ஆ..La Culpa..ஆ

[Hayame Snape Potter Black]

Calles de Londres

El elfo doméstico continuaba atendiendo a su ama y trataba de ayudar al mismo tiempo a la hermana menor de su ama que parecía que inentaba ayudar después de haber llegado un poco tarde; el elfo se lo perdonaba, la verdad era que a la ama Ashley le perdonaba todo lo que quisiera porque esta a pesar de su delicado estado de salud hacía todo lo posible para no decaer y para seguir llevando su trabajo de forma adecuada día tras día

El elfo le admiraba que aunque ya no había podido ponerse de pie mucho esta de todas maneras se había dado la fuerza y la decisión para acudir a aquel mercadillo de Londres, solo porque también quería ayudar en las investigaciones; un alma noble y buena, capaz de sacrificarse como lo hacían los de su talle por sus ideales y que a pesar de siempre estar en contra de la mayor de las hermanas, de todas maneras iba detrás de esta

Para cuidarla o reñirla, pero siempre lo hacía y Czésar respetaba mucho eso

-Ama, ya va a ponerse de pie o va a querer seguirse tomar la siesta tirada aquí en la calle como un saco de patatas todo el día? -se rió el elfo sonriendo y esperando que la señorita Ashley no se fuera a enojar con el por aquel chiste de mal gusto -está molestando a los caminantes y tiene que curarse porque la sangre en el piso y en sus ropas se ve muy fea, tiene que saberlo

[Ashley Peverell]

-Yo creo que va a terminar siendo lo segundo nada más por la expresión que está poniendo me parece que no va a tener demasiadas fuerzas como para levantarse ni este mes ni en el que sigue, ya la conoces, no es del tipo que haga demasiadas fuerzas cuando sabe que le han dado una paliza por estar haciendo las cosas de manera incorrecta, a veces mi hermana mayor es todo un desastre y mira que lo estoy diciendo yo que se supone que soy la que no debería tener ni siquiera las energías para estar sentada en este sitio

Comenzó a quejarse la Peverell al tiempo que se cruzaba de brazos por ver la manera en la que se movía su hermana mayor y con un movimiento certero y bien calculado de su brazo le arrojó el pequeño trapo con el que le estaba limpiando la frente y las heridas para que aquel trozo de tela se le aplastara en el rostro, quizás se sentía muy enferma como para hacer cualquier otra cosa pero tenía las suficientes energías como para hacer aquello aunque tuvo que resistir la tentación de reírse en la cara de su hermana, era la mejor oportunidad para burlarse de esta pero no quería hacerlo por el momento, tenían mayores preocupaciones como lo era el sacar a la pobre hechicera del campo de aquel lugar porque también podía ver que había sido arrastrada por aquella maligna explosión y los pobres elfos también estaban muy heridos.

-Necesitamos ayudarlos a todos y llevarlos a casa o aun hospital, vamos hermana, ayúdame a llevarlos a todos a un hospital al menos y luego nos preocuparemos del departamento y el ministerio.

[Hayame Snape Potter Black]

Calles de Londres

La bruja empujó un poco a su hermana con expresión de mal humor y le dirigió una mirada algo dura antes de ponerse de pie lo mejor que pudo

Terminó tambaleándose y cayó sobre su trasero y tereminó por girarse para sostenerse mejor con los brazos ya que todo parecía seguir temblando por efecto de la explosión que le había afectado el oído; últimamente se rompía el tímpano más seguido de lo que podía calcular y tenía que admitirlo, era demasiado fastidioso como para querer siquiera recordarlo a pesar de que sentía la sangre correr por un lado de su cabeza, manchando su ropa

-Está bien, está bien... quizás tienes razón y tengamos que ir a Santos Mangos para ser atendidas en lo que resolvemos esto...

