Ollivander's (MM B: 94928)

[Kahlan Blackthorn]

 

Selene estaba siendo honesta respecto a los sentimientos que le profesaba al Holandés. Un año distanciados, parecía no haber causado mella alguna respecto a lo que ambos albergaban dentro de sus corazones. Si era verdad que el al ser Ministro, contaba con todos los medios de transporte muggles y mágicos, para hacer uso de ellos a placer a la hora que quisiera. 

— Entiendo tu punto, jamás volvería a separarme de mi hijp. El y yo, siempre estaremos unidos más allá de un nexo de sangre, porque será inmortal como yo o eso espero—comento sin ejercer presión respecto a ese tema— No me disgusta que sea humano, pero prefiero que este protegido contra cualquier daño que quisieran lanzar contra el o quieran afectarme a mi usándolo como blanco—indicó recordando la maldición que purgaban sus hermanas y el Macnair. 

— Es un tema delicado, pero es el legado que me heredo mi padre Pik. No me quita el sueño, pero tampoco lo tomo a la ligera—observaba su pequeño jugar embelesado con su trenecito— Ya te lo dije, presionar no es mi estilo y lo sabes—se acercaba a una de las ventanas— Ha pasado un año entero, cosas acontecieron en nuestras vidas. Mírate a ti, hermosa y delicada como siempre y yo, bueno yo soy más poderoso que antes —intentaba no sonar en extremo arrogante— Puedo tener lo que quiera y a quien quiera, pero esa no es la verdadera felicidad—entrecerro sus ojos— Te lo vuelvo a repetir, te quiero en mi vida. No como un pasatiempo, sino como la madre de lo hijo y la mujer que quiero. Una boda no es un plan para mi, no ante el ritmo de vida que llevo y los gustos que poseo—la verdad brotaba de sus labios de forma despreocupada. 

— Ofrezco lo que soy y lo que tengo, jamás te mentí. Tú eres de las pocas damas que conocen al verdadero, Kyle. Contigo fui más que honesto a decir verdad, supiste como romper cada pared de la coraza que edifique entorno a mi persona. Abriste puertas que se crearon para permanecer cerradas, pero diste con la llave y ahí las consecuencias—ladeando la cabeza incrédulo. 

— Tu y yo, Selene. Lo queramos o no, el destino lo ha decidido y escrito con la sangre de ese pequeño. Es la viva imagen de lo que sentimos y seguiremos sintiendo, por siempre y para siempre. Aprendí aceptarlo y por eso te busqué sin descanso—pasaba su zurda por su cabello, mirándola fijamente. No dejaría de pelear por ella, costará lo que costará. 

@ Ada Camille Dumbledore

 

Editado 4 de Diciembre del 2021 por Juv Macnair

[David Augustus Lestrange]

El caballero caminaba a paso firme sintiendo como la fría brisa chocaba con su rostro. El invierno golpeaba con dureza haciendo que salir de casa fuese toda una aventura si uno no iba con la ropa adecuada. Metió las manos en el interior de los bolsillos del largo abrigo que llevaba puesto mientras miraba a un lado y a otro, imaginando que su destino no podía estar muy lejos si las indicaciones que le habían dado eran correctas. Se dirigía a una conocida y famosa tienda de varitas. 

Pasaron varios minutos hasta que se encontró cara a cara con la puerta que daba acceso al interior del negocio que buscaba. Agarró el pomo de la puerta, lo giró y empujó para poder acceder al lugar. Cerró la puerta para que el frío no entrase dentro, donde hacía una temperatura agradable. Debido a esa circunstancia decidió desabrochar su prenda para dejar a la vista los vaqueros y el jersey que llevaba debajo, un vestuario bastante casual, cómodo y sencillo para lo que iba a hacer.

Pocas habían sido las ocasiones en las que había tenido la oportunidad de viajar a Reino Unido. Ahora que vivía en ese país, se sentía emocionado de visitar lugares con tanta historia detrás como aquel. ¡Más de mil años abierta y en funcionamiento! Su decisión de haberse mudado desde su país natal había sido en gran parte motivado por poder conocer todos esos rincones que todo mago y bruja debería visitar alguna vez a lo largo de su vida. No iba a desaprovechar la oportunidad de hablar con alguien que supiera sobre varitas.

—¿Señor Ollivander? —preguntó revisando la hoja de periódico antiguo que llevaba en su mano, en la cual había un anuncio de la tienda con la imagen del famoso mago apareciendo en la misma. El anuncio en cuestión tenía muchísimos años, tantos que era imposible saber con exactitud si aquel hombre había fallecido, se había jubilado o simplemente se había desaparecido. Se imaginaba que pronto descubriría quién atendía en la actualidad el negocio, así que solo tenía que esperar.

