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Melrose Moody

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Todo lo publicado por Melrose Moody

  1. Se sentía casi culpable por lo que estaba a punto de hacer. Se había prometido a sí misma ahorrar el dinero pero al ver parte del nuevo catálogo, sólo de paso... por el Magic Mall no había podido resistirse y había terminado metiendo el dinero en el bolso de piel de Moke que igual casi nunca usaba y había corrido de vuelta a la primera planta para poder adquirirlo antes de que se terminara. Aún tenía fresca en la memoria la pesadilla de los stocks y esperaba que no le ocurriera lo mismo. Al parecer era la última así que esperaba sinceramente que así lo fuera y no que ya estuviese agotada por completo. Llenó el formulario que ya conocía y se acercó hacia el dependiente que encontró desocupado. Luego de una saludo más bien formal y un gesto, alargó el pergamino, en donde figuraba con letra desigual debido al apuro: ID: 110981 Nick: Catherine Stark Nivel Mágico: 15 Link a la Bóveda Trastero: http://www.harrylatino.org/index.php/topic/105643-boveda-de-pandora-stark/ Link a la Bóveda de la cual se hará el descuento: http://www.harrylatino.org/index.php?showtopic=90471 Fecha: 2016-04-24 Nombre del producto: Capa "Camaleón" Objeto, Criatura, Poción, Consumible o Libro de Hechizo: Objeto Catalogación: (colocar cantidad de A, X o P respectivamente) : AAA Puntos por unidad: 40 puntos Precio: 2000 galeones Precio total: 2000 galeones Total de Puntos: 40 puntos. Sólo esperaba que Richard no la pillara en el proceso o iba a tener que pasar la vergüenza de pedir el dinero de vuelta.
  2. Melrose Moody

    Inscripciones

    Espero pueda recuperarla hasta junio y eso T__T suena tan lejano (?) y apenas me entero que no tengo 4000 y algo galeones t.t xDDDDD si no que si me alcanza. Nick: Catherine Stark ID: 110981 Habilidad: Hablante de Pársel Rango Social: Dragones de oro Nivel de Magia: 15 Fecha aproximada de aprobación EXTASIS o de salida de la Academia (versión anterior): febrero-marzo del 2011, por ahí T.T Nº de conocimientos que se poseen: 7 Link a la Bóveda: http://www.harrylatino.org/index.php?showtopic=90471 Link a la Ficha: http://www.harrylatino.org/index.php?showtopic=89537
  3. -No se encuentra en este momento -recordaba haberle dicho, aunque en realidad le tomaba el pelo pues no había un anticuario. Al único al que necesitaba consultar cuando no tenía idea sobre objetos antiguos, era a Richard-. Pero puede volver cuando quiera. Habían pasado varios meses desde aquella última visita. La propia Catherine no había pisado el negocio en ese tiempo y había dejado temporalmente al repartidor, ayudante de dudosa moral y honestidad al cuidado del mismo, puesto que no tenía de otra. Nunca le había gustado echar mano de los elfos en esos casos; prefería manos humanas en los negocios humanos, así fueran manos que no estrecharía por temor a pegarse una venérea, como lo eran las del repartidor. En realidad, exageraba. Tampoco era que fuese un tipo del todo desagradable, pero había en él algo de lastimoso y algo de avaro que hacían que no pudiese simpatizarle del todo. A Richard parecía divertirlo pero a ella no. En eso pensaba cuando ingresó al local y grande fue su sorpresa al ver justamente al pelirrojo tras el mostrador, enseñándole al repartidor a jugar póker. -No es como el snap explosivo, tonto -iba diciéndole mientras tomaba de rato en rato un poco del vino dulce que tenía servido en una copa a su lado-. Éste no hace nada, más que enseñarte a sacarle dinero a los muggles. Catherine gruñó. Ambos voltearon rápidamente. -Ohhh... hermanita -saludó Richard haciéndole un ademán de bienvenida con su copa-. Justamente le daba clases de modales a nuestro querido amigo -el repartidor frunció el ceño y Catherine suspiró mientras continuaban su partida. No había visitado el negocio desde que había dejado de compartir su cuerpo con Káiser. Se sintió extraña. -¿Alguno ha visto a Atkins por aquí? Hacía mucho que no tenía noticias de la mujer y ella misma no se había mantenido al tanto. Había dejado el morral de lana tejida sobre el mostrador, junto con la cubeta de hielos en donde descansaba la botella de la que Richard bebía. A Atkins no le iba hacer gracia que su hermano diera cuenta de sus vinos caros, como Catherine acababa de notar. -A mi compañera del negocio no le va a gustar eso -dijo, señalando la cubeta. -Qué tacaña... -fue el seco comentario de su hermano, mientras le enseñaba al repartidor cómo deslizar cartas por debajo de su manga. Catherine, a pesar de ello, decidió que sería mejor adecentar un poco el lugar, por lo que se sacudió un poco la túnica gris y limpió sus botas con su varita. Por lo que pudo ver, el segundo piso no había sido tocado y permanecía impoluto así que se dedicó a clasificar aquí y allá, hasta que encontró un cofre que no pudo abrir. @ @@Circe Atkins C.
  4. http://i.imgur.com/z1byE.png Organismo Internacional de Normas de Instrucción Mágica y Oficina Internacional de Ley Mágica El Departamento de Cooperación Mágica certifica que Antoni Tonks ha realizado el trámite por su pasaporte. http://i.imgur.com/f24F3.png Atte. Catherine Stark Departamento de Cooperación Mágica Internacional
  5. http://i.imgur.com/z1byE.png Organismo Internacional de Normas de Instrucción Mágica y Oficina Internacional de Ley Mágica El Departamento de Cooperación Mágica Internacional certifica que Alessandra Fiorella Gryffindor D. ha realizado el trámite por su pasaporte. http://i.imgur.com/f24F3.png Atte. Catherine Stark - Jefa de Oficina Departamento de Cooperación Mágica Internacional
  6. Holas o/ Venía a hacer una consulta respecto al tema de los clubes de bando. Estoy segura que la mayoría los recuerda. Para los que no, basta con que se acerquen a éste tópico actualmente abierto en tres escobas, para refrescar un poco la memoria: http://www.harrylatino.org/topic/107805-club-knockturn/page-1 Mi duda en realidad es bastante puntual. Pasa que los clubes se cerraron por un acuerdo entre bandos y fue así como ambos quedaron en el olvido. Dicho acuerdo, se dio cuando la trinidad era aún nibble, a saber: la de Sally Sigel, Coyo-t, Elizabeth Tonks y Elodia Riddle, ésta última de nuevo actual líder de la Orden también. Ahora, se ha abierto el club mortífago en tres escobas y al consultarlo con mis líderes, se me dio la respuesta de que ésto no fue informado a La Orden del Fénix previamente. Así, luego de haber consultado por los canales que me parecieron correctos y haber agotado esa posibilidad vengo ahora con la siguiente duda, atentos, es corta y simple: ¿De quién es la responsabilidad de este error, de la Marca exclusivamente o también del staff del foro? Ahora, procedo a desglosar esta pregunta, a explicarla, para evitar malentendidos. Varios deben estar enterados (una vez más, para los desinformados) de que ayer hubo un inconveniente a éste respecto. Varios usuarios de mi bando se sintieron incomodados y en algunos casos francamente insultados por ésta iniciativa arbitraria. Acudieron al club arriba citado y se armaron infinidad de problemas e intercambio de insultos (y digo intercambio porque se dio de ambos lados, cosa que pudo certificar una líder de bando, Taurogirl, quien de primera mano también lanzó algunos de ellos xD). Conflicto gratuito que pudo haberse evitado con una simple consulta: porque quisiera que quede claro que esta incomodad no se da porque estemos locos, no, si no porque alguien ignoró el acuerdo. ¿Quién lo hizo y esa persona, utilizó el canal de administración para considerar que podía pasar por encima de la Orden como si la opinión del bando no importase en lo más mínimo? Eso es lo que quiero saber, pregunta que ya formulé arriba. Yo, por mi parte, me limito a exponer mi perspectiva como user del foro y como miembro de la Orden del Fénix: Veo que las líderes actuales de la marca se pasaron por el arco del triunfo ignoraron por completo un acuerdo con la Orden del Fénix, hace varios años vigente, que sus propios líderes suscribieron. Además, indicaron que administración dio beneplácito a esto directamente como si no hubiera necesidad de consultar a la Orden. Esto, me preocupa en varios niveles, pero explicaré también de forma simple