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Kahlan Blackthorn

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Todo lo publicado por Kahlan Blackthorn

  1. — Notredame—escapó esa palabra de sus labios. Era el destino que seria conquistado por la mortifaga. No le quedaba duda de que los dados le habían dado un número ganador, la suerte pocas veces se negaba a sonreírle y esa era una de esas que se la gozaba como nunca. Quizás podría torturar al jorobado, aunque estar dentro de esa iglesia despertó sin duda sus ganas de hacerse con uno que otro objeto de valor incalculable. — Vamos a lo que vamos—ladeando la cabeza dejaba la copa vacía sobre la mesa. Depositando una monedas sobre el mantel, no dudo en dar una cabezada como signo de despedida. Sus pasos eran elegantes y despreocupados, no tendría que usar su varita en esa ocasión y la tentación por matar a Darla, se vería eclipsada sin lugar a dudas. — Será para la próxima, porque en está sin duda te salvó la campana—tarareando una tonada muggle divisaba su objetivo a pocos metros de distancia. Una imponente catedral le daba la bienvenida, silencio era lo que reinaba dentro de ese lugar semejándose por momento a la Torre Negra. Extrañaba su hogar dentro de ese bastión, pero cumplir con su deber era lo que le sacaba de sus zonas de confort. — Prometo no matarte—elevaba su voz para que la escuchará el viejo campanero. Miles de leyendas rondaban a dicho personaje, desde que era tan desconcertante como el fantasma de la Opera hasta que se enamoro de una gitana que no le importaba su deteriorado aspecto. Para ella torturarlo sería un placer, pero perder el tiempo en cosas como esas no le emocionaba, sino colocar a la marca dentro de ese sitio como dueña y señora del mismo PastaFrola
  2. — El tiempo suele pasar más lento, porque demonios las cosas no pueden moverse a un ritmo más agil y menos...—llevándose la copa a los labios saboreaba ese licor. No era una delicia andante, pero al menos pudo calmar un poco su sed. ¿El vino era capaz de eso?, posiblemente el que servían dentro de la taberna, pero esa cosa con fruta y alcohol, no acababa de cuadrarle del todo. Sus ojos iban y venían de una pareja a otra, no añoraba la compañía salvo por aquella que le hacia sentir extrañamente fuera del plano terrenal. — Creo que le dicen amor, aunque no todos suelen experimentarlo con la misma intensidad—encogiéndose de hombros se perdía en la oscuridad del cielo. Imaginándose que estaría haciendo en esos momentos su pareja, posiblemente leyendo algún libro sobre quidditch o preparándose para la clase del libro de druida. Infinidad de opciones rondaban su cabeza, agradecía que de ese modo no tuviera tan presente tener que irse dentro de poco de ese restaurante. Ahora su antojo por una buena baguette rellena de carnes frías o algo menos pesado, optando por una ensalada o tal vez un corte de carne cocinado en su jugo. La clase de jugo era el problema, porque no siempre le gustaba que fueran aderezados con especias y esas cosas, sino con lo que traía su victima dentro de si. La sangre era un mangar difícil de digerir para otros seres, pero en ella causaba que su adrenalina se disparará sin remedio. — No, no nada de morder de momento—riendo por debajo bebía un poco más de vino. Frunciendo un poco el ceño dejaba de lado eso, pidiendo una botella de bourbon esa que le haría compañía en su andar por la plaza. Eso si que era vida, beber y beber y no caer ante los embates de esa bebida que le fascinaba PastaFrola
  3. — Otra vez París—soltaba con desganó. Luego de su última visita a ese sitio, no sentía la menor simpatía por estar en esa plaza. Aunque el poder beberse unas buenas copas de vino, no era del todo desagradable. Tenía tiempo para descansar un rato, aunque para una persona como ella esa palabra estaba totalmente aniquilada en su diccionario. ¿Cómo podría descansar siendo la Primer Ministra de Nueva Zelanda?, intentarlo sería completamente inútil— Pues vayamos por ese vino que tanto suelen presumir— deslizando las yemas de sus dedos por la pretina de su pantalón sentía su varita lista para entrar en acción. Había poca gente a su parecer, dejandole un patio de juegos que le serviría para entrenarse un poco. Lastima que no le apetecía jugar tiro al blanco, sino que estaba ahí pata algo mucho más interesante e intenso. La idea de poder conquistar alguno de los sitios más preponderantes y visitados de la cuidad parisina era capaz de seducir a cualquiera. Pero a una mujer como ella, le causaba algo más que fascinación y el verse dueña de eso le entusiasmaba. La bastilla o quizás el museo donde reposaba sin ninguna clase de amenaza la mona lisa. Eso si que era irse por todas las canicas y no dejar que el bando contrario le sacará ventaja, al ser tan competitiva seria difícil darle pelea o al menos intentar dañarla de algún modo. Sería divertido porque hacia tiempo no tenía una redada como se debe y era mejor sacarse el óxidos antes de que este se siguiera acumulando. — Jugaremos como en los viejos tiempos, vamos que no somos tan viejos— soltó una carcajada catártica que le liberaba de un poco de tensión. Sentándose en una silla pidió el vino más caro de la carta, no porque tuviera para pagarlo, sino que su paladar no aceptaba cualquier alcohol de mala caña que jugaba a ser de una sepa digna de ser elaborada por las manos de los sirvientes de los dioses. PastaFrola
  4. ¿Esconderse? Esa idea no figuraba en su vida, no ahora que estaba viviendo la mejor etapa junto a una pareja por demás excepcional. Jamás sería capaz de pedirle a James que ocultarán lo que ambos sentían y todo para que lo muggles, no se lanzarán a cazarlos como desesperados con sus armas de juguete. Era una mujer de acción y confiaba en que su compañero compartía ese pensar, no por nada se aventuro a ir en busca de sus compañeros de bando cuando fue necesario. — No vamos a ceder tan fácil—comentó enviando una misiva al Primer Ministro de Australia. Oceanía debía mantenerse unida a pesar de la aceptación de una alianza con Alemania, Nueva Zelanda siempre iría de la mano con el país que tenia más cercano. Además era buena idea conocer la postura del Australiano, aquello le haría ver las cosas con mayor claridad a la Vidente. — Esto es confidencial, nadie debe interceptar esa nota—el tema era sumamente delicado. Todo pendía de un hilo, ahora dependían de ellos para obtener insumos y realizar negocios con el mundo muggle, ya no era una opción viable para ningún miembro del bloque mágico. La vida dio un vuelco de 360° dejándoles con la única opción de transformar a los muggles en esclavos y no en socios prominentes que les daban una ayuda que les devolvía grandes dividendos a los magos. — Es una locura, pero ya no se puede dar marcha atrás—reconocía, pero eso no cambiaba su repudió por los seres que consideraba inferiores. Los muggles era sin duda una fuerza de trabajo provechosa, pero al mismo tiempo exponían a los magos a verse en la necesidad de esconderse como si fueran criminales. Ahora las cosas estaban siendo irremediablemente injustas para los muggles, pero ese era el precio por años y años de humillación y persecución contra los dueños del mundo mágico.
  5. ¡Bienvenid@s! @@Dennis lestrange'@@Eva Harton @@Rebecca Franklin @@Evan Smith Me presento, soy Juv y junto con Syuis y Matthew seremos sus tutores. Por ahora su clase iniciará en febrero, dándoles la oportunidad de realizar otros trámites que necesitan concluir dentro del foro y estos son la creación de su ficha personaje y bóveda personal. Deben empezar con tu ficha de personaje y una vez aprobada la apertura de su bóveda. Ya luego pueden ir pasando por los diferentes topics de rol, inscribirse a una familia inclusive. Aunque tienen la opción de tener dos familias una seria sanguínea y otra adoptiva. ¿Ya tuvieron la oportunidad de leer el manual del foro? Las invito a que lo hagan, ya que dentro del mismo se encuentra explicado todo el funcionamiento del foro. Pero si al leerlo les surgen alguna dudas pueden colocarlas dentro de este topic y los tutores les responderemos y orientaremos a la brevedad. O si prefieren hacerlo de forma más personal(?) nuestras lechucerías están disponibles para recibir cualquier consulta de su parte. ¿Desean rolear y no sabes con quien? Puedes mencionar a cualquiera de los tres tutores y les acompañaremos a rolear. Tutores: @[Matthew B. Triviani @Juv Macnair Hasani @@Syrius McGonagall Espero sea grata su estadía en el foro de HarryLatino.org. Nos leemos pronto...