Entre tanto, se puso a mirar a su alrededor para tener algo que hacer imaginando qué grandes hazañas harían los siguientes clientes que comprasen las varitas que allí se exponían.

 

@ Ada Camille Dumbledore

[Ada Camille Dumbledore]

 

El frío del invierno se hacía más fuerte a los finales de enero, sabía que ese día era el cumpleaños de mi hija y debía estar con ella, pero hasta la noche iría a verla en el Chateau, de seguro estaba en ese momento en París en alguna celebración con los del Ministerio de Magia Francés, allá le tenían mucho cariño. Por su parte mi pequeño André estaba muy callado y empecé a buscarlo por la tienda, finalmente lo encontré escalando por los estantes de varitas, la verdad su habilidad de medio vampiro le hacía bastante hábil para ciertas tareas que un niño de su edad no debería realizar. Era un pequeño muy traviesos, lo alcance y lo sostuve en brazos besando sus mejillas, mi dulce niño era adorable.

La campanilla de la puerta principal sonó y me dirigí al frente de la tienda, para mi sorpresa un mago estaba allí preguntando por mi tío abuelo.

 

- Buenas noches caballero, ¿Esta usted buscando a Garrick Ollivander, el fabricante de varitas?

 

Pregunte amablemente mientras que André huía de mis brazos y salía tras Severus que con un maullido fugaz se había dado a la fuga.

@ Augustus Ronaldo Teixeira

 

Editado 26 de Enero del 2022 por Ada Camille Dumbledore

[David Augustus Lestrange]

La escena que se presentó ante sus ojos le parecía más típica de una mansión familiar que de un negocio con renombre, pero no le importó ese ambiente tan familiar en el que la persona encargada tenía en brazos a un niño pequeño. Giró su cuello esbozando una leve sonrisa mientras veía al pequeño salir corriendo de los brazos de la mujer. Estar en un establecimiento tan informal le parecía agradable. Un pequeño caos que no tenía la menor importancia.

—Así es. ¿Es usted? Si que le han sentado bien el paso de los años... —comentó con una sonrisa echando un nuevo vistazo a la hoja que llevaba consigo, donde lo que se veía era un hombre con más de medio siglo en sus piernas y lo que tenía frente a sus ojos azules era una señora con pelo morado. Evidentemente, no iban en serio sus palabras, simplemente estaba haciendo una pequeña broma como forma de romper el hielo.

Si bien su idea inicial era poder entablar una conversación con el afamado fabricante de varitas, no tenía inconveniente en hacerlo con otra persona que supiese sobre el tema que lo había llevado hasta allí. Si el negocio tenía tantos años abierto claramente debía de ser porque tanto los magos que estuvieron antes que el señor Garrick, como los que vendrían después, sabían por lo menos tanto como él. 

—¿Sabe dónde está? Necesito ayuda. —aclaró sacando su varita del bolsillo de su pantalón y aferrándola con firmeza en su mano izquierda. Hizo una leve floritura con su mano que no provocó más efecto que un par de brillantes chispas sin mayor importancia. Si había ido hasta allí era porque necesitaba una nueva. La tienda donde sus padres le habían comprado su primera varita no estaba mal, pero estaba convencido de que la calidad de la misma no era tan buena como las que podía encontrar en una de las tiendas de varitas más famosa del mundo.

Y no hay nada más importante para un mago que su varita. Mientras esperaba las respuestas de la desconocida siguió con la mirada al pequeño niño que correteaba felizmente por allí.

 

 

@ Ada Camille Dumbledore

 

[Ada Camille Dumbledore]

El instante en el que yo me dispuse a atender al caballero que había llegado al local buscando al tipa abuelo Garrick, mi hijo había corrido tras mi Kneazle y el pobre animal había corrido despavorido para huir de los abrazos asfixiantes de mi pequeño, una mirada con un gesto a mi elfina Nana para que lo siguiera y se encargará de él, mi pequeño era algo travieso y debía estar controlado pues sabía que mi mascota podría ser algo agresivo al tratar de defenderse. El caballero terminó de sorprenderme con sus palabras y sin reiterar me reí con algo de vergüenza note que no era más que una broma, pero en el momento de contestarle tuve que serle sincera, una nueva de tristeza asomo en mi rostro. 

