Kiosko: Una mordida rapidita (MM B: 95066)

[Mia Zoeh]

La joven se veía tan emocionada como yo por la pizza. Me reí ante su comentario de la inmortalidad; ¿sería un vampiro también? Hice la nota mental de buscar sus colmillos disimuladamente cuando hablara o se riera. Si era como yo, deberían de ser visibles. Incluso en mi caso, en el que había sido muy humanizada sin perder las cualidades vampíricas básicas, dos colmillos un poco más largos de lo habitual en un humano eran perfectamente visibles cuando sonreía o me reía a carcajadas.

 

Nos levantamos para ir dentro del local a pedir, cuando una elfina se presentó frente a nosotros con dos menús. Miré a mi acompañante y regresé a sentarme, tomando el menú y oyendo atentamente a la elfina. No se veía demasiado feliz de estar allí. ¿La tratarían mal? Miré el menú y a mi compañera. Había muchísimas opciones de comida, y una vez las había visto todas, no sabía con cuál quedarme. Sólo de pizza, las opciones parecían infinitas.

 

Volteé a ver a mi compañera, que parecía indecisa también. -¿Algún tipo de pizza en particular que quieras?- le pregunté. Había descartado las opciones agridulces, como la pizza hawaiana, ya que no era fan de ellas. Pero aún así, las opciones no se habían reducido lo suficiente.

 

-¿Qué opinas de queso y pepperoni?- le pregunté, yéndome a lo clásico. Si ella quería otra cosa, quizás podíamos pedir separado.

 

@@Susan V. Goldstein @@Akiza Ravenclaw H.

[Valky]

No, ahora ya no podía dar marcha atrás y eso lo supo en el momento en el que el joven, quien educadamente la había saludado estrechándole la mano, se había disculpado con las brujas y se retiró. Lo siguió con la mirada y luego tras dar un suspiro volvió su mirada miel a la rubia quien había tenido una especie de visión. La miró con curiosidad, ¿cómo podía recordar lo que había pasado? Se preguntó , era tan solo un bebé. >.

—Sí, Akiza… es sobre tu pasado. Tu origen para ser exacta —empezó a decir la castaña —Años atrás tuve una hija que me vi obligada a abandonar para que estuviera a salvo, nunca más supe de ella… hasta ahora —estiró la mano y tocó la de su hija—Esa niña eres tu Akiza… sé que parecerá una locura, pero es verdad. Eres mi hija...—añadió.

Guardó silencio para que asimilara la noticia y que a su vez se preparaba para las preguntas y recriminaciones que le podría hacer. Había repasado la forma de decirle mientras llegaba al local y en ninguna era soltarle así de sopetón, pero su hija la había acorralado y no le había dado oportunidad de preguntarle nada como para tantear el terreno.

—Hace mucho que te buscaba… y resulta que siempre has estado tan cerca —susurró. De pronto los nervios habían desaparecido y se sentía muy serena, como si al revelarle a la Karkarov que era su madre, le hubiera quitado un gran peso de encima.

[Susan V. Goldstein]

Mi curiosidad se había esfumado al conocer un poco mas a Mia pero mi entusiasmo seguía en pie, mientras ojeaba el menú que la elfina con cansada benevolencia nos ofreció note que mi cabello volvía a su rubio natural poco a poco. Espero eso no sea raro para Mia pues en el mundo de los mortales se me hacia muy difícil de ocultar esta cualidad. Hay muchas opciones en este menú y la verdad no se cual escoger.

 

- Aun no - Frunzo los labios y la miro - ¿Qué dices tú?.

 

Mia aligero mis dudas con una excelente opción.

 

- Esa es la ideal - Sonrío una vez mas mostrando mis hoyuelos.

 

Ella parecía muy joven ¿Cuantos años tendrá? Quizás también sean décadas o siglos, puedo notar sus blancos y afilados colmillos cuando habla o sonríe. Debe de ser una Vampiresa.

 

 

 

 

@@Mia Zoeh @@Akiza Ravenclaw H.