  6. Oficina del Canciller Mágico Alemán Edificio del Reichstag Mágico Berlín, Alemania Posiblemente sus acciones serían catalogadas como impulsivas o atrabancadas, pero poco le importaba el que dirán. La confianza de Nueva Zelanda estaba depositada en la Nigromante la única fuerza capaz de representarlos dentro de ese conflicto de naciones. Se levantaba por todo lo alto su estampa, siendo contrastada con la reputación que le acompañaba desde hacía mucho tiempo atrás — Alemania es un aliado fuerte, solo resta aclarar que posición vamos a jugar y hacia que lado nos tocará tirar—comentó siendo seguida muy de cerca por sus escoltas. Era necesario estar bajo el ojo clínico de sus sombras, tal y como solía decirle a ese par de caballeros que le respiraban en la nuca en todo momento. Ante el peligro inminente de verse bajo alguna clase de ataque o peor aún ser aniquilada antes de poder cruzar palabra con el Canciller Alemán. — Todo controlado, vamos rumbo al ascensor—una voz incorpórea enviaba ese mensaje. Ante los ojos de los que estaban centro de esa oficina, ellos no podían ser detectados a menos que se dejarán ver por extraño. De ahí el mote de sombras que solo eran capaces de reflejarse cuando la luz tocaba sus cuerpos— Solo nosotros dos haremos el trabajo, no necesitamos refuerzos de momento—concluía el mensaje. Tentando su varita por debajo de su traje color verde esmeralda, desviando su vista hacia el escudo de Slytherin que reposaba en la solaba de su saco. — Total secrecía—la voz de la Vidente acariciaba con parsimonia los oídos de ambos hombres. Pudo emplear su mente para hablarles, pero prefería dejar el uso de la magia para otro momento más apropiado. Avanzando hasta la caja de metal, esperaba que los datos proporcionados por su espía fueran completamente fidedignos. Estaba rodeada por toda clase de personas, desde lo más confiables hasta los que no serian capaces de servir como escudo humano. — Incompetentes—escuchó esbozando una media sonrisa en sus labios. Ahí estaba el más entregado de sus aliados, aquel confidente que le conocía como la palma de su mano. Volvió solo para tomar el mando de las fuerzas armadas de su natal Nueva Zelanda, entregándole por completo el control de todo aquello al sujeto con rasgos parecidos a los de su fallecido hermano. Los tres se mantuvieron en silencio, adoptando una postura displicente en todo momento, no había necesidad de cruzar palabra todo se lo comunicaban por medio de la mente. Apeándose del elevador cubría parte de su pecho con su capa de viaje, justo en el sitio donde reposaba el escudo de armas de su familia sanguínea. No le gustaba presumir sus orígenes, pero tampoco que pensarán que se avergonzaba de ellos— Quédense donde nadie pueda verlos, ya saben como comportarse—les ordenó encaminando sus pasos hacia donde estaba la secretaría— Primer Ministra de Nueva Zelanda—solamente esas palabras brotaron de sus labios. No dio su nombre de pila o otra clase de dato para poder ser identificada y tener libre acceso. La mujer simplemente se limitó a mirarla, posiblemente su silencio era la reacción al tener delante una mujer como la Nigromante. Ese porte oscuro que brotaba de su persona, constatado con ese par de ojos de dos tonalidades diferentes, para ella la heterocromia, no era un problema con el cual tener que lidiar. Si el resto de la comunidad mágica se incomodaba por eso, ella no haría nada para remediarlo, solamente se limitaría a cumplir sus funciones como alta mandataria. @@Kraven Von Alexandros
  7. — No poseo la certeza universal en mis manos—respondía con frialdad— Pero pocas veces por no decir nunca mis predicciones son erradas—quedaba en el creerlo o no. Ella no era nadie para emplear su poder de coaccionar a las personas, buscando que estás aceptarán sus palabras o las dieran por sentado. Sus años dentro de la politica, si que le enseñaron a ser de lo más directa y frontal, evitando a toda costa vender gato por liebre a sus aliados o enemigos dentro de la elite mundial. Para la Nigromante, el amor no tenía una forma determinada o una definición exacta, no podía negar que tuvo la oportunidad de vivir y experimentar sus claroscuros. Aprendiendo a diferenciar entre una ilusión pasajera y el amor real, la primera se desvanecería ante tus ojos como lo hace el espejismo de un oasis en medio del desierto. Pero la segunda era más lacerante y dolorosa que los cortes que te proporciona una katana recién afilada por las manos de un habilidoso artesano. Justamente por eso era sensato e inteligente, aprender a diferenciar entre ambas y no dejarse engatusar tana fácilmente. —Estás en la libertad de deshacerte de la ropa, no hay necesidad de que la uses. Mi única intención era halagarte, pero...—le miraba a los ojos fijamente sonriendo despreocupada. Ella igual podía jugar el mismo juego, logrando que su humor se mantuviera sereno en todo momento. Pocas cosas la hacían explotar de verdad, transformándola en una persona nada racional y si totalmente visceral. Era atractivo tener una tanda de bromas, quizás eso los ayudaría a conocerse un poco mejor y detectar con lujo de detalles que les agradaba o no del otro. Sabía que las personas solían verse afectadas por las acciones de los seres que les rodeaban, pero también era maduro tomar las cosas como eran y no hacer una tormenta en un vaso de agua. Si el lograba lastimarla de algún modo, no le alcanzaría la vida para intentar enmendar el error o al menos aspirar a que la rubia le otorgará una insignificante muestra de misericordia. Pero algo le decía que la intención de causarle alguna clase de daño, no le había cruzado por la cabeza ni por error. Igualmente ella jamás buscaría causarle ninguna clase de dolor o lastimarlo, porque su único fin era hacerlo feliz la mayor parte del tiempo, por no decir siempre. — Parece que me adelante—siseó escaneando el torso desnudo del Australiano, no podía negar que tenerlo delante era una delirante tentación. Ella era fanática de la anatomía masculina, no por nada siempre optaba por admirar a los caballeros que sabían como mantener una excepcional condición física. Y el hombre delante de ella, no era la excepción a la regla, aunque también, le atraía sobremanera su sentido del humor y ese porte plagado de valentía y gargo. Elegancia pura era lo que destilaban los poros de su cuerpo, realmente la fortuna le sonrió a la hora de elegirlo como su pareja. El paraíso estaba plagado de misterios y esa playa lo ejemplificaba a la perfección. Ya le enseñaría cada uno de los rincones que le interesará conocer, dejando los más especiales y misteriosos para el final. — Aquí podrías sentirte como en casa, ya la invitación esta hecha por mi parte. Sólo resta que la tomes y te decidas—comentó comprendiendo las intenciones de James,. No le quedaba la menor duda de que el paraje por las mañanas seria encantador, pero no tanto si no se contaba con una agradable compañía que engalanarla con su presencia el amanecer. Las múltiples ocupaciones de la Neozelandesa, le mantenían la mayor parte del tiempo apartada de ese complejo hotelero, pero si se lo proponía con gusto empataría su agenda con la del caballero para coincidir más de una vez dentro de esa playa. No era una mujer que se destacará por ser impulsiva, porque siempre se manejaba con la cabeza fría. Demostrando sus sentimientos solo ,a aquellos que creía merecedores de tal honor, sabia que lo dicho por ella calo profundo en el castaño. Le estaba dejando en claro lo que sentía por el, posiblemente de ese modo poco a poco, si existían dudas o inseguridades se dispararían sin remedio. Pero algo le decía que todo entre ellos era transparente como el océano que les acompañaba dentro de esa playa, las olas del mar le daba un toque apacible a todo ese momento. Acariciando el pecho del Australiano, confirmaba con esa acción su sentir. Era amor como ella lo asumió, no quedaba espacio para ponerlo en tela de juicio