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Adivinación y Primeros Auxilios


Jessie Black Lestrange
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Era comento de un nuevo curso, un nuevo mes había dado comienzo y Jessie compartiría esta vez la clase con Catherine. No conocía a la bruja pero algo le decía que podían llevarse medianamente bien. Habían acordado llevar a sus respectivas alumnas a un lugar apartado en el bosque, algo donde ambas pudieran desarrollar sus clases y aunque eran completamente distintas bien podrían las dos dar lugar a cosas realmente interesantes en aquel lugar.


Era el bosque de Dean, en un claro en el centro de una arboleda. Parecía que los arboles susurraban cuando el viento pasaba a través de las hojas, trayéndole recuerdos a Jessie de un bosque encantado donde anteriormente había impartido una clase donde realmente los arboles cantaban y otorgaban un elixir de vida, algo raro y muy valioso aunque para obtenerlo debías pagar un alto precio por el mismo.


Esperaba que su compañera pudiera dar con el lugar para poder iniciar con los preparativos antes de que las alumnas llegaran, encontrar los puntos en los cuales separarse y en cuales volver a unir las clases, sería divertido ver como harían las cosas a la vez.


Vio a su compañera llegar, la saludo con una seca cabezada a su compañera de enseñanza para seguir esperando a sus alumnas. Caminaba de un lado a otro, pensando en lo que haría para que sus alumnas aprendieran lo mejor posible la materia que les impartiría. Sonreía de vez en cuando pensando en alguna de sus maldades las cuales siempre ponía en practica con sus alumnos.


Finalmente las chicas comenzaban a llegar, una a una al corazón del Bosque. Lo divertido estaba a punto de comenzar y a Jessie le gustaba poner a sus estudiantes en medio de problemas en donde debían poner su ingenio más que sus habilidades magicas, porque su clase era más de ingenio que de magia, agitar la varita cualquiera podía hacerlo, pensar con rapidez en una situación de riesgo...


-Hola, buenas tardes, mi nombre es Jessie Black Lestrange y seré su profesora de primeros auxilios... primera regla al menos para mi clase... guarden sus varitas, no las van a necesitar y a aquella que descubra utilizando magia sepa que quedara desaprobada sin consideración alguna - sonrió Jessie con un gesto de satisfacción en su rostro que bien podría preocupar a cualquiera que no la conociera.

Editado por Anne Gaunt

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La bruja no había dictado una clase en mucho tiempo. La última vez, había sido Richard el que se había encargado de llevarla y ella solamente se había limitado a hacer novillos en Winterfall. En aquella oportunidad, era distinto. Ella no deseaba quedarse en un aula como su hermano, que había asistido por mera obligación. Ella quería salir y experimentar e investigar junto a sus alumnos, de forma que se dirigió al lugar en el que había quedado con Black Lestrange para poder llevar a cabo la clase.

El bosque tenía un aspecto imponente y misterioso, de tono lecho submarino cuando se paseaba bajo las ramas de los árboles dentro. El suelo, estaba cubierto por un lecho de hojas caídas que parecían indicar otoño, aunque en realidad era una mullida capa perenne. Estaban allí para estudiar una de las ramas más imprecisas de la magia: adivinación. Pero también estaban allí para estudiar una de las más prácticas: primeros auxilios.

La bruja no había caído en cuenta de las similitudes, si bien entre ambas ramas las diferencias parecían irreconciliables. Había tenido todas las intenciones de asistir pero el rugido de una moto voladora la detuvo justo a la entrada del bosque. Se volvió, indignada para observar la figura de Richard Stark con sus pantalones negros, sus zapatillas cosidas, sin pasadores, y su gabán de cuero con cuello y bordes de piel en la capucha. Llevaba las manos con guantes también de cuero y piel, de un tono acerado y sus rizos aureorojizos sobresalían bajo la capucha de forma desordenada. Tenía la sonrisa más altanera que Catherine le hubiera visto en mucho tiempo y cuando se bajó de la moto el grueso relicario de plata tintineó al balancearse sobre su polo gris.