[Mia Zoeh]

Sonreí ante la aprobación de mi acompañante, mientras delante de mis ojos pude ver su cabello volver al rubio que recordaba. ¿Metamorfomaga, quizás? ¿Sólo eso? No estaba asustada; por el contrario, estaba más bien asombrada. No conocía gente como ella, y siempre me habían parecido curiosos y divertidos. Iba a preguntarle luego, o a dejar que saliera el tema si se presentaba la oportunidad.

 

Volteé a ver a la cansada elfina que seguía esperando con su cuaderno de notas en la mano y le dije lo que pediríamos: una pizza grande con queso y pepperoni. Y para beber... -¿Qué quieres? ¿Un refresco, un licuado... Cerveza de mantequilla, jugo de calabaza?- le pregunté a Susan. -Yo pediré un refresco, y ella..- le dicté a la elfina, dándole paso a lo que fuese a pedir la otra rubia.

 

Iba camino a ser una excelente tarde. Presentía que esa chica y yo podríamos ser muy buenas amigas.

 

@@Susan V. Goldstein

[Susan V. Goldstein]

En el rostro de Mia había un toque de asombro ¿Debería decirle? Debe de pensar que soy una de esos escasos magos llamados Metamorfomagos, quizás lo sea o no, mi padre siempre dice que tengo mas cualidades demoníacas que mágicas. Tal vez sea un buen tema de conversación ya que también estoy ansiosa de saber sobre su vida como Vampiresa.

 

- Cerveza de mantequilla. - Respondo a su pregunta con una media sonrisa - ¿Te gusta mi cabello? - Bromeo.

 

Creo ya puedo entrar mas en confianza con este tema y así saber mas sobre la familia Targayen. Cojo asiento en una de las mesas para esperar el pedido y conocer mas de Mia Zoeh.

 

 

 

@@Mia Zoeh

[Mia Zoeh]

La pregunta sobre su cabello fue una total sorpresa para mí, y por eso sentí que me sonrojaba casi al instante. ¿Tan notorio era mi asombro por su cambio repentino de color de cabello? Me reí cuando ella lo hizo, dando a entender claramente que se trataba de una broma y que no era hostilidad ni nada parecido. Me caía bien aquella chica; no podía esperar para conocer todos los secretos que podía ocultar.

 

-Lo siento, ¿tanto se nota mi curiosidad?- me disculpé, aún entre risas. -Es lindo, aunque te sienta mejor el rubio.- le guiñé un ojo, intentando ser simpática, como si aquello fuese una charla normal entre amigas sobre qué color de cabello le sentaba mejor a la otra o qué prenda de ropa combinaba mejor con el color de ojos de la otra persona.

 

Nuestro pedido debía estarse preparando, así que decidí romper el hielo haciendo, por fin, la pregunta que tanta curiosidad me estaba generando. -Así que ¿eres metamorfomaga?- pregunté, notablemente curiosa.

 

@@Susan V. Goldstein

[Susan V. Goldstein]

- Para nada, lo disimulas muy bien - Trate de que no se sintiera incomoda por mi broma - Gracias, aunque me gusta mas cuando esta de verde esmeralda. - Comenté con gracia. En ese instante cualquiera que nos viera pensaría que eramos amigas de hace ya tiempo.

 

Su pregunta fue bastante directa pero ya era algo que esperaba.

 

- Algo parecido, el color de mis ojos y cabello cambia con respecto a como me siento - Le respondo - Los metamorfomagos pueden decir si cambiar o no, yo no lo puedo hacer, simplemente pasa y en algunas ocasiones es bastante imprudente tener esta cualidad... - Me río - Eso es debido a mi raza, influye mucho en mi apariencia y personalidad. - La miro a los ojos - ¿Qué hay de tí? ¿Me me dices de esos colmillos?.

 

Definitivamente, cuando trato de ser sutil no me sale bien, espero no halla sido muy directa o tocado un tema delicado.

 

 

 

@@Mia Zoeh

[Akiza Ravenclaw H.]

Christine elfina de Akiza

 

Esperé a que las brujas se hagan cargo del pedido. Me puse aburrida al oír sus conversaciones. Al menos las historias que contaba mi ama eran interesantes...al cabo de cierto tiempo, vi que ellas ya estaban listas para ordenar, así que anote rápidamente en su cuaderno su orden, asentí con la cabeza anotando todo y para estar segura repetí su orden.- Entonces desean una pizza grande con queso y pepperoni...un refresco y una cerveza de mantequilla.- vi que estaban satifechas así que me dirigí hacia la cocina.

