Jump to content

Melrose Moody

Magos Expertos
  • Mensajes

    5.853
  • Ingresó

  • Última visita

  • Días ganados

    46

Todo lo publicado por Melrose Moody

  1. Sujetó su propia piedra sin mucho ánimo, aunque lo cierto era que se sentía intrigada a pesar de no estar dispuesta a aceptarlo frente al resto de la clase. Quizá por ser nueva en el ramo, no sacó mucho de provecho del discurso que Weasley les dio después pero una vez la familiar sensación de sentir un tirón en el estómago la asaltó, sus ánimos se elevaron considerablemente mientras la emoción y la adrenalina la invadían. Fue una suerte que hubiera alcanzado a pararse antes de sentirlo, pues de otro modo hubiera terminado cayéndose al suelo sentada nada más llegar. En su lugar, soportó el repentino peso de su cuerpo sobre sus pies, firmemente plantados en el suelo, con el mínimo de esfuerzo y avanzó un par de pasos casi con de forma gracil, algo ajeno a su porte regular. Iba distraída caminando detrás de Macnair y Weasley mientras observaba el laberinto con creciente interés. Sentía una fascinación infantil y vibrante por esos lugares y miraba su pergamino con avidez. Le entusiasmaba el hecho de que no iban simplemente dedicarse a podar o regar si no que iban aprender aplicándose directamente en el campo, con hechizos que ya conocía, por lo que no se sentiría tan inútil o perdida en todo el asunto. Con un poco de suerte, sacaría de todo ello algo de provecho. Se alejó por el camino de la derecha sin preocuparse demasiado de lo demás, una vez escuchó sus primeras instrucciones. Había visto a Weasley perderse de vista poco antes y con poco o nada por hacer, se limitó a conjurar un casco-burbuja casi mecánicamente, debido a el olor fuerte y penetrante que había podido percibir en la entrada. Sin embargo, a medida que avanzaba hacia la derecha y se iba alejando del resto por dicha senda, notó también que llegaba a una zona sin salida. Una pared gruesa y verde, que nada tenía que ver con lo que había esperado. Se dio entonces la vuelta e hizo el camino inverso, desandando todo el trayecto hasta llegar a una pared similar. Confundida, decidió observar con mayor atención cada porción y fue entonces cuando, en medio del camino, notó que en la pared de la derecha, había una zona delgada en donde las plantas formaban el espejismo convincente de una pared. En realidad, se trataba de un espacio vacío, a través del cual se podía pasar sin mucho esfuerzo ya que no estaba tan gorda (aún). El efecto, había sido causado por las plantas que había en el pasillo siguiente, que eran de un tono similar al primero. Pasó a través de la brecha y ya estaba cantando victoria cuando notó que algo sujetaba fuertemente su tobillo y tiraba de ella intentando hacerla caer. Se volvió entonces con fastidio, para ver que la planta que la sujetaba era de un tono verde oscuro y que cuando más esfuerzo hacía por deshacerse de ella, más se enredaba ésta, trepando por su pierna. Era desesperante; angustiada, intentó calmarse y cuando lo hubo hecho lo mejor que pudo (la planta empezaba a cosquillear más arriba de su rodilla) observó el pergamino que les habían entregado. Probar el fuego iba a ser definitivamente su último recurso y regarla parecía una opción poco probable, por lo que gritó: -¡Diffindo! El hechizo cortó las lianas pero la enredadera empezó a trepar más terca y rápidamente por su pierna apenas un segundo después y antes de que pudiera retirar del todo la pierna. Soltando un atajo de maldiciones, probó entonces el segundo hechizo (probable) de la lista. -¡Lumos Solem! El efecto fue casi instantáneo. La planta, ante el contacto con la luz, similar al brillo solar, se retrajo sobre sí misma hasta quedar debajo de las plantas que conformaban las paredes. Lazo del diablo, naturalmente, hasta Catherine que no había recibido una formación mágica adecuada en todos los ramos de la magia podía reconocer aquella característica particular de esa famosa planta. Satisfecha, avanzó entonces, a través de ese nuevo pasillo similar al primero, notando sólo un pequeño dolor en el tobillo: al parecer, el corte que había cortado su bota (y que había logrado enmendar con un rápido "reparo") le había causado también un corte poco profundo en la piel. Haciendo caso omiso de ello de momento, sin embargo, notó algo nuevo. El laberinto volvía a bifurcarse... Notando que a la izquierda había algo que no alcanzaba a ver con certeza, se acercó entonces lentamente hacia allí. Estaba todo oscuro, como si allí hubiera un trozo de nada y no pudiera ver más allá. Curiosidad, fue lo que hizo que se quedara frente a ese espacio evidentemente sospechoso. Suponiendo que sería un hechizo puesto por Weasley, alargó la mano hacia el interior. Notó entonces como sus dedos se cerraban sobre algo similar a una esfera, que palpitaba y realizaba un sonido similar a una matraca: una matraca demasiado viva y desagradable. Sacó la mano entonces a fuerza del asco que sentía, pero entonces unos tentáculos salieron rápidamente de lo que, ahora podía verlo con claridad, parecía un tronco muerto. -¡Mi****, Weasley! Y desde donde fuera que el instructor estuviera, esperaba que la oyese. Aquellas cosas intentaban estrangularla y cuando sus espinas la rozaban ardían como un infierno. Sin embargo, metió su mano al interior una vez más y volvió a sentir aquella cosa palpitante, mientras los brazos plagados de brotes de aquella porquería intentaban cerrarse por enésima vez alrededor de su garganta. No necesitó hacer uso de un hechizo en aquella ocasión, aunque estuvo a punto de hacerlo. Simplemente, hizo puño alrededor de la esfera y la extrajo con fuerza, como si estuviese forzando a una madre primeriza a dar a luz. Una comparación espantosa por supuesto, pero que ponía de manifiesto los nervios combinados con el asco, que sintió en el momento en que, con un sonido de succión extrajo por fin aquella cosa y la planta se quedó quieta mientras sus espinosos brazos se retraían hacia el interior del tronco de nuevo. Con el cuello libre por fin se permitió respirar hondo y observar más detenidamente la vaina pulsante que tenía en la mano. Prefirió guardarla (se veía francamente repulsiva) aunque seguía produciendo ese horrible sonido similar al de una matraca. Rascándose la cara, los brazos y el tronco, avanzó entonces hacia el túnel del otro lado, esperando encontrar algo mejor que plantas asquerosas o cosas estranguladoras, sin notar que empezaba a enroncharse de veras y que algunas de esas ronchas incluso se ponían de un tono morado.
