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Melrose Moody

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Todo lo publicado por Melrose Moody

  1. Luego del repentino "inconveniente" que había tenido con su hermano respecto al tema de los "horarios" se encontraba nuevamente en la segunda planta, aunque no para atender si no para comprar. Era además consciente de que ya no tenía tanto dinero como antes pero aún así deseaba poder permitirse al menos algunas pociones que le hacían falta. De hecho, sabía que ya no le quedaban galeones en su bóveda como antes, pero eso no la detenía cuando de la segunda planta se trataba. Se acercó al mostrador, ya que había revisado el stock de catálogo momentos antes y se animó entonces a tender su formulario ya llenado con anterioridad. Ya se había quitado su túnica del mall y llevaba una de sus habituales túnicas negras por lo que esperaba que el "inconveniente" anterior no hubiese sido notado. No era que hubiese estado esperando el dinero de su paga para poder hacerlo, por supuesto que no. ID: 110981 Nick: (con link a la ficha): Catherine Stark Nivel Mágico: XV Link a la Bóveda Trastero: http://www.harrylatino.org/index.php/topic/105643-boveda-de-pandora-stark/ Link a la Bóveda de la cual se hará el descuento: http://www.harrylatino.org/index.php?showtopic=90471 Fecha: 2016-06-22 Nombre del producto: Poción Agudizadora de Ingenio Objeto, Criatura, Poción, Consumible o Libro de Hechizo: P Catalogación: AAA Puntos por unidad: 40 Precio: 2000 Nombre del producto: Elixir de la vida Objeto, Criatura, Poción, Consumible o Libro de Hechizo: P Catalogación: AAAAA Puntos por unidad: 160 Precio: 9500 Precio total: 11500 Total de Puntos: 200 Fue así como terminó esperando ante el mostrador.
  2. Edna Moolier Debido al volumen de compras tenido en los últimos días, Edna había tenido momentos atareados trayendo y llevando stock de un lado al otro, especialmente en la zona de criaturas, acomodando a las que llegaban, sacando a las que eran vendidas a sus nuevos dueños y limpiando un poco todo para que se mantuviera pulcro y en orden. El resultado era que no había tenido mucho tiempo para poder atender en mostrador pero dado que había chocado palmas con su compañero de planta, en aquella oportunidad se había colocado allí adelante, en espera de los clientes. Pronto no tardó en notar que Richard, uno de los nuevos empleados, la llamaba. Por supuesto, ella apenas se había acercado a atender, así que no sabía que podía suceder. Se acercó por fin y éste le encargó la compra que estaba llevando en esos momentos. Al parecer, tenía intenciones de cambiar de planta. A Edna no le parecía del todo ético irse de pronto por mero capricho pero decidió atender la compra de todas formas y se despidió y tomó el formulario que (según le había explicado rápidamente Richard antes de retirarse) le había dicho que debía corregir. Lo revisó un par de veces para estar segura y una vez hubo consultado en el catálogo el stock, plantó por fin su sello de aprobado en el papel. Así, le devolvió al joven el papel y dijo: -Disculpe el intercambio -se refería por supuesto a la partida de Richard-. Se encuentra todo en orden. En estos momentos procedemos a procesar su compra. No pasó mucho tiempo hasta que otro de los empleados trajera al micropuff hasta ellos, en una jaula de colores vivos. -¿Desea adquirir algo más? ***** Compra aceptada Dylan ^^
  3. Richard Stark Había estado atendiendo la compra pero debido a su distracción tomando apuntes había tenido que retirarse momentáneamente del mostrador. Por suerte, el cliente no había sido desatendido y la compra se había realizado de forma exitosa. Dado que había comprobado una vez más que todo estaba en orden, volvió nuevamente ante el mostrador y se plantó frente a un par de clientes que aún deseaban realizar más compras y aunque no lo revelaban en su rostro, Richard alcanzaba a notar la emoción que los empujaba a continuar allí. -Tomaré ambos por ahora -señaló hacia ambos clientes con una sonrisa, para indicarles que tomaría ambos pedidos de momento, mientras sus compañeros anotaban las compras que acababan de realizar. Se acercó al catálogo con ambos formularios en sus manos y luego de revisar un momento ambos, notó que estaba todo en orden con la compra de la señorita Malfoy. Estampó entonces en su formulario el sello de aprobado y pasó a revisar las compras de Myrddin, encontrando también que estaba todo bien en aquella oportunidad. Estampó también su sello en dicho formulario y procedió de devolvérselo a cada uno. -Un momento, por favor. Trajeron entonces los materiales debidamente embolsados y embalados, tanto los productos de Malfoy como las escobas de Myrddin. En aquella oportunidad, Malfoy se había llevado el último espejo comunicador y Richard no pudo evitar entregárselo con una sonrisa. Amaba esos dispositivos, estaba seguro de que la mujer los disfrutaría mucho, aún si tenía uno de esos ya. Las escobas por otro lado, no eran su fuerte, pero admiraba la calidad y también el precio que solían pagar por ellas. -Aquí tienen ¿desean algo más? Extendió entonces ambas cosas y recordó que su compañera le había comentado que las criaturas de la señora Malfoy serían entregados al atrio. Se preguntó cómo habría terminado el asunto, a diferencia, los objetos era algo con lo que era más fácil arreglarse. ****** Compras aprobadas a ambos ^^.
