Tienda P.B. de Material Escolar (MM B: 96638)

[Matt Blackner]

Oía la vuela pluma rasgar el pergamino constantemente, de forma casi rítmica a su alrededor...nunca había usado una de esas, no terminaba de entender si escribía lo que pensabas, lo que oía, o lo que se le dictaba expresamente....en cualquier caso, estaba seguro de que no me dejaría comprar tantos cuernos, dudaba incluso que me dejara comprar un par....

 

- Si, llevas razón. Mejor tirar las tintas, hacer espacio en esas estanterías. Limpiarlas y pedir nuevas. También podríamos pedir nuevas plumas, tanto naturales como sintéticas. - comenté - Distintos grosores de punta para la caligrafía...eh, no había pensado en las pociones para recuperar los pergaminos...Pero es buena idea. Para escritos de aire antiguo o para manualidades. Seguro que alguien lo encuentra interesante. Los meteré en una caja y la bajaremos al almacén.

 

Para algunas cosas, prefería utilizar las manos. Hice aparecer un par de cajas. En la primera, comencé a dejar caer los botes de tinta. Efectivamente, algunos estaban secos, y otros, pegajosos, con la tinta de su interior de un aspecto extraño, y los elementos separados...era una pena, pero no podíamos hacer otra cosa con ellas. La segunda caja, sería para los pergaminos que pensábamos recuperar.

 

En un momento, con las manos llenas de aquellos botes de tinta, mi mirada se cruzo con la suya y me di cuenta de que estaba triste. Me sentí mal...seguramente, aunque traté de qeu no lo notara aprovechando qeu le daba la espalda, había notado que no me sentaba bien hablar de estudios muggles...supongo que a ella tampoco le gustaba, muy en el fondo, aunque no lo reconociera....siempre había sido su asignatura.

 

No sabía que "él" iba a aplicar la parte mala de los estudios muggles para llevar a cabo sus planes....aunque claro, la falta de comunicación había provocado que, en los últimos tiempos, ninguno de nosotros hubiera sido demasiado sincero. Dejé caer los últimos botes a la caja, antes de cerrarla con la varita. Di unos pasos, acercándome un poco más a Sagitas para recoger los pergaminos. 

- No...no lo sabía. - dije. - Tendríamos que vigilar el entorno de cines y bibliotecas muggles. - la miré un momento. - Sigue teniendo acceso a esa información a través de los libros en sus bibliotecas, o del cine, aunque no sea la información totalmente cierta...sigue siendo información. Y no se pueden destruir todos los centros muggles. - "por favor, no lo hagáis" pensé. - tal vez, si algún mago comienza a ser más asiduo a esos lugares, pueda ser una buena pista.

[Sagitas E. Potter Blue]

Intentaba distraer mi mente susurrando a la pluma lo que había dicho antes Matt sobre las plumas y los grosores, sobre las pociones envejecedoras y... Pero no, mi mente no hacía caso a esas nimiedades; mi mente surcaba un abismo, una grieta cada vez más ancha y profunda, en la que intentaba nadar para encontrar la forma de salir  de aquella situación tan anómala con Ithilion y con nuestro futuro. El mal olor me hizo agitar la mano por delante de mi nariz y volví al presente. Matt estaba vaciando estantes de forma manual, como más le gustaba. Era algo que yo también solía hacer cuando necesitaba ocupar la mente.

-- ¡Diosa! Esta tinta negra huele a pedos de dragón... ¿De qué estará hecha?

Hice un ligero movimiento de varita con la que abría las ventanas y originé un ligero Ventus, hechizo aprendido en mi época de alumna de Meteorología, para que se llevara aquel mal olor hacia el exterior.

-- ¡Pufff!! 

Esa exclamación empezó a ser de asco por el olor y acabó con asombró al entender lo que decía.

-- ¡Demonios! ¡Tendré que someter a los muggles, como antiguamente hicieron los oscuros, para hacerme cargo de su cultura, cerrar museos, cerrar bibliotecas, centros de cultura... Prohibir el acceso a ellos a los brujos no autorizados, controlar a los mestizos en centro de internamiento de los que no puedan salir... Hasta que lo encuentre. Y, si no aparece, deshacerme de todos y...

