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GoshI

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Todo lo publicado por GoshI

  1. Vengo a darle una buena noticia a Mistify(? XDDD seguro saltará en una pata :B Vengo a pedir la baja en la Malfoy. Luego de un tiempo meditando me di cuenta que no tiene sentido. Quiero volver a ser Black y rolear desde la rivalidad xD así que pido la baja del árbol y nos leeremos en algún que otro rol donde me acusen de pobre y demases cosas jajajaja Gracias por recibirme este tiempo *-* los quiero!
  2. Buenas, buenas. Volvió por quien lloraban(? xDDD Luego de meditarlo bastante quiero volver a la familia *-* mi personaje no encaja en otra y la verdad que extraño el castillo. Son mis raíces, no puedo negarlo. Ya pasó un tiempo largo de prueba, de intentar adaptarme pero como dice el negro, nunca dejé de ser Black xD Quería saber si puedo volver como hija de Laura, ya que Hop no está más en el árbol, y tendría que adaptar sino toda la historia que es una vuelta gigante (o como Hop pero tachado, pero es mucho pedir(?). A cambio, puedo volver a adoptar a Otto para que no quede flotando en el aire, y sea de nuevo mi hijo como en los viejos tiempos. Espero que me reciban y no me reten ;O; Un beso *-* (de paso subo el topic que estaba casi desvanecido...cofcof)
  3. - ¿Maltrato? ¿Peligrosos? Yo creo que ya he decidido... Sin pensarlo demasiado me acerqué a uno de los pensadores. Ya de aventuras estaba saciada y, aunque la profesora había tenido una muy buena actitud hacia mí con los cuidados correspondientes, no pretendía volver a arriesgarme. Demasiado bezoar y hechizos curativos por hoy. Era hora de tomar conocimientos reales, sin interrupciones ni distracciones. El agua de aquel pensadero era más turbia que el lago de la Black cuando se acumulaba la lluvia. Ni hablar del olor ue desprendía ese líquido espeso. Era preferible cubrirse la nariz y hundirse lo más rápido posible para pasar por ese asqueroso primer momento que lidiar con criaturas inestables. Me quedé mirando el recipiente. No podía evitar ponerme reflexiva. - Recuerdos... -Cerré los ojos y fruncí el ceño.- Vamos, Goshi, piensa... Era difícil recordar. En primer lugar, no recordaba quién era mi madre, así como tampoco tenía un fiel recuerdo de mis primeros años de infancia. Apenas tenía una vaga idea de lo que había sido jugar con mi hermana Alexia cuando era pequeña, y ya luego mi mente estaba invadida de regaños de mi padre, si es que era mi padre, Hop. Tomé mi varita, llevé la punta hasta mi cien e intenté concentrarme haciendo caso omiso a los pensamientos negativos que se me cruzaban. Un hilo delgado color plata se desprendió de mi cabeza, cual cabello un tanto rizado. Inmediatamente se desprendió de la varita y cayó en aquel líquido, transformando esa apariencia viscosa en un agua cristalina, donde ya se avistaba a lo lejos una pequeña Goshi, jugando en el parque. No pude evitar sonreír, y sin un dejo de preocupación ni temor sumergí mi rostro en el cuenco, sintiendo cómo mi cuerpo de un tirón era trasladado a un universo viejo, de hacía 20 años atrás. -- Los bosques del Castillo Black eran inmensos. Un lago que parecía infinito se extendía entre los árboles y mucho más allá estaban las catacumbas que tan prohibidas tenía mi padre para que yo entrara. Si había algo que recordaba era ello, y así como lo recordaba lo veía. Yo, a unos metros de mi yo adulto, jugando en el pasto con tan solo 4 años, sin importar que se manchara el vestido de barro que tanto había cuidado mi tía Luna. Andaba descalza y construyendo casas con pequeñas ramas que recolectaba de la orilla de la laguna. De pequeña fantaseaba que cuando fuera grande tendría un enorme castillo donde cada animal que tuviera como mascota tendría su propia casa, con su propio cuarto, hasta creía que necesitaban tener su propio baño, incluso los dragones. Si, soñaba con tener un dragón, al igual que su primo, y todos los días se lo proponían a sus tíos a pesar de saber que aquello era imposible. - ¡Tía Luna, tía Luna! Mira lo que he hecho... Exclamaba mi yo de niña, mientras yo la observaba desde detrás de un árbol. La pequeña apuntaba su mirada hacia una de las ventanas del castillo, pero la misma estaba cerrada, por lo que nadie la escucharía. Bajo sus manos, había hecho una pequeña torre de dos pisos, con puerta, ventanas a ambos lados y una figura de barro diminuta en forma de dragón. Ante la falta de respuesta, la niña bufó, levantándose del suelo y sacudiendo con las manos embarradas su vestido color verde. No hizo más que mancharlo aún más, provocando posiblemente los regaños que solía impartirme tanto mi tía como mi padre. Apenas dio un par de pasos cuando ambas sentimos el ruido del galopar de unos caballos acercarse. Mi pequeña yo se detuvo en seco y corrió detrás de un árbol alejado del mío, espiando desde detrás suyo al recién llegado. La carroza se había detenido justo delante de la reja que separaba los terrenos del castillo con las calles de Ottery. Al abrirse la puerta, bajó un sujeto de traje elegante, con una corbata plateada y un saco de un rojo oscuro. Las rejas del castillo se abrieron de par en par, y ambas pudimos ver en sus pies unos zapatos pulcros, brillantes, negros y de charol. Avanzó unos pasos. Yo al reconocer su rostro no tuve más ganas que de lanzarle una maldición. - Buenos días... Como era esperable, yo era muy aventurera y curiosa de pequeña, por lo que noté cómo me acerqué en su momento a ese sujeto tratándose de un completo desconocido. - Hola niña, ¿tú eres? - Agostina... - Respondió la niña y extendió la mano como si fuese un adulto.- Agostina Black. El hombre se quitó el sombrero y le sujetó la mano con delicadeza, teniendo que agacharse un poco para lograr tomarla. - Es un gusto, señorita. -Su sonrisa radiante no hizo más que hacerme chillar de la rabia.- Mi nombre es Federico, y busco a tu madre. La última vez que te he visto apenas eras un bebé. "Mi madre..." Me quedé atónita. - Mi mami salió hace un rato, pero puede esperarla en el castillo o viendo mis obras de arte. Agostina, tal como me llamaba en aquella época, le sonrió de oreja a oreja. Yo seguía perpleja sin entender lo que estaba ocurriendo. ¿Mi madre estaba allí? ¿Y qué quería este tipo con mi madre? ¿Acaso la conocía? Mi cabeza explotaba. Estaba llena de preguntas y me había olvidado por completo de la clase. - ¿Tus obras de arte? A ver, muéstrame... Federico caminó con la pequeña hasta el borde del lago donde estaban las torres que había construido hacía unos minutos. El sujeto recorría cada una de las casas con total fascinación y felicitándola por el trabajo hecho. -...y así será mi dragón. - Es muy bonito todo lo que has hecho, Agos. -Replicó Federico.- Sin embargo, creo que puedo ayudarte en algo. Se acomodó en cuclillas frente a la niña. Yo estaba desesperada sin poder hacer nada más que observar. Estaba segura que aquello no sería nada bueno y la terminaría dañando. Qué otro propósito podría tener un asesino como él, más que el de lastimar a personas inocentes. - ¿Alguna vez has tenido un gato, o te gustaría tenerlo? Los ojos de la niña quedaron maravillados ante la pregunta, por lo que asintió con convicción acerca de sus ganas de tener un animal como tal de mascota. - Pues mira, para tener un gato, en primer lugar deberás construir un castillo para él, acorde a su tamaño para que pueda dormir tranquilo al igual que tu pequeño dragón. Creo que puedo ayudarte ahora mismo a que tomes las medidas y comiences con ese proyecto. ¿Qué dices? Lo que prosiguió apenas puedo explicarlo con palabras. El cuerpo del sujeto se transformó por completo en un animal, un gato específicamente de color negro y ojos amarillos, al que yo conocía muy bien. "Dimitri..." El gato ya transformado por completo se acercó a la niña y rozó su lomo contra sus rodillas, buscando caricias y lamiendo sus dedos. Luego de un tiempo de juguetear y corretear, Agostina tomó varias ramas y empezó a construir con barro y algunas hojas un castillo en miniatura con las proporciones de aquel gato. Ya cayendo la tarde la casa estaba casi terminada, y el gato había probado las instalaciones con total satisfacción. El ruido del cascoteo de caballos había vuelto a interrumpir la tranquilidad de la escena. Federico se alejó de la casa para volver a transformarse en humano mediante un torbellino de colores, y cuando la puerta se abrió, la última frase fue la que me arrastró de vuelta a la realidad. - ¡MAMI! ¡Volviste...! ----- - No.... Un tirón me despegó del pensadero, pero quería volver. Necesitaba terminar de explorar aquel recuerdo, conocer a mi madre, hablar aún más con Federico, despejar su mentira y atraparlo en donde debía. Pero cuando vi el rostro de mi profesora noté que aquello era imposible. Me acerqué a ella nuevamente y sonreí escondiendo mi frustración. - Vaya recuerdo. - Tragué saliva y desvié la mirada hacia la fuente.- Vi a un amigo de mi madre transformarse en un gato cuando apenas tenía 4 años. Sinceramente no lo tenía presente. Hasta se puso a jugar conmigo, lamiendo mis dedos, frotándose contra mis piernas. No parecía un humano cuando terminó de transformarse. Volví la mirada hacia la profesora. - Eso es lo que más me llama de la Animagia, el poder pasar desapercibido al transformarte en otro ser completamente diferente.