el más importante: ahora puede ser un club, más tarde acuerdos más importantes. Si sólo se tiene que consultar a administración entonces todas las negociaciones que hicimos (y sí, me atrevo a incluirme porque también formé parte de ese club de personas que se rompieron el culo discutiendo en oficina de líderes por cada bendito acuerdo al que se ha llegado y cuya lista se expone en el tablón de cada bando) no tendrían sentido. Quiero que esto quede claro también, porque me parece muy triste que ni siquiera se den cuenta: es saltarse olímpicamente el esfuerzo de un grupo de gente. Quizá puedan venir varios ex-líderes a decirme que así no son las cosas, que estoy exagerando. Por mí perfecto, pero no quiero que esto quede impune o que siquiera cuente como precedente. Quiero que se exponga ésta incomodidad directamente e invito a cualquiera que se sienta tocado por mis palabras, sin importar si de forma positiva o negativa, a opinar al respecto. Es fácil lavarse las manos y restarle importancia pero para mí es una cuestión de principios y lógica. Tan simple como abrir un topic en oficina de líderes y decir "Ey, ¿qué tal abrir los tópicos de socialización nuevamente en tres escobas?" o directamente comentarlo por cualquiera de los tópicos de discusión que deben tener por allí y se ahorraban pasar la vergüenza de quedar como personas a las que no les interesa la opinión de los demás y encima implicar al staff del foro en esto (me permito ponerlo, que si administración no dio su permiso para abrir los tópicos y fue error completo de la marca supongo que por aquí lo aclararán) como si no se tratase de un juego imparcial. Quizá me haya extendido un poco en esto, pero más allá de todo, quería exponer mi punto de vista de forma clara a partir de lo que he leído estos días. Es todo. Espero su pronta respuesta. Nox
  7. Abre los ojos y lo primero que logra ver son las montañas, pálidas y distantes. Ha llegado a la carrera, desfalleciente, con ayuda de Gaunt y cree tener a la muerte al lado, apenas esperando unos minutos para llevarla consigo. Mas la muerte no llega y ella termina por hacer una concienzuda evaluación de su situación, llegando a la conclusión de que ya no se encuentra envenenada. De otro modo, no puede explicarse por qué aun sigue con vida; luego, suelta una exclamación de sorpresa disimulada en medio de un suspiro. Tiene su brazo de vuelta ¿qué clase de magia ha usado el guerrero Uzza para devolvérsela? ¿Algún tipo de poder asociado al portal quizá? Gaunt se ha alejado ya, mientras Catherine mantiene su posición todavía desorientada por el repentino cambio y mejora sustancial. Su morral cuelga aún de su hombro pero ella lo deja caer a su lado, deslizándolo con delicadeza. El morral aún tiene dentro los libros que consiguió mantener milagrosamente en su poder y tiene el presentimiento de que los va a necesitar así que se siente agradecida. Es entonces cuando escucha el rugido no tan distante de un león. Mira alrededor y ve su figura recortada en la extensión quemada y adversa, moviéndose majestuosamente a regular distancia tras ellos. Mientras tanto, los miembros de su clase no han perdido el tiempo. Ella sólo es consciente a medias del asunto y es la voz de una de sus compañeras de bando, específicamente Delacour, la que la saca de su ensimismamiento. Una vez más, se ha dejado llevar por la vertiente de sus propios pensamientos sin prestar atención al hecho de que hay mucha más gente de la que había en su clase al empezar. Otea alrededor. No sabe en qué momento han llegado pero se encuentran ya presentes, separados claramente a pesar de estar dispersos en medio de la sabana, por un espacio en donde nadie reposa, justo en medio. Con un movimiento de varita, cambia el color de su túnica para volverla de un tono perlado, casi blanco, para evitar asarse al sol o quedarse desnuda, opción por la que algunos han optado. Su sombrero lo ha perdido en la inútil travesía anterior de modo que no tiene más remedio que conformarse y quitarse las botas de fieltro. Las tira a varios pasos más allá, a la izquierda de su morral bajo un envejecido árbol, que sólo tiene hojas en la parte baja de su contorno, como un anciano con calvicie incipiente. A su vez, nota como varios de sus compañeros han creado animales a partir de los elementos de su entorno y se anima al caer en cuenta de que está en el flanco izquierdo, justo en el extremo que parece marcar el límite de la zona dispuesta para el ¿llamarlo enfrentamiento no suena poco apropiado? Catherine sólo tiene cerca un tronco muerto, a unas siete yardas detrás de ella, aunque como siempre, su cálculo es bastante inexacto. Fuera de ello, sólo hay una vegetación achaparrada y terca, creciendo bajo sus pies ahora desnudos. Sonríe, tomando la varita con la zurda y nota que aún trae puestos los anillos que se colocó. Incluso el brazo perdido y recuperado de forma simplemente increíble, lleva puesto en el dedo anular el anillo de amistad con las bestias. Concentrándose de forma adecuada, notando que nadie se ha atrevido a lanzar ningún hechizo aún, Catherine vierte su concentración en el anillo y sus poderes responden al instante, pudiendo reconocer el humor de una criatura de poder y estilo, que ya ha visto antes. Sí, el anillo la remite al león, en el que no ha dejado de pensar del todo desde el momento en que lo viese. Éste, parece sentir el estímulo de su repentino contacto. Mientras tanto, busca en el bolso y se coloca además el anillo de salvaguarda contra oídos indiscretos, así como el anillo de escucha. También tiene colgado al cuello el amuleto de curación, aunque duda de que pueda serle de alguna utilidad ya que en medio de un enfrentamiento no tendrá el tiempo para sanar adecuadamente mediante la imposición de manos. De hecho, quizá el resto de anillos puedan resultar inútiles también pero se los pone de todas formas. Es el anillo de escucha justamente el que le permite oír cómo se lanza el primer hechizo, por lo que se vuelve hacia sus contrincantes, alerta. Alza la varita y fija su objetivo, preparada para lanzar su hechizo.
  8. Catherine, mortificada, se pregunta si el negocio no será de esos que permiten amplificar las mesas mediante magia, en cuyo caso el proceder de Richard no ha sido más que una pérdida de tiempo. Intentando quitarse dicha idea de la cabeza, hace una parca venia en dirección a Ben, sintiéndose algo incómoda de no poder decir nada al no conocer su apellido. Richard hace lo propio con una mirada de curiosidad en el rostro, observando primero a la muchacha que Romina ha llamado Priscila y luego a Kirara. Su observación se detiene entonces en ésta última, apenas unos pocos instantes más, aunque son suficientes para que Catherine, pese a su característica distracción, distinga el interés que su hermano es perfecto en ocultar. Lo que la intriga es el motivo que causa el interés de Richard. Descarado, no es frecuente que como en esta ocasión, lo disimule aunque sea perfectamente capaz de hacerlo. Richard, aun con una sonrisa, extiende la mano hacia las muchachas desconocidas y se presenta con amabilidad, sin poder soslayar la curiosidad que brilla en su mirada mientras Catherine toma el menú que Nicole acaba de traerle, saludando a su sobrina con un parco "Hola". -Mi nombre es Richard, Richard Stark. Ésta es Catherine. Stark no puede evitar sentir que su hermano intenta tomarle el pelo, sabiendo lo poco que le gusta que utilice apelativos como "ésta" antes de su nombre. Mientras tanto, Kirara va a recibir a una muchacha en la que Catherine no había reparado hasta entonces así que luego de asomar la cabeza por encima del menú para saludar con otra venia a las muchachas de forma resignada, aprovecha para dirigirse a Romina. -Quisiera pedir unos refrescos de sabores -indica-. También una pizza de pepperoni especial y... -se vuelve unos momentos hacia su hermano para confirmar su pedido- una pizza italiana. Cierra entonces el menú y lo deja sobre la mesa. Richard ha aprovechado el momento para saludar también a Nicole, mirándola de forma insistente hasta que ésta posara la mirada en él y luego dirigiendo automáticamente sus dedos medio e índice a su frente, para luego alejarlos de forma relajada como si se tratase de un saludo militar demasiado informal.
