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París Mon Amour


Niko Uzumaki
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Francia parecía un pañuelo, París lo era en ese momento. Tenían que llegar al otro lado, era más que obvio, al otro lado de los Campos Eliseos, en el Arco de Triunfo se podía distinguir que había la magia oscura de los mortífagos, había que llegar hasta aquel lugar y derrotar a quienes estuvieran allí. Quizás ellos mismos se hubieran aliado con los hombres del inquisidor, no tanto como una trampa como pensaba Kaori, o mejor dicho, no una trampa del inquisidor sino de los mortífagos.

 

—Pistas no pero a hombres del inquisidor sí —respondió la pelirroja a la consulta del único miembro del grupo al que ella no conocía.

 

Levantó la vista y observó la luna llena, los había iluminado toda la noche y ahora que debían correr para enfrentarse a sus rivales no era buena idea de que pudieran quedar tan expuestos por ella. Movió su varita y se concentró, agua y aire, dibujó los signos y las runas que los representaban y poco a poco comenzó a levantarse una suave brisa que fue ascendiendo. De la nada fueron surgiendo una neblina primero como un suave vapor que se elevó hasta ir llegando al cielo para ir conformando nubes que irían cubriendo el brillo del astro nocturno.

 

Segundos después gracias a sus conocimientos de meteorología había logrado volver nubosa la noche y ocultarles un poco a los que ocupaban el otro lado del campo y a los hombres del inquisidor.

 

Sin dudarlo emprendió la carrera hacia el otro lado, la batalla por París, había comenzado, o más bien se podría decir que era la batalla por Francia.

 

Expecto Patronum

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Melrose Moody

 

Francia es bella pero demasiado poblada. Puede parecer irónico, pero es justamente el hecho de que la plaza está plagada de gente lo que hace que nadie note cómo el grupo de brujas y magos se reúne, unos apareciendo detrás de otros. También ayuda el hecho de que la mayoría está concentrada en otras cosas: comida, sus teléfonos, sus amigos o acompañantes.

 

Ella no ha obtenido ninguna "pista", al menos no desde su perspectiva, si bien tuvo que encontrarse con un par de individuos con los que no había contado toparse, por lo que niega con la cabeza hacia el mago que hiciera la pregunta y luego dirige la vista hacia la avenida de los Campos Elíseos. Se supone que, apenas Rory de la señal, tendrá que correr a toda velocidad en esa dirección.

 

Asiente una vez ante las instrucciones del pelirrojo y luego para indicar que está lista para partir. Pone un pie detrás del resto de su cuerpo y lo usa de punto de apoyo para impulsarse hacia adelante. Sus pupilas se ensanchan, para ver lo que de otro modo resultaría borroso, por la velocidad y por la noche. Hace varios días que no había tenido el placer de correr a gusto y había estado ansiándolo pero el mago tenía razón en algo: apenas ha empezado a desplazarse puede percibir las interrupciones en sus pensamientos.

 

Alguien intenta meterse en su cabeza. Melrose la agita para deshacerse del aturdimiento inicial y luego las palabras de Richard y de Sauda acuden en su rescate. "Cierra tu mente" pero es más que eso. Es el laberinto inexpugnable que ha creado para protegerse. Sigue avanzando, intentando ignorarlo por completo. No ha practicado toda esa oclumancia por nada durante todos los últimos meses.

 

Sí, esa parte de París no estaba mal. Quizá la ciudad podía ser bulliciosa y llena de mendigos y basura, las calles estrechas, el pavimento desigual y tener muy pocos árboles para su gusto pero tenía que admitir que había todavía cierto encanto oculto en Francia.

 

Expecto Patronum

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Francia no estaba siendo el lugar más tranquilo ni París el más romántico al que se pudieran enfrentar, llevaban recorrida casi la mitad de la ruta que los separaba de sus contrincantes y habían tenido que enfrentarse solo a los esbirros del inquisidor, ahora, si la noche les acompañaba sería a los propios miembros del bando rival, sus enemigos acérrimos, los mortífagos.

 

Scarlet se detuvo de pronto, observó un aparato que a un costado del camino parecía estar abandonado ¿qué hacía eso allí? Varita en mano se acercó para estudiarlo con mayor detenimiento. Sin duda estaba roto y alguien lo había dejado allí partido, pero eso le causó mucha gracia. A los muggles les encantaba tirar todo lo que no sirviera, aunque había muchos que reciclaban según había aprendido al cursar junto a Seba estudios muggles era verdad que muchos otros vivían de la cultura del descarte. Pero ella no iba a dejar de aprovechar la mezcla de ambos conocimientos, el muggle y el mágico.

