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Historia de la Magia y Primeros Auxilios


Anne Gaunt M.
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Negué con la cabeza. A Adam le faltaba aún aprender muchas cosas. Tenía las intenciones, porque así lo demostraba pero al parecer la situación lo aprisionaba y lo alteraba, por lo que no dejaba de centrarse en lo que correspondía. Intenté mejorar aquel panorama, silenciando a la bruja que no dejaba de gritar. Aunque Adam ya le había colocado las cremas y había sanado las heridas. La paciente dejó de moverse y de tensionarse, y gracias a las atenciones de mi alumno, desapareció tras un estallido de humo grisáceo.

¡Termina de curar a ésa persona! Yo me encargo —pude ver de reojo que unas llamas se habían empezado a arrastrar por todos los pergaminos que habíamos estado revisando al principio de la clase. Negué con la cabeza por segunda vez, aquel joven hacía un paso y retrocedía dos. ¿Qué sucedía si el fuego se propagaba y lastimaba a los estudiantes y profesores? Además de aplicar el conocimiento que estaba enseñando, deberíamos rellenar muchos papeles y pagar los gastos por la reparación—. ¡Aguamenti! ¡Aguamenti!

Los chorros de agua empezaron a amortiguar las llamas. Aunque éstas estaban siendo potenciadas por algunas pociones extrañas, así que además de agua, había tenido que congelar las llamas y desaparecer éstos mismos frascos con sus líquidos correspondientes. Miré los pergaminos. Aquello me costaría algunos galleones de más, ya que debía pagarle a la universidad por arruinarlos. Luego vería que poder hacer. El joven Adam mientras tanto, se había dedicado a terminar de curar al tercer paciente y había logrado que se desvaneciera como los otros dos.

Salgamos un rato a dar una vuelta... —con un movimiento de mi varita, deshice los encantamientos que había colocado para que no se escucharan nada fuera de ésa burbuja invisible. También mi varita absorbió el humo que se había empezado a explayar y absorbió los líquidos derramados. Del pupitre y el suelo quemado me ocuparía luego. Le hice una seña con la cabeza a mi alumno. Debíamos ir a otro sitio, aprovechando que la profesora de Historia de la Magia había desaparecido con sus alumnos por el portal. Éste ya no se encontraba sobre la pared. ¿Dónde habían ido?—. Vamos cerca del lago, nos espera la siguiente actividad.

* * * * *
***
* * * * *

Llegamos a una zona despejada. habíamos descendido por una especie de colina que en su base, se encontraban las aguas claras del lago. Había media docena de árboles. Sobre el borde, había pequeños pájaros y algunas hadas que revoloteaban alrededor, disfrutando de los rayos del sol. Y cuando estábamos a punto de llegar a ése sector, dos empleados de la Universidad, uno encargado de la limpieza y otro administrativo, cargaban a una persona que parecía todo menos humano.

 

Señor Director. Nos envían de la clase de Encantamientos. ¡Algo ha ocurrido! —depositaron a la persona que estaban cargando sobre el césped. Claramente que algunas miradas curiosas aparecieron por las ventanas o pasillos, aunque estábamos lejos, no veían bien en detalle. Todo aquello estaba preparado, aunque Adam ni siquiera lo podría imaginar, porque para él, íbamos a hacer otra cosa. Los empleados continuaron hablando—. ¡En medio de la clase alguien lo hirió! Perdió la consciencia a mitad de camino a convertirse en un pez. ¡Y peor! Se encuentra envenenado.

 

Aquello era totalmente irresponsable. ¿Cómo podía pasar eso dentro de la universidad? Un alumno de encantamientos había llegado a nosotros. La parte inferior de su cuerpo era de humano, pero su cabeza, sus brazos y su torso habían empezado a transformarse en un pez. Me agaché al lado para rozar con mis dedos sus escamas, que aún tenían pedacitos de piel. Tenía algunas heridas producidas sobre lo que sería su pecho y en ése instante, empezaba a convulsionar. Aquello seguramente era producto del veneno.

