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Libro de la Sangre 5


Hades Ragnarok
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— ¡ESO ES! ¡Choca los cinco colega asesina! — Y levantó su mano con el gesto de "dame esos cinco"

 

Por alguna razón los comentarios de Made se le hacían tan graciosos y apropiados que no podía evitar reír ante ellos, aunque la Stark se mantenía seria ante los mismos. Era evidente que no le gustaba estar ahí, eran de estas personas que no hacían lo que la sociedad dictaba si no lo que creían y era algo que le gustaba personalmente también a la Gryffindor : La Sinceridad.

 

Llegó Arya más seria que nunca algo que no es tan normal en ella ¿o si? La verdad no había tenido la oportunidad de conocerla mucho, el que la conocía un poco más era Starling <<Ash Starling te hubiera encantado estar aquí>> Pensó al imaginárselo detrás de Arya en toda la clase tratando de conquistarla. Por otra parte no parecía estar muy contenta al igual que ellas de sus compañeros de clase. La clase se estaba comenzando a dividir en dos grupos, solo esperaba que no afectara mucho al progreso de la clase y sobre todo que no tuvieran que confiar los unos en los otros porque si no de verdad que si habría que preocuparse.

 

Yo no quiero ir por el lado izquierdo ¿porqué tenemos que ir al mismo lado que ellos? ¿Porqué no nos dividimos? Ustedes, los ángeles del amor y la paz van por el lado izquierdo — Dijo mirando evidentemente a Jessi y Pik — Y nosotras las asesinas en serie por el lado derecho.

 

La verdad era que le daba igual para que lado tomar pero estaba determinada a molestar a sus compañeros. De cualquier manera no tuvieron ni que contestar porque el profesor Hades que iba tras ellos al parecer sin escuchar el comentario de la Demon Hunter prosiguió con la clase en una demostración de como utilizar la daga. No le gustaba mucho tener que arriesgarse pero pensándolo mejor ¿eso no lo hacía siempre? cuando iba por un compañero a rescatarlo de eso feroces mortífagos, sedientos de sangre y de poder.

 

— ¡Eh que no me quedo atrás! Ven... — Made no había hecho el sacrificio aún así que aprovechó la situación — Daga del sacrificio ....— Nada— Ah espera que la guardé en el pantalón — Dijo sacando la daga de su funda y produciendo un pequeño corte en la mano de Madeleine.

 

Miró la cara de su compañera a la cual evidentemente no le había gustado nada que la cortara.

 

— Bueno ya, que hay que aprobar la clase ¿no? Y necesitamos aprender estos hechizos — Le dijo curándose y curándola con sendos episkeys.

 

Siguió los pasos de sus compañeros los cuales ya habían avanzado un poco pero se detuvo al ver el cuadro representado por Pik matando a ....

 

— ¡Lobos! NO ¿qué haces? No .... no los mates — Gritó apuntando a Pik con la varita, sintiendo el fuego en sus ojos — Están asustados ... — Trató de defender a su raza pero cuando vio que aquellos no eran lobos de verdad si no que eran como ¿imitaciones? le empezó a entrar terror a lo que encontraría después — Chicos ¿saben algo ? Me han convencido, vamos por el lado izquierdo.

 

— ¿Arya estas bien? — Le dijo observando que no tuviera ninguna herida....por culpa de "los lobos"

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Madeleine suelta un gruñido cuando Adryanie le realiza el corte en la mano. Por instinto sus dedos se cierran con fuerza en torno a Fae, pero se relajan cuando las palabras de la muchacha la hacen reír por lo bajo.

 

Despreocupadamente, realiza un episkey que provoca que la herida se cierre.

 

—Hay que ver que no usas la cabeza —le dice, sacudiendo la cabeza—. No se trata sólo de cortar. Mira —la magia de sangre no es su favorita; en cambio, es algo no puede tomarse a la ligera. Eso de andar por ahí cortándose, sacrificándose a sí mismos bien sea para dañar o proteger, incluso llegar a maldecir... son asuntos serios. Es el tipo de magia que sólo debería usarse en situaciones estrictamente necesarias, no en un laberinto con obstáculos por aquí y por allá. Aún así, sabe que tiene que hacerlo; si no demuestra que conoce todo aquello, no podrá superar esa etapa. Así que, empuñando la daga del sacrificio con tanto fervor como si se tratara de Fae, cierra los ojos y llena sus pulmones, para entonces realizarse un corte en el brazo que se proyecta en el mismo lugar del cuerpo de Adryanie. Es una herida corta, pero sangra de inmediato—. Immolo ad protegendum —susurra. No siente nada, pero algo le dice que está hecho—. ¿Ves? "Me sacrifico para proteger". Si te pasa algo, en realidad no te pasará a ti, ¿sí? De todas formas ten cuidado, por favor... pero, de todas formas, estarás a salvo.