-    Lamento decirle que mi tío abuelo murió, hace ya   años… 

La voz cantaría salió algo triste, yo había conocido al tío abuelo siendo solo una niña y quien me había enseñado el arte de las varitas hacia sido mi tía Magenta Ollivander, ella había sido la presiona que me acogió en mi auto exilio tras haberme casado muy joven en contra de la voluntad de mi familia y ella también se había ido de viaje fuera de Inglaterra hacia ya mucho tiempo. Salí de mis ensoñaciones y en cuanto vi su varita sabía que podía ayudarle. 

-    Yo puedo ayudarle, permutar su varita, veremos que le sucede, si es necesario cambiarla o definitivamente tendrá que escoger una nueva. 

Le sonreí amablemente, me hacia pensar que uno no podía andar por ahí con una varita dañada, pues eran el elemento más importante en la vida de un mago. 

@ Augustus Ronaldo Teixeira

Editado 29 de Enero del 2022 por Ada Camille Dumbledore

[David Augustus Lestrange]

—He llegado tarde. Lo lamento. —comentó con tono neutro ante la noticia. 

Desconocía cuánto tiempo había pasado desde su fallecimiento, pero se lamentaba de no haber tenido la oportunidad de conocer a uno de los magos que más conocimientos sobre las varitas mágicas poseían. Estaba convencido de que hubiera sido una conversación bastante fructífera. El joven tenía la intención de ampliar su entendimiento sobre ese valioso objeto porque estaba convencido de que cuanto más supiera, más potencial iba a poder sacarle a su magia. Tendría que buscar alguna alternativa.

—Me parece perfecto. —dijo esbozando una sonrisa mientras observaba a la bruja.

Movió negativamente con la cabeza guardando su varita. Para ser exactos no le pasaba nada, simplemente quería tratar de encontrar una más poderosa. En su momento había estado leyendo sobre la leyenda de la Varita de Saúco, pero no necesitaba tanto. Necesitaba una de buena calidad, una fabricada por uno de los mejores o en su defecto por una descendiente como sería ese caso. Guardaría con mucho cariño su primera varita, pero si quería seguir progresando en su búsqueda de conocimientos mágicos debía de cambiarlo todo.

—A decir verdad vengo en búsqueda de una nueva. Una varita poderosa, pero que al mismo tiempo me permita hacer magia hermosa, ¿crees que podremos encontrar algo así? —intentó explicar. No solamente quería hacer hechizos poderosos que pudieran serle de ayuda en caso de un duelo, guerra o enfrentamiento de cualquier índole. También quería una con la que poder mostrar al mundo que la magia también podía ser una forma de expresar sentimientos, de hacer arte. La verdadera magia era bonita de ver. —Claro que... por lo que tengo entendido la varita elige al mago, ¿eso es verdad? —preguntó. 

Si estaba en lo cierto no tendría la capacidad para elegir una, pero esperaba que aquella que le eligiese a él cumpliese con las características que estaba buscando porque de esa forma seguro que harían un buen dúo.  

No quería que la mujer pasase una mala tarde por su culpa, pero dado que no había tenido la oportunidad de conocer al señor Ollivander y ella era su familiar no podía dejar pasar la oportunidad de hacer preguntas sobre su persona, sobre su memoria.

—¿Cómo falleció? ¿Muerte natural? —tenía interés real por los célebres magos británicos.

 

 

@ Ada Camille Dumbledore

[Ada Camille Dumbledore]

 

El caballero estaba en busca de respuestas y no era algo descabellado que fuera allí, el tío abuelo Ollivander había creado miles de varitas las que había Fabricado con el sentimiento de que cada una de ellas fueran poderosas y le sirvieran al mago de manera cabal, que fueran no sólo poderosas sino que dieran su máximo siempre. Esa había sido la consigna para que el tío abuelo Garrick fabricará siempre con detenimiento cada varita que hacía. Tal vez la gente no entendía pero este elemento mágico era en sí muy importante para canalizar la magia del mago y lograr hacer cosas maravillosas. Suspiré viendo la tarea que tenía adelante, era algo muy emocionante estar en la búsqueda de una varita para un mago. La razón príncipal de todo esto Er que la varita era la que elegía a él mago y no el mago a la varita, la lealtad de este elemento mágico se basaba en la decisión de este mismo y no en la persona.

-Bueno el tío abuelo murió tranquilo, aquí mismo en su apartamento que queda justo en el tercer piso de la tienda. Justo es mi hogar ahora… viéndolo así parece el destino de los Ollivanders ocupar aquel sitio por convicción más que por necesidad.

Reflexione en voz alta sin pensar en la persona que tenía adelante lo miró con algo de vergüenza y sonreí amablemente.

 

- Caballero, pues con gusto le ayudaré en su búsqueda, denme un momento le traeré algunas opciones.