 

Nosotros nos encargaremos. Vayan a avisarle al profesor que se quede tranquilo y que luego deberé hablar con él. ¿Me ayudas, Adam? Encárgate del veneno. En ése edificio podrás encontrar algunas pociones como las que derramaste en el aula. Seguramente haya ungüentos y también bezoar. ¡Ah! Y trae vendas. Yo me encargo de regresarlo a su forma humana —los empleados se fueron. Adam debería recorrer algunos metros, entrar a ésa edificación, buscar todo lo pedido y regresar, para trabajar. Aproveché a empezar a murmurar algunas palabras extrañas, para de a poco, regresar al joven alumno a su forma humana.

 

@@Adam Lockhart

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GOLDOR ♦ DEMONIUM MERIDIANUM

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Parecía que tomaríamos un viaje que no solo nos llevaría a una nueva locación sino a un diferente tiempo. <<¡Demonios!!>> El rubio suprimió un gruñido, no tenía ninguna buena experiencia con viajar en el tiempo. Después de lo que había pasado con su hermano no deseaba desplazarse través de tiempo y espacio pero tampoco podía oponerse después de todo su calificación dependía de tal acción.

Situaciones como esas le traían recuerdos de JP pero tomo la decisión de guardar esos pensamientos en ese oscuro y alejado pedazo de su mente. Suspiro resignado antes de levantarse y comenzar a hacer camino hasta donde el portal se encontraba. Por lo menos su profesora estaba animada con los acontecimientos de los que formaríamos parte.

Anne paso primero por el portal, seguida por Antoni (el muchacho parecía tener el mejor ánimos de todos), mientras yo daba un ultimo vistazo a la salón donde Adam y Elvis se quedarían dando Primeros Auxilios. Pase por el portal, la transición fue consideradamente sutil. Habíamos aparecido cerca de arboles de pino y varios arbustos cuales nos mantenían cubiertos de cualquier persona que pasara por la zona.

Anne transformado su ropa en lo que nos había tomado a nosotros llegar al otro lado del portal y en sos momentos nos hacía señas para que hiciéramos lo mismo. Su varita estaba en su bolsillo derecho y con facilidad llegó a sacar su varita para realizar el conjuro necesario para que su ropa cambiara a algo que no sobresaliera tanto con la época. Gracias a las palabras de la profesora ya también teníamos una lugar al cual teníamos que tomar en consideración cuando cambiaremos de vestimenta

El tipo de ropa que era razonable con el siglo 18 no era exactamente cómodo o de lo más flexible pero de momento lo mejor sería no sobresalir entre la multitud. Solo podía recordar una ocasión en la que había tenido que vestir en kilt y eso solo había sido porque había sido una ocasión formal, su ropa simplemente se había transformado pero había tomado los colores que originalmente había estado vistiendo y por ende terminó con gris, negro y un poco blanco.

Solo con el ruido que sus sensibles oídos podían captar sin esforzarse le daban mas que razones para no querer llamar la atención de esa muchedumbre, cuales no se encontraban de muy buen humor. Solo podía imaginarse lo que pasaría si enojaban a la persona equivocada.

 

-Creo que no es necesario decir que tenemos que tener cuidado... Profesora exactamente qué es lo que buscamos.

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ya con los tres pacientes experimentales se había ido cada uno ya sano y salvo, el tercero me costo un poco por tuve que utilizar un hechizo que no había usado antes, pero seguro seria el mas útil por que literalmente lo regrese a la vida y luego tuve que darle una pocion ademas de un trozo de chocolates para que pudiera recuperar energías y levantarse.

 

Me vino a la mente mi mama y mi sobrinas para ellas debe ser cosas que debe hacer todos los días en el hospital mágico, lastima que nunca fui a visitarlas o preguntarles como le fue en su día cuando regresan a la casa, solo sabia que siempre estaban cansadas y me encargaba de atenderlas como se merecen.

 

Cuando vi ya el profesor había solucionado el problema del fuego, sin que hubiera daños mayores que no sea los pergaminos, espero que la universidad tenga respaldo de ellos es la gran biblioteca, fue lo que pensé, luego mire a los ojos a elvis, se vea que había regresado a la postura seria que tomo hace mucho tiempo atrás cuando apenas lo conocí siendo director de cuartel de seguridad mágica y yo un simple aprendiz en el departamento de trasporte, el aquel fatal accidente de concierto del rock en oterry.

