- Mansión Luxure - (MM B: 110324)

[Mefistófeles Evil.]

Ignoré un poco aquellos profundo ojos de la serpiente vigilante y respiré profundo antes de tomar una difícil decisión, ingresar a saludar a la familia y escuchar los reclamos de siempre, aunque deberían estar acostumbrados a mis ausencias como yo a sus llamadas de atención, a veces no entendía las razones por las cuales ellos no me abandonaban a pesar de todas las cosas que he hecho, me imagino que es el concepto de amor de familia.
Apreté el paso y de una buena vez presentarme al menos a ver si me permitían pasar la noche ahí, no quería deambular toda la noche de bar en bar, esta noche por lo pronto eso no estaba en mis planes.

Embelesado en mis pensamientos no me di cuenta que me encontraba en el umbral de la puerta girando el pomo ingresando a lo que por muchas veces fue mi hogar, los aromas familiares llegaron de inmediato, aun sin verlas sabía que mi hermosa Luna se encontraba ahí, así también como la madre de mis hijos Malum, estaba presente, de pronto un golpe pegó de frente en mi nariz, aquel olor a rosas y chocolate que siempre me gustó, aquel aroma que era capaz de convertirme en un cordero, Ada estaba también ahí.

Al llegar a la sala me di cuenta que no había fallado a no ser por una pequeña y bella invitada, una preciosa criatura se encontraba en los brazos de Ada, -¿Cómo me pude haber perdido esto?-, le llegó aquel reproche mental como una pedrada.

-Hola con todos los presentes-…dije sonriendo y caminando hacia ellos…-Espero no interrumpir nada…-

Me sentí en un escrutinio de miradas, unas inquisidoras, otras repletas de cariño, siempre despertaba esos sentimientos en la gente.

-Si soy inoportuno lo siento, pero…-y mando fijamente a los ojos de la bella Dumbledore dije…-los he extrañado demasiado…-

Todos, absolutamente todos dentro de esa habitación eras muy queridos por mí, siempre en todos mis idas y retornos, una persona iba me dolía más que a nada y a nadie, ella, siempre fue y será ella.

@ Ada Camille Dumbledore @ Malum Luxure @ Luna Gryffindor Delacour

[Ada Camille Dumbledore]

El invierno muchas veces no era tan cruel, ahora mismo aunque hacia afuera un frío enorme yo estaba rodeada por un gran calor de hogar buque hacia que mi alma estuviera llena de alegría y de un sentimiento que me llenaba de tibieza el corazón

A la inesperada reunión de la familia se había unido otro miembro mi tío, era alguien a quien apreciaba mucho siempre había sido muy querido por mi madre a luego alguien a quien todos apreciábamos. Fue bastante tierna su reacción al ver a mi pequeña Ixchel en mis brazos si era cierto que la familia tenía la costumbre de alejarse de todos en ciertos momentos de la vida pero siempre era bueno volver a ella y eso era lo realmente importante.

Sonreí con emoción, la verdad era que me sentía muy feliz de saber que por fin estaban a mi alrededor personas a las que quería muchísimo y con las que me sentía segura, había Estado lejos de casa mucho tiempo, prácticamente todo mi embarazo por todas las cuestiones que habían sucedido tanto con mi estado como con otras situaciones que no tenían nada que ver y había tenido que alejarme de todos ellos. No era de extrañarse que ellos a penas estuvieran enterándose aunque no habían sido mi intención el guardar el secreto a todos nuestras distintas obligaciones nos habían hecho irnos del hogar y separarnos. Cuando el tempestad saludo lo vi a los ojos y pide sentir la calidez de su alma.

- Que gusto verte Mefis, es bueno poder ver a la familia de nuevo.

No pude evitar la inquietud, mi pequeña hija empezó a moverse incomoda en mis brazos, era el momento de comer y de descansar en su cuna, debía dirigirme a mi habitación.

-Hermanita, Lunita hermosa las dejaré un momento voy a darle de comer a la bebé y a acostarla, volveré en un rato más, no se vayan aún

Las bese en las mejillas de ambas @ Malum Luxure  y @ Luna Gryffindor Delacour , mire de nuevo a mi tío @ Mefistófeles Evil.  , que estaba de pie, al parecer con muchas preguntas en su cabeza, le debía muchas respuestas.

 

[Mefistófeles Evil.]

Disfrutaba de la compañía de gente tan querida, no sentí en ningún momento en sus miradas reproches o críticas, al contrario sus miradas eran de sorpresa y de gusto de verme en casa, había tantas cosas que conversar con ellos, tanto que platicar, tenía que igualarme de todo lo que había pasado en este tiempo en el que estuve ausente, pero para todo eso iba a haber tiempo, pero lo que no podía esperar más era el conversar con Ada y decirle tantas cosas que tenía atoradas en mi garganta desde hace tantos años, cosas que nunca pude explicar pero que sin duda ella me podía ayudar a responder.