y sabía que el sentía lo mismo. Ambos eran demasiado analíticos como para decirlo, tal y como era, pero el sentimiento estaba presente en el interior del par de mortifagos. Hasani cumplió su cometido sin problemas, tras decirle que mataría por el. James reaccionó como ella lo esperaba, matar era un deleite para la Vidente, pero no consideraba que todos compartieran su apreciación de privar de la vida a cualquier ser viviente. Ella mataría sin pestañear a quien se le cruzará en el camino, ya fuera por mero placer o simplemente para probar la crueldad que le corría por las venas. La lista de decesos era interminable, mujeres, niños, ancianos y hombres. Cada uno de ellos sucumbió ante el yugo de la vampiro, quedando como un cuadro en tonos sepia dentro de su bitácora como asesina. — No tienes la autoridad para pedirme eso, no se te olvide que si mató es porque se me antoja. Jamás nadie me ha dicho a quien matar o que vida debo perdonar, no te equivoques—indicó clavando sus ojos en el rostro del hombre adoptando una postura impasible, pero no molesta por su petición sino divertida. Matar por amor era una acción bastante fuerte, aquella que sobrepasaba los limites entre la razón y la locura. No quedaba nada de humanidad en la mortifaga, no le molestaba lanzarse contra un indefenso muggle, atacándolo con uno que otro hechizo pero antes de eso torturarlo sin piedad— Si es un reto, no has ido por la senda correcta. Yo me atrevo a lo que sea, no me lo pienso dos veces. Esta demás tu pregunta—parecía que su acompañante, no tenia del todo claro cuando era sensato matar por placer o diversión. La vida era algo valioso para los que la apreciaban, pero ¿Qué pasaba cuando unos pocos no eran dignos de estar dentro de ese mundo?. Si el Australiano, no estaba convencido de seguir la senda de la oscuridad, no era demasiado tarde para dar un paso al costado y meditar sobre su decisión de unirse a las filas de la marca. Macnair nació con la maldad corriendole por las venas, sumida en una oscuridad que jamás se vería afectada o quebrantada de algún modo. Esperaba que lo mismo ocurriera con el mortifago, porque el defender algo que no tiene más valor que la muerte misma, no tiene razón de ser. — Puede ir por un muggle que sea indigente o tal vez un alto mandatario. No sé por cual decantarme, creo que la sed de ver caer a un empoderado, que cree que es igual a nosotros me ha seducido—sus palabras eran una sentencia de muerte dictada. Deseaba verla en su faceta de asesina despiadada, pues bien no había mejor oportunidad que esa para que la hidra que tenia tatuaje en su espalda despertará al verse tentada por un poco de sangre fresca—Trae al primer muggle que se cruce en tu camino, no importa genero o edad. Solo recuerda que debe ser una persona poderosa—terciando una lóbrega sonrisa en sus labios, no tardó demasiado en ver cristalizada su petición. Delante del par de magos un hombre de unos veintitantos, quedó anonadado ante la belleza que le rodeaba. No daba cuenta de que se encontraba muy lejos de su hogar y de un sitio seguro a donde poder correr, mirándolo de arriba a bajo, no experimento ninguna clase de pesar por el desdichado—Va la mía y luego la tuya, no lo olvides corazón—deslizando su lengua por sus labios con parsimonia aparecía una daga en su surda. No era la del sacrificio, no se atrevería a manchar esa arma con una sangre tan impura—Ahora bien, tu y yo vamos a jugar a las adivinanzas. Si aciertas el tipo de muerte que deseo darte, prometo dejarte ir sano y salvo—sentenció tomándole por el cuello— Tienes solo dos opciones, la primera es cortándote la yugular y la segunda es apuñalarte, para luego dejar que te ahogues con tu sangre—el hombre levantó un dedo para dar su respuesta. La mala suerte estaba de su lado, porque la elección de la hidra había sido clavar esa afilada hoja en su abdomen hasta provocar que sus órganos quedaran reducidos a un puñado de sangre y tripas, despejándolo de su inservible vida—Mala suerte—lanzando un golpe contra otro, abría un hueco en su cavidad abdominal. Los gritos que brotaban de su boca eran capaces de captar la atención del resto de los huéspedes, pero tras encontrarse en la zona más privada de la playa, ni una sola alma iría en su auxilio— ¿Estás satisfecho?—mirando al Australiano fijamente esperaba su respuesta, dejando caer el cuerpo disfrutaba de ver como la luz escapaba de los ojos de ese sujeto— Porque si eso no es suficiente para ti, no habrá nada más por hoy—quedando en silencio no perdía detalle del asesinato que acababa de cometer. @@David James Dumbledore
  8. Desde siempre sintió una atracción desmedida por las serpientes, posiblemente dicha afición se la había contagiado el vivir dentro de Nueva Zelanda. Proyectándose en su memoria aquel serpentario que su padre improvisará dentro de la mansión, provocando que la rubia de cuando en cuando metiera la mano ahí y se hiciera de la compañía de tan peculiares ejemplares. Algunas veces solían escapar para ir a parar al dormitorio de la Nigromante, enroscándose en su surda dormitando para acompañarla. Poco a poco su apegó a ellas fue un aumento, tatuándose una sobre su clavícula izquierda, aquella que siempre permaneció bajo el manto de una piel blanquecina. Nadie lo conocía salvo ella y el secreto que le orillará a tomar la decisión de plasmar una cobra real entrelazada con una áspid— Hasta la muerte— acariciaba esa zona con parsimonia. No quedaba la menor duda de que era un ser plagado de misterios y secretos, hermetismo total era lo que reflejaba su faz. Una belleza desconcertante, pero al mismo tiempo letal e imposible de olvidar—Tal y como debe ser— siseó cuál serpiente reptando por el desierto. Volvería a toparse con el Arcano Lawan, no creyendo ser merecedora de ese honor. Pero ahí estaba a pocos pasos de entrar en sus dominios, viéndose recibida por un par de hermosas serpientes— Ha pasado bastante tiempo— mirándolas con atención, no mostraría ninguna clase de temor o inseguridad para con ellas— Diría que vengo en son de paz, pero sólo aspiró a comunicarme con ustedes de la forma correcta y volver a ser tan amigas como siempre— revelando sus verdaderas intenciones. Conocía al Vietnamita nada se le escapaba e intentar juegos mentales con un ser de su misma especie, no siempre daba los resultados que uno esperaba obtener. — Se que no podré verlo de una, pero el conoce mis aspiraciones para con esta habilidad. Siendo lobos de mar pocas cosas podrán escaparse de nuestras manos, ¿no es así, maestro?—soltaba esa duda para que el viento la llevará con el Arcano. Optando por mostrarse en todo momento abierta a una charla amena o que decidiera complicarle las cosas con alguna clase de prueba descabellada. Hasani jamás decía que no a un reto y el Parsel era uno desde el primer momento que puso un pie dentro del hogar del vampiro. — Aceptaré lo que sea, no importa el precio que tenga que pagar. No me iré de aquí sin lo que vine a buscar, ya sabe que suelo ser muy terca—inclinándose un poco acercaba su mano con precaución hacia una de las serpientes—Les echaba de menos, no puedo negarlo—mirando fijamente al precioso espécimen, aguardó por la respuesta de su maestro. Confiando en que la sabiduría se haría presente a la hora de expresar su decisión. Jugando con la empuñadura de su varita, pudo sentir a Hysy rondando en su cabeza, lastimosamente su máscara no podía acompañarla dentro de esa travesía. Evitando verse tentada de invocarla, no estaba acostumbrada a desprenderse de algo tan preciado en tan poco tiempo. Ahora bien, si lo pensaba con calma las serpientes podrían ayudarle a adoptar una nueva máscara, jamás descartó la posibilidad de emplear la piel de esos seres para algo más que la creación de pociones o brebajes que servían para coaccionar a un enemigo a aquel que osará intentar engañarla. Ladeando la cabeza volvía a adoptar una postura displicente, arrogante y sobre todo despreocupada.