 

debe de estar muy molesto o mínimo defraudado de que no fuera yo el alumno que esperada que yo fuera, así que baje mi cabeza y volví a pedir disculpa- lo siento no fue mi intensión causar tal accidente solo que los pacientes necesitaban ayuda urgentes y quería que todo saliera bien- fue lo que le dije, el no dijo nada mas al respecto a ese tema, solo que daríamos un paseo, antes de salir el con unos movimientos de su varita dejo todo como si nada hubiera pasado en ese salón.

 

Estando en el lago, me llamo la atención que actividad tenia planificada hacer en ese lugar, pero no me di tiempo a responder cuando de pronto una nueva situación que necesitaba de nuestra ayuda comenzó a ocurrir, esta vez si sabia muy bien lo que tenia que hacer en cada rato ocurre envenamiento en los duelos, y era algo que cualquier buen duelista tiene que saber solucionar perfectamente ya que su vida depende de ello, lo rao que este caso ademas del veneno tenia una trasformación mal realizada, me dio un poco de risa a ver su cuerpo escamoso, y muchos chiste vinieron a mi cabeza, como arrogarlo al lago para que se case con una sirena, luego de esa broma de mal gusto que solo estuvo en mi mente, me dirigir al lugar que el director me había indicado a buscar lo que hacia falta.

 

cuando regrese con el bezoar, con otras cosas que pensé que podía hacernos falta como ungüentos, pomadas, soluciones, algunas bandas, que tome del botiquín de primeros auxilios de la sala de herbología, cuando llegue ya Elvis se habia encargado de llevarlo a su forma humana, pero ya el veneno esta avanzado, asi que le introduje el bezoar en su boca haciendo que se lo tragara, eso seria suficiente para que no siguiera avanzado, pero ademas que le aplique un tónico en la herida que tenia en el brazo a parecer por hay fue que comenzo todo.

 

el Gryffidor solo se quedo mirando como estaba haciendo mi trabajo no se si en calidad de asombro o de evaluando como aplicaba el conocimiento adquirido, pero algo estaba seguro cuando una vida esta en peligro hay si comienzo a actuar diferentes, ya que el margen de error es mínimo y es un ser vivo que depende de mi para sobrevivir, soy un Lockhart, soy miembro de la orden del fenix ademas un Paladin si algo tiene en común todas esas cosas el deber de proteger la vida del prójimo como tu propia vida.

 

a terminar con la herida, ya el alumno tenia otro color, ya de ultimo le di un trozo de chocolate que me había traído conmigo del salón de clase nunca esta de mas tener un poco de energía extra luego de estar en una situación así , luego mire a mi padrino y le dije - ajam que tal me fue esta vez, dime algo no te quedes hay parado solamente -

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Los chicos la siguieron por el portal y pronto estuvieron a su altura. Dylan adoptó rápidamente una vestimenta acorde con la época y lugar que estaban visitando, pero al parecer Antoni esperaba a ver a su compañero cambiado antes de hacerlo él también.

 

Vamos, jovencito, cámbiate o si nos descubren meteremos a nuestro querido director Elvis en un problema. Yo, desde luego, no me pienso dar por aludida ante los reclamos legales —bromeó, no sin cierta nota de verdad en su afirmación. Aunque aquello pudiera pasar, ella no lo permitiría jamás: no les pillarían. Escuchó las palabras de Dylan y luego sonrió—. Buscamos el conocimiento, querido, el conocimiento. Estamos en una época de conflictos en la que la sociedad mágica perdió uno de los deportes más practicados y valorados en esta región. El resultado de la prohibición del creaothceann más visible lo tenéis ahí, más allá de los árboles. Pero hubo grandes ciudades en las que los altercados fueron demasiado violentos, y mucha gente perdió la vida o la puso en peligro a causa de esto. En fin, hablando no solucionaremos nada... vamos a darnos una vuelta por entre la multitud.