 

Tome algunas cajas de diferentes estantes escuchando como cada una de ellas se ofrecía a la prueba, nadie entendía eso, era más como escucharlas, sentirlas, era una relación inexplicable entre el creador y el elemento mágico. Lleve tres cajas, destape la primera: una varita fabricada en madera de vid, 29 centímetros, su núcleo el nervio del corazón de Opaleye de las Antípodas, semirrigida. Le ofrecí la varita al mago por el mago para que el la probará.

@ Augustus Ronaldo Teixeira

 

 

Editado 2 de Febrero del 2022 por Ada Camille Dumbledore

[Valeskya Granger]

Valeskya llevaba días ansiosa y sabía perfectamente el motivo que la tenía así. Tenía un par de meses que había regresado a Londres y no sabía nada de su hermano, Joaquín. Estaba más que claro que no estaba en la mansión, lo que quedaba de ella, ni en ninguno de los negocios familiares; supuso que había emprendido alguna clase de viaje y obviamente no había avisado a nadie, tal como ella lo hacía. Ambos tenían la costumbre de ir y venir por doquier y de una manera u otra siempre terminaban coincidiendo en algún lugar, en algún punto del mundo y de sus vidas.

 

Lo cierto es que lo extrañaba un poco, solo un poco, lo suficiente como para estar fastidiándolo y de paso tener a alguien con quien conversar. Siempre había un punto dentro de sus conversaciones, donde las cosas se desviaban al punto de acabar peleados por una u otra tontería. Esa dinámica familiar siempre les había funcionado, porque ahora ella estaba ahí, tratando de averiguar qué había sido de él.

 

- No está en la mansión, ni en Ottery Fitnes, ni en el karaoke… - Se encontraba divagando mientras sus pasos la guiaban por la calle empedrada de Diagon. La ojivioleta iba hablando sola, provocando que algunos magos y brujas voltearan a verla mientras que seguramente por su mente todos pensaban que estaba loca. – Qué fastidio ¿ahora a quién voy a molestar? Es aburrido si está él, pero más aburrido si no está. –

 

Pasó cerca de un puesto de varitas y fue como si algo hiciera clic dentro de la mente de la joven bruja. Ollivander’s era uno de sus sitios favoritos para comprar y dar mantenimiento a varitas mágicas; seguido de una gran tradición, también recordaba que su hermano había formado parte del negocio, pues un par de veces había estado atendiendo ahí, aunque suponía que era más un ayudante. Pero ese tema de conversación había sido tan delicado como cualquier otro que implicaba la vida personal del Granger; sabía que Valeskya aprovecharía algún rasgo de debilidad, por mínimo que fuera para molestar.

 

Sin más, guio sus pasos hacía aquel negocio de varitas, mientras el aire gélido golpeaba con suavidad su pálido rostro. Afortunadamente el aire no era tan fuerte como para agitar su cabellera negra, lo cual agradecía, así no la despeinaba. Ese día había elegido una blusa de color rojo y un pantalón de mezclilla. No transcurrió mucho tiempo en lo que llegó al local y sin más, abrió la puerta; tal como se hubiera esperado, el sonido de lo que creyó que era una campanilla de viento, sonó al tiempo que entraba, lo cual anunciaba una entrada de lo menos discreta que lo que ella hubiera querido.

 

- Hola – Exclamó a manera de saludo, mientras se dirigía a las dos personas que se encontraban allí , una de ellas era un rostro conocido para ella. – Selene, un gusto verte nuevamente.  Vengo por… por un par de cosas, una de ellas es que quería darle mantenimiento a mi varita, está bastante desgastada y pues… eso. – Terminó de murmurar,  mientras daba un vistazo rápido al lugar y comprobaba que su hermano no se encontraba allí.

[David Augustus Lestrange]

Asintió mientras escuchaba la historia de la muerte del famoso dueño de Ollivander's. No estaba seguro de que fuese bonito descubrir que había muerto en ese mismo local, pero sí que hubiese sido fantástico enterarse de que había decidido quedarse en el mundo de los vivos como un fantasma, cosa que al parecer no llegó a suceder. Siempre que alguien fallece uno se pregunta qué les lleva a seguir el camino e imaginaba que cada uno tendría sus propias respuestas a esa pregunta. Le dedicó una sonrisa a la mujer, sí que parecía que esa familia de magos estaba destinada a ocupar ese lugar.

—Mientras permanezca en tu corazón supongo que no habrá muerto del todo —comentó. El fabricador de varitas seguiría vivo en el corazón de sus descendientes y en el recuerdo de muchos magos y brujas que lo admiraban y que, gracias a él, habían podido tener su primera varita. Con ese comentario terminaba su conversación acerca del fallecido caballero. 