Admitió y tomó el trapo que había estado usando Ashley para mantenerlo sobre su cabeza y con este se tapó el oído esperando con esto detener en algo el sangrando en aquella zona; le dió un vistazo a Czésar que asintió y desapareció junto con el elfo que la Snape había rescatado y entonces, la bruja hizo un movimiento con el brazo hacia su hermana

-Ayúdame a que vayamos por Lisette y partamos -dijo algo fastidiada y adolorida -vayamos todas al hospital y haremos la planificación después, lo vamos a necesitar...

[Lisette Ryddleturn]

Calles de Londres

La bruja finalmente había conseguido sentarse a pesar de que se sentía hecha una miseria y toda tambaleante como si le hubiera caído un muro de ladrillos muy pesado encima y le hubiera roto muchos de sus huesos

Porque literalmente le dolían todos y cada uno de sus huesos y comenzaba a pensar que quizás y en verdad se habría roto algo sin darse cuenta y esa era una herida que también iba a tener que atenderse de todas maneras

-Morning... Pumpkin...

Llamó a sus dos elfinas que empezaron a sostenerla de los brazos aunque ellas mismas se sentían bastante golpeadas por la repentina explosión que las había tomado por sorpresa y que ni ellas mismas habían podido esquivar del todo

Pero primero estaba la salud y seguridad de su ama y trataron lo mejor posible de usar las telas que pudieran para vendar las heridas expuestas de la pobre ama Ryddleturn que sangraba mucho

-No se preocupe ama, muy pronto iremos a la clínica para que sea atendida, ya escuchamos a la señorita Snape dar esas órdenes y mírela! ya viene para este sitio también con su hermana

Intentó animarla una de las elfinas haciendo más fuerza para que su dueña pudiera ponerse un poco de pie

[Hayame Snape Potter Black]

Calles de Londres

La bruja con mucho esfuerzo y dificultades llegó al lado de la chica rubia pero se apoyaba lo mejor posible en su hermana Ashley; que verguenza que en cierta manera tuviera que depender justamente de su hermana que se suponía que estaba enferma y necesitada de cuidados para salir adelante, eso no era lo justo. Su elfo intentaba sostenerla del otro lado, había reaparecido sin el cuerpo del elfo más joven al que había rescatado y hacia todo lo posible para servirle de apoyo

-Vaya con cuidado ama, las dos están bastante malheridas

Le advertía Czésar a la vampiro y esta asintió con expresión adolorida cuando finalmente pudieron estar al lado de la Ryddleturn que definitivamente no lucía mejor que la Snape:

Todos esos cortes y contusiones la hicieron sentir culpable por supuesto, no era eso lo que buscaba cuando le había dicho que la acompañaran al trabajo, ahora pensaba que había sido bueno que la Peverell no hubiera estado tan cerca cuando todo eso estalló, de esa manera no se había visto involucrada en medio de todas esas heridas

Emitió un nuevo quejido y aferró mejor a Lisette

-Lista?

Dijo y finalmente, haciendo un esfuerzo mágico y con la ayuda de su elfo, pudieron desaparecer y aparecerse en la clínica de Santos Mangos donde las atenderían apropiadamente

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[Lucrezia Di Medici]

Días antes.

Mansión Di Médici.

 

El bajo mundo de los elfos domésticos no distaba mucho en sus características con el de los humanos. Muchas de las reuniones de los elfos, cuando conseguían de sus amos algún tipo de libertad temporal o lograban zafarse de su yugo, solía llevarse a cabo en los espacios más inaccesibles para las personas. Recovecos invadidos por la humedad y el consecuente moho; ínfimos pasillos formados entre edificaciones donde un gato gordo no entraría y polvorientas tabernas abandonadas eran espacios comunes para la comunidad de sirvientes, deseosos de vender e intercambiar en la más absoluta confidencialidad los secretos de sus amos. Algunos se reunían solo para jugar a las cartas o transmitir sus mejores consejos de limpieza, claro. Sin embargo, el comercio de los detalles más escabrosos del día a día de magos y brujas era el principal negocio que mantenía vivas aquellos congresos de elfos domésticos.