 

—Reparo —pronunció apuntando al monopatín eléctrico y las tres partes que lo habían conformado alguna vez se volvieron a unir, la vampiresa sonrió, seguro que nadie se le ocurriría que era una bruja la que llegaba avanzando sobre un monopatín eléctrico muggle hasta el otro lado de los campos elíseos hasta el arco de triunfo.

 

—Esto es París hermano, vive la France —pronunció divertida, mientras que pensaba que solo podía pasar aquello en Francia.

 

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Francia se siente más amigable cuando aquella protección nubosa, cortesía de los conocimientos sólidos de metereología de Scarlet, se materializan en el camino que han empezado a recorrer. Rory intenta seguir el paso de ella, y de Melrose, pero definitivamente las limitaciones de su naturaleza humana asoman y lo dejan un tanto rezagado. No tanto como para que tenga que inquietarse, pero sí le exigen poner más atención y cuidado.

 

No es extenso el camino que los separa de su meta, pero con cada paso que da su cuerpo por entero, más sensible que nunca por la magia que ha empleado antes, percibe la carga de oscuridad que emana El Arco del Triunfo. A su vez el frío arrecia, y de repente se torna tan fuerte que Rory se pregunta como su suéter grueso no está protegiéndolo como ha hecho en tantas otras ocasiones. Sumado a ello, sus mayores temores empiezan a emerger y de repente, trastabilla al comprobar que no ve a ninguno de sus compañeros, y en su lugar, la voz de su madre recriminándolo por sus torpezas asoma.

 

Es inútil llevarse las manos a los oídos, porque eso no impide que la voz siga escuchándose fuerte y clara. Rory intenta respirar, pues aquella presión se siente tan pesada que lo ahoga y agobia, hasta que de repente comprende que está siendo víctima de un ataque de fuerzas de la oscuridad, y tiene que oponérsele. Se obliga entonces a recordar las lecciones de Defensa contra las artes oscuras, y no duda más en actuar contra el dementor que ha venido acechándolo mucho antes que él pudiese reconocer su presencia.

 

- Expecto Patronum- dice entonces, con voz firme, recordando el día feliz de su confirmación, la alegría en los ojos de su madre y en las de su catequista. De inmediato, de la punta de su varita un hermoso buey plateado emerge y embiste con furia a la criatura, forzándola a huir.

 

Rota la ensoñación, la visión de Scarlet yendo a toda prisa en un monopatín le arranca una sonrisa, y le devuelve el optimismo, de que a pesar de lo malo, por momentos e imágenes como esas, bien valía una visita a Francia.

 

Expecto Patronum

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En los Campos Eliseos estaba la última etapa de aquella misión de La Orden del Fénix. Black se encontraba allí, aún con la túnica negra cubriendo su cuerpo y a tono con sus cabellos azabaches. Los compañeros del bando acababan de empezar una carrera por ver quién llegaba al otro extremo del recinto. Allí, en aquel otro extremo, se hallaban los magos tenebrosos. Seguramente debajo de la máscara más de un conocido del mago nacido en Gales habría, pero él jamás lo iba a poder saber.

 

El Arco del Triunfo se encontraba entre ceja y ceja, ese era su destino. Por eso él también sucumbió a la emoción y la necesidad. Empezó a correr sin mirar atrás, con la vara mágica fuertemente sujeta en su mano derecha, preparada para lanzar hechizos a todo lo que estuviera a su paso y enmascarado.

 

Pasó por al lado de un banco de una creación increíble y no se contuvo de utilizar parte de sus conocimientos en Transformaciones, para alterar las patas de apoyo y dotarles de vida. En caso de necesidad, aquel banco-mutante le permitiría tener un aliado en batalla.

 

—¿Crees que se quedarán a enfrentarnos o huirán? —Le acababa de hablar a la compañera más próxima que tenía a su lado. Se trataba de una bruja de cabellos rojizos que había cruzado un par de veces en las instalaciones secretas de la Orden del Fénix. Creyó que era Scarlet.

 

Una vez más recordó el hechizo que más había desarrollado desde su unión al bando de la luz:

 

Expecto Patronum.