  2. -Catherine Stark -replicó secamente luego de todo el arrebato de efusividad por parte de sus compañeras de clase. Su fuerte no eran precisamente las buenas impresiones. De hecho, se había sentido bastante incómoda con toda la repentina proximidad y la parafernalia. Sólo quería echarse a dormir, aunque evidentemente terminó estrechando la mano que Macnair le había ofrecido con una sensación de vacío en el estómago. No la detestaba, ni tampoco le interesaban sus asuntos. Desde que había visto su figura extinguirse bajo el abrazo de aquellas criaturas extrañas y rastreras en aquel mundo en dónde sólo existían las sombras a la luz de un enorme faro, su sueño ¿o no había sido sueño después de todo? Cada vez que pensaba en ella no sentía más que un vacío en su interior. Como si todo respecto a ella estuviera ausente, un hueco del que sólo deseaba deshacerse. Como si su mente la bloqueara con olvido pero ella fuese plenamente consciente de dicha situación, dejándola estar. Catherine no sabía definirlo de otra manera porque nunca antes había conocido el punto más álgido y ulterior de la indiferencia. Por supuesto, no fue consciente de eso cuando estrechó su mano. Se limitó a hacerlo y a poco más que ladrar su nombre en dirección a de Weasley con la sensación de estar siendo obligada a ello mientras sus gruesas cejas se contraían, frunciéndose al volver el rostro ¿Por qué tenían los ingleses que ser tan rígidos con esas cosas? Aunque lo peor claro, era la necesidad de Catherine de estar enojada con el mundo. Pero vamos, nada les costaba dejar de ser tan ridículos con toda aquella formalidad... >>Enfócate<< Se desperezó un poco de forma disimulada mientras las brujas conversaban, preguntándose cuál sería la actividad que Weasley les haría realizar. No era que no estuviese dispuesta a trabajar en equipo con sus compañeras pero le intrigaba cómo y qué terminaría aprendiendo. En su experiencia, rara vez se podía tocar la gran gama de temas y especímenes que todo un ramo implicaba en tan poco tiempo, como eran esas lecciones, así que tenía que hacer esfuerzos por ocultar su escepticismo.
  3. Richard Stark La espera le estaba poniendo los nervios de punta. Eso no era habitual en él, por lo que resultaba particularmente tentador cobrarse jugándole alguna broma a algún desconocido cliente del Mall. Sin embargo no lo hacía por dos motivos en concreto: el primero, era que al fin había conseguido encontrar la caja de celulares que el Mall había desechado desde hacía tanto tiempo, gracias a la reforma de la prohibición de venta de productos muggles. Los magos no sabían como funcionaban, así que simplemente los habían dejado de lado apilados en una de las incontables cajas del stock. Eso resultaba bastante útil para él. Mas no había conseguido aún la forma de sacar los celulares de allí. En eso pensaba cuando notó que un cliente ingresaba por lo que se sentó en el taburete tras el mostrador para poder atenderlo. -Oh, aún hay muchos de ellos -señaló con una sonrisa luego de saludarlo-. El precio de la pluma es quinientos galeones pero ahora lo corrijo -señaló con voz monótona-, se los traerán ahora. El muchacho no le sonaba así que suponía que era la primera vez que acudía al Mall o quizá la segunda pero un inconveniente ocurrió. En el momento en que su pergamino tocó las manos de Richard, se encendió con una llama que lo consumió por completo. Al parecer, el muchacho había cometido un error al rellenarlo, un error que no permitía procesar la compra. -Me temo que tendrá que volver a rellenar el formulario -señaló con voz apenada. En el preciso instante en que acababa de decirle aquello, apareció otro cliente, que ni siquiera lo saludó. El cliente (Darius) parecía francamente distraído, por lo que prácticamente tuvo que arrebatarle el formulario de las manos antes de examinarlo y determinar si se encontraba bien o no. -Todo en orden -informó, conteniendo las enormes ganas que tenía de chasquear los dedos frente a su rostro-. Ahora le traerán los productos. Porque ¿por qué molestarse en buscarlos él cuando podía traerlos McGregor? Por supuesto, en breve la muchacha los dejó delante de Richard mientras este le dedicaba una sonrisita y volvía al trabajo. -¿Desea algún otro producto? -señaló anotando las compras que acababa de procesar en dirección al último cliente (Darius) mientras le pasaba su formulario sellado. Wanda McGregor Aprovechando que había llevado algunos productos a Richard, decidió además ayudarlo con la cantidad de clientes, así que se acercó hacia una muchacha que parecía interesada en comprar. Le indicó que debía llevar el formulario y una vez lo hizo, lo tomó de ella para revisarlo. -Aún se encuentran en stock -señaló la muchacha con una sonrisa hacia la joven pelirroja-. Se los traigo enseguida, tiene usted mucha suerte. Así lo hizo y en breve, ambos productos debidamente empaquetados estuvieron ante ella, así como su formulario sellado, que le extendió con un ademán. -Otro de nuestros productos más solicitados son las orejas extensibles, ya sabe... -añadió señalando el catálogo- y aún tenemos un par de ellas. *** @@Dovakhin Haughton compra rechazada, como puedes leer en el primer post, esta prohibido editar. Por favor, vuelve a dejar tu compra para poder aceptarla o/ @ compras aceptadas, ficha perfecta *estreshita* @ compras aceptadas. De preferencia a la siguiente sólo linkea tu ficha directamente sobre el nick *-* *estrella por ficha bonis (?)*
  4. Había recibido una llave hacía poco. La llave, de regular tamaño, que tenía en la parte de la empuñadura un bonito diseño, giraba entre sus manos mientras ella la pasaba de un lado a otro con gesto distraído. Pensaba en la procedencia de la llave y a dónde podía eso llevarla finalmente. Por eso quizá fue que cuando el muchacho que se acercó hacia el mostrador para entregarle su formulario y le mencionó que venía a hacer una compra, no tomó el pergamino al instante si no que se quedó con una expresión vaga y más bien algo est****a un rato, antes de reaccionar, meter la llave en el bolsillo de su túnica del Mall y tomarlo con un asentimiento de cabeza y un bajo "Buenos días". El formulario en sí mismo no presentaba ningún inconveniente así que lo selló rápidamente mientras buscaba los productos en las estanterías. Era algo que estaba bastante a mano y estaba segura de que al cliente no le importaría esperar unos minutos, antes de que sus productos le fuesen entregados. Sonrió para sí pensando en que hacía no mucho había estado en una situación parecida a la suya... era raro porque en realidad había pasado más tiempo del que en realidad sentía que podía percibir. Retornó hacia él para retornarle el formulario, dio unos toques al catálogo con la varita para informar del retiro de dicha parte del stock y se volvió hacia Haughton: -Aquí tiene ambos productos, que serán debidamente certificados a la brevedad -señaló con una media sonrisa, una sonrisa que más bien delataba su clara obligación- ¿Desea adquirir algo más? Tenemos por ejemplo un par de pociones herbovitalizantes aún... *** @@Dovakhin Haughton compras aceptadas. Cuidado con la fecha, recuerda el formato aaaa-mm-dd lo que equivale a decir en ese orden y con dicha extensión (2016-09-05), a futuro. Recuerda también, además, que no puedes poner ningún tipo de formato en tu ficha. Notarás al error al que me refiero si cambias de skin, notando que dejaste el formato del skin "magic" en tu ficha. Por hoy lo paso al ser de tus primeras compras pero a la siguiente oportunidad deberé rechazarla así que ten cuidado. Felicidad y sigue comprando /o/