 

─¿Qué haces aquí? ¡No voy a pagarte!

 

Eh... sí ─volvió los ojos hacia arriba, como si observara un ave que pasara a la derecha por encima de su cabeza─, en realidad esto es un asunto personal.

 

Su postura era relajada y se quitó los guantes bajo los cuales tenía unos mitones también negros. Se bajó la capucha descubriendo los rizos con soltura y le lanzó los guantes y sus googles a Catherine.

 

─Se que no te importara otorgármelo esta vez.

 

La mujer sonrió. Acababa de entender el motivo por el cual quería estar allí y era algo casi utópico, de forma que arrancó la moto y se volvió hacia Winterfall con una sonrisa en la cara, sin hacer preguntas. Richard había tenido un largo vuelo así que se tomó su tiempo hasta llegar al claro. La mujer con la que dictaría clase ya se encontraba allí. La saludó con una tranquila venia, con las manos metidas en los bolsillos. Se situó a su lado a la espera de las alumnas y cuando éstas llegaron saludó a dos de ellas agitando la mano con postura relajada; a Athena creía conocerla bien, Binny por otro lado era interesante en un sentido distinto. A la tercera no la conocía de nada, así que se limitó a evaluarla con una mirada por completo descarada, sin consideración alguna. Sabía que era una warlock llamada Anne ¿más allá de eso? Nada.

 

Mi nombre es Richard Stark ─señaló con una sonrisa ladeada─ dictaré la especialidad de adivinación.

 

No dijo nada más. Suponía que las cosas se irían desarrollando a medida que todos empezaran a implicarse. Le había hecho gracia el comentario de Black Lestrange porque, para variar, el nunca llevaba varita y su hija de seguro lo sabía y entendía el por qué de el hecho de que hubiera tenido un pequeño atisbo de su sonrisa ladeada, para ella.

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El bosque de Dean, ese era el lugar que la misiva de la Universidad sindicaba como la parte física donde se llevaría a cabo la clase en la cual había pedido un plaza: adivinación. También señalaba que su maestra en esta oportunidad seria Catherine Stark, al menos era un nombre familiar. ¿Cómo iba a llegar hasta allá? Ese era el pequeño problema. Contaba ahora con una moto para desplazarse, así como con una escoba, que por supuesto no pensaba utilizar. El único mecanismo decente que se le ocurría era utilizar la aparición, con algo de suerte acertaría a lugar más cercano.

 

Una mochila para llevar algunas cosas le vendría bien. La carta no mencionaba que debiese adquirir algún producto en el Magic Mall, ni siquiera hacía alusión a ropas especiales, así que optó por llevar ropas cómodas y una chaqueta abrigadora dentro del bolso en la espalda en caso de que el frío se dejara caer. Una vez hubo reunido todo simplemente desapareció.

 

Al abrir los ojos lo primero que tuvo a la vista fue la rivera del río Wye, así como el sonido del agua mezclado con el de aves. Supuso estar en el sitio correcto, giró la cabeza hacia los costados buscando algún indicio de presencia humana, pero nada. Así que emprendió la marcha por lo que creyó una especie de sendero con muchos cortes por todas partes. Al menos podría disfrutar unos minutos de la naturaleza.

 

—Podrían haber sido más específicos. —Hizo una especie de mueca.

 

Pasó mucho tiempo antes de que pudiese encontrar el claro en que estaban, al menos los profesores que eran siempre los primeros en llegar.

 

¿Esperen? ¿Profesores? No sabía que podían dictarse dos clases a la vez, eso era nuevo, aunque también podía ser instructivo. Pero por supuesto su atención no se centraba en la importancia de eso, sino más bien en quien también estaba presente; Richard Stark quien le daba la bienvenida con la mano un poco en alto.

 

—Ay no. . . —No ocultó su contrariedad. ¿Iba a tener que soportarlo enseñándole adivinación? — ¿No que mi profesora sería Catherine? Siempre hacen eso. —Murmuró por lo bajo.