  4. Seguí corriendo en línea recta, en dirección hacia la montaña, hasta que el laberinto logró traicionarme y una pared se levantó a escasos metros de donde yo estaba. Frené con los pies, casi cayéndome de espaldas y miré hacia ambos lados. El camino estaba completamente cerrado y no había escapatoria más que volver por donde había ido. Empecé a caminar por la única vía posible, con la varita en mano iluminando hacia delante. El silencio sepulcral hizo que se me pusiera la piel de gallina. Apretaba los dientes con tanta fuerza que mis mandíbulas estaban dispuestas a salirse de lugar. Un crujido por allí delante hizo que me detuviera en seco. Miré hacia abajo, alejando la concentración de mi mirada para agudizar mis oídos. Escuché el gruñido. Cerré los ojos y un par de lágrimas se escaparon por la fuerza. Sentí como el instinto se apoderaba de mi lentamente, haciendo emerger bajo mis labios los afilados colmillos, ya preparados para la batalla. El aullido de la bestia hizo que abriera los ojos, de un rojo resplandeciente, y entre el haz de luz aparecieron las fauces de aquella bestia. Apunté de inmediato hacia el licántropo con la varita y antes de que saltara hacia mí exclamé con todas mis fuerzas: - ¡Muffliato! Un rayo se dirigió al mitad hombre y mitad lobo, aturdiéndolo de inmediato al impacto. Aquel hechizo inundaba los oídos de la criatura con un chillido ensordecedor, que a bestias con cierto origen canino debería causar un efecto aún más potente. El hombre lobo se retrajo varios metros, llevándose sus garras delaneras a las orejas mientras sacudía la cabeza y retrocedía tambaleante con sus otras dos patas. Guardé la varita en el bolsillo y salté hacia él, sin una pizca de dominio sobre mi lado animal, clavando mis manos alrededor de su cuello y arrojándolo al suelo. La bestia abrió los ojos y clavó sus garras en mis muñecas intentando deshacerse de mis manos. Cuando notó que por mi fuerza sobrenatural aquello resultaba imposible, usó sus patas traseras, pegándome una patada en el estómago que me hizo volar por los aires unos cuantos metros hasta impactar contra la pared del laberinto y dejarme caer. El golpe en la nuca de una de las ramas provocó mareos en mi cabeza y el dolor agudo en mi estómago me impedía levantarme. El lobo se acercó hacia mí a los trotes y no pude hacer más que levantar una rama del suelo para interponerla entre él y yo, y así impedir que sus dientes afilados se clavaran en mi rostro. De un empujón, volví a echar a la criatura hacia atrás y en ese microsegundo saqué la varita de mi bolsillo y volví a apuntar a la bestia, pero esta vez ataqué con una voz débil, al borde de la afonía. - Desmaius... El rayo impactó en el pecho de la bestia a escasos metros de mí, y se desplomó como si fuera una pluma cayendo danzante sobre el césped. Al ver que la bestia estaba completamente inmovilizada caí sobre mis rodillas, y cerré los ojos intentando calmarme. Luego de unos minutos, tanto mis colmillos como el color rojo que rodeaba mis pupilas desaparecieron por completo. El resto del recorrido no tuvo mucha emoción, comparado a lo que acababa de vivir. Mi vida había sido puesta en peligro por no haber hecho mísero caso a aquel hombre y eso me habría de costar al menos aquel esfuerzo. Aproximadamente una hora después, aparecí a la salida del laberinto, donde me esperaba mi profesora. mi cuerpo estaba lleno de raspones y magulladuras, por no nombrar algunas ramas que se entrelazaban entre mis cabellos producto de las caídas. - Disculpe por la demora, profesora... Le conté con detalles el incidente y luego de sus explicaciones a mis dudas me quedé junto a ella esperando a mis compañeros que estaban inmersos en una nueva aventura. Esperaba que de ella salieran ilesos, o que al menos no sufrieran la misma suerte que yo, de exponer su vida a un peligro semejante.