 

No esperó respuesta, sino que salió andando de entre los matorrales con naturalidad. Había escondido su varita bajo la manga izquierda para poder tenerla a mano en caso de necesidad, pero suponía que la muchedumbre estaba demasiado indignada como para percatarse de la llegada de unos cuantos forasteros. Se acercó a una señora con las mejillas muy sonrosadas que gritaba como si estuviera a punto de acabarse el mundo y se colocó a su lado, a una prudencial distancia. Les indicó a sus alumnos que la siguieran y luego continuó avanzando en dirección a la puerta de la muralla. Estar en el centro de la multitud, al fin y al cabo, no era lo más recomendable.

 

Esquivó a un par de hombres que llevaban sendos calderos atados a la cabeza y les miró dividida entre la sorpresa y la risa, pues no se había imaginado que hubiera gente tan acérrima al creaothceann. Hizo un gesto a los chicos para que observaran aquel hecho y uno de los hombres la vio. Su rostro barbudo y ligeramente alargado se giró hacia donde estaba el reducido grupo de extranjeros y Anne esquivó su mirada, haciendo como que nada tenía que ver con ellos.

 

Vosotros... ¡eh, vosotros! ¿Quiénes sois? No sois de por aquí... ¡son del ministerio, estos raros son del ministerio! —gritó el de la cara alargada, mientras su acompañante (que tenía la cara mucho más redonda y sonrojada) se giraba en su dirección y alzaba las manos, que tenía cargadas de piedras. Anne palideció de golpe y dio un paso adelante, con la intención de colocarse delante de sus alumnos con gesto protector. Pero el de la cara alargada agarró a Dylan y lo zarandeó peligrosamente mientras ella sacaba su varita rápidamente. ¿Por qué todo tenía que torcerse hicieran lo que hiciesen?

 

¡Suéltale, cavernícola! Antoni, ¡volvamos a los árboles! ¡Antoni!

 

El segundo grito salió algo más agudo al ver que le habían agarrado a él también. Alzó la varita en dirección al de la cara redondita pero tenía la mirada clavada en el de la cara alargada. Si no soltaban a sus alumnos por las buenas, tendría que ayudarles a tomar la decisión ella misma, por las malas.

 

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Esperaba a observar bien el atuendo del compañero Dylan, la profesora notó que me retrasaba en acatar su indicación, baje la vista y sin pronunciar ninguna palabra imite lo que hizo el compañero. No sabía nada sobre el pasado, en concreto ni de ese deporte ni mucho de tipos de atuendos, y no quería cometer algún error delante de los compañeros.

 

Cuando ya estuvo su ropa transformada, escucho la pregunta de Dylan y la respuesta que le dio la profesora Anne. Él no se había imaginado que caminarían entre la gente, pero siguió a los compañeros y a la profesora. Caminabamos como si cualquier cosa por entre esas personas, había una actitud de disgusto, justo lo que había especificado la profesora. Trate de aparentar una tranquilidad ante mi avance siguiendo las indicaciones de la profesora, solo entonces pensé algo que me preocupo, mi apariencia.

 

Si, mi apariencia era muy mía, muy distante a los ahí reunidos...el color de mi cabello hacía mucho más marcado el hecho de que no era alguien de los suyos. Esperaba que no fuesen tan intolerantes con los extranjeros. Lo bueno es que tenía a "cobra" en mi antebrazo, por si algo llegase a salir mal.

 

Pudimos adivinar hacía donde deseaba la profesora que llegaramos, se notaba la puerta de aquella muralla, ibamos en esa dirección, con un gesto nos señalo a unos hombres que llevaban unos calderos como si se tratasen de sombreros, era un tanto risible, aunque tratamos de no ser tan notorio nuestro mirar, los hombres se percataron de nosotros y alzaron su voz diciendo que eramos del ministerio...¿tan notorio era esto? porque yo si soy empleado del ministerio pero...¿que pretendía esta gente?

 

Los sucesos se sucedieron como un relámpago, sentí como me sujetaban.

 

-- ¡Oigan! ¡suelten me ustedes! -- Un movimiento de mi brazo y "cobra" se deslizó hasta mi mano diestra, le apunte a aquel frente a mi:

--¡furnunculus! -- El hechizo dio de llenó en el hombre y sin pensarme lo mucho le apunte al otro que me sujetaba, me jale y me solte de su agarre y luego dije: -- ¡Petrificus totalus! -- Los mire y mantuve mi varita en alto, dispuesto a defenderme y a los compañeros también.

