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Mery Gaunt Karkarov

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Todo lo publicado por Mery Gaunt Karkarov

  1. Esta es la definitiva, lo juro xD Nick: Mery Gaunt Karkarov ID: 114956 Libro de Hechizos: Libro de la Sangre Justificante de compra del Libro (Link al post del Concilio de la bóveda trastero): http://www.harrylati...arov/?p=5085004 Rango Social: Dragones de Bronce Nivel de Magia: VII (7) Fecha aproximada de aprobación EXTASIS o de salida de la Academia (versión anterior): Diciembre del 2012 Link a la Bóveda: http://www.harrylati...gaunt-karkarov/ Link a la Ficha: http://www.harrylati...-anne-haughton/
  2. No había aparecido en el negocio desde su apertura, la Gaunt había decidido evadirse de aquel mundo mágico por un tiempo, y eso había conseguido que se sintiera culpable por el abandono no solo a sus obligaciones, sino también a sus amigos y familiares. Tampoco sabía si éstos habían notado su presencia, quizás había estado más cómodos, todo el mundo conocía a la pelirrosa por ser el centro de atención de todos los problemas que sucedían en la presencia de ésta. Así que la vampiresa caminaba con precaución de no ser vista, con sus pies descalzos y la cabeza agachada, mirando fijamente al suelo para no destrozarse con pisar algo en mal estado. Su estancia en Marruecos había conseguido grandes cambios en ella, ahora no vestía como una f***** en busca de cualquier hombre, sino que se tapaba hasta tal punto que solo dejaba visible su rostro. Llevaba una chilaba, totalmente típica de la zona donde había estado anteriormente, de tonos rosas y bordados en plata, cubriendo desde su cuello hasta los tobillos, incluyendo también sus brazos. Era ajustada, dejando así marcar sus curvas de manera delicada. Además, llevaba su shayla de los mismos tonos de la túnica, cubriendo su cabeza. La inquietud de Mery aumentó cuando ya se encontraba justo en la puerta de entrada de la tienda de varitas. ¿Iba a entrar sin más, dejandose ver como si no llevara meses fuera? Volvió a caminar de nuevo para dirigirse esta vez a la parte trasera del negocio donde había una puerta que llevaba hasta el interior, al menos eso escuchó decir a su madre. No fallaba, por supuesto, pero no solo eso, sino que había una hermosa pila de cajas de cartón con etiquetas de "frágil" llamando la atención de la ojigris. Sin darse cuenta se encontraba mordiendo sus uñas, costumbre totalmente prohibida en marruecos. Se apartó la mano con un manotazo incluido, hasta ella creía que se estaba volviendo loca. - Mery, no seas cotilla -se gruñó a su misma, pero luego recordó que también era propietaria de aquel sitio. Negó entrando por la puerta trasera, eso no era pedido suyo, debía de centrarse en no morir cuando su madre la viera, y ni que decir de Sagitas y Beltis, seguro que la odiaban por no dar señales de vida. Entre todos sus pensamientos ya se encontraba en el almacén, así que solo tenía que pasar una puerta más para seguramente encontrarse a sus compañeras. Empujó con cuidado la puerta, y sonrió al ver las figuras de Sagitas y Anne, y más gente, pero aquellas eran especialmente entrañables. Suspiró con melancolía, ¿por qué siempre acababa desapareciendo cuando parecía que las cosas iban a mejor? Era una gran cobarde la Gaunt, sin duda. Y allí se quedó, apoyada en el marco de la puerta esperando a ver si alguien se daba cuenta de su presencia, aunque con la vestimenta que llevaba actualmente quizás ni la reconocían.
  3. El viaje por los territorios árabes había conseguido que la locura de Mery aumentara a grandes escalas. Sin contar que allí hacía un calor importante para aquella época del año, la Gaunt había tenido que llevar un pañuelo alrededor de la cabeza llamado Shayla. Era de un tamaño rectangular que cubría cabeza y hombros dejando un pequeño descubierto en la parte del mentón. Para su suerte había conseguido convencer a varios muggles de aquella zona para que por comprar uno, le regalaran dos más, así que escogió los tres pañuelos más brillantes, coloridos y llamarivos que encontró en aquella tienda. Ahora ya en Londrés de nuevo, no había conseguido quitar la costumbre de aquellos meses atrás, así que se encontraba caminando por el Callejón Diagón con su shayla de colores agua y bordes dorados y un vestido ancho de esos mismos tonos, sus pies iban descalzos notando cada grieta del suelo. La higiene de la pelirrosa había bajado, y ella misma lo notaba, sus plantas de los pies tenían siempre un tono grisaceo ya. Ni que decir de sus ambitos antes de su desaparición, había cambiado sus paquetes de tabaco por unos artefactos de colores llamados cachinbas, los caules estaba realmente ricos porque había de todos los sabores inimaginables; además, había dejado de lado su afición loca por el alcohol y el vodka, encontrando así el placer de el té verde, siempre acompañado de un chorreón de ginebra. - Creo que me voy a volver a Marruecos -gruñó mientras veía la suciedad acumulada en las esquinas de cada callejuela. Llegó al fin hasta la entrada del elviris pub, debía de dar la cara tarde o temprano, y mejor darla sin que Anne la viera vageando en el castillo. Puso las manos en las iniciales pintadas en la pared para que así las puertas al interior se abrieran. El olor a alcohol fue lo primero que captó al poner sus pies en el interior, sin contar la buena visión que encontró al ver a Zeta. Caminó con una sonrisa de lado hasta la barra, ¿por que Zeta nunca había querido tener nada con ella? Suspiró con pesadez. - ¡Como echaba de menos a los hombres ingleses! -dio una fuerte voz para captar la atención del barman-. ¿Cómo te ha ido este tiempo sin mi, guapo? -le guiñó el ojo para mostrarle que en parte iba de broma. Y entonces recordó que poco antes de desaparecer, de querer volver a borrarse del mapa, había dejado a un hombre que sin tener nada, había conseguido extrañarle. Negó con la cabeza, su vida era un desastere completo. - ¡Con permiso! -dijo entrando en la barra para coger un papel y una pluma. Arrancó unos cuantos cabellos rosas para introducirlos también en la nota. ¿Sabría así Callum quien era? o quizás la pregunta correcta sería, ¿se acordaría Callum de la alocada vampiresa? @
  4. Si la Aritmancia era un conocimiento bastante perplejo, y ella no iba a decir que no, mezclarlo con las artes adivinatorias podría ser un gran caos en la mente de quien comenzara a ver números e intentos e adivinación. ¿Qué podría funcionar? Tal vez, ¿qué podría salir loco? Seguramente. Y por eso Mery se encontraba casi botando en el sitio mientras intentaba hacer unas cuentas mentales junto con intentar adivinar cuanto tiempo llevaba aquel árbol en ese sitio. ¡LOCA! Así acabaría la Gaunt, más de lo que ya lo estaba. - Ese olor... -susurró mientras alzaba la cabeza a grandes velocidades en busca de su madre. ¿Alguna vez alguien había olido a un perro sucio y mojado? Pues Anne olía mil veces peor. Comenzó a hacer pucheros mientras observaba si podía huir de allí, pero era demasiado tarde, la mujer ya se encontraba allí, con su molesta sonrisa y sus gestos de "te voy a molestar todo lo que pueda y más". La Gaunt rodó los ojos y volvió a sentarse en la postura principal, cubriendo su cabeza con la capucha más de lo que anteriormente ya estaba. - No me hace ilusión verte -soltó con la voz neutral, lo más calmada posible y entre un largo suspiro-. Y estoy aquí, pasando el rato e intentando no acabar loca, pero con tu presencia no creo que consiga eso último -alzó un poco la cabeza para sonreirle enseñando los dientes-. tengo clase de Aritmancia, estoy esperando a mi alumna -explicó de manera pausada-. Puedes quedarte si quieres -se