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Alexander Fox

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Todo lo publicado por Alexander Fox

  1. Sonrió dulcemente al escuchar sus palabras, Alexander sabía que no era necesaria tanta formalidad, como la dama decía llevaban años conociéndose y él confiaba en su amiga algo que en un principio jamás imaginó, pero sabía lo tosco y torpe que podía llegar a ser, le daba algo de nervios el que pudiera lastimar con sus palabras, una mujer debía ser respetada y querida eso era lo que le habían enseñado y lo que él había casi colocado como regla en su vida. -Supongo que soy algo terco – le respondió para verla reír, era muy disfrutable ese escenario, la joven Maida disfrutando, las estrellas apareciendo y el restaurante iluminando lo justo y necesario para que todo fuera muy cálido, le parecía perfecto, realmente todo estaba siendo una aventura mágica –La astronomía no es mi fuerte – respondió curioso para ver al detalle el telescopio que la joven había aparecido, en sus años de estudios fue la materia que más curiosidad le provocaba, por lo cual siempre leyó de ella, pero la que menos dedicó en cuestión de práctica, prefería pociones. -supongo que podré invitarle algo de comer… - comentó cuando finalmente recordó que ellos estaban en un restaurante y como tal deberían consumir algo, pero para Alexander solo había sido colocado como excusa para caminar y sentir el agua fresca – Tenga cuidado al levan… - no logró terminar de decir la frase cuando la ola le empujó. Cuando escuchó su risa, se contagió… estaba tan relajado que esa dulce risa fue suficiente para hacerlo reír, estaba disfrutando como un niño, ¿Cuánto tiempo había pasado para que pudiera sentirse tan libre? No lo recordaba, pero había valido la espera. – tendré que secuestrarla entonces – comentó casualmente considerando que su amiga no debía estar siempre encerrada en su oficina, nadie debería… pero parecía que cuando se metían en su trabajo, no salían… aunque no tenía demasiada moral para hablar, cuando estuvo en San Mungo era igual. Estuvo a punto de levantarse, para intentar ayudar a la joven e ir a comer o tomar algo, cuando escuchó sus repentinas palabras, el silencio y la sorpresa fueron parte de él, no esperó una pronta confesión de aquello, y tampoco supo que contestar de inmediato, ya que su regreso tuvo una decisión demasiado similar a aquella frase y le hacía preguntarse si debían hablar de ello allí, pero su conciencia le hizo saber que debía esperar más tiempo. -Sabe… eso es algo que no debería decirme – era una especie de regaño, pero una sincera sonrisa apareció en su rostro – muchas preguntas surgen por mi mente, pero… - le tocó la cabeza y acarició sus caballos gentilmente – no importan, la confianza que me está teniendo en estos momentos, prometo jamás traicionarla… y siempre contara conmigo, juramento de un Fox – declaró con una seriedad muy firme, siempre que hacía una promesa sabía que en el fondo él mismo podría modificarla a su gusto, pero un juramento y especial con ese apellido dado, era algo con lo cual jamás jugaría. Finalmente Alexander se levantó y le mostró la mano para ayudarla y que el mar no le irrumpiera su camino.
  2. El pelirrojo se encontraba fuera de su hogar haciendo unas cuantas visitas por el callejón y comprando algunas cosas que necesitaba cuando su pequeña lechuza llegó hasta él con la notificación de la reunión que estaría sucediendo en el castillo Lestrange, se sorprendió gratamente al leer la hoja, pero cuando miró la hora, supo que no le daría tiempo de terminar sus compras ni de regresar a casa, y desgraciadamente estaba seguro que iba ya tarde, por lo cual sin perder más tiempo, le encargó a su ave dejar sus pertenencias en su cuarto, mientras él decidía hacer uso de la aparición para llegar a su destino. Al estar en frente del enorme e imponente castillo Alexander respiró aliviado y se dibujó una sonrisa divertida, por un error de cálculo se había desviado dos veces, y estuvo a punto de tener un tercer desvió, pero fue afortunado. Sin perder más el tiempo se adentró a los terrenos para percatarse del espacio donde estaría ocurriendo la reunión, se trataba de una carpa muy bien adornada, las luces y todo el espacio daban un aire muy hermoso, fue entonces cuando un detalle se le pasó por la cabeza. Su vestimenta era muy sencilla, una camisa azul oscura por fuera, unos jeans y unos zapatos deportivos, no iba preparado para una reunión, era increíble, tantos años siendo vampiro y seguía manteniendo la misma forma de vestir, suspiró pesadamente e intentó olvidarse de eso. -Buenas noches – saludó respetuosamente a todos los presentes cuando entró, – disculpe la tardanza tomé un pequeño desvió – mencionó con una sonrisa tranquila mientras detallaba con su mirada dorada a cada uno hasta encontrarse con la anfitriona. – Señorita Sol, muchas gracias por la invitación – agregó con su típico tono tranquilo para acercarse y con respeto tomarle la mano y depositar un beso – me alegro que nos volvamos a ver – comentó divertido para entregarle un pequeño frasco que recién había comprado, era un pequeño presente por su visita. Un frasco con pétalos de rosa roja, tenía una forma delicada, no se trataba de un adorno, en realidad era un ingrediente para una poción, pero la forma y el olor le parecía adecuado para un regalo. -Pequeño caballero – saludó a su sobrino desacomodándole el cabello, pasaran años, y él tendría la misma manía, se giró a otros conocidos no tan conocido para sonreír como saludo, no sabía si estaba irrumpiendo así que cortó los saludos efusivos para permitir que continuaran con la reunión para saber por la hilo iban. @ @Sol Lestrange Black @Zoella Triviani Yaxley @Jeremy Askar Triviani @Patrick Colt @Antony Ryvak Dracony @Lucrezia Di Médici di Médici @Ashura Lestrange