 

Le miró un poco ceñuda, pero no le quedaba otra que aceptar aprender de él rezando porque el tiempo pasara lo más veloz posible.

 

Primeros Auxilios era un conocimiento que ella poseía hacía bastante tiempo y que bien le había servido para desempeñarse como Sanadora en San Mungo, un repaso a eso no estaría mal. Obviamente no interferiría con quienes iban a ser sus compañeras de clase, aunque supuso que si las dejaban juntas era para alguna tarea en conjunto, aunque fuese al final. Quien sabe.

 

—Athena Rouvás—Se presentó pese a que nadie indicó que lo hiciese.— Vine para aprender adivinación.

 

Dejó caer la mochila al suelo, ya comenzaba a pesarle en el hombro derecho además de intuir que las pocas cosas que llevaba no iban a servirle de nada. Ni siquiera la varita que fue la única posesión que se dejó a mano, no para usarla en la clase, sino que por mera costumbre. De todas maneras no podía ayudarle en una rama de conocimiento tan imprecisa.

 

Le devolvió a su padre una media sonrisa fingida, en contra de su voluntad iba a tener que prestarle más de la atención que por lo general le daba.

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Que la clase se llevara a cabo en un bosque no era algo que le extrañase, pues ella misma había impartido muchas clases en un lugar exótico como aquel. El suelo crujía bajo sus botas de suela de goma, oscuras y altas hasta mitad del gemelo, y la capa oscura que llevaba sobre el pantalón vaquero y la blusa negra de algodón cubriéndola prácticamente por completo comenzaban a darle calor. Más del que estsaba dispuesta a soportar. Se libró de ella con un tirón seco y la metió en una pequeña mochila que llevaba a la espalda, mágicamente alterada para aumentar su capacidad. Luego volvió a colocarse el bolsito y continuó su camino, escuchando un par de voces a lo lejos.

 

En primera instancia, había pensado estudiar varios conocimientos antes de Primeros Auxilios, pero había llegado a la conclusión de que aquel también era muy necesario y ya no podía esperar más. Aquel pensamiento la había hecho inscribirse en el mismo, y solo esperaba que Jessie no la pusiera en serios aprietos, así como tener compañeros de clase que no fueran de esos desagradables que van a su ritmo, sin prestar atención nada más que en su propio interés. No recordaba la lista de inscritos, que ella misma manejaba junto con Elvis, pero sí tenía presente que su clase se mezclaría con la de Adivinación.

 

Sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando se topó con un reducido grupo de personas. Jessie, que sería la que impartiría la clase de Primeros Auxilios, estaba prácticamente frente a la Gaunt, que se apartó un mechón de pelo castaño que le caía sobre la cara para observar un poco mejor a los otros presentes. Athena Rouvás, alumna de Adivinación, que sería impartida por un hombre al que la mortífaga no recordaba haber visto antes. Anne lo observó fijamente del mismo modo en que el hombre la había examinado a ella, y no se guardó de disimular aquel examen visual ni por un instante. Cuando se presentó como Richard Stark, que impartiría Adivinación, Anne alzó una ceja. ¿Elvis estaría enterado de aquel tema? Juraría que había leído que la impartía Catherine Stark... mismo apellido, quizás el hombre era una especie de ayudante o becario de la mujer. En cualquier caso, le preguntaría a su compañero en cuanto regresara a la oficina de dirección del Ateneo.

 

Un placer saludaros, soy Anne Gaunt. Vengo a aprender Primeros Auxilios.

 

Dicho aquello, se llevó la mano al bolsillo izquierdo del pantalón y palpó a través de la tela su varita, la cual había indicado Jessie que mejor dejara guardada. Y aunque no tenía intención de desobedecer a la mujer, siempre era bueno tenerla a mano. Por lo que pudiera pasar.