 

Fue en medio de una animada reunión, dentro de una taberna olvidada hace añares en el espacio más apartado del Callejón Knockturn, que Passepartout consiguió la data que su ama le había solicitado en los días previos. Lucrezia Di Médici era una joven de clase aristócrata con infinidad de contactos de alta influencia en la comunidad mágica pero los lazos que había establecido con la actividad clandestina de Gran Bretaña era tenso y débil. El equilibrio se ponía en duda cuando tenía que enfrentarse a las turbadas psiquis de los Triviani, representantes de la mafia italiana en Ottery, cuyo primer contacto con la blonda habían sido cuanto menos hostil. Se encontraba con la imperiosa necesidad de encontrar otro nombre que pudiese llevar a cabo operaciones grandes por fuera de la ley y su elfo doméstico personal había dado en el clavo entre cervezas de mantequilla y anécdotas con pociones limpiadoras.

 

- Lady Luxure.- le susurró Passepartout una vez se reunió con Lucrezia en sus aposentos, junto a un escritorio que rebalsaba de documentos y papeles de los más variados orígenes. Aquel nombre había salido de la boca de un borracho elfo doméstico familiar.

 

Lucrezia detuvo el fluido movimiento de la despampanante pluma de fénix con la que escribía la misiva. Una ínfima gota de tinta negra amenazaba con caer sobre el desgastado pergamino amarillento y acabar con la pulcritud de su elegante caligrafía; invadida aun por la repentina sorpresa, dejó aquel objeto sobre el tintero y llevó ambas manos a su regazo, juntando una con otra. La información que su elfo doméstico había conseguido en una de sus tantas salidas había impactado su consciente de una forma que no esperaba ¿La directora del Departamento de Control las traficaba? ¿Cómo era posible encontrar tal perfecta conjunción de legalidad e ilegalidad institucional? Apreció por unos momentos la indudable valentía de la mujer, cuyo cargo significaría un considerable agravante para la condena que cumpliría de conocerse su condición de traficante.

 

La Médici volvió a tomar con suma delicadeza la pluma, mojando su punta una vez más en la espesa y brillante tinta negra, y elevó su mano para completar con alargada cursiva el espacio que había dejado en la parte superior. Luego volvió a descender por el pergamino y dejó grabada su estilizada firma junto a sus iniciales. Lucrezia sabía que debía medir con extremo cuidado la confianza que depositaba en una completa desconocida, de la que solo conocía un cargo como funcionaria ministerial. Una potencial traición, de una probabilidad que intuía baja, tendría graves consecuencias en su status como residente en Gran Bretaña. La blonda aristócrata estaba construyendo poder de la mano del Banco Médici, de su pertenencia a La Marca Tenebrosa y de su contacto con el Ministro italiano Piero Azzinari; de hecho, era por este último que se estaba embarcando en tal epopeya. Tiempos difíciles se asomaban para Aaron Black Yaxley dentro de la guerra cuyo recrudecimiento ya se veía en el horizonte. Leyó una vez más la carta.

 

 

Querida Lady Luxure:

 

Me atrevo a escribirle con un requerimiento que espero no crea impertinente. Los tiempos en los que vivimos son cada vez más tenebrosos y peligrosos, las regulaciones más difíciles de obtener y los atajos de la ilegalidad son cada vez más tentadores. Es por eso que, con total confidencialidad y con todas las medidas de salvaguarda tomadas, me dirijo a usted con un pedido importante que hace a mi interés personal. Un zouwu adulto, amaestrado y veloz; una mantícora; una serpiente cornuda con facilidad para montura y dos wampus entrenados. Soy consciente de la dificultad para la obtención de estas criaturas de alta peligrosidad, el traslado, el control y demás aspectos que hacen al trato con estas criaturas…pero le aseguro que el beneficio para usted y para los suyos es exageradamente cuantioso, tanto que pagaré el doble de comprarlos por otro camino.

 

No seré yo quien evalue el mejor método de transporte, pero aconsejo fuertemente el uso de un medio de transporte marítimo muggle, lo suficientemente camuflado para no ser detectado por las autoridades. De ser así, nos encontraremos en el muelle al momento de la llegada del cargamento, para poder cerrar el pacto con el intercambio de bienes. El precio final y las condiciones las dispondrá usted.

