El poder de la magia

[Rory Despard]

Benjamin Whisper

Un contexto de crisis y a la vez una oportunidad que no podía perder. El último mensaje escrito de puño y letra por Despard dejaba en claro lo importante que era para el hombre aquella misión inesperada junto a Evans, y aunque Ben no estaba del todo de acuerdo con esa decisión, al menos si tenía que admitir que tener fuera del radar público a Rory por un tiempo podía ser lo mejor dado el contexto turbulento de las últimas semanas y las numerosas amenazas de muerte que no habían dejado de llegar, probablemente de los muchos adversarios políticos, y como no, los mortífagos que parecían haberse envalentonado tras su ataque a la Reserva Mágica.

A ese incidente, que no dejaba de arrastrar más trabajo para el ministerio, ahora se le sumaba el caso de esa nueva droga. Ni siquiera habían podido cerrar del todo el caso anterior, pues salvo gente de poca monta, no se había logrado dar con los grandes financistas.

¿Podrían ser este caso distinto? 

Guardando la carta de Despard, Benjamin abrió la puerta de su despacho. Afuera, varios miembros de seguridad esperaban por las órdenes del mago. El hombre no se extendió mucho y la reunión culminó en menos de cinco minutos.

La orden precisa era que debía vigilarse 24/7 cada uno de los principales puertos desde donde entraba y salía mercancía internacional. Whisper confiaba en que más tarde que temprano, alguno de esos traficantes se descuidaría y entonces, tendrían la primera prueba contundente a partir de la cual trabajar, más allá de lo que tenían en ese momento, que no eran más que especulaciones.

[Kahlan Blackthorn]

 

El cuervo había graznado una vez más, despertando los temores más infundados que azotaran a la nación Alemana. Julián no era la clase de hombre que se andaba por las ramas, escondiendo sus intenciones detrás de falsas aspiraciones políticas o sociales, sino que iba por todas las jugadas ganadoras que con antelación fraguará junto con su hermano Xav. El mayor de los vampiros iba y venía sin darle cuentas a nadie de sus acciones, pero cuando se trataba de negocios con los Blackthorn era mejor andarse con pies de plomo y la espada desenvainada. 

— Quieren una horda de espías infiltrados en Alemania, Escocia, Rusia y otros tantos países—la voz de una mujer que sacaba de su ensimismamiento. Si tuviera cerca a los otros dos miembros de su corporación, resultaría relativamente sencillo tener las dos caras de una misma moneda a su entera disposición. La única que no daba señales de vida por ninguna parte era la Viceministra de Holanda, posiblemente el Instituto de Cornwall la nombro emisaria de una importante misión lejos del mundo mágico. Contaba con la cercanía intima que mantenía con Kahlan, pero eso para nada le sentaba de maravilla a su hermano menor.

— Todo son meramente negocios, ¿Qué sabemos de los que han estando vendiendo la cura al mejor postor?—cuestionaba acomodándose en la silla que estaba detrás de su escritorio. Jugando con el filo de un pisapapeles, desbordando poco a poco la adrenalina que estallará dentro de su sistema. El cortar la piel ajena se había vuelto un hobbie mal visto por los que hacían tratos con el sicario de altas esferas. No era el típico matón que se enfundaba en trajes estilizados cubriendo sus huellas con palabrejas huecas y adulando a donde fuera a todo aquel que se cruzaba en su camino. 

—Poco o nada, Hysy no ha dado más información que la de primera mano. Estuvo enfrascada en un encontronazo con Black Reaper, ya conoces como son a la hora de ponerse manos a la obra—respondía con seriedad Kayra, sintiendo el carácter inquieto de su hermano hacer acto de presencia—Debemos ofrecer nuestros servicios al mejor postor, yo iré en busca de Kyle Blackthorn. Bien sabes que fue de los primeros en saltar con todo esto de la cura contra el gen mágico y ser la voz cantante dentro de Holanda—le ofrecía aquella jugosa oportunidad.

— Procura no provocar a Xav, sabes que no tolera que miréis siquiera a Kahlan. Necesitamos estar todos juntos, no podemos tener líos o desaguisados con los descendientes directos del abismo—la reflexión de Fallen Star era certera en esos instantes. El compartir sentimientos por Kyle, no le era del todo desconocido y sabia como eran las cosas con el menor de los Alemanes, sobre todo porque le causaba flojera la idea de pelear con la supuesta pareja del Vidente. Tenia la partida ganada desde antes que comenzará, pero de momento sus metas estaban enfocadas en darle caza y muerte a los que osaban jugar con la integridad física de los magos que fueron sometidos a toda clase de vejaciones con tal de descubrir que era el don que les corría por las venas. 