encogió de hombros, estaba pensando que pelearle todo siempre a su madre era lo que hacía que se odiaran de aquella manera. Anne y Mery habían cursado aquel conocimiento juntas en su día, con Aldaron de profesor. Aquel centauro consiguió clavar en lo más profundo de la vampiresa la esencia de los números y desde un principio había mostrado un mayor interés en el conocimiento que su madre, además de que se le daba mil veces mejor. Observó como un humo entre negro y rojizo aparecía allí, a unos escasos metros. ¿Y aquello era un guepardo? Quiso acercarse y acariciarlo mientras le daba suaves besos y abrazos, el fanatismo de Mery hacia los animales era extremo. Pero prefirió analizarlo, sus ojos, sus manchas, su tamaño... ¿Enserio alguien quería sorprenderla de aquella manera? Quizás un día cualquiera donde no esperara a alguien pues si, pero cuando esperabas a alguien en concreto... No. - Disculpas aceptada señorita Malfoy -comentó con una leve sonrisa mientras le indicaba que se uniera a ella-. Más vale tarde que nunca -bromeó un poco para calmar el ambiente y hacerlo más familiar, amigable, fácil de tratar. Se centro entonces en su próximo trabajo, en lo que comenzó a hacer aparecer unas pequeñas urnas, todas rellenas de pequeñas cosas que nadie sabía, ni ella misma. Un total de nueve urnas de color marrón tostado se colocaron en semicírculo alrededor de la pelirrosa, además de unos cuantos papeles y plumas. - Bien -sonrió mientras se cruzaba de brazos-. Antes de empezar a enseñarte la esencia de éste conocimientos... -observó a Anne, a la cual le indicó que se sentara a su lado-. A ambas, claro -negó con la cabeza para volver a situarse en la clase-. Me gustaría saber, Malfoy, que la hizo inscribirse a cursar éste conocimiento, si fue unos de los primeros o los últimos y por qué, incluso que le parece por simplemente los rumores de éste -mientras hablaba asentía con la cabeza, indicándole que debía de hablar si quería ponerse en práctica con aquello para acabar cuanto antes-. Y cuando acabemos la clase, querré saber si la opinión a cambiado o se mantiene -sentenció entonces, clavando la mirada en el horizonte, las bicicletas y lo loca que podía llegar a estar la gente. @
  5. ¿Acaso Anne no se había enterado a ésas alturas de su larga vida que odiaba los duelos? Mery no los odiaba, los detestaba con todas sus fuerzas. No soportaba tener ese constate sufrimiento interno de no saber que iba a hacer su contrincante y pensar que iba a morir. Era mucho más fácil cuando se disfrazaba en su máscara y se limitaba a crearse defensas mientras sus compañeros atacaban a todos los demás. Bonitos tiempos aquellos. Resopló con fuerza, al final había aceptado a ir, pero seguía estando completamente en contra de aquello. ¡Encima su madre era buenísima! Y había puesto de escusa que debía de practicar. ¡Y la usaba a ella! Mery iba a acabar loca a ese paso, lo tenía más que claro. - Mazmorras, mazmorras... ¡Qué no había un sitio más al aire libre donde poder correr y pedir ayuda! -vociferaba la Gaunt mientras bajaba las escaleras desde el tercer piso. Si, se iba a tomar todo su tiempo en llegar, así a lo mejor con un poco de suerte su madre se había cansado e ido. ¿Se podría considerar ganadora en aquel caso? Y para colmo, aunque a ella le importaba más bien poco, bajaba completamente desnuda, tal cual su madre la había traído al mundo. Pero suelto y varita en mano, ¿para que quería más? Así evitaba, al menos en gran porcentaje, de acabar envenenada por un morphos hecho una araña violinista o algo peor. Y si, todos los elfos y personas se le quedaban mirando. Por suerte para ella, siempre se había mantenido bastante bien físicamente, y desde que se convirtió en vampiresa, su cuerpo se moldeó hasta quedar perfecto, así que aquellas miradas estaban consiguiendo que el ego subiera más allá de por encima de las nubes, y eso que siempre había estado bastante alto. - ¿Me vas a matar? -gritó la pelirrosa asomando la cabeza por la puerta que daba a la entrada a las mazmorras, esas escaleras infernales. Su madre se encontraría en el rellano de abajo, justo donde comenzaban a estar las mazmorras realmente, así que ya sentía su cuerpo temblar debido al nerviosismo. Y si, sabía lo que le tocaba en aquel momento, justo cuando quedaban siete escalones para llegar a suelo firme y escuchó la voz gritar de la matriarca Gaunt. ¿Aquella mujer estaba loca? Sin duda alguna. - ¡¡PERO NO ME VAYAS A HACER DAÑO!! -le respondió de vuelta antes de asomar por la entrada. Y si, un rayo apareció directamente en su dirección. ¿Aquello no era una práctica?, ¿por que la había atacado con un ataque dañino y agresivo?-. Detritus -dijo en un golpe de desesperación y en el que su mente había comenzado. Una capa gaseosa de tonos verdosos apareció en el momento justo sobre el cuerpo de la Gaunt, tragándose el rayo que iba directo a ella. Suspiró con alegría, por un momento había pensado que se había confundido de hechizo-. Mamá, no quiero hacer más prácticas contigo -lloriqueó la vampiresa. Pero la cosa no podía quedarse así, y aunque ella fuera una chica simple y torpe, además de no querer matar a su madre, iba a jugar a fastidiarla un poco, lo suficiente como para que la señorita se volviera loca y fuera con toda la artillería a por ella. Sabía que no tenía ninguna probabilidad de ganar. "Zancadilla" aquel hechizo tenía algo que llamaba demasiado la atención y siempre se lo pasaba bien cuando el contrincante se caía de bruces al suelo, y sobre todo cuando los reflejos fallaban y se comían, literalmente hablando, el suelo. @
  6. Un salto, otro después, desbordando felicidad por los poros, la Gaunt se encontraba feliz, quizás es que su bipolaridad había rozado un nivel de locura extrema. Nadie lo entendía, ni ella misma, así que simplemente se dejaba ser, nada de oprimirse ni sentirse extraña, ella era así y de aquella manera era como se mostraba al mundo. Entonces, quizás entre vocecitas internas cantando dios sabe que canción, se percató de que su madre estaba realmente enfadada y por suerte el tema no iba con ella. Comenzó a relentizar su baile, si es que aquello se podía llamar así, hasta quedar completamente quieta y observar como el regaño iba en dirección de un compañero de bando. Abrió y cerró la boca como un pez intentando recordar el nombre del presente, pero nada, que no le aparecía en su corto y pequeño cerebro. Suspiró mientras negaba y se acercó hasta el, iba a intentar ser buena. - Perdona, yo no te voy a gritar ni nada -sonrió mientras negaba-. Hazme caso si quieres, y sino que luego digan que yo no advierto a la gente... -posó la mano en el hombro del chaval y se colocó completamente seria-. Si Anne está diciendo que te marches, enserio, lárgate si no quieres acabar realmente mal, y te lo dice si hija... No se como lo ves -soltó una carcajada y se volvió a introducir en la nula conversación de la Gaunt, Sagitas y Jeremy. Y de nuevo comenzó a hablar la madre de Mery con sus típicos movimientos de manos, cuchicheos llenos de rabia y amenazas. ¿Cúando iba a poder ser una mujer normal, que mostraba su cariño a la gente? Y pensaba lo del cariño la pelirrosa porque intuía que todo el mundo tenía ese sentimiento en su interior, no porque ella hubiera recibido muestras de amor por parte de su mandre. - ¡No se arrepentirá! ¿¡A que no Sagitas!? -fulminó con la mirada a la Guant mientras se volvía a pegar a Sagitas, se sentía realmente protegida con aquella bruja-. No entiendo por que eres tan mala, pero mala con avaricia -gruñó mientras hacía pucheros y se cruzaba de brazos como una cría pequeña-. ¡¡Yo estaba buscando galeones!! Estuve en tu despacho donde no encontré nada más que un