 

Es inmediato, como si sus palabras lo hubieran provocado. Madeleine escucha los gritos y se pone alerta, empuñando la varita de ébano en una mano y la daga en la otra.

 

—N-no... —susurra, al escuchar a Adryanie. Todo sucede muy rápido; la manada ataca a los magos del frente, Pik, Arya y Jessie, y ellos no se quedan congelados. No dudan ni un segundo en usar la magia de sangre. El mago se realiza varios cortes que se proyectan en los animales; sin embargo, no es sangre lo que brota de las heridas—No son lobos. Son cadáveres —la putrefacción llega a su nariz, que se arruga de inmediato. Es extraño cómo las heridas, aunque en realidad no les dañen (están muertos, maldita sea; parecen threstrals), sí los dejan fuera de combate; como si de verdad les doliera, chillan y se tiran al suelo.

 

No quiere hacerlo. Le gustaría que hubiera otra forma... pero están atacando a Arya. Y llegarán a Kassandra, a Jank, sus compañeros que no tienen ningún tipo de protección. Así que Madeleine también, cerrando los ojos y mordiéndose la lengua (como si aquello redujera el dolor), comienza a atacarse a sí misma. Cada corte se proyecta en cada sabueso que amenaza con acercarse, provocando de inmediato que la putrefacción negra que les "da vida" se extienda por el suelo y los deje tirados.

 

Pronto, el suelo del estrecho pasillo está obstaculizado por sus cadáveres.

 

Cuando el silencio se hace, Madeleine abre los ojos, que están llenos de lágrimas de dolor, que en la oscuridad nadie puede distinguir. Todo su cuerpo tiembla, tiene la mente en blanco... entonces el topacio en su cuello comienza a brillar. Las heridas se cierran, el dolor poco a poco se va. Entonces, es como si hubiera despertado.

 

—¿Se supone que esto esté lleno de trampas, y ese tipo de cosas? —musita Madeleine, sin dirigirse a nadie en específico y hablando con firmeza. Todos a su manera se recuperan de lo sucedido, incluso ayudándose los unos a los otros. Sin embargo, aunque agitados y quizás extrañados, está segura de que no sienten lo que ella. No sabe exactamente por qué está tan afectada; de lo que sí está segura, es que no fue el ataque, si no la magia. Sin embargo, no es momento para preocuparse por tonterías. Ese ataque no puede ser algo normal, mucho menos una coincidencia o un accidente— Esa cosa de los cadáveres de lobo... dudo que lo haya hecho el Minotauro —sabe que está siendo paranoica, pero tiene la idi0ta esperanza de que alguien la escuchará, sin prestar atención a lo que se dice de ella o e sus compañeros—. Como si alguien no quisiera que estemos acá... como si no quisiera que lleguemos a, bueno, algún rincón de este lugar.

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El cainita estaba atento, una vez que el caos reino el vampiro no pudo más que estar pendiente de lo que tenía que hacer, claro estaba, podía ayudar a los aprendices pero ellos mismos eran quienes debían salir de aquel peligro, sin embargo, estaba atado mágicamente a la Potter Blue por lo que debía protegerla a menos que quisiera morir el mismo.

 

-<<Obsistens>> -pensó el vampiro moviendo la varita. Aquella invocación hizo efecto de inmediato cubriéndolo con aquel cerco luminoso color azul eléctrico que absorbió aquella criatura que deseaba morderle y destrozarle. –Salvaguarda mágica- susurro el vampiro convirtiéndose de esa manera en algo intangible por lo que otra de aquellas criaturas le traspaso.

 

Poso sus orbes negros en Jessie quien se encontraba con Pik y Arya, al menos ella estaba a salvo y si él lo estaba aquella chica también. Había sido una jugada arriesgada para ella hacer aquella conexión con él. Se estaba jugando el pellejo, ¿es que no conocía al vampiro y lo propenso que era a meterse en problemas?, ya luego hablaría con ella seriamente, una vez que salieran vivos, claro estaba, si es que lo lograban.