  5. - ¿En cuanto a Bestias te refieres por ejemplo a los Hombres Lobo? Tragó saliva luego de interrumpir a sus compañeros. Esperaba que no hubiera ningún hombre o mujer loba en la sala, o se armaría una buena trifulca ante su comentario. Siempre le había tenido cierto temor hacia aquellas criaturas, quizás por el hecho de que Goshi era una vampiresa y había leído en cientos de libros sobre la eterna rivalidad entre hombres lobo y los vampiros. - Es una duda que tengo al respecto, porque he leído en un estudio realizado por un antiguo profesor que se trata de humanos, magos o muggles, que han sido convertidos por mordedura, sólo que pierden el control de sus propias decisiones al momento de convertirse bajo la luna llena y por eso se los considera bestias. ¿Cuál es la verdadera definición? - Interpeló a la profesora. La profesora no llegó a responder a la consulta de ninguno de los alumnos que la sala completa comenzó a tranformarse. Un temblor hizo que se aferrara al asiento, fijando la vista en una pared que empezaba a correrse hasta dejar en su lugar la entrada a lo que parecía ser un extenso laberinto. Apenas acabó el temblor la Malfoy se levantó de la silla, acercándose a la profesora y dejando olvidado el cuaderno sobre el asiento. La explicación de la Stark hizo que los ojos de la Malfoy se iluminaran al igual que los de sus compañeros. Cuando se anotó a la clase esperaba un dictado aburrido de características de criaturas con sus respectivas referencias y no más que ello. No esperaba una aventura, ni mucho menos una especie de expedición, por lo que estaba realmente sorprendida. Metió la mano en el bolsillo de su pantalón y sacó de allí su varita, mientras veía cómo el Macnair se aventuraba por sí solo por uno de los túneles, al cual despidió con entusiasmo. Acto seguido, Goshi le sonrió a Leah y luego a la profesora. - Creo que yo tomaré un camino distinto. Mucha suerte Leah, nos veremos del otro lado. Sujetó la varita con fuerza y se dirigió por la izquierda, a paso lento y seguro, procurando no pisar en falso o tropezar con ninguna rama. Cuando se hubo alejado lo suficiente del salón, levantó la varita en alto y exclamó con decisión. - Lumos! Un resplandor se desprendió de su varita, reflejándose en lo extenso del pasillo que iniciaba donde ella se encontraba y terminaba en el infinito, con decenas de caminos alternativos que tomar a sus costados. Caminó con cautela, notando como la noche se iba acentuando cada vez más a medida que avanzaba por encima de su cabeza. De repente, una sombra fugaz se cruzó de un lado a otro del pasillo, llamando la atención de la Malfoy y haciendo que los pelos se le colocaran de punta. Estaba segura de que se trataba de una criatura, por lo que corrió hacia donde había desaparecido, haciendo el menor ruido posible más que el de sus pasos. Giró nuevamente hacia la izquierda y no encontró nada. Escuchó un crujido a la derecha, por lo que tomó otro camino. Nuevamente nada. Cuando giró sobre sus propios pies, una figura de estatura mediana se presentó ante ella. Lo apuntó con su varita, iluminando su rostro. - ¿Qué haces aquí? La voz del sujeto la dejó boquiabierta. Se trataba de un hombre, de cabellos oscuros y ojos pardos. No esperaba ver un hombre, sino un animal, por lo que se sintió un poco frustrada pero trató de no mostrarlo en sus gestos. Llevaba un pantalón oscuro muy gastado y el torso al descubierto repleto de cicatrices. Las uñas de las manos estaban marrones de la suciedad. No llevaba zapatos y estaba tan despeinado que parecía estar abandonado allí hacía muchos años. - ¿Qué quieres? - Replicó. - Lo siento, pero... ¿tú eres también de la clase de Criaturas? - Le preguntó la Malfoy un poco intrigada. Estaba empezando a pensar de que aquel laberinto era una trampa, si la respuesta de aquel hombre fuera afirmativa. El hombre aflojó su rostro y desvió la mirada. - Conque a ti también te envía Kirara... Pues no, no soy de la clase, y le he advertido a esa mujer que dejara de enviar estudiantes a este lugar. Es... -Hizo una pausa y la miró a Goshi a los ojos con cierto aire de tristeza.- Es peligroso. - ¿Peligroso? - Le respondió Goshi consternada. - Es necesario que salgas de aquí, aléjate lo antes posible. - Pero... - Que te alejes... - ¿Quién eres? - No quieres saberlo. - Pero necesito saberlo. -Insistió.- Al menos antes de volver. - Está bien. El sujeto resignado se acercó a la Malfoy, manteniendo sin embargo una distancia considerable. - Mi nombre es Finn Molleghar. Hace más de diez años que habito en esta especie de laberinto, consumiéndome en mi propia miseria. - Resopló. - Personas como yo estamos destinadas a vivir en la soledad, a aislarnos de la sociedad y somos discriminados por el resto de los mortales por nuestra poca capacidad de control sobre nosotros mismos. Ella no podía dejar de mirarlo, fascinada por su relato. Pero cada palabra que emitía le sembraba en ella más dudas. No estaba siendo del todo claro. - El Ministerio de Magia ha decidido encerrarme aquí, sin varita, luego de los tantos crímenes que he cometido. Aquí al menos los profesores y arcanos de la Universidad me brindan alimentos, y puedo disponer de la privacidad que tanto anhelaba, salvo cuando Kirara organiza sus lecciones... - ¿Eres un asesino? - No lo soy. - Replicó Finn un tanto molesto.- No de manera consciente, pero no he podido evitar matar a cientos de personas y a condenar a varios a la misma miseria en la que me han inmerso a mí cuando era pequeño. Goshi iba a hacer una nueva pregunta pero el viento interrumpió su diálogo. El hombrecillo se quedó helado, mirando el cielo. La Malfoy intentó acercarse a Finn, pero él no hacía más que retrotraerse y alejarse lo más que podía. Sin darse cuenta iba desviando a Goshi por el laberinto sin que ella tuviera conciencia de por dónde caminaba por prestarle su entera atención a lo que decía. - Vete. - Finn interrumpió el bache de silencio que se había formado.- Vete antes de que... Quedó boquiabierto y las pupilas se le dilataron de repente. El viento se convirtió en una tormenta y a lo alto del cielo las nubes comenzaron a correr con mayor velocidad. - ¿Antes de qué...? Cuando giró supo lo que estaba pasando. A medida de que las nubes se corrían, una luz resplandeciente se asomaba entre las sombras, iluminando el predio por completo. Con el cuerpo entumecido por el miedo, giró sobre sus talones, y empezó a alejarse. La figura de aquel sujeto se había empezado a retorcer sobre sí mismo, reemplazando su voz gruesa por gruñidos y aumentando tres veces su tamaño. Goshi empezó a caminar hacia atrás cada vez más ligero, hasta tomar una distancia considerable para comenzar a correr. En la lejanía escuchó un aullido que logró confirmar sus sospechas. Alzó la mirada. La luna había iluminado a lo lejos su destino. Sus ojos derramaban lágrimas de miedo, sin embargo ella no paraba de correr. No estaba lista para matar a ese hombre si fuera necesario, pero Finn era un hombre lobo y si no se apresuraba a salir de allí para llegar a la montaña, ella iba a ser su próxima presa.
  6. Los minutos y segundos corrían para la Malfoy que volaba con su moto lo más rápido que podía para llegar a tiempo. Los copos de nieve que caían en abundancia le impedían ver con claridad, sin embargo ya conocía el camino que la llevaba a la Universidad. Casi que lo hacía de memoria. Llegó a estacionarla con ciertas complicaciones a causa del empedrado resbaladizo, pero sin ningún tipo de accidente, y se encaminó hacia el salón que le había tocado. La última vez que Goshi había estado en una clase data de hace muchos años, cuando era una adolescente que estaba a punto de recibirse de Hogwarts. No recordaba lo que era estar sentada en un pupitre, ni mucho menos del esfuerzo que implicaba resolver una tarea o prestar atención al profesor. Volver a los estudios implicaba para ella un nuevo desafío, y esperaba que aquella clase fuera lo suficientemente atractiva como para captar su entusiasmo por volver a los libros. Cuando ingresó al aula respiró aliviada. La clase aún no había comenzado. Sus dos compañeros de clase estaban ya presentes, cada uno en el asiento que había elegido, y la profesora sentada en el escritorio, revisando algunos papeles. Se movió sigilosa y ágil hacia una de las filas de asientos que se encontraban en la parte delantera. Al pasar junto a ellos, saludó con la mano a Pik y a Leah, ocultando el nerviosismo detrás de una amplia sonrisa, y luego agachó la cabeza a modo de saludo hacia la profesora, tomando asiento finalmente lo más cerca que se animaba de sus compañeros. Acomodó el morral a su lado, sacó de allí un cuaderno de pergaminos que había encontrado entre sus tantos libros y la vuelapluma que quedó suspendida en el aire mientras aguardaba a que la profesora iniciara la jornada. Frunció los labios. Nunca había tenido una profesora cuyo inicio de clase fuera tan interesante como aquel. La pregunta que realizó despertó sin lugar a dudas su apetito intelectual, buscando respuesta en lo más profundo de su mente. Escuchó atenta las respuestas de sus compañeros. Ambas eran muy llamativas, y decían mucho de la personalidad de cada uno. Cuando llegó su turno, las mejillas de la Malfoy cobraron un tono rojizo notable. Titubeó un poco, pero apenas largó las primeras palabras, el resto fueron saliendo solas de su boca. - Buenos días. - Hizo una pausa, recorriendo con la mirada a los presentes.- Mi nombre es Goshi Malfoy y también es un gusto estar aquí y compartir esta clase con ustedes. Puso las manos por encima del pupitre entrelazando los dedos. - Coincido con mis dos compañeros. Dentro de lo poco que recuerdo de lo que estudié en el colegio, existe una clara diferencia entre los animales mágicos y no mágicos, que como su terminología lo indica, es la magia. - Tragó saliva.- Sin embargo yo creo que también se agrega a ello el factor del control que se puede tener sobre estos animales según su nivel de peligrosidad. Hay criaturas que sólo pueden ser controladas por los magos, mientras que el cuidado de los animales no mágicos pueden llegar al alcance de cualquier muggle que no posea dichos conocimientos. Los magos poseemos un poder que los muggles no tienen, y esto nos ayuda a poder controlar este tipo de criaturas que son de extrema peligrosidad para el mundo muggle. Buscó aprobación en la mirada de la profesora, y ante su gesto neutral prosiguió con la otra pregunta. - En cuanto a los sapos, yo viví varios años en el mundo muggle y uno de mis tantos trabajos ha sido cuidar niños. Sé que las historias que cuentan los padres a sus hijos incluyen formas animales que no existen en su mundo, como así son los sapos que se convierten en príncipes, los ratones que hablan, los zorros que caminan en dos patas... Sé que la piel de los sapos es muy particular y sus diferentes especies tienen distintas propiedades, pero desconozco el poder mágico que pueden llegar a tener, más que aquel que le propician las historias y que quizás en algún momento histórico hayan sido realidad. Quedó en silencio y sonrió a sus compañeros antes de soltar una risa nerviosa por la tontera que había respondido.