Me estremecí yo misma de lo que decía, pero a la vez, había decisión. Una madre no tiembla ante nada con tal de salvar a su hijo. Aunque fuera una barbaridad, aunque habláramos de genocidio. Aunque... ¡Diosa Madre Eterna! ¿En qué me estaba convirtiendo.

[Matt Blackner]

Bufé, alguno de los frascos debía de haberse roto o abierto, y el olor era tremendamente asqueroso. Menos mal que Sagitas abrió las ventanas para que el olor se disipara un poco con el exterior. 

- Deben estar hechas de algo que se ha descompuesto. Que asco. Recuérdame que no vuelva a comprarlas en el mismo sitio. 

 

Pero oir sus divagaciones me hizo abrir los ojos, alarmado. Someter a los muggles, dominarlos, prohibiciones (más aun) me hicieron bajar de un salto de donde había trepado para vaciar las estanterías superiores, con las manos llenas de polvo y tintas de colores, y la sujeté de los hombros para que saliera de aquel pensamiento, mirándola a los ojos.

- Y que todo el mundo alce la mano a tu paso y diga "Hail Sagitas"? Por dios, no puedes hablar en serio. - le dije. - No seas tan agresiva. Úsalo a tu favor. Infiltra a alguien, vigila y controla esos lugares.

 

Aun me costaba pensar en Sagitas de forma tan...radical. Tan mortífaga. Nunca lo había creído posible.

- Si algún mago, mestizo o squib va y comienza a consultar ese tipo de material de forma no casual, lo sabríamos y podríamos hacerle una visita para saber sus intenciones. Nosotros, en solitario, pero sin someter a toda la población. Acéchale en silencio, sin que sepa que estamos sospechando. 

[Sagitas E. Potter Blue]

-- Es el olor es de tanina descompuesta, para mí que esas plantas no se secaron bien antes de la extracción para hacer la tinta -- había pronunciado por lo bajo, ante la petición de Matt de que no compráramos en el mismo sitio aquella materia prima para los tinteros.

Sin embargo, no creo que oyera mi comentario porque saltó ante mi sugerencia con un ataque que me sorprendió.

-- ¿Hail Sagitas? No soy alemana, Matt, no puedo ser la Führer. Bueno, si quiero puedo ser la Emperatriz de Europa, me lo han propuesto, pero...

Apreté los labios. Eso era secreto de Estado, una proposición que había recibido de Rusia que, aunque rechazada de pleno, me había hecho ilusión, convertirme en Emperatriz como la Sisi ("") y vestir esos vestidos y coronas tan bonitas. Carraspeé para que no se fijara en ese pequeño desliz.

-- ¿Te crees que soy ton-ta? Ya tengo a gente infiltrada en esos lugares, buscando, detectando, deteniendo a cualquier mago que se atreva a usarlos. Son llevados a las mazmorras y, por supuesto, le sacamos el motivo de su uso.

Elevé la cabeza para demostrar firmeza, mirándole a los ojos. Me temía que se rebotaría ante la idea que podíamos tener detenidos a ciudadanos y sobre la manera que estábamos consiguiendo la información.

-- Eres un ingenuo, hijo. Ya hace tiempo que abandoné la precaución. No tengo tiempo que perder en buenos modales.

[Matt Blackner]

Fruncí el ceño, molesto al ver que me llamaba ingenuo...es que me costaba hacerme a la idea de la Sagitas mortífaga, y de que le resultara tan fácil la idea de someter y...dañar...a tanta gente. 

- Una cosa son los buenos modales y otra hacer que tu presa sepa que la estás cazando. Si pierdes el factor sorpresa eres vulnerable. Y si le obligas, harás que actúe antes de tiempo. 

 

Pero no le protesté más. Acabaríamos enzarzados otra vez, y en teoría, intentábamos arreglar las cosas. No podía seguir estampándome contra un muro eternamente. Sujeté varios botes de tinta entre las manos y, supongo que con un poco más de fuerza de la que debería, los lancé contra la caja de cartón que más tarde, quemaríamos para deshacernos de ellas. 

