Azkaban

[Akiza Ravenclaw H.]

Akiza Black

 

Estaba muy perdida, después de tantas destituciones en el Ministerio, la renuncia del anterior, para que al final Aaron, el director del Departamento Inquisidor haya logrado ser el sustituto del Ministro. Estaba realmente sorprendida, que él lo haya logrado, bueno me imaginé que todos los inquisidores dieron su voto a él en las elecciones, a la final en cierta manera se lo merecía.

 

Me imaginé que pronto ya no estaría en la área de seguridad, pero bueno, sabía Aaron que podía contar con todos nosotros, de esa forma, decidí ir al ministerio para felicitar a mi hermano, fui a la oficina, pero por algún motivo no lo encontré ahí, pregunté a alguien que estaba ahí, para informarme que tenía una misión para los miembros del departamento. Me sorprendí una vez más, así que lo leí, por lo visto teníamos que ir a Azkaban para una última misión.

 

Suspiré un poco, no me agradaba ese lugar, tenía muchas dudas que era lo que iba hacer, fui con una ropa cómoda, no sabía que podía esperar ahí. Así que saliendo del ministerio me dirigí hacia el lugar de encuentro.

 

Azkaban

 

Al aparecer vi algo que me dejó fría, los dementores estaban en el lugar, "En qué p*** está pensando Aaron" pensé con rabia, no sabíamos cómo iban a reaccionar aquellas criaturas, y sobretodo cómo van a afectar a los prisioneros, negué la cabeza, sabía que ser mortífago a veces le afectaba la razón pero hoy fue más que nunca.

 

Entré dentro de Azkaban, me di cuenta que había un grupo que por lo visto me estaba esperando, hice una reverencia - Chicos, vayan adelantándose, yo me quedaré en la retaguardia para comenzar a inspeccionar las condiciones que están las celdas, ya que por lo visto los antiguos guardianes van a volver a reinar Azkaban - dije con ira en mi voz, sabía que una sangre sucia la que quitó a los dementores, pero tampoco era necesario que vuelvan.

 

Así que entramos, yo me atrasé un poco observando a detalle cualquier falla en el plan de Aaron, de pronto comencé a escuchar gritos agónicos lejos de mí..."Que mi***** está pasando" pensé asustada, comencé a correr hacia el lugar, saqué mi varita inmediatamente, comencé a sentir un frío descomunal, cosa rara que no esperaba que se enfríe estando en pleno verano...abrí los ojos y lo comprendí inmediatamente.

 

-Los dementores están atacando - dije en voz alta...corrí hacia un lugar para cubrirme, no sabía que pasó con el grupo...pero sabía que estaban calificados para lograr sobrevivir a ellos. Yo sólo rogaba que no me encuentren fácilmente, además tenía que encontrar a Aaron y esperar que no haya sido afectado...o en su defecto que ya regresó al Ministerio y nos dejó a nuestra suerte, cosa que no me sorprendía.

 

Estaba muy atenta del sitio de donde me encontraba, escuchaba gritos agónicos, por los dementores, parecían que obtuvieron unas presas, apreté mi varita, tenía que encontrar donde salían esos, así que a paso veloz avanzaba por los pasillos de las prisiones, por el momento tenía suerte...esperaba que siga teniéndola...avancé hasta el segundo piso sin encontrarme con alguien....

[Hayame Snape Potter Black]

Ministerio de Magia

Hayame

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Después de un tiempo la bruja había dejado la mansión de su hermana, dejando a Tamarindo y a Sean a salvo (o eso esperaba) dentro de los terrenos de su hermana esperando que nada sucediera en su ausencia; pero después de tantas cosas escuchando todo por el radio y luego con la llegada de Sean y sus opiniones, todo le hacía demasiado ruido en la cabeza y sabía que no se iba a sentir cómoda al menos hasta no hacer algo al respecto

Y es que el asunto sobre Azkaban no dejaba de resonarle en la cabeza como algo demasiado malo a pesar de que creía que estaban jugando en el mismo equipo en secreto, pero...