  4. No puede negar el alivio que siente. Es casi como volver a respirar de nuevo luego de zambullirse un largo período, culebreando a ciegas en aguas profundas y turbias. Intenta que dicho alivio no se deje traslucir en sus facciones pero es imposible. No es el alivio sólo de ver confirmadas sus más razonables teorías si no el hecho de que un ente como aquel le diga que tiene esperanzas, que no es el fin. Alguien que, a bien o mal, ha visto tanto... que suena casi como su hermano adoptivo, aunque éste último solía ser mucho más despectivo con ella. Catherine empezó a caminar dando pasos hacia atrás a medida que escuchaba cómo el basilisco se retiraba. Luego, se volvió sobre sí misma y abrió los ojos y escuchó lo que el arcano le decía con la sensación de flotar en algodones. Se sentía amodorrada. Sentía de pronto que había estado perdiendo el tiempo y el impulso de dicha sensación fue lo que la animó a contestar. ─Estoy lista ─su voz era nuevamente segura y fija aunque no había un real cambio en ella. Sólo los recuerdos en su mente, los dañinos y avasalladores, parecían perder su fuerza, difuminarse, dejando pase libre a los que parecían nutrirla, llenarla de vida. Pensaba en los recuerdos de Pandora que se agolpaban en su mente y que ella se había negado constantemente a aceptar como suyos. Los conocimientos de siete siglos acumulados y la sensación de despertarse luego de retirarse a los sueños de siglos. Esa sensación de ser una cosa marchita y maltrecha hasta que la sangre empezaba a llenar cada vaso sanguíneo y lo devolvía a la vida en un soplo de pasión y voluptuoso deleite. Ella jamás sentiría algo como eso, era humana. Pero el despertar realmente se le parecía; no tenía nada que envidiarle. Por supuesto, no había olvidado a Zoë. La serpiente seguía prendida de su brazo pero en ese momento empezaba a deslizarse hacia su tronco, trazando movimientos ondulados. Catherine susurró un "no te he olvidado, amiga ¿qué dices tú?" en pársel, preguntándose no sin cierto humor si percibiría aquello como "exceso de confianza".
  5. Richard aspiró profundo y luego sopló el aire que había mantenido contenido, aun jugueteando con sus manos para que el agua no volviese a su estado primigenio, si no se mantuviese en movimiento. Estaba satisfecho por la respuesta de su hija y agradecía quizá que eso hubiera hecho que se tomase más libertades en esa clase que en ninguna otra, debido a que su nivel de confianza con ella... era distinto. Sin embargo, el hecho era que tenía que enseñarle realmente el arte y el eje principal de la adivinación era la capacidad de conocer la propia mente sin perderse en ella porque de otra forma ¿cómo ver en el futuro si no se puede distinguir lo que ya es de lo que será? Repitió el proceso varias veces, hasta que fue evidente que el humo que expulsaba de su boca no se veía igual que el que respiraba. El humo empezó a envolverlos cada vez más y más, un humo gris y espeso, de un aire algo dulzón. Athena, notaría como el agua parecía descender y la tierra allanarse. Los árboles se alejaban y parecía como si sólo estuviese envuelta por ese pálido humo. Al final, si avanzaba, notaría que estaba en un lugar totalmente distinto. Era un laberinto. Un laberinto, que hacía además las veces de jardín de la reina de corazones. Sí, porque ella era la reina de corazones y, a la vez, la propia Alicia, intentando abrirse paso hacia el centro de aquella locura que no podía ser más que... -Bienvenida... -dijo una voz. Apareció primero la sonrisa y luego el propio Richard Stark, balancéandose en el aire con sus trajes rockeros, de espaldas al suelo pero levitando y con la cabeza caída hacia abajo, como si yaciera apoyado en algún tipo de borde- a tu propia mente. La sonrisa se esfumó primero y luego el propio Richard. Era el Richard sin sonrisa y la sonrisa sin Richard. Sus bucles rojizos, apenas una visión fugaz. -Este es el ejercicio -señaló, extendiendo los brazos ante él- y no hay nada en la tierra que podrías encontrar más interesante -añadió-. Deberás llegar al centro de este laberinto y encontrar en él el conocimiento que andas buscando. Lo encontrarás, cristalizado en la forma de un huevo de vidrio -Richard movió la cola de un lado al otro en el aire, mientras la observaba con el mentón apoyado sobre sus puños-. Todo esto, es evidentemente, producto de una droga para afinar tus sentidos -agregó en todo juguetón-, porque papi solo quiere lo mejor para su niñam¿preguntas?
  6. Había estado encargándole la mayor parte de su trabajo a su hermano adoptivo pero había decidido por fin, que era mejor que le vieran la cara también a ella de vez en cuando. No era que explotase a su hermano ni nada parecido, al menos Catherine no quería verlo de esa forma, simplemente era casi un sistema de reciprocidad. Sí, eso era lo que era, aunque siempre él terminase conociendo más cosas de su trabajo que ella misma. Ese día portaba la túnica de los colores tradicionales del Magic Mall y tenía en sus manos una copia exacta de la libreta que su hermano debía tener en las suyas. Justamente, notó como se actualizaba una compra que ella no había procesado así que supuso que había sido cosa de su hermano. Ella por su parte, se limitó a darle la bienvenida a otro cliente, que no reconocía de nada. Selwyn parecía muy animada atendiendo a un par de clientes metros más allá y no deseaba interrumpir. -Bienvenido -señaló tomando su formulario y revisándolo con cuidado-. Señor Myrddin, hay un problema con la fecha de la compra -señaló, tomando su varita y agitándola para cambiarla- Falta un dato, aquí -agregó dejando el pergamino sobre el mostrador para poder señalarle el lugar en donde había incurrido en el error-. Recuerde, que sin este dato no podré procesar su compra. Además, la fecha debe ser la de hoy, para que no haya inconvenientes. Sin más, tuvo que abstenerse de momento de estampar el sello de aprobado hasta que el cliente corrigiera ese error y empujó el formulario suavemente hacia Myrddin, para que pudiese recogerlo. A su vez, inclinó ligeramente la cabeza con gesto dubitativo, a la espera. *-*-*-* @@Dylan Kyle Myrddin el inconveniente con tu compra es que te falta colocar el ID, que es la información que aparece en tu perfil, para poder procesar tu compra (recuerda que puedes encontrar la ficha completa en la primera página de este topic) Igualmente, recuerda corregir la fecha de la compra ^^.