pedrolo gigante que seguro cuesta un dineral, pero supuse que si lo usaba para pagar mis... esto... facturas, eso, facturas, te darías cuanta de su desaparición -rebufó como los toros y prosiguió-. entonces pensé que en las mazmorras habría algo, pero no, bueno, ya sabes como suele estar aquello siempre... Entonces ya estaba cansada de buscar, me apoyé en un candelabro y ¡¡PUM!! Se abrió una puerta -para aquellas alturas de la explicación, la vampiresa ya se encontraba en el centro del corrillo gesticulando demasiado, como si de nuevo lo estuviera viviendo-. Y entonces había unas escaleras, las cuales bajé, obvio, pero aquello tenía un color rojido sospechoso, ¡y hacía calor! Y si, digo que hacía calor porque hasta yo me di cuenta -soltó una carcajada-. Y entonces pensé que ahí tenías tu propia fábrica de galeones con cientos de duendes esclavizados, pero conforme más bajaba me di cuenta que era imposible -frunció el ceño y suspiró pesadamente-. entonces escuché un rugido acompañado por un humeante y caluroso fuego -se abanicó la cara, recordando aquel mal momento-. Ya os imaginais lo demás, ¿no? Llevaba sin correr tanto desde que era peuqeña... Y desde la última vez que me fui a cazar -se tiró al suelo, mostrando su cansancio-. Y nada, aquí estamos todos ahora, con un quejica y diplomático tipo que no hace nada más que poner nerviosa a mi madre y ya hasta a mi, a este paso le parto el cuello -y dicho aquello, se tumbó por completo en el suelo, con los brazos y piernas estiradas. Cerró los ojos, intentado calmarse, pero es que el mundo estaba en contra de la relajación de la Guant o algo pasaba porque escuchó un hechizo, lo cual sacó un pequeño trozo de vena psicótica de Mery. Se incorporó rápidamente pero sin levantarse del suelo y se relamió, notando sus colmillos ya florecer. Torció la cabeza para observar a Jeremy haciendose el machito y sonrió de lado, no era del todo de su agrado aquel muchacho, pero al final se iba a ganar su cariño y todo. - Vamos Jeremy, no se amenaza a la gente de esa manera... -negó con una pequeña sonrisa-. Hay que ir directo a la práctica, ¿no viste que Anne ya lo amenazó suficiente? -sonrió y se encogió de hombros-. Me ofrezco voluntaria para echarlo -alzó la mano y casi dio botes tirada en el suelo. @ @ @
  7. La habían cogido, levantado, movido y cubierto, pero Mery simplemente lloraba desconsolada mientras temía que en el siguiente excremento del dragón hubiera restos de su pequeña y dulce oveja. No se había dado cuenta en que momento sus reflejos habían actuado para evitar acabar quemada como un pollo asado y había comenzado a rodear, entre sus lágrimas en todo momento cesped abajo, huyendo tanto de Sagitas y Anne como del dragón, el fuego y los derrumbamientos. Y como una croqueta, se quedó frenada cuando un árbol se interpuso en su camino, haciando que mirada hacía el horizonte y viera que no se encontraba nada cerca de sus antiguos acompañantes. Se sentó en el suelo como los índios y se cruzó de brazos, realmente enfadada con la sociedad, seguro que cuando viera a su madre le diría que el bicho había aparecido por su culpa, que lo había traido a posta o cualquier locura más. ¡Pero Mery no era tan mala! Además, cualquier persona no podría manejar a un bicho de tales dimensiones. Y si la Gaunt pudiera estaba más que claro que destrozar su hogar no iba a ser su prioridad. - Manda narices la cosa... Y encima me toca andar hasta donde están las locas éstas -soltó entre pucheros mientras se apoyaba en el tronco del árbol para levantarse y observar que el gran animal estaba tirado en el suelo. Frunció el ceño mientras estiraba sus brazos a lo alto, crujiendo su espalda. ¿Cómo habían derrotado al animal tan rápido?, ¿o es que mientras rodaba y paraba se había quedado dormida? Miró sus manos y rodillas, completamente solladas y frunció aún más el ceño, enfadada. Salió corriendo hacía su madre mientras gritaba y hacía moviientos extraños con las manos para captar su atención, pero conforme más se acercaba se percató de que la masa de personas era más grande de los que recordaba. ¿Jeremy? Abrió la boca de par en par mientras dejaba de gritar y sus pasos se volvían más lentos. Había más gente, pero le importaba más bien poco porque no los conocía de nada, simplemente estaba asombrada. - ¿Hola? -susurró mientras se metía en el grupo-. Estoy viva eh, no os preocupéis más -soltó irónica, sintiendo que les había dado completamente igual su desaparición. Miró mal a todos los presentes menos a Sagitas, a la cual se le abrazó como una lapa-. Después de ésto juro que me voy a vivir contigo -suspiró con pesadez y observó el dragón, ahora asombrada y con admiración-. Mamá, ¿nos lo vamos a quedar de mascota? Yo quiero uno en pequeño para mi habitación -mordió su labio inferior con ilsuión-. ¡¡Y UNA OVEJA NUEVA!! -alzó los brazos y comenzó a dar vueltas y saltos, con una extraña felicidad innentendible. Y ahí estaba de nuevo Mery, la verdadera Mery. @ @ @
  8. @, aquel nomre tenía a la Gaunt cada vez más nerviosa, agobiada y estresada hasta tal punto que su pierna derecha estaba colgando de la cama con un tic bastante nervioso. Digna de estudio psicológico, comenzó a tirar de su cabello mientras maldecía interiormente, no estaba demasiado deseosa de tener que volver a aparecer en público de nuevo, ¿no se habían dado cuenta de que no había pisado las calles de Londres en los últimos años? Se levantó de un salto, sabía que no podía decir que no a una clase de Aritmancia, amaba demasiado ese conocimiento, y no confiaba en absolutamente nadie para que impartiera aquella clase, quizás en su madre Anne, o como mucho en Sagitas, amas cursaron con ella el conocimiento y bueno, si tenía que dejar el peso en alguien, sería en ellas. - ¿Vivan los galeones? -susurró mientras se miraba en el espejo que tenía justo enfrente de la cama, al lado de la cama. ¿Había adelgazado? Se notaba más escurrida, como si las costillas quisieran salir de su piel ya, al igual que su cadera. Estar tanto tiempo sin salir de caza, moverse y hacer su vida estaba comenzando a notarse, no tenía ni nada de moverse rápido-. Menos mal que la vida no se me va a acabar tan fácilmente -carcajeó mientras se ponía su túnica negra y recogía en una trenza su rosado pelo. Supiró una vez más cuando decidió desaparecerse de su habitación. Una clase de Aritmancia no debía ser siempre algo teórico, algo sentados en un pupitre, con libros y libretas donde apuntar todo lo que el profesor dice, al contrario, la Gaunt solía intentar hacer las clases mucho más interactivas, donde a base de errores los alumnossupieran hacer las cosas, donde se descubrieran a si mismos. Y por todo aquello había decidido aparecerse en un pequeño prado, digno de ser fotografiado, con cesped verde cortado recientemente y unos caminos de tierra donde los paseos a trote y bicicleta eran algo bastante interesante. - Espero que solo los justos me conozcan -susurró mientras ocultaba lo máximo posible su rostro con la capucha negra de la túnica. Pasó sus manos por el suelo en el cual acababa de sentarse, encontrando una pequeña piera musgosa de tonos grises, azulones y verdes. Sonrió de lado mientras la apretaba en su mano tan fuerte que la hizo desaparecer. Y si, ella no era la típica profesora que mandaba cartas y cosas avisando del comienzo de la clase, sino que sorprendía a los alumnos. ¿Cómo mejor iba a poder analizarlos sino viendo la manera que aparecían sin esperarlo? Juv era compañera, pero no la conocía tan bien como debería. Y allí espero, tirada en el cesped, intentando no ser conocida y pensando como iba a enseñar la verdadera esencia de la Aritmancia, de los números y sus secretos más íntimos.