 

-Estoy bien y por lo que veo tú también –dijo contestando a la pregunta de Jessie- debes protegerte, yo no importo, debes entenderlo –dijo tocando a la chica en el brazo colocando así la marca de sangre. Con ello lograría al menos por unos minutos mantenerla a salvo, pero no iba a usarla a menos que fuera necesario.

 

Rápidamente se alejó de la chica sin permitir que esta le tocara, solo por si las dudas, camino rápidamente para ver si los demás estaban vivos o necesitaban algo, aun así intervendría si era necesario, ellos contaban con la suficiente experiencia y poderes mágicos para curarse y salir de aquello.

 

El vampiro se acercó a Madeleine para escuchar aquellas preguntas que estaba realizando y asintió, al menos la chica se había dado cuenta del meollo del asunto, aquel laberinto estaba lleno de trampas, aquello solo había sido el comienzo de todo.

 

-Suposiciones muy interesantes y acertadas –le respondió mientras pasaba a su lado- por eso es que no pueden bajar la guardia y deben ayudarse entre ustedes o por lo menos con aquellos con quienes han realizado un vínculo, cualquier cosa puede pasar y lo que tengamos adelante podría ser aun peor –comento

 

Guardo silencio y siguió adelante quizás para intentar descubrir alguna otra trampa…

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— ¿ Cómo sino quisieran que estuviéramos aquí? ¿Es ***a no? Ni nosotros queremos estar aquí tampoco, todas las benditas clases de la academia se hacen en este lugar, ya los monstruos están cansados de vernos — Dijo recordando que ella misma había venido hace unos meses con sus alumnos de duelo básico al laberinto — Lo que deberíamos hacer es un trato con ellos de si nos ayudan a llegar al minotauro nos vamos más rápido de aquí —Agregó en forma de broma.

 

Todos sabían que los monstruos no hacía tratos con nadie y muchos menos con ellos y menos con Pik que había "matado" a varios de sus amigos. Realizó una rápida mirada y aunque todos estaban agitados por el repentino susto todos parecían estar vivos.

 

—Bueno ya vámonos chicos, entre más rápido hagamos lo del minotauro mejor — Dijo empezando a caminar por el lado izquierdo que en aquel momento se veía despejado. Recordóel hechizo mal pronunciado que había hecho antes, no había salido aunque si el corte que requirió alguna curación — Mi hechizo anterior no salió pero ¿qué te parece un juramento? Nada complicado algo tipo defendernos la una a la otra en la medida de lo posible en esta clase, igual lo iba a hacer sin necesidad de juramento pero ya que estamos....

 

No estaba segura si Madeleine iba a aceptar, en general la veía reacia para todo lo que se llevara a cabo en esa clase pero nada perdía con preguntar. Sacó de nuevo su daga poniéndola en la palma de su mano.

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El perfume de Pik era peculiar, no sabría decir exactamente a qué le recordaba más estaba jugando a eso cuando alguien la tomó del brazo de forma brusca y volteó sacudiendo su melena platinada clavando aquel para de venenosos ojos en Kassandra quien acababa de cometer un muy grave error. Macnair la observó incrédula dejando caer su quijada de manera tal que su boca quedó demasiado abierta pero no fue capaz de regañar a quien siempre solía guardar bajo su protección pues una varita errante ahora le apuntaba y la voz del hombre resonaba por todo el laberinto aunque ella seguía sintiendo que algo vibraba bajo sus pies como si de una estampida se tratase.

 

>>Vete

 

Lo siguiente sucedió demasiado rápido incluso para ella que tenía los sentidos agudizados y se encontraba en completo estado de alerta. La prioridad entonces llegó a su mente tan clara como una mañana primaveral así que no dudó en actuar. Giró sobre sus talones con la palma de su mano izquierda extendida y abofeteó de manera sonora la mejilla de Kassandra mordiendo su labio inferior, juraría que le dolió a ella pero realmente lo que estaba sufriendo era el primer corte en el brazo de su padre que pronto sería multiplicado en el cuerpo de Weasley por negligencia propia, —Tonta, tonta de ti— bramó, estaba segura de que la piel de la joven quedaría sonrojada por el golpe, —Adry y Madeleine están por allí— agregó cuando vio a sus compañeras de bando surgir de la nada como quien no quiere la cosa.

 

—¡Te dije que te mantuvieras alejada!— Aulló de dolor, yacía el tercer corte y la sangre ensuciaba el suelo.

