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Mery Gaunt Karkarov

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Todo lo publicado por Mery Gaunt Karkarov

  1. Sabía de sobra que Hades estaba en una lucha interna por no comenzar a fastidiar a Mery, y eso la divertía demasiado puesto que sabía las cosas que podía decir o hacer para molestarlo un poco más, al fin y al cabo el Ragnarok debía de respetarla si no quería reprobar la asignatura. Soltó una risotada ante las maldades que pasaban por su cabeza pero el susurro de Hades hizo que Mery enarcara una ceja y lo mirara fijamente. - Con que voy a ver la salida... -dio un paso hacía el-. Puedo ver que no será así -se encogió de hombros y volvió a dar un paso, esta vez hacia atrás-. aunque quizás señor Ragnarok no quede muy bien... A lo mejor prefieres... -puso su mano en la barbilla e hizo gesto pensativo-. Señor Apolo -soltó una carcajada en cuanto soltó aquel nombre. Escuchó atentamente la explicación de Hades, la cual sorprendió a la pelirrosa. Era la primera persona que había conseguido sorprender a Mery en el ámbito de la Aritmancia, y eso ya comenzaba a darle puntos, además de hacer que la dificultad de la clase subiera, sin duda alguna iba a ser, cuanto menos, interesante la clase. - Bien, me gusta -dijo la chica en cuanto terminó de explicar Hades su pregunta-. Pero, te voy a dar el significado más corto y correcto -sonrió de lado y cruzó sus brazos tras la espalda-. La Aritmancia, simplemente, es el estudio las propiedades mágicas de los números, incluyendo también la predicción del futuro con números y numerología -se acercó hasta la pizarra y borró todo lo que había escrito anteriormente-. Sabiendo ésto, podemos asignar a cada letra un número simple -colocó en la pizarra los números del 1 al 9-. Para formar la tabla de valores entre letras y números, simplemente hay que colocar las letras en grupos de tres en tres en orden alfabético, y asignarle el número, claro -se apartó de la pizarra y volvió hasta donde se encontraba Hades-. Ahora te toca a ti armar esa tabla -golpeó varias veces su espalda. Escuchó como Valentina decía algo de Sanguijuelas, cuernos de bicornio y dios sabe que más. Abrió sus ojos de par en par y soltó una pequeña arcada exagerada. - Valentina, hija mía, como traigas todo eso aquí, conmigo delante, te aseguro que no duraré mucho en pie -y dicho aquello, esperó a que Hades hiciera lo que le había mandado. @@Hades Ragnarok
  2. http://i.imgur.com/z1byE.png Confederación Internacional de Magos, Sede Británica Registro de Inmigrantes El Departamento de Cooperación Mágica Internacional certifica que Apolo Granger ha realizado su registro de inmigración y ha sido aceptado, manteniendo constancia de que el susodicho/a es de nacionalidad americana y reside actualmente en Inglaterra. http://i.imgur.com/05vIo.png Atte. Mery Gaunt Karkarov Departamento de Cooperación Mágica Internacional
  3. Ya había llegado Valentina con sus bromas habituales, pero Mery se quedó en un silencio absoluto esperando así a que Hades llegara. Y no fue el caso, antes entró Candela. Aquella chica le sonaba de algo, pero no recordaba de que, así que simplemente la miró fijamente cuando se presentó y lanzó su primera pregunta. - Las pociones y yo no somos muy amigas -dijo Mery encogiéndose de hombros y dejando claro que ella no iba a ser la profesora de Pociones. Seguidamente llegó Hades, su hermano del alma y, casi sin poder decir ella nada, el ya comenzó a soltar dulces sarcasmos que sacaban de quicio a la pelirrosa. "Inspira... Inspira..." En la mente de Mery aquella palabra se repetía y rebotaba como su fuera la única que conocía. Sonrió en su dirección y, sin poder evitarlo, se lanzó hacía él para darle un fuerte abrazo. - Hermanito... -besó las mejillas del vampiro y después le sacó la lengua-. Voy a ser seria y dura contigo -dijo ya, tomando la postura de profesora responsable que era-. así que más te vale comportarte y no buscarme las cosquillas -sonrió de oreja a oreja y se alejó de él unos pasos. Casi como en su clase anterior, comenzó a repasar los conceptos básicos de la Aritmancia, lo que debía de aprender Hades y cómo debía de ponerlo en práctica. Cerró sus ojos para respirar profundamente y después se cruzó de brazos mirando directamente al mortífago. - Bien, señor Ragnarok... Empezaremos con algo sencillo -le guiñó un ojo-. Quizás tener a mano pluma y papel te sea útil -se encogió de hombros y se relamió sus labios, dispuesta a lanzar las primeras preguntas-. ¿Sabrías decirme que es la Aritmancia y para que podemos usarla? -ella suponía que había leído y buscado información para asistir a su clase, así que no iba a tolerar que se despistara ni que hiciera de las suyas-. No quiero cara de Póker, que conste -sentenció. @@Hades Ragnarok
  4. Nombre: Edward Thomas Gaunt Edad: 3 años Nacionalidad o procedencia: Británica Raza: Licántropo Personajes principales a los que está asociado: * Mery Gaunt Karkarov * Anne Gaunt Relación con los personajes principales: * Hijo de Mery Gaunt Karkarov. * Nieto de Anne Gaunt. Aspecto Físico: Edward es un niño pequeño, pues solo tiene 3 años, algo bajito para su edad (mide poco más de 90 centímetros de altura). A pesar de que siendo bebé estaba más rellenito de lo normal, ahora tiene el peso perfecto para su edad aunque se le sigue viendo más rollizo que a otros niños al ser más bajo de estatura que estos. Tiene el pelo de color castaño claro, algo más oscuro que cuando nació, y la piel clara. Sus ojos son grandes y expresivos, de color azul claro aunque uno de ellos parece un poco más oscuro que el otro. Sus labios son más anchos que cuando nació, aunque mantienen su color rosado. Tiene la nariz pequeña y respingona, rasgo que parece haber heredado de su madre. Cualidades Psicológicas: Según ha ido creciendo, Edward ya no es llorón (de hecho, es muy difícil verle llorar incluso cuando se cae o se hace alguna herida jugando), pero sigue siendo igual de consentido. Parece haber heredado todos los rasgos que definen a los de su familia: es creído, caprichoso, terco e irascible. Sin embargo, estos rasgos sólo son visibles cuando algo no encaja en sus infantiles planes. El resto del tiempo es un niño muy alegre y juguetón, inquieto, curioso, simpático y sociable, incluso más de la cuenta a veces puesto que no duda en escaparse de las manos de su madre cuando pasean por Ottery o cualquier otra parte para investigar algo que capte su atención. Es muy cariñoso también, sobre todo con su familia, y muy respetuoso con los mayores (si estos le caen bien). Historia: El día 1 de septiembre nació Edward en el castillo Gaunt, rodeado de familiares y amigos que se congregaron para la ocasión. Desde que nació, el pequeño Gaunt era llorón y no paraba de darle dolores de cabeza a su madre, Mery, la cual se enfadaba más aún cuando veía cómo con Shiro, el bisabuelo del niño, se tranquilizaba en cuanto le escuchaba hablar o le hacía un par de caricias. Conforme ha ido creciendo, se ha convertido en un niño muy activo que sigue sacando de quicio a su madre y se ha convertido en el ojito derecho de su abuela, que practicamente parece otra persona cuando está con él. Todo le llama la atención y se escapa a menudo de su madre para investigar todo lo que remueva su curiosidad. Otros datos: * Es un licántropo por herencia de su abuela, Anne Gaunt. * De bebé pesaba unos kilos de más. Ahora está en su peso, pero es más bajito que los niños de su edad. * Es puro nervio, igual que su madre. Sin embargo, parece tener la suficiente paciencia como para empezar y terminar algo sin pararse mil veces, rasgo más bien heredado de su abuela. Condiciones de utilización: Es un personaje compartido, pueden usarlo Anne y Mery por igual.