  9. De aquí a siete años creo que tendré el libro aprobado y todo JAJAJA enserio, que meses más malos llevo x_x Nick: Mery Gaunt Karkarov ID: 114956 Libro de Hechizos: Libro de la Sangre Justificante de compra del Libro (Link al post del Concilio de la bóveda trastero): http://www.harrylati...arov/?p=5085004 Rango Social: Dragones de Bronce Nivel de Magia: VII (7) Fecha aproximada de aprobación EXTASIS o de salida de la Academia (versión anterior): Diciembre del 2012 Link a la Bóveda: http://www.harrylati...gaunt-karkarov/ Link a la Ficha: http://www.harrylati...-anne-haughton/
  10. ¡Era la tercera vez que volvía a la clase del libro de la fortaleza! Y no había manera de aprobarlo. La frustración de la Gaunt era tal que había lazado varias cosas de su dormitorio contra las paredes, incluyendo el libro donde estaban los hechizos que había memorizado ya hacía un par de meses. Pero no tenían sentido en su cabeza. Desapareció de aquel lugar que parecía una leonera pero era su dormitorio. Las apariciones no eran el punto fuerte de Mery, para nada diría ella ya que se encontraba vomitando en lo que parecía... ¿arena?, ¿donde demonios había aparecido? Simplemente había pensado la localización de Hades, su hermano, y había parecido allí, en un sitio que parecía la playa pero que no podía ver porque se encontraba devolviendo hasta la primera papilla. - ¡Ya no me aparezco más!, ¡la próxima lo hago en caballo! -gritó alzando la mirada borrosa por las lágrimas debido al mal cuerpo. Y entonces contempló que aquello no era una playa sino un maldito coliseo de donde seguro que salían leones y dios sabe que más-. ¡Hades, a ver si me traes a lugares más bonitos! -gritó como una loca mientras se acercaba, sacudiendo su vestido de raso negro. ¿Y como que iba en vestido? Pues ni ella lo sabía, pero el gusto peculiar de Mery era así, un día de deporte y otro de boda. Palpó que tenía la varita en el muslo derecho, agarrada con una liga que solía llevar siempre que vestía así. Su varita era algo que no podía faltarle nunca, y menos para una clase. Lanzó un largo bostezo mientras se acercaba y besaba la frente de su hermano, apoyando su mano izquierda en la mejilla de éste. Suerte para ella que cayó en la trampa la primera clase y quedó marcada por su querido y hermoso hermano, pues no, ahora le tocaba a él. - ¿Sabes que si mantienes el ceño fruncido tanto tiempo te saldrán arrugas? -le sacó la lengua de manera juguetona, después chocó las caderas contra éste-. ¿Qué vamos a hacer? Espero que no me manche el vestido, mira que es nuevo... -mintió rodando los ojos para intentar disimularlo. @@Hades Ragnarok
  11. - ¡¡Mi oveja!! -siguió gritando mientras intentaba acelerar el paso hacía el castillo, pero hacía un rato que no avanzaba, al contrario, después de un buen zarandeo de Anne, había acabado en el suelo. Pero las lágrimas le impedían decir o hacer nada. Su oveja seguro que había servido de aperitivo de aquel bicho escupe fuego. Comenzó a temblar y no precisamente de frío, tenía más miedo que vergüenza, y eso que siempre había sido una intrépida, a su estilo, pero siempre al fin y al cabo. ¿Cómo había estado un dragón en el fondo del castillo Gaunt y nadie se había dado cuenta? Anne había llevado toda la razón cuando dijo que era demasiado grande como para que fuera su huevo... Aunque espera, ¿eso significaba que habría en un futuro dos dragones? - ¡¡LOCA!! -gritó de nuevo sintiendo su garganta ardes ya-. ¡¡SI ESE DRAGÓN NO ES DE TU HUEVO SIGNIFICA QUE HABRÁ DOS EN UN FUTURO!! -sus ojos parecían salirse de sus órbitas, pero peor fue cuando su madre le echó unos polvos por encima. ¿Encima quería envenenarla? No tenía vergüenza aquella bruja-. ¡No me vayas a drogar ahora! -se puso seria y cruzó los brazos, frunciendo el ceño-. La que mete animales indebidos en el castillo no soy yo -mientras decía todo aquello la matriarca Gaunt la había alejado lo suficiente del castillo. Tanto que se encontraba casi fuera del lugar junto con Shito y su hijo Edward-. ¡AY, MI HIJO! -dijo mientras besaba su frente-. Menos mal que tu abuelo es un cielo y te cuida -le acaricio la cabeza como si de un perro de tratase para después besar cariñosamente la mejilla del sacerdote. Su mirada volvió a dirigirse a lo que quedaba de castillo y cuando vio al dragón juguetear con lo que parecía el fénix, Mery comenzó a llorar. Seguramente su oveja estaría ya en el intestino grueso del dragón, al igual que su potro, Robi y Ka. Las lágrimas caían como cascadas por sus mejillas, estaba realmente angustiada la pelirrosa, tanto que cayó de rodillas al suelo y agarró el final de la túnica de su madre. - Maaamiii -decía entre pucheros y llantos-. Dale a Edward Thomas al dragón de tributo -seguía llorando como un bebé-. QUIERO MI OVEJAA -se apoyó en las piernas de la Gaunt-. Incluso dale a Sarah, ¡ME DA IGUAL! -y entre sus gritos y llantos desconsolados, una voz realmente conocida para ella llegó a sus oídos. Alzó la cabeza y abrió sus ojos aguados para ver el pelo violeta de Sagitas. Se quiso levantar, abrazarla y llenarla de besos, pero no tenía fuerzas después de llorar tanto. Así que solo la miró mientras seguía haciendo pucheros. - Saaa...gi..taas... -susurró mirándola-. Se a comido a mi oveja ese bicho -señaló al dragón con el brazo tembloroso-. ¡¡MATALO!! -y comenzó a llorar desconsoladamente otra vez. Y como si aquel circo ya ni fuera poco, que podría haberlo sido, un chorro de agua a lo lejos hizo que un fuego dejara de avivarse y extenderse. ¿Y ahora quien era aquel personaje? La vista llorosa de Mery no ayudaba para descubrirlo, así que gateando se acercó hasta Sagistas, se abrazó a sus piernas, y siguió llorando fuertemente. @@Lisa Weasley Delacour @ @
  12. ¿Cómo que no siempre le salían así de bien?, ¿acababa de dejar la mitad de su espalda a manos de un casi incompetente tatuador que no tenía claro si le iba a salir bien el diseño? Mery sintió un escalofrío al pensar aquello, aunque luego notó el tacto de los dedos del mago en su espalda y volvió a dudar de si aquella reacción no había sido por él. Suspiró con pesadez odiando su manera de ser con cualquier ser con un mínimo de atractivo. - Que suerte que te haya salido bien, entonces -sonrió de lado y volvió a mirar de reojo su centauro y rodó los ojos, no había sido tanto como había parecido, y ahora no le molestaba en absoluto. Por un momento pensó en hacerse otro pero lo anuló de su cabeza, quería seguir manteniéndose limpia, al menos todo lo posible. Pero, ¿a quién quería engañar?, ¿limpia?, ¿Mery Gaunt limpia? Negó con la cabeza ignorado sus pensamientos, aquello era lo que le faltaba para revelarse del todo ante su madre. Aceptó la mano que le ofreció el rubio y se levantó, notando un picor justo con el contacto. Abrió su boca levemente, intentando decir algo, pero simplemente la apartó amablemente, como si no pasara nada. - ¿Qué lo luzca? -alzó una ceja observando el movimiento del tatuaje-. ¿Acaso insinúas que debería ir enseñando mi