  7. Abrió los ojos. Agradecida observó que era el mismo techo de siempre. Blanco, con apenas un par de grietas y las paredes verdeoscuras que se extendían hacia ambos lados. Se incorporó con ayuda de sus brazos, ya que sus abdominales no estaban del todo en forma como para hacer todo el trabajo y se recogió el pelo en una cola con una cinta que llevaba atada en su muñeca izquierda. Estiró los pies hasta encontrar las pantuflas en el suelo y se ató a la cintura la bata que tenía colgada en la esquina de la cama. De brazos cruzados, salió del cuarto. La luz de los pasillos le hizo arder los ojos. Quién sabe cuántos días seguidos habría dormido. Se frotó con el revés de su mano y expidió un bostezo de aquellos que pareciera la boca no dar abasto. Llegó hasta el baño al final del pasillo, abrió la puerta, se colocó frente al lavabo y hundió su rostro en el agua que pudo recoger entre ambas manos. Parpadeó con fuerza varias veces, obligándose a despertar. Secó su rostro y dejó la bata allí, quedando sólo en sus cortos pijamas de verano. Se asomó a la baranda que daba al hueco de la planta baja. Vio a Gatiux junto con otro sujeto. Siguió de largo y bajó las escaleras sin importarle la presencia del desconocido. - Buenos días. O noches. Ya no sé... - Pasó de largo agachando la cabeza a modo de saludo y se dirigió a la cocina. Allí abrió la nevera rascándose la espalda por encima de su hombro y sacó un bidón de leche. De la alacena extrajo un par de galletas de chocolate y un vaso donde luego sirvió la leche. Volvió a bostezar. No esperaba que ocurriese nada interesante, nada por fuera de la rutina, aunque por dentro lo deseaba muchísimo.
  8. Empujé la puerta de la Taberna con el codo, mientras me frotaba uno de los raspones que había cobrado sobre mi brazo izquierdo. El lugar, en su interior parecía bastante deshabitado, de no ser por un par de personas ubicadas alrededor de la barra. Era la primera vez que lo pisaba, motivo por el cual sus ojos se perdieron recorriendo cada detalle sin dar mucha importancia a las personas que se cruzaba. De afuera parecía mucho más grande de lo que era por dentro. Un interior muy cálido, opaco, que denotaba en sus paredes años y años de historia. Las mesas que se extendían sobre lo ancho y lo largo no parecían tener un orden lógico, uno que se dispusieron por casualidad donde lograron caer o hacia donde fueron arrastradas por los tantos alumnos que habrían pasado por allí. Casi pegado al fondo se ubicaba la barra, hacia donde me dirigí esquivando algunas sillas. Apenas a unos metros de ella, pude reconocer a Cissy pidiendo una cerveza de mantequilla. El tabernero tenía un estilo parecido a Pascual, sin embargo le faltaba ese tinte cascarrabias que tanto me divertía de aquel viejo. - Buenas tardes, Cissy. - Me senté a su lado apoyándome sobre la barra.- No esperaba verte tan temprano. Sonreí a la Macnair y miré a mi alrededor nuevamente. - Por lo visto somos pocos. - Me giré nuevamente hacia Cissy. A Cissy la había conocido muchos años atrás, aunque no recordaba específicamente en qué momento. Supongo que el alcohol que solía ingerir en aquellos años me provocaron cierta amnesia selectiva, pero no lo podría jurar tampoco. Compartía con ella el mismo color de ojos, pero llevaba el cabello un poco más corto y oscuro. Quien nos viera por primera vez podría jurar que seríamos parientes, más todo lo contrario. Lo único que compartían era a su padre adoptivo, pero no contaban con ningún lazo de sangre que las uniera. Cuando el tabernero volvió con la cerveza que había pedido, le sugerí traer otra para compartir con ella. No estaba segura de cómo terminaría aquel día, pero lo cierto es que teníamos mucho de qué hablar.
  9. El rugido de la moto hizo notar su llegada, como si quisiera hacerse notar. La realidad es que a Goshi no le importaba ser el centro de atención, sino todo lo contrario. Amaba pasar desapercibida y deambular sigilosa sin que nadie percatara de su presencia, pero aquella era una buena oportunidad para probar su nueva adquisición: un viaje corto, día nublado, pero no tormentoso, con una leve ventisca que hacía aumentar la adrenalina a medida que aumentaba la velocidad del vehículo. Al principio sintió un poco de vértigo, sobretodo al despegar las ruedas del suelo. Pero luego, ya cuando se hubo estabilizado y recobrado el equilibrio sintió que había nacido para ello. Viajar en su nueva moto voladora fue lo más hermoso que había experimentado desde aquel día que le había robado la escoba a su padre a sus 8 años. Al llegar al campus, vio un trecho verde muy viable para aterrizar con semejante artefacto. Frunció el entrecejo, apretó los dientes, acomodó sus lentes de vuelo con una mano mientras mantenía el equilibrio con la otra y finalmente decidió iniciar el descenso. Sostuvo el manubrio con fuerza, mientras una gota gorda de sudor le recorría la frente hasta posarse sobre la punta de su nariz. La moto enfiló hacia el suelo, el viento le voló la capucha de su chaqueta y algunos magos jóvenes corrieron a refugiarse. Cuando la rueda delantera rozó el pasto, el cuerpo de Goshi pegó un salto sobre el asiento de la moto, haciendo que la misma diera un giro de 180° sobre su eje y haciendo volar a la Malfoy por los aires. La moto cayó de costado, arrastrándose hasta colisionar contra una roca. Goshi cayó unos cuantos metros hacia en lado contrario ligando algunos raspones. Al abrir los ojos, vio el humo del motor del vehículo y maldijo para sus adentros. Se levantó del suelo, quitándose los lentes de vuelo y se sacudió la ropa mientras se acercaba a la moto. Sacó la varita de su bolsillo y apuntó hacia el motor del carromato. - Reparo... El humo se desvaneció y la moto volvía a ser de un color rojo reluciente, tal como la había comprado. La levantó del suelo, dejándola estacionada junto a otra roca y se dirigió derecho hacia la taberna. El viaje le habría dado un poco de sed.