  9. Catherine sólo reacciona en el momento en que nota que una intensa sensación recorre su cuerpo. Esta siendo trasladada y eso desestabilizaba su momentáneo solaz; debido a la herida que ha tenido, el dolor proporcional a la relativa brusquedad con que la arrastran apenas puede percibirlo. Sin embargo, en el momento mismo en que reacciona y abre los ojos, se sienta con un sobresalto y mira desesperadamente alrededor. Ha sido Gaunt quien la ha sanado y Catherine se siente agradecida pero sólo puede susurrar un parco "gracias" pues eso no es lo que más le interesa. Sabe que el veneno aun circula por su torrente sanguíneo, eso es algo que ni el mejor de los amuletos puede curar y tiene que hacer una carrera contra el reloj. Se incorpora con dificultad ya que sólo puede usar una sola mano. La otra se encuentra dentro del basilisco y se pregunta seriamente si existe algún método para recuperarla pero sin tiempo para reflexionar sobre eso avanza a la carrera lo mejor que puede, tambaleándose al no estar acostumbrada a sólo tener una manga vacía en lugar de la correspondiente extremidad. El basilisco se encuentra enzarzado en una lucha fútil. Pronto, el ave que se encontraba picoteándolo en sus viejas heridas, muere y exhala un espantoso alarido entre sus fauces. Catherine, que para entonces ya ha tomado su varita y se aleja rápidamente mientras la criatura husmea a su alrededor, alcanza a escuchar claramente el sonido de la carne y el hueso partiéndose y fragmentándose con violencia mientras el olor de la sangre lo inunda todo. El basilisco tiene además otro contrincante: un hipogrifo, que ha sido convocado por... no, no puede haber sido otro que Gryffindor. Sin embargo parece dudar menos de sus capacidades ahora y ataca directamente el cuello de la bestia, arrancando un trozo de éste en apenas unos segundos. Catherine se siente imbuida, casi intoxicada una vez más, por la rabia del basilisco, su frustración y el hastío que le causa el sol, luego de tanto tiempo en la oscuridad. El anillo parece estar actuando con aún más intensidad que antes; su mente ya no está nublada si no en un estado de permanente alerta. Siente además algo nuevo. Pero no es capaz de explicarlo con claridad; observa alrededor... y entonces encuentra la fuente. Se trata de un hombre menudo, atezado, de espaldas anchas. En su cuello, brilla una katana plateada. Catherine no puede creer lo que ve. -Detente... Su advertencia va dirigida a la persona que sostiene la katana pero se da cuenta de que lo que ha dicho es inútil. No debido a su poca o mucha influencia, si no a que lo ha dicho en el lenguaje común. No sabe si es el veneno, que ha hecho que su cuerpo explote nuevamente sus poderes, o la desesperación de la cercana muerte pero ha siseado eso último en pársel. El hombre abre entonces los ojos lentamente, unos profundos ojos color avellana y luego, vuelve la cabeza lentamente hacia el basilisco. Éste se ha detenido y se ha quedado quieto, observando a Catherine como si realmente pudiese verla a través de las heridas, aunque Catherine sabe que lo que ha guiado su cabeza para voltear hasta su posición son el olor y el sonido. El hombre grita entonces sus órdenes en pársel, olvidando todo disimulo ¡corta! ¡desgarra! Y Catherine nota como un reguero de sangre parte de su cuello. Sin embargo, la imponente serpiente no se mueve y su respiración se torna pesada. Catherine la observa con el corazón en la mano, pero algo trastoca por completo el cuadro desesperado. O más bien, alguien. Es un anciano, como anciano puede ser un hombre si es que luciese como el tronco de un árbol; camina apoyado en un bastón de arce con un pomo de cristal similar a una esfera. Parece ajeno a toda la situación y se acerca directamente hacia el hombre que acaba de gritar sus órdenes. El tiempo parece detenerse pero es el propio anciano quien rompe el hielo, al decir. -¿Sería tan amable de soltar a éste joven arrojado, bella mujer? -sus ojos, aunque velados de ceguera, parecen percibir con claridad a la persona que sostiene la katana de plata detrás de él. Mueve su callado entonces y la sangre deja de brotar a borbotones del cuello del hombre. Catherine empieza a sospechar que puede guardar allí su varita, aunque no imagina cómo- Hace mucho tiempo que no he tenido el placer de tratar a una banshee. Seguidamente, le da al hombre con el callado en la cabeza. Éste entonces lo mira con ojos atónitos -Debes respetar la felicidad de tu hermano, así como debe hacerlo todo el pueblo. Ya fue suficiente -una sonrisa desdentada ilumina su rostro y se vuelve al resto para anunciar-. ¡Mi hijo se casa! ¡Tiendan las mesas, saquen los platos, que pasen las bebidas y llueva la comida! -el anciano mira entonces directamente a Elvis y añade- Hemos sido cabezotas pero no deseo que la enfermedad empañe la felicidad de mi hijo -se vuelve entonces hacia el hombre que se encuentra aun sujeto por la katana y añade-. Él sólo desea que mi su hermana sane. Pensó que todo se debía una maldición y que podía liberarla matando al causante -el anciano parece reflexionar un poco antes de concluir-. Me temo que no puedo asegurarlo pero si tienen forma de repararlo, el hacerlo ahora sería considerado el más preciado regalo de bodas y podría marchar con la amistad de nuestro pueblo. Si no, será mejor que se retiren. Los dejaremos marchar al haber compensado vuestra falta con una felicidad equiparable pero si los vemos aquí luego de concluidas las celebraciones los cazaremos hasta la muerte y nadie podrá detener a Keled. Señala al hombre sujeto y Catherine entiende que ese es su nombre pero a pesar de sus repentinas y razonables palabras, no entiende nada ¿quién se casa? ¿qué demonios sucede? Sus piernas entonces pierden fuerza, haciendo que caiga hacia un lado, apoyándose en su único brazo con las piernas inertes a un lado, sentada. Sólo alcanza a escuchar a la voz del anciano. A pesar de todo, es consciente de que en aquella oportunidad no habla en lengua común, si no en la de las serpientes. -Vuelve a tu hogar, bella serpiente. Hoy tu también disfrutarás de un banquete como ninguno -su rostro muestra entonces una sonrisa maliciosa-. Tendrás además a nuestros invitados, si no aceptan nuestra oferta. El basilisco suelta un siseo y se vuelve cuesta arriba a través de la espesura arrastrándose sin prisa. La vista de Catherine entonces vuelve a nublarse y su pulsación se acelera. Recuerda, que no ha obtenido aún lágrima de fénix alguno y el veneno, por tanto, alcanzará pronto su corazón.
  10. De la misma manera en que sus mejillas se habían encendido para hablar, un frío atroz invadió su pecho como si se tratase de una cuchilla helada que resquebrajase su interior en esquirlas, tornándolas inertes. Catherine contuvo el aliento durante un momento, reacción que nadie pareció notar en medio del intercambio de opiniones y deliberación. Apretó la mano, formando un puño y se mantuvo dónde se encontraba un buen rato, hasta que todos y cada uno de ellos se hubieron alejado. Ni siquiera cayó en cuenta de que probablemente la clase ya la tuviera reprobada aunque irónicamente lo único que había hecho hasta el momento había sido hacerle caso por primera vez a Gryffindor en lo que iba de la clase. Su mente estaba embargada de cosas más urgentes. Se incorporó con lentitud. Había olvidado lo que era sentirse apartado por un instante de todos a su alrededor. Aquel frío, que no la había envuelto desde que... cerró los ojos intentando rememorar la sensación pero no pudo ¿cómo era posible que hubiese podido percibir eso cuando ya no tenía aquel trozo de sí misma, aquel inquilino que dictaminaba cada parte de su proceder...? Prefirió no saberlo. Se encerró en sí misma, negando con la cabeza, aprovechando que ya nadie podía oírla, llevándose las manos a las sienes para evitar el dolor punzante y avasallador hasta que consiguió un mínimo de autodominio. Entonces, empezó a caminar en la dirección contraria, hacia la cueva. No tenía un plan fijo, avanzaba con la mente nublada por pensamientos incómodos. No podía quitarse de encima la imagen del niño Malfoy que le había sonreído antes de desaparecer para siempre de su vida. "Un Malfoy genuino" le había dicho con tono indiferente "no la sangre del traidor". Volvió a agitar la cabeza. Eso era lo último en lo que debía pensar. No era relevante ya, debía olvidarlo en ese preciso instante. Fue justamente algo bastante real lo que hizo que lo olvidara: una hormiga, que acababa de picarle en el tobillo. Tras ella, marchaba un grupo de ellas, varias decenas y sólo un instante le costó darse cuenta que parecía que el entero hormiguero marchaba a la zaga para... -¿Qué mi****? -soltó, desorientada. Intentó sacudírselas pero varias de ellas estaban alcanzando zonas francamente alarmantes. Cogió por instinto a la primera y la aplastó con los nervios de punta. Sacó entonces la varita y, rogando a todos los dioses antiguos que su hechizo funcionara, dijo: -¡Espejo de niebla! ¡Ouch, demonios! -por suerte, el siguiente hechizo que necesitaba no tuvo que ni detenerse a pensarlo- ¡Aqueora! Al instante, la masa de agua la rodeó, apartando de ella a los molestos insectos que, Catherine caía ahora en cuenta, no podían haber actuado de forma tan deliberadamente maliciosa por sí mismos. No sin cierta ironía, Catherine se preguntó cuál de sus alturados compañeros de clase sería el que le habría echado aquello encima, luego de desestimar su proceder ¿que no importaba en lo más mínimo? Buena forma de demostrarle lo maduro que debía ser el comportamiento general era ése. Tuvo realmente que acelerar el paso sobre la pendiente para alejarse realmente de la cuadrilla de insectos. De haberse vuelto, habría caído en cuenta que la mitad se había retirado, debido a que había tenido la suerte de matar a la reina, aunque la otra mitad aun la perseguía con redoblado encono. La barrera no se desvanecía aun por supuesto, pero no iba a durar para siempre tampoco y Catherine prefería, de momento, no tener que vérselas con ellos; más aun teniendo en cuenta que las al menos diez picaduras que ya tenía empezaban