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Mery Gaunt Karkarov

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Todo lo publicado por Mery Gaunt Karkarov

  1. Estaba merada, confundida, agotada. La pelirrosa no tenía fuerzas para abrir sus ojos, ni mucho menos que era lo que pasaba a su alrededor. Escuchaba voces, nada del otro mundo, a veces no podía distinguir ni si era una voz femenina o masculina, nada, lo suficiente como para saber que no se había desmayado, no había caído en esa inconsciencia que hacía a las personas dejar de sentir. Más voces, pasos cerca de ella. Algo pasaba pero nada, no lo quedaban fuerzas casi para abrir lo ojos, ¿qué le había pasado? Un golpe tan leve no podía causarle aquello, así que simplemente se dignó a saber que pasara lo que pasase ella iba a ser lo menos participe posible, lo sabía, lo tenía en cuenta, ¿cómo podía ayudar o hacer algo en una condición prácticamente vegetal? "Si no salgo por ti tú no vas por mí ¿cierto?" esa voz hizo que la agotada Gaunt sintiera alivio, al menos no iban a comersela por el momento, y sabía que Hades no le haría absolutamente nada estando en aquellas condiciones. Abrió la boca para hablar, pero nada, imposible, solo salieron de su garganta sonidos totalmente anormales, graves y sin significado alguno. Falta de alimento. ¿Cuanto llevaba sin toma una gota de sangre? Sin duda alguna era aquello, se sentía igual que la última vez, y si, ésta vez sería distinto, ¿de donde podía alimentarse sin morir? o mejor aún, ¿cómo iba a alimentarse sin ayuda alguna? Algo más estaba pasando, de repente se movía, ¿en el aire? Usó todas las fuerzas que pudo, cosa que la Nigromante notó cuando sus ojos se abrieron y la poca luz casi la ciega. Ahí estaba su hermanito, el Ragnarok la cargaba como a una cría pequeña, a caballito. El era vampiro, como ella, no pasaría nada si... Sus colmillos se estaban clavados en el hombro del cainita, pero no absorbió demasiada sangre, la justa como para mantenerse más despierta y activa que anteriormente. Las leyendas decían que podía envenenarse si se tomaba sangre de la misma raza, pero otras queno, quizás podía enloquecer o no pasarle nada. Le daba igual, ya podía mantener los ojos abiertos, suficiente. - Te odio Ragnarok -dijo la Gaunt mientras besaba la nuca del mortifago y dejaba caer la cabeza en su hombro, suspirando. Llegaron a donde el señor tenebroso solo sabe pero si, no era Legilimante ni nada por el estilo, pero la cara de Hades mostraba la misma incomodidad que ella había sentido. Demasiada calma. - Yo tengo una... -dijo en cuanto su hermano habló, pero allí había lobos, sangrientos. Se relamió al ver el líquido rojo. Puso la mano sobre el hombre mordido de Hades para marcarlo como el libro de la sangre decía, si, aquella vez se había estudiado los hechizos y poderes que tenía. No quedaba marca alguna, ¡NINGUNA! Saltó de la espalda del Ragnarok. Cuando calló en el suelo, un tanto inestable, miró su cuerpo sin parar hasta que la encontró, allí estaba la marca que tanto temía tener. Su brazo había sido marcado por Hades y, con lo cazurro que es su hermano, seguro que le había prohibido marcarlo y defenderlo. - Cabezota, ¡ERES UN MALDITO CABEZOTA! -gritó la Gaunt mientras salía corriendo, entre tambaleos, hacia uno de los lobos. "Orbis Bestiarum" pensó y al instante un anillo dorado rodeó al lobo, el cual se sentó, siendo ordenado a no moverse ni atacar a nada ni nadie. Un pequeño salto, eso fue lo único que la Nigromante necesitó para estar sobre el animal absorbiendo toda su sangre. Si no podía ordenar a su hermano que la ayudase, se tendría que buscar la vida por su misma. - Uno menos -dijo mientras se levantaba y relamía los labios, limpiando los restos de sangre, aunque más tarde su manó pasó por ahí, llevando lo que si sobraba y su lengua no había alcanzado. Miró a sus compañeros, ¿aquel era su empleado? Abrió sus ojos, ¿qué hacía allí? Negó con la cabeza, en verdad aquel chaval era uno de los más eficientes y agradables de su departamento, pero jamás admitiría aquello, aún estaba enfadada con el por ocultarle información. Y a unos metros de el, Cye. Recordaba haber ido a algún negocio suyo a ponerlo patas arriba y dejarle mensajes de advertencia por parte de la Marca Tenebrosa. Nada del otro mundo, lo que solían hacer con locales que no fueran de miembros del bando. Caminó hasta ella al ver su defensa contra el lobo. - Podría haber dejado que me lo comiera, aún tengo hambre -dijo viendo al mini lobo volar debido a la patada de la bruja. Colocó su mano en el hombro izquierdo de ésta-. ¿Todo bien, señora Lockhart? -dijo mientras sabía que ésta vez si había marcado. Le regaló una dulce sonrisa "y a partir de ahora, defiende a Hades como si te fuera la vida en ello" le ordenó. Había leido que, una vez que la marca estaba sellada, las órdenes podían llegar a ser telepáticas ya que las mentes se conectaban. Volvió hasta al lado de Hades y apoyó la cabeza en su brazo, casi a la altura del hombro. - ¿Por qué nunca me vas a dejar defenderte? -le preguntó mientras hacía un puchero-. Quería probar contigo los poderes nuevos del libro y no he podido -puso voz de niña pequeña y apretó la varita con fuerza, la cual había sacado hacía no demasiado rato-. Me aburro así -dijo, mordiendo su labio inferior para "evitar" los pucheros-. Confringo -dijo apuntando a una roca al lado de un grupo de animales. Y explotó cuando el rayo llegó hasta ésta. Y los animales por consecuente, salieron volando por dicha explosión. @ @@Adrian Wild @@Hades Ragnarok