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Solo apareció de improviso, cortando el recorrido del viento hacia el claro en las profundidades del bosque de Dean. Su túnica era del tono de las hojas de los árboles añejos; y sus botas, de los troncos grises figurados alrededor. Era su camuflaje, ya que corrían rumores sobre no usar la varita en dicha clase. Con tal idea en mente evocó a muggles, y todas las alumnas serían como tales. La idea, sin duda, le pareció brillante.

En cuanto a amor, sentía por los muggles un profundo amor puro y maternal. A sus ojos eran como sus pequeños hijos pródigos regados a quienes debía proteger. Que se valían del ingenio, que creaban arte, historia, tecnología, etc. sin ayuda de un don sobrenatural como la magia. No tenían ventajas y por ende sus logros eran más gloriosos y más dichos de alabanzas. Sin embargo, no estaba en ese lugar para divertirse en el papel de un muggle, estaba ahí para iniciar la clase de Primeros Auxilios.

Por conocimiento y por necesidad, pues en el momento menos pensado había requerido inspeccionar los signos vitales de una desconocida en Diaggon, y Binny había quedado petrificada e incapaz de hacer algo por ella. Lo único prudente y podría decirse rescatable era que había auxilio y favores a los demás. Y así, simplemente se dejó someter al sano juicio de los demás. Motivada por dicho acontecimiento tomó la decisión de aprender a consciencia todo lo referente a la clase.

Fue así que empujada por viento hacia el centro del claro caminó saludando a Richard con una reverencia, no sin antes lanzarla capucha hacia atrás y dejar que vieran su rostro. Saludó del mismo modo a Athena para luego presentarse.

Soy Binny Evans —omitió su segundo apellido al escuchar a Anne. No por miedo a ser reconocida entre sus familiares lejanos, sino por la pizca de duda que tenía sobre las inclinaciones de los Gaunt en la actualidad—. Estoy aquí para aprender Primeros Auxilios.

Se giró hacia Athena y le susurró— Parece que el destino quiere que llevemos clases juntas —le guiñó el ojo. Y volvió la vista al frente, donde estaban ambas profesoras.

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Los ideales son solo palabras hasta que luches por ellos.

 

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Jessie esperaba encontrarse con Catherine, bruja con la cual había coordinado la clase en la universidad para llevarla a cabo en este lugar, así que su sorpresa fue aun mayor cuando descubrió que un hombre fue el que se presentó para impartir la asignatura. Negó rodando los ojos sabiendo que su compañera se metería en un serio problema, dado que una de sus alumnas era directora de la universidad.

 

Poco a poco estas llegaban, primero Athenea, alumna de la otra clase al parecer, luego Anne y por ultimo Binny. Asintió dando un paso al frente al escuchar las presentaciones de sus alumnas y tras la única regla que ella tenía para su clase y presentarse con sus alumnas era momento de iniciar con la clase.

 

-Bien... me alegra que siguieran las instrucciones. Comencemos con algo básico y que sera la base de nuestro trabajo - dio una palmada al aire atrayendo de ser posible, aun más atención de sus alumnas - Primero que nada quiero saber cuales son sus conocimientos previos de la clase, que me pueden decir sobre que creen que es lo que veremos en la clase y como se relaciona con la magia, más que nada porque les pedí no utilizar sus varitas mágicas. A mi ver... la magia va más allá de un simple movimiento de varita, es un todo y solo pocos saben apreciarlo como es.

 

Espero a que Anne y Binny dieran su punto de vista sobre lo que verían en clase, confiaba en que su respuesta estuviera un tanto acertada porque de sus conocimientos previos dependería lo que verían a continuación. No debía de forzarlas a más de lo que podían dar aunque era sabido que forzando a las personas siempre sacaban o lo peor o lo mejor de si mismas.