  5. -No vas a ir esta vez, piérdete, maldito cretino. Era la tercera vez que le hacía eso, pero no en aquella oportunidad. Catherine estaba decidida a dejar a Richard atrás y nada de lo que dijese iba a poder convencerla, ni siquiera cuando no dejaba de atosigarla con los motivos y ventajas que significaría su presencia en clase de Herbología mientras Catherine se cambiaba tirando sus sucias prendas al aire para cambiarlas por unas decentes. El hecho de que la mayoría de sus túnicas fueran todas iguales o que las botas de fieltro estuviesen cubiertas con una ligera capa de polvo debido al desuso, tiradas en un olvidado rincón de su laboratorio en la torre norte, sólo era una indeseada prolongación de su infortunio. Sea como fuere, ya vestida adecuadamente y de negro, con la capa de algodón encima, fue hasta los establos a montar la moto voladora. Se calzó los calcetines uno por uno ya estando montada sobre ella y tiró la manta que recubría la moto encima de su hermano para distraerlo mientras arrancaba y viraba los manubrios. Las botas de fieltro le gustaban para manejarla, porque le permitían percibir hasta el más mínimo cambio o vibración bajo sus pies, lo que le permitía tener un control más sutil de todo el asunto. El llevársela, garantizaba además que Richard no la siguiera: fuera de la moto, no tenía otra forma de desplazarse rápida y adecuadamente con su propia magia. Lo único que tuvo que hacer, fue un encantamiento para que el viento no terminara de volar su sombrero ya algo torcido. Se había pasado la última semana encerrada en su laboratorio, llevando a cabo la parte más sencilla de una investigación bastante antigua, que había redescubierto hacía poco gracias a su hermano. De ella aún no había entendido prácticamente nada lo que, luego de los experimentos iniciales supuestamente fáciles pero en realidad ridículamente complicados, había hecho que se sintiera frustrada y francamente irritada. El resultado era que se había bañado poco y dormido menos. Su único consuelo, a diferencia de otras ocasiones en las que se había encerrado en el laboratorio, era que tenía sus dos cejas indemnes. Además, había alcanzado a tomar un baño rápido, aunque había sido bastante incómodo teniendo en cuenta que su hermano no se había inmutado en lo absoluto por su desnudez (como era habitual en ellos) y había continuado su engorroso listado mientras Catherine se repetía por enésima vez que necesitaba una cortina de baño y haciendo que deseara ser sorda. Estacionó la moto en una zona donde le pareció ver la señalización para ello (aunque no estaba segura ¿por qué demonios tenían los ingleses que ser tan ridículos con su concepto de igualdad y tolerancia? El poner la señal en diez mil idiomas incluido el duendigonza no haría que los duendes o ella leyeran mejor la letra diminuta que habían usado por haberlo traducido tantas veces) y sacó de su bolsillo una lata de irn-bru para matar el calor de la universidad mientras se dirigía a su clase. Había sido una suerte en realidad que el profesor avisara de que sólo tenían que llevar varitas. De otro modo, Catherine hubiera tenido que pasar un peor momento, teniendo que recoger sus textos antes de acudir. Justamente era su varita lo que sobresalía de su bolsillo izquierdo cuando ingresó al aula y saludó a Weasley con un gesto de la mano y de lejos, de manera informal. Se acercó después a una papelera a tirar la lata que había traído y que ya había terminado sentándose por fin lo más alejada posible de sus compañeras. Uno de los motivos para hacerlo era que no había tenido siquiera tiempo de peinarse, aunque su cabello, recortado prácticamente como el de un chico de lo corto que estaba, no dejaba ver mucho el desorden. El segundo, era que su carácter chocaba fácilmente con el de personas como ellas. Aunque no lo pareciera, Catherine ama la practicidad. Sin embargo, no pasó mucho rato antes de que la clase diera inicio. Catherine supuso además que todos se conocían pues no hubo presentaciones, como es habitual. Ella misma recordaba a ambos Weasley, aunque no consiguiera hacer memoria respecto al nombre de la mujer y también era plenamente consciente del nombre de Macnair. Así que cuando no quedaba nadie más que ella por contestar, hizo un esfuerzo por no parecer muy cansada y evitar lanzar un suspiro, antes de contestar. -Me temo que no estoy muy familiarizada con el tema -de hecho, toda la curiosidad que le había venido de venir a clase, había sido debido a su futura mudanza-. Por eso vine aquí -se encogió de hombros pero concluyó-. Sin embargo, la destrucción de cualquier cosa hasta la absoluta desaparición... bueno eso es un problema sin importar la naturaleza de aquello que desaparezca.
  6. Tenía unas ojeras horribles en el rostro desencajado. Su expresión de mal humor era indisimulable pero hizo su mejor esfuerzo para parecer concentrada y atender debidamente a los clientes. Quizá fuese justamente el destino o sólo una broma del mundo el hecho de que su primera clienta del día, fuera justamente Lockhart. Recibió a la bruja con una venia y un parco "Bienvenida al Magic Mall" antes de tomar de sus manos el formulario que ésta había preparado luego de unos instantes de pensárselo y decidir (al parecer) aquello que necesitaba con mayor prioridad. Fue por eso quizá, el hecho de que se había tomado su tiempo, que el formulario estaba perfecto. -Bien, no encuentro error alguno -informó con rapidez, sellando el formulario y devolviéndoselo. Le hizo entonces una seña a Kvorschizk. El ayudante de la planta poco o nada tardó trayendo las pociones requeridas, por lo que Catherine las tendió hacia su nueva dueña, complacida. -Si desea de éste tipo, también tenemos en stock aún algunas otras pociones útiles... Sabía que estaba mal tratarla como si no la conociera pero era mucho más fácil. **** @ compras aceptadas o/
