Dentro de la Torre Negra
...Debía escapar
Miré a diestra y siniestra pero en aquella habitación no había salida alguna, carecía de ventanas o puertas trampa. Volteé hacia la pintura, tenía el corazón en la garganta palpitando nervioso, extendí una mano y me hice con la leyenda de un tirón, arranqué la imagen inmortalizada de las dos sacerdotisas condenadas por su amor y comencé a sentir como mis huesos y músculos se amoldaban a una forma híbrida, mitad persona, mitad animal —cambiaformas, eso era— pues no podría saltar tan alto con mi forma animaga.
Dos puntiagudas orejas de lobo captaron que alguien pedía auxilio en el pasillo. Me paré sobre el escritorio lista para romper la ventana con fuerza bruta y escapar de ahí pues el gas que se colaba por debajo de la puerta estaba atontando mis sentidos, no reconocía la voz que clamaba por mi hasta que me paralicé. No conocía demasiado aquella magia pero por su fuerza sobre mi mente y cuerpo debería tratarse de algún clan.
Apreté la pintura enrollada entre mis garras y cerré los ojos ¡Sagitas! los abrí de un sopetón, parecía una bestia colérica, mi rostro angelical con dos colmillos perlados que sobresalían y mis ojos verdes adoptaron una forma sobrenatural. Nadie tocaba a la Ministra si podía evitarla, y mucho menos a un compañero de bando, Cassian había cruzado un límite para mi. Arranqué la puerta de las bigas, aparecí en medio del pasillo como una fiera, corrí resbalando hacia la bruja caída y noté que estaba acompañada.
—Lucan, eres un desgraciado— Rugí, no pensaba dejar atrás a los míos.
Tomé del brazo a Heliké y a Sagitas, peso muerto, y las arrastré cerca de un ventanal. Podía oír los pasos acercándose.
—Sagitas, reacciona que debemos irnos ahora mismo o vamos a tener problemas. Este enfrentamiento se les ha ido de las manos ¡Vamos!
Con algo de pena comencé a sacudir a la Ministra, sin delicadeza, necesitaba que estuviera lúcida, lo mismo con Heliké. Recuperé mi forma humana por completo, estaba agotada y no teníamos mucho tiempo. Saqué la varita, aun con la pintura en mi poder, olvidándome del encargo, y conjuré un Haz de la noche que nos pondría a salvo en el corazón del bosque.
@ Sagitas Potter Blue @ Helike R V PB