  5. “Otro mes más” pensó la pelirrosa mientas lanzaba su cigarro por la ventana de la habitación. Ya debería de estar preparando su clase de Aritmancia junto con Valentina, quien impartiría Pociones, pero Mery no parecía querer levantarse de su cómoda silla. El viento movía su melena y hacía que algunos mechones se colocaran delante de sus ojos y le dificultaran la vista, lo cual no le importaba mucho, el cielo gris no era algo que la chica adorara ver. Se levantó, resignada, y caminó hasta tomar su varita, su capa y su sobre del Ateneo, el cual le indicaba quien o quienes serían sus alumnos, aunque tenía la corazonada de que solamente sería uno, el cual le daría una clase bastante movidita… Se colocó el saco negó encima, tapando su liso vestido negro y blanco de rayas, y desapareció del lugar. El Ateneo no cambiaba demasiado, y mucho menos si se pasaban los días allí, dando clases y paseando para matar el tiempo. La Mago Oscuro había aparecido delante de la clase de pociones, un aula donde no le hacía demasiada ilusión estar. La chapa que había en la puerta indicaba que, exactamente, era el aula de pociones. La Gaunt frunció el ceño, alzó su mano derecha con la varita y, con un leve giro de muñeca, debajo de aquellas letras aparecieron las de Aritmacia con unos números que giraban sobre sí mismos. Con una sonrisa de suficiencia se adentró en la clase. - Por Morgana… -susurró al ver tantos botes, líquidos y estanterías. Mery no era una fanática de las pociones, y eso que tenía bastantes en su habitación. Caminó despacio hasta llegar a un gran escritorio, el del profesor, y dejó encima unos papeles que llevaba junto con su sobre del Ateneo-. Es el momento… -dijo en voz baja, abriendo la carta. “Hades Ragnarock” Los ojos de Mery se abrieron de par en par y esbozó una sonrisa demasiado grade para su cara. Aquel era el único nombre que había en el papel y eso significaría que tendría una clase compartida con pociones y de alumno a su hermano. - Bueno, habrá que intentarlo –soltó una carcajada y sacó de su bolsillo una piedra de color escarlata. La apretó en su mano y ésta desapareció. Aquel sería la traslador para su hermano Hades. Con su varita en mano caminó hasta el pizarrón verde y, haciendo una división en éste justo en la mitad, y en una de las partes comenzó a poner una serie de número: 4597 71352 21921964. Se giró y miró hacia la entrada, solo faltaba que llegara su alumno, aunque quizás antes llegaban Valentina y sus alumnos de pociones, no lo tenía muy claro ya que no había hablado con la chica en ningún momento, simplemente acordaron compartir clase.
  6. Esto es horrible pensó la pelirrosa al ver lo limitada que se sentía al no poder usar sus hechizos de Mago Oscuro. Estaba comenzando a notar que necesitaba el Fuego Maldito, las Necrohands Y nada, allí estaba ella usando hechizos que no utilizaba en su día a día, aunque los de su rango tampoco los usaba muy a menudo. La cosa empeoraba con el momento cuando, su querida compañera Joa la había silenciado. Vaya, no tenía suficiente con limitarme a hablar hechizos neutrales, sino que ahora los tengo que pensar gruñó Mery para sus adentros. Zancadilla pensó al instante. Los pies de su compañera se juntaron las momento y ésta cayó de bruces al suelo. Mery le sonrió enseñando sus dientes cuando el rayo enviado por su compañera de bando había pasado por su lado, a escasos centímetros de su brazo derecho. Aún se encontraba intentando recordar para que servía el hechizo Langlock que su contrincante le había lanzado, pero por mas que intentara recordar la maldita lista de rayos, ése en concreto no llegaba hasta su mente. Se encogió de hombros, despreocupada, y miró a Joa con mala cara. Le sacó el dedo corazón de su mano izquierda y con la derecha apuntó hacia ella. Embrujo punzante pensó la Gaunt, y un rayo salió de su varita, directo a Joa, quien si no lo evitaba tendría la cara desconfigurada durante todo un turno y, aunque un turno parece poco, Mery sabía por experiencia propia que pasarlo con dolor de cara y casi sin ver era una cosa bastante horrible. Giró su cabeza y vista a la profesora, Athena, quien no decía ni hacía nada, estaba totalmente quieta. El ceño de Mery se frunció al instante. ¿Qué demonios le pasa? pensó, y es que aún no entendía el por qué estaban haciendo un duelo entre ellos cuando, al fin y al cabo, eran compañeros. Suspiró con pesadez y volvió a centrar toda su atención en su contrincante.