 

Y como un parpadeo curiosamente dejó de existir a nivel molecular, abrió enormemente los ojos pues se sentía débil e inestable más cuando las fauces de aquella alimaña se cerraron en torno a su muslo tomándola por completo desprevenida sus gritos se habrían oído hasta en China. Estaba confundida completamente, Jessie enviaba un ataque potente el cual estuvo cerca de lacerar su carne por centímetros bien calculados hacia el lobo que la hería y éste desapareció al instante más no el dolor, sabía perfectamente que aquello se vería reflejado en las dos personas más importante para ella allí dentro y no podía permitirlo.

 

Trató de buscar a Sombra pero los cortes que Pik hubo realizado en su brazo la dejaron débil y ni siquiera logró separar dicha extremidad de su torso, desplomada en el suelo se preguntaba si aquel habría sido el objetivo principal del Ángel Caído y tragando en seco lo miró tan fieramente como aquella tarde de invierno en donde a gritos pidió hablar con Reshi más ahora solo le cuestionaba qué tan grande era su deseo de hacerle daño y por qué motivo el de ella moría poquito a poco. La pelirroja erróneamente cierra las heridas del Macnair por lo que rápidamente las suyas también desaparecen así como las de la castaña —salvo por las del brazo— y una Arya prácticamente sin aliento busca su voz de la razón en aquella locura, Maddie.

 

—Madd...— se lo piensa dos veces ¿tenía derecho a llamarla así aun después de lo sucedido? —Madeleine— se retracta casi de inmediato adoptando un tono de súplica, ni ella era niñera ni Kassandra un bebé pero estaba determinada a que no la quería cerca por mucho que le doliera tal decisión. —Quizás si nos dividimos lleguemos más rápido al objetivo— era hacia la única que se dirigía aun a pesar de estar rodeada de gente. Observó a la Weasley con rostro severo y el reproche a punta de lágrimas pues las heridas sangrantes aun le ardían y su brazo se estaba entumeciendo, Episkey pensó deseaba pedirle perdón de forma contradictoria más esperaba que comprendiera cuán lejos la quería.

 

No habían pasado ni dos horas allí dentro y ya podría admitir que estaba terriblemente cansada, algo era batallar contra una bandada de Mortífagos desquiciados pero otra muy distinta era ser dañada y recibir daños de terceros; la magia vinculada con la sangre era sumamente poderosa y peligrosa. Sentía que su energía había sido absorbida casi por completo pero como si de una gota resplandeciente en su interior se tratase dejó entrever el medallón que colgaba de un hilo negruzco en su cuello; el amuleto de curación se enfocó en las primigenias heridas —las de Pik— y todas las demás pasaron a la historia en cuestión de segundos. Ahora sí definitivamente tendría que poner un alto a su despilfarro de magia o acabaría desvanecida puesto que no era como muchos demonios, ella no sabía controlarla por lo que si daba, daba todo.

 

—Por un momento creí que querías herirme— Musitó acercándose a su padre y siguiendo su camino.

 

Tomó la delantera al grupo sin medir que segundos atrás había estado al borde de la muerte entregando y recibiendo heridas porque sí, porque así lo quiso y porque le obligaron de cierta manera en el segundo caso. Sombra aun no había salido a relucir por lo que con ambas manos libres fue capaz de secar sus mejillas con velocidad y recuperar esa posición distante y fría que le había servido para aprobar el libro de la fortaleza. El único problema allí radicaba en que dos de sus compañeras no tenían problema en atentar contra la vida de su padre y las desgracias parecían seguirlo poniéndola a prueba; Familia, deber, honor se recordaba por aquel entonces pesaba más que el que Stark le hubo echado en cara aquella noche.

 

Más allá pudo oír un susurro, como un siseo. Algo se arrastraba o ejercía la fricción necesaria en el suelo como para que hasta la distancia que lo separaba de Arya ésta pudiese oír. Tembló de pies a cabeza y uno de los tantos anillos Uzza le escoció en el dedo.

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Se encontraba demasiado desorientado para poder comprende todo lo que sucedía a su alrededor. Adryanie debía tener alguna clase de confusión mental o carencia de visión lejana, porque era evidente que los lobos si no los mataban, ellos matarían a los magos. Pik valoraba bastante su vida para que una docena de caninos mutantes se la arrebataran.

Sus ojos se posaron en Arya quien había recibido la mordida del lobo. Ella se encontraba relativamente bien, pero se sorprendió al verle el brazo lleno de sangre y desplomada al suelo. Sintió su respiración cambiar abruptamente por la situación, al verla herida y por sentir su pierna ardiendo. Jessie se acercó al Macnair y le curó la herida. Había dejado de sangrar, pero su ropa se había ensuciado por completo y sus manos eran prácticamente rojas.

