Ashley Peverell

A SALVO CON LOS DEMÁS Dentro de la zona donde estaban atendiendo a todos los magos heridos ahora la niña rubia comenzaba a hacerlos pasar de una habitación a otra, colocando a los muertos en un sitio que estuviera lo más cubierto para que las personas que entraban y salían no los vieran y para que además tuvieran algo de respeto, los muertos necesitaban de paz y tranquilidad y no que las personas los estuvieran viendo ya fuera por curiosidad o morbo. -Por favor manténganse en circulación, tenemos un grupo de cuatro en el exterior y necesito a todos atentos para cuando lleguen con más heridos. Indicaba la hermosa rubia casi como un director que mueve la batuta para irlos guiando directamente y entonces se puso a ver al clon de su hermana mayor que tenía el cabello negro y los ojos de colores azules y que hacía todo lo que le indicaba en completo silencio, como si por el hecho de ser un clon no pudiera hablar. -¿Cómo están los pacientes más recientes?

EN EL MINISTERIO La bruja había estado en el departamento de accidentes intentando apoyar todo lo posible a las personas que estaban trabajando duro por la seguridad de los magos y brujas que eran parte del ministerio y que no estaban huyendo ante los últimos ataques que habían ocurrido. Limpiaba y ayudaba a los nuevos empleados del ministerio y del departamento donde ella trabajaba a llevar todo lo necesario y por eso se sorprendió cuando vió al hombre hippie que entraba en la habitación más grande del departamento, el recibidor, con una expresión oscura que no era normal para un mago como él. -¿Sucede algo malo? Le preguntó preocupada mientras dejaba los papeles que tenía en los brazos y veía que otra bruja también le preguntaba lo mismo así que por eso Ashley entonces fué a tomar una silla para llevársela al hombre hippie y mago para que pudiera sentarse mientras les explicaba lo que lo tenía así.

-A veces las fiestas son necesarias para mantener los buenos ánimos entre las personas, la convivencia correcta entre las personas del mundo mágico también es importante porque si las personas se encuentran tristes o deprimidas, entonces tampoco van a querer luchar con todo el poder de sus fuerzas cuando llegue el momento de actuar y entonces, van a preferir salir corriendo del país apenas y tengan la oportunidad, no debería de ser tan dura con la gente. Ashley le empezó a murmurar aquello a Lisette ya que no quería meterse entre la conversación que estaba teniendo su hermana mayor con aquella señora que parecía ser del mismo tipo que su hermana y parecía que ninguna se iba a tomar un descanso por el momento para formar parte de la fiesta también.

Dentro del laboratorio de herbología la bruja había decidido que quería seguir a las otras dos hechiceras para intentar atrapar a aquel malévolo dragón demonio, sabía que con el poder de su pureza y sus poderes mágicos purificadores iba a poder deshacer a aquella bestia del mal en medio de un haz de luz, pero entonces su cuerpo empezó a dolerle y pudo darse cuenta de que iba a ponerse en un riesgo muy fuerte si salía en su estado tan debilitado por la enfermedad que tenía en esos momentos y que la había tenido reducida en una silla de ruedas. -Pero esa persona mala podría seguirlas, me gustaría poder hacer algo por ellas. Se dijo a sí misma así que había tomado la silla de ruedas que estaba usando mientras recuperaba la fuerza de las piernas y comenzó a girar las ruedas despacio hasta salir a la habitación principal del laboratorio y notó que su hermana mayor había sellado el laboratorio con varias maldiciones por fuera, así que para ayudar ella misma comenzó a sellar el laboratorio por dentro, nadie iba a meterse en aquel cuarto mientras todos los encantamientos y todas las maldiciones estuvieran activas.

CAPTURADA La jovencita emitió un fuerte quejido y tembló un par de veces mientras se daba cuenta de que estaba recostada en una cama y una de sus muñecas dolía porque tenía una larga cadena que colgaba desde una de las paredes hasta un grillete muy grueso que estaba cerrado alrededor de una de sus muñecas y que ya le había dejado una marca grande y roja sobre la blanca piel, no era extraño que quedara así de enrojecida después del hecho de que justamente tenía la piel delicada y sensible pero además le dolía la cabeza, lo que significaba que alguien le había dado un golpe muy fuerte. Le pareció que estaba escuchando ruidos en la parte de afuera del cuarto y decidió que lo más sensato sería fingir por otro rato más que seguía inconsciente para evitar que le hicieran daño pero al mismo tiempo iba a poder escuchar cualquier cosa que pasara en el exterior.

