Dorothy Anne

Hola, vengo a pedir cambios. Básicamente toda la ficha queda igual, pero con el skin de Halloween la fuente no se veía casi nada, no sé porqué .-. En fin, ahí se los dejo, no incluyan la imagen que estaba al principio, que ya no me gusta.

 

Saludos ^^

 

Premios para Aspirantes:

 

 

El/la más aplicad@ de la Academia

 

Sherrinford Hound

 

El/a más activo

Lunática Evil Lupin Black

El/la dueñ@ de "La Madriguera"

 

BrujaOesed

El/la Más despistad@

 

Lunática Evil Lupin Black

El más sexy

 

Sherrinford Hound

La más sexy

 

Jess Lovegood

El/la Más travieso

 

Ken- Fur

Mejor espíritu OdF

 

Sherrinford Hound

 

Lunática Evil Lupin Black

Aspirante por Siempre

 

-Monotoq

 

Premios Especiales para Aspirantes:
El/la mejor Aspirante

 

Lunática Evil Lupin Black

El/la mejor roler@

 

Sherrinford Hound

El/la mejor duelista

 

Morrighan McKenna

El/la más Fenixian@

 

BrujaOesed

Futura Promesa de la Orden del Fénix

 

Lunática Evil Lupin Black

 

Premios Orden del Fénix:

La más sexy

 

Mei Black Delacour

El más sexy

 

Nathan Weasley

La mejor pareja

 

Elodia Riddle & Zarco Bulché Haight

El/la más desead@

Adryane

El/la Más enamoradiz@

Arya T. Macnair

El/la Más travies@

Alessandra G. Gryffindor

El/la más vag@

 

Hank Rosier

El/la más tiern@

 

Cye Lockhart

 

Kirara Ruak

El/la más egocéntric@

Boss Elessar

El/la más activ@

 

Sebas Granger

Adryane

El/la más creativ@

 

Bel Evans McGonagall

El/la más gruñón(a)

 

Boss Elessar

El/la más divertid@

Alessandra G. Delacour

El/la mejor compañer@

 

Cye Lockhart

El/la más compulsiv@

 

Alessandra G. Delacour

Bruja Oesed

El/la más despistad@

 

Kutsy

El/la más suicida

 

Lisa Weasley Delacour

 

Hank Rosier

 

El/la OdF meteoro

 

Soamily Evans McGonagall

El/la noctámbul@ de la OdF

 

Mei Black Delacour

Morrighan McKenna

El/la más "querid@" por los Mortífagos

Hank Rosier

Boss Elessar

El/la Más Omnipresente

 

Boss Elessar

El/la más fiester@

Bel Evans McGonagall

Alessandra G. Delacour

El/la más trabajador@ra/or

 

Arya T. Macnair

 

Adryane

 

Bel Evans McGonagall

El/la más responsable

 

Mia Black Lestrange

 

La luz más resplandeciente

 

Adryane

 

La llama más ardiente

 

Kirara Ruak

 

Bel Evans Macgonagall

 

El alma más presente
Hank Rosier

Lisa Weasley Delacour

Premios Especiales Orden del Fénix:

 

Leyenda OdF

 

Sally Sigel

Boss Elessar

Mejor OdF

 

Elvis Gryffindor

 

Elodia Riddle

Revelación OdF

 

Lisa Weasley Delacour

 

Helen Evans

Promesa de la OdF

 

Morrighan McKenna

BrujaOesed

Mejor Perfil OdF

 

Mei Black Delacour

 

Hank Rosier

 

Elvis F. Gryffindor

Mejor Roler@

 

Elodia Riddle

 

Elvis F. Gryffindor

Mejor Duelista

 

Edmund Browsler

El/la Mejor Firmer@
Athena Rouvás

 

El/la Mejor Blinker@

 

Adryane

 

Arya T. Macnair

El/la Mejor Padrino/Madrina

 

Bel Evans Mcgonagall

Mia Black Lestrange

Mejor Dama/Caballero de la noche

 

Hank Rosier

 

Saya Black

Mejor Paladín

 

Elvis F. Gryffindor

Annick

Mejor Sacerdotisa/Sacerdote

 

Cye Lockhart

Mejor Cazador(a) de Mortífagos

 

Mei Black Delacour

 

Boss Elessar

Adryane

El/ La mejor sanador/ora

 

Arya T. Macnair

Mejor Brigada

 

Luces

Mejor Proyecto

 

Feria Mágica

Mejor negocio OdF

 

Moon River

Mejor familia OdF

 

Evans McGonagall

 

Gryffindor

El/la más destacado en el rol del MM
Seba Granger

Premios extraordinarios a Mortífagos:

El/la Mortífag@ más cazad@

 

Felicity Malfoy

El/la mortífag@ más "querid@"

 

Radamantys

 

Chicos!

 

Sé que dije que deseaba pertenecer a esta división, y lo sigo queriendo, pero las últimas dos semanas estuve muy ocupada. Vi que rolearon en The Hunter, que rolearon mucho, de hecho, y me preguntaba si aún no es muy tarde para incorporarme. Estuve leyendo los post anteriores y a decir verdad creo que ni mi personaje ni yo tenemos mucha información con respecto al otro bando, pero aún así quiero participar y estar en uno de esos grupos de los que hablan, en serio que sí. Solo díganme en qué les puedo servir.

 

Un abrazo a todos.

Dorothy había sido dotada con calma y paciencia. Para ella era muy difícil salir de sus cabales y, cada vez que se veía próxima a hacerlo recordaba que era una dama. Cerraba los ojos, respiraba profundamente y esbozaba su mejor sonrisa, como lo estaba haciendo en ese preciso instante, frente al mago que profesaba gritos.

 

Para fortuna de la bruja May llegó junto con los Charlotte y el otro empleado que había llegado hacía unos minutos. El principio pensó que era un alivio tenerlos cerca, pero en cuanto presenció la actitud y reprimendas de su jefa quedó descolocada, atónita. Ni siquiera fue capaz de responder la pregunta que le había sido formulada.

 

Asintió débilmente ante la propuesta del café, aunque cuando éste estuvo en sus manos lo ingirió con ligero desespero, como si el brebaje tuviese el don de relajarla. Su taza estuvo al punto de estrellarse contra el piso cuando observó a Juliene aprisionar a Helmuth en contra de la pared. Estuvo a punto de objetar, pero entonces recordó lo poco educado que había sido aquel alemán y dio dos pasos hacia atrás. No, un caballero no debía comportarse de esa manera, y Dorothy que constantemente meditaba sobre los modales y las normas de protocolos sociales no podía evitar sentirse indignada y ofendida.