Ingresó en la nueva área del Departamento de Accidentes, donde la pelirroja había tomado el volante hacia poco

No era la directora ni por chiste, reconocía y respetaba el lugar de su sobrino Matt como el director, sin embargo y con su ausencia tan larga, ella había decidido tomar las riendas por mientras; no era bueno que los pocos Accidentosos que todavía acudían a trabajar en medio de la guerra estuviesen desvalagados de forma tan descuidada... o sin vigilar

Solo faltaba que en una de esas de verdad decidieran ponerse a Accidentar por estar demasiado aburridos

O peor sería, que ella por no hacer nada fuese la que iniciase los problemas

Otra vez

-Oye! -llamó a una de las ayudantes con plaquita temporal del Ministerio y que se acercó tan rápido como pudo, temiendo una reprimenda -necesito saber si Matt ha venido en algún momento mientras yo no he estado aquí

Frunció el ceño, casi imaginándose la respuesta pero prefería preguntar antes de tener que llamar a alguien más a aquel sitio

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[Zoella Triviani]

Azkaban

La vieja prisión mágica, era grande, más de lo que había llegado a imaginar cuando Candela nos dijo a Jeremy y a mi que debíamos ir, a buscar quien sabe que cosa. Aunque en el fondo sospechaba que la gitana deseaba abandonarnos a nuestra suerte ahí, como siempre, junto a cualquier peligro que viviera dentro del vejestorio en el que nos encontrábamos ya paseando. Para mi no sorpresa ella fue la primera en dispersarse, con la escusa e abarcar más terreno o lo que sea, pero a causa de mi despiste -vaya sorpresa- me había alejado del rubio al adentrarme a un pasillo contrario a el que él había tomado.

La cosa era así, antes de entrar Candela nos pidió que mantuviéramos activo nuestro, anillo salvaguarda contra oídos indiscretos y salvar nuestro pellejo de cualquier ruido que causáramos. Llevaba rato dando tumbos por las ruinas de Azkaban, junto a mis amuletos que me protegerían de lo que sea o eso quiero creer.

 

Quien sabe que tendría pensado con certeza La Zingara para este descabellado viaje, Azkaban no era más que un conglomerado de celdas en ruinas abandonadas, lo más interesante que estaba pasando justo ahora, era en el ministerio, donde el tío Aaron, el nuevo ministro de magia estaba dando una conferencia. Era el momento perfecto para robar, ultrajar o comenzar cualquier trabajo en la red de contrabando del mercado negro, ya que los focos estaban centrados en el y su discurso.

 

Me encontraba tarareando una canción, concentrada mientras revisaba celda por celda, en busca de cualquier objeto llamativo que robar, o bueno adoptar de su abandono. De lo que no me había percatado, era de lo frió que se había vuelto el ambiente, y de como las luces pasaron a ser tenues y palpitantes. El silencio sepulcral fue lo que me desconcentro, haciéndome detener en medio del pasillo, quería voltear, pero no pude, reí por dentro al verme reflejada en las típicas películas muggles donde siempre la "dama en apuros" es o la primera en morir o la que atrapan más rápido.

 

Azkaban aterraba, como cualquier otra cárcel abandonada a su suerte, y yo sólo esperaba que aquello que me asechaba no fuera lo que los rumores contaban, y que si eran ellos, los dementores, no chuparan lo poco que me quedaba...

 

No quise largarme a correr, y en cambio seguí caminando como si nada, rezando o eso parecía a lo que sea que le rezaban los muggles antes de matarlos.

 

@@Candela Triviani @

[Jeremy Triviani]

Cuando Candela daba una orden, sus herederos obedecían, a veces preguntaban y pedían explicaciones, pero muchas veces tan solo cumplían sus deseos para mantenerla contenta. Cosa que pocas veces funcionaba, pero aun en algún rincón de sus mentes, todos los hijos, pensaban que podían llegar a lograrlo. Jeremy no era la excepción, cuando ella los llevó por un portal a Azkaban. No tardaron en meterse de lleno en su misión.