- Como que emperatriz de Europa? - pregunté, cayendo de repente en lo que había dicho, como si nada. Tenía que estar de broma.

 

Me moví al otro lado, limpiándome las manos en la camiseta antes de comenzar a tomar pergaminos. Estaban amarillentos y llenos de polvo, pero con el tratamiento que Sagitas había sugerido, podrían valer como artículo para manualidades. Asi que los tomé con cuidado, para guardarlos en una caja vacía, destinada al almacén para su tratamiento posterior.

[Lisette Ryddleturn]

-Muy bien, ahora que hemos salido de casa y nos queremos poner al día con todo, creo que ya me he gastado todo lo que tenía para los estudios y ahora necesito reponer lo utilizado en todos estos meses.

Algunas lágrimas querían salir de los ojos de la rubita que se había dado cuenta al meter los dedos en su monedero que tendría que gastar de su dinero para en verdad reponer todo el material utilizado en sus últimos estudios.

Eso de no salirse de la casa o más bien, encerrarse en una casita pequeña en su jardín para poder concentrarse y tener claras las ideas para sacar sus títulos con buenas notas ya le estaban cobrando en la falta de papel y plumas.

Tinta, más libros, hojas nuevas, más borradores. Todo significaría un buen gasto de galeones para reponer además de que tenía que comprar más comida para sus mascotas pero eso sería en otro lugar.

-Estoy segura de que Sagitas si pudiera escribiría una novela sobre el misterio de cómo fué que me comió mi propia mansión en todos estos meses y luego se reiría junto con Hayame acerca de que luzco como una momia

Pensó al detenerse a mirar unos cuántos rollos de cinta e imaginarse completamente envuelta en estos como si realmente fuese una egipcia ya muerta desde hacía muchos cientos de años.

[Sagitas E. Potter Blue]

Atendí sus explicaciones de "cómo cazar" con una sonrisa en la boca. Sin embargo, presté mucha atención. Matt era un gran cazador de dragones y de cazar antes de ser cazado sabía mucho. ¡Qué bueno sería a mi lado si no me llevara siempre la contraria! Podría ayudarme muchísimo. Pero eso no se lo dije sino que aguanté todo lo que él decía porque, en el fondo, había de reconocer que tenía razón, aunque no me gustara decírselo.

-- Sí, Emperatriz de Europa. El Zar Ruso quiere entablar una relación mutua en la que ambos acabemos saliendo beneficiados. Él gobernaría bajo su yugo la Europa oriental y yo la central y occidental. ¿No crees que sería una buena alianza?

Por supuesto que no lo era, pero lo dije para pincharle, pues estaba algo molesta. En mi vida me casaría con nadie por poder y la proposición de aquel soberano hubiera sido casi una afrenta si no hubiera sido por lo divertido de la situación. Me moría de ganas de contárselo a Jack.

Me senté  en una silla poniendo una de las cartulinas encima, para no mancharme el trasero de vestido. Después quedaba una culera que era muy difícil de sacar.

-- ¿Y para cuándo quieres reabrir la tienda, hijo? Necesitaremos más manos para adecentar todo ésto.

[Matt Blackner]

Me crucé de brazos, observando las estanterías vacías, después de tirar los frascos de tinta y retirar los pergaminos, que podríamos aprovechar para manualidades o artículos de regalo, o tal vez, trabajos especiales para los pequeños. Lástima que no podríamos aprovechar los apestosos frascos de tinta. Usando la varita, cerré aquella caja para que dejase de apestar. Pero lo malo eran los estantes.

 

El polvo no era un problema, las manchas resecas si que lo eran. Asi que utilicé la varita para intentar eliminarlas, mientras Sagitas me contaba la propuesta del zar ruso.

- Ya...no, no me parece buena idea. Los rusos y sus aliados no suelen salir bien parados. - caí en algo - el pacto implica matrimonio? Sabe que estás casada con un fantasma? Mejor. Lo sabe tu fantasma?

 

Me froté la barbilla, pensativo. 