 

Caminó con premura hasta el escritorio y tomó un pergamino que se elevó en el aire. A su lado un inquieto vuela plumas volaba.

 

― Lo oímos, señor ― afirmó con sus ojos verdes clavados en los del hombre.

Dorothy se levantó esa mañana con la única intención de dirigirse a la Academia de Magia y Hechiceria, específicamente a la biblioteca. Como ex alumna aún podía disfrutar de ciertos beneficios y luego de haberse propuesto construir un invernadero necesitaba consultar algunos libros de Herbología que le proporcionaran algo de ayuda.

 

Caminaba con paso minucioso sobre los extensos Jardines Sumaes. Ya había conseguido el libro y ahora tan solo deseaba disfrutar del aire fresco que le brindaban los terrenos de la Academia. El otoño había acabado con los campos de flores y disipado las hojas de los que antes habían sido árboles frondosos. La brisa fría que soplaba aquel día le calaba los huesos y obligaba a su cabello a revolotear por el aire. Clavó su vista al cielo nublado, implorando a Merlín por que no lloviera.

 

Más allá el sendero se mostraba tétrico y oscuro. Dorothy había escuchado historias, leyendas y mitos sobre aquel lugar y ninguna había sido de su agrado. De pronto tropezó con una pila de hojas amontonadas. Volteó su rostro, curiosa, y se encontró con la silueta de un chico de cabellos rubios y ojos azulados sentado sobre uno de los bancos de piedra. Por un momento pensó que le hablaba a ella, por lo que no pudo evitar preguntar:

 

— ¿Disculpa?

 

Contempló a su alrededor, no había nadie más. La llegada de otro ventarrón se hizo presente, encargándose de arrastrar a su paso las hojas que habían estado apiladas. Dorothy las vio alejarse antes de girarse nuevamente y optar por sentarse junto al mago. Depositó su libro a un lado y se llevó algunos mechones de cabello detrás de la oreja, para luego sumergir sus manos heladas en el bolsillo de su suerte color turquesa. Después de unos segundos se atrevió a romper el silencio.

 

— Soy Dorothy, un placer. —gesticuló ella, entre alegre y nerviosa, a la vez que extendía su brazo.

Sexta planta

Tercer rol

 

Segundos después la silueta de una pelirroja apareció en la habitación, pidiéndole a la enfermera que se retirara. Dorothy la observó con unos expresivos ojos verdes mientras se acercaba a ella y escuchaba lo que esta le decía. Tuvo que hacer un esfuerzo para no gemir cuando Arya le ayudó a incorporarse. No quería mostrarse débil, sino fuerte y recuperada, a pesar de que sintiera que le cabeza le estallaría o que los huesos de su espalda se desvanecerían en cualquier momento de tanto dolor.

 

— Gracias. —soltó ella educadamente antes de recibir la pila de ropa ofrecida.

 

El atuendo constaba de un hermoso vestido de oxford, con un color crema de fondo y diminutas flores de tonalidades vino tinto y marrón que adornaban la prenda. También halló unas medias largas que protegerían sus piernas del frio, un suéter rosa y unos botines planos y de color café. Aquello le proporcionó algo de felicidad y logró sacar una sonrisa de sus labios rotos. Se colocó de pie y procedió a vestirse, en ocasiones miraba de reojo a Arya, cerciorándose de que no voltease.

 

— Estoy bien —a pesar de haber mentido había algo de cierto en sus palabras. Al menos se sentía mucho mejor que antes.—. Solo tengo unas molestias en la espalda.

 

Tomó nuevamente asiento, como se lo habían indicado, para después observar con curiosidad un peculiar aparato que llevaba la sanadora en sus manos, el cual envolvió parte de su brazo derecho y se iba inflando a medida que Arya presionaba una goma negra en forma de pera. Dorothy se quedó inmóvil y un tanto extrañada, ¿qué le estaban haciendo? Luego recordó que solo median su presión, solo eso.

 

— ¡Aaaugh!­ —se quejó ella al sentir que el aparato exigía mucha presión en su brazo.

El brazalete volvió a su estado original y pronto fue removido. Tomó el pequeño frasco que le brindaban mientras miraba a Arya con atención, asintiendo ante todo lo que decía. No iría a su casa, iría a la cafetería en busca de Queen, pero esos eran detalles que no era necesario mencionar. Antes de despedirse sujetó con fervor las manos de Arya y clavó sus ojos verdes en los de ella.

 

— Agradezco mucho lo que has hecho por mí. —dijo ella antes de darle un abrazo veloz, pero sincero, y abandonar la habitación.

Sexta planta

Segundo rol

 

Pequeños fragmentos de imágenes se disparaban una tras otra en su mente, pero Dorothy, más inconsciente que despierta no podía distinguir entre lo que era real y lo que no. Visualizó un jardín, el vuela plumas de Jason, el ancestral arroyo de piedra, las exclamaciones de Rosie, la mirada fría de Aaron y unas máscaras plateadas. De pronto, en la oscura profundidad de su subconsciente se sintió estremecida.

 

Esperaba que el mago se encontrara bien, porque no había que tener cuatro dedos de frente para saber que había sido atacada por las víboras humanas. En el rostro que se había mostrado taciturno se dibujaron ligeros gestos de consternación. Trataba de unir las escenas: había estado bebiendo un café con Aaron, sí, y había discutido con una de las empleadas antes de que llegaran ellos, pero luego todo era borroso, pura neblina. Lo último que recordaba era el ladrido de Queen…

 

Queen.

 

Sus ojos se abrieron repentinamente y se encontraron con una habitación cerrada de paredes blancas. Estaba en San Mungo, podía suponer, lo que no sabía era cómo había llegado ahí. Trató erguirse pero un gemido escapó de sus labios al intentarlo. ¿Y dónde estaba Queen? Buscaba con una mirada desesperada a la pequeña cachorra, pero no la conseguía, no podía siquiera oír el ruido lejano del tintineo de su collar al aproximarse. Queen siempre le era fiel, siempre estaba a su lado. Era su Sancho Panza. Entonces no podía entender por qué ya no estaba ahí, con ella.

 

A lo largo de los años Dorothy había aprendido a ser fuerte y a sobrellevar muchas situaciones, pero Queen era su talón de Aquiles, su punto débil. No quería imaginarse lo peor pero…. No, Queen no. Queen debía estar bien, tenía que estar bien. Necesitaba regresar a Magic Coffe y cerciorarse de que estuviese ahí, sana y salva. Cuando finalmente logró sentarse notó que la piel de su cuerpo estaba completamente al descubierto. De manera inmediata tomó una manta cercana y se cubrió. Los huesos le dolían tanto que le dificultaba moverse, además podía sentir un ungüento esparcido sobre su piel, el sabor sabor amargo de una poción en su boca y sus labios resecos. Pero a Dorothy no le importaba eso, solo deseaba ir en busca de su pequeña.