  7. Richard Stark El hombre no había tenido quizá la oportunidad de ir adaptándose al Magic Mall como le hubiera gustado, sin embargo poco a poco empezaba a hacerlo y con verdadero gusto. Suponía que se debía al hecho de que no había tenido que exigirse verdaderamente nada más empezar así que para esos momentos en que ya estaba encontrando todo más familiar, las cosas se le facilitaban enormemente. En ese momento, dedicaba su tiempo a corroborar la información que tenía en su libreta, respecto a las compras que había estado atendiendo. Por eso fue que se acercó hacia el joven que extendía su formulario mientras Smith terminaba de atender a otra mujer, que ya había visto antes por allí, la señorita Malfoy, ya que de todas maneras se encontraba desocupado y ya no tenía sueño, como los primeros días. Saludó al cliente con un parco "Buenos días" y una venia y tomó el formulario para examinarlo unos momentos, buscando algún error. Luego, procedió a revisar el catálogo del Magic Mall para confirmar que hubieran existencias y finalmente terminó por devolver el formulario sin estampar su sello de aprobado en el formulario, devolviéndoselo. -Aquí señor Myrddin -señaló, apuntando con el índice el espacio que el cliente había dejado en blanco en el formulario-. Recuerde rellenar su ID para poder procesar su compra. Esbozó una media sonrisa, a la par que alargaba una pluma hacia el joven. Todos, la logica incluida, necesitaba saber dichos números de identificación para no tener inconvenientes más adelante. ***** @@Dylan Kyle Myrddin recuerda poner la información de tu ID en la compra en esta oportunidad voy a solicitarte que la corrijas, por favor.
  8. Richard Stark Sabía que de rato en rato, mientras se desperezaba de la siesta e intentaba disimular la modorra lo mejor que podía, tenía que dedicarse a atender a los momentáneos clientes que pudieran estar recibiendo. Por suerte, contaba con diligentes compañeros, sin embargo sabía que algo debía hacer si no quería que éstos acaparasen todo dejando a Catherine como una vulgar holgazana desubicada. Claro está, el que lo fuese, encargándole a él su trabajo, nada tenía que ver en ello. Sólo él debía tener el derecho de catalogarla de aquella manera. Se acercó hacia el hombre que atendía dos clientas a la par, debido a que suponía que era en casos así en donde debía echar una mano. Se acomodó el traje del mall lo mejor que pudo y acomodó un poco su bastante desarreglado cabello. Era un infierno de rizos rebeldes, escapando de un lado al otro pero se las arregló para componer una sonrisa y luego de indicarle con un gesto a su compañero que él tomaría el pedido, dirigió dicha sonrisa hacia la mujer. -Procedo a revisarlo ahora, sí... Tomó el formulario de sus manos con soltura y le echó un rápido vistazo. Estaba todo en orden, por lo que no tardó en ponerle su sello de aprobado luego de corroborar por última vez con su cuadernillo y la guía. -¿Deseaba entonces que lo enviasen a domicilio? -preguntó para asegurarse, mirando de reojo a Slithering. Había aprendido a reconocer a sus compañeros por las placas que llevaban en la túnica del mall. Si tenía que ir a respirar aire fresco lo haría, pero no quería quitarle las funciones a alguien de forma deliberada y menos si significaba una siesta menos. *-*-*-* Compras aprobadas Arya ^^
  9. La había pillado desprevenida la respuesta y de hecho, sintió como si la serpiente se burlara de ella con sutil condescendencia. Instantáneamente, pudo sentir la culpa bullendo en su interior, debido a la poca franqueza con la cual había formulado la pregunta. Sí, sabía que debía preguntar lo que se había abstenido de preguntar en ocasiones anteriores al propio Nguyen pero no se atrevía. No se atrevía pero si no lo hacía en ese preciso instante se alejarían para siempre y Catherine se quedaría siempre con la duda de qué hubiera pasado de haberlo hecho. Por eso, se volvió aún con los ojos cerrados, en un paso a ciegas que debió haber lucido bastante torpe para quienes estaban con los ojos abiertos. --Dígame, rey --llamó entonces con una voz distinta. No era grosería hacia su maestro lo que la impulsaba a dirigirse directamente a la serpiente, si no la consciencia de que no podía perder ni un segundo. Un repentino e ineludible deseo-- hace mucho tiempo... realicé un contrato --señaló de forma parca-- o debería decir que era más bien un compromiso. La repentina declaración se quedó un momento suspendida, mientras Catherine pensaba a toda velocidad el cómo continuarla. --Juré defender ciertos principios frente a los cuáles declaré mis votos y a cambio se me prometió poderes y largueza --suspiró, cansada--. Una sacerdotiza, me llamaban. Por motivos ajenos a mi persona, rompí dichos votos y mi el espíritu que sobre mí había impuesto el compromiso me maldijo --los recuerdos eran amargos, pero necesitaba saber--. Mis poderes decayeron hasta el punto de extinguirse y es precisamente desde entonces que empecé a desarrollar la pérdida paulatina de mis poderes, hasta el punto de afectar mi habilidad --la voz de Catherine languidecía ante el simple recuerdo--. Usted, que ha visto el paso de los años mucho más que yo, dígame ¿existe acaso tal maldición atroz o es simplemente el resultado de la pérdida consecuente e innegable de mi oprobio? Sus ojos seguían cerrados, aunque podía leerse en su expresión insegura y fija, con la cara vuelta hacia el suelo para evitar ser observada, que un velo oscuro cubría su memoria con recuerdos retorcidos e indignos. Había llegado por fin, a exponerse del todo frente a dicho rey, otorgándole poder sobre ella ante la revelación de dicho secreto y, además, también compartiendo con el arcano, que nada tenía que ver en eso, algo tan estrictamente personal pero, de alguna forma, había adivinado que era el momento, cuando Nguyen le había hecho la pregunta de si deseaba irse, casi por mera formalidad.