  7. Hola Vengo a dejar una pequeña consulta a @@Athena Rouvás Ahora que ya llegamos a la prueba y debemos de duelear... ¿Se podrán usar los hechizos de cada bando? Es una pregunta algo tonta, pero no tengo muy claro si podría usar los hechizos de los bandos correspondientes a cada uno. Por una parte creo que no puesto que de manera on rol, al menos por mi parte, todo lo que pase en el Ateneo lo uso para la historia de mi pj y supongo que habrá más gente que lo haga así, pero por otra parte creo que sería algo injusto limitar el poder de nuestro personaje a solo los hechizos de neutrales graduados... En fin, espero la respuesta pronto para poder así responder a Joa, si es que me responde ella pronto, claro Un saludo
  8. Usa serie de estrellas se alzaban en el cielo con un brillo particular, ni muy brillante ni poco, el brillo justo para indicar todo lo que la pelirrosa necesitaba. - Una dentro -dijo en voz baja mientras que veía como una serie de siete estrellas daban un largo resplandor y Mery supo que Cissy ya se había adentrado en su zona. Si no recordaba mal aquel camino era uno de los más fáciles de averiguar, y es que había en cada intersección de caminos, unas señales a base de números y rayas que, si se sabían identificar, te llevaban por el buen camino, y si no... Creía recordar que había un troll, aunque no sabía si era en el camino seis o siete. Otra línea de estrellas comenzó a billar, un total de ocho, y éstas desaparecieron a los pocos minutos de que brillaran como ninguna. Y si no fallaba, Nathaly había entrado por allí y sin duda había encontrado a su maravillosa acromantula. Puso una sonrisa torcida en su boca, estaba deseando ver cuál de las dos llegaba antes hasta el destino, o sea, ella. Aunque no por llegar hasta el final implicaba el conocimiento completo de la Aritmancia, y mucho menos la aprobación de la clase. - Vamos chicas, ya queda poco... -susurró mirando aún las estrellas. @ @
  9. No había parado de chillar hasta que notó como el hipogrifo paraba de aletear y con un suave golpe había aterrizado. Abrió sus ojos, aún abrazada al cuello del animal y, cuando vio que estaba totalmente a salvo, bajó de un salto abrazada aún a su libro y varita. Por desgracia su toalla ya había desaparecido de aquel lugar, así que hizo un leve intento de taparse, totalmente nulo. - ¿Un duelo? -dijo ahogando un grito. ¿Qué tipo de clase era aquella? Casi podía negarse por tener que atacar a un compañero, ¿no? Era algo que Mery jamás había consentido, y por eso nunca participaba en ningún torneo, ante todo eran compañeros de bando con una mima ideología. Refunfuñó para sus adentros cuando, comprobó que no era ninguna broma y debía de enfrentarse a Joa, una chica a la que no conocía demasiado, y casi se alegró de eso, al menos no le importaría demasiado hacerle daño. Se alejó, andando hacia atrás, de Joa, quien parecía tener claro lo que iba a hacer ya que, cuando menos se lo esperaba, un hechizo fue directo hacía ella. Lanzó el libro de la fortaleza por los aires para tener así su varita totalmente agarrada con la diestra y, pensando qué demonios hacer para salir viva de aquel lugar, recordó que, al fin y al cabo, debían de enseñar sus poderes y como entendían los poderes del libro. "Salvaguarda mágica" pensó Mery con una sonrisa torcida. Al instante, la pelirrosa se volvió intangible y el rayo la traspasó como si ella no estuviera en aquel lugar. - Este poder es una pasada -dijo aún alucinando. Pero de momento alzó la cabeza y sonrió hacía Joa-. ¡Oye, tu! -la apuntó y entornó los ojos-. No te pienso perdonar eso... -puso cara de indignación-. Desmaius -su voz fue una simple columna de aire, como si estuviera cantando piano y no quisiera estropear su voz. El rayo salió de su varita en dirección a su adversaria y un sentimiento de culpa invadió su pecho.
  10. A Mery le había comenzado a dar demasiada vergüenza estar casi desnuda delante de sus compañeros de bando. Jamás se había sentido así, pero ella misma suponía que por ser una despistada se lo había buscado solita. Suspiró sin prestar mucha atención a lo que decía la profesora y comenzó a ojear por encima el libro que, por primera vez, parecía interesante, además encontró unos anillos que decidió ponerse para que así no se le perdieran por la falta de algún bolsillo o bolsa. Cuando levantó la vista encontró unos sorprendentes hipogrifos dignos de unas buenas fotos, incluso había pensado en llevarse uno al castillo Gaunt para que le hiciera compañía y así su perrita jugara con algo que no fuera una serpiente, su ropa o su bebé. ¡EDWARD! Se había quedado su hijo solo con su abuelo Shiro. Comenzó a sentir como le sudaba la espalda. Se movía con desesperación, ¿y si dejaba la clase para ir a por él? Al fin y al cabo, siempre podría repetirla, pero su hijo no era eterno. - Billy... ¿qué? -preguntó cuándo escuchó como Athena gritó, y Orión también. Frunció el ceño y cuando vio lo que sucedía, dejó de apretar su toalla contra su cuerpo y ésta cayó al suelo. ¡BIEN! Mery chillo como una loca y entonces miró a uno de los animales, el cual también la miraba a ella. Algunos compañeros ya se habían montado encima de algunos hipogrifos y habían comenzado a volar con ellos. - ¡Me niego a volar! -gritó mirando al cielo y viendo cómo se alejaban-. Lo que yo decía soy desgraciada... -se giró y ¡PUM! Los Billywings ya se estaban acercando demasiado. Sintió como un escalofrío recorría su espalda y decidió acercarse hasta el animal plumoso. Éste no había apartado la mirada de Mery, como si fueran amigos o algo, pero no se decantó en acercarse más de lo debido hasta tener, casi seguro al cien por ciento, de que el animal no le daría un ataque de locura y la atacaría. "Orbis Bestiarium" pensó, y al instante se acercó los pocos centímetros que le quedaban para llegar. Suspiró y, temblando y desnuda, se subió al animal. - Como nos alcancen esos bichos te enteras -amenazó la pelirrosa al hipogrifo, el cual emitió un sonido un poco desagradable y comenzó a volar, siguiendo a Darla y compañía. Los gritos de Mery seguramente era lo que más se oía por el cielo, pero poco le importó. Cerró sus ojos con fuerza, tanto que comenzaban a dolerle y, cuando los abrió, contempló como la manada de bichos llegaba hacía ella justo de frente. Chilló más fuerte y, pensando en los hechizos que había leído en el libro hacía minutos atrás comenzó a vociferar. - ¡¡SALVAGUARDA MÁGICA!!, ¡SALVAGUARDA MÁGICA! -cerró los ojos, abrazó más fuerte aún su libro y varita y agachó su cuerpo hasta que rozó por completo al hipogrifo, abrazándolo a él también-. ¡¡MEEEEE MUEEEEEEEEEROOOOO!! -comenzó a chillar sin abrir los ojos, sin saber qué hacer.