 

— ¿Cuándo podré marcharme? —con varias lágrimas a punto de desbordarse miró a la enfermera. Tuvo que hacer un esfuerzo para no llorar, Dorothy no lloraba. Elevó su mentón y esperó una respuesta.

Sexta planta

Primer rol

 

El cuerpo inerte de Dorothy estaba tendido en una de las camillas de San Mungo. Los eventos ocurridos eran borrosos, como una imagen desenfocada. Pero la joven bruja no podía ver, ni oler, no oír; sus cinco sentidos habían muerto con ella aquella tarde en Magic Coffee, donde fue víctima de victimas de fuertes ataques.

 

Su silueta yacía pálida e inmóvil, con unos labios partidos y secos y sus brazos extendidos al lado de su cuerpo. Muy pocas veces Dorothy había traspasado esa barrera existente al más allá. Antes de su desaparición, cuando era miembro de la Orden, tuvo el infortunio de dejar la vida y, ahora que había vuelto a sus andadas como auror no había pasado desapercibida por los despreciables que tenían el descaro de decir preocuparse por la comunidad mágica.

 

Su vestido verde estaba roto y lleno de sangre, dejando entrever en su pecho graves heridas. Con tobillos y muñecas magullados y fuertes quemaduras pinceladas en sus piernas. Dorothy jamás había tenido una apariencia tan desagradable como la que tenía en ese momento, ni siquiera cuando deambuló en el inmenso amazonas, o cuando trabajo día y noche sin descanso en aquel pequeño y desolado hostal.

— En efecto, estoy informada de lo que ocurre en Londres —por un momento pensó que perdía la calma—, pero no soy adivina como para estar al tanto de los detalles. El único interés que tengo en estos momentos es el de ayudarlo.

 

Lo creyera o no, sus palabras eran sinceras. Dorothy dibujó una pequeña sonrisa en sus labios al ver que el mago tomaba asiento, pero esta desapareció en cuanto volvió a mirarla. Tomó el pergamino que Helmuth le entregaba y se dedicó a leerlo con minuciosidad. Se trataba de una suma grande de dinero. Magic Coffee también se había visto afectado por tal estafa, pero no había perdido tantos galeones.

 

— Ya veo… —comentó más para ella que el alemán.

 

Se colocó de pie y se encaminó a una habitación contigua, donde se encargó de hacer una réplica del documento que le habían entregado. Estampó el sello del Departamento y luego regresó junto a Helmuth, ofreciéndole el pergamino original y señalándole la copia. Era de suponer que al alemán le exasperaba ese tipo de procedimiento, bastaba verlo en sus gestos y en la forma en la que murmura en alemán. Dorothy sintió ganas de levantar la silla donde se sentaba y abalanzarla contra él, para ver si así el susodicho se dignaba de una vez por todas a hablar en castellano.

 

— Me quedaré con este y lo anexaré al inventario —le informó—¿Tiene algún local acá, señor Lenz?—los datos que aparecían en la factura eran suficientes para mandar a abrir una investigación—. Una vez corrobore la información podremos proceder a devolverle la suma perdida. También tendrá que redactar una carta donde explique cómo transcurrieron los hechos, con el mayor de los detalles posibles. Es un procedimiento que nos exigen, solo eso. Aunque puede que su historia nos ayude a dar con el creador de esta fechoría.

Dorothy miró con el gesto fruncido al nuevo hombre que llegaba. Juliene parecía conocerlo perfectamente, a diferencia de ella. Charlotte también se inmutó, mostrando una expresión sería con pinceladas de enojo ¿Qué estaba pasando?, ¿no era suficiente ya tener que lidiar con el germano parado en frente? Suspiró, exasperada.

 

— Eeem… Hola, Alex. — las palabras de Dorothy eran arrastradas por la duda. ¿Quién era Alex?

 

Entonces vio como Juliene se dirigía al recién llegado y exigía tanto a él como a Charlotte hacer las paces. Dorothy cruzó los brazos, intrigaba, mientras se preguntaba qué era lo que había pasado durante todo el tiempo que estuvo fuera del Departamento de Cooperación Mágica Internacional. Observó a los dos sujetos con curiosidad. También le exaltaba la actitud de su jefa, quien parecía haber olvidado por completo la presencia del alemán.

 

Helmuth no dejaba de profesar gritos, moviéndose de aquí para allá mientras levantaba su capa. ¿Qué iba a hacer? Imploró a Merlín y a todos los dioses existentes la llegada de una ayuda divina. Y ahora Juliene se marchaba con Alex y Charlotte. No, la situación no podía ser peor. Dorothy tomó aire y trató de que la sangre regresará a sus pálidas mejillas. Sí, podía ver que los galeones desaparecían, desde luego que estaba al tanto de la situación, lo que no sabía era cómo pedirle al susodicho que recobrara la cordura. Claro, si es que tenía cordura.

 

— Le ruego que se calme — había dicho en un intento de mostrarse autoritaria. —. Y por favor, empleemos el castellano. —ella no hablaba alemán, ni estaba cerca de hacerlo.

 

En efecto, los galeones desaparecían. Era lógico que darían la cara y solventarían el problema. Estaban hartos de lidiar con quejas e insultos, pero el mago no parecía entender eso, ya que la miraba lleno de ira, como si la estuviese culpando de su infortunio. Al tenerlo tan cerca dio dos pasos hacia atrás, de forma instintiva, para luego tomar asiento junto al escritorio donde Helmuth colocaba el maletín. Con un ademán en su mano le hizo saber a su interlocutor que podía sentarse si así lo deseaba.

 

— ¿De cuánto dinero estamos hablando? —su espalda se había erguido y sus facciones se mostraban altivas.No quería demostrarle lo afectada que estaba en esos momentos—. Necesitaré algún recibo, factura o comprobante donde pueda corroborar que los datos que usted me da son los correctos ¿Qué tipo de negocios realizó acá en Inglaterra?

o/

 

Nick: Dorothy Anne

Día y Hora: 26/10 1:30 am. Monterrey, México.

Link a la imagen: http://conlacomidanosejuega.isf.es/images/correcto.png

Nombre del topic donde se encontraba: ¡Bienvenidos Aspirantes!