espalda de manera habitual? -rió negando-. Demasiado provocador, ¿no crees? -dijo encogiéndose de hombros. Como si no lo fuera a hacer ya, que amaba locamente ir enseñando toda su blanca piel. El escozor, el mismo que notó cuando tomó la mano de Jank, apareció ahora en la cadera de la Gaunt. Inconscientemente se sonrojó, y aún no sabía muy bien el por qué. Carraspeó un poco, intentando disimular aquello, pero era imposible. ¿Cómo se disimulaban unas mejillas rojas? Rodó los ojos, debía de callar su "yo" interior. - Lo hiciste adrede -dijo la Gaunt mientras se graba para quedar cara a cara con el chico. Y entonces notó algo que llamó realmente la atención de la chica. ¡Tenía unas pecas realmente bonitas! Respiró por la nariz, centrándose en su cometido inicial-. Sabes que quería un tatuaje clásico, y para que se esté quietecito debo tocarte... -entrecerró los ojos y acercó más la cara a Jank-. Sospechoso... -le dio en la nariz con el dedo índice y luego rió, sacandole la lengua juguetonamente-. Bonitas pecas, por cierto -le guiñó el ojo y se alejó, notando como sus caderas ya no picaban. Comenzó a caminar hasta encontrar unas escaleras que subían a no sabía donde, pero que la pelirrosa comenzó a subir, intrigada por conocer más del chico y hacerse más la remolona para conocer también más al dueño del local. Subió las escaleras de caracol suponiendo que Jank la seguiría, y cuando llegó observó un largo pasillo, con diseños colgados de las paredes y asientos que tenían una pinta bastante agradable. Se dejó caer sobre un banco y sacó de la chaqueta que tenía apoyada en el brazo su paquete de tabaco, para después encenderse uno. Se bajó la camiseta que había remangado para hacerse el tatuaje, y ahora la única piel que se veía era la de sus piernas debido al pantalón corto y los brazos, por las mangas de tirantes. - ¿Te importa? -dijo dando una calada al cigarrillo-. ¿Quieres? -le ofreció con una sonrisa y soltó el humo para después palmear justo a su lado, en el banco, indicando que se sentara con ella-. Aún no me he comido a nadie -mintió sonriente. @@Jank Dayne
  13. Planilla de compras para PERSONAJES ID: 114956 Nick (con link a la ficha) Mery Gaunt Karkarov Link a la Bóveda Trastero: (en caso de poseerla) http://www.harrylatino.org/topic/108518-boveda-trastero-de-mery-gaunt-karkarov/ Link a la Bóveda de la cual se hará el descuento: http://www.harrylatino.org/index.php?showtopic=98807 Nivel Mágico: VII (7) Fecha: 2018-01-16 Criatura: Gato Blanco del Recuerdo Puntos: -- Precio: -- Criatura: Porlock Puntos: 20 P Precio: 1000 G Total de puntos: 20 P Total de Galeones: 1000 G
  14. Planilla de Compra​s Normales para Personajes: ID: 114956 Nick (con link a la ficha): Mery Gaunt Karkarov Link a la Bóveda Trastero: http://www.harrylatino.org/topic/108518-boveda-trastero-de-mery-gaunt-karkarov/ Link a la Bóveda de la cual se hará el descuento: http://www.harrylatino.org/index.php?showtopic=98807 Fecha: 2018-01-16 Poción: Filtro de los Muertos Puntos: 40 P Precio: 2000 G Poción: Poción de Odio Puntos: 20 P Precio: 1000 G Total de puntos: 60 P Total de Galeones: 3000 G
  15. Promero no dejar tirada la clase más veces xD Necesito subir de nivel, odio ya el nivel 7, enserio JAJAJAJA Me gustaba ése número hasta que llegaron los niveles a HL y no salía de él JAJAJAJA Nick: Mery Gaunt Karkarov ID: 114956 Libro de Hechizos: Libro de la Sangre Justificante de compra del Libro (Link al post del Concilio de la bóveda trastero): http://www.harrylati...arov/?p=5085004 Rango Social: Dragones de Bronce Nivel de Magia: VII (7) Fecha aproximada de aprobación EXTASIS o de salida de la Academia (versión anterior): Diciembre del 2012 Link a la Bóveda: http://www.harrylati...gaunt-karkarov/ Link a la Ficha: http://www.harrylati...-anne-haughton/ Ale, a ver si de una vez lo paso xD
  16. Podría haberse dicho que la Gaunt se tiró una hora aproximadamente sentada en aquel polvoriento taburete, pero una vez se aburrió, y demasiada paciencia tuvo para aguantar 60 minutos sentada, comenzó a pasear rozando la pared del escondite con la yema de sus dedos, algo totalmente lógico en la vampiresa, quien palpaba todo por lo que pasara, árboles, libros, hojas, flores, paredes… Era una sensación que la relajaba. En su travesía por el sótano, mirando las celdas vacías y manchadas de sangre reseca, pudo notar como un ladrillo se encontraba más flojo que los demás, tanto que se tambaleaba de un lado a otro, como una vibración. El ceño de Mery se frunció al instante y, como acto reflejo, empujó justo lo que se movía. Y… ¡SORPRESA! Un camino con más escaleras hacía abajo se abrió. - Vaya, vaya –sonrió de oreja a oreja, sintiéndose victoriosa y comenzó a bajar. Pero no había bajado más de diez escalones cuando el ambiente se comenzó a volver… ¿humante?, ¿demasiado rojo? No lo podía explicar demasiado bien, pero casi podía jurar que aquello tenía grandes hogueras abajo, o quizás hornos donde los duendes explotados por Anne hacían galeones para ella. Mery abrió la boca formando un O perfecta, si eso era correcto, podía hacerse perfectamente la más rica de todo el mundo mágico y quizás podría hacerse ministra de magia, o la dueña del castillo Gaunt. ¿Viceministra?, ¿Warlock al menos? Sintió un escalofrío recorrer su espalda, demasiado emocionada se encontraba ya como para no bajar de tres en tres las escaleras. Y no, de repente, cuando un sonido demasiado fuerte sonó, Mery paró en seco de bajar. ¿Qué demonios había sido aquel rugido? Frunció el ceño. Al final le saldrían arrugas en esa zona. - ¿Hola? –dijo con voz alta para ver si así le respondían. Y vaya si lo hicieron. El suelo comenzó a temblar, el rugido se escuchaba más cercano y… ¿Aquello que subía por las escaleras de caracol y piedra era fuego? La Gaunt no se paró a analizarlo de más cerca ya que se encontraba, entre una serie de gritos, subiendo las escaleras a trompicones, saltos y tropezones. Eso sí, corriendo como nunca lo había hecho. - ¡¡ANNEEEE!! –gritó conteniendo la última vocal-. ¡¡MAMÁ!! –seguía en sus altas voces, saliendo por fin de las escaleras secretas y… ¡Más escaleras aparecían! Giró la cabeza rápidamente para observar como las piedras se resquebrajaban, dejando ver a un… ¿Dragón? -. La madre que la trajo –susurró sorprendida Mery, pero cuando el fuego que soltaba el animal llegó hasta casi su trasero, comenzó a chillar de nuevo y subir las escaleras que daban hasta la planta baja-. ¡¡ESTA MUJER ESTÁ LOCA!! –chilló histérica mientras seguía subiendo-. ¡¡HA TRAIDO A UN DRAGÓN A CASA!! –el suelo liso se hizo presente, ya se encontraba en la entrada del castillo. Se paró unos instantes para tomar aire ya que la fatiga se hizo presente rápidamente, pero no podía más, el dragón volvió a aparecer, llevándose consigo parte de las escaleras que daban acceso a las torres y habitaciones. ¿Aquel animal no tenía fin? El bello de la Gaunt se erizó y salió, nuevamente corriendo, hasta el jardín donde a lo lejos observó a Anne y su abuelo Shiro. - ¡¡ABUELO!! ¡¡MAMÁ!! –su voz ya rozaba ser rasposa debido a que casi no había parado de dar voces desde que vio el dragón-. ¡¡HAY UN DRAGÓN, UN MALDITO DRAGÓN!! –nada más nombrarlo y llegar hasta donde ellos estaban, se paró y vio como este salía, rompiendo de manera obvia, por una de las torres, ni idea del cual era-. ¡Lo has traído tú, Anne! Vi ese huevo gigante y de color hermoso en tu despacho –le dijo en modo acusica, señalándola con el dedo índice. Miró detrás de sus nuevos acompañantes, familiares y testigos de aquel desastre y, ¡su hijo estaba allí! Frunció el ceño, ¿Cuándo había salido Edward al jardín? Se encogió de hombros y miró de nuevo al castillo, el cual cada vez estaba peor. Y entonces se dio cuenta de que le faltaban una serie de cosas. - Mi potro, mi perro, mi serpiente, mi oveja… -susurró para sí misma mientras abría cada vez más los ojos-. ¡MI OVEJA!, ¡SE LA VA A COMER! –volvió a gritar desesperada mientras, ya sin correr, avanzaba hacía el castillo con los puños bien apretados. @