a escocerle. Se las arregló en breve para alcanzar la cueva y entonces entendió por qué lo había hecho: no era que estuviera loca o quisiese huir. Era alguien, llamándola desde dentro. "Ven aquí" decía con claridad y Catherine deseó contestarle pero algo la hizo contenerse "tu tienes el precio y yo soy la hoja". Ni siquiera se detuvo a pensarlo. Se sentía como intoxicada. Por suerte, las hormigas habían quedado muy atrás, pues luego de un corto recorrido dentro de la cueva la protección de agua desapareció y Catherine se halló en la completa oscuridad. Hasta que un sonido de arrastre hizo que virara hacia la derecha y notara como una voz baja y siseante volvía a decirle. -A mí has venido y conmigo has de salir. Sí, Catherine se las había visto con esas criaturas antes. Acababa de pronunciar un "lumus" y notó muy tarde que había sido un craso error. Lo que tenía ante ella era ni más ni menos que un basilisco. Bajó demasiado tarde la vista y se creyó muerta pero no fue así. Su espíritu seguía en su cuerpo y la visión grotesca que había tenido era la de una criatura cegada terriblemente, con heridas profundas a la altura de los ojos. Catherine volvió a alzar la vista y el basilisco se irguió en todo lo que daba la altura de la cueva. Catherine deseó decirle que podía entenderla, que siempre había podido hacerlo desde pequeña pero simplemente no podía ¿qué demonios había sucedido con su habilidad? A través del anillo pudo percibir el hambre aplastante, la sed brutal de sangre, la espera, el tedio. También pudo percibir la decepción que le causaba haber llamado a una bruja tan ordinaria, aunque había podido percibir (¡casi podía jurarlo!) a una bruja algo menos vulgar, alguien que podía comunicarse con seres como ellos. Catherine intentó decirle que así era, que no sabía que demonios estaba sucediendo con un poder que había pasado por generaciones en su familia pero tampoco lo consiguió aquella vez. Sus palabras sonaron en la lengua común. Aquella criatura sabía lo que eran los hablantes de pársel. En su mente, las cosas empezaban a estar más claras. Sin duda, en el pueblo, había uno; aquella había sido la trampa. Tan simple como entrar y terminar todos muertos. Su mente empezó a maquinar. La criatura siseó con furia. -Deberías morir. Pero puedes dar... ¡El precio! Catherine se mantuvo firme en su posición y ocultó en lo más profundo de sí misma el miedo que casi le había atenazado la garganta. Gracias a aquel anillo, sabía que la criatura podría sentirlo si dejaba que la dominase y eso sólo significaría la pérdida de la casi nula confianza que había conseguido asentar, puesto que aun no se la había comido. Se lo tragó con la misma impasibilidad con que había visto marcharse a sus compañeros y entonces, respirando hondo, alargó el brazo. El dolor por poco la hizo desmayarse pero aun pudo vislumbrar, a la luz de su propia varita, la sombra de las fauces enormes, devorando su entero brazo. Eso y el sentir como poco a poco se debilitaba, hasta sentir que flotaba... Sólo que no era del todo una alucinación. El basilisco le había mordido el costado izquierdo y la tenía atrapada entre sus colmillos, aunque sólo uno de sus dientes se había incrustado en ella. Como si estuviese en una excursión, mientras empezaba a perder el sentido, empezó a contar ¿cuánto tiempo le quedaba? ¿Unos diez minutos? ¿Cinco? Pero la serpiente no la arrastraba hacia las sombras. La serpiente avanzaba hacia la luz. Sintió punzones mínimos en los brazos y la cara y notó que atravesaban raudamente el bosque haciendo el camino inverso hacia el lugar de dónde habían huido. El brazo que le quedaba, colgaba casi inerte en el aire, al igual que su cabeza y tenía toda su energía concentrada en no soltar la varita, aunque estaba casi segura de que si pasaban apenas unos segundos más lo haría. El dolor, al inicio apabullante, la tenía entonces en tal estado de adormecimiento, que resultaba casi una contradicción el hecho de que fuese el motivo de que no hubiese perdido el conocimiento todavía. Pronto, dejaron los árboles atrás y Catherine oyó una voz conocida, aunque no supo reconocer de quién. Perdió todas sus fuerzas al fin. La criatura se detuvo y ella soltó la varita y notó como su espalda soltaba un ruido sordo cuando cayó al suelo arruinándose un par de costillas más, además de las que ya la criatura le había quebrado, en el proceso. El problema, era que ella no tenía ningún maldito fénix, así que casi supo que iba a morir allí mismo.
  11. -Oh, vamos, déjalo ya. No seas ridícula, Potter Blue. Catherine empezaba a perder la paciencia de veras. Tampoco era que fuese muy difícil hacerla perder la paciencia pero igual Gryffindor y su jefa (sorpresivamente) empezaban a llevarse las palmas. Pero la mujer ya había desaparecido y Gryffindor empezaba nuevamente con su discurso de honor. -Sí, la mayoría ha querido retirarse Gryffindor -estalló por fin frente a la cháchara ridícula que empezaban a montarse entre él y la extranjera- y lo mismo va para ti, mocosa -señaló en dirección a la extranjera- ¿los van a juzgar por ello? ¿qué clase de reto es éste en primer lugar? -los ojos de Catherine llameaban con furia- ¿Qué clase de guerrera eres o qué pruebas est****as los hicieron pasar que encuentran honor en esto? No veo honor alguno en lanzarme sobre un grupo de gente que quiere matarme porque algún daño se le hizo, daño del que ni siquiera estoy enterada y encima sabiendo que para defenderme tendría que hacer algo por mi cuenta, que desestabilice su entorno. Catherine sonrió y su sonrisa poseían una amargura que hablaba de recuerdos funestos y una diversión intensa y oscura. El brazalete en su muñeca quemaba. >>No sé qué motivo te haya impulsado a venir aquí -señaló desestimando a la muchacha y dirigiéndose a su vez a Gryffindor-. En cuanto a ti, hay algo que no nos estás diciendo y no entiendo por qué pero ya va siendo hora de que lo vayas haciendo -luego, dijo a Ragnarok- y si no es él, entonces mejor que seas tu -volvió entonces la vista hacia Gryffindor para continuar-. Esa gente no es est****a, como tu al parecer, así que si quieres que enmendemos el error que aquí se cometió habrá que saber por qué demonios quieren matarnos ¿o acaso piensas que nadie ha notado que algo aquí no funciona como debería? No vengas a hablarme de honor cuando nos conduces mediante el engaño porque nos has traído aquí a un peligro mortal que no estabas esperando<<. Soltó una carcajada. Su expresión sin embargo, era adusta y la risa no denotaba felicidad alguna si no una profunda contrariedad. Volvió entonces a dirigirse a la extranjera. -Qué equivocada estás si piensas que ésto lo han preparado para el bien de tu formación -siguió, sin piedad, con un regusto malsano en la boca, ya algo más apaciguada aunque aun tenía mucho para decir-. El que aprendamos de esta experiencia al poner nuestras vidas en peligro es cosa distinta al hecho de que dicho aprendizaje devenga de la capacidad de quien tienes enfrente y la preparación que éste hizo para ti. Se sentó sobre una de las rocas, con una rodilla en alto y su brazo apoyado sobre ésta. -De aquí no me muevo hasta que brindes dicha pauta mínima y atrévete a moverme y verás. No voy a cometer la misma imprudencia, por demás inútil, que Potter Blue. Saldré a buscarla cuando valga la pena hacerlo. De honor sé bastante, aunque quizá no quieras creerme así que será mejor que me muestres el tuyo si quieres un mínimo de mi respeto, y el del resto de tus alumnos debo imaginar, para poder buscar a una persona que ha cometido tal imprudencia a causa de tu ineptitud.
  12. -¿No podías pedirla por delivery? -No tienen -Por eso te dije que ya la traía yo, idi*** ¿Tenías que antojarte de pizza justo ahora? -Ya calla. Aquí estamos. El local era bonito y había que admitir que su sobrina tenía buen gusto. El problema era que Richard había estado muy quisquilloso desde que había regresado luego de andar perdida. Como siempre, sus apariencias eran totalmente dispares, lo que llamaba la atención de los transeúntes del callejón. Catherine llevaba una sencilla túnica negra con bordados plateados en la basta, los puños y el cuello, además de botas de fieltro negras. Richard por otro lado, iba a la usanza muggle, calzando sus botas de cuero, sus pantalones negros y sus poleras grises con estampados oscuros. Tenía el gabán desabrochado y sus rizos alborotados y aureorojizos que finalmente había recortado se movían a medida que avanzaba y el viento le pegaba en la cara, ya que coronaban su rostro dándole un aspecto caótico y atractivo. Su hermana, a diferencia, tenía el cabello negro atado en una sólida trenza, que caía con descuido sobre su hombro izquierdo. Ingresaron por las puertas dobles y recorrieron el espacio de sillas y mesas hasta instalarse en una de cerca de la zona de las cocinas. Catherine había deseado instalarse en una algo más apartada del grupo que allí se congregaba pero no pudo hacerlo, pues Richard tiró de ella para que pudiesen situarse a la izquierda de éstos. Cerca, pudo notar que se encontraba Rosier, que conversaba con una muchacha. No muy lejos, se hallaba además su propia prima que... -¿Bel? Catherine, por est****o que pudiera sonar, no había esperado encontrarse ningún conocido en la pizzería de su sobrina. Así que también le resultó extraño notar que se hallaba en compañía de una muchacha que no conocía. Saludó entonces con un gesto débil a Rosier y ya se disponía a ordenar una lasaña cuando notó que Richard se había incorporado para acomodar las mesas de forma que quedasen todas juntas. -Así podremos compartir conversación -comentó de buena gana. Era uno de esos tediosos días en los que no se le podía borrar la sonrisa de la cara bajo ningún método. Una vez hubo completado su instalación, tomó asiento e indicó a Catherine a hacer lo propio, que la bruja hizo con expresión resignada. -Mi nombre es Richard Stark -se presentó, observando alternativamente a las personas que conocía y a las que no-. Evans, Rosier... buen día -luego, se volvió y observó con gesto dubitativo a las muchachas restantes- ¿Y ustedes son...?