  2. - Wina, que conste que no me apetece ir a ésa clase -dijo refunfuñando Mery mientras negaba coger el libro de hechizos-. ¡Qué no me gusta hacer duelos! -gritó frustrada mientras hacía pucheros y se abrazaba a sus rodillas, escondiendo su cabeza entre ambas. Si no le gustaban los duelos, ¿para que participaba en aquellos libros de poderes? Simple, quería tener más poder y matar a más odefos. - Vamos señorita Gaunt, no se comporte como una niña pequeña y vaya ya a la clase -dijo la elfina, extendiendo el libro con el sobre traslador que le había llegado hacía bastante poco tiempo. - Ogg, dale a Shiro a Edward, anda en el patio trasero con Zeff, creo -dijo encogiéndose de hombros y levantándose de la cama. Sus vaqueros negros volvieron a su posición original, pegados a las piernas, su blusa blanca dejó de estar arrugada para caer por sus curvas totalmente lisa. Caminó despacio hasta el escritorio donde su elfina había dejado las cosas para su clase, incluida su varita. - Vamos a ello -dijo y abrió el sobre donde le indicaba que sería un traslador y que su profesor sería Hades-. Espera, ¿mi Ragnarok? -dijo en voz alta pero desapareció de su habitación. Como era habitual en la Gaunt, en cuanto sus pies tocaron suelo, bastante frío debido a que iba descalza, cayó de culo y se le cayeron todas las cosas que llevaba en brazos. Se rascó la cabeza con los ojos bien cerrados, seguro que Hades la había llevado a aquel lugar para tenerla todo el tiempo estresada y molestandola con facilidad. ¡Con lo que la Gaunt odiaba los bosques con bichos! - Maldición -gruñó mientras se limpiaba el trasero tras levantarse y coger su libro y varita del suelo. Alzó la vista, oscuridad, oscuridad y más oscuridad, un gran agujero negro-. Lumos -susurró. Una figura negra, eso fue lo primero que vio antes de ahogar un grito y echarse hacia atrás de un salto. Luego, una figura familiar. ¿Y donde estaba Hades? Se preguntó mientras se giraba en busca de su hermano. No estaba. Negó con la cabeza y recordó que siempre iba a su espalda a hacerle cosquillas y despeinarla. Pero aquella vez no iba a ser así. Salió corriendo al encontrar un árbol de ramas gruesas y grandes, perfecto para escalarlo. Un pie, luego otro, una mano, la otra. La cosa parecía fácil hasta que un crujido hizo que Mery se sobresaltara, se soltara de la rama y cayera de espaldas al suelo, golpeándose la cabeza y quedándose mareada, tirada y mirando hacia el cielo lleno de estrellas.
  3. ¿Qué hacía allí? Mery tenía en su propiedad dos hermosos negocios donde pasar el rato, donde comer pasteles, beber, fumar, emborracharse hasta caer redonda al suelo. ¿Qué hacía en un locas llamado La Mazmorra? Si, sabía que su cabeza iba y venía a veces y le hacían hacer cosas que nunca entendía demasiado bien. Encendió un cigarrillo mientras miraba en que lugar sentarse y rogar una buena copa de vodka, del buen vodka, ese que quemaba la traquea en su recorrido y hacía que el estómago rugiera pidiendo más. Alzó su vista, allí, en la esquina, escondida de las vistas curiosas, era perfecto, mejor que cualquier otro sitio, no quería que la gente la mirara raro, ni la señalaran, menos aún dijeran algo de ella. Un escalofrío recorrió su espalda y, ¡PUM! ¿Qué demonios había pasado? Justo en ese mismo instante, cuando había dado un paso para dirigirse hacía la mesa, alguien había chocado con ella y la estaba sujetando para no caer de bruces al suelo. Abrió sus ojos y se incorporó rápidamente, asustada, alarmada, enfadada. Sobre todo éso último, el humor de la Gaunt no era demasiado bueno. - ¿Qué haga qué? -preguntó casi en un alarido, desagradable, borde, distante-. ¿Sabes lo importante que es mi vida?, ¿qué hubiera pasado si me hubiera roto un hueso? -dijo poniendo una mano en su pecho-. No solo tendría que haber ido a San Mungo, sino que mi trabajo en el Miniterio, mi departamento, mis empleados... Pobre gente, ¿qué harían si su directora? -estaba indignada, si, sobre todo eso-. ¿Y para qué tienes los ojos en la cara?, que yo sepa el Señor Tene... Dios sabe quien, los puso para que miráramos por donde vamos pero, o claro... -dijo mirando el aparato en el suelo-. Ese cacharro muggle es mucho más importante que la vida de los demás habitantes de Londres -hizo un aspaviento con las manos y suspiró con fuerza-. Más te vale tener más cuidado la próxima vez, jovencita -entrecerró los ojos y la miró de cerca-. Tu no eres británica, ¿a qué no? -dijo como si hubiese descubierto el mundo-. Ven ven, vamos a tomarnos algo juntas -dijo ya interesada por saber la procedencia de la despistada chica y saber si era una inmigrante legar o no-. Pero invitas tu -dijo en voz alta mientras caminaba hacia la mesa que anteriormente se había fijado. @
  4. Sentía como una mirada se clavaba en su cabeza, atravesaba su capa y se centraba justamente en ella, su pelo rosa su piel blanca, sus ojos grises... Era incómodo, muy incómodo para la pelirrosa, aunque todo lo que fuera no estar en su hábitat natural y llevar las riendas de la situación hacía que Mery se incomodara. Escuchó los pasos acercarse y agachó más la cabeza para así evitar un contacto directo visual pero Vladimir ya sabía que era ella, ¿cómo no iba a saberlo? Se conocían de hacía muchos años atrás y, si no sabía que era ella, al menos lo tenía que medio sospechar. Ningún ser normal entraba en un local y evitaba hablar y mirar al único presente. Claro, ella no era normal. La voz, un tanto irónica del Karkarov hizo que la chica se sobresaltara. ¿No tenía otra manera de saludo que recordar la última pelea y vez que se vieron? Rodó los ojos de manera invisible para el chicos y soltó una pequeña risa, ¿podría asustarlo un poco? Quizás así se podía romper el hielo. - Me quedé a mitad la otra vez, ¿no? -dijo mientras sacaba la varita del bolsillo de su túnica y se quitaba la capucha-. Creo que me quedé a medias de explotar las copas y botellas -le sonrió mientras movía la varita enseñándosela. Aceptó de muy buen agrado el vodka, al cual le dio un trago largo y despacio. Adoraba aquella bebida. ¿Qué tendría que la hiciera especial de las demás? La gente solía beber Whisky, Ron, Ginebra... Pero donde se pusiera un buen vodka, que lo demás se quitara. Y Vladimir lo sabía, conocía a la perfección la adicción a ese licor de la Gaunt. Y se lo agradeció con la mirada. - ¿Cómo sabes lo de la caída? -preguntó la Nigromante soltando la jarra en la barra-. Y yo que pensaba que había sido silenciosa -suspiró resignada y negó con la cabeza-. Que pasa, ¿no puedo venir a visitar a un amigo? -dijo torciendo una sonrisa-. Te echaba de menos, aunque siempre que nos veamos acabemos matándonos -soltó una carcajada-. ¿Cómo te va la vida? @@Vladimir Karkarov