  11. Ver como las chicas apuntaban cosas en sus libretas hacía que Mery sonriera tímidamente, ella no era muy buena con el tema de socializar y hablar delante de gente, al contrario, lo solía pasar bastante mal, y gracias a aquella clase se había dado cuenta de que si era capaz de hablar sin atropellar sus propias palabras. - Pues entonces, señorita Karkarov, deberá de estudiar más que otras personas -se encogió de hombros-. Al fin y al cabo, muchos de los conocimientos son más teóricos que teóricos -sonrió en su dirección. Se quedó ya en silencia, recordando la fase que les esperaría a las chicas cuando pasaran el portal. Los laberintos eran algo que Mery adoraba, incluso más que eso. Desde que aprendió Aritmancia se había pasado las noches explorando sitios desconocidos para ella, y es que, con su número, su destino ya estaba claro y solo debía de seguir lo que las señales de la naturaleza le marcaban. Y puesto que debía de enseñar a los alumnos de Aritmancia usar bien aquel conocimiento y conocerse a sí mismo, deberían de guiarse en un hermoso laberinto con nueve entradas distintas y un centro, donde acabará su pequeña prueba. - Con que el 7... -susurró la pelirrosa, levantándose-. El número del conocimiento sagrado, de la ciencia y de la magia... Un número muy interesante -comentó en dirección directa a Cissy. Era curioso, no conocía mucho a aquella chica, pero la verdad es que después de saber aquello, ya tenía más ganas de saber de ella. Raches por su parte parecía haberse quedado dormida, o quizás estaba todavía calculando y sumando, y ahí fue cuando la voz de Nathaly hizo que Mery dejara de acosar visualmente a la otra chica. - ¿El dos? -preguntó frunciendo el ceño y haciendo ella misma el cálculo. Pues no, no había fallado la Karkarov-. Bueno, parte de razón tiene ese número contigo, eres como el día y la noche -se encogió de hombros. Decidió dejar unos minutos más para que Rachel hablara, pero no fue así, y no podía seguir esperando a que la chica dijera algo, debía de seguir la clase con Cissy y Nathaly, ellas debían de seguir su propio destino, que era, de manera obvia, llegar hasta el final de la clase. - Si Nathaly, el siete es el número más mágico -respondió caminando hacía el portal-. Bien chicas, me hubiera gustado veros predecir el futuro, pero puesto que ignorasteis mi indicación... -suspiró pesadamente y comenzó a darle vueltas a su varita-. Cuando crucemos éste portal llegaremos a un hermoso laberinto en el cual encontraréis nueve entradas distintas -comenzó a indicar-. Cada entrada tiene distinto camino, pero mismo final. No os dejéis engañar por lo hermoso, o por lo más horripilante, recordar que debemos usar la Aritmancia para llegar hasta el final, y eso implica usar la lógica y los números -sonrió mirando a las tres presentes-. Escoged el camino que creáis mejor para vosotras, pero... Si tenéis un número, a lo mejor es por algo -les guiñó un ojo y dio un paso más, pegada ya al portal-. Os estaré esperando al final del laberinto, si ocurre algo… Iré a por vosotras –y con eso, la pelirrosa cruzó el portal. Había pasado muy rápido el tiempo desde que había llegado el medio día a la clase de Aritmancia puesto que ya había anochecido y se había levantado un aire frío muy agradable. Miró el gran laberinto de piedra desgastada y entró por la quinta entrada. Se sabía todos los caminos de aquel sitio así que cruzando de izquierda a derecha y viceversa, caminado recto y dando unas vueltas más, llegó al final y se sentó en el suelo, mirando las estrellas.
  12. De acuerdo, Mery sabía que había gente despistada en aquel mundo, e incluso ella era despistada, pero lo que Cissy acababa de mostrar no era despiste, llegaba más allá de eso. Suspiro cuando salió de la clase disculpándose, ¿qué no se notaba que aquella clase era de Aritmancia? Cruzó sus manos encima de sus rodillas y esperó a que la chica volviera a entrar. Como había casi adivinado, aunque con la simple lógica se podía averiguar, Cissy entró de nuevo. Sonrió de medio lado y no le dijo nada, aunque hubiera deseado regañarle por llegar tarde a su clase. Rachel había tomado la palabra a su pregunta anterior y, aunque se había complicado en la explicación, no había fallado, no del todo. La acompañó Cissy con más información que ella creía casi innecesaria, pero era agradable para la pelirrosa ver como habían ojeado algún libro para al menos saber de qué iba la materia. - ¿Qué dije de la cara de póker, Nathaly? -comentó, saltando de la mesa y volviendo a estar de pie-. En fin... En palabras más sencillas, la Aritmancia es el estudio de las propiedades mágicas de los números, incluyendo también la predicción del futuro con números y numerología -no se había movido de donde estaba, pero sus ojos sí que pasaron por las tres chicas. Caminó hacía la pizarra y sacó su varita, con la cual comenzó a escribir los números del 1 al 9, en orden y con una separación notable entre cada uno, para que así no se juntaran. Se giró de nuevo a las alumnas. - Como sabéis, los números principales y básicos son éstos, y el cero no entra en ellos –comenzó a hablar-. Cada persona, y dependiendo de su nombre COMPLETO –recalcó aquella palabra-. Tendrá un número distinto con el que se podrá saber su futuro e incluso su forma de ser… -sabía que al principio era algo aburrido y lioso, pero aquello era muy importante si querían ser aritmánticas-. ¿Cómo sabemos qué número corresponde a cada letra? –preguntó ella sin esperar respuesta, ya que de nuevo de había colocado en la pizarra y debajo de cada número había colocado una sola letra. 1 2 3 4 5 6 7 8 9 A B C D E F G H I J K L M N O P Q R S T U V W X Y Z - Para sacar la tabla anterior deberán de colocar en una columna los números del uno al nueve para que a continuación vayamos repartiendo las letras a los números de manera alfabética –sonrió al ver su tabla, y luego dio unos pasos hacía su nombre-. Como dije anteriormente, cada persona tiene un número para saber tanto su futuro como su manera de ser… -se giró hacia las chicas y continuó su recital-. Bien, cada número es individual del otro, así que, para averiguar nuestro número, deberemos de tener todos los números con todas las letras, en mi caso, Mery Gaunt Karkarov equivaldría a 4597 71352 21921964 –señaló su nombre de la pizarra-. Hacedlo, venga –sonrió. Esperó unos minutos mientras esperaba a que las chicas comenzaran a analizar sus nombres y a averiguar todos los números que lo componían. - Bueno… Para continuar, debemos de sumar cada número de manera INDIVIDUAL, es decir y poniendo mi nombre de ejemplo, 4 + 5 + 9 + 7… -comenzó a decir-. Que en total son 77 –dijo, y con un movimiento de cabeza hizo a las chicas hacer lo mismo que ella. Tras unos minutos, continuó-. Como en mí caso no es un único número entre los nueve principales, deberé de sumar de nuevo mi resultado, ambos números de manera individual, que sería 7 + 7, que da 14 –explicó-. Y de nuevo sale un número que no es simple, así que debo de sumar, otra vez, los números, que dan un total de 5, ¡y ese es mi número! –hasta ella se había cansado de los números y explicar-. Siempre debe de dar un número simple, y hasta que no sea así, deberán de sumar sin parar –se encogió de hombros y caminó despreocupada hasta una pared libre y limpia. Hizo unos cuantos movimientos de muñeca con su varita y en la pared comenzaron a aparecer unos círculos y óvalos negros y azules. Seguramente podrían ser más vistosos como en la clase de Aldaron, pero le daba igual, le servía aquello. Se giró y volvió con las chicas. -Venga, cuando tengan sus números, lo dicen en voz alta –dio una palmada y sonrió-. Y quiero ver quien es la valiente que me dice a donde cree que vamos a ir cuando crucemos esos círculos, ya sabéis, números y futuro… –volvió a subirse a la mesa y crujió los huesos de su cuello, esperando a que alguna hablara.