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No pudo evitar rodar los ojos con las palabras que le dedicaba Anne. Entendía perfectamente que buscaban conocimiento pero podían simplemente tomar un libro y leer sobre el acontecimiento. Si estaban presente durante el suceso les daba una opinión, cual no estaría tan afectada por los criterios que el ministerio creían ser importantes.

La historia tenia mas de un lado, las perspectivas y preferencia de otros se podían poner de lado. Guardo su varita entre su chaqueta, lo mejor seria no entrar de una manera hostil. Ya el ruido que provenían de la multitud era suficiente advertencia como para saber que las cosas no estaban en su mejor momento.

Caminaron con calma por las calles del pueblito siguiendo a la profesora sin producir ninguna palabra. Nosotros simplemente nos intentábamos unir a los demás pero era un poco mas difícil de lo que parecía, parece que la calma con la que no nos tomábamos la prohibición era tomada como una señal fosforescente sobre nuestras cabezas. Su azul-grisácea mirada cayo sobre Antoni cual si lucia acorde con la época su cabello era de un color llamativo.

Volteo un momento para decirle algo a al joven Tonks. Dos hombre se acercaron al pequeño grupo que conformábamos, se podía notar que estaban tomados por lo rojo que tenían los cachetes. Sus gritos era obviamente dirigidos contra nosotros, nos habían confundidos por oficiales del ministerio; debió de suponer que algo como eso pasaría después de todo en pueblos como esos todo el mundo tenia que conocer a todo el mundo.

Tal vez era su culpa que los hubieran notado entre tanta gente, no se acordó hasta que ya habían estado en las calles de lo alto que era comparado con los estándares de la época. Uno de los tipos lo agarro por la camisa, una sonrisa diabólica se formo en sus labios después de todo sus intentos. <<Pobre infeliz>> Sus ojos se cerraron para controlar su transformación de demonio, detestaba que extraños lo tocaran. La profesora estaba nerviosa y eso se notaba en su voz pero ya las situación se había complicado.

Abrí mis ojos justo cuando Antoni le lanzaba un hechizo al hombre regordete del grupo, distrayendo al barbudo que me agarraba a mi. Use la oportunidad para darle un puñetazo al hombre consiguiendo que me soltara, mientras este caía en sus pompas y yo utilizaba el tiempo para sacar mi varita mientras retrocedía.

-Creo que este momento es tan bueno como ningún otro para hacer nuestra retirada. - comente como si nada.

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—¡¡¡ Modales !!!… siseó guardándose la varita en el cintillo de su pantalón—Ni loca usaría falda… rodeando sus orbes lapislázulis recorrió con la punta de su lengua sus labios. No iría conforme a lo dictaban las reglas, no le gustaba regirse por lo establecido, aunque tampoco lo pasaría por alto —Viaje en el tiempo… golpeando su barbilla con su dedo índice prefirió ahorrarse el comentario que estaba relacionado con el mundo muggle. Aquel peculiar nombre llego a su memoria “Star Wars”, soltado una risita divertida sintió la mirada de Anne sobre ella—Ya va—…elevando las manos en son de paz se adentro en el portal.

 

Le gustaba la idea de verse engullida por remolino, sentirse agitada como un refresco de cola expulsando el gas que contenía el envase que la resguardaba. Ahora era un refresco de cola y después sería un banquete servido a media noche. Si que le apetecía irse por las ramas, pero que ramas aquellas que la llevaban a lo más profundo y divertido de su mente —Oh por favor… soltando un bufido volvió a sentir una mirada inquisitiva sobre ella. Avanzando al mismo paso que Anne, evitaría verse tentada por su venita traviesa.