 

“Documentos importantes, cualquier papel con sello Ministerial o que figure el nombre de Alyssa” Iba repitiendo mentalmente el vampiro mientras alumbraba con Lumos el camino. Estaba con Zoella hombro con hombro. Aunque ella se retrasaba en cada esquina por alegando que se le corría la peluca, que tenía frío, que si escucho eso y así, ocasionando que Jeremy tuvieran que detenerse a esperarla.

 

Podía oler la sangre a su alrededor. Parecía estar en partículas por el aire. El pasillo de celdas era lo más tétrico que había visto en mucho tiempo. El olor a podredumbre se mezclaba con desechos corporales, y sangre vieja. Inesperadamente por el rabillo del ojo vio una silueta que corría. No llego a iluminarla bien del todo, pero le resultaba vagamente familiar.

 

-Zoe, ¿Viste eso? –Susurró a la calva.

 

Al ver que no respondía se volteó a buscarla. No estaba. Se encontraba solo y podía sentir la presencia de más seres mirándolo desde la oscuridad. Los amuletos y anillos de los libros que portaba, parecían empezar a detectar cosas. Cuando sintió la electricidad del Anillo de enemigos, se giró rápido buscando detectar desde donde sería el ataque. Su madre abrió un portal y se apareció frente a sus ojos iluminándolos con alivio.

 

-No sé dónde está, estaba acá hace un momento -Respondió con urgencia a la Gitana, pero al escuchar el insulto se dio cuenta que estaban en peligro y tuvo miedo - ¡La encontraremos! No puede estar lejos, Me distraje un segundo, parece que no…-Pero Candela se había ido dejándolo solo lleno de culpa.

 

El primer embate del ser que lo estaba acechando lo sintió de repente. Un cansancio se apoderó de su cuerpo e hizo que tuviera que acuclillarse para combatir el mareo. Lo escucho detrás del él por lo que saltó ágilmente hacia delante dando una voltereta para alejarse. Estaba por correr, cuando resbalo con un charco de sangre fresca y cayó de espaldas al suelo.

 

El impacto lo dejó sin aliento, un segundo, pero no tardó en girar la cabeza al escuchar una pequeña succión. Delante de sus ojos estaba el Demonio arrogante que no habían podido cazar. Su fealdad no era nada comparada a la maldad de sus ojos. Estaba terminando de comer un cuerpo, o eso le pareció al vampiro. No tardó en levantarse del suelo, arremangándose la tela que cubría la Marca Tenebrosa.

 

-Tauro, te necesito -Dijo llamando por primera vez a la peliazul de esa forma.

 

 

@@Candela Triviani @ @

[Tauro M.]

—Tauro se sentía extremadamente agotada. No había parado. Desde su primer día en Londres había estado jugando a las provocaciones con un vampiro sin morir en el intento, cazando demonios, peleando con magos mientras intentaba rescatar dragones y por último, pero no menos importante, tratando de lidiar con los dramas familiares. Pero por fin ese día, se dedicaría más al trabajo de oficina que normalmente le parecía aburrido y tedioso, sin embargo ahora le daba una excusa para disminuir el ritmo de su ajetreada vida.

 

Aquellos fueron unos buenos veinte minutos, hasta que sintió un escozor en su brazo izquierdo que no experimentaba hacia tiempo. ¿Cuando había sido la última vez? Se alarmó. ¿Tan pronto los estaban convocando para la batalla? Se había prometido mantenerse alejada, al menos por un tiempo, tenía otras prioridades en mente y la excusa para volver a la marca tenía otras intenciones que eran de todo menos altruistas. El papeleo se acumulaba, sabía que tenía que entregar algo de sus falsas investigaciones si quería conservar su pequeño teatro en IIIM. Suspiró, una vez más le tocaba involucrarse en una situación no premeditada.

 

Dejó todo lo que estaba haciendo, ya se inventaría alguna excusa lo bastante creíble para ampliar el plazo de entrega, por lo pronto tomó la varita y una capa de viaje por si acaso, se concentró y tras unos segundos, dejó una voluta de humo negro en el lugar donde desapareció.

 

Realmente esperaba algo diferente, aquello no lucía como una mansión o negocio que hubiese visitado antes, más bien parecía una prisión, que no reconoció. Se volteó a ver para ver donde estaba el resto de Mortifagos, pero lo único que encontró fue a un vampiro a punto de vomitar sobre sus zapatos.