  13. http://i.imgur.com/z1byE.png Confederación Internacional de Magos, Sede Británica Registro de Inmigrantes El Departamento de Cooperación Mágica Internacional certifica que Maegi Gaunt ha realizado su registro de inmigración y ha sido aceptado, manteniendo constancia de que el susodicho/a es de nacionalidad Escocesa y reside actualmente en Inglaterra. http://i.imgur.com/05vIo.png Atte. Mery Gaunt Karkarov Departamento de Cooperación Mágica Internacional
  14. http://i.imgur.com/z1byE.png Confederación Internacional de Magos, Sede Británica Registro de Inmigrantes El Departamento de Cooperación Mágica Internacional certifica que Maida Ivashkov ha realizado su registro de inmigración y ha sido aceptado, manteniendo constancia de que el susodicho/a es de nacionalidad Búlgara y reside actualmente en Inglaterra. http://i.imgur.com/05vIo.png Atte. Mery Gaunt Karkarov Departamento de Cooperación Mágica Internacional
  15. ¿Acaso la Aritmancia le estaba jugando una mala pasada? Los números y el destino le habían indicado que serían tres las personas que asistirían a clases, pero solo habían llegado dos. Soltó un suspiro cuando ya comenzaban a susurrar, la verdad es que no podía dejarles más tiempo esperando a dar la clase. Así que se levantó de golpe y caminó hasta la silla, ignorando presentaciones y nombres. ¿Qué no sabían que estaban en el mismo bando? De algo debía de servir llevar la marca en su brazo izquierdo y saber quiénes eran sus compañeros. - Bueno, chicas... Vamos a comenzar…. -dijo mientras se giraba después de escribir algunas cosas en la pizarra de color verde oliva. MERY GAUNT KARKAROV 4 5 97 71 35 2 2 1 921 9 64 Aquello era lo único que ponía en la pizarra, y aún no sabrían que significaba, tampoco quería lo supieran, simplemente debía de tenerlo puesto para no perder tiempo después. - Ahí tienen mi nombre -dijo con sorna mientras avanzaba y se sentaba sobre la mesa, moviendo sus pies en el aire-. Díganme... ¿Qué es la Aritmancia?, ¿para qué sirve?... Son preguntas sencillas, así que no me pongan cara de póker -soltó una carcajada y se cruzó de brazos, esperando a que las chicas dijeran algo.
  16. Las duchas con agua fría solían relajar más a le pelirrosa que muchas otras cosas. Además, ahora que su pequeño Edward se había quedado dormido podía tomarse todo el tiempo que quisiera allí. Tras una larga media hora, salió y se envolvió en una toalla que cubría su cuerpo. Caminó hacía su habitación y encontró un sobre de la universidad encima de su escritorio. ¿Qué podía ser ahora? No recordaba nada que tuviera que hacer por aquella zona, o eso creía. Cuando la abrió recordó que se había inscrito al libro de la fortaleza casi por obligación de su madre. Comenzó a leer y preparar el libro y su varita justo al lado para que así no se le olvidara a la hora de partir. Una vez leyó la carta varias veces, tomo todo y fue a dejarlo sobre la cama, donde estaban unos pantalones y una blusa para ponérselos, pero no, su estómago se contrajo y desapareció del lugar sin previo aviso. Su pelo en un moño, la toalla aún envuelta en su cuerpo, y Mery vomitando. Así fue la llegada de la chica a aquel lugar desértico. El tema de aparecerse y desaparecerse todavía no era algo que la vampiresa llevara demasiado bien, y menos después del parto de su hijo. - Soy la desgracia en persona –gruñó para sí misma mientras se agachaba y cogía de nuevo el libro y la varita, los cuales habían salido disparados con el aterrizaje. Miró a su alrededor, a lo lejos pudo diferenciar, o al menos eso creía, a un grupo de personas, los cuales suponía que eran sus compañeros de clase. - Vamos allá –susurró, y caminó hacía el grupo de personas, sosteniendo muy fuerte su libro y varita, y aún más fuerte la toalla. Juve, Joa, Darla, Orión y alguien más hablaban sobre algo del libro, quizás de amuletos o algo así, no es que hubiera tenido demasiado tiempo de prestar la atención necesaria para engancharse a la clase. Y tampoco había mirado el libro mucho, sabía lo que le habían dicho su tío Emmet y su madre Anne. - Esto… -dijo intentando unirse a la conversación sin molestar demasiado-. Siento el retraso… Mery Gaunt Karkarov –se presentó, aun sabiendo que la mitad de los que se encontraban allí la conocían, al menos de vista. Miró a su alrededor, ignorando por unos instantes a los demás presentes. ¿Qué hacían en un desierto con flores? Sabía que en los desiertos había cactus y arena, pero nadie le había dicho nunca que en un desierto pudiera haber flores. Arrugó sus labios, confusa. - ¿Cuándo empezamos? –preguntó al fin, soltando un largo suspiro al final.