 

-Para esta clase les tengo preparadas un par de pruebas que consisten en poner a prueba si ingenio e inteligencia para la supervivencia en caso de una emergencia. Es verdad que la magia es muy útil en estos casos, somos magos y a la larga nos volvemos perezosos en utilizar nuestros cerebros e ingenio. Así que como verán, frente a ustedes hay un par de mochilas con un kit practico que contiene entre otras cosas, vendas, gasas, antídotos etiquetados y objetos varios que les serán útiles en su travesía por el bosque mismo. Tienen un limite de kilómetro y medio y... Richard ¿algo más que aportar? Yo ya le he dado las indicaciones básicas a mis alumnas, deben salir del bosque, el cual... no es tan pacifico como parece.

 

Sonrio de forma burlesca, confiando en que su compañero enviara a su alumna con ella, así al menos ella podría advertirles de los peligros con los que se encontrarían, en caso contrario... pues ya vería como las encontraría al salir del bosque.

 

-Suerte chicas, las veo a la entrada del bosque de Dean, en el área de campamento en tres horas y... tengan cuidado, aunque es un bosque muggle... siempre hay criaturas mágicas al asecho.

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Llegó una alumna más, Anne la conocía porque habían trabajado juntas en la antigua Academia. La saludó con un gesto de cabeza y luego miró a Jessie, que tomó la palabra para comenzar a dar indicaciones. Realizó unas preguntas y Anne meditó durante unos instantes, sin saber bien qué responder. ¿Qué se debía decir cuando la mayoría de las acciones de una persona solían centrarse más en provocar heridas, no en sanarlas?

 

Bueno —titubeó, mientras pensaba— no sé qué veremos en la clase, por supuesto, y mis conocimientos previos de la materia no van más allá de los conjuros sanadores que requieren de varita para realizarlos. Y este amuleto, claro —añadió, señalando uno de los varios que llevaba al cuello a pesar de saber que no se veía bajo la blusa que llevaba—. Supongo que la relación que tienen con la magia es que no siempre podemos depender de nuestro poder mágico para solucionar todos los problemas, así que nunca está de más saber estas cosas... digo yo, tú eres la experta. No obstante, aprendo rápido —concluyó, sonriendo a Jessie para acompañar sus palabras. Luego guardó silencio, a la espera de que Binny se pronunciara al respecto.

 

Tras eso, escuchó las siguientes indicaciones sobre cómo transcurriría la clase. La duda de Anne era si Adivinación se impartiría conjuntamente con Primeros Auxilios, aunque la respuesta no tardó en llegar cuando Jessie se dirigió a aquel hombre, Richard, para preguntarle si él tenía algo que acotar para su alumna Athena. Anne se encogió de hombros y luego caminó para tomar una de las mochilas indicadas por la profesora de Primeros Auxilios, la cual se echó al hombro junto con la mochilita pequeña que siempre solía llevar. Dio entonces un par de pasos alejándose del grupo en la dirección indicada por Jessie pero giró la cabeza deteniéndose en seco.

 

¿Vamos en grupo o preferís que cada cual avance por su cuenta? Particularmente, me es indiferente —dijo, encogiéndose de hombros. Y sin esperar respuesta, avanzó un poco más a paso lento para dar opción así de que la alcanzaran si lo deseaban y, si no, para comenzar su caminata hasta el punto de encuentro que les habían indicado. Probablemente sería un paseo poco pacífico, si no... ¿a cuento de qué les habrían dado un kit de primeros auxilios?

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Richard asintió y se adelantó un paso. Las alumnas empezaban ya a alistarse pero Richard no iba a hacerlo y Athena tampoco tendría que hacerlo. Sabía que tenía que ser cauteloso en cómo sobrellevaba la clase pero lo cierto era que la cercanía de su hija inhibía su prudencia en lugar de aumentarla, a pesar de tener a la directora ante ella. Fue por eso que en cuanto la vio alistarse, Richard hizo un gesto con la mano en dirección a su hija, de forma que la muchacha entendiese que debía seguirlo.