—Gracias, Jessie —dijo con voz seca, levatandose para acercarse a Arya. Sintió su amuleto colgando del cuello y pensó Curación, cerrando la ultima herida que quedaba en el brazo—. No intentaba herirte, de hecho no pensé en las consecuencias de los cortes... disculpa.

Escupió la ultima palabra, era la primera vez que se lo decía. Se sentía culpable por las heridas provocadas en su hija y verla como se encontraba en el piso. Miró el brazo de la Macnair, la herida había cerrado pero aun era tan rojo como lo fue su cielo. Se quedó sentando un rato recuperando el aire mientras escuchaba a Madeline, por lo menos una de las asesinas si razonaba.

—¿Puede ir peor? ¿Que tal mal puede ser algo si lo comparamos contra una docena de los lobos muertos deseosos de comernos?

Tuvo que quedarse, porque la expresión de Arya revelaba que sus palabras habían sido prácticamente un tabú. Madeleine y Jessie, al igual que su hija, miraban el pasillo fijamente. La oscuridad era implacable para la vista, pero un siseo aumentaba el volumen cada segundo que pasaba.

—Hades, ¿un basilisco? ¿Qué tipo de clases son estas que aprueba el Ministerio de Magia? —no estaba seguro si era un basilisco o no, pero no podía creer que un minotauro tuviera tantas defensas y situaciones para no poder alcanzarlo— ¿Ese también crees que está asustado? —preguntó mirando a Adryanie, mientras se levantaba del suelo con ayuda del bastón.

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El Ragnarok dibujaba una mueca divertida se había confiado y no se había equivocado aquello era cada vez peor y por ello seguramente les habían pedido realizar aquella misión, al menos no habían tenido que pelear contra las Furias como la última vez. Suspiro mientras revisaba que todos estuvieran bien, si era necesario tendría que curarles pero ellos tenían los medios para hacerlo, o al menos eso esperaba que lo recordaran.

 

-No recuerdo que las historias hayan hablado de basiliscos en este sitio –dijo ante la pregunta de Pik- aunque si te soy sincero se puede esperar de todo, de por sí solo Teseo pudo salir de este laberinto y fue gracias a Ariadna, y el al salir no es que haya revelado los horrores que pudieron haberse encontrado aquí –comento serio- tampoco eso garantiza que otros magos y quien sabe que hayan encontrado la enterada y hayan colocado maleficios, maldiciones y trampas para aquellos que intentaran descubrir los secretos de dédalo y lo que hay en el centro

 

Dio un par de pasos dispuesto a cerrar los ojos pro si en verdad se trataba de un basilisco, aunque también recordó a la terrible Medusa, la Gorgona que con la mirada convertía a quien le viera en piedra.

 

-Lo que tenemos adelante puede ser una Gorgona –dijo en tono alto para que todos le escucharan- así que eviten mirarle a los ojos o serán convertidos en piedra, y a mí no me importaría tener algunos nuevas estatuas en el jardín si es así, ustedes deciden si seguimos o volvemos pro el camino que acabamos de pasar y encointramos otra solucion

 

Volteó y observo a Jessie sabiendo que tenía el juramento de sangre ya que la había marcado.

 

-te prohíbo que me protejas si es una Gorgona o basilisco quiero que te des vuelta y vayas hacia otro lugar, toma el otro camino y cuídate –comento sin miramientos sabiendo que al chica debía cumplir con aquello si no quería que ambos sufrieran una terrible herida sangrante que los debilitaría a ambos.

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—Hace mucho tiempo hice ese juramento, Adryanie. Lo sabes —le responde a la muchacha, sin detener su paso para que la muchacha no pueda ver la indignación en su rostro. ¿De verdad piensa que con un juramento de sangre, se asegurará de que la proteja? Nunca lo necesitó—. Yo... yo te voy a acompañar. A pesar de que esto cada vez parece más un teatro, no me voy a arriesgar. Pero no puedo ayudarte —le dice en un susurro, cabizbaja. Los quetzales plateados que vuelan en torno a ellas las reconfortan un poco de la fría oscuridad, mas Madeleine nota cómo su resplandor, a medida que avanzan, disminuye. ¿Es la oscuridad que quiere dejarlos encerrados, o sus sentimientos que comienzan a flanquear?—. Yo no pretendo participar en esta cacería. No, los estoy acompañando para tratar de ayudarlo a él.

