopótamo; antigua juzgadora de quien recibía la vida eterna ahora solo buscaría enfrentarse a Katara, que no solo tendría que frenar los intentos de Ammyt por atacarla,sino también lidiar con Peeves.

 

—Un guerrero toma riesgos, señorita — dijo poco antes de darle la señal a Ammyt para que comenzara con aquel enfrentamiento que formaba parte del entrenamiento de Lyra —Los poderes del caos son impredecibles, pero quizás Anubis esta vez se ponga de tu parte e incremente tus poderes… quien sabe. Inténtalo, no te queda mucho tiempo—. Miró con atención a Lyra, ¿la beneficiaría Anubis con la ruleta del poder?

Editado 24 de Julio del 2016 por Bakari

[Lyra Katara Selwyn]

1d10

Paso a tirar mi dado y después dejo el rol.
Espero que sea más favorable que la rueda del caos.