  3. Sonrió gentilmente cuando su madre le siguió el juego, ella siempre había sido así con él y le agradecía, el que le aceptara aun con su carga en la espalda era algo que le parecía reconfortante, todavía sentía fresca esa sensación de nervios cuando llegó a la familia por primera vez, no sabía si iba a ser aceptado, o rechazado, pero ella, la pequeña princesa Bodrik y su hermosa hermana le habían enseñado lo que era estar dentro de una familia, aunque después no habían sido las única, sus hermanos, su padre… todos ellos le hicieron desear permanecer allí. -madre…. Lo siento, por no estar allí para ti – cerró los ojos pesadamente, fue una noticia que llegó a sus oídos, y que en un principio no creyó, no tuvo una gran cercanía con su padre, pero siempre lo consideró un buen hombre, y la persona más importante para su madre, fue por ello que podía imaginar lo doloroso que había sido y que ahora ella estuviera allí, de pie con una mirada directa al futuro, era algo que el pelirrojo admiró considerablemente – eres una mujer tan fuerte, te admiro mucho… De verdad eres asombrosa – agregó con una sonrisa tranquila y llena de admiración. -Me alegro escuchar eso, entonces vamos – respondió divertido, para seguir su camino a la cocina, fue entonces cuando se cruzaron con el elfo de su familia – gracias por la bienvenida – sonrió un poco seco, le causaba gracia que el ser mágico se refiriera a él como un “niño” era un vampiro con varios años encima de él, y con suficiente experiencia para quitarse ese mote, y colocarse otro que quizás no fuera agradable – Corrolo, te quedó un poquito de tarta aquí – le señaló la comisura del labio, era mentira, pero una pequeña broma no le haría daño, es más, sería la bienvenida de Alexander para los elfos personales de su madre. Fue entonces que terminó de entrar a la cocina para ver como los elfos parecían trabajar para la comodidad de la matriarca y de la suya -Realmente han pasado tantas cosas – pensó con cierta espina de dolor, que quitó de inmediato para sonreír divertido a su madre, no consideraba correcto llenar de un ambiente pesado su regreso, eso sería otro momento y otro lugar, ahora solo deseaba compartir con la Lockhart. -madre, ¿te parece si hago yo el te? – le preguntó con naturalidad, lo haría de la forma tradicional, sabía que era un pedido algo extraño, aunque a Alexander siempre le había gustado hacer las cosas a su propio modo, pero desde que había llegado por primera vez al castillo los elfos lo habían consentido, pero su viaje le dejó algunas cosas marcadas, y tardaría un poco en quitarlas. -Prometo que quedará delicioso, o por lo menos bebibles – bromeó divertido, jamás permitiría que su madre bebiera algo que supiera asqueroso – ellos pueden servir lo que quieras comer, algunos bocadillos salados o ¡dulces! Se que los necesitas – comentó divertido, deseaba que su madre recuperara ese peso que parecía haber perdido. @
  4. Una risa salió de sus labios cuando escuchó la respuesta de la dama, le parecía divertido que detestara tanto ir en escoba, para Alexander era sencillamente una forma de sentir o expresar una diferente libertad, es más, cuando logró aprender cómo controlar una escoba a su gusto se dio la tarea de dar algunas vueltas por los terrenos de su hogar para encontrar un sitio alejado donde podría hacer cómodas siestas o tocar su violín en completa paz, aunque desde que se había ido no había tenido oportunidad de volver a hacerlo. -Ese pensamiento es lo mismo para mi… - respondió con sinceridad – mi familia, mis amigos están aquí, por lo cual yo también estaré, sois personas importantes para mí, por eso no podía imaginar irme a otro lado conociendo de la situación, aunque no sirva de nada, por lo menos prefiero estar al lado de las personas que quiero para proteger… – “o morir en el intento” pero prefirió no agregar aquello en voz alta y permitirse admirar todo el escenario que los rodeaba, cada vez estaba más hermoso, estaba seguro de que cuando todo oscureciera se podría ver unas enormes estrellas. -Nathaniel… creo haber escuchado ese nombre antes, pero… me disculpo realmente no me recuerdo quien es, pero por sus palabras me imagino que es alguien importante para usted – admitió un poco apenado, era un vago recuerdo, el estar en el local de su amiga y conversar referente a una persona con ese nombre, pero había pasado tanto tiempo desde que se habían reunido de esa forma, que sus memorias estaban algo distorsionada, a veces le preocupaba ya que sucedía con demasiada frecuencia. Era un vampiro, pero… ¿acaso comenzaría a sufrir de la memoria? No le gustaría olvidarse de las personas a su alrededor, pero sabía muy bien que los años podrían pegarle en cualquier momento. -Mi hermana… ella ha estado lejos por mucho tiempo – comentó triste, y no hubo manera de ocultar esa punzada, y es que ella fue la primera en aceptarlo como un Lockhart, a diferencia de los demás, sintió una gran conexión, por eso no se sintió preparado cuando ya no estuvo a su lado – seguramente está bien, pensando en nuevas travesuras – agregó con una sonrisa falsa, pero era su única forma de darse ánimos. - pronto terminará de irse el sol y tendremos el manto de la noche, si pasa alguna estrella fugaz tendrá que pedir un deseo – comentó divertido para recostarse en la arena - ¿su familia como ha estado? – preguntó curioso, ya que si se daba cuenta su amiga conocía a varios Lockhart, pero Alexander no tenía demasiado conocimiento de Yaxley o los Black. @
  5. Se recostó en el mueble para respirar hondo. El ambiente de su hogar era algo que siempre le resultaba cómodo y tranquilizador, a diferencia de muchos sitios en los que le había tocado vivir o residir temporalmente, el castillo Lockhart logró considerarlo como su propio refugio, por lo cual regresar le traía una sensación de alivio, aunque hubiera tenido la mala suerte de encontrarlo en un estado muy silencioso, sospechando que no solo había sido él quien había tenido que apartarse de Londres o por lo menos del mundo mágico. -¡Madre! – se sorprendió cuando escuchó su voz, había estado tan concentrado en sus pensamientos que ni percibió su presencia, se levantó rápidamente para acercarse, y aunque estaba muy emocionado de verla podía percibir en su rostro un cambio, no había ese brillo tan intenso, seguía teniendo su hermosa dulzura, pero se podía percibir algo muy diferente de lo habitual, entonces fue cuando logró confirmar una de las noticias que llegó a sus oídos apenas regresó. -Gracias por la bienvenida… - mostró su típica sonrisa para verle con gentileza y a diferencia de lo que hacía habitualmente, le abrazó, nunca había sido una persona con demasiadas muestras de afecto, pero sentía que ambos hasta cierto punto lo necesitaban, pero en ese momento se percató que su madre estaba bajo en peso, su cuerpo se había vuelto más pequeño de lo que era. -madre… te encogiste, ahora pareces una pequeña hada – lo dijo como una pequeña broma para ocultar la vergüenza de haberle abrazado, sintió que se había comportado como un niño, algo que no pegaba con él o eso consideraba, se alejó para sonreírle divertido. -¿tú también acabas de regresar? – preguntó curioso, y es que finalmente le estaba detallando más la apariencia de la matriarca, en especial la ropa que traía, fue entonces que consideró que podrían retomar un poco el tiempo que se había estado lejos –¿Le apetece… concederme una taza de té? –agregó con educación esperando no molestar. @