  10. -Oye Lyra, espera… Antes de que te vayas... Le señala uno de los estantes más altos. -Allí veo que hay disponible un tablero. –Se le acerca y la mira a los ojos.- Dime que está disponible, por favor. Le hace pucherito. -Siempre quise tener uno desde que soy niña… Ya sabes, solía jugar con mi padre, hasta qué... Bueno... Se le hacían agua los ojos. Así esperaba convencerla. ----- ID: 13894 Nick: GoshI (http://www.harrylatino.org/topic/92096-ficha-de-personaje-de-goshi/) Nivel Mágico: 6 Rango social: Unicornios de oro Link a la Bóveda Trastero: - No poseo - Link a la Bóveda de la cual se hará el descuento: http://www.harrylatino.org/topic/92152-boveda-de-goshi/ Fecha: 2015-12-20 Nombre del producto: Ajedrez Mágico Objeto, Criatura, Poción, Consumible o Libro de Hechizo: Objeto Catalogación: (colocar cantidad de A, X o P respectivamente): A Puntos por unidad: 10 Precio: 500 Nombre del producto: Puertas Mágicas Objeto, Criatura, Poción, Consumible o Libro de Hechizo: Objeto Catalogación: AAA Puntos por unidad: 40 Precio: 2000 G Precio total: 2500 G Total de Puntos: 50 puntos -- Off: Ahí le quité el VA, vi en el listado de objetos nuevos que hay disponibilidad de tableros de ajedrez mágico. Cualquier cosa, avisame linda *o*
  11. - Vaya, me había ilusionado. Mientras esperaba a que la atendieran continuaba observando al resto de los compradores. Todos llevando canastas que rebalsaban de cosas. Goshi estaba satisfecha con lo que había elegido, aunque un poco molesta por no poder llevarse el ajedrez, hasta que vio un estante que le traía suficientes recuerdos como para dejarlo pasar... - Aguarda... Antes de que prepares solo la moto. Le sonrió a Lyra. - ¿Podrías también agregarme estos dos objetos? Si no es molestia... Se ruborizó. ----- ID: 13894 Nick: GoshI (http://www.harrylatino.org/topic/92096-ficha-de-personaje-de-goshi/) Nivel Mágico: 6 Rango social: Unicornios de oro Link a la Bóveda Trastero: - No poseo - Link a la Bóveda de la cual se hará el descuento: http://www.harrylatino.org/topic/92152-boveda-de-goshi/ Fecha: 2015-12-20 Nombre del producto: Cámara de Fotos Mágica Objeto, Criatura, Poción, Consumible o Libro de Hechizo: Objeto Catalogación: (colocar cantidad de A, X o P respectivamente): AA Puntos por unidad: 20 Precio: 1000 Nombre del producto: Vuelapluma Objeto, Criatura, Poción, Consumible o Libro de Hechizo: Objeto Catalogación: (colocar cantidad de A, X o P respectivamente)A Puntos por unidad: 10 Precio: 500 Precio total: 1500 G Total de Puntos: 30 puntos
  12. Era la segunda vez en su vida que la Malfoy se acercaba al Magic Mall. Si había algo que no le gustaba era hacer compras, pero el nuevo anuncio que había lanzado el Concilio de Mercaderes había llamado completamente su atención. Las nuevas motos voladoras parecían ser la nueva sensación del momento, y no había objeto con el que Goshi se sintiera más identificada desde aquellos viajes realizados en Londres. La adrenalina que sentía al subirse sobre esa clase de vehículo muggle era muy similar a la que sentía durante su infancia al robarle la Nimbus a su padre. Con ello, no quería decir que las motos que adquiría en Londres fueran robadas. Solamente prestadas, sin previo aviso... - Buenos días... Musitó tímidamente al entrar a la planta de objetos, sin esperar una respuesta. Estaba repleto de personas, seguramente por la horda de ofertas que se habían lanzado para las fiestas. Tanta gente era la que había que siquiera había notado de la presencia de la viceministra delante de sus narices. Cuando hubo terminado con lo suyo y dejó pasar al resto para realizar sus compras, llegó su turno para realizar el pedido. - Buenos días, -miró el cartel en el que llevaba su nombre.- ¿Wanda? Quisiera llevar estas dos cosas... ----- ID: 13894 Nick: GoshI (http://www.harrylatino.org/topic/92096-ficha-de-personaje-de-goshi/) Nivel Mágico: 6 Rango social: Unicornios de oro Link a la Bóveda Trastero: - No poseo - Link a la Bóveda de la cual se hará el descuento: http://www.harrylatino.org/topic/92152-boveda-de-goshi/ Fecha: 2015-12-20 Nombre del producto: Moto voladora Objeto, Criatura, Poción, Consumible o Libro de Hechizo: Objeto Catalogación: (colocar cantidad de A, X o P respectivamente): AAAA Puntos por unidad: 80 Precio: 4000 Nombre del producto: Ajedrez Mágico VA Objeto, Criatura, Poción, Consumible o Libro de Hechizo: Objeto Catalogación: (colocar cantidad de A, X o P respectivamente)A Puntos por unidad: 10 Precio: 450 Precio total: 4450 G Total de Puntos: 90 puntos
  13. Me encantan los cambios *-* Fue muy lindo entrar al foro y ver el Andén 9 y 3/4 arriba de todo como en los viejos tiempos y súper visible. La zona de entrada al foro me parece un punto muy importante para los nuevos usuarios que ingresen con el estreno de la nueva trilogía, y me parece un buen enfoque. Por otro lado, estoy contenta con el sistema de puntos. Me parece que suma mucho para incentivar al posteo y al rol. En caso de decidir no intercambiarlos por galeones, suma porcentaje para los niveles o simplemente es para ganar galeones? Un beso *-* y felicitaciones
  14. Una bofetada en la mejilla me hizo dar vuelta la cara y escupir un par de gotas de saliva mezcladas con sangre. Me quedé mirando el suelo, perpleja, acomodando suavemente la mandíbula con mi mano derecha mientras volvía en mí y se me fruncía el entrecejo. -Sabes bien que no tienes que jugar conmigo, Malfoy. La voz del italiano, con ese tono de arrogancia, me exasperaba. Apreté los dientes, giré la cabeza nuevamente hacia Federico aún con la mano posada en la mejilla y lo escupí en la cara. La expresión de asco en su rostro no hizo más que dibujar una sonrisa en mi rostro dolorido, seguida de una suave carcajada. -Tú crees que puedes conmigo luego de todo lo que me has hecho. -Me acerqué un paso mientras el muchacho sacaba un pañuelo de su bolsillo y se limpiaba el mentón.- Luego de todo lo que me robaste... -Volví a dar otro paso, ya con la mano metida en el bolsillo donde tenía guardada la varita.- ...dejándome sin nada: sin vida, sin familia, sin amigos, sin... Hice una pausa, tragué saliva y resoplé negando con la cabeza. -Ni siquiera puedo amar. -Chasqueé la lengua.- Ya no creo en el amor. No creo en nada. Y tú aún crees que puedo tenerte miedo. El italiano alzó una ceja mientras terminaba de limpiarse. -Lo único que creo es que quieres terminar arrojada en una zanja si me sigues hablando de esa manera. -Replicó Di Giorno, acercando su rostro al mío mientras volvía a guardar el pañuelo en el bolsillo.- Pero si tanto insistes... Volví a sonreir mirándolo a los ojos, inhalando parte del aliento que emanaba por su nariz como si fuese una especie de perfume. -No te animas. -Solté una carcajada. Sentía sus labios tan cercanos a los míos que era capaz de morderlo.- Ya me hubieses destruido hace tiempo. Lo único que te interesa hacer conmigo es divertirte. Lo tomé del cuello de su camisa jugando con mis dedos y pegando su torso al mío. Sentí cómo sus manos se posaban en mi cintura por defecto y le hablé al oído. -Ya no te tengo miedo, Federico. Me resultas demasiado predecible. -Alcé las cejas y fruncí los labios.- Ahora vete de mi cuarto. -Te vas a arrepentir... -No lo creo. -Lo interrumpí.