 

Con pasos veloces fui hacia allá, obligué a algunos elfos que estaban de vagos a hacer la pizza, mientras que yo buscaba la cerveza de mantequilla y el refresco. "Mi ama debería darme un premio por todo lo que yo hago por ella" pensé mientras ponía en una bandeja las dos bebidas. Después de unos 10 minutos la pizza estaba en su punto, recién hecha con el queso derretido en la parte de arriba y los peperonis a su perfección. -Gracias al menos hicieron un buen trabajo.- comenté y me dirigí con las órdenes listas.

 

Llegué nuevamente hacia las dos brujas, ha pasado tanto ahí que no prestó atención a sus nombres, quizás mi ama me hable por no haberlo hecho, sin embargo sabía que la iban a felicitar. Dejé lentamente la bandeja con la orden lista.- Aquí está pizza de queso y peperoni, el refresco...y la cerveza de mantequilla...si desean algo más me lo hacen saber...- dije con una leve reverencia, y me alejé del lugar preguntándome quiénes eran esas dos chicas.

 

 

Akiza Ravenclaw H. con Valkyria Karkarov

 

Quizás no estaba preparada para oír lo que acabé de escuchar, Valkyria...¿es mi madre?, quizás en ese momento ya no pude detener a Seba que se levantó de la mesa a recorrer un poco el lugar, sin embargo al menos no escuchó lo que dijo ella...¿Me abandonó?. Mi mundo ninja era muy complejo de entender, por algo cuando me dijeron que tenía poderes mágicos, que tenía que desarrollarlos para que no tenga ningún tipo de problema...no pensé que eso haría que encuentre a mi verdadera madre...

 

Negué varias veces, realmente me parecía absurdo aquello...tanto tiempo convivido con Valky...para así enterarme así sin más que ella era una persona especial...que yo estaba con ella unida de cierta forma...-No...no puedo creerlo...¿en serio eres mi madre? ¿Cómo...cómo te diste cuenta de eso...? Somos tan diferentes...- respiré hondo para calmarme, sabía que si no lo hacía cualquier cosa podía pasarme, en especial físicamente por el cambio de "dimensión".

 

-¿Puedes....contarme, el porqué me dejaste en ese lugar?.- pregunté sintiendo cómo el color de mi rostro desaparecía.

 

@

[Mia Zoeh]

Me sentí muy relajada cuando se tomó mi comentario de buena manera. Quizás había sido demasiado directa, y había personas a las que podía molestarle. Pero ella no era una de esas personas, y a mí me gustaba eso: se parecía mucho a mí en ese aspecto. Era extraño que yo tomara algo como personal y directo, o que me tomase algo a mal si no iba claramente con la intención de hacer daño.

 

-Me gustaría verlo de ese color, la verdad. Sería curioso, como mínimo.- me reí ante la imagen mental de ella con el cabello verde esmeralda. Había visto muchos colores de cabello en mi vida, sobre todo viviendo con muggles, pero jamás un verde esmeralda. En mis épocas de adolescente, los veranos los pasaba rodeada de chicas con el pelo rosa, celeste, violeta o con mechas californianas. Era lo normal en mi entorno, pero obviamente, ninguna de ellas era metamorfomaga.

 

Cuando comentó sobre su raza probablemente en mi rostro se reflejó lo extrañada que estaba. ¿Raza? -Así que no eres sólo metamorfomaga...- le dije, sonriéndole. Y luego, comencé a reír ante su comentario sobre mis colmillos. -¿Hablas de éstos bebés?- le pregunté, sonriendo y dejando que ambos colmillos reposaran sobre mi labio inferior.