  6. La idea de su joven amiga llamó su atención, el considerar moverse no era algo que hubiera pensado, después de todo se había quedado en el castillo porque había considerado ese espacio como algo suyo, cosa que no había hecho con anterioridad, pero quizás tomarse un descanso cerca de sus amistades podría ir bien, la última vez se había quedado en el hotel de su sobrino, aunque esa oportunidad fue para no preocupar a su familia. -Tendría que pensarlo, pero si necesita un compañero de aventura nocturno, nunca dude en avisarme – sonrió divertido para relajarse viendo el mar que parecía mucho más tranquilo de lo que debería – siempre tendré la opción de pasearme por las calles oscuras de Ottery con regularidad, así podré ir conociendo personas interesantes – ese había sido su plan con anterioridad, fue por ello que consiguió conocer maravillosas personas, aunque pocas de estas había quedado con regularidad. -¿En serio señorita Maida? – preguntó el pelirrojo con una pequeña sonrisa – Entonces si me permite o me da el honor podría darle clases de vuelo, después de todo es un medio de transporte interesante, quizás no el más rápido, pero si tiene las mejores vistas, estar en el cielo llega a ser relajante, además el maniobrar una escoba es divertido – la adrenalina podía sentirse cuando se iba a gran velocidad dando giros y pirueta, aunque él prefería la mayoría de las veces solo disfrutar de la brisa fresca, mientras admiraba las estrellas – pero si lo prefiere podría solo montar conmigo en mi escoba – también acotó con naturalidad, después de todo no tenía ningún inconveniente en llevarla. Cuando la conversación giró hacia la guerra la mirada de Alexander se tornó algo seria, pero sin quitar su aire tranquilo, después de todo no iba a permitir que ese tema le incomodara o cambiara el ambiente tan maravilloso que estaba compartiendo con la dama y siempre supo que sería algo que tendrían que hablar en algún punto. - Quizás también fue esa mi razón para regresar… - soltó con ligereza – gracias por preocuparse por mi seguridad, es muy dulce, pero ¿acaso no cree que yo también me preocupo por la suya? – le preguntó con una dulce sonrisa para ver como el cielo ya estaba naranja – estar lejos sin saber que pasará no es mi estilo, por algo siempre me meto en problema – se rio divertido considerando que si se mantuviera al margen siempre estaría a salvo, pero él no era así y no había sido criado de esa forma. @
  7. Una sonrisa divertida se creó en su rostro al sentir como se aferraba a su cuello, parecía temerosa de que pudiera cumplir con su palabra de lanzarla al agua o que sin querer la dejara caer, eso jamás pasaría, aunque Alexander pudiera disfrutar de algunas bromas pesadas sabía cuándo y cómo hacerla para poderse divertir sin tener que pasar un mal momento, además sentía que su amiga no merecía ser víctima de sus pequeñas ideas malvadas. -Jajaja Mmm… ¿quizás? – Respondió divertido mientras bajaba los brazos como si la fuera a dejar caer para volver a levantarla y tomarla con más fuerza, la joven era tan liviana que el pelirrojo podía moverla con mucha facilidad - Volví para poder disfrutar de la compañía de mis seres queridos, para poder sentir esta tranquilidad que en estos momentos nos rodea y permitirme apreciarla como se lo merece – agregó para sonreír con su típica tranquilidad. -No lo creo… - respondió para quitar su inquietud – además no importaría, valdría la pena ver ese espectáculo y más en su compañía – agregó con dulzura, en su pensar los limites estaban para romperse en especial cuando dejarían un buen recuerdo. En ese momento Alexander decidió dejarle bajar, teniendo cuidado de no lastimarla, aunque se percató que ya la orilla le llegaría a la punta de sus pies, se había estado adentrando al mar que podría sentir el frescor del agua fácilmente. En ese momento decidió que sería buena idea quitarse sus zapatos, cosa que hizo fácilmente para dejarlo en la arena y comenzar a caminar descalzo, era una sensación muy relajante, tenía años que no se permitía ese escenario, es más, no recordaba a ver podido disfrutar del mar la última vez que. - Vamos Señorita Maida caminemos un poco más – le comentó con mucha tranquilidad para invitarla a tomar su mano y seguir por la arena – Sabe… En realidad estuve un tiempo en donde no podía ver el amanecer, la noche se volvió mi única aliada y mi compañera… era ciertamente agradable, pero… extrañaba ver esos colores anaranjados y la calidez del sol – comentó distraídamente recordando como los callejones oscuros habían sido varias veces iluminados por la luna, dandole la oportunidad de ir más rápido. -Así que considero que vale la pena darnos este gusto y cualquier otro que podría ocurrirse... quizás la proxima podamos ir a volar con nuestras escobas – finalizó su con una sonrisa en los labios. @
  8. Inscripción a los Mortífagos Nick: Alexander Fox Número de ID: (si no lo sabes puedes dejarlo en blanco) Link a la Ficha: Fox
