misión especial Ragnarök

[Rory Despard]

Su sonrisa se ensanchó, en el momento en que la última de las bestias caía derrotada en el suelo. Asistidos por Darla y Lunita, la combinación y uso de poderes por parte de él, Mica y Helene, había conseguido que por fin alcanzaran, la fuente primigenia. 

— ¡ Lo hemos logrado!— las palabras de Lunita lo llenaron de algarabía y la abrazó con fuerza antes de dirigir la vista al resto de la comitiva— todas lo hicieron estupendamente.

Era el momento de enfrentar el destino final que aquellos poderes antiguos tenían para ellos. Rory dio un par de pasos delante, sin saber bien que era lo que tenía que hacer, y entonces vio con estupor que alrededor de la fuente, las ramas se encontraban secas y sin vida, como si hubiesen olvidado ser regadas y alimentadas. ¿Cómo era eso posible? Por un momento el miedo volvió  a tomar control de él, imaginando que había llevado a todos a un sacrificio y batalla inútil, pero entonces, recordó el último de sus poderes.

Tenía que intertarlo...

Por lo que inclinándose y colocando las manos en el suelo, cerró los ojos para concentrar toda la energía posible de su cuerpo en sus manos y entonces pronunció con voz calma.

—Foraoise.

La tierra alrededor empezó  mecerse, pero Rory permaneció tranquilo, orando para tranquilizar su espíritu y canalizar la energía que brotaba de sus manos, y poco a poco llegaba a las ramas rejuveneciéndolas y hacieno que brotaran de ellas hojas y flores de variopintos colores. Para cuando volvió a abrir los ojos, el espacio se había regenerado, e incluso la gruesa raiz donde ellos se encontraban pisando había adquirido un bello todo verde musgo. 

La fuente primigenia volvía a verse rodeada de vida, y en su seno,  las reliquias de los dioses aparecieron fugazmente, antes de en medio de un enorme resplandor, fusionarse con el árbol. Rory se tapó la vista, cegado por la potente luz, que impactó en todo el grupo, antes de difuminarse y convertirse en apenas tres hilos luminosos sobre tres personas de la comitiva: Darla, Sophia y el propio Rory.

— ¿Por qué, esta luz...?

Rory alzó la vista, levemente tembloroso. Aquel día, como en todas las acciones trascendentales de su vida, había confiado a Dios el éxito de su misión, recordando las palabras de  Salmos 9:18:

"Porque el necesitado no será olvidado para siempre ni la esperanza de los pobres perecerá eternamente."

Entonces, de lo que parecía un murmullo lejano, se alzó más y más fuerte el canto de un fénix, y fue lo último que todos alcanzaron a oír, antes de caer en un suave sopor, sin imaginar la sorpresa del lugar que les esperaba al despertar.

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Esta misión ha concluído. Gracias a todos los que se pasaron para hacerla una aventura de lo más especial.

 ¿Qué sorpresas nos depara la siguiente? 😏 Corran a anotarse y no se queden con las ganas de participar +,+