  9. @@Nate Weasley Gracias por el dato, si no hay problema con que me dones la mitad de los galeones. Saludos
  10. @@Sagitas Potter Blue Holi Sagitas :3 Me paso con una duda, si decido cambiar de socio. Al realizar dicho cambio debo darle alguna compensación en galeones a la persona que saque de la sociedad o solo puedo pedir el cambio sin tener que darle un porcentaje o algo por el estilo. Saludos y gracias de antemano
  11. Nombre con link de Bóveda del Negocio que permite la donación: 90090-Douce Tentation & Straripante Nick de los propietarios con link al perfil: Mia Black Lestrange, Juv Macnair Hasani Link al registro aprobado en el Ministerio: Registro Bóveda de la que se extraerá la donación: Bóveda Cantidad de Galeones de la donación: 2500 G Beneficiario(s) de la Donación: Nick del Usuario con link al perfil: Juv Macnair Hasani Relación Familiar con Donante y porcentaje de ganancias: Dueña de negocio. Nombre con link a Ficha del Personaje: Juv Macnair Hasani Número con link a Bóveda Personal: 78357 Cantidad de galeones: 2500G ~*~*~*~ Nombre con link de Bóveda del Negocio que permite la donación: 80297- Wishes Banned Strange Passions Nick de los propietarios con link al perfil: Juv Macnair Hasani Link al registro aprobado en el Ministerio: Registro Bóveda de la que se extraerá la donación: Bóveda Cantidad de Galeones de la donación: 2500 G Beneficiario(s) de la Donación: Nick del Usuario con link al perfil: Juv Macnair Hasani Relación Familiar con Donante y porcentaje de ganancias: Dueña de negocio. Nombre con link a Ficha del Personaje: Juv Macnair Hasani Número con link a Bóveda Personal: 78357 Cantidad de galeones: 2500 G
  12. @@Niko Uzumaki @@Sagitas Potter Blue Holi :3 Pues me paso con una consulta, yo hace tiempo me anote a Hablantes del Parsel, pero no continué. ¿Existe alguna clase de inconveniente para que pueda retomar la habilidad?, o tendría que volver a pagar la inscripción. Eso es todo, saludos y gracias de antemano
  13. ¿Un rehén? ¿Qué demonios le pasaba por la cabeza?, exponerse de ese modo solo para ganarse el respeto y aprobación del bando. Vaya forma de intentar causar una buena impresión en Hysy, lanzándose como carne de cañón— No te ha quedado claro, ¿verdad?. Parece que la cadena de mando es algo que no sabes apreciar o piensas que aquí los patos le tiran a las escopetas—tomándolo por el hombro lo coloco contra la pared. Le trastocaba que se opusieran a sus decisiones, no siempre era cumplir las cosas a rajatabla, pero existían ciertas excepciones. — Nada de magia o hacer alusión a que la poseemos—señalaba su máscara—Me costo ganarme esto y no pienso perderlo por nada del mundo. Yo me gane mi sitio en la marca, al igual que los jaguares se ganaron sus manchas al nacer. Nada es por casualidad y tu piensas que ese plan resultara efectivo—intentaba mantenerse centrada. Se conocía a la perfección, estallar dentro de ese campo minado no era una idea del todo inteligente. — La respuesta es no—la dureza era semejante a un yunque de concreto—Nadie más caerá en las manos de esos malnacidos. Entiendo que te guste la idea de ser un héroe, pero este escenario no se presta para ello—intentaba hacerlo entrar en razón. Para su mala suerte conocía lo terco que podía ser James a veces, aunque no contará con la aprobación de Hysy, ya había tomado su decisión. Oponerse a ello, conllevaría a tener que dejarlo ir solo y eso tampoco estaba contemplado en los planes de la rubia. — ¡¡¡ Maldita sea !!!—soltó para ella—Esta bien, hagamos lo que propones. Solo una cosa, si te pasa algo juro que te revivo y te dejo esa carita tan linda como un puzzle—dejándose una sonrisa cómplice detrás de la máscara. Odiaba tener que despojarse de ella, pero si dar la cara era preciso para que el plan diera resultado. Poniendo los ojos en blanco Hysy echaba un vistazo a todos lados, escaneando el terreno y no perderse un solo detalle. — Aquí vamos—acariciando el mango de su varita, poco a poco su máscara se desvaneció dejando a la vista su marmóreo rostro— Usaré una daga, no pretendo que nos pillen con las varitas y bueno, ya me entiendes—sintiendo el roce en su mano, no le echaba en cara tener ese valor que le brotaba por los poros de la piel. Debía reconocer que su elección fue la correcta, desde que entró a la Mansión Riddle ya tenía en mente llevarlo con ella a cualquier misión que pudiera presentarse en el camino. Clavando ligeramente la punta de la daga contra la espalda del Australiano, intentaban no llamar demasiado la atención de los transeúntes. Confiaba en la buena suerte que podría estar cerca de su ubicación, pero no dejaba de mirar al sujeto con el dichoso periódico en las manos— No, James nada de magia. Nada—le miraba clavando sus ojos en los suyos como si fueran un par de flechas ardientes. Mantener un bajo perfil en todo momento, deslizándose cual serpientes por el suelo adoquinado e ir a parar al interior del edificio. El plan era sencillo, no abrir la boca a menos que estrictamente necesario. Debía mantener a salvo a James en todo momento, no permitiría que ninguno de los dos perdiera el eje o cayera en las manos enemigas. El objetivo era sacar de ahí a sus compañeros, aunque a simple vista el panorama, no presentaba más obstácu.los que el tipo que iba y venía dentro del tozo de papel. @@David James Dumbledore
  14. Nueva Zelanda (Wellington) Oficina de la Primer Ministra La Vidente se mantenía sumida en un mundo de documentos, firmando cada uno de ellos, no sin antes leer con calma su contenido. Peticiones, derogaciones de algunas leyes, aplicación de sanciones contra los insurrectos y ejemplar mano dura contra los detractores que saltaron dentro del Parlamento. El gobernante de dicho órgano había actuado con la madurez debida, defendiendo a capa y espada la postura de la Primer Ministra. — Esto es del parte del canciller de Alemania—anunciaba su secretario personal. Entregándole la misiva en su surda, recordando las buenas relaciones bilaterales que existían entre Nueva Zelanda y los teutones. Tratos especiales a la hora de realizar el intercambio de insumos, además de una que otra tastada por debajo de la mesa. Jamás se podía ser del todo justo en la politica, porque se corría el riesgo de ser traicionado tarde o temprano. Dentro del mundo de la politica pocas cosas eran regidas bajo la verdadera justicia, aquella palabra que poseía un peso difícil de comprender para algunos—Moneda barata de poco uso—respondía la Nigromante. Leyendo con calma la petición del Canciller, uniendo fuerzas serian una potencia imposible de vencer. Aunque no descartaba la posibilidad de que Estados Unidos, y hubiera movido algunos hilos a su favor. El anuncio de Sagitas desató una polvareda que seria imposible disipar con intercambio de palabras dentro de un consejo. — Iremos a Alemania, entonces—sus palabras era como una pesada loza. Imposible de librarse de su peso lacerante, ya le conocieran desde otra perspectiva y entonces si, el gobierno norteamericano se pensaría dos veces en levantarle la mano a Londres. Atacar a uno de los aliados era una clara muestra de arremeter contra todos, desatando la cólera de los altos mandatarios. Ella estaba en ese puesto por el tesón que poseía, arrogancia pura que era detectada a kilómetros de distancia. Jamás fue la clase de diplomática que todos esperaban, pero al poseer una mano de hierro, no se tocaba el corazón a la hora de actuar por defender los interés ajenos o los de su país. Cerrando todas las carpetas que contaban con su firma autorizando diversos cambios, dejaba las demás para otra ocasión. Ahora sus energías estaban concentradas en obtener el triunfo, no importándole tener que enviar parte de su ejercito para concretar dicho cometido. — Azai y Aryma, ya saben donde será nuestro punto de encuentro. No se hagan notar demasiado, recuerden el atuendo que deben portar y nada de mencionar que son oriundos de Nueva Zelanda—las instrucciones habían sido claras por parte de la rubia. Esconderse entre las sombras no le resultaba una tarea complicada, pero en está ocasión prefería mostrarse sin caretas de por medio. Alistándose para partir, les ordenaba dejarle sola dentro de su despacho. La oscuridad abrazaba cada una de las paredes, sumiendo todo lo que le rodeaba en un profundo agujero que sería capaz de engullirla en cualquier momento. Pero eso no sucedió en su lugar un par de manos emergieron de su espalda, pero no eran las típicas necrohands, sino que estás pertenecían a un ente que moraba en el Inframundo. Ese mismo que se había encarnado en la esencia más siniestra que poseía la fémina—Ya sabes lo que tienes que hacer—siseó cual serpiente reptando por el suelo del mundo de los muertos, desapareciendo sin dejar rastro rumbo a Alemania @@Kraven Von Alexandros