 

— ¿Jeremy? —su voz no sonó calmada. Se apresuró a evitar que se cayera, se veía enfermo. —¿Fuiste tú quién me llamó? ¿Por qué? ¿Qué pasa? —sentía que lo abrumaba con tantas preguntas, pero toda la situación le resultaba irreal. No le resultaba para nada normal lo sucedido, ¿por qué de todas las personas que posiblemente lo soportaban escogería llamarla justo a ella? —Toma esto, te hará sentir mejor —. Tauro no iba a ningún lado sin alguna botellita de poción y esa no era la excepción. El contenido de aquella botella no era más que un revitalizador que le devolvería el calor y las ganas de vivir — No te preocupes, esta si funciona al 100% —bromeó.

 

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[Jeremy Triviani]

Jeremy se agarró a la bruja como si fuera su salvación y de hecho, lo era en esos momentos que había entrado en crisis. Sus ojos expresaban lo aterrado que estaba ante la desconcertante situación. Creía que la criatura maligna lo había mordido o lanzado algún maleficio para que se sintiera mal. No quería estar infectado, tenía temor de volverse un demonio y perder su vampirismo.

 

-Está aquí... -susurro interrumpiéndose al sentir la garganta seca, carraspeo mirándola a los ojos y continuó agitado - El demonio está aquí, lo vi y... me atacó… me mordió... No sé qué hizo - Intento explicarle desesperado, mientras tomaba la botellita que le ofrecía y la bebía de un trago, confiando plenamente en el contenido, el cual pudo sentir que bajaba por su pecho- Me atacó… -Repitió centrándose en lo que más lo tenía aterrado - no sé qué me hizo ¿Me volveré un demonio?

 

Los efectos de su cuerpo empezaban a desaparecer pudiendo sentir como la estabilidad volvía a sus miembros, que ya reaccionaban al movimiento. Se puso de pie, otra vez. Ya podía pensar con claridad. Tenía dos problemas ahora para solucionar. Uno era el demonio y otro la madre de sus hijos.

 

-La madre de… -Se detuvo al negar con la cabeza -Zoella, mi hermana, desapareció aquí dentro. Tenemos que buscarla después de acabar con el demonio. Ella está en peligro, están haciendo una requisa por todo Azkaban, no sé cuál es el fin, pero eliminaran todo lo que encuentren a su paso y nosotros entramos ilegalmente.

 

No terminó de decir aquello que se empezó a escuchar, no muy lejos de ellos, unas bocas succionando el aire y oscureciendo todo a su paso. Los dementores los habían detectado.

 

 

@@Candela Triviani @ @

Editado 9 de Septiembre del 2019 por Jeremy Askar Triviani

[Tauro M.]

Tauro no podía entender lo que el vampiro le intentaba decir. Jamás lo había visto tan asustado, todo rastro de altanería y ego habían sido reemplazados por miedo. No. Terror en su máxima expresión. Intentó calmarlo, pero él seguía balbuceando palabras demasiado rápido. Le tomó un tiempo entender lo que decía y cuando lo hizo, ella fue la que se quedó congelada, como si también acabara de ver lo mismo que él. Se quedó ahí, rígida, sin mover un músculo, fue Jeremy quién la hizo despertar cuando mencionó una mordedura.

 

— Enséñame donde te mordió y no, no te vas a convertir en demonio —dijo, sin sonar muy segura. Lo cierto es que no conocía todos lo poderes de aquel demonio, apenas los que ella misma había visto: capacidad para quemar cualquier cosa y persona si se le tocaba, además de lo normal, succión de la energía y desesperanza en sus víctimas, pero nunca había escuchado nada como morder. Si bien hablaba a Jeremy para intentar calmarlo, lo cierto es que su mirada buscaba a alguien más, algún rastro, pero parecía que una vez más se había logrado escapar.