[Helike R V PB]

En la biblioteca del Castillo Rambaldi

Había colocado uno de los sofás enfrente a la chimenea y había intentado relajarme cuando mi elfina personal me había traído un sobre bastante grueso.

- ¿Y ésto? -ella me lo tendió como asustada. Lo recogí, estaba sellado con cera y poseía la marca personal del consejo Erebus, un murciélago rojo alado. Fruncí el ceño. Ese color sólo se usaba en ciertas ocasiones y sólo lo había visto hacía dos años por lo menos, cuando tuve que ausentarme y dejar todo atrás. Galadriel me miró con ojos asustados...

- ¿Se va a ir otra vez? -preguntó temerosa. Negué con la cabeza.

- No, quizás ésto sea otra cosa, tráeme una botella de whisky de fuego y todo lo que ya sabes - le indiqué yo- me temo que la noche va a ser larga y por lo que veo el asunto es serio... tráeme más velas y enciéndelas necesito más luz -bufé por lo bajo, mientras dejaba el libro pesado que había estado leyendo para distraerme. Había estado todo el día mirando locales vacíos tanto en el callejón Diagón como en el callejón Knocturn. Sin éxito. Necesitaba un sitio en dónde establecer un cuartel general y que no levantara sospechas. De manera provisional había recibido a gente en casa pero no era lo adecuado, necesitaba de algo más profesional y para la idea que tenía en mente, quería dejar mi casa al margen. Sobre todo, para evitar represalias de posibles negocios frustrados.

A pesar de llevar el pijama puesto, con las zapatillas y la capa de armiño negra no pude evitar sentir cierto escalofrío aún con la chimenea rugiendo. Levanté con cuidado el sello y lo abrí. Miré en su interior, había varios pergaminos y otras cosas. Lo vacié encima del sofá y pude ver que era un informe detallado de algo importante. Además, venía acompañado de fotografías tanto muggles como mágicas. 

Mi elfina se apareció nuevamente mientras dos elfos traían mágicamente una mesa con pergaminos tinta y plumas. Me conocían demasiado bien. Antinoo y Cesarión se habían ofrecido a hacer guardia esa noche en los exteriores en cuánto supieron que la cosa quizás pudiese ser grave. Me serví una copa con hielo y empecé a leer mientras daba un sorbo. Indiqué a Galadriel que se quedara mientras los otros elfos se iban. Realmente era el único ser mágico en que confiaba y sabía que mis secretos estaban a salvo. 

- Me temo que el asunto es más grave de lo que parece -susurré por lo bajo mientras veía las fotos y leía con atención- el consejo Erebus detectó cosas en el norte de Italia. No, no es un levantamiento. Esa rebelión ya fue sofocada -dije para tranquilizar a la elfina jefe- me temo que es una droga en que, quien la tome se puede convertir en mago o eso tengo entendido... necesitaré más información, porque no lo acabo de comprender bien. Hay que poner las cosas en su sitio -miré la hora en un reloj de bolsillo que tenía guardada en la capa y vi que era de madrugada pero igualmente tendría que dar el mensaje de alerta- hay que avisar a cada jefe de zona de éstas cosas y a mi familia. Hay que parar ésto como sea... ¿Sabemos si el ministro de magia, está al tanto? -pregunté al aire- da igual... ya es hora de hacer mover nuestros contactos -con el vuelapluma escribí varias hojas con los mismos detalles a todos los amigos que aún poseía. Se los di a mi elfina y ella entendió al momento - a la hora que sea. El mensaje tiene que ser entregado en mano.

Si querían guerra, la iban a tener... Me levanté del sofá y tomé un sorbo del licor...

- malditos bastardos - bufé por lo bajo mientras seguía maldiciendo. ¿Con quién podía contar? No lo sabía pero habría que parar esa locura.

[Thoth]

 

-Suave brisa de los mares, que sucumbe a las pasiones. - Mientras Phoenix entona algunos veros, una mítica canción  se escucha en el fondo. -agita el viento y nubla las visiones. -

 

Su objeto mágico se desprende una densa neblina que cubre al barco y sus alrededores, esto ocasionó que algunos aurores le llamará la atención, ya que antes habían visto velas negras en aquella embarcación. Esta poseía el nombre de Fénix Negro. Aunque, la referencia de muchos sería el símbolo de casi muerte de esa criatura, ya que su visión sería que acompaña a un mago previo a su muerte, como muchos libros narran en el caso de algunos magos, entre los cuales se destaca el apellido Dumbledore.