  15. — Sin duda ambos estamos hechizados, pero no creo que la magia tenga nada que ver en esto—respondía mirándolo fijamente a los ojos. No era necesario recurrir a la magia, para estar cerca de la persona amada. No cuando existía una conexión como la que ambos compartían, el sentirse cómodo el uno con el otro, atraídos por algo más que una simple ilusión. Ambos habían sido seducidos por el sentimiento del amor, confabulado con el destino y el travieso de cupido que lanzó dos flechas justo en el centro del pecho de par de mortifagos. El tacto con la mano de James, siempre despertaba miles de sensaciones inexplicables en Hasani. Desde una sonrisa inesperada hasta sentir un agradable calor acariciar su pecho, acompañado por un latido fuerte que le indicaba que su pareja estaba cerca de ella o la tenía presente en sus pensamientos todo el tiempo. El peligro brotaba por los poros de la piel de ella, secuestrando por in breve instante los sentidos de él, sumiéndolo en una aventura que le hacía creer que tenerla cerca era rodo un reto y en determinado momento podría causarle alguna clase de daño. Jamás seria capaz de usar todo el poder que poseía en contra del mortifago, no sin tomar en cuenta que ella también resultaría dañada de perpetrar dicha acción contra el hombre que tenía la mirada que atrapaba la suya. Esos ojos azules que eran un mar en calma, contrastados con la fuerza de sus brazos y la calidez de esos labios llenos de halagos para con la fémina. Sin duda alguna se estaba volviendo adicta al Australiano, no soportaba la idea de tenerlo lejos demasiado tiempo y era mejor disfrutar cada instante a su lado al máximo. — Puedes tener los secretos que quieras conmigo, pero no me hago responsable de las consecuencias que estos puedan acarrear—le seguía la broma para mantener el ambiente jocoso entre ambos— Tú me sorprendes con cualquier detalle, no creo que te sea complicado darme una que otra sorpresa sin que yo me lo espere—contestó a su pregunta. El era capaz de volcar el mundo de la vidente, poniéndolo de cabeza sin demasiado esfuerzo. Increíblemente tenía la capacidad de meterse en sus pensamientos y no salir de ellos por mucho que la rubia se esmerará en no pasar todo el rato pensando en cuando lo vería o si estaba pensando en ella. Se aseguraría de que el espejo volviera con su dueño a casa, no permitiría que ese conducto de comunicación se viera intervenido de ningún modo. — Encantador—respondía a su halago— No seas tan dramático con respecto a la ropa, te espera todo un nuevo guardarropa en tu habitación. Espero que no lo consideres una intromisión de mi parte. Pero ya que vas a vivir aquí, considero que es bueno que tengas todo lo necesario—le miraba con una sonrisa en los labios— No, no creas que va a ser una costumbre, pero es tu culpa por venir con una camisa a la playa. ¿Cómo se te ocurre no pensar que esa prenda estaba demás?—acariciaba el tatuaje del Australiano dejando su tacto sobre la piel, sabiendo a la perfección que esa sensación permanecería intacta en su cuerpo. Tenían más de una forma de comunicarse, entre el espejo, el tatuaje y la conexión que los unió desde la gala de Halloween. Era como nacer con un hilo rojo del destino insertado en el cuerpo, aquel que soltaba una hebra que iba a parar al sitio donde yacía tu alma gemela. Justo eso les paso dejarse atrapar por el destino y por la leyenda que solía tener demasiado de verdad en ella. — Si deseo que estés aquí conmigo, podemos considerarlo nuestro paraíso personal—la emoción los embargaba a ambos. Era el sitio ideal para pasar momentos mágicos e increíbles, vivencias que harían mucho más especial lo que estaban iniciando y lo transformarían en algo duradero y que les colmaría de una felicidad indescriptible— Claro, te enseñaré cada sitio especial. Además de los que me han servido para pasar momentos inolvidables, pero que nunca quise compartir con nadie—confesó con total sinceridad—Los estaba guardando para ti, quería que fueran una muestra viva de lo feliz que me haces y me harás siempre. No los conoce nadie, tú serás el único que sepa de ellos aparte de mi, obviamente—sintiendo la brisa acariciar su cuerpo se estremeció sin poder evitarlo. Admirando su anatomía, no perdió detalle de la confesión de James. ¿Amor?, realmente esa palabra había salido de sus labios. Su tatuaje le quemaba con una agradable sensación, abrazando cada poro de su piel, reaccionando a la cercanía de su pareja con ella, sintiendo su frente unida a la suya—Es amor, claro que eso es estar enamorados—mirándole a los ojos no dudo en expresar sin temor lo que sentía. Su abrazo era una muestra clara de todo, no existía ninguna clase de barrera que les impidiera experimentar esas agradables sensaciones el uno por el otro. Se perdía de nueva cuenta en su voz, aquella voz que se había vuelto su tonada favorita. Era como un remanso de paz, acompañado por el calor que le dedicaba con sus brazos rodeando su cadera— No tengo que prometerte algo así, no pienso dejar que el destino o alguien ajeno a nosotros dañe lo que tenemos. James por ti mataría de ser preciso, no pienso perderte por nada del mundo—acariciando su rostro con ambas manos lo acunaba con ternura entre ellas— Pelearé por ti contra el destino y contra quien sea—la sinceridad en sus palabras era real y se lo demostraría con hechos sin dudarlo. Lo amaba en verdad y no permitiría que nadie lo sacará de su vida— Estar enamorados es permanecer uno cerca del otro y eso es lo que haremos de ahora en adelante—dejando otro beso en su nariz mantenía unida su frente y su cuerpo al del Australiano, deseando jamás separarse de él. @@David James Dumbledore
  16. — Las puertas están para tocarlas, no para aporrearlas como si quisieras romperle la cara a un muggle con los puños—comentó Hysy impasible. Esa dichosa tonada que estaba causando demasiado revuelo dentro de las filas mortifagas volvía a sonar en su cabeza, no le quedaba la menor duda de que el avispero ya estaba a nada de transformarse en una bomba nuclear a punto de estallar. La senescal de caronte observaba a sus camaradas, sintiendo una extraña afinidad con cada una. Era como volver a los viejos tiempos, pero ahora todo era mucho más competitivo y no se podía bajar la guardia ni por error— Exactamente que tenemos que ir a buscar, acaso de trata de un nuevo tesoro pirata o algo mucho más jugoso—frotándose las manos ya se imaginaba con las arcas llenas de incalculables riquezas. Por momento solía ser demasiado codiciosa y avariciosa, pero eso se lo debía a la mala costumbre que su padre inculcará en ella. Ya que no planeaba dejarle ni un penique como herencia, no había de otra que ganarse la chuleta haciendo esa clase de expediciones a quien sabe donde. Pero la aventura le invitaba a jugarse el todo por el todo, matando de esa forma el tedió que era estar metida la mayor parte del tiempo dentro de su oficina en el Ministerio de Mafia Neozelandes. El ser primer ministra, si que le daba la potestad de colarse por los sitios más insospechados y tener acceso ilimitado a toda clase de información clasificada o desclasificada. — Y bien, ¿Qué tenes para decirnos, Shelle?—el interés de la Nigromante iba en aumento. Se le cocían las habas por salir disparada en busca de las reliquias de la muerte, hacerse con la valiosa varita de sauco no era del todo descabellado y s también pillaba la piedra resurrección el botín si que era una esplendida pensión de fondo para el retiro. Aunque por su mente jamás terminaba de cuajar la idea de retirarse del bando tenebroso, no encontraba sitio mejor que se para pasar el resto de su eternidad. — Club de lectura, buena esa hermanita—comentó asegurándose de no estarse refiriendo a nadie en particular. Salvo los que no portaban una máscara el resto era un grupo desconocido, la identidad se mantenía sumida en un secretismo sepulcral. Era lo bueno de tener esa pantalla siempre a la mano, porque daba la oportunidad de poder despistar a todo aquel topo que deseará colarse en las reuniones de los magos tenebrosos. Apareciendo una copa de bourbon en su mano, esperaba paciente por el relato de la Gryffindor. Vaya que le gustaba imprimirle un toque de emoción a las cosas, alargando más de lo debido el tocar el punto que les habia llevado hasta la Mansión Riddle. El sitio era el centro de comando de la marca, mote que le obsequiará momentaneamente la rubia. Ya que la Torre Negra era para ella el eje central donde se cocinaban toda clase de planes siniestros y golpes maestros que la marca daba contra la comunidad mágica para sembrar el caos y movilizar a los fenixianos para mantener las cosas medianamente en un ambiente de diversión intermitente.