  7. Richard Stark A pesar de que se había prometido no salir de la primera planta por un tiempo, había terminado dando una vuelta por la trastienda para revisar algunos animales que habían llamado su atención en anteriores oportunidades pero que no se había dado el trabajo de revisar. Por supuesto, estaba con la ropa del mall puesta, así que pronto terminó haciendo anotaciones detrás del mostrador. Notó que Brenson recibía de Lockhart el formulario que esta había elaborado luego de dar un paseo por la trastienda y lo observó cuidadosamente. Sentía que luego de tantos días que se había tomado (Catherine no era la única que le pagaba) había perdido un poco de práctica pero se equivocaba. El formulario estaba bien hecho y en breve Brenson derivó el pedido para que las criaturas fuesen traídas a la clienta. -Brenson, informa un poco a la clienta -regañó a su compañero de planta con su mejor sonrisa comercial, la calidez que sólo utilizaba al hacer negocios, dándole un disimulado codazo para colocarse ante la mujer también-. Me temo, sin embargo, que no se nos ha informado de una renovación cercana del stock, respecto a los kelpies -dijo en dirección a la rubia-. Pero en cuanto a especies acuáticas contamos con un stock de diez rámoras aún, hermosos peces -indicó señalando la tabla que Lockhart podía apreciar en el catálogo-. Además, es una especie protegida -explicó-. Pero si aún así no le interesa, quizá pueda interesarle un cruce de kneazle o un crup, aún tenemos algunos de ellos -finalizó.
  8. No sé ustedes pero yo (?) sólo venía a decir que el mundo es bonito, esto es bonito y yo cometí un error de cálculo (?) así que encargaré a la otra persona implicada en el asunto (?) que se pase por aquí a dejar lo que iba a dejar yo pero que no dejo porque no lo dejé como debería dejarlo y ahora que lo recuerdo pensé que sería mejor dejar de dejar de dejarlo (?) Salu2 Postearé después o se lo encargo a alguien más si no hay puente
  9. Richard Stark Al fin la tenía. Bueno, no era exactamente tenerla, en realidad. Más bien debía decir que al fin habían renovado el stock y podría conseguir algo que quería desde hacía mucho tiempo. Casi podía sentir que estaba entre sus manos. Su hermana, nunca, le había facilitado el producto, por toda esa basura sobre sus códigos de honor y demás cosas que por supuesto, calaban en Richard como el agua en un impermeable. Aunque vestía la túnica del mall, aquel día no se dedicó a atender a los clientes. Al menos no de momento y casi esperaba ver a su hermana atendiendo en recepción pero tuvo suerte. Aunque era su planta favorita, no se encontraba allí. Así que avanzó a través de los mostradores y exhibidores y finalmente se detuvo ante el mostrador en donde se encontraban atendiendo y tomó un formulario, llenándolo allí mismo a prisa. En cuanto hubo terminado, esbozó una ligera sonrisa y lo entregó. -Creo que encontrará todo correcto -señaló más bien con voz monótona. Se sentía como alguna clase de muñeco de resorte, hablando desde el otro lado, empleando frases que había escuchado innumerables veces, de la boca de los clientes. ID: 110981 Nick: (con link a la ficha): Catherine Stark Nivel Mágico: XVIII Link a la Bóveda Trastero: 105643 Link a la Bóveda de la cual se hará el descuento: 90471 Fecha: 2016-08-28 Nombre del producto: Poción Multijugos Objeto, Criatura, Poción, Consumible o Libro de Hechizo: P Catalogación: AAAAA Puntos por unidad: 160 Precio: 8000 Precio total: 8000 Total de Puntos: 160 No podía evitar contener cierto aire triunfal. Por supuesto, su hermana echaría en falta el dinero pero no importaba, ya que no daba demasiada importancia a esas cosas.
  10. Broohilda Middleton Con el nuevo nombramiento del Jefe del Mall y la reciente adhesión de Selwyn al concilio, la bruja había tenido días mucho más relajados en la tercera planta. Las cosas se llevaban de forma mucho más calma y no tenía que hacerse cargo de mucho más que hacer el conteo, llevar el stock o traer y guardar mercancías, además de saludar cordialmente a los clientes a su llegada. Era, a decir verdad, labores más bien relajadas, en comparación con lo que había experimentado meses anteriores. Por eso, cuando notó que Haughton tomaba un formulario y lo rellenaba, decidió ayudarle con su pedido, debido a que de por sí ya se encontraba bastante ocupado con otros asuntos inmediatos. Lo revisó, notando sorprendida que se trataba del libro de la fortaleza, que ella misma había expendido varias veces, así que conocía el lugar en donde se encontraba. Sacó uno de los ejemplares de su respectivo lugar y retornó en busca del mago. Había verificado además que tuviera el nivel adecuado tanto en sus certificados, así como también había aprovechado para echar un vistazo a sus finanzas. Por supuesto era proceso obligatorio, nada que ver con la curiosidad de la bruja... Así que retornó, trayéndole el libro y el formulario debidamente certificado con el sello del Mall, dejándolo a su lado de forma discreta antes de retornar a su lugar en recepción. *** Compra aceptada y ficha perfecta Emmet /o/
  11. Richard Stark Se había relajado bastante desde la última vez que había visitado el Mall. De hecho, había dejado de cubrir a su hermana por varios días así que había tenido oportunidad de arreglar un poco sus propios negocios. Mientras tanto, ella al parecer se había puesto un poco al corriente con su propio trabajo (cosa que, en realidad, lo traía sin cuidado). En el día, llevaba aproximadamente una hora ya en el mall, cuando entró el primer cliente a la planta que había decidido atender. -Buenos días -saludó con cordialidad al recién llegado-. Richard Stark, lo atiende. Tomó el formulario que había hecho y lo revisó con precaución. Era una compra pequeña y de hecho era la primera vez que le tocaba atender a ese cliente, así que no demoró casi nada en revisarla y ordenar que trajeran el pedido. De hecho, era sorprendente que quedara tan poco stock de algo tan útil. -Traerán los guantes en un instante -informó, devolviéndole el pergamino luego de haberlo sellado adecuadamente- ¿Desea algo más para complementarlo? Después de todo, los guantes de dragón no se usaban solos, si no para distintas actividades en las que otros artículos podían resultar también de utilidad. Richard no tuvo que esperar tanto, antes que llegaran, así que los entregó directamente hacia Blackner. *** Compra aceptada. A la siguiente recuerda por favor colocar el formato de la fecha en el orden correcto (aaaa-mm-dd) y entre guiones @@Matt Blackner. También, la ficha no debe poseer formato alguno o a la siguiente deberé rechazarla.