  13. >Merrique Foster 4to año Sala común La clase se extiende de largo, mientras ella hace lo mejor que puede a pesar de sentir que en aquella oportunidad la elaboración excede un tanto sus capacidades. Es después de todo una poción adecuada para cuarto año, ella lo sabe, pero no puede evitar sentirse aliviada cuando al fin recoge sus cosas y hace desaparecer el contenido de su caldero con un movimiento de varita. Su poción ha sido buena aunque no brillante. Las palmas ese día las ha recibido Cresswell, con el que choca puños a modo de saludo otorgándole una sonrisa, antes de salir del aula. Se ha calado la mochila al hombro con soltura así que parte al gran comedor con rapidez. El estómago le ruge de hambre y quiere entrevistarse con su almuerzo cuanto antes. De hecho, así hubiera sido, de no ser porque nota una melena harto conocida, moviéndose por el pasillo. Es la desordenada cabellera de Maddie, puede asegurarlo. Está acompañada de una chica que lleva la bufanda de la misma forma que Merrique pero ésta decide no sentirse afectada por el asunto, negando con la cabeza y acelerando el paso para alcanzarlas. Toma entonces a la pequeña bruja cubriéndole los ojos desde la espalda y articula con la boca claramente un "Te la ro-bo un mo-men-to, A-bbie" antes de prácticamente arrastrarla hasta el aula 11. Para ocasiones como aquellas, nada como aquella aula: rara vez estaba cerrada, a diferencia de la pequeña cámara, en el mismo pasillo, donde recuerda haber esperado la selección en su primer año de Hogwarts. Ésa siempre esta cerrada con llave y alguno que otro encantamiento. Sólo la suelta al entrar. Adivinando que puede haberla enfadado, le dice de zopetón. -¿Supiste algo más del ED Maddie? -Merrique sonríe y mira por encima del hombro instintivamente. La puerta del aula se encuentra entornada hasta el punto en que no se puede mirar al exterior- Tengo entendido que iban a reunirse hoy, ya sabes, practicar un poco pero no pude asistir a la reunión relámpago de esta mañana porque... -al recordar el incidente de la mañana no puede evitar fruncir el ceño- bueno, larga historia. Apenas acababa de decirlo cuando escucha con claridad cómo alguien se mueve al exterior. Es apenas un susurro, algo sigiloso pero inconfundiblemente demasiado cerca para ser parte del barullo que se dirige al Gran Comedor. Sabiendo que sólo cuenta con segundos para atrapar al espía sin ser descubierta, Merrique abre la puerta y extiende una mano casi como si de una garra se tratase, tomando de la pechera de la túnica al entrometido y metiéndolo al interior. Cuál no sería su sorpresa al ver que... -¿Tú otra vez? -suelta, con un hilo de voz entre divertida e indignada, pues quien se encuentra ante ella es el muchachito de primer año que ha visto esa misma mañana. ¿Es posible que hubiese sido su voz lo que hizo que se detuviera a escuchar? ¿O ha estado siguiéndola? No, eso no es posible, de sólo considerarlo se le hace ridículo así que descarta la idea. Tiene que ser su voz entonces o quizá es que el tema de conversación... Lo mira directo a los ojos y apunta su varita hacia la puerta para sellarla con magia. -Será mejor que vayas soltando hasta dónde oíste. Sólo para asegurarse de que aquello no vuelva a pasar, lanza un muffliato. Después de todo, quizá se hubiesen ahorrado el episodio de haber tomado todas esas medidas desde el inicio. El hechizo, que ha vuelto a ponerse de moda (según su madre en sus épocas también tuvo su apogeo) al menos entre los chicos de su clase desde el inicio del curso.
  14. Avanza a través del terreno accidentado con expresión confusa, debido a que se había quedado un buen rato mirando hacia lo que ha dejado atrás. Aun tiene fija en la cabeza la imagen de su jefa, puesto que casi puede jurar haberla visto surcando los cielos, muy arriba, a menos que fuese una solitaria ave arpía, sin ninguna carga, cosa que duda. Avanza a través de un camino casi borrado por el tiempo, sorteando árboles y tierra con aguas estancadas hasta que ve algo que le preocupa: un mechón de cabello lila, colgando del borde de una pendiente. Se acerca con premura y nota el cuerpo desmadejado de Potter Black. Un par de hojas han quedado pegadas a su cabello pero no lo nota. Se siente impotente de no haber traído su set de pociones y poco lista para intentar algo con el est****o amuleto. Potter Black aferra con extraña fuerza su libro y Catherine no puede evitar que algo en su interior se sienta conmovido. Le echa un par de episkeys sólo para asegurarse pero sabe que necesita un tratamiento mejor La alza del suelo como puede sin tener mejor idea de qué hacer y se guarda su varita mientras la conduce, sosteniéndola cruzando su brazo sano sobre su propio cuello. Por suerte, sólo pocos minutos después el cielo se ve al descubierto al fin, pues ha alcanzado terreno llano, sin árboles. La cuesta ya es cosa más complicada pero consigue llevarla al altillo en donde se encuentran la extranjera y... bueno, su nombre no importa, el hombre compañero de escándalos de la otra mujer de cabello violeta. Ya están en la entrada de la cueva de forma que Catherine deja el cuerpo sobre el suelo y lo observa con detenimiento. Apenas nota que Gryffindor les ha estado dando instrucciones y de que ha sido el primero, al parecer, en notar la presencia de ambas puesto que ha llegado apenas segundos después que ellas. "...La tribu nos cree culpables de una enfermedad que arremetió su territorio..." Sus palabras le suenan vacías. Examina el cuerpo de Potter Black con detenimiento sin estar muy segura de qué hacer a continuación. Toma por un instante el amuleto entre sus manos y lo observa detallando cuanto puede en su memoria. Luego, lo deja suelto sobre su pecho e impone las manos como ha visto hacer antes a la extranjera. Tiene el convencimiento de poder hacerlo y aun así sus manos tiemblan, a pesar de lo cual empieza a sentir un suave cosquilleo en las mismas. Pronto, su brazo muestra claros signos de haberse curado. Mas Catherine no se deja llevar por el éxito y sigue examinando con ojo crítico hasta que finalmente, le pega de forma sonora en la cara. Siempre podría haberle hecho un ennervate... pero está convencida de que el golpe la hará reaccionar mejor y de veras tiene ganas de hacerlo luego del trabajo extra que la bruja le ha dado. Se vuelve entonces hacia Elvis como si no hubiese pasado nada y opina aun estando acuclillada al lado de Potter Black. -Si vamos a planificar lo que sea, mejor entremos a la dichosa cueva. No me interesa si soy la única que necesita un refugio, has dirigido esto pésimamente hasta ahora y no me da la gana de seguir salvándome el trasero todo el rato. Quiero descansar. Se vuelve entonces nuevamente hacia Potter Black, para ver si la bruja ha reaccionado luego de su golpe y nota cómo el brazalete rojo sangre de la Orden Oscura empieza a otorgarle cierta calidez en su muñeca. Es un mensaje, de Madeleine. La llama, una vez más por el mismo medio. Catherine cierra los ojos sólo por unos instantes para doblegar el instinto que por poco la obliga a revelar el mensaje ante todos y los vuelve a abrir, con su típica fachada indiferente que, aunque no tiene intención alguna de engañar, sirve perfectamente para sacarla de apuros.