 

-¿Acaso viste lo mismo que yo? -

 

Cuestionó el auror a su compañero, el cual parecía no comprender lo que decía, quizás eran los nervios por estar en esa ronda de la guardia o porque no habían dormido, lo único que conocía era que tenía una misión y si esa era su tarea debería luchar en medio de los temores, aunque, esa velada los muelles escondían secretos en cada rincón, y no sólo era la droga que algunos navegantes comernciaba sino también la codicia de otros que ambiciona con tener el control de esos codiciosos seres sin magia. 

 

-Es solo una ronda más, como las otras veces. -

 

Refiere el otro auror, el cual había sido sobordamado por muchos marineros, era uno de los tantos que se doblega por la codicia y los placeres de los muelles, esa ratas del sistema legal y que sus cuentas se acrecenta en cada oportunidad, y aún así todo parecía indicar que quienes vendían la droga eran surtidos por navegantes de comercios secretos, entre ellos no se encontraba Phoenix, pero eso no significaba que en un futuro lo pudiera hacer si el precio valía la pena. 

 

 

[Kahlan Blackthorn]

 

 

 

Sadakat

Haz de la Noche...

Aquel portal se abrió como lo hacen las fauces de un dragón enfurecido, aquel que despertará tras meses de estar sumido en un profundo letargo— Tanto tiempo—deslizaba su lengua por sus labios, recordando lo delicioso que era el aliento de Julián. Si Kahlan se enterará de las andanzas de la Viceministra de Holanda, no le sentaría de lo mejor saber el nuevo nexo que existía entre la Holandesa y el Alemán. Gajes del oficio que le tocaba desempeñar sin chistar, porque esa era la mejor parte de su labor como miembro del gabinete de Kyle Blackthorn. 

— Trabajo es trabajo, no me arrepiento de nada de lo que hice o pude dejar de hacer—la sonrisa brillante que brotaba de sus perlas era deslumbrante. Reflejo perfecto de que estaba renacida en todos los aspectos que conformaban su existencia, amigada con la idea de pasarla bien costará lo que costará. Viéndose así misma como una versión más entregada a sus creencias y fiel a sus amistades cercanas. La noticia de que la cura para el gen mágico estaba a la venta dentro y fuera del mercado negro, no precisamente le hizo sentir como si estuviera reposando en una cama de rosas negras. 

Mataría a los causantes de todo ese desaguisado, cazándolos como si se tratará de ratas que abandonaban el barco, al sentir de manera irremediable que el mismo se hundía. Nadie jugaría con el gen que le corría por el torrente sanguíneo, poniendo en tela de juicio la pureza de la sangre que le legarán los Blackthorn. El descubrir que Kyle y Kahlan eran sus primos, echaba por tierra las aspiraciones del Ministro y la Viceministra de volver a tener otro encuentro candente en la oficina privada de la Vidente. 

Los padres de la rubia, nunca se atrevieron ahondar demasiado en ese asunto. Olvidando por completo las consecuencias que eso podría acarrear, el verse como un par de desconocidos desencadenó en un romance prohibido que les hizo perder la cabeza y llegar hasta las últimas consecuencias. Agradecida por no haber concebido a un pequeño, porque eso si que hubiera abierto de golpe la caja de Pandora— Ni pensarlo—bromeó escuchando detrás de la puerta las advertencias que le hacia Kayra a su hermano Julián. Si ella supiera como estaban las cosas realmente entre todos ellos, no se preocuparía tanto en apagar una llama que jamás se terminaría de encender del todo entre la gemela de Kyle y el mayor de los Morgenstern.

— Lamento interrumpir, pero creo que estás errando un poco el camino, cuñada—hablaba con determinación mirando a la joven—Kahlan y tu hermano, no tienen nada más que un trato para atrapar a otro cabo suelto. El primero se lo entregué yo, personalmente a Kyle y este segundo, pues irá llevando de la mano por Keyra Lennox—finalizaba su perorata captando la mirada seductora del mayor de los herederos del linaje Morgenstern. Las cartas ya estaban sobre la mesa, dispuestas para brindar manos ganadoras a los que se atrevieran a jugar ese juego tan peligroso y desafiante.

Editado 13 de Mayo del 2022 por Kahlan Blackthorn

[Valky]

Oculta entre las sombras la pelinegra, usando su forma animaga, aguardaba con paciencia el momento en el que se diera el intercambio. Había estado siguiendo el rastro de aquella droga desde hace mucho y finalmente uno de los miembros del simposio le había entregado información, que luego de comprobarla, resulto ser realmente de utilidad.