 

No sabe por qué se lo está diciendo, pero ya no puede volver a tragarse sus palabras.

 

Entonces, escucha a Arya dirigirse hacia ella. Sin embargo, lo contrariado en su actitud hace que se confunda. Cuando habla entonces, no sabe si lo hace dirigiéndose a ella o a Kassandra. De todas formas, responde a la sugerencia, ya que aquello respecta a todo el grupo.

 

—No siempre vences cuando te divides, Lockhart —comenta Madeleine—. Mucho menos en este lugar maldito —además, no es que esté muy ansiosa por llegar al objetivo rápidamente, dice para sus adentros. No, no, no puede alejarse de ellos. No puede permitir que logren su cometido.

 

Pero sus palabras se quedan en el aire, porque todos se alertan cuando Pik los hace fijarse en el siseo. Su primer instinto es pensar en una serpiente. Con la sugerencia del mago, sin embargo, un basilisco no es una locura. Están en un laberinto de estrechos pasillos, oscuro, frío, ¿no son esos los lugares que le gustan a los basiliscos, tan similares al sistema de cañerías de Hogwarts? Se imagina todo en su cabeza, incluso en la posible estrategia, hasta que Hades menciona que podría tratarse de una gorgona. Aunque no es que haya mucha diferencia, piensa. Igual te petrificas. No obstante, sí que la hay. Un basilisco puede ser fácilmente neutralizado, sin necesidad de magia de sangre... pero, ¿una gorgona? ¿Si quiera sangre corre por sus venas? ¿Cómo demonios neutralizarla?

 

—Sea lo que sea, es obvio que se siente amenazado —replica, poniendo los ojos en blanco—. Están protegiendo el lugar... quizás, incluso a alguien. Alguna criatura que no nos ha hecho nada, no sé si se les viene algo a la cabeza.

 

Inconscientemente, sus pasos se hacen más cortos. No porque tenga miedo. Simplemente, no irá al frente.

 

—Todos hemos dominado el Libro de la Fortaleza —dice en voz alta—. Fácilmente, podemos volvernos intangibles y tomar el otro camino, evitando la gorgona, basilisco o lo que sea. ¿No les parece una evasión efectiva y rápida? ¿O están obligados a acabar con ella? Sé que estamos adiestrándonos en la magia de sangre. Pero ella no es la única salida.

 

Bien podría hacer lo que ella dice. Pero el juramento (no el de sangre, sino el que hizo cuando se unió a la Orden del Fénix) le impide abandonar a sus compañeros y a los "inocentes" civiles en una situación tan peligrosa.

 

—¿Lockhart? ¿Adryanie? —se dirige a ellas, esperando que recuerden cuál es la primera lección en el bando.

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Todas las voces eran murmullos a sus espaldas, se había adelantado tanto que el siseo la mantenía estática y alejada del grupo. Ni siquiera fue capaz de captar con exactitud la voz de Stark más oyó a la perfección su apellido o bueno la forma en que ella tenía de llamarla, sus ojos brillaron en aquella pesada oscuridad nuevamente en tono neón y un par de pequeños colmillos afloraron a sus labios, no quería que la llamaran así, no quería que volviera a llamarla así nunca más. Con la frente en alto había aceptado quien era después de casi destriparse mutuamente con su padre y no aceptaría que le arrebatasen su identidad una vez más, ni ella ni nadie.

 

Solo cuando el siseo se volvió demasiado cercano comprendió de qué se trataba y por qué lo oía con tanto ímpetu. Conocía mucho de herbología para no dar en cuestión de segundos con aquella extraña planta aunque más le sorprendió el hecho de que los griegos la conocieran tan bien como para crear algunas paredes del laberinto con éstas; entonces ese era el motivo por el que las personas se perdían allí dentro, la enredadera podía modificar su estructura cambiando completamente el rumbo de cada pasillo dejándose en un callejón sin salida o tal vez en las fauces del lobo como estaba a punto de suceder ahora.

 

Cuando los pasos se volvieron audibles y las palabras de todos tomaron forma en sus oídos la expresión de temor que se reflejó en su rostro habría sido digna de fotografiar puesto que normalmente no se asustaba con nada. Pálida como un muerto, más de lo usual, sus ojos verdes opacos y abiertos de par en par casi sobresaliendo de sus cuencos huesudos y su labio superior... su labio superior temblaba de una forma difícil de controlar mientras silenciosas lágrimas se agolpaban en sus lagrimales nublándolo todo.

 

—Obedire— Susurró pero su voz hizo un eco espectral justo cuando alzó la vista y la fijó en pik.