  10. Había sido interrumpido por un hombre que no conocía pero no se inmutó demasiado. Si le quitaban trabajo de encima, tanto mejor para Richard o al menos ese había sido siempre su consigna. Por eso asintió ante el mínimo intento de éste y le cedió la compra libremente. Terminó de anotar la que había realizado previamente y apenas se había dispuesto a echar una siesta cuando notó que una cliente nueva se había acercado. Le alcanzó el formulario de rigor, que ella llenó con esmero antes de entregarle. Richard no alcanzaba a entender por qué alguien en su sano juicio pagaría por un escarbato pero no estaba para cuestionar los gustos de los clientes, menos de Lockhart, de forma que se limitó a verificar de forma minuciosa la información. Una vez estuvo seguro de que estaba todo en orden, procedió a estampar el sello de aprobado y le devolvió el papel con unas sencillas palabras. —Buenas tardes, Lockhart —hizo la venia de rigor— ¿Desea entonces llevar alguna criatura más o sólo lo solicitado ya? Sabía que Lockhart conocía un poco ya de su verdadero carácter pero no importaba. En el trabajo, era mejor mantener la fachada, especialmente teniendo tan cerca al resto de empleados. La siesta tendría que esperar. Después de todo, aún no había terminado de informarse de todas las implicancias del sistema del concilio y, a diferencia de su hermana, le fastidiaba enormemente manejarse parcialmente a ciegas. *--*--*--* Compras aprobadas Cye *-*
  11. —Refleja lo que fue y lo que es —explicó Richard con las mejillas encendidas, entusiasmado porque su hija acababa de sacar aquella en apariencia simple aunque rápida conclusión—, todo esta reflejado en tu rostro, en el que cada surco, curva y manera, habla acerca de ello. Colocó suavamente la mano sobre la suya y el agua se difuminó por completo bajo el peso y sus manos bajo la superficie se tornaron momentáneamente borrosas, debido al movimiento. Su mirada se concentró largamente en ello, sin soltar la mano de su hija, hasta que las aguas se aquietaron de nuevo. Nuevamente, podían verlas con claridad, aunque desde otro plano, como si las vieran dentro de un espejo. —Lo que sucede con la adivinación del agua es lo mismo que sucede con nuestras manos bajo la superficie —continuó, intentando aclarar lo mejor que podía las dudas de su "alumna"—. Piensas que has entrado en el terreno de lo desconocido y todo es borroso al inicio. Pero tarde temprano te das cuenta que es una continuidad de algo que ya conoces. Es más de lo mismo —no pudo evitar soltar un bufido ante lo irónico del asunto—. Todo mundo cree que es complicado porque no ha vivido realmente más allá de unos miserables años. Cuando el tiempo pasa, comienzas a notar que son ciclos interminables y que, con cierto esfuerzo y aclarando tu mente frente a la razón... puedes descubrir cosas que están aún por suceder. Alzó entonces su mano fuera del agua y una espiral del agua ascendió a la par que su mano. Era la magia que Richard empezaba a dominar gracias a su instructor de Uagadou, quien además había demostrado excepcionales dotes para soportar su carácter a cambio de la suma miserable que le pagaban en compensación por la cantidad de esfuerzo que realizaba. Richard, además, jamás había hablado tanto tiempo por su propia cuenta, sin sentirse obligado a hacerlo. Haciéndolo con verdadero gusto. Movió sus manos de forma grácil, girando un poco sobre sí mismo hasta dar media vuelta y mirando hacia arriba, con el arco que empezaba a trazar sobre ellos. Luego, la espiral empezó a girar de forma vertiginosa por su propia cuenta y los colores inundaron su estructura como en un show de magia barata. Era hermoso, brillante y a la vez confuso. Si uno se quedaba mirándolo mucho tiempo, podía terminar mareado. Atrayente y contradictorio, como el propio Richard. Era evidente que el torrente de magia manaba directamente de sus manos, sin catalizador alguno, como siempre había sido su especialidad. —Las imágenes correrán alrededor en tu mente como en este circuito infinito que muestro ante tus ojos—siguió Richard, intentando la explicación más llana que alcanzaba a dar—, destacándose sobre ellas, retazos importantes de visiones sobre ti y las personas que a ti conciernen —Richard miraba hacia el agua apenas parpadeando de rato en rato y al parecer sin sentir mareo alguno, mientras sus manos, con las palmas hacia arriba, parecían jugar con la espiral de agua a su alrededor insistiendo en aquel movimiento aparentemente carente de sentido—. El agua es transparente, fluida y voluble. El agua es como la sangre, la carne y es como la vida. Por eso, la adivinación del agua resulta particularmente tentadora y atinada, para la especie humana. Podría decirse, en términos coloquiales, que son "el uno para el otro". Por eso, a veces también puede ser engañosa. Sonrió y un atisbo de su expresión socarrona se dejó entrever en la máscara de maestro perfecto y esmerado que intentaba en vano actuar. —Ahora ¿me dejé entender un poquito más? ¿Te sientes lista para un ejercicio o debería mostrarte algo más interesante?