  5. - Cuanto tiempo Mery -sonrió Zeta mientras llenaba la jarra de cerveza-. Anne no está, pero seguro que vendrá pronto, no me puede tener abandonado por mucho tiempo más -bromeó y le entregó la bebida a la pelirrosa. - ¿Tienes Anne dependencia? -soltó una carcajada y le dio un trago al líquido amarillo y espumoso, delicioso. Y la puerta de entrada se abrió-. Mira Zeta, hablando de la reina de Roma -dijo mirando a Anne e ignorando que su pequeño hijo andaba feliz detrás de ella. Volvió a darle otro trago a la cerveza y observó como ésta preparaba, a parte de una cerveza para ella, un batido de chocolate. ¿Para que quería su madre un batido?, ¿lo mezclaría con la cerveza?, ¿quizás le echaría ginebra? Estaba totalmente alucinada hasta que lo vio, para no ver esa miniatura de cabello rubio. Se tapó la boca con ambas manos, no sabía si reír o llorar, aunque salir corriendo era la opción que más le llamaba la atención, es decir, su madre se había encontrado al desaparecido de Edward, el cual Mery había olvidado en cuanto había entrado al Elviris. Tragó un nudo. - Todo bien Anne, todo bien -dijo intentando olvidar el regaño o paliza que vendría tarde o temprano-. Vaya, has encontrado a Edward, dijo que iría a buscarte, mi pequeño es maravilloso, eh -dijo quitando la mirada de la de su madre y dándole un trago a la cerveza. No se le ocurría nada más que decir-. ¿Y tu que tal? -le sonrió falsamente. - Yo creo que me voy a ir al almacén a mirar si está todo en orden, Anne -soltó Zeta, y ni corto ni perezoso se fue. ¡SE FUE! Mery lo fulminó con la mirada, acababa de dejarla sola justo con el demonio en mujer. Suspiró. @
  6. Tras varios meses de investigación Mery había conseguido localizar a Vladimir, antiguo gran amigo y bueno, quizás algo más. Llevaba sin saber de él el tiempo suficiente como para saber que debía de buscarlo y charlar levemente, aunque aquello siempre acababa en discusiones. Le daba igual, no solía poder vivir sin gente tan apegada a ella como lo era el joven. Se colocó sus botas altas negras de tacón y su túnica con capucha ancha para tapar así su rostro y cabellera lo máximo posible, no es que hubiera muchas brujas con el pelo tan largo y rosa como ella lo tenía así que, con una trenza que llegaba hasta su trasero y la capucha eso podría disimularlo fácilmente y, su cara, por un momento había pensado tomar una poción multijugos, pero decidió quedarse tal cual era. - ¿Estoy lista? -preguntó para si misma mientras agarraba su varita con la diestra. Asintió y desapareció. Se había estudiado la localización del local casi a la perfección, tanto que apareció justo en el bordillo de la entrada y, suerte suya, cayó de suelo al suelo del callejón. Por suerte para ella había caído hacía atrás y no hacia delante, lo cual hubiera supuesto entrar al negocio y estrellarse contra el suelo de cara. Se levantó entre gruñidos y sacudidas a su túnica para limpiar el polvo y ésta vez ya si, con la cabeza baja, entró en el local. No miró a ningún lado, simplemente localizó la barra y fue hasta allí, se sentó en un taburete y se mantuvo en silencio. @@Vladimir Karkarov
  7. http://oi66.tinypic.com/29zbhfk.jpg ¿Por qué siempre se veía envuelta en aquellos fregados? Si, sabía que ser directora era eso, estar en cualquier pedido de tramite privado para que así los Warloks o el Señor Tenebroso sabe quien tuviera constancia de la validez de aquellos pero, ¿por qué siempre con Orión? Vale, era un gran Jefe de Oficina, uno de los más aplicados empleados que había tenido, pero no podía aguantarlo. Y sin embargo allí se encontraba Mery, frente al espejo de su habitación viendo como le quedaba la nueva túnica negra que se había comprado con bordados en los bordes en todo esmeralda y casi preparada para aguantar al endemoniado del Yaxley. - Bien, Zeff, cuida de Edward que yo voy a trabajar -dijo mientras besaba la cabeza de su pequeño hijo, el cual dormía plácidamente estirado en la cama de la pelirrosa-. Prometo no tardar -susurró y desapareció del lugar. El Callejón Diagón se encontraba menos transitado de lo normal, aunque viendo la temperatura y tiempo que hacía era normal, el cielo gris y las altas posibilidades de chubasco invitaban a quedarse en casa y no ha ir a aprobar trámites privados, pero claro, ella era especial. Shadowhunters. El letrero del local se encontrabaja justo a la izquierda de la chica así que, cuando giró su cuerpo encontró al maravilloso de Orión asomado a la puerta. - Genial... -susurró y justo en ese momento comenzó a llover. Vaya la suerte estaba de su lado, sin duda alguna. Resignada, subió el escalón y empujó al Yaxley al interior del local. ¿Y por qué su empleado tenía la varita en mano? Arrugó su frente pero no dejó de empujar hasta que se encontró resguardada de la lluvia. Respiró y casi por instinto se agachó hasta su tobillo derecho, de donde sacó su varita y también la agarró. - ¿Qué sucede, señor Yaxley? -preguntó enarcando una ceja-. ¿Aún no apareció nadie para atendernos? -refunfuñó mirando a su alrededor.