  17. Si, ya se estaba arrepintiendo de haber decidido hacerse un tatuaje. Mery había comenzado a temblar conforme las explicaciones salían de su boca. ¿Un centauro? Eso sería mucho trabajo, mucho detalle y por desgracia, mucho dolor. Tragó un nudo y comenzó a escuchar pitidos en sus oídos, como si la estuvieran tronando con un maldito silbato. - Mejor no saber donde esta el primero -dijo en un susurro mientras miraba sus pies balancearse arriba y abajo, como una niña pequeña impaciente, nerviosa y disgustada por algo. Pero aquello no era disgusto, sino decepción de si misma, quería mantenerse lo más impecable posible su cuerpo, casi podía decir que parte de su vida había vivido gracias a el. Y ahora lo mancharía-. ¿Sabes que no me alivia saber cuan buen pulso tengas? -gruñó mientras inconscientemente ya estaba siguiendo a Jank para después tomar asiento donde le había indicado-. Te juro que como algo salga mal me quedaré tu cabeza de recuerdo -y allí estaba reluciendo la simpatía y amabilidad de la Gaunt. Ya no solo sentía sus piernas temblar, sentía hasta los pelos de la cabeza. ¿Y ella era mortífaga? Nada decente podría decirse entonces porque, que una maldita aguja con tinta la hiciera convertirse en un flan no era cosa de valientes. - Te he dicho que lo dejo todo en tus manos, no me agobies más -dijo ya realmente molesta mientras derraba los ojos y los apretaba, respirando más fuerte de lo común-. Aldaron Passim, centauro y mi profesor de Aritmancia... -susurró cuando escuchó a la persona que fastidiaría su espalda-. Se que será más cercano a la realidad, gracias por tu gran sabiduría -y la aguja, pluma o el cacharo que usara para insertar la tinta en su piel comenzó a torturarla. Al principio debía de admitir que no era tan terrible, incluso disfrutó del dolor, pero no se podría imaginar que conforme el tatuaje bajaba, aquello se intensificaba. Quería gritar, patalear y sacarle la cabeza a su torturador, pero todo acabó, más o menos, porque un terrible escozor paseaba por las lumbares de la vampiresa. Miró, cuando por fin se calmó, el resultado del sufrimiento y debía de admitir que era una pasada. Relamió sus labios, impresionada, no podía recriminarle nada, aunque le hubiera gustado gritarle, decirle lo inútil que podía ser y mil cosas más, incluso denunciarlo por farsante. Pero nada, debía admitir la derrota en aquel momento. - He de admitirlo, salió precioso -sonrió de lado, pero después lo miró directamente a los ojos, colocándose seria y recta-. Pero actualmente tus manos no es que estén en mi lista de cosas favoritas -se encogió de hombros, le guiñó un ojo y estiró su espalda-. ¿Y ahora que debo hacer?, ¿como cuido yo ésta cosa? Porque supongo que debo de hacer algo para que la tinta no desaparezca o algo -y todo lo digo a la velocidad de la luz, deseosa en parte de salir de allí y no tener que ver más a aquella criatura similar a las babosas, ya se había quedado con aquello, aunque otra parte de ella se preguntaba, ¿quería irse de verdad? @@Jank Dayne
  18. Frunció el ceño mientras miraba las facciones de aquel muchacho. ¿De qué podía sonarle? Se encogió de hombros interiormente, le importaba bastante poco y sabiendo que no había sido ningún rollo ni se había acostado con él, le importaba menos ya que aún seguía en busca y captura del padre de su hijo. El cual, dicho sea de paso, lo había perdido horas antes de comenzar el reto con su hermana Sara. Soltó una carcajada interna mientras que su mirada seguía clavada en los ojos verdes y pecas del ¿tatuados? Aquella palabra la aterraba, pero sabiendo que su dignidad debía acabar más arriba de cuando había llegado, debía hacerse la indiferente. Suspiró y rodó los ojos, seguro que aquello no iba a ser para tanto. - Pues mira que casi te confundo con una, vaya pena -chasqueó la lengua, creando un sonido bastante desagradable. Y cuando éste se presentó, en la cabeza a Mery se le encendió una bombilla, poco brillante, pero, al fin y al cabo, una bombilla. Jank Dayne había sido, alguna vez que otra, una de las víctimas de los asaltos mortífagos, creía haber recordado haber ido ella a lanzarle algún sectusempra, pero nada del otro mundo, tampoco es que quisiera recordar los nombres de todos los que el grupo atacaba. Frunció los labios, ¿se suponía que debía de presentarse ella? Suspiró y dejó su peso en la cadera izquierda, cruzando sus brazos-. Mery Gaunt -dijo sin más. Cuando las luces se encendieron gracias al chasquido de dedos de Jank, Mery no pudo evitar dar un salto en el sitio, poniéndose alerta de nuevo. ¿Qué no le iba a entrar en la cabeza que aquello no iba a doler tanto? Peor eran los momentos de duelos y asaltos cuando los hechizos comenzaban a ir dirigidos a ella e impactaban. - ¿Que qué me apetece? -susurró mientras daba un pequeño salto para caer perfectamente colocada sobre el asiento de lo que sería una sala de espera. No entendía muy bien de aquellos sitios, siempre se había limitado a trabajar metida en un despacho o, como mucho, sirviendo copas en su bar, así que la organización de in local así no era el punto fuerte de la mortífaga-. No, no es el primero -volvió a susurrar. Frunció el ceño, ¿y por qué susurraba? Ni ella misma se entendía a veces-. Pero esto de las agujas... Em... -se removió incómoda sobre el asiento-. En fin, quería una estrella, en la parte baja de la espalda, nada de movimientos ni colores, soy muy clásica -comentó, aunque no sabía muy bien si eso era cierto, en su brazo izquierdo bailaba su Marca Tenebrosa, y eso no era nada clásico. Su sonrisa sádica apareció levemente-. Aunque también había pensado en un centauro -se encogió de hombros-. Tu eres el experto -le señaló con la cabeza y la mirada-. y yo soy nueva en esto -suspiró, temiendo decir las siguientes palabras-. me dejo en tus manos -y dicho aquello, una corriente nada agradable pasó por toda la columna vertebral de la pelirrosa, sintiendo que aquello le iba a pasar factura tarde o temprano.