  15. Abrió los ojos nuevamente. No habían pasado ni veinte minutos de haberse quedado dormida, por lo que mordió la almohada y gruñó. El insomnio la aquejaba todas las noches. Arrojó las sábanas a un lado y de un salto se levantó de la cama dejando caer las pantuflas a unos metros de sus pies. Terminó de vestirse, se ató los borcegos y alzó su pelo en una gran coleta atada con un moño de cinta verde en la cima de su cabeza. El flequillo le caía hacia un costado cubriendo en parte su ojo derecho y las mangas arremangadas de la camisa dejaban a la vista la basta cicatriz de su antebrazo. Salió del cuarto cerrando la puerta sin cuidado alguno y bajó las escaleras a zancadas. Al llegar a la sala pegó un chasquido con su mano derecha. Casi de forma automática, Warhol, el elfo de la Crowley apareció sin necesidad de ser nombrado con una franela colgando de su hombro derecho. -Mi Go-go-goshi... La criatura hizo una reverencia esbozando una sonrisa tan débil que daba lástima. -Warhol... -Alzó una ceja con un dejo de desprecio en su rostro.- Quiero que cuando termines de colaborar en la limpieza de la biblioteca y de clasificar mis libros hagas esa tarea especial que te pedí. El rostro del elfo empalideció de golpe y sus labios empezaron a temblar más de lo normal. -Si-si-s-si mi Goshi. -Movió los labios nuevamente pero sin emitir sonido alguno. Al notar su expresión la ojiverde se cruzó de brazos frunciendo los labios. Al resoplar el elfo cerró la boca y se quedó mirando a su ama a los ojos, como si estuviera a punto de largarse a llorar. -Explícame, ¿qué tan difícil es remendar una chaqueta? El elfo bajó la mirada al suelo. -Warhol quie-qu-quiere saber... -Volvió a mirar a los ojos a Goshi.- Wa-wa-warhol quiere... quie-qu... -No es necesario. -Lo interrumpió cortante.- La quiero impecable para mañana por la tarde, sin preguntas. La criatura volvió a dejar caer su mirada y desapareció sin más. -Elfo est****o... Resopló y desarmó su coraza dejando caer los brazos a ambos de su cuerpo. Al dar media vuelta, sus ojos se detuvieron en el crepitar de las cortas llamas que encendidas iluminaban con luz tenue los alrededores de la chimenea. Caminó hacia ella, con pasos lentos, atraída por la sensualidad de las lenguas de fuego que se movían de un lado a otro, y apenas llegó a encontrarse frente a frente se agachó hasta quedar de cuclillas de cara al fuego. Acercó su mano izquierda, sintiendo el calor apropiarse de su piel y cerró los ojos mientras sus dedos danzaban. Su lenta respiración la empezó a llevar de a poco a un estado de ensueño. Por detrás de sus párpados miles de llamas giraban en círculos, dibujaban figuras extrañas, indescriptibles. Parecían monstruos, pero de aquellos que más que miedo causaban fascinación. Cuando abrió los ojos la mano le ardía. La acercó a su rostro, sintió el calor de la misma en su mejilla y sonrió. Aquel día en que su chaqueta se vio arruinada, corrió a las afueras del castillo como si no recordara su condición a pleno mediodía. Su pecho había ardido como nunca antes lo había sentido y su ropa se prendió fuego al instante. Tuvo la suerte de haber sido atajada antes de tiempo por su hermano, de lo contrario no recordaría siquiera aquel suceso, y sería capaz de repetirlo. Su mente le jugaba trucos nuevamente, como hacía varios años. Sólo de algo estaba completamente segura: extrañaba el sol.
  16. Sólo bastó el aleteo de un pájaro alejándose de la ventana para despertar a Goshi en plena madrugada. Su cuerpo apenas estaba cubierto por la fina seda de las sábanas y un conjunto de pijama de verano, más no sufría del frío. Se resfriegó los ojos, corriendo el poco maquillaje que los delineaba y de un tirón se incorporó hasta quedar sentada con las piernas enredadas entre las telas. Miró hacia la puerta y rascándose la cabeza emitió un sonoro bostezo seguido el chasqueo de la lengua al pegotearse contra el paladar. Enredó los dedos de sus manos entre sí y estiró los brazos como queriendo alcanzar el cielo pero sin mirarlo. Sus hombros tronaron como si fueran de madera desvencijada, para crujir nuevamente cuando dejó caer sus manos hacia adelante. El peso de su cuerpo dibujó una curvatura que iniciaba en al parte baja de su espalda hasta terminar en su cabeza gacha. Resopló con un claro dejo de cansancio, hasta que finalmente decidió asomar su pie derecho para colgarlo a un lado de la cama hasta tocar el suelo. El resto de su cuerpo la siguió, pero a un ritmo tan lento que cualquiera que la hubiese visto habría jurado que era la primera vez que se levantaba de la cama luego de varios días, incluso semanas, de sueño ininterrumpido. Al incorporarse sus pies dudaron un segundo, cuando por fin decidieron arrastrarse hacia la silla donde se encontraba colgada su bata y apoyadas las pantuflas. Así vestida, salió del cuarto, con una mano sosteniendo el pliegue de cierre del batón mientras la otra intentaba acomodar su alborotado cabello. Bajó las escaleras, peldaño a peldaño, con el peso del sueño en sus piernas y al llegar a la sala miró para todos lados, como si buscara algo o a alguien. Frunció los hombros y se dirigió a la cocina donde abrió la nevera, y luego de detener en su interior la mirada por cinco minutos, la volvió a cerrar. Salió de la cocina. Se dirigió a las escaleras, subió un peldaño tras otro cada vez más lento. Entró a su cuarto, arrojó el batón en el suelo sin un poco de cuidado y se volvió a acostar enredada entre las sábanas. Enseguida logró quedarse profundamente dormida, sólo que esta vez olvidó quitarse las pantuflas.
  17. ¿Una Black? ¿Dónde? ¡Quítenmela, quítenmela! Goshi no volverá jamás a ser una Black o.ó Afrooooooooooo!! Quedateeee! Me da penita que te vayas luego de tanto tiempo. Pero bueno, te deseo lo mejor en donde estés y a donde decidas ir, que tu personaje siga creciendo *-* PD: Padre, esa bruja fea me está diciendo cosas horribles echala! *-* xD PD2: Lo de que quiero molestarte es verdad, va a ser mi propósito por siempre hasta que Goshi tenga hijos y esos hijos sigan su legado, y así por generaciones y generaciones(? PD3: Mis hijos tampoco tienen padre. Al fin vas siguiendo mis pasos! JAJAJA PD4: Ese blinkie ta viejo(? PD5: yo tampoco te extraño ññ
  18. http://i.imgur.com/SzeAap7.png http://i1106.photobucket.com/albums/h374/Goshi91/mattbellamy.jpg Edad: Ronda los 320 años. Nacionalidad o procedencia: Italiano. Raza: Vampiro. Personaje principal al que está asociado: Goshi Malfoy Crowley Relación con el personaje principal: Ex-Novio o amante y archienemigo. Aspecto Físico: Aspecto joven, a pesar de ser longevo. Delgado, de contextura pequeña. Su estatura no supera los 1,70m., lo cual lo vuelve un hombre pequeñito. La fuerza se la da su raza y los músculos bien formados que no son voluptuosos pero conforman casi el total de su masa corporal. Manos delgadas y de dedos largos, piel blanca y las uñas siempre prolijas. Cualidades Psicológicas: Egoísta por sobre todas las cosas. Sarcástico, avaro, y un auténtico cara de póker, de esos que esconden un as bajo la manga, mostrando una cara completamente diferente a lo que piensa o le sucede realmente. Actúa siempre por conveniencia, sin importarle el bien ajeno. No le molesta ensuciarse las manos. Incluso podría decirse que tiene un morbo con ello, le gusta, lo disfruta en su justa medida. Pero no es para nada tonto. Su inteligencia y el hecho de ser un tipo completamente racional lo lleva a ser muy calculador con su forma de proceder. Lo único que se le escapa de las manos y lo vuelve loco son las mujeres. Con ellas no puede lidiar; o sí, pero teniéndolas bajo su merced. http://i.imgur.com/VW34IQl.png Hijo de Stefan y Amanda Di Giorno. Federico nació en Florencia, Italia, en el seno de una familia adinerada, cuyo status social le permitió desarrollarse tanto como artista, como de profesional en idiomas en la mejor academia que transitaba la época. Convivía casi todo el tiempo con su primo Domenico, ya que sus padres se pasaban ausentes durante el día debido al trabajo o el cuidado de su hermana menor Carola. Carola era una chiquita con deficiencia mental, por lo que no