  12. Buenas o/ Hace un tiempo ya que tenía permitido inscribir un conocimiento más pero no estaba segura de poder llevar la clase junto con el libro ;O; y bueno, de hecho aún no lo estoy pero ya veremos xD (?) *le pica un ojo a Bel por no haber aprobado primeros auxilios la vez anterior* Nick: Catherine Stark ID: 110981 Conocimiento: Herbología Nivel de Magia: XVI Link a la Bóveda: 90471 Link a la Ficha: Here 90471
  13. Richard Stark Se había distraído haciendo anotaciones en su libreta con un lapiz negro, artículo no muy usado entre los magos pero sin duda bastante útil. Sólo había levantado la cabeza para saludar con un par de venias tanto a un cliente que había llegado a la planta que se mantenido algo desierta durante el día y a su nueva compañera de trabajo. Bueno, podía decirse que era así, aunque oficialmente él no era parte del mall y su placa no era más que una réplica modificada que su hermana le había facilitado para que no tuviera que responder a preguntas incómodas. Notando sin embargo que había estado ya demasiado rato ensimismado y más bien apartado, se apartó por enésima vez las porciones de rizos aureorojizos que caían sobre su frente y se acercó a su compañera con cautela. No quería interrumpir de forma grosera, así que volvió a saludar y se dirigió hacia el buscador de sangre que ella había estado atendiendo. De alguna forma, todos los inmortales le recordaban a su fallecida hermana pero no dejó que aquello trasluciera en su semblante. En su lugar, esbozó una sonrisa complaciente y señaló. -Tomaré su pedido -dijo con una sonrisa ladeada, rápida y de hecho casi imperceptible hacia Weasley, con la intención de indicarle que él se encargaba de esa compra mientras ella se quedaba con el cliente y así éste no se aburría del todo. De hecho, podía resultar conveniente para que siguiese comprando. A Keaton le dio una señal de ofrecimiento con la mano, cómo indicándole que continuara con lo suyo con formalidad-. Richard Stark, para ayudarlo. La sonrisa que le había dado a Weasley Dumbledore no era la clase de sonrisa que delataba intenciones "poco convencionales" por decirlo de alguna manera, la usual que su familia solía verle. Era simple y de hecho pronto su atención estuvo más bien avocada a las criaturas y al formulario que había tomado, casi de paso, de manos de Ravenclaw (según podía leer en la ficha). Rara vez las personas pedían un doxy; aquello le hizo esbozar otra casi imperceptible sonrisa, mientras buscaba ambos y ordenaba que fuesen debidamente preparados para ser llevados. La mayor parte del tiempo, las personas pedían más bien pociones para librarse de ellos. Las hadas eran más bien tontas, presumidas y poco interesantes pero se hizo con ambas y las trajo de vuelta. -Todo en orden -señaló con voz calma hacia ambos. Selló su formulario y se lo devolvió-. Aquí tiene ambos pedidos. **** Compras aceptadas, Keaton y hay más criaturas por ver (?) o/
  14. Richard Stark A pesar de que se estaba acostumbrando a la nueva confianza que Catherine depositaba en él, no era habitual para él no verla en el trabajo por tanto tiempo. De hecho, aunque se suponía que sólo iba para cubrirla, muchas de las veces terminaban laborando al mismo tiempo, aunque evidentemente, la paga era la misma. ¿Las ventajas de esos desarreglos? Simple y contradictorio: que podían cubrirse mutuamente. Aquel día Richard llevaba su habitual ropa muggle bajo la túnica del mall. Sus rizos aureorojizos caían desordenadamente en rebeldes bucles formando mechones sobre su frente y aunque llevaba su libreta consigo, tenía una expresión cansada. Reconoció a la muchacha que le tocó atender nada más entrar, aunque probablemente ella a él no. Existía un motivo para ello y era que la conocía a través de sus usuales averiguaciones sobre la gente de Ottery. En lugar de decir eso, por supuesto, la saludó con una venia, una sonrisa y un "buen día". Tomó su formulario con curiosidad y se apresuró a buscar los micropuff luego de solicitar a Gryffindor unos instantes. Había tenido mucha curiosidad por hacerlo desde hacía un tiempo, especialmente porque era el tipo de criatura que su hermana jamás compraría. -Aquí tiene, todo en orden -dijo una vez esguvo de vuelta y se hubo cansado de examinarlo. El micropuff se encotraba dentro de una jaulilla, que se apresuró a empujar hacia ella-, descuide, son muy dóciles... Le devolvió entonces su formulario sellado. Discretamente, en la parte superior, había garabateado su nombre. **** @ compras aprobadas *estrellita por buen formulario*
  15. Buenas duendes, venía por aquí a solicitar otros cambios *O* y no sé si esté bien pero ya me avisarán Nombre del Negocio: § Talamasca § Link a la Bóveda del Negocio: 102586 Trámite a Realizar: Cambio el porcentaje de los propietarios a Bel Evans McGonagall (40%), Catherine Stark (40%), Lestat Rambaldi (10%), Rose V. Walker (10%) Eso sería todo /o/
  16. Brenson Smith Se sintió más tranquilo cuando las luces se encendieron, a pesar de la risa que volvía a replicarse como un eco y que Macnair seguía sin pronunciar palabra. Avanzó repleto de curiosidad nuevamente, sintiéndose de pronto bastante voluble debido a los cambios constantes de humor que estaba sintiendo, como una montaña rusa. El sentimiento, en aquella oportunidad también le duró poco. Un poltergeist. Un maldito poltergeist. Había sido una suerte que hubiera cubierto con una manta al porlock o la criatura habría enloquecido. Smith estaba más que harto, olía a rayos y aún sabiendo que la criatura, debido a su naturaleza, no haría más que burlarse de él, volvió a trepar escaleras arriba, luego de gritar. -Arriba, Macnair ¡maldita sea! El volver a subirlas todas le tomó el triple del tiempo, no sólo porque tenían encima a aquella criatura pinchándolos, chillándoles y tirándolos de un lado y al otro si no al propio ascenso. Estaba tan harto que estaba dispuesto a armar un escándalo monumental, además de a informar la adquisición ilegal de la familia (aunque lo más probable era que se le olvidara más tarde) pero lo que realmente no pudo controlar fue su ánimo al llegar a la cima. Su varita estaba encendida una vez más y examinaba la pared con insistencia. De hecho, no le tomó demasiado certificar que era sólo una pared normal, a pesar de que había estado seguro de que tendría problemas. -¡Bombarda! ¡Confringo! Había que decir que los muros Triviani eran resistentes. Smith salió expulsado hacia atrás aunque no llegó a caer escaleras abajo y sólo un trozo de pared voló por fin, dejando sus despojos repartidos por el pasillo. Mientras tanto, Smith, más que dispuesto a encarar a un dragón en lugar de volver a ese maldito lugar, se coló por el agujero, sin tener ni idea de cuánto tiempo había pasado. Hasta que el vio el fuego en lo alto de la escalera ¿cómo se las habían arreglado para prender la alfombra? Esa familia estaba... loca. Se quedó estático, intentando no verse demasiado ridículo o humillado, cubierto de la cabeza a los pies con el moco de troll que el poltergeist le había lanzado.