- Es septiembre, pronto volverá a empezar el curso, supongo qeu es buen momento para abrir de nuevo. Tal vez algunas ofertas para atraer a nuevos alumnos o algo asi. - me froté los ojos, suspirando - he pensado que podríamos decir a los padres de los niños que acuden a la guardería que podrían comprar sus materiales aqui. Tenemos lo que normalmente utilizan, y además, les podríamos ofrecer descuentos por ser estudiantes del Hipogrifo Asustado. Que te parece?

 

Traté de mirarla, pero no pude. Los ojos me ardían, me escocían y era incapaz de abrirlos. Noté que comenzaba a llorar, y eso acrecentó el escozor. Demonios...no había caido en que tenía las manos muy manchadas y llenas de polvo, y eso siempre me causaba alergia. 

[Sagitas E. Potter Blue]

La verdad es que yo no era una dama, como me forzaba a disimular en el Ministerio. Aquellas cartulinas en el pompis se me habían quedado pegadas y notaba que el calor las agrietaba. Bufé mientras me levantaba y me arrancaba los trozos de pergamino del vestido.

-- ¡Por las barbas de un basilisco! Este material es de baja calidad. Mira como un simple sentado lo ha... -- Matt parecía pensativo, hablando de la unión de las dos Europas pero con la mente en otro sitio. Eso se notaba. -- ¡Pues claro que el pacto implicaba matrimonio! ¿Te crees que vamos a unir nuestros países con un vulgar estatuto? Ese loco pretende una boda imperial o algo así...

Di una patada en el suelo para desengancharme ahora el trozo de pergamino que se había enganchado en el zapato.

-- En serio, Matt. Has de buscar un proveedor de mejor calidad. Y no, tu padre no lo sabe. Así que ni un comentario a Jack. No le voy a dar un disgusto o peor, un ataque de risa. Es capaz de morirse del chiste. Bueno, tú me entiendes.

Lógicamente, lo que pensara el otro me la repampinflara; le había dicho que no. Matt no parecía fijarse en mí. Hablaba en voz alta pero distraído, como si estuviera diciendo cosas sin pensar. Me fijé y antes de poderle decir que me encantaba la idea de que hiciéramos descuentos a los niños de la guardería, me di cuenta que lloraba.

Eso me desarmó. Puedo ser la mujer más fría del mundo, pero no soporto que mis hijos lloren.

-- Cariño... -- Me acerqué a él y le peiné con los dedos aquellos pelos revoltosos. -- ¿Pero qué te pasa...? No es para tanto, podremos limpiar esto en un momento y abrir a tiempo para las clases. ¡Ay, cielo, no llores...! ¿Qué te pasa?

[Matt Blackner]

Me llegaban las quejas de Sagitas acerca de la calidad de los materiales que estábamos recogiendo de las estanterías, pero no podía fijarme en lo que trataba de enseñarme porque mis ojos no dejaban de llorar. Era una sensación de ardor que, para colmo, las lágrimas intensificaban. Era contradictorio pero doloroso, y no podía evitarlo.

- Ya, pero algunos de los antiguos proveedores cerraron porque se jubilaban, y otros cerraron por las dificultades para conseguir buenos materiales tras la gestión de Aaron en su etapa como ministro... - dije - algunos de esos materiales son de nuevos proveedores y otros son tan antiguos que ni siquiera recuerdo a quien se las compramos...

 

Me froté los ojos, era involuntario y solo conseguía que la piel alrededor de los ojos se enrojeciera también.

- No solo hay que hacer limpieza, también hay que encontrar nuevos proveedores - murmuré.

 

Fue en ese momento cuando supongo que se dio cuenta de que estaba llorando, porque noté sus manos tratando de peinarme, y su voz pasó de enfadada a preocupada. El mismo tono que utilizaba cuando estaba preocupada. Dejé de frotarme los ojos, auqneu era difícil. Por instinto intentaba rascarme, aunque ya había notado qeu no era buena idea.

- No...no me pasa nada... - murmuré. Abrí los ojos durante un segundo, viendo la cara de Sagitas borrosa por culpa de las lágrimas. Seguramente tenía los ojos bastante enrojecidos por aquel ataque de alergia - es que me arden los ojos.