Confieso que, si fue una sorpresa ver a mi dulce lirio con una criatura en brazos, mi cabeza como nunca era un lazo del diablo, con ideas y sentimientos entrelazados, aunque por fuera mantenía mi imagen altanera y cargada de orgullo, por dentro me ganaba un poco la ansiedad, el que ella vaya a hacer dormir a su bebe me brindaba una oportunidad de oro.

-Te acompaño…-dije inmediatamente después de que Ada dejó de hablar…-Quisiera conocer más a la bebé y me encantaría hablar contigo también…-

Su rostro era radiante a pesar que tenía algo de nostalgia en su mirada, pero era su aroma el que me embriagaba y me llenaba de calma mi corazón desbocado, no esperé permiso ni respuesta simplemente me puse dispuesto a seguirla, regresé a ver a mi Luna y a Malum y les sonreí.

Fui detrás de ella, el verla caminar sentí fuego en el alma, ¿Cómo es posible que una sola persona pueda hacerme tocar la dulzura del cielo y las brazas del infierno de la lujuria? No lo entendía, pero de a poco me fui convenciendo de lo que se guardaba dentro de mí que siempre estuvo oculto y nunca quise ver por miedo a confirmarlo, ahora que podíamos tener una pequeña oportunidad de estar solos, solo era cuestión de probar mi teoría.

@ Ada Camille Dumbledore @ Malum Luxure @ Luna Gryffindor Delacour

[Ada Camille Dumbledore]

Las reuniones familiares eran tan amenas, bueno mucha gente se quejaba de que las reuniones familiares eran un peso, pero cuando amas a tu familia y después de dejar de verlas por un gran tiempo los extrañas y más con esas personas dulces que han edificado en tu vida momentos perdurables con cariño y afectos durables y sinceros. Había vivido con estas personas cosas que con muchas con las que compartía sangres e infancia no había vivido.

Mi pequeña hija necesitaba descanso, veníamos de un lugar cálido y esta región era muy fría, así que quería que descansará en nuestra habitación. Mi tío se había ofrecido a acompañarme a lo que asenti, caminamos tranquilamente hasta el tercer piso donde se ubicaban mis habitaciones, al llegar a a puerta ingresamos. Para mi sorpresa estaba dispuesta un hermosa cuna de madera con dosel junto a la cama principal, estaba dispuesta con una colcha violeta adornada con el escudo de los Dumbledore, junto a ella una mecedora y una cómoda blanca donde estaba un biberón, con calma la lleve hasta allí y me senté para alimentar a mi hija. Al ver a Mefistófeles en la puerta, le indique se sentara en uno de los sillones. Me dedique a mi hija hasta que se durmió en mis brazos, la acosté en la cuna delicadamente.

-Ya se ha dormido

Dije mientras me sentaba en el sillón junto al de él, en la sala que estaba dispuesta en la habitación.

- ¿ Como ha estado todo?

Pregunté con cariño a @ Mefistófeles Evil.

 

[Eterno Black Triviani]

@ Ada Camille Dumbledore  @ Malum Luxure  @ Luna Gryffindor Delacour

@ Mefistofeles Evil  

 

Eterno, el mago de largo cabello azabache y ojos brillantes como estrellas, caminaba con paso ligero por el sendero empedrado que cruzaba el frondoso bosque. A su lado, tres canastas flotantes custodiaban el sueño de sus tres bebés: Krystta, Lizzett y Reevil , cada uno envuelto en mantas mágicas que los protegían del frío de la noche.

El mago había estado lejos por varios meses, realizando un viaje en busca de conocimiento y poder para proteger a su familia de cualquier amenaza que pudiera surgir. Ahora, con el sol ocultándose en el horizonte, su corazón ansiaba el regreso al hogar, a los brazos de su amada Mallum y a la seguridad de sus amigos y aliados.

El bosque susurraba a su alrededor, las hojas de los árboles temblaban con la brisa nocturna y los animales comenzaban a despertar para iniciar su danza en la oscuridad. El Blackthorn se detuvo un momento para observar el paisaje que para su gusto le resultaba muy tranquilo aunque bastante maravillado por la belleza como el encanto que todo lugar poseía dentro la naturaleza que lo rodeaba, ya que ese era su ambiente, respiro hondo llenando sus pulmones de un aire puro que años atrás no había absorbido esperando limpiarse de a pocos mientras se estiraba quitándose un poco el estrés que había llevado mucho tiempo acumulado.

En esos minutos los cuales habían pasado no tan lento en ese ambiente tan propicio en qué se puso a pensar en voz alta, para lo cual hablo para el mismo dentro de sus pensamientos: - Hoy, que te empiezo a extrañar ¿Cómo estarás?, ya que el tiempo nos cambió y tú muy lejos de aquí, te necesito encontrar, ¡después...! desaparecer,  tal vez, lejos de ahí, ahora mi familia se debe juntar. Aunque sigo guardando aquel dolor que en mi pecho quedó, ya  será que el tiempo le cure, así recuerdo  que algunos dicen  pero aún extraño ese raro sentimiento en aquel lapso en que lo tenía dentro. -  Respiró hondo después de sus palabras que le regresaron a su realidad donde su hijos aún resguardados muy cerca a él bajo aquel árbol hueco, en aquel instante las estrellas comenzaban a aparecer en el cielo, titilando como diamantes en la negrura cósmica, mientras la luna llena se alzaba majestuosa, iluminando el camino empedrado con su luz plateada, llegando a un gran claro dónde resguardados reposaron un poco realizando una fogata simple para alumbrar un poco el lugar ya que no necesitaba mantenerse tan caliente por su piel que era lo suficientemente óptima como maleable en estos casos.