  17. -¿Qué culpa tengo yo de que no te vistas como la gente normal? Ocultando su rostro tras su mano en una clara expresión de contrariedad, Catherine intentó inútilmente defender algo de sentido común para cualquier persona menos su prima: que no era culpa de Stark que la pelirroja no trajera ropa interior. Pero qué va, no iba a aceptarlo, así que notando que a pesar de sus quejas se recuperaba de sus ataques y además, que había conseguido desviar con éxito su hechizo, debido a que la había hecho caer, Catherine intentó mantenerse a la par. De hecho, había conseguido poner una mano ante ella, de forma que no se golpeó de cara contra la arena pero aún así, el lazo mágico había roto su balance y su hechizo de desarme no había alcanzado a su prima. Lo único bueno de todo eso, era que Richard se encontraba distraído, así que no había notado la pose ridícula que Catherine se había obligado a adoptar para no caer en la indignidad de darse de bruces al suelo. Se incorporó ni bien percibió que el lazo mágico desaparecía y la verdad fuera dicha, se estaba quedando sin recursos. Sin embargo, aprovechó la oportunidad para conjurar un hechizo que hacía mucho tiempo había querido practicar. Notando que justamente se agachaba para coger la sandalia que había convertido en bezoar y estaba tragándolo, exclamó. -Bauleo. De forma inmediata, las arena que se encontraban en la playa, de hecho por todas partes, empezó a agruparse en pequeños montones y meterse por las fosas nasales, garganta y oídos de Evans McGonagall. El resultado sería que tendría claras dificultades para respirar y pronunciar palabra, así que dejó que el efecto hiciera lo suyo, observando la técnica que ella misma había sufrido en carne propia con anterioridad. Luego, intentando no distraerse con Richard que ahora tenía a los hipogrifos en su regazo (¡¿Cómo demonios lograba obtener esas reacciones en las criaturas?!) pensó: -Crece-uñas De esa manera, el rayo salió disparado hacia Bel, directo a su pecho, para que sus uñas empezaran a crecer desmesuradamente. Al inicio, sólo impedirían que apuntara hacia Catherine con normalidad pero después, conseguirían que soltase la varita y ya no tendría forma de recogerla.
  18. Aunque no había recibido respuesta alguna de Triviani, no tuvo siquiera tiempo de dirigirse hacia otro lugar cuando un nuevo cliente apareció detrás de la mujer que acababa de atender. Catherine no estaba habituada a tales muestras de cariño en público pero, como había dicho antes, se sentía tan desapegada de todo el asunto, que se limitó a realizar otra venia y tomar el formulario con un asentimiento distante. Curiosamente, una de las pociones era justamente la esencia de díctamo de la que le había hablado, así que no le costó nada encontrarla y empaquetarla. La otra, era una poción más poderosa y Catherine tomó justamente la última que quedaba. Se había llevado además el formulario consigo, para ir revisándolo y asegurarse que no hubiese ningún error. El único que encontró, era bastante pequeño, así que lo corrigió enseguida con un toque de la varita y volvió con lo que le había pedido. -Aquí tiene ambas pociones -señaló con pasividad-. Tenga en cuenta por favor a futuro, el formato de la fecha -añadió con lentitud-, por esta ocasión procesaré la compra con normalidad -selló el formulario y se lo devolvió-. Justamente con ésto último, el zumo de mandrágora queda ya agotado... Anotó ello para actualizar el catálogo, de forma que otro cliente no cometiese algún error en sus solicitudes. *** Compras aprobadas, @@Pik Macnair recuerda que el formato de la fecha es aaaa-mm-dd, incluyendo los guiones y también tener cuidado con el precio total para la siguiente oportunidad o/ Zumo de Mandrágora AGOTADO
  19. Su prima definitivamente estaba loca, no había otra explicación. Tan loca como todos los ingleses y australianos, aficionados a ser picados por esos bichejos. Dejando eso de lado, sin embargo, Catherine no podía evitar sentir que tenía algo de razón respecto a los hipogrifos. -Oh, bien, sólo porque nos ayudaron -refunfuñó liberando a la criatura de su control, de forma que ésta dejó de atacar al otro hipogrifo-. Había olvidado dónde trabajabas ¡Morphos! Acababa de utilizar la misma treta que había usado antes ella. Su blusa se convirtió al instante en una avispa marina que enredó sus horribles tentáculos alrededor de su cuello, ya que su ropa se había encogido para formar a la bestia posada sobre su hombro, inoculándole así su mortal veneno para que Bel tuviera también los mismos problemas que poco antes tuviera Catherine. Mientras tanto, Richard había alejado ya a las dos criaturas del campo de duelo, como si fuese alguna clase de asistente del encuentro, encargándose de que no estorbaran el paso. Parecía también estar curándolas, con el hechizo que había aprendido del libro, aunque la forma en la que lo hacía no parecía ser la que usarían otros magos. Intentando concentrarse en su duelo nuevamente y dado que Bel había dejado de volar, Catherine aprovechó además para invocar otro hechizo para atacarla frontalmente. -¡Expelliarmus! Pronto, el rayo salió disparado hacia su prima, con el objetivo de desarmarla en cuanto impactara en su pecho, haciendo volar su varita unos cinco metros a su izquierda. Había apuntado además con cuidado, de forma que no pegara en la avispa marina que momentos antes había creado para que la envenenara. Así, deseaba ganar cierta ventaja, especialmente porque ya se sentía un poco cansada con todo el tema de la clase. Sólo quería dormir.