  8. Nick: Mery Gaunt Karkarov ID: 114956 Libro de Hechizos: Libro de la Sangre Justificante de compra del Libro (Link al post del Concilio de la bóveda trastero): http://www.harrylatino.org/topic/108518-boveda-trastero-de-mery-gaunt-karkarov/?p=5085004 Rango Social: Dragones de Bronce Nivel de Magia: VII (7) Fecha aproximada de aprobación EXTASIS o de salida de la Academia (versión anterior): Diciembre del 2012 Link a la Bóveda: http://www.harrylatino.org/topic/98807-boveda-de-mery-gaunt-karkarov/ Link a la Ficha: http://www.harrylatino.org/topic/98518-ficha-de-mery-anne-haughton/
  9. Observar como Ishaya hacía apuntes en un papelito hacía que la pelirrosa quisiera saltar sobre el y observar cada letra y número que ponía, cada suma y cada resta, si es que hacía algo de eso, claro. A su vez, en su mente, comenzó a hacer el cálculo que le había mandado a Ishaya, apoyándose en sus dedos. Cuando el resultado que Ishaya le había dado no era el mismo que el de Mery, ella abrió sus ojos y, haciendo aparecer un papel y una pluma, comenzó a hacer las cuentas a la vez que escuchaba lo que su alumno decía sobre el número 2, lo cual estaba todo bien excepto por el hecho de que no era el número que representaba a Mery, al menos no en el número de carácter. - Estupendo Ishaya, una definición perfecta del número dos -dijo sonriendo y terminando de anotar unas cuentas en el papel-. Pero... mira bien -extendió el pequeño pergamino. - ¿Ves? -dijo con una leve sonrisa-. Aquí encontramos la tabla de la que te comenté anteriormente, los nueve números principales se asignan al abecedario, en orden alfabético -dijo mientras señalaba la primera parte del papel-. A continuación está mi nombre con las asignaciones numéricas -señaló esa parte-. sumamos todo debido a que el número del carácter es así, sumando todos los números, tanto asignaciones de vocales como de consonantes, y llegamos a un número simple -señaló el final-. ¿lo entiendes ahora? -le sonrió y miró con cariño-. Venga, dime cual es el significado del número 7, y vuelve a intentar sacar, con mi nombre, el número del corazón, sumando solamente los números de asignaciones a vocales -le hizo una señal con la mano para que siguiera con la tarea. @ Zamolódchikova
  10. -Miércoles, ya he perdido a Edward de nuevo -gruñó Mery mientras daba zancadas en mitad del Callejón Diagón, observando cada callejuela por si veía a un pequeño niño correteando o gateando cuesta abajo, incluso podría ir rodando, que como hubiera salido a su madre seguro que es última opción era la correcta. Pasó por delante de un local que parecía una cochera sin puertas. ¿Qué clase de sitio era ese? Menuda gente más rara la que llegara a... Dio unos pasos atrás y observó fijamente el nombre del local. "Elviris Pub" Golpeó su frente con una de sus manos y suspiró, cuanto menos debería de reconocer uno de sus negocios, pero llevaba tanto tiempo sin ir... Colocó su mano en la E y en la P, las iniciales de cada palabra, y la puerta apareció. Sonrió de lado, aquello que había pasado, justo lo de olvidar su local, nadie debía de saberlo. - Zeeetaaaa -gritó justo cuando entró en el local y lo vio tras la barra-. ¿Cómo estás guapetón? -se sentó de un salto en el taburete y le sonrió-. ¿A que me pones una cerveza bien fresquita? -carraspeó un poco y crujió su espalda-. Por cierto, ¿donde está la mujer que me dio la vida? -comentó. Llevaba mucho tiempo sin ver a Anne, y mira que vivían en el mismo castillo. Aunque, claro, llevaba sin pisar el castillo Gaunt una buena temporada. Y entre unas cosas y otras, olvidó que su hijo había desaparecido en medio Callejón Diagón. @
  11. Observó a Ishaya hablar sobre algunas cosas, pero en su cabeza solamente resonaba la primera frase, y era un Muy bien que hacía sentir más tranquila y relajada, ni que decir de la felicidad y emoción que corría por todo su cuerpo, tanto que, sin quererlo, gritó en medio de la conferencia, tan chillido que sintió como sus mejillas se enrojecían, y eso que la sangre no es que fuera algo que recorriera su cuerpo demasiado. - ¡TOMA YA! -fue lo que se escuchó por toda la conferencia, acompañado de un salto de la silla donde estaba sentada. Al instante, sus manos taparon su boca, asustada y avergonzada. Seguro que su profesor le regañaría y quizás le suspendiera el conocimiento. Aunque habiendo leído las manos bien, no debería ser ético suspenderla. Se volvió a sentar, agachando su cabeza y haciendo que sus cabellos rosas taparan su cara lanzó un largo suspiro lo más silencioso posible y hasta que la voz del conferenciante no volvió a sonar, no alzó su mirada. - Lo siento... -susurró en dirección a su compañero de bando-. Es que la emoción pudo conmigo -se encogió de hombros y puso cara de niña buena-. No había llegado a pensar que podría acertar a la primera una lectura de manos, aunque seguro que no ha sido muy específica -enseñó levemente los dientes en una sonrisa. Volvió a mirar hacia la conferencia, donde algunas personas seguían mirando de vez en cuando en su dirección. Tragó un nudo y prestó atención a las palabras que salían por la boca de un señor, bastante sabio le pareció a Mery. - Así que una vez descubra mi ojo interior, puedo entrenarlo y ejercitarlo hasta tal punto que pueda manejar el tema de la adivinación lo mejor posible... -dijo casi para si misma mientras agarraba las cartas que le había dado. ¿Qué quería ahora, echar un tute?, ¿quizás una brisca? Frunció el entrecejo mientras las miraba y observaba que no eran unas cartas de poker ni españolas. Suspiró casi aliviada, era muy mala en esos juegos. - Pues, una lectura del tarot... Empezará con tener unas cartas originales -dijo alzando su baraja y sonriendo-. Y supongo, y esto te prometo que te lo voy a decir sin leer ni saber nada del tema, que tendremos que barajarlas, colocarlas sobre la mesa en alguna posición que desconozco, preguntar, porque claro el tarot sirve para responder preguntas y eso, ¿no? -soltó una pequeña risita y continuó-. y luego, pues supongo que elegir una carta, darle la vuelta, y como quien eche las cartas debe de saber su significado, pues lee -sintió que todo lo que dijo era una gran tontería, ero, ¿qué más daba? Lo importante era aprender. @ Zamolódchikova