En aquel muelle se llevaría a cabo una entrega y si todo salía como lo tenía planeado, se haría con una muestra y además podría “persuadir” a quien la distribuía para que le diera información sobre su jefe o al menos descubrir quien la estaba fabricando o mejor dicho replicando. El laboratorio de la Inquisidora fue destruido, ella misma había ayudado en esa tarea, pero al parecer había más de uno, como una hidra con muchas cabezas y lo único que habían hecho era corar una.

—¿Estás seguro que nadie te siguió? No quiero sorpresas…— dijo un hombre vestido de negro quien con poco disimulo y algo nervioso empuñaba una varita.

—Revisé el lugar dos veces a esta hora no hay nadie ¿Trajiste lo que pedí? —Preguntó el interlocutor con algo de impaciencia.

Deslizándose silenciosamente Kaori avanza un poco para poder ver si efectivamente era lo que estaba buscando, en la caja había polvo de cuerno de unicornio, fantasías patentadas y en efecto, varias dosis de aquel liquido azul que podía otorgar magia por un periodo de tiempo algo considerable. Teniendo la confirmación visual volvió a tomar su forma humana y lo primero que hizo fue aturdir al traficante muggle.

Fue cuestión de segundos para que todo fuera un completo desastre, ya no era solo un enfrentamiento de uno contra uno como ella lo imagino, estaba rodeada por al menos diez magos que de inmediato empezaron a atacarla. Movió su varita con rapidez tratando de protegerse lo mejor que podía, pero eran demasiados ¿De donde habían salido? ¿La habían estado esperando? ¿Pero cómo?

—Maldita rata de alcantarilla —Susurró molesta cuando comprendió lo que estaba pasando y fue tan solo ese segundo de distracción lo que hizo que sus defensas tambalearan.

Una maldición golpeo de lleno en su abdomen dejándola sin aire… ‹‹maldición›› pensó justo antes de que una figura encapuchada que no sabía si era amiga o enemiga la tomaba de la cintura haciéndola girar y desaparecer de aquel muelle.

@ Ky.

[Ky.]

Llevaba tiempo en el que luego de su salida de aquel bando Tenebroso, se había mantenido en las sombras al cuidado de su esposa, Kaori, no había tenido razón alguna para presentarse ante ella luego de su última reunión en la cocina de aquella casa de seguridad antes de decidir regresar al lugar donde según él, lo hacía enormemente feliz. Cuando equivocado estaba, no iba a mentir que se sintió bienvenido y muy querido cuando el bando oscuro le abrió los brazos, pero no había noche alguna que no deseaba estar junto a Kaori para protegerle. 

Sus ojos miel no perdían movimiento alguno realizado por la bruja de cabellos negros, que se encontraba en su forma animaga, él podía reconocer a su mujer a lo lejos y también de cualquier forma ya sea con una nueva apariencia o con su forma animal. Los siguientes segundos pasaron tan rápido que no se percato el por que Matsudaira se encontraba en medio de fuego cruzado, así que aunque sabía que la mujer con la que se había casado y era el amor de su vida era 3 veces más fuerte que él mismo, se apresuro a sujetarle de la cintura con ambos brazos y desaparecer de aquel sitio complicado. 

—¿Me puedes decir por qué te expones tanto? —trato de no sonar tan histérico, pero había fallado completamente, Aries estaba a nada de reclamarle el hecho de que por poco podía salir herida. —Habla Kaori, ¿qué te hizo ser una persona imprudente? 

Sus brazos la dejaron libre, estaba listo para cualquier reacción que su aun esposa pudiera tener luego de haberla regañado.

[Valky]

Todo a su alrededor da vueltas, el dolor en su abdomen se hace cada vez más fuerte y el no saber hacía donde la están llevando solo intensifica su malestar, intenta zafarse del agarre en un vano intento por escapar ¿Pero a donde iría? No creía tener la fuerza suficiente como para continuar y probablemente terminaría con una despartición severa o posiblemente muerta. Una nueva punzada en su estomago le recordó que probablemente ya estaba en proceso de morir. 

Cuando finalmente sus pies tocan suelo firme debe admitir que se sintió un gran alivió cuando reconoció la voz de su esposo, que aunque molestó y un tanto histérico, podía ayudarla. No sabía si podía mantenerse en pie, más cuando él la liberó descubrió que no podía. Se llevó las manos al estomago, sentía que su piel quemaba, que todo dentro de ella ardía en llamas y parecía esparcirse conforme pasaban los segundos. 