-¡Pero yo no quiero quedarme aquí! Se había quejado la pequeña bruja, quizás era verdad que tenía mucho frío y que de principio hubiera querido tan solo quedarse en aquel sitio para comer algo de desayuno pero sabiendo que había algo que preocupaba a las otras dos mujeres tampoco podía quedarse quieta sin hacer nada y esperando a que las cosas pasaran, así que después de ver cómo Lisette agarraba un abrigo y lo duplicaba para su hermana mayor, ella misma se puso de pie sintiéndose con un poco más de energías y se puso a buscar un abrigo para ella misma también y luego, tomó uno y se lo colocó en los hombros para luego ir a seguir a las otras dos hechiceras que ya se habían adelantado y apenas pudo acercarse a la salida de las cocinas y sintió el frío. -Quédate aquí Merlín, no quiero que te enfríes.

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¡Excelente! Ya me hacía falta, estaba cansada de este nickname. ¡Gracias! ID de usuario: 40089 Nick Actual: Baby Catwoman Nick Nuevo: Ashley Peverell Premio obtenido: Cambio de nickname por la ruleta en Halloween

La niña asintió mirando como se alejaba su hermana mayor y finalmente se quedó sola, permitiéndose el ver el amplio y hermoso cielo azul que deslumbraba sobre su cabeza con unos tintes que parecían similares a los de una hermosa pintura, profunda y viva como el espíritu que ella sentía que estaba en todas ellas y que era lo que permitía que Lisette siguiera viva y con ellas, lo que la había impulsado a hacer todo ese riesgoso viaje de regreso a Inglaterra sin dudarlo ni un instante aunque ahora notaba que los ojos de la otra niña rubia ya no brillaban tanto como solían hacerlo antes de que se dieran todos esos problemas. ¿Podría ayudarla algún día? no lo sabía pero por lo pronto solo podía cumplir con lo que había dicho así que se dió la vuelta para irse hacia el hospital, donde esperaba que lo único que recibiese fueran buenas noticias que luego pudiera comunicarle a su hermana y que no alteraran las cosas todavía más de lo que ya estaban.

-No pasa nada, te has estado preocupando mucho por ella y estoy segura de que en cuanto esté lista para empezar con sus mejoras y el entrenamiento para reintegrarse al grupo, va a querer que estés ahí también y como yo voy a estar tanto como pueda ayudándote en el hospital para ver que no le pase nada más durante su recuperación, te avisaré en cuanto esté lista y dispuesta para regresar al trabajo, aunque no lo creas yo misma me siento emocionada de ver que está con vida y ansío como nunca el que ya regrese a las labores, extraño a mi compañera de trabajo porque tú eres más del tipo a la que le gusta hacer las cosas sola y como eres malvada, me gusta tener una compañía como la de Lisette que es bondadosa, para variar. En todo caso, yo te informaré de cuando esté un poco más lista Le dijo sonriéndole con un pequeño aire de tristeza, en verdad que ella ya quería que la que ahora consideraba como su mejor amiga se recuperara.

La preciosa bruja asintió un par de veces antes de dejar escapar un bonito suspiro y levantar la mirada con esos ojos redondos y hermosos, que siempre parecían deslumbrarse por la belleza mágica de todo lo que les rodeaba pero que en aquellos momentos también estaba dejando escapar un aura de profunda tristeza y dolor. -Al menos podemos pensar en que la gracia y obra de todo lo bueno en el mundo ha conseguido que la pobrecita de Lisette no nos esté viendo desde el más allá con todos los demás que han caído, podemos estar muy agradecidas de que tenemos la oportunidad todavía de ir a buscarla y de verla que incluso ha despertado y que cada vez se encuentra más tranquila, yo no me dejaría derrotar todavía, ánimos hermana, vas a ver que en lo que menos te vayas a dar cuenta se va a volver a poner de pie con muchas energías y se va a meter en el departamento a hacer locuras con los demás y a trabajar con el doble de energías que antes.