  20. -Brincos dieras, Evans -masculló en pársel, provocando una risotada de parte de Richard-. ¡Que no notaras el saludo ya no es culpa mía! -agregó por fin en lenguaje regular. El hechizo que le había lanzado no había producido efecto alguno, debido a que la mujer había tenido el tino de silenciarme poco antes de que éste saliera. Sin embargo, no estaba dispuesta a rendirme sólo con eso, de forma que cuando noté que el rayo que había lanzado se acercaba a mí de forma inevitable, decidí al fin poner a prueba uno de los hechizos del libro, por lo que pensé: -Salvaguarda mágica. Al instante, mi cuerpo se tornó casi traslúcido y no se sentía como materia, debido a que se había vuelto intangible. Lo curioso, era que aún así me permitía sostener la varita aunque noté rápidamente como el petrificus que mi prima me había lanzado no hacía efecto en mí si no que me traspasaba como si en realidad no estuviera allí. Emocionada -y también algo extrañada, había que decirlo- noté entonces que el breve momento del efecto empezaba a pasar, así que decidida a no quedarme con las manos cruzadas intenté trazar un plan. Tenía la esperanza de ganar tiempo. Richard mientras tanto había terminado ya su primera manzana y parecía haber estado especialmente interesado en el hechizo que había realizado primero. Sea como fuere, intenté no prestarle atención a él si no a la criatura que se encontraba a mi lado. Justo después de darle una palmada, noté que la criatura empezaba a correr hacia Bel. Yo le había ordenado que la atacara, rasguñándola. Había utilizado para ello el anillo de amistad con las bestias, que tanto nos había unido pero parecía que el hipogrifo deseaba resistirse, debido a que intentaba obligarlo a dañar. Por ello, reforcé la orden pensando: -Orbis Bestiarium De esa manera un aro dorado envolvió al hipogrifo, que se adelantó hacia Bel finalmente para atacarla con sus garras y pico tal cual le había ordenado al inicio. No era un cuadro halagüeño y no estaba segura de si la mujer había conseguido curarse de las picaduras del billywig o en breve empezaría a flotar sin control pero la criatura recorrió la distancia en breve. Al menos de momento, los hechizos de los libros parecían funcionar, así que me sentía sumamente aliviada.
  21. -Un saludo ¿perdona? Eres tu quien ignora la cortesía -replicó desdeñosamente. Después de todo, había hecho los saludos y pasos de rigor. No era su culpa que la mujer hubiese estado tan distraída, que no hubiese notado todo el proceso. Al igual que Catherine, Bel se había calado cada pequeña cosa que había venido con los libros y ya se estaba preguntando cómo haría para utilizar todos los artefactos cuando empezara a llevar magia más avanzada de los Uzza. Había convertido su túnica en una asquerosa avispa, que Catherine se quitó de encima con manotazos y sacudidas. La criatura cayó entonces al suelo muerta a falta de agua, para poco después volver a ser su propia túnica, pero sus tentáculos habían dejado marcas rojizas que empezaban a arderle horriblemente, de forma que sin siquiera detenerse a pensarlo demasiado, dijo un: -Morphos -así que pronto, su propia bota se convirtió en un bezoar. Fue una excelente decisión y no sólo porque se encontraba envenenada, vulnerable y semidesnuda (pasos más allá, Richard había sacado una manzana de su bolsillo y observaba todo con una pasividad irritante) si no porque de pronto, como salidos de ninguna parte, aparecieron unos bichejos más pequeños que su puño pero que sin embargo supo reconocer al instante, abriendo los ojos de forma desmesurada con espanto. Eran billywigs, que avanzaban como un enjambre enfurecido. Catherine intentó apartarlos con las manos pero no sólo no parecían tener ganas de moverse si no que giraban sobre sí mismos como enloquecidos, haciendo que no pudiera detectarlos si no hasta que clavaban sus diminutos aguijones en su cuerpo. Dado que no se le ocurrió mejor forma de librarse del asunto, tragó entonces el bezoar. Sabía que éste la libraría de la mayoría de los venenos de su cuerpo, cosa que resultaba particularmente útil, debido a que no sólo tenía el problema de la avispa marina, si no también el del veneno del billywig, que si no tenía cuidado la harían flotar sin control y no había desventaja más horrible que esa en un duelo. Aliviada, notó también que poco después de cruzarse en su camino, el enjambre siguió una ruta determinada, alejándose de ellas. Además, las criaturas no sólo le habían afectado a ella. Por suerte, también su prima había salido afectada. Así, decidió aprovechar el hecho y susurró: -Sectusempra. El hechizo salió disparado hacia ella, directo hacia su pecho, de forma que en cuanto la alcanzara abriría en su pecho terribles heridas que sangrarían profusamente llevándola a la muerte si no tenía cuidado; dudaba que eso llegara a suceder realmente puesto que Evans no era descuidada pero aún así se había atrevido a usar el hechizo puesto que quería tomarse en serio todo aquello. Mientras tanto, pugnaba por sostener el libro, no rascarse las picaduras y no acercarse a Richard para patearle en el estómago. Era una idea demasiado tentadora. De hecho, sabía que estaban allí para mostrar sus habilidades con los hechizos Uzza pero de momento no se había presentado la oportunidad. Oh, pero ya se presentaría...
  22. Brenson Smith No se había esperado tener que lidiar con una voz desconocida de buenas a primeras nada más empezar a bajar. La sorpresa hizo que diera un paso en falso y empezara a rodar escaleras abajo. De no haber sido por la jaula del porlock, probablemente habría terminado en las profundidades de aquel pasaje, magullado e inmóvil pero la jaula le sirvió de cuña, mientras se incorporaba rápidamente recogiéndola e intentando que la criatura saliera del estado de pánico en el que había entrado luego de que se quedaran sólo a la luz de sus varitas. No lo logró. Temblaba como un condenado y el hecho de que él mismo no estuviera del todo calmo no ayudaba a la situación. Hacía un buen rato que Macnair no pronunciaba palabra y Smith no estaba seguro de que lo volviera a hacer. La curiosidad había menguado y terminó de descender los escalones, intentando que el porlock no rodara cuesta abajo, sintiéndose magullado y miserable. Sólo pensaba en la planta, de la que no debía de haber salido, en el dragón, que no entendía por qué cuernos los había atacado más allá de parecer un perro guardián y en un poco de huevos y panecillos para el bocadillo nocturno poco antes de la cena. En la base a dónde había llegado, el suelo era también de piedra pero Smith no emitió sonido alguno, si no que se volvió hacia su compañero de excursión con mirada inquisitiva. A esas alturas, sus deseos primigenios habían retornado: sólo quería largarse. A ratos, le habìa parecido oír pasos o voces por encima de su cabeza pero había sido una sensación que había terminado por extinguirse poco después de haber rebasado la mitad del tramo de las escaleras. En el fondo mismo sólo percibía un frío envolvente y la sensación de no estar solos. Con un movimiento de su varita, cubrió entonces la jaula del porlock con una manta, cuanto menos, para que la criatura no se enfermara de frío y dejara de agitarse.