¿Cómo es que no se había dado cuenta de las verdaderas intenciones de Dimitri? Se sintió est****a por haber confiado en él, sobre todo porque a sus oídos ya habían llegado varios rumores sobre una posible rebelión entre los miembros del Simposio y ella al ser una de las lideres, era el principal blanco, pero ¿Dimitri? le costaba creerlo, le dolía su traición.

—Fue... una... trampa...—dice entre jadeos de dolor, había soltado la varita en cuanto llegó y ahora estaba a un par de metros de donde ella estaba, aunque en el estado en el que se encontraba no creía ser capaz de contener la maldición. —Lo... siento —Se disculpo, retorciéndose del dolor, creyendo que moriría a causa de esa maldición desconocida, su visión se empezaba a nublar y lamentó profundamente no ver por ultima vez el rostro de su hijo. 

@ Ky.

[Ky.]

En Shadowhunter.

—Ayúdame, se está muriendo mi esposa. —Aries le pedía de manera suplicante al recién llegado que le ayudara salvando a su Kaori.

Luk al principio creyó que era todo una broma del matrimonio pero al ver a la mujer que no soportaba el dolor, tomó su varita  y realizó un canto del eleboro para sanar cualquier herida que podría llevar Kaori wn su cuerpo

 

LUKYAN. –En cualquier lugar del mundo.

— Uno, dos, tres... —se encontraba contando de forma lenta mientras el pequeño Sammael se escondia en algún lugar de la casa con ayuda del personal de servicio.

La marca de vinculación que compartía con Aries comenzó a arder de una forma extraña, todo indicaba que el mago londinense estaba en problemas y necesitaba de su ayuda, a los segundos, la nota pidiendo que se presentará en su local, se hizo presente frente a él.

Llamó al pequeño demonio el cual llegó corriendo de su escondite y le explicó que se tenía que quedar solo sin que nadie pudiese cuidar de él, dicho eso, desapareció y apareció justo frente a Aries quien miraba las heridas de Kaori en sí vientre.

En Shadowhunter.

—Ayúdame, se está muriendo mi esposa. —Aries le pedía de manera suplicante al recién llegado que le ayudara salvando a su Kaori.

Luk al principio creyó que era todo una broma del matrimonio pero al ver a la mujer que no soportaba el dolor, tomó su varita  y realizó un canto del eleboro para sanar cualquier herida que podría llevar Kaori wn su cuerpo

Editado 12 de Mayo del 2022 por Ky.

[Valky]

En algún lugar de Londres.

Reunidos en un departamento nada llamativo, en un barrio a las afueras de la ciudad, en donde a esa hora de la madrugada tan solo se podía escuchar el ladrido o aullido a algún perro callejero, estaban tres hombres, uno de ellos sentado en una silla con las manos atadas en la espalda y un hilo de sangre corriendo por la frente.

—Dijiste que estaría sola…—le recriminó uno de ellos visiblemente molesto.

—Ahora no solo sigue con vida… sino que también sabe que vamos tras ella, será muy difícil tener otra oportunidad así —decía el otro hombre.

—Y lo estaba… no era miembro del simposio, se los aseguro, no sé de donde salió —intentaba justificarse aunque sabía perfectamente cuál sería su destino. —Pero vi como una de las maldiciones le impactaba, puede que esté muerta—Seguía hablando aunque la otra pareja había empezado a murmurar entre ellos y parecían no prestarle atención.

—Avada Kedavra—dijo entonces el más alto acabando con la vida de Dimitri. —Sabía demasiado, intenta averiguar si sigue con vida… si es así hay que buscar una nueva oportunidad de quitarla del camino y limpia todo y desaparece el cuerpo —Añadió golpeando el pie inerte de Dimitri.

 

Shadowhunters

El dolor por un momento le dio una tregua, suficiente como para que la pelinegra recobrara el sentido, aun siente que quema por dentro y su frente perlada de sudor daba fe de ello. A pesar de que sus parpados se sentía pesados hace un esfuerzo por reconocer el lugar en donde está, por aclarar su mente, por recordar que estaba pasando.

La voz de su esposo Aries pidiéndole ayuda a alguien más la hacen reaccionar y despejar un poco su mente, intentó hacerse a sí misma una curación, pero, a pesar de que lo logro, el efecto del hechizo fue muy débil.

—Necesitan… necesitan… contener la maldición —Balbucea en dirección a Lukyan y Aries, más luego recuerda —Mi… laboratorio… un frasco morado… nos dará tiempo —Era una poción en la que había estado trabajando para ayudar a Emily, quien sufrió un accidente similar en una misión y aunque aún no la había terminado de probar, podría funcionar.