# de post donde se encontraba la imagen: 9

 

 

Eeem, no fue muy difícil encontrarla. Entre el rompecabezas y los juegos de búsquedas creo que me quedo con estos, jeje. Esto del spam me estresa. No tengo nada con el skin blanco que pusieron, pero ahora es más complicado completar las dos líneas. En fin, Adry, ven pronto (? Aunque creo que yo ya me voy a dormir. Saludos a todos.

Hola

 

Nunca me han gustado los rompecabezas, pero las ganas de participar me ganaron (? Sepan que no tengo ni paint, no photoshop, ni photoscape ni nada de eso T.T así que fue un problema recortar la imagen, pero me las ingenié. Veo que Panterrosa lo hizo mucho más rápido que yo, pero a mí ya no me quedaban ganas de volver a armarlo .-. Y ya me voy. Espero que tengan una bonita noche.

 

 

 

 

Dorothy tomó la copia del pergamino. Sabía que sería cuestión de días para recibir su pasaporte. Poco a poco iba deshaciéndose de trámites que desde hacía tiempo tenía pendientes, como obtener su licencia de aparición y de vuelo. Era curioso que a pesar de que tuviese tantos años viviendo en el ancestral pueblo de Ottery St. Catchpole jamás su hubiese preocupado por ese tipo de cosas.

 

— Muchas gracias, Juliene

 

El siguiente comentario de la directora la dejó completamente descolocada. Dorothy sintió su rostro empalidecerse y la sangre de sus venas congelarse. Muy pocas personas solían referirse a su anillo, tal vez era por eso que siempre lo llevaba consigo. Contrajo una débil sonrisa, mientras buscaba una respuesta apropiada. Llevó uno de sus mechones castaños detrás de la oreja, como solía hacer cada vez que se encontraba nerviosa.

 

— Gracias — repitió —, pero no creas que…

 

Antes de que pudiese explicarle a Juliene su situación se oyeron unos gritos atosigados y bruscos provenientes de la recepción. Eran de un hombre, sin duda, y a juzgar por el lenguaje que empleaba podía decirse que era alemán. Dorothy miró a la pelinegra con el ceño fruncido y el rostro contrariado, ¿y ahora qué estaba pasando? Temía que se tratase del ¨Oro Falso¨ pero si ya habían recibido tantas cartas no sería sorpresa que alguien llegara a quejarse personalmente. Lanzó un suspiro que apenas fue oído en la habitación.

 

— Será mejor que salgamos a ver.

 

Se encontraron con una Charlotte angustiada y pálida que, parada ante su escritorio, no hacía más que titubear sin poder completar ni una sola frase. Por otro lado estaba Helmuth, que se asemejaba más a una bestia que a una persona civilizada. Le hubiese gustado aprender un poco de alemán en ese momento y saber al menos si aquel sujeto profesaba insultos hacia ellas. Se cruzó de brazos y miró al hombre con una severidad poco común en ella. En todo el tiempo que tenía sirviéndole al CMI jamás se habían encontrado en una situación como esa.

 

 

— Por favor, le ruego que se calme — pidió con una voz neutra —. Solo así podremos ayudarlo.

Dorothy no entendía qué estaba ocurriendo, ni lo quería entender. Los eventos eran tan raros y maquiavélicos que tuvo miedo de pensar que se trataba de una trampa. Rio con desgano, ni siquiera las obras de caridad podían tener un final feliz y tranquilo. Sin dramas. ¿Por qué todo, absolutamente todo en el mundo mágico traía tantas complicaciones? Cualquier muggle podía pensar que con la ayuda de la magia las cosas eran más sencillas, pero no, estaban equivocados.

 

 

Luego de que el timbre sonara las luces se apagaron, y a continuación se escucharon gritos cargados de terror, reflejos macabros, ráfagas de viento inesperadas… pero lo más alarmante de todo era la desaparición de Hank, ¿a dónde se había metido aquel niño de mirada curiosa? Imploraba a Merlín y a todos los dioses existentes la salvación divina de cada uno. Y es que si algún alumno resultaba lastimado o peor aún, muerto, la Orden sería responsable.

 

 

Dorothy, aterrada, empezó a buscar en medio de la oscuridad algún atisbo de luz. Las voces de sus compañeras sonaban lejanas y, por más que atravesara los estrechos corredores no conseguía acercarse a ellas. De momentos sentía que una mano gélida tocaba su hombro, o que una voz lúgubre susurraba a su oído. Claro que ella no hacía más que decirse y repetirse a sí misma que todo era producto de su imaginación, puras alucinaciones causadas por la penumbra de la noche.

 

Palmó con desespero la madera podrida de una puerta, hasta que dio con la manija. Tuvo que forzarla un poco, pero afortunadamente esta abrió, para dar con los rostros asustados de Adryane y Romina. Al principio Dorothy las observó estupefacta, le era difícil creer que al menos ya no estaba sola. A medida que los segundos transcurrían una risa mezclada de sosiego y nerviosismo fue saliendo de sus labios. Pese a la escasa amistad que tenía con sus compañeras se atrevió a colocarse en medio de Romina y Adryane para sujetar sus brazos.

 

 

— ¿Se encuentran bien?

 

Entonces vio a Bel tendida en el suelo, con el rostro tan pálido que temió que se tratase de otro fantasma. Dorothy tomó su muñeca y notó que, aunque el pulso era débil seguía ahí, latente. Al ver que Adryane se dirigía a una habitación desolada decidió seguirla. Al entrar pudo contemplar un charco de agua que se extendía sobre el suelo. Alzó su vista hacia el techo, pensando que se trataba de una gotera, pero luego se dio cuenta de que el agua procedía de una habitación contigua. Caminó sigilosa, hasta que la abrió, y en un instante fue derrumbada por una avalancha de agua que penetró con ímpetu. Solo cuando el fluido se extendió lo suficiente y llegó hasta el pasillo Dorothy pudo recobrar el aliento y colocarse de pie. Se movía con dificultad, ya que tanto su cabello como su ropa estaban empapados.

 

Se giró y vio la silueta de Hank, y solo cuando se cercioró de que este se encontraba bien procedió a entrar a la otra habitación, guiada por una voz que susurraba ¨El espejo, el espejo¨ Y entonces lo vio: un cristal de forma ovalada que era rodeado por metal oxidado. Lo más extraño de todo era que el espejo no reflejaba su silueta, si no la figura de una niña con el rostro deforme. A Dorothy le entraron ganas de llorar, jamás había visto algo tan feo. No supo de dónde sacó el valor, pero se acercó hasta quedar frente al espejo y contemplar mejor la niña que lloraba.

 

 

— No llores. — pidió con clemencia, mas el llanto seguía ¿Y ahora qué haría?