  19. Maldecía, una vez detrás de otra, haber aceptado una propuesta tan sumamente absurda con su hermana menor, sabiendo que era una tramposa y la consentida de Anne. ¿A quien se le ocurriría bajar las escaleras del castillo Gaunt, corriendo y en tacones para ver quien llegaba antes? Y lo peor es que no podía usar su velocidad de vampiresa, sino habría ganado. Pero claro, ya había llegado Anne para hacer magia, quitarle los tacones a Sara en medio de la carrera y ponerselos para el final. Y absurda de Mery, picó y ahí se encontraba, en la puerta del Ink Master, que encima tenía una pinta horripilante, pensando si simplemente podía hacer un pequeño giro con su varita y hacer aparecer una marca negra en su espalda, pie o incluso trasero, le daba absolutamente igual. Pero tampoco se podía porque parte de la apuesta era "grabar el momento para reirnos". Ay, si, ella se estaba partiendo de risa interiormente. - ¿Soy una maldita desgraciada? -preguntó en voz alta entre pucheros, mirando al cielo oscuro y el brillo de la luna. No quería tener un tatuaje que de verdad se hacía con un cacharro que pinchaba, odiaba las agujas y sabía que le dolería. Y tenía suficiente con su Marca Tenebrosa invisible y su mariposa en el pecho izquierdo por el grupo de Banshees de la Marca también-. Esos no dolieron -gruñó por lo bajo mientras ahora si, subía el escalón de la entrada del local y miraba atentamente el letrerito de abierto. Empujó la puerta y entró y no pudo hacer otra cosa nada más que empezar a temblar como un flan, un flan MUY marchoso. ¿Y ahora qué le tocaba hacer?, ¿dar voces para ver si alguien venía?, ¿salir corriendo y que fuera lo que el señor tenebroso quisiera? Y entre sus pensamientos, tembleques de pánico y miradas a un lado y otro, observó como alguien estaba tirado sobre el mármol. - ¿Hola? -susurró con la voz nerviosa-. ¿Acaso quieres convertirte en babosa? No creo que ese sea el método, aunque no creo que haya mucha diferencia... -se encogió de hombros-. En el Ateneo de habilidades imparten Animagia, seguramente si vas te ayuden a convertirte en ese bicho inútil y baboso -sonrió enseñando los dientes. @@Jank Dayne
  20. Tras unos minutos de espera, la Gaunt volvió a golpear con sus nudillos la puerta del dormitorio de Anne. Sabía que si no había respuesta inmediata desde la primera vez no iba a aparecer de la nada para "pillarla" en su intento de quitarle unas cuantas bolsas de galeones. Giró el pomo de la puerta del cuarto de su madre y asomó la cabeza. Como llevaba un rato pensando, no había nadie allí. Por fin y después de todo el tramo de escaleras de la torre norte y el "infinito" pasillo asta llegar a la puerta del despacho y dormitorio, Mery pudo respirar con normalidad. Cerró la puerta de nuevo y volvió a dar esos pasos hacia el despacho. Alzó una ceja y empujó junto con un suspiro, entrando a gran velocidad en la habitación totalmente ordenada, recogida y limpia. - ¡Es una maniática! -fue lo primero que dijo al ver una estantería de documentos y archivadores ordenados por tamaños, colores y alfabéticamente. Se acercó boquiabierta, ¿aquello era enserio? De colores más claros a oscuros, de tamaños más pequeños a más grandes y de la A hasta la Z. Por un momento la pelirrosa había dejado de respirar, no se creía aquello. Negó y miró el escritorio. - Oye, que envidia, le voy a decir que limpie mi dormitorio también -dijo dejándose caer en la silla de escritorio-. Bueno, a lo que vamos... -susurró. Un cajón, otro. Un armario, otro... - ¡¡NADA!! -se agarró de los pelos y se tiró al suelo, frustrada. Salió a gatas de allí mientras hacía pucheros y pensaba a donde ir a buscar galeones. ¡Debía una suma que no podía sacar de su bóveda personal! Y no, nadie debía saber que había comprado TAN caro que se veía en situación de robarle a su madre. Una hija normal se lo pediría, claro, pero cualquiera le llegaba a Anne a pedirle dinero. - Oye mamá, compré un par de pociones pero la suma de galeones se ha subido por las nubes, ¿no te importaría dejarme unos cuantos miles de galeones? -dijo sonriente mientras llegaba a la entrada del castillo. Mery no era la persona más cuerda, pero sabía llegar el límite en su familia. Crujió los huesos de su cuello y se apoyó en un candelabro dela pared, el cual dio de si e hizo abrir la puerta del sótano secreto. - ¿Pero no era el del lado derecho? -dijo con alteración mientras posaba su mano en el pecho por el susto. La primera vez que vio aquello la Gaunt pensó que se había cargado medio castillo y que su madre Anne la iba a matar a ella por manazas. Así que le pilló mucho respeto a aquella zona del castillo y no había ido nunca, además de saber que Anne iba por allí a menudo con los muggles. Y sin pensarlo, ya se encontraba paseando por el oscuro pasillo del sótano, camino de las escaleras que llevaban a las celdas donde podría haber algún aperitivo. Conforme bajaba un peldaño más, podía notarse como el ambiente cambiaba, y la vampiresa no podía decir muy bien si era para frío o calor, ella no era especialista para el tiempo, pero si tuviera que decidir entre uno de los dos de manera aleatoria, escogería el calor, y simplemente lo haría por las antorchas con forma de dragones encendidas dando luz. - Oye, este es un buen sitio para esconderme de Anne cuando se enfade... -sonrió y se sentó sobre un taburete que había justo a la izquierda una vez se pasaba la puerta. @
  21. Una escalera, otra, la siguiente... De puntillas, encogida y mirando cada esquina cada vez que llegaba a una planta nueva. Moño alto y desordenado, en una bata lo bastante infantil, abierta. Pijama de ositos, zapatos en la mano izquierda, ojeras y olor a alcohol. Aquel era el mejor resumen de la Gaunt en ese momento mientras intentaba llegar hasta el despacho de su madre Anne sin que nadie se enterara. - Dos plantas más... -susurró en su mente mientras continuaba su travesía peldaños arriba. - Buenos dias señorita Gaunt -primer sobresalto, un elfo doméstico que aparecía de la nada porque en mitad de un piso era algo extraño. Sonrió de lado, alzó la cabeza y siguió subiendo. Y tras unos minutos, los cuales parecieron eternos para la pelirrosa, llegó hasta el pasillo donde el despacho, cuarto y las cosas de Anne estaban, lo cual tampoco había planteado muy bien porque, ¿y si su madre se encontraba en su dormitorio? Su corazón comenzó a acelerarse, lo de colarse a cogerle unos cuantos de galeones ya no le parecía tan buena idea como cuando se había despertado y desayunaba en la cocina. - Al toro por los cuernos-gruñó mientras seguía andando hacia delante, esta vez ya como una persona normal y con los zapatos puestos. Se colocó frente la puerta del despacho, a escasos metros de la del dormitorio de Anne y suspiro. Colocó la mano en el manillar, ya iba a abrir, estaba decidida, Mery no se pensaba las cosas dos veces pero se arrepintió. La quitó y se secó las manos en los pantalones. ¿Y ahora que le pasaba? Sus ojos giraron hasta la puerta del dormitorio de la matriarca. Claro, ¿y si estaba allí y la pillaba? la Gaunt juraría que un "te estaba buscando, mamá" no iba a funcionar. Suspiró y dio un par de pasos hasta la puerta de madera. Debía de ser precavida. "Toc, toc, toc" Sonó el golpe de los nudillos sobre la puerta. - ¿Mamá? -preguntó, rezando no tener ninguna respuesta. @