  15. La criatura había muerto y Stark la observó morir sin un ápice de arrepentimiento. Después de todo había sido su intención librarse de la defensa de Tonks, de no presentarse la oportunidad de que cayese sobre ella, a pesar de haber sido ella misma la que la había convocado. Pero tan pronto como lo vio morir, se le ocurrió una idea; después de todo, Tonks estaba ya envenenada. El problema, fue que la idea idea la compartió Tonks con ella. -Expelliarmus El rayo salió disparado de inmediato de su varita, impactando en Tonks. Éste, hizo que la varita de la bruja volase 4 metros a su derecha. A su vez, Catherine recibió el impacto de un hechizo similar en el preciso instante en el que Tonks también se halló desarmada. A Stark no le sorprendió el hecho en sí mismo de hallarse de aquella manera si no el que hubieran pensado de la misma manera. A provechó entonces para correr a recoger su varita, salvando el espacio con notable rapidez gracias a que se pudo verla claramente desde su posición. Era una suerte que se hubiese mantenido dentro del claro, sobre el pasto y no que se hubiese adentrado en la arboleda. Se hizo entonces con la misma mientras notaba como Tonks, a diferencia suya, había intentado realizar un hechizo sin éxito. Casi podía jurar que había sido el morphos para obtener un bezoar, debido a que la bruja había recogido su vieja blusa, aunque ésta seguía siendo evidentemente, su prenda de vestir. Teniendo entonces ya su varita en la zurda, se sintió más tranquila. Fueron las palabras de Tonks y no sus acciones los que le hicieron ponerse a la defensiva, permitiéndose contestar. -¿Qué clase de pregunta es esa? -frunció el ceño con evidente perspicacia pero, al intentar evocar la forma en que los había conocido, en Rusia cuando era una aprendiz Talamasquin, la cabeza empezó a dolerle de veras y tuvo que hacer acopio de todas sus fuerzas para no tener que llevarse una mano a la sien. Eso sólo hizo que tuviese que cubrir sus facciones con una cara de póker y añadió- Verás... yo conocí primero a Richard y luego, a Pandora. A ambos en Rusia, cuando era aun mucho más joven y es una historia larga -intentó ser lo más parca posible pero era difícil de explicar- ¿Qué puede interesarte de ese asunto? No me lo explico.
  16. Las cosas, sucediendo en rápida sucesión, hicieron que Catherine espabilara un poco. Eran capaces de controlar el agua: fuera dicha la verdad, eso no se lo había esperado. Tampoco que fuera justamente el tipo que se había lanzado del árbol el que los protegiera pero tuvo el suficiente tino de guardarse sus comentarios. No eran necesarios y era mejor disimular la expresión est****a que había puesto, consiguiendo refugiarse detrás de la barrera de Ragnarok apenas a tiempo para que no la arrastrara aquella ¿se le podía llamar corriente siquiera? Respecto al tema de conversación que siguió, a pesar de que no había entendido al inicio no era est****a. Aprovechando que el resto se entretenía buscando la forma de salir de allí, sacó de su morral el libro de hechizos uno y empezó a leerlo descaradamente teniéndolo abierto ante sí. Le había sorprendido la forma en que la extranjera había curado a la bruja de cabello violeta (la que no era su jefa ¿cómo era que se llamaba? La escandalosa...). Además, encontró sorprendentemente rápido los hechizos que éste le proporcionaba. Era increíble que apenas lo descubriese. Le hubiera resultado de utilidad en un par de redadas en las cuáles había muerto de forma idi*** días atrás. El hechizo al que hacían referencia, el orbis bestiarium, no parecía ser tan complicado de ejecutar. En cuanto al anillo ya era asunto más confuso pero consiguió arreglárselas para conseguir el correcto: el anillo de amistad con las bestias. Parecía estar todo revuelto dentro del morral pero no tiró nada en el proceso y se lo caló en el dedo anular. Lo miró notando que era bastante bello aunque aun algo decepcionada. Nada les hubiera costado a los cuadrados de los Guerreros Uzza agregar algunos dibujitos en el libro así sólo fuese a manera de anexo para que los pobres diablos que nada sabían de su idiosincracia o manejo de poderes pudiesen distinguirlos. Por otro lado ¿qué podía importarles a ellos facilitarles las cosas a un montón de magos extranjeros a los que consideraban una bola de pusilánimes? Ya empezaba a desvariar. Se colgó a su vez el amuleto de sanación al cuello e intentó concentrarse en sanar alguna herida menor que pudiese tener. No sintió cambio alguno de momento, así que prefirió concentrarse en el anillo de amistad con las bestias. Ése dio mejor resultado. No había sido su intención particular comunicarse con un animal en específico pero pronto notó como la percepción de su entorno cambiaba en su mente. Percibía más olores y podía notar como alrededor los sonidos se acrecentaban. Algo lo incomodaba profundamente, un revuelo inaudito. Catherine comprendió entonces que algún tipo de felino de considerable tamaño había compartido con ella su estado de ánimo. Parpadeó bastante sorprendida e intentó nuevamente volver a contactarlo pero en aquella oportunidad no consiguió dar con él. En su lugar, buscó entonces establecer contacto con una de las águilas harpía de las que habían estado hablando. El pensar en algo en específico pareció ayudar, aunque no lo había hecho con el felino, quizá por que no sabía de qué especie había sido. La criatura parecía reacia a compartir con ella algo propio, aunque "accedió" a acercarse. Era evidente que Stark requería de práctica y voluntad para todo eso pero hacía lo que podía. Le hizo un poco de gracia la forma en que Sagitas, su jefa, pedía ayuda pero nadie parecía prestarle atención. Claro que, sólo le tomó unos segundo entender que había estado así hasta hacía cinco minutos. -Potter Black -la llamó entonces con un gesto de la mano-. Aquí. Esperó a que la bruja se acercara para mostrarle el hechizo "Orbis Bestiarium" señalándole la página. Por supuesto, Catherine no sabía que Potter Black no tenía su libro ya que no había prestado demasiada atención a su alrededor en toda la primera parte de la clase pero luego de cerrarlo, también se olvidó de pedirle el suyo, al vislumbrar lo que a continuación sucedió. Mientras tanto, otra de sus compañeras (¡precisamente la mujer escandalosa!) había conseguido ya que una de dichas criaturas se aproximara. Catherine comenzó en serio a preocuparse por quiénes quedarían para hacer frente a los que deseaban echarles el guante pero de momento comprendía que solo estorbaría en la labor de los o las criaturas que así lo hiciesen así que apuntó hacia el ave y pensó en un "Orbis Bestiarium". La mujer que había llamado a otra de las águilas harpía había partido ya y Catherine no estaba segura de en qué forma había conseguido convencer al águila para que la ayudase. Ella por su parte, se limitó a realizar el hechizo porque dudaba que pudiese hacerlo a través de su poder de convencimiento (o cuanto menos todavía). Un anillo dorado había envuelto al animal, que la tomó para alzarla en vuelo de la misma manera que había hecho su compañera previamente con la otra bruja. Sólo de último momento Catherine recordó calarse el amuleto de sanación así como el amuleto volador. El de amistad con las bestias ya lo tenía al cuello lo que la hacía sentirse casi como un perchero pero desechó sus pensamientos innecesarios centrándose en su empresa. Sólo consiguió huir con una porción pasable de su dignidad, cayendo suavemente a unos metros de la primera bruja, con expresión neutra. Fue entonces cuando cayó en cuenta de que su morral estaba más liviano y que era debido a que había dejado su libro en manos de su jefa. Esperaba de todo corazón que llegase junto con ellas entera y no era por mero interés pero había pagado bastante por ese libro y le urgía volver a poseerlo, especialmente teniendo en cuenta de que ya no tenía tantos galeones como al inicio...