  12. http://i.imgur.com/z1byE.png Confederación Internacional de Magos, Sede Británica Registro de Inmigrantes El Departamento de Cooperación Mágica Internacional certifica que Eobard Thawne ha realizado su registro de inmigración y ha sido aceptado, manteniendo constancia de que el susodicho/a es de nacionalidad Estadounidense y reside actualmente en Inglaterra. http://i.imgur.com/05vIo.png Atte. Mery Gaunt Departamento de Cooperación Mágica Internacional
  13. Planilla de Compra​s Normales para Personajes: ID: 114956 Nick Mery Gaunt Karkarov Link a la Bóveda Trastero: http://www.harrylatino.org/index.php?showtopic=108518 Link a la Bóveda de la cual se hará el descuento: http://www.harrylatino.org/index.php?showtopic=98807 Fecha: 2017-07-05 Objeto: Set de Quidditch Puntos: 80p Precio: 4000G Objeto: Águila de la Sabiduría Puntos: 80p Precio: 4000G Total de puntos: 160p Total de Galeones: 8000G
  14. Planilla de compra: ID: 114956 Nick: Mery Gaunt Karkarov Link a la Bóveda Trastero: http://www.harrylatino.org/index.php?showtopic=108518 Link a la Bóveda de la cual se hará el descuento: http://www.harrylatino.org/index.php?showtopic=98807 Nivel Mágico: VII Fecha: 2017-07-05 Nombre del producto: Libro de la Sangre Consumible o Libro de Hechizo: Libro de Hechizo Nivel (del libro): 7 Precio: 7.000 G Precio total: 7.000 G
  15. Escuchó con curiosidad sus palabras, la pelirrosa sentía que algo bueno tenía Ishaya para aquel conocimiento, para aquella rama de la adivinación y probabilidad. Aquello era impresionante, adoraba verlo interesado en la materia pero a la vez en su pequeño mundo. Miró de reojo a Sagitas hablar tranquilamente con Cissy. ¿Qué tendría de especial la clase de Estudios Muggles? Siempre había gente cursando ese conocimiento, y tampoco es que estudiar a esos seres tan sumamente inútiles fuera algo demasiado interesante. Se mordió el labio inferior y suspiró levemente, tendría que plantearse con alguien ir a aquella clase, así podría pasar tiempo con Sagitas, y también se quitaba de en medio ese conocimiento. - Bien, veo que te interesa el conocimiento por algo más que por quitarlo de en medio -soltó una pequeña carcajada y negó con la cabeza-. Bueno, hagamos una cosa... Como has leído, supongo que no te tengo que explicar mucha cosa... La Aritmancia se basa, en las personas, en ver su número del corazón, social y del carácter... Para la Aritmancia se usan los nueve números simples y únicos, el 0 no cuenta -mordió su labio, debía de haber traido los apuntes que tenía del conocimientos para que ahora no fuera dando saltos en la breve explicación-. Bueno, que eso, la Aritmancia se basa, levemente, en conocer más a una persona y ver las probabilidades de futuro -sonrió enseñando los dientes. Sacó su varita para, después,hacer aparecer un pequeño libro, tamaño cuartilla y fnito, con la tabla de equivalencias de números y letras y los significados de los números. - Con el conocimiento básico que tienes y lo que el libro te aporta, quiero que con mi nombre completo, Mery Gaunt, saques mi número del carácter -cruzó sus piernas como si fuera un indio y observó al mortífago-. Venga venga, que solo tienes que sumar numeritos hasta llegar a uno simple -dio unas palmaditas tanto de emoción como para que espabilara y alzó su vista a las estrellas. @ Zamolódchikova
  16. Asintió mientras observaba como la pequeña conferencia comenzaba. Algunas miradas se clavaban en Ishaya y Mery, quizás porque hablaban más fuerte de la cuenta o simplemente por ser personas cotillas. Negó con una pequeña sonrisa en el rostro mientras volvía a mirar a su profesor de Adivinación. - Todavía no tengo muy claro como es eso de controlar lo del ojo interno, pero vaya, que supongo que todo será cuestión de práctica -susurró mientas se encogía de hombros y suspiraba con fuerza, sientiendose demasiado resignada e inútil para sacar ese conocimiento. Sonrió de oreja a oreja cuando un libro, no demasiado grande, le fue entregado a la pelirrosa. No sabía si se lo estaba prestando o regalando, pero le importaba poco, quizás más adelante podría ir a una librería para comprar uno parecido. Abrió el libro por la primera página y arrugó la frente, ¿desde cuando las manos tenían tantas arrugas que significaban una cosa u otra? Estiró su mano y la observó, notandola casi totalmente libre de arrugas. Gruñó y volvió su vista al libro. Cuatro lineas principales, mano derecha u izquierda... - Jo.der, pues si que tiene cosas una mano... -refunfuñó mientras acababa escogiendo la mano derecha ya que en el hombre esa mano, la dominante, es el cúmulo de cosas que le han pasado en la vida y que muestran un futuro. Agarró con decisión la mano de Ishaya y comenzó a observarla, empezando a notar como algunas lineas aparecían. Miró el libro y encontró que había cuatro arrugas importantes: La del corazón, la de la fortuna, la de la cabeza y la de la vida. Volvió a mirar en la mano, encontrando las tres horizontales y otra vertical. - Bien, empezaremos por la linea del corazón... -dijo casi para si misma mientras la trazaba en la mano del profesor lentamente y leía el libro-. Larga y curva, desde el dedo índice hasta el final, lo que significa que expresas tus sentimientos con facilidad -dijo aquellas palabras mirando fijamente a los ojos de Ishaya-. Si seguimos por la línea de la cabeza... -volvió a mirar el libro para ver que era la linea central y horizontal, giró su mirada a la mano, la trazó con el dedo, volvió al libro-. Profunda y alargada, conectada a la línea de la vida... Tienes las ideas claras, eres decidido... -se rascó la frente y volvió a mirar el libro, ahora tocaba la línea de la vida-. Aquí, en la de la vida, tienes muchas líneas -abrió sus ojos, cansada-. eso significa que tienes mucha vitalidad, como si fueras un gato y tuvieras muchas vidas... -sonrió y soltó una pequeña carcajada-. Y por último tenemos la línea de la fortuna, la cual tienes cambios de dirección e interrupciones, así que tendrás muchos cambios de vida debido a agentes externos -cerró el libro de golpe y observó al mortífago, esperando a que le dijera que se lo había inventado todo. @ Zamolódchikova