 

— Necesito que te calmes y vuelvas en ti. ¿Me entiendes? —Tauro no fue para nada amistosa cuando habló, tenía al vampiro tomado del cuello de la camisa, mirándolo fijamente — La verdad es que no sé qué efecto tenga esa mordida en ti, por lo pronto tienes que seguir tomando de lo que te di. Los demonios no son como los vampiros, que por una mordedura los convierten. Para ser demonio necesitas hacer un sacrificio y es un ritual bastante doloroso —ella lo sabía de fuentes confiables.

 

— Encontraremos a esa hermana tuya, pero sí, antes debemos encontrarlo a él. Lo único es que no nos vamos a poder acercar, no conocemos su debilidad y los únicos que lo saben son... —se detuvo en seco. No. No podía sugerir aquello ni de broma. Pero ¿y si era la única forma? Empezó a sudar frío. No se atrevía a decir la idea en voz alta. Miró al vampiro, que seguía esperando que terminara la frase y negó con la cabeza.

 

— ¿Alguna vez has ido al infierno? —rió con nerviosismo —¿Crees que puedas cargar con ese cuerpo de allí? O lo queda de él... Necesitamos una habitación más pequeña, con poca luz y llevarlo allí —aun no había dado muchas explicaciones al respecto, lo que estaban a punto de hacer implicaba portales y el uso de la Nigromancia, de ahí el cuerpo.

[Ashura Lestrange]

Azkaban

 

La prisión mágica por excelencia seguramente era algo que a cualquiera le daría miedo presenciar, pero de igual forma no era algo que intimidara a la emperatriz Nipona, al contrario, sentir el miedo de los presentes al estar dentro de aquella edificación era algo que disfrutaba a sobre manera.

Tenía que dar su vuelta acostumbrada por los pasillos de aquella prisión debido a su trabajo en el ministerio junto a Aaron. Pero en esa ocasión iba por algo especial sin duda. Sabía que su familia se encontraba deambulando por el lugar y seguramente no conocerían tan bien el lugar como se lo habían mostrado dentro del ministerio. Por obvias razones era su trabajo conocer el lugar como la palma de su mano, incluso aún mejor que eso.

 

Se colocó el anillo salvaguarda contra oídos indiscretos que les había indicado Candela, no tenía idea de las razones principales para tales instrucciones pero sin reprochar las seguiría. Apresuró el paso buscando por los pasillos, alerta, con su varita arriba en la mano derecha. Los dementores ya le mostraban un cierto respeto más por el tiempo que ya llevaba trabajando en aquel lugar. Aunque eso no la incitaba a bajar la guardia en ningún momento.

 

Siguió con su camino hasta divisar un par de cuerpos humanos que conocía bastante bien como para no identificarlos a simple vista. Jeremy y Zoella ya se encontraban en el lugar de encuentro, seguramente Candela se encontraría cerca de ellos. Una figura más que estaba con ellos la sorprendió, se trataba de Taurogirl, tenía gratos recuerdos de aquella joven, pero no había tenido la oportunidad de convivir mucho tiempo con ella, era irónico que se la encontrara dentro de aquellos oscuros y fríos rincones de la prisión.

 

— Hola, no creí encontrarlos por aquí — Exclamó sin saber que más decir para romper el hielo.

 

@@@ @@Candela Triviani

Editado 9 de Septiembre del 2019 por Ashura Lestrange

[Zoella Triviani]

Azkaban

Llevaba rato caminando, y observando con precaución cada celda y espacio por el que pasaba, me daba un gran pesar el haberme alejado de Jeremy y estaba segura de que no vendría por mi, y se iría tan pronto pudiera, así como Candela. Con cada paso que daba, mi cuerpo temblaba y me encontraba abrazada a mi misma mientras susurraba a la nada - Querida cosa muggle que protege, por favor no permitas que me coman. Se que soy producto de lo pagano y vaya que me gustó hacerlo con mi hermano, pero te necesito aunque no crea en ti, si los muggles creen ¿no es suficiente? Creo que pedirte es una perdida de tiempo y me pareces la cosa más absurda, pero bueno, necesito tu ayuda para que alejes lo que sea que venga por mi - y el pesado aire se llevó mis palabras, así como mis plegarias.