  17. Ministerio de Magia Neozelandes Oficina de la Primer Ministra Los pendientes no dejaban de llegar a su escritorio, entre los encontronazos que se desataron por el conflicto entre Estados Unidos y Londres, no le quedaba nada más que mantener su postura. Apoyando de forma incondicional a la Primer Ministra Londinense, asegurándose de que sus emisarios de “paz” cumplieran su encomienda. Causando un poco de temor en los muggles que se empeñarían en no abandonar los lujos y los privilegios que tenían al poseer nexos con magos de alta estampa — Azai, ¿Dónde está la misiva que era de suma importancia?—terciando una media sonrisa su tono de voz era apremiante. Los ojos de Hasani lo escanearon de arriba abajo, detectando un extraño gesto en sus facciones—Buen intento, hacerte pasar por uno de mis dos consejeros—soltaba mientras que su varita estaba debajo de su escritorio. Quizás buscaba que lo atacará y poder culparla de todo, pero no sería de ese modo. — Hermosa, pero letal. Eso se dice de ti. Pero, parece que no cuentas con personas capacitadas para mantenerte a salvo o ¿si?—el hombre era demasiado confiado y altanero. Ponerse al tu por tu con una mujer de su calaña, posiblemente no se detuvo a leer su hoja de vida, dato curioso que la retrataba como una asesina psicótica y demencialmente peligrosa. Pero su suerte estaba echada, Hasani no se pensaría dos veces clavarle un cortador de cartas o quizás una de las tantas espaldas que decoraban su despacho. — Te faltó un pequeño detalle, aparte de hermosa soy una maldita desquiciada. Parece que tus pasos te han traído a la antesala del inferno, no dudo que estés aliado con los malnacidos que desean ponerles el pie en el cuello a los magos y brujas que habitan todo el globo terráqueo—parlaba con suma tranquilidad. El objetivo de la Nigromante era hacerse con la ubicación exacta en donde estaban Orión y Gatiux, no descartaba que cierta aliada ya tuviera en su poder dicha información. — No saldrás por esa puerta—la amenazaba extrayendo del bolsillo de su saco lo que parecía ser una especie de dardo. El relato del Black era verdad, francotiradores apostados en todas las azoteas, tiros al blanco en las espaldas y pechos de cada mago y bruja. La sentencia de muerte estaba dictada, pero ella no sería la victima en esa ocasión ella no seria la que perdiera algo más que la vida. — Estás en lo cierto, no pienso salir por esa puerta—parafraseó elevando su surda—Pensabas que era una persona “mágica”, vaya broma que te ha gastado el destino. Por si, no lo sabías soy la Primer Ministra de Nueva Zelanda, no una mujer que anda lanzado hechizos a diestra y siniestra—confesaba manteniéndose impasible en todo momento. Era mejor mostrar un perfil bajo y pillarlo desprevenido, lanzando un ataque en el momento justo. — Buen intento, pero te hemos rastreado desde hace tanto tiempo. Igual que al otro par de magos, justamente ellos son la punta de lanza que han desatado todo esto—jugaba con el dardo entre sus dedos. No dudaría en usarlo, el neutralizar el poder de una mujer como la Vidente era darle en uno de los fuertes de la marca tenebrosa. Conociendo de pe a pa, toda la trayectoria que pesaba sobre los hombros de la fémina. Su reputación sin duda la destacaba por todo lo alto. — Inténtalo y verás lo que sucede—clavando sus orbes de diferentes tonalidades en el rostro del hombre, aquel dardo fue a parar justo en su frente. La magia no tuvo nada que ver en todo aquello, ya que al poseer el control mental de los de su raza, le dio el tiro perfecto—Nunca te atrevas a desafiar a una vampiro, puede que pierdas la partida y tu sangre se derrame bañando sus desnudas plantas—el néctar era delicioso, carmesí que se plasmaba en sus labios. La sensación de control era catártica y delirante, arrestándola hasta lo más bajo de sus instintos. — Lo has eliminado—la voz de Aryma le sacaba de su trance. Había vuelto para hacerse cargo de su seguridad, confiando en que estando detrás de ella, no existiría malnacido que intentara causarle el menor daño a la mortifaga. Hysy se movía entre las sombras, asegurándose de que nadie les hubiera seguido la pista. Detrás de ella estaba Nemeus, avanzando al mismo ritmo que la Nigromante, sintiendo el viento agitar su capa de viaje volvía a echar un vistazo a sus espaldas. Había memorizado el holograma y cada uno de los edificios que estaban custodiados por francotiradores, no tenia miedo de perder su magia, sino de lo que eso les provocaría a esos malnacidos. — Estamos juntos en esto—le miraba sin fijar demasiado su vista en su compañero. Además era imposible que divisará con claridad los ojos de Hasani. La máscara que portaba no daba esa clase de concesiones o lo consideraba un arma a su favor en todo momento— Debemos conservar nuestra magia pase lo que pase—desviando su vista hacia su varita, recordaba la daga que la acompañaba y guardaba en una de sus botas. Continuando con su andar, buscaba con sigilo el edificio donde estaban confinados sus camaradas. El paisaje lucía más tranquilo de lo normal, silencioso como una fría noche de inverno en medio de un pueblo fantasma abandonado— Mantén los ojos bien abiertos—susurraba para no ser detectada. Las sombras que se reflejaban sobre el suelo adoquinado eran proyectadas por los postes de luz y algunos faroles. El aroma de una cafetería le llego como un golpe directo al estomago, provocándole una sensación extraña. Los muggles eran expertos en crear toda clase de distracciones, pero por una extraña razón el sujeto que estaba fuera sentado en una mesa, no sacaba los ojos de un periódico. Curioso le resultaba ese accionar, ¿por qué demonios no estaba en su casa descansado o tumbando en un sillón viendo la televisión?. La duda rondaba su cabeza, alertándola sobre que posiblemente estaban cerca de un espía que esperaba dar la orden de atacar a cualquiera que se acercará a ese edificio. — Quédate detrás de mi, no hagas nada arriesgado—acariciando con parsimonia la mano de su compañero. Sabía a la perfección que era un hombre cabal y jamás expondría a un peligro innecesario a nadie de su bando y mucho menos a las personas que amaba. Tenerlo ahí con ella aumentaba su seguridad y fuerza, extraño era sentirse de ese modo con tan poco tiempo de conocerlo. Pero Nemeus y ella compartían algo mucho más que la marca tenebrosa que descansaba en sus pieles, recordando el secreto que mantenían plasmado en alguna parte de su cuerpo. — Vayamos por la parte trasera, tal y como suele pasar en las películas. Jamás cierran la puerta que está a espalda del edificio—bromeó esperado su respuesta. No deseaba imponerse, pero era mejor que el control lo tuviera de momento la Vidente. Aunque no descartaba compartir las responsabilidades con James, confiando plenamente en que le cubriría las espaldas como ella lo haría con el en caso de requerirlo. Sus ojos permanecían clavados en ese sujeto, no le daba para nada buena espina y debía controlar sus ganas por volarle la cabeza con un Confringo, al ser un muggle el daño sería total y se lo achacaría a una granada lanzada por error cerca de ese local. @@David James Dumbledore