  17. Mira que ella no era una persona de viajar demasiado por temas de estudios, al contrario, prefería viajar para olvidarse de los problemas y para relajarse más de lo relajada que estaba ya, últimamente no hacía lo más mínimo ni en el ministerio ni en ningún lado, debía de ser sincera y admitir que no movía un dedo ni para rascarse la mejilla. Seguía a su profesor, Ishaya, por todos los lados en los que se metía. Atravesaba las puertas que el atravesaba, asentía si el afirmaba algo o negaba si éste también lo hacía, podría decirse que era un completa sombra de el chico, el cual también era un compañero de bando, u muy buen compañero, para ser concretos. - ¿Ojo interno?, ¿qué? -susurró Mery mientras arrugaba la frente y refunfuñaba por no enterarse de nada. Miró al palco donde acababan de llegar y de colocar su trasero encima de una silla, bastante cómoda. Giró su cara hacía Ishaya y se le quedó observando mientras el hablaba con emoción y le hacia una serie de preguntas que, por una parte le parecían aburridas pero, que por otra, le encontraba todo el sentido del mundo, ella misma lo hacía en sus clases de Aritmancia. - Pues, ya me conoces, aunque sea poco, así que... He escogido éste conocimiento porque creo que será un paso más para completar mi habilidad adivinatoria, que creo que servirá para complementar curiosidad e interés por saber que tal me irá la vida -se encogió de hombros-. Solo creo que puedo llegar a ser buena en éste ámbito de la magia,¿no crees? -sonrió enseñando los dientes. @ Zamolódchikova
  18. Mery amaba ver la cara de sorpresa y descomposición de sus alumnos cuando tocaban la piedrecita traslador, sentía como si tal cual aparecieran era la manera exacta de su forma de ser y, una vez los iba conociendo se afirmaba. Algunos aparecían en pijama, otros sin ninguna ropa, y, los demás solían aparecer casi preparados para la clase. Ésos últimos solían ser o los más interesantes o los que vivían aburridos metidos en su trabajo y su casa, sin aventuras y sin nada apasionante que descubrir por la Aritmancia ni por nada del estilo. - Y eso que solo has visto el principio… -sonrió la pelirrosa y se levantó de un salto, limpiando su trasero de la tierra y de las hojas que se le habían pegado. Un grito proveniente de la lejanía hizo que la chica abriera sus ojos y mirara directamente hacia allí donde una mata de pelo violeta corría colina abajo detrás de algo que seguramente había lanzado. Refunfuñó y rodó sus ojos sabiendo que aquella persona era Sagitas. ¿Por qué? Primero de todo es que solo conocía a una persona con aquel color de cabello. De segundo es que pocas personas había tan torpes como para lanzar un cacharro colina abajo. Y por último, simple intuición, quizás eran las estrellas, quizás simplemente el grito, pero no podía ser otra persona. Aguantó una pequeña risa al ver como la jadeante Sagitas ya saludaba a Ishaya, que, sin duda alguna, estaba tan entretenido por ver así a la pelivioleta. Negó con una pequeña sonrisa mientras la veía explicar que por culpa de unos muggles no podía usar la magia. ¿Qué problema había con que vieran un catalejo desaparecer de aquel sitio? - Sagitas, no es por cotillear ni nada… -dijo Mery saliendo de sus pensamientos y su mundo paralelo-. ¿Qué haces aquí? –dio un paso adelante y sonrió de lado-. No es que no me agrade verte, sino que… No veo yo que seas una persona muy apta para dar paseos por las colinas sin caerte tu o tirar las cosas –torció una pequeña sonrisa y alzó la mano en forma de despedida-. Espero que nos veamos más a menudo –y rezó por que no fastidiara demasiado su clase. Caminó un poco más lejos, hacia un terreno rodeado de árboles donde si por casualidad los muggles que había a lo lejos llegaban, no los vieran con facilidad, aunque volvía a parecerle una tontería debido a que simplemente se les podía borrar la memoria, torturarlos hasta dejarlos trastornados o incluso matarlos. Sonrió de lado y miró a Ishaya. - Bien, primero de todo… Bienvenido a la clase de Aritmancia –sonrió y volvió a sentarse en el suelo-. Ante todo, quiero decirte que es la primera vez que impartiré clase de ésta manera, pero creo que te gustará más que el anterior método –apoyó su cuerpo en sus brazos, los cuales se colocaban estirados tras sí espalda-. Y, antes de comenzar con lo interesante… Cuéntame, ¿por qué escogiste este conocimiento? –y se quedó en completo silencio, esperando que no dijera que era por comenzar a terminar los conocimientos que le faltaban y menos interesaban. @ Zamolódchikova
  19. Y sabiendo de sobra que debía de dar clase en el mes de Junio, Mery decidió hacer un cambio completo en su manera de dar la clase de Aritmancia, no más nombres y predicciones personales, demasiados meses haciendo lo mismo. Sonrió mientras se ataba los cordones de la deportiva que le faltaba. Había mirado quien iba a ser su alumno, lo cual no era habitual en ella ya que le gustaba la incertidumbre de quien aparecería. Pero no, para aquella clase todo iba a ser distinto tanto para ella como para su alumno, @ Zamolódchikova. Justo al atardecer la pelirrosa tomó una pequeña piedra de color verde oscuro y la guardó en el bolsillo del pantalón antes de colocarse una chaqueta negra y desaparecer de la habitación del castillo Gaunt. El aire golpeó a la Nigromante, descolocando su cabello y haciendo que sonriera de oreja a oreja. Se encontraba en la cima de la colina Primrose Hill para así poder hablar sobre los números y la relación que tienen con las estrellas, planetas y toda la naturaleza. Se sentó en el suelo cruzando sus piernas como los indios y sacó la piedrecita que anteriormente había guardado en su bolsillo. Ésta actuaría como traslador para Yekaterina, no quería mandare un sobre y que tuviera que andar hasta allí, la verdad es que parecía ser bastante agotador tanto camino. Cerró su mano en un puño con la piedra dentro y ésta al instante desapareció. Ahora solo le quedaba esperar a que su alumno apareciera y comenzaran a observar las estrellas o, a las malas, dormirse al aire libre, lo cual no era una mala opción.