Señalaba la parte del claro que se encontraba a sus espaldas. Por supuesto, Black Lestrange ya tenía conocimiento parcial de ello, aunque Richard no le había mencionado el ramo específico del cual iban a desarrollan la clase. A aquella distancia, lo que en un primer momento parecían árboles, al aproximarse a ese extremo apartado del claro se delataba entonces como un cúmulo de lianas, que bajaban en forma de cortina hasta quedar arrastrándose por el suelo. Al apartar con ligereza el conjunto, Richard descubrió un círculo pequeño, conformado por un grupo de árboles a donde la luz llegaba a duras penas, para iluminar una fuente natural de agua cristalina.


Se adentró en el claro una vez la muchacha hubo notado los contornos de ese espacio y se adentró en el agua con la misma tranquilidad con que si no hubiese agua en dicho espacio, de forma que su caminata no se vio interrumpida y siguió de largo removiendo la tierra del fondo con sus pisadas. Esperó pacientemente que su hija hiciera lo mismo y cuando lo hizo sonrió en su dirección.


Sabes bien que no uso una varita ─señaló mientras miraba hacia el agua con repentino interés─. Verás, eso resultaría inconveniente en cualquier otra especialidad de la magia pero no adivinación.


Richard movió sus manos sobre el agua, formando ondas ante el mínimo contacto con su mano izquierda. Él era zurdo, al igual que Catherine y tal cual había sido Pandora pero no la había movido para realizar magia si no para que su hija pudiese apreciar el cambio en el agua.


Al igual que el agua, la adivinación del agua es un eco en nuestra memoria ─explicó, empezando, al explayarse sobre el tipo de adivinación que iban a tocar en aquella oportunidad─ es recordar... pero en el sentido contrario. En el sentido erróneo. Por eso, tu cerebro termina confuso y no todos pueden hacerlo ¿comprendes? Esto es sólo un ejercicio para empezar. Tu familia tiene el don ─señaló, inclinando la cabeza de una forma que de seguro consideraba "modesta"─. Quizá tu también lo tengas.


La instó entonces con un ademán a realizar el mismo movimiento que él acababa de hacer, para remover el agua de manera muy fina. Aquel bosque era especialmente mágico y los espíritus parecían vagar a libertad. Era el perfecto canalizador, para potenciar las habilidades de cualquier mago o bruja, además de ayudar en el proceso de evocación inversa.

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—Me conformo con que no nos ataque ningún dragón —Susurró sonriendo en respuesta a Binny para luego prestar atención también.

 

Desde que habían comenzado a reunirse pasando por las presentaciones en la cabeza de Athena no dejaba de surgir una única pregunta, ¿qué podía haber en común entre ambas asignaturas? Porque ella no veía una relación demasiado superficial, a menos que el trabajo fuera ir por el bosque las tres y con Adivinación fuesen intentando predecir dónde aparecería cada problemas. Hasta en su cabeza sonaba un poco ridícu.lo, y también poco ortodoxo para alguien como Richard.

 

Dejó de preocuparse por ello para escuchar lo que Jessie tenía para explicar de lo que sucedería a continuación. Pero Rouvás notó que los kits de primeros auxilios eran solo dos. Lo más probable era que su profesor tuviese preparada otra cosa para su adquisición del conocimiento, pese a eso había dado un par de pasos en señal de entrar al bosque cuando notó el ademán de Stark.

 

—Buena suerte.— Alcanzó a decir a sus compañeras antes de girar en dirección de Richard para seguirlo a través de los arboles más cercanos.

 

Las lianas le recordaban a un sauce llorón, de echo era altamente probable que por allí hubiese uno si en el interior se mostraba la fuente con agua. Traspasó la barrera natural girando sobre sus propios talones a ritmo lento para admirar el claro en que ahora se encontraban. El silencio era más profuso respecto del viento, pero si algún pajarillo cantaba cerca de seguro sonaría con mucha más fuerza.

 

No miraba donde iba pisando, solo giraba de la misma manera con la vista hacia al frente y hacia arriba. Eso al menos hasta que el agua le rodeo las zapatillas y sintió como helaba un poco la piel de los pies. Fue entonces que se fijó en la distancia con Richard y optó por pararse frente a él sin importar el terminar un poco más mojada.