 

Los lazos escurridizos ya se habían hecho con gran parte de sus piernas y uno la había acercado tanto a la pared que ahora se enroscaba sigilosamente en su estilizado cuello, —Te prohíbo que me busques— ordenó, ya había cortado al Macnair no hacía falta nada más, incluso lo había tocado cuando se le acercó la última vez por lo que la marca de sangre estaba más que visible en la parte sensorial del demonio, justo en el brazo que él mismo se había herido. Había metido la pata y ahora todos sus compañeros la veían desaparecer, ser absorbida por aquella pared vegetal más simplemente pasó a un segundo pasillo aun más oscuro que el anterior.

 

Temblando de pies a cabeza solo pudo pensar en una cosa: abrir los ojos. Al hacerlo un par de pequeñas cuentas rojizas y brillantes la vigilaban así como un vaho húmedo y caliente chocó contra sus mejillas como si alguien destapase una olla de agua hirviendo en su cara. El Minotauro.

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Se encogió de hombros en dirección de Pik, restandole importancia a lo que acababa de hacer, no era la primera vez y sabía que tampoco sería la ultima porque aunque ahora trabajaba como inefable, ella siempre sería una sanadora en su interior. Sonrió divertida al pensar en eso pero su mirada se ensombreció cuando escucho las palabras de Hades, ya que sabía que el mago estaba guardando un has bajo la manga.

 

-A mi me importas, a estas alturas de nuestra relación deberías tenerlo claro, no por algo conozco tu más oscuros secretos... profesor - la ultima palabra la dijo con sorna, sabiendo que el tono altanero en su voz la molestaría algo que ella agradecía. Pero algo en la palmada que le diera el cainita no le gusto más lo dejo pasar de momento, ya más delante averiguaría de que se trataba.

 

Observaba el intercambio de palabras de Pik con la chica Arya, así como la forma en que esta se dirigía a otra de sus compañeras y el tono extrañado en que esta le contesto, como si algo extraño entre esas dos chicas estuviera pasando. Suspiro sabiendo que eran cosas en las que no debía meterse, más aun había cosas por hacer; ella quería experimentar con los otros hechizos que venían en su libro y para eso...

 

-Lo siento Hades - mascullo al acercarse al chico por la espalda y hacerle un pequeño corte en la nuca -Juramento de sangre... juro mantenerte a salvo - camino lentamente hasta acercarse a Pik y Arya, sospechaba que Pik la estaba cuidando y si la cuidaba era por algo, con la daga del sacrificio corto levemente la muñeca opuesta de ambos chicos donde sostenían la varita mágica vinculando a Pik y Arya con el juramento que acaba de realizar con Hades.

 

Escucho las palabras de Hades así como la pregunta y suposición de Madeleine. Sabía lo que tenía que hacer, aun cuando pusiera su vida en peligro, a fin de cuentas estaba estudiando un libro que ampliaría sus poderes, pero no expondría a dos de sus amigos por una criatura desconocida, más al escuchar las palabras de Hades fue tal su sorpresa que su varita mágica cayo al piso.

 

-¡NO! ¡NO LO HARE! ¡ESTAS LOCO!¿ACASO NO ESCUCHASTE LO QUE ACABO DE HACER? Si me voy... si me voy y les pasa algo igual terminare muriendo, no puedes ordenarme esto... encontraremos una forma - cerró los ojos al sentir un fuerte dolor a la altura del pecho, volteo a ver el mismo y noto unas pequeñas gotas de sangre bajo su camiseta.

 

Se agacho sin prestarle la mayor atención para recoger su varita mágica y posicionarse a un lado de Pik, observando detenidamente a la chica que se había separado de ellos. Ahora debía de estar al pendiente de lo que hiciera el profesor de aquella clase ya que no quería tener más sorpresas por parte del mago.

 

Escucho las palabras de Madeleine y sonrió para sus adentros. Se supone que ellos eran los que "defendían a los inocentes" y ahora claramente se estaba echando para atrás en lo que probablemente sería la peor misión suicida en la que Jessie se había visto envuelta. Tomó aire profundamente y comenzó a avanzar con lentitud con la varita en ristre, a la espera de cualquier cosa que se le pudiera presentar.

 

-Creía que su lema era... algo así como ¿lealtad y sacrificio? - se mofó la chica de cabellos rojizos de la castaña que poco a poco retrocedía en sus pasos (Madeleine) - sinceramente prefiero el mío... el que no arriesga, no gana y no importa a quien te lleves en el camino ¿Vamos Pik? Comenzamos esto juntos... hay que terminarlo de una vez por todas, necesito una buena ducha caliente en casa.