 

Atte.

 

LDM

 

 

 

- Envíalo con suma discreción. - le ordenó con severidad a su elfo doméstico una vez doblada la carta en dos partes y depositada en un sobre que lucía un color similar al de aquel pergamino.

 

Passepartout, ataviado en un pulcro traje negro que su ama obligaba a usar por más que fuese incómodo a su delgado cuerpo, tomó en sus torpes manos la misiva y le dedicó a Lucrezia una reverencia tan exagerada que en el afán de inclinar lo más posible su cuerpo tocó con su puntiaguda nariz el frío suelo. Una vez éste se retiro del lugar, rumbo a concretar su tarea, la joven Di Médici abandonó la comodidad del asiento frente a su escritorio. Caminó por su amplia habitación con su típico andar elegante, aunque no hubiese un alma allí para apreciarlo, y frenó frente al espejo de tres cuerpos que colgaba en la pared. Se quedó unos instantes allí, observando la caída de su cabellera rubia sobre su pecho, sabiendo que sería sumamente reconocible ante funcionarios ministeriales que podrían ser un obstáculo para el cumplimiento de su objetivo. Tendría días enteros para pensar una solución viable.

Editado 7 de Octubre del 2019 por Lucrezia Di Médici

[Hayame Snape Potter Black]

Clínica

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-Entonces... me puede explicar cómo es que sucedió esto?

Algunas enfermeras observaban con la duda evidente a la bruja que estaba siendo atendida y a la que estaban intentando limpiarle el oído sangrante mientras le colocaban algo de medicamento para que pudiese curar de forma más rápida ese tímpano reventado; algunos medimagos salieron de la habitación levantando los ojos como si de esa manera rogasen por una paciencia que no tenían y la Snape hizo una mueca antes de quejarse nuevamente

-Oye, con cariño, hombre!!... está bien que resisto muchas cosas pero esta si duele, mujer!

-Dolería menos si no se moviera y quejara tanto, señora! -le reclamó otra de las enfermeras haciendo que la pelirroja se encogiera y se dejara recargar ya en la camilla, de manera que pudieran trabajar en paz

La Snape no quería estar ahí, quería irse a hacer su trabajo y ponerse al tanto de cómo era que las habían descubierto como para ponerles semejante trampa; no había sido el elfo, su imperio había sido bueno y no había forma de que sospecharan de eso... entonces, porqué todo había estallado tan de repente?

Se cruzó de brazos y compuso un gesto irritado mientras que un poco más allá otros elfos vendaban la cabeza del pobre Czésar

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Editado 7 de Octubre del 2019 por Hayame Snape Potter Black

[Cissy Macnair]

Oficina del Concilio de Mercaderes

Nos habíamos dispersado para ir a hacer nuestras diligencias. Estaba segura de que Matthew y Zoella podrían dar con el tipo de la foto, pero de lo que no estaba segura era de que Aaron pudiera salvarme en esta ocasión. Sabía que estaba demasiado ocupado, la declaración de guerra de Bulgaria nos tenía a todos preocupados y, una parte de mí, pensaba que todo este tema tenía que ver exactamente con eso. Estaba dispuesta a dejar la sala de juntas para ir directo a la mansión cuando escuché una voz aumentada que gritaba del otro lado de la puerta.

 

-¡Sean!- grité, a ver si me escuchaba y se callaba. Pero recordé que la habitación estaba insonorizada. En cambio, Rasputia dio unos golpecitos a la puerta de la sala y me miró seria-. Sí, ya sé. Dile a mi hijo adoptivo que ya estoy con él-.

 

Rasputia giró los ojos y asintió. Sean en realidad no era mi hijo adoptivo, aunque así constaba en los papeles. En realidad él era mi protegido, un malandrín muy divertido con el que había hecho negocios alguna vez y él había aprovechado mis contactos para sus sucios negocios. Pero mientras no lastimase a nadie, podía hacer lo que quisiera. Sabía que actualmente no andaba en tantas turbiedades como hacía unos años pero me temía que aquella visita no fuera para nada una casualidad.