  22. Entró con aire de superioridad, posando las manos en las iniciales de la cochera del local y consiguiendo que así se abriera. Su capa se ondeaba con el aire y su velocidad, al igual que su melena suelta. Hacía demasiado tiempo que no iba al Elviris a tomar una copa, aunque siempre solía llevar compañía. Pero, ¿quién dijo que no iba a tener a nadie allí con ella? - ¡Zeta! -saludó con una sonrisa mientras se apoyaba en la barra con ambos brazos-. Que bien te veo, guapetón -le guiñó el ojo y miró unas mesas vacía a lo lejos, detrás de una columna y cerca de una mesa de billar-. Un vodka doble -sonrió y se marchó a la mesa que ya había echado el ojo. Se dejo caer con desgana, cruzó las piernas, sacó un cigarrillo del paquete y lo encendió. El humo comenzó a salir y flotar sobre la Gaunt, la cual comenzó a juguetear con el que anteriormente había absorbido. Unos aros, una cascada... El tiempo libre había conseguido que la pelirrosa aprendiera a hacer una selección de cosas con el humo muy entretenidas de ver. Con un ataque de tos fue como recibió su vodka. - Gracias Zeta, si necesito algo te llamo -lo despidió con la cabeza y cogió una servilleta del servilletero de la mesa, su varita y comenzó a escribir. Querida Junny: Se que te podrá sorprender esta nota, y más siendo tan cutre pero, creo que para tener una relación cordial en clases de Introducción deberíamos de conocernos algo más. Te espero en el Elviris Pub. Un saludo. Atte. Mery Gaunt Y una vez terminó, la hizo desaparecer. Y esperó pacientemente la aparición de la bruja mientras bebía tranquilamente su alcohol. @@Junnyco Wright
  23. Todo el mundo conocía el fanatismo hacia las fiestas y el alcohol que Mery tenía, siempre estaba pendiente de si algún evento surgía. Pues así había sido aquella vez, no sabía cómo se había enterado qué en un muelle de un pueblo, justo a la entrada de él puerto, en aquellos callejoncillos con olor a pescado, había una quedad ay fiesta que comenzaba en aquel mismo lugar y acababa en una party encima de un barco, con música, bailarines y mucho alcohol. ¿Cómo iba a perdérselo la pelirrosa? Se había tirado largar horas arreglándose, peinándose y maquillándose para así poder acabar con algún jovenzuelo de cena, llevaba sin probar sangre fresca el tiempo justo como para estar desesperada. Bikini negro y camisola de playa medio trasparente blanca, el pelo recogido en dos trenzas y unos tacones no demasiado altos en negro liso. La fiesta se había desmadrado, lo sabía porque había una pila de tres cadáveres en una esquina alejada del puerto, aunque se podía ver. La Gaunt se había pasado, una vez más, bebiendo. Pero aun así acabó sobre un barco, donde acabó bebiendo hasta el agua de los floreros. No sabía que más había pasado, pero tras una puerta encontró un bonito camarote, con chocolatinas. Encima de borracha, le daban chocolate y una gran cama cómoda. Si, se hinchó de comer y se tiró a la cama, estaba segura que la fiesta del barco acabaría pronto y llegarían al muelle. Así que allí se quedó dormida, ni más ni menos. ********** - ¡¡AAAHH!! –gritó cuando notó que alguien más reía y la hacía casi volar en la cama. Sus ojos se abrieron como dos platos, aunque no consiguió ver nada, claro, cuando llevas dios sabe cuántas horas dormido y te despiertas de tal manera lo último que haces es distinguir algo. Cuando cayó a la cama de nuevo su brazo ya había viajado a la mesita que había justo al lado de su cabeza y donde reposaba su varita. La agarró y viajó hacia donde la otra persona estaba-. ¡Maldito Ragnarok! ¡TE JURO QUE TE MATO! –gritó entre enfadada y divertida. Sus músculos casi al instante se relajaron y se dejó abrazar por su hermano mayor. Ahora la pregunta era saber cómo había acabado en el barco de la clase del libro de la sangre. - No quepo en mí del gozo –susurró de manera irónica mientras se levantaba de la cama y comenzaban a caminar por el barco. La verdad es que aquel sitio era bastante bonito, ya quisiera la Gaunt tener un barco la mitad de pequeño que aquel. ¡Tenía piscina y todo! Quiso irse hacía allí, ignorar la clase y reprobar de nuevo si hacía falta, pero deseaba con todas sus fuerzas investigar a fondo, al menos, la cubierta. Pero no, claro que no, ¿qué clase de directora, Nigromante y profesora sería si hiciera aquello? Se cruzó de brazos y observó cómo llegaba su otro compañero, pero su vista se desvió hacia el cainita y lo que su mano tenía. ¿Aquello era la daga del sacrificio esa? Su bello se erizó. - Oh no, OH NO –dijo alejándose un paso de él-. No se te ocurra hacer ninguna locura, no me hagas como la otra vez que te juro que te saco los ojos Hades –dijo alzando un dedo, amenazante. Miró al tal Lestat, ¿debería de presentarse ella? Mordió su labio inferior y suspiró, no quería ser desagradable, se estaba proponiendo cambiar y parecer una adulta hecha y derecha, pero era difícil cuando venía gente así, tan simpática, presentándose y sonriendo de oreja a oreja, ¡como si de verdad lo sintieran! - Gaunt, Mery Gaunt –sonrió de lado y pensó en estirar su mano para estrechársela, pero, ya se había excedido para ser ella, así que con aquello valdría. Y ahora que miraba la mochila del Myrddin, ¿dónde tenía ella sus cosas del libro de la sangre? Iba a abrir la boca cuando su elfina, Wina, apareció, dejó una mochila en los pies descalzos de la pelirrosa y con una reverencia desaparecía. Hades, éste chico iba a sacar loca a Mery si seguía así. - Gracias –le sonrió tímidamente y esperó a las indicaciones, aunque quizás debería de haber marcado al Ragnarok para que a ella no le hiciera nada. @@Lestat Rambaldi @@Hades Ragnarok
  24. http://i.imgur.com/z1byE.png Confederación Internacional de Magos, Sede Británica Cambio de Nacionalidad El Departamento de Cooperación Mágica Internacional certifica que Leah Ivashkov ha realizado el cambio de Nacionalidad, siendo rumana y no italiana. http://i.imgur.com/05vIo.png Atte. Mery Gaunt, Directora. Departamento de Cooperación Mágica Internacional
  25. A ver si tengo suerte y puedo cursar éste mes el librito, que solo hay un inscrito y puede ser aburrido para el pobre (? Sino nada, a Octubre xD Nick: Mery Gaunt Karkarov ID: 114956 Libro de Hechizos: Libro de la Sangre Justificante de compra del Libro (Link al post del Concilio de la bóveda trastero): http://www.harrylati...arov/?p=5085004 Rango Social: Dragones de Bronce Nivel de Magia: VII (7) Fecha aproximada de aprobación EXTASIS o de salida de la Academia (versión anterior): Diciembre del 2012 Link a la Bóveda: http://www.harrylati...gaunt-karkarov/ Link a la Ficha: http://www.harrylati...-anne-haughton/ @ @@Niko Uzumaki Aver si sois tan majos vosotros que me dejáis cursar este mes <3

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