Hola

 

Pues yo también vengo a inscribirme, me enamoraron el todos los objetivos que pusieron *-* Estuve leyéndolos y me emocioné mucho con eso de la piedra que mencionó Elvis, me encantan todas las ideas que están teniendo. Lo del arrollo también está super genial *-* Yo digo que sí. Los quiero felicitar porque se ve que le han dedicado mucho tiempo a la realización de este proyecto. Estoy segura de que todos pondremos nuestro granito de arena para que esto florezca. Yo, por mi parte, iré pensando en ideas y tramas, que es lo que me gusta *-*

 

Un saludo para todos, nos leemos.

~Con @Maýz , sacando el pasaporte

 

La noche anterior Dorothy se había percatado de que la fecha de caducidad de su pasaporte ya había transcurrido, desde hacía meses. No tenía la más mínima intención en salir del país, había sido más que suficiente con sus viajes a Nueva York y a Rio de Janeiro, donde se encargó de mantenerse bajo perfil y ocultar su identidad de bruja. Claro, al final había tenido que aceptar y soportar las consecuencias que sus decisiones acarrearon.

 

Observó la opaca sortija de plata que rodeaba su anular izquierdo. El anillo representaba el compromiso de un amor puro, fiel. Y, a pesar de que la imagen de un Peter desangrado y tendido en el suelo se asomaba a cada día y a cada minuto a su mente, Dorothy se aferraba fervientemente a su amor. Aún estaba ligada a él, pese a que estuviese muerto. Ella tenía la convicción de serle fiel, al menos hasta que el tiempo se encargase de desgastar sus sentimientos, y los convirtiese en solo en un agradable recuerdo. En otra página leída.

 

Emitió un tenue suspiro para luego salir de su oficina. Había estado tan abstraída en sus recuerdos que por poco no toma el pequeño pergamino que descansaba en su escritorio, el cual ya se había dedicado a llenar. Al atravesar el pasillo vio a Charlotte, quien minuciosa se ocupaba de organizar una lista de talonarios. Luego, tocó la puerta de Juliene. Entré unos segundos después.

 

 

— Buen día, Juliene—saludó como todos los días—. Me gustaría saber si podrías autorizar mi pasaporte. No considero correcto que yo misma lo apruebe.

 

 

 

 

 

Ministerio de Magia
Departamento de Cooperación Mágica Internacional
Organismo Internacional de Normas de Instrucción Mágica y Oficina Internacional de Ley Mágica

Plantilla para Pasaporte

Nombre: Dorothy Anne
Edad: 20
Sexo: Femenino.
País de origen: Inglaterra
Ficha de personaje: Acá

 

 

 

— También me gustaría hablarte de algunas ideas que he tenido.

 

 

 

Eeem, hola! Vengo a solicitar cambios a mi ficha. En fin, saludos *-*

 

 

http://i1048.photobucket.com/albums/s366/dorothyc2/tumblr_luzexhEZUK1qeyiido1_500_zpsf34b78a1.jpg

Datos personales

 

Nombre del personaje: Dorothy Anne Currington Westrong
Sexo: Femenino
Edad: 20 años
Nacionalidad: Británica

Familia(s)
~Familia Westrong (Sanguínea)
~Familia Rambaldi (Adoptiva)

Padre(s) Sanguíneo
Alyka y Coyo-t de Monter.

Padre(s) Adoptivos
Celia Currington

Trabajo
Jefa de Confederación Internacional de Magos, Sede Británica. Departamento de Cooperación Mágica Internacional.

Poderes mágicos

 

Rango Social
Unicornios de Bronce

Bando
Orden del Fénix

Rango dentro del Bando
Initié

Nivel de Poder Mágico:

 

*Puntos de poder en objetos: 20

 

Hechizos adicionales

--

 

 

 

*Puntos de poder en criaturas

 

Criaturas controlables en asaltos y duelos
--

Habilidades Mágicas
--

Conocimientos Especiales
~Idiomas
~Estudios Muggles
~Defensa Contra las Artes Oscuras (Conocimiento Adquirido)

Perfil del personaje

 

 

Raza
Humana

Aspecto físico

 

De mandíbula suave y firme, pómulos salientes y ojos verdes e inquisidores, que parecen amables y cándidos. Posee una cara de piel tersa y blanca, que es enmarcada por un cabello castaño ondulado, el cual llega a la altura de sus hombros. Cejas gruesas y pronunciadas. Su rostro es inocente y siempre expresa vivo interés por toda persona que se dirija a ella. De gestos suaves y clásicos. Nariz pequeña, firme y respingada.

Alta (1.70m) De cuerpo esbelto pero poco tonificado debido a la gran falta de actividad física. Su andar suele ser fino y un tanto minucioso. Posee una pronunciada cicatriz en forma de media luna, ubicada sobre su rodilla izquierda.

En cuanto a su vestimenta Dorothy evita los colores llamativos y opta por tonalidades pastel. Es muy cuidadosa con su aspecto personal. Generalmente hace uso de faldas o vestidos, pero si la ocasión lo amerita prefiere escoger unos pantalones.

Cualidades psicológicas

Es una persona cálida, agradable y dulce. Le gusta ser correcta, femenina y social. Quisquillosa y testaruda. Tímida en ocasiones. Es una joven de buenas intenciones, siempre tiene la palabra y el consejo adecuando para el momento justo. La valentía acude a ella es situaciones que lo exigen, pero la mayoría de las veces suele ser un tanto cobarde. Hasta los más pequeños detalles despiertan gran interés y curiosidad en ella.

Trata en todo lo posible de obrar correctamente y constantemente se cuestiona sobre el bien y el mal. Usualmente le cuesta decir que no, porque teme decepcionar o hacer sentir mal a las personas que la rodean. También se le hace difícil expresar lo que siente, sobre todo cuando se trata de algo que le desagrada o disgusta.

Detesta tener enfrentamientos con alguien, es por eso que siempre se muestra sumisa y apacible. Trata de evitar los problemas a toda costa y de preservar la calma y la paz. Le gusta mucho sonreír, así que trata de hacerlo la mayoría del tiempo. Cree que una sonrisa genuina tiene el poder de convertir los malos días en buenos.

Historia

Nacida en Ottery St. Catchpole, hija de Alyka Westrong y Coyo-t de Monter. Al igual que sus hermanas mayores, Mary, Annie, Aime y Mafer, fue secuestrada al nacer. No se sabe con certeza la identidad de sus raptores, pero si los motivos que tenían. Habían sido enviados por Celia Currington, una mujer ya entrada en años que ansiaba tener una hija y no podía.