  9. Aunque a Alexander le gustaba admirar el hermoso escenario que tenía en frente apenas escuchó la voz de su amiga se giró para verle con atención, sonrió con suavidad para considerar que probablemente Maida no había tomado un descanso en mucho tiempo, más de lo que ella podría estar diciendo o pensando, ella era muy trabajadora y se dejaba llevar muy fácil o eso era lo que el pelirrojo pensaba. - Si, quizás me gustaría que fuera menos visible el hecho que el viaje… no me sentó bien – dijo lo último pensando en una palabra que no fuera escandalosa, aunque la realidad es que llegó a pensar que no regresaría, todavía podía sentir la oscuridad sobre su espalda – Considero que merecemos relajarnos, en especial usted, trabaja mucho… y siempre está preocupada por otros, como si fuera un ángel guardián – agregó con tranquilidad para permitirse alejarse y revisar todo el lugar que los rodeaba. En ese momento fue que comenzó a preguntarse donde se encontraban, no estaba seguro, pero el espacio era tan hermoso que perdió importancia para él hacerse preguntas que no podría responder con facilidad, así que sin más dio un trago largo a su bebida para seguir inspeccionando. -Entonces estamos en el lugar perfecto – respondió ante las palabras de su amiga, aunque le causó cierta curiosidad la mención de su padre, ya que, le daba curiosidad saber cómo había llegado a esa conclusión – ¿Eh? Maida – la llamó al percatarse que se estaba alejando muy rápido, le causó gracia verle de esa forma, así que solo terminó su copa para perseguirla, y cuando se detuvo cerca una sonrisa traviesa se dibujó en su rostro. Con suma tranquilidad se colocó detrás de ella y de forma inesperada la cargó suavemente como si fuera una princesa para comenzar a caminar por la arena de la playa – Mmm… ¿El agua estará muy fría? – preguntó bromeando jamás se atrevería a lanzarla en el agua de forma brusca, pero podría bromar con ello. Se seguía moviendo con su típica tranquilidad, hasta que se detuvo para admirarlo todo. -Por estos momentos es que estoy feliz de estar aquí- mencionó con una sonrisa divertida. @
  10. Alexander se comenzó a reír suavemente al escuchar como la dama había seguido su pequeña broma, con eso relajó sus músculos mientras le observaba con su típica tranquilidad y escuchaba con atención todas las ocupaciones que había estado teniendo en el tiempo que no había estado ahí, si él no mal recordaba su amiga siempre había sido una mujer muy ocupada, planeando y evolucionando, eso le agradaba mucho, siempre tenía algo diferente que contar. -Por supuesto que debía pedírselo a usted – respondió como si fuera lo más lógico del mundo y lo era para él – He vivido muchas aventuras contigo Maida, desde que la conocí en ese pequeño salón, siempre ha sido divertido estar a su lado, así que pensé que si deseaba tener una buena experiencia ahora que regrese, eres la respuesta más clara a mis ojos – terminó su respuesta con una brillante sonrisa para girarse a la puerta. -No, si me es posible me gustaría no tener que irme de nuevo, no fue el viaje más agradable – comentó y sin desearlo su tono de voz se volvió algo oscuro, pero intentó no darle demasiada importancia negando con la cabeza – digamos que preferiría pasar mis días de local a local o en trabajo y trabajo que estar en una situación así – comentó con una sonrisa divertida. -Entonces ¿vamos? – preguntó mostrándole la mano para que la tomara y pasaran por la puerta azul que de seguir allí, sería un adorno para ellos. Cuando finalmente entraron el escenario alrededor de ellos cambió, una hermosa playa apareció frente a ellos, una brisa fresca apareció rodeándolos provocando una sensación muy agradable, haciendo que casi de inmediato en la mente del pelirrojo se dibujó sentados en la arena esperando que la noche cayera mientras disfrutaban del paisaje. -Muy hermoso… - en ese momento se fijó en el local como tal donde estaría el restaurante, allí de pronto una persona apareció ofreciendo un coctel de bienvenida, aquello le pareció encantador - muchas gracias – sin más tomó ambas copas para pasárselo en la mano a su joven amiga. -Es el momento de relajarse y olvidarse de todo ese trabajo que estará rondando por su mente – comentó con una delicada sonrisa, si algo había aprendido de todos sus años viviendo es que las personas tienden a tener más preocupaciones de las que pueden cargar, pero momentos como esos era necesario soltarse y relajarse como premio por todas las cosas que han pasado. -¿Gustas comer algo o vamos a caminar? – preguntó curioso, permitiéndole elegir, ya que él estaría a gusto con cualquier cosa. @
  11. La sorpresa iluminó el rostro de Alexander cuando logró percatarse de quien había entrado a la Botica Lockhart, y es que cuando figuró esa hermosa cabellera y sus flameantes ojos rojos se emocionó, sabía que la única persona que tendría tal dulce apariencia era su pequeña sobrina, realmente no pudo evitar sonreír con gran sinceridad, no se había esperado que justo ese día se encontraría con la menor, pero era feliz por ello. Antes de poder acercarse un sentimiento de culpa apareció en su interior, de pronto recordó que tampoco se había despedido de ella cuando la vida se había encargado de mandarlo lejos, había perdido tanto tiempo que esperaba poder recuperarlo poco a poco y que ella si se encontraba molesta le perdonara. -Pequeño tesoro – salió de sus labios gentilmente, caminó hasta llegar a ella para acariciarle el cabello gentilmente llegando a desacomodarle un poco, una acción que le salía tan natural era casi su marca personal para aquellas personas que tanto amaba – Bienvenida a la Botica Lockhart… Te extrañé pequeña Lady – mencionó para sujetar su mano dulcemente, escuchando como una queja del pequeño que tenía en sus brazos. Había estado tan concentrado en la menor, que no se había percatado de la presencia de unos adorables retoños les observó curioso y quedó mirando los brillantes ojos del pequeño que seguía en brazos de su madre hasta conseguir reconocerlo. -Pero si es… ¿Pequeño Alex? – preguntó impresionado, estaba grande, aunque era razonable cuando se recordaba que había pasado tanto tiempo fuera de allí, le sonrió con mucha suavidad estaba seguro que no recordaría su rostro, estaba muy pequeño, pero en ese momentó desvió su atención al otro niño que obviamente era mucho más grande. -Creo que hay mucho que contar – comentó curioso para ponerse pensativo – pero primero tomen asiento mientras les traigo lo que quieran – ofreció para guiarlo con mucha tranquilidad a una de las mesas que ya se había encargado de limpiar. - pregunta importante ¿Quién quiere dulce? – preguntó con diversión adivinando que todos aceptarían -tenemos muchas cosas deliciosas, chocolates, caramelos, tortas, bocadillo, bebidas de mucho tipos te, jugos – guiño el ojo divertido- así que pidan lo que quieran sin límites, me encargaré de todo– ofreció buscando consentirlo con dulzura. @@Lady Luxure Grindelwald