 

—Pero que… terciando un gesto ácido en sus labios ese viajecito, si que le estaba sacando completamente de contexto —Yo pedí un despellejamiento, no viajar en el tiempo… tragándose el poco veneno que le quedaba se comportaría delante de sus compañeros y su profesora. No solo por ellos, ya que no deseaba que Elvis, le reprendiera y en el peor de los casos se desatará una cruenta batalla entre ambos-Solo por eso…-colocando los brazos en jarra sobre su cintura le fascinaba que le miraran por donde pasaba —Ah sí… asintiendo categóricamente revolvió sus pensamientos —No, no puede llamarme señorita… soltando con un tono enérgico respondía la duda de Dylan —Malfoy, solamente… acomodando su dorada cabellera sobre su hombro izquierdo rozaba de forma intencional su anillo de casada.

 

Si, ya tenía dos semanas de casada más o menos y eso le causaba una sensación divertida y emocionante al mismo tiempo. ¿Quién lo diría?, si quien podría creerse que estaba unida a un hombre por el resto de su eternidad —¡¡¡ Basta !!!... regresando a su clase se percataba que estaban atacando a su hermana Anne. Si que la cosa estaba tomando tines dramáticos y guerrilleros, vamos que eso era lo divertido de esperar el efecto sorpresa —Mi kat… dolorosamente se mordió la lengua, no podía hacer uso de su magia oscura, no si quedar en evidencia y ganarse un juicio o tal vez verse recluida en una apestosa celda —¡¡¡ Jamás !!!... viéndose rodeada por varios sujetos se atrevió a desenfundar su varita.

 

—Se lo han buscado… mutando sus facciones por unas mas amenazantes, dejaba de lado lo azul de sus orbes —Mala idea buscarme el lado malo… elevando con firmeza su oscura arma, no le quedaba más que hacer de las suyas y atenerse a las consecuencias —¡¡¡ Káidan !!!... un brillo verdoso brotaba de sus ojos despertando los peores temores de uno de esos hombres, arrastrándolo hacia un pozo oscuro que poco a poco devoraría la cordura de este.

 

Tenía planes para el resto, pero de momento se tomaría un respiro analizando su siguiente ataque. Ser una mortifaga le dotaba de poderes demasiado peligrosos, poco recomendables para las personas que eran sensibles o débiles, ya que verse atacados por ellos conllevaría a sufrir un tormento largo y sumamente agonizante. Era como una muerte silenciosa, lacerante y muy desgarradora, asemejándose a una tortura empleada como en los tiempos de la inquisición teniendo como protagonista a la Dama de Hierro.

 

@ @@Dylan Kyle Myrddin @

Cuando eres tan grandiosa como yo, es difícil ser humilde

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Básicamente ya eres la mitad de una maldición

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Suspiro profundo mientras pensaba en la mejor manera de volver por el portal sin afectar mas el pasado. Parecía que iba a salir de aquella situación sin mucho problema hasta que su compañera tomo la decidió tomar la situación en sus manos. <<Maldita sea mi suerte>> Las maldiciones en su cabeza no podían darse a basto.



Seguía apuntando los individuo que comenzaba a rodearlos. No sabia exactamente que tipo de hechizo, conjuro o maldicion había utilizado la Malfoy pero solo quería pensar que no era el antepasado de nadie importante o significante en la historia.



-Demonios Ju… Malfoy - se corrigió a tiempo después de todo la joven le había pedido que la llamara por su apellido.



Su su memoria no le fallaba estaba mas que seguro que varias personas había muerto durante la fecha después de que se prohibiera el creaothceann gracias a la gran cantidad revueltas. Fue como si hubiera sido iluminado con tal recuerdo sobre las revueltas en la época. Paso su mano izquierda por sus rubios cabellos, mientras comenzaba a apuntar a un nuevo objetivo.



-Confringo - el rayo salir volando de su varita directamente hasta un puesto de verduras que había no muy lejos de donde estaban.



Había medido los pros y cons de explotar tal puesto y eso les creaba suficiente distracción y revuelo en el Area para que pudieran salir con mas facilidad. Varias de las personas que hasta el momento se habían mantenido al margen comenzaban a pelear entre ellas, hechizos y puñetazos volaban por todas partes y sus atacantes ahora estaban muy distraídos con el tumulto como para entretenerse con ellos.