Celia era descendiente de Norma Jean, la segunda hija de Isaac Currington. Era una bruja de buenas intenciones, amable y cándida. Crio a Dorothy como si fuera su propia hija, ocultándole la verdad sobre su pasado. Ambas habitaron una hermosa mansión ubicada a las afueras de Londres, donde la niña no tuvo oportunidad de convivir con otros. Aprendió en casa buenos modales, a hablar francés, a tocar piano y a bailar ballet. Era una chica muy educada, de buenos modales y actitudes correctas. Era clásica, elegante y serena.

Pero a pesar de no haber tenido la oportunidad de socializar mucho, a los quince años su madre la llevó a París, de vacaciones. Un viaje de verano. Allí tuvo la oportunidad de conocer a Louis, su primer amor. La ojisverdes pasó dos meses inolvidables en la ciudad del romance. Pero desafortunadamente un poco antes de marcharse descubrió que había sido vilmente engañada y utilizada por el chico. Desilusionada, triste y con el corazón roto regresó nuevamente Inglaterra, para ejercer su rutina como siempre lo había hecho.

Un poco después de cumplir diecinueve años Celia le contó la verdad, justo antes de morir. Dorothy decidió buscar a su verdadera familia, los Westrong, quienes continuaban viviendo en el pueblo mágico, sin saber que su llegada desvelaría más de un secreto.

En Ottery se reunió con sus verdaderos padres, aunque desafortunadamente no pudo crear un vínculo muy estrecho debido a las idas y venidas de ellos. También contactó a su prima Little, una Currington, quién le cedió uno de los apartamentos del edificio familiar. Allá vivió mientras cursaba la Academia de Magia y Hechicería, donde compartió maravillosos momentos junto a Roxanne, Soamily, Aaron y Perseus, sus amigos más cercanos.

Dorothy había descubierto su gran afinidad hacia la Orden del Fénix, es por eso que tras culminar sus estudios decide pertenecer al dicho bando. Además de logró ingresar al Departamento de Cooperación Mágica Internacional, lugar en el que pronto consigue el puesto de jefa en la Sede Británica. La Orden y su trabajo eran su vida, le hacían sentir completa y feliz.

En junio del 2013 emprendió un viaje que cambió su vida. Había ido a Derbyshire con la intención de visitar a un pariente lejano. Aunque no se lo esperaba, en aquel pueblo solitario Dorothy hizo a amistad con un grupo de chicos que la convencieron de ir a conocer Nueva York. Una mañana de julio los cinco jóvenes zarparon en un barco de carga hacia la ciudad de los rascacielos.

Las primeras dos semanas fueron muy agradables, recorrieron la ciudad y uno que otro día salían de fiesta, pero una mañana despertó sola. Los pocos galeones que llevaba con ella habían desaparecido, aunque lo que de verdad agravó su situación fue la desaparición de su varita. No sabe si conocían su verdadero uso o si solo la tomaron por curiosidad, pero la dejaron sin ningún tipo de recursos.

Ese mismo día se dirigió a un hostal y pidió un empleo. No quiso recurrir al Ministerio de Magia, estaba cansada de que siempre resolvieran sus problemas. Quería sentir que hacía algo por sí misma. No exigió dinero, solo techo y comida. En el hostal conoció a Peter, de quien se enamoró. Al principio le parecía algo tonto, tosco y poco convencional, pero su dulzura e insistencia terminaron por seducirla. Ella limpiaba las habitaciones durante el día, pero en la noche atendían juntos el pequeño bar. Una tarde le pidió que huyera con él a Brasil, y si bien se había negado al principio él logró convencerla alegando que había ahorrado suficiente dinero para costear los gastos de ambos.

Pasaron unos meses esplendidos juntos. Visitaron las playas de Rio de Janeiro, donde Peter le pidió que fuese su esposa. Quisieron ir de excursión al Amazonas, y lo hicieron, pero las cosas no salieron bien. Peter fue atacado por un leopardo. Se habían alejado un poco del grupo cuando se encontraron con el felino. Uno de los guías llegó a tiempo y lo mató antes de que él atacara a Dorothy, pero ya era tarde para Peter.

La castaña contactó a los padres de Peter para darles la devastadora noticia, y al encontrarse con ellos recibe algo de dinero con el cual paga el primer vuelo a Londres. Al llegar a Ottery se encuentra con una vida desmoronada. Desempleada, fuera de la Orden y con ambas familias desaparecidas recurre a Roxanne, quien le abre las puertas de su casa y la aloja en la mansión Rambaldi. Actualmente Dorothy trata de rehacer su vida, pensando siempre en las decisiones correctas.

Pertenencias

Objeto Mágico Legendario
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Objetos Mágicos

 

 

Mascotas y Criaturas

 

 

Criatura 1: Perro.
Clasificación: X
Puntos de poder: 10

 

Criaturas en la Reserva
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Licencias, tasas y registros

 

Licencia de Aparición
Obtenida
Licencia de Vuelo de Escoba
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Registro de XXX
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Otros Datos
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Cronología de cargos


Premios y reconocimientos
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Links de interés

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Era un alivio para Dorothy saber que a Bea le gustaba su trabajo y que se sentía a gusto con él. Ella había visto pasar a cientos de trabajadores, pero sabía que muy pocos solían comprometerse con el CMI. Y eso era lo que el Departamento necesitaba en ese instante: gente entregada en la que se pudiese confiar.

 

Alcanzó dibujar una débil sonrisa sobre su rostro en cuanto escuchó la pregunta de Bea. Dorothy había heredado los rasgos de su madre, pero la personalidad tímida y reservada de su progenitor. La habían criado para ser elocuente y amigable. Para ser capaz de mantener interminables charlas, de reírse, de halagar, de fingir modestia e ingenuidad… pero ella no hacía más que ahogarse en nervios cuando llegaba el momento de socializar con alguien. Celia, sin duda, estaría revolcándose en la tumba.

 

 

— ¿Ahora? — preguntó ella, en un intento de ganar tiempo. No sabía por dónde empezar—. Últimamente hemos estado recibiendo muchas cartas, son quejas de los magos. ¿Has oído de los rumores acerca del Oro Falso? Bueno, lo que se dice es cierto. Dichos galeones desaparecen de las bóvedas de los negocios 24 horas después de su adquisición.

 

Se dirigió hasta su escritorio para tomar una de los pergaminos y entregárselo a su acompañante.

 

— Muchos alegan que el culpable se encuentra en el extranjero, es por eso que el Departamento también está metido en este lío. Si fuese verdad, esa persona tuvo que haber venido hasta acá y notificar que saldría de Inglaterra— emitió un suspiro lleno de desgano—. Pero por más que reviso los documentos, no encuentro aun posible sospechoso. Al menos que haya salido de manera ilegal... Lo que no me explico es cómo pudo violar a la Ley de esa manera.