  12. Richard no había tenido tiempo aún de adaptarse al departamento en el que trabajaba Catherine cuando ésta había pedido ya un cambio de empleo y, como siempre, le había pedido apoyo para atender en dicho lugar, como un empleado más aunque en realidad no estaba seguro de que el pedido de ayuda fuera del todo legal a ojos del concilio. Sea como fuere, estaba allí, tenía su túnica de los colores adecuados y además estaba en reales condiciones de atender luego de la breve explicación que le había dado su hermana adoptiva, respecto a los deberes y la forma de sobrellevar las compras que se iban realizando. Pronto, una clienta ingresó, de forma que Richard decidió poner en práctica lo repasado y tomó el formulario de sus manos con soltura, luego de susurrar con claridad un "bienvenida". Sus largos dedos recorrieron el formulario para asegurarse de que los datos estuvieran correctamente anotados y luego simplemente se limitó a cerciorarse que hubiera stock suficiente, en el catálogo. Alzó la vista y se quitó los rizos aurerojizos de la frente, para informarle. -Efectivamente, está todo en orden. La compra será procesada a la brevedad ¿o está acaso interesada en comprar algo más? Estampó su sello de aprobado en el formulario y empezó a anotar con cuidado dicha compra en el cuaderno que Catherine le había dado. ~.~.~.~.~ Compras aprobadas nuevamente Juv *-*
  13. Catherine vestía su traje de empleada mirándose cada tanto no sin cierta extrañeza. Tenía presente que el concilio era una tarea muy distinta a las que había realizado a menudo así que cuando notó que una clienta llegaba no se atrevió aún a atenderla. Esperó primero al ver que Selwyn lo hacía y sólo poco después fue que se animó a acercarse, notando a la mujer distraída con las primeras compras que acababa de realizar Malfoy. Asintió ante las palabras de la clienta, gesto que también implicaba un saludo parco, recibiendo de sus manos su formulario también con claras intenciones de ayudar a su compañera de trabajo, debido a la cantidad de criaturas que se había ordenado. Se preguntaba vagamente cómo las trasladarían. Ella nunca se había molestado en pensar en esas cosas, puesto que siempre había partido con ellas sin preocuparse de esos detalles, pagando y yéndose. ─Todo se encuentra en orden, descuide ─señaló con calma a Malfoy, mirándola con detenimiento y preguntándose si es que la había visto antes─. Como habrá notado, ese era último que se podía adquirir. Su formulario era impecable, así que tomó el sello de aprobado y lo estampó en el papel sin detenerse a pensarlo demasiado. Luego, haciendo un gesto hacia Malfoy para indicarle que aguardara unos instantes, se volvió a Selwyn y le preguntó en voz baja "¿Necesitarás ayuda con esto?" Puesto que debido a que era nueva seguía sin saber hasta qué punto la bruja requeriría de apoyo para mandar a aquellas criaturas a su destino. ~.~.~.~.~ Compra aprobada Juv ^^ Cruce de Kneazle agotado.
  14. Richard asintió y se adelantó un paso. Las alumnas empezaban ya a alistarse pero Richard no iba a hacerlo y Athena tampoco tendría que hacerlo. Sabía que tenía que ser cauteloso en cómo sobrellevaba la clase pero lo cierto era que la cercanía de su hija inhibía su prudencia en lugar de aumentarla, a pesar de tener a la directora ante ella. Fue por eso que en cuanto la vio alistarse, Richard hizo un gesto con la mano en dirección a su hija, de forma que la muchacha entendiese que debía seguirlo. Señalaba la parte del claro que se encontraba a sus espaldas. Por supuesto, Black Lestrange ya tenía conocimiento parcial de ello, aunque Richard no le había mencionado el ramo específico del cual iban a desarrollan la clase. A aquella distancia, lo que en un primer momento parecían árboles, al aproximarse a ese extremo apartado del claro se delataba entonces como un cúmulo de lianas, que bajaban en forma de cortina hasta quedar arrastrándose por el suelo. Al apartar con ligereza el conjunto, Richard descubrió un círculo pequeño, conformado por un grupo de árboles a donde la luz llegaba a duras penas, para iluminar una fuente natural de agua cristalina. Se adentró en el claro una vez la muchacha hubo notado los contornos de ese espacio y se adentró en el agua con la misma tranquilidad con que si no hubiese agua en dicho espacio, de forma que su caminata no se vio interrumpida y siguió de largo removiendo la tierra del fondo con sus pisadas. Esperó pacientemente que su hija hiciera lo mismo y cuando lo hizo sonrió en su dirección. ─Sabes bien que no uso una varita ─señaló mientras miraba hacia el agua con repentino interés─. Verás, eso resultaría inconveniente en cualquier otra especialidad de la magia pero no adivinación. Richard movió sus manos sobre el agua, formando ondas ante el mínimo contacto con su mano izquierda. Él era zurdo, al igual que Catherine y tal cual había sido Pandora pero no la había movido para realizar magia si no para que su hija pudiese apreciar el cambio en el agua. ─Al igual que el agua, la adivinación del agua es un eco en nuestra memoria ─explicó, empezando, al explayarse sobre el tipo de adivinación que iban a tocar en aquella oportunidad─ es recordar... pero en el sentido contrario. En el sentido erróneo. Por eso, tu cerebro termina confuso y no todos pueden hacerlo ¿comprendes? Esto es sólo un ejercicio para empezar. Tu familia tiene el don ─señaló, inclinando la cabeza de una forma que de seguro consideraba "modesta"─. Quizá tu también lo tengas. La instó entonces con un ademán a realizar el mismo movimiento que él acababa de hacer, para remover el agua de manera muy fina. Aquel bosque era especialmente mágico y los espíritus parecían vagar a libertad. Era el perfecto canalizador, para potenciar las habilidades de cualquier mago o bruja, además de ayudar en el proceso de evocación inversa.