  20. La decisión con que Leah avanzó a la pizarra fue totalmente admirable de ver, por primera vez en mucho tiempo había una persona cursando Aritmancia que si que quería hacerlo por gusto y no por poder. Sonrió de lado y maldijo en su interior no poder ser legilimante y saber que pensaba su compañera de bando, seguramente sería interesante. - Veamos... -dijo mientras escuchaba las palabras de Leah y observaba la tabla. Ésta estaba perfectamente organizada y hecha, cosa que sumaría bastante puntuación en la nota final y, además de eso, la pregunta que recién acababa de hacer Leah sorprendió a la pelirrosa. Aquello iba a ser otro maravilloso punto para la nota final. - Primero de todo debo darte la enhorabuena por la tabla, muy bien hecha -golpeó su espalda con suavidad y la miró fijamente-. Para buscar la precisión en cuanto a una probabilidad debemos usar ésta tabla, y no porque acabe en par, al contrario, el número 8 no es uno de los números que tenemos, sino porque hay letras como por ejemplo la Ñ, la SH, la LL o más combinaciones de las cuales siempre se toma la primera, en el caso de la Ñ contaríamos como si fuera una simple N -comentó tranquilamente-. Así que justo tenemos que usar éste alfabeto para la mayor probabilidad -sonrió y observó de fondo a Nathaniel. Sus ojos se entornaron, arrugó los labios y suspiró resignada, la Marca estaba predestinada a tener toda clase de personas útiles o inútiles. - Venga Leah, saca el número de Nathaniel y veamos que podemos decir de el y de sus probabilidades de aprobar Encantamientos -soltó una pequeña carcajada al vez la piña y se concentró de nuevo en Leah. @
  21. "Ojo interior..." Si algo había entendido de todo lo que su profesora Leah había dicho era eso, algo que se supone que ella tenía pero que no sabía de su existencia y que debía de encontrarlo. ¿Qué leches hablaba Leah? Suspiró, frunció el ceño y solamente miró como una pequeña nube se movía en el interior de la bola de cristal y, aunque el péndulo le parecía un objeto maravilloso y digno de descubrir, parecía ser que aquella bola era lo que más se iba a ceñir a ella y, por cada milésima de segundo que pasaba, parecía que la llamaba a algo. - ¿Quiero ver algo? -susurró la Nigromante. Podría decirse que aquella pregunta estaba dirigida a si misma en vez de a su profesora, quizás era así-. Está bien... -susurró relamiendo sus labios y respirando profundamente. Sus manos se estiraron levemente y justo cuando rozaron sus yemas de los dedos en la bola cerró los ojos. Fue apoyando lentamente las manos hasta que sintió que debía de abrir los ojos, lo cual fue más tiempo de lo que ella había creído. Sus pupilas se clavaron en el centro de la bola, entre sus manos. Mery mentiría si dijera que no había visto nada, también lo haría si dijera que lo había visto todo. Solamente dijo un brinco sobre si misma, un pequeño chillido y apartó las manos rápidamente. ¿Asustada? No, más bien sorprendida, entristecida quizás. - ¿Qué demonios acabo de ver, Leah? -dijo empujando la bola hacía la profesora y mirándola-. Dime, por favor, que las probabilidades de que la primera cosa que vemos aquí es falsa -suplicó. La imagen volvió a aparecer en su mente y, aunque no lo creía posible, su pequeño hijo Edward iba con la gente equivocada, rodeado de... Traidores. Un escalofrío recorrió su espalda y respiró aceleradamente, esperando alguna aportación de Leah, que la tranquilizara al menos. @
  22. La llegada de la Ivashkov fue rápida, sabía de sobra que podía confiar en su presencia para aquella clase, y también tenía claro que sería bastante divertido verla intentar predecir a base de sumas y restas que sucederá en cada estación del circuito, claro estaba que sería así ni se dignaban a empezar a hacerlos los de encantamientos. - Pues será compartida siempre y cuando Nathaniel y Aries lleven la clase bien -comentó Mery mientras hacía un giro de muñeca con la que mantenía la varita y un pizarrón de tamaño medio aparecía-. A unas malas, siempre podremos ver nuestros secretos más oscuros -le guiñó el ojo a Leah y se volvió hacia la pizarra. Llevaba dando Aritmancia ya cerca de medio año y, aun habiendo meses en los que había tenido complicaciones con los alumnos o incluso personales, no dejaría aquel conocimiento en manos de cualquier persona, y de todos los que habían pasado por delante suya como pupilos, nadie se podía considerar digno de tal puesto. Quizás ahora Leah diera la talla y la Nigromante quedaría tranquila si tuviera que desaparecer y dejar su clase a manos de otra persona. Hizo aparecer un pizarrón donde los números del uno al nueve aparecieron al instante. Aquella clase tendría bastante poca teoría, la centraría principalmente en una adivinación Aritmántica de como llevaría la clase el señor Malfoy, ya presente. - Bien, Leah… Como ya sabes, la Aritmancia es una manera de predecir el futuro y las probabilidades a raíz de los números –hablaba sin mirar a su alumna más sabía que estaba prestando atención-. Cada letra del abecedario tiene un número simple asignado, con lo cual habrá que repetir valores para algunas letras –ahora si giró su cabeza para hacer una pequeña indicación a la Ivashkov de que avanzada hacia la pizarra-. Para sacar la tabla solo necesitarás saber que deberás asignar una letra a cada número de manera alfabética y que, cuando llegues al nueve, vuelves al uno –se encogió de hombros y le dejó total libertad a su pupila.