  17. Había estado rezagada en todo momento. Había intentado en vano mantenerse a la par que el resto de sus compañeros pero había fallado estrepitosamente al hacerlo. De momento, lo único que había conseguido había sido tomar el libro que los transportó hacia aquella selva de encanto. Ni siquiera se había dado el trabajo de revisar el primer libro, pero allí estaba, dispuesta a su clase para el segundo. Había alcanzado a reconocer a Gryffindor como una de las personas que iba a instruirlos pero dudaba que eso fuera a serle de ayuda. Colgando cruzado sobre su pecho, estaba el morral gris sobre la túnica negra en donde también se encontraban los anillos y abalorios accesorios así como ambos libros. Era evidente, por su indumentaria, que no había esperado llegar a tal destino y sus sandalias de tiras negras de estilo romano pronto empezaron a humedecerse. Se formó entonces un corro ante ella, varios pasos más adelante, mientras empezaban a conversar sobre cosas que a ella le resultaban incomprensibles. Apenas dedujo que la muchacha más joven era extranjera y que discutían sobre el tema que sería tocado a continuación. Además, también estaba Sagitas, su jefa, que ni siquiera se había tomado la molestia de bajar la voz al momento de hablar acerca del papeleo en el Departamento de Cooperación Mágica. A pesar del tedio, alcanzó a arrancarle una sonrisa. Escucharla desde su posición, básicamente riéndose gratis era un delicia, de eso no había duda. Todos habían empezado a explayarse respecto a sí mismos y sus orígenes y Catherine empezaba ya a preguntarse si tendría que hacer lo mismo cuando escuchó un potente silbido, que hizo que girara automáticamente la cabeza hasta una rama alta de un árbol no muy lejano. El espectáculo de la caída lenta le sirvió para confirmar el poder sobre el que se había explayado la mujer de cabellos violetas. Stark, se limitó a observar el tipo de anillo con detenimiento para así no confundirlo más tarde. Fue eso lo que la distrajo. Un dardo pasó casi rozando su cien y pronto, de vio impelida hacia adelante, aunque con demasiada lentitud. Había alcanzado a reaccionar para no morirse pero había quedado del otro lado de la barrera que sin duda había convocado... "Gryffindor" Catherine reconocía perfectamente un terreus cuando lo veía. Aunque algo confusos por lo sucedido, el estupor no les duraría poco por lo que Catherine buscó desesperadamente una forma de pasar por la muralla, resignándose por fin a rodearla. Cuál no sería entonces su sorpresa, al ver ante ella alzada de forma firme e impenetrable una maraña de troncos. Catherine tomó entonces su varita de forma desesperada, deseando con todas sus fuerzas poder hacer algo para salvarse. No podía matar a sus perseguidores, al menos eso lo tenía claro, pero para lo demás no existía más que bruma. Intentó concentrarse, haciendo caso omiso del estruendo que se agitaba a sus espaldas mientras ella deslizaba sus dedos sobre los troncos, intentando hallar una manera de pasarlos. Por unos momentos, creyó ver su fin y así se preguntó como demonios podría hacer para que su familia recuperase su cuerpo, cuando unas imágenes la asaltaron con violencia. Sus ojos se tornaron blancos, puesto que los había vuelto de forma antinatural sobre sí mismos. La visión era tan sólo la del propio Gryffindor y el camino hacia una cueva que éste les mostraba. El corazón de Catherine parecía latir con mayor violencia ante cada nuevo retazo de información como si el último rezago de su desespero le hubiese traído la salida. En medio de la oscuridad que siguió a la revelación, entendió que acaba de tener, literalmente, una "visión" de algo que todavía no pasaba. Elvis, mostrándoles un hechizo que ella jamás había apreciado. No tuvo que pronunciarlo, tampoco aclarar su mente pues apenas contaba con algunos segundos antes de encontrarse a tiro de sus dardos. Fue simple, lo pensó con profunda concentración y luego pudo percibir con claridad como sus dedos dejaban de tocar la superficie... traspasándola. Catherine entonces se adelantó aun un tanto vacilante pero con paso regular para luego terminar completamente agotada y temblorosa del otro lado. Abrió los ojos aun aferrando su varita (¿acaso ésta se había vuelto intangible también? ¡Qué locura!) y una vez estuvo segura de que podía tenerse en pie con propiedad se acercó al corro que la había dejado olvidada. En lugar de llamar la atención por lo sucedido, prefirió volver a reunirse con ellos aun algo a la zaga. Las visiones siempre la dejaban, por regla general, completamente agotada y aquella que le había salvado la vida había sido la más irregular de todas las que había tenido jamás. Además, también estaba el hecho de que la mujer de cabello violeta (una de las mujeres de cabello violeta, de hecho) parecía estar demasiado animada para el gusto de Catherine; no era que a Stark no le gustase montar escándalo pero todo lo que pudo hacer fue masajear sus sienes con impaciencia ante la reacción exagerada de la bruja; encima tenía compañero de gritos. Claro que era asunto secreto pero... supuso que había espíritus más exaltados y dispuestos al drama que el suyo (¿era eso posible?). Nunca le había dado demasiada importancia al secretismo y dudaba que eso cambiase en un futuro cercano. En cuanto a la situación "comprometida" de su compañero, su jefa tampoco lo hizo mejor intentando enmendar el error. "Bonito juicio acabas de armarte Gryffindor" fue todo lo que pudo pensar Catherine, no sin cierta ironía. Se limitó a pasar de largo acelerando el recorrido, una vez estuvo sobre aviso de la cercanía de la cueva. Caminaba aún algo distraída, preguntándose cuando sería que Gryffindor terminaría por enseñarles el hechizo que ella le había visto ejecutar a través de su visión. No se había puesto ninguno de los anillos y tampoco comprendía su funcionamiento todavía de forma que su única reacción fue acercarse automáticamente a Gryffindor en cuanto empezaron a mencionar cosas incomprensibles respecto al peligro que representaba un riachuelo. Fue así que se vio sumada al grupo que la muchacha extranjera acababa de conformar con Gryffindor. Catherine intentaba por todos los medios dilucidar qué era lo que se suponía que debía hacer pero debido a su retraso, se había saltado toda la charla explicativa y no era consciente de lo que se avecinaba. -¿Qué demonios está sucediendo? Su voz sonó ronca y grave, tal cual era, aunque tuvo que carraspear al terminar la frase, debido a la incomodidad en la garganta que había sentido al decirlo, puesto que había permanecido demasiado tiempo callada.
  18. Catherine negó con la cabeza, convencida de que se las había con una duelista consumada, por más que muchas mentes más jóvenes dudasen al respecto. De pronto, se había quedado desprovista de ventaja y recursos y no podía dejar de sonreír ¿tenía acaso aquello algún sentido? De haberse tratado de otra persona quizá se lo hubiese cuestionado de forma seria. Pero no con Tonks. No se inmutó entonces ante la rápida reacción de la mujer y vio a su propia criatura volverse en defensa de su contrincante con la misma pasividad con que la había visto lanzarse hacia ella para atacarla. -Morphos La blusa de Tonks, que colgaba rasgada sobre su torso, pronto mutó en una criatura marina, específicamente una avispa marina. Ésta criatura era más bien clásica en toda suerte de enfrentamientos y la tela que colgaba de forma voluminosa hasta debajo de su cintura había tenido material suficiente para conjurar a la criatura. La misma, al tomar su forma animal, se había encogido dejando sólo sus tentáculos cargados de veneno, rodeando el cuello de la bruja así como parte de su pecho. La bruja se incorporó entonces y en ese preciso instante la criatura resbaló de su cuello, muerta al suelo. Quizá, incluso, Tonks no habría notado la presencia de ésta hasta ese mismo instante. Sea como fuere, pronto pereció por la falta de agua, estando como estaba en el suelo y la blusa retomó su primitiva forma, cosa que en realidad no importaba en lo más mínimo puesto que el veneno fluía ya por el torrente sanguíneo de Tonks sin lugar a dudas. Fue entonces cuando Catherine se animó a decir: -Sectusempra. El hechizo salió dirigido hacia el pecho de Elizabeth que, ya libre de la criatura, representaba un blanco imposible de fallar. En cuanto el hechizo impactara, le causaría unas heridas profundas como surcos, que la desangrarían hasta dejarla exangüe, ocasionándole la muerte. Catherine estaba segura de que Elizabeth no moriría, pero no había podido contenerse al haber notado el nivel de su contrincante ¿interpondría al oso o pensaría algo mejor? La pregunta fue lo que la cogió más desprevenida que cualquier otra cosa. Había pillado exactamente un tema que había intentado evitar y dado que ya se había comprometido a contestar, así lo hizo. Después de todo, siempre cumplía con su palabra. -Pasaba un momento de reflexión a solas -se encogió de hombros. Eso era cierto, aunque no reveló el motivo por el cual se había decidido por ese lugar ni tampoco la razón por la que requería ese momento de solitario ensimismamiento en primer lugar- ¿qué hacías tu aquí? Sabía que quizá era hacer un poco de trampa el repetir la pregunta pero de momento no se le había ocurrido una mejor.
  19. >Merrique Foster 4to año Sala común <<No le diré a nadie>> Una repentina sensación de inseguridad recorrió a Merrique, mientras observaba a ese ratonzuelo de... ¿de dónde había salido que apenas lo había visto? Seguro era de primero, eso sin duda. Lo incómodo de toda aquella situación era que la frase que el muchacho (¿cómo era que se llamaba?) acababa de utilizar, era la típica frase del pelele que termina cantando la historia completa. Ahora bien, hubiera estado todo perfecto si no hubiese visto las cervezas de mantequilla y la referencia a no decir nada hubiera sido sólo para ello, dejando de lado el rugido de su estómago. Mas Merrique falló en medio de sus cálculos pues luego de aquellas rápidas evasivas, el chiquillo se escurrió por el agujero del retrato, sin darle oportunidad de decir nada más. Phoebe le tiraba de la manga. Era obvio ¡Tenían que guardar el botín! Merrique negó entonces con la cabeza y corrió escaleras arriba para ocultar la botella entre las túnicas de su baúl. Luego, se ató los cordones, se acomodó el cabello en la coleta hasta hacerlo parecer decente y volvió por donde había venido, con dirección al aula de pociones. Tenía los libros en la bolsa y al pasar por el Gran Comedor notó que ya quedaba apenas gente. Los que no habían marchado al partido de Quidditch se encontraban ya en las aulas. La muchacha había aprovechado justamente la demora del partido para poder hacer su excursión pero no había planeado llegar tarde a pociones por lo que aceleró la marcha pasillo abajo. Se detuvo sólo a la entrada de las mazmorras, para escuchar los gritos que venían del exterior. Al parecer, Ravenclaw había ganado. Catherine no estaba segura de si eso lo hacía ganador de la copa de Quidditch pero pudo notar como un grupo de Slytherin de quinto entraba con expresiones de disgusto. Sabiendo que sería mejor apresurarse, corrió entonces escaleras abajo con una sonrisa en el rostro. No era que le gustase precisamente que ganase Ravenclaw pero ver perder a Slytherin era una de esas diversiones que nunca pasaban de moda; no importaba cuántas veces sucediera, otorgaba siempre aquella egoísta satisfacción. Alcanzó el aula ya algo más desaliñada y tocó la puerta. El profesor Slughorn tenía una expresión de desaprobación en el rostro al abrir, mas al verla, ésta se iluminó. -Bienvenida, Foster, querida -dijo con una sonrisa, aunque en susurros pues el resto de la clase había ya empezado a trabajar-. Por aquí. Merrique se adelantó despacio, mientras Slughorn volvía a retomar su expresión habitual de indiferencia mezclada con una fingida desaprobación. Tomó asiento en su habitual lugar junto a la mesa de éste y, siguiendo sus indicaciones, empezó la preparación de la poción agudizadora de ingenio.