  15. La bruja no pudo evitar sentirse abstraída ante el repentino paisaje y clima. Se encerró en sí misma, evocando el único clima cálido que había conocido y amado, tan distinto de los bosques y campiña en donde había nacido y crecido, todos inclementes para cualquier habitante de Gran Bretaña. Como escocesa, no estaba habituada a esos climas pero ese lugar hacía evocar en ella algo así como un eco. El eco de Louisiana, lugar que deseaba volver a visitar pero que resultaba peligroso para ella. Tan hechizante y a la vez... Se limitó a asentir ante las instrucciones de su maestro, alargando la mano para tomar la fruta, probándola con mordiscos moderados. No entendía la naturaleza de la visita ni tampoco la actitud de su maestro o cuanto decía en aquella lengua asiática, así que se limitaba a observar todo con natural franqueza, de forma que pudiese ser expuesto ante ella y ella comprendiese al fin, llegado el momento. Zoë por otro lado, parecía bastante tranquila y reposada, enroscada en su brazo. Por eso, cuando Nguyen le ordenó volverse, lo hizo con mala gana y aguzó el oído intentando dilucidar la naturaleza de lo que iba a suceder, aunque creía adivinarlo debido a la orden que Nguyen le había dado. Él sin embargo no lo había hecho, como había podido notar la mujer segundos antes de obedecer. Se limitó a acercarse un poco más hacia delante y hacia el anciano, de manera casi automática, así que cuando éste habló y Nguyen le respondió, Catherine oyó cuanto se decían. ¿No puedes matar algo que ya está muerto? ¿Qué podía eso significar? Catherine era una simple humana, pero guardaba en su memoria, en un rincón secreto y en desuso de su memoria, los recuerdos de una vida inmortal, una vida que no había sido suya ¿era acaso esa la explicación? Mantuvo los ojos cerrados y se limitó a sisear. ─Rey ─su voz era ronca y grave, casi parecía la de un chico─ no soy tu comida pero deseo preguntar ¿cuál es el motivo por el que te encuentras en este lugar? ¿Qué lo hace especial, para ser digna de convertirse en tu guarida? Sabía que no tenía sentido preguntar eso, pero el motivo le intrigaba por un motivo estrictamente personal, así que esperaba realmente que le respondiera y no que la tragase de un mordisco. Zoë guardaba prudente silencio y había apretado su brazo con más fuerza pero salvo eso Catherine no pudo percibir cambio alguno en la criatura. En su mano, aún tenía el trozo de pitahaya a medio comer, que Nguyen le había dado.
  16. La bruja no había dictado una clase en mucho tiempo. La última vez, había sido Richard el que se había encargado de llevarla y ella solamente se había limitado a hacer novillos en Winterfall. En aquella oportunidad, era distinto. Ella no deseaba quedarse en un aula como su hermano, que había asistido por mera obligación. Ella quería salir y experimentar e investigar junto a sus alumnos, de forma que se dirigió al lugar en el que había quedado con Black Lestrange para poder llevar a cabo la clase. El bosque tenía un aspecto imponente y misterioso, de tono lecho submarino cuando se paseaba bajo las ramas de los árboles dentro. El suelo, estaba cubierto por un lecho de hojas caídas que parecían indicar otoño, aunque en realidad era una mullida capa perenne. Estaban allí para estudiar una de las ramas más imprecisas de la magia: adivinación. Pero también estaban allí para estudiar una de las más prácticas: primeros auxilios. La bruja no había caído en cuenta de las similitudes, si bien entre ambas ramas las diferencias parecían irreconciliables. Había tenido todas las intenciones de asistir pero el rugido de una moto voladora la detuvo justo a la entrada del bosque. Se volvió, indignada para observar la figura de Richard Stark con sus pantalones negros, sus zapatillas cosidas, sin pasadores, y su gabán de cuero con cuello y bordes de piel en la capucha. Llevaba las manos con guantes también de cuero y piel, de un tono acerado y sus rizos aureorojizos sobresalían bajo la capucha de forma desordenada. Tenía la sonrisa más altanera que Catherine le hubiera visto en mucho tiempo y cuando se bajó de la moto el grueso relicario de plata tintineó al balancearse sobre su polo gris. ─¿Qué haces aquí? ¡No voy a pagarte! ─Eh... sí ─volvió los ojos hacia arriba, como si observara un ave que pasara a la derecha por encima de su cabeza─, en realidad esto es un asunto personal. Su postura era relajada y se quitó los guantes bajo los cuales tenía unos mitones también negros. Se bajó la capucha descubriendo los rizos con soltura y le lanzó los guantes y sus googles a Catherine. ─Se que no te importara otorgármelo esta vez. La mujer sonrió. Acababa de entender el motivo por el cual quería estar allí y era algo casi utópico, de forma que arrancó la moto y se volvió hacia Winterfall con una sonrisa en la cara, sin hacer preguntas. Richard había tenido un largo vuelo así que se tomó su tiempo hasta llegar al claro. La mujer con la que dictaría clase ya se encontraba allí. La saludó con una tranquila venia, con las manos metidas en los bolsillos. Se situó a su lado a la espera de las alumnas y cuando éstas llegaron saludó a dos de ellas agitando la mano con postura relajada; a Athena creía conocerla bien, Binny por otro lado era interesante en un sentido distinto. A la tercera no la conocía de nada, así que se limitó a evaluarla con una mirada por completo descarada, sin consideración alguna. Sabía que era una warlock llamada Anne ¿más allá de eso? Nada. ─Mi nombre es Richard Stark ─señaló con una sonrisa ladeada─ dictaré la especialidad de adivinación. No dijo nada más. Suponía que las cosas se irían desarrollando a medida que todos empezaran a implicarse. Le había hecho gracia el comentario de Black Lestrange porque, para variar, el nunca llevaba varita y su hija de seguro lo sabía y entendía el por qué de el hecho de que hubiera tenido un pequeño atisbo de su sonrisa ladeada, para ella.