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—Agradece que no me apetece atacarte… espetó desafiante —Puedo usar la magia, no creas que estas tratando con una novata… rodeando sus ojos decidió que era mejor centrarse en sacarse al resto de tipejos de encima. El accionar del Myrddin fue acertado a su parecer, no se lo imaginaba atacando a los humanos que estaban dentro de esa ciudad, no si eso implicaba tener que salvar el pellejo del resto de los estudiantes.

 

—Malfoy… asintió categóricamente­ —No me obligues a olvidarme que estamos del mismo lado… terciando una media sonrisa sintió como alguien le tomaba con fuerza del brazo —Genial me van arrestar… mofándose de sujeto que intentaba sacarle la varita, no le quedó más que asestarle un buen puñetazo en la nariz —No se la trata así a una dama… sacándole la lengua se mostraba como una pequeña malcriada —¿Qué?... soltó buscando zafarse de su atacante. Era como pelear con un perro rabioso, empecinado en sacarle el pedazo de carne a como diera lugar.

 

Recordaría esa clase con un sabor amargo, no por nada la mayoría de sus alumnos salían por patitas de sus clases y le odiaban con justa razón. Alzando de nuevo su varita sin pensárselo dos veces, actuaria de la forma en que debió hacerlo desde el principio—Celerus Detritus… invocando una capa gaseosa que cubrió el cuerpo de Anne, Antoni y el suyo propio —Necrohands… pensó invocando un par de manos que se colocaron delante de Dylan, estaban protegidos y eso les ayudaría a escapar sin daño alguno. Tal vez había sido una mala idea retroceder en el tiempo, ya que casi siempre hay repercusiones para los seres que habitan el espacio visitado y para los extraños que se cuelan dentro del mismo.

 

—Ni se te ocurra… le advirtió al rubio —Salve nuestro pellejo y no espero un gracias de tu parte… mirando de hito en hito a Anne, ya se imaginaba la regañiza que le pondría por ocupar sus hechizos prohibidos. No le importaba, ya que lo que menos deseaba era tener que recoger los pedazos de su hermana dentro de otra época o en el peor de los casos, recurrir a Ian para que fungiera como abogado dentro del juicio que tendrían que enfrentar cada uno por andarle jugando al vivo por el simple hecho de aprender un poco más de la historia de la magia del mundo donde habitaban.

Cuando eres tan grandiosa como yo, es difícil ser humilde

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Básicamente ya eres la mitad de una maldición

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Observé atentamente al joven mientras volvía con las cosas. Ya me había encargado de regresar al joven alumno a su forma humana. No sabía bien qué estaban haciendo en la clase de Transformaciones pero al parecer, algún hechizo les había salido mal. Hasta ahora solamente había visto cejas desaparecidas, mechones de cabello de otro color o que algunos se desaparecían todas las uñas de los pies, pero al ser la Universidad, estaba hablando ya de especialidades. ¿O me había olvidado de lo visto en Animagia?

Muy bien, Adam. Eso es... —comenté mientras el chico estaba siguiendo todos los pasos que le había comentando antes. Las seguía tan al pie de la letra, que aquello me decía que tarde o temprano, todo lo que le había dicho en el aula, lo estaba aplicando. Claramente que no podía competir contra un sanador de San Mungo, porque allí los Primeros Auxilios eran más variados. Pero mientras Adam sabría como curar heridad, preparar antídotos y aliviar quemaduras, el resto era práctica.

Estoy orgulloso de tu desenvolvimiento, Adam. ¡Aunque ojo! Siempre practica, siempre debes estar atento —le dije mientras ambos veíamos como el joven alumno afectado, ya había recuperado completamente su estado de salud. Le comenté que fuera a avisarle al profesor que todo estaba bien y que fuera a ponerse algo de ropa. Luego miré a mi alumno—. Eso es todo por ahora. Regresemos al aula.

Y así fue. Ambos caminamos hacia aquel sitio, más lento de lo normal. Se había desarrollado tan rápido que teníamos tiempo de sobra. ¿Cómo se encontraría Anne y el resto de los alumnos? Esperaba que cuando entráramos al aula, estuvieran todos allí. Porque pude darme cuenta que me había olvidado de preguntarle a dónde se dirigían. ¿Acaso lo tendría anotado entre sus papeles? Subimos la colina que sostenía la edificación y entramos a los largos pasillos de la Universidad.

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