  20. No tengo mucho que comentar, sólo pasaba para pedir la apertura de la bóveda de un negocio que apenas pude abrir en el Callejón xDD en realidad fue aprobado hace días (?). En fin, acá está. Nombre del Negocio: *La Belle Époque~ Link a la Bóveda del Negocio: http://www.harrylatino.org/topic/107373-boveda-negocio-la-belle-epoque/ Trámite a Realizar: Aprobación D: *Dejo sobornos en cajitas sorpresa xD*
  21. Melrose Moody

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    Nick: Catherine Stark ID: 110981 Libro de Hechizos: Libro de la Fortaleza Justificante de compra del Libro (Link a la bóveda trastero): http://www.harrylatino.org/index.php?showtopic=105643 Rango Social: Dragones de Plata Nivel de Magia: XIV Fecha aproximada de aprobación EXTASIS o de salida de la Academia (versión anterior): marzo del 2011 (aprox) Link a la Bóveda: http://www.harrylatino.org/index.php?showtopic=90471 Link a la Ficha: http://www.harrylatino.org/index.php?showtopic=89537 Say no more
  22. Pociones. Podría haber enloquecido al ver renovado el stock que había estado esperando por tanto tiempo pero se contuvo al ver que necesitaba hacerlo para poder adquirir adecuadamente y en estricto orden los que necesitaba con urgencia. Sacó una bolsa de galeones sólo para asegurarse que tenía lo que necesitaba y se acercó rápidamente al dependiente luego de asegurarse una y mil veces en el catálogo de que aun estaban en venta y tenía los objetos correctos. Después de todo, no sería la primera vez que cometería un error tan crucial al respecto ¿o sí? -Deseo llevarme éstos -anunció con rapidez entonces, acercando su formulario entre otros que también deseaban realizar la compra. En el pergamino, podía leerse claramente, aunque con letra desigual, lo siguiente: ID: 110981 Nick: (con link al perfil) Catherine Stark Nivel Mágico: XIV Link a la Bóveda Trastero: 105643 Link a la Bóveda de la cual se hará el descuento: 90471 Fecha: 2015 - 12 - 24 Nombre del producto: Zumo de mandrágora Objeto, Criatura, Poción, Consumible o Libro de Hechizo: Poción Catalogación: AAAAA Puntos por unidad: 160 Precio: 8000 Nombre del producto: Veritaserum Objeto, Criatura, Poción, Consumible o Libro de Hechizo: Poción Catalogación: AAAAA Puntos por unidad: 160 Precio: 8000 Precio total: 16000 Total de Puntos: 320 Aun tardó un buen rato asegurándose de que la suma total era la correcta y aguardó con impaciencia que le aceptaran la compra. No fuera a ser que los planes se le aguaran de último momento.
  23. Catherine había estado aguardando la renovación de stock al igual que la mayoría de los ciudadanos de Ottery, de forma que luego de salir de comprar sus pociones y al ver el anuncio que el Magic Mall había colgado en su establecimiento, no fue extraño que bajase a la primera planta, decidida a adquirirlos de una buena vez. Quién sabe cuando si no volvería a salir de su encierro. No fue difícil encontrar el catálogo y encontrar allí lo que se encontraba disponible. Con una sonrisa, tomó entonces un formulario y empezó a anotarlo con rapidez. No estaba segura de que estuviese aun disponible pero aun así deseó que así lo fuera, además de que consiguió encontrar otro producto interesante. Al terminar, lo entregó, notando que varias personas más deseaban adquirirla. De alguna forma se sentía incómoda entre tanta gente pero se obligó a esperar de todas maneras, debido a que no le quedaba de otra. Además, Richard iba a matarla si no alcanzaba a llevársela. De cualquier forma, si ya se había decidido a esperar por ella en medio de aquella muchedumbre, no era su deseo volver a meterse en una nueva la siguiente vez que saliese, en caso no la consiguiera. -Deseo estos producto, por favor -explicó, alargando el formulario cuando el dependiente se desocupó al fin. ID: 110981 Nick: (con link al perfil) Catherine Stark Nivel Mágico: XIV Link a la Bóveda Trastero: 105643 Link a la Bóveda de la cual se hará el descuento: 90471 Fecha: 2015 - 12 - 24 Nombre del producto: Moto voladora Objeto, Criatura, Poción, Consumible o Libro de Hechizo: Objeto Catalogación: AAAAA Puntos por unidad: 80 Precio: 4000 Nombre del producto: Mantel cómeme Objeto, Criatura, Poción, Consumible o Libro de Hechizo: Objeto Catalogación: A Puntos por unidad: 10 Precio: 500 Precio total: 4500 Total de Puntos: 90
  24. >Merrique Foster 4to año Saliendo de las Cocinas -¡Te digo que nos van a pescar! Merrique agitó su cabello en señal de negación, frunciendo el ceño con gesto reprobatorio hacia su amiga de segundo año. Sus ojos delataban que no estaba verdaderamente enojada, pero un brillo peligroso los iluminaba. Soltó sus órdenes en susurros, siempre alerta. -¡Deja de ser tan miedosa y muévete! Ambas se encontraban dentro del aula once, al resguardo de la puerta entreabierta. Habían corrido pasillo arriba luego de que la señora Norris les echara una ojeada desde el fondo del pasillo y al parecer habían conseguido escabullirse con éxito. Merrique llevaba en sus manos una cerveza de mantequilla de la mejor calidad, que pensaba llevar a la sala común antes del inicio de clases. Se había levantado muy temprano exclusivamente para su pequeña excursión. Sin embargo aun no debían cantar victoria: la conserjería estaba cerca. Salieron del salón de puntillas y sólo vieron al barón sanguinario, en su recorrido apoteósico hasta el séptimo piso. Fue al ingresar a su sala común en donde el plan fue echado por tierra. No, no se trataba de que las pillase algún prefecto, si no que la sala común no estaba vacía, como Merrique había calculado. Algún idi*** había quedado rezagado sin llegar al desayuno, quién prácticamente tropezó con ellas en la entrada cuando se le echaron encima creyendo que no había nadie, atravesando el agujero del retrato con agitada premura. Para colmo, Merrique soltó la tarta de manzana que había planeado comer a hurtadillas más tarde, de pura impresión. Phoebe, la vivaracha aunque algo dócil muchacha de segundo que la acompañaba había escondido automáticamente la botella que se había traído consigo y era fácil leer en su cara que no deseaba tener problemas. Merrique sin embargo dirigió al desconocido una mirada desafiante, colocando uno de sus brazos en su cintura mientras el otro sostenía la segunda botella, como si esperara que el chico se atreviese a retarla. Mas en ese preciso instante, su estómago dejó escapar un rugido. No pudo entonces evitar relajar el gesto debido al embarazo que le causaba la repentina reacción delatora de su cuerpo y colocó una mano sobre su estómago de forma delicada y casi automática. De pronto, toda la situación pareció dibujarse en su cabeza: su túnica arrugada, sus zapatos con los cordones mal atados, su cabello atado en una descuidada coleta y sobre todo su bufanda, atada firmemente a su cintura.
  25. Ya algo cansada, decidió dirigirse finalmente a la tercera planta. No la había pisado casi desde sus primeras compras pero había decidido volver por un par de pociones que quería. Se notaba ya un poco del hastío que le despertaba haber estado dando vueltas por el concilio todo el día, aunque el subrepticio anuncio de Ryddleturn, recomendándole que visitara el concilio el fin de semana la había intrigado así que buena parte de su aburrimiento se había ido con la distracción. Sea como fuere, se condujo con rapidez en su compra. Apenas llegó a la tercera planta, se acercó directamente a la zona donde atendían los dependientes y luego de verificar el stock y los datos necesarios para poder solicitar los productos que quería, lleno la ficha y se la entregó a la dependiente, aguardando a que le aceptaran las compras con expresión expectante. ID: 110981 Nick: (con link al perfil) Catherine Stark Nivel Mágico: XIV Link a la Bóveda Trastero: 105643 Link a la Bóveda de la cual se hará el descuento: 90471 Fecha: 2015 - 12 - 16 Nombre del producto: Poción Lágrimas de Fénix Objeto, Criatura, Poción, Consumible o Libro de Hechizo: Poción Precio: 2000 Nombre del producto: Poción curativa Objeto, Criatura, Poción, Consumible o Libro de Hechizo: Poción Precio: 1000 Precio total: 3000 G

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