  17. Siguió a Nguyen hacia el interior de sus aposentos y tomó asiento sobre el tatami con inesperada curiosidad. Si bien es cierto se había abstenido de preguntarle al arcano el motivo por el cual la había enviado de vuelta a casa, en aquel instante comprendía que se había debido a su condición física más que a cualquier otra cosa. Trató de ignorar el comentario del arcano sobre prueba alguna puesto que no estaba segura de querer enterarse pero no pudo evitar que sus ojos dejaran traslucir la curiosidad que había intentado ocultar desde el inicio, cuando mencionó a su amigo ¿Sería acaso una serpiente también? ¿O la induciría a un estado somnoliento mediante alguna droga nuevamente? Se incorporó de donde se encontraba mientras pensaba en la criatura que tenía en el brazo y las que había dejado en casa, preguntándose qué hubiera hecho su hermano en su lugar y a pesar de todo, entendió que era inútil. Ella era la que llevaba el curso justamente porque necesitaba seguir avanzando y perfeccionando dicho arte y no tenía sentido pensar en la ayuda de Richard sólo porque manejaba el pársel de forma sorprendente. Después de todo, tenía cero talento para la enseñanza y quizá el arcano estaba mejor entrenado en eso, aunque no hubiera sido su intención. Lo siguió, adentrándose en el agujero negro con pisadas firmes. Su cuerpo, pronto experimentó el cambio de espacio y quizá hasta tiempo, aunque no estaba segura. La temperatura, sí, el calor, los olores y voces. Niños. Catherine no pudo evitar abrir los ojos al instante. El panorama no le era conocido y no era extraño. Fuera de Londres sólo había visitado países nórdicos y lugares famosos como Francia y Louisiana, por motivos totalmente personales o de misiones con La Talamasca. Jamás había estado en un lugar... un lugar al cual el arcano quizá hubiese contemplado dentro de su formación. Dudaba haber estado en un sitio así antes, por eso fue que preguntó: ─¿Dónde estamos? Zoë parecía entender algo que a Catherine se le había escapado nada más llegar, por lo que se dedicó a prestar atención a la serpiente, mientras el arcano aún no respondía. Fue por eso, y no gracias a otra cosa, que cayó en cuenta de el detalle que se le había escapado. La serpiente se deslizó entonces poco más arriba de su codo y Catherine cayó en cuenta de que había hecho la pregunta en pársel, al arcano, aunque no había sido su intención en realidad.
  18. Tengo la misma duda que Goderic pero bueno, dejo ficha para tener todo en orden cuanto antes :/ y eso. Supongo que tocará enlistar el circo ambulante que tenía ahí en el apartado de otros ;O; Bye puntos, hola galeones (??) Nick completo: Catherine Stark ID: 110981 Link a la Ficha: http://www.harrylatino.org/index.php?showtopic=89537 Link a la Bóveda Trastero: http://www.harrylatino.org/index.php?showtopic=105643 Link a la Bóveda de Galeones: http://www.harrylatino.org/index.php?showtopic=90471
  19. Pues quizá me hago muchas bolas como dice Majo xD ¿el apellido está o no disponible? También venía a consultar por la disponibilidad de éstos apellidos, ya que estamos con toda la onda preguntona mejor aprovecho (?): Slughorn, Prewett, Shacklebolt y Lovegood. Debido a que no los hemos encontrado en el listado y eso y sería interesante estar informada xDDD. Salu2
  20. Se sentia agradecida con la proteccion brindada, especialmente la piel de dragon en que se habia convertido su tunica, aunque la mujer no estuviese segura de cual de sus demon hunters lo habia hecho (Arya). Aun asi, no era ingenua y lejos de sentirse protegida, volvio a alzar la varita pero esta vez para atacar. La bruja que poco antes habia silenciado habia muerto, asi que eligio otro objetivo con rapidez. -sectusempra El rayo cruzo el espacio que lo separaba de ernest, destinado a impactar en su pecho de forma que si no se curaba con prontitud estaria muriendo en menos de lo que tarda el canto del gallo a traves de unas heridas profundas y abiertas de donde manaria la sangre copiosamente. Pero no se quedo alli: -Silencius El hechizo en aquella oportunidad afecto a ernest, quien quedaria silenciado y de esa manera se veria privado de una serie de molestos hechizos. De esa manera esperaba apoyar en algo mas relevante, aunque desde su posicion era sumamente dificil hacer tal cosa.
  21. Sabia que tenia que apurarse de forma que se limito a realizar la floritura de rigor al decir: -silencius El hechizo recayo de forma instantanea en Leah, haciendo que la mujer no pudiese terminar de pronunciar el hechizo quedandose apenas con un 'mor...' y nada mas. De esa manera, catherine tuvo perfecta vista de la mujer tragandose la piedra que acababa de tomar del suelo. Nunca dejaba de ser divertido. Pero ella sabia que no era suficiente especialmente porque apenas antes habia realizado un necromantia lingua asi que continuo. -Avis Al instante un grupo de cuervos se reunio a su alrededor, revoloteando con claras intenciones de defenderla. De esa forma, estaria a salvo de posibles ataques que los mortifagos tenian por habito enviar. Aun no habia empezado pero no tardaria en llegar.
  22. El huargo apareció ante ella llamándola a la batalla. Parecía demandar cierta urgencia de forma que Catherine se limito a observarlo detenidamente para retener el mensaje y dirigirse inmediatamente al lugar que este le habia mostrado. Desaparecio luego de colocarse la luz en el rostro y aparecio a varios metros de una reja, con una choza tras de si. La mujer se detuvo dudosa, su tunica agitada por el viento, mostrando sus botas de rostro alto y hebillas plateadas. Luego, simplemente alargo la mano, lentamente, luego de haberse acercado los metros que le faltaban y pronto ya no estaba alli si no en un lugar que le costo identificar, en Rumania. No le costo dar con el castillo Ivashkov si no con sus camaradas de bando. Para cuando lo hubo conseguido maldijo su mala orientacion y se limito a acerccarse a ellos con la varita en ristre en su mano izquierda. Habia que hacer mencion de que los jardines eran pasables aunque tristes para la batalla, aunque era evidente que llevaban ahi un rato y a ello mismo se sumo Catherine. -Bueno -dijo secamente al encarar a los enmascarados- al fin.