 

Asomé la cabeza fuera de la sala de juntas, al corredor que unía las oficinas de los Conciliadores y no encontré a ninguno de mis colegas. Suspiré, acomodé mi ropa y me dirigí a la puerta de entrada a las oficinas. Sean estaba allí, hablándole a una inamovible Rasputia que se limaba las uñas mientras lo miraba.

 

-Pasa- ni siquiera lo saludé. Sólo quería que dejara de gritar. (@)

 

*****

 

La misiva llevó al escritorio de @@Niko Uzumaki más rápido de lo que hubiera pensado, aunque más lento de lo que en realidad esperaba. Estaba redactada con pulcra caligrafía y denotaba toda la seriedad del momento:

 

"Estimado Canciller:

 

Nos apersonaremos con urgencia en el lugar señalado. No queriendo dar más información por este medio.

 

Los saluda atte. Cissy Macnair, Logia Eligentium"

[Sean -Ojo Loco- Linmer]

No es que fuera partidario de hacer escandalo, de hecho todo lo contrario, pero esta era una situacion extraordinaria. A pesar de ahora mismo estar conviviendo en la Mansion Macnair si era de mi interes mantener en buenos terminos la relacion familiar y de negocios. Ahora bien con lo de los sucesos de Liverpool, lo que menos queria es que salieran a la luz los trapicheos oscuros del concilio pues en mas de uno, y gracias a Cissy podria nombrarseme. Ademas estaba en que estabamos, como accidentosos, investigando...el suceso y sus posibles ramificaciones posteriores, y con lo conciensuda que era Hayame, capaz y que ya tuviese una buena pista. En fin que ante la invitacion pase y acompañe a Cissy a su oficina. Cissy...que tan bella como siempre. Espero no tomase a mal lo de mi desaparicion, aunque quien sabe si la hubiese notado.

 

-Hola Cissy, disculpa el alboroto pero tenemos que hablar-dije mientras me recostaba a la mesa- supongo que despues de lo que han anunciado las noticias del periodico no pienses que estoy aqui por casualidad -dije mientras miraba un ejemplar del periodico sobre la mesa. Ya habia sido todo lo excentrico que podia ser ante la insistencia de ver a Cissy, era hora de ponerse serio pues el asunto lo ameritaba. -Ahora mismo como parte del trabajo (recuerdas soy del Departamento de Accidentes) y dado que hubo ciertas implicaciones con muggles, formo parte de un equipo que investiga lo que paso en el puerto de Liverpool. No considero que tengas nada que ver, pues seria tonto dispararse uno mismo al pie en un negocio tan bien llevado -o al menos lo habia sido hasta ahora.- Pero confias en todo tu equipo???

 

Tenia cierto conocimiento del Concilio como un circulo cerrado bien engrasado, pero tenia mis motivos para recelar. -No te tomes a mal la pregunta, al menos yo solo quiero ayudar a que todo esto se solucione rapido, o todos nos vermos afectados.

 

@

[Kiyotaka Ayanokouji]

El mago miraba a la vampireza @@Hayame Snape Potter Black recargado sobre la puerta del cuarto donde se encontraba... por un segundo negó con la cabeza, pero al siguiente rio un momento al verla en ese estado... habia estado escuchando sus gritos junto a los de su familia desde el otro lado del consultorio donde se encontraba realizando sus estudios medicos habituales... pero al parecer una emergencia habia obligado al medico posponer sus estudios...

 

--Que tipo de magia puede dejar a una mujer como tu en ese estado?... que acaba de suceder?.--

 

Le decia mientras se acercaba a ella con una mirada mas seria mientras se recogía las mangas de su camisa dejando entrever algunas cicatrices en sus brazos... colocandose al lado de ella, en espera de una respuesta.

 

(Mi cerebro murio aqui xd)