Dorothy ya no sabía si emocionarse o lamentarse por haber visitado aquel lugar. Ayudar a los chicos del hospicio era algo de lo que podía jactarse, no obstante, encontrarse en el orfanato no le provocaba más que pánico y desesperación, y hasta podía decirse que cierta repulsión. Jamás, en sus veinte años, había contemplado un sitio tan miserable y descuidado. En su mente se preguntaba si realmente cumplían con las medidas de sanidad exigidas por la ley.

 

La lluvia, fuerte e impetuosa no deba señales de querer marcharse. Era cierto que los rayos del sol se habían ido junto con los últimos días del mes de agosto, pero una tormenta como esa, sin duda, era una sorpresa para todos. Tan inesperado como ver nieve en las Islas de Hawai. El agua, tosca, golpeaba con estruendo los débiles ventanales y amenazaba con quebrarlos en mil pedazos. ¿Acaso podía empeorar la situación? Lo dudaba, pero en noche de brujas cualquier cosa podía pasar.

 

Ya los alumnos y algunos miembros de la Orden estaban ahí, en el orfanato. Dorothy identificó a sus compañeros de bando, así como a nuevos rostros. Era curioso toparse con sus caras luego de tanto tiempo, ya que desde su regreso al Mundo Mágico no había tenido oportunidad alguna de relacionarse con ninguno. Le causaba intriga saber el rumbo que había tomado la vida de cada uno de ellos.

 

El grupo de estudiantes jugaba en la habitación, junto con los demás jóvenes de la casa hogar. Dorothy, por su parte, se dirigió hacia la cocina para ayudar con la preparación de los aperitivos. Al cabo de un rato se dirigió hasta el cuarto con una bandeja que contenía sándwiches y vasos de leche. Los colocó sobre la mesa de la esquina, para luego alzar su mirada el foco del techo, donde una luz titilaba frágilmente y advertía con apagarse dentro de poco.

 

— ¿Alguien desea un emparedado? —preguntó a todos. Sabía que más de uno se encontraba hambriento.

 

Ya había transcurrido un tiempo desde su llegada y, si mal no estaba, pronto les tocaría marcharse que marcharse. Miró el reloj que descansaba en su muñeca, eran las 12:05 de la madrugada. De pronto el timbre sonó, dejando a todos descolocados, ¿quién iba a llamar a semejantes horas de la noche? Por un momento un silencio sepulcral inundó en el aire, hasta que una de las empleadas se encargó de hablar, con una voz que rozaba el miedo.

 

—Iré a abrir.

—Descuida — contestó ella ante las disculpas de Bea —. Ya me han hablado muy bien de ti.

 

Se giró nuevamente hasta la pila de pergaminos que anteriormente se había encontrado leyendo. No sabía si Bea estaba al tanto de las quejas y denuncias que el Ministerio de Magia había estado atendiendo en los últimos días. La noticia era prácticamente conocida por todo y mago y bruja de Ottery, y aunque el Ministerio trabajara en conjunto para evitar escándalos, la situación de les había escapado de las manos.

 

—Si gustas puedes tomar asiento — indicó, tras haberse sentado.

 

Miraba de reojo a Bea mientras fingía estar acomodando algunos papeles que yacían en su escritorio. ¿Qué iba a decirle? Dorothy odiaba tener que dar órdenes, por lo que su condición de jefa siempre le había traído circunstancias que ella consideraba un tanto incómodas. Sonrió, otra vez.

 

—¿Qué es lo que más te gusta hacer en Cooperación? —preguntó con interés.

 

Quería que Bea se sintiese a gusto con su trabajo. Para la Currington era primordial mantener un agradable entorno laboral, ya que sabía por experiencia propia que el descontento de sus trabajadores podía acarrear problemas aún mayores de los que ya manejaban en la quinta planta.

Al ver que Roxanne se alejaba, Dorothy supo que ya era momento de presentar la prueba. Tendría que elevarse en el aire y demostrar todo lo que había aprendido aquella tarde. Tomó la Nimbus 2000 en sus manos, para luego colocarla en el piso elevar su brazo en el aire, rígido.

 

—¡Arriba!—volvió a exclamar.

 

En menos de un segundo Dorothy ya sujetada con firmeza la escoba y procedía a montarse en esta. Envolvía decididamente sus dedos sobre la escoba. Podría pasar el mismísimo Tornado Gainesville y ella tenía la plena seguridad de que no soltaría su Nimbus ni por un solo instante.

 

Observó a su amiga, quien se dedicaba a abrir una caja e inmediatamente vio a una bludger loca desplazarse por los aires. En los ojos verdes de la Currington estaba reflejado el pánico. ¿Cómo escaparía ella de semejante cosa? Se aferró más a su escoba mientras trataba de buscar un escape viable.

 

—Ay, no.—susurró con voz débil para sí misma.

 

La bludger se acercaba cada vez más a Dorothy, pero esta no hacía otra cosa que mirar estupefacta. Cuando por fin pudo percatarse de la escasa proximidad que existía entre ambas inclinó su cuerpo hacía adelante. Comenzó a moverse con rapidez precisión, haciendo su mejor esfuerzo para escapar de la bola.

 

En una ocasión sintió como la bludger rozaba su hombro izquierdo, y un grito ahogado emanó de sus labios, resonando en todo el campo. No deseaba morir, y tampoco le transmitía consuelo saber que terminaría en San Mungo, con la mitad de su cuerpo lleno de moretones y algunas fracturas. No, debía hacer algo rápido.

 

Desde elevadas alturas Dorothy decidió bajar en picada. Era consciente de la bludger que la perseguía, mas sabía que debía apresurarse. Descendía a una velocidad tan rápida que le era difícil distinguir con claridad. Su cabello estaba hecho un desastre, y la brisa que golpeaba su cara traía con ella pequeños fragmentos de suciedad que entraban a sus orbes y a su boca.

 

Justo antes de estrellarse contra el pasto dio un giro a la derecha, salvándose a sí misma. La bludger, por el contrario, no tuvo tiempo suficiente para reaccionar y se rompió en cientos de pedazos al chocar contra el pasto. Dorothy fue disminuyendo su vuelo hasta detenerse por completo. Se bajó de la escoba con algo prisa, y una vez sintió que bajo sus pies había tierra firme se preocupó por respirar profundamente, para devolverle el ritmo habitual a su frecuencia cardiaca. Ya no había que temer, había derrotado a la bludger loca.