  12. Se metió las manos en el bolsillo pensando todavía en la carta que le había escrito a su amiga, esperaba que no hubiera sido demasiado improvisado, ni siquiera sabía si ella se encontraba allí o si estaba ocupada con su trabajo, muchas personas se habían dispersado, un claro ejemplo era su familia, quienes en su mayoría estaban disperso, aun así Alexander tuvo esperanza en encontrarse con ella, pero cuando finalmente escuchó su voz sintió como su mirada se iluminó y dibujó una sonrisa en el rostro Al escuchar su preocupación, sintió como de forma inesperada se vertió en su interior una gran calidez, no pudo responder, solo le miró en silencio mientras escuchaba sus palabras, admiraba su rostro y apreciaba su hermosa sonrisa, no podía creer que nada hubiera cambiado en su amiga. Sin todavía decir palabra le tomó la mano suavemente, tocando casi como si verificara que ella realmente estaba allí, con miedo a que fuera mentira, era una tontería, pero había pasado por tantas cosas que consideró que era algo que necesitaba. -Me alegro de verle de nuevo… Maida, estoy realmente feliz – murmuró con una sonrisa cálida para darle un suave beso en la mano que sujetaba y aunque usualmente allí le hubiera soltado, de forma inesperada la atrajo para robarle un gentil abrazo, mientras guardaba absoluto silencio por unos minutos. – parece que ha crecido un poco más, no la recordaba tan alta- soltó una de su broma, para intentar tapar la vergüenza que provocó su propia acción, se separó con cuidado mientras le sonreía suavemente, intentando pensar que no había hecho una tontería por culpa de la sensación de soledad que había albergado. Nunca había sido de dar demasiadas muestras de afecto, siempre prefería marcar una línea para su espacio personal, pero no pudo evitar querer romper sus propias normas, cuando una persona que respetaba tanto, le estaba demostrando que realmente había regresado, y que estaba vivo. -Yo… estoy bien y ¿usted? ¿Cómo le ha ido por acá? – preguntó intentando regresar a su característica tranquilidad, pero en ese momento se acordó de donde estaban – ah… cierto no estoy seguro de este sitio, pero quería tener una aventura con usted… ¿está dispuesta a acompañarme? – agregó con una sonrisa divertida, considerando que deberían pasar por una puerta azul y ser transportado a un lugar que todavía no habían visitado. @
  13. Había llegado el fin de su sufrimiento, y el poder respirar un aire tan fresco y tranquilo le hacía confirmar a Alexander que había sobrevivido a un infierno, por lo cual no pudo evitar sonreír agradecido mientras sentía como la paz llegaba al interior de su ser. Durante todo ese tiempo se había percatado de lo que había extrañado a su familia y amigos, de lo arrepentido que había estado por no despedirse de nadie e irse sin mirar atrás en ningún momento, quizás ese había sido su mayor error. - Ha pasado mucho tiempo… - murmuró al recordar sus aventuras con sus amigos, lo común que era para él irse por allí a conocer a alguien y que al volver a casa en la noche o madrugada realmente se había vuelto amigo de alguien nuevo, siempre se consideró afortunado por ello. – quizás deba… - pensó, pero en ese momento se le vino un rostro a su mente y no pudo evitar sonreír. -An! – llamó a su lechuza que había crecido mucho más de lo que el pelirrojo esperaba y es que ella se había quedado en el castillo durante todo ese tiempo, Alexander no quiso llevársela con la esperanza de regresar en algún momento – Necesito que lleves algo… - le pidió para bajar del techo donde se encontraba y entrar al castillo por su ventana. Tardó algunos minutos, pero le entregó un pergamino con un mensaje oculto para que la lechuza pudiera entregarla a su destino, cuando estuvo todo listo, terminó de acomodarse su cabellera roja que ya se encontraba muy larga hasta el punto que facilmente podría recogerla con una cola, su camisa blanca ligera y como siempre unos jeans rotos y sus zapatos deportivos, lo intentaba, pero seguía siendo muy básico a la hora de vestirse. Se miró en el espejo una última vez para sonreir, tenía una nueva marca en su rostro, una cicatriz en la ceja recuerdo de su viaje, le irritaba tenerlo tan visible, pero por lo menos ya no estaba tan demacrado de cuando llegó, pero esperaba no incomodar a la señorita con su apariencia, seguía siendo el mismo a final de cuenta. Cuando en el sitio que le habían recomendado, pudo encontrarse con edificio alto, pero que se destacaba realmente por una enorme puerta azul, que parecía tallada y con algún encantamiento, se preguntó mentalmente donde se estaría metiendo, había sido tan normal para Alexander el arriesgar en cualquier lugar como si fuera una aventura, que quiso probarlo de nuevo, pero parecía que había más control sobre sí mismo. -Espero que haya aceptado… - consideró sin entrar mientras esperaba la llegada de su invitada. @
  14. Botica Lockhart, era un lugar muy especial para Alexander, allí había empezado una aventura mágica con parte de su familia, había compartido grandes momentos y conocido personas muy especiales y encantadoras, por lo cual fue el segundo lugar que decidió ir cuando llegó de su tortuoso viaje, el primero por supuesto había sido su casa. Al llegar hizo un pequeño recorrido percatándose de que las cosas estaban en su mismo sitio, no había mayores cambios, cosa que agradeció internamente, ya que, no sabía que esperar de su visita, se sentía algo desorientado, era por ello que encotnrar las cosas como las había dejado le daba cierta tranquilidad. Se dispuso a acomodar algunas cosas, aunque se notaba que alguien iba seguido para hacer limpieza, se podía percibir que había pasado cierto tiempo desde que habían abierto al público, ya estaba al corriente por su visita al castillo que su familia estaba dispersa por asuntos personales, así que a parte decidió tomarse la tarea de atender ese lugar hasta que desearan regresar, no sabía si podría hacerlo correctamente, pero intentaría atenderlo como su madre le había mostrado. -Listo, podré abrir ahora – cuando terminó de acomodar la última botella y sacar los bocadillos que había preparado, se acercó a la puerta principal y colocó el cartel de abierto. Sabía que el olor de limón y menta de los arbustos del frente llamarían a la clientela, la sensación familiar que había en el local era perfecta para relajarse y tomar un descanso con algún té o con dulces. -Bienvenidos – saludó educadamente cuando escuchó la puerta sonar, su mirada dorada brillo ante la expectativa de la visita. @@Lady Luxure Grindelwald