  23. Había asentido, había prometido hacer caso y finalmente, había regresado. El arcano le había explicado muchas cosas, algunas que conocía, otras que consideraba como rumores y otras pocas sobre lo que creyó era una pista sobre sí misma. También había estado revisando el tomo que le había entregado, constantemente y había dormido hasta cansarse de estar tendida aunque no había comido demasiado. Aún estaba algo demacrada, si bien estaba en realidad bastante recuperada y a la expectativa de lo que fuese a suceder. Zoë había sido de gran ayuda en el proceso, especialmente durante las surreales sesiones de té que había tenido en esos dos días al caer la tarde, pasando horas se recogimiento junto al fuego, mientras Richard asistía al ministerio en su lugar. No había hablado más que en pársel aquellos días y Zoë había conocido a Ophelia, la mamba que acompañaba hacía mucho tiempo a Catherine, así como también al ashwinder que solía repartir su tiempo entre la chimenea del ala central y de los aposentos privados de Richard, en Winterfall. El hecho de que su hermano adoptivo también fuera un hablante había facilitado el asunto y aunque había ignorado a su elfina por completo, no se sentía en absoluto culpable. De hecho, le sorprendía lo bien que él lo manejaba; no parecía necesitar la ayuda del arcano a diferencia suya. Por otro lado, se sentía reconfortada, como si estuviese todo el tiempo cubierta con una manta constantemente y el sentimiento hacía que se desplazara con mayor soltura y facilidad. La serpiente estaba enroscada alrededor de su brazo, como en aquella oportunidad y la bruja vestía una túnica del color del humo, con sombrero y botas. Había llegado de la forma adecuada a los aposentos del arcano, con ayuda de Zoë y algo de memoria, aunque en aquella oportunidad había tenido la delicadeza de prestar oídos a su pedido y se encontraba en ese instante ante la puerta principal, a unos pasos, aunque sin tocar o poner un pie sobre ella sin permiso. ─¿Hay alguien ahí? ─preguntó. Casi podía sentir como una docena de ojos se posaban en ella a la vez. Zoë siseó entonces una pequeña broma acerca de los fisgones y Catherine no pudo evitar soltar un bufido que ocultaba pasablemente una inesperada risita. Alzó la vista pero aún no le pareció ver a nadie, por lo que empezó a preguntarse si no sería mejor echar un vistazo alrededor. De su bolsillo izquierdo sobresalía su varita y justamente era en esa mano en la que llevaba sujeto contra su pecho, el libro que el arcano le había dado.
  24. Siente su cabeza dando vueltas por la falta de oxígeno y la dificultad que le produce respirar, pero que se muera el arcano si llega a admitirlo en voz alta. A medida que la preparación avanza y ella se esfuerza por escuchar, recuerda su experiencia en uno de los siete valles malditos, en donde el veneno también le había jugado una mala pasada, cercana a la muerte. Parece algo demasiado lejano y aún así debido a la situación lo rememora con claridad. A pesar de su autocontrol, no puede evitar jadear al respirar y pensar en el sinnúmero de formas que tiene de librarse de ello antes que el arcano termine de preparar el bezoar. El dolor parece avanzar hacia su corazón a través de la red de su circulación y Catherine escucha a Nguyen hablar justamente de las cosas que podría hacer para quitarse de encima el dolor cuanto antes. No había tenido, en realidad, reales intenciones de morir aunque el piquete había resultado a pesar de todo un divertido experimento. Al tragar el bezoar, siente una sensación repentina de paz y relaja la postura con las piernas dobladas bajo su cuerpo, sentada con las manos sobre el regazo. La serpiente aún rodea su brazo como un brazalete y Catherine no puede evitar mirar hacia ella con curiosidad. Es cierto que aún no ha alcanzado la edad suficiente pero también recuerda haber visto serpientes así antes. Lastimosamente, había sido en museos y zoológicos y no en su hábitat natural ¿sería entonces los aposentos del arcano un lugar habilitado para ello o la magia había obrado de forma milagrosa? Extrajo entonces de su bolsillo un vial con una pócima clara de donde vertió algunas gotas en el piquete para luego guardarlo y en su lugar tomar su varita, cuyo extremo sobresalía del bolsillo de su túnica. Con ella, realizó un par de "episkey" de forma que la herida, además de haber bajado la hinchazón gracias al líquido, terminó por cerrarse al fin. El bezoar había hecho lo demás. ─Listo ─anunció entonces satisfecha, mirando en dirección a Nguyen.
  25. Richard Stark De pronto, la tienda estaba llena de gente. Richard sabía que era bueno para el negocio pero aún así se sentía algo desorientado. A pesar de que solía de ir de fiesta y se relacionaba fácilmente en ámbitos bulliciosos, en el fondo, prefería la calma por encima de las multitudes. Se obligó a mantener la expresión neutra y observó a otro de los Evans McGonagall. <<Ya decía que sólo era agotamiento>> pensó para sí mientras observaba la escena, con las manos metidas en los bolsillos de los pantalones y expresión aburrida. ─Agotamiento físico hasta el punto de la extenuación ─resumió con tono monocorde hacia él. Se volvió entonces momentáneamente desinteresado, justo para ver a la joven con quien había estado conversando, acercándose peligrosamente al cofre. Se acercó entonces a grandes trancos y tiró de ella con fuerza desmedida, aferrándola apenas un centímetro antes de que su mano tocase la superficie del cofre. La soltó, con el ceño fruncido y evidentemente malhumorado. ─¿Es que no viste lo que pasó antes? ─recriminó en voz baja aún hablándole desde detrás suyo e intentando, ya tarde, de que no notasen el incidente. Sólo después se volvió hacia ambos Evans McGonagall, momentáneamente, sin soltar la mano de la muchacha, como si fuese natural─ ¿No sería mejor llevarla al hospital? Allí podrán derivarla a su casa ─concluyó encogiéndose de hombros. Entonces, recordó que aquella joven no le había dicho su nombre aún y le soltó la mano con la misma naturalidad con la que se la había tomado. @ @@Groter Shulton Granpié Shulton Granpié @@Binny Evans

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