 

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“Francia un lugar para vivir” decía el cartel donde tuvo que abandonar el monopatín luego de atropellar a un muggle. La mirada reprobadora de sus compañeros pesaba sobre ella y encima no había podido realizar un simple episkey o curación no verbal. Rory había dicho muy claro “No escatimen en hacer uso de la magia. Siempre claro, dentro de los límites que nuestra moral nos permite y pensando en el bienestar del prójimo como el de uno mismo.”

 

Pero sí, claro, el no escatimen no incluía atropellar muggles y curarlos con magia ni siquiera teniendo en cuenta el “bienestar del prójimo”. Como que estaba quedando como una inconsciente y desconsiderada, no le quedó más remedio que recurrir precisamente a su conocimiento de primeros auxilios claro que no podía fingir, en cuanto el resto de sus compañeros se distrajo un poco sí utilizó curación y un obliviate con el muggle con el cual se disculpó y, tras cambiar su aspecto con metamorfomagia, felicitó por haber ganado un bello monopatín eléctrico, ¿qué otro remedio quedaba?

 

Sin más se apresuró en ir tras el resto de sus compañeros habiendo recuperado su figura original y no parecerse más al presentador muggle al que acababa de imitar.

 

—Nunca se sabe con ellos —respondió al mago de la túnica oscura mientras observaba por unos segundos lo que le había hecho al banco de la plaza, al menos ella no era la única en jugar con extras a su favor.

 

Sonrió y siguió con la varita en mano, esperando que nadie notase que ella había realizado hacía poco un hechizo aunque no se lo habían permitido y pensando que tenía sus ventajas de vez en cuando ver televisión muggle, especialmente la televisión de Francia.

 

 

Expecto Patronum

 

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Francia había resultado ser un peligro para todos, había conseguido algo, sí, pero aún no sabía si era o no de utilidad. Escuchó con atención a Rory y no pudo evitar sonreir ante sus palabras, el siempre tan bueno y correcto, tratando de llevarlos por el camino del bien, tratando de que no usaran sus poderes de una forma inadecuada, pero estaban en medio de una guerra mágica y debían usar todos los recursos que tuvieran a mano para ganarla y si en el proceso debían poner en peligro un poco de su humanidad, quizá lo correcto era pagar ese precio.


—Yo conseguí una poción... pero aun o se si servirá de algo— le respondió a uno de los magos del grupo, Martín.


Mientras todos se preparaban para partir hacia el Arco del Triunfo y escuchaban las indicaciones, Kaori, haciendo uso de su conocimiento en pociones analizó rápidamente la que tenía en el bolsillo de su abrigo, llegando a la conclusión de que, en efecto, era inútil, tan solo un señuelo para llamar la atención de la Orden, un cebo para atraerlos. Sujetó con fuerza el frasco y volvió a guardarlo mientras empezaba a correr junto a sus compañeros, pues la situación pronto se transforma en una carrera de vida o muerte.


Agradece en silencio cuando Scarlet hace que la luna se oculte entre negras nubes que pronto empiezan a dejar caer finas gotas de agua que lo mojan todo. Las personas empiezan a buscar refugio de la lluvia dándoles una buena distracción para que ellos pudieran seguir moviéndose entre la gente. Sin embargó esto no dura mucho puesto que en escena aparecer dementores, mismo que son repelidos por Rory quien de inmediato crea un patronus que logra ahuyentarlos de Francia.


Expecto Patronum.

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Melrose Moody

 

Francia no es precisamente el epítome del clima, así que Melrose puede detectar claramente la magia de sus compañeros de bando actuando a medida que avanzan. No es como si estuviera del todo perdida al respecto tampoco, pero tiene que admitir que está resultando de ayuda. Lo único que le había alarmado ver fue el atropello pero había intentado no pensar demasiado en eso. Al fin y al cabo era solo una patineta y parecía que el chico estaba... bien.

 

Todavía está pensando en el asunto cuando nota la primera bola de fuego viajar en su dirección. Estuvo a punto de chamuscarle el cabello, por lo que su cuerpo se cargó de adrenalina, intentando adelantarse al siguiente ataque. Fue capaz de esquivar el segundo también apenas con tiempo justo pero ubicó la fuente de los ataques: un mortífago, detenido en medio del recorrido, que lanzaba los ataques a diestra y siniestra.

 

Melrose no es tan diestra en legilimancia como Richard pero ha entrenado con Rosália, así que tampoco es como si no pudiera hacer uso de ello. Al inicio, era totalmente necesario el contacto visual pero poco a poco pudo dejar de depender de ello y hacer algo un poco más avanzado sin ayuda. Se concentra firmemente en el individuo, a medida que acorta la distancia que los separa.