  17. Mery Gaunt Karkarov

    Aritmancia

    http://i.imgur.com/bzRdZKn.png El sudor caía por la frente y espalda de la pelirrosa y simplemente se limitaba a gruñir y abanicarse con más fuerza. El verano era demasiado horrible para Mery, ella amaba el frío, y eso que al ser vampiresa los cambios climáticos casi ni le afectaban, pero 42ºC no eran nada normal y ella misma lo notaba. El sol entraba por las ventanas del aula con fuerza, calentando el ambiente, y menos mal que la clase, al menos no en su totalidad, iba a ser en la habitación aquella donde el calor parecía concentrarse. La camiseta de tirantes blanca que la chica llevaba se había pegado a su cuerpo como si de una segunda piel se tratara, y sus pantalones largos negros también se habían adherido a ella. Los dedos de Mery golpeaban su escritorio con nerviosismo. Tenía casi claro al 100% de que no la escogerían como profesora de aquel conocimiento, y que una carta del Ateneo llegara al castillo Gaunt hacía una semana felicitándola por entrar al claustro de profesores hizo que toda la estabilidad y relajación que la chica tenía desapareciera al instante. No sabía cómo iba a ser aquella experiencia, estaba aterrada, nerviosa y a la vez emocionada. - Que el Señor se apiade de mi –susurró levantándose de la silla y caminando hacía la entrada de la clase. Abrió la puerta y más luz entró al aula haciendo que Mery achinara los ojos y frunciera el ceño. Una chapa de color plata al lado del marco de la puerta, en el pasillo, indicaba con letras negras que aquella era el aula de Aritmancia, aunque verlo de aquella manera era bastante aburrido. La mortífaga sacó su varita del bolsillo derecho y la agitó. Unos números aparecieron debajo del título de la clase, los cuales giraban sobre si mismos de manera graciosa. Sonrió y se adentró de nuevo en al aula, dejando entreabierta la clase. Se asomó a una de las ventanas de clase y colocó su mano de visera y observó el horizonte. Sonrió de lado al ver unos pájaros volar alrededor de la zona, un total de tres. Afirmó con su cabeza y caminó hasta el escritorio donde había un total de diez piedras de color verde. Solamente tomó tres de ellas y las golpeó con su varita. Éstas desaparecieron de su mano y fueron a parar a las tres alumnas que aquel mes de octubre asistirían a su clase. ¿Y cómo lo sabía? Sencillo, los números y la Aritmancia ayudaban mucho en aquellas cosas. Esas piedras serían los trasladores que las llevarían justo allí, así ahora solo tocaba esperar a que llegaran.
  18. Santa madre, que larga la fichita ññ Nick: Mery Gaunt Karkarov ID: 114956 Libro de Hechizos: Libro de la Fortaleza Justificante de compra del Libro (Link al post del Concilio de la bóveda trastero): http://www.harrylatino.org/topic/108518-boveda-trastero-de-mery-gaunt-karkarov/?p=4998731 Rango Social: Unicornio de Oro Nivel de Magia: V Fecha aproximada de aprobación EXTASIS o de salida de la Academia (versión anterior): Octubre o noviembre del 2012, creo o.o Link a la Bóveda: http://www.harrylatino.org/topic/98807-boveda-de-mery-gaunt-karkarov/ Link a la Ficha: http://www.harrylatino.org/topic/98518-ficha-de-mery-anne-haughton/
  19. Sin duda Mery se encontraba tan mal que no podía dejar de gruñir, encogerse y maldecir todo lo que se le pasaba por la cabeza. Podría decirse que tenía un dolor fuerte cada minuto y medio, pero tampoco lo sabía con claridad ya que la desesperación estaba siendo mayor a cualquier otra cosa. El sudor hacía que el cabello rosa de Mery se pegara en su frente, cuello y mejillas, y caminar comenzaba a ser más difícil de lo que recordaba, pero de alguna manera había conseguido llegar a la sala de estar de la Planta Baja. No se dio cuenta de quien era la que apartaba los cojines del sofá hasta que se tumbó en el, sin soltar el brazo de Ernest, y miró a su hermana pequeña. Sus ojos se volvieron pequeños mirando a su madre Anne, pero allí llegó otra contracción que hizo que soltara otro gruñido Mery e ignorara aquello, al fin y al cabo mientras no intentara matar al pequeño Edward o a ella misma podría dejar que se quedara allí y ayudara. Intentó prestar toda la atención posible a lo que decían Anne y Ernest, algo de San Mungo y de que debía parir en casa. ¿Acaso pensaban que iba a dejarse llevar al hospital para traer a su hijo al mundo? Estaban locos si eso era lo que pensaban, así que comenzó a pensar en gente que supiera que podía ayudarla en aquello, y solamente un nombre relució en su cabeza. - Ya lo tengo -su voz sonó débil, en aquel momento no había contracciones, así que aprovechó para hablar de manera normal, o al menos intentarlo-. Llamad a... ¡¡ME CAGO EN TODO!! -gritó cuando de nuevo una contracción hizo que se volviera loca-. ¡¡GROTER!! ¡¡DONDE DEMONIOS ESTÁ!! ¡¡LLÁMALO MAMÁ!! -su compañero de Hogwarts ya la había ayudado una vez de manera eficiente, así que tenía la confianza puesta en el. Comenzó a inspirar y espirar de manera forzada pero parecía funcionar, así que alzó su mano para encontrar de nuevo el brazo de Ernest, lo agarró y apretó con fuerza. Lo miró a los ojos y ella misma los abrió como platos, dejándolos ver totalmente inyectados en sangre. - Trae cerezas o fresas, y una copa de Vodka, ya verás que aguantable se va a hacer el parto así -lo mandó a aquello, pero no lo soltó del brazo, necesitaba algo que apretar para así seguir comportándose-.trae mejor la botella entera -dijo antes de que otra contracción la hiciera gritar y soltar el brazo del chico. @@Ernest Macnair Wilfred @
  20. A seguir derrochando los Galeones. Era el vicio más maravilloso que tenía la pelirrosa, ése y fumar, y beber vodka... Y paró de pensar en vicios porque al final se le iba a olvidar que era lo que iba a comprar en aquel lugar. Vestida con una larga y ancha túnica negra Mery iba directa a la tercera plante de Mall, donde iba a comprar uno de esos libros con poderes y hechizos para así ser una bruja mejor. Su madre se había pasado los últimos meses fardando de éso, y picada ya, la chica había decidido ir a comprar uno, total, unos galeones más o menos no iban a ser una ruina. Justo cuando llegó tomó el formulario y comenzó a rellenar todos los datos que había, intentando ponerlos de manera correcta. ID: 114956 Nick: Mery Gaunt Karkarov Nivel Mágico: V Link a la Bóveda Trastero: http://www.harrylatino.org/topic/108518-boveda-trastero-de-mery-gaunt-karkarov/ Link a la Bóveda de la cual se hará el descuento: http://www.harrylatino.org/topic/98807-boveda-de-mery-gaunt-karkarov/ Fecha: 2016-09-10 Nombre del producto: Libro de la Fortaleza Objeto, Criatura, Poción, Consumible o Libro de Hechizo: Libro de Hechizo Nivel (Solo para los libros): V Precio: 5.000G Precio total: 5.000G Levantó la vista y tocó la campanita del mostrados para que así llegara alguien a atenderla.