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Cuenta la leyenda que siglos atrás el Orfanato Moore fue escenario de crueles torturas. Kornelia era la hija de la cocinera que trabajada en dicho hospicio, y sufría de una gran desfiguración en su rostro que la hacía acreedora de humillaciones. Constantemente era víctima de crueles burlas por parte de los otros chicos, pero una mañana del mes de octubre la situación se agravó, atrayendo lamentaciones y la insaciable sed de venganza de una pobre y desdichada madre.

 

Mientras jugaba con sus muñecas Kornelia fue tomada por otros niños, quienes la encerraron en la habitación más recóndita del lugar y la obligaron a observar durante horas su reflejo en el espejo. Querían que supiese lo horrible y nefasta que era. Y, por si fuera poco, la estuvieron acuchillando lentamente, alimentándose de placer con cada súplica.

 

Kornelia murió noventa y seis minutos después. Durante todo ese tiempo Sarah, su madre, estuvo parada frente a la puerta, pidiendo a gritos desesperados que abrieran. Cuando el llanto de Kornelia cesó Sarah supo que estaba muerta. Tendida en el suelo observó con la mirada llena de desamparo el reloj que marcaba las 12:06.

 

Sarah se marchó, nadie volvió a saber de ella. Algunos comentan que cada 31 de octubre toca las puertas del orfanato y pregunta la hora. Tan solo hay una imagen plasmada en su mente: las agujas del reloj marcando las doce horas con seis minutos.

 

 

La madre de Kornelia espera paciente la hora de su venganza. Se dice que de llegar a saber que el reloj marca las 12:06, una maldición sería enviada al viejo Orfanato. La enorme casa se iría reduciendo en tamaño segundo tras segundo, sin ninguna vía de escape, y los que allí se encontrasen tan solo dispondrían de noventa y seis minutos para encontrar la habitación perdida y romper el espejo con el que Kornelia fue torturada. De no hacerlo, todos morirían aplastados por las enormes paredes de la ancestral casona.

 

******

 

Los estudiantes de la Academia de Magia y Hechicería tenían la intención de realizar un trabajo social del Orfanato Moore, siendo ignorantes de los acontecimientos que tuvieron lugar. Habían organizado una fiesta de convivencia con los jóvenes del hospicio, donde estaban incluidas una variada serie de actividades.

 

El Orfanato Moore tenía un aura tétrica y desolada. Las paredes que antes habían sido blancas ahora se teñían de un gris ceniza, mientras que los muebles verdes se encontraban roídos por el incesable uso. No obstante, lo que más llenaba de perturbación al alumnado eran los rostros bañados de miseria de todo aquel que habitaba en la casa hogar.

 

De pronto se escuchó que alguien tocaba la puerta, así que una de las encargadas abrió, encontrándose con una señora que comenzaba a asomarse en la vejez.

 

— Disculpe, ¿podría decirme la hora?

 

Con algo de desconcierto la encargada observó el reloj que descansaba sobre una de las mesas. Era extraño que alguien llamase a esas horas de la noche.

 

— Son las 12:06.

Tal como se lo indicó, Dorothy siguió a la secretaria hasta las puertas de la dirección. Debía admitir que se encontraba un poco nerviosa, pensaba que tal vez Cye no la reconocería. Después de todo había pasado tanto tiempo desde la última vez que se vieron que temía provocar un momento incómodo entre ambas.

 

Cuando la asistente se hubo marchado Dorothy tomó unos segundos para contemplar a Cye. Seguía siendo la misma rubia de ojos azules por la que alguna vez fue guiada, en su etapa de estudiante. Sonrió con timidez mientras terminaba de entrar en la oficina.

 

-Hola, Cye. Es un gusto volver a verte.

 

No sabía muy bien de qué manera dirigirse a la Lockhart. Suponía que en la vida de la joven habían tenido lugar un sinfín de cambios, como solía pasarle a cualquier mago y bruja que se encontrara viviendo en Ottery St. Catchpole. Volvió a sonreír, mientras llevaba un mechón de cabello castaño detrpas de su oreja y esperaba que Cye tomara la palabra.

Sentada frente a su escritorio, Dorothy leía y releía la pila de cartas enviadas al Departamento de Cooperación Magica Internacional. Eran magos quejándose, diciendo barbaries acerca del CMI, pero la Currington se preguntaba, ¿en qué se basaban todos ellos para afirmar que se trataba de un mago en el extranjero? Hasta ahora no hacía más que escuchar pobres teorías banales.

 

Suspiró, para después cerrar sus ojos por unos segundos y recostar su cabeza sobre la mesa. Solo en momentos como ese, en los que se encontraba sola, podía permitirse perder la compostura. Sentía oprimidos los tendones de su espalda, y cierta molestia sobre sus hombros.

 

 

Buscó en los archivo los pergaminos que correspondían a las fichas de salida del país. Por más que buscase no podía encontrar a un posible sospechoso. Era absurdo, completamente absurdo que algo de una magnitud se hubiese pasado por alto. Escuchó que alguien tocaba de su puerta y, de manera instintiva, irguió su espalda nuevamente.

 

 

—Adelante.

 

Segundos después se hizo presente la figura de una joven de cabellos negros y ojos oscuros. Dorothy la observó por un instante, tratando de identificarla. Asintió sí misma, recordando lo que Juliene le había comentado de la aprendiz, a la que promoverían a empleada.

 

—Tú debes de ser Bea, ¿no?- al ver que la bruja no lo negaba se colocó de pie, con una agradable sonrisa emanando en su rostro—. Yo soy Dorothy. Es un placer.

Dorothy tenía una incontable lista de tareas por hacer, y una de ellas era visitar a Cye, la que un día fue su jefa de casa, cuando cursaba la Academia y pertenecía a los Aethonans de Salem. Claro que la castaña no lo veía como una obligación, todo lo contrario, le llenaba de mucha ilusión volver a encontrarse con la Lockhart.

 

Tenía entendido que Cye se encontraba trabajando en la séptima planta, en el Departamento de Juegos y Deportes Mágicos, para ser más precisos. Y Dorothy, al verse con un tiempo disponible, decidió ocuparlo en visitar a la rubia.

 

Al salir del elevador se dirigió rápidamente a la zona de recepción. Tuvo que esperar un par de minutos, ya que la encargada se encontraba ocupada escribiendo algunas cartas sobre asuntos que la Currington desconocía y por los cuales no sentía mucho interés.

 

-¿Podría informarle a la Directora que la señorita Dorothy Anne la busca?- cuestionó con voz suave, cuando obtuvo la atención de la secretaria.