  23. Tras recibir aquella lechuza, Mery releyó cientos de veces las palabras que había escritas en ese pedazo de pergamino. Miró hacia el techo de su habitación mientras recapacitaba de lo que iba a hacer, ¿de verdad estaba dispuesta a aprender adivinación? Su corazón se aceleraba cada vez que lo imaginaba pero, sin embargo, los números le indicaban que iría a aquella clase y lo sacaría, ¿por qué sino iba a inscribirse ella en un conocimiento así? Saltó de la cama una vez decidió que debía de hacer caso a las predicciones aritmánticas, sabía de sobra que aquello fallaba poco, tanto que faltar a esa clase supondría un cambio en el futuro tan horrendo que ni quería imaginarlo ni intentar calcularlo. Su túnica negra, su varita y unos cuantos libros sobre adivinación y la unión con la Aritmancia, no necesitaba absolutamente nada más, sabía que era capaz de sacar aquel conocimiento, e incluso sabía que podía ser bastante buena en el ámbito. Desapareció del castillo Gaunt con aquel pellizco característico de la aparición, cosa que jamás podría superar. Observó las escaleras de caracol y suspiró indignada, el día que controlara donde aparecer exactamente sería el día en que todo el mundo mágico de Londres debía de temerle. Comenzó a subir despacio, recordando cada uno de los significados que había leído, pero algo le decía que aquello no sería de demasiada ayuda. Frunció el ceño cuando vio a Leah sentada y presentándose como su profesora, ¿ella no daba Maldiciones? Se encogió levemente de hombros y se acercó hasta el frente de ella, ignorando completamente la bola de cristal, las cartas y el péndulo. - Que gusto poder conocer a la señora Ivashkov, ojalá sea tan buena profesora como compañera -comentó despreocupadamente. Después su mirada viajó a las tres cosas que tenía enfrente. ¿Por qué solamente una debía de ser la que más deseaba tocar? Todas parecían ser un maravilloso mundo, todas tenían una esencia que llamaban la atención de la pelirrosa, y no se iba a ir de aquel lugar sin descubrir cada una de ellas-. ¿Y por qué solo una? -preguntó y, ésta vez, sus ojos se quedaron en la bola de cristal-. No deseo tocar solamente una de ellas, las deseo todas -y tras aquello, alzó la mirada para observar a su profesora. @
  24. - Jo....der... -susurró la Gaunt justo cuando vio la nota del Ateneo sobre que aquel mes también impartiría clase de Aritmancia. Refunfuñó, pataleó y lloriqueó cual cría pequeña a la que le habían quitado su piruleta. ¿Por qué? Justo acababa de llegar al castillo de sus vacaciones, y no, no había pedido permiso a nadie para desaparecer. Rodó los ojos y abrió el sobro donde los nombres de sus alumnos aparecerían. "Leah Ivashkov" Alzó una ceja después de releer ese nombre y apellido y sonrió de lado, y es que, a pesar de ser solamente una alumna, sería bastante entretenido poder trabajar con ella. Caminó tranquilamente escaleras arriba hacia su cuarto de baño privado ya que llevaba barro hasta las orejas y no era plan de aparecer a impartir clases de aquella manera. Lavó su larga melena rosa y limpió su cuerpo hasta quedar completamente impoluta. Enrollada en una toalla y mirando que ponerse su elfina apareció justamente para hacerle entrega de una carta más. Arrugo las cejas, rodó los ojos y abrió ésta para leerla. - ¿Pero que le pasa a la gente? -gruñó mientras se colocaba su túnica negra y cogía su varita, ya no era hora de ponerse modelitos. Aparecer y desaparecer no era una de las cosas que Mery más le gustara, al contrario, esa sensación de que su estómago se encogiera hacía que su cabeza diera varias vueltas hasta volver a sentirse normal. Comenzó a caminar hasta situarse enfrente de Aries. - Si, estoy perdiendo mucho tiempo de calidad -achinó los ojos mirándolo fijamente y le agarró la mano con firmeza, tampoco era necesario ser descortés-. Y si, claro que doy clase éste mes -rodó los ojos de manera obvia, aburrida y cansada, ¿para ésto quería que viniera? Miró hacia el fondo de donde estaban y observó un circuito un tanto extraño. Intentó analizarlo mientras escuchaba a su compañero de bando hablar pero algo en aquel sitio le llamó la atención, le dio buenas ideas y quizás no había sido tan mala idea ir hasta allí . - Tranquilo -ésta vez la voz de la Nigromante sonó más clamada, incluso esperanzada-. quizás pueda dar mi clase de Aritmancia aquí, solamente tengo una alumna y no la he avisado -se encogió de hombros he hizo aparecer un pequeño papel en el cual escribió la localización exacta de donde se encontraba para mandársela a Leah-. Y espero por el bien de mi alumna que llegue pronto -sentenció justo a la vez que mandaba la nota a su destinataria.
  25. Nick: Mery Gaunt Karkarov Conocimiento: Adivinación Nivel de Magia: VII Link a la Bóveda: http://www.harrylatino.org/index.php?showtopic=98807 Link a la Ficha: http://www.harrylatino.org/index.php?showtopic=98518

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