 

No es como si estuviera leyendo directamente sus pensamientos pero se da cuenta que puede entender en general aquello que busca. La fuente, es justamente los ataques que lanza, por lo que siguiendo una misma hebra de pensamiento es capaz de adelantarse a éstos un segundo antes de que sean lanzados, lo que le facilita mantener un ritmo rápido, sin tener que tomar los desvíos que antes realizara. Así, pronto llega al punto donde éste se encuentra y lo aturde para abrir camino al resto.

 

No está segura si habrán más como él o si todos han corrido en la dirección opuesta pero no se fija en ello. Se concentra en las palabras de protección. No le gusta depender de eso pero tiene que admitir que hasta el momento no le han fallado y la han protegido durante su estancia en Francia.

 

"Expecto Patronum"

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Francia se estaba convirtiendo en un lugar al que seguramente no querría volver en mucho tiempo. Cuando había estado siglos atrás había terminado enfrentándose a los Dumond y para colmo de males había cometido la locura de convertir al hijo favorito de la familia, las bromas del destino, tal cual le había dicho alguien una vez, capricho de los dioses, aquel lugar siempre le recordaría a los Ishayas.

 

Se sobresaltó con lo que había dicho Kaori de la poción que habían encontrado ¿y si era un explosivo? O peor aún ¿y si tenía algún mecanismo de rastreo o una maldición? Se acercó a la pelinegra en el momento en que estaba volvía a guardar el frasco que contenía la poción. En realidad no tuvo el valor de pedírselo por lo que con habilidad utilizó su varita para robárselo con un susurrado accio y luego probar sobre él su conocimiento de maldiciones comprobando que el producto y el frasco que lo contenían eran inofensivos.

 

El volverlo a su lugar fue otra historia porque casi se llevó por delante a Kaori en medio de la carrera que todos llevaban ahora hacia el arco de triunfo.

 

—Perdón —dijo cuando sin más se llevó puesta a Kaory y volvió a poner en su bolsillo el frasco con la poción que le había robado.

 

Los muggles ni se inmutaban por esa panda de locos que corrían a más no poder por el camino. Parecía que era común encontrar cualquier tipo de ser, criatura o humano en esas condiciones, o más bien haciendo lo que quisiera. Después de todo, parecía que todo estaba permitido en Francia.

 

 

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Melrose Moody

 

Francia tiene muchos monumentos pero el arco del triunfo es uno de los que más destacan. Históricamente, hasta Melrose había oído de él antes de llegar allí, a pesar de no ser una persona aficionada a la historia muggle precisamente. De todos modos, no se había imaginado que tendría que llegar a él para ficharlo, lo mismo que hiciera con la catedral de Notre Dame. Todo es demasiado extraño, está fuera de sus proporciones habituales y a lo que ella está acostumbrada.

 

Tiene que admitir que disfruta la carrera. En general, se siente bien tener algo de movimiento al fin luego de todos esos días de espera y vigilia en las calles parisinas. También, es evidente que tienen la ventaja, pues la magia de sus compañeras, luego de que se deshiciera del muchacho que manejaba el fuego, mantiene a raya todo tipo de intromisión, lo que le permite concentrarse en acelerar en lugar de pensar en posibles peligros subyacientes. Jamás había tenido una experiencia parecida, siendo parte de la Orden del Fénix pero al mismo tiempo no muy concentrada en los movimientos de ésta ni su sistema intrínseco. No sabía cómo explicarlo, pero nunca había estado íntimamente ligada al bando, lo mismo que a su familia. Los Moody eran lo único que realmente podía llamar un hogar.

 

A pesar de ello, tenía admitir que las cosas habían cambiado un poco desde que conociera a la orden de la mano de plata. La llamada del dios del trueno y el manejo de la energía le habían dado una perspectiva completamente distinta de las cosas: por eso, ahora avanza a gran velocidad, utilizando la electricidad que su cuerpo es capaz de concentrar como fuente para acelerar la carrera que lleva. Su cabello parece erizarse ligeramente, lo que resulta un tanto gracioso, puesto que es normalmente algo más rizado. Ahora da la impresión de que Melrose estuviera sumergida bajo el agua, cuando no lo está. Sus piernas todavía están calentando, y no le causan dolor a pesar de los días que llevan sin hacer ejercicio alguno.

 

En ese sentido, no puede quejarse de Francia.

 

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