  15. ¿Cuánto tiempo había pasado desde la última vez que había estado en el castillo? Sin avisar había desaparecido, y aunque su estilo de vida siempre había sido algo nómada, fue la primera vez que le había dolido tanto abandonar un sitio, ya que lo había considerado su hogar y su refugio para todas las cosas oscuras que le perseguían, pero no todo podía salir como uno quería y finalmente la oscuridad lo envolvió y lo sacó de su paz. -Bueno… Estoy aquí – murmuró con una leve emoción que albergaba ciertos nervios, no sabía ni que decir al encontrarse con su familia, imaginaba a su madre algo molesta y casi podría escuchar algunos reclamos de su pequeña princesa Bodrik, pero en su corazón sentía que valdría la pena todo eso con tal de poder darles un delicado abrazo y sentir ese calor familiar que tanto extrañaba. Pasó por todo el recorrido hasta llegar a la puerta principal donde sonrió tímidamente recordado los nervios de la primera vez que había entrado a su hogar, sus pensamientos no eran muy diferentes a ese entonces, pero quizás si había cambiado su persona, ahora tenía el cabello un poco más largo y recogido, además portaba un collar que le habían regalado y su vestimenta era mejor, ya que se acordaba de todos los consejos que las féminas de su familia le habían dado en su momento. Finalmente entró sin tocar, siendo algo sigiloso y con la mirada comenzó a buscar a sus familiares, pero se percató que había suficiente silencio, quizás estarían en la calle o de viaje, no estaba demasiado seguro, por lo cual se dispuso a ir hacia la sala a sentarse y respirar con tranquilidad la armonía que había en todo el lugar, recordando los momentos que había pasado en el castillo. -Regrese… - murmuró con una sonrisa divertida. @Bodrik
  16. “Tiene usted un muy buen concepto mío Señor Fox, espero que nunca pierda esa idea...-“ Sonrió divertido ante la respuesta de la dama, no se imaginaba cambiando de opinión referente a ella en un futuro cercano, Alexander podía apreciar en aquellos bellos ojos mucho amor, vida, aunque también muchas experiencias difíciles, pero que solo le daban el carácter de ser una luchadora, aventurera o por lo menos era lo que él analizaba al verla, y más cuando hablaba de esa forma de su hotel. -¿República Checa? – preguntó bastante curioso, había escuchado grandes historias de ese país, tenían excelentes arquitecturas, aunque nunca había podido ir en persona, sus viajes rara vez eran en sitio tranquilos – ¿eh? Bueno…. – la pregunta lo tomó fuera de base, no tenía ni la más mínima idea, a pesar de ser él mismo quien había dicho que debería pedir ya. -Entonces tomaré consejo, y pediré lo mismo - respondió aunque para luego agregar – me encantaría acompañarlo con algún vino si es posible, mi cuerpo gusta de algún mal delicioso – se rio divertido, esperando no molestar a la señorita, pero realmente quería alcohol, posiblemente porque tenía tiempo que no tenía tan buena compañía como ese día. -Además... me gustaría celebrar este reencuentro inesperado, me ha ayudado para relajarme mucho - y posiblemente también para olvidarse de ese pesado viaje que acababa de vivir, aunque ese pensamiento no era algo que gustaría compartir, en ese momento, prefería disfrutar y tomarse todo con calma. @
  17. -Una joven aventurera entonces – comentó ante su encantadora respuesta, se alegraba de ver los éxitos que estaba recibiendo, todo seguramente gracias a esas maravillosas experiencias que a tenido alrededor del mundo, aunque él no era de viajar, por lo que no tenía el placer de conocer muchos sitios, conocía sitios por culpa del vampirismo, pero Alexander no era como otros vampiros que recorrian todos los continentes a su gusto, preferia su tranquilidad. – me alegro mucho de que sus ideas y experiencias hayan podido tomar forma, su hotel es muy especial e tenido la fortuna de estar en varios y debo confesar que este me ha encantado, otro que tengo entre mis favoritos es el de mi sobrino – agregó con una sonrisa divertida. La tranquilidad que se respiraba allí, lo relajaba bastante, le hacía olvidar los meses difíciles que había tenido, quizás se le facilitaría la búsqueda de su paz interior y además por fin encontraría un lugar para escapar más seguido, ya que a pesar de a ver visitado, sitios espectaculares no había concretado ninguno para volverlo su “sitio de escape” - Señorita Sol ¿Cuál es el lugar que más le ha gustado viajar? – preguntó curioso, pero en eso se percató que quizás hubiera estado preguntando demasiado – Discúlpeme antes de eso, ¿le parece si pedimos? Creo que estoy hablando demasiado – agregó con mucha suavidad mientras sonreía. @
  18. Alexander intentó detener a la dulce dama cuando mostro su preocupación negando con la cabeza, buscó alguna forma de tranquilizarla no quería que su reencuentro fuera de esa forma, además el dolor le pasaría pronto o él esperaba que fuera así, después de todo le era vergonzoso y triste mostrarse así frente a una persona tan gentil, pero no pudo hacer nada más cuando sintió esa sensación pesada en su estómago y un repentino aire sobre su cuerpo, percatándose de esa forma que habían usado la aparición. -No debió molestarse señorita Sol -dijo apenado, mostrando una suave sonrisa, se había aflojado su dolor, por lo que pudo recomponerse – Es realmente una bella persona, que suerte tengo – agregó respetuosamente para seguirle y así poder admirar toda la preciosa vista que le ofrecía ese restaurante, al parecer la joven había pensado en todo, era disfrutable solo con las vistas, no podía imaginar el sabor de la comida que había elegido para el lugar. -Un lugar impresionante señorita, es muy encantador – comentó para ayudarle a sentar tomando la silla y acomodándoselo – Por el estilo debí adivinar, usted tiene un gusto excelente – respondió para tomar asiento a su lado, como siempre tener una compañía tan agradable lo hacía realmente feliz y le ayudaba a ocultar más su incomodidad. -Tuve mucha suerte me recomendaron el sitio, en especial los masajes, al parecer son populares entre algunas brujas que se han hospedado aquí – le comentó curioso, aunque este último punto no sabía si confiar, las mujeres eran mucho más fuertes con las cuestiones de dolor y los masajes casi todos se basaban en eso. -Estaré encantado de escuchar, tengo algunas historias entretenidas por mi parte – comentó algo vago, considerando en algunos sitios donde había estado y no habían terminado mal las cosas - aunque me gustaria saber algo antes si no le molesta ¿por que un hotel y spa? - preguntó respetuosamente mientras le sonreia y le mirada con absoluta atención hasta podía sentir que su mirada dorada brillaba por la curiosidad. @