vivía en su casa, sino en un internado donde era cuidada por doctores que tenían especialización en esos temas. Federico apenas logró conocerla de muy niña, pero de a poco fue olvidándose de ella ya que sus padres le tenían prohibido verla. La religión castigaba este tipo de enfermedades como "virus" aplicados por el mismísimo diablo, por lo que Federico era alejado para no ser contagiado. A pesar de las creencias religiosas, sus padres eran magos al igual que él, creyendo que los poderes mágicos eran un don proveniente de la gracia divina que había recaído sobre la familia por generaciones. Ambos fueron los encargados de enseñarle el arte de la magia con total dedicación a lo largo de toda su infancia y adolescencia. A los 23 años Federico ya se encontraba recibido en la academia como profesor de música y tallerista en pintura al óleo y dibujo, teniendo un amplio conocimiento del idioma griego, los distintos vocablos italianos, alemán, francés y un poco de español. El inglés llegó para el joven Di Giorno muchísimos años después. Dicho año conoció un alumno, cuya paga le pareció bastante acorde para poder independizarse de sus padres. Debía viajar del pueblo dos días a la semana a unos cuantos kilómetros a las afueras de Florencia, volviendo recién a avanzadas horas de la noche. Este joven era muy amigo de Domenico, su primo, quien le había repartido el contacto. Lo que le llamaba la atención era el apego enorme que tenía su primo hacia este muchacho, del cual no tenía idea de dónde provenía; sólamente era un conocido y nada más. A las pocas semanas, Domenico comenzó a desaparecer todos los días viajando a la casa de este muchacho. Fede tenía el gusto de verlo durante las clases, pero no más allá de eso, lo cual también empezó a molestarle. Fue en el transcurso de una clase, que el muchacho se largó a la cocina a buscar algo de comer, cuando Federico aprovechó para enfrentar a su primo y preguntarle varias cosas. Todo ello terminó en una discusión bastante caótica. Domenico se encontraba fuera de sí, incluso sus ojos no eran los mismos, inyectados en sangre, como si la bronca emergiera por sus pupilas y lo transformaran completamente. El muchacho se detuvo a un costado, observando la pelea, sonriendo de lado, como si la disfrutara incluso. No intervino ni dio señales de su presencia. Sólo dejó que aquello pasara. Y terminó ocurriendo. Las fauces de Domenico se incrustaron en el cuello de su primo, dejando que de su boca exhalara un alarido de dolor, que de no vivir en un lugar apartado, hubiese despertado a medio pueblo. Sentía cómo su sangre se iba escurriendo de sus venas, pero su diminuto cuerpo no podía impedirlo ya que la fuerza de su primo era mayor. Resistió lo que pudo, sacudiéndose frenéticamente hasta que sus músculos no pudieron más, cayendo rendido en la inconsciencia. Fue la última vez que vio a su primo. Al despertar ya no se encontraba allí. Su búsqueda desesperada sólo había encontrado la mirada del muchacho que le sonreía a los pies de la cama. "No pudo soportar verte así y huyó como gallina", fueron sus palabras. De todos modos poco y nada entendía, sólo que había sido atacado y visitado la muerte como cualquier museo, para volver a su lugar de inicio. Las palabras del muchacho no le sirvieron de consuelo. Él también se trataba de uno de ellos. Y Federico ahora también lo era. La vida le había sido devuelta por el mismo muchacho, en devolución de su arte, pero esa vida no era la misma. El joven sentía un vacío muy grande y tenía un sinfín de preguntas en su cabeza. Decidió partir de allí a la noche siguiente, volviendo a sus pagos, donde sus padres esperaban preocupados su llegada. Por unas cuantas semanas intentó no dar explicaciones, ocultando lo ocurrido. Mientras tanto, la desaparición de Domenico era una incógnita que se unía a los últimos acontecimientos por simple conexión racional. Las abrumadoras preguntas de sus padres lo volvían loco, a tal punto de escapar de su casa reiteradas veces por no aguantar los interrogatorios ni querer brindar respuestas. Una tarde de abril el chico no aguantó más. Dirigiéndose a sus padres en un tono serio y convincente les explicó lo sucedido con su primo y su nueva condición. La reacción de sus padres fue la más esperada por su hijo. Lo acusaron de pecador, hijo del demonio, incluso le atribuían su "enfermedad" a una visita a su hermana, la cual nunca existió. Totalmente enojado, no dudó en tomar sus cosas y partir de su casa, alejándose de Florencia y, en cuanto pudo, de Italia, emprendiendo un viaje por toda Europa ayudado por sus conocimientos. Resumir 300 años de historia sería demasiado exagerado, pero básicamente Federico pasó todos esos años recorriendo ciudades, diversificando sus tareas, aumentando sus conocimientos y ampliando su cultura, modificando al mismo tiempo su acento, el cual de todos modos no perdía su raíz italiana. El no apego a la tierra y a las personas le permitió desarrollarse como vampiro, enlistándose en distintas sectas y grupos que lo recibieron con gusto para entrenarlo en artes oscuras y diferentes destrezas. Lo que fue el comienzo de su fracaso, fue pisar la ciudad de Londres. http://i.imgur.com/FjKRJMv.png Al parecer un grupo de magos de extraña procedencia estaba contratando, bajo buena paga y la garantía de protección, a seres para distintas tareas clandestinas, que incluían el saqueo, la persecución e incluso el asesinato de seres a los que ellos llamaban "traidores a la sangre". A Federico le llamó mucho la atención. No tenía nada que perder con enlistarse a un grupo que no haría más que hacer lo que él realizaba cada noche con el fin de satisfacer su apetito. Incluso estaba cansado de que matar fuera sólo para esa finalidad, deseaba tener algo más que le entusiasmara. El problema fue no haber realizado su primera misión de manera efectiva. Goshi fse convirtió en algo mucho más que un objetivo, sino una debilidad. Conocerla esos días fue algo extraño, que incluso disfrutaba. Las charlas de música eran interminables y sus ojos verdes le recordaban a los pequeños ojos de su hermana Carola. Mirarla a los ojos el día de la golpiza fue lo que le impidió matarla, compadeciéndose de ella y arrojándola a los jardines de su castillo. No quería hacerse responsable de su muerte. Meses mas tarde volver a pisar el terreno de los Black se convirtió en un grave error. Quería pedir disculpas por lo cometido, pero lo que le jugó en contra fue no haberla encontrado a Goshi al cruzar la puerta del castillo, sino a Evarela, que bien conocía los relatos de su prima. Reconoció al victimario de inmediato y decidió tomar cartas en el asunto. Las disculpas fueron en vano y la justicia por mano propia de Evarela Black convirtieron al joven Federico en un gato negro, cuyo castigo fue la convivencia con su víctima, observando día tras día el padecimiento de la condición de Goshi como vampiro, por culpa de haberla llevado casi a la muerte. "Dimitri me parece un buen nombre para un gato tan curioso como él, ¿no te parece Evarela? Sí, te pondré Dimitri, ¡y serás mi compañía por siempre bonito gatito!" Años más tarde, culminó la maldición y Federico volvió a ser aquel hombre delgado y bien visto. Así como entró al Castillo Black, salió por la misma puerta, siguiendo a Goshi a donde fuese. Su obsesión parecía no haber cesado, sino todo lo contrario, adquiriendo un anhelo enfermo por acosarla ante cualquier oportunidad que se le presentara y el deseo intenso de matarla con tal de quitársela de la cabeza. Otros datos: Le encanta tomar vino, del bueno. Su color favorito es el rojo en combinación con el dorado. Es amante de la vida de alta clase, de la ropa de alta costura y siempre impecable. No repite muda de ropa dos días seguidos y no puede estar sin lustrarse los zapatos antes de salir. Si se pone nervioso, cosa muy extraña, le titila la comisura derecha del labio, como a los gatos. Toca el piano, el violín y la mandolina. Ha pasado por distintos estilos de música en cuanto a gustos, aunque el rock es algo que lo cautivó desde los años 70. Condiciones de utilización: No es un personaje compartido.