La preciosa niña había estado esperando pacientemente a que su hermana decidiera que era hora de dejar aquel sitio deprimente, ella en su corazón había estado rogando por las bendiciones de todos los espíritus para con los muertos pero de todas maneras el dolor era demasiado grande como para ignorarlo y no quería darle más pesadez a su hermana, a la que casi había visto huir de aquel sitio con una sombra sobre los ojos lo que indicaba que su hermana mayor estaba realmente furiosa y quizás hasta deprimida por la situación que estaban viviendo, así que tomó la decisión de comenzar a caminar a la par de su hermana en completo silencio, solo para darle el apoyo que toda buena hermana debía de darle a los que compartían su sangre y la siguió por largo tiempo hasta que las luces no mágicas desaparecieron para dar lugar a las luces mágicas del pequeño pueblo de Ottery St Catchpole. Le sonrió con mucho desánimo a su hermana, le parecía que ya iba siendo hora de que tuvieran una nueva y pequeña conversación porque tampoco podía dejarla que se deprimiera tanto sin poder ayudarla a salir adelante. -Sé que a Lisette no le hubiera gustado estar aquí y verte toda preocupada junto a los demás, ella nunca fué el tipo de bruja que gustara de ser una carga a pesar de que no era muy poderosa y siempre decía que los encantamientos y la magia no eran lo suyo y que incluso quizás ella era una squib o algo así.

La hermana menor de Hayame con una mirada de profunda tristeza a pesar del encanto con el que sus preciosos ojos brillaban se permitió unos momentos de apartar aquel sentimiento de culpa y dolor por las personas caídas valientemente por aquellos actos de guerra para ver el rostro de su hermana mayor que como siempre estaba acongojada por aquellos que estaban a su cargo, al menos podía admitirle eso a su hermana mayor, que siempre se sentía responsable de los trabajadores a su cargo y eso la hacía ver como una buena jefa, incluso y a pesar de que ellas dos se peleaban muy seguido le concedía el hecho de que nunca se había hecho hacia atrás cuando se trataba de proteger y defender a sus trabajadores hasta las últimas consecuencias. -Todos estaban muy bien entrenados Hayame, tú lo sabes y también sabes que todos somos conscientes de los peligros de las guerras, de las batallas y lo que puede pasar con nuestras vidas en cualquier momento, concédeles el honor de sentir que murieron con altos honores por su país en esta guerra.

La bruja de enormes ojos marrones miró a su hermana antes de comenzar a rodar los ojos con un encanto y gracia que solo eran propios de ella en su infantil ser, aquel que le daba ese encanto magnético que hacía casi imposible que las personas pudieran enojarse con ella aunque tenía que admitir también que sus hermanas mayores siempre parecían ser inmunes a cualquier intento de la hermosa rubia con caireles de oro de hacerlas calmarse y tener un comportamiento mas puro y limpio, casi como su propia alma pero bueno, era su hermana y ella la amaba así tal cuál era también. -No deberías de hablar esa manera de tus hermanos magos aunque tengo que admitir que con lo que pasó en las últimas elecciones y al ver en los diarios que has llevado a casa el tipo de reuniones que se hacen y entre cuáles personas, quizás si haya muchos movimientos de dinero involucrados por detrás.

-No en realidad La niña miró a su hermana mayor con cara de asombro por unos momentos y después su cara cambió por una que dejaba ver que se había puesto a pensar en las palabras de la otra como si fuera algo que realmente le llamara la atención pero que al mismo tiempo no se había detenido a analizar porque desde hacía ya bastante rato que no entraba a estudiar más materias cosa que tanto su hermana mayor como su cuñada ya habían comenzado a hacer y se estaban poniendo al corriente de sus estudios pero por su enfermedad Ashley tampoco sabía si iba a ser demasiado conveniente, además de que era consciente de que no había hecho toda su papelería y tenía cosas pendientes o al menos, había sido lo último que había visto en el Ministerio. -Necesito permisos nuevos para estudiar otra vez y renovar esos permisos. Le explicó a su hermana mayor después de unos minutos de silencio antes de verla con algo de preocupación, no quería que la creyeran una burra.