  18. Hysy escuchaba con atención el relato de su Líder, asintiendo cada tanto aceptando sin chistar las ordenes dictadas por Black. El respeto y la lealtad que les uniría por siempre sería mutuo y retribuido de forma reciproca— Se atreven a desafiarnos, pagarán cara su osadía—siseó cuál serpiente sedienta de sangre. Recorriendo con sus ojos a rodos los presentes, si alguno deseaba claudicar o salir corriendo antes de cruzar el umbral de la mansión caería boca abajo preso de un avada kedavra. — Ellos harán lo que les ordenemos, no tienen opción alguna de salir corriendo. A menos que quieran acabar hechos pedazos—afirmó centrando sus ojos en James. Daba por sentado la valentía que le corría por las venas, no le quedaba la menor duda de que era capaz de demostrar su lealtad al bando sin tener que perder demasiado en el proceso— Lo he visto actuar y puedo decir que tiene potencial, para mi gusto es la clase de casta que necesitamos—haciendo alusión a un felino con prominente melena. El gargo y la elegancia se respiraba en el ambiente, todos y cada uno de los miembros de la marca se destacaban por algún rasgo en particular. Ella era una hidra enfurecida todo el tiempo, agitando sus nueve cabezas en el firmamento lanzando rugidos cargados de odio. Era la viva imagen de la destrucción masiva, no por nada una larga trayectoria le precedía y daba cuenta de la honda huella que dejo plasmada dentro del mundo mágico. La pureza de la sangre se deslizaba dentro de sus venas, corriendo cuál ciervo en medio de la selva. El tesón que poseía la destacaba como una mujer capaz de realizar cualquier acto atroz o desalmado, no por nada la empuñadura era muestra viva de ello. — Ya que tenemos que elegir un compañero para dicha travesía, yo llevaré bajo mi tutela a James— abrazando con su surda su varita, no esperaba tener una negativa como respuesta— No es una petición, sino una orden y no podes negarte—clavando sus ojos en su rostro invocaba un par de manos. Ellas serían las encargadas de coaccionarlo de alguna forma, pero era mejor que el dolor no fuera su aliado, porque entonces si las cosas se pondrían realmente escabrosas para el mortifago—Juguemos un poco—acortando la distancia que les separaba, acariciaba con la punta de su varita el rostro del caballero. — No me obligues a desfigurar esa bonita cara que posees, porque no me costará nada lograrlo y será una obra de arte terroríficamente demencial—recordaba sus años mozos de matanzas donde dejaba plasmados en los rostros de los caídos muecas plagadas de terror y dolor. Muecas que permanecían como papel tapiz dentro de su recinto en la Torre Negra, acompañando la alfombra de piel de muggles y fenixianos que perecieron bajo su yugo— Cuenta conmigo Caelum, no regresaremos aquí sin nuestros camaradas, agotaremos todos los recursos y volverán a casa sanos y salvos—al dar su palabra sellaba un juramento con su bando. El resto de los presentes quedaron asombrados ante el poderío desplegado por Maida, agradeciéndole con una sonrisa que se dejaba detrás de la máscara. Diversos matices iban y venían dentro de la marca, sellos personales que iban dejando muestra de los miembros que conformaban esa pura y dominante familia oscura— Es grato tenerlos aquí, no hay duda de ello. Pero para ganarse una máscara deben mover el trasero y ponerse las pilas, pero ya—elevaba la voz con un tono desafiante. Olvidando los protocolos de buena estampa, porque su humor se vio eclipsado de un momento a otro. Serenidad era lo que le faltaba, pero se guardaría ese veneno para lanzarlo en el momento justo y causar el daño que le provocaría un profundo placer. Aquel que perduraría por mucho tiempo latente en lo más retorcido de su cabeza, ahí donde solían cocinarse los actos más despiadados que estaba por perpetrar contra los que habían osado atacar y secuestrar a sus camaradas— ¿Estás listo, James?—volviendo a mirarlo les ordenaba a su necrohands ejercer un poco de presión sobre el cuerpo del Australiano. El tiempo apremiaba y debían ponerse en marcha lo antes posible. @@Syrius McGonagall @@Sagitas Potter Blue @@Maida Black Yaxley @@David James Dumbledore @@Aaron Black Yaxley @@Xell Vladimir Potter Black
  19. ID: 31143 Libro de Hechizos: Libro del Druida Justificante de compra del Libro (Link al post del Concilio de la bóveda trastero): Justificante de compra Link a la Bóveda: Bóveda de Juv Macnair Hasani Link a la Ficha: Ficha de Juv Macnair Hasani
  20. Parlamento de Nueva Zelanda Wellington El gobernador general había convocado a la Cámara de Representantes, todos esos sujetos que eran los encargados de aprobar o derogar las leyes o propuestas de ley. Era necesario que votaran sobre la resolución tomada por la Primer Ministra, confiaban en la persona que daba la cara por el país. Jamás pondrían en tela de juicio ninguna de sus decisiones, pero romper de forma tan abrupta con Estados Unidos, no era sino más que una locura que derivaría en un choque de naciones. — Ha sido un golpe precipitado, pero real—alzaba la voz uno de los más veteranos en la cámara—Es una mujer de fiar, competitiva y que nos ha dado más que muchos que han estado en su puesto antes—la atención de toda la cámara estaba sobre el sujeto, adulador nato que solía lanzar esa clase de puntas para despertar un salseo dentro del parlamento. — Hermosa. Pero letal, ¿no?—apremiante hablaba un miembro del partido nacional de Nueva Zelanda. Casi siempre le buscaban la quinta pata al gato, intento por todos los medios la disminución de los impuestos y darle lo que le tocaba a los que realmente lo merecían y necesitaban. Una piedra en el costado de la Primer Ministra, sujetos a todo lo que fuera contra los Maoríes por ser una etnia que migrará hacia terreno Neozelandes. — Romper nexos no es sencillo. Pero, no lo veamos como el nuevo holocausto—expresó con serenidad el gobernador general. Poniendo el dedo en la llaga, aumentando la presión que ya existían a nivel mundial, conflicto de naciones era lo que se divisaba en el horizonte. Guerras por defender interese comunes y marcar una fina línea entre los aliados y los opositores. Nueva Zelanda podría describirse a simple vista como un país pequeño, pero eso no le impedía meterse en la boca del lobo y dar batalla de ser necesario. — Los que estén en contra, ya saben las consecuencias. Perderán el apoyo de todo el gremio político y no decir de Londres—parlaba con parsimonia uno de los miembros del ACT Nueva Zelanda. Ellos veían a las personas como dueños de sus vidas y por tanto tenían libertades y responsabilidades inherentes. Así bien el estado se encarga de proteger dichas libertades y no asumir sus responsabilidades. Puntos encontrados que no tiraban para ningún lado, pero era un inicio que todos esos hombres alzarán la voz. Ya fuera a favor o en contra, pero los que en realidad deberían cuidarse las espaldas eran los muggles que lograron colarse para formar parte de ese parlamento. Su misión era apoyar en todo a los altos mandos, pero no pasar por alto el bienestar de los magos que confiaban en cada uno de sus hombres otorgándoles su voto de confianza. —Ha enviado una misiva, no podemos frenar ese proceso. Lamentablemente sus emsarios son personas desconocidas para nosotros— bajaba la vista hacia el trozo de pergamino un hombre de unos 30 años. El era uno de los envidos de Hasani al partamento, jamás sospecharian de su fina estampa y del apellido que cargaba en sus hombros. Sus actos desmedidos a favor de la Primer Ministra obtuvieron una jugosa recompensa sin duda, ahora podría masacrar a los muggles sin que ninguna ley lo enviará tras las rejas por el resto de su vida. Pertenecer a un ser como la Vidente, no hacía más que darles riquezas excesivas y una inmunidad diplomatica allá donde iban llevando las misiones encomendadas por la dama.