  19. Por lo que leí hay que pasar a hacer este pequeño trámite :3 me hago lío siempre con estas cosas, ya me pasaré a leer con detalle pero esto creo que lo entendí xDDDD Enlace a Ficha: http://www.harrylatino.org/index.php/topic/92096-ficha-de-personaje-de-goshi/ Conocimientos: - Artes Oscuras - Idiomas - Runas Antiguas - Adivinación Saludos! *o*
  20. Un ritmo pegadizo se había adueñado de los oídos de la Crowley, quien danzaba de lado a lado en aquella habitación mientras acomodaba la ropa que había quedado tirada en cada estante del armario. Los dedos de los pies le temblaban cada vez que daba un giro. El grueso de la alfombra le causaba comezón en los talones y hasta le arrancaba alguna que otra sonrisa de su rostro. Llevaba puesta una remera suelta y nada debajo más que sus pantaletas. El cabello despeinado daba cuenta que recién despertaba, pero no encontraba motivo por el cual se encontrara de tan buen humor. Dio un giro mientras acomodaba la silla en el lugar de su escritorio y pegó un pequeño salto que la hizo subirse de puntitas a la misma. Con la mano sobre las cejas observó el resto de la habitación. Luego se frotó las manos con gesto de satisfacción y las colocó a ambos lados de su cadera. -Bien... Listo. -Miró de reojo al elfo que se encontraba sentadito en un puf.- ¿Ves? Sin magia. No era tan difícil. Resopló y sentada sobre el escritorio dejó colgar los pies en el hueco que ocupaba la silla, balanceándolos de adelante hacia atrás. -No es tan fácil olvidar tantos años sin magia. Volvió a mirar al elfo y luego giró hacia el frente. La puerta de su cuarto se encontraba cerrada, pero podía ver a través de la rendija el movimiento de los pies que iban y venían. El último par de pies que había atravesado el pasillo eran pequeños. Seguramente se trataba de alguno de los elfos que merodeaban el castillo. A diferencia del castillo Malfoy o del Black, aquel era un castillo repleto de aquellas criaturas. De todas maneras Warhol no era un elfo muy sociable, sino bastante tímido y temeroso. Tenía miedo que otros elfos ocuparan su lugar, por lo que pasaba día y noche cuidando de su ama como si no existiera otra cosa que hacer en la vida. Recordar aquellos años para Goshi eran un suplicio. Sólo se permitía usar la varita para situaciones muy particulares, para las cuales no había aprendido cómo desenvolverse. Londres era un océano de miradas que observaban las 24 horas cada paso que daba cada ser, indagando qué de la vida de quién y cómo cada cosa a como daba lugar. No quedaba otra opción que adaptarse, y así fue como aprendió a fregar, ordenar, acomodar el ropero, cocinar lo básico, sin ayuda de aquel artefacto mágico que parecía tan común y corriente en Ottery. -Algún día tengo que volver a Londres, pero no estoy lista. La última vez que había puesto un pie en la ciudad terminó ganando dos puntos en su cuello y una vida eterna, por no decir que afortunadamente se había salvado de la muerte. -A León le gustará verme así, contenta. -Sonrió forzosamente, mostrando todos los dientes. Casi se había olvidado cómo sonreír. Se bajó del escritorio borrando la sonrisa y, aún tarareando la canción se acercó al armario para elegir la ropa que ponerse.- Warhol... -S-si-si-si mi Go-go-g-goshi... -Titubeó acomodándose el moño. -Prepárame una copa de ya sabes qué. -Se quitó la remera quedando su torso desnudo, dándole la espalda al elfo. Warhol tragó saliva detrás suyo.- Quiero salir a caminar por Ottery y estoy muy tranquila como para meterme en un nuevo desastre. Cuando se puso la blusa que había escogido el elfo pudo responder aceptando las órdenes de su dueña, para luego desaparecer. Terminó de vestirse al colocarse los borcegos y una chaqueta que hacía juego, cuando decidió salir del cuarto para dirigirse a las cocinas.
  21. Holaaa! Vengo a editar mi ficha y ponerla al día! Tengo que agregar como familia adoptiva la Familia Crowley Y agregar en bóvedas la bóveda de segunda familia: http://www.harrylatino.org/index.php/topic/96477-boveda-familia-crowley/ *dejo chocolates a quien se pase* Gracias!
  22. Hola familia! *o* Yo tengo la ficha actualizada y figuro aún en gris u.u los cambios en la bóveda no sé desde donde es que se solicitan, tenía entendido que eso los pedían los patriarcas o me explicaron mal (no diré quién xD) T_T sino díganme dónde y voy, hasta figuro como Rowle(? Edit: Fui a pedir los cambios en la bóveda ya xD encontré dónde. Yo también estoy dispuesta a adoptar, Pik quiere hermanitos, y también un padre, si es que alguien se ofrece xDD Mañana ya estoy liberada, prometo pasarme por el rol *-*
  23. No había terminado de calzarme los borcegos cuando el click de la puerta despertó mi cabeza. Me levanté de un salto y me coloqué frente a la misma con varita en mano. Si, ya se trataba de paranoia, pero no tenía pensado que nadie me visitara aquel día y escuchar alguien entrar a mi cuarto sin el permiso de mi elfo era algo que me alarmaba seriamente. Cuando la puerta se abrió, una figura de buena estatura y cabello largo se presentó ante mi dejando que los vestigios de luz que entraban desde la ventana me dejaran notar en ella unos profundos ojos color púrpura. Una sonrisa se dibujó en mi rostro y exhalé un suspiro de alivio. Solté la varita sobre el escritorio y me acerqué a ella tomándola de las manos y dándole un cálido abrazo a la altura de sus hombros. -Qué bueno que ya estés aquí con nosotros. -Le susurré al oído dándole un beso en la mejilla.- He estado muy preocupada por ti. Me separé de Ariza, acariciando sus brazos y la recorrí con la mirada de pies a cabeza. -No puedo creer lo que has crecido, Ariza. Hacía unas semanas había recibido una lechuza de Ariza y el solo hecho de formalizar el reencuentro entre idas y venidas me habían mantenido entusiasmada aquellos últimos días. Me alegraba saber que la lechuza había llegado bien a su destino y poder al fin recibirla en el castillo Crowley. Al menos por el momento era un lugar mucho más seguro que cualquier zona de reencuentro. -¿Te mudas aquí? -La sonrisa no sólo se me amplió, sino que solté una carcajada.- Tienes mucho para contarme y espero que te sientas cómoda como para pasar una buena cantidad de tiempo conmigo. Le di una palmadita en el hombro y me alejé hacia el escritorio para tomar la varita y guardarla en el bolsillo derecho. -¿Quieres acompañarme a la cocina? Mi elfo Warhol es un poco inútil para otras cosas, pero puede prepararte una buena comida.
  24. Ariza! bienvenida a la familia y al foro! Si gustas yo puedo adoptarte como mi hija *o*, soy hermana de León, Clau y Andy, por lo que tendrías muchos tíos y primos xDD Tendremos que buscarte un padre *mira de reojo a los hombres de la familia* xD Espero que aceptes *o* y cualquier duda que tengas me podés encontrar por MP n.n Consejito de vieja xD ten cuidado con hacer spam, en los posteos debes hacer un mínimo de dos líneas para que luego no te regañen :3 solo eso. Disfruta mucho del foro, que es un lugar muy bonito con gente muy bella *o*

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