  21. Los caballos de fuego que Mery había lanzado había sido parados, obviamente, por un fortificum. Divied había sido inteligente, al menos en aquella parte, sería demasiado idi.ota si se dejara dar por aquello, y estaba claro que si había llegado a Mago Oscuro debía de saber lo que se hacía con aquello. Suspiró cansada, la verdad es que los duelos llegaban a aburrirla bastante, luchar hasta dejar moribundo o muerto a otro. Si fuera un odefo seguramente la pelirrosa estaría loca dando saltos y lanzando hechizos sin parar, pero no, no quería hacer demasiado daño a su amigo, pero debería hacerlo. - ¡Silencius! -gritó justo cuando Divied comenzó a decir Anul... Ni loca iba a dejar que le anularan un hechizo, y eso por una parte la había mosqueado un poco-. Eso no se hace, es de malos amigos -frunció el ceño para después mirar la muralla. ¿Qué podía hacer con aquello delante. Las posibilidades eran mínimas, y ninguna era demasiado lógica y efectiva. ¿Quizás una invocación?, ¿un efecto? Ya se había comenzado a perder con aquellas cosas, y eso que acababa de empezar. Gruñó irritada y miró a los ojos del chico. - Te quiero mucho Divied, incluso llegaría a decir que te amo con todas mis fuerzas, ¿sabes lo difícil que es esto para mi? -hizo un leve puchero y luego, como si una bombilla se hubiera encendido en su cabeza, sabía que hacer-. Morphos -el hechizo impactó contra la muralla, la cual comenzó a disminuir hasta convertirse en una viuda negra, una diminuta araña que cayó encima de Divied e inyectó su veneno. Todo el cuerpo de Mery se descompuso, ¿estaba siendo demasiado cruel? No sabía como pero se encontraba ya vomitando justo en sus pies cubiertos de arena. Al menos no se mancharía. Cuando alzó la cabeza, con el pelo desordenado y las lágrimas cayendo por sus mejillas solo pudo ver de manera borrosa la silueta de su amigo. - Perdoname Divied, te quiero millones, de verdad... -mordió su labio inferior, sorbió los mocos con su nariz y limpió con el dorso de la mano las lágrimas para así esperar a defenderse de lo próximo que Divied decidiera hacer.
  22. Pasear es bueno para una embarazada. Andar hará que a la hora del parto todo sea más agradable. Caminar hará que el hijo salga con más salud. Todas aquellas cosas habían hecho que Mery se obsesionara con todo lo que tratara sobre caminar, incluso iba a todos lados caminando, y eso que se cansaba con facilidad. Así que como todos los días Mery comenzó a pasear temprano por los jardines del Castillo Gaunt, su hogar. Y como siempre, tan unas dos horas de lentos pasos y largar vueltas, se encontraba caminando hacía la puerta principal. Pero claro, como era habitual, cuando había visita y se debía de pasar desapercibido, Mery comenzó a dar voces, y es que su pequeña criatura había decidido patalear su barriga como si su aquello fuera lo más normal del mundo. - ¡Dios Thomas, para! -gritó encogiéndose un poco debido al dolor, pero no era el de costumbre, aquello estaba siendo peor que nunca. No había más de diez metros de la entrada hasta ella, pero aquello parecían kilómetros. Miró hacía sus piernas, cubiertas por un pantalón de color gris claro, aunque mágicamente toda la parte de sus muslos internos se había vuelto más oscura, como si se hubiera orinado encima. De nuevo los dolores llegaron, y Mery volvió a berrear maldiciones y quejidos. Los pasos que Mery daba eran tan lentos que parecía no avanzar, y entonces notó que su hijo ya quería salir al mundo. Comenzó a negar mientras mordía con demasiada fuerza su labio interior para así no seguir gritando, pero era casi imposible. En una señal de arrebato, Mery salió corriendo hacía la entrada y, sin fijarse en quien era el chico que estaba allí hablando con su madre, lo agarró del brazo para no caer de rodillas. Aquel chico iba a ser su apoyo en aquel momento, ni de broma iba a soltarse para caerse al suelo, ya lo que le faltaba. - ¡¡ANNE!! -la miró con los ojos inyectados en sangre. El sudor caía por su frente, hacía que su pelo rosa se pegara a su cara. ¿Cómo podía ser aquello tan angustioso? Apretó más el brazo del desconocido, todavía no había tenido tiempo de mirarlo para al menos saber a quién le estaba cortando la circulación del brazo-. ¡¡QUE YA VIENE!! -los gritos debían de escucharse por todo el castillo como mínimo, y es que el dolor era tan fuerte que por un momento pensó suicidarse-. ¡¡QUE YA SALE!! @@Ernest Macnair Wilfred @
  23. Pues si Mery no tenía suficiente con aquel momento de tensión, su madre debía de recoger los cristales rotos del vaso que ella misma había lanzado y, por si fuera poco, se había hecho una herida. La sangre era algo que no le importaba lo más mínimo, al contrario, adoraba la sangre, su color y sabor, pero las heridas... Aquello era una cosa totalmente diferente, no soportaba ver aquella separación de la piel la carne, todo tan antinatural. - Mamá por favor, cúrate eso que no estoy yo para estas cosas -dijo notando como su rostro se palidecía más de lo que ya era, por lo que simplemente cerró sus ojos y dejó que el olor a sangre fresca entrara por sus fosas nasales, suerte que el hedor de perro mojado hizo que su instinto de vampiresa no se hiciera presente. Tosió fuerte y cuando abrió los ojos lo primero que hizo fue encontrarse a lo lejos y detrás de la barra al camarero del Elviris, que si no recordaba mal se llamaba Zeta, su madre lo había dicho alguna vez. Sonrió de manera pícara, lo cual le duró bastante poco ya que su madre había vuelto a abrir la boca para soltar una de las peores noticias que podía obtener. Si estaba embarazada. - Esto... -se le acababa de formar un nudo en la garganta. No estaba preparada para aquello, ni mucho menos, era inmadura e insoportable, y ella misma lo sabía, pero jamás había tenido ninguna responsabilidad con la que cambiar de actitud, y aquello era demasiado para Mery. Además, era joven, solo debía de encargarse de su trabajo y de que a principio de cada mes tuviera su sueldo, lo demás era todo libertad y diversión-. y... ¿cómo? -ni ella sabía como podía haber sucedido. Era verdad que había estado manteniendo alguna relación que otra con varios chicos, pero siempre había sido así y eso hacía que todo chocara. Miro al camarero y sin pensarlo dos veces soltó una voz-. ¡Eh tu!, si, el tío bueno -señaló a Zeta alzando sus cejas-. ¿quieres ser el padre de mi hijo? -y no sabía la respuesta del hombre, pero si la de Anne, así que se apartó lentamente para evitar llevarse algún pescozón. Se levantó del taburete, aunque intentara tomarse todo aquello de la manera más leve posible, además de tranquila, no era así. Tenía miedo, incluso se le podría decir pánico, no quería ser una madre como Anne lo fue con ella. Jamás tuvo una infancia bonita, y eso no debería ser así para su hijo, el cual aún estaba en su mente no tenerlo. - Creo que necesito pensar tranquilamente sobre ésto... -se alejó del local, salió de el y con paso lento se dirigió al castillo Gaunt.