  23. Catherine se había asegurado de permanecer en su planta favorita, debido a la insistencia de su hermano y real y constante apoyo en lo que era su trabajo. A veces, sentía que la volvía un tanto inútil pero en otras ocasiones se veía a sí misma tan desapegada a lo que en teoría se dedicaba que no le quedaba más remedio que aceptar la ayuda que le brindaba (aunque costara en oro) debido a que de otro modo no habría podido afrontar la carga laboral en ese ni en ningún otro sitio. Lo curioso era la poca magia que en realidad realizaban allí, por no decir ninguna. En aquella oportunidad, Catherine recibió a la clienta con una venia y un saludo de bienvenida. Tomó su formulario, se excusó unos instantes para revisar el stock en el catálogo y luego se volvió a dirigir a ella por su apellido, luego de haberlo confirmado en el papel. -Respecto a la poción para olvidar, me temo que ya sólo nos quedan dos viales, señora Triviani -señaló, a la par que ordenaba que trajeran las respectivas pociones para ser debidamente llevadas por la mujer que tenía ante ella-. De la otra poción, la esencia de díctamo, aún nos quedan muchas reservas, un total de doce. A pesar de que era bastante solicitada era también una cuyo stock era constantemente renovado debido a que era de suma utilidad para cuestiones prácticas. *** Compras aprobadas @@Alyssa Black Triviani misma observación sobre la fecha que dejé en la primera planta o/
  24. Richard Stark -Por supuesto señorita Triviani, reviso su pedido ahora. Él no era de las personas que necesitara confirmar varias veces un rostro para recordar un nombre, a diferencia de su hermana. Había decidido aquel día, acudir a la primera planta como había estado haciendo otros días debido a que su hermana rara vez abandonaba la segunda y... bueno, era justamente aquella planta en la cual tenía ella asuntos que atender. Así, revisó el formulario que la mujer le había dado, confirmando las pautas debidas, como el stock. -Todo en orden, ahora le traigo sus productos -indicó con una venia. Había pensado en presentarse pero había aprendido que las personas rara vez se detenían a entablar una conversación así que en su lugar se retiró los rizos aureorojizos del rostro y se dirigió hacia la zona en donde se encontraban los ayudantes de la planta, de forma que le trajesen los productos que ella había solicitado. Cuando así lo hicieron se los alargó, diciendo: -Justamente ya nos quedaban pocos... **** @@Alyssa Black Triviani compras aprobadas. Recuerda tener en cuenta para la siguiente oportunidad el adecuado formato de la fecha (aaaa-mm-dd) separado por guiones, no por / para la siguiente compra ^^.
  25. No había tenido tiempo ni siquiera de escuchar la respuesta de Bel cuando el huevo los había trasladado al lugar donde, poco después les informó, se llevarían a cabo los duelos. Tenía todo el sentido claro, ya que parecía algo programado y por suerte todos habían conseguido coger el huevo a tiempo para no quedar rezagados. La playa era sencilla pero evocaba los gustos muggles más exquisitos, en cuando a espacio, limpieza y una vegetación acorde con un estilo sosegado. Catherine observó alrededor con gusto, notando claro está, que su hermano se encontraba a su lado, con los brazos cruzados. Él, sencillamente, no podía realizar magia con una varita, como era debido y ciertos hechizos y especialmente los permitidos en los duelos permitían. Parecía algo enfurruñado aunque intentaba ocultarlo bajo un semblante neutro. Catherine no pudo evitar esbozar una sonrisa, mientras acariciaba al hipogrifo a su derecha y observaba a su prima, que le había tocado como contrincante. Se encontraba apenas a unos metros de ella, por lo que hizo una venia bastante significativa, poniendo su varita ante ella para luego volverse, llevando al hipogrifo un poco más lejos, alejándose unos metros más. Luego, observó no sin cierto deleite, como su hermano retrocedía unos pasos hacia su izquierda, con semblante analítico y un atisbo de su sonrisa ladeada. Le entregó ambos libros, mientras Catherine se preguntaba cómo demonios iba hacer para tenerlos con ella. Finalmente, los hizo mantenerse en el aire con un hechizo levitatorio, a la altura de su pecho uno justo encima de otro, a la par que intentaba mantener a raya al hipogrifo. Era una suerte que hubiese ido con botas, pues la arena no se metía entre sus pies, aunque la capa se arrastraba un poco. La porción de playa ante ellas se encontraba despejada, a excepción de una palmera que parecía haberse caído hacía mucho tiempo y de la cual quedaba prácticamente tronco. Medía sus buenos dos metros y medio pero era sumamente delgada, como si algo la hubiese carcomido por los bordes. El cielo estaba despejado y en el suelo casi no había rocas, salvo las más pequeñas del tamaño de un puño, apenas sobresaliendo de la arena. El agua estaba en calma, bastante quieta para gusto de ella y Richard era un simple observador, una pieza más del paisaje. La bruja no tardó demasiado en calarse los amuletos y anillos que ambos libros les facilitaban (y que se había asegurado de arrebatar a su hermano momentos antes), para luego levantar la varita ante ella y hacer el conteo hasta tres de rigor. Una vez lo hubo hecho, dijo con claridad. —Incárcerus Las tres cuerdas aparecieron y salieron disparadas hacia Bel en el momento en que Catherine terminó de hacer la floritura. La primera, ató sus tobillos, juntándolos e inmovilizándolos, la segunda hizo lo mismo con sus brazos, atándolos a su tronco y la tercera, la amordazó, para que no pudiera decir palabra. Era una forma efectiva de ganar cierta ventaja aunque, por supuesto, la bruja podría contrarrestarlo.

Sobre nosotros:

Harrylatino.org es una comunidad de fans del mundo mágico creado por JK Rowling, amantes de la fantasía y del rol. Nuestros inicios se remontan al año 2001 y nuestros más de 40.000 usuarios pertenecen a todos los países de habla hispana.

Nos gustan los mundos de fantasía y somos apasionados del rol, por lo que, si alguna vez quisiste vivir y sentirte como un mago, éste es tu lugar.

¡Vive la Magia!

×
×
  • Crear nuevo...

Información importante

We have placed cookies on your device to help make this website better. You can adjust your cookie settings, otherwise we'll assume you're okay to continue. Al continuar navegando aceptas nuestros Términos de uso, Normas y Política de privacidad.