Volvió a asentir mientras esperaba paciente. Perfecto, iba a poder ayudarle. La siguió con la mirada observando como agarraba diferentes cajas donde supuso que se guardarían diferentes varitas. Desconocía los motivos por los que había elegido esas cajas en concreto y no otras, pero supuso que eso es lo que diferenciaba a una persona que sabía todo sobre varitas y a otra, como el Templario, que no tenía ni la menor idea más allá de lo poco que había podido leer en algún libro de forma anecdótica.

—Veamos...

Agarró la primera que le ofrecían. La pasó de su mano izquierda a su mano derecha, haciendo florituras con ambas manos para ver cómo se amoldaba a su palma. En momentos así era una ventaja que fuera una persona capaz de usar las dos manos sin notar demasiada diferencia. A pesar de que la sentía cómoda, desde el primer instante se percató que no había esa conexión mutua que quería sentir en el momento que agarrase la adecuada. Por fortuna, había dos cajas más por lo que esa circunstancia no le desanimaba. Depositó la varita sobre la mesa esperando que la mujer le ofreciera otra, todo eso cuando alguien entró por la puerta.

Giró su cuello para ver de quién se trataba. No tenía ni idea, no la conocía. Lo único que sabía era que entre las dos sí que parecían conocerse.

—Adelante, por favor, yo no tengo prisa —dijo de forma amable haciéndose a un lado, indicando a Selene que no tenía ningún problema en que atendiese antes a su... ¿amiga? No sabía qué vínculo existía entre ambas. El caballero no tenía nada que hacer después, no había nadie que lo estuviese esperando así que, si quisiese, podía pasarse toda la tarde allí esperando. Esperaba que no tuviese que esperar tanto, claro, pero a fin de cuentas era un hombre educado, caballeroso y paciente. —Has dicho que en la tercera planta está tu apartamento, pero... ¿qué hay en la segunda? ¿Algo que los clientes podamos ver? —preguntó a la dependienta. Si había algo interesante no tenía problema en ir a explorar mientras atendía a la nueva clienta.

[Ada Camille Dumbledore]

Selene Ariane Dumbledore 

 

 

El arte de escoger varita era algo realmente complicado no era tan simple como mirar que varita te gustaba y ya, la varita escogía servir al mago y no al revés, además que según la propiedad de ser rígida, semirigida o flexible se refería a si ella cambiaría si lealtad hacia otro mago si era vencido en batalla y despojado de su varita.  El joven @ Augustus Ronaldo Teixeira se veía algo abstraído, al entregarle la primera varita la examinó y sin decir nada el tomo la varita, la paso entre sus manos casi probándolo con ambas como si le saludase y la probará, sonreí al ver como se tomaba el tiempo para conocerla. Tras unos momentos me la entrego, mire a la varita como cuando miras a un hijo que no quiere hacer la tarea y la deje de nuevo en su caja y su cubierta, tomé otra caja de color azul, esta varita había sido fabricada hace mucho tiempo por el tío abuelo. Era muy inusual su madera pero había sido hecha por el antes de mi nacimiento, era recia y fuerte, pero correcta lo que me hizo pensar su esa seria la varita.

-    Esta varita la hizo mi tío abuelo Garrick antes de que yo naciera, es de una madera muy singular Serbal, su núcleo está hecho de cabello de Quimera , tiene 26 centímetros y es rígida.

 

Le pase la varita a sus manos, el Serbal era un árbol usado por los celtas en su oráculo y cubrían el nacimiento de personas que nacían a principios de abril. La Quimera era una animal muy poco común, cabeza de León, cuerpo de lobo y cola de escorpión, no sabía cómo mi tío abuelo había conseguido su cabello sin haber sido atacado por la misma criatura. Bueno si yo había sido capaz de ir a las montañas e internarme en una cueva en busca de una mantícora para crear una varita para mis creaciones, no veía porque no lo hubiera hecho el… ambos teníamos pasión por la creación de varitas. La campanilla sono y los violáceos ojos de @ Valeskya Granger asomaron por allí, sonreí al ver a mi ex cuñada.

-Disculpe caballero, pruebe la varita, saludare a la dama.

Solté amable, salude a la vampira que llegaba, siempre hermosa y Perfectamente vestida, me recordaba a su hermano siempre bien presentados donde fueran.

-    Que gusto verte, por supuesto le daré mantenimiento a tu varita y si quieres un embellecimiento… creo que un hermoso diamante violeta siberiano no le vendría mal al mango de tu varita.

Sonreí a la joven bruja