-Hola chicas La preciosa bruja finalmente pudo alcanzar a las dos mujeres que estaban ahí caminando y se quedó observando también el sitio por donde estaban dándose cuenta de que todas estaba disfrutando grandemente lo que estaban haciendo y solo por el hecho de estar con ellas ella también se estaba sintiendo muy contenta así que sonrió y se paró en medio de las dos brujas y las tomó de las manos, apretándoselas y regalándoles la más tierna de sus sonrisas. -Es raro que en tiempos como estos podamos estar así de tranquilas, me pregunto por cuánto tiempo podremos ser así de felices entre nosotras y saber que podemos venir a ver a nuestras familias sin que nadie se interponga en nuestra felicidad, solo por eso lamento que la felicidad siempre sea algo tan efímero como las flores. -La señorita quiere estar feliz hoy pero lo que dice es muy triste también. Dijo el elfo doméstico vestido de Pikachu.

La pequeña bruja llegó en aquellos momentos a la casa de sus hermanas y se dió cuenta de que Lisette y Hayame habían llegado desde antes, ya no se le hacía extraño porque la hechicera de cabellos rojos siempre llegaba antes que nadie a todas partes, era como si tuviera una obsesión con el tiempo pero bueno también era algo que le servía porque era de las pocas brujas que conocía que le interesaba siempre estar primera y parecía que hasta para los paseos familiares en las casas de los demás era lo mismo, esta vez era en casa de Sagitas y ella también iba acompañada pero esta vez de su pequeño perro pug Merlín y de su elfo doméstico Pikachu que ya empezaba a sentirse acostumbrado a estar con su pijama de pokemón para dar la misma apariencia del ratón amarillo.

Otro trabajador del Ministerio de Magia Inglés se acercó a aquel otro ministerial del Departamento de Accidentes y Catástrofes y a la hechicera inmortal de cabellos rojos con varios informes y se paró muy firme como si estuvieran en alguna clase de presentación militar, quería ayudar a desentrañar aquellos secretos y podía ver que en la parte de afuera de la habitación Ashley se había quedado dormida, la bruja también estaba agotada y aunque quería ayudar a las mujeres también necesitaba un poco de sueño para poder recobrarse apropiadamente la pobre, si se estaba quedando dormida en medio de las misiones entonces no sería de ayuda, el trabajador recién llegado sonrió con algo de cariño por la hermosa jovencita para luego mirar a Hayame con una expresión de total entrega a su trabajo. -Por favor permítame ayudar.

En los laboratorios la bruja de cabello de oro se quedó mirando a las dos mujeres pero también estaba muy alarmada porque aquel demonio maligno se había escapado por culpa de ese supuesto periodista, no importaba si era muy pequeño o muy grande aquel animal con forma de dragones, los demonios siempre eran seres malignos que debían de ser exterminados con las fuerzas de purificación más puras de la naturaleza y no creía que justamente un hombre que había entrado con trampas a un laboratorio tuviera la suficiente pureza de alma como para poder capturar a ese demonio y salir con su alma impoluta, en verdad solo le quedaba rogar en esos momentos que nada más grave fuese a suceder y dedicarse a ayudar a las otras dos hechiceras. -Entonces Hayame te ayudará a hacer que las plantas sean todavía mas mortales y que maten a muchas más personas en esta ridícula guerra ¿no te parece que ya son bastante agresivas sin que mi hermana les meta mano también? Se quejó un poco.

-Dijo que habían asesinado a varios animales en este lugar y como que los habían hecho explotar. Dijo la hermosa bruja haciéndose la larga cabellera dorada hacia atrás, obviamente todavía no se sentía muy bien y comenzaba a pensar que después de la explosión que las había arrojado a todas hacia atrás y que las había terminado dejando atendiéndose en la clínica Santos Mangos quizás no debía de haberse salido pero no quería dejarles el trabajo completamente a aquellas brujas cuando sabía que todas las manos iban a ser más que necesarias para sacar adelante ese trabajo y en especial porque Matt todavía no regresaba de sus vacaciones de paternidad pero cuando escuchó hablar a las brujas de aquella manera, la encantadora niña de ojos de avellana se acercó para asomarse por sobre el hombro de Lisette y mirar hacia donde la vampiro inmortal señalaba con unas caras que parecía que la estaban divirtiendo mucho. -Entonces ¿esta persona ya se ha perdido, no deberíamos de buscarlo en lugar de irnos a esconder? Preguntó cuando vió que su hermana y la otra mujer ya se iban a meter en un callejón oscuro, solo esperaba que no fueran a empezar a besarse así que mejor las siguió para vigilarlas de cerca.