  19. Se sintió culpable cuando vio esa sorpresa en la mirada de su sobrina, pero cuando sintió ese abrazo tan cálido y lleno de cariño Alexander supo que todo estaba bien entre ellos, no había rencor por su desaparición solo preocupación. Le correspondió gentilmente mientras colocaba su violín y el arco en su mano izquierda, y con la otra le acariciaba dulcemente la espalda, permitiendo que todas sus ansiedades se fueran. -Me alegro de verte pequeña Lady – sonrió con suavidad – te extrañe bastante… disculpa la desaparición – agregó algo apenado y con la mirada algo apagada, no había sido de su gusto el irse sin decir más nada, pero por su parte estaba feliz de regresar y reencontrarse con su familia, en especial cuando era recibido con ese amor. -Déjame guardar esto, yo realmente espero escuchar cómo te ha ido sobrinita - Se separó un momento para tomar sus manos con dulzura y soltarla, debían recuperar algo de su tiempo perdido. Se tomó el tiempo para bajar y guardar su instrumento en el estuche, le tenía mucho cariño por lo que no quería que le pasara nada malo. -¿Vamos al jardín? – le preguntó con tranquilidad mientras le volvía a tomar la mano con mucho respeto, y cariño, necesitaban un ambiente tranquilo y relajante para ponerse al día o eso pensaba el pelirrojo. @
  20. Le observaba con mucha atención mientras la dama hablaba gustosa sobre el hotel y daba las ordenes a un joven elfo que apareció al son de sus palmadas de forma eficiente, Alexander se percató que la joven señorita tenía una gran capacidad de decisiones y una voz de mando impresionante, seguramente era una encantadora, pero disciplinada jefa, algo que le era confirmado por la actitud de su empleado. -Muchas gracias joven amigo – sonrió al elfo para darle su maleta, era una pequeña, no se quedaría muchos días, por lo que no había empacado demasiado, además tenía la vieja costumbre de siempre ir ligero a cada lugar que visitaba y en aquella oportunidad no había sido la excepción. -Realmente es un honor para mi acompañarle, ha solucionado todos mis pedidos en segundos, realmente una mujer ejemplar es por ello por lo que el placer es todo mío – agradeció dulcemente mientras permitía que la joven tomara su brazo – Parece ser que es mi día de suerte señorita Sol – sonrió de medio lado mientras comenzaba a caminar hacia donde estaba el restaurante. -Ammm… ¿Cuál es el camino? – preguntó con una risa, ya que se había puesto a caminar con total confianza, sin pensar hacia donde era, todo el sitio resultaba hermoso, pero estaba algo confundido en cuanto a las direcciones, jamás había sido bueno orientándose. – auch… disculpe – se detuvo bruscamente para tensar la mandíbula, le había venido cierto dolor en la pierna contraria a donde estaba ella, se la masajeo débilmente, le era incomodo aquellos dolores, pero por lo menos ya podía caminar más que cuando comenzaron, respiró profundo para olvidarse de ellos - listo, me decía – agregó gentilmente mientras se recuperaba, buscó sonreir para no incomodar a la joven, aunque le salio una debil mueca. @
  21. Después de largo tiempo sin ver a su sobrina, Alexander debía pasar por la Mansión Luxure, a intentar recuperar un poco de esos lazos que posiblemente se estuvieran desvaneciendo por ser tan egoísta de desaparecer sin más, aunque no había sido por gusto, y posiblemente fueron más problemas que placer, pero aun así el pelirrojo deseaba ver cómo le iban las cosas a la menor, y casi rezando que nada malo hubiera pasado en su ausencia, se odiaría si veía a la pequeña triste. Cuando llegó a su destino se arregló sus pintas algo desaliñada, una camisa negra con unos jeans rotos sabía que debía aprender a vestirse mejor. tocó la puerta esperando ser recibido por alguno de los elfos algo que, si sucedió, cuando lo vieron se sorprendieron levemente, e intentaron llamar a la pequeña Lady de inmediato, pero los detuvo gentilmente. -Esperen… me gustaría probar algo antes – le solicitó con mucho respeto, para quitarse el estuche que llevaba en su espalda, dejándolo suavemente en el piso y sacando de este un hermoso violín, era un regalo que había recibido, por lo cual le tenía mucho cariño y había decidido tocarlo para esas fechas. Comenzó a tocar con mucho cariño esperando que el sonido llegara a los oídos de su sobrina, no sabía si era de su gusto, un instrumento que actualmente muchos les parecía "aburrido", pero deseaba que le gustara. No quería tonos tristes, buscaba algo suave y dulce, para animar el ambiente que tenía todo, movía su mano con habilidad, para mover su cuerpo con naturalidad. -Espero que haya gustado – susurró aliviado de a ver terminado. @
  22. Distraídamente su mirada dorada viajaba por todo el lugar mientras esperaba a ser atendido, había mucho movimiento en el hotel por lo que se imaginó que sería un gran lugar, hasta pensó en dar una vuelta, pero antes de moverse sintió un suave toque en su hombro, se volteó curioso y más rápido todavía cuando a su oído llegó esa melodiosa y femenina voz. Alexander no esperaba ver ese delicado rostro allí, pero de inmediato le sonrió encantado, era una de las damas más dulce que había conocido, y se lo confirmó cuando le dio ese cálido abrazo. -Puedo decir lo mismo Señorita Sol… Sol... - respondió con suavidad y correspondiendo el abrazo tímidamente, todavía no se acostumbraba a tener esa confianza, pero le era agradable – Muchas gracias por la bienvenida – agregó algo confundido por sus palabras, pero de inmediato su cerebro le consiguió una conclusión. - ¿Usted es la dueña? Ahora comprendo la hermosura de este lugar – confesó con gentileza, realmente no espero encontrarse allí