 

Volteo a ver al ángel caído con picardía en sus grisaseos ojos, sabiendo que su compañero no se echaría para atrás.

 

-Si quieres volver no te culparía- alzó las cejas en dirección de Madeleine sospechando que esta tomaría ese gesto como un reto.

 

Llegaron al punto por donde Arya se había perdido, le preocupaba esa chica ya que había echo algo un tanto alocado pero todo por un compañero ya que entre ellos siempre se preocupaban. Observó su rostro y supo que algo no iba bien, ahora que al fin había cursado la clase de herbología sabía que la planta que tenía atada a Arya era bastante peligrosa. Su respiración se acelero en el momento en que vio como esta realizaba un hechizo sobre Pik, el mismo que Hades había conjurado sobre ella, bajo la vista apenada más sabía que si Arya moría ella también lo haría.

 

Justo en ese momento escucho un leve gruñido proveniente de un par de metros frente a ellos. Paró un par de segundos, tratando de escuchar con más claridad que era a lo que se iban a enfrentar, no tenía un conocimiento específicos sobre criaturas mágicas pero podía reconocer una que otra gracias a todo lo que había visto a lo largo de su corta vida, y ese gruñido se le hacía bastante familiar para tratarse de alguna criatura mitológica.

 

-Dudo que sea un basilisco y mucho menos una gorgona... el gruñido parece... otra cosa... ademas ¿notan que el calor es más intenso aquí que un par de metros atrás? No quiero sonar loca pero... si hay Dragones en las cámaras subterráneas de Gringotts... ¿que impediría que estuvieran aquí?

 

Y como para confirmar sus sospechas una luz apareció de la nada y así como apareció desapareció... volteo a ver a Hades y Pik, ella nunca se había enfrentado con un Dragón pero sabiendo que tenía una enorme laguna al mandato de Hades.

 

-No es gorgona ni basilisco... puedo quedarme, querido amigo - sonrió con malicia comenzando a caminar de nuevo y pensando que su anillo no le serviría de nada, pero tal vez y solo tal vez a Pik si aunque probablemente lo dejaría en evidencia con los demás estudiantes de la clase. Volteo a verlo y negó de forma casi imperceptible, esperando que este captara el mensaje. No lo hagas, no te expongas.

 

​-No puedes hacer nada por ella Pik, más yo si... cuídense los dos, por favor... si necesitamos ayuda... se los haré saber.

 

Dio un solo toqué con su varita, sabiendo que ellos entenderían a que se refería la pequeña pelirroja. Se acerco a la pared donde estaban aquellas plantas tan atrayentes y las rozo con cuidando, sabiendo lo que ocurría a continuación. No podía negar que tenía miedo más no debía dejar a la chica sola aunque no fuera una de ellos. Rápidamente su cuerpo quedo cubierto por las hojas de aquella enredadera mágica, cerró los ojos derramando una lagrima solitaria al perder de vista a sus amigos pero sabiendo que hacía lo correcto por uno de ellos, a fin de cuentas, este era el libro de la sangre y se debía hacer cierta clase de sacrificios para salir bien librado de él.

 

Llegó junto a Arya en cuestión de segundos y estaba a punto de reñirle cuando noto el motivo de su parálisis.

 

-​Perdóname Hades - murmuro para sus adentros mientras tomaba a Arya de la muñeca jalándola en su dirección - Tu no podrás sola y yo tampoco, es verdad que no nos conocemos y tal vez jamas seamos intimas pero eres importante para Pik y Pik es un... buen amigo por no encontrarle otro nombre, así que... hagamoslo juntas ¿te parece? El no puede venir por lo que le hiciese y yo no debería ponerme en peligro... ya estoy debilitada por desobedecer una orden directa aunque encontré una laguna así que el daño es menor... pero esta criatura...

 

Notaba que el mino-tauro estaba asombrado por ver a dos chicas salir de la pared pero se estaba recuperando rápidamente y ellas debían actuar de una vez o terminarían muertas.

 

-¿Lista? No puede dar vuelta en seco, así que podemos atacarlo por los dos flancos, es lento y torpe, solo tiene una acción, hacía el frente así que nunca te pongas frente a él ¿duda?

 

Solo quería que la chica estuviera a salvo y si ella estaba a salvo, Jessie también lo estaría,

Editado por Jessie Stabolito

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