Continuando su camino, El grupo se adentró en aquel claro del bosque, donde una cascada de agua cristalina caía con un murmullo reconfortante dónde aprovechó en beber un poco y con la misma llenar un poco en unos Odres que ya no usaba para mantener húmedas sus bocas. El sonido del agua al chocar contra las rocas y la humedad fresca que emanaba del río llenaron su alma de paz y serenidad. Los bebés en las canastas flotantes parecían sentir la misma calma, su sueño profundo y tranquilo a pesar del entorno en movimiento.

Siguiendo el sendero trazado en su mente, el mago avanzó con determinación, atravesando campos de flores silvestres que despedían fragancias embriagadoras. La brisa transportaba el aroma de la primavera, mezclando el dulce perfume de las rosas con el fresco olor a hierba recién cortada. Eterno se detuvo un momento para recoger una rosa roja que hacía recordar a su bella esposa y colocarla en el pelo de cada uno de sus bebés, regalándoles un toque de belleza en medio de la naturaleza salvaje.

A medida que el mago avanzaba, los colores del paisaje cambiaban a medida que el sol se ocultaba por completo y la oscuridad de la noche se apoderaba del mundo nuevamente. Las sombras se alargaban en las tierras sombrías, proyectando figuras fantasmales en el suelo y en las copas de los árboles. Sin embargo, él no sentía miedo, pues conocía los secretos de la noche y las fuerzas que la gobernaban.

Finalmente, después de horas de caminar a través de campos y bosques, el mago divisó a lo lejos las luces titilantes proveniente del gran lago donde a la cercanía de ella  se encontraba su hogar, una mansión un tanto alejada que se recortaba contra el horizonte, iluminadas por antorchas de luces impedecederos y estrellas fugaces que en esta oportunidad  caían del cielo en un ballet de luz y sombra dándote la oportunidad bienvenida. El corazón de Eterno latía con fuerza en su pecho, la emoción de volver a ver a Mallum y a sus amigos llenaba cada fibra de su ser.

Al llegar a las puertas, Eterno fue recibido por los guardias que vigilaban el acceso, la querida serpiente cornuda Cornelia que al verle se emocionó al reconocerle de inmediato y se acercó a el  para darle la bienvenida con mucho ímpetu pero con una gran aparente sonrisas dibujada en su rostro, mientras escuchaba el sisar de su lengua que rodeaba su cuerpo sin estrujarle oliéndole y detectando algo más al su lado de pequeños bultos que tenían un calor. El mago agradeció con un gesto mientras la miraba lo cambiada que está se encontraba y se dirigió hacia su hogar, donde la cálida luz de la chimenea lo esperaba con su parpadeo acogedor.

Al entrar  con suma cautela en dicha oscuridad del majestuoso lugar el cual él considera a su casa, el mago que se aproximó donde olía aquel perfume característico que siempre lleva su Mallum, su esposa, a quien  abrazó por la espalda sutilmente con sus fornidos brazos entremezclando  su rostro  con los cabellos de ella, cuan animal encuentra a su presa, el cual acto se convirtió en apasionado abrazo, vertiendo lágrimas  de sus ojos las cuales se secaron después de descargar su emoción, sellando con un beso sobre sus labios en su fiel amada, olvidándose por un breve instante de los presentes. Los bebés en las canastas flotantes despertaron con el movimiento y comenzaron a reír y a balbucear, al parecer felices de estar de nuevo en este lugar que les pareció conocido, si aún saberlo ya estos se encontraban en casa y totalmente rodeados de amor como protección.

La noche transcurrió en un festín de alegría y celebración, con los amigos y aliados de Eterno como los de su esposa llegando a tornarse en una amena reunión. La mesa se llenó de manjares exquisitos y brindis en honor a los presentes, cuya sabiduría y poder eran conocidos en toda la región.

- Queridos compañeros todos, me alegra de volver les a ver y que suerte que nos encontramos aquí presente en la Luxure, cuñada , compañero, sobrina , espero no olvidarme de alguno. - 

Mientras observaba a su esposa llevándose a beber en un salud  y disfrutar de tan buen licor que extrañaba beber después de tanto tiempo, la fiesta continuaba, Eterno observaba a su alrededor con una sonrisa en los labios y gratitud en el corazón. Había regresado a casa, a su hogar y a su familia, donde el amor y la magia se entrelazaban en un vínculo indestructible. Los bebés dormían nuevamente plácidamente en sus canastas flotantes, protegidos por la luz de las estrellas y la magia de su padre y madre. Y en ese momento, en medio de la celebración y la dicha, Eterno supo que su viaje había valido la pena, porque había encontrado en su hogar el más grande tesoro: el amor incondicional y la felicidad verdadera.