con ella, pero era claro y hasta obvio que una elegante y bella mujer tendría poder sobre un sitio con tan exquisito diseño - un encantador lugar, realmente muchas gracias por la bienvenida – volvió a decir con tranquilidad. -Bueno no quiero abusar, pero si me regala un poco de su ocupado tiempo - dijo con una sonrisa gentil y delicada - pues le diré que necesito una habitación por el fin de semana y… si puede – fue diciendo cautelosamente para tomar su mano con mucha educación, tenía la mala costumbre de ser algo confianzudo en algunas cosas, a veces eso le llegaba a tener problema, pero no podía cambiar ya eran demasiado años siendo de esa forma. -Que me acompañe a un almuerzo y una sesión de spa, eso haría un hombre muy feliz, y realmente su compañía me haría recuperarme más rápido – finalizó sus palabras para verle a los ojos de forma profunda intentando convencerla, estaba más que seguro que la dama estaba trabajando demasiado, todos necesitaban un descanso. @
  23. El mes de la navidad había llegado con eso el fin de tantos problemas, su cuerpo se sentía entumecido cansado, casi ni podía mover su pierna derecha y ni hablar de su apariencia, su cuerpo había conseguido nuevas marcas, no solo de cicatrices, también se había conseguido hacer varios tatuajes, pero quizás lo más molesto era su cabello largo, necesitaba un corte, pero pensaría en ello en otra oportunidad, ahora solo gustaba de descansar. - Diagon Palace Hotel & SPA – salió de sus labios suavemente, le habían recomendado el sitio, algunos le aconsejaron que se tomara un descanso por lo menos un fin de semana, y siendo Alexander hombre que escuchaba consejo decidió aceptar, o más posiblemente fue la palabra “Descanso” lo que convenció al pelirrojo. Era un sitio encantador, tenía un aspecto muy interesante, nunca había visto nada igual, desembauló por un rato observando a los alrededores, lo que su conocido le había descripto no era nada comparado con lo que veía, hasta en cierto punto se sentía algo fuera de lugar con sus jeans rotos y su chaqueta negra de cuero. -Buenos días joven señorita – sonrió con mucha educación y dulzura a la recepcionista, no estaba seguro como lo atenderían o como eran las cosas allí, por lo que estaba algo perdido y esperaba que ella lo orientara. @
  24. Estaban en diciembre, era una fecha muy hermosa, quizás algo nostálgica, Alexander no podía evitar recordar muchas cosas, tanto buenas como malas, pero era feliz de a ver vivido de todo un poco durante ese año, en especial cuando sus memorias eran llenadas con imágenes de su familia, era por ello que estar en la mansión Lockhart lo hacía llenarse de gran calidez, se había mantenido algo alejado por problemas personales, pero ya estaba allí, respiró con mucha tranquilidad cuando caminó por los pasillos, en búsqueda de saludar a su madre, hermanos y sobrina. En su andar, se percató que no estaban allí, dentro del castillo algo que lo dejó preocupado, pero para su fortuna uno de los amables elfos mágicos de su madre le susurró donde se encontraban, como si aquello fuera un secreto, quizás así lo fuera, y de ser así seguramente sería idea de su pequeña sobrina, que siempre tenía planeado cosas para la familia. Con el pequeño estuche que llevaba a su espalda, regalo de una hermosa amiga decidió ir hacia donde el gentil elfo le había indicado, al parecer habían apenas iniciado la marcha, ya que a mitad de camino se los consiguió, pero se mantuvo en silencio ocultando su presencia, para hacerles una pequeña broma, pero al llegar al destino sus ojos brillaron, y se quedó congelado admirando lo que había en frente Era tan hermoso y especial, además el aire frio y la nieve daban un aspecto todavía más encantador, que hizo sonreír a Alexander suavemente, con un movimiento rápido del estuche sacó su violín y comenzó a tocar, para ofrecerles un pequeño regalo o eso pensaba él. See you Again Terminó de tocar con una suave sonrisa - ¿molesto? - preguntó con suavidad para observar a todos los presentes mientras se acercaba timidamente y sonreirle a su madre, que llevaba tiempo sin ver - Estan igual de hermosa o quizás más - comentó para la reina y princesa de los Lockhart. @@Ezra Lockhart @@Bodrik @ @
  25. Dobló en la esquina para aproximarse a su destino, tenía varios meses que no iba a esa tienda tan particular, por lo que todos sus implementos para sus pequeñas bromas se habían acabado, si no mal recordaba la última vez había estado, fue con su sobrina, pero luego no tuvo más tiempo para regresar, pero ahora que había conseguido escapar de la oficina y necesitando algunas cosas decidió aprovechar a pasar. Como había salido del ministerio iba con una ropa un poco más casual, una sencilla camisa blanca, con pantalos y zapatos deportivos, tenía que aprender a vestirse mejor, o más que sanador lo iban a tomar por vago, nadie le tendría confianza, mientras pensaba en eso se dio cuenta que ya estaba frente al local para decir las palabras secretas. "Travesura Realizada" Apenas dijo eso se le permitió la entrada, con mucha calma fue recorriendo el lugar, seguía tan imaginativo como recordaba, había diversas hadas revoloteando, se intentaban acercar a su cabellera rojiza, que estaba muy larga, y parecía desear fastidiarlo con eso, con algunos movimientos se deshizo de ellas, eran criaturas muy dulces, pero traviesas. -Buenas tardes – saludó con mucho respeto a los duendes que siempre se encontraba en la recepción, para con plena, el pelirrojo comenzó a subir hacia donde estaban los trucos más interesantes. Encontrándose con las bombas de humo y pintura que siempre usaba, pero que por ahora se habían agotado, se percató entonces que había una pequeña cantidad de personas observando todos los artilugios. -Miren lo que tenemos aquí – pero apenas dijo eso se le resbaló de las manos una esfera que sin querer fue directo a los pies de una dama que se encontraba al lado suyo y antes que pudiera hacer algo, impactó contra el suelo produciendo un rápido grito de película de terror que lleno todo el segundo piso. -Lo siento, disculpa señorita, joven dama ¿se encuentra bien? – preguntó preocupado para tomar la esfera, esperaba no a verle asustado, pero con ese imprevisto hasta él hubiera saltado. @@Wendolyn Maxwell

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