  21. Nueva Zelanda (Wellington) Oficina de la Primer Ministra La mayoría de las naciones mantenían sus relaciones aparentemente en sacrosanta paz, pero ante los ojos de Hasani todo era menos miel sobre hojuelas. No por nada el revuelo que había causado el edicto proclamado por la Primer Ministra de Londres, el avispero había sido agitado al grado de provocar la molestia de facciones que estaban en contra de los cambios que deseaban implementarse. Los pasos de Nueva Zelanda serían de un apoyo incondicional hacia Sagitas, comprendiendo que los aliados debían mantenerse unidos en todo momento. — No pienso ceder ante la presión, ya los muggles no nos son útiles para nada. No existe un beneficio real entre lo que nos ofrecen o lo que podemos tomar por la fuerza sin tener que pedirlo—sus palabras eran como el filo de una navaja sobre la piel realizando un corte impoluto y sin causar el mayor dolor. Sus ojos iban de su consejero personal a uno de sus escoltas, detectando que ambos se traían algo entre manos— ¿Qué se traen ustedes dos?—les cuestionaba tomando la carpeta que el entregará Azai. Varios documentos membretados de parte del gobierno Holandés. Hacía tiempo que no sostenía una charla con el sujeto muggle a cargo de todo lo político e internacional. Pero vamos como hacerlo, si era como pelear con una pared, infranqueable y eso le provocaba querer arrancarle la cabeza de tajo— Serenidad—respingó revisando uno a uno los pergaminos. Quejas y más quejas por parte de los muggles, alegatos sin sentido que les podrían costar una guerra encarnizada contra el mundo mágico. Perderían algo más que la vida y ellos lo comprobarían tarde o temprano. — Contra quién sea...—su decisión estaba tomada—Envía un par de emisarios a Londres, ya sabes quienes son los ideales para ese encargó—firmando cada uno de los trozos de papel, aseguraba el poderío de Nueva Zelanda dentro del mundo mágico. Dando la orden de que todos los muggles fueran encarcelados dentro de sus casas y en las prisiones donde la magia les impediría tratar de escapar— Nadie sale y nadie entra de este país— finalizó dando un golpe sobre su escritorio. Ahora si conocerían los alcances de su ira y la destrucción que era capaz de causar ella y todo el arsenal con el que contaba su país natal. Alzarse por encima de los inferiores, dándoles una estocada que les enseñaría quienes mandaban realmente dentro del mundo. El que contarán con insumos, alta producción y medianamente una economía que se podía denominar como “decente”. El tiempo finalmente les había cobrado cada una de las frentas perpetradas contra los magos a la hora de perseguirlos como criminales orillándolos a esconderse en medio de la sociedad que solía humillarlos por gusto más que por tener bases o alegatos validos que ostentarán dichos actos.
  22. Enero 2021 Idiomas Aprobados Kaori M. Hobb Graves Runas Antiguas Aprobados David James Dumbledore Nate Weasley
  23. ID: 31143 Nick: Juv Macnair Hasani Link a la Bóveda Trastero: Bóveda Trastero Juv Macnair Hasani Link a la Bóveda de la cual se hará el descuento: Bóveda Juv Macnair Hasani Link a Tópic de la clase o a la prueba: http://www.harrylatino.org/topic/112579-prueba-libro-del-equilibrio-abril/ Nivel Mágico: 42 Fecha: 2021-01-24 Nombre del producto: Libro del Druida Consumible o Libro de Hechizo: Libro de Hechizo Nivel (del libro): 15 Precio: 15.000 G Precio total: 15.000 G
  24. — Claro que me encanta la idea, gracias por el detalle—alargaba la mano para tomar el espejo, dándole un beso en la mejilla con ternura— Aunque le falta algo—le miraba con una sonrisa coqueta en sus labios. Apareciendo en su regazo un grimorio de color negro— No planeó hechizarte—le advirtió tras notar que alzaba las cejas con una expresión de asombro en su rostro. Cerrando los ojos conectaba su energía con la del espejo, visualizando el gemelo que estaba en poder de James, destellando con fuerza el suyo algunas runas se plasmaron sobre el marco que rodeaba el cuerpo que reflejaría ahí el rostro de ambos al intentar comunicarse. — Protecto, Ánima, Conectus, Corpo, Latictus—emitía ese canto como lo hacen las sirenas para atraer a los marinos que navegaban por el océano. Era un obsequió de su parte para con el Australiano, deseaba que su unión trascendiera más allá de los objetos que compartían o les ayudarían a mantenerse en contacto la mayor parte del tiempo. Poco a poco una bruma espesa los rodeaba a ambos, sintiendo la cercanía del caballero, no dudo en tomar con su mano libre la suya— Imagina que este espejo es como ver dentro del alma del otro, no existirán mentiras o secretos que sean un obstácu.lo entre nosotros—decía abriendo poco a poco sus ojos. — Considera eso parte de mi sorpresa, pero aún hay más por ver—dejando el espejo sobre una tolla. Desvió su vista hacia James, le gustaba admirar cada uno de sus gestos, grabarlos en su memoria y recordar que aunque el tiempo les separará por algunos instantes le tendría para ella en sus memorias. Chasqueando los dedos hizo desaparecer la parte delantera de la camiseta blanca, admirando el tatuaje que tenía en su pecho, deslizando las yemas de sus dedos sobre el suyo. Percibió un calor agradable y abrazador, imposible no darle crédito a la conexión que sintieron dentro de la taberna. — Te voy a refrescar la memoria—sentenció amenazante. Le advirtió que no la provocara, pero al parecer sus palabras se las llevo el viento y ahora el se encontraba dentro de los dominios de Hasani— Puedes escapar si lo deseas, pero allá donde vayas sabré como encontrarte—señalaba el detalle obsequiado por el Australiano. Aquel espejo ahora sería su fiel compañero, dormiría tranquila al tenerlo sobre su mesita de noche— Aún recuerdo nuestra confesión, el saber que ambos sentimos lo mismo y eso es lo que nos ha traído hasta esta playa—afirmó tumbándose en la arena sin dejar de mirarlo. — Se me ha ocurrido una grandiosa idea—dando un salto quedó frente al castaño— Veo que este lugar que gusta y creo que es buena idea compartirlo contigo. No creas que es una clase de compromiso eterno o algo por el estilo—bromeo inclinándose un poco para posar sus manos sobre las rodillas de su acompañante— Te ofrezco que seas mi socio o mejor aún que pases el mayor tiempo posible aquí y me ayudes a manejar este emporio hotelero—se estaba aventurando demasiado con esa propuesta. Pero confiaba en que era una decisión sabía y acertada. — ¿Aceptas o serás capar de rechazarme?—mirándolo fijamente, no buscaba presionarlo de ningún modo solo esperar ansiosa su respuesta. Sentándose delante de el, tomaba sus manos con delicadeza, admirando las líneas de ambas— Aquí hay muchas cosas buenas para ambos, no tengo duda de que eres más de lo que siempre soñé tener—confesó acariciando discretamente el tatuaje del Australiano. — Es tan hermoso como el mío, creo que ese calor que emite tiene alguna clase de significado, ¿no lo has pensando?. Pero resulta curioso que solo dos pares de alas estén visibles y el resto no, quizás dentro de poco las veamos y presiento que eso sucederá en la gala de San Valentín. No tengo duda de que el destino conspira a nuestro favor—jugueteó tocando los labios de James con las yemas de sus dedos. En algún momento tendría que besarlo, pero no deseaba incomodarlo actuando impulsada por la fascinación que despertaba en ella, todo en su persona le encantaba y estaba convencida de que era su pareja perfecta. La magia que les rodeaba, no tenía nada que ver con hechizos o encantamientos, sino que brotaba de lo más profundo de sus seres— Me encantas, no lo puedo negar. Si el destino te volviera a poner en mi camino, no dudaría en elegirte una y mil veces—dejando un beso coqueto sobre su nariz volvió a sentarse sobre la arena. @@David James Dumbledore

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