 

—El agua también es un espejo. —Observó su propio rostro reflejado en el agua justo antes de meter la punta de los dedos índice, corazón y anular en el agua. Quería sentir su textura en la yema, los movió delicadamente generando las mismas ondas un poco más marcadas luego retiró la mano.

 

—¿En el sentido contrario? ¿Cómo puede ser recordar a la inversa? Creo que tendrás que partir desde abajo conmigo, no he reparado en esas confusiones, creo. . . —No sabía como explicarlo, ni sabía tampoco el si los sueños o las cosas que a veces llegaba a imaginar podían calificar como señales de una familia como un don.— pero puedo comprender esto. —Movió solo el dedo índice sobre el agua mientras observaba su propio movimiento.— Supongo que con el tiempo estas también pierden algo de claridad o fuerza, así como esta onda.

 

Elevó la vista para observar a su interlocutor. No esperaba impresionarlo, ni quería hacerlo tampoco, pero al menos pondría de su parte como estudiante para hacer el rato ameno, y sobre todo para aprender todo lo posible.

 

—No te preocupes por lo de la varita, solo me gusta mantenerla cerca. . . ahora más que nunca.

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¿Conocimientos previos sobre Primeros Auxilios? Escuchó, no sabía sobre el tema era ese el real el motivo que le impulsava a tomar la clase. Aún así puso empeño en no quedar mal, hiló algunas ideas como si supiera que al final su opinión no se tomaría en cuenta, ya que ni ella misma estaba segura de lo que diría.

Carraspeó.

Creo que aprenderemos diversas medidas que se adoptan ante un suceso trágico, como una lesión, una enfermedad, un accidente. Son los procedimientos iniciales ante tal urgencia, incluso antes de llegar alguien especializado como un medimago. He ahí el nombre "Primeros Auxilios" —sintió que solo daba vueltas el asunto y que en realidad no aportaba nada—. Lo primordial sería concentrarse en aliviar el dolor, impedir que se agraven las lesiones, facilitar la recuperación. Se puede hacer con o sin varita. La magia solo acelerarían estos tres pasos, mas no es imprescindible.

Vio la forma en que Jessie sonreía a Richard, supo en ese momento que no podía confiar en sus decisiones. Tomó una mochila, notando que solo había dos. Se estremeció ante la idea, había confiado en que vería a Athena el resto de la clase pero no.

Y yo —le dijo a Athena como respuesta, se notó una pizca de tristeza en su voz «Aún tengo el huevo de dragón» quiso decirle «Tomé dos sin que se dieran cuenta, solo devolví uno al nido... El dragón seguía enojado cuando partimos, ¿recuerdas?»


No podía soltar una sola palabra o quizás también la metería en problemas.

Suerte —susurró.

Antes de partir volvió la vista, Richard y Athena se alejaban y por ende no podía quedarse inmóvil. Empezó a caminar rápidamente para seguir el paso a Anne, mientras acomodaba la mochila en ambos brazos. Por sus palabras no parecía interesada en tener compañía. Sin embargo, Binny no debía dejar que marchara sola y tuviera un accidente, porque de eso se trataba la clase ¡Muy pronto alguien tendría un accidente! Y si Richard hacía un buen trabajo instruyendo a Athena quizás ellos pudieran impedirlo.

Finalmente rompió el hielo.

Tenemos un kilómetro y medio por recorrer —soltó ¿Hacia dónde quería llegar con eso? Ni ella lo sabía, no se le daban bien las charlas cotidianas y más con desconocidos— y tres horas de plazo, significa que debemos avanzar medio kilómetro cada treinta minutos.

¿Crees que lo consigamos? Sobre todo con criaturas mágicas en los alrededores y el terreno no es plano... —frenó sus palabras, lo que menos quería era asustar a Anne. Se encogió de hombros y cerró la boca.

Editado por Binny Evans

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