 

-Soy un vampiro, aunque uno bastante peculiar, debo decir.- comencé a contarle. No solía hablar de ésto con mucha gente; creo que fuera de mi familia, podía contar con una mano sola la gente que sabía la historia completa. -Fui mordida a los seis años por un vampiro milenario. Y sí, era muy pequeña, en realidad debería haber muerto a media transformación, pero sobreviví. Sí, soy inmortal.- añadí, agregándole algo de comedia a lo trágica que era la historia de por sí. -Además, mi familia mágica se dedicó a realizar hechizos de alta complejidad para que yo pudiese sobrevivir y pasar desapercibida entre humanos. Así que no tuve la etapa de neófito en la que no controlas el impulso de beber sangre.- expliqué. Podía sonar muy loco para quien no lo había experimentado de cerca, pero yo ya me había acostumbrado a ello. -Digamos que esa magia logró "humanizarme" en cierta forma, por lo que tengo todas las cualidades buenas de los vampiros, como la fuerza, la velocidad, la palidez y éstas bellezas de colmillos, y sin embargo, puedo vivir perfectamente entre humanos ya que no es estrictamente necesario para mí beber sangre. Además puedo sentir sueño y dolor, así que poseo cualidades humanas básicas.- acabé la historia.

 

-Lo siento, ¿hablé mucho?- me disculpé, sintiendo que me sonrojaba de nuevo. Eso solía pasarme cuando me emocionaba contando una historia. -¿Qué hay de ti? ¿Qué es eso de tu raza?

 

@@Susan V. Goldstein

[Valky]

La reacción de la joven había sido más relajada de lo que ella había imaginado y aquello sin duda alguna la hizo sentir más cómoda con aquella charla, se esperaba aquellas preguntas y que en primera instancia no le creyera, después de todo llevaban algún tiempo de haberse conocido, sin contar con que la vampiresa podía ser la hermana mayor de la rubia y no la madre.

—Si… por increíble que parezca yo soy tu madre y también tienes razón en que no nos parecemos. Pero eso tiene una explicación sencilla… —dijo la castaña con una sonrisa en los labios—Te pareces a tú padre… aunque él tiene el cabello blanco… pero el tono rubio tuyo me recuerda a cuando él era un adolescente… quizá con el tiempo el tuyo también se vuelva blanco—añadió. De todos los hijos de la pareja Karkarov ninguno había sacado el color de cabello de Bastian, Little tenía el mismo tono castaño de ella y Kelian había heredado el tono azulado de la abuela Ainé, pero nadie el tono blanco de Bastian, quizá Akiza fuera la excepción.

—Respondiendo a tus otras preguntas —procedió la ojimiel— Te buscado desde hace mucho pero cuando fui a la aldea en la que naciste, busque a la mujer que me ayudó pero había muerto a causa de una rara enfermedad y no pude dar contigo —relató la bruja —buscarte tanto y fracasar en el intento una y otra vez empezó a afectarme… Bastian finalmente me hizo desistir. Aunque yo no me rendí, había una persona… buen en realidad un fantasma que sabía de tu paradero…solo tenía que dominar la magia que me ayudara a comunicarme con ella —explicó la Karkarov.

—Finalmente obtuve el suficiente conocimiento para poder adquirir una habilidad así que fui al Ateneo para que el Arcano de Nigromancía me enseñara, me costó dominarla pero al final lo logre —relató la castaña rozando inconscientemente una cicatriz en el brazo en el que hasta hace poco había estado tatuada la marca tenebrosa. A pesar de que ella sanaba rápido gracias a que era una vampiresa, las heridas hechas por magia eran otra cosa, quizá aquella cicatriz nunca desapareciera, solo el tiempo lo diría.

—Fue la mujer que te acogió como hija suya la que me ayudó a encontrarte — evitó contarle los detalles de la búsqueda del fantasma que la había ayudado, le había llevado tiempo ubicarla, pero había valido la pena pues ahora finalmente estaba junto a su hija. Hizo una pausa y luego respondió a la otra pregunta, quizá la más difícil.

—No me quedó alternativa, tenía que protegerte. Hay un clan de licántropos que me perseguían hubieras muerto si te hubiese llevado conmigo…eras tan pequeñita y frágil… —la voz de la bruja se quebró y las lágrimas escaparon rebeldes de sus ojos que se apresuró a limpiar de sus mejillas, recordar era como volver a vivir aquel momento y dolía demasiado.