 

No fue sino cuando dí unos pasos más, que sentí ese frío sepulcral junto al silencio casi inhumano, el goteo que llevaba escuchando había desaparecido, y mis ganas de voltear aumentaron, sin embargo, no lo hice y seguí caminando pero esta vez con el paso aumentado. No me di cuenta que corría hasta que no vi que el suelo liso terminaba para darle paso a unas escaleras, escaleras por las cales rodé, todo en mi cuerpo dolía, y sentía mis huesos sonar hasta más no poder. Hasta que la caída se detuvo y un fuerte golpe con algo duro llegó a mi cabeza. Lo que sea que me haya detenido fue lo que mayor dolor me causó.

 

Intenté abrir mis ojos, pero me costaba. Con mis manos toqué lo que alcanzaban de mi cuerpo y justo a un costado de mi abdomen sentí algo húmedo y duro que sobresalía. Alarmada pensé que un hueso me había roto la piel pero recordé que por ahí no pasaba ningún tipo de sistema oseo. Abrí mis ojos como pude y alarmada bajé la mirada, un fierro bastante oxidado sobresalía de mi cuerpo, intenté girar mi cabeza para ver donde me encontraba clavada y no logré nada más que causarme un inmenso dolor. Busqué desesperada mi varita, y nada. No la encontraba pero recordaba llevarla conmigo.

 

Un desespero creció en mi pecho, y me rompí a llorar, dolía más que todas aquellas peleas que siempre terminaban con algo roto junto a mis hermanos, desactivé el anillo salvaguarda contra oídos indiscretos y comencé a gritar, esperando que alguien me escuchara o que algún dementor viniera y acabara con todo.

 

@ @@Ashura Lestrange @@Candela Triviani @

[Jeremy Triviani]

Jeremy estaba frenético, la calma que le dio la poción estaba empezando a irse más rápido de lo que habría esperado. Ver que Tauro, había aparecido y trataba de entenderlo, solo lo calmó unos segundos. ¡Estaban en peligro! Podía sentir que su piel estaba ardiendo, el pequeño ser lo había mordido en algún lado. Miro los ojos azules de la mujer que le pedía tranquilidad agarrándolo de la camisa.

 

Se alejó apenas para quitársela y poder revisar su piel. Le dolía todo apenas la tocaba, por lo que siguió buscando con el tacto donde sus ojos no podían llegar, pero vislumbro la marca pequeña, debajo del ombligo.

 

-Aquí, me mordió aquí - ¿Lo había mordido? La piel estaba roja, fundidas con sangre que no llegaba a salir pero que brillaba con dolor. Parecía ser que estaba empezando a supurar algún tipo de líquido blancuzco - ¿Si soy parte de algún ritual que empezó el demonio?

 

Si, estaba aterrado y que ella tuviera cara de miedo, no lo ayudaba para nada. Frunció la ceja cuando dejo de hablar y pareció llegar a una conclusión para nada agradable. Pero rió un poco, lo que hizo que el vampiro sintiera ganas de sonreír.

 

-Jamás fui al infierno, eso es un cuento para niños que se portan mal-Dijo de forma ruda, pero siguió sus órdenes de buscar algún lugar oscuro. Encontró la celda más oscura, que no poseía ventana al exterior y agarró de los pies al cadáver que había alimentado al demonio, para arrastrarlo hasta dejarlo dentro. Cuando estaba acomodando el cadáver, sintió un dolor profundo en el costado de su cuerpo.

 

-¡Ahhh! -Rugió agarrándose las costillas, sintiendo que el dolor era insoportable. Terminó arrodillado en el duelo con las palmas tocando la suciedad del lugar. No podía sentir otra cosa que dolor y miedo - Zoe... -Susurró, buscando a Tauro con la mirada hasta encontrarla -Mi hermana está muriendo, lo siento en el cuerpo, debemos ayudarla ahora mismo -Dijo con urgencia poniéndose de pie, haciendo un esfuerzo monumental para aguantarse el dolor. Apretó los dientes cuando el mareo casi lo hace caer.

 

Ambos hermanos, compartían la unión de la sangre desde que se habían unido y procreado vida. Podían sentirse en el cuerpo del otro… y Jeremy estaba sintiendo que Zoella empezaba a despegar.

 

 

 

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