-Oye, ¿qué está sucediendo? Al fin la hermosa bruja se había hartado de quedarse en casa cuidando de todo como si ella no tuviera también la oportunidad de querer saber qué era lo que estaba pasando, sus hermanas habían dejado un mapa y una guía hacia donde iban aunque ella se conocía Hogwarts de toda la vida así que también sabía como podía llegar con tranquilidad aunque ella había tomado el autobús noctámbulo, parecía que las personas se olvidaban de que podían llegar tranquilamente en el autobús en lugar de perderse en los bosques peligrosos y tenebrosos que rodeaban la escuela así que sencillamente llegó y se puso a buscar a su familia, sabía que estaban buscando a Sagitas pero ahora por como veía a Xell, a su nuevo cuñado, a Lisette y a su hermana que ya había alcanzado a Lisette, desde su punto de vista parecía que todavía no habían encontrado a la otra bruja.

En la mansión de las hermanas la bruja se había decidido a quedar a descansar hasta esos momentos ya que aunque tenía buenos días con su enfermedad también tenía días malos y estaba segura de que ese no era uno de los buenos, tenía mucho dolor de cabeza y parecía que iba caminando en todas direcciones con un extraño sombrero azul que en realidad era una bolsa de plástico o de lona con agua muy fría y hielos para que le bajara un poco el dolor, ya se había tomado las pócimas correspondientes que la estaban ayudando a salir adelante de aquellos malestares pero de todas maneras ahora el golpeteo de la puerta se sumaba a la fuerte migraña que estaba sintiendo y con una mirada de mucha molestia caminó hasta la puerta y abrió. -Deja de golpear la puerta, que me duele la cabeza.

Mientras tanto en una de las habitaciones de aquel enorme lugar que a ella se le figuraba un castillo, la bruja trataba de mantener la porte y la pose aunque estaba completamente amarrada sobre una cama y solo podía ver el techo de aquella construcción para que estuviera acostada, se preguntaba qué manía había con los captores que para todo o metían a sus personas atrapadas en un calabozo y las colgaban de grilletes de las muñecas o las tiraban en una cama como si fueran una especie de bultos hasta que alguien iba a rescatarlos, en aquellos momentos a ella la habían pillado desprevenida pero solo era por un rato, estaba segura de que muy pronto encontraría la manera de recuperar su varita y entonces se encargaría de liberarse por su propia cuenta.

La pequeña bruja caminaba en la misma dirección que todos los demás, mirando con algo de desconfianza a aquella persona que se había acercado y metido en el negocio de su hermana actuando como si fuera un bar y que la tenía nerviosa, ella podía protegerse bastante bien por su cuenta porque ese era el gran poder que tenían los Gryffindor y lo que le había dejado su gran abuelo Esparta que las había entrenado para poder lidiar con cualquier tipo de situaciones sin importar que tan grandes o peligrosas fueran aunque no les había enseñado como confrontar a un hechicero cuando este parecía querer espiarlas directamente con engaños que eran bastante evidentes que no eran una verdad y que estaba ocultando algo por detrás. Distinguió lo que su hermana mayor quería decirle y muy discretamente asintió para luego mover la cabeza con mucha cautela y discreción hacia el otro mago periodista que estaba caminando con ellas y sabía que la había visto ya que un momento después y en completo silencio los dos magos se alejaron de ese camino también metiéndose por un callejón a oscuras y muy delgado donde afortunadamente cabían los dos, era una de las ventajas de que los dos fueran tan delgados y así también se evitaban el ser seguidos por otros ya que no todos eran así de delgados como ellos y aún sin hablar porque no quería que fueran descubiertos, la hermosa bruja le indicó a ese reportero que el la guiara para que llegaran a su destino final.