  24. Nick: Mery Gaunt Karkarov Conocimiento que quiere dar: Aritmancia Motivo: Pues cursé la clase y la aprobé hace poco, y la verdad es que me llamó mucho la atención, además en los libros y en las películas no sale casi nada de la Aritmancia, y cuando estuve buscando información para mi clase me quedé fascinada. Así que sería todo un honor impartir esta asignatura. Cargos y responsabilidades desempeñadas con anterioridad y actualmente en el foro: Aprendiz en la división de Seres, duendes y espíritus (8/11/12 a 7/5/2013), Mortífago Base (26/12/12 a 11/10/2013), Empleada en la oficina del Ministerio de Magia. Oficina de Asesores, Gabinete de protocolo y Prensa (9/8/2016 a 8/11/2013) , Mortífago Tempestad (11/10/2013 a 30/5/2015), Matriarca de la familia Haughton (17/10/2013 a 27/5/2015), Asesora legal en la oficina del Ministerio de Magia (8/11/2013 a 25/2/2014), Empleada de la oficina de Juegos y Deportes Mágicos (8/1/2015 a 17/2/2015), Mortífago Base (21/1/2016 a 30/5/2016), Empleada en el Departamento de Cooperación Mágica Internacional (8/2/2016 a 9/7/2016), Matriarca de la familia Karkarov (9/5/2016 a Actualidad), Mortífago Tempestad (30/5/2016 a 24/8/2016), Jefa de Oficina del Departamento de Cooperación Mágica Internacional (9/7/2016 a Actualidad), Mortifago Mago Oscuro (24/8/2016 a Actualidad), Socia del negocio Elviris Pub (13/7/2016 a Actualidad), Dueña del negocio Puntos Cardinales (31/01/2013 a Actualidad). Estado del plan de estudio: Enviado.
  25. ¿Por qué amaba tanto caminar en la noche? Era una de las actividades favoritas de Mery, mirar las estrellas y estar solamente alumbrada por la luna. Quizás y aunque amara pasear en aquel momento, la situación por lo que lo hacía no era su favorita, y es que había quedado ya con alguien para así poner en práctica sus habilidades en duelo, y no, no era nada buena en ese aspecto. Mucha gente se metería con ella e incluso vivirían amenazándola por el hecho de que no estaba del todo metida en el tema de hechizos y demás, así que solía mantener aquello callado para que así nadie pudiera tener eso en su contra. Había decidido ella, puesto que Divied había sido bastante convincente con el tema del duelo, mantener aquel duelo en un lugar donde todo lo que pudiera ir en su contra no estuviera. Así que, tras aparecerse con su elfo en un desierto, había caminado lo suficiente como para encontrarse envuelta en un aire frío y arena, y absolutamente nada más. La luna y las estrellas estaban en el cielo, por la izquierda la arena clara, por la derecha la misma, y totalmente igual por delante y por detrás. Así que podía mantenerse a salvo de los morphos y vitaes. Acarició su barriga, su bebé parecía querer estar tranquilo para aquella situación, y eso le venía bien, no podría soportar que Thomas comenzara a patearla, perdería concentración y perdería, aunque eso último era algo que tenía ya claro. A parte de su ropa interior y unas chanclas de verano, llevaba puesto un vestido gris con un estampado de helados, muy infantil, pero a la vez muy cómodo; su pelo se encontraba recogido en un moño bastante mal hecho, y no se había puesto ni una gota de maquillaje, por lo que las ojeras ocupaban casi toda la cara blanca de la chica. ¿A qué se debían las ojeras? Llevaba trabajando en su departamento sin descansar un mes, y cuando tenía el tiempo de descansar, o debía de hacer cosas en la fortaleza oscura, o debía de trabajar en Hogwarts, y si no su hijo quería molestarla; así que no había dormido nada. ¿Aquel de allí era su amigo? Suponía que sí, no mucha gente iría a pasear a un desierto. Su varita en todo momento había estado en su mano derecha, y ahora se encontraba bastante apretada, como si la pelirrosa quisiera partirla. - Hombre, amor mío –dijo con una sonrisa en el rostro hacía el chico-. ¿Seguro que no quieres que vayamos a tomarnos unas cervezas y dejemos esta tontería para otro momento? –lo miró de manera suplicante, pero nada, no funcionó aquello. Alzó su brazo derecho y apuntó directamente a Divied. No quería hacerle daño, era uno de sus mejores amigos, y eso que ella era bastante anti-social y le costaba hacer amistades. Quizás la manera en la que se conocieron fue lo que hizo que los chicos comenzaran a relacionarse, y es que Mery no era nadie conformista, era bastante exclusiva. - En fin… -se encogió de hombros y se centró para que así aquello saliera de la mejor manera posible-. Fuego Maldito –no alzó la voz, ni lo dijo desesperada. Simplemente lo dijo como quien habla tranquilamente. De la punta de su varita salió una llamarada grande y rápida, la cual tomó forma de caballo y fue directa a su pobre amigo. ¿Qué pasaría si llegara a impactarle? Tendría tales quemaduras que si tardaba mucho en curarlas debería usar dos episkeys. Ojalá supiera reaccionar y no le hiciera nada grave a Divied, no podría perdonárselo jamás.

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